A DESHORAS

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A Deshoras


Este libro nació hace dos años, al menos la idea, y cada página es resultado de desvelos, madrugadas con insomnio, muchas pláticas, tazas de té, viajes, libros, películas, canciones, caminatas, sueños y la facilidad tecnológica para acceder a tanto material de inspiración, sobre todo experiencias –muchas, pocas, tantas o no- y momentos vividos. Soy una enamorada del amor, romántica a morir, y he encontrado diferentes formas de darme la oportunidad y dar fuga a todo lo que guardo dentro. Lo que he guardado desde que tengo memoria. Pensé en que esto fuera un poemario o una compilación de prosa-poética, pero ¿en dónde iba a incluir todo lo demás? ¿cómo iba a combinarlo con tantas ilustraciones que nacieron a partir de todos estos sentimientos y pensamientos? Me tomó unos meses decidirlo, pero preferí hacer esta compilación de todo lo que ha resultado de mis momentos de reflexión, introspección, análisis de lo que siento, y lo que guardo aquí desde hace tanto. Debo decir que el último año ha sido de gran crecimiento personal, de mucho aprendizaje, de entender quién soy, empezar a quererme y también potenciar todo lo que soy y tengo para dar. No podría haber llegado hasta aquí sin tantas experiencias, sin tantos momentos vividos, de los bonitos y de los no tan lindos, de aquellos mágicos y los más trágicos que me han marcado, y sin duda no una etapa sino mi ser y mi esencia para siempre. Y aquí sigo, andando en los caminos del amor. Este híbrido literario quiero dedicarlo a cada persona que ha estado presente en mi vida, empezando por mis grandes amores y fuente de inspiración. Este es el momento y espacio ideal para hablar de ustedes, de lo que nunca me atreví hasta estas páginas, pero también a cada persona que ha compartido su historia de amor

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conmigo, su sentir, sus pensamientos y que ha abierto su corazón para nutrirme con sus palabras. Finalmente, doy gracias a la vida por darme la oportunidad de exprimir cada emoción y sentimiento en mi corazón para traducirlo en algo que puedo compartir con los demás, y si esto puede hacerte sentir identificado, recordar una experiencia personal o simplemente generarte un sentimiento, considero que este libro ha cumplido su función en tu vida. A pesar del proceso de creación de este libro mágico en mi vida, todo esto está llegando a tus manos muy a tiempo. Un pensamiento, ficción, intento de poema, prosa, ilustración, microcuento o lo que sea que encuentres aquí, es para ti, todo, así como lo fue para mi cuando nació, siempre a deshoras.

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ÍNDICE Bienvenido a terapia … 7 El amor sí existe pero no es para siempre … 8 Fantasmas del corazón … 14 Lo bello se lleva hasta los huesos … 19 Sin suelo … 23 Podrías ser tú … 24 Tres (3) … 25 Ojos claros, nombre común … 26 Puzzle … 28 Me asustas … 29 Querer y deber … 30 Eso quiero … 31 Alguien … 32 Contigo siempre … 35 Vuelo con destino a tu corazón … 36 Principessa … 37 Insomnio VS soñar … 38 Olas en mi corazón … 39 Basta con hacerlo … 40 Tu lugar en mi vida … 41 Vives … 42 Desventajas de desearte … 44 Espera … 46 Fuiste … 47 Dime … 48 Alma gemela … 49 Indeleble … 50

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Más que escrito … 51 Carta a mi alma gemela … 52 Estamos para estar juntos … 54 Lo que es y no será … 56 No tardes … 58 Ilumíname … 60 Enamórate de mi … 61 Qué bonito … 63 Has sido tú … 64 Anoche … 65 Después del amor … 66 Me siento florecer … 67 Mala vida … 70 Juntos o no, hacemos poesía … 72 Wonderwall … 73 Historia de un amor millennial … 75 La última página … 76 Amor en 4 tiempos … 78 Tú, mi jamás … 81 A mi pequeño admirador … 82 Eres cada letra … 83 Segunda oportunidad … 85 Hoy … 86 Ayúdame a intentarlo … 87 En construcción … 88 28 de Noviembre … 89 Marcas en el corazón … 90 Lo que nunca dije … 91

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Agua y aceite … 92 Confesión perdida … 93 Radiografía del corazón … 94 Si vuelves … 96 Tú y mi soledad … 97 Para ti … 99 A mi corazón … 101 Historia de un amor inconcluso … 102 I. ¿Qué decisión tomar? … 103 II. El encuentro … 106 III. Sin armadura … 109 IV. No te cases … 115 V. La confesión … 119 Microcuentos … 127

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EL AMOR SÍ EXISTE PERO NO ES PARA SIEMPRE ¿Alguna vez has pensado que para describir algo necesitas verlo o conocerlo? Sí, tiene mucho sentido y eso es lo pasa con esa palabra (o sentimiento) que tanto escuchamos en las historias que nuestros amigos nos cuentan, aquello que predomina en la música que escuchamos y las películas que vemos. Al hablar del “amor” podemos entrar en una gran discusión puesto que es distinto para cada ser humano, encontrándonos con factores que influyen en la construcción de ese concepto, desde la experiencia propia hasta lo que el entorno nos indica que es –o debería ser-, sin embargo no importa la forma en que lo describamos vivimos en una constante búsqueda de algo que se apegue a nuestras ideas. Existen teorías psicológicas, filosóficas, sociológicas, y de otras disciplinas, que han planteado cómo se construye el concepto del amor, lo que puede ayudar a entender cómo hemos construido lo propio. Lo más interesante es que a manera de complemento de las definiciones académicas existe una infinidad de autores (como poetas, músicos, artistas) que han logrado plasmar en frases cortas o ideas simples lo que algunos hemos sentido alguna vez. Si logramos identificarnos con lo que otros han sentido y nombran amor, eso significa que el amor (según nuestro concepto) sí existe, es real y se experimenta de una u otra manera que reconocemos en otros. Considero que todos hemos llegado a un punto en nuestra vida en que cuestionamos la existencia del amor, si es normal lo que sentimos, si es amor o no es amor, si puede haber algo más intenso, e incluso si es algo pasajero o duradero. Es totalmente normal y positivo hacer este ejercicio de reflexión, intentar comprender lo que pasa en nuestra mente y en nuestro corazón. No existen reglas para experimentar el amor, es decir, la mayoría tenemos historias que nos han hecho sentir algo tan especial que podemos llamar amor, otras que solamente resumimos como enamoramiento, y otras en las que ni siquiera se puede hablar de

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un vínculo emocional con la otra persona. Cada uno es juez de su propia historia y decidirá si lo que sintió fue amor o no, y esto último es muy importante pues basados en ello definimos lo que estaremos buscando en el futuro –o presente- o simplemente lo que queremos para nuestra vida. Es clave entender que nuestro concepto de amor va cambiando al paso del tiempo, conforme adquirimos experiencias que fortalecen o desmienten vivencias del pasado, esto nos ayuda a calibrarnos y de alguna manera poder nombrar y entender lo que sentimos. En ocasiones nos enamoramos, en otras nos enamoramos y además amamos a la otra persona, y esto no puede anticiparse, sucede que el corazón se vuelve loco, se deja llevar y entonces los sentimientos de felicidad, plenitud, cariño y demás crecen sin poderlo controlar. Otro aspecto del cual no se puede tener control es el tiempo, podemos sentir esto o aquello con tal intensidad en lapsos cortos o muy largos y uno es tan válido como el otro, el riesgo en esta situación es forzar o intentar mantener un sentimiento cuando este ya ha llegado a su final. Cada persona tiene su por qué en nuestra vida, así como lo aceptamos, recibimos y dejamos entrar, con esa facilidad es importante dejarle ir, y no me refiero a un desapego físico únicamente, este debe ser emocional forzosamente para dar por completado el ciclo, pues es desgastante forzar a alguien –o forzarse a uno mismo- a permanecer en una relación que ya no aporta nada a ninguno de los protagonistas, ni crece, ni se disfruta. A veces la vida misma pone fin al ciclo aún cuando la relación está en su mejor momento, y no hay manera de que las cosas sean de otra forma, ni de regresar el tiempo o evitar que algo suceda. Te contaré una experiencia propia que te ayudará a entender a lo que me refiero con la idea de que uno debe disfrutar lo que se tiene en el momento en el que se tiene, esto sin aferrarnos o tratar de alargar el tiempo de presencia –o existencia- de otra persona en nuestra vida.

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El primer chico del que me enamoré -y a quien también considero que empezaba a amar- se llamaba Alejandro, estábamos en la preparatoria por lo que la relación era muy inocente, ingenua, noble y finalmente adolescente. Recuerdo que fue el primer y único chico con quien hablé de casarnos y formar una familia (nuestros hijos Alejandro y Valentina). En ese momento pensé que no necesitaba conocer nada ni a nadie más, él era el chico con el que me veía el resto de mi vida. Experimenté lo que llamo enamoramiento, sentir gran felicidad al escucharlo, verlo o saber que está bien, querer saber todo lo que hace, sobre todo lo que piensa o siente, hacer planes juntos y llevarlos a cabo. El Universo nos tuvo otro plan. Después de 3 años de conocerlo, él tuvo que cambiar de ciudad por el trabajo de sus padres, y estando en San Francisco tuvo un accidente de auto antes de recibir el año 2008. Estaba bien, sin embargo 3 meses después de iniciar el nuevo año tuvo un derrame cerebral que puso fin a su vida. Vuelvo a decir que el Universo sabe por qué hace una u otra cosa, pero en ese momento yo no entendía cómo una persona tan noble y buena, el amor de mi vida además, podía irse tan rápido, si era karma o no, o por qué la vida me hacía esto, quitándome a la persona más importante para mí. Mi corazón se rompió. Recuerdo no haber tenido apertura para salir o conocer a alguien más durante un año. Después comprendí que las personas están de paso en nuestra vida, y que jamás cambiaría la oportunidad que tuve con él, de conocerlo, de sentirme y saberme correspondida, quererlo, hacer planes juntos sin saber si funcionaría a largo plazo pero con la ilusión más grande del planeta de que así fuera. Con esta pequeña historia retomo el título de este texto, el amor sí existe, en mi caso existió con esta persona especial, pero definitivamente no fue para siempre. En algunos casos es por cuestiones de salud que salen de nuestra manos, y en otros por cuestiones de bienestar emocional que sí están en nuestras manos.

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Debemos tener presente que la prioridad es nuestra felicidad, y algunas personas llegan a nuestra vida para darnos esa felicidad que nos llena y hace sentir plenas, pero no significa que deban estar siempre, a veces nos enganchamos a una relación que no aporta nada más, una relación que ya no se disfruta ni se goza. Entonces pregunto ¿para qué seguir ahí? Mucho se dice de las nuevas generaciones y el tipo de relaciones sentimentales que establecemos, adultos de más de 45 años dirán que los jóvenes tratamos a las personas como desechables y no existe un esfuerzo por mantener o salvar una relación, pues es más sencillo cambiar de pareja, pero desde mi perspectiva puedo decir que existe una consciencia para decidir no invertir el tiempo en una relación que no tiene futuro, a veces te das cuenta de eso demasiado pronto, y actúas, pero en otras ocasiones te toma meses y hasta años descubrirlo, y no tiene nada de malo. Es normal. Por otro lado, en cuanto a las formas de amar o emparejarse de los jóvenes, considero que también se da la disputa entre continuar con tu compañero amoroso y lograr una meta profesional (laboralacadémica), y por cuestiones de la edad misma, muchos decidimos apostarle a nuestro crecimiento profesional, aprender, seguirnos preparando, y sacrificar la relación que tenemos, aunque muy en el fondo creo que si el amor es verdadero y la relación tiene mucho futuro, así como los protagonistas mucho que ofrecer al otro, habrá la manera de compaginar proyectos. Claro que hay escenarios muy complejos en los que implica la separación sin opción, pero entonces hay que saber aceptar la realidad una vez que se toma la decisión y el camino que nos acerque a lo que es nuestra prioridad en este momento. Sea cual sea estará bien, siempre y cuando tú decidas con qué o quién te quieres comprometer. Lo más sano es dejar ir cuando la relación llega –o tiene que llegar- a su fin, e incluso cuando tú sientas que ya no tienes nada para dar, que ya no sientes amor para compartir. A veces la rutina y costumbre podría confundirte, pero tienes que vivir tu proceso de cierre de ciclo de manera individual, y entonces estar listo para lo

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que se aproxime en tu vida. No hay prisa, tómate tu tiempo, sana emocionalmente. No tengas miedo a amar por no saber si será pasajero o duradero, durará lo que tenga que durar pero está en tus manos permitirte enamorarte y amar, así como permitir que se enamoren de ti y te amen. Dice Jaime Sabines que “Los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan.”, sé una persona amorosa que se permite dar amor y ser amada, abandonar o terminar una relación cuando ya no hay nada más para dar, seguir y dejar ir a las personas que tuvieron por mucho o poco tiempo un lugar importante en tu vida. Y parafraseando a Mario Benedetti, el amor pasa por los parques, el amor pinta los muros, el amor viene y va y regresa, y si el amor se va y no vuelve, tranquilo, que el corazón lo aguanta todo, probablemente sea el órgano que más se estira y definitivamente nos sostiene, es el más fuerte que tenemos. En cada oportunidad que tengas déjate amar y ama, ama tan intenso como te sea posible, disfruta a tu amoroso o amorosa, experimenta la felicidad total, que tu corazón sienta que está a punto de explotar y lo único que podría salpicar son destellos de magia, cariño y amor. No limites a tu corazón, déjalo sentir, no es necesario forzarlo, el corazón dará lo que tenga para dar. Eso es natural. Y si el amor termina, o si es momento de dejar ir, va a doler, pero eso también es natural. No tengas miedo, te duele porque sientes –o sentiste- y eso te recordará aún más lo vivo que estás. Solamente actos impulsados por el amor verdadero, incluido el dejar ir por el bienestar emocional de los involucrados, pintarán de color tu vida, unas veces serán colores más brillantes y otras más pálidos, pero todos te marcarán de tal manera que lo aprendido permanezca en ti el resto de tu vida. Y este aprendizaje, las experiencias y los recuerdos sí son para siempre.

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No dejes pasar las oportunidades que la vida te ofrece para experimentar, dar o recibir amor, siempre y cuando recuerdes que aún con sus complicaciones y maravillas lo más importante es disfrutarlo el tiempo que tenga que durar, pues aunque no es para siempre, el amor sí existe.

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FANTASMAS DEL CORAZÓN

Probablemente has leído cuentos de terror y visto películas de fantasmas, todas son leyendas, historias creadas para el cine o para aquellos que gustan de la literatura, sin embargo existe un tipo del cual casi no se habla: los fantasmas del corazón. Aquellos que están en nuestra mente y de vez en cuando hacen saltar al corazón de un susto. Como has de imaginar, con fantasma me refiero a ese espectro que pertenece al pasado pero está “vivo” en el presente, y si ocupa un lugar en nuestro corazón podría estar hablando de un ex, un crush o alguien que fue importante en nuestra vida, sentimentalmente hablando. Entre las dudas y pensamientos del por qué no es fácil encontrar una pareja después de haber terminado una relación, creo que mucho tiene que ver con el poder que otorgamos a esos fantasmas, además de actos seguidos a la ruptura. Lo más común durante nuestro proceso de sanación es construir muros para no permitir que alguien se acerque, pero estos de alguna manera nos encarcelan y eso no ayuda a liberarnos de estos fantasmas del pasado. A veces nos aseguramos de no dejar piedras o cuerdas cerca de estos muros, tanto que si alguien se interesa en acercarse a nuestro mundo, si no es un superhéroe –o Wonder Woman-, jamás podrá llegar a nuestro corazón. Si queremos una nueva relación ¿por qué creamos estos muros? La respuesta es que estos muros están hechos de miedo: al rechazo, a confiar en otras personas, al abandono o a salir de la zona de comfort. Si bien todos hemos experimentado alguno de estos miedos –o todos-, independientemente de nuestras características, edad, género, condiciones sociales, status, personalidad, e incluso nacionalidad, todos tenemos nuestros propios fantasmas en el corazón, y aunque vivirán ahí por siempre porque forman parte de nuestra historia, sí podemos pedirles que no sean guardianes de

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estos muros, pues se manifiestan como traumas personales y patrones que no rompemos. La seguridad que nos aportan estos muros sí nos da protección pero no tranquilidad, si dejamos o permitimos que estos muros crezcan y nuestros fantasmas sean los guardianes por mucho tiempo, estos podrían limitarnos y privarnos de un sin fin de oportunidades y experiencias positivas para nuestro corazón. A todos nos acompañan fantasmas que tienen nombre y rostro, pero lo más relevante es que se encuentran anclados en nuestro corazón. A partir de experiencias personales quiero hablar un poco de estos miedos: Miedo al rechazo. Lo puedes reconocer si eres de las personas que jamás expresa lo que siente a la persona que te interesa. Suele suceder que sin haber declarado tus intenciones, amor o interés hacia la otra persona, esta tiene una actitud que no devela apertura para recibirte en su vida, o a veces no te dan la oportunidad de mostrar lo que eres –aunque tampoco la pides y creo que no se trata de pedir, simplemente dar y que la otra persona reciba sin condiciones o limitaciones-. Siempre es más fácil no exponerte ni arriesgarte a saber qué pasa por la mente de la otra persona, si no se acerca, si no propone, si no da el primer paso, si no muestra interés, eso lo tomas como una respuesta a tus dudas, pero finalmente es miedo a que te rechacen. Miedo a confiar. Cuando has tenido experiencias basadas en la desconfianza sueles batallar para creer en una persona nueva, e incluso te toma un cierto tiempo sentir tranquilidad y comodidad con las personas que conoces de meses o años. A veces son experiencias de desconfianza entre amigos o familiares que migran la sensación a relaciones de pareja y la confianza se vuelve un reto o problema para los involucrados. Esto puede convertirse en la incapacidad para creer que otra persona puede amarte, cuidarte, interesarse genuinamente, y tratarte bien.

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En algunas ocasiones, al conocer a alguien que te trata así de “bien” automáticamente aplicamos nuestros mecanismos de defensa para alejar a la persona. Miedo al abandono. Al igual que el miedo a confiar en las personas, cuando has experimentado el abandono de alguna manera, crees en la posibilidad de que la persona en la que confías y amas pueda abandonarte y decidir no quedarse a tu lado simplemente porque sí. En lo personal, con el background de un primer amor fallecido, una persona que no quiso algo serio y padres divorciados, puedo decir que existe un temor a arriesgarme con alguien que decida no quedarse después de un tiempo, al final o desde el principio. Otra forma de reconocer este miedo es cuando empiezas a conocer a alguien y cuando las cosas están “bien”, te alejas porque no quieres que te abandone o simplemente un día deje de estar. A veces prefieres no arriesgarte y evadir el escenario. No te esperas a que llegue ese momento. Miedo a salir de la zona de confort. Después de saber que no le interesas –o que sí le interesas-, podrías dar pasos, intentar conquistarlo o acercarte, pero nunca lo haces, es más fácil dar por hecho que la persona no está interesada en lugar de investigar, asegurarte, confrontar o simplemente tratar de hacer que se interese. Gestos tan sencillos o hasta naturales como coquetear, demostrar interés, esos son los más difíciles para algunas personas –por ejemplo, para mí. E incluso, con algunos funciona de tal manera que cuando se presenta un escenario para dejar claro lo que sientes o ser suficientemente directo, prefieres friendzonearlo –o básicamente friendzonearte. Sin exponerte. La lógica de pensamiento es “si no lo dices, no es real” entonces no te pueden rechazar si ni siquiera has propuesto o insinuado algo. Aceptados y reconocidos tus miedos, creo que es importante destacar lo aprendido en cada experiencia gracias a estos fantasmas, esto para traer calma a tu vida y sentir la seguridad – hasta entusiasmo- para empezar a escribir otra historia, otro cuento.

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Todas las personas son diferentes, nos hacen sentir cosas más bellas o más especiales o más profundas o más intensas, por esto, no debemos dar por hecho que todas las personas van a actuar de la misma manera, que nos van a rechazar porque otros 30 lo hicieron o que nos van a abandonar porque otros 2 lo hicieron. Es tiempo de confiar en los demás, pero sobre todo en uno mismo. Eres una persona perfecta así como eres. Cada parte de ti te hace diferente al resto de los humanos, pero puedes compartir aspectos de tu personalidad con más de una persona. La idea es no tener miedo a mostrarte como eres, no limitarte o exponerte por tratar de impresionar o agradar a alguien, simplemente sé lo que quieras ser, lo que tu corazón te dicta, deja que fluya todo lo que sientes por una u otra persona, y simplemente disfruta este momento de tu vida. Estás aquí, vive ahora. Es importante identificar qué queremos en nuestra vida, a qué tipo de persona queremos como pareja, qué nos hace sentir bien y qué nos hace sentir especiales, de qué manera nos gusta que nos vea esa persona, esa mirada que te hace sudar, temblar y reír de los nervios, sonreírte inesperadamente, sentirte feliz y la persona más maravillosa del mundo. Recuerda que no necesitas a alguien para sentirte un ser humano pleno o completo en tu individualidad, simplemente es agradable contar con la chispa y presencia de una persona “especial” en tu vida que te genera felicidad, y hasta puede convertirse en una especie de motor. Es positivo. Créeme. Por otro lado, y aunque dicen que es algo generacional, considero que las personas pueden aparecer y permanecer en tu vida por un tiempo corto, y es tan válido como aquellas personas que se quedan mucho tiempo, casi toda la vida o por el resto de tu vida a tu lado, lo importante es su función, es decir, el empuje e impulso que te dan para lograr tus metas, a veces ayudan a establecerte algunas. Lo más especial de todo esto es que te quieras porque te conoces, porque sabes todo lo positivo en ti, tus virtudes, lo que puedes

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mejorar, lo que no vas a cambiar aunque no sea tan positivo o compatible con otros, además es importante que sepas qué quieres para tu vida, eso te ayudará a saber dónde buscar lo que deseas, y lo más importante ¡Saber qué estás buscando! Tú eres tu propia brújula, y aunque haya muchos caminos para andar o mares que navegar, todos te conducirán tarde o temprano a tu destino. No dejes pasar las oportunidades siempre y cuando consideres que de verdad son para ti o que te van a acercar a lo que realmente quieres. Cuando realmente quieras algo, insiste, esfuérzate por lograrlo u obtenerlo, sea lo que sea. Finalmente, disfruta el trayecto, pues lo verdaderamente valioso no lo encuentras o consigues de un segundo a otro, lo más valioso se construye, implica esfuerzo, dedicación, cariño y tiempo. Amor. Disfruta las oportunidades que se te presentan, si quieres estar con alguien ábrete a conocer a personas nuevas, siempre puedes decidir con quién consideras interesante arriesgarte y con quién no (no se trata de decir que sí a todo o a todos) pero debes mantener tu mente y tu corazón con la suficiente apertura para dejar entrar a alguien. En algún punto tienes que empezar a ignorar a los fantasmas de tu corazón, no tengas miedo al pasado, ignorarlos no significa que los olvidarás, es imposible olvidar a alguien que te ha enseñado algo valioso, sin embargo hoy no pueden afectarte, disfruta y aprende del presente. Todas estas oportunidades las vas a encontrar en la zona de desconfort, así como Albert Einstein lo dijo “No esperes resultados diferentes haciendo siempre lo mismo”. Los corazones más bellos y los seres más lindos que vas a conocer, déjame decirte que, son tan especiales que cuando menos lo esperes estarán tan dentro y cerca de ti que no querrás –ni podrásimaginar un mundo sin estas personas a tu alrededor. Algunos eventualmente se convertirán en fantasmas, pero no hay que tenerles miedo, déjalos entrar y que su presencia en tu vida sea tan positiva que una vez que ya no estén sientas gran alegría al recordarlos y al pensar en su enseñanza o aportación, sea cual sea.

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LO BELLO SE LLEVA HASTA LOS HUESOS

Aunque suene trillado –y lo es- cuando de amor o relaciones de pareja se trata, lo que más importa es lo de adentro. Importa aquello que no se ve porque la conexión que estableces con una persona no puede ser descrita en cuanto a sus características físicas, es decir, la esencia de una persona, lo que te transmite, su energía, esto se siente, no se ve. A veces una mirada puede decirte o hacerte sentir tanto, que si te pidiera describirla, en un aspecto físico, todo se podría reducir a un par de ojos de tal o cual color, de tal o cual tamaño y unas pestañas de tal o cual longitud. Pues lo realmente importante sería en su sentido psicológico, de comportamiento o actitud, como la ternura, la alegría, la nobleza, la intensidad y lo demás que te transmite. Esto no significa que el exterior no deba agradarnos en la persona que elegimos para amar, en realidad considero que es una combinación y debe haber un equilibrio, sin embargo una personalidad desagradable se lleva hasta los huesos, no es posible ocultarla y sale a flote tarde o temprano. Cuando buscamos a un amante, es decir, a una persona que nos ame y nosotros amar, el aspecto de la compatibilidad, sentirnos cómodos y en confianza, es tan importante que de no sentirnos de tal manera, aunque la persona que nos interesa sea un muñeco –o muñeca- por fuera, la relación simplemente no va a funcionar. Probablemente existen excepciones, no hay reglas, menos en estos temas del corazón o del amor, puede haber alguien bello por fuera y con un corazón hermoso, claro que existen esos tesoros. A veces creo que un corazón hermoso ayuda a que una persona sea bella en su exterior, pero nunca al revés. En ocasiones no se trata de lo bello o lo feo, si es por dentro o por fuera, sino la conexión y compatibilidad que tienes con otra persona.

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Cuando sabes lo que quieres, qué te gusta y qué no, es fácil identificar si con una persona, dadas sus características, podría funcionar una relación o no. Por ejemplo, alguna vez salí con un chico que físicamente me parecía atractivo e incluso tierno, era buena persona, sin embargo no me parecía interesante, no tenía temas de conversación, no percibí su pasión por algo, ni de estudio, deporte o actividad, no tenía metas a corto, mediano o largo plazo, no existía un espíritu emprendedor en su persona. No está mal, sin embargo esos aspectos para mí son importantes, porque son aspectos que yo procuro tener definidos y claros en mi vida. Aunque no necesito que la otra persona sea igual que yo, me gusta admirar a la persona con la que esté. En lo profesional, en su persona, en lo laboral, en algún aspecto. Como has de imaginar, la convivencia, el proceso de conocernos, y esto de “salir” no fluyó o no resultó en lo que alguno de los dos buscaba. Y es importante detectarlo a tiempo porque incluso aunque no resulte en lo que esperas, descubres algo de ti, de tus gustos, de lo que sí te agrada y de lo que no. Estoy segura de que las cosas más bonitas no las hemos visto, tal vez nunca las veamos, pero sí podemos sentirlas o percibirlas en la esencia de alguien más. Y esto es tan sólo un escalón de tantos para llegar a la cima, pensando que en la cima se encuentra la relación de pareja, el amor en su plenitud, y la felicidad total compartida. Existen aspectos en la personalidad que a unos nos pueden resultar agradables, y que a otros pueden resultar incómodos, pero esto depende del contexto y esencia de cada persona, lo que buscamos, lo que nos gusta, e incluso a lo que estamos acostumbrados. Por ejemplo, está la idea de que los hombres buscan a una mujer con ciertas características que asemejan a su madre, porque es lo que conocen, lo que les hace sentir seguros, tranquilos o cómodos. Tal vez porque esperan que haya un trato similar de cuidado y atenciones.

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También sucede que las personas no son feas ni bellas, simplemente no coinciden con lo que estamos buscando. ¿Has escuchado el concepto de “Don Juan”? La idea de este hombre seductor que conquista a cada mujer que se cruza en su camino. Imagina que esta persona cumple con tu idea de cómo debería ser tu Mr. Right, tanto física como intelectualmente, pero su búsqueda y forma de andar en la vida no coincide con la tuya. Pensando en este hombre que goza de conquistar y seducir pero que no está interesado en retener o establecer algún tipo de vínculo con alguna mujer. Con ninguna. Nunca. Es importante que aceptemos la situación que nos rodea, sus actores y el discurso que cada uno expresa, es decir, en nuestra búsqueda de una persona que nos dé un lugar especial, que nos haga sentir bien, que nos vea de cierta manera, que nos enamore, podemos encontrarnos con personas que van a cumplir con lo que buscamos en todos los aspectos pero será probable que no seamos lo que él o ella desea en ese momento en el que la vida nos está haciendo coincidir. No te desanimes, también dicen que existe un roto para un descocido, que siempre existe alguien que ni mandado a hacer sería tan perfecto como es, y en su momento llegará a tu vida. A veces nos desesperamos, nos sentimos poco valiosos porque no hay alguien haciéndonos sentir vivos, queridos, especiales, que nos haga sonreír o incluso llorar, sentir simplemente. Pero en un momento, dicen que en el menos imaginado, esta persona se presenta y qué mejor que tengamos claro qué es lo que buscamos o deseamos para iniciar el viaje de su mano –o no, según sea el caso. Por último, no se trata únicamente de juzgar si la otra persona tiene un buen corazón o si lleva fealdad en sus huesos, también pregúntate ¿cómo está tu corazón? Según cómo esté tu corazón es lo que ves en los demás. Si tu corazón está triste, molesto o lleno de sentimientos negativos, eso verás en los demás, pero si tu corazón es bueno, noble y feliz, personas bellas verás.

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Es importante trabajar en tu persona, en tu sentir, en mantener tu corazón tranquilo, feliz y lleno de amor, recuerda que es de ahí de donde parte la sangre que se riega por todo el cuerpo, y en su momento trasciende para transformarse en energía que emanas y contagias a todo tu entorno, incluidas personas, animales o espacios. Recuerda que es importante estar bien por dentro, tener un corazón feliz, sano y amoroso, un corazón que sea bello porque se permite dar y recibir amor, esto en algún punto se reflejará en tu persona, en tu exterior, tu esencia y lo que transmites a los demás. Citando a Antoine de Saint-Exupéry: “Él se enamoró de sus flores, no de sus raíces, y en otoño no supo qué hacer.” Muestra lo que eres, que tus raíces estén fuertes y convencidas de tu belleza, que tu corazón sea tu voz y tu esencia, alza la voz, expresa lo que sientes con seguridad y convicción, y si la persona que te interesa o la persona que se acerca a ti es capaz que ver todo lo que hay en ti, confía y ábrete a vivir el amor –y esto aplica en cualquier estación del año.

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PODRÍAS SER TÚ Es difícil de explicar, pero la cercanía o lejanía de dos corazones es independiente a la ubicación geográfica de dos personas. No sé si eres mi alma complementaria eterna o si eres pasajero pero sé que me incitas a escuchar canciones de amor que me hacen sentir bien, así como me siento al pensar en ti. Haces que nada parezca imposible, haces que algo confuso se vuelva sencillo y simple. Haces que mi corazón se emocione al leer un mensaje tuyo y saber de ti, haces que crea en el amor, aunque no me siento enamorada sé que tenerte físicamente cerca me convertiría en una enamorada de ti. No siento prisa, me siento tranquila porque sé que estás aquí, porque sé que el tiempo ausente se desvanece a la llegada del momento en que sé de ti. Haces que sonría en tiempos de desesperanza. Quiero estar contigo en todas las formas posibles, compartir alegrías, también momentos importantes de tu vida y de la mía. Quiero verte a los ojos por cuarta o quinta vez en mi vida y así seguir, no parar, hasta verte eternamente. Son tus ojos que sonríen, es tu mirada que me hace sentir única, es tu respeto que me hace sentir especial, es tu cautela que me hace sentir frágil y delicada, son tus palabras que me hacen sentir tan invadida de ti que sólo quiero verme contigo. Verme a tu lado. El tiempo nunca es suficiente para hablar de todo lo que quiero contigo, lo que me hace querer saber más de ti. Te imagino siendo parte de cada momento de mi vida. Te imagino constantemente, te imagino a mi lado, sonriendo y cuidándome, tratándome como algún día soñé, con delicadeza y con determinación. Esa mirada tuya que me deja saber que quieres estar conmigo y sólo a mi lado. Esos gestos de entrega que sólo veo en ti, esas acciones que no esperaba de nadie más, pero que de ti supe y pude sentir que lo harías sin dudarlo. Tuya desde ese día en que intercambiamos sonrisas y cruzamos miradas por primera vez.

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TRES (3) ¿Cuántos días son suficientes para conocer a alguien? ¿Hay una cantidad de tiempo mínima “aceptable” para decir que se siente algo grande por alguien? ¿Tres(3) días de toda una vida son suficientes? Esa fue la cantidad de días que estuve contigo, te “conocí”, tuve 62 horas para convivir contigo. Tal vez trato de encontrar algo especial en algo simple, algo sin magia, pero lo que sentí fue real. Unos días más y tal vez hubiera descubierto si eres el amor de mi vida. Escribo y espero tres(3) días para recibir respuesta, si pasan más me empiezo a inquietar, el tiempo lo invierto en escribirte mensajes largos, llenos de preguntas, con experiencias y formas de ver la vida, hablo también de nosotros. En mi corazón hay ilusión, en mi cerebro hay lógica y sentido común, lo que me hace pensar y sentir cómo poco a poco el entusiasmo, el acercamiento y tu esencia se me van olvidando. Es mucha la distancia entre nosotros, aunque siempre existen las opciones y formas de llegar al otro lado del planeta para estar cerca. Tres(3) días, eso fue lo que conocí de ti, y con esos tres días fue suficiente para esperarte, esperar que seas tú… Quien dé el paso, quien venga a buscarme, la esperanza de que me tengas en un lugar especial en tu corazón, la esperanza de que me conquistes a través de tus palabras, pero la esperanza de volverte a ver, tenerte cerca y entonces dejarnos sentir lo que queremos sentir. ¿Tres horas, tres días, tres palabras, tres cruces de mirada, tres abrazos, tres sonrisas, tres segundos son suficientes para saber que eres especial?

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OJOS CLAROS, NOMBRE COMÚN Y te vi llegar, vi tus ojos verdes iluminar todo el lugar, y entre tus ojos y mi sonrisa, era imposible que el mundo no dejara de girar. Tanto tiempo sin verte, y de la forma más inesperada, te vine a encontrar, aunque no te estuviera buscando. No pude pensar en nada, nada además de querer abrazarte, acercarme y preguntarte cómo estás, escucharte y sentirte cerca. El gusto y la sorpresa fueron mutuos. Recordé cuánto me enamoré de ti, lo maravillosa que me sentía al pensar en ti, al verte pasar, al tenerte cerca, te dediqué cientos de canciones, de esas que hablan de amor, que te pueden derretir el corazón, y nunca te dije lo mucho que sentí, lo mucho que te pensaba, y todo lo feliz que quería hacerte. Y me llamaste por mi nombre, mi otro nombre, el que ya no uso, el que pertenece a mi pasado, a una etapa en la que fui feliz y diferente, ingenua y enamoradiza, más joven e inexperta. Y te volví a ver, aunque esta vez tú me viste irme del lugar, te di el abrazo más bello que pude darte, agradecí al Universo por ponerte frente a mi, porque eres parte de mi historia, y siempre lo serás. ¿Qué habrás sentido o pensado al tenerme así? Otra vez, aquí, así, frente a ti,

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como en los viejos tiempos, tan vulnerable ante tus ojos, con mi atención y corazón no para el mundo, sino para ti. Sólo para ti.

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PUZZLE El amor de tu vida es el que encaja perfecto en tu vida, en el momento adecuado, de la forma adecuada, nada falta, nada sobra, todo es ideal y perfecto, nada duele, no cuesta dejarlo entrar. Ese que encaja perfecto en tu vida es el que lo hace en tu persona, en tu mente, en tu corazón, así, tal cual, como una pieza de rompecabezas que es imposible forzarlo a entrar en otro lugar o de otra manera. Pero si eres mi pieza ideal, debo entender que también encajarás con otras 3 piezas, todas serán diferentes a mi, algunas tendrán otra forma, otro nombre, otro color, otro sabor, otro tamaño, otro tiempo, pero eso no significa que yo dejaré de ser perfecta y adecuada para ti. Todas irán conectando en tu vida, ojalá seas la última pieza en encontrar, o que yo sea la última que encuentres tú, para saber que ya no habrá entrada para nada más. Y así, completar la escena final, el maravilloso paisaje que llamaremos una vida juntos o un “felices para siempre”. Quiero que me encuentres al final, ya que hayas probado con otras tres personas que sean perfectas para ti, quiero ser la última pieza perfecta, que me encuentres, ya que te des cuenta que las demás no son lo que necesitabas o lo que buscas para estar completo. Quiero terminar el puzzle contigo.

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ME ASUSTAS Me asusta pensar que nunca dejaré de sentir lo que siento por ti, que nunca dejarás de ser mi favorito, que al encontrarnos este sentimiento me demuestre que sigues aquí, que nunca te fuiste y que siempre vas a estar. Me asustas porque comprobé que los sentimientos pueden ser tan fuertes, que aún sin verte, ni hablarte, no saber de ti, no ver tus historias en Instagram ni seguirte en Facebook, aún sigues estando en mi presente, que este sentimiento sea tan intenso como el primer día, y me recuerde que aquí sigues, que existes y que no tienes planes de irte. Me asusta que cada reencuentro contigo vaya a ser así, como sigue pasando, como hasta el día de hoy, siento que nada de esto va a cambiar, que el ciclo no se va a cerrar ¿será que uno se enamora para toda la vida?

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QUERER Y DEBER No entiendo qué es esto, no entiendo bien por qué accedo a besarte, a verte a escondidas, a sentir algo por ti, sabiendo que no vas a estar conmigo, que si quisieras estarlo ya estarías, que el amor no espera cuando las dos partes están seguras de que quieren y desean estar con la otra persona. Cuando es amor. Y aunque sigo sin entender qué siento ni qué pasa, sé que no quiero alejarme de ti, y aunque mi corazón no te quiere, mi cuerpo sí, cada vez te quiero más cerca, estás más presente, empiezo a pensarte a deshoras del día, a ver cosas que me recuerdan a ti, a buscar pretextos para escribirte, llamarte o proponerte vernos. Siento que no debo pero sí quiero, siento que sí quieres pero tampoco debes, y aún así lo hacemos, aquí estamos, tenemos “esto” que no sé cómo llamarle porque me da miedo enfrentarlo o aceptarlo. Vámonos con cuidado, vámonos con cautela, que este querer y no deber es muy peligroso, y al mismo tiempo tantas cosas suceden, esto no se detiene, es lo que es. Y aunque no debe ser así, así lo quiero. Y tú también. Y es lo que queremos, y es lo que hacemos, y es lo que tenemos. Al final, es lo que somos.

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ESO QUIERO Quiero recorrer el mundo, saber que estarás ahí, de mi mano. Quiero cerrar los ojos y escuchar la voz que más paz trae a mi vida, la tuya. Quiero sonreír, en público y en privado, sabiendo que la razón eres tú. Quiero conducir, mientras escucho mil canciones, y que todas me hablen de ti. Quiero tatuarme, esa imagen tuya en mi corazón, y llevarte siempre aquí. Quiero sentir frío, en días nublados y lluviosos, pero nunca tanto si estás a mi lado. Quiero ver tus ojos, tan grandes llenos de entusiasmo y pasión, que estén ahí cada día a partir de hoy.

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ALGUIEN ¿Y si eres esa persona? Esa persona que llevo años buscando, y de quien no quiero esconderme. A quien quiero dejar entrar y quedarse el tiempo que ambos lo necesitemos. A quien sin conocer he tenido tan presente que las canciones de amor me llegan al corazón; e incluso las de desamor porque me recuerdan su ausencia. Ese alguien que pueda ver lo que soy a través de mis ojos, que me robe las palabras de la boca, que entienda mis miradas y mis gestos, que sepa cómo leerme; y que me haga escribir poesía. A quien reconocería en un lugar lleno de personas, y que daría igual si estamos solamente nosotros dos porque llenaría todo el lugar con su presencia. Quien me complemente y alimente mi ser, a quien admire y me motive a cada día dar lo mejor. Esa persona que me ponga a temblar, que me haga sentir bella y única, que me recuerde que soy especial y suficiente, que no hace falta nada más para disfrutar la vida. Esa persona que baile solamente porque me encanta hacerlo, que me acompañe a un museo solamente porque yo lo invito, que me dé un beso porque está enamorado y no pueda esperar a que yo se lo pida. Quien me sorprenda cada día y me enseñe algo nuevo, que me comparta una historia diferente de su pasado, su presente o su futuro, que sepa cuáles son mis flores favoritas, y que sepa que soy una mujer de flores. Que pueda disfrutar de una cerveza artesanal solamente porque estará conmigo, que me enseñe a cuidar un perro o una planta, y que no se desespere porque no sé hacerlo.

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Alguien que acepte mis rachas de feminista, y no critique mis comentarios racistas, que me enseñe a tener una mente más abierta y que incluso cuestione mis posturas ideológicas. Que sepa que gastaré mi quincena en libros; que entienda que en momentos me ausentaré porque quiero aprender a tocar un instrumento o simplemente porque necesito mi espacio, que no le moleste que me guste cantar y no lo haga bien; que acepte que quiero viajar por todo el mundo, y que en ocasiones querré hacerlo sola. Que no le sorprenda que algún día ayude a personas mayores, pero sí cada detalle o regalo que tenga para él. Alguien que lea y aprecie lo que hago, pero que me dé su opinión sincera, que me cuide sin que se lo pida, que me busque sin que lo necesite, que me quiera sin que lo fuerce, que me abrace aunque estemos así de cerca. Esa persona que escuche las canciones que me gustan, que las disfrute y recuerde algunos nombres; que sepa cuál es mi dulce favorito, o que pruebe hasta descubrirlo, que entienda que soy de las que compra nieves justo en los días que llueve y hace más frío. Que le gusten los matices de mi personalidad, y eso sea lo que le enamore; que puedo obsesionarme tanto con una serie al grado de terminarla en un sólo día. Que sepa que mis mejores horas para crear son las que corren después de medianoche; o que sepa que al momento de estacionarme le llamo mi daily challenge, especialmente si es de reversa; que entienda que me gusta fumar, pero que sepa que lo haré solamente si son cigarros de pepino.

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Si eres tú, quiero saberlo todo de ti, tus detalles, tus pasiones, tus gustos, tus curiosidades, tus sonrisas y tus besos. En estas líneas yo ya te di un poco de mí. Y si no eres tú, da igual, alguien más lo será.

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CONTIGO SIEMPRE Entre dimes y diretes, te digo que me encanta esa mirada de “no te vayas”; que me quedo todo el tiempo que desees, si es ‘siempre’, para que me des tantos besos que los dos sabemos que tú también quieres; y tienes ‘siempre’ para descifrar mi mirada de “quédate”, y que nunca te vayas, solamente hasta el fin del mundo si vas conmigo, porque eso quiero cuando estoy contigo.

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VUELO CON DESTINO A TU CORAZÓN Nunca he sido capitana de vuelo, pero desde que te conocí he volado, desde ese día mis pies han dejado de sentir el suelo y he aprendido a usar mis alas, unas que no sabía que tenía. Con ellas he volado hasta sentir las nubes en tu cabello tan suave y esponjoso, he visto un cielo tan azul que me lleva a perderme así como me pasa en tu mirada, y he llegado a mi destino final: tu corazón, tan cálido como el sol. Y si he de perder el suelo hasta tocar el cielo, todo eso valdrá la pena si estás a mi lado, si vas de mi mano, si vuelas conmigo. Sé mi copiloto para toda la vida, aunque nos enfrentemos a tormentas y pasemos por zonas de turbulencia, o sin tener un instructivo de qué hacer en caso de emergencia. Y si mis alas se cansan no habrá caída libre, no si volamos juntos por esta vida que es tan tuya y tan mía.

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PRINCIPESSA Porque no está mal volver a quien te llamaba princesa y te trató como a una, a quien te dio un lugar en su día a día, a quien se permitió ser romántico con tal de hacerte sonreír; tal vez esos son los que valen la pena, los que te quieren de verdad, los que te cuidan sin reparo, los que se van a quedar, los que a pesar del tiempo siempre estarán ahí para ti. Y sí, esos que vas a perder por miedo a abrir tu corazón, esos que ya no van a volver porque al llegar a tu vida en tu cabeza estaba alguien más, esos que van a cerrar el capítulo contigo y no tendrás re-apariciones en una segunda ni tercera parte. Abre los ojos, escucha con el corazón, deja a tu sonrisa sentir el amor que tiene para ofrecer, déjate querer y si te habla en otro idioma de forma cariñosa, te aseguro que no te arrepentirás si lo dejas entrar y alojarse en tu corazón; por un mes, un año o toda una vida.

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INSOMNIO VS SOÑAR Me gustas tanto que ya no sé si prefiero el insomnio en las madrugadas que la paso pensando en tu sonrisa, o si prefiero cerrar los ojos para verte en mis sueños e imaginar más de 1,000 historias de amor a tu lado. Si no duermo, estás, si duermo, también estás. Y cómo no sentirme así si me llenas el corazón de amor, mis ojos se inundan de emoción, mi boca se regocija cada vez que sé algo nuevo de ti, todo de ti; al final, mi vida está completa porque tú lo estás. Eres el amor de mi vida, te pido que no me rompas el corazón, soy otra desde que llegaste y me gusta lo que me haces ser y lo que soy cuando estoy contigo. Porque me llenas, me complementas, me animas a vivir cada día como si fuera más brillante que ayer, y más especial que mañana. Me gusta saber que existes, me encanta saber que estoy en tu mundo; me hace feliz saber que no nadamás yo sueño contigo o que pierdo las ganas de dormir después de medianoche por pensar en ti. También me hace feliz saber que eres feliz aquí, así conmigo, acompañados, de la mano, lado a lado.

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OLAS EN MI CORAZÓN Vienes y te vas, llegas y te vuelves a ir. Hay tanto de ti anclado en mi ser o tal vez vi tanto de mi en ti cuando te encontré, que sí, ese día de invierno en el puerto me enamoré de ti. Pasó desde ese día en que el mar de la vida nos cruzó, en que las olas me llevaron a ti y llegaste para salvarme de un naufragio, evitaste que me hundiera en un infinito mar de soledad. Ya había perdido partes de mi corazón en el mar, más de una vez me estrellé con un iceberg -o varios, nunca el mismo-, dejando trozos y destrozos mientras navegaba por el océano. También perdí ilusiones en esas exploraciones. No sé si hubiera sido mejor cambiar mi rumbo, dejarme llevar por las olas hacia el Este, que dejarme llevar por tu encantadora voz hacia el Oeste. Entre la marea y la brisa queda tu recuerdo borroso. Mi corazón siente tu presencia como antes cada vez que visito la playa, las olas me hablan de ti, de lo que fuimos, y de todo lo que quisimos ser. Pero así como las olas apenas tocan la orilla y mi piel, así te desvaneces, regresas por segundos, te puedo sentir y ver, pero antes de darme cuenta ya no estás, te vas prometiendo volver, pero nunca regresas para quedarte. Eres como olas en mi corazón. Vienes y te vas, llegas y, en segundos, ya no estás.

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BASTA CON HACERLO Si me escribes, leeré cada palabra con atención. Si me llamas, no tardaré más de 10 segundos en contestar. Si me pides vernos, nunca dejaré de querer verte, sea cada 2 o cada 13 días. Si te acercas, enloqueceré, pero no dejes de hacerlo. Si me preguntas, con toda honestidad te responderé. Si me invitas, siempre aceptaré y ahí estaré. Si quieres ir por un café, así tan sencillo, pero será mi mejor date. Si me pides un favor, lo haré con amor y sin pedirte nada a cambio. Si quieres que confíe, con una venda en los ojos lo haré. Si me hablas de deportes, lo disfrutaré, ya sea fútbol o baseball. Si me ofreces una cerveza, se convertirá en mi favorita. Si me das un regalo, será lo más preciado. Si me indicas el camino, yo te seguiré hacia cualquier dirección. Si se te ocurre alcanzar una estrella, te acompañaré hasta lograrlo. Si me pones tu canción favorita, la tendré en mi playlist especial, la que escucho a diario. Si me presentas a alguien, le trataré como oro. Si me das cariño, te aseguro que lo sentiré hasta los huesos. Si me sonríes, de mi recibirás una sonrisa de oreja a oreja. Si me cuidas, te llevaré en mi corazón con tal importancia. Si me miras, no tendré que buscar nunca más otros ojos. Si me acompañas a una boda, no me despegaré de ti en toda la noche. Si quieres bailar, lo haré aunque no sea la mejor en la pista. Si me propones una locura en Año Nuevo, te haré segunda, como dar un paseo en trolley. Si necesitas algo, cualquier cosa, yo lo haré por ti. Si quieres ser feliz, dilo y déjalo en mis manos. Si me pides el corazón, desde que te conocí te lo he entregado. Si quieres que me quede, con una vez bastará que lo pidas. Si me dices “rana”, yo saltaré sin cansancio y casi casi sin pensarlo. Y si me quieres, yo también te quiero.

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TU LUGAR EN MI VIDA Y escuchando una romántica de Luis Miguel en Puerta México, por la mañana del segundo lunes de Abril, me cuentan una historia de amor. Dos personas que desde la infancia se conocieron, jugaban en el patio, compartían lonche, hacían los trabajos en equipo, nunca faltaban en las respectivas fiestas, se guardaban secretos. En la secundaria se contaron mil y una historias de las personas que les gustaban, se aconsejaron, fueron pañuelo de lágrimas, compartieron su primera borrachera y seguramente su primera entrada a algún bar con identificación falsa. Seguían estando en la foto del cumpleaños al lado del festejado, estuvieron en las graduaciones, en el puesto de tacos tratando de aliviar la cruda, en reuniones familiares tanto alegres como en funerales. Se contaron sus sueños profesionales, lo que querían estudiar, se motivaron a alcanzar sus metas, desahogaron su estrés por tanta tarea en la carrera universitaria, seguían contándose sus desilusiones e ilusiones del corazón, empezaron a hacer algunos viajes juntos, a madurar, a buscar estabilidad. Crecieron, juntos. Ni un solo día se despegaron, a pesar de las ocasionales discusiones sin sentido. Y de repente, después de intentarlo con otras tantas personas, se dieron cuenta de que lo que siempre habían buscado lo tenían justo al lado, desde que cruzaron palabras en el salón de clases en 1ro de secundaria. “No se puede huir de lo que te acelera el corazón y te detiene el tiempo” dijo ella.

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VIVES Llenas mi día, detienes el tiempo, me haces sonreír, mis ojos no paran de buscarte hasta encontrarte con flores que siempre traes para mi. Tenerte al lado es una fortuna, tu compañía me da tranquilidad, me olvido de todo lo que no me gusta, tu presencia me hace bien. No necesito nada más porque estás aquí, si mi mundo está alborotado tú lo vienes a ordenar, cada día, de una y mil formas. Y a veces aceptas este mundo conmigo, así como es: acelerado, inquieto y desordenado. Todo es tan especial a tu lado, me haces brillar, cantar cada canción de amor, y escribir algunos versos con el corazón. No imagino mi mundo sin ti, no puedo pensar en felicidad si tú no estás aquí. Eres un regalo del Universo, cada detalle de tu ser es perfecto, eres mi ilusión, mi motor diario para ser feliz, hasta la razón para vivir y soportar un día más. Crea música con tanta pasión, aduéñate del escenario,

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mi mundo, e impregna de ti todo mi ser, dirige mi vida como si fuera tu orquesta. No sé qué sería de mi sin ti, tampoco quiero imaginarlo. Encontrémonos a medianoche, dejemos notas de amor en las macetas de todas las esquinas, cantemos boleros a todo pulmón, enséñame a tocar esa melodía en el piano, tan solo coloca tus manos sobre las mías, como cada jueves o cada vez que vienes. Quédate a mi lado, ven, siéntate junto a mi, acaricia mi cabello y toma mi mano, no te vayas nunca. Eres mío y tuya soy.

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DESVENTAJAS DE DESEARTE Tenerlo cerca de mí, frente a mí, sus labios junto a los míos, sentir el sabor de su lengua y dejarme abrazar por su cuerpo. Momentos inesperados, de esos que te hacen mostrar una parte de ti que generalmente ocultas ante los demás, esa parte que solamente muestras a los afortunados, a los especiales o a los hábiles que logran hacerte vibrar, explotar de emoción y llenarte de adrenalina. Cada vez lo tengo más cerca, y no sólo físicamente, lo cual me da miedo pero también me intriga. Él rompió la barrera entre los dos, sin embargo yo ya había abierto la puerta que nos iba a permitir compartir algo de nosotros, interactuar y conocernos. Cruzó la línea, sin avisarme, simplemente cruzó y logré sentir sus labios de una manera veloz pero también con mucha fuerza. Sentí su presencia. Ahora yo me acerqué libremente para pedirle un beso, pedírselo con la mirada, con una sonrisa, con mi cuerpo, y él entendió. Nos besamos, una y otra vez, sentí sus labios más entregados que nunca, hubo un intercambio de lo que es él y de lo que soy yo. Me gustó la experiencia, me gustó conocerlo por medio de tantos besos y saborearlo. Lo comparo con otros labios y estos me gustaron. Lo quiero tocar con mis labios, con mis manos y sentir su cuerpo junto al mío. Necesito controlar mis impulsos, pues no sé si podré cerrar las ventanas y puertas ocultas en mi cuerpo, no quiero, pero sé en donde están y lo quiero dejar pasar, que me explore y me sienta. Lo puedo imaginar, pero pronto lo quiero besar, abrazarlo y que mi corazón palpite a velocidad.

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No es amor, es atracción. Lo dejaré conquistarme, jugaré y compartiremos ese deseo desenfrenado e imposible de saciar con un beso, el deseo que querer cada vez más, el deseo de querernos volver uno solo. La mayor desventaja de desearlo es que todas estas ideas nacen en mi mente, ni siquiera en mi corazón.

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ESPERA Espero… ¿Qué espero? Mi espera es a que tú te decidas a llamar, a que tú te decidas a buscar, ¿Y por qué esperar si yo te podría llamar y buscar? Porque es bueno esperar, para hacerte creer que no me urge saber de ti, aunque me urge saber de ti. Sigo esperando, y tú sigues allá como si nada, y yo acá esperando como si todo. No sé si esto debe ser así, no sé si así es para todo ser humano, pero el juego de la espera me llena, por el otro lado me preocupa. Me llena el pensar que tú vas a llamar, pero me preocupa saber que no lo haces. Espero. Sigo esperando. ¿Debo seguir esperando? ¿Cuánto tiempo debo esperar? ¿Cómo saber si el sentimiento continúa a flor de piel? ¿Y si la oportunidad de hacer esto florecer ya pasó? ¿Esperé demasiado? Mejor dejo de esperar, y si llamas, y si me buscas, qué mejor me tome por sorpresa, pero sólo espero una cosa: que si tú decides dejar de esperar yo no esté esperando a alguien más.

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FUISTE Esa emoción de verte diario, los nervios de tenerte cerca, la felicidad con tan sólo escuchar tu voz y sentir tu mirada en mi, digna de tu atención, suficiente como para recibir una sonrisa tuya. Aunque ahora mismo te pienso con cariño, te quise más que a nadie, me enamoré desde los huesos hasta el corazón, tu simple presencia era lo menos simple en mi día. Extraño sentir eso, extraño lo que fue sentir esto por ti. Reí, sonreí, me sonrojé. Todo al verte. Tus ojos y su juego, juego en el que me dejabas ganar pero siempre salí perdiendo. Tu esencia tan precisa para mi alma. Tú, en la búsqueda de algo diferente a mi, yo encontrándome en lo que fui al estar contigo. Si te quisiera volver a ver, sí. Si te quisiera abrazar como jamás lo hice, sí, aunque seguro lo haría con la mirada y no con mis brazos. Si te quisiera besar como un día soñé, sí, siempre, sobre todo cuando beso otros labios que no te pertenecen. Vuelvo a reír, a sonreír y a sonrojarme, con solo pensarte, por poder recordarte, porque jamás voy a olvidarte, ya eres parte de mi, de ahora en adelante.

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DIME Dime que sí, o dime que no, pero dime lo que sientes, dime lo que quieres, lo que esperas de mí, si te vuelvo loco, si te hago reír, si te gusta mi compañía, si te gusta mi atención, si te gusta verme sonreír, si disfrutas cuando te hago desesperar, si sientes celos cuando salgo con otras personas, si te inquieta no saber qué estoy haciendo o con quién estoy, si me quieres tener en tu vida, si tienes ganas de abrazarme, si piensas en mí cuando te sientes tranquilo, o si al pensar en mí sonríes porque tu corazón se siente feliz. No me dejes imaginando, adivinando e inventando todo lo que no piensas de mí, porque hacerlo me mata, esa incertidumbre la siento hasta los huesos, cada célula de mi cuerpo tiene problemas para levantarse y seguir de pie cada día, no me puedo concentrar, no te puedo olvidar y tampoco te quiero extrañar. Dame una señal o dímelo de la forma más directa que encuentres, dime que sí o dime que no, pero dime lo que sientes.

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ALMA GEMELA Quedamos, nos vimos, tomamos una cerveza. Entendimiento, mas no complemento. Eres mi alma gemela.

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INDELEBLE Escuchar esas canciones, leer esas palabras, ver esas películas, visitar esos lugares, probar esos sabores, darme cuenta de ciertas maneras mías de comportarme. Este “todo” que no se borra. Tú en mi eres indeleble.

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MÁS QUE ESCRITO En este día quiero correr hacia ti, con euforia y ternura, decirte lo mucho que ansiaba verte, abrazarte, tocarte, no despegarme de ti, si me lo permites. Y antes de casi asfixiarte, besarte. No puedo contener todo esto que guardo dentro, esto que atesoro que desde antes de conocerte ya era para ti, tenía tu nombre y tu color, yo ya era de ti, esto ya estaba más que escrito. Mi corazón me lo ha dicho y me lo vuelve a decir, que ya te veía venir, que cuando llegaras lo iba a saber porque lo iba a sentir. Dicho y hecho. Sentí emoción, el amor sin control, los nervios, la explosión, latidos que no lograba calmar. Tan sólo te vi y lo supe: eras tú. Eres tú. Y cada día quiero verte más, saber algo nuevo de ti, encontrarle 100 horas al día con tal de estar contigo “5 minutos más”. Encontrarme en tus brazos, que me des tu calor, que me derritas con tu sonrisa pero me revivas con cada beso. Mi corazón ya es tuyo, tan sólo dime si sientes igual, si tu corazón siente lo mismo que este loco en mi interior, un corazón que no para de bailar desde que llegaste a mis días.

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CARTA A MI ALMA GEMELA Querido soulmate, porque hoy sé que puedo llamarte así. Sin buscarte llegaste y desde entonces sentí una conexión, diferente y especial, pero el tiempo cada vez me ha dejado más claro que eres mi alma gemela. También lo que sentí esa noche llegó inesperadamente, pues de repente me sorprendí mirándote, perdida en ti, mis ojos y mi corazón no dejaban de sonreír, no pude controlarlo, sólo sentía ganas de detener el tiempo y quedarme escuchándote, quedarnos ahí. La sensación de no querer ver a nadie más, estar hipnotizado, no querer ver las estrellas o la luna, ni los ojos de otras personas, ni nada de lo que pasa alrededor. Sabes todo de mí, no sé guardarme nada ante ti, porque somos tan parecidos que siempre entiendes lo que pienso, lo que siento y hasta sabes lo que voy a decir. Repetimos canciones en nuestros playlist. La sensación de vernos a diario aunque no sea así, pero sentir confianza y mucho cariño cada que nos encontramos. Mucho y todo compartimos. Hablamos desde el corazón, de cualquier tema, de cualquier idea. Soñamos con conocer a la persona “ideal” en el mismo lugar y de la misma manera. Veo todo lo que creas, lees todo lo que escribo. Estos ojos, que hoy son tuyos, tienen una mirada a la que llamaré “de amor” porque eso sienten al verte. Me encanta mirarte, eres tan bello, te quiero en mi vida, en cada día, no a medias ni unos días a la semana, quiero que estés a diario, que no dejemos de hablar, que sepas aún más de mi como yo de ti, que salgamos a mil y un lados. Que sigamos escribiendo esta historia juntos, pero no sé si como amigos. “Te quiero”, te lo dije por primera vez, después de casi 13 años de conocernos y no sé cuántos de sentirlo. Me lo permití. Se sintió

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muy bien, más que lo recibieras así y me respondieras igual. Y que agregaras la palabra “bonita”. Me encanta saber que existes, me encanta que seas mi amigo, y me encantaría saber si sientes lo mismo que yo. Admito que estoy confundida, siento algo especial pero sé que no te quiero perder como amigo. Si hay más que cariño, si hay más que aprecio, quisiera saberlo. De mi parte creo que lo hay todo. Eso y más. Desde hace meses que no sonreía así, perdidamente e inevitablemente por alguien, ni siquiera unos minutos, como aquella noche. Me generas: emoción, paz, lindura, ternura, pasión, inspiración, orgullo del bueno y amor. Eres de las personas que suma a mi vida y nunca al revés. Sí, quiero que estés alrededor siempre. ¿Te ha pasado? Nota: Tengo miedo de que leas esto, pero me ilusiona saber qué pensarás cuando lo hagas. No te asustes, sólo es mi corazón hablando, indefenso con ganas de cuidarte, jamás de lastimarte. Segunda vez: Te quiero.

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ESTAMOS PARA ESTAR JUNTOS Desde que lo vi en el anuncio, la promoción de esa clase, llamó mi atención. Como alguna otra vez había pasado. Cuando llegó al salón de clases, reiteré lo atractivo que era, me concentré en aprender sin distraerme con sus bellos ojos, su impresionante fortaleza, su grave voz o su delicadeza al bailar. No pensé en la posibilidad de que alguna vez me enamorara tan rápido, menos que ese alguien también lo hiciera de mi. Ya me pertenecía y yo a él, no sé desde qué vida, pero ya nos conocíamos. Es el amor de mi vida, no puedo esperar a que llegue el día, el día en que unamos nuestras vidas. No tengo temor a equivocarme porque él me da seguridad, no tengo temor a que esto termine, porque sé que no. No tengo temor a nada, solamente amor para dar. Tantas vueltas da el mundo, y lo vine a encontrar aquí, en donde siempre he vivido, en donde tantos ojos he visto, en donde me he perdido buscando a ese gran amor, y así, sin más ni más, en un segundo nos reconocimos,

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en un minuto me convencĂ­, un dĂ­a fue suficiente para saberlo, saber que estamos para estar juntos.

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LO QUE ES Y NO SERÁ Me encanta que no lo sepas, pero si he de decirlo, tú me encantas, no te lo he dicho pero me gustas, me enloqueces. Me gusta que me sonrías, que me abraces y me mires. Me encanta cuando me cantas y me compartes todas tus creaciones así como pensamientos, de esos que llegan a deshoras, en la madrugada o aquellas ideas que interrumpen tus sueños, tanto que despiertas para decírmelas antes de que desvanezcan para siempre. Me encanta cuando me invitas por una cerveza, por una nieve o al cine, y siempre me dejas probar lo que pides o me dejas elegir la película -sabes que de marcianos y de dinosaurios son mis favoritas. Me encanta cuando me acompañas a un museo, o a una función de danza. Aunque no llores ante alguna obra, y tampoco te pongas nostálgico como yo, siempre vas, dices que sí, siempre estás. Me gusta cuando me quieres, me gusta que me quieras y me lo demuestres, que me des de tu tiempo y de tu vida, que me hables de amor, de ti, de lo que pasa en tu corazón, que me beses sin dudarlo una o diez veces. Me encanta cuando estás cerca, a mi alrededor, que me cuides, que me escuches, que bailes conmigo aunque estés cansado, aunque no sepas los pasos básicos de esta o aquella canción, que te rías a carcajadas con un chiste, de esos mal contados por mi, que me regales flores coloridas, libros de poesía y besos inolvidables. Me encanta cuando me escribes, que me llames y me sigas en la vida real así como en la virtual, que estés presente, que te gusten mis fotos y no te pierdas mis historias. Lo que más me encantaría es que todo esto fuese verdad, que fuese real y sintieras todo como yo lo siento por ti. Que no fueran solamente letras en mi cuaderno de girasoles, ni hojas arrugadas

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tiradas al suelo por recordar que todo estĂĄ en mi mente, y sobre todo, en mi corazĂłn, este tan lleno de tu ausencia y tan vacĂ­o de tu presencia.

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NO TARDES Aún no sé quién eres, pero tengo tanto que decirte. Espero no tardes en llegar que te espero desde que nací, desde que descubrí que existe el amor, desde que entendí el romanticismo, el destino y las cuestiones del corazón. Te aseguro que te quiero desde entonces, que ya me encanta como eres, que así como hablas, bailas, luces, ríes, piensas, así eres perfecto. Cada día te quiero más, puedes preguntarle al sol, es testigo de mi deseo de tenerte aquí. Te prometo que te espero desde siempre, que no tengo miedo, que muero por conocerte, darte todo de mi, estar aquí para ti, incondicional y eternamente. Acá entre nos, si te cuento un secreto, estoy ansiosa por la forma en que vas a llegar a mi vida, te pido no tardes que este corazón está lleno de amor. No dejo de pensar en todo lo que quiero hacer contigo, todo lo que quiero decirte, los lugares a los que quiero llevarte. Quiero saber todo de ti, los sueños que tienes,

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de dónde vienen y a dónde van tus pies, aunque espero siempre te lleven a mi. Quiero ser tu motor y que tú seas mi motivación para ser la mejor. Eres la persona que desde hace tanto esperaba, mis ojos favoritos, mi pieza de rompecabezas -la más perfecta-, el amor de mi vida. Sigo esperando a que te presentes, llega ya, que estoy lista para darte todo mi amor y toda mi energía, ya nos toca ser felices de corazón. Te amo desde ya, te pienso desde entonces y te recibo para que no te vayas nunca.

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ILUMÍNAME Que me brillan los ojitos cuando hablo de ti, cuando pienso en ti, cuando te siento cerca. Imagina cuando hablo contigo y escucho tu voz, esa que al cantar me transmite tanto amor, todo el sentimiento en cada melodía, en cada nota y en cada cuerda. Que me siento feliz cuando cuento nuestra historia, que jamás me di cuenta de que eres el amor de mi vida, que desde que llegaste mejoraste mi vida, que siempre has estado ahí, que hay un antes y un después. Que ya es momento de quitarme la venda de los ojos, y la armadura del corazón, que protegerme de ti no me va, no me queda ya pues tu bondad y sensibilidad imposible que me vaya a lastimar. Te conozco de hace tanto, te quiero desde entonces, eres para mi desde el inicio, desde que cruzamos las primeras palabras en aquel cumpleaños sorpresa. Que mi corazón está radiante y más rojo que nunca, que te siento cerca y te sueño a diario, que te busqué desde hace tanto y apenas me di cuenta de que estás aquí. Que me brilla la vida en cada sonrisa y pensamiento, siempre y cuando sea de ti. Que cambiaste mi vida y mi existir, que llegaste para recordarme a donde pertenezco. A ti.

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ENAMÓRATE DE MI Enamórate de mí, de lo que soy y de lo que no soy, de mi sonrisa y de mi cabello teñido y despeinado, de mis manos pequeñas y dedos torcidos. Enamórate de mi voz, de mi entonación y desentonación para cantar, de mi gusto por los boleros y de mi risa escandalosa. Enamórate de mi gusto por pintar, de mi deseo por leer, siempre tanto que en ocasiones me lleva al aislamiento del mundo y de ti. Enamórate de mi pasión al bailar y de mi manía por estar buscando siempre canciones nuevas para escuchar. Enamórate de mi cabeza dura y mi terquedad cuando se trata de defender lo que pienso, tenga o no la razón. Enamórate de mi fallido sentido de orientación, de mis errores al manejar, de la extrema precaución en la reversa. Enamórate de mi gusto por los museos, de mi gusto por el arte, de querer viajar a otros países y aprender otros idiomas. Enamórate de mi necesidad de ayudar, de involucrarme en mil cosas

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y luego no tener tiempo para mi. Enamórate de mi forma de entregarme al trabajo y a la vida. De no dejar las cosas sin terminar. Enamórate de mi gusto por la cerveza artesanal y el vino, de mis mejillas que se colorean y mis ojos que se entre cierran. Enamórate de mi mal hábito de ver series completas en un sólo día, de no arrancar el auto si no tengo la música lista o de no saber aceptar halagos. Enamórate de mí cuando estoy molesta, triste, feliz, eufórica, desesperada, ansiosa, emocionada, impulsiva, llorona, sentimental, contenta y preguntona. Enamórate de mis ganas de crecer, de cambiar, de ser original, de mis ideas para ser mejor o más feliz. Enamórate de lo que soy, con todas mis imperfecciones, con todas mis virtudes, con todas mis dudas y de cada centímetro de mi piel hasta llegar a mi corazón. Tan solo enamórate de mí porque algo me dice que yo ya lo estoy de ti.

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QUÉ BONITO Qué bonito es sentir nervios, o estar bajo un efecto de hipnosis al ver sus ojos, o trabarte al hablar e incluso aumentar la velocidad de tus palabras, o decir una que otra cosa que solamente debería estar en tu mente, o sorprenderte sonriendo cuando te acuerdas de él o cuando está ahí frente a ti, o que tus mejillas se coloreen al cruzar miradas y que hasta tus ojitos parezca que sonríen cada que hablas de él. Qué bonito es lo bonito.

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HAS SIDO TÚ Y si entonces siempre has sido tú, esa persona que viene a mi mente cuando escucho una canción de amor, o quien me hace escribir versos, los más románticos que alguna vez han salido de mi corazón; esa persona que me hace sonreír y logra desaparecer todo alrededor para solamente estar tú y yo, esa persona que me dice todo lo bueno, lo bonito y lo especial de mi persona, que siempre dice que sí, que siempre está ahí, esa persona con la que no podría vivir si faltaras en mi mundo. La persona que no me pide nada pero da todo, que me acepta como soy, que le gusta lo que soy, quien me ayuda y motiva a ser mejor. Esa persona que hace mi vida perfecta, simple pero nada falta nunca. Que en sueños funciona perfecto contigo, y que en la realidad es aún mejor. Estoy casi segura de que eres tú, lo único que falta es decírtelo y saber si sentimos igual.

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ANOCHE Y estábamos ahí, tan juntos como siempre, sentados, tú al lado de mí y yo tan cerca de ti. Platicábamos de la luna, del amor y de la música, de todo eso que nos gusta. Pero entonces se te ocurrió preguntar si tenía frío, yo dije que no pero ocasionó que te acercaras un poco más, me tomaste de la mano por unos segundos porque querías ver mi lunar más raro, ese de mi antebrazo izquierdo, que es un conjunto de lunares pequeños que conforman uno deforme pero más grande. De pronto sentir tus dedos, tu piel en mi piel, me hiciste estremecer, y nos soltamos. Y sin mirarnos a los ojos ni los rostros, nuestros dedos se buscaron, nuestras manos se encontraron, nos quedamos así por minutos, yo sintiendo mi corazón latir a mil por hora, en tu mente no sé qué sucedía pero sé que algo pasaba y también sé que querías quedarte así. Fuimos a dar una vuelta por el Universo, volvimos, y cuando estábamos en la tierra nuestros ojos se cruzaron. Yo sentí nervios, miedo y me sonrojé. No pude sostener la mirada, de verdad sentía todo al mismo tiempo. Y en segundos tu cara se asomó, sentí tu mano en mi mejilla, y tus labios me buscaron, te acercaste, y encontraste los míos. Un beso, largo y apasionado, lleno de amor, ternura y cariño. De esos que no me habían dado nunca, de esos que no sabía que existían ni cómo se sentían. Un beso. Eso bastó para no querer despegarme de ti nunca más. Sonreímos. Lo supe. Lo supe por segunda vez. El resto está escribiéndose, por mí y el mejor coautor que podría tener: tú.

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ME SIENTO FLORECER Permití que te acercaras y casi me robaras el corazón, que me tocaras y conocieras mi interior, que me marcaras para toda la vida, que me buscaras únicamente cuando me necesitabas, a veces sí, a veces no. Disfruté de tu compañía y tus caricias, la manera en que me veías y me sonreías, las palabras que decías y tu habilidad para inspirarme, tu cariño y esa forma de hacerme sentir especial. Ahora decidí ser “egoísta” y pensar en mí, decidí que quería mucho más de ti, entendí que no debo exigir tu atención, uno da lo que quiere dar, de la forma que desea y a quien le interesa, y si entonces no soy tu prioridad ¿para qué te quiero aquí? Elegí a quien dedicarle mi tiempo, a quien abrazar y con quien compartir todo de mi. También decidí alejarme de personas que no me hacen bien, como tú, y de situaciones que no me hacen sentir mejor, como cuando te tengo cerca. Decidí que soy importante, y quien desee estar conmigo deberá considerarme como tal, porque así lo querrá. Te expresé lo que espero de ti. También te pregunté lo que piensas de mí, tus monosílabos, pocas palabras y silencios

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me ayudaron a entenderlo. No hay motivos para tenerte en mi vida, ni siquiera uno. Decidí que no voy a cegarme más y esperar algo de ti, algo que nunca has estado dispuesto a dar. Estoy tranquila porque estoy pensando en mi, en mi bienestar físico y emocional. Decidí aceptar ese abrazo largo y que tú besaras mi mano aquel día de la despedida, acepté lo que me ofrecías, simplemente decidí no conformarme con ello porque quiero y merezco mucho más, o al menos algo diferente a lo que tú me quieres dar. Yo quise darte todo y no me aceptaste. Pero afortunadamente, no todos queremos ni buscamos lo mismo, alguien lo hará y a mi lado estará. Te deseo mucha suerte, y agradezco tu presencia durante estos meses. Aprendí que no soy una persona fría, que quiero sentirme querida e importante, que quiero libertad para demostrar mi cariño, eso lo aprendí gracias a ti. Recordé lo que soy, pienso en lo que te quise dar y no fuiste capaz de aceptar. Por ello te guardaré en mi corazón, ahí te dejaré, y aunque no te olvidaré

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decidí no mantenerme cerca de ti ni deseo tenerte cerca de mí. Me siento tranquila y me siento aliviada, así tomando decisiones cambio de página, y libero la carga que llevaba. Siento que estoy a punto de florecer.

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MALA VIDA Comenzó con una mirada larga, de esas que duran más de 5 segundos y se sienten eternas, que te ponen de nervios, después tocaste mi mejilla, me invitaste a tomar un tequila, y cuando menos lo pensé, el tiempo pasó, nos cambiamos de lugar, y estábamos en nuestro primer beso. Nuestros dientes chocaron, pero quise seguir, quise descubrir más de ti, y también descubrirme ante ti para mí. Una vez en tu habitación, me ayudaste a desvestirme, me besaste en la frente más de una vez, me pediste relajarme porque simplemente no te dejaba entrar. Llegamos al noveno y décimo beso, lejos y cerca de los labios, recuerdo tus palabras, tus caricias verbales, también tu mano en mi cabello, el cariño y delicadeza para abrazarme. Y tú llegaste, pero no pude ir a tu ritmo. Después, un adiós, el adiós más amistoso que he tenido. Un abrazo fuerte y un “hasta pronto”, con algo de pena. No volveremos a hablar igual, pero estamos bien, o al menos yo lo estoy, nadie quedó lastimado, pues cada quien buscaba algo distinto, ni yo a ti, ni tú a mí. Coincidimos en nuestra búsqueda e intentamos compartirlo todo,

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desde un beso hasta el cuerpo, pero no era nuestro momento, tal vez nunca lo sea, no en esta vida.

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JUNTOS O NO, HACEMOS POESÍA Yo inicié con un “Tú y yo”, tú continuaste con un “solos”… – en una noche – fría, iluminada por la luna – inquietos de alegría – llenos de deseo – e impacientes por no estar a más de un centímetro del otro – corazones palpitantes, manos sudorosas – recuerdos reconfortantes y sonrisas enamoradas – miradas penetrantes – saboreando en los labios tantos besos que no hemos dado – mi mano entre tu pelo, detrás de tu oreja – mi lengua muriendo por probarte – mis dientes deseando morderte Y no supe qué más decir, me emocioné y me asusté, no quise seguir, si no se dice es como si no pasara. Pero lo que me faltó agregar es que tú y yo hacemos poesía, juntos y separados. Entre nuestras palabras, así como en el deseo, no hay distancia.

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WONDERWALL Desde el primer día lo supe, habías llegado para quedarte, para hacerme bailar, tomar y vagar, también reír, gritar y soñar. Cada día nos vimos, cada noche salimos, cada cerveza compartimos, muy poco dormimos y hasta mi primer beso nos dimos. Tantas canciones que me recuerdan a ti, los días contigo, sin preocupaciones ni molestias, muchas sonrisas, miradas y coqueteo. Hubo momentos en que me buscabas y no podías encontrarme al instante, apenas me alcanzabas y yo me iba, no dejabas de seguirme, querías estar ahí, a todos preguntabas por mí, miles de mensajes me enviaste que yo no contestaba y te desesperabas, pero era evidente, tú querías llegar, estar y hacerme compañía. Te lo digo: llegaste, estuviste y me acompañaste. Antes de ese verano no nos teníamos todos los días, ni tan lejos ni tan cerca, por eso desde el primer instante

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nos enamoramos, así tan rápido. Y aunque nosotros no lo admitimos, la luna lo sabía, ella nos vio caminar tomados de la mano, y abrazarnos cada noche, guiándonos con su luz a uno hacia el otro, y viceversa. Exploramos más del mundo por aquí y por allá, nos encontramos y reencontramos, entonces caminamos, descubrimos, probamos. Por unos días fuiste mi otra mitad, por unas semanas no pudimos dejar de hablar, por unos meses sólo pensábamos en vernos. Y finalmente hablamos todos los días, también nos vimos para darnos cuenta de la realidad… Seríamos amigos para toda la vida, sintiendo tanto, queriendo tanto, estando así tan cerca pero tan lejos.

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HISTORIA DE UN AMOR MILLENNIAL Nos encontramos en un bar esa noche. Entre cervezas y tragos, el intercambio de besos no virtuales, pulgares y corazones, y por miedo al compromiso, el amor se fugĂł a la velocidad de la luz.

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LA ÚLTIMA PÁGINA Pasan los días y cada vez te siento más lejos, y yo me siento más tranquila, menos inquieta por tenerte cerca. Quiero que formes parte de mi pasado, o que esto que sentí se quede en el año en que te conocí, porque no quiero sacarte de mi vida, definitivamente me gusta verte pasar, escucharte hablar, hacerte sonreír y poderte abrazar. Eres especial, eres el mejor, aunque te hayas decidido por otro corazón, uno más joven, tal vez menos lastimado que el mío, más puro, y espero más cariñoso como honesto, de esos que se entregan sin dudar. Porque nada de eso te pude dar, sentí tanto miedo e inseguridad, sentí pena y resistencia para acercarme a ti. Todo en su momento, cada quien a su tiempo, tal vez no eres para mí, tal vez no soy para ti, tal ve pudimos coincidir, y tal vez ahora nos toque a cada uno seguir su camino, hacia sus metas, hacia su rumbo, sin acompañarnos, y sin ser testigo del presente del otro. Cada vez siento que tu brillo se desvanece, un poco, sólo un poco más, cada vez más simple y menos encantador, pero creo que es mi forma de verte ahora, ahora que estás con alguien más, cada vez más lejos, de mí, de aquí, de este corazón que latía por ti,

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y mira que le diste felicidad, y así como lo hiciste vibrar lo lograste apagar. Solamente puedo restar cuando se trata de ti, y creo que es la forma de saber qué siento, mientras más frío el corazón, el cerebro entiende mejor lo que siente, si te extraño, si te necesito, si te pienso, si te quiero, si te ignoro o si te olvido.

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AMOR EN 4 TIEMPOS I. Fuiste mi primer amor. El inocente, un amor adolescente. Tu sonrisa angelical, tu cabello rubio acomodado y bien peinado, todo en su lugar. Intercambiamos tantas palabras, sentimientos y miradas. Palabras de amor escritas con tinta de ilusión. Un plan de vida juntos, Alejandro y Valentina nuestros bebés. Teníamos la historia del ‘felices para siempre’ escrita. II. Mi segundo y maduro amor. Me conquistaste y robaste el corazón desde el primer instante, cuando te acercaste, querías conocerme y ahí empezamos. Por más de un medio y en cada pasillo como fuera posible. Nuestras tardes rodeados de arte en salas de exhibición, yo admirando tu trabajo y tu delicadeza, tú mi sonrisa e inocencia. Un día pensaste en robarme un beso, otro día en llevarme a ver a Depeche Mode, ninguno pasó mas que en tu mente. Intercambiamos sonrisas, muchos mensajes en secreto, fantasías y deseos, tiempo después besos que no se sintieron tan bien, besos sin magia. No sé qué sería de nosotros el día de hoy, tal vez serías mi final feliz, y tendríamos a una pequeña Natalia – o dos.

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III. El tercer amor, más fuerte que los primeros dos. Barba, ojos verdes, rizos castaños. Intelectual e inteligente, sin duda el mejor. Gran fuente de inspiración. Me sentí maravillosamente maravillosa cada segundo que estacionabas tus ojos en mi. Tú no robaste mi corazón, yo te lo entregué. Fuiste dueño de mi tiempo, el motivo de mis nervios, de sentir mi cuerpo estremecer y temblar, de mis noches sin dormir y sin duda te declaré responsable de cada sonrisa con la que iluminé cada habitación. Me hacías sentir bonita. Tal vez lo sabías, tal vez no. Mi corazón se rompió y sentí que me lo arrancaron dejándome solamente una parte, ese día en que descubrí que tu corazón pertenecía a alguien más. Aún así te voy a admirar por siempre. Sigues siendo el mejor. Cada que te veo esta sonrisa que te lanzo es tuya. IV. El amor más reciente: el inalcanzable. Creí que me veías de la misma manera en que yo a ti, estoy segura de que lo sentí. Estas cosas no pasan nadamás porque sí. Tu sentido del humor, tu sonrisa, tu seguridad, tu sensibilidad

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y tu habilidad para descifrarme -así sin armadura-, tu mirada, así como tus gestos y voces al imitarme, o tu manera de elogiarme, todo eso me gustó de ti. Lo único negativo es este cariño por el cigarro, tan sólo de vez en cuando, para recordarte. Me ha tomado más de 1 año calmar el sentimiento, pero hoy que estás con alguien, debes saber que ella es la persona más afortunada de este planeta, sé feliz, el más feliz, con ella y con quien tú quieras -aunque no sea yo-, sigue siendo mejor de lo que ya eres. Acá entre nos, le pido al Universo que me envíe a alguien como tú, con tus valores, tu fuerza, tu carisma, tu corazón, porque solamente así me sentiré segura navegando en este mar. En una palabra: infatuación.

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TÚ, MI JAMÁS Ya me acostumbré a que no estés cerca. Ya me acostumbré a saber que estás bien: feliz, saliendo, viajando, celebrando, trabajando, viviendo, amando. Y que para nada de eso me necesites. Ya me acostumbré a extrañarte. Ya me acostumbré a recoger migajas de información sobre ti cada que es posible. Ya me acostumbré a que seas un ‘jamás’ en mi día a día. Jamás te veré volver. Jamás te tendré tan cerca ni tan de frente como antes. Jamás escucharé tu voz tan clara, fuerte y precisa. Jamás me asomaré en tu sonrisa, mucho menos seré la razón de tu alegría. Jamás volveré a tocar tu mano o tu hombro, a besar tu mejilla, a oler tu perfume, o a chocar con tu dentadura perfecta. Ya me acostumbré a todo lo que no sucederá jamás.

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A MI PEQUEÑO ADMIRADOR No pienses que no te quiero o que no eres especial, simplemente no soy para ti, llevo más tiempo en este planeta y esos años sí hacen la diferencia. Tal vez ahora no te importe, pero después lo entenderás. Tu pasión por el arte, tu manera de pensar, tu sentido del humor, tu sensibilidad para hablar de todo, y tu ingenio para hablar de nada de una forma tan interesante. Tu talento, el color que le pones a la vida, tu ilusión, tu juventud, todo es tan valioso, todo tú. Pero no puedo ofrecerte lo que tú tienes para dar, ni quiero que te conformes con lo que hay. No te quiero presionar, no es justo acelerar tu proceso de conocerte, descubrirte, crecer, ser tú, todo a su tiempo y a tu ritmo. Tampoco puedo esperarte, ni sentarme mientras te veo crecer, es injusto para mí. No es nuestro tiempo pero agradezco tu llegada, tus mensajes de madrugada, tus lindas palabras y tus ganas de vivir. Habrá alguien a tu medida, a tu ritmo y en tu canal.

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ERES CADA LETRA Busco en mi vida más de una respuesta, un camino para andar, un amor para sentir, y unos labios para besar. En este mundo imaginario vuelve a aparecer tu silueta y esos ojos claros, una y otra vez, haciéndome entender que sigues aquí, que aún te pienso como una posibilidad, como la llave correcta que me abrirá la puerta de la felicidad. Te recuerdo. Tantos deseos sin cumplirse, esos sueños que se volvieron un déjà vu de tanto que me visitan por las noches. En todos ellos siempre apareces tú. Te sueño. Mi corazón cambió desde ese día en que te conocí, cuando te tuve de frente, y hoy me siento tan atada a ti, mi interior está tan lleno de tu voz, de tu sonrisa y de tu cariño. Y esta música que me lleva nuevamente a ti, a esos momentos en que te viví y te tuve cerca. Te pienso. ¿Qué otra cosa puedo decir? Te quiero aquí conmigo, estás siempre tan dentro, en cada pensamiento, en cada sentimiento y en cada lágrima. Te siento. Creo que jamás voy a soltarte, te quiero conservar como un ramo de flores que siempre pueda tener cerca, tú, de la misma manera embelleces mis días, mi vida, y desde entonces, mi mundo.

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Te quiero. Mi corazón nunca estuvo tan feliz ni tan enamorado como cuando te tenía cerca, por eso y por todo te extraño. El planeta dio un giro de 360 grados, llegaste sin avisar y me cambiaste todo, empezando por la vida y la sonrisa que desde ese día no puedo guardar. Te extraño. La noción del tiempo cambió, contigo siempre se detenía; la idea del amor creció, contigo supe que quería estar así toda la vida hasta envejecer; los latidos de mi corazón encontraron el ritmo perfecto, contigo iba a mil por segundo de tanta emoción y entusiasmo por tenerte. Sigo buscando respuestas, saber por qué no estás a mi lado en esta noche fría; sigo buscando un camino para andar, uno que me lleve a ti y podamos compartir hasta el resto de nuestros días. Tampoco dejo de buscar ese amor que pueda resumirse en una palabra, la más bella del mundo: tú; y esos labios que cada día me besen y me digan que llegaste para quedarte.

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SEGUNDA OPORTUNIDAD Si tuviera la oportunidad, te aseguro que haría las cosas de una forma diferente. Desde el principio te diría cuánto me gustas, que te quiero bien, y que me encanta como eres, agregaría un “nunca cambies” porque de verdad eres maravilloso y espero que nunca cambies. Si tuviera la oportunidad, más de una vez te invitaría a salir, te abrazaría cada vez que así lo quisiera y te diría muy seguido lo mucho que vales y cuán importante eres para mí. Si tuviera la oportunidad, esta vez no te dejaría ir, no permitiría que la chispa entre los dos se acabara, no haría cosas que te alejaran de mí ni volvería a cruzarme de brazos al verte pasar. Si tuviera la oportunidad te diría que tú sin saberlo has logrado que escriba decenas de versos, una que otra canción, cuentos cortos de amor e ilusión, y que cada día intente ser la mejor. Si tuviera la oportunidad de estar contigo… siempre es mi deseo, ese que brinca en mi mente al ver una estrella fugaz en el cielo, o el reloj a las 11:11. Pero no la tengo, en otra vida será.

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HOY Hoy quise abrazarte, sentirte cerca, hablar contigo, escuchar tu voz, ver tu sonrisa, perderme en tus ojos, tener tu brazo rodeándome, platicar contigo, saber qué sientes y cómo estás, sonreír viéndote y viéndonos, acariciar tu mano, contagiarme de tu risa, recibir tu buena vibra, regalarte un beso o dos. Hoy es ‘todos los días’ desde que no estás.

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AYÚDAME A INTENTARLO Lo intenté, de verdad que lo intenté, borrarte de mi mente y arrancarte de mi corazón, no esperar una llamada, un mensaje ni nada de ti. Intenté ignorar mis sueños y esos momentos en los que aparecías en mi mente como por arte de magia, intenté no hablar de ti, no buscar tus fotos, ni escuchar tantas canciones que me llevan a ti. Hasta intenté olvidarte saliendo con alguien nuevo, besando otros labios y sintiendo otras manos. También intenté no llorar al recordarte, no escribir nada que hablara de ti, ni visitar nuestros lugares favoritos. Te lo juro que lo intenté, pero en el corazón no se manda y cada día espero volverte a ver al amanecer, deseo despertar de este mal sueño y que estés aquí. Lo que más anhelo es quererte a diario, sin miedo, sin reparo, sin orgullo, sin poner un candado a mi corazón. Aunque no te busque, siempre te encuentro; aunque no te quiera, siempre te extraño; aunque no estés, siempre te llevo en cada parte de mi ser. Nadamás me falta intentar no buscarte en otros ojos, en cada fragmento de poesía o en momentos de felicidad pero todo me habla de ti. Qué difícil es lograrlo si te apareces en cada intento, quiero avanzar pero me distraes con tu luz y me llenas con tantos recuerdos. Dime cómo olvidarte sin necesitarte, cómo borrarte sin pensarte, o cómo intentarlo sin quererte cada día más. Cómo me esfuerzo sin lastimarme, ayúdame a intentarlo.

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28 DE NOVIEMBRE Tu mirada me dijo más que mil palabras desde aquél día, aquél 28 de Noviembre en que mi vida cambió. Aquél día en que iluminaste mi día, mi año, mi vida, con tu sonrisa, tu voz y tus ojos color azul, azul profundo, llenos de paz y de seguridad. Al paso de los días acepté que me empezabas a importar, a preocupar y aunque me costó, que me empezabas a gustar. Desde que te conocí supe que contigo quería pasar el resto de mis días. Y muy en el fondo, lo sigo pensando, lo sigo queriendo, lo sigo esperando… Hay mucho de ti en cada palabra y cada pensamiento que callo. Aunque con alguien más estés, aunque alguien diferente a mí te haga feliz, mi corazón es tuyo desde ese día, el día en que intercambiamos miradas y vi mucho de mi reflejado en tu mirada, ese océano de paz. Te recuerdo con cariño y te anhelo con pasión. Sé feliz, me da gusto por ti. Olvídame. Yo jamás lo haré. En mi interior siempre te voy a llevar, pues de las arterias que conectan con mi corazón es imposible borrarte. Llegaste para quedarte, aunque no me correspondas, aunque no me quieras, aunque yo no haya cambiado tu vida aquel 28 de Noviembre en que nos vimos por primera vez.

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MARCAS EN EL CORAZÓN Tú eres la prueba de que el pasado vuelve, que los recuerdos y sentimientos más especiales no se llevan en la mente sino en el corazón. Que tu mirada, tu simple presencia es suficiente para activar mi corazón. Mi sonrisa lo dijo todo, y mi corazón no dejaba de bailar, estaba de fiesta. Te llevo y te llevaré siempre en mi. En mi persona y mi ser. Eres parte de mí, y aunque no pretendo que me correspondas o que iniciemos algún viaje juntos, ya no, eres parte de mi, de mi historia y ¡Salud! Por eso, por ti, por el amor, y por esos ojos verdes.

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LO QUE NUNCA DIJE Recuerdo ese día, ese día en que sin poderlo controlar me robaste el corazón, pero también recuerdo ese otro día, el día que en tú sin imaginarlo me rompiste el corazón. El mal de los que callamos, de los que no confesamos nuestro sentir, de los que lloramos en silencio mientras el corazón sangra de dolor al mismo tiempo que palpita de ilusión.

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AGUA Y ACEITE Qué difícil fue aceptar que la relación no funcionaba, qué difícil fue reconocer que no me valorabas, pero aún más difícil fue empezar a olvidarte. Dejarte ir para sentirme bien, desintoxicarme, yo de ti, tú de mi, y todo a nuestro alrededor. Olvidar personas y cosas que me recordaban a ti, canciones que me hablaban de lo malo y bueno que compartimos, lugares que visitamos y recorrimos juntos… Siempre te dije lo mucho que te amé, pero nunca te dije lo mucho que te seguí amando después de nuestra separación. Tampoco te dije que me hiciste mucho daño, y yo lo permití porque esperaba que pudieras ayudarme a escapar de mis demonios, inseguridades y trastornos. Deposité toda mi confianza e incluso mi vida llegó a depender de ti en cuatro o cinco formas. Poco a poco mi corazón dejó de latir por ti, tarde o temprano iba a suceder, éramos -fuimos- como esa combinación de agua y aceite: contraste perfecto. Tú tan blanco, transparente y puro; yo tan amarilla, cálida y llena de vida. Imposible disolvernos, imposible volvernos uno. Lo intentamos y fue difícil; lo forzamos y fue doloroso; nos rendimos y fue lo mejor. Hoy por hoy sé que algo de ti aún sigue en mi interior, y probablemente permanezca aquí siempre, pero ya no me dueles.

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CONFESIÓN PERDIDA En mi proceso de entender lo que siento, en mi proceso de admitir que me gustas, y que te aprecio más de lo que piensas, en mi proceso de enfrentarte y decirte lo mucho que me importas, decido dejarme sentir, decido permitir que el amor fluya, en mi ser, en mi entorno, y si este va hacia ti, hola, te confieso que esto es lo que siento. Mi energía se canaliza hacia ti, en realidad sucede desde que te vi, mis gestos, mi cariño, mi pensamiento, mis detalles, mi ser, todo es de ti. Porque quiero lo mejor para mi, y en mi universo, eso es lo que eres tú. Porque merezco el universo entero, por eso te elijo a ti. Ven a mí, permíteme quererte y convertirme en tu vida en eso que tú ya eres en la mía.

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RADIOGRAFÍA DEL CORAZÓN Que cómo fue mi primer amor, si me gustó mi primer beso, que cuándo latió mi corazón por alguien, que de quién me enamoré por primera y última vez, si alguna vez me rompieron tanto el corazón que no podía parar de llorar, que si alguna vez dejé de creer en el amor. Son historias que puedo contar con nombre, apellido, cara y miles de detalles. Esas historias que siempre voy a llevar conmigo porque no imagino mi vida sin ellas, y que a pesar de que no pasaron como quería, me marcaron igual. Para siempre. Primer beso: Saliendo de la última fiesta del encuentro estudiantil, a la luz de la luna, en la banqueta de mi edificio, en un pueblo llamado Ilmenau. Amigo alemán, lindo y tierno. La experiencia de intercambio internacional. Mejor souvenir que un llavero o una postal. Primer enamoramiento: Alejandro. Rubio, ojos claros, con quien intercambié decenas de cartas -aún escribíamos a mano-, soñamos con casarnos, vivir en San Francisco y tener dos bebés. Cuento de hadas, final feliz. Sueños inalcanzables. Primera vez: Con un artista. Sensible, lindo, creativo, mayor que yo, intelectual, interesante, talentosísimo. Punto final. Último enamoramiento: También rubio de ojos claros. Con el mejor sentido del humor, seguridad y gran asertividad en sus palabras. Me leía sin poderlo confundir, perceptivo a morir. Con él descubrí -o admití- que soy tradicional, conservadora y romántica. Un amor platónico que en el fondo deseo sea una historia inconclusa. La esperanza muere al último. Después de mi primer amor, decidí no casarme o tener hijos y nisiquiera formar una familia. Después de mi último amor, decidí que siempre sí.

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En mis labios han estado 8 pero en mi corazón 4. Ninguno se ha quedado. Con todos he aprendido. Mi interior ha estado invadido, a veces más y a veces menos, de todos ellos. Por todos he llorado, a todos los he sentido en lo más profundo de mi ser, y definitivamente tuvieron el permiso para acampar en mi mente. Dos lo supieron, otros dos no. Dejaron heridas sin atender, sin desinfectar, sin ayudarme a sanar. A veces pienso que alguna no ha cerrado aún, no del todo bien pero estoy todo el tiempo en recuperación. Tan inesperadamente llegaron a mi vida, y tan lentamente los dejé “ir”, porque irse es un decir, siguen aquí. En mi corazón están tatuados sus nombres, y en mi memoria el sentimiento. Pero sigo creyendo en el amor porque el amor siempre pasa, una y otra vez. El problema es que pensamos que llega para quedarse pero en realidad es como un virus. Llega, ataca, se infiltra, se impregna en tu cuerpo, permanece en tu interior, y cuando lo sientes “parte de ti”, es demasiado y llega el tiempo de desintoxicarte para sanar y estar fuerte de nuevo. Mucho ha habido en mi interior, pero hoy día, en mi ser existe todo el espacio posible para recibir y dar la bienvenida a un nuevo amor, al noveno beso, a mi quinto enamorado -porque no hay quinto malo, dicen-, a una nueva historia que contar.

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SI VUELVES Si vuelves, que sea para quedarte. Si vuelves, que sea por siempre. Si vuelves, hazme sentir completa. Si vuelves, quiéreme bien. Si vuelves, no me presiones. Si vuelves, no me digas que algo falta. Si vuelves, dame tu amor y tu cariño. Si vuelves, déjame crecer. Si vuelves, acéptame como soy. Si vuelves, realmente está a mi lado. Si vuelves, no me abandones. Si vuelves, no me dejes sola. Si vuelves, sonríeme todo el tiempo. Si vuelves, sácame sonrisas y no llantos. Si vuelves, ábreme la puerta. Si vuelves, quítate la armadura. Si vuelves, bésame en la frente. Si vuelves, compréndeme. Si vuelves, respeta mi tiempo y espacio. Si vuelves, llévame a tu mundo. Si vuelves, dame paz y alegría. Si vuelves, no te pido que cambies. Si vuelves, sé tu mismo. Si vuelves, no me desilusiones. Si vuelves, sé claro con lo que quieres. Si vuelves, búscame de verdad. Si vuelves, no me necesites. Si vuelves, que sea porque quieres. Si vuelves, ayúdame a entenderte. Si vuelves, te quiero, bienvenido.

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TÚ Y MI SOLEDAD Te recuerdo en cada poema que leo, en cada fragmento romántico de las novelas que más me gustan. Siempre te encuentro ahí en tantas palabras que quise decir. Te veo en cada película romántica, en cada escena final, en ese desenlace del "felices para siempre". Siempre en ese beso, cuando los créditos están por iniciar para regresarme a la realidad. Te escucho en cada canción de amor, en cada una que me hace pensar lo que eras para mí y todo lo que te extraño, en todo lo que siempre esperé que me dijeras. Cada estrofa la canto desde lo más profundo de mi ser cuando le doy voz a mi corazón. Siempre me haces estremecer aún sin estar. Te pienso cada domingo por la tarde, cuando estoy tranquila y nostálgica, y te recuerdo en cada té matcha que ordeno en las cafeterías que visito. Siempre vuelvo a esos lugares que me hablan de ti. Te extraño en cada calle que está cerca de tu casa, y paso por ahí cada vez que puedo, sólo para recordarte y no darme la oportunidad de olvidarte. Siempre que lo hago busco en cada esquina, en cada árbol y cada auto esperando que por casualidad estés ahí. Te quiero sólo en silencio y en mi mente, y te nombro cuando estoy con mi soledad

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porque no puedo admitir frente a otros que aún tienes un lugar en mi corazón, en mi vida.

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PARA TI Y si un día te sorprendes con el ánimo por los suelos, sin ganas de vivir, recuerda que estamos aquí de paso, que lo mejor está por venir, que debes sonreír y disfrutar este momento. Estás aquí para amar, ser amado y ser feliz. Que nada es tan doloroso, nada es tan decepcionante, que nada es tan duradero, y nada es tan controlable. No te tortures, no te presiones, no te juzgues, no te castigues. Todo es como tiene que ser, nada de más y nada de menos, nada sobra, nada falta nunca. Si un día crees que no sabes quién eres, te sientes perdido o que no estás completo, no te olvides que así como eres ya eres perfecto, eres una obra maestra, que todo lo que quieras ser es posible, solamente depende de ti creerlo, sentirlo y reconocerlo, pero jamás te pienses incompleto. Que si alguien quiere estar a tu lado, sabe el camino para llegar a ti y estar ahí, si no está es porque está en busca de su propio camino, no hay nada de malo en ti, simplemente no tiene un papel clave en tu vida, por ahora. No esperes, mejor vive aquí y ahora. Las personas pasan un corto o largo tiempo en nuestra vida, y ese tiempo es el necesario para nuestra evolución. Nunca pienses que algo que debía suceder no sucedió, no, pasó tal cual está escrito en las estrellas. Y si en ocasiones te desesperas, te sientes lleno de emociones, te sientes en medio de una crisis y estás en plena catarsis, déjalo fluir, es por tu bien, es una forma de poner orden en tu vida y seguir avanzando, volverte consciente de tantas cosas sobre tu ser. Que le pides al Universo que te envíe amor, paz, sabiduría y mil cosas más, recuerda que todo eso está dentro de ti, tú lo das al mundo y no al revés. Cuando el Universo te hace regalos, te

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aseguro los entrega justo a tiempo, nunca antes, nunca tarde, siempre en el momento en el que estamos listos para recibirlo. Nunca sientas que no eres suficiente o que algo has hecho mal, que el tiempo se detiene o que nunca vas a sanar las heridas en tu piel ni las de tu corazón. Todo lo contrario: eres perfecto, más que suficiente, tienes mucho tiempo para hacer todo lo que desees, y todo va a estar bien. Sentir es parte de esta vida, date la oportunidad de experimentar, conoce, arriésgate, ve las aventuras como una extraordinaria forma de crecer, y si te llegas a "equivocar", aprende, pero nunca te rindas ni te arrepientas de lo que has hecho, sentido o pensado. Sé optimista, y toma lo bueno. Por último: cree en ti, quiérete, cuídate y vívete.

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A MI CORAZÓN Querido corazón, no te fallaré ni una sola vez más, no ignoraré cuando me digas que es el corazón de él al cual quieres amar de hoy en adelante. Te voy a escuchar, te voy a cuidar y te voy a ayudar a cerrar algunas heridas del pasado, pues así podremos hacer espacio para la persona que está por llegar. Vamos a enterrar cada sentimiento, vamos a enmendar las cicatrices con tanto cariño que olvidarás que alguna vez las tuviste, pero en tu memoria siempre estarán esos rostros con nombre y cada recuerdo, y está bien. Te pediré que no tengas miedo, que no te desesperes y que mantengas la puerta entre abierta, sin candado o al menos deja la llave cerca, siempre y cuando tú estés muy feliz ahí dentro, listo para ser un buen anfitrión, dar lo mejor de ti, recibir sin cuestionar y siempre cálido para quien te pida permiso para entrar, siempre consciente de merecer. Te pido que no te limites, que no dudes de lo que sientas, que te permitas brillar y ni un segundo te olvides de tu valor, eres hermoso y tienes tanto amor dentro que este mundo no imagina todo lo que vas a derrochar cuando llegue la persona correcta, cuando sientas que está cerca, cuando sepas que es él. Estoy contigo, no estás sólo, sé fuerte, no te rindas, y aunque a veces te sientas un poco roto o dañado, créeme que sin esas historias serías otro. No dejes de latir, no pierdas la esperanza, tu otra mitad está más cerca de lo que piensas. Cada vez falta menos, cada vez está menos lejos. Sonríe, y llenemos de tu amor al mundo.

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I. ¿QUÉ DECISIÓN TOMAR?

Iba caminando con Emma, mi mejor amiga, habíamos ido a desayunar porque tenía mucho que platicarle. Quería narrarle cada detalle de lo sucedido hace dos noches con mi ahora prometido o medio prometido o ya no sé cómo referirme a él. - Y estábamos en el restaurante disfrutando de un pulpo a las brasas, íbamos a la mitad de la cena. Créeme que yo nadamás pensaba en el platillo y justo le decía a Juan que, de todos los mariscos, el pulpo es mi favorito desde hace como dos años, pareciera que él y el pulpo llegaron a mi vida al mismo tiempo, me cautivaron los dos, y para fortuna del pulpo justo cuando empezaba a tomarle cariño al pescado y al salmón, llegó a desplazarlos. - ¡Qué rico! Ya se me antojó. ¿Cuándo vamos? - Podría comer pulpo todos los días. Sí, cuando quieras, podemos ir al Luqueño, es riquísimo. - Bueno, pero y qué pasó… - Sí… pues Juan empezó con el discurso, y dijo algo así “Eres hermosa, soy tan feliz contigo y quiero estar así mucho tiempo, cada día. Pero si me lo permites toda la vida.” Dijo que soy el amor de su vida, que le encanta mi sonrisa, mis historias, las ganas de siempre hacer cosas nuevas, que viajar a mi lado es siempre una aventura. Dice que es mi fan y siempre lo será, le encanta mi blog de cursi poemas porque refleja lo que hay en mi corazón, y piensa que soy muy sincera y de sentimientos bonitos, que mis intentos con el ukulele son encantadores, y todas mis obras, las pinturas, las quiere comprar, aunque ya sabe que a él le puedo regalar la que quiera. - Ay, qué lindo.

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- Y de repente, se puso de pie y se hincó a mi lado. Cuando empezó a moverse te juro que sentí pena, no podía evitar sonreír al mismo tiempo que volteaba alrededor, sentí emoción, nervios, pena de nuevo, felicidad, me saqué de onda, y solamente lo dejé hablar y actuar. - O sea que fue súper clásico. - Sí, tradicional, siguiendo los pasos del manual, pero estuvo lindo, nunca esperas que suceda, vaya que me tomó por sorpresa. Es un bello. Y pues sacó la cajita -amarilla, mi color favorito-, me puso el anillo en el dedo y me preguntó “¿Quieres pasar el resto de tus días a mi lado? Porque yo sí, no tengo duda, ni miedo. No me imagino otro día sin ti. Quiero que tus ojos sean los primeros que vea al amanecer y los últimos que vea al anochecer, antes de dormir. Que tus labios sean los únicos que bese en esta vida. ¿Qué sientes tú? ¿Te gustaría estar conmigo siempre?”. - Con esas palabras seguro dijiste que sí. ¿Cómo es el anillo? - Es hermoso, diamante en forma de corazón en un anillo de oro rosado. Me conoce bastante bien, sabe cómo enamorarme, y no por materialista pero los detalles: caja amarilla, elogiar mis creaciones, una piedra en forma de corazón, cena con pulpo… Ah, y no lo creerás pero también pidió música para ese momento, ya imaginarás toda esta escena con Vitamin String Quartet de fondo y las melodías de U2 “One” y “With or Without You” -aunque en mi mente estaba más la de “I Still Haven’t Found What I’m Looking For”- esas que siempre he dicho que son hermosas para sonar en una boda. Súper romántico todo. - ¿Y qué le dijiste? ¡Todo suena hermoso! - Le di un abrazo, acepté el anillo, pero le dije que tenía que pensarlo. No estoy segura si quiero casarme con él, no sé si quiero estar el resto de mi vida con él. Sí lo amo, estoy enamorada y me

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mantiene así todos los días, lo admiro, me trata bien, es hermoso y muy lindo, buen hombre, responsable, inteligente, muy guapo, pero… no sé si es bueno o malo que sienta que algo hace falta. Creo que ya he sentido algo más especial por otra persona, como un latir en mi corazón muy diferente… ¿Recuerdas el chico del que me enamoré antes de empezar esta relación? - Qué si no… Te traía loca, o ” de un ala”. Él realmente puso de cabeza tu mundo. - ¡Lo sé! – suspiré. – No me duele hablar de él, es algo del pasado, pero el punto es que no le dije que no, pero tampoco dije que sí. Realmente quiero pensarlo y no equivocarme. - ¿Y en el restaurante lo dejaste de rodillas? - ¡No! ¿Cómo crees? Pues le di un beso para darle gusto a la gente alrededor de nosotros pero a él sí le dije lo que pensaría. Ya sabes, aplaudieron, unos chicos millennials de la mesa de al lado grabando todo, seguro estaban transmitiendo en vivo, y pues no fue algo tan íntimo pero bueno, estuvo todo muy bien planeado. Eso me encanta de Juan, que se esmera por hacer todo perfecto, y lo logra. Lo quiero tanto. Oye, hay una tienda de chocolates riquísimos aquí a menos de una cuadra. ¿Se te antoja? Vamos por el postre, yo invito. - ¿Quién soy yo para decir que no a unos chocolates? – dijo. Entonces pedimos la cuenta, esperamos a que llegara el mesero mientras daba un último sorbo a mi vaso de agua. Yo pagué la cuenta, ya era bastante con que Emma escuchara mis historias como para que gastara de su dinero en mimosas. Tomamos nuestros bolsos y salimos del lugar. Nos habíamos estacionado cerca pero decidimos caminar una cuadra para ir por nuestro postre: chocolates artesanales. Yo vestía un pantalón de mezclilla, tennis color rosa pastel, una t-shirt blanca de cuello redondo con la frase BONITA, y mis lentes de sol. Emma era más femenina, siempre traía estampados de flores y mangas largas o

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cortas pero con el hombro descubierto, y en esta ocasión su vestido era amarillo con flores y unos zapatos de piso –flats– color turquesa. Caminamos pero nos detuvimos antes llegar a la tienda de chocolates.

II. EL ENCUENTRO

Nos detuvieron. Se acercó un hermoso pug a mí. Se detuvo de mis piernas e intentó ponerse de pie, como si me conociera, como si me estuviera saludando y quisiera darme un abrazo de perro. Como si supiera a lo que iba conmigo. Era hermoso, un perro bajito pero grande, con una piel bonita, de esos perros que se nota cuidan, se veía también saludable y no cansado, como suelen verse. Y aunque me tomó por sorpresa no pude evitar acariciarlo y darle cariño. Le dije “Hola, guapo” y en 3 segundos su dueño ya se encontraba ahí de pie frente a nosotros, también un amigo del dueño que dijo “Dicen que todo se parece a su dueño”. Me dio risa, por un segundo pensé en que era raro que lo dijera el amigo y no el dueño, también a Emma le pasó algo similar, pero volteé a ver a ambos con amabilidad. -

¡Valentina, qué gusto verte! – dijo el dueño.

No lo podía creer, me paralicé por unos segundos, hubo descargas eléctricas en mi cerebro y en mi corazón. Ese pug no era uno del montón, era la mascota de Gael, y después de tantos meses, él estaba así frente a mí mirándome con esos ojos azules tan profundos que me dan paz. Como siempre.

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Él fue ese chico que en cuanto conocí me enamoró, con su porte, su seguridad al andar, su buen gusto para vestir, su voz grave, su amabilidad y caballerosidad, con la habilidad para imitar a los personajes de películas y a nuestros compañeros del salón y amigos. Estudiamos juntos en la Universidad, ambos nos graduamos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, él de Psicología y yo de Sociología. Me robó el corazón desde el primer momento, con su sonrisa perfecta, sus ojos color azul y su carisma. Me hacía sentir llena, plena, completa, lo admiraba tanto que me motivaba a ser la mejor cada día. Me encantaba que me hablara de los libros que leía que le habían cambiado la vida, que me contara pequeñas historias pero importantes para él, que me hablara de sus viajes o de su mascota, que me dijera lo que pasaba por su mente, que habláramos sobre la importancia del niño o niña interior. Una de sus habilidades: leerme inmediatamente. Era un chico muy sensible. Siempre sabía si me sentía bien o mal, en los primeros 2 segundos en que cruzábamos miradas sabía si yo traía asuntos para resolver conmigo misma, era como si esas máscaras y barreras que uno decide colocar ante los demás con él no existían, simplemente me desarmaba sin darme cuenta, bajaba la guardia. Conectaba con lo más profundo de mi ser sin forzarlo o evitarlo, simplemente pasaba. Empecé a escuchar a Luis Miguel porque a él le encantaba. Y me ayudó a aceptar que Ricky Martin no podía ser mi gusto culposo. Nunca le dije lo que sentía por él pero estoy segura que si era tan bueno para leerme, debió haber leído también mis intenciones hacia él cuando le llevé un pastel de cumpleaños –red velvet, su favorito-, le pinté más de 3 tarjetas -solamente cuando alguien tiene un lugar especial en mi corazón le pinto algo-, le llevé dulces -sus favoritos, siempre eran chocolates-, hasta le regalé algunos Likes en Instagram -pues nunca nos agregamos en Facebook, fue él o fui yo, creo que queríamos pero nunca pasó-. Nunca me correspondió con los gestos, atenciones ni detalles. Solamente recibía abrazos de su parte, cuando yo tenía la iniciativa de darle

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uno. Lo escuchaba con toda la atención, lo apoyaba en todo lo que me pedía, lo quería bastante… A los meses empezó a salir con una chica que en poco tiempo se volvió su novia. Una colega con la que trabajaba en el consultorio. Yo no entendía su idioma de psicología, a veces sí, pero entre agitación psicomotora, alma intelectiva, canales de frecuencia espacial, teorías Freudianas o Lacanianas, delirium tremes, disartria, duelo patológico, el mito de Edipo, y muchas otras cosas de las que no tengo ni idea, me llegaba a perder. En fin, hacían una bonita pareja, se entendían, y supuse que eran felices. Cuando todo empezó a enfriarse en mi corazón, antes de yo dejar el consultorio, de verdad desee que él fuera el hombre más feliz al lado de Sofía, en verdad quería que él fuese feliz, que todos los días tuviera ese motivo para sonreír y celebrar la vida, si yo no era parte de ese motivo estaba bien, siempre y cuando él disfrutara cada momento, pues con verlo sonreír me hacía feliz a mí. ¿Ya sabes? Cuando alguien es tu motivo para despertar cada día, salir al mundo, acomodar tu cabello, buscar proyectos nuevos, crear, escribir miles de versos de amor, cantar las canciones más románticas que escuchas e incluso tararear las que no te sabes, cuando sientes tu corazón inflado de tanto amor, de tantas emociones que hasta piensas que en cualquier momento puede explotar y desbordar todo este sentimiento por el mundo, pintarlo de colores y en ese momento, hacerlo un poco mejor, más bonito y más feliz para ti y para todos. Antes de conocerlo yo no me imaginaba casada, no me interesaba tener una familia, y al conocerlo acepté que sí quería tener bebés, casarme y hacer este plan, seguir estos pasos del manual de “cómo ser felices para siempre”, y acá entre nos, me veía casada si era con alguien como él, o mejor dicho, solo con él. Cambió mi vida. Jamás hablaba de un chico a mi papá, y de él no pude aguantar mis ganas de mencionarlo, de hacerlo presente; yo no usaba vestidos ni faldas o tacones y al saber que él era un poco más formal que los demás en su vestimenta, probé con todo esto y me descubrí que me

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sentía cómoda con ello, me sentía bonita porque además él notaba que usaba este tipo de atuendo. Probé un matcha latte por primera vez porque él me pidió que confiara en él. Me gustó. Obvio ¿cómo no me iba a gustar? Seguía todas sus recomendaciones, entre música como Daft Punk o Depeche Mode, escritores como Julio Cortázar, investigadores como Stuart Hall y Néstor García Canclini, o películas como La La Land y cualquiera de Federico Fellini. Empecé a escuchar boleros y tríos, esas canciones de vocecitas lindas. Me enamoré. Antes de él, ya había pasado 3 veces, pero con él, literal, fue como si un tren a toda velocidad impactara en mi vida en todos los sentidos. Ni siquiera coincidía con el estereotipo de mis examores: no era diseñador ni artista, no tenía cabello chino ni era pelirrojo, no manejaba un auto rojo ni andaba en moto, no sabía francés u otro idioma, y tampoco cumplía años en Enero. Fue diferente, fue especial, fue fuerte, y a resumidas cuentas fue único, un auténtico amor de la vida. Estuve enamorada desde hace poco más de 1 año, y no sabía que hasta la fecha seguía sintiendo algo por él, hasta este día en que nos encontramos en la banqueta, cuando Emma y yo íbamos rumbo a la tienda de chocolates artesanales.

III. SIN ARMADURA – ¿Y cómo has estado, Vale? ¡Tanto tiempo sin verte! – Ya sé, han pasado ya algunos meses. Pero bien, todo bien, trabajando mucho y con muchos proyectos, entre poesía, arte y todo lo demás. ¡Qué gusto encontrarte! ¿Cómo estás tú? ¿Sigues en el consultorio? – No. – dijo él. – Dejé ese lugar hace unos meses. Las cosas no salieron bien. Pero aquí estamos. ¿Y tú? Te he seguido en

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cada Instastory que publicas, no con el afán de stalkear, déjame aclararlo, pero sí me doy cuenta de que vas por aquí, por allá… En fin, dime todo de ti. Después de un silencio, y segundos llenos de tensión -de esa que no te molesta-, me percaté de que no había presentado a Emma y tampoco sabía el nombre del amigo de Gael. ¡Qué grosería! Entonces continué con eso, pero no sin antes entregarle una sonrisa a Gael, esa que solamente puedo darle a él, esa que en la comisura lleva su nombre, y tampoco pude ocultar en mi mirada que al verlo mis ojos se llenan de felicidad, al tenerlo frente a mi me dejo sentir tanta alegría que invade mi ser. A pesar de los meses, a pesar de la distancia, a pesar del tiempo. Mi corazón es tan suyo como desde el primer día. – Ella es Emma, mi buena amiga, Emma. Él es Gael, y él es… No sé tu nombre. – Mucho gusto, soy Antonio. – Soy Valentina, mucho gusto. Y sí, todo se parece a su dueño. Perdón por robar la frase. – Nos reímos. –

Valentina, de verdad me da mucho gusto verte. Verte bien, dejamos de hablar hace pues… un tiempo. Disculpa que mi pregunta vaya a sonar tan rara o tan directa pero ¿estás saliendo con alguien? – me preguntó Gael, mientras sus ojos resplandecían de amor, mientras me miraba, lo pude notar, lo pude sentir, así como antes, como cada vez que estaba frente a mí, me hacía sentir que no existía nada más en ese momento, en el mundo, solamente él y yo. O no sabía si otra vez era mi imaginación la que encontraba en estas señales y gestos tan bellos tanto amor.

Recuerdo que me hacía sentir tan nerviosa, tan insegura pero segura al mismo tiempo con tan solo tenerlo cerca. No quería que se fuera nunca. Y mientras él me miraba así, como un borrego

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sonriente, tan bello como siempre, o mejor dicho, como antes, sé que yo tampoco podía dejar de sonreír y mi corazón estaba loco por salirse de mi pecho para encontrar su nuevo hogar en su corazón. No quería contarle que recién me habían propuesto matrimonio pero al mismo tiempo quería decirle que sí estaba disponible aún, que mi corazón seguía siendo suyo, que nunca dejó de serlo, pero él estaba con alguien ¿Cómo podía pensar que decirle esto era una opción? ¿Realmente podría, ahora sí, de una vez por todas, confesarle todo lo que me hacía sentir desde entonces? Nuevamente bajé la guardia, me sentía debilitar, mis piernas empezaban a temblar y en mi mundo, una vez más, no existía nadie, solamente él, con esos ojos y esa sonrisa. ¿Por qué no estaba con él? No me detuve tanto y contesté a su pregunta sin pensarlo tanto. - Sí, salgo con alguien, ya llevamos un tiempo juntos. Y sucedió lo que no quería que sucediera, él bajó su mirada de mis ojos a mis labios, después a barbilla, subió a mi frente, después se detuvo por mi cabello de la raíz a la punta, y pasó a mis hombros, y entonces vio mi mano al acomodarme mi cabello detrás de la oreja, y vio el anillo en mi dedo. También el diamante en forma de corazón. – ¡Qué bonito anillo! Fue hecho a la medida. ¿Estás casada o comprometida? – preguntó Gael, con cara de desconcierto, desaprobación, duda, decepción, tristeza. Él realmente no imaginaba que fuera posible o real que yo me encontrara con alguien más. Siempre quiso ser de mi, y que yo fuera de él. Pero tantas cosas pasaron en los últimos meses que todo era posible. Sintió un poco de culpa por callar tantas palabras por tanto tiempo. Igual que yo. – Sí y no, es complicado. ¿Sabes? Es una persona que vale muchísimo la pena, es un gran hombre, me demuestra su amor

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siempre que tiene la oportunidad, y me hace sentir bien, me trata bastante bien. No puedo quejarme. Nos conocimos poco después de que tú y yo, bueno, que yo dejé de verte en el consultorio, digo, eso no es importante pero… ¡Esa canción me gusta! – algo que nunca puedo evitar hacer, interrumpir mi plática si a mis oídos llega una canción que me gusta, tal vez es un mal hábito. Continué – ¿Recuerdas esa canción? – ‘Someone That Loves You’ en su versión acústica. Claro, la escuchabas a diario, ¡Cuánto te gustaba esa canción! – Sí, esa versión la escuché porque tú… – Te dije que existía. Yo sé, ese día en la fiesta de Enrique, después de que tú pusieras la versión original. ¿Te acuerdas de mi cada vez que escuchas esa canción? Cuando, no sé, la escuchas por casualidad, cuando la pones en tu playlist de Spotify, suponiendo que esté en tu lista de canciones favoritas, o cuando tocas el playlist de forma aleatoria y de repente aparece. Bueno, probablemente no es algo que deba preguntar. – Ahora entiendo que te encante esa canción, Vale. – dijo Emma. – Claro, la escucha, la vuelve escuchar, y la escucha una vez más. Su favorita cuando tomamos vino rosado en el departamento, y nos reunimos a hablar de cosas de chicas. Especialmente las del corazón. A veces la reemplaza por otras canciones como ‘Iris’ de The Goo Goo Dolls, ‘Wonderwall’ de Oasis o alguna de Ricky Martin. – Ricky Martin siempre es una buena opción. – dijo Antonio. Todos reímos, pero sé que en la mente de Gael retumbaba la idea de que ha ocupado un lugar importante en mi corazón desde siempre, desde entonces. – Totalmente de acuerdo, y sí, cualquier canción de amor me hace feliz. – dije yo. Gael no quitaba sus ojos grandes, azules y profundos de mi, y su sonrisa sé que estaba llena de las respuestas

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a todas sus dudas, lo que nunca le dije, lo que nunca pude confirmarle por miedo a que me rechazara, a no ser correspondida, o a que no terminara su relación para estar conmigo. Aunque tampoco tuvo él la certeza de que yo quisiera algo más que una amistad. Hasta hoy, en unos minutos, me quité la armadura, así, sin nada más que ocultar, sin nada más que negar. Emma se dio cuenta de que Gael no era cualquier chico, que para mí era sumamente especial y que aunque había intentado referirme a él como un “fantasma” del corazón, la verdad es que estaba más vivo que nunca, es decir, nunca se fue y por lo que ella podía percibir, no estaba dispuesto a irse a ningún lado, o solamente si yo iba a su lado. Muy pronto se dio cuenta de que éramos el uno para el otro, de esos amores y grandes parejas de la historia, cuando que cada uno ha ido por su rumbo después de coincidir pero que es obvio que están en esta existencia para estar juntos, porque el mundo no podría tener sentido de otra manera. Todo a su tiempo. Porque así es el amor, llega a su tiempo, todos recibimos lo que es para nosotros cuando estamos listos, no antes ni después. – Así que te vas a casar. – Gael, qué puedo decirte, es una gran persona pero… algo hace falta. No sé cómo explicarlo, simplemente no me veo con él por el resto de mis días, quisiera decir que sí, pero no quiero equivocarme ni presionarme a dar un paso que no estoy lista para dar. Probablemente no lo dé, no sé, siento que hay algo inconcluso con alguien más, tal vez alguien a quien ya conozco, tal vez alguien a quien aún no conozco y por eso no siento que deba decir que sí. Es complicado. Pero dime, ¿qué hay de ti? ¿Sigues con Sofía? Recuerdo que hacían una linda pareja. – sí, eso le dije. Aunque debo confesar que cuando supe que empezaron a andar, mi corazón se paralizó, al igual que mi mundo, y no quise derramar ni una sola lágrima, pero al final de tanto esfuerzo no pude contenerme porque mi corazón caía a pedazos y aunque me tomó algunos meses, tuve que recoger los trozos uno a uno para

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intentar repararlo, intenté pegarlo con palabras falsas, con ideas y discursos poco profundos, con besos sin sentido, vacíos y sin amor, y una que otra noche fría, que claro, nada de esto funcionó. Ese día, esa tarde verano se me rompió el corazón por última vez. Y nunca le dije todo lo que sentía, intenté demostrarlo pero tal vez nunca lo entendió, o no sé. – Claro, Sofía. Terminamos. No funcionó. Justo por eso hace poco mencionaba que las cosas no habían salido bien, todo terminó. Fue lo más sano. Fue la mejor decisión que pudimos tomar. Ya sabes, buscábamos algo diferente y al poco tiempo nos dimos cuenta. Pero yo estoy muy bien, porque en realidad mi corazón ha estado con alguien más desde hace tiempo, y te lo puedo asegurar el día de hoy. Siento que nada se rompió. Intenté estar bien con Sofía, fue muy bonito lo que compartimos pero tú te das cuenta cuando dos piezas de rompecabezas no embonan. No puedes forzarlo porque simplemente no funciona y altera todo alrededor, es decir, hasta que quitas una de las piezas te das cuenta que todo lo demás empieza a tener sentido, mientras tanto estás ahí estancado. – Ya veo. – dije yo, pensando en la posibilidad de que esta vez sí fuera el momento para estar juntos, creí leer en sus pupilas una invitación muy clara a formar parte de su vida, si esos ojos hablaran seguro dirían “Aquí estoy, para ti”. Pero tal vez todo esto era una mala percepción, estaba viendo lo que quería ver. Lo que mi corazón necesitaba ver para sentirse completo y bien, otra vez. – Pero no has contestado ¿Te vas a casar? – preguntó Antonio. – Es que no es tan sencillo, ha de ser súper bonito casarte, pero tienes que estar 100% segura de que es la persona con la que quieres compartir todo, la última con la que deseas estar, ver a diario, aprender a vivir, coexistir en este planeta, juntos. No es una decisión sencilla ni que debas tomar a la ligera. O tal vez para nosotras es un poco más complicado. – dijo Emma. Me salvó con su comentario. Pero yo no podía dejar de ver a Gael y reiterarme que es el chico de mi vida, que es el amor de mi vida y que Juan

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no me daba eso que él sí ¿Qué es? No sé, pero es algo distinto, algo especial, algo único. A partir de ese momento, realmente, no supe qué hacer ni qué decir. Cuando sientes que no hay duda y quieres decir en voz alta “Eres tú, te he encontrado”, pero no sería socialmente correcto. Además empiezas a navegar entre pensamientos como ¿y si estás equivocada? ¿y si no le gustas? ¿y si está interesado en alguien? ¿y si aceptas que no es para ti?.

IV. NO TE CASES

Aunque sentía que el tiempo era maravilloso y no quería que terminara, esos 15 minutos que duró la charla fueron suficientes para tener una respuesta que dar a Juan. No podría estar con alguien que no me hace brillar con tan sólo estar cerca o al mirarme a los ojos, no podría conformarme con saber que es una persona buena o que me trata bien, de mi parte también necesito sentir que tengo algo para ofrecer y sobre todo tener las ganas de darlo, sentirme completa al dar tanto de mi. Todo de mi. Y muchas veces he sentido que Juan no es esa persona. Es alguien que me aporta felicidad ahora, en esta etapa y momento de mi vida, pero no puedo hacer un plan de vida con él. O quien sabe, todas estas ideas se fortalecieron en cuanto volví a ver a Gael. Lo quiero, aún, tanto o más que antes. – Claro, no es algo sencillo. – dije yo. – Pero definitivamente sé identificar cuando quiero estar con alguien, para mí es más fácil decir que es lo que sí quiero así sin dudarlo ni un segundo, que dejar ir a alguien, pues hay mucho qué perder y tampoco quiero tomar una mala decisión. No completar ese edificio que has construido por un tiempo, o es como si dejaras de regar un árbol que tú plantaste desde el inicio. Es complicado. Aunque… – Mira, Vale, contesta lo siguiente y ahí tendrás tu respuesta: ¿Te hace querer ser una mejor persona? ¿Sientes que ya no queda nada

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más por conocer que pueda llenarte tanto o hacerte tan feliz? ¿Piensas que es la primera persona a la que quieres ver en cada amanecer y la última antes de cerrar tus ojos para dormir? Y hasta algo muy simple, ¿Si le pidieras un café de aquí sabe cuál es tu favorito? – preguntó Gael. Estaba a punto de decir que no a las dos primeras preguntas, me daba miedo enfrentar la respuesta de la tercera pregunta, y seguro conocía la respuesta a la cuarta, pero en ese momento mis pupilas se dilataron por dos motivos: el primero, porque justo en el desayuno le decía a Emma que quería sentir eso, el deseo tan grande de que Juan fuera la primera y la última persona en mi día, en mi vida, de verdad lo quería sentir, como Juan lo siente por mí pero simplemente no sucedía. Una vez más mi corazón se alocó por escuchar esas palabras en alguien más, y la idea es muy linda, porque muy en el fondo sí me encantaría vivirlo, pero no con Juan. Gael es como mi alma gemela, con él sí quisiera amanecer cada día y dormir cada noche. Siempre he pensado que andamos por este mundo buscando lo mismo, buscándonos y aunque nos encontramos, coincidimos, siempre nos volvemos a separar para tiempo después reunirnos, vuelve a mí. Y pienso que es como Julio Cortázar lo escribió “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Y el segundo motivo, por el cuál mis ojos se agrandaron, fue porque vi a Juan venir hacia nosotros. No estaba nerviosa pero sabía que este era el momento para definir qué sentía, teniendo a Juan y a Gael frente a frente, definitivamente uno de ellos era mi respuesta ideal, mi pieza de rompecabezas perfecta. Algo me decía que Juan no era. – ¡Hermosa! ¿Qué haces aquí? – llegó Juan y me preguntó.

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Volteó a ver a todos, saludó a Emma tan caballeroso y amable como siempre, y logré percibir un aire de rivalidad entre él y Gael. Creo que los hombres también tienen la intuición bastante desarrollada. Y como siempre, territoriales en cada oportunidad que tienen. Se presentó con Antonio y Gael como mi “prometido”. Intentó darme un beso pero moví mi cabeza de tal manera que lo plantó en mi mejilla. Sé que se dio cuenta de ello, pero yo era siempre tan penosa y cuidadosa con este tipo de gestos en público que podría asegurar que no lo tomó mal. – Hola. Él es Juan. – dije volteando a ver a Gael, pues me interesaba que él no se incomodara, y no sé por qué, en realidad llegó en un momento inoportuno. O no. Tal vez llegó en el momento perfecto para evitar que yo uniera mi vida a la de Juan. Y dije – Claro que sabías que iba a estar aquí, te dije que iba a venir a desayunar con Emma. ¿Acaso nos estabas espiando? – nos reímos con cierta complicidad. Siempre me ha encantado esa relación entre ambos, las bromas, las miradas, leernos la mente, la voz y los gestos. – No, no, yo vine por un café. Sabes que vivo cerca. ¿Quieres algo de la cafetería? – me preguntó. Y quise hacer una prueba… – ¿Qué crees que querría tomar justo de esta cafetería? – tenía preferencias según la cafetería, en realidad muy pocas personas prestan atención a ese tipo de cuestiones. A veces las preferencias son tan personales que los demás no se percatan de ello. Muy en el fondo esperaba que Juan sí, me ayudaría a tomar una decisión respecto a la gran pregunta. – Déjame recordar… En Dolce Salatto es el chai latte de especias, en Electric Roaster Coffee es el chai mexicano… Creo que aquí sería un chai latte. ¡Ah! Claro, casi lo olvido, con jarabe de lavanda. Apenas iba a aceptar la bebida aunque no era mi favorita de la cafetería, pero Gael se adelantó y dijo:

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– No, amigo, Vale ama el chai pero de esta cafetería su bebida favorita es el matcha latte. Sin jarabe, sin chai, y con leche de almendra. ¿Es en serio? ¿Cómo sabe tanto de mi? Sin titubear, sin dudar, sin preguntar de más, sin pistas, sabe perfectamente quién soy, con mis gustos y mis formas de pensar, mis preferencias, cómo hacerme sonreír y hasta cómo hacerme sonrojar. – Creo que tenemos un ganador. – dije sin pensar en lo raro que podría sonar. Pero inmediatamente agregué – Pero el chai con lavanda suena bastante bien también. Lo probé alguna vez y me supo a jabón aunque nunca haya probado el jabón, pero podría intentar algo nuevo el día de hoy. Y sí, Juan, el matcha latte de aquí me encanta. Anótalo. Pensé que era momento de huir. De escapar. De alejarme de Gael porque sabía que la revolución estaba a punto de estallar. Cómo quererlo tanto, por tanto tiempo, y no tener el valor de decirle, no lo tuve antes y tampoco ahora. Otra vez no era el momento, no con Juan ahí presente. Me habría encantado tener un hada madrina que me ayudara y me guiara. Lo más cercano a eso era mi madre, pero lo más inmediato en ese momento era Emma. Entonces, con el dolor de mi corazón, con las ganas de seguir ahí, de saber más de Gael, de decirle por fin que es el amor de mi vida, fui valiente y di un paso. El paso. Hacia la tienda de chocolates artesanales. Juan entró a la cafetería. Era mi momento de seguir adelante. – Un gusto verte, Gael. De todo corazón, sabes que tienes un lugar muy especial en mi vida, te aprecio muchísimo y espero verte pronto de nuevo para que podamos seguir con esta plática. Recordar tanto. Y también decirte tantas cosas que tal vez no sabes y que creo que deberías saber. O que tal vez sí sabes pero que nunca será lo mismo a que te las diga. – no pude controlarlo y me acerqué a él- ¡Ven acá! -si supiera que desde que iniciamos la plática quería abrazarlo.

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Se acercó a mí, me abrazó tan fuerte, frotó mi espalda con ese cariño protector, tocó mi cabeza, me acarició, bajó su mano por mi cabello, y me dijo al oído unas palabras que todavía hoy retumban en mi cabeza y alteran todo en mi corazón: “No te cases todavía, por favor. Pero si decides hacerlo, que sea conmigo”. En ese momento sentí el corazón estremecer, crecer y al mismo tiempo reducirse. ¿Qué más podía pedir? El amor de mi vida, ese que aún hacía latir a mi corazón como desde aquél día de invierno en que nos conocimos y vimos por primera vez, me estaba pidiendo que si decidía estar con alguien para toda la vida, que fuese con él. Sin planear ese momento, sin entregarme un diamante de alguna forma, fue un momento tan íntimo y tan hecho para nosotros dos. Juan que no sabía cuál era mi bebida favorita de la cafetería. Antonio y Emma despidiéndose mientras Gael y yo teníamos este momento tan nuestro. Y yo, con ganas tremendas de correr a la tienda de chocolates, pero con Gael tan cerca que no quería irme nunca de ahí, no quería zafarme de sus brazos. Quería estar con él. Sí, también lo quería en mis amaneceres y en cada anochecer.

V. LA CONFESIÓN Dejé ir a Gael, tampoco me quedé con Juan. Pero a pesar de un momento tan mágico, no supe cómo decirle a Gael todo lo que mi corazón quería decirle desde hace tantos días y horas de mi vida, casi siempre a deshoras. Ya en casa, un martes a dos minutos de medianoche, con una taza de té oolong, blanca de lunares negros y con una frase impresa que decía “Sometimes you just have to let things go”, me decidí a

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decirle a Gael lo que sentía. Sin esperar una respuesta, sin pretender que viniera corriendo para estar a mi lado, sin pedirle que cumpliera con algo, sin seguir un manual de “cómo confesar tu amor después de tanto tiempo”. Las palabras me dan libertad así como tranquilidad y entonces, le escribí lo siguiente: Querido Gael, espero esta carta no te sorprenda, sobre todo al final, ya que leas lo que quisiera hacerte saber. Quiero que sepas que me encantó verte la semana pasada, de verdad que mi corazón saltó, rebotó y bailó de mucha emoción, y sí, tengo que decir que fue mi corazón porque yo intenté controlarme frente a ti. Mi corazón no pudo, nunca puede, porque tu efecto en mi es mágico, es como si mi cuerpo estuviera cargado y al tenerte frente a mi, se encontrará con el imán perfecto para mi, de esos que están cargados de tal manera que simplemente se atraen, que se sienten aún en la distancia y alguna fuerza los mantiene cerca. Además porque me encantaría estar pegada a ti toda la vida, pegada es un decir, a tu lado, de tu mano, y porque sí, mi corazón aún late por ti. Nunca dejó de hacerlo. Hace unos meses, cuando empezaste tu relación, mi corazón se desbarató, no te culpo, simplemente pasó, e intenté, lo admito, pegarlo de tantas maneras, y nunca funcionó, hasta que nos volvimos a ver. Me di cuenta de que tú eres lo que necesito para sentir mi corazón inflado y lleno de amor. Sé que no eres para mí, porque de alguna manera coincidimos y nunca para estar juntos, siempre hay algo, o alguien, y si así va a funcionar, bueno, no lo podemos controlar.

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Quisiera saber qué sientes tú, porque honestamente, cada que te tengo frente a mí vuelvo a sentir que existe una conexión, que la chispa no está en mi imaginación y que eres mi otra mitad, no solamente mi alma gemela, sino la persona que me complementa en muchos sentidos, claro, como mi pieza de rompecabezas perfecta. Y después de haber encontrado otras 3 piezas que encajaron perfecto en mi vida, eres mi cuarta pieza, la última, la que puede completar todo el paisaje. A veces apareces en mis sueños, otras veces te encuentro en cada pintura que hago y ten por seguro que estás en todo lo que escribo, eres una gran fuente de inspiración, siempre lo has sido, y si nunca pude decirte todo esto fue por miedo, por considerar que no era el momento, porque no tuve el valor, porque tampoco vi alguna intención de tu parte que me hiciera creer que podías corresponderme, y bueno, por algo pasan las cosas. También por algo no pasan. Lo que sí pasa es el tiempo, y sí ayuda a sanar, pero qué increíble que jamás esperas que un sentimiento siga ahí, tan vivo como antes, tan vivo como estuvo al principio. Y ahora viene lo más complicado de esta carta, de estas líneas, que espero hayas llegado hasta este párrafo igual de emocionado que cuando empezaste a leer la carta: Si me preguntas si eres una persona que me motiva a ser la mejor, sí; si me preguntas si eres una persona con la cuál no sentiría la necesidad de conocer a alguien más y ver todo lo que no conozco, sí, también; si me preguntas si eres la persona a la que quiero ver en cuanto abra mis ojos por la mañana, así como la persona que me bese en la frente y me diga “buenas

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noches, hasta mañana”, sí, lo eres; y si tengo dudas de que sepas cuál es mi café, té o bebida favorita en este o aquél café, definitivamente no las tengo, porque no nadamás lo sabes sino que eres una persona que me invita a probar todo lo demás, me muestras que el mundo es más que lo que tenemos aquí, alrededor, así sí quiero vivir. Eres y siempre serás ese amor de mi vida, el que más se parece a lo que quiero para mí, eres tú nadamás, pero en esta existencia no estamos destinados a estar juntos, creo que tanto tú como yo tenemos que aprender muchas otras cosas de tantas personas, antes de estar completos y entonces compartir nuestra vida. Sé que ese hilo rojo del destino, según la leyenda japonesa, sí es real y nos tiene atados, lo sé porque lo siento no porque lo vea, es de esas cosas que no necesitas que alguien te confirme. Siempre estaré aquí para lo que necesites, seré feliz al saber que tú también lo eres, y aunque estés con alguien, aunque yo esté con alguien, sabes que siempre seré de ti como tú de mí, porque en realidad nos pertenecemos, no hay más. Te quiero, te llevo siempre en mi corazón, más o menos en mi mente, pero siempre te querré, así como eres, porque con tantos defectos y con tantas virtudes, así eres perfecto, perfecto para mí. Te deseo total felicidad, que tu corazón esté siempre rodeado de personas que te quieren, así como yo, aunque no creo que encuentres a alguien que te quiera tanto, te lo puedo asegurar, pero a veces con menos amor también podemos ser felices, aprendemos a serlo, y lo disfrutamos. A veces querer demasiado es

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realmente poco, a veces querer poco es demasiado. Depende de la balanza que utiliza el corazón. Creo en ti, eres una persona maravillosa, eres un hombre excepcional, no lo dudes, eres grande, ya estás logrando cosas grandes pero sé que apenas estás emprendiendo el vuelo, te admiro, eso lo sabes, bueno, si no, ahora sí. No dejes de creer en ti, sigue tus sueños, materialízalos y si en algún momento necesitas de mi apoyo, ahí voy a estar, basta con que me lo pidas. A veces más lejos que de cerca, pero cuentas conmigo, no lo olvides ni lo dudes. Te quiero. Con todo el amor y este corazón tuyo, Valentina.

Y eso le escribí, es como si cada palabra hubiera sido escrita con tinta extraída de mi corazón. De verdad, cada idea, cada pensamiento lo dije de corazón. Le envié esta carta, sin esperar una respuesta, sin esperar que me buscara, sin esperar a que me dijera algo. Simplemente necesitaba decirlo, decirle lo que siento, lo que sentí y esto que estoy segura siempre voy a sentir. Muchas veces lo platiqué con Emma, tantas veces mencioné a este chico misterioso que no podía evitar comparar con Juan. Mi presente, mi ahora. Pero ahora creo entender por qué no funcionó con Juan, no había cerrado el ciclo con Gael. Y tal vez es algo que no pueda cerrar por ese hilo rojo que nos unirá para toda la vida, pero al menos en esta vida no voy a estar a con él, no nos toca estar juntos y como muchos programas de adicciones o malos hábitos, el primer paso es admitirlo, aceptarlo, para después dejarlo ir. Eso ayuda. Bastante.

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Dos días después sonó el celular. Un número desconocido. - ¿Valentina? – era Emma. - ¡Hola! Sí, Emma. ¿Cómo estás? ¿Vamos a ver la exposición de Monet que está en el Museo de Arte de San Diego? Creo que necesito un poco -o bastante- color en mi día. - Sí, claro. ¿Cómo estás tú? – preguntó. - Más tarde te platico bien, ya sabes, los detalles, como te gusta, pero… Sí. Creo que sin querer terminé dos capítulos de mi vida, dos muy importantes. Le escribí una carta a Gael, se la envié por correo, la escribí con el corazón en las manos, te lo juro, si mi corazón tuviera voz habría dicho esto desde hace mucho. – O tal vez nunca dejaste a tu corazón hablar, tal vez no quisiste escuchar lo que te decía. – Sí, tal vez tienes razón. Es que a veces no puedo ser como tú, así como dice tu mamá “eres más corazón que persona”. Siempre escucho primero a mi mente y hago a un lado al corazón, pero sabes, esta vez que vi a Gael no pude dominar a la mente, fui puro corazón, mucho corazón. Me siento bien. Tranquila. En paz. – ¿Y qué pasará si te escribe? ¿Qué pasará cuando lo vuelvas a ver? – No sé, realmente no quiero saberlo hasta ese momento. Pero no tengo miedo, que pase lo que tenga que pasar, y como dicen “cuando es para ti, ni aunque te quites, y cuando no, ni aunque te pongas”. Filosofía pura – reímos. – Valentina, ¿Estás segura de que todo está bien en tu corazón? – Por supuesto, mejor que nunca. Pienso que abrir mi corazón con Gael y terminar la relación con Juan fueron como los extremos

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perfectos, mucha felicidad vs mucha tristeza, y entonces me siento tan equilibrada. Todo es tan neutral. – Bueno, si tú lo dices. Paso por ti en 2 horas para ver a tu verdadero amor: Monet. Colgamos. Empecé a ver la vida de otra manera, e incluso sentí muchas ganas de hacer tantas cosas para mí, de destinar toda mi energía en proyectos personales, total todo estaba ya en su lugar, y yo me sentí completa. Todo esto fue solamente una historia de amor, una historia inconclusa que creí haber “concluido”. Emma pasó por mi, fuimos al museo. En el caminó sonó “California” de The Lagoons. Nos volteamos a ver Emma y yo. Esa canción siempre me recordaba a Gael, cada que la escuchaba me sentía feliz, como si estuviera ahí diciéndome I’ve been working all these hours all night long, when I hear that song, that makes me think of you. Y ese saxofón haciendo la melodía aún más romántica. No hay duda, es como si lo llevara tatuado en mi corazón. Y me hace feliz. Así como me hace feliz estar en una galería o un museo, es uno de mis lugares favoritos en el mundo. Nunca me aburro de ellos, ni del arte, ni de esta vida llena de color. – Mira, esa pintura me encanta. Aunque mi favorita es Pink Water Lilies. Recuerdo que lo descubrí aquél verano en la Galleria Nazionale d’Arte Moderna en Roma. Me cautivó que estuve más de 20 minutos frente a ella, empecé a llorar. Estaba sola, no pude compartirlo con nadie pero fue un momento muy bello. Así fue que empecé a ver más de cerca la obra de Monet y se convirtió en mi favorito. Recuerdo que en ese momento sentí tantas ganas de pintar, de empezar a explorar y bueno, lo demás es historia. Hasta ahora, no sé si por eso o porque fue mi primer viaje sola a Europa, pero Roma es mi ciudad favorita. Sus calles, los gelatos, las ruinas, los edificios, la Fontana di Trevi… Tengo

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que volver. – sonó mi celular. Vi que era una notificación de un correo nuevo. – ¿Quién es? ¿Te mandaron un WhatsApp? – bromeó Emma. Era una notificación de mi correo electrónico que decía que el correo que había enviado a Gael no había sido exitoso. Se había ido directamente a su Spam, o tenía la bandeja de entrada saturada, o había cambiado de correo. Un mensaje escrito con tanto amor y no había llegado a su destinatario. Era como si hubiera colocado un papel con un mensaje dentro de una botella y la hubiera lanzado al mar esperando que alguien la recibiera, pero nada me podía asegurar que llegaría a la persona indicada. Y entonces ¿no era el momento para que él supiera lo que tanto tiempo sentí? ¿Era una segunda oportunidad para no terminar el capítulo de esta manera e intentar estar con él? ¿La vida me estaba poniendo a prueba y debía enviar nuevamente el correo para reiterar mi decisión? Volví a sentir que la historia quedó inconclusa.

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1.

Buscaban los mejores helados, los encontraron y el amor los encontró a ellos.

2.

Contigo el tiempo pasa al mismo tiempo que se detiene.

3.

Tú como el café, no te acabes nunca.

4.

Lo que buscaba estaba a 5 centímetros de mi, pero tú volteabas a otro lado.

5.

Todos los caminos, los largos y cortos, tarde o temprano me llevarían a ti.

6.

Tomé mi maleta, tomé tu mano y agarré camino hacia el resto de nuestros días.

7.

No buscaba una historia de amor como las que leía, tan sólo quería amar al mar y su libertad.

8.

Una botella de vino, su copa medio vacía y la mía medio llena, mis mejillas y mi corazón más rojos que nunca.

9.

Puede ser el inicio o el fin del mundo, pero contigo a mi lado siempre será el momento perfecto.

10. En este mundo a blanco y negro, pintas de color cada día. 11. Ella no creía que pudiera gustarle más que los libros, y sin querer, empezaron a escribir la novela más romántica del mundo.

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12. Cuando es real es imposible de ocultar o negar. Aunque uno no sepa que existe, que ya está ahí desde hace tiempo. 13. Llegó el gran día, tú con esa sonrisa perfecta y yo con el corazón abierto. 14. Un beso que me marque la piel y me queme hasta el alma. 15. Te soñé. Abrí los ojos y seguías ahí. 16. El corazón se aceleró, corrió hacia ti, fue tan rápido que se cansó. 17. Si es el juego del ‘felices para siempre’, el del ‘amor efímero’ o el de ‘sin compromiso’, el que sea, yo lo quiero jugar contigo. 18. Él le pidió verla, ella aceptó. Él no quería jugar, se enamoró. Ella sólo quería una cerveza y bailar. 19. Te vi y me enamoré. Empecé a creer en el amor a primera vista. No pude abrir mi corazón. 20. Tus ojos que me invitan a ser feliz, no los cierres nunca, no te apagues jamás. 21. Abrió la carta, la leyó por décima vez y la piel de le erizó. Al día siguiente lo volvió a hacer tan sólo para no olvidarlo. 22. Soy de esas personas que cuando se enamora no usa los ojos o los labios para amar, sino el corazón.

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23. No intentes arreglar mi corazón, está tan roto que cada trozo contiene amor, tanto amor para darte. 24. Sé mi excepción, rompe todas la reglas, hazme salir de la zona de confort. 25. Y me viste con esos ojos tan grandes que en un segundo me perdí. 26. Volví aunque dije que no lo haría. Te quise, aunque pensé que ya no sentiría. 27. Y si el amor tiene un nombre, debe ser el tuyo, con todo y apellido. 28. Ella escribió más de 100 páginas pensando en él. Él no lo supo nunca. 29. Detrás de su sonrisa se ocultaban historias de amor, un corazón roto y la gran ilusión de encontrarlo al fin. 30. Prefería sumergirse en el mar o entre las líneas de un libro, que en el olvido o en sus brazos fríos. 31. Su corazón era tan frágil como la cerámica, tan rojo como la sangre y tan grande como el Universo. Y aún así, llevaba tantos golpes, grietas y clavos enterrados. Su corazón entendió el amor. 32. Si tú me llevas a perderme, no me importa equivocarme de camino una y otra vez. 33. Sé mi primer día a partir de hoy, y mi último de la vida.

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34. “Me gustas” tanto temor de decirlo, cuando admitirlo me tomó 1 segundo. 35. Prefiero llevarte como una marca en el corazón y no como una carga pesada en la vida. 36. Esa vida juntos yo la imaginé desde que vi tus ojos, me sonreíste y supe tu nombre. ‘You had me at hello’. 37. Sé como cada 14 de agosto, y hazme la persona más feliz de la vida. 38. No quiero que encajemos sino que aprendamos a ir juntos, cada quien sus formas pero de la mano. 39. Ha pasado tanto, extraño los días de fiesta, el cariño que me diste, el amor que nació, la ilusión que plantaste. 40. De repente mi corazón te recuerda, sí tiene memoria, tanta que mi cuerpo se invade de felicidad, de ti. 41. Tú, el atardecer, la brisa fresca, mientras tocas Wonderwall con la guitarra y yo canto con el corazón. 42. No uses disfraz, sé tú. No uses máscara, muéstrame lo que eres. Yo te quiero igual, desde la cabeza hasta la punta de los pies. 43. Y en un cuarto lleno de arte, yo te vería a ti. Una y otra vez. Siempre volvería para encontrarte ahí, cada día.

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44. Puedo pintar tu mundo de colores, tú dime cuál es tu favorito. 45. El lugar más bonito más seguro que puedo darte es en mi corazón. ¿Te mando la ubicación? 46. Aunque por fuera diga que ya te olvidé, por dentro mi corazón lleva tu nombre grabado. 47. Me robaste un beso, te lo di. Te intenté robar el corazón, aplicando la misma estrategia, pero no funcionó. 48. No pidas amor, dalo y verás que poco a poco también lo recibirás. 49. ¿En dónde puedo encontrar un chaleco salva corazones? Tampoco sé nadar en el amor. 50. Porque el corazón que nunca logro reparar, es el mío. 51. Pensé que entre tanta obscuridad, jamás volvería a ver la luz. De pronto de vi a ti. 52. “Gracias, pero tú a mí no me gustas”, y concluyes la última página del libro. 53. Y te quise hacer piojito hasta que cayeras dormido. Pero a ti no te gustaba que te acariciaran el cabello. 54. Me siento enganchada a ti, y aunque tengo la llave, no la quiero usar.

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55. Aunque me gustan los lentes de sol, ya no quiero usarlos porque este brillo en los ojos te lo debo a ti. 56. Que todos los emojis de besos y de amor que me mandas, se vuelvan realidad. 57. Llegó a la tienda preguntando por un corazón nuevo para cambiar el que llevaba que estaba tan roto. 58. En el departamento del amor no hay caja de reclamos ni devoluciones. 59. No sé si el alcohol te hace olvidar o recordar lo que pasa en tu corazón, pero ¡Salud! 60. Ellos perdía el suelo cada vez que estaban juntos, volaban por el Universo y la noción del tiempo no existía. 61. Ella esperó a que él la amara, cada día le dio una nueva oportunidad. No sé cansó. Sigue esperando. 62. En el punto y aparte, sé el siguiente párrafo. Y si hablamos de un punto final, sé un millón de palabras antes de terminar. 63. Me importa lo que eres hoy, lo que sientes ahora, tus motivos para estar aquí. Lo demás sobra. 64. ¿Y si eres el primero en escribir? 65. De donde sea que vengas, yo quiero ir contigo.

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66. Si me pides un beso, te lo voy a dar. Ahora, ten cuidado si me pides el corazón, porque ese es difícil de reparar. 67. Todo lo que te digo es por algo, y lo que no, también.

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