Fotografías de los Onas, tomadas por el sacerdote y antropólogo austriaco, Martin Gusinde en 1920.
Él estudió a los pueblos del extremo sur chileno además de denunciar el genocidio que estaban sufriendo, en sus múltiples escritos.
LOS INDIOS DE LA TIERRA DEL FUEGO, MARTIN GUSINDE Extracto de Tomo 1, volumen 1: “Los Selknam. De la vida y del mundo espiritual de un pueblo de cazadores” (Publicado en 1931)
Debo revelar ahora la imagen repugnante de la matanza sistemática de esta magnífica tribu de indios llevada a cabo por blancos codiciosos. ¡En verdad, no es un deber agradable! Tengo el coraje para presentar los hechos manteniéndome fiel a la verdad. Todos preguntan, asombrados, por las causas que han reducido en el lapso de cincuenta años a este pueblo vital, de aproximadamente 4.000 personas, a apenas cien sobrevivientes. Como en otras partes del mundo extraeuropeo, también en este rincón de la tierra el "hombre civilizado", ávido de riquezas, se ha abierto paso con armas de fuego y veneno por los poblados de los desprevenidos indígenas, marcando ese paso con torrentes de sangre y dejando las armas de lado sólo cuando se había apoderado de la totalidad de las tierras ambicionadas. ¡Los derechos humanos más sagrados fueron pisoteados con la más brutal violencia! Una fiera jamás actúa contra sus congéneres con la ferocidad con la que aquellos blancos se comportaron con nuestros indios. Estas líneas son una eterna acusación contra aquellos cazadores de hombres que despiadadamente asesinaron al pueblo selk'nam. (…) Ciertos estancieros y asesinos pudieron ensañarse impunemente con los aborígenes a fin de librar el territorio indígena a sus
haciendas. Se comenzaron a pagar recompensas, primero menores y luego hasta de una libra esterlina por la cabeza de un indio adulto. Era la misma paga que en la Patagonia se recibía por un puma muerto. Como algunos cazadores de indios no querían cargar con varias cabezas, el estanciero se contentaba con la entrega de un par de orejas y pagaba el mismo precio.11 Pero estos "trofeos" se quemaban en el acto pues el empleador quería evitar que su diligente cazador cobrase dos veces el mismo par de orejas. También conozco los nombres de personas que han enviado cabezas de indios a un museo de Europa a cambio de una suma mayor. (…) En esa época, algunos estancieros trajeron fuertes mastines de Europa. Los cazadores de hombres soltaban estos animales peligrosos cuando sorprendían o rodeaban un campamento. Los perros o hacían salir al indio de su escondite para llevarlo ante los caños de los fusiles o si no herían gravemente en el cuello a los niños, que se desangraban rápidamente.
Fuente: http://americaindigena.com/tfuego1.htm
En base al texto responde las siguientes preguntas: 1.- Identifica y analiza como el autor se refiere a los colonizadores, en cuanto a las acciones que realizaron contra los indĂgenas. 2.- Identifica que mĂŠtodos ocupaban los colonizadores para atacar a los indĂgenas.