DON JUAN Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor? Y estas palabras que están filtrando insensiblemente tu corazón ya pendiente de los labios de don Juan, y cuyas ideas van inflamando en su interior un fuego germinador no encendido todavía, ¿no es verdad, estrella mía, que están respirando amor?
JUAN ¿No te parece, cariño, que en este lugar solitario la luna brilla con ganas y estamos más tranquilos? Estas palabras te llegan al corazón y encienden en tu interior un fuego de amor. ¿No es verdad hermosa que te estás enamorando?
EL YONI Cucha, Canija, aquí apartao en la orilla vaya cómo pega la luna y cómo se respira, ¿no? Tú lo sabes, quilla. Yo tengo la razón: Ahí dentro hay deseo, ¿a que sí?
DOÑA INÉS Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!, que no podré resistir mucho tiempo sin morir tan nunca sentido afán. No, don Juan; en poder mío resistirte no está ya; yo voy a ti, como va sorbido al mar ese río. Tu presencia me enajena, tus palabras me alucinan, y tus ojos me fascinan, y tu aliento me envenena. ¡Don Juan! ¡Don Juan! Yo lo imploro de tu hidalga compasión: o arráncame el corazón, o ámame, porque te adoro.
INÉS Silencio Juan. No quiero escucharte más. Nunca he sentido esto ni quiero sentirlo. No, tengo que resistir. Pero me parece ya que me haces falta. Tu presencia me fascina y tus palabras me vuelven loca. Juan, por favor, ¡Ámame o déjame!
LA JENI Cierra el pico, anda, que no quiero liarla. Si es que no puedo, tío. Tu boca me vuelve loca ...pero... ¡Vamos a dejarnos las historias! ¡Joder! ¡Hazme el amor!
ELENA FLORESCU 4ºD