N ÚMERO 2
Dossier
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DE DICIEMBRE
2011
CONTENIDO
La “magia”
La “magia”
Una grieta en el suelo de la ciencia...
Javier Orrego C. La mente humana es un enigma aún por resolver. El cerebro es una floración de la espina dorsal, la cúspide de aquella escalera que hizo posible que algunos primates, en los remotos tiempos en que el alma humana descendía a la Tierra, se irguieran del suelo y levantaran su vista a las estrellas. Sólo así el receptáculo –el cuerpo de los primates– pudo estar listo para alojar a las mónadas humanas – semillas de dioses, gérmenes del hombre futuro–, que descendían de los espacios divinos.
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Javier Orrego C.
arriba, sintiendo el vértigo de los espacios infinitos, del firmamento, de la eternidad... Esa agitación, esa turbación, ese palpitar de su alma que enciende el fuego en los abismos de su interioridad, se llama devoción. Ese es el primer paso en el camino de regreso a las estrellas. La devoción lo llevará a danzar alrededor del fuego, a adorar las fuerzas de la naturaleza, a esculpir ídolos de piedra y a descubrir por doquier la diligente presencia de las jerarquías cósmicas que él bautizará lueDesde un principio el go con el nombre de impulso que hizo po- “dioses”. sible el poblamiento del planeta empujaba Más tarde llegará a al hombre a elevar su intuir la presencia mirada a los cielos. El de un Ser Supremo, hombre sólo puede de un Dios más resolver el enigma de grande que todos su vida mirando hacia los dioses, para fi-
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Ernest Scott
Así comenzó mi iniciación...
nalmente entender que toda aquella magnificencia mora también dentro suyo. Primero construye templos, luego descubre que él mismo es un templo. Es la devoción la que hace que el hombre comprenda que esos espacios infinitos se hallan replicados en su interior. El hombre, ese microcosmos, ha sido “hecho” a imagen y semejanza del macrocosmos. La mente humana, entonces, está vinculada a la “mente universal”. Y es la interrelación de todas las cosas a lo que el hombre llama “magia”.
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Javier Orrego C. (fragmento de El Puente Sobre el Caos)
El Mago
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Selección de chistes de la Web
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“Movilizaciones” estudiantiles
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A propósito de las protestas estudiantiles
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“Tu mano ha de aprender lo que más tarde continuará tu espíritu. Un oficio, por humilde que sea, se torna noble cuando el espíritu puede hacerse cargo de él. Un trabajo que el alma se niegue a heredar no es digno de ser ejecutado por el cuerpo..." Gustav Meyrink
EDICIÓN Y DISEÑO: JAVIER ORREGO C. Contacto: joc_stgo@hotmail.com
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Una grieta en el suelo de la ciencia: el resquebrajamiento de los paradigmas (Ernest Scott, cita de El Pueblo del Secreto) mar, tierra fértil se vuelve desierto. Naciones, razas enteras, surgen, declinan y desaparecen de-
“Si un número
jando sólo leyendas para marcar
suficiente de
su existencia y su paso. ¿Acaso es
monos danzara
todo accidente? ¿Acaso carece
durante suficiente
de significado alguno todo el em-
tiempo en
puje y colisión de fuerzas ciegas?
suficientes
¿O quizás todo tiene un propósi-
máquinas de
to intencional, con su razón y
escribir, las obras de Shakespeare al final serían
significado dentro de un momento presente inmensamente mayor de lo que podamos imaginar? Hasta hace poco tiempo había
escritas. Era
pocas dudas en la mente de los
estadísticamente
hombres acerca de la respuesta.
inevitable. ...”
Las cosas ocurrían intencionalmente. La intención podía ser benigna a nivel humano, o podía ser hostil, pero a cierto nivel, en
Un cometa cruza el cielo y hace
alguna escala, tenía significado.
estremecer la Tierra, y los hom-
Incluso si la intención era impla-
bres se encienden con la energ-
cable, la existencia de ésta nunca
ía de su paso. Asteroides coli-
era dudada. “La Serpiente se ha
sionan y esparcen su sustancia
tragado al Sol” y “el Señor otor-
a través del firmamento. En la
ga, el Señor arrebata’” son obser-
Tierra un continente se hunde,
vaciones separadas por milenios,
una isla emerge del océano. Un
pero representan la misma acep-
desierto se convierte en nuevo
tación incondicional de que Al-
Pie de imagen o gráfico.
guien o Algo ejercía Voluntad, y por consiguiente, Propósito, como árbitro superior y lo gobernaba todo. Así fue durante incontables generaciones de hombres. Entonces, en el espacio de unos breves siglos, una nueva imagen nos fue impuesta, y la suposición básica que había sustentado
al
hombre
–
consciente o inconscientemente– durante quizás veinte mil años fue desechada. Ocurrió que la ciencia occidental había escogido investigar los fenómenos naturales desde cierto punto de vista (que ahora nos parece arbitrario), y había descubierto que era posible aislar las
fuerzas
que
producían
fenómenos. Descubrió también que era posible invocar estas fuerzas, duplicar el fenómeno y predecir el resultado. De repente no había lugar para el propósito en el universo. Los fenómenos funcionaban perfectamente en un vacío sin propósito, y por el principio de
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la cuchilla de Occam –no introducir arbitrariamente elementos innecesarios para explicar lo que tiene que ser explicadoel bebé fue arrojado, un tanto descuidadamente, junto con el agua del baño. Ahora parecía que el universo era un sistema mecánico de empujes y tirones. No había libre voluntad porque todo estaba determinado de antemano. No había contingencia. Donde las leyes mecánicas eran absolutas no había lugar para el libre albedrío o la contingencia. Dadas las coordenadas de un suceso y suficiente información al respecto, todos los sucesos futuros serían predecibles. El universo se consumiría o estallaría. Aún no teníamos suficientes datos para afirmar cuál, pero sería una de ambas
alternativas.
Si
un
número suficiente de monos danzara
durante
suficiente
tiempo en suficientes máquinas de escribir, las obras de
ción de nada fuera de la intrín-
nes posteriores. Tanto si a nues-
Shakespeare al final serían es-
seca mecanicidad que era el
tros supersticiosos antepasados
critas.
fundamento de la naturaleza. La
les gustara como si no, así es
inevitable.
vida tampoco presentaba pro-
como era el universo. El intelec-
Todos los fenómenos observa-
blemas.
‘superiores’
to había resuelto el secreto final
dos, incluyendo la vida, eran
evolucionarían a partir de for-
al mostrar que de hecho no
ahora –tenían que ser- conse-
mas ‘inferiores’ debido a que
había secreto final. Evidente-
cuencias accidentales de fuer-
los mecanismos inherentes en
mente no había ningún fantas-
zas sin propósito actuando ar-
situaciones anteriores conten-
ma en la máquina...
bitrariamente sin la interven-
ían la inevitabilidad de situacio-
Era
estadísticamente
Formas
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“Así comenzó mi iniciación...” (Javier Orrego C., fragmento de “El Puente Sobre el Caos”)
- ¿Pertenecían usted y el profesor K. a alguna clase de hermandad? –le pregunté al P. Simeón-. Nos habíamos juntado especialmente para conversar acerca de nuestra mutua rela-
El Puente Sobre el Caos
ción con el filósofo de Fátima. Teníamos
Novela
muchas cosas de qué hablar. El sacer-
Una historia de amor que florece en medio de una iniciación en los grandes misterios de la historia humana...
dote quería dilucidar las causas del autoexilio del profesor y de su posterior suicidio. Cuando lo llamé para concertar la entrevista me señaló que tenía esperanzas de que pudiera aportarle más antecedentes. Yo le aclaré que no era tanto lo
que yo sabía de él, que no se hiciera la idea de que a través mío pudiera resolver alguna clase de misterio respecto de las motivaciones de K. en ninguno de esos aspectos oscuros de su vida. De todos modos, el anciano aceptó reunirse conmigo y conversar, conversar largamente. Sobre todo le interesaba el Testamento. Me rogó que lo llevara conmigo para revisarlo. Esa tarde me pidió mi autorización para mecanografiarlo. Y yo accedí sin problemas. Pero luego lo interrogué directamente sobre la existencia de la hermandad. El P. Simeón me miró a los ojos directamente. Su mirada penetrante atizó en mi interior una especie de fuego. Afuera llovía copiosamente. Su escritorio era un caos de papeles, libros y documentos apilados junto a una vetusta máquina de escribir Underwood y una lámpara de pantalla verde. A un costado, sobre una pequeña mesa
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de madera, había un viejo computador y una impresora. Sobre las cinco paredes de la habitación colgaban, entre atiborrados anaqueles colmados de libros, algunos símbolos cristianos fundamentales: el Cristo de San Damián, una ilustración con el texto del Cántico de las Criaturas de San Francisco, un Pantocrátor y una copia de un retablo medieval que mostraba a las figuras de Melquisedec y Abraham intercambiando alguna clase de ofrendas. Cerca de la ventana surgían, desde una radio que funcionaba a un volumen moderado, los acordes de lo que me pareció eran los Conciertos Brandemburgueses de Bach. El P. Simeón llamaba a su oficina, situada en el segundo piso de una antigua casona de la calle Holanda, el refugio del guerrero. - ¿Traes el manuscrito contigo? –inquirió, sin preocuparse por responder mi pregunta-. Yo saqué de mi maletín el viejo cuaderno. Eran páginas y páginas atiborradas con una letra pequeña, pero legible. El sacerdote lo tomó cuidadosamente entre sus manos. Lo abrió y comenzó a pasar las hojas con cuidado. De tanto en tanto se detenía en algún párrafo. Parecía disfrutar intensamente la lectura de algunos pasajes. De pronto comenzó a leer en voz alta algunas frases sueltas. Tuve la impresión, sin embargo, de que no leía para mí. - “El hombre es más, mucho más, que un simple ser terrenal. Si su misión ha de cumplirla en la Tierra es porque es un peregrino, un peregrino cósmico. La Tierra es una estación de paso que el espíritu del hombre no debe ni menospreciar ni sobrevalorar. En el menosprecio y la sobrevaloración de lo terreno se encuentran los dos peligros mortales que el alma humana enfrenta en el curso de su evolución...”. - ... - “La vida humana es parte de un misterio inconmensurable – continuó leyendo el sacerdote sin prestar atención a lo que yo pudiera decir o pensar-. Es el Verbo el que le ha dado al hombre el don de la palabra. La palabra es la capacidad de
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hacer resonar hacia fuera la propia interioridad...”. El anciano guardó silencio unos minutos. Con los ojos cerrados repitió estas últimas palabras: “la capacidad de hacer resonar hacia fuera la propia interioridad...”. Extendió su mano entonces y apagó la radio. Mantuvo los ojos cerrados unos segundos antes de continuar: - “Las palabras son las sombras del pensamiento y con ellas construye el hombre un puente entre su alma y el alma del universo. Algo divino se expresa por medio del lenguaje. Es por eso que Juan nos da a conocer la doctrina del Verbo, del Logos encarnado. Y nos dice: "quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre’. Esto es, comparte con Dios la dimensión de aquello que se sitúa a sí mismo fuera del tiempo...”. Espoleado por estas últimas palabras, y mientras el P. Simeón continuaba absorto repasando el Testamento de su maestro, yo me puse a pensar en el concepto que estaba trabajando de la Virgen antes del Tiempo expresado en los bocetos que le mostré al filósofo poco antes de su muerte. Ya para entonces trabajaba en el cuadro definitivo de esa Virgen entrañable. Y para concretar mi idea, para definir la posición de la Dulce Dama en medio de la tabla, me basé en la imagen de la Virgen del Cerro San Cristóbal de Santiago de Chile: las manos extendidas, la cabeza levemente inclinada sobre el hombro derecho, etc. La bella Señora estaba de pie sobre un orbe del que sobresalían los cuernos de la luna. Y con uno de sus pies aplastaba la cabeza de una serpiente, como en la imagen de la figura descrita por San Juan en el Apocalipsis. Yo no lo sabía entonces, pero esa imagen era una réplica de la Columna de la Inmaculada Concepción que hay en Roma, en la Piazza di Spagna. Aunque en ese momento lo ignoraba, esa imagen estaba íntimamente unida a mi destino. El P. Simeón había vuelto en sí al cabo de mis cavilaciones. Se disculpó señalando lo importante que era para él haber encontrado ese manuscrito. - Esta es una obra importante –se explicó-. - Y también difícil… - La publicaremos, si nos lo permites. - ¿Quiénes son ustedes?
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El hombre me miró con perspicacia. ¿Sería yo digno de su confianza? Eso estaba por verse. Tuve la clara impresión que no estaba en condiciones de revelarme sus verdaderos motivos. Supuse que después de todo sí existía esa hermandad que me había sugerido la monja en Fátima. Una hermandad secreta por lo visto. Hasta ahora había identificado casualmente a cuatro o tal vez cinco de sus miembros, o eso creía yo al menos: Krysztof K., el filósofo, tal vez el gran maestro –o en todo caso, un maestro-, el P. Simeón, el sacerdote, Marlene, la prostituta sagrada, mi sibila, Jorge Fritz, el teólogo investigador de los centros de sabiduría ocultos de la Tierra, y la monja de Fátima. Un grupo heterogéneo, pensé. Al menos uno de ellos, tal vez el más importante, ya no estaba en este mundo (en ese entonces no sabía nada de la muerte de la hermana Elena). Me pregunté quiénes podían ser los demás. Porque debía haber más... - Los que admirábamos la obra de Krysztof K. –respondió elusivamente el sacerdote-. - ¿Qué hay de especial en la obra de K? –pregunté-. El P. Simeón abrió un gabinete de su escritorio donde pude divisar una buena cantidad de documentos anillados. Me dijo: - Aquí tienes algunos. Me había ganado el derecho de ver estos documentos que estaban vedados para el gran público. Algunos de los títulos eran: “Luces y sombras de la historia de la Iglesia”, “Tras la huella de los pastorcitos”, “Un hombre llamado Jesús”, “Curso de historia sagrada”, “El sacerdocio de Melquisedec y el Oráculo del Sol de la Atlántida”, “Genealogía cósmica del hombre”, “Los apóstoles guerreros”, “Madre divina”, “La misión escatológica del pueblo ruso y el misterio de Fátima”, “Los secretos de Fátima”, “La filiación del Mesías”, “El secreto del maestro Jesús: el Cristo encarnado en el nuevo Adán”, etc. Miré asombrado al sacerdote. Le pregunté la razón por la que estos libros no habían sido publicados abiertamente. ¿También el Testamento estaría condenado a la circulación restringida? - Eso depende de ti –respondió sorpresivamente-. - ¿Por qué? - Eres el heredero del manuscrito. Te corresponde a ti decidir... - ¿Y si decido publicarlo abiertamente, qué sentido tendría mantener los
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otros libros ocultos? - Ninguno. Tal vez ha llegado el momento de publicarlos, en efecto. - Pero sigo sin entender la razón por la que no estén publicados ya. - Era la voluntad de Krysztof mantener sus descubrimientos en secreto. - ¿Qué descubrimientos? - A él le llevó toda su vida entender algunos... asuntos espinosos. Muchos hemos dedicado gran parte de las nuestras a estudiar la historia espiritual del hombre, y sólo para encontrarnos finalmente con estos mismos asuntos. Algunos han muerto por lo que descubrieron en el camino. ¿Te crees digno de penetrar esos misterios? - ... - En resumen, ¿realmente crees que debo revelarte los secretos de Krysztof K? - Creo que sí –respondí instintivamente-. El hombre cerró el gabinete y se puso de pie. Se dirigió a la ventana sin dirigirme la mirada. Estuvo un par de minutos ahí mirando hacia afuera. Continuaba lloviendo. Yo tomé nuevamente el manuscrito en mis manos. Abrí el cuaderno en cualquier parte. Leí: Adán es el símbolo del hombre encerrado en su yoidad. El Verbo ha descendido al mundo para mostrarle al hombre el Camino. Este es un gran misterio que no han comprendido cabalmente todos los cristianos. No es fácil comprender el modo cómo la esencia divina ha llegado a hacerse hombre. Ante todo es necesario entender lo siguiente: Cristo –el Verbo- no es Jesús. Cristo entró en la Tierra a través de Jesús. Cuando hablamos de Jesucristo nos referimos, pues, a dos principios que actúan juntos, dos fuerzas, dos umbrales, dos individualidades. Hay una doble naturaleza en Cristo Jesús, la naturaleza humana y la divina, que se manifiesta en lo humano... De ese modo comenzó mi iniciación...
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El Mago Javier Orrego C.
E
l Mago decía que si la magia es el arte de concretar ideas, cada ser humano
sobre el planeta era un mago porque a todos nos ha sido dada la posibilidad de objetivizar en el mundo el contenido de nuestras conciencias. Cuántos enfermos andan por ahí sin saber que antes de materializarse en sus organismos la enfermedad cobró vida en su cabeza. La mente es poderosa –decía–, todas las mentes, incluso las de los niños. Sobre todo las de los niños. Por eso el miedo, el nos convertimos voluntaria o inodio y la envidia son tan peligrosos, porque voluntariamente en portales de cuando cobran vida, cuando se objetivizan oscuridad; o somos fuentes de en el mundo, producen las formas más amor o nos transformamos en monstruosas que cabe imaginar. La muerte, gérmenes del miedo; o somos las guerras, las pestes, las enfermedades fuentes de bondad o nos hacementales, las depresiones, son todas realida- mos servidores del mal. Así de des que primero cobran vida en las mentes simple. De ahí que la inercia, la de las personas. Esculpimos nuestro mundo indiferencia, la apatía, sean tan con el cincel de nuestra imaginación y nues- peligrosas. tra voluntad. Cuando la voluntad es débil o El Diablo existe –me dijo una vez está mal direccionada, el mundo se llena de el Mago–, pero no tiene cuernos. maldad. Es que si no nos decidimos a traer Lo vez cada día en el espejo. conscientemente luz al mundo, abrimos la puerta a las tinieblas. No se puede ser neutral en este punto. O somos fuentes de luz o
(Fragmento de novela “El Mago”)
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Selección de
chistes de la Web
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S ANTIAGO
DE CHILE
— 2011
L O S E S T U D I A N T E S S E M O V I L I Z A N PA R A M E J O R A R LA EDUCACIÓN CHILENA. . . R EVISTA D IGITAL PARA F ACEBOOK M
Sin embargo.... “movilizarse” de esta manera es la mejor garantía para no llegar a ninguna parte
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- ¿Ellos son? - Sí. - ¿Y qué te dijeron exactamente? - Qué para mejorar la educación no tengo que ir a clases... - Mmmmm... - ¿Qué hago? - Mejor no vayas. No vayan a creer que eres un maleducado... - ¡Geniaaaaal, tenía una prueba hoy...! ¿Papá? - Dime. - De ahora en adelante, cuando quiera arreglar algo, ¿tengo que romperlo primero...?