The Wannabe 9

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Volumen 9, TW a単o 7 Octubre de 2012

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Volumen 9, TW año 7 Octubre de 2012

Convocatoria A diez años de formación de la NEL y con motivo de tal conmemoración, The Wannabe se une al esfuerzo del Comité ejecutivo de la NEL y el de su Directora, renovando su lema "querer ser", sin nunca alcanzarlo. Desde su creación The Wannabe ha tenido la aspiración de convertirse en el espacio representativo de las voces de la Escuela. Proponemos hoy apropiarnos de este espacio y de este esfuerzo, transformando la iniciativa en un verdadero Forum de la NEL. Haremos oír las voces de la Escuela. Y habitaremos este lugar tomando la palabra y reflexionando sobre las relaciones entre la política y el sujeto del inconsciente.

publicación de la revista, a través de un texto relativo al tema y que pueda ser enmarcado en una de estas secciones. Proponemos como novedad la iniciativa de que esta edición de The Wannabe, transformada en una modalidad de Fórum local e interno de la NEL, sea utilizada como material preparatorio para nuestro próximo Congreso a realizarse en octubre próximo en la ciudad de Medellín. Porque creemos con Leonardo Gorostiza que las intervenciones clínicas y políticas tanto en las Jornadas como en el Congreso y en la Asamblea pasados, ya dieron cuenta de un cierto franqueamiento que no dudamos se verificará en nuestro trabajo de octubre, consolidando una nueva etapa para la Escuela.

The Wannabe toma la posta para interrogar la orientación de nuestra Escuela y lo hace bajo la referencia: El psicoanálisis, ¿una fuerza política?, retomando el sugestivo señalamiento de Miller "Es el momento, es el lógico, de que por todos lados el psicoanálisis, se convierta ahora en una fuerza material, una fuerza política". Si de lo político hacemos el campo donde se despliega el lazo social, es ineludible pensar que el psicoanálisis es un "acontecimiento de la civilización", que lo social es su asunto. ¿Cuál es el lugar del psicoanalista frente a ello? ¿Cuáles son las particularidades para nuestra región, a la vez una y múltiple como la Escuela misma? ¿Cómo situar ese momento lógico que señala Miller en relación al momento lógico de nuestra Escuela? ¿Qué implicaciones tiene la materialidad de esa fuerza? ¿Por qué se trataría de una transformación posible para el psicoanálisis devenir una fuerza de tal tipo? Teniendo como referente las cinco secciones que constituyen nuestra revista, donde se ponen de relieve los diferentes aspectos de la Escuela pero sobre todo se realza el lugar del psicoanalista en ella, queremos invitarle a participar en la 2


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Contenido The Wannabe No.9 Editorial:  La NEL Wannabe por Clara M. Holguín (Directora Comisión Editorial)…5 De Nuestra orientación:  El Psicoanálisis y la política, por Leonardo Gorostiza……………...………8  Psicoanálisis y política: la NEL Wannabe por Elisa Alvarenga…………....11  El psicoanalista, sus desafíos y sus riesgos, hoy por Piedad Ortega de Spurrier…………………………………………………………………..14 Dossier:  Anguila por Jaques-Alain Miller (ECF) …………………………………..18  La fuerza política del psicoanálisis por Joaquín Caretti Rios (ELP)...……..24  El psicoanálisis ¿cómo puede convertirse en una fuerza material, en una fuerza política? por Nora Gonçalves (EBP) ……………………………...25  Entrevista a Graciela Brodsky por Silvia Baudini(EOL) ………………....29

El psicoanalista en la escuela:    

Nota de presentación, por Clara M. Holguín (Comisión Editorial) Los no anacrónicos erran por Gustavo Stiglitz (EOL) …………………...32 Topologías de Escuela por Silvia Salman (EOL) ………………………...35 Política del psicoanálisis por Luis Tudanca (EOL) …………….………....37

El psicoanalista en formación:  Nota de presentación, por Mónica Pelliza(Comisión Editorial)  Sobre el fondo de lo imposible por Maria Hortensia Cárdenas (NEL-Lima) ………………...…………...43  La inconsistencia… soporte de una Escuela. ¿Puede serlo también para el psicoanálisis como posible fuerza política? por Susana Dicker (NEL Guatemala) ……………………………………………………………....47  Dar testimonio de cierta manera… por Marcela Almanza (NEL México)..50  El "factor T" por Patricia Tagle Barton (NEL Lima) …………………….52  De la angustia lacaniana al amor por Raquel Cors Ulloa (CEIC-Chile) …..55 El psicoanalista en los carteles:  Nota de presentación, por Gladys Martínez (Comisión Editorial)  El por-venir del órgano base de la Escuela: ¿Nos servimos de él? Por Elida Ganoza (NEL Lima) ……………………………………………...……..59  El poder de las lagunas por Ana Viganó (NEL México) ……………..…..62  Acerca del cartel: "Violencia y Psicoanálisis" por Beatriz García (NEL Bogotá) ……………………………………………………………….....66 3


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El psicoanalista en movimiento:  Nota de presentación, por Ana Viganó (Comisión Editorial)  Notas convergentes preliminares a la práctica analítica por Antonio Aguirre Fuentes (NEL Guayaquil) ………………………………………...……..71  El analista en movimiento por fuera del padre por José Fernando Velázquez (NEL Medellín) ……………………………………………………...…..75  El Psicoanálisis y el estudio de lo social por Carlos Márquez (NEL Caracas)  Acerca de la política y la discordia de los discursos por Susana Strozzi (NEL Caracas) ………………………………………………………………....81  Reflexiones sobre la relación entre Psicoanálisis y política por María Elena Lora (NEL Bolivia) ………………………………………………….…..84  Amadeo o como salir del paso por Fernando Gómez Smith (NEL Lima)..87  De nuestros lugares por Gloria González (NEL Bogotá) ………………..89  Violencia Impunidad e Identificación por Betty Abadi (NEL Caracas)....92  De curas por saber……ancestral, por Maria Victoria Clavijo (Quito) …...96  Psicoanálisis en Venezuela, hoy por Aliana Santana (NEL Caracas) ……..98  Política y Psicoanálisis: Retos para la práctica analítica hoy, en Guatemala por Stephanie Rudeke (NEL-Guatemala) ……………………………....100  Ruido de fondo. Psicoanálisis y política por Claudia Gonzalez (NELGuatemala) …………………………………………………………......105  Apres-coup por Lorena Greñas (NEL-Guatemala) …………………......108

El psicoanalista en la Biblioteca:  Bitácora (NEL) ………………………………………………………................................112  Como se forman los analistas (NEL México) ................................................114  SOL III (NEL Bogotá) ......................................................................................116  Conferencias 5 (NEL Bogotá) ..........................................................................117  Sujeto, saber y educación (NEL Medellín) .....................................................119  Umbrales (NEL- Caracas-ACP) .......................................................................119  Endgae-Final de la Partida- (NEL- Caracas -ACP) .......................................120  Jacques Lacan: A 30 años de su muerte (NEL-Guayquil) ............................121 De último momento:  Entrevista a Marie Hélène Brousse por Clara M. Holguín (Comisión Editorial) ..............................................................................................................122 Comisión Editorial     

Piedad de Spurrier (Presidenta de la NEL) Clara M. Holguín (Directora) Gladys Martínez Mónica Pelliza Ana Viganó

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Editorial Por Clara María Holguín, Comisión Editorial La NEL Wannabe La NEL Wannabe, es el título que damos a nuestra novena edición. Sintagma que pone en funcionamiento –lo que espero transmitir como voz editorial- el debate sobre el devenir del psicoanalista en el siglo XXI, a diez años de creación de nuestra Escuela. Como suele suceder cuando aceptamos una invitación, que para el caso fue dirigir esta edición de The Wannabe, desconocía el embrollo en que me metía. Sí, el embrollo del cuerpo, pues de eso se trata, dar cuerpo a un revista que se nombra The Wannabe: “el querer ser” para decirlo en español. Registro ético, pero también político de la acción analítica. ¿Cómo era que recién me enteraba de esta embrolladora propuesta que las directivas de la Escuela, desde hace 8 ediciones sostenían? Recuerdo –y con cierta vergüenza reconozco- que además del entusiasmo que embargaba el proyecto de la NEL, que J-A Miller proponía para su creación, allá en el 2000 en Buenos Aires, mi incertidumbre y en ese momento poca creencia sobre un futuro, hacía me preguntara ¿llegará a ser….? Hoy, que es el presente, no digo que la NEL llegó a ser, digo que encarna The Wannabe. Encarna la “función estructurante de una falta en ser”. ¿Cómo entenderlo?

Lacan escogió traducir la expresión “falta en ser” por “want to be”, para señalar el equívoco en juego en el término “want”, que quiere decir a la vez, “querer” (como verbo) y “falta” (como sustantivo). Tenemos una falta que quiere……quiere transformarse (transformationnelle). Efectivamente, ¿qué más adecuado respecto al Psicoanálisis, cuanto que lo mínimo esperable de una cura psicoanalítica – es una transformación? “Se trata de saber qué es lo que el psicoanálisis transforma y cómo lo hace”. Para señalar con justicia el embrollo de la NEL Wannabe, debemos decir, que lo que “want to be” agrega a la “falta en ser” es la noción de deseo. “Want” no es solo el acto, en “want” está el deseo, esta la voluntad y precisamente el deseo de hacer ser lo que no está. El deseo que hace mediación entre being and nothingness y que encontramos en el psicoanálisis a nivel del deseo del analista, que anima la operación analítica. Una operación que apunta, por un lado, -como señalará Miller en el Seminario “El Ser y el Uno”- a devolver los derechos al inconsciente, como hizo Lacan al inicio de su enseñanza, haciendo que el inconsciente llegue a ser, de forma tal, que lo que permanecía sin sentido es significado y, por el otro, introduce –con su última enseñanza- una variación al plantear la tensión en juego en esta falta en ser, tensión entre el inconsciente a descubrir y el inconsciente a inventar. Si bien podría decirse que Lacan resuelve esta tensión del lado de la invención, señalando, que el saber se inventa, que hay la invención de nuevas verdades, aunque estas sean de todos modos mentirosas, también dirá, que hay lo estacionario, el sinthome. Carácter estático de un sinthome que se repite sin que podamos hacer nada al respecto. Así, tenemos Invención e inercia; si bien se produce una invención, ésta no puede corregir lo estacionario del sinthoma, pero sí “saber y hacer” con él. 5


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Hay el Uno que se diversifica y el Uno que se repite. He aquí nuestro “want to be”, he aquí la apuesta ética y política de la NEL Wannabe y de los analistas que encarnan su deseo, para inventar “en la discordia del orden simbólico contemporáneo”, “aceptar tomar los riesgos” (a condición que rechace por el mismo movimiento, el poder de los semblantes y sepa hacer un buen uso de ellos). Su apuesta es, formarse como analista, es decir “saber por la experiencia de un psicoanálisis llevado a su término, que no hay “orden simbólico”, y, que de lo que testimonia el “desorden simbólico” es de lo real de la lengua”. Solución ética del psicoanalista lacaniano: formarse en la inconsistencia para hacer un tratamiento de ella. Esto es lo que a mi juicio da a la acción analítica toda su “fuerza política”, permitiendo a cada uno testimoniar en acto de su posición, es decir, sostener una ética de lo singular. Para terminar. Haciendo y no padeciendo de la tecnología, intentamos un buen uso de ella, un uso abierto a la contingencia con el Otro, en este caso la Escuela. Presentamos The Wannabe digital y con ella, la formalización de las secciones en que se asientan los lugares del psicoanalista en la Escuela, su topología.

una a una las secciones. Y junto con esta -la comisión editorial- agradezco la participación de todos aquellos que con su escrito pusieron su cuerpo. Termino con una crónica, tan rigurosa como una aventura de la imaginación, relatada por G. García Márquez, que describe el paso de uno de los primeros navegantes por nuestra América, esa por la que se extiende nuestra NEL. “Contó que había cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron le pusieron en frente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen…Gérmenes de nuestras novelas de hoy, testimonios asombrosos de nuestra realidad…” que esperamos sean contados en la NEL Wannabe en su deseo de mantener vivo el discurso analítico.

Espacio virtual que representamos con imágenes de espacios reales: “construcciones arquitectónicas, que, con materiales sólidos y texturas variadas, ciernen vacíos y crean espacios que acogen, propician el encuentro y esperan ser habitados”. Son los fórums. Un encuentro virtual, no por ello menos real, donde las voces de varios convergen: autoridades de la AMP, AE de la Escuela Una, analistas de la NEL y asociados de sus sedes y delegaciones. El analista toma forma, en forma, toma cuerpo en la Escuela, en la Formación, en los Carteles, en la Biblioteca, y también en su Movimiento. Los textos seleccionados dan cuenta de ello, así lo escribe la comisión editorial que presenta 6


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Secciones

De Nuestra orientación

Nuestras autoridades, Leonardo Gorostiza, Elisa Alvarenga y Piedad de Spurrier, de la AMP, la FAPOL, y la NEL, han sido invitados al debate. Sus respuestas y aceptación a hacer parte del Forum de la NEL que interroga “¿Cómo un psicoanalista que no sabría orientarse en la sociedad donde vive y trabaja, en los debates que ahí agitan, sería apto para tomar a su cargo los destinos de la institución analítica?” Es el momento, es el lógico, de que por todos lados el psicoanálisis, se convierta ahora en una fuerza material, una fuerza política”, señalan la orientación para la NEL Wannabe.

Foto: Fórum de Barcelona, punto de encuentro de Herzog y De Meuron 7


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De Nuestra orientación

El psicoanálisis y la política Por: Leonardo Gorostiza* El “Informe moral y de gestión” que presenté como Presidente de la AMP ante la pasada Asamblea General realizada en Buenos Aires, concluía precisamente con un apartado dedicado a las relaciones del psicoanálisis con la política. Transcurridos apenas cinco meses desde entonces, no podría sino recordar lo que allí señalaba y que sitúa los puntos centrales de cómo entiendo debemos orientarnos en este terreno. Decía entonces lo siguiente: “Ya fue dicho, lo sabemos muy bien, el año pasado fue un año marcado por el trigésimo aniversario de la muerte de Jacques Lacan. En todas las Escuelas de la AMP, cada una a su manera, seguimos un misma orientación: que la conmemoración no consistiera –como señaló oportunamente Jean-Daniel Mateten “…edificar un monumento a la gloria del desaparecido sino (en) poner al día lo que se transmite de un deseo que está en obra.” Así lo entendimos y así lo transmitimos a las distintas Escuelas de la AMP. Así mismo, la creación, con esa finalidad, por parte de Jacques-Alain Miller, de la publicación virtual Lacan Quotidien señaló luego un punto de inflexión. Se transformó en un instrumento fundamental para la difusión y para la lucha por la liberación de Rafah Nached. Desde la AMP nos propusimos, inmediatamente, propagar y multiplicar a través de las Escuelas dicho movimiento. Las Escuelas respondieron cada una a su manera y según su ámbito de influencia, rápidamente a nuestro pedido. Parte de esto fue, y

sigue siendo, debido al enorme esfuerzo de los colegas que se dedicaron a la traducción –que aún hoy continúa- de las sucesivas ediciones del Lacan Quotidien, o bien, de la selección de algunos de sus textos. En este punto no quiero dejar de agradecerles públicamente esta tarea esencial que, muchas veces, pasa desapercibida. Lo mismo para Oscar Ventura, responsable de AMP Uqbar, quien en esta oportunidad, y como siempre, respondió rápidamente para que la difusión veloz de los comunicados y novedades sobre la marcha del caso llegaran a cada uno de ustedes de la mejor manera posible. También a Mauricio Tarrab quien, como responsable del sitio AMP, trabajó intensamente para la creación y la rápida puesta on line del Blog por la liberación de Rafah. Ahora bien, debo decir también que, en algunos casos, me pareció percibir que la aparición en la escena política de nuestra orientación podía llevar a un cierto deslizamiento. Porque cada vez que en tanto psicoanalistas nos entrometemos en lo político, corremos el riesgo de deslizarnos hacia los fenómenos de masa o de confundir la política del psicoanálisis con políticas partidarias. Fue por eso que a propósito de las reuniones del Consejo AMP de enero pasado convoqué a los consejeros a verter sus ideas sobre este punto en los textos de nuestro documento de trabajo y propuse la realización de una soirée AMP en la sede de la ECF bajo el título “El psicoanálisis en la política de hoy”. La idea, en ambos casos, fue la de extraer y calibrar las consecuencias de la afirmación de Jacques-Alain Miller en su comunicado del 13 de setiembre de 2011 cuando decía –tal como fue recordado hoy- que en este siglo XXI el psicoanálisis 8


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es una cuestión social y que ha devenido ahora una fuerza material, una fuerza política. Para ello, me orienté y me oriento, en una sencilla indicación de Lacan de su Seminario 17 donde, al plantearse la cuestión de lugar que tiene el psicoanálisis en lo político, señala: “Sólo es factible entrometerse en lo político si se reconoce que no hay discurso, y no sólo analítico, que no sea del goce…”1

ética, reclamando la adhesión de todos denunciando un mundo que sacrifica toda singularidad a la estadística.” (…) Porque “… el mundo no se conformará al deseo del analista. Nos toca a nosotros actuar, a través de mediaciones complejas, para que ese deseo dure.”2 Así, hago mías estas palabras porque este es el objetivo central e irrenunciable de la AMP y de sus Escuelas: actuar para que ese deseo, el deseo del psicoanalista, dure.”

Desde esa perspectiva, que es la que hoy debemos renovar de manera decidida ante los ataques cientificistas a la clínica del Hasta aquí lo dicho en aquella oportunidad. autismo, las intervenciones de los colegas que ¿Qué más agregar ahora? Lo siguiente, que no participaron en esa soirée de la ECF “Sólo es factible entrometerse en lo político si se hace sino prolongar lo entonces afirmado. decantaron para mí en la siguiente fórmula que reconoce que no hay discurso, y no sólo analítico, Si la política del psicoanálisis más que una hoy quiero recordar ante ustedes: que no sea del goce…….. Si la política del “Cada vez que haya un empuje a la “extrusión” política es una ética3, esto se debe a que se del psicoanálisis, es decir, un rechazo al funda en el deseo del psicoanalista. Es decir, en psicoanálisis más que una política es una ética, agujero, debemos responder con la “intrusión” un deseo que contraría la tendencia natural del esto se debe a que se funda en el deseo del del psicoanálisis en la política. ¿Y cómo? Con sujeto que es hacia la identificación que hace psicoanalista”. una política de la “modestia anti universal”, masa. con una lógica heterodoxa de la extimidad, recordándole a los políticos que hay siempre un agujero, es decir, que hay Y como precisamente la política opera por identificación, las relaciones entre el inconsciente.” psicoanálisis y la política no podrían ser “simpáticas”. Es mi modo de entender lo que Jacques-Alain Miller llamó en dicho comunicado “activar la potencia de las lagunas”. Porque como él mismo señalaba en 2008, “…no serviría para nada a los psicoanalistas proyectar sin mediación en lo universal su política, sus principios, su

De algún modo es equivalente a lo que Lacan decía en 19784 cuando, al proferir que “Todo el mundo es loco, es decir, delirante”, al mismo tiempo señalaba que el discurso analítico excluye toda pretensión de dominio y que es por eso que jamás podría plantearse superar la “antipatía” estructural que mantiene con el discurso Miller, Jacques-Alain, Perspectives de politique lacanienne, Lettre Mensuelle 273, Décembre 2008, page 5. Miller, Jacques-Alain, “Lacan y la política”, en Punto cenit, DIVA, Argentina, 2012, pág. 36. 4 Lacan, Jacques, “¡Lacan por Vincennes!, Lacaniana 11, EOL, octubre 2011, pág. 7. 2 3

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Laca, Jacques, El reverso del psicoanálisis, Seminario 17, Paidós, Argentina, 1992, pág. 83.

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universitario. Muy por el contrario, es precisamente preservando y explotando la hiancia que existe entre ambos discursos que el discurso analítico debe operar. Si consideramos lo mismo con respecto al discurso del amo (discurso de la política) y su variante capitalista, será precisamente manteniendo abierta la irreductibilidad de dicha hiancia que el discurso analítico podrá intervenir ante la tentativa siempre renovada del discurso dominante de hacer entrar los goces singulares en la cuantificación de los objetos propuestos por el mercado y sus técnicas. Es de esta manera, modesta pero inflexible, que el discurso analítico puede entrometerse en lo político, pero sin olvidar por ello que toda pretensión de hegemonía le es estructuralmente ajena. Es en eso que el discurso analítico es incompatible con todo orden de tipo totalitario1 y tiene su apuesta ligada a la libertad de expresión, la libertad de asociación y al pluralismo de las ideas. *Presidente de la AMP, Miembro de la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana), AE de la AMP, Argentina.

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Ibídem nota 3, pág. 28.

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Psicoanálisis y política: la NEL Wannabe Por: Elisa Alvarenga* El Consejo de la AMP aprobó la propuesta de su Presidente, Leonardo Gorostiza, de crear la FAPOL, Federación Americana de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana, que recoge lo que hasta entonces era la AMP-América. Su Consejo está compuesto por el Presidente de la AMP, el Presidente de la FAPOL y por los Presidentes y Directores de las tres Escuelas de América, la EOL, la EBP y la NEL. La EOL tiene hoy 20 años, y su creación antecede un poco la creación de la AMP. La EBP ya tiene 15 años y ha superado la gran dificultad que ha sido para ella su carácter múltiple y las grandes distancias geográficas entre sus miembros, a través del Uno de la orientación lacaniana promovida por la enseñanza de Jacques-Alain Miller. La NEL, finalmente, tiene ahora 10 años, y es notable el gran trabajo de sus Presidentes y miembros, así como los grandes avances obtenidos para la creación de una verdadera comunidad de trabajo, con intercambios epistémicos, políticos y efectos de formación. Pese a la multiplicidad geográfica y cultural, con legislaciones y problemas distintos entre los diversos países que la componen, podemos hoy decir que la NEL existe en tanto Escuela y Wannabe, más, todavía! Es como actual Presidenta de la FAPOL que les escribo hoy, con el intento de trasmitirles lo que pienso que es nuestra responsabilidad para responder a la proposición de Miller, de que el psicoanálisis en el siglo XXI se convirtió en una cuestión social y que debe ahora convertirse en una fuerza política.

Leonardo Gorostiza nos ha propuesto interrogar esta orientación preguntándonos sobre la manera cómo la AMP y sus Escuelas, y también el Campo Freudiano, pueden abrir perspectivas para el psicoanálisis como fuerza política en el siglo XXI. ¿Cuál es la importancia y cuáles son los límites de este desafío? Una referencia de Lacan que nos sirve como brújula se encuentra en el Seminario 17: cuando se plantea la cuestión sobre el lugar del psicoanálisis en la política, Lacan responde que la intrusión en la política solo puede hacerse si reconocemos que no hay discurso, y no solamente el analítico, que no sea sobre el goce. Si operamos con la palabra sobre el goce, nuestro psicoanálisis será político, o no será psicoanálisis. El hecho de que hablar tiene efectos sobre la vida de cada uno nos otorga ciertas responsabilidades. La intrusión del psicoanálisis en la política es por lo tanto su función de discurso, de lazo social nuevo que trata el goce. Eric Laurent nos recuerda que la política del psicoanálisis no es transitiva y tampoco absorbida en las categorías de la lógica aristotélica ni hegeliana de confrontación de las partes, o sea que, se trata de una política que tiene su lógica propia. Nora Gonçalves aclara este punto cuando propone que el psicoanálisis puede tratar la discordia, la segregación, el racismo, presentes en el ser humano, a través del concepto lacaniano de extimidad, que se ha estudiado, en la NEL, en los últimos dos años: el hombre no necesita buscar un enemigo afuera, ya que él está dentro de cada uno. El psicoanálisis puede por lo tanto manejar las discordancias cambiando el discurso, la manera de decir. El Curso Extimidad de Jacques-Alain Miller, en efecto, nos permite pensar el psicoanálisis dentro de una lógica inconsistente, que nos sirve de brújula en la contemporaneidad. Es en este sentido, pienso, que Lacan nos dice, también en el Seminario 17: “no esperen de mi discurso nada más subversivo que no pretender la solución. El discurso toca el goce sin cesar, y en eso contesta todo apaciguamiento”. 11


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Lacan concluye este capítulo diciendo que “todo gira en torno del no éxito”. Por lo tanto, cuando propusimos que la Conversación Clínica de los Institutos del Campo Freudiano en Brasil se ocupara del tema del fracaso, no fue con el objetivo de exaltarlo, sino porque la clínica psicoanalítica se orienta por lo real, por lo que no funciona, y extrae de ahí sus posibilidades.

Los países de la NEL son nuestros vecinos muy cercanos, en lo que concierne a este tema. En la ocasión de la Cumbre de las Américas en Cartagena, hace tres meses, la Presidenta de Brasil ha recibido una petición, que ha circulado en internet, a favor de un cambio en la política de guerra a las drogas implementada por los Estados Unidos. La idea, trasmitida por un documental realizado con el ex Presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, es implementar una política de reducción de daños, que tal vez despenalice y ofrezca un tratamiento a los consumidores.

Tenemos, actualmente, algunos frentes de lucha política. Sabemos que el psicoanálisis ha sido blanco de ataques, y la AMP, como también el Campo Freudiano, nos da instrumentos para enfrentarlos, o a veces para anticiparnos. Un No es una situación consensual, y no tenemos ejemplo fue el movimiento desencadenado “Si operamos con la palabra sobre el goce, nuestro respuestas “ready made” para enfrentarla, pero es por Jacques-Alain Miller contra la ley psicoanálisis será político, o no será psicoanálisis” una cuestión de nuestra época, que exige de los Accoyer, en el año 2003, y el movimiento psicoanalistas una atención especial, debido a por la liberación de Rafah Nached, en el que nos ocupamos de los sujetos que sufren las 2011. consecuencias del uso de las drogas y del tráfico. Hoy día el psicoanálisis ha sido cercenado en las instituciones y en las Universidades, presionado por el apetito de la burocracia evaluadora y por las TCC, que quieren resultados terapéuticos a cualquier precio. La lucha de nuestros colegas europeos para rescatar la dignidad de los psicoanalistas, responsables, desde hace décadas, en el tratamiento de los sujetos autistas, no nos debe hacer pensar que esta lucha no nos dice nada al respecto. Una cuestión más específica para América, creo, y de gran importancia para Brasil, es la cuestión de las drogas y de la violencia vinculada al tráfico. Una videoconferencia de Eric Laurent en Bahia, así como una entrevista que ha concedido este año a una colega brasileña, que será publicada en Bitácora Lacaniana, nos mantiene despiertos sobre el asunto, que circula en los medios de comunicación todos los días.

En este sentido pienso que, uno de nuestros frentes de lucha política en América pasa por la cuestión: ¿cómo el psicoanálisis puede contribuir para un debate político sobre las drogas? Una Conversación Clínica realizada en 2011 por el Instituto de Psicoanálisis y Salud Mental de Minas Gerais, con la Coordinadora de Salud Mental del Municipio de Belo Horizonte abrió el camino para la realización de un primer Fórum en las próximas Jornadas de Minas, sobre el tema: “Drogas, más allá de la segregación”. Los colegas argentinos, incitados por Judith Miller, también han realizado este año un Coloquio de la Red TyA sobre el tema: “¿Todos adictos?” En el último Papers preparatorio al VIII Congreso de la AMP podemos leer un texto interesante de Gustavo Freda que problematiza los términos de toxicomanía y adicción, y puede agregar ideas a nuestras cuestiones. 12


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Concluyo invitando los colegas de la NEL a este debate, pues la NEL Wannabe participa de este momento, lógico, en que por algún lado el psicoanálisis puede convertirse en una fuerza material, política, frente al malestar actual de nuestra civilización en esta parte del mundo que habitamos. *Presidenta de la Federación Americana de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana (FAPOL), Miembro de la EBP (Escuela Brasilera de Psicoanálisis) Brasil.

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El Psicoanalista. Sus desafíos y sus riesgos, hoy Por: Piedad Ortega de Spurrier * Cuando un analista sostiene un espacio de trabajo abierto para su práctica, es decir atravesando los confines de su gabinete, puede correr el riesgo de deslizarse a convertir en psicoterapia cualquier demanda y conducir su trabajo a la resolución de manera inmediata de un síntoma o una queja, olvidando el principio freudiano que la cura se da “por añadidura”. Esta resolución inmediata, impide escuchar lo que la queja encubre y hace imposible que se produzca una verdadera demanda. Si el encuentro con un analista no abre la oportunidad para que la demanda se oriente en dirección al saber inconsciente y a sus condiciones de goce, si no impide que la transferencia sea utilizada como un medio para la sugestión y que los dichos produzcan que el sujeto encuentre una localización en su decir, será imposible confrontarlo con lo real de la castración para acompañarlo en sus invenciones del sujeto frente a lo imposible de la relación sexual y la inconsistencia del Otro, para que se produzca una modificación en la economía libidinal y un cambio de posición con el deseo y el goce. Conviene que volvamos a pensar en qué condiciones se aplica el psicoanálisis en las instituciones, qué tipo de demandas se producen para poder sostener si es posible que el discurso analítico funcione:

1. Cuando el encuentro con el analista se produce a partir de una demanda

terapéutica y/o la posición del sujeto no da lugar a la instalación del discurso analítico en su forma más pura, el trabajo puede, en ocasiones, sostenerse en el marco de las entrevistas preliminares. En este caso “hay analista pero no, discurso analítico”. Cabe destacar que lo esencial se mantiene, esto es la operación del deseo del analista y la pregunta que nos concierne en la comunidad analítica es qué hay de analítico en las entrevistas preliminares, en particular en aquellas demandas que muestran un rechazo al inconsciente.

2. Cuando el encuentro con el analista mediante la operación del deseo del

analista instala el discurso analítico. En estos casos la diferencia entre puro y aplicado tiende a desaparecer, la única distinción posible a pensar sería aquella que concierne a las modalidades de salida de análisis, es decir, si éste ha llegado hasta su fin y es posible investigar sus resultados en la Escuela mediante el dispositivo del pase. Así la diferencia no es “A priori”. Solo se ofrece un psicoanálisis a aquél que se presenta con un síntoma o malestar. Sea al punto que se llegue, es posible constatar los efectos terapéuticos y este depende no solo del deseo del analista, sino también de la modalidad y de las condiciones de la demanda, o sea de la posición subjetiva de quien consulta.

3. Cuando el analista produce intervenciones por fuera del discurso analítico y

por fuera de las condiciones terapéuticas que den lugar a sostener la singularidad del sujeto.

Cabe recalcar que, en los tres modos de aplicación en la práctica, el común denominador es la presencia del analista y algo de su deseo que hace posible la producción de un sujeto. La diferencia radical con las psicoterapias es que dan lugar al sujeto de la enunciación. El modo de tratamiento del síntoma también es 14


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diferente: lejos de objetivarlo, contribuyen a su subjetivación y por ende, apuntan a lo más particular que hay en él. Si el psicoanálisis entró en los distintos dispositivos de salud mental bajo el amparo de la Psiquiatría y la Psicología en una propuesta de “higiene mental”, cuyo objetivo es hacer desaparecer las anomalías que impiden la consecución del proyecto “salud para todos” como un paradigma de las democracias actuales, no debe desconocer que en un principio fue llamado para reeducar esos errores que impiden funcionar adecuadamente.

reflexión sobre las sociedades psicoanalíticas cuando dice “no basta la evidencia de un deber para poder cumplir con él. Por el sesgo de su hiancia puede ser puesto en acción, y esto ocurre cada vez que se encuentra el modo de usarlo” 12. ¿Cómo puede ser puesto en acción algo a partir de una hiancia? Sigamos a Lacan para saber que es en la hiancia del deber, que algo se puede producir.

El deber es una connotación de una inscripción moral en un sujeto con la que domina otro campo que lo amenaza, pero fácilmente el super-yo se instala en este lugar, con una exigencia totalitaria. Ése es un punto en el que justamente el “Estamos advertidos por Lacan que las sociedades existentes psicoanalista puede intervenir, hacer un lugar para las particularidades, crear un se fundan en un real y que ese real provoca su propio en el campo totalitario. No es ir desconocimiento; nos sirve de orientación su reflexión sobre agujero contra la ley, sino de la aspiración las sociedades psicoanalíticas cuando dice “no basta la totalitaria del deber. Se trata de evidencia de un deber para poder cumplir con él. Por el sesgo descompletarlo, de producir la hiancia del para traducirlo en una acción de su hiancia puede ser puesto en acción, y esto ocurre cada deber posible.

Según Ana Ricaurte en una intervención en una mesa redonda acerca del “Interés Público del Psicoanálisis”, en la intervención institucional tenemos 3 ejes en tensión. El psicoanálisis aplicado a la terapéutica, que va por un lado; y por otro la institución y los ideales vez que se encuentra que son su razón de ser. Hay que mantener la diferencia para sostener la dirección terapéutica del psicoanálisis, sin que se reduzca a la psicoterapia, afin a la demanda de adaptación a las normas de la institución. La forma institución es una vía que sostiene más bien lo fantasmático como velo a lo real, lo que plantea la dificultad de introducir la clínica de lo real en la institución. Son tres ejes que están en tensión para los que sin embargo, se busca una articulación posible.

el modo de usarlo”.

Otro llamado a la intervención del psicoanalista en la ciudad, es contra la victimización y contra la segregación, dos destinos a los que el psicoanálisis se opone con la proposición de producir un sujeto responsable allí donde hay objetos de beneficencia o sujetos anulados, devaluados y de inmediato segregados.

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Estamos advertidos por Lacan que las sociedades existentes se fundan en un real y que ese real provoca su propio desconocimiento; nos sirve de orientación su

Lacan, Jacques.- Art. Proposición del 9 de Octubre de 1967. Momentos cruciales de la experiencia analítica. Pág. 10 Ed. Manantial. Argentina 1987

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Buscamos que nuestra intervención en el malestar introduzca en la institución un quehacer diferente con el síntoma, no como algo que hay que reeducar sino como algo que el sujeto que lo sufre pueda analizar, llevar a la palabra -o a los juegos y ficciones- y enganchar su responsabilidad, lo que le da un margen de acción y la posibilidad de poder hacer algo mejor en su vida, con esa particularidad de su goce. Se trata de que puedan hacer lazo social por la vía del deseo y no por la adaptación.

las habita, resulta imprescindible. Por ende, el analista debe saber que en ocasiones deberá restringirse a tomar ciertas posiciones, que no están en relación al tipo de cuadro clínico que puede atender, frente a estos “no hay que retroceder”. - El analista lacaniano reconoce la importancia que tiene el organismo para el ser viviente y también la dimensión de órgano de la propia libido que constituye el verdadero límite del ser del organismo. Por esto, no niega la organicidad pero descubre en ella al sujeto del inconsciente, la pulsión, el goce. El Psicoanálisis no se opone a la prescripción medicamentosa y reconoce que en la psicosis “puede hacer de la potencia contingente del medicamento un auxiliar de la apparole”1 2, e ir más allá, para que el sujeto no se hipnotice con el milagro de la farmacología. -

Un sujeto que ha recuperado la palabra para decir de sí, para saber de sí, recobra una dignidad. En consecuencia, nuestra gestión lo hace reaparecer en el ámbito social que lo empuja a desaparecer. ¿Cómo intervenir en las instituciones sin banalizar nuestra acción? - Los analistas no podemos pensar que pueden existir instituciones sin ideales ya que sin estos todo su proceder sería mera burocracia. Por ende, no se trata ni de combatirlos ni de suplantarlos por otros. Más vale debemos tratar de substraernos de ellos para poder dirigir nuestra escucha y acción a todo aquello que aparece con la marca del síntoma, con lo que no marcha. No se trata entonces que permanezcamos “borrados” de la institución y que caminemos como vacíos ambulantes para sostener a otro ideal, el de la marginalización social del análisis. Se trata más bien de un analista que se inscribe en una institución bajo una política: la del síntoma. -

Si bien en relación a nuestros orígenes la inserción en las instituciones fue bajo las modalidades del médico o psicólogo, no estamos obligados a sumarnos al imaginario que las acompaña. Podemos servirnos de ellas si nos mantenemos desde una escucha para lo inesperado, la sorpresa.

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Estemos claros que en ocasiones seremos demandados a escribir todo tipo de informes, algunos que determinan puntos cruciales en las posiciones de sujeto. Reflexionar sobre los efectos de dichas formulaciones y el deseo que

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Debemos poder transmitir que el Analista es útil porque puede recibir a todo tipo de sujetos y demandas y que su forma de escuchar permite en muchas ocasiones, reconducir demandas inadecuadamente planteadas que acorde a los tiempos convierte a los consumidores en toxicómanos como un medio de evitar tanto el displacer como la felicidad, a través de la droga.

Si logramos sostener que nuestra práctica se ubica más allá de los ideales que son acordes a la época, es probable que el Psicoanálisis logre atravesar los tiempos y continúe siendo apreciado en el mercado, sin desviaciones, pero teniendo claro que su práctica siempre involucra riesgos, en particular los de la repetición, los de la burocratización y los de la infatuación. *Presidente de la Nueva Escuela Lacaniana. (NEL) Miembro de la NEL (Nueva Escuela Lacaniana) Guayaquil. 2

Laurent, Eric.- Art. ¿Cómo tragarse la píldora?; Ciudades analíticas. Editorial Tres Haches Página 50. Argentina 2004

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Bibliografía -

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LACAN, Jacques. “Proposición del 9 de Octubre de 1967” en Momentos cruciales de la experiencia analítica. Ed. Manantial. Buenos Aires, 1987. p 10 LAURENT, Eric. “¿Cómo tragarse la píldora?” en Ciudades Analíticas. Editorial Tres Haches. Buenos Aires, 2004. MILLER, Jacques-Alain. “Psicoanálisis puro, Psicoanálisis aplicado y Psicoterapia” en Revista Freudiana 32. Publicación de la Escuela de Orientación Lacaniana, Buenos Aires, 2001. MILLER, Jacques-Alain. “Las contraindicaciones al tratamiento analítico.” en El Caldero de la Escuela 44. Publicación de la Escuela de Orientación Lacaniana. Buenos Aires,1996. RICAURTE, Ana.- Intervención en mesa redonda sobre “El interés público del Psicoanálisis”. Inédito. 2006.

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Secciones

Dossier

Anguila Por: Jacques-Alain Miller * El inconsciente no conoce el tiempo, pero el psicoanálisis, sí. El psicoanálisis da lo que Stendhal llamaba “la audacia de no ser como todo el mundo”. Ahora bien, hoy en día, todo el mundo aspira a no ser como todo el mundo. Este era indudablemente el caso de Lacan y su modo de no ser como todo el mundo le fue por otra parte a menudo reprochado. En relación con la política, él enseñaba sobre todo la desconfianza respecto de los ideales, de los sistemas, de las utopías, que siembran el campo político. No creía en las leyes de la historia. Ni una palabra permite creer que mantenía la idea de una ciudad radiante, ya sea situada en el pasado o proyectada en el futuro.

Museo Soumaya-México

Ni nostalgia, ni tampoco esperanza, sino una gran sobriedad respecto de la política, acompañada de numerosos comentarios que iban desde la ironía hasta el cinismo, marcados por sarcasmos y burlas, que subrayan que la política es a la vez cómica y asesina. De las Memorias del cardenal de Retz había retenido lo siguiente: “Siempre son los pueblos los que pagan el precio del acontecimiento político”. Describía también al conquistador, llegando siempre con la misma orden en la boca: A trabajar!”. Para Lacan, la alienación al trabajo era un hecho de estructura, pero que no introducía una revuelta colectiva propiamente dicha, la lucha de clases alentando a los explotados a combatir para convertirse en los explotadores de mañana. 18


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Resumiendo, diríamos que en el campo político Lacan estaba en contra de todo lo que está a favor. Además, la política procede por identificaciones. Manipulando palabras clave e imágenes busca capturar al sujeto, mientras que lo propio del psicoanálisis consiste en operar a la inversa, ir en contra de las identificaciones del sujeto. Una a una, la cura las deshace, las hace caer como las capas de una cebolla. Enfrentar al sujeto con su propio vacío, permitiéndole así despejar el sistema que, a su pesar, ordenaba sus lecciones y su destino. En este sentido, el psicoanálisis es exactamente el reverso de la política. Pero el inconsciente es otra cosa. Lacan decía habitualmente que “el inconsciente es la política”. No es una sustancia escondida en el individuo, en su mundo cerrado, que se trataría de forzar. El inconsciente es una relación y se produce en una relación.

hace falta mucho para imponerse: esencialmente, algunas palabras bien elegidas. Convertida en una industria capital para el consumo, la publicidad ha sacado ampliamente provecho de esto. En las democracias como las nuestras, la política ya no puede dirigirse a aquellos que todavía llamamos ciudadanos sin pasar por la publicidad. El marketing político se ha transformado en un arte e incluso en una industria que produce un montón de siglas, slogans, emblemas, pequeñas frases; y esto, en función de los datos recolectados por encuestas de opinión, sondeos agudos y grupos de discusión; escuchar lo que allí se dice sirve en primer lugar para cernir los términos susceptibles de imponerse a la opinión.

El autor examina las íntimas, escurridizas y eléctricas relaciones entre el psicoanálisis y la política: si bien “el psicoanálisis es exactamente el reverso de la política”, sucede que “el inconsciente es la política”. Por lo demás, “indudablemente el psicoanálisis no es revolucionario” pero “es subversivo” y “produjo daños sensacionales en la tradición”.

Es por ello que tenemos acceso a él en una relación con ese otro que es un analista. En la vida psíquica de un sujeto, un otro siempre está ya implicado como modelo, objeto, sostén u obstáculo. La psicología individual es de entrada psicología social. Si el hombre es un animal político, es por ser a la vez hablante y hablado por los otros. Sujeto del inconsciente, recibe siempre de un otro, del discurso que circula en el universo, las palabras que lo dominan, que lo representan y que lo desnaturalizan también. El psicoanálisis enseña algo sobre el poder, la influencia que se puede ejercer; no

Es asombroso que, lejos de ocultarse estas manipulaciones, se las exhibe. Informado de la existencia de las mismas, el público quiere conocerlas, visitar las bambalinas. No sólo se pone en escena el decorado, sino que también se convierte en espectáculo el reverso del decorado; al menos, uno de los reversos del decorado.

Los que practican la política son los primeros en saber que ésta no es más una cuestión de grandes ideales, sino de pequeñas frases. Ellos se las arreglan con eso y los ciudadanos parecen querer que así sea. Que la política no esté más idealizada no es una desgracia de la democracia. Sin duda ése es su destino, su lógica y, si así puedo decirlo, su deseo. La decadencia generalizada de lo absoluto en el campo político es notoria: algo bueno en oposición al fanatismo, pero que no abre la vía a la discusión racional 19


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entre ciudadanos desapasionados. Estamos en el reino de la opinión. El debate público se desarrolla sobre un fondo de increencia, de engaño, de manipulación declarada y consentida. Esta es la regla del juego, deplorarlo también forma parte de él. Ya nadie denuncia esto como abyecto, excepto algunos maldicientes o imprecadores, que por otra parte hemos reducido a la impotencia. Si acaso alguno de ellos tiene talento, nos felicitamos del condimento que aporta al debate público. Forma parte del mismo movimiento de la civilización que revela sin descanso el carácter artificial, construido, de todas las cosas en este mundo: el lazo social, las creencias, las significaciones. El psicoanálisis participa de esto, ya que ningún otro discurso ha sido más potente en sacudir los semblantes de la civilización. Aquel que practica el psicoanálisis debe lógicamente querer las condiciones materiales de su práctica. La primera es la existencia de una sociedad civil stricto sensu, distinta del Estado. El psicoanálisis no existe allí donde no está permitido practicar la ironía. No existe allí donde no está permitido cuestionar los ideales sin sufrir por ello. En consecuencia, el psicoanálisis es claramente incompatible con todo orden totalitario. Al contrario, el psicoanálisis hace causa común con la libertad de expresión y el pluralismo. Mientras la división del trabajo, la democracia y el individualismo no hayan producido sus estragos, no habrá lugar para el psicoanálisis. El liberalismo no es, sin embargo, la condición política del psicoanálisis. En los Estados Unidos, por ejemplo, si bien el psicoanálisis lacaniano interesa a los intelectuales, su práctica real sólo subsiste. Según la opinión de Freud, el psicoanálisis se desnaturalizó al atravesar el Atlántico; los inmigrantes que lo difundieron dejaron Europa detrás como un mal recuerdo y sólo les quedó conformarse a los valores del american way of life.

Esta expresión cayó en desuso, ya que este estilo de vida se está volviendo cada día más el nuestro; si el divorcio de las sensibilidades y de las costumbres entre Estados Unidos y Francia, incluso Europa, pudo por supuesto cristalizarse a nivel político, no impidió de ningún modo la americanización en marcha. Como tal, el psicoanálisis ¿es revolucionario o reaccionario? Se trata de un Jano, un señuelo, que se utiliza explícitamente en los debates de sociedad en los que al psicoanálisis se le hace decir una cosa y su contrario. Pero su doctrina sólo requiere que un analista esté allí antes que nada para psicoanalizar y subsidiariamente para hacer avanzar al psicoanálisis y difundirlo en el mundo; aún mejor, si para esto interviene en el debate público. Indudablemente, el psicoanálisis no es revolucionario. Sin duda, se dedica más bien a poner en valor invariantes que a depositar sus esperanzas en cambios de orden político. Pretende operar a un nivel más fundamental del sujeto, donde los puntos del espacio-tiempo están en una relación topológica y ya no métrica. Lo más distante se revela de repente lo más próximo. Un psicoanalista es de buen grado partidario del “Nada nuevo. Más eso cambia y más es la misma cosa”, profesa el analista; salvo que tal vez pueda empeorar, si alguna vez se creyó que podía ser mejor. El psicoanálisis no es revolucionario, pero es subversivo, que no es lo mismo, es decir que va en contra de las identificaciones, los ideales, las palabras clave. Es bien conocido que nos preocupamos cuando alguien cercano comienza un análisis: tememos que deje de honrar a su padre, a su madre, a su pareja y a su Dios; algunos, por otra parte, aspiraron, sin éxito, a un psicoanálisis adaptativo más que subversivo. No nos engañemos, “más eso cambia y más es la misma cosa”, pero ¡cambia de todos modos! Que siga siendo la misma cosa significa: lo que se gana por un lado, 20


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se pierde por otro, y esto no se reabsorbe. Si es subversivo, no por ello el psicoanálisis es progresista ni reaccionario. ¿Sería entonces desesperanzado? Digamos más bien que un psicoanálisis opera de la esperanza. Procede a la ablación de la esperanza y un cierto alivio resulta de ello. No sólo los psicoanalistas no son militantes del psicoanálisis –excepto a veces, y no necesariamente para su felicidad–, sino que son más bien propensos a fastidiar a los militantes. Resulta de ello que los psicoanalistas se muestran frecuentemente muy abrumados por su operación que sacudió todos los semblantes, en particular todas las normas que atemperaban la relación sexual insertándola en la familia y la procreación. Los psicoanalistas hubieran querido que los semblantes de antes resistieran hasta el fin de los tiempos. ¡Lejos de ello! El psicoanálisis produjo daños sensacionales en la tradición. A estos desastres se sumaron las posibilidades inéditas que ofrecen los avances de la biología, la reproducción asistida, la clonación, el desciframiento del genoma humano, la perspectiva de que el hombre mismo se convierta en un organismo genéticamente modificado. Está claro que el Nombre-del-Padre ya no es más lo que era. * Ex presidente de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. El texto es transcripción de la conferencia ?Anguille en politique?, dictada en radio France-Culture en 2005; traducida al español por Daniela Fernández, especialmente para Página/12, con relación a la visita del dictante, quien participa en el VIII Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, ?El orden simbólico en el siglo XXI no es más lo que era?, que se celebra en estos días en Buenos Aires. Disponible On line: http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-192679-2012-04-26.html

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Dossier

El Psicoanálisis ¿cómo puede convertirse en una fuerza material, en una fuerza política? Por: Nora Gonçalves * El psicoanálisis solo puede volverse una fuerza política, si lleva al mundo el efecto que produce en la clínica. Solamente así, el psicoanálisis convertirá su presencia en el mundo en una realidad necesaria. Con el objeto de elaborar esta respuesta, elegí tres definiciones: la primera es que Lacan en 1969 definió el psicoanálisis como una lógica de la decisión. La segunda es de Zygmunt Bauman que define la política como el arte de la decisión. Y para terminar, Lacan define también en el 1969 al ser hablante (parlêtre), como 'un ser que puede leer su marca e inscribirla en otro lugar’. ¿Cómo hacer, entonces, para que eso se produzca, si vivimos la paradoja de que hablamos en lenguaje corriente, y el inconsciente, como dijo Freud, es ilógico, deroga los principios del lenguaje corriente? Si Lacan señala que “la intrusión en la política solo puede hacerse reconociendo que no hay discurso – y no solo el analítico – que no sea del goce”, y si el discurso del analista produce un ser-hablante (parletre), ese serparlante estará en el mundo posicionándose en el aquí y ahora de la realidad. Eso no es sin consecuencias. Si solo hay discurso del goce, es necesario que el serhablante intervenga sobre el goce que ocupa el cenit del discurso social en el

mundo actual, donde nosotros estamos convocados a “inventar soluciones diferentes al estándar del Nombre-del-padre.” (Éric Laurent) Pero, ¿cómo realiza eso Lacan? Al toparse con los conflictos de los pacientes, sus impasses, paradojas lógicas del lenguaje, fundamenta lógicamente las contradicciones. En 1977, propone salir de “una clínica de los conflictos” para ir a hacia una clínica formalizada”. A propósito de la formalización matemática, él decía en el Seminario 20 que “La formalización matemática es nuestra finalidad, nuestro ideal… la formalización matemática es la escritura, pero que solo subsiste si empleo, para presentarla, la lengua que uso”. Lacan, que retomó esa paradoja de la clínica, reconocida por Freud, de que el inconsciente no conoce la contradicción, no conoce el ‘no’, y por ello deroga los principios del lenguaje corriente, demostró que se trata de dos lógicas incompatibles. En sus seminarios, a lo largo de treinta años de enseñanza, se refirió a diferentes lógicos y diversas lógicas, introduciendo en el psicoanálisis varios conceptos de la lógica matemática. En 1974, Lacan dijo que nunca había buscado ser original, sino ser lógico. Y sin embargo, sabemos que fue por ese rasgo, que ese psicoanalista que nunca trató de ser original, logró dar un soporte lógico y topológico a la clínica. Un soporte que todavía no está en el mundo, pues eso va depender de los seres-hablantes (parlêtres). Desde mi punto de vista, eso es lo que nos hace falta, introducir la lógica ‘lacaniana’ en el mundo. En efecto, Lacan modificó la lógica de la praxis analítica. En el Seminario 20 pone de manifestó que quería introducir su propia lógica en la lógica de Aristóteles, pues raciocinamos, argumentamos, con la lógica aristotélica. Con el deseo de ser lógico, Lacan se sirve de la manera que tiene la lógica para tratar las estructuras, las expresiones, las proposiciones, y las utiliza al tratar 22


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cuestiones de la experiencia analítica. Es por eso que recomienda a cada uno formalizar su propio análisis. Además Lacan introduce cambios en las lógicas utilizadas para el uso propio del psicoanálisis lacaniano, tan específico y sin estándares. De nuevo, un rasgo propio de Lacan. Es un camino que buscó y recorrió y que es evidente en sus seminario y sus Escritos. Cuando uno los lee, se puede verificar que la noción de inconsciente en psicoanálisis depende de esa dimensión lógica. Existe una idea equivocada en el mundo de que somos lo que pensamos. El pensamiento deja de lado lo que Freud llamaba el juicio de realidad. Necesitamos juicios, argumentos, que nos sostienen en cuanto a sereshablantes. Desde Port Royal sabemos que la lógica juega un papel en todas las circunstancias de la vida en las que tenemos que hacer uso de la razón.

Las condiciones de Lacan para querer ser un lógico: salir de la clínica del conflicto para entrar en el campo de la clínica formalizada, y, la amplitud que con eso le dio a la experiencia analítica, pasando del plano ontológico (del ser) al plano óntico (de la existencia); de la forma S es P a la forma del síntoma f(x), de la función proposicional al nudo borromeo, de las fórmulas a la topología, hicieron que Lacan se orientará hacia el matema porque deseaba una transmisión directa.

La existencia del psicoanálisis en el mundo de hoy permite al ser-hablante utilizar el saber del psicoanálisis en acto. Es así que el psicoanálisis como fuerza material, como fuerza política en el mundo, lo es en acto, y se extiende en la cultura y en el lenguaje corriente, cambiando las relaciones y la política, ya que el hombre es Un ser en la polis, un ente, un ex-sistente.

Pero la lógica de Port Royal contiene en si el engaño fundamental de todas las lógicas derivadas del sistema aristotélico, que es creer que el pensamiento se asemeja al lenguaje, el cual reproduciría todas sus formas. Lacan introdujo otras lógicas en el mundo. Una reflexión a propósito del tema planteado, nos permite ver cómo Lacan hizo posible maneras de introducirse en la política a través de las lógicas del psicoanálisis. Será suficiente con apoyarnos en lo que Lacan inventó para encontrar otra forma de pensar, de juzgar y de leer lo que está escrito.

Una manera de razonar propia del individuo que pudiera sin palabras transmitir las operaciones de la estructura y del pensamiento. Una sintaxis reducida a mínimo. Transmitirles a muchos -y al mismo tiempo- reducir al mínimo lo que se quiere transmitir. Pero nuestra cuestión permanece. Servirse de otras lógicas, derogar los principios de la lógica aristotélica sin trivializar el discurso, sin caer en lo ‘todo vale’, en lo ‘todo igual’.

Entonces, nosotros los analistas de la AMP, uno por uno, debemos servirnos de la lógica lacaniana en nuestra expresión, comunicación y en la argumentación, como respuesta a la invitación de JacquesAlain Miller “a convertir al psicoanálisis ahora en una fuerza material, una fuerza política”, también, en el mundo. Así, el psicoanálisis podría encontrar un lugar en la política, en el mundo, proporcionado por la lógica psicoanalítica, cambiando los términos de los argumentos. Para lo que se presenta en el mundo bajo el modo de conflictos, contradicciones, el psicoanálisis puede responder gracias a sus lógicas heterodoxas, 23


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con el fin de no dejar que los conflictos de la lógica aristotélica comanden el mundo. El psicoanálisis puede tratar las discordias, las separaciones, la segregación, el racismo, que están presentes en el ser humano y que conceptualizó con el término de extimidad. Recordemos que Freud decía que el hombre no necesita buscar al enemigo fuera porque ya está dentro de cada uno, y el psicoanálisis puede maniobrar con esas discordancias en lo concreto del mundo, cambiando el discurso, el modo de decir con otras argumentaciones. La argumentación es un instrumento vital para la intervención de ser-hablante (parletre) en el mundo. La existencia del psicoanálisis en el mundo de hoy permite al ser-hablante utilizar el saber del psicoanálisis en acto. Es así que el psicoanálisis como fuerza material, como fuerza política en el mundo, lo es en acto, y se extiende en la cultura y en el lenguaje corriente, cambiando las relaciones y la política, ya que el hombre es Un ser en la polis, un ente, un ex sistente. * Miembro de la EBP (Escuela Brasilera de Psicoanálisis) *Texto presentado en la Soirée de la AMP París, Enero 2012

Bibliografia:

Boll, M. e Reinhart, J., A Hipótese da lógica, Edição 70, p. 10 e 11. Da Costa, Newton C. A., Encontros: a arte da entrevista, A. Sant’anna, Ed. Azougue, RJ, 2011. Da Costa, N. e Villalba, I., A especificidade da psicanálise, seminário e discussão, SP, Brasil, 1993. Freud, S., Análise terminável e interminável, Coleção SE, Imago editora, vol. XXIII , 1975. Lacan, J., A Terceira, Outros Escritos, Jorge Zahar, RJ, 2000. Seminário 16, De um Outro ao outro, aula 14/05/69, Jorge Zahar, RJ, 2008. Seminário 17, O avesso da psicanálise, Jorge Zahar, RJ, 1992. Séminaire 19, Ou Pire, Éditions Du Seuil, Paris, 2011. Seminário 20, Mais Ainda, Jorge Zahar, RJ, 1973. Seminário 24, L’une bévue.., Ornicar n. 12,13, Paris, 1977. Laurent, E., El sentimiento delirante de la vida, Prólogo- entrevista, Colección Diva, BsAs, 2011. Miller, J.A., Comunicado de 13 de setembro de 2011, Lacan Quotidien, site ECF. Uma fantasia, Conferência em Comandatuba, Opção lacaniana n. 42, São Paulo, 2005. Donc, La lógica de la cura, Paidós, BsAs, 2011

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Dossier

La fuerza política del psicoanálisis Por: Joaquín Caretti Ríos* Las citas de Jacques-Alain Miller que me ponen a trabajar son: una, del Journal des Journées Nº 78 de enero del año 2010; la otra, del comunicado del 13 de septiembre de 2011, todo ello en el contexto de pensar las relaciones del sujeto del inconsciente con la política y de ésta con el psicoanálisis. Pienso que hay una relación no terminada de definir todavía entre la política y el psicoanálisis. Si bien la política esta sostenida en el discurso del Amo y sabemos que Lacan situó este mismo discurso como la estructura del inconsciente, esto no nos permite deducir, de forma directa, una relación posible entre la política y el psicoanálisis más allá de ser la una el reverso de la otra. Por otra parte, la similitud estructural entre la política y el inconsciente nos pueden servir para pensar y aclarar la facilidad con que las personas se dejan seducir por los discursos de la política y entregarse a lo que Étienne de La Boétie llamó la servidumbre voluntaria, fruto -entre otras razones-, de los fenómenos identificatorios que dan un ser al sujeto. Tomando la afirmación de Lacan “el inconsciente es la política” y sabiendo que el inconsciente es la estructura que habita la subjetividad y que opera como una defensa que vela lo verdaderamente real que está en juego -la no relación sexual-, podemos afirmar que la política -entendida meramente como gestión profesional

de lo que hay que hacer para que el sistema funcione, pensada como una carrera profesional- también ocuparía este lugar de velamiento, de ocultación, de aquello de lo cual los sujetos no quieren saber. En este contexto inconsciente y política podrían ir anudados en una maniobra defensiva y distractora sobre lo real. Esto hace necesario que se produzca, de forma contingente, la operación ausente, aquella que permite al sujeto ir más allá de los semblantes sirviéndose de ellos; más allá del goce repetitivo del fantasma; más allá de las ideologías consolidadas en la rigidez de la tradición o en la ilusión de la construcción de un hombre nuevo y más allá del intento ontológico de las identificaciones. Esta operación, mediada en la experiencia analítica por el discurso psicoanalítico, es la que le permitiría a la política y a la subjetividad plantearse un accionar más lúcido. Esto compromete a los psicoanalistas a reflexionar no sólo sobre su lugar en la experiencia analítica y sobre los efectos de su práctica, sino también sobre presencia en el campo político, no pudiendo dejar de percibir que lo que el psicoanálisis hace avizorar a la subjetividad, su emancipación, su soledad, no es sin los otros, sin el común. Un común que se anudaría con la otra cara de la política, la que se constituye en una experiencia de la verdad entendida como una práctica transformadora de la realidad sostenida en un lazo social que pueda incluir la singularidad, realizada, tal como decía Hanna Arendt, en un “entre-los-hombres”. La política “como una experiencia transformadora, (…) como una experiencia radical. (…) como algo que abre un interrogante acerca de ¿qué es capaz un colectivo humano y de qué somos capaces cada uno de nosotros en relación a un colectivo humano?” La primera cita, “¿Cómo un psicoanalista que no sabría orientarse en la sociedad donde vive y trabaja, en los debates que ahí agitan, sería apto para tomar a su cargo 25


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los destinos de la institución analítica?” , nos lleva a algo que afirmó Lacan: no podemos pensarnos psicoanalistas sin conocer las modalidades del discurso dominante en el tiempo que nos ha tocado vivir y sin ejercer una función de intérprete en la discordia de los lenguajes. Nada más actual que esta afirmación, dice Jacques-Alain Miller. Tampoco podríamos tomar a nuestro cargo los destinos de la institución analítica si nos desentendemos de que el psicoanálisis se ha convertido en un problema social, un problema de la civilización, donde es atacado por una alianza entre el discurso capitalista, las neurociencias y las terapias cognitivo-conductuales con la intención de hacerlo desaparecer. Por lo tanto, esta necesidad de orientación en la discordia política es una cuestión de supervivencia para el psicoanálisis. Por ello Jacques-Alain Miller nos convoca a articular el pase con el foro, es decir, a llevar el discurso psicoanalítico más allá de las fronteras de la Escuela, haciendo demostración en acto de nuestro discurso, no sólo en la cura sino en el campo político. Esto, de cualquier manera, parecería abundar simplemente en lo que se viene realizando en cada una de las Escuelas: hacer escuchar la voz del discurso analítico sea en foros, tertulias, entrevistas, presentaciones, publicaciones o debates… Sin embargo, la afirmación de que el pase sin el foro sería la escuela convertida en secta y el pase un semblante, es un aserto que nos va aproximando a la siguiente cita que me proponen comentar. “Es el momento, es el lógico, de que por todos lados el psicoanálisis, se convierta ahora en una fuerza material, una fuerza política” ¡He aquí la novedad! ¡El psicoanálisis una fuerza política! ¿Por qué? Si, como es obvio, no se está refiriendo a formar un nuevo partido político, entonces, a qué alude que implique un avance

más allá de lo ya hecho en el Campo Freudiano. ¿Nos compromete con la política de otra manera? ¿De cuál? Pienso que cuando Jacques-Alain Miller hace esta propuesta no apunta a constituirse en una fuerza política en defensa exclusivamente del psicoanálisis. O, dicho de otro modo, la defensa del psicoanálisis no se puede hacer si no se consigue, de alguna manera, como fuerza política, que se transmita a la política la lógica que impera en la experiencia analítica y los efectos emancipatorios subjetivos que se alcanzan. Entiendo que es una propuesta más ambiciosa ya que compromete a los psicoanalistas en una transmisión activa de su política que pueda influir en las lógicas colectivas de la política ya que muestra otra manera de pensar y leer la realidad. Es necesario que el discurso psicoanalítico se haga oír con voz clara en el campo político y social, consiguiendo las mediaciones que sean precisas para este fin, y pueda acercar a la reflexión y a la praxis política algo que estructuralmente le es ajeno: la posibilidad de un lazo social no regido por las identificaciones ni por referencia teleológica alguna. Y qué son estas mediaciones sino interlocutores que introduzcan a los psicoanalistas en los lugares a donde quiere llegar. Así, son esenciales los lazos con la cultura, la política, la ciencia, la pedagogía, la medicina, y la universidad; la organización de foros, las mesas redondas, las publicaciones y todo aquello donde el discurso analítico encuentre amigos que favorezcan que su palabra sea escuchada. Se trataría, por lo tanto, de una intrusión nueva del psicoanálisis en la política sin abandonar la lógica propia de su discurso: el pasaje de interpretar el momento 26


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social a intervenir en él con el fin de defender la vigencia del discurso psicoanalítico y, a su vez, poder influir en el derrotero del accionar político. Para ello cada psicoanalista debería alzar su voz allí donde el inconsciente sea puesto en cuestión. Explicar, orientar, enseñar, conversar, discutir y no ceder en la existencia del inconsciente y lo que esto implica para cualquier acción humana. Cada psicoanalista es una “fuerza política” y tiene su campo de influencia personal, su “foro”, en el cual su voz se debe hacer oír. Por supuesto, ninguna ilusión de que el discurso analítico pueda llegar a hacerse hegemónico en la cultura ya que, como sabemos, vamos a contracorriente del discurso del Amo y de un estructural no querer saber de eso.

Entonces, convertirse en una fuerza política significa, a mi entender, participar en todas aquellas cuestiones políticas y sociales que, por un lado, pongan en peligro al propio discurso analítico y, por el otro, atenten contra la democracia y la subjetividad favoreciendo las sumisiones voluntarias.

Si el pase muestra que es posible la emancipación subjetiva de las identificaciones y de las servidumbres del fantasma posibilitando un saber hacer nuevo con el síntoma, el “foro” apuntaría a que el discurso analítico introdujera en el campo de la emancipación política la idea de que lo común se sostiene en un universal Se trataría, por lo tanto, de una intrusión nueva del irremediablemente agujereado que impide psicoanálisis en la política sin abandonar la lógica propia de la existencia de una totalidad que se cierre sobre sí misma. su discurso: el pasaje de interpretar el momento social a

intervenir en él con el fin de defender la vigencia del discurso psicoanalítico y, a su vez, poder influir en el derrotero del accionar político. Para ello cada psicoanalista debería alzar su voz allí donde el inconsciente sea puesto en cuestión.

Nos propone Jacques-Alain Miller “hablar la lengua del Otro, sí, pero para hacerle escuchar de lo que no quiere saber nada” Es decir que el psicoanálisis sería aquel discurso que viene a traer la mala nueva de que la civilización no podrá aliviar su malestar si no incluye en su reflexión el goce y la pulsión de muerte, cosas de las que no quiere saber. Se trataría, entonces, para el psicoanálisis, de fracasar de la buena manera: con efectos simbólicos de transformación, uno por uno, que colaboren a hacer verdadero el hecho democrático, único sistema donde el psicoanálisis y la subjetividad se pueden realizar.

Hacer saber que toda política emancipatoria debe orientarse por el agujero de lo real del goce sin pretender totalizarse, dando cabida así a lo más singular de cada uno; una política que se quiera radicalmente antisegregativa.

Se trata, en definitiva, de que el psicoanálisis puede trasladar al campo político los efectos que produce en la clínica. Es así como se puede entender la propuesta de Jacques-Alain Miller de “hacernos los auxiliares del tiempo lógico, activando por todos lados el poder de las lagunas, dando juego a los semblantes, insinuando la libertad de asociación, la asociación libre”. Activar en todos lados el poder de aquello que no está cerrado por una significación, apuntar a las lagunas del discurso donde anida lo real mostrando la 27


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profunda relación entre la asociación libre freudiana y la libertad del sujeto de asociarse excluyendo cualquier modalidad de servidumbres con el Otro. Así como Lacan se planteó ser un misionero del médico para sembrar la semilla del inconsciente, pienso que hoy el psicoanalista debería ser un misionero de la política para sembrar en la sociedad en la que vive la semilla de la experiencia analítica, semilla que pueda hacer luz sobre la posibilidad de un lazo social no totalitario, es decir, advertido de los efectos identificatorios de la psicología de las masas que impiden cualquier propuesta de emancipación verdadera. Finalmente, es el propio Lacan el que al fundar su Escuela mostró a la política la posibilidad de un lazo social entre sujetos no-identificados, que están en la búsqueda de la diferencia absoluta y se hallan causados por una causa ausente. Construyó una forma de lo colectivo que no termina homogenizando a los sujetos. Ordenó la Escuela alrededor de un vacío central constituyéndola como un conjunto abierto, apoyada en la lógica del no-todo. Hizo una propuesta antitotalitaria donde los que la componen son miembros de una serie que no se completa y que no se lee desde la lógica del para-todos y la excepción. Aquí anida la subversión del psicoanálisis, su fuerza política: habrá que saber utilizarla. * Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP) Madrid. Director de la Sede de Madrid. España.

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Dossier

Entrevista a Graciela Brodsky* Realizada por Silvia Baudini* Cuando Miller habla de acción lacaniana la ubica en un registro de acción poética, ¿cómo eso se efectúa en la práctica? La poesía no es hablar en rima; tampoco -como indica Lacan-, es decir cosas bellas, porque no tenemos cosas bellas para decir; mucho menos es convertir el decir en puro verso. Poesía es poiêsis, creación. En la orientación lacaniana la poesía está más cerca del witz que del alejandrino. “¿De qué manera la interpretación analítica puede hacer sonar otra cosa que el sentido común?” La pregunta vale tanto para la resonancia que se espera de la interpretación en el acto analítico como fuera de él, cuando el psicoanalista busca hacer pasar las consecuencias de dicho acto al Otro social. Es lo que Jacques-Alain Miller llamó la “acción lacaniana”. El hecho social, opaco a primera vista para quien está habituado a un lazo social “a mínima” que sólo precisa de dos para existir, puede, no obstante, ser descifrado, interpretado, incluso anticipado (y Lacan no se privó de hacerlo) con las mismas herramientas que guían al analista en su práctica. A la acción lacaniana la orienta el discurso analítico. Se dirige al Otro, pero no a la masa. Busca en la multitud la brecha donde se aloja el sujeto y su goce. Más aun,

crea la brecha por donde el sujeto puede retomar la palabra. Y cuando se dirige así al Otro social, su estilo no es de oratoria, es oracular, quiere ser descifrado; y su deseo -porque no hay acción lacaniana ni acto analítico si el agente no está animado por un deseo- es contrario a la identificación unificadora, a la que busca hacer caer. Prácticamente ¿en qué consiste? Eso es cuestión de táctica. ¿Escribir un editorial para un diario? ¿Publicar un libro? ¿Comentar otro? ¿Crear un centro de atención psicoanalítica? ¿Estar presente en un Congreso de Salud Mental? ¿Sacar una revista? ¿Juntarse con otros lacanianos? Eso se decide “caso por caso” (me disculpo por el eslogan). Y, como en el acto analítico, todo depende de las consecuencias, no de las intenciones. La acción lacaniana, no es una acción común (del sentido común), ¿como la definirías? Tradicionalmente –quiero decir desde Aristóteles- la acción (praxis) se distinguía de la reflexión intelectual (teoría) y de la creación (poiêsis). Es difícil sostener esta división hoy en día. Los intelectuales generan plusvalía, los trabajadores vuelven a ser artesanos (en el mejor de los casos), y la acción evoca consignas vaciadas de contenido “Acción, Acción, Acción...” ¿Recuerdan? En fin, las nuevas condiciones del trabajo han hecho tan caduca la distinción de Aristóteles como la de Marx. Aun así, ¿qué podemos rescatar para orientarnos? Digamos que la acción interviene sobre las relaciones sociales, modifica el contexto, es pública, está sometida a la exterioridad, a la contingencia y al rumor de la multitud, para usar las palabras de Paolo Virno. Como se ve, no es exactamente lo que pensaba Lacan en el 64, cuando definía a su Escuela como “refugio contra el malestar en la cultura”. Si a lo propio de la acción se le suma ahora el adjetivo “lacaniana”, lo que resulta 29


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es una acción que se realiza con la pluma y la palabra: me refiero a una palabra sutil, que se atrapa al vuelo, que hace cosquillas y aviva la risa. En la Noche del Consejo sobre este tema, se habló acerca de un comentario en una reunión de intelectuales sobre la situación social del país de por qué ahora la Escuela de la Orientación Lacaniana se interesa por lo social, ¿qué respondemos? Recuerdo haber dicho en Bruselas que no existe una definición de la Escuela dada de una vez y para siempre. Existe la Escuela de los trabajadores decididos y la Escuela de los practicantes, la Escuela Sujeto y la Escuela causa del deseo, la Escuela Una y la Escuela no-toda. Digamos que el resurgimiento brutal del S1 a nivel global y un discurso menos cínico a nivel local configuran una ocasión propicia para que los psicoanalistas lacanianos digan lo que les enseña el discurso al que sirven. ¿Por qué ahora? La interpretación es siempre cuestión de kairos, de oportunidad. La Revista de la EOL, que se hizo esperar por diez años, no podría llegar en mejor momento. Pero, se sabe, una golondrina no hace verano. El Encuentro Americano puede ser otra ocasión para poner en práctica la acción lacaniana. Poiêsis y kairos, poesía y ocasión, los poderes de la palabra y los usos del lapso. Entre esos faros pasa la acción lacaniana. Miller dice, “me atrevería a decir acción lacaniana”, ¿es que esto implica una osadía hasta ahora inédita, un más allá de la neutralidad analítica? Si, más allá de la neutralidad analítica la ética del psicoanálisis supone tomar partido

dentro y fuera del consultorio. Tomar partido contra los ideales del amor humano, de la autenticidad y de la no-dependencia; contra la identificación masificadora, contra la soledad posmoderna, contra la dirección de conciencia; contra la tentación de hacer del Otro “un patrimonio personal, a plasmar por él su destino, a imponerle nuestros ideales y, con la arrogancia del creador, a complacernos en nuestra obra luego de haberlo formado a nuestra imagen y semejanza”. Tomar partido a favor del sujeto; de su goce singular y de su síntoma, que todavía puede poner un límite a lo peor. ¿Una osadía? Supongo que Miller dice “me atrevería” porque siempre es cauto cuando introduce una noción que no pertenece al vocabulario lacaniano. Lacan distinguió el acto de la acción, y más de una vez asimiló esta última al orden de la motricidad y la descarga. Entonces, si alguien quiere ir a buscar donde Lacan habla de la acción lacaniana, no lo va a encontrar. En ese sentido sí, es una osadía, pero una osadía serena, en el sentido de Heidegger. ¿Inédita? No, la historia del psicoanálisis se hizo gracias a la osadía de algunos. Se trata de ocupar un lugar digno en esa historia y de escribir, con otros, un nuevo capítulo.

A la acción lacaniana la orienta el discurso analítico. Se dirige al Otro, pero no a la masa. Busca en la multitud la brecha donde se aloja el sujeto y su goce.

*G. Brodsky Miembro de la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana), AE de la AMP Argentina *S. Baudini Miembro de la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana) 30


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Secciones

Psicoanalista en la Escuela Por Clara M. Holguín- Comisión editorial

Nuestra Escuela, la Escuela de Lacan no es sin el psicoanalista. En el marco de este principio que da cuenta de una topología que tiene como horizonte saber que no sabe “qué es un analista”, convocamos a algunos de los Analistas de la Escuela, de aquellos que hacen del Pase una elección y que colocan su testimonio en la palestra como apuesta de la política lacaniana. “Nombrarlos Analista de la Escuela, como dice J-A Miller, es proponerles la Escuela como soporte de la transferencia, la Escuela en tanto ella se quiere sujeto, sujeto supuesto saber”. Entonces, es nuestra pregunta para ellos, ¿cómo hacer para que la Escuela no marche al paso de la sociedad? ¿Cómo hacer para que el Psicoanálisis no se rinda a los impasses de la civilización? : “Desde que el psicoanálisis es en el siglo XXI una cuestión de sociedad, un problema de civilización, hay una elección forzada: el pase sin el fórum, eso sería la escuela convertida en secta, el pase convertido en semblante”. Gustavo Stiglitz, Silvia Salman y Luis Tudanka, nos orientan señalando que la formación del analista, es decir, llevar a su término la experiencia del sujeto como psicoanalizado, releva el bien más preciado de la Escuela: su inconsistencia. “Formarse en la inconsistencia” y “estar advertido de ella”, permite que la presencia del psicoanálisis en el mundo sea una oferta y una apuesta donde la acción del analista, “que no es la no-acción, sea una acción que incompleta, que inconsiste”, que da lugar –como dicen- al intervalo a diferencia del taponamiento por medio de los objetos amo de la civilización. Es el cálculo sobre el porvenir de la Escuela, que tiene como orientación “leer el síntoma”.

Gradas internas de Caixa Forum de Madrid de Herzog y De Meuron

Escuchemos sus voces en el Forum de la NEL

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Psicoanalista en la Escuela

Los no-anacrónicos erran* Gustavo Stiglitz (EOL)*

¿Qué decir de lo que nos toca a nosotros, analistas de la AMP, hoy? Soy de la idea de que nuestra posición, la que conviene, es de un cierto anacronismo en el sentido de Giorgio Agamben3. Para él, anacrónico es aquel que no está del todo sumergido en su época como para ser sensible a sus síntomas.

Esta vivificante invitación de The Wannabe – que celebro y agradezco -, toma como punto de apoyo la elección forzada que sitúa Jacques Alain Miller al final de su respuesta a una carta de Yves Depelsenaire, antiguo miembro de la ECF, admitido de joven en la misma tras entrevista con Robert Lefort de la que guarda un intenso y emotivo recuerdo.

En el campo freudiano somos lo suficientemente anacrónicos como para ser sensibles a la declinación de los semblantes clásicos del Nombre del Padre y al “ascenso del objeto al cénit de la civilización”, poder leer los fenómenos que de ello se siguen y responder a los retornos en lo real de los síntomas que esto genera.

Se trata de una respuesta tan respetuosa como firme, en la que se tensan coordenadas temporales, posiciones analíticas, de jerarquía y políticas.

Otra referencia que me parece importante tener en cuenta, es la idea de la política como “el arte de hacer mover los cuerpos4 , en referencia a las guerras, las distintas formas de segregación y clasificación, pero también a orientaciones demográficas y de ciertos consumos masivos.

No es ocioso situar el contexto en el que afirma que hoy hay una elección forzada: “Desde que el psicoanálisis es en el siglo XXI una cuestión de sociedad, un problema de civilización, hay una elección forzada: el pase sin el fórum, eso sería la escuela convertida en secta, el pase convertido en semblante… (o bien)…: testimoniar en acto de nuestra posición, como psicoanalistas, no solamente en “la cura”, sino en “la ciudad”.1 Si, como dice en el mismo texto, “La Escuela es un cálculo sobre el porvenir”2, es que la dimensión del tiempo como duración, momento y acontecimiento cuenta. 1 2

J.A.Miller. Journal des Journées N° 78. La traducción es nuestra. Id.

En lo que a nosotros nos compete hoy más directamente, ubicaría a la fiebre de las clasificaciones de los llamados trastornos de la salud mental, como un capítulo de esa política. Las políticas de evaluación y clasificación, se siguen de conductas de especialización y segregación muchas veces acordes a ciertos criterios de mercado más que de calidad de vida.

3 4

Debo esta referencia a Francesc Vilá, de Barcelona. P. Legendre. El amor del censor

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Hoy, por ejemplo, tenemos el caso del autismo como el nuevo campo de batalla a nivel planetario, entre: Por un lado, las políticas segregativas que se sostienen en una ética de lo universal y lo particular, que homogenizan a los sujetos en clases según particularidades compartidas (nivel intelectual, capacidad de trabajo, usos del lenguaje, déficits, etc.). Estas formas de segregación se revisten de semblantes de inclusión. Y, Por otro lado, la política que se sostiene en una ética de lo singular como es la del psicoanálisis, en donde cada uno encuentra su lugar en el Otro, justamente a partir de lo que tiene de irrepetible, de su diferencia. Hace tiempo ya, recibí a un niño diagnosticado como ADD - otro importante campo de batalla - que recibía su dosis diaria de Ritalina. Me interesé en este tema de su medicación “la pastilla”, como le decía. ¿Por qué la tomaba? ¿Desde cuándo? ¿Qué efectos le producía? ¿En qué momentos la tenía que tomar? A esta última pregunta respondió con otra: “me dijeron que la tenía que tomar antes de ir al colegio para prestar atención, pero mis padres me la dan para ir al colegio, al cine, a cenar, en las vacaciones… ¿se piensan que soy un tonto?” Fue el inicio de un tiempo de análisis. Ese efecto de sujeto dividido se hizo surgir contingentemente del corazón de la conducta segregativa contemporánea. Fue interrogando – no enfrentando – la medicina del Otro que surgió su propia inconsistencia.

Por eso – volviendo a la propuesta de The Wannabe: “La Escuela es un cálculo sobre el porvenir” y nuestra apuesta es la del pase como garante de la pervivencia del psicoanálisis, pero si observa ciertas condiciones que consideramos necesarias hoy. Sabemos, estamos advertidos de que la duración de las cosas afecta a las decisiones y sus efectos.5 Lo que es conveniente hoy no lo será mañana. La vida cambia, la vida institucional también. El pase de hoy es un pase vivo, encarnado en cada uno de los AE que testimonia a la comunidad analítica sobre cómo salió – por qué trucos – de su goce autista. Hace muy poco me enteré – ¡qué ignorancia! – que en vida de Lacan los AE no testimoniaban a la comunidad. No existía esta disciplina de pararse ante los colegas en ciertas ocasiones especiales, para hablar de la experiencia del fin en cada uno. Esa fiesta de la transmisión de la experiencia analítica que son los testimonios en jornadas y congresos tal como los conocemos hoy, es un invento de Jacques Alain Miller. En el momento actual eso es necesario. Es necesario demostrar y mostrar que si los semblantes son inevitables, también hay que habitarlos. Nuestro cálculo sobre el porvenir – es decir nuestra Escuela – es que el pase exista en su interior con los testimonios, las enseñanzas de los AE, las actividades sobre el pase, el buen funcionamiento del dispositivo. Y para ello también es fundamental que los psicoanalistas testimonien afuera de la Escuela, en el exterior, en la ciudad, sobre la lectura que tienen sobre los acontecimientos de la época y sus retornos sintomáticos.

Es eso lo que da al analista de la Orientación Lacaniana su brújula: estar advertido de la inconsistencia del Otro y de las astucias de la época para desconocerla. 5

J.A.Miller. Journal des Journées N° 78.

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Ya pasamos por el furor del rigor del psicoanálisis puro y por la militancia del psicoanálisis aplicado. Hoy se nos impone como política para la existencia del psicoanálisis una topología del toro, en la que a partir de esa vuelta más de algunos – los psicoanalistas - la presencia del psicoanálisis en el mundo sea una oferta y una apuesta para el tratamiento de la inconsistencia del Otro distinta del tapón por medio del objeto como propone nuestra civilización. Un tratamiento de la versión feroz del superyó contemporáneo que ordena “¡Goza!” y que los no anacrónicos no pueden dejar de escuchar, en su errar cotidiano. *Nota aclaratoria: De las distintas traducciones del verbo "errent" al castellano -sin descartar ninguna - he preferido acentuar "errar" en el sentido de "vagar", "dar vueltas", apuntando al dar vueltas sin brújula que caracteriza a nuestra época. Sin la brújula de los semblantes clásicos del Nombre del Padre. * Miembro de la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana), AE de la AMP Argentina

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Psicoanalista en la Escuela

Topologías de Escuela Silvia Salman (EOL)* Desde mi entrada a la Escuela tenía al pase en el horizonte. Por eso la elegí, porque era el pase lo que la distinguía de cualquier otra asociación de psicoanálisis. El psicoanálisis puro estaba en el fundamento de esa elección. Sin embargo Lacan no fundó su Escuela sólo en esa perspectiva. En la Proposición del 9 de octubre (1) propone manifiestamente dos niveles para anclarse en la Escuela. El de la intensión, que corresponde a la formación de los analistas y en particular al análisis de los analistas, y el de la extensión que se resume a todo lo que la Escuela presentifica del psicoanálisis en el mundo. Ambos dibujan una topología que atraviesa a la Escuela de punta a punta. Así ya estaban las cosas en el siglo XX. Lacan no quería una secta: ni la Iglesia ni el Ejército. Si hay un principio de política lacaniana que podemos extraer de su modo de concebir una Escuela, es el de no ceder ante lo real en juego en la formación (2) Esto quiere decir, no ceder ante los efectos transferenciales que son efectos de grupo.

El siglo XXI no nos encuentra muy lejos de esta perspectiva, pero nos confronta además con un real que empuja cada vez más al discurso analítico a resistir los embates de la época. Lo podemos llamar discurso de la ciencia, lo podemos llamar discurso del amo, en cualquier caso, cada vez estamos más impregnados, más tomados por esos discursos. Cada vez que me convocan a hablar de los síntomas “contemporáneos”, o del padecimiento” actual” o de las “nuevas” angustias, algo en mí resiste a adaptar el discurso analítico a esos decires. Miller nos advertía de ello cuando al comenzar su curso “Sutilezas”, señalaba los riesgos de abrir las puertas de la ciudadela psicoanalítica: “creemos salir del entre nos, cuando en verdad dejamos que entre el afuera”(3). Fijaba de este modo la diferencia respecto de nuestra posición como analistas: una cosa es salir a la ciudad, y otra muy distinta es dejar que ella y el Estado se nos meta adentro. Pienso que tenemos que encontrar la buena manera de hablar del sufrimiento sin encerrarnos en la Escuela pero tampoco sin dar concesiones al discurso imperante. En medio de esta coyuntura, hace ya unos años, los foros convocados por las

Fijaba de este modo la diferencia respecto de nuestra posición como analistas: una cosa es salir a la ciudad, y otra muy distinta es dejar que ella y el Estado se nos meta adentro.

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Escuelas abrieron otros espacios de discusión política en los que los psicoanalistas debimos testimoniar en acto de nuestra posición de analistas. De los temas que nos preocupan, de los problemas de la subjetividad que nos interrogan, de las respuestas que nuestra práctica nos exige. Con ellos se trataba de poner en acto el discurso analítico en tanto envés del amo y no como su partenaire. Intensión-extensión, Escuela- institución, Escuela-foro…diferentes modos de un adentro y un afuera, que conviene situar en una topología que sólo la posición del analista podrá empalmar de la buena manera. Formarse en la inconsistencia, formarse en distinguir el taponamiento del intervalo a “fin de percatarse de que aquí se plantea la cuestión de qué poner allí” (4), será un modo de mantener vivo el discurso analítico en el mundo. *Miembro de la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana), AE de la AMP Argentina. 1 Lacan, J.: Proposición del 9 de octubre, en Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012

2Miller, J.A.: Política Lacaniana, Colección Diva, Buenos Aires, 1999, p.28. 3 Miller, J.A.: Sutilezas, Paidós, Buenos Aires2011, p.16

4 Lacan J.: Seminario 19 …o peor, Paidós, Buenos Aires, p.227

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Psicoanalista en la Escuela

Política del psicoanálisis. Por: Luis Tudanca (EOL)*

síntoma, allí donde emerja. Se trata de utilizar la única herramienta con la que contamos los psicoanalistas: la interpretación. No es poco, pero sí lo suficientemente acotado como para que reflexionemos cada vez cómo intervenir.

Introducción.

Pero lo que es seguro es que debemos leer el síntoma allí dónde y cómo se presente.

Afirmar que el psicoanálisis podría convertirse en una fuerza política es un punto de llegada y vale la pena hacer el esfuerzo de no saltearse los pasos de la demostración de dicha afirmación.

Eso abre dos vías en el horizonte de la interpretación: la vía del síntoma singular, en un parlêtre, y la vía del síntoma tal cual se presenta en lo social. ¿Cómo leemos el síntoma, de manera general lo que no funciona, en una y otra vía?

Hay una política del psicoanálisis que no se corresponde con La política, ni con las políticas circunstanciales que dicen representarla, ni con ningún movimiento sostenido en identificaciones y/o ideales.

Para la primera se puede agregar que la política del Psicoanálisis es la política del pase ya que éste es un dispositivo que investiga y verifica fundamentalmente la dimensión del síntoma – más estrictamente el sinthome – en un parlêtre. Y Lacan pensaba que los AE debían interpretar la escuela que es una manera de decir: leer el síntoma.

Si es una fuerza política lo es por permanecer dentro de su propio campo. Esa política del psicoanálisis, una, arraiga en la dimensión del síntoma ya que: “el síntoma instituye el orden en que se revela nuestra política. Implica por otra parte que todo lo que se articule por éste orden sea pasible de interpretación”(1). Se deduce de ésta definición las coordenadas donde queda restringida “nuestra política”1: la política del psicoanálisis es la política del síntoma. Tenemos también un agregado en la segunda parte de la definición mencionada que indica qué hacer con “todo lo que se articule por éste orden”, es decir el

Es esa una política (la del pase) que podríamos circunscribir como “para adentro”, no sin la comunicación de los resultados a la comunidad mas extensa, pero que sigue siendo restringida a algunos. Otra vez Lacan: el analista se autoriza de sí mismo...y de algunos otros, he allí una política del síntoma. ¿No es nuestro lazo un lazo intersintomático? Para la segunda vía las cosas se complican aún más. ¿Lo social, es realmente asunto del psicoanálisis? Ante esa pregunta contesto: sí y no. 37


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Lo es si aceptamos que nuestra intervención está sostenida en la lectura del síntoma como insistió y puso en práctica Lacan, de lo que no funciona, tal cual emerge en lo social.

El psicoanálisis “absorbe” otras disciplinas (filosofía, lógica, matemáticas) por una sóla razón: hacer avanzar el psicoanálisis en aquellos puntos opacos de su propia praxis.

Si leemos un síntoma ya lo estamos interpretando.

Imposible el proceso inverso desde el psicoanálisis hacia otros campos, pero no para esos otros campos usar los significantes de Lacan.

¿Eso sirve a lo social o al psicoanálisis? Haré un pequeño rodeo para aclarar qué uso hago del término interpretación en ésta oportunidad.

Así alguna filosofía política contemporánea repiensa sus problemas con esos significantes.

b) La interpretación.

Insisto: no hay simetría ni reciprocidad entre lo que el psicoanálisis importa para su campo y la exportación de sus significantes.

Enredarse con el término aplicado al aplicarlo al psicoanálisis tiene sus motivos. Es que intervenir sobre temas “ajenos” al psicoanálisis, bastante alejados de nuestro campo, siempre conlleva dificultades.

Finalmente la interpretación que podemos aportar no debería apuntar a ofrecer un sentido entre otros, aún distinto, otro sentido a los sentidos acumulados. ¿Entonces?

Es el riesgo de producir “una impresión en la gratuidad de la interpretación acompañada por una certidumbre de la identificación”(2)

Apuntar, con la interpretación, al fuera de sentido.

De allí que Regnault proponga un retorno a las fuentes recordando lo que pensaba Lacan: proceder “al desciframiento de los significantes sin consideraciones por ninguna supuesta forma de existencia del significado”(3). Se vislumbra ya que la interpretación, si se dirige a lo social, no contribuye a la proliferación del sentido sino a su reducción. Así que el psicoanálisis no se aplica o, en todo caso, no se aplica el psicoanálisis, se aplica al psicoanálisis.

Me dirán: es difícil. Efectivamente es difícil pero recordemos que Lacan insistía en demandar lo imposible. Apuntar al fuera de sentido conlleva pasos que convierte esa aspiración en un movimiento que avanza de a poco. Quizás empiece interrogando los sentidos que van emergiendo, los ponga entre paréntesis sin rechazarlos como tal, los vaya disolviendo quitándoles consistencia. Ese es el tipo de acción política que pienso nos compete.

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Cuando hablamos de acción política, incluso de acción lacaniana ¿de qué acción se trata? La acción política que corresponde al psicoanálisis es, muchas veces, no siempre, una acción cuya eficacia es indirecta, mas del lado de la no-acción que del ajetreo de la acción “directa”. No hay que leer la no-acción como inacción. La no-acción es activa pero espera el momento oportuno. ¿Qué quiere decir esto? Que da de costado, que incompleta, inconsiste, dice “no es eso” y agrega “no hay relación”. No denuncia salvo si no es con un medio-decir evitando todo el tiempo reforzar lo denunciado. Impide la consolidación de dos bandos y si no lo consigue, persuade del “no hay” a uno y a otro. Me dirán que a veces con eso no alcanza: ¡es cierto! Efectivamente algunas veces se necesita la acción “directa”. Pero la acción “directa” en psicoanálisis es una acción a la que se le resta lo más posible el activismo. Si se le resta el activismo a la acción queda una acción sostenida en el pudor.

Desde esa perspectiva el pudor no desentona con la firmeza de una posición. Es por eso que el pudor acompaña el bien-decir. Miller agrega que es propio del psicoanálisis “que el bien-decir se funde sobre el saber leer”(4). c) Cuestiones de sociedad. Recién ahora estoy en condiciones de abordar la frase que me propone The Wannabe, la revista virtual de la Nel. Dice así: “Desde que el psicoanálisis es en el siglo XXl una cuestión de sociedad, un problema de civilización, hay una elección forzada: el pase sin el forum, eso sería la escuela convertida en secta, el pase convertido en semblante.”(5) Frase compleja a desmenuzar.

¿Hay otro tipo de forum posible? Sí, lo llamaré el forum no-todo público; el que se desliza entre lo público y lo privado con eficacia directa y/o indirecta según la ocasión pero siempre con pudor. Así leo el forum de la Nel que quiere hacer oír las voces de la escuela.

Uso aquí el término pudor en el sentido de: tener en cuenta al otro. Eso hace al lazo inter-sintomático.

Aparece en primer lugar el término sociedad. Hasta qué punto, como pregunta Ernesto Laclau, una sociedad es una sociedad, es decir “¿en qué medida logra ocultar el sistema de exclusiones en el que se funda?” (6) Lo que nos lleva de lleno a la lógica de la exclusión-inclusión como fundamento de lo que llamamos sociedad.

Esta lógica se sostiene en la creación, consolidación y acentuación de espacios conformados a partir de una frontera. Una frontera divide el espacio en dos y, de esa manera, fuerza dos bandos: los que están de un lado de la frontera y los que están del otro lado de la frontera.

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Reencontramos esa lógica en los forum militantes, “los que están con nosotros y los que no están con nosotros. Estos dos campos son necesarios para producir un enfrentamiento clausewitziano...”(7) Que hoy en día los bandos proliferen y se multipliquen no deshace la cuestión estructural de la tendencia al dos. Esa tendencia persiste y se presentifica también en los híbridos que Miller ha descripto en “La tumba del hombre de izquierda”. Cada bando con sus híbridos. Afirmar que el Psicoanálisis es en el siglo XXl una cuestión de sociedad es posible sólo desde el trasfondo de que ¡la sociedad no existe! Resta el malestar en la civilización, lacaniano. ¿Por qué lacaniano? Porque de la kultur freudiana a la civilización lacaniana hay el pasaje sostenido por La ciencia, de lo diferente a lo igual, de lo distinto a lo uniforme. Las culturas crujen por el empuje a la uniformidad en el goce que impulsa la civilización. Es lo que Miller describió como “la dominación combinada de los dos discursos”, el de La ciencia y el del capitalismo (8). Finalmente en el malestar en la civilización se trata del goce y eso es lo que el término “cuestiones de sociedad” indica. Eric Laurent lo expresa de la siguiente manera: “Se las llama cuestiones de sociedad porque no hay respuestas claras posibles. Son síntomas que dividen profundamente la política y hacen aparecer la incapacidad de reducir los síntomas sociales que resisten en la organización social a un tratamiento político según la lógica del campo ¡y eso se escapa!”(9).

Nuestra política entonces es saber leer esos síntomas e interpretarlos. d) El pase sin el forum. El forum militante está sostenido en la lógica de la exclusión-inclusión por lo que inevitablemente crea una frontera: ellos o nosotros, a favor o en contra. No se puede ser neutral si el atacado es el psicoanálisis como tal, pero siempre hay que agotar los recursos para impedir que esa lógica se establezca o deshacerla si se constituye como tal. Siempre que uno queda atado a algún bando es imposible escapar de lo que he llamado “el racismo nuestro de cada día”.(10) Para las cuestiones de sociedad no hay dicotomía, ni dos que confundan al no-todo encarnado que implica leer como síntoma esas cuestiones. Entre el forum militante y la secta existe una delgada línea. Todo forum empuja a la plaza pública. Ese no es el lugar del pase. ¿Hay otro tipo de forum posible? Sí, lo llamaré el forum no-todo público; el que se desliza entre lo público y lo privado con eficacia directa y/o indirecta según la ocasión pero siempre con pudor. Así leo el forum de la Nel que quiere hacer oír las voces de la escuela. Se entiende que el pase sea sin el forum...militante. A veces, confundir institución y escuela produce el desvío del activismo que deseamos restar a la acción política. 40


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Pero si ésta se mantiene orientada por la escuela, a distancia de lo institucional pero no sin él ¡sin bandos! El dispositivo del pase funciona discretamente, casi en secreto, produciendo. Y así como no se consiguen reducir los síntomas sociales que resisten, no se consigue reducir por completo el síntoma en un parlêtre.

1

Lacan, Jacques: El seminario Libro 18 “De un discurso que no fuera del semblante” Paidós Bs As 2009 Página 115. Regnault, Francoise: “Esas sandeces que pululan en los textos analíticos” en “Presentación de Lacan” Manantial Bs As 1998 página 149. 3 Lacan, Jacques: “La juventud de Gide o la letra y el deseo” Homo Sapiens Bs As 1978 página 82. 4 Miller, Jacques-Alain: “Leer un síntoma” en Eol-Postal 18 de julio de 2011. 5 Miller, Jacques-Alain: Journal de Journées Nº 78. 6 Laclau, Ernesto: “Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo” Nueva Visión Bs As 1993 Página 53. 7 Laurent, Eric: “El tratamiento de las elecciones forzadas de la pulsión” Entrevista realizada el 24 de Abril de 2012 en relación al tema de la jornada de la EBP-MG. Publicada por Eol-Postal. 8 Miller, Jacques-Alain: “Lo real en el siglo XXl” Conferencia en el 8º Congreso de la AMP. 26 de Abril de 2012. Publicado por Eol-Postal. 9 Laurent, Eric: Ibid 7. 10 Tudanca, Luis: “Una política del síntoma” Grama Bs As 2012. 2

Lo que sí se consigue es una reducción de goce de manera tal que el síntoma se transforma en algo mas vivible para cada quien. Es desde allí que uno retorna al lazo social de una manera nueva. En mí se presentó como cautela, del lado del silencio, por las mejores razones. La cautela implica una dirección a los otros, a los semejantes. Conlleva un pasaje de la soledad neurótica al ¡algunos otros! Con los cuales “sale” una amistad. Cautela es también un nombre del pudor. Ahora bien: ¿qué busca uno en el algunos otros? ¿busca lo semejante o lo diferente? Como pregunta Derrida: el amigo ¿es lo mismo o lo otro? Es que la amistad exige una cierta ruptura con lo que llamamos reciprocidad. No hay igualdad, ni simetría en el lazo sostenido por la amistad. Lo que he llamado lazo intersintomático hace recordar a Blanchot quién afirma que la amistad pasa por el reconocimiento de la extrañeza común. Leo ese síntoma en nuestra comunidad: a veces no nos “sale” la amistad, ésta amistad. 41


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Secciones

Psicoanalista en formación Por Mónica Pelliza- Comisión Editorial

¿Qué consecuencias puede tener la gran Conversación que el psicoanálisis tiene con la civilización en relación a la formación de los analistas? Esto puede redefinir el deseo del analista. Siguiendo nuestro planteamiento donde la práctica del psicoanálisis está orientada hacia lo real, preguntamos a los invitados sobre esta actualización del quehacer analítico. ¿Qué es un analista? ¿Cómo se forma un analista hoy? Si el psicoanálisis se ha convertido en una fuerza política: ¿Qué incidencia en la formación de analista y en la práctica? ¿Qué lectura propone el psicoanálisis sobre la subjetividad de la época? María Hortensia Cárdenas, Patricia Tagle, Raquel Cors, Susana Dicker y Marcela Almanza retoman características de la época, en las cuales domina el desbarajuste de la función del padre así como la debilidad en los procesos de simbolización que poniendo en evidencia la inconsistencia del Otro, trae como consecuencia una labilidad en los vínculos y en las identificaciones, violencia, adicciones, un exceso puesto en el padecimiento del cuerpo etc. Cada presentación enfoca desde distintos ángulos las dificultades e impasses a los que se enfrenta el analista para sostener el discurso analítico, establecer la transferencia, crear las condiciones para la producción de un saber inconsciente y de las condiciones de goce, testimoniar sobre cómo se forma, lo que hace el analista a partir de su deseo y anudado a la Escuela.

Columnas del interior del Edificio Asamblea Nacional de Bangladesh de Louis Kahn

¡Escuchemos a nuestras analistas!

En pleno Siglo XXI nos planteamos la reflexión sobre “la puesta al día de nuestra práctica analítica”, en la cual siguiendo a Miller, de lo que se trata es de testimoniar en acto nuestra posición no solamente en la “cura”, sino también en la “ciudad”. 42


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Psicoanalista en formación

Sobre el fondo de lo imposible Por: María Hortensia Cárdenas (NEL Lima) Al pensar en el psicoanálisis en el siglo XXI se puede constatar una cierta demora en elaborar lo que está ocurriendo desde hace un tiempo. No podría ser de otra manera, es solo en retroacción que caemos en cuenta de lo que no anda bien. Estamos en un momento de comprender.

Machu Picchu-Perú

espira a la que su época lo arrastra en la obra continuada de Babel, y que sepa su función de intérprete en la discordia de los lenguajes” ». Hoy estamos llamados a destacar más el carácter subversivo del psicoanálisis en incidir sobre el agujero del inconsciente, tomar la delantera y hacer del psicoanálisis en el siglo XXI una cuestión social, una fuerza política. Al cierre del siglo pasado la situación del psicoanálisis todavía se mantenía en los cánones en los que se había presentado y desarrollado a lo largo de un poco más de 100 años desde que Freud hizo tambalear los cimientos de la civilización. Ha comenzado el segundo siglo del psicoanálisis y las cosas han cambiado. Son varios los que alegan el fracaso del psicoanálisis, que un siglo de existencia ha devenido en un desencanto del mismo frente al empuje de la utilidad directa. ¿Qué hace falta para que el espíritu del psicoanálisis sobreviva? ¿Cómo renovar el efecto que produjo Freud con su descubrimiento del inconsciente – algo nunca antes pensado ni dicho –, en relación con el malestar?

Dos grandes ejes de reflexión a reconsiderar, a partir de las políticas de orientación de la AMP, especialmente señaladas por Jacques-Alain Miller, son por un lado, la política de la enunciación analizante (en tanto desmasificante) estrechamente articulada al psicoanálisis puro, es decir, una política puesta al servicio del discurso analítico y los resultados de la experiencia analítica. Y, por otro lado, la elucidación del momento actual de la civilización, sobre cómo abordar la subjetividad de la época.

La práctica freudiana permitió una liberación del goce, fue la que se anticipó en ubicar al objeto a en el cénit social. La práctica lacaniana tiene que vérselas con las consecuencias de este éxito. Entonces, podemos empezar a abordar la pregunta a partir de los cambios en los significantes amo, la elevación del objeto a, el discurso capitalista y la exigencia del consumo que empujan a un imperativo de goce.

Miller se preguntaba hace un tiempo: « ¿Cómo un psicoanalista que no puede orientarse en la sociedad en la que vive y trabaja, en los debates que la convulsionan, estaría preparado para tomar a su cargo los destinos de la institución analítica? Nada más actual que la gran idea que Lacan se hacía del psicoanalista en 1953 (…) y el requerimiento que les dirige (Escritos, p. 309): “Que conozca bien la

Conocemos este desarrollo desde hace un tiempo y puede parecer ahora una repetición. Pero se trata de la búsqueda de lo nuevo y no una simple reiteración. Es la vía para intentar razonar nuestra posición y avanzar en la invención de la práctica lacaniana. La posibilidad de existencia del psicoanálisis siempre estuvo del lado de lo real y del goce, y continúa estándolo en el siglo XXI. En otras palabras, 43


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el psicoanálisis sigue encontrando su razón en el mundo en el síntoma, en un real que hace fracasar la relación sexual. Del síntoma tomado entre verdad y goce, entre el orden simbólico y lo real. Ese es el lugar de la práctica lacaniana y la posibilidad de mantenerse en el discurso actual. Se trata de renovar nuestra práctica en este mundo de hoy reestructurado a partir del discurso de la ciencia y el discurso capitalista, dos discursos que han conseguido romper con los fundamentos de la tradición. Asistimos a un cambio en el orden simbólico, el orden del mundo está trastocado: el sistema de interdicciones sostenido por la figura del padre ya no vale como antes. No es que ese sistema haya sido seguro, haya sido una garantía. Más bien, siempre la función del padre ha sido fallida, de ahí los síntomas como respuesta singular de cada uno a la insuficiencia, la incapacidad Entonces, nuestra práctica del padre para encarnar la función simbólica imposible, que es lo real, y poner límite al goce.

Esas fallas no son más las que fueron en los orígenes del psicoanálisis con Freud, ni las que fueron en el siglo pasado. Jacques-Alain Miller recordaba en “Una fantasía” que estamos en el mundo sin brújula desde que “la moral civilizada como decía Freud se quebró, se disolvió. Y el psicoanálisis tiene algo que ver con la disolución de la moral civilizada”. El estado actual está caracterizado por un régimen de increencias y de reacciones contra la increencia que afectan los lazos sociales. Lacan se anticipa cuando muestra que “[…] la ciencia no tiene la menor idea de lo que hace, salvo cuando surge […] (la) angustia”. El discurso de la ciencia busca triunfar sobre lo real bajo la premisa de que todo tiene una causa, que puede descubrir y controlar y no toma en cuenta la contingencia.

existe sobre el fondo de lo un imposible que puede cambiar a partir de la contingencia. Es lo que demuestra el pase.

Sin embargo, no es una novedad, fue la razón de la invención del psicoanálisis. Ante la desorientación por el deterioro de los referentes simbólicos, el imperativo al goce constituye un punto de referencia. La época se confronta con un compás enloquecido por un imperativo de goce superyoico que exige obtener la satisfacción máxima.

Cuando Éric Laurent presentó el tema del VIII Congreso de la AMP, lo introdujo de esta manera: “Las fallas de la tierra y del cielo: consecuencias para la cura”. Es decir, que las fallas del orden simbólico en el siglo XXI abarcan “las fallas de la tierra y del cielo”, en otras palabras, son la marca de lo real.

El psicoanálisis es la única práctica capaz de ir a contra pelo de las falsas ciencias que, de la mano del mercado, buscan clasificar y estigmatizar por medio de la evaluación y la cifra, no en función de un orden civilizador sino de un control social.

En cambio, “el psicoanálisis es la práctica moral que conviene en la edad de la ciencia”, cuando la civilización queda acorralada y sin recursos para enfrentar el desorden de lo real. El psicoanálisis se ocupa de lo real imposible de soportar. ¿Cuál es nuestra brújula ante el discurso de la ciencia? Para empezar, servirnos del padre reconociendo que los semblantes son necesarios ya que “para el orden social es necesario el acuerdo de los semblantes”.

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La experiencia analítica introduce al sujeto a una suposición de saber inconsciente que hace posible interpretar a lo real, para obtener un saber sobre lo real. Esta operación analítica marca la diferencia con otras terapéuticas. El pivote del efecto terapéutico es la sugestión y en este punto toman consistencia las distintas psicoterapias. Lacan deduce que “una práctica no tiene necesidad de ser esclarecida para operar”. Basta con escuchar para que la demanda se repita y se produzcan los fenómenos de transferencia y sugestión. En cambio, la práctica lacaniana se rige bajo un principio que se distingue de las otras prácticas que es: eso fracasa. La práctica lacaniana excluye el éxito porque siempre tenemos que confrontarnos con un irreductible a nivel del goce. La práctica lacaniana juega su partida con un real que fracasa que hace cada vez más imposible la relación de los sexos. Pero para constatar al final que estos modos de fracasar son lo que llamamos síntoma. Por eso es que los síntomas no son trastornos simplemente que se pueden corregir o curar.Se puede introducir aquí la tesis de Lacan “el inconsciente es la política”, que es solidaria con la política del síntoma como eje en el psicoanálisis. El síntoma es eso que fracasa, la respuesta a la inexistencia de la relación sexual que empuja al goce autista y, por lo tanto, no hace lazo. Sin embargo, el inconsciente en su estatuto de lazo social, hace de lazo “con lo que une y opone a los hombres entre sí”. Como indica J.-A. Miller, la política se origina por identificaciones y el psicoanálisis opera al ir en contra de las identificaciones, develándolas una a una, mostrando la manera como capturan al sujeto y determinan su destino. De ahí el carácter subversivo del psicoanálisis. Por eso es que puede decir que el psicoanálisis es el reverso de la política. El orden del discurso está marcado por una falla, eso que según el psicoanálisis no cesa de escribirse: el psicoanálisis lo revela cuando da cuenta de lo que no anda, de

la falla que es de estructura, con la que el lenguaje tropieza. El plus-de-gozar pone en evidencia este fracaso, el plus-de-gozar comanda un eso fracasa en el orden sexual. La inexistencia de la relación sexual es puesta en evidencia a partir de que los objetos a han ascendido y han tomado el comando. Es a partir de esta falla que el psicoanálisis aborda el orden simbólico, una falla que la ciencia no puede suturar ni la poesía puede recompensar. “El psicoanalista se ocupa de lo que no es útil en la vida cotidiana activa, se ocupa de lo que hace figura de desecho en la vida pragmática y en la vida social”. Entonces, nuestra práctica existe sobre el fondo de lo imposible, que es lo real, un imposible que puede cambiar a partir de la contingencia. Es lo que demuestra el pase.

Bibliografia: J.-A. Miller, “Comentarios a la carta de Yves Depelsenaire”, Selección mensual de Journal des Journées, http://lapracticanalitica.blogspot.com/2010_04_01_archive.html J.-A. Miller, Comunicado, Paris, 13 de setiembre de 2011, http://liberezrafah.blogspot.com/search?updated-min=2011-01-01T00:00:0008:00&updated-max=2011-09-29T12:53:00-07:00&max-results=31&start=17&bydate=false J.-A. Miller, “Presentación del IX Congreso de la AMP”, Buenos Aires, 2012, http://www.wapol.org/AMP-News/Ediciones/002/template.asp?Nro=002 J.-A. Miller, “Una fantasía”, conferencia en Comandatuba durante el IV Congreso de la AMP, 2004, http://www.congresoamp.com/es/template.php?file=Textos.html J. Lacan, El triunfo de la religión, Paidós, Buenos Aires, 2005, p. 75. J.-A. Miller, Carta clara como el día por los veinte años de la muerte de Jacques Lacan, EOL, Buenos Aires, 2001, p. 9. J. Lacan, El triunfo de la religión, op. cit., p. 76. J.-A. Miller, "Psicoanálisis, sociedad, comunidad", Dispar 8, Grama, Buenos Aires, 2010. 45


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Ibidem, pág. 89. J.-A. Miller, “El inconsciente es político”, Lacaniana 1, EOL, Buenos Aires, 2003. J.-A. Miller, “Anguila en política”, conferencia dictada en radio France-Culture en 2005, traducida por Daniela Fernández y publicada en Página 12, jueves 26 de abril de 2912. J.-A. Miller, La Orientación Lacaniana III, 5, Un esfuerzo de poesía”, lección del 12 de marzo de 2003. Inédito.

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Psicoanalista en formación

La inconsistencia… soporte de una Escuela Por: Susana Dicker (NEL Guatemala) ¿Puede serlo también para el psicoanálisis como posible fuerza política? Habituarse a la disciplina de la inconsistencia es ciertamente una de las llaves de lo que llamamos formación del analista (1)

Atlantis-Guatemala

se ha autorizado y sostenido haciendo lugar al no-todo; una Escuela para la que podemos pensar la paradoja de que su consistencia es, justamente, haber hecho lugar a la inconsistencia como principio. Una inconsistencia presente desde el relevo que asumió del psicoanálisis freudiano, caracterizado por concebir al sujeto del inconsciente en tanto sujeto de una destitución, de lo que da pruebas la asociación libre (…) desde el momento en que el sujeto debe consentir ser solamente el punto de pasaje de las palabras (3); un sujeto que, en su neurosis, se representa por un yo no sé. Una inconsistencia que acompañó, a la vez, su propia revisión de la cura analítica y de la posición del analista, ya presente en los textos de los años ´50, más allá de las variaciones a lo largo de esa década y de la que ellos dan testimonio; y más allá de las novedades que producirán profundas modificaciones en las dos décadas siguientes, en particular a partir de su concepción del objeto a, de sus revisiones de lo real y de la dimensión clínica del goce. Novedades que le permitirán nombrar la inconsistencia: S(A), no hay Otro del Otro, no hay relación sexual. Pero también formalizar su concepción de una Escuela diferente a una Sociedad.

Así como Freud concibió la estructura del dispositivo analítico en relación a la estructura de la neurosis, en Lacan no hay posibilidad de concebir la práctica analítica olvidando lo que tiene el estatuto de un axioma: no hay relación sexual. Otra manera de decir no hay Otro del Otro, hay S (A) como principio de un análisis y de una Escuela como comunidad analítica que acompaña a la singularidad psicoanalítica (2)

En 1958 (4) habla de la política del analista y dice: en la cual haría mejor en ubicarse por su falta en ser que por ser. Una política y una posición que no dejan de tener sus consecuencias en la dirección de la cura y en la concepción misma de la experiencia analítica. Diez años después (5) dice: … en el discurso analítico se trata (…) de dar su plena presencia a la función del sujeto (…) para centrarnos perpetuamente en lo que es falla.

A diez años de institución de la NEL y cuando este número de The Wannabe se interroga sobre el desafío para el psicoanálisis de autorizarse como fuerza política, no puedo soslayar lo novedoso de la propuesta de Lacan al pensar una Escuela que

Esto resulta tanto más problemático cuanto que no nos está permitido de ninguna manera suplir esta falla salvo de modo artificial y entonces necesitamos indicar cuidadosamente qué hacemos cuando nos permitimos designar esta falta, efecto de la significancia de algo que, pretendiendo 47


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significarla, no podría ser por definición un significante. Esta falta en el significante, que escribe S(A) le sirve para afirmar que este campo del Otro no asegura en ningún lugar, en ningún grado, en ningún caso, ni siquiera en el aparentemente más seguro, la consistencia del discurso que allí se articula. (6)

ella. Y me sirvo de puntuaciones de Miller (8) Es posible que haya algo en el grupo de los psicoanalistas que sea contrario al inconsciente o, tal vez, al discurso analítico (…) El discurso analítico, según expresión de Lacan, es “la estructura de la experiencia analítica” y consiste en la domesticación del inconsciente (…) la destitución subjetiva.

He aquí la cuestión: De manera que, para el grupo de los analistas, el problema podría consistir en cómo instituir el grupo de sujetos destituidos, cómo hacer compatible institución y destitución subjetiva. Esto que, para Lacan, implicaba una Escuela en la que cada cual se Pero es verdad que el psicoanalista del siglo XXI reconociera uno entre otros. Su invención fue por el lado de una comunidad de trabajo y no de ya no puede refugiarse en la soledad de su reconocimiento, allí donde el no-saber a consultorio, en lo que el mismo Miller, en esta trabajar es ¿qué es un analista?, a través de los intervención, califica de demasiada arrogancia que dispositivos que ella ofrece y que permiten el testimonio, no sólo de una práctica como obstaculiza la presencia del psicoanálisis en el sino también del recorrido de cada contexto de las ciudades, allí donde sí tendría algo analista uno como analizante.

En 1973 (7) el S(A) es formulado de este modo: Yo digo siempre la verdad: no toda, puesto que, al decirla toda, no alcanzamos. Decirla toda es imposible, materialmente: las palabras faltan para ello. Incluso por ese imposible la verdad es solidaria de lo real. De aquí hasta el final de su enseñanza, conceptos del orden de lo real como lo imposible y el concomitante no hay relación sexual, contingencia, el sin sentido, el final de análisis con la humilde oferta de saber arreglárselas con el síntoma como el modo singular de goce, como lo incurable en cada uno… todos apuntando a destituir la ilusión de una promesa terapéutica como final feliz.

que decir y algo sobre qué influir.

Y ¿la Escuela? Más allá de que la fundación de la Escuela fue un acto y, como tal, del orden del ser, está estructurada sin ignorar, sin poner velos, al no-todo. A la inversa, nuevamente aquí, Lacan lo instala en el centro del Acto de Fundación, de su Proposición sobre el psicoanalista de la Escuela, incluso en la Disolución y en la nueva institución. En mi propia asunción del no-todo, me centro sólo en la incidencia del mismo en algunos aspectos de la Escuela y su lugar para los psicoanalistas que se inscriben en

Un buen uso de la Escuela que lleva a L. Gorostiza (9) a proponer el contrapunto entre mediación y extimidad en tanto no se confunden, pero deberían acompañarse. La mediación dando oportunidad a una relación donde antes no la había y la extimidad indicando, recordando el fundamento del abismo sobre el cual esa relación, hecha necesariamente, de semblantes, se funda. Hablar la lengua del Otro (10) Anudad una nueva alianza con la opinión. Invitación que Miller extiende, en esos momentos y en lo particular del contexto francés, a los colegas en otros países y 48


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que puntualiza: Hablar la lengua del Otro, sí, pero para hacerle escuchar de lo que no quiere saber nada. Una invitación que no deja de encerrar una profunda complejidad pues la misma no se hace desconociendo que existe una política del psicoanálisis (que) concierne a los fines últimos y los resultados de la operación analítica. Su mayor principio, y posiblemente el único, es la autonomía del discurso analítico, que mantiene su diferencia absoluta con los otros discursos. Si el discurso analítico pierde su autonomía es imposible obtener del sujeto esta mutación que tiene posibilidades de liberar el deseo del analista.

1

0 Miller, J A (2008): Perspectivas de política lacaniana- Intervención en las Jornadas de la ECF- 11 y 12 de octubre de 2008 1 1 Ibid 1 2 Ibid

Pero es verdad que el psicoanalista del siglo XXI ya no puede refugiarse en la soledad de su consultorio, en lo que el mismo Miller, en esta intervención, califica de demasiada arrogancia que obstaculiza la presencia del psicoanálisis en el contexto de las ciudades, allí donde sí tendría algo que decir y algo sobre qué influir. Vale aquí también la propuesta de Gorostiza a la Escuela, el contrapunto entre mediación y extimidad… un uso que nos podría preservar para no ser seducidos por el discurso que intentamos seducir,(11) no olvidando aquí también el no-todo: que el mundo no se someterá al deseo del analista. Nos corresponde actuar a través de las mediaciones complejas para que este deseo dure. (12) Lacan, J ibid, p 93 Lacan, J (2012): Televisión en Otros Escritos, Paidós, Argentina, p 535 3 Miller, J A (2006): Introducción a la clínica lacaniana, RBA Libros, Barcelona, p 238 a 242 4 Lacan, J (1983): La dirección de la cura y los principios de su poder en Escritos I, Siglo XXI Editores, p 221 5 Lacan, J (2008): Seminario XVI. De un Otro al otro, Paidós, Argentina, p 44 6 Lacan, J ibid, p 93 7 Lacan, J (2012): Televisión en Otros Escritos, Paidós, Argentina, p 535 8 Miller, J A (2006): Introducción a la clínica lacaniana, RBA Libros, Barcelona, p 238 a 242 9 Gorostiza, L (2010): Mediación y Extimidad en Lacaniana # 10, publicación de la EOL, Grama, Bs As, p 43-44 1 2

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Psicoanalista en formación

Dar testimonio de cierta manera… Por: Marcela Almanza (NEL México)

Teotihuacán - México La propuesta de la publicación, me motivó volver a pensar la frase de Lacan que transcribo a continuación y que creo conserva toda su vigencia para el tema que nos ocupa: “Sin embargo, no estaría mal quizá que el analista dé cierto testimonio de que sabe qué es lo que hace. Si hace algo, decir, no sería quizá excesivo espero que, de lo que hace, de testimonio de cierta manera”. (1) Retomo entonces…El psicoanálisis, ¿una fuerza política? La pregunta me lleva a postular algo que puede parecer evidente para la comunidad analítica en general, pero que quizás no lo es tanto para el medio local en el cual inscribimos nuestra práctica cotidianamente, pues cada región, donde nuestra Escuela está presente, manifiesta particularidades que deben ser contempladas a la hora de tomar la palabra para hacer efectiva dicha propuesta. En este sentido, para algunos de nosotros, es un hecho cotidiano el avance desmesurado de los actos de violencia (cada vez más irracionales y exacerbados), el consumo de drogas y de alcohol que permea gran parte de la población, los problemas de conducta que denuncian las instituciones escolares, etc., y los

instrumentos de los que se sirven los gobiernos de turno para obtener soluciones y respuestas inmediatas frente al problema planteado. Menciono sólo algunos índices de aquello que, en términos generales, forma parte de un amplio abanico de prácticas y situaciones que resulta preocupante para diversos sectores sociales, económicos y políticos. Bajo estas coordenadas, las diversas terapias (sobre todo aquellas de corte cognitivo comportamental), la progresiva medicalización (por ejemplo, de la infancia) y otras prácticas que forman parte del campo de lo social, no dudan en hacer saber “lo que hacen” y “cómo lo hacen” frente a este panorama. Es en este nuevo siglo donde la ciencia, los manuales, los catálogos, la tendencia a cada vez más clasificaciones y la reducción al estándar, hoy tienen su lugar a la orden del consumidor de turno; es allí, donde el psicoanálisis también tiene la oportunidad de introducir una variable frente a la constante del rechazo del saber... Es en este contexto que, orientados por lo real, concernidos por la enseñanza de Lacan, los practicantes del psicoanálisis sostenemos día a día –y a contrapelo de los ideales de la época- la apuesta por abrir una brecha en donde se instale una pregunta por otra causa que aquella enarbolada por los discursos que pregonan una supuesta eficiencia, objetividad y pragmatismo frente al sufrimiento humano. Pero, para sostener esta apuesta, partiré de una condición que considero indispensable: para que haya psicoanálisis, para que éste subsista como práctica frente a los impasses de la civilización, para que tome el estatuto que le corresponde y se diferencie de otras prácticas que pretenden desconocer la existencia del inconsciente y lo irreductible de la singularidad del síntoma postulando inescrupulosamente el para todos, mediante segregaciones renovadases necesario que haya analista. 50


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Sabemos que se trata del uno por uno sostenido bajo su sello singular, pero sin perder de vista que, anudado a un horizonte de Escuela, su deseo lo oriente a dar testimonio de lo que hace. Planteo, entonces, la cuestión que considero necesaria se relance constantemente hacia adentro y hacia afuera de la Escuela para mantener su vitalidad y operar en contra de toda inercia: ¿cómo transmitir, de cierta manera, qué hace un analista?, ¿qué se deduce del trabajo en el dispositivo analítico?, ¿qué diferencia nuestra práctica, de otras que operan con la palabra?, ¿con qué saber opera el psicoanálisis? y por otro lado, no ceder en la pregunta acerca de ¿qué es un analista? Si la Escuela está montada sobre este interrogante fundamental, los analistas que la conforman deberán “tomar el guante” para intentar cernir lo que les concierne, cada vez y bajo la ocasión propicia (la que le permita su contexto y su saber hacer ) pues “La Escuela como experiencia inaugural es un esfuerzo por arreglárselas en forma diferente a la de Freud con los analistas –como resultado de un análisis- y con la enseñanza y transmisión del psicoanálisis”. (2)

(1) Lacan, J. “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma” en Intervenciones y Textos 2, Editorial Manantial, pág.117 (2) Miller; J.A.: Capítulo I, “Introducción a la política lacaniana” en Política lacaniana, Colección Diva, Bs.As., 1999, pág.21

Que el analista de testimonio de lo que hace, implicará entonces que su práctica cotidiana no esté desconectada de una orientación política que considere los fundamentos que enmarcan y vivifican la enseñanza de Lacan; considero que esa es la apuesta, uno por uno, caso por caso.

La transferencia de trabajo, que pone en juego la relación a la Escuela, inducirá a cada quién a trabajar con miras hacia una conversación posible con otros, poniendo en tensión la insalvable diferencia para establecer siempre un nuevo lazo por venir bajo la marca de lo que queda por hacer, sin anticiparse –como lo hacen otros discursos- pero tampoco sin dejar de tomar la palabra de modo conveniente y oportuno. Que el analista de testimonio de lo que hace, implicará entonces que su práctica cotidiana no esté desconectada de una orientación política que considere los fundamentos que enmarcan y vivifican la enseñanza de Lacan; considero que esa es la apuesta, uno por uno, caso por caso. 51


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Psicoanalista en formación

El “factor T” Por: Patricia Tagle Barton (NEL Lima) “Sí, hermanos míos, para el juego de la creación se precisa una afirmación santa; el espíritu quiere ahora su propia voluntad; el que ha perdido el mundo conquista ahora su propio mundo.” Nietzsche, “Así habló Zaratustra”

Lugar de la memoria de Longhi-Lima “El psicoanálisis es la cura que se espera de un psicoanalista”, señaló Lacan en Variantes de la cura-tipo (1). ¿Qué cura se espera de un psicoanalista hoy? 1. La época, y sus consecuencias Desde hace algún tiempo nuestra comunidad de trabajo está abocada a interrogar las consecuencias que el desfallecimiento del orden simbólico y el imperio del discurso de la ciencia tienen en la subjetividad contemporánea, en cuanto su impacto en la formación de síntomas supone grandes retos para el abordaje de la clínica.

La atomización de las identificaciones, la labilidad de los vínculos, el empuje al goce y la tendencia al pasaje al acto como cortocircuito de la pulsión son los efectos de la época que puedo constatar en mi clínica, una clínica en la que el modo de padecimiento (satisfacción) de la pulsión se manifiesta mayormente en la oscilación entre inhibición y angustia, aún bajo los ropajes del “estrés”, la “depresión” o el “pánico”. La hipótesis que puedo formular a partir de la escucha de los casos que trato es la del predominio de la “solución” metonímica, un continuo deslizamiento (de un objeto a otro, de un trabajo a otro, de un amor a otro, de un síntoma a otro, etc.) en donde el padecimiento del cuerpo–sumamente notable en algunos casosaparece como consecuencia de cierta debilidad en la simbolización. En este contexto la maniobra del analista para el establecimiento de la transferencia resulta crucial, y es allí donde radica la principal dificultad que nos presenta la clínica actual. Aún así, el tratamiento del síntoma bajo transferencia, propio de la cura analítica, constituye en sí mismo una oportunidad inédita y siempre renovada para el alivio del sufrimiento subjetivo en la actualidad. Es, a mi juicio, un factor determinante: el factor T. 2. La metáfora del amor “Al principio era el amor”, reza el título de la Introducción a El Seminario 8, La transferencia1 (1960-1961), donde Lacan propone su lectura de El banquete de Platón

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para ilustrar la transferencia en su “disparidad subjetiva”, y “la metáfora del amor”(2)

el discurso analítico aparece justamente como el reverso del discurso del inconsciente, o discurso del amo:

“Me apresuro a pedirles que se limiten a admitirlo, y que tengan a mano aquello que aquí promuevo como lo que es, o sea, una fórmula algebraica. La significación del amor se produce en la medida en que la función del erastés, del amante, como sujeto de la falta, se sustituye a la función del erómenos, el objeto amado –ocupa su lugar.”(3)

Discurso del Amo

Poco tiempo después, en su Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela Lacan añade: “Al comienzo del psicoanálisis está la transferencia” (4)formalizando esta vez la transferencia mediante un algoritmo que ilustra esa sustitución:

Discurso Analítico

S → Sq __________ s (S¹, S², …. Sⁿ)

S1 → S2 __ __ $ a

a → $ __ __ S2 S1 3. Tiempo (s)

Se trata del algoritmo de la transferencia, definida por Lacan en términos de

Sujeto supuesto Saber.

Existe toda una doctrina del tiempo en occidente desarrollada ampliamente por la filosofía. Así, las primeras cosmogonías griegas se gestaron sobre una concepción circular y cíclica del tiempo que prevaleció en la antigüedad.

Lacan resalta así la transferencia como pivote y motor de la cura, y más aún, como su condición de posibilidad, diferenciando el señuelo engañoso de la corriente amorosa en juego (de la que Freud dio cuenta en diferentes oportunidades) de su potencia operatoria.

Posteriormente la intromisión de la cosmovisión judeo-cristiana, que devino hegemónica, supuso un cambio de paradigma muy significativo, al introducir –a partir de la idea de la creación ex nihilo- la concepción lineal del tiempo: pasado/presente/futuro.

La “metáfora del amor”, justamente da cuenta de la sustitución operada por la transferencia; una inversión de la posición del sujeto respecto de su propia relación al inconsciente, posibilitada por el deseo del analista. Inversión que más adelante en su enseñanza Lacan formalizará en sus matemas de los cuatro discursos, en donde

Este cambio en la concepción del tiempo no fue sin consecuencias, en cuanto de él se desprendieron una serie de significantes amos que tuvieron particular relevancia en la modernidad, como por ejemplo, los de progreso y desarrollo. Significantes, por cierto, que fueron subsumidos por el discurso capitalista, con la paradójica 53


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consecuencia de haber producido un efecto vertiginoso de pulverización del tiempo en el que prima lo efímero y la caducidad. Sin embargo en la doctrina psicoanalítica la temporalidad cobra desde Freud un valor diferente, que introduce una fractura en la continuidad supuesta al tiempo. En primer lugar, a partir de la tesis freudiana de la atemporalidad del inconsciente. En segundo lugar, a partir de la formalización freudiana de la temporalidad del trauma, según la cual se requieren dos tiempos para que algún acontecimiento contingente devenga traumático; esto es, retroactivamente: nachträglich.

Es a esta imbricación estructural de la transferencia con el tiempo – particularmente el tiempo de comprender- a la que propongo llamar, siguiendo estrictamente a Lacan, “el factor T”.

Debemos a Jacques-Alain Miller la indicación reiterada de reparar en un señalamiento crucial de Lacan, aún cuando este haya sido mencionado como nota al pie Que el analista de testimonio de lo que hace, implicará en uno de sus escritos: “En 1966, nadie (que) siga nuestra enseñanza sin ver en ella que la entonces que su práctica cotidiana no esté es la intromisión del tiempo de desconectada de una orientación política que considere transferencia saber.”(7) Entiéndase, intromisión del tiempo los fundamentos que enmarcan y vivifican la enseñanza de saber para un sujeto, bajo transferencia.

de Lacan; considero que esa es la apuesta, uno por uno, caso por caso.

En tercer lugar, con la formalización lacaniana de los tiempos lógicos. En efecto, Lacan se sirve de su famoso apólogo de los prisioneros (5) para introducir una nueva consideración del tiempo en la experiencia analítica: instante de ver/ tiempo de comprender/ momento de concluir; en la medida en que concibe a la cura como “un proceso lógico cuya resultante es una demostración”.(6) Así, si bien la transferencia –vía el resorte del amor- es el artificio del que nos servimos para propiciar la apertura del inconsciente y la emergencia del sujeto supuesto saber, la cura analítica como proceso comporta la instauración de una temporalidad distinta, solidaria de una nueva “satisfacción sustitutiva”: el síntoma analítico.

sujeto con la temporalidad.

Esta intromisión del tiempo en el saber implica una doble vinculación: la del sujeto con su inconsciente, y la del inconsciente del

Hacer entrar el tiempo en la cura supone, pues, una erótica, en la que el deseo del analista resulta crucial. El acto del analista, en la medida en que re-introduce el factor T –desalojado de la dinámica del sujeto como consecuencia del debilitamiento de lo simbólico y el empuje a lo efímero producido por el discurso de la ciencia-, abre la vía a un nuevo amor, posibilitando para el sujeto un reinvestimiento libidinal del mundo y de la vida. LACAN, Jacques: Escritos 1 Bs. As. Siglo XXI, 20023 3LACAN, Jacques: Seminario 8 La transferencia, Bs. As. Paidós, 2003, p. 11 3 Ibídem, Capítulo 3, p. 51 4LACAN, Jacques: Otros Escritos, Bs. As. Paidós 2012, p. 265 5 LACAN, Jaques:“El tiempo lógico y el aserto de la certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma” En Escritos 1. 6 MILLER, Jacques-Alain: Los usos del lapso, Bs. As. Paidós 2004. p. 220} 7 LACAN, Jacques: “Variantes de la cura-tipo”, Escritos 1, p. 316 1

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Psicoanalista en formación

De la angustia lacaniana al amor Raquel Cors Ulloa (NEL-CEIC Chile) No hay palabra que se emplee que no esté, por poco que sea, tergiversada por el hecho de que alguien la pronuncia, de que es su palabra. Salvo esa gente de la que se dice que habla como los libros, en la que no se siente en absoluto su goce. Jacques-Alain Miller Camino Vaitea Anakena, Isla de Pascua-Chile

Particularmente cuestionada por la última enseñanza de Lacan, me pregunto si no será arriesgado ir con prisa sobre un camino tan sutil, fino y delicado, un camino que implica una articulación con la primera enseñanza, donde la una no se lee sin la otra. También me interrogo por la orientación de la cura, cuando en control se verifica que la misma no siempre ha sido dirigida por un analista que ocupe el semblante a. Y, me replanteo el tema Escuela: su lazo con la inconsistencia del Otro S(A) y el fi mayúscula del goce imposible de negativizar. Interpretación Es sabido que cada uno interpreta desde su propia subjetividad. Como sujeto $ puro efecto de falta por la mortificación del lenguaje, demandaba particularmente La Escuela como un espacio que hubiese hecho existir a través de la dialéctica del amor un Otro consistente para afrontar la pluralidad de inconsistencias; esperaba

ingenuamente una prolongación del saber del Otro, goce fálico, palabras - fuera del cuerpo. Idealizaba un grupo sin narcisismos, donde “todos” sepamos hacer con la singularidad del goce, el propio y el de los otros, una comunidad de analistas, de santos ¡Demasiado! Sin embargo, un rayo de sol, uno que otro semblante y una verdad mentirosa, procuran la vía al deseo y su interpretación. Quizá por eso, y gracias a eso, cada nominación de un nuevo AE me alegra y espero su transmisión. Las enseñanzas de cada analista traducen y tocan el cuerpo del analizante que siempre se es, ya que por algún lado, por algún borde se vuelve al psicoanálisis que considero una experiencia única, un trayecto, una práctica, que parte del campo del Otro, atraviesa una desimaginarización y una designificantización, para dar lugar a la inhumanidad: “Allí donde sufres tú gozas”, eso de lo que nadie se cura, modo singular de gozar - del cuerpo con lo que finalmente habrá que arreglárselas, también para hacer lazos nuevos, a partir de eso y no a su pesar. Deflación Así, como si el Aufhebung no fuese impotente, interpretaba una Escuela Toda, tanto como el sujeto que escribe desde lo necesario que no cesa de escribirse. Pero, cuando el parletre, puro efecto de goce del cuerpo, consiente a despertar - por lo real, y lo hace en el espacio prudente que aloja la presencia de un analista y/o su acto, es decir un lugar donde se pone el cuerpo, esto provoca -a mi lectura- la posibilidad del trayecto: que inicia con las explicaciones simbólicas e imaginarias, las varias vueltas de tuerca por la vía del amor y el inconsciente transferencial; para confrontarse más acá con un inconsciente que es real, y que exige la falla de lo simbólico, la suspensión de la rutina, y la puesta en marcha de lo vivo - en sí mismo. 55


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Sin angustia no hay amor Gracias a una importante dosis de angustia que Jacques-Alain Miller llama “lacaniana” ya no freudiana, se revela una extrañeza que señala, enmarca, activa y produce. La angustia lacaniana, reubica la castración freudiana. No se la trata como un trastorno, no se cura, ni desangustia, marca una distancia de la inagotable dialéctica simbólica, no es fantasmática, ni imaginaria.

no se puede dar cuenta del goce del cuerpo por medio de las palabras, hay que inventar algo para hacerse un lugar y esa invención no es sin amor; ya no se trata del partenaire sintomático sino de un sinthome. Sin embargo, elegir la soledad del goce separada del analista es una cuestión también de desapego - para proseguir solos. Cada AE nos transmite, desde esa su singular solución. El analista no tiene forma La formación del analista no responde a una forma. No-hay forma de saber “sola-mente” aislada. Si la epistemología es un pilar en la formación del analista, no hay que olvidar que Form, como se escribe en alemán, viene de la lógica formal. Así, lo que concierne a cada analista en su formación no se regula por la fascinación, como recuerda Leonardo Gorostiza a propósito del gnomon del psicoanalista, que implica la paradoja de una forma que incluiría su propia transformación.

Entonces, al menos habría -lo propongo en condicional- una invención sobre eso que la practica lacaniana procura cuando pretende suplir la pulsión vía el sinthome

Es de otra dimensión, una dimensión que hace lazo con la realidad del goce, como expresa J.-A Miller en Sutilezas Analíticas. Se trata de un goce más allá del significante y más acá del cuerpo, un goce que implica otra satisfacción; ya que para el ser hablante no hay goce anterior al significante, el parletre pone el cuerpo vivificado, un cuerpo que habla apoyado en la lengua, S1 que goza. Entonces, si a partir del goce y el amor en el marco del Seminario 10 que data de 1962 y luego en el Seminario 20 de 1972 donde Lacan no solo toca el amor sino también al goce, ese del que no puede decirse nada , se comprende -aunque lo nuestro no es la mera comprensión- que eventualmente un ser hablante alojaría “un nuevo amor”, “un verdadero amor”, “un amor real” como sostiene Miller en su curso de la orientación lacaniana - .

Entonces, al menos habría -lo propongo en condicional- una invención sobre eso que la practica lacaniana procura cuando pretende suplir la pulsión vía el sinthome. Por eso Miller subraya que para que haya amor tiene que haber goce; pero como

Quienes practicamos psicoanálisis y nos analizamos sabemos que un trayecto analítico es una experiencia donde se dilucidan estas cuestiones, pero ese espacio es también el agujero donde no hay más que decir. Hay, una experiencia donde el lazo con la realidad es por la vía del goce, y eso es una enseñanza.

La Escuela Había iniciado esta reflexión expresando una particular interrogación y un replanteamiento sobre un momento lógico que toca uno de los aspectos de la 56


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Escuela, y es el lazo del psicoanalista “en” ella. Me gustaría hacer un énfasis en esta cuestión ya que a nivel de la palabra hay lazo (S1-S2) mientras que a nivel de lo real no-lo-hay. Si tanto intentamos por la vía del S2 y el discurso; y tanto nos topamos con que no-hay relación ni entre las palabras, ni entre las cosas, ni entre un hombre y una mujer, que no hay acoplamiento, que lo esperado no es igual a lo solicitado, que ni la imagen, ni el leguaje hacen copula entre necesidad y satisfacción, que no hay Otro del Otro, que la pulsión es sin Otro. Entonces, para no encallar en el cinismo, hay un singular lazo que no va sin la Escuela, sino a partir de ella, ya que si lo nuestro empieza ahí, termina ahí, y se renueva, se reinventa desde ahí. 1

LACAN, Jacques: Escritos 1 Bs. As. Siglo XXI, 2002

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Secciones

El psicoanalista en los carteles

Por: Gladys Martínez, Comisión editorial El cartel fue el dispositivo que inventó Lacan para acceder de manera privilegiada al saber psicoanalítico. Digo privilegiado en el sentido de servir de soporte al trípode de la formación analítica de la manera más congruente al discurso psicoanalítico mismo. De allí que lo concibiera como cimiento de su Escuela, como órgano basal. En su centro se sostiene una pregunta singular pero que enlazada con la de otros permite una entrada, un avance, una confrontación, una construcción alrededor del agujero en el saber. En consonancia con la convocatoria a pensar la relación psicoanálisis y política en una Escuela joven que quiere ser, el tema del cartel se actualiza. En esta sección contamos con 3 textos que ponen a vibrar nuevas perspectivas para un dispositivo que puede estar a la altura del llamado de Miller: “Es el momento, el lógico, de que por todos lados el psicoanálisis se convierta ahora en una fuerza material, una fuerza política.” En la voz de Elida Ganoza el cartel resuena como un órgano por-venir cuya fuerza viva no solo reside en su estructura sino en el deseo de quienes estén dispuestos a servirse de él. Ana Viganó, con la infinitud de armónicos que acciona, cierne la potencia del cartel en tanto puede acoger y sostener una pregunta necesaria e inapelable hoy en la Escuela: ¿qué es un analista en la civilización? El cartel, dúctil al poder de las lagunas, es una puerta abierta para la posibilidad.

Techo del Edificio Forum de Barcelona de Herzog y De Meuron

Siguiendo esta vía señalada Beatriz García nos adelanta el recorrido de un cartel en funcionamiento, donde cada cual, pero no sin otros, se concierne sobre un real latinoamericano que nos asalta de manera ineluctable cada mañana: la violencia. Escucharemos diferentes timbres, diferentes tonos, pero en todos y cada uno, la fuerza del deseo. 58


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El psicoanalista en los carteles

El por-venir del órgano base de la Escuela: ¿Nos servimos de él? Por: Elida Ganoza (NEL Lima) Dos dispositivos, el cartel y el pase, fueron creados por Jacques Lacan para su Escuela, cuyo esfuerzo estuvo dirigido a que estos dispositivos permitieran al psicoanálisis de orientación lacaniana pasar del saber supuesto al saber expuesto. El cartel como órgano base y puerta de entrada a la Escuela en el Plan Lacan tenía un lugar preeminente. La orientación de Lacan fue clara y precisa, para él la formación del analista y lo más propio del trabajo de Escuela requería de la experiencia del cartel. Sabemos que éste plan ya no es lo que era y que los tiempos ya no son los mismos.

cómo los miembros y asociados de la NEL subjetiven el trabajo en carteles en sus distintas sedes. La experiencia del cartel es por supuesto singular, depende de la contingencia del encuentro. Pero, ¿podemos y queremos servirnos de él como instrumento? Es claro que la experiencia del cartel es un lugar muy propicio para plantear las verdaderas cuestiones sobre la formación del analista y la transmisión del psicoanálisis. Representa un lugar de compromiso con la Escuela al sostener un trabajo de elaboración que favorece la transmisión del psicoanálisis. Encontrarle un uso posible y discutirlo con los otros de la Escuela, es algo que se podría hacer si nos lo proponemos. Todos sabemos que el dispositivo del pase funciona como un cartel, y somos testigos que ese uso del cartel es exitoso en las Escuelas. El Plan Lacan con el pase hace efectivo que el cartel tenga el lugar que conviene a la Escuela y da sus frutos. Como manifiesta Luis Tudanca, “no es lo mismo creer en el cartel que servirse del mismo. El cartel es un instrumento, se ofrece al uso, es dócil a la elaboración colectiva, pero… ¿cómo sería savoir faire, en un cartel?” (1)

Edificio en Plaza Paz Soldán-Lima

A partir de nuestro momento como Escuela, ¿cómo dar un lugar renovado al deseo de trabajo en carteles? ¿Qué política se tiene reservada para el cartel en las sedes de la NEL? ¿Cuál es la política que le conviene al cartel? ¿Es posible anudar la NEL al cartel? La Escuela nos da su política de orientación para que el cartel tenga un lugar en ella pero no depende sólo de las instancias directivas sino que mucho depende de

El cartel posibilita una elaboración colectiva que pasa de uno en uno al escrito y para que se produzca tal elaboración, es necesario pasar del funcionamiento de grupo a su revés. Para ello, Eric Laurent, siguiendo la dirección de Lacan expresa en su artículo “Discurso y grupo”, que el efecto de grupo se puede calibrar según lo que añade obscenidad imaginaria al efecto de discurso. Más se acentuará la disolución de lo grupal cuanto más cartel hay en un grupo y nos recomienda servirnos del grupo para intentar constituir un cartel. 59


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El Cartel es la posibilidad práctica de un trabajo de Escuela que más se adecúa al discurso analítico. Es un instrumento válido para la transmisión de un deseo de saber que puede anudarse a la causa de cada quien.

motivo la formación del analista y lo más propio de la inmersión en la Escuela precisa de la experiencia del cartel. Si nosotros como Escuela nos ingeniáramos para adoptar la modalidad del trabajo en carteles en cada sección, en cada congreso, encuentro, en cada noche de Escuela, es muy probable que logremos una eficiencia tal al ponerlo a punto que potenciando sus bondades nos apropiemos de su riqueza.

El aporte y la posición de cada uno surgen de la discusión misma que fomenta el intercambio y estimula la productividad orientada por el Más Uno. Esto da forma y contenido a la transferencia de trabajo redundando directamente en la Escuela que promueve el psicoanálisis; es decir que lo colectivo se sostiene de uno, en uno puesto que el saber no tiene valor en sí mismo, sino en tanto circula y se Lo que mantiene actual al cartel, al poner en el centro comparte con otros. Así mismo, como señala Mauricio Tarrab, esta de la elaboración de sus cartelizantes lo que no se sabe, elaboración singular necesita de los es lo inédito de su lazo social que se reedita en cada otros. "Tú puedes saber pero no sin cartel que se establece. Siempre vivo, éxtimo, porque los otros”.(2)

¿Cómo valernos del cartel para la formación del analista en la NEL? Con su política y orientación la NEL, con sus sedes y grupos asociados, puede provocar funcionando como un Más Uno un efecto multiplicador del trabajo en carteles. El cartel es un dispositivo atravesado por la política del psicoanálisis que si bien no se puede responde a las leyes del deseo alojando en la Jacques Lacan inventó el cartel como contingencia de sus encuentros la heterogeneidad, lo prescribir cómo se causa el deseo, éste puede una célula de trabajo con una dinámica funcionar como causa cada vez que se recurre a él diverso y lo diferente. de funcionamiento que incluye la por ser un significante vacío, anudándose los permutación en su núcleo con el Más unos con los otros y a su vez anudándonos a la Uno que descompleta. Esta dinámica le permitió apostar por este dispositivo y al Escuela. Lo que mantiene actual al cartel, al poner en el centro de la elaboración de idearlo como lo hizo trató de poner a buen recaudo los obstáculos y los impases en sus cartelizantes lo que no se sabe, es lo inédito de su lazo social que se reedita en el trabajo de grupo, permitiendo arreglárselas con los efectos de grupo. En el cada cartel que se establece. Siempre vivo, éxtimo, porque responde a las leyes del mismo seno del cartel puso la semilla de su propio resguardo, porque favorece el deseo alojando en la contingencia de sus encuentros la heterogeneidad, lo diverso y efecto de discurso por encima de los efectos de grupo. El cartel con su estructura lo diferente. borromea, bordea el agujero de la no relación sexual manteniendo viva la causa analítica y en el esfuerzo por subjetivar ese real. Como prisioneros que somos, Es por todo esto, que el cartel es una fuerza viva, es una fuerza política del reconocemos esa condición cuando bordeamos el agujero en el saber, pudiendo psicoanálisis lacaniano del cual podemos servirnos en la NEL estar advertidos que es, no sin los otros que tenemos una chance lógica(3), por tal 60


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Tudanca,Luis, Razones, en El Caldero de la Escuela Nº 81. Buenos Aires: EOL, Octubre/ 2000.

Tarrab, Mauricio, En el cartel se puede obtener un camello, en En las huellas del síntoma.2ª ed. Buenos Aires: Grama Ediciones/ 2010 Tarrab, Mauricio, En el cartel se puede obtener un camello, en En las huellas del síntoma.2ª ed. Buenos Aires: Grama Ediciones/ 2010 3

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El psicoanalista en los carteles

El poder de las lagunas Por: Ana Viganó (NEL México) Desde hace un tiempo Jacques-Alain Miller viene proponiendo a las Escuelas que conforman la AMP una cada vez más provocativa articulación entre psicoanálisis y política, y es muy estimulante que nuestra revista The Wannabe tome el desafío de hacerse caja de resonancia de las voces de la Escuela, a la luz de estas consideraciones. En mi caso, tomaré la perspectiva que concierne al lugar de fuerza política del psicoanálisis en nuestra civilización, para pensar de qué manera puede o no el cartel aportar algo en esta dirección. Museo de Historia Natural de A. Kalach-México

Lo que hemos heredado y cómo nos lo apropiamos El cartel, lo sabemos, fue definido por Lacan como el órgano de base de su Escuela. La Escuela del pase conserva un “espacio central libre para el trabajo de Escuela”(1) de forma tal que la institución del pase en el seno de la Escuela no se contrapone con el lugar basal del cartel. Tanto que, hasta nuevo aviso, es un cartel –el cartel del pase- donde se escucha a los pasadores y se realizan las nominaciones

de los AE. La Escuela Una, tal como fue definida tiempo después del Plan Lacan – que nunca se realizó-, es y no es la Escuela de Lacan. Este “es y no es” se llama Orientación Lacaniana. Esto supone que no conservamos la herencia como una liturgia, sino que la sometemos a una verificación siguiendo una lectura lógica, que no es otra cosa que el modo que tenemos de apropiarnos de la misma. Se trata, entonces, de poder demostrar la eficacia de una práctica a través de los dispositivos que poseemos – cartel y pase-, lo que va a contramano tanto de una fidelidad religiosa -perspectiva del Ideal- como del lamento de tonalidad depresiva de nunca estar a la altura – revés del Ideal. Esta orientación nos lleva a interrogar las formas institucionales existentes para que pongan a prueba su calidad de respuesta a los principios sobre los cuales se fundan. Si al fin y al cabo la indicación de que el psicoanálisis es el tratamiento que se espera de un psicoanalista aún con su ironía (2) sigue vigente, la Escuela es para el psicoanálisis, en tanto ponga a trabajar la pregunta que no cesa de insistir: ¿qué es un psicoanalista? La invención lacaniana del cartel para el trabajo de Escuela, con su función másuno y su rigor de permutación, opera en una dirección contraria al monopolio de producción y distribución respecto del saber, la enseñanza y la trasmisión en el psicoanálisis. La oferta del cartel es para todos, esto es, para todos los que se sientan convocados por el psicoanálisis -sean o no practicantes-, puesto que la Escuela es asunto de quienes se interesan por el psicoanálisis en acto. El cartel es un lugar privilegiado para hacer avanzar al psicoanálisis por la desuposición del saber psicoanalítico adquirido, en favor de sostener siempre vivo un deseo de saber; pero es también lugar de acogida de otros saberes que no siendo propiamente psicoanalíticos, son puestos en un lugar de causa para este 62


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avance, razón de una interrogación responsable en el seno de una Escuela que no se cierra en sí misma.

social posible.

La política del psicoanálisis centrada en el síntoma, hace objeción a la política de la gestión administrativa, la eficacia estadística y la regulación de la práctica propia de cierta ideología del protocolo. En nuestro tiempo lo evaluable define lo esperable y con la ilusión de predictibilidad se sueña con eliminar lo traumático y su incidencia en la vida de las personas. Los embates contra el psicoanálisis se han verificado en sucesivas etapas según los intereses promovidos (3).

Y aún, entre nosotros, podemos precisar ¿cómo hacer para promover el trabajo del interior de la Escuela a un lugar de incidencia social cuando se trata en definitiva del uno por uno? Que la potencia del psicoanálisis se manifieste como una evidencia en acto para cada sujeto atravesado por la experiencia, no vuelve necesariamente evidente la fuerza de ese acto para los demás. Hay que hacer un trabajo adicional que incluye saber dirigirse a ese Otro, depurándonos tanto de los clisés de saber experto como de la jerga defensiva.

Hoy, especialmente en Europa, la batalla se está jugando en el complejo terreno del autismo. ¿Cómo responder a este Otro social considerando al psicoanálisis mismo como un acontecimiento social, como un problema de civilización(4)? Entiendo esta cuestión desde una doble vertiente: tanto que el psicoanálisis debe ocuparse de los temas de la civilización y su malestar, como que el psicoanálisis no escapa a la construcción social con la que nos confrontamos, es decir, el psicoanálisis mismo ha contribuido al proceso civilizatorio, y no es ajeno a los cambios que solemos definir como “nuestra época”.

De nuestro lado del Océano los embates son diferentes. La amenaza se cierne sobre la singularidad, la diferencia y la condición misma de la alteridad. Este Otro contemporáneo regional no llama a la puerta, más bien irrumpe por la ventana mostrando su rostro de violencia. Es, probablemente, nuestro mayor desafío de intervención clínica, social y política, y es así como entiendo la sugerencia –y la preocupación- de Elisa Alvarenga(5) de que se promueva activamente en las Escuelas de América la constitución de carteles que aborden la temática de la violencia en sus múltiples presentaciones.

El autismo nos confronta de manera clara y precisa con las formas –generalizablesdel imperativo de goce sea cual sea su configuración, y los modos en que cada quien se las ve con esta cuestión. El autismo es paradigmático de la gran pregunta del psicoanálisis por cómo se va del goce solitario hacia la construcción de un lazo

La discordia de los discursos y el poder de las lagunas Tomaré 2 de las referencias de la convocatoria de esta edición de The Wannabe para situar la propuesta que viene haciendo Miller:

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1.- En el comunicado publicado en relación al asunto Rafah Nached el 13 de septiembre de 2010, Miller hace un “llamado a las 7 Escuelas del Campo Freudiano en el mundo y a sus miembros uno por uno”.

perdiera sus principios rectores podría deslizarse y caer en un simulacro de sí mismo, un objeto más del mercado; por otra parte la serie contiene la idea del analista como un objeto disponible, distinto de los otros pero del que se pueda hacer un buen uso; señala también la responsabilidad del psicoanálisis en el devenir de la civilización, como parte de ella misma. Auxiliares, entonces, en lo que este tiempo lógico necesite de auxilio para no conducirnos a lo peor.

Luego de un análisis político -que incluye la tensión entre el mundo árabe y la democracia liberal-, y de ubicar el tiempo lógico del mercado y el consumo, coloca al psicoanálisis en una llamativa lista: “El psicoanálisis, la práctica de la asociación libre, forma parte integrante de este momento, de la misma manera que el Ipad, el Iphone, Facebook, No estamos por fuera de la civilización, ni poseemos ninguna verdad sobre la Google, las Go Go Girls, Lady Gaga”, entre otros. Nuestra tarea –dice Miller- es la de misma, excepto la que puede alcanzar algún saber de su hermandad con el goce y “hacernos auxiliares del tiempo lógico, activando por todos lados el poder de las lagunas, dando el punto de fuga1 que ello siempre conlleva –y que revela la experiencia analítica-. juego a los semblantes, insinuando la libertad de Así entiendo el enlace de esta afirmación con la asociación, la asociación libre.” Finalmente, elección forzada de una Escuela del pase y del En este punto es que creo que la lógica del cartel propone una afirmación contundente: “Es el fórum. puede servir a lo que –propongonos falta aún momento, el lógico, de que por todos lados el psicoanálisis se convierta ahora en una fuerza material, inventar. Así como el cartel del pase es y no es un El pase, como el lugar donde la singularidad una fuerza política.” exquisita se circunscribe, donde la cartel –es una forma novedosa de cartel pensada más diferencia más absoluta posible es puesta al para determinados fines- el fórum podría 2.- En el JJ 78 (6) Miller, retomando la servicio de una enseñanza y una trasmisión afirmación de Lacan de 1953, se pregunta: iluminarse con la lógica del cartel renovada a la luz hacia el interior de la Escuela, ¿también deberá “¿Cómo un psicoanalista que no sabría orientarse en la contrastarse hacia el exterior de la misma? La de la incidencia política del psicoanálisis. sociedad donde vive y trabaja, en los debates que allí se idea concibe que los efectos de la Escuela del agitan, sería apto para tomar a su cargo los destinos de pase podrían ponerse a prueba en el cielo la institución analítica? Desde que el psicoanálisis es en el siglo XXI una cuestión de sociedad, abierto de la opinión ilustrada y el pensamiento crítico de cada ciudad. un problema de civilización, hay una elección forzada: el pase sin el fórum, eso sería la escuela convertida en secta, el pase convertido en semblante. Esto no quiere decir otra cosa que: tomar Más aún, el fórum como tal nos pone en situación de poner en acto el “no estamos partido. Quiere decir testimoniar en acto de nuestra posición como psicoanalistas no solamente en solos”(7) más allá del lazo que nos une en la Escuela. Es la perspectiva de un la cura sino también en la ciudad.” nuevo lazo. Al poner en serie al psicoanálisis con el Ipad o Lady Gaga, creo que Miller hace una apuesta múltiple: por un lado, denuncia irónicamente que si el psicoanálisis 64


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Pero no creo que Miller apueste por una suma de voces que lleguen a un consenso oportuno(8). Menos aún que suponga alguna consideración democrática en esta dinámica, ni que apueste por los efectos del hablar como un derecho.(9) Tampoco está pensando –así lo leo- en la cantidad de actividades que ya se vienen realizando en relación a las comunidades locales: tertulias, encuentros, etc., y que tienen por objetivo la acción lacaniana en las ciudades. Lo que se desprende de estas propuestas de Miller es la idea de una conversión necesaria: algo nuevo debe advenir… otra vez, cada vez. Si el cartel y el pase son los dispositivos fundamentales de la Escuela, el fórum ¿pasaría a inscribirse en esta serie? ¿Cómo apropiarse del fórum, incluso de la acción sin perderse en el activismo? ¿A qué se refiere con tomar partido, todos y cada uno? Los carteles que animan nuestra Escuela no son los carteles del Plan Lacan que nunca se realizó. Hemos visto variaciones en el número, en el tiempo, en el modo de elegirse, en las tecnologías que le permiten funcionar. Variaciones que se orientan en una lógica estrictamente definida: estructura mínima de x+1, proceso de elaboración colectiva y una producción que se impone como devolución a la comunidad de un saber tal que contornee y vehiculice un agujero en ese saber.

invención de una nueva forma de cartel ligada a la noción de fórum. Si el cartel del pase se distingue por mantener en su centro siempre abierta la pregunta ¿qué es un analista?, ¿será quizás el momento de inventar en la otra punta de la Escuela un dispositivo nuevo, un espacio donde trabajar y mantener siempre abierta la pregunta por ¿qué es un analista en la civilización? Nuestro poder no es otra cosa que la posibilidad -que se abre en la brecha cuya dignidad sostenemos activamente-, de que cada quien –Escuela incluida- precipite en su laguna una invención. 1MILLER,

J-A. La Escuela al revés. En El Caldero de la Escuela Nº 28. Buenos Aires: EOL, 1994. LACAN, J. Situación del psicoanálisis en 1956. En Escritos I. Buenos Aires: Siglo XXI, 1985. P. 442. La definición pone en el centro de la escena la cuestión de qué es, entonces, un analista - uno por uno3Hemos sido testigos de una divulgación mediática masiva del ataque de pánico; una generalización de la depresión y sus alarmas para la vida laboral; un brutal crecimiento de niños diagnosticados y medicados por déficit de atención; una vulgarización masiva del trastorno bipolar… entre otras. 2

MILLER, J.A., Journal de Journées 78 Disponible On line en: www.wapol.org Presidente de la Federación Americana de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana (FAPOL) 6 MILLER, J.A. Journal… Op. Cit. 4 5

MILLER, J.A. Para introducir el efecto-de-formación. En ¿Cómo se forman los analistas? GRAMA Ediciones, Buenos Aires: 2012. 8“Que nadie entre aquí si no es pesimista” MILLER, J.A. Carta a miembros de la ECF y de las ACF, 18/11/11 9 Aunque no nos opongamos a ello, por supuesto. Hablar y decir revelan aquí su disyunción. 7

En este punto es que creo que la lógica del cartel puede servir a lo que –propongonos falta aún inventar. Así como el cartel del pase es y no es un cartel –es una forma novedosa de cartel pensada para determinados fines- el fórum podría iluminarse con la lógica del cartel renovada a la luz de la incidencia política del psicoanálisis. Tanto pensando una promoción de los carteles desde tal orientación –es lo que se está trabajando en América- como –y es lo que propongo a la discusión- la 65


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El psicoanalista en los carteles

Acerca del cartel “Violencia y psicoanálisis” Por: Beatriz García Moreno (NEL Bogotá) A comienzos de este año, fui invitada a trabajar como más uno en un cartel sobre “Violencia y psicoanálisis” por algunas asociadas de la NEL Bogotá interesadas en explorar el tema de la violencia presente en el contexto colombiano desde hace más de seis décadas. Acepté esta invitación pues consideré que el abordaje del tema era inaplazable, y que el psicoanálisis podría abrir camino para pensar sus diversas manifestaciones, -la guerra, la delincuencia común, la violencia de género, la violencia infantil-, para citar algunas de las que nos asedian día a día. Plaza de toros y Torres del parque de Rogelio Salmona

El tema, por lo demás, se anudaba a una pregunta que venía desarrollando sobre la ciudad atrapada por instrumentos de seguridad y vigilancia que indicaban la presencia de algo amenazante. Si bien al comienzo del trabajo, cada participante formuló la pregunta que el tema le despertaba, fue a través del trabajo y exposición ante los demás con la provocación a la elaboración (Miller,1986) que esto conlleva, cuando se ha podido enunciar de manera más precisa, los rasgos singulares de los cartelizantes, a saber:

Constanza Ramírez se pregunta, “¿Cómo hacer para que la representación de la violencia en el arte sea causa de deseo y no de goce”; Catalina Cuartas lo titula| Segregación…¿lazo social?”; Stella Cortés lo enuncia como “Violencia y desigualdad como efecto del discurso capitalista”; Marian Brando se orienta con el título, “El acto violento”; y mi interés lo sintetizo en “Ciudad: cuerpo mortificado y gozante”. El trabajo continuo ha propiciado el encuentro con textos de Freud, Lacan, Miller, y de otros que cada uno ha considerado pertinentes para su tema. Desde mi lugar en el cartel como más uno, y atendiendo a mi propio rasgo, señalo que un tema constante ha sido el de la agresividad en su vertiente constitutiva de la subjetividad, y en el encuentro con el Otro, tanto en su dimensión de discurso en lo social, como de cuerpo. En esta dirección, indico tres vertientes del trabajo realizado: 1. El abordaje de la violencia en lo social ha llevado al estudio de algunos textos de Freud: “Totem y Tabú”, donde el asesinato del padre es fundador de la segregación y de la ley moral, “Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte”, que da cuenta de la ficción del progreso y de la decepción ante la guerra, y “El malestar en la cultura”, en el cual Freud insiste el atravesamiento de la cultura por la pulsión de muerte. “El reverso del Psicoanálisis” de Lacan, ha permitido iniciar una indagación en el discurso de la ciencia que ha encontrado ampliación en “Extimidad” y “Una fantasía” de Miller, y ha puesto de presente la conjunción de este discurso con el capitalista y sus implicaciones para el racismo, la segregación y la aniquilación del sujeto por el consumo. La ley moral abordada por Lacan en su investigación sobre la ética, ha permitido abordar el papel del superyó en la construcción subjetiva. 2. La elaboración ha llevado a abordar el estatuto mismo de la agresividad en diferentes direcciones, como son las tesis sobre la agresividad que Lacan expone en “La agresividad en psicoanálisis”, donde a la vez que la sitúa como constitutiva del 66


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sujeto, muestra la necesidad de su tramitación en lo simbólico, pero también su permanencia y expresión en lo social. Este texto remite a Freud y a las diferentes etapas de identificación del infante, en las cuales aparecen el masoquismo, el sadismo, los estragos del amor, y la segregación. Cabe anotar que la constitución del yo con el narcisismo que lo caracteriza, en tiempos donde lo simbólico se ha debilitado, se ofrece como una vía importante para pensar la violencia.

Enfrentar el tema de la violencia en la elaboración sostenida en el cartel, reafirma la actualidad del psicoanálisis en una época donde la tramitación en lo Acepté esta invitación pues consideré que el abordaje del tema simbólico requiere de la invención de nuevos caminos que puedan era inaplazable, y que el psicoanálisis podría abrir camino para contrarrestar los efectos de mundos pensar sus diversas manifestaciones, -la guerra, la delincuencia fantasmáticos posibilitados por los común, la violencia de género, la violencia infantil-, para citar discurso de la ciencia y del capitalismo que reducen al otro semejante y al sujeto algunas de las que nos asedian día a día. mismo, a simples consumidores que al El tema, por lo demás, se anudaba a una pregunta que venía mismo tiempo son consumidos por los saberes que se requieren para sostener lo desarrollando sobre la ciudad atrapada por instrumentos de establecido. Se trata de recuperar un seguridad y vigilancia que indicaban la presencia de algo sujeto que encuentre ruta a su deseo y amenazante. module su goce.

3. El paso de la agresividad constitutiva del sujeto que implica segregación en diferentes manifestaciones, al acto violento que tienden a la aniquilación del Otro y del sujeto mismo, pone de presente que lo simbólico no opera como límite y que el mismo cuerpo se presta para manipulaciones diversas. El cuerpo–otro en su dimensión imaginaria, simbólica y real, plantea diversas posiciones y acercamientos, desde la mirada que traspasa el velo que lo cubre e impide que la presencia de lo real encandile, hasta la profanación de lo que lo simbólico ha instituido como sagrado y busca aniquilarlo. En esta dirección se ha acudido a textos de Lacan como “Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología”, y a “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”.

Bibliografía: Freud, S. (1968). Totem y Tabú. Madrid: Biblioteca Nueva. Freud S. (1968). “Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte”. Madrid: Biblioteca Nueva. Freud S. (1968). El malestar en la cultura. Madrid: Biblioteca Nueva. Lacan, J. (1998). La agresividad en psicoanálisis. Madrid: Siglo XXI editores. Pp. 94116 Lacan, J. (1998). Introducción Teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología. Madrid: Siglo XXI editores. Pp. 117-141. Lacan, J. (2003). La ética del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós. Lacan, J. (2000). Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós. Lacan, J. (2004). El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós. 67


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Miller, J-A. (1986). Cinco variaciones para una elaboración provocada. Rosario: página web EOL Miller, J-A. (2010). Extimidad. Buenos Aires: Paidós. Miller, J-A. (2008). Una fantasía. Conferencia en Comandatuba

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Secciones

El psicoanalista en movimiento

Por: Ana Viganó. Comisión Editorial Hablar de psicoanalista en movimiento es ya una referencia topológica si tomamos al movimiento que Miller bellamente esculpe bajo la metáfora de las “bodas entre el espacio y el tiempo” como un lazo que sitúa un lugar articulado, habitado, vivo al que cada quien se anima desde su propia brújula: el deseo imantado por un goce posible para el sujeto, puesto al servicio de los otros en el corazón mismo de tal lazo. Resuena aquí la referencia lacaniana: “El Inconsciente es Baltimore al amanecer” o –dicho de otra- manera, el lugar del Inconsciente es aquel donde vivimos. Así, nos proponemos esta sección embarcados y sumergidos tanto en los asuntos del psicoanálisis y la Escuela como en los de la época, su malestar, sus aguas. La serie de textos aquí reunidos llevan las marcas de los modos singulares en que cada autor se ha visto concernido por esta lógica y ha probado una respuesta haciendo escuchar su voz a través de su pluma, saliendo del silencio cada uno con su estilo. Elegimos un orden -uno entre otros-, estableciendo ya en ello una lectura que apuesta por la conversación: entre los textos, pero también entre ellos y sus lectores.

Edificio Kokusai Forum Internacional de Tokio de Rafael Viñoly

La serie se abre entonces con el aporte de Antonio Aguirre y sus Notas convergentes preliminares a la práctica analítica en las que, en una sintética y precisa puntuación, toma varias notas del psicoanálisis en intensión y en extensión para dar lugar a una serie de preguntas que convocan de entrada nuestra participación activa. José Fernando Velásquez nos escribe desde Medellín El analista en movimiento por fuera del padre, y sitúa su perspectiva desde la posición del 69


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niño en el siglo XXI y lo urgente y crucial del estudio del “desvarío del Otro contemporáneo” para la práctica analítica con niños. Desde Caracas Carlos Márquez con El psicoanálisis y el estudio de lo social nos trae una sutil variación sobre el tiempo y su topología -en términos de sus formas reversible e irreversible- para llevarnos de una articulación lógica a una pregunta moral en la que el psicoanálisis juega su partida en un tiempo habitado, un tiempo de vida. Seguidamente Susana Strozzi en Acerca de la política y la discordia de los discursos desmenuza con rigurosidad precisa y sintética la urgente reflexión sobre la política y sus relaciones con el sujeto del Inconsciente. Partiendo de la discordia de los discursos, revisa un escenario complejo que propone algo más que discordia, dejando entonces abierta la pregunta sobre la función de intérprete que le correspondería al analista. Desde La Paz María Elena Lora nos comparte sus Reflexiones sobre la relación entre psicoanálisis y política, centrándolas en el empuje al silenciamiento del parlêtre propio de nuestra época, ejemplificado magistralmente por las “ficciones científicas de las TCC.” Por su parte Fernando Gómez nos recuerda el personaje de Ionesco para recrear su propio Amadeo o cómo salir del paso articulando la apuesta ética del psicoanálisis - el bien-decir - a lo que de alguna manera pueda hacerse pasar en una siempre reinventada conversación. Bogotá se hace presente a través de Gloria González quien tensa los hilos topológicos en su escrito De nuestros lugares, haciendo jugar con ellos la experiencia de lo Uno y de lo múltiple: lo Uno de nuestra orientación ética siempre orientada a descompletar las formas de goce subyacentes a la civilización; lo

múltiple en la puesta en acto de cada intervención. Un giro hacia la clínica es aportado por Betty Abadi quien, con su texto Violencia, impunidad e identificación nos trae la viñeta de un caso articulada epistémicamente con un desarrollo teórico y políticamente con la posibilidad de intervención en un programa específico en su ciudad. Cada vez más circunscriptos a escenarios locales, la serie continúa con el artículo de María Victoria Clavijo, De curas por el saber… ancestral donde se presenta muy breve y precisamente la abertura que se pesquisa para el psicoanálisis en una cultura como la que la autora encuentra y describe en la ciudad de Quito; resquicio planteado como oportunidad a conquistar. Aliana Santana nos permite conocer el fructífero trabajo realizado en las IX Jornadas de la Asociación Caraqueña de Psicoanálisis NEL-Caracas, donde el esfuerzo de los analistas se centró en revisar lo que da título a su ponencia: El Psicoanálisis en Venezuela, hoy. Siguiendo la línea del detalle regional, los últimos 3 textos provenientes de Guatemala nos permiten vislumbrar también la preocupación y el trabajo responsable al interior de su sede en torno de estas preguntas promovidas por pensar al analista en movimiento. Stephanie Rudeke en Política y psicoanálisis: Retos para la práctica analítica hoy, en Guatemala, nos hacer reflexionar sobre lo innombrable estructural diferente del silencio que ahoga, improductivo, el que aplasta “mutilando nuestra humanidad”. Claudia González en Ruido de fondo: psicoanálisis y política también se opone en cruz al silencio, ubicando al psicoanálisis como un buen ruido –posible- en la civilización. Lorena Greñas con su Après-coup retoma asimismo la idea de un trabajo orientado a salir de lo que llama la “cultura del silencio”. 70


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Y tomando su après-coup -final de esta sección- proponemos que cada uno de nosotros -autores y lectores- podamos también hacer el nuestro. Aquí en The Wannabe, en esta celebración de los 10 años de la NEL, en las Jornadas, en el Congreso y en cada ocasión que nos permita una elaboración con otros que circunscriba renovadamente el agujero central, lo imposible de decir como causa fértil, que nos convoca al trabajo de Escuela. Es nuestra urgencia y nuestra apuesta mayor pues, como ilumina el poeta citado al final de este texto:

“La tierra está llenándose de muerte. /Conversemos.”

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El psicoanalista en movimiento

Notas Convergentes preliminares a la práctica analítica Por: Antonio Aguirre Fuentes (NEL-Guayaquil) 1.-Entendemos que la coalición de la ciencia y el capitalismo ha erosionado la tradición y la autoridad paterna. La democracia también entra en esta alianza destructora. Sin moralidad ni “buenas costumbres” la confianza social a todo nivel se muta en su contrario: vecindad peligrosa, amenaza, miedo. De los comités de ética a los dispositivos evaluadores lo que hallamos es el esfuerzo compensatorio, bajo la hegemonía del discurso universitario, y que se encarna en una imparable burocracia experta, en un ejército de ingenieros de la vigilancia. Subida al cerro de Santa Ana-Guayaquil

2.- Pero no hay El capitalismo, sino sus manifestaciones heterogéneas: privadas, estatales, mixtas, trasnacionales, regionales, locales, “las que de lejos parecen moscas”(1). El capitalismo no es sólo yanqui y occidental, también es chino, iraní, ruso. Ciencia, capitalismo de estado y fundamentalismo radical hacen otra combinación vigente. En nuestra región la democracia populista enarbola triunfalmente un proyecto que no acepta límites y que aplica casi la misma fórmula: capitalismo estatal, más un control progresivo de todos los rincones de la vida. El líder populista expropia toda la confiabilidad, encarna el Bien Supremo y

decide la reacreditación del conjunto. Una figura que nos recuerda al padre mítico de la horda, a falta del Dios de la religión. Hay que contrastar el discurso de la globalización con la geopolítica y con lo que se ha llamado la venganza de la geografía (2)y el retorno de la historia(3). 3.- Si el psicoanálisis va a devenir fuerza política – según el enunciado de Millerentonces entra en el campo de la guerra, en el tiempo y el lugar donde desemboca la racionalidad agotada, en el cruce donde amor y odio se separan y toman objetos distintos, donde la pulsión alcanza su extremo mortífero, desanudada de las sublimaciones libidinales. Si para Clausewitz en la política están los embriones de la guerra, y para Schmitt el pensamiento político radica en la acertada definición entre el amigo y el enemigo, ya podemos ir preguntándonos si los analistas están preparados para la tarea. Tenemos los criterios de Freud, que pendularon de una actitud veraz ante lo inevitable de la guerra a una desfalleciente esperanza en el progreso de la cultura. Lacan más bien constataría que no hay La cultura y declara su simpatía por uno de los bandos en la segunda guerra mundial, elogiando la participación de los analistas en los esfuerzos bélicos de Inglaterra. 4. En nuestros días la demanda del sujeto que acude al analista se enuncia en los términos dramatizados en el seminario Aún: las cosas del amor no andan y, ¡horror!, la sexualidad -por fin liberada- hace que la cosa ande aún menos. Esta problemática desborda las clasificaciones higienistas del biopoder, los casilleros de los “síntomas contemporáneos” y los proyectos terapéuticos donde psicólogos clínicos devenidos analistas luchan a diario para mantener abiertos sus lugares Alpha. La no correspondencia entre los sexos es lo real que vivifica al psicoanálisis propiamente dicho, es el motivo último de su supervivencia. 5.- Tenemos entonces que definir cuestiones políticas básicas: ¿cuál es la civilización donde es posible una demanda en los términos que hemos recogido en el punto anterior?, ¿qué proyecto político deja más espacio para un decir sobre los 72


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infortunios del amor?, ¿qué régimen estatal beneficiará al psicoanálisis con la indiferencia, dejándolo vivir, sin someterlo a prohibiciones, ni secuestrándolo para sus propósitos de “inserción” y control?

“En nuestros días la demanda del sujeto que acude al analista se enuncia en los términos dramatizados en el seminario Aún: las cosas del amor no andan y ¡horror! la sexualidad -por fin liberada- hace que la cosa ande aún menos.”

1Cfr. 1 BORGES, 1 1Jorge Luis. El idioma analítico de John Wilkins. 2 KAPLAN, Robert. La venganza de la geografía. Foreign Policy Edición española, junio/julio, 2009. Disponible On line: http://www.generaccion.com/usuarios/1847/robert-kaplan-venganza-geografiacutea

3 KAGAN, Robert. El retorno de la historia y el fin de los sueños. Taurus, Madrid: 2008. 73


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El psicoanalista en movimiento

siglo XXI, estamos retados por un nuevo sujeto y ante él es que debemos legitimar nuestra práctica. Y nuestra mejor forma de responder es estar advertidos del Otro, es decir, de reconocer cómo están hoy las tres dimensiones del Otro que les ha tocado como partenaire.

El analista en movimiento por fuera del padre

El Otro en la dimensión Simbólica contemporánea ya no es el mismo, el orden de la tradición ha sido tocado. ¿Cómo queda el orden simbólico que era tradicional en el que la familia servía de modelo a la puesta en orden de los grupos humanos? El goce – sentido ha quedado en hilachas. Hoy el Otro familiar vira de la familia conyugal estable a la familia monoparental inestable, de diversas formas. Hoy las parejas del mismo sexo, o cualquier persona individualmente pueden exigir tener un hijo. El discurso de la tradición es devaluado por los mismos hijos, apoyados en los otros tres discursos, el del derecho, el de la ciencia donde también incluyo el de la salud pública y el del capitalismo.

Por: José Fernando Velásquez (NEL-Medellín) El analista de hoy hace bien en esquivar el referente de inocencia que le atribuye al niño el discurso común. Su majestad el niño. El niño como centro del lazo social. El niño como objeto “a” producto de la cultura. La práctica analítica debe estudiar el desvarío del Otro contemporáneo. “En el desvarío de nuestro goce, sólo existe el Otro para situarlo”1. Quiero mostrar la importancia que cobra su estudio a partir de lo que hoy es la práctica analítica con niños. Plaza Botero-Medellín

La inocencia es un concepto que nombra una posición que debe ocupar alguien respecto a Otro. Es el Otro el que dice que alguien es inocente, incluso el sujeto debe demostrar su inocencia ante el Otro. El psicoanálisis hoy define al sujeto de su trabajo como un ser responsable de ser hablante y de tener un cuerpo que goza, independiente de cualquier circunstancia o variable. Sin embargo, para los que hemos sido formados en el Siglo XX y que ahora ejercemos nuestra práctica en el

El mundo simbólico está reestructurado por esos tres discursos dominantes desde la modernidad2 y desde allí somete y aliena al niño con sus dos caras: De un lado es a la vez protector, crédulo y cándido. Para el niño se crearon dos significantes: el de “víctima”, (el niño es siempre víctima de un Otro, del padre, de la madre, del docente, etc., así sea de su propio funcionamiento serotoninérgico) y el segundo significante es “protección”, ante el reconocimiento de que el niño deviene frecuentemente en un objeto que encarna una decepción para ese Otro que lo tiene para gozar (llámese gozar a cualquier ideal de belleza, afecto, educación, o también para lo peor, la venganza, la experimentación o el goce sexual). Esta circunstancia la aprovecha el capitalismo usando al niño como motor de sus ideales de mercado: por ejemplo, la industria farmacéutica encontró en ellos un target que da ganancias como nunca antes en la etapa comercial. El niño de hoy 2

1

Lacan, J. “Radiofonía y Televisión”. Barcelona, Anagrama. 1977.

Jacques-Alain Miller. Presentación del tema del IX Congreso de la AMP - París 2014: Un gran desorden en lo real en el siglo XXI.

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explota su lugar de objeto de goce a nivel del consumo, pero se le ve tanto a él como a sus padres, todos débiles y desorientados ante el objeto del mercado. “Si quieres, ya es ya…”. Es un simbólico crédulo y cándido en sus posiciones frente al niño, se aferra con entusiasmo a fundamentalismos incluso cuando traen consigo riesgos.

existencia, impensables para los padres: Asistimos a un desorden creciente en el campo del deseo. El Otro del deseo en sus padres se encuentra con un niño que se autoproclama amo de su cuerpo, de sus gustos, pero que se desentiende de su responsabilidad en sus múltiples y radicales pasajes al acto y también frecuentemente de su relación con el saber.

Pero a la vez muestra su otra cara, se trata de un discurso implacable cuando se trata de evaluar, competir, buscar soluciones y por eso, es positivista. Es con los significantes de ese doble discurso que traen al niño a consulta, para que, como bajo un acto de protección, hagamos que todo en él marche como debiera. Paradoja que conduce la práctica clínica al fracaso.

El tercer punto es el campo que singulariza al psicoanálisis: el psicoanalista hoy debe moverse a reconocer un campo que está por fuera del Padre, del sentido y del deseo, pero que es causa de los tres, (en la pere-versión, en el sinsentido y en el campo del goce femenino). Esa otra dimensión en la que habita ese ser de hablante es el goce que hay en lo Real.

El Otro simbólico de hoy involucra a otros tan inmateriales como el Otro que Entonces examinemos el goce que hay en lo Real del Otro contemporáneo: El habita en el mundo virtual que el niño frecuenta, porque también es un Otro que predominio del objeto parcial “mirada” tiene como consecuencia la abolición del le habla al niño a través de las pantallas, de cuerpo o su degradación, y esto lo vemos el las nuevas tecnologías. El Otro virtual y de deslizamiento es sencillo del videojuego o de la los medios habla como un desengañado búsqueda de música, a las páginas de pornografía. “Los síntomas del niño contemporáneo no son respecto a los ideales universales, fomenta descifrables por la vía del Padre, sino porque el la individualidad y la imagen exitosa y sin Ese Otro simbólico impone como mandato un analista se sitúe como parte de su funcionamiento, darse a ver sin límites y sin medir riesgos, en las límite. para que lo que el síntoma realiza como goce, se redes sociales y en You Tube. Pero también el La dimensión imaginaria del Otro niño ocupa en formas extremas el lugar de enrede y tome una nueva orientación.” contemporáneo hace prisionero al niño al desecho, es expuesto a la segregación o al uso obligarlo a ocupar el lugar del objeto de un pedófilo, o al bulling. Se somete tempranamente a deseo, un deseo no castrado que opera bajo el formato del capricho, tal como lo la tiranía de otros objetos parciales como en la anorexia, la bulimia y las hace el goce llamado femenino. Hoy puede nacer un niño como producto del toxicomanías. fantasma de un solo sujeto, no de dos como antes. Teniendo en cuenta los cambios que se han producido en el campo del Otro es El niño de hoy se aventura por los desfiladeros del deseo, reclama su derecho y lo cómo podemos abordar el extravío de goce del sujeto niño contemporáneo. Al vive de una manera autista y a ultranza, adoptando nuevos sentidos para su psicoanalista hoy le conviene tener presente que lo que está en juego en ese 75


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escenario en todos los casos es la humanidad de un ser de goce ante la prueba de su subjetivación. Los síntomas del niño contemporáneo no son descifrables por la vía del Padre, sino porque el analista se sitúe como parte de su funcionamiento, para que lo que el síntoma realiza como goce, se enrede y tome una nueva orientación. El psicoanálisis también es un discurso y como tal aporta los significantes en contra del dominio absoluto del discurso de la ciencia, la salud pública y el mercado que imponen al niño su decisión en el campo de las competencias operatorias para la supervivencia, sin tener en cuenta que él construye su propia relación a su goce. Alguien, y quién mejor que el psicoanalista de hoy que sabe de lo real por su propia experiencia analítica, debe decir que tanto el loco como el niño habitan entre nosotros y que también a ellos hay que preservarles hoy, siglo XXI, sus lugares en nuestro qué hacer.

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El Psicoanálisis y el estudio de lo social Por: Carlos Márquez (NEL-Caracas) Es curioso que Lacan no haya comenzado su incursión en el psicoanálisis introduciendo una tópica en lo social, sino una lógica de la temporalidad. Introducir una tópica es propio del discurso científico, y de Freud y de Lacan en tanto que están imbuidos por la necesidad de hacer que lo que van descubriendo en sus experiencias sea reconocido como científico. Torre del reloj en la Universidad Central de Venezuela

Las dinámicas de lo que se descubre en el campo científico plasmado en fórmulas, esquemas y modelos, tienen la característica de la reversibilidad del tiempo. Están fuera del tiempo. Es lo que Koyré asume como una revancha platónica de la modernidad en contra del aristotelismo medieval. (KOYRÉ, 1999, pág. 13). Pensar fuera del tiempo tiene enormes ventajas. El establecimiento de la física newtoniana, la tabla periódica, las leyes de la genética son ejemplos insignes de ese modo de pensar. El tiempo es aquí esclavo de las tópicas. Hay una jerarquía donde el tiempo transcurre tal y como se lo mandan las fórmulas especializadas en el pizarrón.

Es un tiempo dócil, que deja traslucir la ilusión de su propia reversibilidad. Un tiempo puramente simbólico, sin ningún acto divino que lo trastoque, que transcurre en un universo infinito, donde la energía se transforma infinitamente según fórmulas que se pueden escribir. Esto es lo real ordenado de la naturaleza de la que habla Miller en la presentación del tema del congreso de París en 2014: “Esa es la novedad: algo está escrito dentro de la naturaleza”. (MILLER, 2012). Pensar fuera del tiempo permite ubicarse en lo que es regular, en la repetición. La ciencia moderna es la ciencia de la repetición infinita de la misma fórmula. En un punto y por razones que hoy nos parecen muy difíciles de pensar, se concibió la idea de que descubrir la fórmula precisa nos iba a llevar a una época dorada. Esto reintroduce una irreversibilidad del tiempo en cierto modo. Pero es una irreversibilidad según la cual, por agregación cuantitativa y cualitativa de trabajo, se iría de un menos a un más. Un más de cultura, de funcionamiento, de derechos, de saber, de bienestar. En una palabra: progreso. Si en la reversibilidad de la fórmula física, de los modelos y esquemas, subyace la ilusión de un tiempo uniforme y un espacio infinito, y por lo tanto la posibilidad de burlar a la muerte, en la irreversibilidad del progreso millones de seres humanos encontraron una razón para morir en la guerra o desgastarse trabajando en nombre de las grandes ficciones de la modernidad como la patria, la libertad, la igualdad. La irreversibilidad de tiempo progresivo da la fuerza suficiente para no querer ver hacia atrás, para mitigar la fuerza del fantasma de reversibilidad que introduce la ciencia a partir de la simbolización creciente de lo real. Un fantasma sirve de soporte al otro. La reversibilidad del tiempo es siempre la base para adelantarse en la irreversibilidad del progreso, pero ante el fracaso, se puede retornar a la cálida ilusión de que ningún acto sostiene el devenir y por lo tanto el montón de cosas que están pasando en un sentido de la historia se puede deshacer si las cosas van mal, contando con la tecnología adecuada para ello. Es 77


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decir, como lo muestra Gadamer, la reacción romántica conservadora era la misma ilustración. (GADAMER, 1998, pág. 343). Podemos encontrar la reversibilidad en psicoanálisis freudiano en el principio del placer, y en algunas consecuencias de esta teoría sobre cuestiones clínicas, como la naturaleza del trabajo de duelo. Más acá del principio del placer estamos en el campo estructural en el cual se puede sustituir un objeto por otro, de tal modo que el tiempo parece accidental. La noción de reversibilidad que promueve lo simbólico aparece en un momento particularmente importante de la enseñanza de Lacan. El seminario XVII lleva como nombre “El Reverso del Psicoanálisis”. (LACAN, 1992) La topología de los 4 discursos está sostenida en esta reversibilidad, en la rotación en uno y otro sentido de las flechas del reloj de cuatro matemas por cuatro lugares, pasando por cuatro conectores.

Parándose a un tiempo en el estructuralismo heredero de Durkheim, en la interpretabilidad y labilidad del sentido postulados por Weber, y en la plusvalía de Marx, los cuatro discursos constituyen una verdadera respuesta de síntesis a las contribuciones clásicas que las ciencias sociales hicieron al estudio del hombre. Pero en los matemas de los cuatro discursos se introduce el principio de la irreversibilidad. Su aparente reversibilidad trata de escribir lo que hace motor y principio de la irreversibilidad del tiempo.

“La pregunta moral que el psicoanálisis hace al sujeto es ¿qué vas a hacer con el resto que te queda de vida? La respuesta estándar es tratar de recuperar el tiempo perdido. La otra respuesta siempre está por ser inventada en cada caso.”

Es de una elegancia simplemente impresionante. Resume y simplifica la mayoría de los esquemas que Lacan había construido a lo largo de su enseñanza, y lleva esta pasión estructuralista a su culmen. En el seminario XX estos mismos discursos, repensados, dan a luz los esquemas de la sexuación, de los cuales Miller ha dicho recientemente: “Lacan ha utilizado el lenguaje matemático que es lo más favorable a la ciencia. En las fórmulas de la sexuación, por ejemplo, ha tratado de captar los callejones sin salida de la sexualidad en una trama de lógica matemática. Y eso ha sido como una tentativa heroica de hacer del psicoanálisis una ciencia de lo real como lo es la lógica.” (MILLER, 2012).

De alguna manera la física posteinsteniana ha logrado recortar los alcances impresionantes de la física newtoniana. Hacia lo macro con la relatividad del tejido tempo-espacial, hacia lo micro con la física cuántica. En uno y otro campo surge la misma pregunta con estupor. ¿Por qué si no hay nada en las fórmulas de la física que impida que el tiempo transcurra hacia el pasado, esto no sucede? Esto se llama el problema de la flecha del tiempo.

La respuesta a este problema es un descubrimiento no del siglo XX, sino del siglo XIX: la segunda ley de la termodinámica. Y esa ley lo que dice es que las cosas tienden a transcurrir de estados menos probables a estados más probables. Esto es el principio de la plusvalía. La plusvalía de Marx introduce una mortificación en el cuerpo del obrero, como lo ha recordado Miller en el trabajo citado, introduce además un desorden creciente en el campo social, desmontando los principios del orden, algunos de ellos centenarios, pero otros que se remontan a la revolución neolítica. Marx, que tenía razón en casi todo, veía que el capital no estaba cambiando sencillamente un modo de producción por otro, sino que estaba 78


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desmontando los presupuestos básicos de la cultura. Que tuviera sobre esto una perspectiva optimista es otro problema. En el “Más Allá del Principio del Placer” freudiano, la magia está en que cada vez que se hace un trabajo de repetición, como el que ordena el discurso del amo, el cual es el algoritmo de la repetición, queda un resto. Disminuir ese resto de viviente es lo que llama Lacan el plus de gozar. El cual tiene un estatuto paradojal, pues es la merma lo que consiste en el plus. Mientras menos resto de viviente quede, más goce se obtiene. De este modo el sujeto se va acercando de lo menos probable, que es la organización vital y su singularidad, a lo más probable que es su desaparición. Con el truco siniestro que descubre Freud: la desaparición a su manera. No se puede subrayar de manera suficiente que la intuición de toda una generación de freudomarxistas, que fracasan al intentar hacer de Freud el continuador de Marx, es retomada por Lacan con éxito y resuelta en la noción analógica de “plus de gozar”. El tiempo va hacia el futuro pero no de manera simple. La repetición es la vuelta al pasado. Lo que nos impide pensar que a nivel psíquico el sujeto logra lo que no puede el resto del universo, a saber viajar al pasado o siquiera detener el tiempo en una escena, es que el tiempo no es simbólico. El tiempo subjetivo es la medida de desgaste dada por la repetición. Esta medida de desgaste no retrocede, sino que es creciente. El sujeto en virtud del principio del placer y de la fuerza de lo simbólico puede estar atrapado en un constante retornar a su pasado, pero lo que se le impone desde otra dimensión invisible para él, la dimensión real, es que mientras está atrapado repitiendo su pasado, haciendo el “fort-da” con el tiempo como simbólico, el tiempo real acelera su marcha indetenible.

La lógica de los discursos se ubica en la enseñanza de Lacan en el lapso en el cual deja de ser estructuralista y pasa a la topología. Constituye el aporte más visible que hace el psicoanálisis al campo de lo social, aclarándolo y deconstruyéndolo al mismo tiempo. Introduce la cuántica, la improbabilidad y la irreversibilidad del goce en un campo probable, reversible y estructural. Se podría decir que el resto que queda de la operación simbólica sobre el cuerpo es al mismo tiempo un resto de vida y un resto de tiempo. Este resto es lo que explica la improbable evidencia clínica de que el proceso de la repetición pueda producir sufrimiento. La resistencia del resto a la repetición está implicada en el sufrimiento subjetivo, la queja, el síntoma y por lo tanto en la posibilidad de un análisis. La pregunta moral que el psicoanálisis hace al sujeto es ¿qué vas a hacer con el resto que te queda de vida? La respuesta estándar es tratar de recuperar el tiempo perdido. La otra respuesta siempre está por ser inventada en cada caso. La partida del vínculo social analítico se juega entre dos. El uno empeñado en hacer existir la relación sexual, es decir, a partir del uso del significante hacer que el saldo tienda a cero, es decir, a introducir aun más entropía en su existencia. El otro empeñado en recoger cada vez el resto que se deposita de este intento y devolverlo a quien lo trae sin saberlo. Introducir lo improbable en la lógica de la marcha hacia lo más probable. La interpretación analítica, entendiendo por esto a modo grueso el conjunto de las intervenciones posibles del analista en el contexto de las opciones que le proporciona la transferencia, está orientada a reintroducir el resto de la operación, provocando con ello una distorsión del modo de entrar en la estructura y de tratar de hacer que todo tienda a cero por parte del analizante. 79


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En esta empresa es cierto que el analista no puede entrar a explicar con detalle lo que hace o porqué lo hace. No debe acentuar la creencia en la lógica de la causa y el efecto que el sujeto supuesto al saber trae consigo. Antes bien debe poder introducir una separación entre lo que el sujeto cree que es la causa de su sufrimiento, y el sufrimiento que trae el cual, sin que lo sepa, es su única posibilidad de salvación. La interpretación analítica debe estar a tono con lo disonante, compartir la naturaleza de lo antinatural. Establecer un espacio de resistencia para ese resto que surge de cada repetición. Devolverle al sujeto el nexo perdido entre el resto sufriente, que es lo más real de su existencia, con la virtud con la que cree que está comprometido su destino. El margen del analista para esto es estrecho, debe poder ubicarse como representante de lo increíble sin hacerse destituir antes de tiempo. Debe sostener el sujeto supuesto a saber sin darle consistencia de sentido, lo cual determinaría el curso del análisis en otro sentido que el que su deseo de analista le prescribe. Trabajos citados GADAMER, H. G. (1998). Verdad y método. Salamanca: Sígueme. KOYRÉ, A. (1999). Del Mundo Cerrado al Universo Infinito. Madrid: Siglo XXI. LACAN, J. (1992). El Seminario de Jaques Lacan, Libro 17: El Reverso del Psicoanálisis. Barcelona: Paidós. MILLER, J.-A. (26 de abril de 2012). Presentación del tema del IX° Congreso de la AMP. Recuperado el 08 de 2012, de Asociación Mundial de Psicoanálisis: http://www.wapol.org/es/articulos/Template.asp?intTipoPagina=4&intPublicaci on=38&intEdicion=13&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=2468&intIdiomaA rticulo=1 80


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El psicoanalista en movimiento

Acerca de la política y la discordia de los discursos Por: Susana Strozzi (NEL-Caracas) En noviembre pasado Jacques-Alain Miller advertía: “Para orientarnos en la discordia de los discursos contemporáneos, nada es más urgente que una reflexión de nuestra parte sobre “la política” y sus relaciones con el sujeto del inconsciente. ¹ Ciudad Universitaria de Caracas I. Discordia nos remite a oposición, diversidad, disconformidad, falta de armonía. Sin embargo, en el juego de los discursos, tal como éste se planteaba en el contexto de la Modernidad, encontramos una articulación muy precisa entre el discurso del Amo, el discurso de la ciencia y el discurso Universitario.² Si bien el agente del discurso es aquí el poder - tal como se ejerce en la política que tiene su base en el Estado territorial de alcance nacional y de acuerdo con las normas introducidas por el régimen jurídico del contrato – el conjunto es una articulación discursiva que, bajo el semblante de la ideología del progreso, hacía posible una alianza de la ciencia con el poder politico. Ya que es el saber producido por la ciencia el que ocupa el lugar del Otro necesario para la operatividad del discurso. Ciencia que había venido a sustituir a la fe religiosa y que, en su doble perspectiva de ciencia natural y de ciencia social,

orientada una al dominio de la naturaleza para asegurar la satisfacción de las necesidades y la otra a la extensión de la promesa de felicidad, se subordinaba en las distintas formas institucionales al significante del poder.³ Por otra parte, el agente de ese saber (S2) no es otro que el $ del discurso universitario, el producto de la Universidad moderna, transformada de acuerdo con su necesidad en el espacio institucional destinado a la enseñanza y la investigación. La escritura del discurso Universitario, colocado aquí en tercer lugar, permite aclarar el punto y ordenar la secuencia lógica: el discurso del poder que requiere para funcionar al discurso de la ciencia, el cual, a su vez, necesita como agente al sujeto ($) que el discurso universitario produce.⁴ Esta secuencia lógica es la que corresponde a la experiencia histórica de la modernidad europea, en la cual la Universidad no es solo la institución que alberga la investigación científica y en ese sentido la genera, sino que se estructura como un modelo de vínculo social capaz de producir el sujeto que el orden social capitalista requiere para que sea el agente del nuevo saber que permitirá la reproducción del sistema. Se entiende, así, cómo el llamado a la fe en el progreso de base científica constituye el núcleo de petición de confianza en el discurso politico y sus agentes. Pero, además, este mismo sujeto es el que se escribe como la verdad oculta del discurso del poder: el sujeto moderno, el sujeto freudiano, el sujeto del inconsciente y de la civilización del malestar. Y, en este sentido, el sujeto de la política de la democracia representativa, de los partidos y, también, el sujeto sometido a la castración que hace juego (y hace el juego) con la sociedad disciplinaria que fijó a los individuos dentro de las instituciones.

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II. La nueva época, que se vislumbraba apenas en los tiempos del Seminario XVII, la anticipa Lacan con una variante discursiva, la del discurso capitalista. El que nos permite la lectura de la Globalidad y en el cual la inversión en el orden de las letras (los matemas $ y S1) la supresión de las barras y la modificación de los vectores muestra a simple vista la dinámica que vuelve loco al discurso del Amo e, igualmente, las características del nuevo sujeto.

Notas y referencias.¹ En la Carta a los Miembros de la Escuela y las ACF del 18/11/2011. ² Es oportuno puntualizar el uso que hacemos aquí del término “Modernidad”. De manera general - y sin ignorar la amplitud de precisiones y matices que se esconden detrás de él - lo empleamos para designar el conjunto histórico-social que se configura en el último tercio del siglo XIX acompañando la articulación del mercado mundial y caracterizado por los desarrollos de la segunda Revolución El $ dominante no solo ha perdido la brújula Industrial y de la llamada “sociedad burguesa”. El de la identificación, al S1, sino que la mismo que, en lo político, asistió al apogeo del “En contraste con la compleja articulación producción del objeto a plus-de-gozar, Estado-Nación y que, en el caso latinoamericano, discursiva de la Modernidad, en la cual el acto del desencadenada e incesante, lo empuja hacia enfrentó a las jóvenes repúblicas surgidas de las el Amo absoluto – la muerte – como único agente instaura por anticipación las condiciones guerras de la Independencia y de los conflictos civiles que dieron su impronta al siglo XIX, a los principio de la limitación del goce.⁵ de lo que habrá sido el acto del sujeto, la desafíos de la llamada “modernización” indistinción que opera el discurso capitalista se (incluyendo, por supuesto, lo concerniente a la Una vía que, en lo individual, busca el opone al corte por el cual el acto instaura el ciencia y su papel en dicho proceso) impregnada, camino de la sobredosis y las adicciones, y en gran medida, por la ideología de progreso. Si en lo colectivo se abre a las convocatorias cambio o reordenamiento de discursos.” bien la Segunda Guerra Mundial y sus populistas y sus promesas de realización de antecedentes, así como los años de la inmediata un Todo. Un mundo donde la discordia del postguerra, mostraron algunas de las líneas de fractura de esta realidad, es recién a malestar se hace correlativa de un modo de gozar que rechaza, en gran medida, el finales de la década de los sesenta cuando empiezan a registrarse los paso por el inconsciente. acontecimientos que darán lugar, en las postrimerías de la década siguiente, al “debate de la postmodernidad” y, ya en los noventa, a los planteos y controversias En contraste con la compleja articulación discursiva de la Modernidad, en la cual el acerca de la globalización. Todos estos aspectos los asimilamos a la dinámica de acto del agente instaura por anticipación las condiciones de lo que habrá sido el una nueva configuración que, para contrastarla con la anterior, llamaremos acto del sujeto, la indistinción que opera el discurso capitalista se opone al corte simplemente “Globalidad” y que corresponde al discurso del capitalista formulado por el cual el acto instaura el cambio o reordenamiento de discursos. ⁶ por Lacan. ³ Como lo ilustra la historia de las instituciones científicas. Algo más que discordia, entonces, lo que el escenario contemporáneo nos ofrece ⁴ Es interesante ubicar lo anterior en la perspectiva de la realidad latinoamericana para pensar la “política” y sus relaciones con el sujeto del inconsciente. que nos concierne. Porque si algunos (en general, los intelectuales de los 82


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positivismos latinoamericanos y en particular, hombres de acción y politicos, como Sarmiento) llegaron a captar esa articulación, en el contexto del debate de la modernidad la Universidad latinoamericana no pudo cumplir con esa función articuladora característica del modelo europeo. No se pudo transformar en productora del sujeto agente de la ciencia, a pesar de los intentos formales de modernización institucional que desde finales del siglo XIX se registraron en nuestros países. La Universidad se mantuvo como un espacio donde la modalidad prevaleciente siguió siendo la de la enseñanza tradicional que, a veces, ni siquiera logró expulsar de su seno las estructuras y los contenidos que habían caracterizado a los colegios mayores, bases en varios de nuestros países de las Universidades republicanas. Y si hay un episodio que intentó dar un vuelco a la situación, como es el de la Reforma Universitaria iniciada en 1918 en la vetusta Universidad de Córdoba (Argentina) que no solo perseguía la renovación de la vida universitaria sino que se orientaba hacia una intervención en la vida social, el resultado recogido fue que, ante la imposibilidad de inscribirse como sujeto de la ciencia, el $ producido por el discurso universitario se ubicó, más bien, en una articulación en la cual, su división frente al poder lo llevaría a la denuncia de lo que no marcha, según la línea histórica de agitación y protesta característica de nuestras universidades. ⁵Aflalo, Agnès. “Discurso capitalista”. En: Scilicet, Los objetos a en la experiencia psicoanalítica, Bs.As., Grama, 2007, p.74. ⁶ Sanabria, Angel. “Acto educativo, síntoma y lógica de los discursos.” Tesis doctoral. Universidad Central de Venezuela, Caracas, 2012.

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El psicoanalista en movimiento

Reflexiones sobre la relación entre psicoanálisis y la política y política

Por: María Elena Lora (NEL-La paz)

En enero de 2010 Jacques-Alain Miller plantea: ¿“Cómo un psicoanalista que no sabría orientarse en la sociedad donde vive y trabaja, en los debates que ahí se agitan, sería apto para tomar a su cargo los destinos de la institución analítica?”. Esta pregunta abre y apunta a tomar partido, es decir, no solo se trata de dar cuenta en acto de nuestra posición como psicoanalistas en la dirección de la cura, sino también en la ciudad. Centro Arqueológico Tiwanaku-La Paz

Se trata de dar una prueba en acto de que el psicoanalista no se desentiende de ninguna manera de la vida ciudadana; “el psicoanálisis en el siglo XXI se ha convertido en una cuestión social”, es un fenómeno de la civilización y está presente vivamente el lugar político del psicoanálisis en el mundo. No se trata de formar un partido político, ni se trata de una lucha de carácter gremial. Es una propuesta ética de llevar a la ciudad el testimonio de la praxis psicoanalítica con toda su fuerza y virulencia de la que es capaz. Por otra parte, Lacan en su enseñanza pedía a los psicoanalistas de su Escuela asegurar el comentario continuo del movimiento analítico, el estudio y la

investigación de las publicaciones conexas al psicoanálisis, en particular las de la psiquiatría. La supervivencia del psicoanálisis solo depende del deseo decidido de aquellos que se hacen responsables de ello. Esto significa que si el psicoanálisis cesa de ser un síntoma, corre el riesgo de desaparecer. Hoy, un retrato de la situación política, económica y social en la que se vive está determinada por el argumento económico que ahoga cualquier otra consideración y sirve de coartada para que, el que gobierna eluda sus responsabilidades: “gobernar obedeciendo”. Así, en el sistema actual marcado por el capitalismo salvaje, donde los Estados no aparecen más que como gestores de las empresas nacionales, los políticos son los primeros responsables de la pérdida de lo simbólico. Cuando el poder no se refiere simbólicamente más que al polo de la ley, a un conjunto de instituciones que solo sitúa el marco de la funcionalidad, la sociedad no solo se descompone en una red de interrelaciones entre individuos, sino que se hace cada vez más opaca y suscita el engaño. Cuando lo simbólico decae, la política desaparece, la democracia es simplemente un ritual sin alma, la sociedad se deshilacha, contaminada por el miedo y el recelo. Sin alternativa, la diferencia entre el bien y el mal se aplana progresivamente y el valor de cambio triunfa incluso en las decisiones morales. En esta época de hegemonía del poder financiero, la ideología y el dinero se funden en una sola cosa: es este el depositario de la capacidad normativa. Esta debacle que todos padecen, que promueve el aislamiento, deja un saldo de depresión, angustia, desvalimiento y el sentimiento profundo de que no se puede realizar variaciones ante esta vorágine que nos arrastra. Reflexionar sobre este entramado de la época actual comporta trabajar la encrucijada entre la ciencia y el psicoanálisis. Igualmente, se torna relevante señalar cómo cada vez la lógica social y la política se ocupan de cuestiones vinculadas con 84


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la subjetividad, de modo que hablar sobre “lo social” se convierte en campo de controversia, de poder y confrontación política.

Esto implica poner el dedo en la llaga, abrir una cicatriz, lo que inevitablemente produce dolor; conmina al sufriente a sumergirse en su propio infierno, pero compromete al analizante con la oportunidad de reinventar los lazos que mantiene con los demás. Analizarse es la experiencia de ir al encuentro de las entrañas del goce y del deseo, ante todo, se trata de una apuesta que va más allá de las ficciones científicas de las TCC fundadas en un esquematismo grosero y, orientadas actualmente al abuso de la psicofarmacología.

En este siglo XXI, una de las transformaciones más significativas que producen un aplastamiento y encarcelan la subjetividad, es el énfasis puesto en programas y valores relacionados con las neurociencias. En efecto, a partir de la presencia y el desarrollo de la neuro-genética que asociada a una psicología cognitiva, trata de una manera falaz y perniciosa de hacer creer que todo está determinado por el ADN y ante cualquiera de las peculiaridades del ser hablante, surge el “La revolución subjetiva producida intento de convertirlo en pura fisiología.

como efecto de un análisis nada tiene que ver con un saber conocido cuya consistencia reside en lo imaginario de la teoría, es más radical: se refiere a un saber ignorado de la inconsistencia, en su singularidad más fina, lo cual no admite farsantes, ni embusteros, ni grupos.”

La noción de normalidad es el significante amo de esta época y trae como consecuencia convertir a cada uno en infractor, por no lograr adaptarse al modelo imperante de una manera perfecta. “La ideología comportamental-evaluacionista no es de izquierda, no es de derecha, es el enemigo del género humano, (…) La noción de ciencia que vehiculizan es una caricatura, sus investigaciones cuantificadas son imbéciles, sus tesis utópicas, su utopía es infame”.

¿De que manera el psicoanálisis puede situarse y fungir como un recurso frente al silenciamiento del parlêtre?. Es evidente que los hombres padecen en su propia carne el sufrimiento, el dolor y son desgraciados por el lazo que los ata unos a otros. La posibilidad de tratar este goce del sufrimiento reside en el análisis de ese mismo lazo para favorecer su cambio. La virtud infernal del psicoanálisis es abrir la posibilidad de hablar de lo que no se puede decir.

Así, el psicoanálisis responde a las exigencias de la época si hacemos de él un discurso de actualidad. Se trata de pensar, de reinventar un camino desde el psicoanálisis que permita orientarnos ante la increencia, la indiferencia, la discordia y lanzar una mirada sobre la opacidad de lo establecido.

En esta dirección, Miller señala “nada es más urgente que una reflexión de nuestra parte sobre la política y sus relaciones con el inconsciente”. Esta propuesta constituye un desafío ético y, no es sin la presencia y la experiencia de la Escuela que se podría transitar hacia este nuevo acontecimiento al que convoca el psicoanálisis mismo, ante el riesgo de extinción que se presenta en cada momento. Asimismo, la presencia en la Escuela de analistas reflexionando, debatiendo y produciendo un trabajo que no homogeniza las opiniones, más bien las diversifica, configura un modo particular de ligarse con la causa analítica, es decir, sostener lo que no se sabe y mantener abierta la experiencia del inconsciente. Se trata de un analista que ha probado tener alguna respuesta en relación al deseo del analista, que ha resuelto su relación a la castración y al horror particular del existir. 85


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La revolución subjetiva producida como efecto de un análisis nada tiene que ver con un saber conocido cuya consistencia reside en lo imaginario de la teoría, es más radical: se refiere a un saber ignorado de la inconsistencia, en su singularidad más fina, lo cual no admite farsantes, ni embusteros, ni grupos. El espacio analítico se fragua con cada analizante uno por uno. Para concluir, los acontecimientos de la vida política hoy convocan a la comunidad analítica, a la Escuela a abrir la conversación sobre cómo hacer llegar al tejido social el psicoanálisis y su praxis, que se encuentran amenazados no solo por sus efectos, por las TCC, sino por los tecnócratas del psicoanálisis, quienes han permutado la experiencia de un análisis del inconsciente y su goce por un recetario académico, universitario, teórico y técnico que coagula e imposibilita la transmisión viva del psicoanálisis y hace obstáculo a la construcción de un nuevo lazo, una fuerza política donde hay que inventar “una escritura tal que pudiera en su horizonte escribir una singularidad ilegible por la ciencia”. Bibliografía.Lacan, J.: Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela, Momentos cruciales de la experiencia analítica. Manantial. Argentina, 1987. Miller, J-A. y Milner, J.-C.: ¿Desea usted ser evaluado?.Colección Ítaca, España, 2004. Miller, J-A.: Política Lacaniana. Colección Diva, Argentina, 1999. Miller, J-A.: Psicoanálisis y Política. Grama. Argentina, 2004. Miller, J-A.: El secreto de los dioses. Colección Diva, Argentina, 2005. Miller, J-A.: Comunicado de JAM: París, a 13 de septiembre de 2011, 15.37 h. Miller, J-A.: Journal de Journées No 78. 2010. Magris, C.: Microcosmos. Anagrama, Barcelona, 1997. Bourdieu, P.: Bourdieu leído desde el sur. Plural, Bolivia, 2000. 86


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El psicoanalista en movimiento

Amadeo o cómo salir del paso Por: Fernando Gómez Smith (NEL-Lima) Desde hace un tiempo atrás Jacques-Alain Miller, y especialmente a partir de la lucha lanzada por la liberación de Rafah Nached, viene dando una orientación al interior de la AMP y del Campo Freudiano que apunta a la articulación entre política y psicoanálisis, especialmente al lugar político del psicoanálisis en lo social. Es lo que nos quiere decir Miller el 6 de Enero de 2010 en el Journal: "Puesto que el psicoanálisis en el siglo XXI es una cuestión de sociedad, un problema de civilización, hay una elección forzada: el pase sin el foro, sería la Escuela convertida en secta, el pase convertido en semblante”. (1) Edificio de los correos-Lima

Pero, añade Miller, esto no quiere decir: tomar partido por el uno o por el otro. Esto quiere decir: testimoniar en acto sobre nuestra posición, como psicoanalistas, no sólo en "la cura" sino también en "la ciudad". Un año después, viene el comunicado del 13 de septiembre de 2011: "Es el momento, es el lógico, de que por todos lados el psicoanálisis se convierta ahora en una fuerza material, una fuerza política". Donde vemos claramente la propuesta de llevar a la ciudad el testimonio de nuestro quehacer psicoanalítico.

Es una propuesta sorprendente ¿Hay que pensar ahora el psicoanálisis como una fuerza política? No parece y como es obvio, no se está refiriendo a formar un partido político, entonces, ¿a qué alude? ¿Implica un avance más allá de lo ya hecho hasta ahora en el Campo Freudiano? ¿Toca esta afirmación a lo que pensamos que es un psicoanalista y a su práctica en este siglo? ¿Compromete a la dirección de las curas? ¿Nos compromete con la política de otra manera? La sociedad del siglo XXI es una civilización donde constatamos que se puede gozar en exceso, que ya nada está prohibido, que los descubrimientos tecnológicos nos acercan a conseguir lo imposible, además y desde otra perspectiva, la ideología de la evaluación basada en una supuesta objetividad científica, en la cifra y en la cuantificación, además de ser ambiciosa no tiene límites. Está muy presente para nosotros el malestar en nuestra civilización, en cada ocasión que podemos hacemos referencia a ello, a veces como un estribillo incluso, pero ¿cómo nombrar ese malestar? dado que una primera operación del analista es nombrar al síntoma por el que un sujeto consulta, o mejor aún procurar que sea el sujeto mismo quien pueda nombrarlo sin necesidad de acudir por supuesto a ningún protocolo o manual que esté en boga. Está claro que el analista no se orienta por la ideología de la evaluación que no sólo está incerta en el campo de la clínica sino, y eso es lo grave, en la convivencia ciudadana, en el campo de la universidad, de la educación, del trabajo diario. No es fácil nominar, en especial y como ocurre habitualmente cuando queremos acercarnos a lo que nos concierne, a lo real en juego. En estos casos es casi seguro que el sentido tenga la dimensión de lo opaco, no sea fácil nombrar lo sintomático de la época. Sabemos, y lo decimos también con frecuencia, que ante el vacio dejado por la función de semblante del Nombre del padre, propio de la época, a su lugar le ha correspondido una lógica femenina, una feminización que es tributaria del estado actual del Otro, el Otro que no existe... 87


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Vivimos una época signada por el exceso, por lo que está demás, sin control, sin un semblante que cumpla función que antaño cumplía el Nombre del padre. ¿Pero es esto suficiente? El 17 de enero de 1990 Miller decía en el "El Banquete de los analistas": "Una Escuela es un nuevo tipo de sociedad analítica que podría ir más allá del nombre del Padre a condición de servirse de él. Y más adelante invitaba a los analistas en el Banquete: Sírvase!, Sírvase del nombre del Padre!, si ud. no se sirve de eso, entonces caerá sobre su cabeza, lo aplastará."Es lo que nos advierte hoy a partir de toda la movilización que está haciendo en torno a lo que podemos llamar “el psicoanalista político”. Nos advierte hoy el riesgo que corremos de quedar en la misma situación que el Amadeo de Ionesco que está abrumado por no poder desembarazarse de eso que crece y crece y crece en medio de su casa. Entonces es necesario salir de la posición de Amadeo, es por otro lado, lo que nos enseña en acto con toda la movilización que promovió para la liberación de Rafah Nached. No se trata claro está de derrocar al tirano, se trata simplemente de decirle que no, se trata de que muchos le digan que no y como se dice coloquialmente, él resto caerá por su propio peso. No es fácil decir que no en una civilización en la que todo nos empuja a decir que sí. Ese no, que se opone a la tirania del goce sin límite, que se opone a la adicción, en la que por supuesto estamos todos embargados, exige una ética. Y bien, el psicoanálisis por su parte, apuesta por una ética del bien decir, poniendo el acento en que para bien decir lo real que está en cuestión no contamos con la cifra, ni con la cuantificación, ni con la estadística, sino con una enunciación del malestar singular y responsable que a falta de poder decirlo todo, invite al menos a la conversación.

Una conversación que haga escuchar la voz del discurso analítico, sea en foros, tertulias, presentaciones, debates. Esto es participar en "lo político" a través de ideas y opiniones, entendido lo político como el amplio campo en el que se despliega el lazo social, se anudan y deshacen las identificaciones, y que abarca la totalidad de la llamada sociedad civil. Como es obvio, el psicoanálisis está inmerso en lo político. Tan solo..... hay que saber cómo hacer con eso. Es el suspenso del futuro, abierto a nuestros propios actos y sus consecuencias. Notas 1-Eugène Ionesco.

Amadeo o cómo salir del paso. Buenos Aires, Ed.Losada, 1961.

Jacques-Alain Miller nos advierte en Política lacaniana el riesgo que corremos de quedar en la misma situación que el Amadeo de Ionesco abrumado por no poder desembarazarse de eso que crece y crece y crece en medio de su casa.

“...el psicoanálisis apuesta por una ética del bien decir, poniendo el acento en que para bien decir lo real que está en cuestión no contamos con la cifra, ni con la cuantificación, ni con la estadística, sino con una enunciación del malestar singular y responsable que a falta de poder decirlo todo, invite al menos a la conversación.”

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El psicoanalista en movimiento

De nuestros lugares Por: Gloria González (NEL-Bogotá) El 13 de septiembre del año pasado, en un momento de conmoción por la arbitraria detención de la psicoanalista Rafah por parte del poder sirio, Miller hizo un llamado a todos los psicoanalistas: pretendía “hacer mucho ruido para intimidar, si es posible, a asesinos revestidos de la autoridad del Estado sirio, o de lo que queda de este”(1). Señaló entonces que ese era el momento lógico para hacer del psicoanálisis una fuerza política.

en las instituciones en las que nos insertamos, en la vida cotidiana. Una y otra vez constatamos la ferocidad de un empuje al todo, al sin límite, a la satisfacción de "la ley de hierro del superyo". La otra coordenada de ese movimiento, es la que corresponde al espacio propio de nuestra Escuela, un espacio distribuido en la multiplicidad de países en los que la NEL tiene sus sedes y delegaciones. Cada uno de ellos, posee características propias, pero muchos comparten circunstancias comunes, que en ocasiones, incluyen la falta de garantías para aquellos que osen levantar una voz que incomode, bien a las fuerzas del Estado, bien a las de la oposición; fuerzas que pueden llegar a ser extremas. Es en estos países, donde cada analista de la NEL “vive y trabaja” y donde se suceden “los debates que ahí se agitan”, es en ellos donde “debe ser intérprete en la discordia de los lenguajes" (3).

Plaza Bolivar-Bogotá

El 13 de septiembre, evoca otro momento trágico, el fatídico 11 de septiembre cuando el mundo se estremeció con la caída de las torres gemelas de NY. Tiempo después, un 11 de marzo, España sufría otro golpe terrorista. Las imágenes de los restos dejados por la explosión de trenes mostraron al mundo una vez más que no hay límites para el fundamentalismo. Miller ha hecho su llamado, éste no basta, se requiere de nuestra respuesta, una que no sea la del acto reflejo, sino que, “contemple nuestras particularidades y nuestro propio momento lógico en tanto Escuela Una y múltiple”(2). El movimiento al que se nos convoca tiene las coordenadas lógicas del espacio y el tiempo en el que debe producirse. El tiempo, es el del siglo XXI; de las modalidades de sus lazos sociales recibimos los efectos en nuestros consultorios,

En Colombia, un país que desde hace ya muchas décadas vive un conflicto político y social, llevado a tales extremos de violencia y crueldad que ya el dolor no asombra, se produjo en el pasado mes de mayo, un crimen que movilizó, para su rechazo, a varios sectores de la población. “En un comunicado la ONU expresó su consternación y más enérgico repudio frente a los brutales actos de violencia y violación sexual de los que fue víctima Rosa Elvira el pasado 24 de mayo de 2012 en la ciudad de Bogotá, y que causaron su muerte cuatro días después”(4). No solamente la ONU se pronunció; tal vez por primera vez en mucho tiempo, la ciudad de Bogotá, incluso el país, se manifestó en marchas pacíficas para repudiar la crueldad y el asesinato, y para reclamar justicia. Desde diversos sectores se alzaron voces de indignación, de reclamo, de rabia, de impotencia. Con una agilidad extraña, un sospechoso fue llevado ante la justicia. Las cámaras de televisión mostraron a un hombre común, sin rasgo de culpa o preocupación. 89


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Nos enteramos que había sido procesado con anterioridad por violencia sexual, y dejado en libertad por un dictamen de medicina legal, que lo declaró inimputable por esquizofrenia. Se reveló una vez más la inoperancia de un sistema legal, que en caso de acatar el dictamen de inimputabilidad, debió garantizar en ese momento la reclusión y tratamiento de este hombre.

marcas del encuentro con alguien, habitado por una inquebrantable voluntad de goce y que juntó, en un acto atroz, el sexo y la muerte. No obstante, vale considerar también que el debilitamiento de las instituciones del Estado, incapaces de garantizar la justicia, la seguridad, la equidad, etc. genera un sentimiento de desprotección y de riesgo en los ciudadanos, que se traduce en estados de angustia y en lo que parecería una especie de paranoia generalizada. Angustia ante la cual, como nos enseñó Lacan, tanto el acting out como el pasaje al acto, son aplica en los distintos formas de respuesta.

Como en asociación libre unos hechos se unen a otros. Es imposible no pensar, por ejemplo, en que recientemente se han descubierto peritos falsos en medicina legal; “Una fuerza política se en que la justicia colombiana pasa por una espacios que vayamos conquistando, para plantear crisis que incluye el hundimiento de su desde ellos, nuestra posición como analistas. Se última reforma, porque el proceso dejó al descubierto componendas entre el trata de una posición que hará contrapeso a Gobierno, el Congreso y las Altas Cortes.

Hechos como este, hacen pensar en lo planteado por Eric Laurent al referirse a la famosa categoría del estrés post traumático: “es el momento en el que las aquellas otras fuerzas que pretenden acallar las garantías sociales dadas por el estado de bienestar y todas voces, controlar la libre asociación, objetivar al No nos extraña, nuestra vida nacional no las garantías sociales instaladas, al restringirse, dejan a uno dista mucho del realismo mágico recreado cada día más expuesto al riesgo. Pero más allá, hay un sujeto, borrar las diferencias.” en el Macondo de Gabriel García Márquez, cambio fundamental en la ideología de la civilización. No y si miramos hacia los países vecinos, es hay que proteger al sujeto de estos riesgos, es el sujeto mismo posible incluso que encontremos que en alguno hasta la vida pasa por el capricho quien debe protegerse y aceptar la existencia del riesgo como tal. La protección bajo todas las de un "exprópiese". Esa es parte de la realidad en la que vivimos, en la que formas, del seguro a la seguridad, queda del lado del sujeto. La exposición del sujeto es su estado trabajamos algunos analistas de la NEL. normal” (5) Pero, si habitamos un país en el que poco o nada sorprende, ¿qué hizo que ante este crimen nos despertáramos del letargo? Es posible que los hechos hayan representado para nuestra sociedad, a la manera de una pesadilla - que también despierta - la confrontación con un real, con lo horroroso de un cuerpo reducido a la condición de un resto, que conservaba las

Entonces, este momento en el que las garantías sociales se restringen con todas las consecuencias que ello conlleva, este momento en el que impera en algunas latitudes el discurso capitalista o el discurso de la ciencia, y en otras el discurso de un totalitarismo a ultranza, coincide con ese momento lógico que nos señala Miller, como el propicio para hacer del psicoanálisis una fuerza política.

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Si entiendo por una fuerza política una movilización masiva capaz de contrarrestar contundentemente el efecto de los discursos mencionados, considero que al menos, en el ámbito de mi país, no es un proyecto viable. Pero, si entiendo por una fuerza política, la incidencia que podamos tener los analistas en los ámbitos sociales en los que nos desempeñamos, incluso en el consultorio, aunque no sólo en éste, entonces pienso que es posible considerar ese llamado, responder a él, participar del movimiento que propone.

4RCN

Radio: http://www.ansa.it/ansalatina/notizie/notiziari/colombia/20120602005235427287.html

5Laurent, 6IDEM.

Eric. Psicoanálisis y salud mental. Editorial TRES HACHES. Pág. 24 -25 Pág. 21

Una fuerza política se aplica en los distintos espacios que vayamos conquistando, para plantear desde ellos, nuestra posición como analistas. Se trata de una posición que hará contrapeso a aquellas otras fuerzas que pretenden acallar las voces, controlar la libre asociación, objetivar al sujeto, borrar las diferencias. Cada uno de los analistas de la AMP contamos con nuestra propia causa para ponerla en movimiento y hacer realidad dicha fuerza. Contamos también con la orientación de Lacan, que fue más allá del Edipo precisamente para mostrar la decadencia del padre, la pluralización de sus nombres. Nos reveló esta dimensión en una época tardía de su enseñanza, porque “Lacan era prudente; sabía que en una civilización, cuando uno empieza a tocar los nombres del padre, nunca se le perdona”(6) No hay que esperar entonces el amor para los analistas en movimiento, haciendo existir esta fuerza política. Fuerza, que puede consistir en hacer oír a viva voz nuestra propia palabra, esa, que en medio de la “discordia de los lenguajes”, apunte a descompletar las formas de goce que les subyacen.

Miller, J.A. Comunicado del 13 de septiembre de 2011 al texto de la invitación a escribir en esta edición de The Wannabe 3 IDEM 1

2Referencia

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El psicoanalista en movimiento

Violencia, Impunidad e Identificación Por: Betty Abadi (NEL-Caracas) La violencia es una constante en la historia del ser humano, es una condición intrínseca al ser hablante. Hay violencia por crímenes pasionales, por imponer un orden, para provocar miedo cuando se quiere imponer poder, entre hombres y mujeres, por intriga, por guerra, para marcar territorio, en las escuelas entre los niños, etc. Centro de diversidad cultural-Caracas

Muchos de estos actos violentos se dan en forma normal, encubiertos, bajo la protección de los padres, los maestros, el estado y todos estos actos son respaldados por una “causa justa”. La mayoría de estos actos violentos, en muchos casos considerados como “normales,” quedan sin resolver o sin ser delatados, por tanto no encuentran castigo contribuyendo a un estado de impunidad. Es a este significante social, la Impunidad, al que quiero referirme a partir de una serie de reflexiones que vienen desde mi participación en el programa de tratamiento de la violencia intrafamiliar (PATVI)(1) y al encuentro con un paciente que asiste a una única sesión al programa de atención psicoanalítica CAPSI (2), con una queja sobre la impunidad.

La impunidad supone una desprotección para los miembros que forman parte de una sociedad. Definición, según Wikipedia: “Impunidad es una excepción de castigo o escape de la multa que implica una falta o delito. En el derecho internacional de los derechos humanos, se refiere a la imposibilidad de llevar a los violadores de los derechos humanos ante la justicia y, como tal, constituye en sí misma una negación a sus víctimas de su derecho a ser reparadas. La impunidad es especialmente común en países que carecen de una tradición del imperio de la ley, sufren corrupción política o tienen arraigados sistemas de mecenazgo político, o donde el poder judicial es débil o las fuerzas de seguridad están protegidas por jurisdicciones especiales o inmunidades.” La impunidad está referida, entonces, a la falta de aplicación de la ley por parte del ente estatal, social y/o familiar. Nadie castiga las faltas sociales, nadie protege al ciudadano ante cualquier amenaza o intento de violencia. Me referiré brevemente al caso: M. acude a su única entrevista muy afligida. Le pregunto qué le pasa a lo que responde: estaba "por los lados de la cárcel de La Planta (3) y tuve que correr para que no me llegara una de las balas del tiroteo. Hace 6 meses tuve que dejar mi casa que construí con mucho esfuerzo. Puse la denuncia de que sujetos vecinos me robaron en diferentes oportunidades. Cuando salieron de la cárcel supieron que era yo la que los había denunciado y comenzó el hostigamiento hasta que me quemaron la casa y tuve que salir de allí. No sé cómo puedo hacer con mi vida de nuevo" Yo le respondo que es cierto que reconstruir su casa de nuevo no va a ser nada fácil y entiendo muy bien su dolor, pero yo la puedo ayudar a reconstruir y ordenar 92


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su vida de nuevo. Creo que esta mujer no entendió lo que yo, desde el lugar de analista, intentaba ofrecerle, una cura más allá de su tragedia.

que "desorden social y voluntad de poder" son significantes a los que se identifican. Ambos indican la transgresión de la ley.

Ella solo quería justicia ante la impunidad. Mientras era protegida por quien detentaba el poder, se aplica la ley a quienes la hostigan (son encarcelados), una vez que ella pierde esa protección se enfrenta a las consecuencias que para ella tiene la impunidad. M. trabaja en una instancia del gobierno y dice: "yo era solidaria con mi jefe, él me dio el terreno en donde levanté mi casa, me protegió. Ahora que lo cambiaron me quitaron todo el respaldo, ya no es lo mismo. Tuve que dejarlo todo, ahora vivo en un galpón”. Esta mujer venía a buscar un respaldo, pero no para construir su vida sino para buscar un testigo que escuchara la injusticia social de un sistema donde no funciona la ley.

Silvia Ons, en su libro Violencia/s,(5) refiere que Freud en El Malestar en la Cultura al hablar de los fenómenos sociales de masa plantea que éstos están sostenidos por grupos sociales que provienen de cohesiones dadas por identificaciones entre los individuos que la conforman. Todos comparten el mismo ideal personificado por el líder, los sujetos se identifican entre si, a través de su "yo” en tanto todos tienen idénticos ideales del yo, encarnados por quien dirige el grupo. Son lazos que otorgan fuerza y los preserva de moderna del siglo XXI, la la disolución.

“En la sociedad tecnología y los sistemas de gobiernos del orden totalitarios, buscan un goce de tipo técnico, todos gozan de lo mismo, todos iguales, todos dentro de una ley igual para aquellos que piensan como el ideal que marca el sistema.”

Me preguntaba, a partir de este caso, qué otro elemento está en juego en un sistema totalitario, para que la impunidad sea una constante seguida por todos los que la dirigen. En esa reflexión pensé en la identificación, aquello que lleva a los sujetos a tomar del Otro eso que le es particular. Lacan en RSI (4) cuando habla de identificarse al grupo, dice, “¿Pero nunca escucharon hablar de la identificación? Lo que yo deseo ¿qué es? La identificación al grupo. Es seguro que los seres humanos se identifican a un grupo. Cuando no lo hacen están fallados -están jodidos- están para encerrar: Pero no digo por eso a qué punto del grupo tienen que identificarse”. Pareciera

Freud plantea que cuando declina el líder también caen las identificaciones y este quiebre da origen al pánico.

Cuando a Eichmann (6) lo interrogan en Jerusalén por los crímenes cometidos durante el régimen de Hitler dijo que había vivido siempre bajo el imperativo Kantiano. Kant hablaba de la justicia social no de la obediencia ciega, como él mismo lo reconoció después, cuando dijo que obedeció órdenes de la ley del Führer: él cumplía con su deber, cumplía órdenes y obedecía la ley. De nuevo, como lo marca Freud, es la contradicción entre lo que se hace y lo que se dice. Así lo reconoce Eichmann cuando dice no ser dueño de sus actos cuando tiene que responder al pedido de la ley del amo. Continuando con El Malestar en la cultura y con una referencia a un artículo de Jacques-Alain Miller (7), Poli(e)tica, voy a intentar organizar mis ideas con relación a este tema: Violencia, impunidad e identificación. 93


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El malestar en la cultura está referido a la división del sujeto en la civilización, porque hay un fracaso en la identificación, de la pacificación identificatoria simbólica, un fracaso para resolver el goce. Miller en este artículo dice que a pesar de la identificación, el plus de goce continúa dividiendo al sujeto. Es decir que el S1 en el lugar del amo, el I como identificación no son suficiente para dar cuenta ni del sujeto ni del grupo al cual pertenece. Freud (8) en El Malestar en la cultura despeja la estructura del Ejército, la Iglesia y la Cultura. No me voy detener a hacer un análisis pero sí a marcar los puntos que considere particulares para esta revisión. Freud dice que en el Ejército y en la Iglesia hay un operador homogéneo que crea un medio al servicio de Eros, es decir que todos obedecen a un líder y lo que se plantea como fin es amor y paz, aunque la guerra sea para llevar a la paz. Pero como en la civilización el ser humano no responde a este principio en su totalidad, se encuentra que lo que satisface al sujeto es la destrucción, el Tanatos, es decir que el malestar en la cultura está relacionado al fracaso de Eros, ya que la civilización no funciona como el Ejército, ni como la Iglesia. Es decir que el funcionamiento según el cual el Ideal del yo condiciona al yo ideal y condiciona las identificaciones de los yoes ideales no se logran establecer en la civilización. Miller dice que este malestar es traducido como el no-todo- que hay malestar en la identificación. Me referiré a esto más adelante. Freud hace su construcción del súper-yo, que es lo que viene a operar como la división del sujeto, que viene a designar que el sujeto no quiere su propio bien. Dice Miller, “es como que el sujeto trabajara contra sí mismo, en todo caso como si no trabajara para su propia supervivencia y su propio bienestar”. Es lo que

Freud va a llamar pulsión de muerte, que va en contra de los intereses vitales del sujeto. Hay entonces dos puntos, uno que marca lo simbólico por la vía de la paz y el amor, el orden S1 y por el otro lo que está referido a lo real como aquello que produce malestar y que queda por el lado de lo “insoluble”. Objeto (a). Miller dice que Freud en El Malestar en la cultura debe dar un espacio a lo real para poder articular lo simbólico con lo imaginario. Por eso es que Freud presenta a Eros bajo la forma de Tanatos. Es decir poder dar cuenta de aquello que no se ha podido absorber en la pacificación que lo simbólico introduce en lo imaginario. Produce entonces el binario: pulsiones libidinales de vida y pulsiones de muerte. Ambas -plantea Freud-, producen satisfacción, producen goce. El problema de la génesis del súper-yo se refiere a cómo la pulsión de muerte puede ser civilizada, es decir que se pueda vivir en orden unos con otros. Cómo Eros puede aceptar a Tanatos y lo contrario. La respuesta de Freud es el súper-yo como organizador dentro de la civilización, que respondería ante la agresión del sujeto- para no violentar a su prójimo. El planteamiento de Freud es que esta pulsión agresiva se vuelve sobre el Ego, es decir que lo que viene del interior retorna de lo exterior haciendo efecto sobre el sujeto. Eso supone, dice Miller, que hemos admitido como primaria la pulsión de muerte. La agresión por tanto vuelve del exterior sobre el sujeto, marcando sentimientos de culpabilidad y necesidad de castigo. Lo que Freud ha marcado en este Malestar en la cultura es la naturaleza humana, el ser humano busca la felicidad y lo que encuentra dice el mismo Freud, es la 94


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satisfacción. Que no es otra cosa que el goce particular de cada quien y que paradójicamente va en contra del bienestar del sujeto.

medidas, erigido en Ideal, se concentran las identificaciones de los sujetos, al Ideal y entre los “yoes”.

En la sociedad moderna del siglo XXI, la tecnología y los sistemas de gobiernos del orden totalitarios, buscan un goce de tipo técnico, todos gozan de lo mismo, todos iguales, todos dentro de una ley igual para aquellos que piensan como el ideal que marca el sistema.

Por el otro lado, se trata entonces para el analista, en este “malestar”, poder sostener “lo insoportable, lo invivible del no-todo”.

Tenemos el ejemplo de los brotes neo nazis, manifestación racista por excelencia, un odio dirigido a aquellos que gozan de manera distinta. Miller lo plantea en Extimidad (9) la raíz en el caso de racismo, modo paradójico de la segregación tiene que ver con el odio al goce del semejante. El semejante goza de una forma que está vedada para él. ¿Qué nos dice el no-todo en el malestar en la cultura? En las fórmulas de la sexuación Lacan nos muestra la imposibilidad de la relación sexual, por tanto los encuentros entre los hombres y las mujeres son sintomáticos. Entonces el sujeto se topa con aquello que no pacifica y que lo confronta con lo que ha construido con sus identificaciones y con sus inconsistencias que lo marcan como ser castrado.

PATVI. Psicoanálisis Aplicado al Tratamiento de la Violencia Intrafamiliar. Programa de la ACP CAPSI. Centro de Atención y Aplicación Psicoanalítico. Programa de la ACP 1 Centro Penitenciario de Caracas 4 J. Lacan, El Seminario, libro 22, RSI. 1974. Versión inédita. 5 S. Ons, Violencia/s, Biblioteca de psicología profunda 272, Paidós, Buenos Aires, año 1973 6 H. Arendt, Eichmann en Jerusalén, Un estudio sobre la banalidad del mal, Editorial Lumen, 7 J.-A. Miller, Poli(e)tica en Cuadernos europeos de psicoanálisis, Ediciones Eolia, 1996. 8 S. Freud, El Malestar en la cultura, 1929, Ballesteros, Tomo III, Biblioteca Nueva, año 1973 9 J.A.Miller, Extimidad, Paidós, Buenos Aires, 2010. 1 1

Ante el encuentro de eso que los sujetos no pueden nombrar surge lo real de la angustia. Eric Laurent al referirse al no-todo de la angustia en Ciudades analíticas, dice: “la angustia empuja a los esfuerzos para “rehacer el todo” en una situación en que el sujeto no cree más en el significante Uno para tener acceso al goce”. Por un lado M., la paciente en búsqueda de una solución a su denuncia, se encuentra con un orden social que no responde con la ley sino con la impunidad, respuesta que le viene desde un sistema que empuja a sus miembros al encuentro con un goce determinado por un amo sin medidas. Alrededor de este amo sin 95


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De curas por el saber… ancestral Por: Ma. Victoria Clavijo (NEL – Residente en Quito)

Centro de Arte Contemporáneo-Quito

El psicoanalista en movimiento, el psicoanalista en la ciudad, el psicoanalista y la política, la política del psicoanalista, diferentes formas de decir una forma de estar en el tiempo, en el espacio de una cultura dada en un momento preciso y con una orientación que dibuja su forma de actuar y de posicionarse. Me parecen muy pertinentes las palabras de Eric Laurent en su artículo “La poética del caso lacaniano” en el libro El sentimiento delirante de la vida, cuando se refiere a lo que en la Escuela compartimos. ¿Es un estilo? ¿Una forma de vida? Dice que compartimos un discurso que es una forma de vida de la que cabe preguntarse cómo testimoniar de eso, que es una ética particular, que es posible definir como nuestra forma de vida, “ser lacaniano es practicar el psicoanálisis en cierta dirección, atento a la envoltura formal del síntoma hasta su dirección pragmática que es lo real, que sabe que la enunciación no tiene que ser borrada.

Tener en la cultura la misma posición, estar atento a todos los síntomas en sus envolturas formales, a las posibles producciones literarias, a los objetos culturales en general, y saber ubicar dónde está el síntoma, estar atento a la contemporaneidad, es decir a las formas actuales del síntoma (…) después tener una posición interpretativa, ética (…) que interviene en los impasses de la civilización. (Pág. 46). Estas ideas sobre la posición del psicoanalista en la cultura, en su cultura, me llevan a preguntarme por ciertas particularidades que impregnan de una manera sorprendente la sociedad quiteña. Como latina, como alguien que proviene del altiplano colombiano, el contacto con la cultura mestiza pero sobre todo indígena del altiplano quiteño no deja de producir por lo menos, preguntas. Hoy en día, se observa a un re-nacer de las costumbres y tradiciones indígenas, debido a un empuje desde el orden político del presente gobierno y quizás debido a otras razones sociales actuales como una búsqueda de fuentes alternativas al discurso capitalista y científico que domina el globo. La creencia en un saber de la naturaleza tiene un gran poder en todas las capas sociales, incluidas las altas. Pareciera que en esta latitud 0, lo real está todavía en su lugar. De ese real, que Miller presentaba en su conferencia en Buenos Aires, de cara al próximo congreso se tiene noticia a través de los sabios quichuas llamados yachags o chamanes, pero también curanderos, médicos indígenas, iniciados, e incluso aprendices que vienen de Europa o Estados Unidos. Hay una defensa pero sobre todo una vivencia concreta en lo cotidiano de este saber ancestral. Es común hacerse limpias, tomar brebajes, darse baños de hierbas, experimentar los golpes de agua de las cascadas, consultar a un yachag, e incluso hacer un viaje con ayahuasca. Encontramos toda una gama de ofertas de curación que no pasan por el sistema de salud tradicional, como la medicina holística, acupuntura, bioenergética, homeopatía de distintas escuelas. 96


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Lo alternativo pareciera que es casi la norma entre gran número de personas que acuden a estos lugares. Considero que se trata de una gran oportunidad para el psicoanálisis de darse a ver como una alternativa más en este conjunto variado, es una gran oportunidad abonar un terreno que no ha sido conquistado por el saber pseudocientífico que aboga por un bienestar para todos. Los movimientos de resistencia al empuje globalizador han tenido sus frutos en cuanto a que ni siquiera se cuenta en el Ecuador con una Ley de Salud Mental, y el proceso de poner en marcha un servicio integral de salud comunitario aún no se concreta, y dura ya más de 10 años el período de transición del modelo centralista de la salud hacia el comunitario. Está por ver qué de las particularidades más ceñidas de los modos sintomales en la cultura y de las pantallas utilizadas en este contexto para cubrir el goce.

“Lo alternativo pareciera que es casi la norma entre gran número de personas que acuden a estos lugares. Considero que se trata de una gran oportunidad para el psicoanálisis de darse a ver como una alternativa más en este conjunto variado, es una gran oportunidad abonar un terreno que no ha sido conquistado por el saber pseudocientífico que aboga por un bienestar para todos.”

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Psicoanálisis en Venezuela hoy Por: Aliana Santana (NEL-Caracas)

Orientación Lacaniana. Tres conceptos, tres nociones que atraviesan y a la vez sostienen el trabajo de estas IX Jornadas: la clínica psicoanalítica, el tratamiento psicoanalítico y la política. Y a esto le agregamos un significante que anuda todo el trabajo, un significante que no puede estar forcluido: el psicoanálisis de orientación lacaniana. Y en esta oportunidad, en esta novena oportunidad hemos agregado una especificidad que hace posible insertar este importante evento en nuestra civilización, en nuestra sociedad, en nuestro país, Venezuela. Tres importantísimas nociones clínicas y teóricas anudadas por el psicoanálisis de orientación lacaniana y específicamente insertadas en la realidad venezolana.

Ciudad universitaria de Caracas

Los psicoanalistas de orientación lacaniana estamos llamados a controlar nuestra práctica. La ética del psicoanálisis implica, entre otras cosas, una formación permanente de sus analistas. Es por esto que todas las Escuelas de la Orientación Lacaniana hacen Jornadas anuales para hacer pública esta formación a través de actividades diseñadas, en su mayoría, para todos aquellos que se interesan en saber la formación que se imparte en ellas. Las IX Jornadas de la Asociación Caraqueña de Psicoanálisis de la NEL-Caracas, llevadas a cabo en mayo de 2012, constituyeron una oportunidad privilegiada para que los miembros de nuestra comunidad analítica y todos aquellos interesados en el psicoanálisis y su práctica interrogaran los fenómenos de la época y sus consecuencias en los seres hablantes. En esta ocasión se eligió como tema a trabajar, La clínica psicoanalítica en Venezuela esperando responder sobre esta realidad desde el psicoanálisis de la

Los psicoanalistas de la Asociación Caraqueña de Psicoanálisis de la NEL-Caracas, aceptamos el reto que se le hace al psicoanálisis del siglo XXI. La época actual nos interroga tanto en los efectos sociales como clínicos, ya que como afirma JacquesAlain Miller, "no hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización". En Venezuela hay un real en juego que nos atraviesa, y ante este real, ante esta fuga de sentido, el psicoanálisis lacaniano está llamado a responder dando cuenta de cómo opera, dentro y fuera del consultorio, en el tratamiento y en la ciudad. Entonces, si la política del psicoanálisis es no ceder ante lo real en juego, ante lo imposible de decir; si lo verdaderamente subversivo del psicoanálisis es esta política, cuál sería la acción lacaniana a la altura de una política así orientada? La acción lacaniana, orientada por el discurso analítico, es decir, orientada por un deseo que no es la identificación unificadora, que no se dirige a la masa sino que más bien busca en ella, en esa muchedumbre la ranura donde se aloja el sujeto y con él su goce; y le devuelve la palabra. La acción lacaniana toma partido contra la dirección de la consciencia, contra la arrogancia del creador de ideales, contra la construcción de sociedades a la imagen 98


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y semejanza de un hombre, de una idea o de una concepción de vida. ¿Cómo se traduce esto en términos prácticos?, ¿Cómo se hace esto? ¿Cómo, desde la ACP estamos haciendo esto? Me atrevo a decir que la respuesta es una cuestión de táctica, una táctica que obedece a las particularidades de cada país, de cada región, al uno por uno clásico de la clínica. En nuestro caso, en el caso de la NEL-Caracas-ACP podemos nombrar algunas acciones: Escribir en periódicos, aceptar entrevistas radiales, publicar libros, crear centros de atención psicoanalítica, crear programas de aplicación psicoanalítica para el tratamiento de la Violencia, estar presentes en congresos de salud mental, juntarse con otros lacanianos, realizar investigaciones sobre síntomas sociales o de país, abrir nuestra biblioteca a la ciudad, ofrecer seminarios públicos, hacer Jornadas, entre otras que aún no se ven reflejadas en acciones. ¿Funciona la acción lacaniana? ¿Ha funcionado? Todo dependerá de las consecuencias y no de las intenciones. La acción lacaniana en Venezuela está comenzando. Día a día leemos e interpretamos la subjetividad de nuestra época, de nuestra realidad e intentamos incrementar nuestra presencia en la opinión pública sin olvidar que nuestro lado está del lado del sujeto, de su goce singular y de su síntoma.

“En Venezuela hay un real en juego que nos atraviesa, y ante este real, ante esta fuga de sentido, el psicoanálisis lacaniano está llamado a responder dando cuenta de cómo opera, dentro y fuera del consultorio, en el tratamiento y en la ciudad.”

Dar cuenta del fenómeno social, político, económico, ideológico de Venezuela hoy, desde el psicoanálisis de orientación lacaniana, exige privilegiar los efectos subjetivos sobre los efectos país.

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Política y Psicoanálisis: Retos para la práctica analítica hoy, en Guatemala Por: Stephanie Rudeke (NEL-Guatemala) En un territorio donde el horror no puede terminar de nombrarse, aprendimos como estrategia de sobrevivencia que los miedos, las injusticias y los atropellos a la dignidad tendrían que ahogarse en los silencios. Y esa cultura se instaló entre nosotros, mutilando nuestra humanidad y marcándonos con un estilo muy particular: el de ser ciudadanos a medias, el de sentirnos víctimas del juego entre los países que detentan el poder, el de haber perdido nuestra memoria en los laberintos del olvido y el de extender la mano y esperar a que alguien más se haga cargo de nosotros. Una posición infantil que nos impide asumir nuestra responsabilidad y convertirnos en actores de nuestro destino. Vista aérea-Guatemala

La globalización uniforma a todos los países con los mismos flagelos: una crisis económica y financiera, un empuje desmedido al consumo, el desempleo creciente, una brecha de pobreza, segregación y exclusión cada vez más grande, entre otros… Nos hemos acostumbrado a leer y analizar fenómenos globales y es tiempo que volvamos la vista a las particularidades de nuestras sociedades latinoamericanas y empecemos a elaborar sobre las mismas: el crimen organizado,

la espiral de violencia que nos arrastra en una vorágine de pánico y desesperanza, el narcotráfico y el crecimiento del consumo de sustancias ilegales y alcohol, la masiva emigración hacia el norte buscando mejorar las condiciones de vida, la expulsión del sistema de algunos seres humanos que caen como desechos. ¿Si nosotros mismos no nos atrevemos a hablar, quién va a hablar por nosotros? ¿De qué otra manera podríamos dejar de repetir nuestra historia? ¿Cómo puede el psicoanálisis encontrar su lugar en nuestra sociedad y época? ¿Puede un ciudadano ser analista o un analista ser ciudadano? Ser político, no es más que involucrarse activamente en la vida de la polis, salir del refugio ofrecido por la clínica o las instituciones que nos albergan y exponernos a los acontecimientos de la ciudad. Al respecto advierte Eric Laurent: “Hay que pasar del analista encerrado en su reserva, crítico, a un analista que participa, un analista sensible a las formas de segregación” (1), un analista capaz de entender qué funciones le corresponden en la actualidad. Es fácil confundirnos y pensar que no hay posibilidad de diálogo entre psicoanálisis y política, que son opuestos, y hasta cierto punto eso es cierto. Para Lacan, el psicoanálisis es el reverso de la política. El psicoanálisis no vive de la nostalgia de un absoluto, no promete ninguna utopía, ni ubica sus esperanzas en los cambios de orden político, no le apuesta ciegamente a los ideales. Todo lo contrario, sustrae al sujeto de la escena pública y lo separa de sus identificaciones. En Psicoanálisis y Política Miller dice: “(…) el psicoanalista va contra las identificaciones del sujeto, las deshace una por una, las hace caer como las capas de una cebolla. Por este hecho devuelve al sujeto a su vacuidad primordial, lo que por la misma razón, libera al fantasma inconsciente que ordena las elecciones y su destino, (…) De ello resultará una posibilidad inédita para el sujeto de “atravesar” su fantasma, y tener un nuevo punto de partida” (2). 100


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El psicoanálisis, al contrario de la política, no se ocupa de las masas, busca al sujeto, uno por uno. No persigue la adaptación, ni los universales, ni una misma solución para todos. Nos dice Miller en Sutilezas Analíticas que el psicoanálisis “representa justamente la reivindicación, la rebelión del no como todo el mundo, el derecho a una desviación experimentada como tal, que no se mide con ninguna norma. Esta desviación afirma su singularidad y es incompatible con un totalitarismo, con un para todo x” (3)

Tanto Freud como Lacan fueron hombres con horizontes profundamente políticos. Ninguno sentía nostalgia por el pasado, ni tampoco tenía grandes esperanzas en el futuro. Comprendían que la cultura estaba atravesada por el malestar y desconfiaban de los ideales, de las promesas y de los sistemas.

“El desafío reside en vencer el miedo y recuperar la palabra: aún en países como el nuestro es posible, no sólo posible sino urgente, ocupar los espacios que se nos presentan en la clínica y en las instituciones, participar en la formulación de políticas, en los comités, en la toma de decisiones. Perder el miedo de que nuestros hallazgos en la clínica o en las instituciones donde estemos insertos tenga una repercusión en la vida social.”

Con relación a la pasión con la que los analistas defienden la singularidad, Laurent nos advierte: “El analista, más allá de las pasiones narcisistas de las diferencias, tiene que ayudar, pero con otros, sin pensar que es el único que está en esa posición. Así, con otros, ha de ayudar a impedir que en nombre de la universalidad o de cualquier universal, ya sea humanista o antihumanista, se olvide la particularidad de cada uno” (4). Este rescate es una lucha frontal contra un sistema que intenta homogeneizarnos, borrar las diferencias y que califica como subversivo todo intento de cuestionar el statu quo o de conservar las singularidades.

¿En dónde situamos políticamente al psicoanálisis? Miller no lo califica como progresista, tampoco como reaccionario, menos aún de revolucionario. Sin embargo lo nombra subversivo porque “(…) va contra las identificaciones, los ideales, los significantes amos”(5). Agrega que “(…) es subversivo, mientras que los psicoanalistas son espontáneamente conservadores. Y legítimamente, pues esa conmoción simbólica se pagará”(6). Cada analista, uno por uno, paga reconociendo las consecuencias de su acción.

Freud incluso consideraba la política, el afán de gobernar, como una de las profesiones imposibles, pues sabía del no-todo gobernable de la condición humana. Sin embargo, escribir en 1915 “soy partidario de una vida sexual infinitamente más libre…” tendría repercusiones en la vida política de la sociedad victoriana de su época, es un hombre que desafía las estructuras de su tiempo y cuestiona las maneras impuestas por el Estado de regular el goce. Se convierte en abanderado de la idea de que la liberación sexual podía contribuir a aliviar el sufrimiento humano.

Un claro ejemplo de una respuesta a los acontecimientos de su tiempo, fue la de Lacan a los estudiantes cuando en el marco de las protestas del Mayo francés les advierte que están buscando un nuevo amo y les augura que lo tendrán. Es una respuesta radicalmente distinta a la de muchos otros intelectuales de la época, quienes salen a protestar junto con los estudiantes y los instan a que continúen las revueltas. Lacan toma distancia de los acontecimientos e invita a los jóvenes a la lucidez. Hacer una relectura de los textos de Freud y de Lacan bajo la óptica de su implicación en la vida social de sus épocas es fascinante, pues ambos supieron leer los signos de su tiempo y resistirse a aquello que atentaba contra la condición humana, la dignidad y la vida misma. 101


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Miller nos advierte que el hecho de decirse psicoanalista implica necesariamente una elección política. “Aquel que practica el psicoanálisis, lógicamente, debe querer las condiciones materiales de esta práctica. La primera es la existencia de una sociedad civil en un sentido propio, como distinta al Estado”. Y agrega, “el psicoanálisis no existe donde no está permitido ironizar, cuestionar los ideales de la ciudad, sin tener que beber la cicuta. Es incompatible, entonces, con todo orden de tipo totalitario, que reúne en las mismas manos lo político, lo social, lo económico, incluso lo religioso”(7). El párrafo anterior evidencia la apuesta del psicoanálisis por el fortalecimiento de la sociedad civil y el debate democrático, después de la caída de los ideales es la única vía de tomar partido y resistir a los embates del discurso capitalista, del empuje al consumo y a convertirnos en objetos, a la eliminación de las diferencias y la degradación de la condición humana. El desafío reside en vencer el miedo y recuperar la palabra: aún en países como el nuestro es posible, no sólo posible sino urgente, ocupar los espacios que se nos presentan en la clínica y en las instituciones, participar en la formulación de políticas, en los comités, en la toma de decisiones. Perder el miedo de que nuestros hallazgos en la clínica o en las instituciones donde estemos insertos tenga una repercusión en la vida social.

decir silencioso distinto del silencio. El decir silencioso implica tomar partida de una manera activa, silenciar la dinámica de grupo que rodea a cualquier organización social”(8). El analista ciudadano es el que hace ruido para impedir que el horror siga poblando nuestra existencia, hace lazo con los otros para que resuene la voz, no es cómplice del taponamiento de las falsas ilusiones, no consiente al engaño ni a las imposturas… un analista que apuesta por la vida es el que le pierde el miedo a las palabras. 1

Laurent, Eric. El Analista Ciudadano, en Psicoanálisis y Salud Mental. Editorial Tres Haches. Buenos Aires, Argentina, 2000. Pág. 115 2 Miller, Jacques-Alain. Psicoanálisis y Política. Colección Orientación Lacaniana. EOL/Grama. Buenos Aires, 2004. Pág. 21 3 Miller, Jacques-Alain. Sutilezas Analíticas. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina, 2011. Pág. 36 4 Laurent, Eric. El Analista Ciudadano, en Psicoanálisis y Salud Mental. Editorial Tres Haches. Buenos Aires, Argentina, 2000. Pág. 116 5 Miller, Jacques-Alain. Psicoanálisis y Política. Colección Orientación Lacaniana. EOL/Grama. Buenos Aires, 2004. Pág. 29 6 Miller, Jacques-Alain. Psicoanálisis y Política. Colección Orientación Lacaniana. EOL/Grama. Buenos Aires, 2004. Pág. 30 7 Miller, Jacques-Alain. Psicoanálisis y Política. Colección Orientación Lacaniana. EOL/Grama. Buenos Aires, 2004. Pág. 27 8 Laurent, Eric. El Analista Ciudadano, en Psicoanálisis y Salud Mental. Editorial Tres Haches. Buenos Aires, Argentina, 2000. Pág. 115

Es este el camino del analista ciudadano, no el camino de la militancia y la sustitución de un ideal que ha caído por otro nuevo. Es desde un lugar donde las certezas están suspendidas y las identificaciones han caído, que se puede poner al psicoanálisis al servicio de la política desidealizada e incidir en la opinión pública. Laurent nos invita a hacerlo cuando nos dice que “el analista (…) debe intervenir con su decir silencioso. El analista vacío (..) en una institución, en cualquier discurso institucional no ha de ser de ninguna manera un analista borrado. Es el que sabe participar con su decir silencioso, 102


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El psicoanalista en movimiento

Ruido de fondo: Psicoanálisis y política Por: Claudia González (NEL-Guatemala) El psicoanálisis es el reverso de la política, sin embargo la política es el inconsciente, nos dice J.A Miller. Por esto último, como analistas, la política nos concierne. Y es que el psicoanálisis conlleva el desmontaje de las identificaciones, la desconfianza en las ideas (y en los ideales) que constituyen los campos de la política y de la economía, sus conceptos. También conlleva la increencia en el destino y en que una vida se rija por leyes de hierro, aunque las avale la ciencia.

discursos que desde el inicio de la modernidad "han empezado a destruir la estructura tradicional de la experiencia humana”. Como concluye Miller, “la dominación combinada de los dos discursos, cada uno apoyando al otro, ha crecido a un punto tal que ha logrado destruir [...] hasta los fundamentos más profundos de dicha tradición." (3) Pero en Guatemala, este involucrarse no se puede hacer de la misma manera que en Francia, España, Bélgica o Nueva York, no se puede hacer igual que en Ecuador, Miami o México. Guatemala, como cada uno de los países mencionados, tiene sus coordenadas históricas, culturales y sociales propias, que deben tomarse en cuenta. Es importante que interpretemos lo que está pasando en Guatemala hoy, en esta Guatemala diversa y de tantos contrastes y conflictos; que la política que hacemos tenga en cuenta los síntomas particulares de nuestro país, los temas a debatir en relación a lo que acontece día a día y según lo que está presente en lo social.

Plaza Central de Antigua - Guatemala

Una psicoanalista detenida y retenida por las fuerzas sirias. En su comunicado del 13 de septiembre de 2011 (1), Miller, en relación a la liberación de Rafah, hace un llamado a las Escuelas del Campo Freudiano a involucrarse activamente -pero pacíficamente- en los aconteceres de la política actual, a que se haga "tanto ruido como se pueda" ante las cuestiones "sociales", ante el montaje de la realidad que hay en cada lugar en donde el psicoanálisis vive, en donde hay psicoanalistas.

El tema de la evaluación, en su día, fue importante en Francia y Europa. Así lo interpretó Miller, y en torno a ese tema se llevaron a cabo debates diversos, encuentros, etc. Me parece que en Guatemala, temas como la violencia, la "violencia de género", el narcotráfico, los monopolios, la identificación de los desaparecidos en la guerra, la corrupción, etc., ocupan un lugar central en columnas de periódicos y noticias en general, conformando temas que deben ocupar también al psicoanálisis.

Nos dice también que "El psicoanálisis, la práctica de la asociación libre, es parte integrante de este momento, a mismo título que el iPad, iPhone, Facebook, Google, Go Go Girls, Lady Gaga, The Huffington Post, The Daily Show with Jon Stewart, and the whole megillah" (2). Se refiere así a este momento en que el capitalismo y la ciencia se constituyen como los dos discursos prevalentes,

En Guatemala no son muchos los que tienen iPhone o iPad aunque sí sabemos que hay más celulares que personas. En este país, un mínimo porcentaje de la población llega a realizar estudios universitarios, y de los que llegan a la Universidad, muchos se dirigen a la universidad pública (en donde se paga una media de $11.00 al año por matrícula). 103


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Así como solo pequeños grupos de guatemaltecos acceden al iPad o iPhone, son pocos los que viajan cada año, asisten a universidades privadas, viven una vida que en sociología llamaríamos burguesa. Por eso es necesario recordar que son minoría en este país en donde estamos intentando que el psicoanálisis se difunda más y sea algo a lo que la gente de la ciudad, de nuestra polis, muy en particular los estudiantes, se acerquen. Podemos dirigirnos solo a unos, pero esto va en contra de tomar al psicoanálisis como una cuestión social, de convertirlo en una cuestión social.

siendo más una política de pequeñas frases que de ideales, de partidos populistas desechables, de charlatanerías que no dan lugar a ningún debate serio. En esto último también, nuestro país es un ejemplo de primer orden de lo que Miller denuncia en la política actual: "el debate público se desarrolla sobre un fondo de increencia, de engaño, de manipulación declarada y consentida" (5)En efecto, solo hace falta leer los diarios y los comentarios de los lectores para darse cuenta de hasta qué punto esto es cierto en Guatemala. Aunque cierta libertad es una condición para el psicoanálisis, sabemos bien que el liberalismo no es su condición política ni económica necesaria: eso sería aliarse con el capitalismo más desvergonzado. Pero tampoco es el marxismo su condición política, ni el psicoanálisis debe aliarse con utopías que fracasaron: eso sería seguir creyendo que lo simbólico lo puede salvar todo. Sin embargo, como dice Jorge Alemán, el único duelo posible de Marx es Lacan. Y ello a partir del análisis que Lacan lleva a cabo de la plusvalía descubierta por Marx. Esto quiere decir que la política del psicoanálisis parte de la constatación de que hay un exceso que el sistema simbólico no puede controlar, de tal manera que es condicionado por él, incluso queda sometido a él.

Es importante que interpretemos lo que está pasando en Guatemala hoy, en esta Guatemala diversa y de tantos contrastes y conflictos; que la política que hacemos tenga en cuenta los síntomas particulares de nuestro país, los temas a debatir en relación a lo que acontece día a día y según lo que está presente en lo social.

Queremos que el psicoanálisis, en un principio, sea más accesible, que provoque más transferencias, que la gente quiera saber de él, y eso pasa también por hacer una política que lo ponga más al alcance de todos. En provocar debates y, cada vez que podamos, participar de espacios públicos. Cito una vez más a Miller: "El psicoanálisis hace causa común con la libertad de expresión y el pluralismo. Mientras la división del trabajo, la democracia y el individualismo no hayan producido sus estragos, no habrá lugar para el psicoanálisis." (4)

Me parece que Guatemala cumple esta condición: es un lugar para el psicoanálisis , pues en ella vemos --si los queremos ver-- esos estragos, junto a muchos otros: las consecuencias de 36 años de conflicto armado interno, una oligarquía cínica, un 80% de personas pobres, a lo que se suma, más recientemente, una democracia falaz que, desde Vinicio Cerezo, viene funcionando llevando al extremo ciertos síntomas de la política contemporánea: basada fundamentalmente en la publicidad,

La estructura no se puede pensar sin lo real, que emerge en ella siempre bajo la modalidad de lo imposible, empezando por este imposible de controlar. Imposible que a veces adquiere la forma de una falta, de un defecto, a veces la forma de un exceso, el plus de goce al que apunta Lacan ya en el seminario XVI. 104


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La incapacidad del discurso del amo para regular ese goce en exceso es la que, un año más tarde, en el seminario XVII, se explica por la repetición significante, que incluida en la estructura mínima del discurso y es en sí misma medio de goce. Esta matriz constituye a su vez lo esencial de la relectura, por parte de Lacan, del Malestar en la cultura freudiano, e inaugura así toda una vía original de cuestionamiento del discurso político. La cuestión de lo real queda, pues, en el centro de la interrogación lacaniana de lo social y lo político. Entonces, si el psicoanálisis es una cuestión social ¿de qué "social" y de que "política" hablamos cuando hablamos del psicoanálisis en Guatemala? Me parece que hay una relación problemática entre política y ética, puesta de relieve por Miller de un modo que nos puede orientar en este cuestionamiento. Para esto tomaré una cita de "La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica" donde reflexiona a partir de un juego de palabras con las palabras francesas éthique y étiquette: "¡Es lo mismo! la ética --como etiqueta-- es un discurso que pretende decir lo que debe preceder y lo que debe seguir.

Estos aparatos están en Guatemala muy marcados por las coordenadas de su historia, entre las que puedo mencionar la resistencia pacífica de los indios al ser conquistados y colonizados por los españoles, una independencia criollista, una colonia con elementos particulares como el repartimiento y la encomienda, su oligarquía que reina con privilegios casi feudales desde hace varios siglos, la militarización de la sociedad, sus largas dictaduras, su cercanía con Estados Unidos, la situación, más reciente, de ser un país “corredor” de la droga. Aunque, por otra parte, se puede decir que en Guatemala estamos en una época de transición. No se sabe del todo el destino que van a tener estos discursos, las transformaciones que experimentan y experimentarán. Pero hay que tenerlos a la vista cuando se trata de pensar un modo de incidir en lo político desde el psicoanálisis, una política lacaniana. Y ello desde la posición y con las herramientas que nos da el discurso propio del psicoanálisis, con su modo específico de introducir la cuestión de la ética, que no es el de la filosofía.

Hay sin embargo una diferencia: la ética es una etiqueta que se volvió problemática, comienza cuando ya no hay etiqueta para decir quién es quién y en qué lugar hay que ubicarse. La ética es la ausencia de una etiqueta, es, en definitiva, su búsqueda. Tal vez cuando se tiene la etiqueta se puede prescindir de la ética. Solo veo ventajas en pasar de la ética del psicoanálisis a la etiqueta del psicoanálisis..." (6)

Desde los orígenes de lo que conocemos como el campo de la ética, es decir, con la filosofía y más precisamente con la "Ética Nicomaquea" de Aristóteles, nos damos cuenta que la ética va dictando caminos. Es una suerte de representación ideal, las más de las veces superyoica, que intenta tratar lo real sin ley, pero que acaba cayendo en sus paradojas. Aristóteles apuntaba a una vida virtuosa, su ética era teleológica, mientras que la de Platón era más bien una ética eudemonista.

Me parece que actualmente, en Guatemala, algo de la ética está en un impasse, porque lo que hay de sobra son etiquetas. Hay etiquetas de clase (básicamente “rico” o “pobre”), de universidad, de colegio y escuela, de lengua y vestimenta étnica, de “grupo social”, de pseudo políticos de derecha o izquierda, etc. Podemos situar una serie de discursos dominantes entendiéndolos, con Lacan, como dispositivos de etiquetar.

De estas dos opciones parten los diversos caminos que luego se han seguido. Por ejemplo, el que le convino seguir a la Iglesia Católica, que con el pensamiento tomista desarrolló la perspectiva aristotélica. O, en el extremo opuesto, el utilitarismo, que con Bentham planteó la cuestión del Bien, en su expresión política, como brindar el mayor placer al mayor número de personas. 105


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Así, el Bien, el Mal, las pasiones, la razón, el deseo, Dios, las sensaciones, son conceptos que han estado en el centro de los planteamientos de la Ética occidental. Pero ninguna ética filosófica ha introducido como fundamental la cuestión del sujeto, la dimensión del uno por uno, sin referencial al universal. Ninguna ha planteado la cuestión ética de un modo que no la remita a los ideales. La ética Nietszcheana habla de su caída, pero apunta más bien a un nihilismo y a la genealogía de la moral a partir de la nobleza y la aristocracia. Es una novedad radical del psicoanálisis remitir lo ético a un sujeto que se enfrenta a un real más allá de toda garantía. Y no para caer en el nihilismo, sino para acentuar la responsabilidad del sujeto en su relación con lo real. Relación que está, por otra parte, en el origen de la cuestión ética misma, así como en el origen de la política. Y si la tragedia es una de las primeras huellas, en la historia de la cultura, del atisbo de la inconsistencia del Otro frente al problema de lo real del goce, no es casualidad que la ética y la política hayan surgido --en este orden-- a partir de la tragedia, momento fundamental en la constitución del discurso de la polis. Encontramos las huellas de la tragedia ya en Homero, en cuyas obras se habla del héroe enfrentado a las paradojas del goce y la ley. Será ese tipo de conflicto el que los atenienses llevarán al teatro, donde ese conflicto adquiere la dimensión de lo social a través del coro encargado de formular preguntas, juicios y valoraciones sobre los problemas que se presentaban en el comportamiento de los personajes. Es en la reflexión y el debate representados por el coro que encontramos la huella de la polis, el origen de lo político. Ya no se trataba de los dioses sino de lo que opinaban los ciudadanos. Aunque el discurso filosófico tenderá luego a oscurecer lo que se apunta en el origen, la mitología griega y la tragedia plantean que la reflexión ética es inseparable de la idea de cómo en el comportamiento humano influyen deseos y pasiones que ninguna ley, ni divina ni política, parece poder regular. De ahí que

Lacan, cuando inaugura, en su seminario La ética, una reflexión sobre una ética que se oriente por lo real, no por los ideales, retome figuras de la mitología y de la tragedia griega. Como podemos ver en su análisis de la figura de Antígona, en su conflicto con Creón, la democracia entonces deviene trágica y la tragedia un arte político. El psicoanálisis, desde Freud, retoma por otra vía esta reflexión sobre el nudo entre lo social, lo político, y lo real del goce. Y lo hace, en gran medida, poniendo en cuestión categorías como las del “bien” y el “mal”, tan presentes en el discurso de la ética filosófica y en el de la política. En su examen de la tragedia, Lacan examina y pone en cuestión la validez de esas categorías cuando se trata del inconsciente, del deseo, del goce. El bien y el mal han estado sujetos a definiciones históricas, referidas a los discursos dominantes en cada época. Pero el psicoanalista, en su acto, no se detiene ante ese límite que para cada sujeto se alza como una poderosa muralla en la vía de su deseo y del reconocimiento de su modo de gozar. Es innegable que ese vuelco en la reflexión ética provocado por el psicoanálisis ocupa ya un lugar en los debates contemporáneos, tanto en la filosofía como en la reflexión política. Así A. Badiou dice que solo puede haber éticas particulares pues las demás están orientadas a un "para todos", por lo que hacen caer al sujeto en las paradojas del “Bien” y del “Mal”. Por otra parte, recogiendo la problematización por parte del psicoanálisis de la noción de identidad y alteridad, afirma que “toda la predicación ética sobre el otro y su 'reconocimiento' debe ser pura y simplemente abandonada ya que la verdadera cuestión, extraordinariamente difícil, es en todo caso la del reconocimiento de lo Mismo”. (7) Los psicoanalistas no deben retroceder, por lo tanto, ante el lugar que ya les corresponde en el debate contemporáneo. La política del psicoanálisis es 106


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inseparable de su ética propia, cuya primera condición es hacer un lugar para que el inconsciente "haga ruido". Es así como el psicoanálisis debe hacer todo el ruido posible, convertirse en lo que propongo llamar un ruido de fondo (en las mediciones acústicas se le llama así a todo ruido indeseado que provoca que la medición del ruido medido se vea alterado). Pero esto, al mismo tiempo, no puede llevarse a cabo si se olvida que la política del psicoanálisis tiene su expresión primera y más fundamental en la cura misma. Por eso la política ocupa un lugar en el tríptico que sostiene la dirección de la cura, como nos lo dice Lacan en su escrito que lleva este mismo nombre: "El analista es aun menos libre en aquello que domina estrategia y táctica: a saber, su política, en la cual haría mejor en ubicarse por su carencia de ser que por su ser." (8)El ser, entonces, está en el nivel de la política y la política va en dirección de la respuesta a la pregunta: ¿qué se trata de obtener?, ¿en qué dirección va lo que proponemos, hacemos y decimos?

icion=13&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=2468&intIdiomaArticulo=1. Consultado en septiembre de 2012. 4Miller, J.A. Anguila. Página 12. 26 de abril de 2012. En línea: http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-192679-2012-04-26.html. Consultado en agosto de 2012. 5Ibid. 6Miller, J.A. La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. P. 11, Paidós. 2003. Buenos Aires. 7Badiou, A. Ensayo sobre la conciencia del mal. En línea. Consultado en septiembre de 2012 en http://www.elortiba.org/badiou.html. 8Lacan, J. La dirección de la cura, en Escritos 2. P. 569. Siglo XXI Editores. 2002. Argentina.

En todo caso, la verdadera dimensión de lo que caracteriza a la política del psicoanálisis se aclara en la reflexión sobre el final de análisis. En efecto, lo que está en juego no es un reforzamiento del ser, de las identificaciones, sino su cuestionamiento, en la dirección de un deser. Es partiendo del “horizonte deshabitado del ser” como el analista hace su política, desde ahí debe hacer todo ese "ruido posible" al que llama Miller, desde ahí debe cuestionar ciertos semblantes y su relación con lo real pero también ciertas invenciones que disfrazan lo real que siempre está en juego en lo social y en lo político. 1 Miller, J.A. Comunicado de J. A. Miller. 13 de septiembre 2011, Paris. En línea: http://liberadarafah.blogspot.com/2011/10/comunicado-de-jacques-alain-miller.html. Consultado en agosto de 2012. 2Ibid. 3Miller, J.A. Presentación de IXº Congreso de la AMP, Conferencia de Jacques-Alain Miller. En línea: http://www.wapol.org/es/articulos/Template.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=38&intEd 107


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El psicoanalista en movimiento

No cabe duda que la última oración del Comunicado constituye una “provocación” pues al remitirnos a su etimología(2) encontramos que “provocar” procede del latín provocāre y está formado por el prefijo pro- (hacia adelante) – y el verbo vocare – (llamar) – Se trata entonces de llamar para hacer salir, incitar, estimular. Provocación que conviene elucidar dado que fácilmente puede producir un efecto de consigna, de slogan, y ya en Los Signos del Goce, el mismo Miller señaló que el slogan “es el grito de guerra de un clan” y que “Ya hay demasiado en el psicoanálisis que empuja necesariamente al clan…”(3).

Après- coup Por: Lorena Greñas (NEL-Guatemala) Un año atrás, Rafah Nached, una analista siria es encarcelada, “birlada”, “borrada” como consecuencia de una “política de represión sin piedad”. Para alguien que creció en Guatemala durante el Conflicto Armado Interno, la resonancia de aquel horror es ineludible.

Antigua-Guatemala

La desaparición de Rafah genera una respuesta inmediata, oportuna y solidaria de la AMP, sus Escuelas y el Campo Freudiano a partir de un comunicado de JAMiller en el que solicita “hacer tanto ruido como se pueda para intimidar si es posible, a los asesinos revestidos de la autoridad del Estado Sirio o lo que queda de él”. Sin embargo, Miller va más allá y afirma que el asunto de Rafah encierra una apuesta mayor dado que el psicoanálisis en el S. XXI se ha tornado una cuestión social. Se trata, dice él “… que en todas partes, se vuelva ahora una fuerza material, una fuerza política.” (1) Luego de un periodo de desasosiego y malestar que me produce leer dicha frase, y que enlazo al terror que nos acompañó durante tantos años, dejando como saldo una “cultura del silencio”, comienzo a reflexionar…

En esa línea, en su último Informe Moral y de Gestión del Presidente de la AMP, Leonardo Gorostiza señala: “… en algunos casos, me pareció percibir que la aparición en la escena política de nuestra orientación podía llevar a un cierto deslizamiento. Porque cada vez que en tanto psicoanalistas nos entrometemos en lo político, corremos el riesgo de deslizarnos hacia los fenómenos de masa o de confundir la política del psicoanálisis con políticas partidarias.” (4) Cabe interrogarse sobre cuál es la articulación, si la hay, entre el psicoanálisis y lo político. Al respecto, Luis Tudanca dice: “No hay relación entre lo político y el psicoanálisis, hay lazo.” (5)Recordemos que para Lacan el discurso es lazo social y que no hay discurso, incluso el analítico que no sea de goce, que no implique un modo de tramitarlo. Así, Tudanca afirma, “Si lo político agujerea al psicoanálisis, éste interpreta a lo político. De allí que una manera de pensar psicoanálisis y política es bajo la forma de una política del síntoma”. (6)

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En La Tercera (7), Lacan se refiere a las distintas maneras en que ha abordado lo Creo que esa “política de la modestia anti universal” implica iniciar la pregunta y la Real: 1º. Lo que vuelve siempre al mismo lugar; 2º. A partir de lo imposible de una reflexión sobre las dificultades en los lazos dentro del mismo seno de la Escuela modalidad lógica, 3º. A partir del síntoma. Entonces afirma: “Llamo síntoma a lo pues recordemos que Lacan señaló que “…este término [Escuela] debe ser tomado que viene de lo real”. Más adelante dirá: “lo real en tanto pone cruz para que las en el sentido que antiguamente se le daba a ciertos lugares de refugio, incluso de cosas anden, que anden para dar cuenta de sí mismas de manera satisfactoria”.(8) bases de operación contra lo que ya podía llamarse malestar en la cultura” (11). Se trata de un “no andar” que es del Solo así, la Escuela podrá constituirse en un orden del agujero y, por lo tanto no hay “enclave” fundamentado en la lógica del posibilidad de que algún día llegue a “La orientación por lo real me permite enlazar el Affaire No-Todo que implica también una lógica andar. Asimismo, aclara: “Sólo hay un heterodoxa de la extimidad que de Rafah Nached, nuestro Conflicto Armado Interno y la síntoma social: cada individuo es fundamente la acción del analista precariedad de los lazos sociales en la actualidad pues realmente un proletario, es decir, no tiene ciudadano. ningún discurso con qué hacer lazo como señala Laurent: ´Los paradigmas del confort son los social…” (9) En esa línea, es pertinente lo que Tudanca momentos en los cuales funciona el automatón, y uno señala al abordar la interpretación desde el olvida que el lazo social se fundamenta en la crisis, en el La orientación por lo real me permite psicoanálisis para lo político: “… que en el terror. Este drama es subyacente al lazo social´” enlazar el Affaire de Rafah Nached, límite el psicoanálisis apunta a un fuera de nuestro Conflicto Armado Interno y la sentido que todo sentido tapona y lo que se precariedad de los lazos sociales en la puede esperar de un psicoanalista, en ese actualidad pues como señala Laurent: “Los paradigmas del confort son los límite, es un saber acerca de cuándo la palabra no hace bien en absoluto […] momentos en los cuales funciona el automatón, y uno olvida que el lazo social se fundamenta en la crisis, en el terror. Este drama es subyacente al lazo social”. (10) Es que el peligro de cualquier opinión es el cierre que provoca si aparece instalando una verdad que aspiraría a ser toda”. Así, se pregunta “¿cómo lograr También en el informe moral, Gorostiza recuerda una fórmula que le orienta y que ante cualquier circunstancia en la que haya que intervenir sostener que la verdad obtuvo en una soirée de la ECF sobre la clínica del autismo que dice: “Cada vez que sólo puede decirse a medias? Pero además que de la suma de las supuestas haya un empuje a la “extrusión” del psicoanálisis, es decir, un rechazo al agujero, verdades parciales no se logrará jamás obtener la verdad toda. Lacan dio una debemos responder con la “intrusión” del psicoanálisis en la política. ¿Y cómo? orientación que, si bien está referida a la clínica, no se privó de extenderla a lo Con una política de la “modestia anti universal”, con una lógica heterodoxa de la social con el valor explícito de impedir el cierre. Se trata de medio decir algo que extimidad, recordándole a los políticos que hay siempre un agujero, es no coagule sentido e impida su proliferación. Medio decir que apunta a la decir, que hay inconsciente.” incompletud y aún a la inconsistencia”. (12) 109


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Me parece que a eso apunta lo que señala Miller en el 2008 y que Gorostiza recuerda en su último informe: “…no serviría para nada a los psicoanalistas proyectar sin mediación en lo universal su política, sus principio, su ética, reclamando la adhesión de todos denunciando un mundo que sacrifica toda singularidad a la estadística.” (…) Porque “… el mundo no se conformará al deseo del analista. Nos toca a nosotros actuar, a través de mediaciones complejas, para que ese deseo dure.” Asimismo, en Una Fantasía,(13) Miller indica que la práctica lacaniana no puede tener otro principio, si se distingue de las otras, que "eso fracasa". Fracaso que, como señala Miller, “es la manifestación de la relación a un imposible”. Así, surge lo que Beatriz Udenio escribió como Final de Viaje (14), luego de su visita a Guatemala poco antes del affaire de Rafah Nached: “Vuelve a mi recuerdo la frase que alguien comentó haber oído decir y me retornó día tras día en ese país: «el psicoanálisis no es para Guatemala». Y continúa, “Fui elucidando esta afirmación con el correr de los días. Durante el trabajo que realizamos, palpando la recepción de lo que les proponía, pero también escuchando a los colegas que están desde hace varios años bregando por insertar el psicoanálisis lacaniano en un lugar destacado entre las enseñanzas universitarias y, sobre todo, transmitir el valor de nuestra práctica, reñida con los emblemas imperialistas y sus ofertas de consumo masivas. «Estamos muy cerca de Miami», me decía una colega, y se notaba en su decir el peso que representaba para ellos remar contra esa poderosa corriente que marca, también, las ofertas terapéuticas difundidas. Fue entonces cuando capté en qué el punto de lo transmitido en estos días abría la vía de lo posible: habíamos girado, vuelta tras vuelta, alrededor del fundamento de

una práctica que sostiene en su centro el valor de una imposibilidad: “impossible… is something”! Pienso, entonces, que justamente por ser esta ciudad lo que es, el psicoanálisis, y lacaniano, sí es para Guatemala, a condición de poder seguir haciendo resonar con pequeñas incidencias, el valor fundante de ese imposible. Quiero finalizar con un fragmento del poema Plegaria contra el Silencio del poeta y dramaturgo guatemalteco Manuel José Arce (1935-1985) quien se vio obligado a ir al exilio a raíz del Conflicto Armado Interno: “Aquí está mi palabra: te la entrego. Con ella digo mi razón de vida, mi alegría, mis hechos y mi miedo. Aquí está mi palabra. Me la dieron mis padres cuando di mi primer paso, mi primer balbuceo. Desde entonces la cuido, la exalto, la honro, la defiendo. Ella es la que me lleva hasta tu oído, ella es la que te da mi pensamiento. Con ella digo amo, con ella digo existo, con ella digo odio, con ella digo quiero, con ella digo todo lo que soy, lo que siento, lo que tengo. Aquí está mi palabra, y si yo te la entrego dame también la tuya, ven hablemos. La palabra es vida: al principio fue el verbo ( la muerte es un profundo y desolado silencio). […] Aquí está mi palabra: te la entrego. 110


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Hablando se entiende la gente. Ven hablemos y olvidemos un mundo de egoísmos, un mundo de silencio y de mentiras, de palabras sin eco y sin recuerdo. La tierra esta llenándose de muerte. Conversemos.”

Comunicado de JA-Miller, 13 de septiembre de 2011, París. Consultado en www.etimologias.dechile.net 3Miller, J.A. (1999) Los signos del goce. Argentina: Editorial Paidós. p. 12 4 Gorostiza, L. Asamblea General – Informe moral y de gestión del Presidente de la AMP en www.wapol.org 5 Tudanca, L. (2006). De lo político a lo impolítico. Buenos Aires: Serie Tri. Grama Ediciones. Pag. 11 6Op. Cit. Pag. 11 7 Lacan, J. La tercera en Intervenciones y Textos 2. 1ª. Ed. 6ª. Reimp. Buenos Aires: Manantial 2007. Pags. 81 - 84 8 Idem 84 9 Idem Pag. 86 10 Laurent. E. El Reverso del Lazo y la AMP en El goce sin rostro. Psicoanálisis y política de las identidades. 1ª. Ed. Buenos Aires: Tres Haches. 2010. Pag. 92 11 En wapol.org consultado el 23 de septiembre de 2012 12 Op. Cit. Pag 17 13Miller, J.A. Una fantasía. Conferencia en Comandatuba. En http://www.congresoamp.com 14Udenio, Beatriz. Final de Viaje. Agosto de 2011. 1 2

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Psicoanalista en la biblioteca

Bitácora Lacaniana Nº 1 NEL Bitácora Lacaniana es la Revista de la NEL, su publicación impresa es un acontecimiento en el marco de la celebración de los 10 años de la Escuela. Una primera vez que tiene el valor de acto y, como tal, marca un antes y un después en la creación de un dispositivo de Escuela que, al modo de los cuadernos de bitácora, contiene la producción escrita de sus miembros, en enlace con autores de otras Escuelas de la AMP. Es el registro de los movimientos de la Escuela federativa como Escuela Una, en la Orientación Lacaniana. Este número inaugural tiene como tema central el psicoanálisis en el siglo XXI. Un tema lo bastante amplio como para abordar las incidencias clínicas, epistémicas y políticas del psicoanálisis hoy. Treinta textos razonan el tema, repartidos en ocho secciones.

Biblioteca Exeter de Louis Kahn

La Orientación Lacaniana, en este caso es el título general de un curso anual que dicta Jacques-Alain Miller desde el año 1981. Ofrecemos al lector dos textos de él: “La lectura del inconsciente”, una conferencia dictada en Caracas, en 1998, que aborda los fundamentos mismos de la práctica del psicoanálisis a partir de lo escrito en la palabra. 112


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El segundo texto, “¿Gays en análisis?” es el discurso de clausura que dictó en el Coloquio de la ECF, en Niza en 2003, del mismo título. Si la cuestión homosexual a comienzos de este siglo ya no es como se planteaba antes, podemos preguntarnos qué es lo que el psicoanálisis ha enseñado sobre los homosexuales. Es un texto inédito en español publicado con la amable autorización del autor para esta revista. Entrevistas. La primera, a Leonardo Gorostiza, actual Presidente de la AMP, aborda aspectos de una política del psicoanálisis que contempla la singularidad de la NEL en la AMP. La segunda, a Eric Laurent, anterior Presidente de la AMP, conversa sobre los impasses del goce que se manifiestan de manera inédita en este siglo y sobre el problema de las drogas en el mundo, especialmente en los países de América.

Vicisitudes de la práctica analítica intenta responder a cómo ser analista en el siglo XXI. Alicia arenas, Marcela Almanza, María Cristina Giraldo, Gerardo Réquiz, Susana Dicker y Noemí Cinader presentan la singularidad de la práctica. Finalmente, Novedades editoriales comenta las últimas publicaciones en la NEL y en la AMP. Graciela Esperanza, Adolfo Ruiz, Johnny Gavlovski, Elaine Cossío, Ana Viganó y Alicia Arenas buscan acercar al lector a los libros. Bitácora Lacaniana los invita ahora a la lectura de estos textos, piezas sueltas a disposición del lector que sabrá encontrarles una función. Comité Editorial Bitácora Lacaniana

La escuela. Un texto escrito por María Hortensia Cárdenas, especialmente dedicado a los diez años de la NEL, es la oportunidad para discutir los alcances del concepto de Escuela tal como nos transmitió Lacan. La acción lacaniana, que mantiene una tensión entre el discurso psicoanalítico y el discurso del amo contemporáneo, agrupa los textos de Judith Miller, Elisa Alvarenga, Piedad de Spurrier, Jimena Contreras y Laura Arciniegas. En Psicoanálisis y civilización los autores se aproximan al malestar social y a los síntomas de la época. María Elena Lora, Mercedes iglesias, Clara María Holguín y Amílcar Gómez realizan sus elaboraciones. Política del sinthome es la sección dedicada a la última enseñanza de Lacan sobre el final del análisis y el Pase. Graciela Brodsky, Fernando Gómez, Alba Alfaro y Mayra de Hanze presentan un recorrido sobre el tema. 113


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Cómo se forman los analistas NEL-México Me complace presentar la segunda publicación de la NEL Delegación México DF, fruto de una renovada apuesta de trabajo por producir, cada vez, un acercamiento a los interrogantes fundamentales que atraviesan nuestra práctica analítica, orientada por la enseñanza de Lacan. En esta ocasión, nuestro libro tomó como eje la pregunta por la formación del analista, por considerarlo un tópico absolutamente central en nuestra vida de Escuela. De este modo, la pregunta operó como propuesta para convocar a cada analista a intentar cernir, mediante un sesgo singular, ese interrogante; son variados los textos y los modos de abordaje, pero todos y cada uno de ellos nos transmiten la vital importancia del tema. Contamos con el valioso texto de J. A. Miller “Para introducir el efecto –deformación”, que plantea la pregunta sobre cómo opera un analista, destacando que no hay automatismo de la formación, pues la causalidad en juego allí no es unívoca; la cuestión es siempre más sutil, cuando su fin no es solo la adquisición de saberes sino también la aparición de ciertas condiciones subjetivas. Se distinguirán entonces los contenidos epistémicos y la mutación psíquica, que siempre comporta un punto de fuga.

Allí retoma y desarrolla la doctrina más aceptada de Lacan, que pone en el centro de la formación del analista su propio análisis y agrega que, cuando se trata de la formación analítica, hay siempre una tensión (que puede ir hasta la antinomia) en la puesta en cuestión de los saberes específicos, respecto de la operación de transformación subjetiva operada en la cura. Quizás, antinomia y tensión se atenúan ó desaparecen, si se contempla que los saberes existentes bajo el modo exotérico son susceptibles de hallar una transformación inédita en función del análisis del sujeto; “entre los dos extremos, hay lugar para todos los matices, las dosificaciones, todas las finas articulaciones entre la parte éxtima y la parte exotérica de la formación”. Por otra parte, tenemos en este libro el generoso aporte que, sobre el tema, nos hicieron dos colegas de la AMP en ocasión de visitar recientemente nuestra Escuela. En primer lugar, el Seminario “Acto analítico y práctica de la interpretación” a cargo de Xavier Esqué, aborda el estatuto de la interpretación en la práctica analítica distinguiendo en principio la posición de Freud y de Lacan. De este último, diferencia dos grandes modalidades de la interpretación en su enseñanza y sus consecuencias para la cura: la interpretación semántica y la interpretación asemántica. También expuso rigurosamente sobre las diversas modulaciones que va tomando el concepto de acto analítico en la enseñanza de Lacan, en relación al inicio y al final de la cura. Por último, aborda la cuestión del deseo del analista y se pregunta sobre cuál es la naturaleza del deseo que anima al analista en su práctica; interrogante fundamental 114


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para el tema de la formación del analista, que a su vez enlaza en su exposición con el tema del pase y de su propia experiencia como AE. En segundo lugar, tenemos el texto de Patrick Monribot, “¿Porqué una Escuela Lacaniana de Psicoanálisis?” que nos introduce en la importancia de considerar a la Escuela como experiencia colectiva necesaria para la supervivencia del psicoanálisis, pues es vital la inscripción de la formación en una institución para asegurar la dimensión política del psicoanálisis, que a su vez preservará las dimensiones clínicas y epistemológicas. Nos expone estos interrogantes: “¿qué uso hacer del ideal en una Escuela que tiene en cuenta lo real? ¿cómo asociarse sin enmascarar lo real que constituye el objetivo de su práctica?”. En esta vía, nuestro colega se refiere a la particularidad del dispositivo del Pase, la función de lo éxtimo en una Escuela, la consideración de la misma en su proximidad con el no-todo y el punto de afinidad esencial con la posición femenina (cuestión que desarrolla, particularmente, a partir de su testimonio como AE).

Por último, los miembros y asociados de la NEL - Delegación México DF también hicieron su aporte al tema que nos convoca; cada uno con su estilo singular, pero bajo la perspectiva común que implica un trabajo de Escuela. Así, Marcela Almanza, Viviana Berger, Elaine Cossío, Fernando Eseverri, Faride Herrán, y Ana Viganó escribieron diversos textos que se suman, ahora desde esta nueva publicación, a una labor institucional que crece día a día desde hace ya varios años. Queremos agradecer a todos aquellos que hicieron posible la realización de este libro, pues la serie de elaboraciones conceptuales, cuestionamientos y reflexiones que cada uno de los autores produjo en este marco de Escuela, vivifica el anudamiento posible entre el trabajo de la transferencia y la transferencia de trabajo; esperamos que su lectura se constituya, para cada quién, en un nuevo aporte para situar su relación al psicoanálisis. Marcela Almanza Coordinadora de la NEL-Delegación México DF

Además, este libro incluye un interesante texto de Piedad Ortega de Spurrier “No hay el analista”, que explora los aspectos propios de la época que inciden en la práctica del analista y aquello que nos conmina a pensar, nuevamente, en torno a la formación, a la luz de las nuevas formas de malestar. Examina entonces el estatuto de la creencia y del amor en la época del Otro que no existe, las exigencias del amor y sus contratiempos, el discurso posmoderno y el goce. A partir de allí, se pregunta por el lugar que le cabe al psicoanalista hoy, para intentar reintroducir al síntoma en sus posibilidades de evocación y creación para que el sujeto pueda alojarse en otro discurso.

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SOL III NEL-Bogotá Seminario de Orientación Lacaniana , en su tercera versión SOL-III, se compone de dos partes principales:La primera, bajo el título Seminario y subtítulo La novedad del inconsciente, reúne el seminario teórico, realizado durante el año de 2011, con invitados internacionales de Argentina, Gustavo Stiglitz, y de Brasil, Jèsus Santiago y Romildo do Rêgo Barros, quienes desarrollaron sus propias elaboraciones teniendo como hilo conductor la formación del analista y siguiendo el ordenamiento en cuatro capítulos con que Jacques-Alain Miller estableció el Seminario 5 de Jacques Lacan Las formaciones del inconsciente. La segunda, bajo el título Testimonios y subtítulo De las formaciones del inconsciente a la formación del analista, recoge elaboraciones que en su diversidad, incluyen testimonios de pase de Analistas de la Escuela como Luis Salamone, Silvia Salman, Luis Tudanca, Gustavo Stiglitz, una vuelta más desde el post-analítico de Gabriela Dargenton, la insistencia siempre necesaria en la política lacaniana de Ricardo Seldes, el regocijante goce de la cucaracha de Ernesto Sinatra y finalmente, el homenaje de Juan Carlos Indart a Jacques Lacan a los treinta años de su catasterización que titula Efectos de formación matemáticos.

Partiendo de la vigencia de las formaciones del inconsciente, la que se verifica frecuentemente escuchando de analizantes sus chistes, lapsus, sueños, síntomas, a veces privilegiándolos favoreciendo la repetición en la práctica clínica por la vía fácil del sentido, pero recorriendo la enseñanza de Lacan podemos plantear una vía no tan fácil que nos conduzca a lo imposible de decir, a lo real, para no solamente evitar caer en esta repetición adormecedora sino además, poder devenir psicoanalistas, empezando por reconocernos analizantes antes que practicantes, como nos invita Jacques-Alain Miller en su intervención del 12 de octubre de 2008 durante las Jornadas de la Escuela de la Causa Freudiana: “analizantes perpetuos que le arranquen incensantemente al sujeto supuesto saber que no existe, trozos de saber, tanto más preciosos por ser raros y singulares”. Es así como frente a los embates universalizantes y globalizantes de la ciencia, del imperio de la estadística y la medición, de los manuales diagnósticos y los protocolos que garantizarían la felicidad, de la pregunta por la supervivencia del psicoanálisis y de la Escuela de Lacan, tenemos en esta edición con el anudamiento de las formaciones del inconsciente a la formación del analista, con la noción freudiana del análisis terminable e interminable , y la noción lacaniana del fin de análisis y su dispositivo, el pase, singulares respuestas. ¡Los invito a leerlas! Orlando Mejía Comisión de Publicaciones

Podemos encontrar en estos textos respuestas a la pregunta sobre la vigencia del psicoanálisis en el siglo XXI. 116


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Conferencias Públicas 5 NEL-Bogotá

populares como “so indio, negro mugroso, blanquito porquería”, hasta el maltrato familiar, infantil y a la mujer, que en nuestro país ya no son noticia? ¿Qué nos dice Clara desde el psicoanálisis de orientación lacaniana? Leamos su interesante propuesta.

Esta edición de Conferencias Públicas, la número 5 de la serie, reúne varias de las conferencias organizadas en la ciudad por la NEL-Bogotá, coordinadas por su Comisión de Biblioteca bajo la responsabilidad de María Solita Quijano, durante el período de Agosto de 2010 a Mayo de 2012, apoyados por la Universidad del Rosario, Universidad Nacional y Alianza ColomboFrancesa, con el ánimo de brindarle al público en general, al universitario, al francófono, a cualquier interesado en escucharnos, lo que tiene para decir un psicoanalista de orientación lacaniana sobre algunas de las problemáticas del siglo XXI. A todos ellos nuestro agradecimiento, al igual que a todos los autores quienes establecieron sus textos para la presente publicación.

Gustavo Stiglitz, psicoanalista de Argentina, uno de los invitados internacionales para el tercer Seminario de Orientación Lacaniana, SOL-III, Novedad del inconsciente, (también publicado por la NEL-Bogotá), quien en dos ocasiones nos visitó, nos brinda en su primer momento en la Universidad Nacional sus valiosos aportes para comprender lo que pasa con el niño hoy y lo que puede ofrecer el psicoanálisis, en su conferencia Miedos y angustia en la infancia. Las fobias hoy.

Clara Holguín, en Un más allá del velo de la segregación: el síntoma, a partir de la noticia sobre la prohibición del uso del velo islámico integral en Francia, desarrolla un llamado de atención al ascenso del racismo, profetizado por Jacques Lacan en Televisión, 1973, (ver contra-tapa). La ira terrorista del Islam, los atentados desatados a raíz de la difusión de la película La inocencia de los musulmanes y de la publicación de caricaturas de Mahoma consideradas “blasfemias”, no es nada nueva, pero sí de gran actualidad noticiosa mundial. El racismo de la segregación, ¿nos atañe? ¿será algo que preferimos sentirlo lejano para no ver lo que cada día vivimos demasiado cercanamente, desde expresiones

Retomando un verdadero clásico, el caso Juanito de Freud, nos pasea por la clínica actual, no sólo de niños, para develar lo que de la demanda del Otro, de la escuela, de los padres, de los vecinos y amigos, quiere velar en el niño: el síntoma que da cuenta de su singularidad, y opone como respuesta a la clínica del déficit la clínica de la invención. Propongo el siguiente ejercicio, para validar la propuesta de Stiglitz: tomemos un clásico de la literatura infantil Colombiana, El gato bandido, de Rafael Pombo. “Michín dijo a su mamá: voy a volverme pateta, y el que a impedirlo se meta, en el acto morirá. Ya le he robado a papá, daga y pistolas; ya estoy armado y listo; y me voy a robar y matar gente, y nunca más, ¡ten presente!, verás a Michín desde hoy”, las aventuras de nuestro gato prosiguen de tal modo que regresa arrepentido pidiendo aleccionadoramente “!Oh mamita, dame palo, pero dame de comer!”. Michín, debe tener algún déficit neuro-psico-inmuno-endocrinológico, de su autoestima, del afecto, en fin, de cualquier cosa, que nos lleva por la vía fácil, a un diagnóstico cualquiera en los manuales estadísticos y a la formulación protocolaria para dicho déficit: psicofármacos y terapia cognitivo conductual. Siguiendo la lógica del psicoanálisis, terapia que no es como las otras, ¡tomemos el síntoma 117


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como una invención del sujeto en cuestión!

fundamentales para el psicoanálisis de hoy: el enigma y lo real.

En la segunda visita de Stiglitz, con el fondo de los personajes creados por George Herriman para su comic Krazy Kat: la gata Krazy, el ratón Ignatz y y el perro Ofissa Pupp, en la Universidad del Rosario aborda Las paradojas del amor desde las ópticas del psicoanálisis, para ciertamente, recordarnos el malentendido de los sexos, la necesidad de desbiologizar el tema para orientarnos en la orientación de la cura y resaltar… sus paradojas. Brújula útil para la clínica de hoy.

Miguel Gutiérrez, en su Amor a la máquina y travestismo del arte, comenta dos casos contemporáneos, el de una mujer cuyo partenaire amoroso es la Torre Eiffel y el de un sujeto que inventa mediante la creación artística un saber hacer con su travestismo.

Lizbeth Ahumada, en su conferencia El arte de la amistad y la última carta de amor, parte también de una noticia que en nuestra época, a pesar de ser repetitiva, sigue siendo noticia de actualidad en los medios de comunicación: un suicidio por amor.

Recorre nociones sobre la sexualidad perversa y aborda críticamente la pretensión universalizante de la ciencia de ofrecer salud mental para todos, de la epidemia de las clasificaciones a propósito de la próxima aparición del Manual Diagnóstico Estadístico, versión quinta, DSM-V por sus siglas en inglés.

Un interesante recorrido por el arte de la amistad, Ortega y Gasset, Madame de Sevigné, Hesíodo, Esquilo. Aquiles, Patroclo. Heisenberg, Bohr. Dickens, Andersen. Arendt, MacCarthy… Me permito recordar a Lacan en Televisión: “del amor, no es el sentido lo que cuenta, sino precisamente el signo, como en otras partes.

El amor, asunto de siempre, desde los tiempos del cólera hasta hoy, sus vicisitudes, sus paradojas, su clínica…., es así como la NEL-Bogotá, en cinergia con el público Bogotano, a través de estas conferencias, se ha propuesto introducir el tema del amor en el siglo XXI, tema que convoca a los analistas y demás interesados, para que en Medellín, octubre de 2012, podamos debatir sobre El sexo y el amor en el siglo XXI ¿de qué satisfacción se trata?, en el marco de las VII Jornadas de nuestra Escuela.

Y es precisamente ahí donde está todo el drama.” Lizbeth, para no quedarnos en el drama, evocando a Lacan cuando dice que el amor permite condescender el goce al deseo, propone que también podemos decirlo de la amistad, y los diferencia. ¡Leámosla atentamente!

Por su valioso contenido, elaboración de saber por modesta que sea, esta edición es un novedoso texto de lectura, que provoca… ¡retomar en cualquier momento! Orlando Mejía Comisión de Publicaciones

Romildo do Rêgo Barros, psicoanalista de Brasil, otro de los invitados internacionales para el ya mencionado SOL-III, en Edipo, sueño de Freud, nos aporta algunas de las definiciones sobre el mito, de Lacan y de Aristóteles, para refrescarnos la historia de familia de Edipo, y llevarnos de la tragedia de Sófocles al sueño de Freud y de la interpretación de Lacan del mismo mito, a asuntos 118


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Sujeto, Saber y educación NEL- Medellín

Umbrales 7 NEL-Caracas (ACP)

La NEL-Medellín presenta este libro como una contribución al examen de un problema crucial: sujeto, saber y educación, animada por la idea de promover la comprensión de lo que es la tarea de educar, proponiendo tesis y conceptos para examinar algunas situaciones difíciles y hechos propios del campo educativo.

Las IX Jornadas de la Asociación Caraqueña de Psicoanálisis de la NEL-Caracas constituyen una oportunidad privilegiada para que los miembros de nuestra comunidad analítica y todos aquellos interesados en el psicoanálisis y su práctica interroguen los fenómenos de la época y sus consecuencias en los seres hablantes.

Aquí se encontrarán elementos de juicio acerca de las lógicas en juegoen el vínculo maestro-alumno, lo cual significa que es indispensable en ese esfuerzo darle un lugar inequívoco a la subjetividad, y así reconocer la diferencia entre saber y conocimiento, aclarar cómo la transferencia funciona en la tarea educativa, qué es un síntoma y cómo incide en el aula y en un proceso educativo, qué hacer con lo incurable de cada sujeto. Son estos temas, y otros conexos, los tratados en este libro.

Hemos elegido como tema a trabajar para las Jornadas, La clínica psicoanalítica en Venezuela y para el Seminario de Intensión que la acompaña, a cargo de nuestro colega Ronald Portillo, El Tratamiento psicoanalítico hoy, esperando responder cómo opera el psicoanálisis sobre el real en juego que nos atraviesa hoy en Venezuela. Tenemos entonces tres conceptos, tres nociones que atraviesan y a la vez sostienen el trabajo de nuestras IX Jornadas: la clínica psicoanalítica, el tratamiento psicoanalítico y la política. A esto le agregamos un significante que anuda todo el trabajo, un significante que no puede estar forcluido: el psicoanálisis de orientación lacaniana. Los psicoanalistas de la ACP de la NEL-Caracas aceptamos el reto que se le hace al psicoanálisis del siglo XXI. La época actual nos interroga tanto en los efectos sociales como clínicos, ya que como afirma Jacques-Alain Miller, fundador de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, “no hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización”. Aliana Santana 119


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Endgame NEL-Caracas Lacan retoma varias veces esta idea de Freud de considerar el análisis como un juego de cuyas reglas iniciales y conclusivas es posible hablar, pero cuyo transcurso es imprevisible; lo hace sobre todo en el Seminario 6, El deseo y su interpretación, que está plagado de referencias al ajedrez. Puedo mencionarles dos. En la primera leemos que “Se debería comparar todo el desarrollo de un análisis al juego del ajedrez. ¿Por qué? Porque lo que tiene de más bello y más destacado el juego de ajedrez es que es un juego que puede describirse así: hay cierto número de elementos que nosotros caracterizaremos como elementos significantes. Cada una de las piezas es un elemento significante. Y en suma, es un juego que se juega por medio de una serie de movimientos en réplica, fundados en la naturaleza de los significantes, teniendo cada uno su propio movimiento caracterizado por su posición como significante. Lo que sucede es la progresiva reducción del número de significantes que están en juego.”.

concepción del desarrollo del análisis. La segunda referencia que me interesa en particular, también en el Seminario 6, es la que dice: “Al fin de cuentas es de esto de lo que se trata: el sujeto, (a quien compara con el jugador de ajedrez) no quiere perder su dama, diremos nosotros, a la manera de los malos jugadores de ajedrez, que se figuran que perder su dama es perder la partida, mientras que ganar al ajedrez es a fin de cuentas, llegar a lo que se llama un final de partida, -es decir, un Endgame-. Quiero decir que [el sujeto] no tiene el derecho de ocupar un casillero que está puesto en jaque por otro, y con esto -con esta limitación, con esta restricción de sus derechos, con esta interdicción- encuentra la ventaja de su posición”. Esta referencia hay que explicarla. En primer lugar, el Endgame, el final de partida en ajedrez, se produce efectivamente con tres o cuatro piezas, nunca hay más de cinco piezas, como mucho, en un Endgame, y se considera que en ese momento el buen jugador de ajedrez tiene que arriesgar perder la ficha más valiosa; que llegado a ese punto, el único chance que tiene de ganar la partida es ceder lo más valioso que tiene -en el contexto del Seminario 6, esto se articula al falo, hay que ceder el falo para ganar la partida. El buen jugador cede, el mal jugador por retener, pierde la partida, y es en este contexto -de “el que pierde gana”- que Lacan despliega su referencia más interesante al ajedrez. Graciela Brodsky

Me interesa especialmente esta referencia porque permite ver bien que a la altura del Seminario 6, para pensar la partida analítica Lacan se refiere al juego de los significantes, y a su reducción. Quiero hacer hincapié en esto para que se perciba el desplazamiento sensacional que se produce en Lacan respecto de esta 120


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Jacques Lacan: A 30 años de su muerte NEL-Guayaquil Homenaje a Lacan. A 30 años de su muerte; efectos y afectos (Guayaquil) A 30 años después de su muerte, no hay la menor duda que la invención lacaniana, su escuela, de la cual somos herederos se reinventa cada vez, al dar cuenta de un trabajo que restaura el filo cortante de la verdad en el campo abierto por Freud y restituido por Lacan. Miller nos recuerda: “Lacan no es oscuro…es el relámpago que se dice oscuro”. La enseñanza de Lacan, el saber que produce esta enseñanza genera efectos sobre el sujeto y lo afecta, en la medida en que toca algo sobre la verdad inconsciente de quien recibe el saber producido. El texto que hoy se presenta recoge en un primer momento el homenaje a Jacques Lacan, “30 años después de su muerte”. Nel-Guayaquil organiza una Mesa Redonda en la que participan invitados de diferentes disciplinas, pronunciándose sobre la enseñanza de Lacan, el encuentro con sus Escritos y su transmisión. Lo decisivo es que el legado de Jacques Lacan se transforma en un programa con fuerza vinculatoria y de ello dan cuenta las distintas intervenciones.

Para Hebe Tizio, Lacan tuvo un empeño por la subversión, fundada en el decir, no en la inercia del goce. Remarca cómo Lacan planteó que el analista no produce lo real, pero sí que su posición, es hacerle contra a lo real, recordándonos que puso en primer plano que la política del psicoanálisis es la política del síntoma, diferente de la política del amo. Mario Montalbetti, indica que la dificultad de leer a Lacan va más allá de razones cognitivas y enfatiza que Lacan es difícil por una necesidad ética. La dificultad de Lacan, no radica en entender qué es lo que dice sino en entender qué es lo que muestra en lo que está diciendo. Poder trabajar esta dificultad tiene una implicación ética extraordinaria porque es el resultado de lo que no se puede expresar. La tesis que descubre Lacan, es la falta en cualquier sistema simbólico de la falta de un significante. Esto tiene consecuencias en la vida política, defender la imposibilidad de decir el -1, debería ser una de las luchas democráticas más importantes, porque supone que siempre enunciamos algo desde una exclusión. Carlos Tutiven, nos recuerda que la obra de Lacan fue una vacuna contra todo idealismo del proyecto ilustrado, contra toda esperanza emancipadora fiel. Propone trasladar la enseñanza de Lacan que sirvió y sirve para mantener el filo cortante de la verdad en la práctica psicoanalítica, importarla o exportarla a las ciencias sociales a una epistemología ética, en la investigación en ciencias sociales que ya no justifiquen. Mónica FC de Espinel, ha privilegiado el establecimiento del texto de Lacan por parte de Miller. Este establecimiento debe considerarse como una redacción en la medida que el propio Lacan nunca consideró a la versión estenografiada como texto original. Inventar la edición del Seminario, supone en efecto una decisión acerca de lo que 121


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es la enseñanza de Lacan. La particularidad de Miller es haber captado la articulación lógica de la enseñanza de Lacan y llegar tan lejos en ella como para poder restituirla a la escritura. Un segundo despliegue presentado en el libro que publicamos, está dado a partir del seminario impartido por Antoni Vicens: Del síntoma a la cura psicoanalítica y su retorno. Transmisión de un recorrido, entramado de sufrimientos, recuerdos, interpretaciones, sueños, que nos enseñan sobre la vía regia al inconsciente y el punto de desciframiento alcanzado. Por otro lado cómo esta transmisión implica la posibilidad de desarrollo al concepto Escuela. El tercer segmento del texto implica una actividad que articula la conexión de NelGuayaquil con la Maestría en Psicoanálisis de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Se trata de la Conferencia Pública que dictara Hebe Tizio: Tratamiento de lo imposible; Psicoanálisis y Educación. En ella expone algunas de las aportaciones que el psicoanálisis puede hacer a una educación que incluya el límite de lo imposible. Este libro que hoy queremos compartir con ustedes da cuenta del quehacer permanente de una escuela, inventada por Lacan y reinventada por Miller en la orientación lacaniana.

Marie Hélene Brousse responde a The Wannabe ¿Qué quiere decir que el Psicoanálisis sea una fuerza política? El discurso psicoanalítico es un discurso inédito: las pasadas Jornadas de la Escuela de la Causa Freudiana, con la asistencia de mas 1900 personas, son una muestra de cómo el psicoanálisis puede ser una fuerza política: responder a la difamación y enunciar los principios directivos de un tratamiento de orientación lacaniana sobre autismo, un combate epistemológico, clínico y jurídico. LINK ENTREVISTA ONLINE PARTE 1 LINK ENTREVISTA ONLINE PARTE 2

Mayra de Hanze

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