Cuentos 5.B

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Había una vez una niña a la que por su cumpleaños le regalaron un muñeco. La niña le puso el nombre de Chuqui, pero como el muñeco no le gustaba mucho lo tiró a la basura. Pasado un tiempo un barrendero fue a recoger la basura y encontró a Chuqui. No quería destruirlo y se lo llevó a casa. Cuando llegó a casa le cosió las heridas. Al rato el barrendero se fue a la cama y entonces Chuqui cobró vida y se metió en la cama del barrendero. Cuando este se despertó vio que el muñeco estaba en su cama y pensó: -¿ Cómo se ha movido el muñeco si estaba en la silla? El barrendero volvió a dejar el muñeco en la silla, y se fue a trabajar. Cuando volvió a casa Chuqui había desaparecido. Y el barrendero pensó: -¿Dónde está el muñeco? Creo que está vivo. Entonces fue a buscarlo pero no lo encontró, y volvió a casa. Chuqui no era feliz con el barrendero y volvió a casa de la niña. La niña estaba dormida y no se enteró de que Chuqui había entrado en su habitación. Cuando se despertó Chuqui le dio un buen susto. Al final Chuqui le clavó un cuchillo en la frente.


Había una vez un paraguas mágico, que tenía vida propia y aunque pudiera hacer todo lo que quisiera no estaba feliz porque su dueño lo trataba muy mal. Un día harto de su dueño decidió vengarse haciéndole cosas malas. Por ejemplo, un día tormentoso dejo que el agua lo traspasara y su dueño se mojara, otro día mientras su dueño iba por la calle tapándose del sol el paraguas empezó a volar y dejo caer a su dueño en el mar...

Un día su dueño enfadado decidió comprar otro paraguas y dejar abandonado al paraguas mágico. Entonces una familia encantadora, rica y maja lo vio y se lo llevó a casa. El paraguas mágico se sentía más feliz que nunca y a partir de entonces trató de utilizar su magia haciendo cosas buenas para que aquella familia viviera feliz para siempre.


EL HIPOPÓTAMO QUE UTILIZA DICCIONARIO Había una vez un hipopótamo de 10 años que vivía en una mesa gigantesca dentro de un colegio. El hipopótamo escuchaba lo que decían en clase pero como no entendía nada siempre estaba leyendo los diccionarios. Cuando terminaba uno, empezaba con otros. El hipopótamo se aburría mucho entonces, un día decidió jugar con los alumnos. Éstos le pidieron que les enseñara como se utiliza el diccionario. Cuando el hipopótamo les enseñó a los alumnos a utilizar el diccionario sus padres y madres le dieron al hipopótamo cada día un poco de dinero y entonces el hipopótamo pudo tener una casa en vez de vivir debajo de una mesa.


Había una vez un mono con trompa de elefante. El mono estaba muy triste porque todos sus compañeros se burlaban de él y porque la trompa solo le causaba problemas. Entonces le preguntó a su madre, la elefanta, por qué su trompa le daba mala suerte. Su madre le contestó que tener trompa no era tan malo como pensaba y que de mayor se daría cuenta de las ventajas de la trompa. Como no lo tenía muy claro fue a preguntarle a su padre, el mono, que tenía de bueno tener trompa y su padre le contestó: -Tener trompa no es tan malo porque puedes agarrar cosas y tirar agua. Entonces el mono con trompa reflexionó sobre lo que le habían dicho su padre y su madre. A los 18 años se dio cuenta de que tener trompa no era tan malo como pensaba


Erase una vez un zoo que estaba en New York, en Central Park. Había todo tipo de animales: leones, pingüinos, cebras, elefantes, monos, gorilas... Como ese año no hizo buen tiempo, el zoo no tuvo mucha fama, debido a ello, los animales pensaron que la gente no les quería y decidieron escaparse. Entraron en un tren y llegaron hasta Brasil. En Brasil eran carnavales y se camuflaron de brasileños.Todos los brasileños les miraban con una cara muy rara. Enseguida la gente se dio cuenta de que eran los animales de Central Park y los querían llevar de vuelta a casa. Pero los animales salieron corriendo y tras caminar ocho horas llegaron a un aeropuerto. Allí cogieron un avión para ir a África. En África les contaron a todos los animales lo ocurrido y algunos les decían que tenían que volver al zoo, pero otros que no, que se quedaran a vivir en la selva. Despuues de discutir mucho decidieron quedarse porque allí podían ser libres y en el zoo no podian ser libres. Y así vivieron felices para siempre en la selva con los animales.


Había una vez un delfín fantástico. Tenía los ojos azules y su piel era de color gris claro. Vivía en el mar. Y era muy majo, juguetón y generoso. Un día el delfín se perdió de su manada porque se quedó jugando con un caballito de mar. Después de jugar un rato con él, el caballito le dijo: -Me tengo que ir. Y el delfín le contestó: -Vale. Cuando se dió cuenta que estaba perdido, empezó a buscar a su manada. Pasó días y días buscando hasta que un día vio algo y creyó que era su querida manada, se acercó y comprobó que era un tiburón con mucha hambre. El tiburón le persiguió durante kilómetros y kilómetros y al final el delfín entró en un agujero en el que el tiburón no cabía, porque era muy grande. Luego, el tiburón desesperado se fue. Aprovechó ese momento para salir del agujero y siguió buscando. Y después de buscar, buscar y buscar encontró a su manada y se puso muy contento. El delfín les contó a todos la aventura que había vivido. Desde entonces, le consideraban un héroe por huir de un tiburón. Y todos fueron muy felices.


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