A lo largo de mi vida he sido fiel admirador de aquellas personas que a pesar de las circunstancias siguen adelante, pues aunque no lo crean hay situaciones que lo destrozan a uno como ser humano. Este libro está basado en una serie de acontecimientos que les ayudará quienes así lo necesiten a abrir los ojos y a seguir luchando por sus sueños. Mi nombre es Jairo Andrés Correa Gómez y esta es mi historia. La verdad poco me gusta hablar de mi niñez, no me parece relevante hablar de esa etapa de mi vida por lo cual siempre que me preguntan les omito esa parte de mi vida. Les contaré unos apartes que podrán leer en cada uno de los capítulos de #SiempreAdelante; tuve una infancia marcada por muchos prejuicios tanto de mis familiares como de personas ajenas a mi núcleo, siempre fui un personaje con una autoestima demasiado baja y todos los comentarios negativos me afectaban. Sin lugar a dudas en mi adolescencia era la presa perfecta para el bullying o matoneo y así fue como al iniciar mis estudios en un ambiente diferente al ya acostumbrado viví quizás uno de los capítulos más fuertes e impactantes de mi vida.
Cómo todo en esta vida se trata de procesos y según dicen las abuelas “después de la tormenta viene la calma” llegó el momento en el que finalmente abrí los ojos ante el mundo y me di cuenta que tenía todo un camino por delante que en ocasiones intenté abandonar sólo por el hecho de ser difícil e “imposible”, muchas veces en medio de este proceso de transición lloré al recordar todos esos momentos por los que tuve que pasar y fue ahí donde me pregunté ¿Es necesario tocar fondo para saber realmente quien eres y para dónde vás?, desafortunadamente debemos tocar fondo para poder ver y creer en nosotros mismos. Estamos en una sociedad en la que día a día pretenden decirnos quién y cómo debemos ser, pero está en nosotros hacer las cosas diferentes y empezar por amarse así mismo.
Soy muy creyente que el amor más puro y verdadero (aparte de nuestra mamá) es el amor propio, pues sólo de esta manera nuestra personalidad es capaz de resistir el peor de los ataques sin afectar nuestro ser interior, nuestras convicciones y nuestros sueños.
Es quizás la pregunta del millón que siempre me pregunto y que al parecer no termino de responder, trataré de ser breve aunque les advierto será complejo. Como es habitual viví en un núcleo familiar en el que yo fui el hermano mayor, todo normal hasta ahí. Pero las cosas dieron un giro inesperado cuando tenía tan sólo 4 años pues comenzaron a aparecer episodios de convulsión, mi mamá que es enfermera y por ende tiene un conocimiento más cercano a lo que estaba sucediendo mostró su preocupación por las repetidas ocasiones.
Ella temía algo grave y como toda mamá en un caso así acudió a todas las instancias para determinar el origen de esta situación. Luego de muchos meses de exámenes, los médicos determinaron que en la parte baja de mi cerebro se estaba formando una “bolsa de agua” que si se dejaba crecer sólo un poco más podría ocasionar una hidrocefalia, entonces como ya era costumbre para esa época yo tenía la incertidumbre de que pasaría y creo que tenía mucha carga teniendo en cuenta que para esa época ya tenía 6 años de edad.
Llegó el día de la tan esperada cirugía y como dice el dicho “fue más el susto”, pasaron las horas necesarias para recuperación y aunque suene algo loco realmente sentí como si esa hubiese sido el nacimiento de un nuevo Jairo, uno que estaba decidido a valorar más el día a día, lo sé parecía muy melodramático para solo tener 6 años.
Después de todo esto tuve nuevamente el contacto con mi familia que por obvias razones estaban preocupados de mi estado, pero comenzó a ocurrir algo no tan agradable y es que los demás comenzaban a mirarme raro y a emitir juicios por tener “un bulto en la oreja”, en ese momento tuve un primer acercamiento con el bullying pero digamos que fue superficial con lo que más adelante sucedió.
#historiasporcontar
Siempre el ser humano por naturaleza siente temor por situaciones que se presentan en la vida, pero en mi caso fue llegando poco a poco hasta llegar un punto que comencé a ser una persona que estaba pensando en el que dirán y en cierta forma me estaba volviendo en algo que desconocía totalmente. Siempre estaba pendiente que opinaban de mí y como la válvula era muy notoria en mi infancia no faltaba el que me tratara como incapacitado, una persona con algún retraso o en el peor de los casos un “bicho raro” en medio de esta sociedad manipuladora que siempre pretende
#historiasporcontar
Siempre que llegaba a un lugar no faltaba la pregunta que con el tiempo se fue volviendo algo monótono y aburridor, en especial porque siempre preguntaban ¿Pero si puede hacer las cosas como una persona normal? Para esa época tenía escasos 8 años y mi principal temor era el hecho de no ser aceptado, si lo sé es algo muy sonso, pero en ocasiones uno por el afán de “sentirse bien” quiere caerle bien a todo el mundo o en su defecto hablar bien con todos.
#historiasporcontar
Esto no se puede en este mundo superficial donde gran parte de las personas se dedican es a juzgar por lo que ven y nunca se dan a la tarea de preguntar el motivo de esa “diferencia”. Como una vez dijo alguien muy cercano a mi “El día que este mundo deje de hablar tan mal del prójimo y se dedique a conocer realmente a las personas, ese día el mundo comenzará a cambiar”. Y es que lo mío era algo muy simple a comparación de otros casos, donde realmente existe una incapacidad y que la gente por el simple hecho de ser o parecer distinto le es indiferente.
#historiasporcontar
Otro de mis temores cuando pequeño, era que mi forma de actuar en cierta forma afectara la relación con mi entorno, pues al ser un chico bastante introvertido podría ser tomado como alguien sobrado o quizás prepotente.
#historiasporcontar
Pero quizás el mayor temor que rondaba mi pequeña cabeza, era lo que finalmente sucedió en lo que considero yo fue una etapa dura, pero de la cual aprendí demasiado. Es ahí donde todo lo anteriormente nombrado en este libro va a empezar a cobrar importancia.
Pasaron los años y me fui acostumbrando a eso que me acompañaría parte de mi vida, la válvula. Mi entorno hasta el momento no era agresivo, era hasta agradable porque podía ser visto como un niño normal, porque siempre lo fui. Pero como dice el dicho “Todo tiene su ciclo”, tuve que cambiarme de colegio para uno oficial y pues ya uds sabrán que en una institución educativa del gobierno las cosas son a otro precio. Llegué como referido de una de mis primas a las que más quiero, Luz Elena. Esto fue un arma de doble filo porque inmediatamente fui visto como una pieza a tumbar o mejor dicho un blanco al cual atacar.
La verdad era muy niño y por ende demasiado de noble, en esa época no tendría más de 12 años y comencé a sentir ese desprecio de mis compañeros de clase, pues según ellos yo era diferente simplemente porque no actuaba como ellos lo hacían. Esos 2 primeros años fueron manejables, por decirlo así; pero al llegar a décimo grado las cosas fueron subiendo de nivel y como dice el dicho “pasaron de claro a oscuro”. Yo la verdad era un joven que no me metía con nadie, siempre andaba concentrado en lo mío, nunca me ha gustado juzgar a los demás porque no creo que sea la persona indicada para hacerlo. Llegó el momento en el que ya me bautizaban con apodos ofensivos por todo lo que hacía.
Al llegar último grado de bachillerato donde gran parte de los estudiantes están felices y se sienten orgullosos de su institución, yo la verdad quería que todo pasara rápido, estaba en un infierno al cual no le veía salida. El tiempo fue pasando y fueron muchas las situaciones que afectaron mi integridad y peor aún mi autoestima. Siempre llegaba del colegio y me encerraba, guardaba ese dolor que sentía del desprecio sólo para mí, incluso en una parte de ese sufrimiento donde no veía una salida intenté atentar contra mi vida en varias ocasiones, me sentía sólo y en cierta parte estaba convenciéndome que todo lo que de mi decían era cierto.
Para empezar a cambiar debía comenzar por desechar eso que me estaba ocasionando daño, unos días antes de mi cumpleaños me retiré de la Institución Educativa y comencé a tener terapias con el acompañamiento profesional. Al iniciar estas sesiones me di cuenta que todo lo que viví fue una prueba que Dios o ese ser supremo que cada uno de nosotros tiene me quiso dar para saber qué tan fuerte o débil era yo frente a las adversidades.
El proceso de recuperación comenzó por empezar a quererme y aceptarme, pues después de un episodio tan marcado de bullying, la autoestima queda casi que inexistente. Por eso era normal ver en mí a un chico que era sumamente retraído y con un montón de miedos, estaba decidido a darle ese giro que mi vida necesitaba, paso a paso fui llegando a un nivel de autoconfianza el cual me permitiría empezar con mi plan de enfrentar esos miedos absurdos.
Terminé el bachillerato en un colegio semestralizado y así comencé a demostrar cómo eran realmente las cosas en el ámbito académico, siempre he sido una persona que sobresale en lo que hace y en esta etapa no fue la excepción. Con el paso del tiempo fui mejorando también en el aspecto social, pues aunque no lo crean uno queda con el miedo de relacionarse con personas, el temor a ser nuevamente rechazado estaba siempre presente ahí.
Justo en ese momento llegó una gran persona que fue quien me empezó a devolver la esperanza de que todo de ahí en adelante sería mejor, Alexandra Obando fue un ángel que llegó a mi vida en el momento indicado, poco a poco con su espontaneidad y sus ganas de salir adelante me fue mostrando aunque suene extraño el potencial que yo tenía. Aunque ella en el momento no sabía por lo que había pasado, fue una pieza fundamental para empezar a tener autoestima.
Alexandra Obando, compaĂąĂa fundamental en le proceso de superar esta dura prueba.
Luego de cumplir la primer meta, terminar bachillerato; mi mente estaba enfocada en seguir adelante. Empecé a ver opciones de lo que podría estudiar, luego de un tiempo y teniendo en cuenta las metas que me había trazado, inicié a estudiar lo que siempre quise, Comunicación Social. ¡Wow! Para mi este nuevo reto se convirtió en algo por el que sería capaz de todo por lograrlo, en el momento tomé la decisión que con esta carrera terminaría de superar todos esos miedos inútiles que estaban aún en mí y que en parte no me dejaban ser plenamente feliz.
Nunca tuve la expectativa de llegar y ser “un ejemplo a seguir” porque la verdad el protagonismo no va conmigo, siento que todos somos iguales, no tenía afán de figurar. Sin embargo el tiempo fue pasando y todo fue llegando de un momento a otro. Antes de finalizar primer semestre ya estaba involucrado en la emisora virtual de la universidad, gracias a mi amigo Andrés Montero y al equipo de trabajo que creyeron en mi trabajo de redes sociales y pues poco a poco fui haciendo mis primeros pinitos en la radio, algo que un tiempo atrás veía inalcanzable.
Despúes de superar este duro capítulo de mi vida, donde muchas veces se me pasó por la mente acabar por mi cuenta con este sufrimiento atentando contra mi integridad y luego de casi 1 año de haber tomado la decisión de empezar este proceso del “renacer” llegó el momento de verle el lado positivo a todo lo que me sucedió. Si, mis amigos me dicen que yo siempre por muy oscuro que sea el camino veo el punto más pequeño de esperanza, la vida me ha enseñado a ser así. Es duro recordar esos momentos, pero si se quiere avanzar es bueno saber que de cada experiencia en la vida quedan enseñanzas; por el momento me dediqué a sacar toda esa mala vibra que en mí aún había y poco a poco fue naciendo un nuevo Jairo.
No es fácil renacer de las cenizas, despúes de ser pisoteado y demostrarse a uno mismo de lo que es capaz. Siempre he admirado a esas personas resilientes que a pesar de las adversidades siempre están ahí sin que algo les afecte. Hay un dicho popular que dice “Para volver a nacer, hay que morir” y así lo apliqué en mi vida. Debemos desprendernos de esas malas vibras, no le hacen bien a nuestro corazón. Tomar todas estas situaciones como lo que son, enseñanzas. El nuevo Jairo debía ser una persona capaz de romper esquemas, de superar sus propias expectativas y quizás lo más importante; quererse así mismo y tener un autoestima tan fuerte que nada ni nadie lo afectara.
Dicen que a veces se deben pasar por momentos tan duros como ese para poder sacar lo mejor de cada uno, a mi modo de ver las cosas apoyo esa hipótesis. En el momento de transición todo se fue dando y fue como todos esos sueños y anhelos que veía perdidos y fuera de mi alcance comenzaron a llegar. Inicié a estudiar la carrera que desde que tengo memoria me encanta, comunicación social en una de las mejores universidades de la ciudad. De ahí en adelante todo fue llegando como un premio a mi constancia y a mis ganas de salir adelante, sin querer queriendo como diría el famoso Chespirito empecé a ser visto como un referente, un ejemplo a seguir. La verdad eso me llena de sentimiento, porque cuando inicié este camino no fui con la intención de tener protagonismo alguno, siempre hago las cosas y ayudo a los demás porque me nazca, no porque obtenga algún beneficio por eso.
Fue así como durante la última parte de la universidad, ya cuando el camino de esta gran etapa estaba en su recta final, recibí quizás uno de los mejore regalos de mi vida. Algunos compañeros y futuros colegas comenzaron a ver en mi un ejemplo a seguir por todo lo logrado, siempre he sido de manejar un bajo perfil y lo que parecía para mi algo normal, para una gran mayoría de compañeros se convirtió en un legado. Ha sido un gran honor para mí porque es el premio a muchos años de lucha interna, de levantarme día tras día convencido que cada día será mejor que el anterior, de luchar contra los malos que siempre existen y sobretodo de seguir siendo ese Jairo humano el cual comete errores, claro todos cometemos errores, pero que cada vez que se cae se levanta con más fuerza, que no acepta un no como respuesta, que es persistente y lucha hasta lograr lo que quiere.
Quienes han escuchado esta historia o la vieron por televisión, se sienten conmovidos por todo lo anteriormente contado, es allí donde aplico el dicho “No juzgues por el empaque si no conoces el contenido”, varias personas que en algún momento de su vida me han juzgado al conocer todo esto han cambiado su versión sobre mí. Y es que la vida es así, se encarga de mostrar el lado humano, para que de esta forma nos demos a la tarea de comprender su forma de actuar y de ser. Sin embargo este libro no busca quedar como el protagonista de una historia triste, quiero que con este libro y sabiendo lo sucedido sirva para que nunca nos neguemos a ser felices, si yo pude cambiar todo mi entorno en busca de la felicidad, todos los que leen este libro también. En ocasiones la vida se encarga de ponernos a prueba para saber qué tan fuertes somos ante diversas adversidades, no sé si yo me paso de optimista, pero creo firmemente que si ese episodio que marcó mi vida no me hubiese pasado, quizás no tendría esa fuerza interior que hace que me auto supere todos los días. Como lo publiqué en mis redes en días pasados, “Es en la crisis que se revela el carácter”.
Debemos tener el carácter de defender nuestras convicciones, es verdad que existen momentos en los que quisiéramos renunciar a todo porque el camino se torna difícil, pero no lo hagas, es una prueba de Dios o el ser supremo en el que crees nos hace para saber qué tan persistentes somos con lo que queremos. No tengamos afán si las cosas no se dan en el momento que queremos, todo llega en el momento que deba llegar y no es de valientes renunciar a sus sueños sin esperar lo que viene en camino. Hoy ya casi 7 años después de haber tomado esa decisión de cambiar mi vida, agradezco a todos los que en cierta forma me brindaron el apoyo. Agradezco a la vida porque hace menos de 2 meses me gradúe como profesional, también doy gracias por haber compartido con grandes personas que enriquecieron este gran paso.
Ese libro se lo dedico a todos los que en algún momento han sentido que la vida se les acaba por un problema, para quienes sienten que el mundo se les acaba y no encuentran solución a lo que están viviendo. Pero muy en especial a: Dios, mi familia, a mis amigos, a todos que de alguna manera han estado en mi vida. Muchas gracias por leer este libro, sinceramente es la primera vez que redacto estos sucesos que marcaron mi vida. Aún falta mucho por contar, pero la historia la podrán seguir en la 2da parte del libro. En el mes de Diciembre estará disponible en las plataformas digitales gratuitas.