CASTILLO CENTRO de ARTE
ZamorA MUSEO BALTASAR LOBO
El Castillo de Zamora está emplazado en el vértice del primer recinto amurallado, como pieza clave del esquema defensivo de la ciudad, consta de dos recintos. El interior, algo más elevado, reviste forma romboidal, coronados los muros por fuertes gárgolas y rematados sus extremos mayores por sendas torres (hoy desgajadas) de forma pentagonal y alzándose una más alta, de planta heptagonal, a la derecha de la entrada, recorrida por imposta y por cornisa de bolas en los dos tercios de su altura. En su costado norte se aprecia una puerta cegada, que pudo haber sido la original, y que se correspondería con otra, también tapiada, practicada en el segundo recinto.
Este segundo recinto o barbacana evolvente es de forma mĂĄs irregular, formando parte su extremo noroeste de la propia lĂnea de muralla de la ciudad. En este tramo se abrĂa una puerta de arco apuntado, hoy cegada, que fue muy probablemente la de Santa Columba de que El Romancero, documentada en 1168, claramente visible desde Trascastillo
Se puede recorrer la liza (espacio entre ambos recintos) contorneando la totalidad perĂmetro del castillo, de amplias vistas sobre el Campo de la Verdad, las iglesias Santiago el Viejo o de los Caballeros y del EspĂritu Santo; o bosque de Valorio en extremo oeste. Para mayor defensa, un profundo foso tallado en la roca separaba castillo de la ciudad.
del de su el
La entrada, de arco apuntado practicada en el interior de un torreón rectangular, ofrece una serie de interesantes elementos defensivos: aspilleras escalonadas, doble ladronera sobre la puerta y dos poleas de madera con el correspondiente torno (de fecha tardía) que sirvieron para utilizar el puente levadizo.
Como colofón a las múltiples alteraciones y reformas sufridas en el Medievo y más tarde, en la Edad Moderna, el patio del castillo en la primera mitad del pasado siglo XX fue adaptado para albergar hasta finales del mismo las distintas escuelas (de Maestría Industrial y más tarde la Escuela de Artes y Oficios y la de Idiomas. En el verano de 2009, el Castillo de Zamora, recuperó todo su esplendor, gracias a la rehabilitación y mejora de sus instalaciones (incluidos los jardines anejos), convirtiéndose también en el Centro de Arte “Baltasar Lobo”, donde se pueden visitar, de forma permanente, las obras más representativas del artista de Cerecinos de Campos.
En la imagen: Panorámica de 360º del Castillo y sus jardines junto a la Torre de la Catedral
Baltasar Lobo nació el 22 de febrero de 1910 en el seno de una familia humilde de Cerecinos de Campos, Zamora. Ya desde la infancia, su espontánea habilidad para el dibujo y el modelado, así como su temprana y decidida vocación artística, dirigieron sus pasos por el camino de la escultura. Con 12 años entró como aprendiz en el taller del escultor-imaginero Ramón Núñez en Valladolid, a la vez que se iniciaba como modelador en la Escuela de Artes y Oficios. Gracias a una beca en 1927 puede continuar su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde también pudo asistir a las clases de Círculo de Bellas Artes, especializándose en la talla directa de la madera y el mármol. Abandona los estudios a los tres meses y pierde la beca. Asiste a cursos nocturnos de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios, y frecuenta el Museo Arqueológico donde descubre el arte ibérico. Durante estos años descubre con admiración la obra de los grandes artistas españoles del momento, Picasso, Dalí, Miró o Gargallo entre otros. Su participación en la Guerra Civil en el bando republicano le obligará, cuando ésta concluye en 1939, a tomar el amargo camino del exilio junto a su esposa Mercedes Guillén, fundadora de la organización libertaria Mujeres Libres. Se moverán por varias ciudades francesas hasta fijar definitivamente su residencia en París. En la capital del arte moderno entabla pronto amistad con Pablo Picasso y el escultor Henri Laurens, en cuyo taller trabajará unos años y de quién tomará su interés por simplificar las formas, su afición por los volúmenes curvilíneos, así como su concepto de estructuración poscubista de la escultura.
Baltasar Lobo
Durante la década de los 40 va a ir perfiló su estilo, empezarando con una figuración muy simplificada en relación con las formas populares y con un cierto carácter arcaico, para continuar por caminos de creciente abstracción y depuración de las formas. Su deseo por indagar en el desnudo femenino se traducirá en una iconografía repleta de “bañistas” y “maternidades” y más tarde en los centauros y las ninfas. Participa en múltiples exposiciones y salones: París, Estocolmo, Luxemburgo, Amberes, Praga, Oslo, Bruselas, Toulosse... Así, a partir de los años 50 Lobo posee un lenguaje propio e inequívoco que aúna en sus esculturas la rotundidad de volúmenes con una gran perfección en el modelado de las formas, especialmente elocuente en las piezas realizadas en mármol y bronce pulidos, en las que el escultor aprovecha la plasticidad táctil y luminosa del material hasta obtener obras radiantes, dotadas de una bellísima y oscilante transparencia interior. Participa en exposiciones colectivas en Tokio, París, Burdeos, Amberes, Estocolmo, Helsinki, Berlín, etc., y realiza numerosas exposiciones individuales + en París, Caracas, Madrid, Luxemburgo, Zurich, Barcelona, Tokio, etc. En la década de los 80 afortunadamente se estrecharon sus lazos con la tierra que le vio nacer y que él nunca quiso olvidar, así en 1984 podrá celebrar su primera exposición en Zamora y, dos años después, la VIII Bienal de esta ciudad, le dedicará una sala especial en homenaje a su fructífera trayectoria artística. Por desgracia la muerte le sorprendió en París a los 83 años cuando estaba preparando, en colaboración con diversas entidades públicas y financieras, un ambicioso proyecto museográfico para la exhibición y estudio de su obra en la capital zamorana. Su reconocimiento internacional se tradujo también en numerosos premios y distinciones.
Comparaci贸n del Castillo en dos im谩genes: la de la esquina superior derecha data de 2004, antes de su cierre como Escuela de Arte; la que llena toda la p谩gina es de julio de 2009, justo terminada su rehabilitaci贸n
Horarios de visita: De martes a domingo y festivos De 12.00 a 14.00 y de 17.00 a 19.30 h.
javier
Š 2011
AlcinA
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