TRASCENDIENDO El despertar de gobiernos, sociedades e individuos a una realidad superior
Escrito por: Roberto Fern谩ndez de C贸rdoba
junio 21, 2015
ÍNDICE CAPÍTULO 1: INTRODUCCIÓN
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CAPÍTULO 2: EL EGO
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¿Qué es el ego?
9
El ego problemático
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Deseo de aceptación y pertenencia
20
Identificación
21
Materialismo y codicia
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Rencor, conflicto, culpa y arrepentimiento
26
Odio
27
Violencia
28
Juicios
31
Complacencia
33
Drama
37
Tristeza
39
El ego y la enfermedad
41
Animales y naturaleza como maestros
45
CAPÍTULO 3: EL EGO, EL PODER Y LOS SISTEMAS POLÍTICOS ACTUALES
48
El ego y el poder
48
Religión y poder
57
Liderazgo inconsciente a través de la historia
60
Joseph Stalin (1878–1953)
61
Hitler (1889–1945)
62
Idi Amin (1923–2003)
64
Pol Pot (1925–1998)
65
Sistemas políticos contemporáneos
66
Comunismo
66
Socialismo
72
Socialismo populista
73
Las famosas revoluciones
74
Enfrentamiento de clases económicas y sociales 77 Burocracia
85
Falta de riqueza
86
Impuestos
89
Control
90
Capitalismo
92
Culto a lo material
94
Consumismo y desperdicio
99
Libertad y sentido común
103
CAPÍTULO 4: PODER CONSCIENTE
105
Importancia de la democracia
105
Candidato consciente
105
Político consciente
112
Gobierno consciente
116
Lucha contra la pobreza
118
Corrupción
122
Justicia
125
Policía consciente
127
Prisiones
128
Medios de comunicación
129
Empresario consciente
CAPÍTULO 5: EDUCACIÓN CONSCIENTE
130
136
Pasión y vocación
137
Escuelas y colegios
141
Interacción con otros estudiantes
146
Juego
149
Creatividad
152
Educación superior
155
Enseñanzas a nuestros hijos
164
CAPÍTULO 6: SOCIEDADES CONSCIENTES
171
Sentido común
173
Miedo
180
Desconfianza
187
Diferencia de opiniones
188
Sociedades futuras
190
CAPÍTULO 7: BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD
198
Dios
210
Separación y trascendencia del ego
218
Separación del ego Tu verdadera identidad Trascendencia del ego (la llave de la felicidad)
220 220 225
Perdonar el pasado
228
Vivir en el presente
231
Aceptación
248
Hacer la paz con el sufrimiento
249
Humildad
252
El poder del pensamiento positivo
255
Pequeño retrato de una persona feliz
256
100 años en la tierra
258
CAPÍTULO 8: DESPERTAR EN UN MUNDO NUEVO
272
CAPÍTULO 1 INTRODUCCIÓN Estamos llegando a una encrucijada histórica en la que, si queremos subsistir como especie, no podemos continuar con nuestras viejas formas de pensar y actuar que generan grandes cantidades de sufrimiento y amenazan nuestra supervivencia como especie humana. Al eliminar los causantes de sufrimiento, la felicidad que es parte de la esencia misma de todo ser humano florece. A través de las páginas de este libro nos daremos cuenta de que la mayoría del sufrimiento al que estamos expuestos es creado por nuestro ego y no es el resultado de agentes externos como salud, situación económica, nivel cultural u otras circunstancias particulares de vida. Asimismo, veremos que la eliminación del sufrimiento también depende de nosotros. Iniciaremos nuestro recorrido exponiendo lo que es el ego, para continuar haciendo un análisis de cómo los sistemas políticos actuales, gobiernos, educación, sociedades e individuos en general somos afectados por él. Veremos de qué forma nuestro ego nos lleva por el sendero de la inconsciencia, causando enormes cantidades de desigualdad y sufrimiento. Finalmente nos centraremos en su trascendencia, para de esta manera embarcarnos en un camino consistente con el de nuestra felicidad. Solo si logramos trascender el ego y conscientemente formamos el modelo de sociedades más avanzadas donde florezcan la paz, armonía y felicidad, seremos capaces de sobrevivir y evolucionar como especie. Los avances tecnológicos de los que gozamos en la actualidad han dado lugar al desarrollo de armamentos más sofisticados y eficaces a nivel destructivo. En un futuro no muy lejano, las armas más devastadoras se construirán con materiales y tecnologías fáciles de 1
transportar y esconder, complicando mucho su detección. Globalmente se invierten muchos más recursos en armamento y aparatos militares que en solucionar los problemas que nos aquejan como humanidad. Según la revista The Guardian del 16 de abril del 2012, en ese año el mundo gastó aproximadamente de 1,7 trillones de dólares en aparatos militares. Solamente Estados Unidos tiene un presupuesto de defensa sobre los 700 billones de dólares anuales. Los mayores consumidores de armamento son: Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Japón, Francia, Arabia Saudita, India, Alemania, Italia y Brasil. A pesar de la dificultad de poder determinar la cantidad de dinero necesaria para erradicar el hambre en el mundo, hay estudios contemporáneos como el realizado por las Naciones Unidas en 2008, que estima esta cifra en alrededor de 30 billones de dólares anuales. En realidad, los números exactos no son de mayor importancia. Lo importante es darse cuenta de lo erróneas y egoístas que son las políticas mundiales actuales. Globalmente gastamos 1,7 trillones de dólares en aparatos militares, cuando erradicar la pobreza costaría solamente una fracción de esa cantidad. Treinta billones es menos del 2 % de 1,7 trillones. En definitiva, si invirtiéramos menos del 2 % de los recursos que dedicamos a armamento y soporte a nuestros aparatos militares, el hambre en el mundo sería erradicada. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI cerca de 21.000 personas mueran en el mundo cada día víctimas del hambre? Al mismo tiempo, de acuerdo al Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, el sobrepeso y la obesidad causan un estimado de 300.000 muertes anuales en este país solamente. La Organización Mundial de la Salud estimó que en el 2014 más de 1,9 billones de adultos mayores de 18 años tienen sobrepeso, y de ellos 600 millones son obesos. Cuarenta y dos millones de niños menores de 5 años fueron víctimas de la obesidad 2
en 2013. La mayoría de la población mundial vive en países en los que el exceso de comida mata más gente que la falta de comida. Los estimados varían enormemente, pero se puede decir que cerca de 160 millones de personas murieron en guerras en el siglo XX. En este siglo se ha visto un cambio en la forma de pelear los conflictos armados pero la cantidad de enfrentamientos y la violencia de los mismos no han cambiado mayormente. Si bien es cierto que los avances en tecnología han permitido disminuir el número de fatalidades civiles, la intensidad y los niveles de crueldad han prevalecido. Uno de los mayores problemas que afrontamos en la actualidad es el hecho de que armas altamente sofisticadas y destructivas son cada día más accesibles. Estamos en los primeros años del nuevo siglo y se puede observar claramente una escalada de violencia en la esfera mundial. El terrorismo se ha convertido en un verdadero problema a todo nivel. Es solo cuestión de tiempo para que se desencadene otra ola de violencia y sufrimiento de la magnitud de la primera y segunda guerras mundiales. A pesar de los esfuerzos internacionales por detener, o al menos demorar, la adquisición de armas nucleares por parte de ciertos países con intenciones violentas, llegará el día en que estas caigan en manos de líderes inconscientes, con consecuencias nefastas para toda la humanidad. Si bien es cierto que es difícil determinar la posibilidad de una guerra nuclear en el futuro, tenemos que admitir que esta es real y existe. Por más pequeña que sea la posibilidad, si tomamos en cuenta el factor del tiempo, podemos concluir que muchos de nosotros veremos el día en el que se desencadene un conflicto armado con consecuencias devastadoras. Para ilustrar la potencial magnitud de esta devastación pensemos que actualmente existen 3
armas nucleares miles de veces más poderosas que las que causaron la destrucción de Hiroshima y Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial. La bomba más poderosa jamás puesta a prueba fue detonada por la Unión Soviética el 30 de octubre de 1961 en el Ártico. Esta bomba, conocida como La Bomba Tsar, pesó aproximadamente 27 toneladas. Cuando detonó lo hizo con una fuerza de 50 millones de toneladas de explosivo, aproximadamente 3.800 veces más poderosa que la bomba que devastó Hiroshima. La explosión fue tan fuerte que rompió los cristales de las ventanas de casas localizadas a una distancia de hasta 900 kilómetros. La onda de shock viajó alrededor de la tierra tres veces. Sorprendentemente, esta bomba tenía el potencial de ser aún dos veces más fuerte, pero su poder tuvo que ser reducido para evitar que el avión que la arrojó fuera consumido por la explosión. No nos olvidemos de que la bomba Tsar fue detonada en 1961. En los más de 50 años que han pasado desde ese entonces la tecnología ha avanzado enormemente. En la actualidad existen bombas con una capacidad destructiva mucho mayor. La devastación y sufrimiento que este tipo de armas serían capaces de generar en las manos de líderes inconscientes es enorme y hasta cierto punto inimaginable. A pesar de existir una prohibición a nivel mundial, es aún más preocupante el pensar que el uso de armas químicas y biológicas no ha sido descartado por ciertos líderes radicales que, sumidos en altos niveles de inconsciencia, ven en ellas una forma válida de eliminar a aquellos que piensan diferente o consideran como una amenaza a sus creencias o al interés de sus pueblos. El potencial de devastación y sufrimiento que su uso tiene sobre la humanidad es enorme e incalculable. Este tipo de armas no son consideradas de precisión, sino de destrucción masiva. Son sumamente difíciles de controlar y presentan un rango muy amplio de destrucción a todo nivel. No solo los aparatos militares son afectados, sino también la población civil, la 4
vida animal y los ecosistemas. Las víctimas de armas químicas y biológicas no solo se enfrentan a la muerte, sino también se someten a una monstruosa agonía antes de fallecer. Las consecuencias que estas armas tienen en la salud de las personas son catastróficas, afectando incluso a futuras generaciones a través de las mutaciones genéticas que desencadenan. Más allá del armamento y las guerras, hay otra serie de problemas cuyo nivel de gravedad es debatible, pero que sin lugar a dudas hacen evidente la necesidad de un cambio evolutivo en nuestra forma de pensar y actuar. Estos problemas son, entre otros: sobrepoblación, calentamiento global, pobreza, enfermedades (especialmente mentales), discriminación, drogas, violencia, falta de sentido común, obesidad, materialismo y destrucción del medio ambiente. Con ello podemos decir sin temor a equivocarnos que la única esperanza que tenemos de subsistir como raza humana es evolucionar y trascender a una forma diferente de pensar y actuar. Solo si reconocemos nuestro ego, identificamos sus elementos problemáticos y los trascendemos nos será posible evolucionar a una sociedad más avanzada donde el conflicto y el sufrimiento sean asunto del pasado. El futuro de la humanidad depende de que exista un cambio radical en la manera de pensar a nivel global. Los líderes del futuro tienen la responsabilidad histórica de superar viejas formas de comportamiento y crear las condiciones adecuadas para que en sus pueblos florezcan la paz, felicidad y armonía no solo entre las personas a nivel individual, sino también a nivel global. Del mismo modo debe existir balance y armonía entre todos los organismos vivos y el planeta que nos acoge.
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Todas las especies del planeta actualmente están y han estado sujetas a un proceso evolutivo. Nosotros, como humanos, hemos venido evolucionando durante cientos de miles de años. Este proceso evolutivo, tanto físico como mental, nos ha permitido llegar a los niveles de desarrollo en los que nos encontramos en la actualidad, avanzar en sociedad y gozar de los beneficios de una civilización superior. El siguiente paso en nuestro proceso evolutivo es el darnos cuenta de quiénes en realidad somos, independientemente de nuestras creencias, identificaciones, etc. Así despertaremos a una realidad superior en la que podremos evolucionar, sobrevivir y trascender como especie. Este levantamiento o despertar ya se ha iniciado. Hay muchas personas que han alcanzado niveles de conciencia superiores que están revolucionando diferentes áreas de nuestra sociedad en el ámbito empresarial, ambiental e incluso gubernamental. Al alcanzar estos niveles de conciencia superiores nos damos cuenta de que la infelicidad y el sufrimiento no son parte de nuestra naturaleza, sino que son el resultado de nuestra mente, condicionada por las circunstancias particulares de nuestra existencia, y toda una vida de enseñanzas y aprendizajes erróneos que han creado en nosotros una falsa identidad. Si analizamos la historia de la humanidad veremos que los seres humanos, en diferentes momentos, hemos dado pasos evolutivos gigantescos que nos han llevado a quienes somos en la actualidad. Hace 6 millones de años aprendimos a caminar erguidos, liberando nuestras manos y permitiéndonos vivir y adaptarnos a hábitats más diversos. Hace 2,5 millones de años fabricamos herramientas básicas que nos posibilitaron cazar animales más grandes y alimentarnos mejor. Hace 800 mil años aprendimos a controlar el fuego y a utilizarlo en la cocción de nuestros alimentos, lo cual permitió el desarrollo 6
acelerado de nuestros cerebros. Hace 400 mil años empezamos a vivir en refugios. Hace 250 mil años comenzamos a comunicarnos con símbolos, los que luego daría paso a la escritura. Hace 60 mil años salimos de África y nos esparcimos alrededor del mundo. Hace 15 mil años llegamos a América. Hace 12 mil años aprendimos a cultivar nuestra comida y criar animales para nuestro consumo, lo que generó una abundancia de alimentos. Esta abundancia desencadenó un aumento rápido en la población del planeta. Hace 8 mil años los símbolos usados para comunicarnos dieron paso a la escritura. Si los humanos no hubiéramos dado estos pasos evolutivos, muy probablemente no habríamos subsistido como especie y nos habríamos extinguido. De momento nos encontramos en las puertas de otro significativo paso evolutivo que, al igual que los anteriores, nos permitirá subsistir y avanzar como especie. Este paso evolutivo tiene que ver con la trascendencia de nuestra mente, o mejor dicho, con sus áreas conflictivas que son las que causan sufrimiento. De no cambiar la forma actual que tenemos de pensar y actuar, no solo seguiremos creando sufrimiento, sino que lo más seguro es que terminemos autodestruyéndonos como especie. Eckhart Tolle, gran líder espiritual contemporáneo, compara la necesidad evolutiva de la humanidad con la del gusano de seda, que ya no puede caminar más rápido y tiene que pasar por una metamorfosis dolorosa y significativa para que se transforme en mariposa y así poder abrir sus alas y volar. La evolución que hemos experimentado hasta el momento presente nos ha permitido realizar grandes avances en lo que se refiere a las condiciones de vida de muchos humanos, desgraciadamente no de todos. Muchos de estos avances son el producto de aplicaciones militares o son destinados a ser usados en armamento. Pensemos, por 7
ejemplo, en la energía nuclear. Este tipo de poder está basado en la energía intrínseca del átomo, que está en absolutamente todo lo que nos rodea, incluidos nosotros. Esta energía, de ser bien utilizada, tiene el potencial de solucionar todas nuestras necesidades energéticas y más. Este descubrimiento, que debería ser motivo de orgullo para la humanidad, en lugar de limitarse al mejoramiento de nuestras condiciones de vida, ha sido y continúa siendo utilizado en la creación de armamento. En aplicaciones que facilitan matarnos unos a otros más devastadora y eficientemente. Esta forma de energía, en lugar de facilitar la creación de elementos energéticos sostenibles limpios, de poco impacto al medio ambiente, se ha convertido en una amenaza para la sobrevivencia de nuestra especie de caer en manos de personas o regímenes inconscientes. ¿Cómo podemos sobrevivir como sociedad si a todo lo que inventamos o descubrimos inmediatamente le buscamos aplicaciones para autodestruirnos? Las ideas y conceptos más importantes se repiten en varias partes del libro, no solo para reforzar la importancia que tienen en la búsqueda y encuentro de nuestra felicidad, sino también porque se pueden aplicar a los diferentes elementos de nuestra sociedad, como son el gobierno, la educación, etc.
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CAPÍTULO 2 EL EGO
¿Qué es el ego? El ego es la falsa identidad que se ha formado en nosotros como resultado de nuestra mente. El ego, a través del tiempo, ha forjado nuestra identidad y nos ha convertido en quienes somos, o mejor dicho, en quienes creemos que somos. Este concepto se va a clarificar conforme sigamos exponiendo las características del ego. La palabra ego se usa a menudo como referencia a un ser falso. Es la imagen que tenemos de nosotros mismos, creada por nosotros mismos. En muchas religiones, el ego es visto como la raíz de la ignorancia y el causante de sufrimiento y desilusión. “Servir al ego es adorar una falsa identidad creada por ti mismo. Es como el que sufre de amnesia y se reinventa a sí mismo porque ha olvidado quién es en realidad”. (The Tao is Tao, 80). En la actualidad hay muchísimas definiciones del ego, que en gran medida dependen del contexto en el que se usa la palabra. Sin embargo, a través del tiempo el ego ha sido identificado y definido como una parte problemática de nuestra personalidad. El ego tiene que ver con una de las primeras “ilusiones” que aprendemos como seres humanos. Desde pequeños se nos enseña que somos diferentes y separados de otros seres humanos, de los animales, de la naturaleza, de nuestro planeta e incluso de Dios. Se nos instruye a identificarnos con nuestro cuerpo físico, cayendo en la ilusión de que nuestra existencia está limitada por nuestros cinco 9
sentidos, mente e intelecto. Hemos adoptado una serie de creencias con las que nos hemos identificado a través del tiempo y así alimentado toda clase de nociones separatistas. Nos pasamos la vida alimentando nuestra identidad con todo aquello que la haga sentir única y superior a los demás. A través de esta superioridad queremos alcanzar la felicidad. Pensamos equivocadamente que si tenemos más somos más, y que al ser más inevitablemente seremos felices. Buscamos superioridad en lo material y externo, y nos olvidamos de lo interno. Hemos aprendido a ver a Dios como a un ser exclusivamente externo, infinitamente superior a nosotros, casi inalcanzable. Todos los seres humanos, independientemente de nuestras creencias, nos identificamos con nuestro ser espiritual en diferentes medidas. Mientras más grande es nuestro ego menor es la identificación con nuestra alma o esencia divina. En otras palabras, el ego se convierte en una especie de velo que bloquea nuestra verdadera esencia. Hay muchos autores que afirman que el ego no es totalmente negativo. Se dice que el ego es necesario para obtener éxito. En este sentido es verdad de que el ego puede ser de gran utilidad para obtener éxito, siempre y cuando nuestro entendimiento de éxito sea estrictamente externo. El éxito externo está definido por logros materiales, carrera, estudios, títulos, honores, estatus, etc. Este tipo de éxito no tiene absolutamente nada de malo; por el contrario, el hecho de ser individuos realizados en diferentes aspectos de la vida, es totalmente compatible con la felicidad individual y debe ser buscado. Sin embargo, el verdadero éxito va bastante más allá de satisfacciones externas y está incondicionalmente alineado con la felicidad. En otras palabras, éxito = felicidad. El verdadero éxito poco tiene que ver con 10
la bonanza económica o material, sino que, por el contrario, está relacionado con la capacidad del ser humano de ser feliz. Mientras más feliz es un ser humano, más éxito se puede decir que tiene. No hay éxito más valedero e importante en la vida que el alcance de una felicidad interna, incondicional y duradera. Cuando hablamos de la búsqueda y el alcance de la felicidad, el ego es un elemento problemático en esencia. Nuestro ego es el mayor obstáculo que tenemos como humanos frente a nuestra felicidad. Nuestra mente tiene muchísimos aspectos positivos y útiles para nuestra existencia normal, pero cuando se trata de la búsqueda y descubrimiento de la felicidad, el ego se convierte en nuestro mayor enemigo. El saber identificarlo es el primer paso para trascenderlo. Más adelante veremos la forma de superarlo como la medida más importante que podemos tomar como seres humanos hacia el encuentro de una felicidad duradera. El ego nace y se alimenta de la historia mental que nos vamos forjando de nosotros mismos, basada en la percepción individual del mundo que nos rodea. El ego va creciendo como una necesidad constante de apreciación y superioridad. Empieza cuando somos niños, buscando constantemente la aprobación de nuestros padres. Se alimenta también, desde los momentos más primarios de nuestras vidas, del sentimiento de posesión. Además, va creciendo como resultado de la ilusión de separación y pertenencia a la que hemos estado expuestos. Lo que es mío es solamente mío y no te pertenece, y lo que es tuyo es tuyo y no me pertenece. Nos acostumbramos a ver nuestras vidas como independientes y totalmente separadas de nuestros semejantes.
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Se nos enseña a no compartir y a no confiar. De esta manera se da inicio a aspectos problemáticos de nuestras personalidades. Crecemos como personas temerosas y desconfiadas. Eckhart Tolle es tal vez la persona que más claramente ha explicado la naturaleza del ego, la manera en la que afecta a nuestras vidas y cómo superarlo. En sus libros, El Poder del Ahora y Un Nuevo Mundo, dedica muchas páginas a su estudio. Este autor define el ego de muchas formas, pero una de las definiciones más interesantes es aquella en la que mira al ego como una concha protectora pesada que nos separa de otra gente y del mundo que nos rodea a través de un sentimiento de individualidad y separación. Tolle también define la mente egocéntrica como la identificación que mucha gente tiene con esa voz interior problemática que involuntaria y compulsivamente no para de hablarnos a través de pensamientos conflictivos que, a su vez, se transforman en emociones negativas. El diccionario urbano tiene una definición valedera, simple y sencilla de entender el ego. Dice que el ego es la parte nuestra que se define a sí misma como nuestra personalidad. El ego se autosepara del mundo exterior y crea la ilusión de que somos una entidad independiente del resto de la naturaleza y el universo. También dice que el ego fue probablemente necesario para nuestra sobrevivencia primitiva, pero en tiempos modernos, es el responsable de que vayamos por un camino de creencias erróneas y desilusión. Otras definiciones hablan del ego como el yo identificado con la mente. Ese yo que piensa, siente y que es capaz de distinguirse de otras personas y objetos. Es decir, que el ego es lo que hace que yo crea que soy la persona que yo creo que soy. En psicoanálisis, el ego se define como la parte del aparato psíquico que experimenta y reacciona al mundo exterior. Como el 12
intermediario entre los requerimientos primitivos de nuestra identidad y el ambiente físico. Independientemente de los estudios y las definiciones que hemos visto anteriormente, se puede decir que el ego es la parte de nuestra mente que contiene la historia de quienes somos. Incluye los pensamientos y emociones con los que nos identificamos y dan paso a nuestra manera de pensar, nuestras convicciones y creencias. Estas, a su vez, se convierten en lo que conocemos como nuestra personalidad o identidad. Podemos visualizar a nuestro ego como una entidad energética independiente de nuestra verdadera esencia que habita en los rincones de nuestra mente y nos llena de pensamientos conflictivos. Ha secuestrado nuestra consciencia, convenciéndonos de que somos quienes en realidad no somos. De esta manera, nuestro ego se ha convertido en la raíz de todos los elementos problemáticos que obscurecen y dificultan el encuentro de la felicidad y crean sufrimiento. En el ego radican nuestras identificaciones, creencias, odios, iras, culpas, temores, tristezas, etc. Así, se puede definir al ego como todo aquello que creemos que somos, pero que no es parte de nuestra naturaleza o esencia humana. Se puede decir que el ego ha secuestrado nuestra verdadera identidad para crear la ilusión de que nosotros somos de cierta manera. De esta forma llegamos a creer que la historia de nuestras vidas, nuestros pensamientos y emociones, forman nuestra identidad actual y eso es lo que somos. No nos deja ver la realidad de que nuestra forma de ser actual es el resultado de lo que han sido las circunstancias particulares de nuestra vida hasta el momento, de lo que hemos aprendido y de cómo hemos procesado esos aprendizajes, pensamientos y emociones en nuestra mente. Nuestro ego se convierte en esta falsa 13
identidad resultante de los elementos externos mencionados anteriormente. La verdad es que nuestra esencia o real identidad poco tiene que ver con agentes externos, sino por el contrario, es pura e interna. Lo positivo de quienes somos es parte de nuestra esencia y en gran medida no puede ser aprendido. Se te puede ayudar a descubrir el amor en ti, pero nadie te puede enseñar a amar porque amor es lo que tú eres. Sin embargo, hay que tener cuidado con este concepto. El amor que tú eres no tiene opuesto. No es aquel amor terrenal cuyo opuesto es el odio. No es el amor de un día en el que al día siguiente algo pasa y se convierte en odio. Es amor puro. Lo mismo sucede con la vida. La vida que tú eres no tiene como opuesto la muerte. La vida terrenal tiene como opuesto la muerte. La vida que tú eres es eterna, no conoce la muerte. Cuando nuestro cuerpo físico deja de funcionar morimos, pero nuestra esencia subsiste y trasciende. Desafortunadamente la esencia pura con la que todos venimos al mundo se va obscureciendo con todo lo que vamos aprendiendo. Este aprendizaje pronto se convierte en los pensamientos y emociones, que a su vez forman tu identidad. Aprendemos que mis juguetes son mis juguetes y de nadie más. Pronto empezamos a sentir ira y odio por aquel que nos quita o amenaza “nuestros juguetes”. Después de un tiempo, ese odio se ha convertido en ideología y decidimos que está justificado tomar toda clase de acciones inconscientes en contra de quienes “nos quiten nuestros juguetes”. Conforme vamos creciendo los juguetes cambian de forma. Nuestra ideología y lo material se convierten en nuestros juguetes más preciados. De este modo justificamos el odiar e incluso eliminar a todo aquel que creemos que los amenaza.
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Si bien es cierto que la existencia del ego es parte de nuestra naturaleza humana y está presente en la psique de toda persona en diferentes intensidades debemos, al mismo tiempo, tener conciencia de que es problemático y causa sufrimiento. Por este motivo debe ser identificado, manejado y en lo posible trascendido como el paso más importante que podemos dar hacia la búsqueda de la verdadera felicidad y la eliminación del sufrimiento. En la vida siempre hay circunstancias contrarias a nuestra felicidad que nos causan pensamientos y emociones negativas. Lo importante es no aferrarse a estos pensamientos y emociones, y darse cuenta de que provienen de nuestra mente controlada por el ego. De esta manera podemos manejarlas y superarlas sin que ellas nos causen mayores complicaciones. En este libro no vamos a explorar en detalle los conceptos de identidad o ego. Vamos a usar un razonamiento sencillo y eficaz para darnos cuenta de los aspectos de nuestra personalidad que no contribuyen a nuestra felicidad, sino que, por el contrario, la esconden, descartan y complican, resultando en sufrimiento.
El ego problemático El ego se alimenta de nuestra identificación con la mente. La mente en sí tiene aspectos muy positivos y útiles para nuestra vida, pero también contiene muchos aspectos negativos y problemáticos. Nuestra mente nos permite recordar información, elaborar planes, analizar datos, realizar proyectos, etc., pero al mismo tiempo es el sitio donde florecen nuestros pensamientos y las emociones que estos generan. Es precisamente esta característica la que hace que la mente sea problemática y se convierta en una fuente de sufrimiento. Al estar identificados con nuestra mente, creemos lo que nos dice y así 15
alimentamos nuestro ego. Los pensamientos negativos dan paso a las emociones negativas. Con el tiempo estos pensamientos y emociones se convierten en identificaciones, creencias, ideologías, convicciones, etc. Muchas veces estos pensamientos tienen su origen en otras personas y se nos transmiten como enseñanzas. Esto no significa necesariamente que las personas que los originan sean malas o quieran hacernos daño. Por el contrario, muchas veces las enseñanzas que nos transmiten están cargadas de buenas intenciones y obedecen a un deseo de evitarnos sufrimiento y crear felicidad. Desgraciadamente, en la práctica muchas de las enseñanzas que recibimos en el transcurso de nuestra vida poco hacen para alinearnos con la verdadera felicidad. En definitiva, y reafirmando lo que vimos anteriormente, el ego es un ser falso que obedece a una falsa identidad o idea de quienes nosotros creemos que somos. De esta manera podemos afirmar que el ego es la raíz de la inconsciencia. El ego es la parte de ti que le gusta quejarse, ya sea a través del pensamiento, palabras o acciones. Al ego le gusta quejarse porque se siente único y especial. En muchos casos, convierte circunstancias negativas en ataques personales. Por ejemplo, si vas en tu vehículo y una persona se te cruza. Independientemente del motivo que tuvo la persona para cruzarse (lo más seguro es que ni siquiera se dio cuenta), tú tomas el hecho como un ataque personal. Te dirás cosas como: “¿Qué se cree esta persona lanzándome el coche a mí? ¡Por poco me mata! ¡Tengo que darle una lección!”. De manera similar digamos, por ejemplo, que tú tienes una mala relación con tus parientes políticos. No te logras llevar bien con tu suegro y tu suegra porque piensas que ellos no te ven como su igual, sino como a alguien de un estrato social inferior. A tu ego le disgusta 16
enormemente el sentirse inferior y por este motivo rechaza a tus familiares políticos. Digamos que ellos están planeando visitarte en un par de meses. Lo más seguro es que apenas te enteres de su visita te pongas a la defensiva y empieces a crear todo tipo de historias tormentosas en tu mente. Pensarás en lo que tu suegro o suegra te dirán que te va a hacer irritar y pasar un mal rato. Repasarás en tu mente cientos de veces lo que ellos te van a decir y lo que tú les vas a responder, y cómo vas a actuar. Te llenarás de angustia y malestar semanas antes a la programada visita. No solo tú serás víctima del malestar que tú (en realidad tu mente/ego) has creado, sino que también tus seres queridos, tu esposa e hijos. Como todo plazo se cumple, al menos que suceda algo extraordinario, llegará el día de la visita de tus parientes políticos. Lo más seguro es que lo que tu habías pensado y para lo que te habías preparado exhaustivamente no suceda del todo o suceda de manera totalmente diferente a como lo visualizaste. En este ejemplo podemos darnos cuenta de lo inútil del sufrimiento creado por el anuncio de la visita de tus parientes políticos. En lugar de preocuparte durante semanas y gastar tanta energía negativa en los pensamientos y las emociones que estos generan, podrías haber aceptado el hecho de su visita sin haberte “ahogado” en las situaciones creadas en tu mente por el ego. El ego puede también tornarse en sentimientos de inferioridad o de odio hacia ti mismo, ya que es la imagen que tú tienes de ti mismo basado en lo que tú te dices a ti mismo y lo que escuchas de otras personas en referencia a ti y que tú erróneamente lo has aceptado como la realidad de tu ser. No existe ningún motivo racional que no permita a los seres humanos vivir en paz y armonía. Hay que tener conciencia de que nuestra vida presente no es más que la acumulación de las diferentes circunstancias y eventos que nos han llevado hasta ese punto. Si 17
nacimos ricos, pobres, blancos, negros, asiáticos, cristianos, judíos, musulmanes, etc., no es más que circunstancias externas que poco tienen que ver con nuestra verdadera esencia y, pasando al más importante plano práctico, no tienen nada que ver con nuestra felicidad o infelicidad. Desde pequeños hemos estado sujetos a enseñanzas separatistas que han alimentado nuestros egos. Se nos ha enseñado a tener cuidado con todo aquel que es diferente a nosotros, ya sea en apariencia, posesiones, creencias, etc. Si somos pobres hemos sido bombardeados por mensajes de que debemos odiar a los ricos, porque ellos son personas malas que nos explotan y se aprovechan de nosotros, quitándonos lo que nos pertenece. Si somos ricos se nos enseña a asociarnos solo con personas de nuestro mismo estatus económico, ya que las personas que tienen menos buscarán la manera de quedarse o apropiarse de lo que es nuestro. Si nacimos blancos se nos dice que hay que tener cuidado de los negros porque ellos no tienen buenas intenciones. Si nacimos negros se nos dice que no podemos confiar nunca en los blancos. Si somos cristianos aprendemos que nuestra religión es la única que posee el Dios verdadero y el resto está equivocado. Si nacimos musulmanes aprendemos que nosotros somos los que tenemos el único Dios verdadero y que todo aquel que no cree en nuestro Dios es infiel y está equivocado. Es triste ver que muchos seres humanos, en completo estado de inconsciencia, cegados por estos aprendizajes que se han convertido en creencias, encuentran justificación para cometer los actos más atroces y violentos en contra de otros seres humanos. Es lamentable ver que en muchos países estos odios de ricos a pobres no son solo el resultado de la inconsciencia individual que aqueja a nuestras sociedades, sino que también se apoyan y se alimentan de 18
los propios gobiernos como táctica política divisiva encaminada a generar identificaciones de los grupos sociales que representan la mayoría de los pueblos. Si la mayoría del pueblo vive en la pobreza, los políticos y gobiernos se autodeclaran amigos de los pobres y enemigos de los ricos. Usarán este hecho como arma divisiva, para a través de esta división promover un odio que haga que la mayoría pobre se identifique con ellos y al final les den el voto que les permita llegar o mantenerse en el poder. Hay muchísimas enseñanzas positivas también, como el amor y respeto a nuestros padres, nuestras familias, nuestras costumbres, etc. El problema es que a veces estas enseñanzas en lugar de ser inclusivas son exclusivas. Se nos enseña a amar nuestras costumbres y tradiciones, pero en lugar de amarlas simplemente porque son elementos positivos de nuestra identidad humana, se nos muestra también por qué otras costumbres o tradiciones están equivocadas y deben ser descartadas. Esta exclusión de otras costumbres y tradiciones tiene que ver con nuestro ego. Recuerda que nuestro ego tiene un insaciable apetito por sentirse superior. De acuerdo a nuestro ego lo nuestro es lo único valedero; lo de los demás debe ser minimizado y descartado. Los niveles de conciencia en individuos son manejados por el ego. Mientras más grande es el ego mayor es el nivel de inconsciencia. De este modo vemos que los individuos más inconscientes son aquellos que están más convencidos de su historia personal y las identificaciones y creencias que han generado en el transcurso de sus vidas. Puedes darte cuenta de la validez de este concepto al observar a muchos líderes políticos, militares e incluso espirituales.
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Deseo de aceptación y pertenencia El ego tiene verdadero pánico al rechazo. Por este motivo tiene un voraz apetito por sentimientos de aceptación y pertenencia. Mientras más grande es el ego mayor es su deseo de pertenecer a alguna ideología, movimiento, causa, símbolo, etc., para justificar su superioridad. El ego busca siempre pertenecer, ser validado, aceptado. Hay veces que la gente pertenece a grupos sociales o de cualquier otra forma, que poco o nada tienen que ver con su forma de ser o de pensar. Lo hacen simplemente como búsqueda de aceptación. Cuántas veces vemos a jóvenes que se sienten desubicados en la vida, formar parte o identificarse con grupos que poco tienen que ver con su personalidad. Esta búsqueda de pertenencia o aceptación es muy prevaleciente, sobre todo en la gente joven. Puede ser que un joven no necesariamente se identifique con aquellos que visten a la última moda y hablan de cosas materiales, pero que tampoco se identifique con aquellos que no prestan ningún tipo de atención a la forma de vestirse o al cuidado personal. Esta sensación de no pertenencia se hace muy grande y causa sentimientos de falta de valor y depresión, afectando seriamente la autoestima. En la actualidad existen grupos que se acomodan a cada gusto y color, lo importante es pertenecer. Están los populares, góticos, nerds, geeks, etc. Buscamos siempre esa aceptación que nos defina y nos haga sentir valiosos. Esta búsqueda de aceptación no es más que un truco que nos juega el ego para validarse. Al ser aceptado fortalece su existencia y la justifica. Si otras personas actúan como yo, visten como yo, tienen similares intereses que yo, entonces yo debo estar en lo correcto y juzgaré al resto como equivocados. La búsqueda de aceptación se da a todo nivel y no es exclusiva de los jóvenes. Cuando somos adultos también buscamos pertenecer a 20
algún grupo. Queremos ser miembros de clubes de yates, golf, libros, etc. No importa que no nos interesen mayormente sus actividades o que no tengamos mucho en común con los otros miembros; lo importante es pertenecer. Muchas veces esta necesidad de pertenencia se da también a nivel de religión, iglesia, parroquia, grupo social, etc. Nuevamente, el ego nos hace pensar que si hay más personas que piensan como yo, quiere decir que yo no estoy mal, que lo que yo pienso es lo correcto y, por lo tanto, lo que piensa el resto es erróneo. El ego siempre buscará algo con lo que el individuo pueda identificarse y sentirse superior. A falta de cosas materiales se centrará, por ejemplo, en ideologías o razas. Si nací blanco y no tengo nada más por qué sentirme superior, entonces me siento superior porque soy blanco.
Identificación Otro aspecto problemático del ego es su deseo de identificación. Identificación es un rechazo al pensamiento original e individual para, a través de la racionalización mental, buscar la verdad en la forma de pensar colectiva. Identificación y pertenencia van de la mano. El ego ama las identificaciones, especialmente aquellas que les hacen sentirse superiores a otros seres humanos. El ego siempre quiere ganar. Por ejemplo, es triste ver que todavía en los Estados Unidos hay personas, especialmente en los estados de sur, que se identifican con la bandera confederada, atraídos por lo que ella representa. Este símbolo representa muchas cosas, no todas ellas negativas o divisionistas, pero la parte que es más atractiva para muchos individuos es el simbolismo de superioridad de la raza blanca sobre todas las otras, especialmente la negra. El ego de estas personas, en 21
su afán de sentirse superiores, ha hecho que se identifiquen con la idea de que ellos son superiores a otras personas por el simple hecho de haber nacido blancos. Como quizás hay una ausencia de logros personales, o de dinero, o algo más por lo que sentirse superior, el ego se agarra a lo que puede. Es posible encontrar personas que, a pesar de haber alcanzado éxito en lo material, todavía abrazan estos símbolos para sentirse aún más superiores. El ego necesita sentirse superior para subsistir. Si no hemos logrado una superioridad económica, hay aún un mayor deseo de identificarnos con algo que nos haga sentir superiores. En estos casos nuestro ego busca identificarse con una filosofía que de alguna manera le haga sentir bien y que justifique el ser pobre o no tener dinero. Por este motivo es fácil para algunos líderes políticos vender ideologías que de algún modo condenan la riqueza individual, como son el comunismo y el socialismo populista. Los sentimientos de superioridad racial son ideales para ilustrar lo absurdo de ciertas creencias. Es realmente sorprendente la predisposición de ciertas personas a sentirse superiores que el resto por circunstancias totalmente fuera de su control, como fueron las condiciones de sus nacimientos. Las circunstancias en las que venimos al mundo nada tienen que ver con grandeza o supremacía. Es absurdo pensar que un niño, por el hecho de haber venido al mundo en una cuna privilegiada de gente blanca y buenos recursos económicos, es superior a un niño negro del África, cuyos padres están sumidos en la pobreza. Si fuera cierto que existe esta superioridad desde el momento del nacimiento estaríamos admitiendo que no existe justicia divina, que de alguna manera hay un favoritismo celestial desde los primeros momentos de nuestra concepción. ¿Es que acaso Dios ama más a ciertos niños y menos a otros? La respuesta es simple: todos venimos al mundo con la misma esencia (vida). No existen 22
favoritismos. Si admitimos que el alcance de la felicidad es un asunto interno a cada ser humano, nos damos cuenta de que todos venimos con lo que necesitamos para tener unas vidas felices y plenas. El resto, la raza, nacionalidad, estrato social, económico, religión de nuestros padres, género, etc., son simplemente las circunstancias particulares de nuestra existencia. Cuando la raza no es suficiente nuestro ego busca otras características que nos hagan sentir superiores. Agregamos la nacionalidad, luego quizás la región del país en la que nacimos y si no es suficiente le añadimos el género. Por ejemplo, pensamos que si somos hombres blancos, europeos, italianos y de Roma definitivamente no hay nadie mejor que nosotros, independientemente de nuestro nivel de inconsciencia. Estos son trucos del ego de las personas para sentirse superiores a través de identificaciones. Recordemos que el sentimiento de superioridad es uno de los mayores combustibles del ego. El pensar que uno es más que alguien o menos que alguien inevitablemente causa sufrimiento. Si piensas que eres superior, vivirás frustrado tratando de mantener tu superioridad. Si piensas que eres inferior, también vivirás frustrado ante la pobre imagen que tienes de ti mismo y quizás te perderás en la complacencia buscando la aprobación de aquellas personas cuyas necesidades has puesto por encima de las tuyas. El único estado que no produce sufrimiento y se alinea con tu felicidad es el estado de igualdad.
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Materialismo y codicia Desde pequeños también se nos enseña que la felicidad solo es alcanzable a través de objetos, logros y circunstancias ajenas a nosotros. Se nos dice que para ser felices debemos acumular dinero y posesiones externas como casas, autos, etc. Mientras más dinero tengamos más felices seremos. Se nos enseña también que nuestra felicidad depende de que encontremos la pareja perfecta. Si somos hombres se nos pinta la imagen de la mujer ideal. Que sea bonita, esbelta, buena ama de casa, madre ejemplar, amante fiel y, de ser posible, como bono adicional, que no nos moleste y nos deje hacer lo que queramos. Si somos mujeres, el hombre ideal tiene que ser guapo, esbelto, gran proveedor, padre ejemplar, amante fiel y, como bono adicional, que no sea posesivo y también nos deje hacer lo que queramos. Estas enseñanzas están altamente soportadas por enormes aparatos de mercadeo que nos venden la idea de que la felicidad está en lo externo a nosotros. Estos aparatos ligan el consumismo con la felicidad. Fíjate cuántos comerciales de televisión usan las imágenes de gente joven, risueña, llena de amigos y felicidad, para de esta manera vincular el consumo de sus productos a estas realidades y sentimientos. Sin embargo, en la práctica, la felicidad que cualquier producto o situación externa pueda proporcionar no es duradera. La satisfacción que inicialmente nos proporcionan muchas veces viene seguidas de sentimientos de vacío y banalidad. Desafortunadamente, nuestra sociedad hace que nos olvidemos pronto de estos sentimientos y busquemos satisfacción en alguna otra cosa. Siempre estamos a la caza del siguiente producto, servicio, etc. que nos haga felices. Nuestras vidas se convierten en una especie de montaña rusa emocional en la que cuando compramos algo que nos complace, estamos en todo lo alto y nos sentimos felices, y cuando sucede algo 24
con lo que compramos, lo perdemos, expira, pasa de moda o simplemente deja de satisfacernos, caemos bajo, en sentimientos de vacío y depresión, hasta que el siguiente producto que nos brinde satisfacción personal salga al mercado. Llegamos erróneamente a pensar que la felicidad duradera no existe. Solamente pequeños momentos que van y vienen, pero que siempre están conectados a elementos externos. Esta obsesión por lo externo y lo material muchas veces se convierte en codicia. La codicia es una de las características más problemáticas de nuestro ego. Es ese deseo insaciable de siempre tener más, sin importar cuanto ya tengamos. La codicia va más allá del deseo nato de superación que todos los seres humanos tenemos, para llevarnos a un estado de perpetua inconformidad. Muchos seres humanos cometemos los actos más atroces y despiadados guiados por la codicia. Justificamos los medios más problemáticos si a través de ellos llegamos a tener más y sentirnos superiores a nuestros semejantes. Desafortunadamente, la codicia es totalmente opuesta a la felicidad, ya que nunca se está satisfecho con lo que se tiene, siempre se quiere más. Digamos, por ejemplo, que tras de muchos años de duro trabajo logras, por fin, comprarte esa casa maravillosa que siempre has soñado. El vivir en esta casa, sin lugar a duda, te traerá la dicha de haber logrado tu objetivo. Sin embargo, si estás controlado por la codicia, esta dicha no será duradera. No pasará mucho tiempo hasta que te sientas inconforme, mires quizás con envidia otras propiedades más valiosas y ahora sean esas las que tú desees. Es así como el círculo se repite interminablemente, causando en ti inconformidad y sufrimiento.
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Rencor, conflicto, culpa y arrepentimiento A nuestro ego también le gusta el rencor y el conflicto porque de esta manera refuerza el sentimiento de separación y la creencia de que nosotros estamos en lo correcto, de que somos mejores, y las otras personas están en lo incorrecto, y por ello son inferiores que nosotros. Por este motivo no nos deja olvidar y mantiene nuestras iras, odios y rencores vivos en nuestra mente. Desde niños aprendemos a culpar a otras personas o circunstancias por la forma en que nos sentimos. Estas enseñanzas son rápidamente adoptadas por nuestro ego, porque así evita asumir responsabilidades. Para ilustrar este concepto digamos que le prestamos una cantidad importante de dinero a un vecino que nunca nos pagó. Es mucho más fácil justificar los sentimientos de rencor y desprecio que le tenemos a nuestro vecino que nos pidió prestado dinero y nunca nos lo devolvió, a pesar de haber mejorado su situación económica, que admitir que estos sentimientos o emociones conflictivas fueron, en efecto, iniciadas por la inconsciencia de nuestro vecino, pero que fuimos nosotros los que escogimos seguirlas, aumentarlas y prolongarlas. No dejamos morir estos sentimientos negativos y de esta manera seguimos con ira, a pesar de que el vecino nos pidió prestado dinero hace dos años. Nuestro ego justifica las emociones de ira y desprecio para de este modo tener latente el que no podemos confiar en los demás. En lugar de aferrarnos a este rencor y resentimiento, es mejor aprender de los hechos que se generaron, y la próxima vez que alguien nos pida dinero prestado tomar las medidas necesarias para que nos lo paguen cuando así sea especificado. No hay necesidad de rencores y odios. Estas emociones no tienen ningún propósito real ni contribuyen a 26
nuestro bienestar. Es mucho más productivo aprender de las lecciones que nos da la vida, dejando de lado las emociones que ellas generaron. Existe la creencia errónea de que las emociones son las que dan la lección y que por eso no debemos dejarlas ir. La lección está en los hechos que se desencadenaron y no en las emociones que estos hechos generaron. Similar a la culpa, el arrepentimiento es también una emoción problemática que causa enormes cantidades de sufrimiento. El arrepentirse es inútil ya que, independientemente de cuanto te condenes, de ninguna manera vas a lograr cambiar tus acciones pasadas. Piensa que toda acción, por problemática que esta haya sido, lleva consigo una lección que debe ser aprendida. Si no hubieras hecho lo que hiciste, en el momento que lo hiciste, no serías la persona que ahora eres. El no arrepentirse no quiere decir de ninguna manera que estés orgulloso de todo lo que has hecho en el transcurso de tu vida y que no actuarías de manera diferente de tener la oportunidad. Recuerda que lo que hiciste o dejaste de hacer fue el resultado de las circunstancias que se presentaron y el nivel de consciencia que tuviste en el momento en que se presentaron.
Odio El odio es la emoción más fuerte y destructiva producida por el ego. Ningún ser humano nace con odio en el corazón. El odio es un sentimiento totalmente aprendido, al igual que todos los sentimientos y emociones negativas. Los odios religiosos son especialmente complicados y problemáticos. En mucha gente, la identificación con su religión es muy fuerte. En muchos casos esta identificación está alimentada por creencias que han subsistido por cientos o miles de años. Estas creencias han sido y de hecho siguen 27
siendo alimentadas por opiniones o interpretaciones humanas. A través del tiempo, los mensajes originales de los grandes maestros han sido tinturados por el ego de ciertos líderes religiosos que los han interpretado y expuesto de acuerdo a su perspectiva e intereses personales, como que si se tratasen de la verdad absoluta. Estas creencias llevan mucha fuerza, por lo que a través del tiempo se han convertido en dogmas. Cuando las creencias se convierten en dogmas dejan de ser cuestionadas y pasan a ser aceptadas como verdades absolutas sin impugnación alguna. Muchos niños crecen en un ambiente en el que el odio a otras religiones prevalece. Se les recuerda constantemente que su religión es la única verdad y se les enseña que la mera existencia de otras religiones es una amenaza para su propia salvación y la salvación de su pueblo. Muchos han sufrido la partida prematura de sus seres queridos en manos de una violencia a la que, a falta de justificativos racionales y entendibles, la interpretan quizás como ataques religiosos que los infieles están sometiendo a sus pueblos. Este tipo de ejemplos pueden utilizarse para ilustrar y entender el origen de los odios que nos aquejan a los seres humanos. Te invito a hacer una analogía similar para entender los orígenes de los odios raciales, culturales, educativos, etc., que han secuestrado nuestras mentes durante muchísimos años.
Violencia La violencia es normalmente el recurso empleado por personas altamente inconscientes en el deseo de imponer su voluntad. Sus deseos normalmente tienen raíz en el ego y la inconsciencia que este genera. Buscan a través de la violencia imponer sus creencias o 28
caprichos “superiores” para satisfacer sus deseos egocéntricos de validación, poder, dinero, etc. Si damos un vistazo a la historia nos daremos cuenta de que el odio y la violencia siempre han generado más odio y más violencia. Hay que admitir que ha habido ciertas circunstancias en la historia que han justificado de alguna manera el uso de violencia clara y puntual para terminar con niveles altos de inconsciencia en la que se habían sumido ciertos líderes. Sin embargo, la paz obtenida no ha superado de ninguna manera la prueba del tiempo. Las guerras y la violencia cambian de lugares y circunstancias, pero continúan cada vez con más fuerza. El uso de la violencia genera emociones muy fuertes en las personas que la usan y las que son víctimas de ella. Se crean sentimientos de odio, venganza, ira, culpa, tristeza, etc., que son muy difíciles de procesar y dan paso a tremendas cantidades de sufrimiento y últimadamente a más violencia. Son precisamente estos odios y frustraciones los que hacen que la gente busque identificación con otras personas que sean víctimas de circunstancias y emociones similares. Se forman dogmas e ideologías basadas en sentimientos de odio y eliminación de otros seres humanos. Es así como, por ejemplo, se forman los grupos terroristas. Estos grupos no son más que conglomerados de gente con ideologías sumamente fuertes, convertidas en dogmas que, alimentados por sentimientos de odio, venganza, frustración y rechazo, usan los métodos más violentos en su afán de imponer sus creencias en otros seres humanos. Al caer en niveles elevados de inconsciencia, estas personas malinterpretan o tergiversan ciertas enseñanzas religiosas para, de esta manera, validar y justificar los actos más atroces de violencia.
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No importa que las intenciones que justifiquen el uso de la violencia sean aparentemente nobles o valederas. Recordemos que las buenas intenciones son relativas, no obedecen a una verdad universal sino a una verdad individual. Absolutamente todo acto de violencia es originado por una diferencia de opiniones. Por ejemplo, lo que es noble y valedero para una persona en Occidente, quizás sea repugnante e impensable para otra persona en Oriente. El uso de violencia invariablemente genera y alimenta emociones sumamente fuertes de odio y venganza en ambos lados de la disputa. De esta manera, la violencia nunca traerá consigo una solución duradera a los conflictos. Simplemente los agrandará, complicando y postergando su resolución. ¿Cómo se puede esperar paz de una persona que ha crecido en un ambiente de violencia y ha visto a sus padres o hijos ser mutilados por una bomba? Lo más lógico sería esperar que esta persona se convierta en una víctima más de la violencia, se llene de odio y actúe de manera violenta. Para eliminar la violencia y erradicarla de manera definitiva debemos eliminar los causales de la misma y no a los causantes. Debemos hacer consciencia de que el limitarse a matar terroristas lejos de solucionar el problema lo multiplica. La paz duradera nunca llegará por imposición a través de la violencia. No se puede cosechar lo que no se siembra y no se cultiva. Si sembramos violencia y cultivamos violencia, violencia es precisamente lo que vamos a cosechar. Esperar cualquier otro tipo de resultado sería una clara indicación de locura. Otra analogía que podemos usar para darnos cuenta de este absurdo sería, por ejemplo, el querer disfrutar de un delicioso jugo de frutas, pero lo único que echamos en la licuadora son vegetales. ¿Acaso llegará el día en que 30
obtengamos nuestro deseado jugo de frutas licuando únicamente vegetales?
Juicios Uno de los grandes problemas ocasionados por nuestro ego y que es muy particular de nuestra condición humana es la necesidad adictiva de juzgar. Este juicio se presenta en forma de opiniones, mayormente negativas, con respecto a prácticamente todo lo que nos rodea. Juzgamos a las personas y las etiquetamos de buenas, malas, buenos padres, malos empleados, antipáticas, agradables, etc. Estamos siempre viendo las cosas desde nuestra perspectiva, nuestra individualidad. Esta práctica es errónea, ya que obedece a nuestra perspectiva de que lo pensamos es correcto o incorrecto. Debemos siempre tener en cuenta que nuestra forma de pensar es diferente a la de otras personas. Lo que está bien y es importante para nosotros quizás no esté bien o no tenga el mismo grado de importancia para otras personas. Vemos las cosas desde nuestro punto de vista, al que consideramos como el único válido, y así esperamos que otras personas piensen y actúen de manera similar, sin respetar su propia individualidad. Piensa cuántos conflictos familiares se originan, cuántos matrimonios se rompen, cuántos hermanos pelean con hermanos, hijos con padres, padres con hijos, jefes con empleados, etc., porque los unos no hacen o se comportan de la manera en que los otros piensan que deberían. Es común ver a niños peleándose con otros niños porque no hacen lo que ellos quieren. Lo problemático es que continuamos actuando de esta manera aún de adultos. Las circunstancias cambian. Quizás ya no peleamos porque otras personas no juegan con nosotros de la manera 31
en la que quisiéramos, pero si peleamos porque ellas no hacen o se comportan de acuerdo a nuestra voluntad. Al contrario que en los niños, donde este tipo de peleas o diferencia de opiniones no genera mayores resentimientos y son rápidamente olvidadas, los adultos no las dejamos ir, las personalizamos y nos causan resentimientos. Cuestionamos constantemente el hecho de que otras personas no actúan como “deberían”. Nos preguntamos quizás: “¿Por qué mi esposo o esposa no se comporta como debería?”. Él o ella debería estar haciendo esto o aquello en lugar de lo que está haciendo, o debería pensar de esta manera o esta otra en lugar de la forma en la que piensa. Pensamos que nuestros hijos, independientemente de su edad, deben actuar de cierta manera. Pensamos que ellos nunca deben contradecirnos y deben siempre seguir nuestros consejos, porque como padres tenemos más experiencia y sabemos más lo que les conviene. Así, muchos padres tratamos de imponer nuestra voluntad en nuestros hijos mayores y nos frustramos mucho cuando deciden tomar caminos distintos a los que nosotros hemos escogido para ellos. Es verdad que, como padres, tenemos más experiencia que nuestros hijos en muchos aspectos de la vida y es también verdad que incondicionalmente buscamos su bienestar y nunca haríamos o sugeriríamos algo que conscientemente les perjudicara. El problema se da cuando queremos imponer nuestra voluntad por encima de la de ellos. Imponer nuestra voluntad es complacer a nuestro ego y muy difícilmente traerá la felicidad que esperamos para nuestros hijos. Al juzgar a otros por sus pensamientos o acciones estamos inconscientemente poniéndolos en una posición inferior a la nuestra. Guiados por nuestro ego, creemos que lo nuestro es superior y válido, y que lo de los otros es como mínimo cuestionable. 32
Al personalizar el hecho de que otras personas no actúan o piensan como nosotros pensamos que deberían hacerlo confundimos sus motivos. Creemos que ellas actúan de esa manera quizás porque no nos quieren, o no nos respetan, o no somos importantes, en lugar de admitir el simple hecho de que actúan de manera diferente porque son diferentes. No lo hacen porque no nos quieren o respetan, sino porque tienen una perspectiva diferente a la nuestra. Culpamos así a otros por “hacernos sufrir” al no hacer lo que nosotros queremos que hagan. Siempre debemos tener en mente que la mayor adicción que tenemos como humanos es la adicción a la libertad. Bajo condiciones normales, cada uno de nosotros queremos hacer lo que consideramos es lo más conveniente para nosotros.
Complacencia Es cierto que, al menos en apariencia, la complacencia no contiene elementos problemáticos. Sin embargo, la complacencia exagerada causa enormes cantidades de sufrimiento tanto al complacido como al complaciente. La complacencia problemática va más allá de preparar el plato preferido para nuestra esposa, hijos, etc., porque sabemos que eso es lo que les gusta y queremos brindarles un poco de alegría. Esta complacencia tiene raíces egocéntricas en el sentido que se la practica como mecanismo para sentirse bien uno mismo y evitar culpas. La complacencia problemática es aquella en la que la persona vive en un estado permanente de complacencia, olvidándose de hacer lo que le hace feliz a ella para pasar a vivir a través de los ojos de los complacidos.
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En el transcurso de nuestras vidas ejercitamos muy poco la libertad a la que tenemos derecho y nos pertenece. Desde pequeños se nos enseña a descartar nuestra propia voluntad para “respetar” la voluntad de otros, normalmente, la de nuestros padres y maestros. Siempre se nos dice lo que debemos hacer para complacer a nuestros padres, maestros, parientes, amigos, jefes, sociedad, gobierno, etc., olvidándonos de complacernos a nosotros mismos. De adultos, estos sentimientos de complacencia pasan a ser nuestras obligaciones. Tenemos la obligación de trabajar, ser buenos padres, proveer para nuestras familias, etc. La palabra obligación es correcta porque su significado niega el uso de nuestra voluntad propia. Vivimos atrapados satisfaciendo voluntades ajenas y muy poco nos preocupamos de la nuestra. La “obligación” debe ser vista como una enfermedad dañina que se cura únicamente con la voluntad. Es la diferencia entre sonreír porque tienes que y el querer sonreír. Es el ayudar porque tienes que y el querer ayudar. Nuestro mundo está lleno de personas sumamente infelices que han ido por la vida complaciendo a sus padres, hijos, familiares, maestros, amigos, etc., dejando de lado sus propios deseos. En otras palabras, han ido por la vida realmente sin vivirla. Han dejado que sean otros los que decidan por ellos en lugar de ser ellos los que tomen las riendas de su destino. Han vivido bajo la perspectiva de otras personas, y no la propia. Como padres debemos limitarnos a dar nuestro consejo sabio y sincero, y dejar que sean nuestros hijos los que decidan o no el seguirlo. Al final son ellos los que tienen que forjar sus propios destinos y encontrar su propia felicidad. 34
Intentamos insaciablemente controlar y manipular a otras personas para que piensen y actúen de la manera que nosotros consideramos que es la correcta y nos frustramos cuando no lo hacen. La persona complaciente, cuyas acciones están destinadas a satisfacer a otras personas, no vive su propia vida, sino que lo hace a través de los ojos de otras personas. De esta manera, evita el sufrimiento que le generaría el enfrentarse a sus padres, hijos, amigos, etc. Evita tomar control de su propia felicidad como mecanismo de defensa ante las frustraciones que podrían encontrar al hacer lo que ellos desean. Depositan su felicidad en otras personas y viven a través de los ojos de ellas. Desafortunadamente, las personas complacientes son normalmente bastante infelices, por el simple hecho de que es imposible complacer a todos. Hay veces que el complacer al uno significa no complacer al otro, y esto les causa mucha frustración y sufrimiento. Hay personas complacientes que confunden la complacencia con el amor. Van mucho más allá de la ayuda normal que con satisfacción se brinda a las personas amadas para pasar a ser sus esclavos. Dicen, por ejemplo, que complacen a sus hijos y les dan todo lo que quieren porque los aman. Desafortunadamente, la complacencia extrema no es positiva para nadie. Los que la dan se vuelven esclavos de los que la reciben y pasan por la vida halados y empujados por ellos. El complacido tampoco se beneficia. Se malacostumbra a imponer su voluntad y a manipular a las personas complacientes para satisfacer sus deseos. La complacencia extrema es especialmente perjudicial en nuestros niños y jóvenes. No hay que olvidarse que quizás la responsabilidad más importante que tenemos como padres es enseñar a nuestros hijos a trabajar por lo que desean y a ser responsables de sus propias 35
vidas. Hay padres que dan a sus hijos todo lo que quieren en su deseo por complacerlos. De esta forma, lejos de educarlos y prepararlos para enfrentarse la vida, crean una imagen distorsionada de la realidad en la que se desenvuelven. Es así como muchos niños llegan a pensar que el mundo gira a su alrededor de manera exclusiva. Piensan que la obligación de otras personas es complacerles y hacer su voluntad. Lógicamente, cuando esta situación no se da, se frustran, se enojan o se deprimen enormemente. Víctimas de la complacencia extrema, muchos niños llegan a ver a sus padres como los únicos responsables de su bienestar. Ya convertidos en adultos continúan con estos pensamientos y culpan a sus padres de todas las desventuras que ocurren sus vidas, sin tomar ningún tipo de responsabilidad por ellas. Se olvidan de que son ellos los responsables de sus futuros y evitan esta responsabilidad, localizándola en sus padres. No se percatan de que sus padres también son humanos y que tienen sus propios deseos que van por encima de la complacencia incondicional a sus hijos. Cuando estas personas tienen sus propios hijos, normalmente caen en los mismos errores de sus padres y repiten el círculo. Es crucial que aprendamos a romper las ataduras de la complacencia y dejemos de vivir en función de alguien o algo más para pasar a ser nosotros los protagonistas de nuestras vidas.
Drama A nuestro ego problemático le gusta el drama como manera de ratificar su superioridad. Los humanos tenemos verdadera fascinación por el drama y lo negativo que hay en el mundo. Nos gusta ver que no somos los únicos con problemas y que hay otras personas con 36
circunstancias de vida peores que la nuestra y que por ello tenemos una posición superior a ellas. Así, nos identificamos con el drama y lo acogemos en nuestras vidas. Tu ego busca la distracción e identificación con todo lo que le pueda alimentar. Lo mismo pasa cuando nos distraemos con los aparatos electrónicos o videojuegos. Nuestro ego pasa de identificarnos con nuestras historias personales a hacerlo con la violencia de los videojuegos. Te dirá que solo es un juego y por eso está bien matar a cientos de humanos ficticiamente. Desafortunadamente, tu cuerpo no sabe cuándo una situación es ficticia o es real y produce toda clase de reacciones para, a su manera, afrontar las situaciones que interpreta como peligrosas o conflictivas. Observa las reacciones de tu cuerpo cuando miras la televisión o juegas con videojuegos. Si se te presenta una situación peligrosa, tu cuerpo generará adrenalina y serás capaz de sentir cómo te cargas de energía, listo para actuar ante el peligro que se te presenta. En muchos casos reaccionarás y saltarás de tu asiento. Fíjate en las reacciones de tu cuerpo ante situaciones dramáticas, reales o irreales. Si miras cómo un padre abandona a sus hijos, te sentirás quizás con ira, triste, frustrado, etc. La reacción de tu cuerpo es similar independientemente de que lo que estás viendo sea real o ficticio. Todas las emociones negativas que se generan en tu cuerpo son potencialmente dañinas para tu salud. Estas emociones son energías que, de no ser procesadas correctamente, pueden causar muchas enfermedades. Por este motivo debes tener mucho cuidado a lo que ofreces tu atención. Desgraciadamente, cuando estamos envueltos en negatividad y la hacemos parte de nuestras vidas, nuestra realidad se vuelve también negativa. La negatividad atrae negatividad. Cuando, por ejemplo, te 37
dejas consumir por noticias negativas, atraes esa negatividad y le permites formar parte de tu realidad. Para ilustrar este concepto digamos que una persona vivió toda su vida aislado del mundo exterior. Para esta persona las guerras mundiales, la injusticia, la violencia, el hambre, etc., no existirían, ya que nunca hubieran pasado a formar parte de su realidad. Cuando algo no se experimenta, no pasa a formar parte de tu realidad y por lo tanto no te afecta. Si no lo experimentas de algún modo, simplemente para ti no existe. Ahora bien, esto no quiere decir que vayamos por la vida de forma ignorante ante lo que sucede en el mundo, ya que esa ignorancia no daría paso a las acciones correctas que lo mejoren. Lo que significa es que debemos tener mucho cuidado con lo que experimentamos porque eso pasa a ser parte de nuestra realidad. Al dejarnos consumir por el drama en la vida, ya sea este real o ficticio, este drama toma posición en nuestra realidad y la tintura de negatividad. Debemos darnos cuenta y aceptar la realidad de que la idea de quienes percibimos que somos en la actualidad, nuestra falsa identidad, ha sido forjada por nuestro ego. El ego ha sido el responsable de nuestros pensamientos negativos (dejamos de lado los positivos, porque ellos no causan conflicto). Estos, a su vez, se han transformado en emociones de odio, ira, miedo, angustia, etc. Estas emociones, acompañadas por todo tipo de enseñanzas, han resultado en lo que creemos es nuestra identidad. Si, por ejemplo, sentimos odio y este se alimenta constantemente por enseñanzas separatistas (religiosas, raciales, económicas, etc.), se convierte en parte de nuestra identidad. Nuestros pensamientos, emociones y creencias, que alimentan nuestra historia personal o falso ser (ego), nos han dado la ilusión de que nosotros somos lo que pensamos. Los humanos estamos tan identificados con nuestra mente y sus frutos (pensamientos, 38
emociones, etc.,) que no la cuestionamos. Las preguntas se convierten en algo innecesario y vano, ya que estamos convencidos de que nuestra mente es lo que somos. Creemos que somos de cierta manera y no podemos cambiar.
Tristeza La tristeza es una emoción problemática que nos causa enormes cantidades de sufrimiento. Se da como resultado de la frustración e impotencia que sentimos cuando una situación sale de nuestro control y nos vemos incapaces de cambiarla. Por ejemplo, no hay aflicción más grande que el fallecimiento de una persona cercana a nosotros. Cuando un ser querido nos abandona nos consume la tristeza. Hay muchas personas que nunca logran superar estos acontecimientos porque se han identificado totalmente con este sentimiento. Esta identificación se ha facilitado por la creencia errónea de que, al dejar de sufrir por la partida de un ser querido, lo olvidamos y así traicionamos el amor que sentíamos por él o ella. El sentir tristeza no tiene nada de malo, es natural. Lo negativo es identificarnos totalmente con ella, hasta el punto de que no nos permita ser felices nunca más. Es bueno que cuando la tristeza aflora nos permitamos sentirla, no la rechacemos. Si la rechazamos volverá con más fuerza. Recordemos a nuestro ser querido con amor, pero no nos dejemos paralizar por la tristeza. Estemos conscientes de que esta es tan solo una emoción y que eventualmente pasará. Si nos permitimos sentir tristeza o cualquier otro tipo de emociones que por su naturaleza acarrean sufrimiento, sin identificarnos con ellas, el sentimiento pasará y abrirá paso a otras emociones más positivas.
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Cuando nos enfrentamos a la muerte de un ser querido sentimos el profundo dolor que el vacío de la pérdida deja en nuestros corazones, pero al mismo tiempo debemos ser conscientes de lo efímera que es la vida humana. Recuerda que todo lo físico está destinado a desaparecer, no es permanente. Toda forma deja de existir, sin importar cuán permanente parezca al ojo humano. Fíjate en la naturaleza, todo lo que ves está en constante evolución. Date cuenta de la inmensa cantidad de vida que te rodea, los árboles, la grama, los insectos, los pájaros, y toda clase de vida a tu alrededor. Ahora bien, si miras al suelo verás ejemplos de esta evolución de la que hablamos. Verás muchas hojas muertas o en proceso de descomposición. Verás también animales o insectos pasando por este proceso. La muerte forma parte de la vida como la vida misma desde el punto de vista del plano físico. Este principio también se aplica a todo lo material, creado por el hombre. Cuántas estructuras fabulosas, que en su tiempo parecieron eternas, han desaparecido. Recordemos lo sucedido con las Torres Gemelas (World Trade Center) de Nueva York. Antes del 11 de septiembre del 2001 estas estructuras se levantaban orgullosas, sólidas y daban la ilusión de una permanencia duradera. Estas estructuras, desaparecidas ahora, no son más que valiosos recordatorios de los alcances atroces de la inconsciencia humana y de la brevedad de la forma. Al mismo tiempo debes tener la tranquilidad de saber que en la realidad la muerte no existe más allá del plano físico, más allá del principio de dualidad, como opuesto a la vida física, o más exactamente, al nacimiento. La verdadera vida que eres tú no conoce la muerte. La muerte no es más que corporal, es el fin de nuestra coraza física y nada más.
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El ego y la enfermedad Como hemos visto, el ego es el responsable de nuestros pensamientos negativos y problemáticos, que a su vez se transforman en emociones negativas y nos convierten en un ser reactivo y emocional. Estas emociones llevan consigo una gran cantidad de energía. El odio, la ira, la tristeza, la angustia, etc., son ejemplos de estas emociones que, de no ser procesadas adecuadamente por nuestra psique, se acumulan y en ocasiones se manifiestan en enfermedades. Especialmente en enfermedades crónicas, que son muy difíciles de curar para la ciencia y medicina occidental. La ciencia ha ido descubriendo la asociación que existe entre las emociones y las enfermedades físicas. Por ejemplo, se ha descubierto que cuando una persona siente ira, existe una interrupción del flujo de sangre al cerebro y no puede pensar con claridad durante un periodo de tiempo. Otro descubrimiento opuesto e interesante es el que tiene que ver con actos de generosidad. Según un estudio, cuando una persona realiza un acto de generosidad se fortalece físicamente, su sistema inmunológico mejora. Aún más interesante es el hecho de que la persona que recibe este acto de generosidad también experimenta el mismo beneficio. Y todavía más interesante que lo que experimentan la persona que da y la que recibe un acto de generosidad es el descubrimiento de que toda persona que observa el acto de generosidad también se beneficia. En resumen, podríamos decir que acciones o emociones negativas nos debilitan y enferman, mientras que acciones o emociones positivas nos fortalecen y curan no solo a nivel individual, sino también a aquellos que nos rodean. Las emociones llevan consigo energía que atraviesa nuestro cuerpo a través de nuestro sistema nervioso. Cada emoción tiene una frecuencia diferente y libera la química que nuestro cuerpo necesita para luchar con la situación que causa esta emoción. Por este motivo 41
cuando estamos en una situación de alto peligro, dicho peligro genera la emoción del miedo, la cual hace que nuestro cuerpo libere adrenalina y se prepare para reaccionar ante la amenaza que nos aqueja. Químicos como la adrenalina, cortisol y otros son liberados cuando hay sentimientos de peligro, miedo o estrés. Al ser liberados, nuestro corazón late más rápido, se dilatan nuestros vasos sanguíneos, nuestra respiración se vuelve más rápida y poco profunda. También nuestros músculos se endurecen y hay muchas otras reacciones físicas cuyo objetivo es prepararnos para pelear o enfrentar la situación que causa esta emoción. Cuando se trata de una situación de peligro real, la liberación de estos químicos ofrece mucha ayuda. Hacen posible que nuestro cuerpo reaccione más rápido, con mayor fortaleza y precisión. Por ello esporádicamente se escuchan noticias de gente que ha alcanzado niveles de fuerza corporal increíble durante momentos cortos como mecanismos de defensa. Madres que han sido capaces de levantar autos para salvar a sus hijos, por ejemplo. Si bien es cierto que la liberación de estos químicos en situaciones de peligro real es beneficiosa, su constante liberación no es beneficiosa para nuestro cuerpo, sino por el contrario, lo debilita. Por otro lado, emociones positivas como felicidad, risa, satisfacción, etc., hacen que nuestro cuerpo libere endorfina, que son poderosos químicos que contribuyen a que nos sintamos bien. El mismo principio aplicado a las emociones negativas puede ser aplicado a las positivas. Nuestro cuerpo no sabe si la situación que causa estas reacciones positivas en nuestro cuerpo es real o irreal. Puedes hacer un ejercicio opuesto al anterior para comprobar este hecho. Piensa en una situación, persona o grupo de personas a las que ames y observa la reacción de tu cuerpo. Sentirás cómo el hecho de tan solo pensar en algo agradable tiene un efecto altamente positivo en tu cuerpo. 42
Así, te puedes dar cuenta de que, al controlar tus pensamientos controlas tus emociones. Al controlar tus emociones controlas cómo te sientes. Si escoges pensamientos positivos, tus emociones serán positivas, y como resultado te sentirás mejor. Las emociones positivas fortalecen tu cuerpo y lo hacen menos susceptible de enfermedades. Por el contrario, las emociones negativas lo debilitan y abren las puertas a las enfermedades. Hemos visto que las emociones son flujos de energía que invaden nuestro cuerpo, ya sea de manera positiva o negativa. Las emociones negativas acarrean una gran cantidad de energía que de no ser procesada y liberada por nuestro cuerpo y nuestra psique, se acumula y origina enfermedades. Hay varios estudios científicos que están ligando enfermedades graves como el cáncer, esclerosis múltiple, esquizofrenia, ansiedad, depresión, bipolaridad, entre otras enfermedades, a la manera como hemos procesado nuestras emociones. Cada día es más evidente que el cuerpo y la mente están intrínsecamente relacionados. Muchas enfermedades del cuerpo son causadas por nuestra mente. Si guardamos resentimientos, odios, iras, etc., estas energías negativas alimentan la energía acumulada en nuestras enfermedades, y hacen que estas se arraiguen y no nos abandonen. Si, por el contrario, quitamos esta fuente de energía al superar las emociones negativas y verlas simplemente como el resultado de nuestros pensamientos y de las historias mentales que nos hemos creado alimentadas por nuestro ego, las enfermedades se debilitan y empiezan a desvanecerse. Es importante para nuestra felicidad observar nuestras reacciones ante situaciones conflictivas. Si, por ejemplo, estamos haciendo un préstamo y en el banco nos comunican que tenemos que hacer nuevamente todo el papeleo, porque el total de nuestro archivo se perdió de su sistema, en lugar de darnos la cabeza contra la pared y 43
decirnos a nosotros mismos cosas como: “Ya ves… Nunca sale nada bien. Este tipo de cosas siempre me pasan a mí. Seguro que perdieron el archivo a propósito, cuando vieron que se trataba de mí”. Estos pensamientos negativos se convierten pronto en conversaciones interminables en nuestra mente, causando ira, frustración, amargura y estrés, entre otras emociones negativas. Simplemente analicemos los hechos, observemos cómo nos sentimos sin alimentar nuestra frustración, ira, etc., con más pensamientos que de ninguna manera van a solucionar nuestra situación presente. Veamos cómo las emociones de frustración e ira crecen en nosotros sin hacer nada ni por pararlas, ni por alimentarlas, sino simplemente observémoslas. Nos daremos cuenta de que las emociones que se generaron nacieron en nuestro subconsciente, crecieron y finalmente se extinguieron. Después de ello la mejor solución o acción para solucionar este problema vendrá a nosotros en la paz de nuestra mente. Con esta simple acción hemos eludido ser víctimas de nuestras emociones. Hemos evitado que estas energías negativas inunden y se aferren a nuestro cuerpo, causando malestar y contribuyendo a crear enfermedades.
Animales y naturaleza como maestros La inconsciencia generada por nuestro ego es un privilegio de la raza humana. Los animales y las plantas no la poseen. Todo acto de maldad, egoísmo, odio, ira, etc., es el resultado de nuestra inconsciencia, capitaneada por nuestro ego. Los animales no son víctimas de sus egos y por lo tanto no se dejan llevar por el pensamiento inconsciente que este genera. La leona no ataca y se come a la cebra porque es mala, porque le cae mal o piensa diferente. Simplemente se la come porque necesita alimentarse y 44
alimentar a sus crías. Un mosquito no nos pica por maldad o por venganza de que constantemente queremos acabar con su especie; nos pica como simple mecanismo de sobrevivencia. Toda acción en la naturaleza tiene un propósito valedero, no vano. Ni las plantas ni los animales toman más de lo que necesitan para sobrevivir. Cuando este balance se rompe el resultado es invariablemente negativo. Por ejemplo, bajo condiciones normales, las plantas toman de la naturaleza solo lo que necesitan para su subsistencia y crecimiento. Un árbol toma solo el agua y nutrientes que necesita del suelo para su crecimiento y sobrevivencia, y deja el resto, de lo cual otras plantas se benefician. Cuando nos separamos de las leyes naturales, estos principios se rompen. Volviendo al ejemplo anterior, si sacamos una planta de su ambiente natural y la llevamos a nuestra casa, la planta ahora depende de nosotros para su sobrevivencia. Si por algún motivo la sobrealimentamos y constantemente le damos más agua de la que necesita, la planta eventualmente morirá. El balance natural se ha quebrantado. Nuestros propios cuerpos funcionan de manera similar a la naturaleza. Cuando nos alimentamos, nuestro cuerpo toma lo que necesita y elimina el resto. Cuando este proceso natural queda influenciado o afectado por nosotros, por ejemplo, con la sobrealimentación, nuestros cuerpos no alcanzan a eliminar lo innecesario y aparecen toda clase de enfermedades. Nosotros, los humanos, constantemente rompemos el balance natural que existe en la naturaleza, y tomamos de ella mucho más de lo que necesitamos para sobrevivir. Tenemos una tendencia a la acumulación vana de cosas materiales mucho más allá de lo necesario. Esta tendencia se alimenta por el insaciable deseo de nuestro ego de siempre tener más. Nada es suficiente en nuestra búsqueda constante 45
de satisfacción y felicidad. No pasa mucho tiempo desde que compramos el último y tecnológicamente más avanzado teléfono inteligente hasta que queramos el siguiente modelo, más poderoso, vistoso, etc. No importa cuánto necesitemos o usemos los últimos accesorios y capacidades del teléfono, lo importante es que tengamos el último modelo. Esta práctica de consumismo, alimentada por enormes aparatos de mercadeo, genera grandes cantidades de desperdicio que a su vez desencadena un impacto ambiental significativo. No debemos olvidarnos de que eventualmente todo lo que dejamos de usar termina retornando a la naturaleza normalmente en una forma alterada, no original, que complica enormemente su descomposición en los elementos primarios que lo crearon. Por ejemplo, los plásticos son derivados de materiales primarios que se encuentran en la naturaleza como son el gas natural, el petróleo, el carbón, los minerales y las plantas. Una vez devueltos a la naturaleza a manera de desperdicio, la mayoría de plásticos comerciales tardan entre 450 a 1.000 años en descomponerse, causando un impacto ambiental enorme. Estos desperdicios plásticos son a menudo ingeridos por animales y vida silvestre en general, hiriéndolos o envenenándolos. Además, el desperdicio de plásticos flotantes sirve como medio de transportación para especies animales invasivas, alterando el hábitat de otras especies. El plástico enterrado en botaderos de basura puede dejar escapar químicos peligrosos que se esparcen en aguas subterráneas y de esta manera llegan a humanos, animales y plantas. Se calcula que la cantidad de plástico manufacturado en los primeros 10 años de este siglo es mayor que el total producido en el siglo pasado.
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Como hemos visto, bajo condiciones normales, todas las plantas y animales viven en perfecta armonía entre sí mismos y la naturaleza que les rodea. Somos los humanos los que repetidamente introducimos desequilibrios al tomar más de lo que necesitamos para acumular riqueza o satisfacer necesidades vanas. Pensemos en los derrames de petróleo, la sobreexplotación de minas, la cacería innecesaria de animales, la contaminación de nuestros suelos, etc. Si damos una cuidadosa mirada a todas estas actividades nos daremos cuenta de que obedecen a la inconsciencia humana alimentada por el ego, al deseo de los unos de tener más o sentirse superiores a los otros.
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CAPÍTULO 3 EL EGO, EL PODER Y LOS SISTEMAS POLÍTICOS ACTUALES El ego y el poder Al entender la naturaleza del ego es posible comprender el porqué nuestra civilización ha estado mayormente en las manos de personas inconscientes con egos sumamente elevados prácticamente desde su florecimiento. El ego busca poder para así, reafirmarse y sentirse superior. El poder es especialmente atractivo para personas con altos niveles de inconsciencia llevadas por el ego. Una vez en el poder, es este mismo ego el que hace que ahora estas personas se identifiquen ciegamente con él y no lo quieran dejar. Al perder el poder perderían su identidad y no les quedaría nada. Por este motivo inventan toda clase de trucos que les permitan eternizarse en el poder. Se vuelven altamente populistas en el afán de que una mayoría se identifique con ellos y así les den el voto que les permita llegar o continuar en el poder. Hacen de la separación su estrategia política; divide y vencerás. Ponen el uno en contra del otro, siempre identificándose con el que sea mayoría para conseguir sus votos, sin importar que el otro también sea parte del pueblo a quien se deben. Mientras más grande es el ego de los líderes, mayor es su deseo de controlar y reprimir a su pueblo. El control y la represión dan un falso sentido de superioridad. El controlador se siente más que el controlado, ya que en él puede imponer su voluntad. Por ello, cuanto más egocéntrico es el sistema de gobierno, mayor es el control y la represión sobre sus pueblos. Este deseo de control muchas veces se traduce en una serie de leyes y limitaciones que coartan la libertad de las personas. 48
Una práctica muy utilizada por los líderes actuales es el hacer que la gente que tiene poco se llene de odio en contra de los que tienen algo. Toda persona debe preguntarse sinceramente si estos odios, alimentados constantemente por el régimen, le han llevado a algún tipo de prosperidad. La respuesta es fácil: la ira, el odio, las envidias, etc., no han llevado nunca a nadie a ningún tipo de prosperidad ni lo harán jamás. Lo que estas emociones hacen es que la gente insatisfecha, se sienta mejor al haber más personas en su propia situación. Recuerda que al ego no le gusta de ninguna manera sentirse inferior y busca la superioridad. El haber más gente en la misma situación es un consuelo para nuestro ego frustrado por no alcanzar los niveles de superioridad deseados. Así, se cae en la ilusión de que como hay más gente pobre, el ser pobre debe estar bien, opacando el deseo nato de superación que tenemos como humanos y nuestro derecho a la felicidad y la prosperidad. Esta situación es bastante triste, porque significa el alegrarse de la desgracia ajena. Uno no se siente mejor porque su situación haya mejorado o tenga más, sino porque hay más gente en la misma condición. Otra táctica comúnmente utilizada por líderes o candidatos a posiciones de poder inconscientes es la de inyectar toda clase de miedos en las personas con el objetivo de ser vistos como los únicos que pueden prevenirlos o combatirlos de ser ese el caso. Trabajan arduamente en crear la impresión de que solo ellos tienen la capacidad de guiar a sus pueblos ante las inminentes amenazas que los aquejan como resultado de toda clase de agentes externos. El miedo no es más que una táctica moderna de esclavitud que muchos políticos y grupos de poder usan para controlar y manipular a sus pueblos. 49
Existe la tendencia a pensar que nuestros líderes o las personas envueltas en la política son superiores, admirables y sumamente inteligentes. Se hace una asociación entre poder e inteligencia. Si usamos una de las definiciones tradicionales de inteligencia, según la cual se trata de la habilidad de usar conocimiento y lógica para solucionar problemas, nos damos cuenta de que esta asociación es mayormente errónea, con contadas excepciones. Muchos líderes son completamente ignorantes de las acciones que deben tomar para solucionar los problemas reales de sus pueblos. Simplemente han sido buenos vendedores de sus ideologías. Han conseguido que la mayoría votante se identifique con ellas, independientemente de cuan válidas o apropiadas estas sean en la generación de bienestar y prosperidad para sus pueblos. Desgraciadamente, en esta búsqueda de identificación, muchos líderes juegan con las emociones de las personas y echan mano de las tendencias egocéntricas que todos tenemos como parte de nuestra naturaleza humana. Usan tácticas divisivas para hacer que las mayorías oprimidas se identifiquen con ellos y los consideren parte de su grupo. El ego es normalmente el combustible que el líder inconsciente usa para lograr sus ambiciones. Ese deseo insaciable de poder, acompañado con sentimientos de grandiosidad y superioridad, es lo que normalmente los motiva. Les gusta verse a sí mismos como salvadores de sus pueblos y como los únicos que saben lo que les conviene, independientemente de lo que ellos piensen. En su ilusoria superioridad sienten que la verdad les pertenece de manera exclusiva y la intentan imponer normalmente a la fuerza. Muchos líderes tienen una noción errónea de lo que es el liderazgo. Piensan que el poder imponer su voluntad es lo que los hace líderes. En realidad, la imposición es falta de liderazgo. Lo que define a un verdadero líder es el apoyo y seguimiento voluntario de sus 50
simpatizantes. Un verdadero líder no necesita imponer o forzar su voluntad en su pueblo. Sus ideas son acogidas por una mayoría que los sigue y sabe que su motivación primaria es la prosperidad de su pueblo. Siempre habrá personas que por diferentes motivos se opongan y rechacen las ideas del líder, pero este rechazo no obedece a una voluntad mayoritaria, sino a intereses particulares. Bajo un verdadero liderazgo democrático, la mayoría acoge las ideas y políticas del líder, no porque estas sean impuestas, sino porque confían en la sabiduría de su líder. Habrá siempre una minoría que las opone, pero las respeta. Es cierto que muchos líderes políticos desean llegar al poder motivados por el deseo de servir a sus pueblos. Desgraciadamente, una vez que lo consiguen, este deseo es opacado por las características egocéntricas propias del poder y se dejan llevar por la inconsciencia que estas generan. Dejan de ver al poder como herramienta de ayuda y se emborrachan con los sentimientos de superioridad que el poder les facilita. Piensan que su palabra, pensamientos y acciones son las correctas, por el hecho de que pueden ser forzadas e implementadas, sin importar el sufrimiento que ocasionan en sus pueblos. Las personas sabias normalmente no llegan al poder porque no lo buscan. No les resulta atractivo. En la historia es posible encontrar algunos ejemplos de líderes conscientes, en los cuales se puede notar que han llegado al poder no necesariamente por haberlo buscado, sino porque sus pueblos se han dado cuenta de lo valiosas de sus ideas y los han impulsado. Estas personas han utilizado el poder como mecanismo de ayuda y reconocimiento de los problemas que aquejan a sus pueblos o grupos sociales. Ejemplos destacables son personas como Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela que, entre otros, por su sabiduría y prácticas de liderazgo, fueron altamente efectivos 51
y condujeron al bienestar a aquellos a quienes representaron. Sus acciones, más allá de beneficiar a grupos específicos, transcendieron hasta lograr mayores niveles de justicia social y conciencia en sus países y en el mundo en general. En la actualidad, al igual que a través de la historia, hay muchos países que están en manos de líderes altamente egocéntricos. Estos líderes han llegado a posiciones de liderazgo empujados por sus egos y una vez en el poder han continuado sus prácticas egocéntricas, causando enorme sufrimiento en sus pueblos. Uno se puede preguntar cómo estos líderes negativos llegan al poder. Estos líderes llegan al poder por el simple hecho de que son ellos los que más lo desean y, en su búsqueda, realizan las acciones necesarias para obtenerlo. Para ellos el poder es tremendamente atractivo. Su deseo de poder es muy superior al del ciudadano común. Son ellos los que están dispuestos a hacer cualquier cosa para conseguirlo. Para ellos, el fin definitivamente justifica los medios cuando se trata de que sean ellos los que alcanzan el poder. Ellos ponen todo su esfuerzo, dedicación y perseverancia en alcanzarlo y esa es precisamente la razón por la que lo obtienen. No porque sean superiores, más inteligentes o sepan lo que más les conviene a sus pueblos, sino porque son los que más lo desean y están dispuestos a hacer lo que sea por obtenerlo. Desafortunadamente, los motivos por los que estas personas desean poder normalmente no son los más nobles y favorables para el bienestar de sus pueblos, sino que obedecen a un deseo egocéntrico de superioridad. Ellos se obsesionan con el poder como mecanismo de validez y superioridad, en lugar de hacerlo por el deseo de servir y mejorar las condiciones de sus pueblos.
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Estos líderes normalmente gozan de personalidades fuertes y carismáticas que les facilita el uso de tácticas egocéntricas en su búsqueda de poder. Estas tácticas, por su naturaleza, apelan al ego que todos tenemos como resultado de nuestra condición humana, fomentando identificaciones que se traducen en los votos que les permiten llegar o mantenerse en el poder. Llegan con sus palabras y acciones a secuestrar la consciencia colectiva de sus pueblos y los manipulan para que hagan cosas que de otro modo serían impensables. Hitler, por ejemplo, logró vender su ideología extremista con la que secuestró a todo un pueblo y lo sumió en un total estado de inconsciencia. Aun cuando la gran mayoría del pueblo alemán no se identificaba con la ideología nazi, tampoco hizo nada por detener su avance. La mayoría de gente lo único que quiere es vivir en paz y por ello llega a creer a sus líderes que les convencen de que la única manera de conseguirla es a través de una etapa de violencia y discriminación. Este hecho hace que los pueblos se conviertan en víctimas de quienes no descartan el uso de la violencia, e incluso la promueven como mecanismo impositivo. Resulta hasta cierto punto increíble pensar que el número de personas con ideas extremistas conflictivas es ridículamente pequeño comparado con la gran mayoría de personas que habita el planeta. A pesar de su número insignificante, son estas personas las causantes de la gran mayoría de sufrimiento en el mundo. Por ejemplo, de acuerdo a un artículo publicado por el Pew Research Center en junio del 2013, existen más de 1,6 billones de musulmanes alrededor del mundo. De ellos, más del 90 % condena el terrorismo y la violencia. La gran mayoría ven al islam como una religión pacifica, y toleran otras formas de vida y creencias. Los que no condenan el terrorismo y la violencia tampoco pueden ser considerados extremistas, ya que no tratan de imponer en otros su 53
forma de pensar. Los extremistas, que quieren imponer sus creencias por encima de otras personas, y para ello recurren a la violencia, son muy pocos. Desafortunadamente, es este grupo, numéricamente insignificante, el que causa grandes cantidades de malestar en el mundo. De acuerdo a una investigación realizada por la CNN en septiembre del 2014, el número de musulmanes que pertenece a grupos extremistas o se identifica con sus prácticas de extrema violencia es de alrededor de 106.000 personas. Si hacemos un poco de matemática elemental se puede concluir que alrededor del 0,00006625 % de la población musulmana es extremista. ¿Es que acaso debemos condenar y aislar a toda una religión por la culpa de unos pocos individuos que han caído en la extrema inconsciencia? Ahora bien, cabe indicar en este punto que es erróneo acusar a los musulmanes como los únicos causantes del terrorismo en el mundo. La verdad es que la gran mayoría de terrorismo es causado por grupos ajenos al islam. El pueblo islámico es quizás la mayor víctima del mismo extremismo del que se le acusa. El extremismo religioso ha secuestrado la voluntad del pueblo islámico y lo ha relegado en todo sentido. No debemos olvidar que la humanidad tiene muchísimo que agradecerles en las áreas de la matemática, medicina, ciencia, leyes, arquitectura, entre otros campos. En la antigüedad, el pueblo islámico era el más avanzado en muchas áreas. Desafortunadamente, el extremismo religioso lo ha relegado y paralizado en el tiempo. Los extremistas dicen representar al pueblo islámico, cuando en realidad no es así. La gran mayoría de musulmanes, al igual que prácticamente todos los humanos que habitamos el planeta, lo que deseamos es simplemente vivir en paz. Estos grupos no toleran oposición y la castigan con la muerte. Para la gran mayoría de musulmanes es difícil oponerse abiertamente a estos grupos por temor a ser castigados o asesinados. 54
En definitiva, podemos decir que existe una gran contradicción y brecha en lo que se refiere a un liderazgo consciente que sea positivo para los pueblos. Los líderes que buscan y consiguen el poder normalmente no son adecuados o beneficiosos para sus pueblos, ya que son víctimas de sus propios egos. Los líderes más adecuados son aquellos que no se han dejado consumir por sus egos, han identificado sus consecuencias problemáticas y los han controlado. El problema radica en que estas personas normalmente no ambicionan el poder y por ello no lo buscan. Afortunadamente, sí es posible encontrar líderes conscientes de que su deseo de servir se ha convertido en el mayor atractivo del poder. Estos líderes han usado o continúan usando el poder como herramienta de ayuda a sus pueblos, en lugar de usarlo para alimentar sus deseos egocéntricos. La gran mayoría de gente del planeta ni necesita ni aspira a nada extraordinario para ser feliz. Cuando se le pregunta, la gente mayormente responde que quieren vivir en un ambiente de paz y harmonía, trabajando en algo que les guste y les permita vivir decentemente con sus familias. En este punto cabe preguntarse: ¿Si esto es lo que queremos por qué no lo tenemos? La respuesta es simple: no lo tenemos por el tipo de liderazgo al que hemos sido sometidos a través de la historia. El problema no es la gran mayoría de gente que habita el planeta, el problema es de liderazgo. Es duro admitirlo, pero la mayoría de personas en el mundo estamos en manos de líderes altamente inconscientes y egocéntricos que roban, mienten, manipulan, ultrajan, dividen, nos llenan de odios, violan las leyes y las constituciones para acomodarlas a sus caprichos y para colmo buscan, a veces con éxito, perpetuarse en el poder. Hemos sido dominados por demagogos que 55
han apelado a nuestro ego y a lo más negativo de nuestra naturaleza humana para conseguir sus objetivos. Ellos se han aprovechado de nuestros odios, culpas, miedos, inseguridades, creencias, diferencias económicas, diferencias sociales y diferencias raciales entre otras, en su afán de conseguir nuestro apoyo. Hay muchos líderes que son inteligentes, pero no son sabios. La inteligencia puede servir para hacer el bien, pero también para hacer el mal. La sabiduría siempre busca el bien de los pueblos y la felicidad de las personas que lo conforman. Nuestro ego busca identificarse con algún partido político, movimiento, etc., para a través de esta identificación hacernos sentir superiores. Nos dice que nuestra filosofía es la correcta y los demás son unos tontos por no creerla o seguirla. Los líderes políticos son verdaderos expertos en vendernos filosofías en un intento de que nos identifiquemos con ellas, y de esta manera asegurar nuestros votos. Subidos en un ego enorme, nos dirán que su forma de pensar es la única verdad y que todo aquel que no la siga o que la cuestione está equivocado y por lo tanto debe ser rechazado. Estas filosofías, convertidas en ideologías, no obedecen a una forma de pensar propia, sino a una manera de pensar adquirida. Las raíces de las ideologías han sido normalmente buenas en su esencia filosófica. Las dificultades se han presentado cuando se ha tratado de pasar esas ideologías del plano filosófico al plano real. En muchos casos, las filosofías no funcionan en el plano real porque violan la esencia del ser humano de ser libre. La adhesión a una cierta filosofía o doctrina se convierte en un problema, cuando su apego significa el descartar, ignorar o atacar otras doctrinas asumiendo que la nuestra es la única verdadera y que todas las demás están equivocadas. Fijémonos en todas las 56
atrocidades cometidas en el mundo por personas que siguen dogmas y doctrinas ciegamente, justificando toda clase de actos despreciables bajo la premisa de que ellos son los únicos que conocen la verdad y que todo aquel que no piense como ellos está equivocado, y es justificado eliminarle, odiarle, minimizarle, etc. Es mucho más saludable que cada persona desarrolle su propia forma de pensar, sin ideologías o filosofías preconcebidas que nublen su pensamiento original.
Religión y poder Uno de los mayores problemas que actualmente afectan a la humanidad es la creciente malinterpretación e hipocresía en asuntos religiosos. Las religiones en sí no son el problema. Las religiones son el resultado de un conjunto de enseñanzas que, con el tiempo, se convirtieron en creencias, ideologías, doctrinas, o dogmas. Desafortunadamente, a través del tiempo, muchas de las enseñanzas originales han sido tergiversadas para acomodarse a la conveniencia de quienes las han interpretado o han sido inconscientemente malinterpretadas por nuestra propia naturaleza humana. Cualquiera sea el caso, existe una gran hipocresía en muchas de las personas que se autodefinen como religiosas. Es penoso escuchar a políticos o personas en posiciones de liderazgo, que han formado sus propias creencias alrededor de la religión a la que pertenecen, intentar forzar e imponer sus creencias en otros, como si sus interpretaciones correspondieran a una verdad universal. Es así como se forman una imagen de sí mismos en la que se ven como los salvadores de sus pueblos. Estos líderes, llevados por el ego, buscan validación en otras personas que ratifiquen lo correctas de sus creencias. Al “estar en lo correcto” se sienten superiores a quienes no comparten sus creencias 57
y, por lo tanto, “no están en lo correcto”. Buscan también la identificación de las mayorías que pertenecen a su religión, para que esta se materialice en los votos o aprobación que les permita llegar o continuar en sus posiciones de liderazgo. Muchos políticos, por ejemplo, se llenan la boca pregonando lo buenos cristianos que son y es posible ver a sus seguidores con pancartas anunciando mensajes como: “Dios esta con…”, “Dios ama a…”, “Jesús está con…”. Estas personas han interpretado el mensaje original de Jesús de manera totalmente errónea. El mensaje de Jesús fue un mensaje muy simple que puede ser resumido en sus propias palabras de “amarnos los unos a los otros como Él nos amó”. El amor del que nos habló Jesús no es un amor exclusivo, no es un amor de unas personas por encima de otras, de un grupo de personas por encima de otro. Jesús no nos dijo ama a este, pero no ames a este otro. El mensaje fue de un amor inclusivo e incondicional hacia todo y todos. El mensaje que se escucha a los políticos es normalmente de desunión, para a través de ella buscar la identificación de ciertos grupos por encima de otros. Así, esperan que estos “ciertos grupos” formen la mayoría votante que les permita materializar sus ambiciones. Por un lado, nos dicen lo grandes cristianos que son y cuánto aman al Señor y por otro pregonan todo tipo de discriminaciones. Nos intentan vender su ideología separatista justificándola como manera de “proteger” los intereses de su pueblo. Proteger a los unos, que seguramente forman la mayoría votante, de los otros, que seguramente son minoría votante o no pueden votar. Esta práctica, además de ser problemática y causar división y sufrimiento en los pueblos, es totalmente contraria a las enseñanzas divinas, no solo de Jesús, sino también de otros grandes profetas y guías espirituales que ha tenido la humanidad. El mensaje divino no ha sido ni podrá ser nunca un mensaje divisionista. El mensaje es uno, sin particularidades 58
o individualizaciones. No pretende “proteger” lo mío sobre lo tuyo, porque lo mío y lo tuyo no existen a nivel de esencia divina. Esto no quiere decir de ninguna manera que caigamos en una noción comunista en la que no hay respeto a la propiedad privada y se pretenda forzar que todo es del Gobierno para ser distribuido entre todos, coartando los principios básicos de libertad a la que todos tenemos derecho. Es hasta cierto punto bárbaro y ridículo escuchar a ciertos líderes políticos, que se autodeclaran personas creyentes y de fe, decir por ejemplo que se debe negar servicios básicos de salud a personas sin documentos. Pregonan la represión y expulsión de personas que no pertenecen a su país, ignorando las enseñanzas espirituales de la religión a la que dicen pertenecer y olvidando el hecho de que estas personas son también seres humanos. Hay veces que no es totalmente claro el darse cuenta cómo pensamientos o políticas de represión pueden favorecer a sus impulsores. El objetivo verdadero es una búsqueda de identificación mayoritaria que se traduzca en votos. El político prácticamente siempre ajusta el mensaje que transmite a su propia conveniencia, independientemente de lo que sea mejor y más conductivo para el progreso y felicidad de su pueblo. En otras palabras: buscan la identificación, no la conveniencia. Hay veces en las que la conveniencia está muy separada de la identificación que las personas puedan tener con sus líderes actuales o potenciales. El mensaje de los grandes profetas y maestros estuvo dirigido a que nos demos cuenta de que todos somos una unidad, todos somos hermanos y, como tales, todos debemos salir adelante. No existen ningún tipo de favoritismos o nociones de que unos se merecen más que otros. Jesús nunca favoreció a un grupo determinado por encima de otro, nunca puso a su raza por encima de otras, incluso la de sus 59
opresores. Él sabía bien que a nivel fundamental las razas no existen y que todos tenemos un origen común. El mensaje divino de amor incondicional significa que amemos a nuestro prójimo sin importar su origen, creencias, etc. Significa que si vemos a alguien caído en la vida, lo ayudemos y lo levantemos. Significa que si nuestro vecino está hambriento y nosotros tenemos dos pedazos de pan, le ofrezcamos uno, no porque el Gobierno o nadie así nos lo obligan, sino porque lo amamos y es nuestra voluntad ayudarlo.
Liderazgo inconsciente a través de la historia La historia de la humanidad está literalmente inundada de líderes inconscientes que nos han traído por un camino de profundo sufrimiento. Estos líderes, sumidos en totales estados de inconsciencia, realizaron actos de enorme crueldad y violencia, dejando en su camino millones de víctimas. Todos ellos tuvieron ideologías sumamente fuertes que usaban para justificar y validar sus atrocidades. Desafortunadamente, hay muchísimos ejemplos que nos permitirían ilustrar los devastadores efectos de la inconsciencia humana cuando esta se da en personas que tienen posiciones de poder y liderazgo. A continuación, se exponen algunos ejemplos contemporáneos de los más infamemente notorios en orden cronológico a su fecha de nacimiento.
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Joseph Stalin (1878–1953) Stalin fue el líder de la Unión Soviética desde 1922 hasta su muerte, en 1953. Nacido en profunda pobreza, desde temprana edad estuvo envuelto en políticas revolucionarias y actividades criminales. De joven fue ladrón de bancos, agitador y asesino. Su intención era crear un Gobierno con total control sobre la economía que incluía una forzada colectivización de la agricultura soviética, controlada y regulada por el Gobierno. Bajo su dominio, la Unión Soviética pasó de ser una sociedad pobre y campesina a una superpotencia industrial y militar. Una vez en el poder, Stalin instauró un verdadero reino de terror, violencia, destrucción y asesinato. Stalin expandió los poderes de la Policía Secreta y promovió activamente la desconfianza y división entre las personas de su pueblo. Puso a vecinos en contra de vecinos, fomentando el espionaje y la denuncia con el objetivo de descubrir y aislar o eliminar a todo aquel que no estuviera de acuerdo con el régimen. Como resultado de estos métodos, millones de personas fueron asesinadas o enviadas a campos de concentración. En la segunda mitad de los años 30, Stalin realizó una serie de campañas destinadas a “limpiar” el Partido Comunista, la milicia y otras partes de la sociedad soviética de todo aquel que pudiera ser considerado una amenaza. Stalin persiguió a los intelectuales e independientes ordenando su tortura, encarcelamiento y en muchos casos su asesinato. A él se le atribuye la muerte de aproximadamente 20 millones de personas durante su reinado de terror. Stalin fue también famoso por sus dichos, que de ser analizados revelan su alto nivel de inconsciencia. Las siguientes son algunas de sus frases más celebres: “Una muerte es una tragedia, un millón de muertes es simplemente una estadística”. “Es suficiente que la gente sepa que hubo una elección. La gente que deposita su voto no decide nada. La gente que cuenta los votos es la que decide todo”. “Las ideas son más poderosas 61
que las armas. Nosotros no dejamos que nuestros enemigos tengan armas, ¿por qué vamos a dejar que tengan ideas?” “La muerte es la solución para todos los problemas. No hombre–no problema” “Gratitud es una enfermedad que sufren los perros” “Cada cual impone su propio sistema social hasta donde pueda llegar con su ejército”. “La violencia es el único medio de lucha y la sangre el carburante de la historia”. Stalin fue un líder altamente egocéntrico que a merced de la inconsciencia se convirtió en un dictador paranoico, cruel, despiadado y vengativo. Sus últimos años estuvieron sumidos en total paranoia. Stalin vivía temiendo e inventando todo tipo de conspiraciones en su contra. Hay evidencias que sugieren que poco antes de morir, Stalin estaba planeando otra gran “limpieza” en la que, entre otras víctimas, los judíos serían eliminados de la parte occidental de Rusia. Stalin murió a los 74 años de edad, víctima de un derrame cerebral.
Hitler (1889–1945) Hitler representa quizás uno de los ejemplos más nefastos de los alcances de la inconsciencia humana. Hitler fue el presidente y canciller de Alemania entre 1933 y 1945. Él llegó al poder representando al Partido Nacionalista Obrero Alemán, mejor conocido como el Partido Nazi. Hitler nunca pudo superar la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial y la atribuyó al hecho de haberse rendido. Él estaba convencido de que si Alemania hubiera continuado en la guerra la habría ganado. Tras la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, Hitler puso a Alemania a trabajar en un agresivo programa de rearmamento para prepararla hacia una Segunda Guerra Mundial en la que Alemania recuperaría el control de la región. Para impulsar sus ambiciones, Hitler usó mecanismos 62
altamente efectivos de propaganda. Hitler alguna vez dijo: “Con el metódico y hábil uso de propaganda uno puede hacer que la gente vea el cielo como si fuera el infierno, o una vida extremadamente destruida como el paraíso”. De manera frecuente denunció al capitalismo y al comunismo como una conspiración judía a la que era necesario eliminar para establecer un nuevo orden internacional que descartara la injusticia creada por el dominio que Inglaterra y Francia alcanzaron después de la Primera Guerra Mundial. Hitler estaba convencido de la superioridad de la raza alemana, a la que él se refería como “raza aria superior”, sobre todas las otras razas del planeta. Él veía al ideal ario como rubio, de ojos claros y alto de estatura. Hitler tenía un especial odio por los judíos, a los que veía como seres humanos inferiores y problemáticos que debían ser eliminados. Su reinado de terror empezó con la invasión de Polonia en septiembre de 1939, desencadenando así el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Los campos de concentración alemanes fueron creados para detener y eliminar a judíos, comunistas, gitanos, homosexuales, incapacitados y otros a los que Hitler consideraba de naturaleza inferior y enemigos del régimen superior alemán. La mayoría de personas detenidas en los campos de concentración no representaba a ningún grupo armado opositor, sino que eran hombres, mujeres y niños comunes cuya única falta era su origen étnico. Más de 6 millones de personas, mayormente judías, fueron eliminadas en cámaras de gas. Millones de personas más perecieron como resultado del trato brutal e inhumano que recibieron y como víctimas de la malnutrición y las enfermedades en los campos de concentración. A Hitler se le atribuye directamente la muerte de más de 11 millones de personas e indirectamente, como resultado de sus acciones, a más de 50 millones 63
de personas. A estos vergonzosos hechos históricos se los conoce como “el holocausto”. Hitler fue un líder altamente egocéntrico que creía en la superioridad racial aria de los alemanes. Ambicionaba crear una raza de seres humanos perfectos, libres de defectos, para que habitaran el planeta. En su afán de crear esta raza, llegó incluso a instaurar un programa de procreación, según el cual, si un niño era considerado imperfecto o inferior a los estándares alemanes arios era eliminado. Su afán egocéntrico de sentirse superior y crear una raza extraordinaria con la que dominar al mundo, dejó a su haber una estela aterradora de destrucción y sufrimiento.
Idi Amin (1923–2003) Amín gobernó Uganda desde 1971 a 1979. Famoso por la crueldad de sus métodos de interrogación a prisioneros, Amin escaló posiciones de liderazgo en las Fuerzas Armadas británicas. En 1971 derrotó al gobernante electo de Uganda, Milton Obote, y se autodeclaró presidente. Amin es considerado como uno de los dictadores más crueles y despiadados de todos los tiempos. A él también se le atribuye el total colapso económico de Uganda. Durante su gobierno disfrutó de un extravagante y sumamente lujoso estilo de vida. Sus extravagancias muchas veces rayaban en lo ridículo, especialmente considerando la profunda pobreza de su pueblo. Una vez en el poder, Amin inició una campaña de terror en la que cientos de miles de personas perecieron. La crueldad, los sistemáticos abusos a los derechos humanos, la persecución étnica y la represión política fueron las características más prevalecientes de su gobierno. Amin torturó y asesinó a muchísimos de sus propios soldados, oficiales del Gobierno y a todo aquel al que él consideraba podría ser una amenaza 64
para su régimen. Al igual que otros líderes inconscientes, Amin temía y despreciaba a las clases intelectuales o artísticas y las perseguía sin tregua. Las ejecuciones eran pasadas por televisión como un mecanismo de control de masas. Amín conservaba y coleccionaba fotos de gente brutalmente asesinada como diversión. Amín mató a cerca de 4 mil personas arrojándolas vivas a ríos infestados por cocodrilos. En ocasiones, Amín cortaba la piel y carne de sus enemigos y les obligaba a comérsela. Él también comía de la carne y bebía la sangre de sus enemigos. Declaraba con orgullo que él era caníbal. A pesar de que entre 300 mil y 500 mil personas de Uganda perecieron durante su gobierno como resultado de su brutalidad, Amin nunca fue puesto en manos de la justicia. Finalmente murió en 2003, veinticinco años después de haber sido forzado al exilo en Arabia Saudita.
Pol Pot (1925–1998) Pol Pot fue el primer ministro de Camboya desde 1976 hasta 1979. Su gobierno fue considerado como una dictadura comunista totalitaria en la que no hubo limitación alguna a los alcances de su poder. Como gobernante, Pol Pot decidió transformar la civilización de Camboya para, según él, embarcarla en una nueva era. Pol Pot es el único ser humano en la historia que ordenó oficialmente el genocidio de su propia gente. Millones de camboyanos fueron desplazados, torturados y ejecutados. La práctica de asesinatos masivos, tortura, esclavitud, malnutrición, hambruna, etc., acabó con aproximadamente una cuarta parte de la población total de su país. Se estima que entre 1,5 y 3 millones de personas perdieron la vida en los cuatro años de su gobierno. Miles fueron víctimas de torturas y enfermedades. Millones de gente, incluidas personas de edad avanzada, niños y mujeres embarazadas, fueron obligados a trabajar 65
en canales de riego, sumergidos en agua fría hasta el cuello. Si por algún motivo un trabajador paraba de trabajar debido a las enfermedades, no se le alimentaba o era asesinado. La comida era repartida únicamente como premio al trabajo. Alimentarse era considerado un privilegio, el cual era arrebatado por los motivos más absurdos. El castigo por comer, después de ser privado de este derecho, era el ser enterrado vivo. Si un trabajador cometía un error, sin importar la causa, era flagelado o abaleado hasta su deceso. Pol Pot esperaba que la gente trabajase hasta caer muerta. A los camboyanos se les prohibía casarse o asociarse con gente de Vietnam. El solo parecerse o hablar de manera similar a los vietnamitas era motivo de asesinato. Pol Pot temía a la gente con educación, ya que la consideraba peligrosa para el régimen. En un deseo insaciable de forzar la agenda comunista, con la cual se identificaba fuertemente, Pol Pot eliminaba a cualquier persona a la cual él creía que podría de algún modo retar su autoridad y amenazar su poder totalitario.
Sistemas políticos contemporáneos Comunismo Desafortunadamente, hasta el momento presente, este tipo de régimen autoritario no ha sido erradicado de nuestro planeta. El comunismo nació como un movimiento social, político y económico cuyo objetivo fue remplazar la propiedad privada y la riqueza personal con la propiedad y riqueza comunal. Karl Marx es conocido como el padre del comunismo. En el régimen comunista no existe la propiedad privada. Bajo el principio de que todo es de todos, toda propiedad privada, 66
independientemente de su naturaleza, se convierte en propiedad comunal administrada por el régimen. El Estado mantiene el control de toda la riqueza del país. Minas, fábricas, granjas, etc., pertenecen al Estado, al igual que todos los medios productivos. El Estado también controla la distribución de la riqueza entre las personas de sus pueblos. El ideal final de la doctrina comunista es el crear un Estado sin clases sociales gobernado por la clase laboral. La filosofía comunista cree que toda decisión debe ser dirigida al beneficio colectivo y no servir los intereses individuales de ninguna persona en particular. Al eliminar las clases económicas y sociales se aspira a abolir el enriquecimiento individual de manera que la riqueza generada por las personas sea distribuida de forma equitativa entre todos, para de esta manera alcanzar la igualdad y erradicar la pobreza. Así se podría decir que la filosofía comunista está encaminada a crear un régimen en el que todos somos iguales, en el que el Gobierno o Estado se convierte en un gran distribuidor de la riqueza generada por el trabajo de las personas y los recursos naturales propios del país. El comunismo busca una sociedad igualitaria donde todos se beneficien del conocimiento y trabajo individuales de manera colectiva. Como se puede ver, la filosofía comunista en sí misma no tiene nada de malo. Por el contrario, el objetivo doctrinario de alcanzar una sociedad uniforme es plausible. Es bien intencionado en el sentido de que busca, a través de la igualdad de las clases, alcanzar el bienestar comunal. Sin embargo, el problema del comunismo no es filosófico, sino práctico. Desgraciadamente, los líderes comunistas han buscado la igualdad de las clases a la fuerza, descartando totalmente la libertad y los deseos de superación intrínsecos en todo ser humano. La mayoría de líderes comunistas han alcanzado el poder a la fuerza a través de revoluciones políticas. Una vez instaurados en los regímenes 67
comunistas, sus líderes normalmente evitan la democracia y se perpetúan en el poder. El líder comunista se convierte en una especie de monarca que reina hasta su muerte o transfiere el poder cuando sus capacidades físicas o mentales le abandonan. El poder pasa a ser parte de grupos específicos o familias que lo controlan y se lo transfiere entre sus miembros de acuerdo a la voluntad y capricho de sus líderes. Casos notables relativamente recientes son la transferencia de poder en países como Corea del Norte y Cuba. En Corea del Norte, cuando su líder Kim II-sung murió en 1994, el poder inmediatamente pasó a manos de su hijo Kim Jong-il. En Cuba, después de la retirada de Fidel Castro por razones de salud en el 2008, el poder pasó a manos de su hermano Raúl. En la realidad, el comunismo falla en crear bienestar para sus pueblos, ya que, por el contrario, los oprime. Sus líderes controlan los medios de comunicación y los convierten en verdaderas máquinas de propaganda de sus regímenes. De esta forma sumen a sus pueblos en un total aislamiento y desinformación de lo que acontece en el mundo, especialmente en otros países donde reina la democracia. Para ellos no es conveniente que sus pueblos se enteren y vean cómo se vive en otros lugares con mayores libertades. El comunismo ha fracasado en elevar el estándar de vida de los pobres. Adicionalmente, ha deteriorado la calidad de vida de sus clases económicas media y alta, al punto de que prácticamente las ha extinguido. En la realidad, todos pasan a un estado de igualdad, pero una igualdad en la que todos son igualmente pobres. La escasez y la falta de recursos se convierten en la norma. Todo ser humano ama la libertad y tiene un deseo de superación intrínseco que no es necesariamente fruto del ego. Este deseo, 68
cuando no es fruto del ego, simplemente busca un mejoramiento personal en el ámbito económico, educativo, etc., que le permita al individuo crear las condiciones básicas en las que florezca la felicidad. Este deseo no es necesariamente alimentado por el sentimiento de tener más para sentirse superior que otros. Cuando el sistema obliga a la igualdad económica, las personas que forman parte del aparato productivo pierden motivación, ya que saben que, independientemente de su rendimiento y de que tan duro trabajen, sus condiciones de vida serán las mismas. Los regímenes comunistas no toleran la oposición. Toda oposición es atacada y eliminada. En muchos casos es considerada como traición y las personas vistas como responsables son encarceladas o asesinadas. Se crea un ambiente en el que todos tienen verdadero terror a expresarse libremente por las consecuencias que esto les pueda traer. Recordemos que tan solo Stalin es considerado como responsable del asesinato de alrededor de 20 millones de personas, a quienes él consideraba sus opositores. De esta manera, los regímenes comunistas actuales se han convertido en grandes ejemplos de los alcances de la inconsciencia humana. Estos regímenes están en manos de líderes altamente egocéntricos, que tratan de imponer su voluntad por la fuerza sin respeto alguno por los derechos de otras personas. Ellos se sienten dueños de la verdad absoluta. Normalmente se ven a sí mismos como grandes salvadores de sus pueblos y piensan que por ello sus pueblos les deben un amor, respeto y fidelidad incondicional. Se sienten representantes de la voluntad colectiva con derecho de atropellar la voluntad individual. Llevados por un ego enorme, estos líderes se consideran muy por encima de los pueblos que representan. Piensan que el pueblo no sabe lo que le conviene, solo ellos lo saben 69
y por esto no aceptan opiniones contrarias. Todo indicio de desacuerdo con el líder o con el régimen es aplastado con suma severidad. Al infractor se le tacha de traidor y, por lo tanto, su encarcelamiento o eliminación es justificado. Los líderes comunistas, una vez en el Gobierno, se identifican completamente con el poder. Se aferran ciegamente a él, ya que lo han convertido en su identidad. Con él han llegado a ser muy poderosos y dueños de la verdad colectiva y absoluta. En su camino han amasado grandes fortunas a costa del sacrificio y sufrimiento de sus pueblos. La fortuna de Fidel Castro, por ejemplo, ha sido calculada entre 500 y 900 millones de dólares. Más allá de los beneficios económicos y otros privilegios propios de sus posiciones, estos líderes, al estar tan identificados con el poder, tienen pánico de perderlo. Despojarse del poder significaría perder su propia identidad y ello sería como morir en vida. Sin su identidad no son nadie. Estos líderes egocéntricos jamás podrían vivir en un sitio donde no se les conozca, donde no sean sino una persona más, independientemente del dinero que tengan. De ser así perderían el sentimiento de ser todopoderosos y adorados por sus pueblos, aun cuando esta adoración no sea más que una ilusión que han creado en sus mentes. Irónicamente, esta ilusión es mayormente alimentada por los mismos regímenes en un ambiente en el que la opinión pública es controlada y censurada. Su ego es tan grande que no les permite ver la realidad. No ven la miseria y terror en la que han sumido a sus pueblos. Todas sus acciones son justificadas por su ego, es decir, su mente. Todo atropello es merecido. Su ego les ha hecho sentir que está bien que ellos decidan quien vive o quien muere, porque ellos son grandiosos, son dueños de la verdad y todo aquel que se les oponga no merece la libertad o aún la vida. En sus regímenes se rodean de personas que constantemente les recuerdan lo maravillosos que son. Lógicamente, 70
este comportamiento está impulsado por las ventajas que tiene el ser parte del sistema. Los miembros del partido y el Ejército, al igual que los líderes comunistas, gozan de toda clase de beneficios que les motiva a apoyarlos y mantenerlos en el poder. Quienes se benefician del comunismo se convierten en sus mayores promotores, ayudados por medios de información controlados que gritan a los cuatro vientos las maravillas y bondades del régimen. Alimentan una interpretación torcida de la realidad en la que tratan desesperadamente de mantener una falsa ilusión de bienestar en sus pueblos. Similarmente, las demostraciones de apoyo a estos regímenes son normalmente el resultado del temor que la gente les tiene. Ellos saben que la oposición no está permitida. Estos regímenes operan bajo la premisa de que quienes no están a favor, están en contra. Todo aquel que no demuestra su apoyo es visto como opositor, con las devastadoras consecuencias que esto significa. En muchos casos los sentimientos de grandiosidad de estos líderes son tan predominantes, que los sume en estados de total inconsciencia e ilusión. Así se sienten con el poder y hasta cierto punto con la obligación de retar y amenazar a otros regímenes a los que ellos consideran opositores. Es común en líderes comunistas el tratar de distraer a sus pueblos y culpar por todos sus problemas a otros países y sistemas políticos. Favorecen atacar a regímenes opuestos a su filosofía, especialmente a los países capitalistas. Fallan en ver los errores y deficiencias de sus ideologías y culpan por todo a otras, haciéndolas así responsables de todos los males que aquejan a sus propios pueblos. Es triste y hasta cierto punto cómico el ver las demostraciones de poder que países como Corea del Norte llevan a cabo constantemente para intimidar a países como los Estados Unidos. Este régimen tiene 71
total control de los medios de comunicación y por medio de ellos sume a sus pueblos en un estado de completa desinformación e ignorancia con el objeto de distraerlo y mantenerlo en estado permanente de alerta hacia lo que ellos dicen es una invasión eminente de los Estados Unidos a su país. El caso de China es algo diferente. China inició un distanciamiento del marxismo clásico a finales de la revolución cultural que se dio en 1976. En la actualidad muchas entidades estatales están al menos parcialmente en manos privadas. El sector privado cada vez tiene más fuerza y relevancia en la economía del país. Por ejemplo, hay ahora muchísimas escuelas privadas, abriendo de esta manera una posibilidad de elección que anteriormente no existía. De la misma manera, muchos privilegios han sido cortados con una mínima intervención del Estado en las áreas de la salud y otros programas de seguridad social. A pesar de existir muchas similitudes con otros sistemas comunistas, actualmente China se ha convertido en una especie de híbrido en el que coexisten elementos de dos filosofías radicalmente opuestas como son el comunismo y el capitalismo.
Socialismo No es fácil encontrar una definición consistente de lo que es el socialismo. Hay muchas, pero estas difieren significativamente. Merriam-Webster, una filial de la enciclopedia británica, define el socialismo como una forma de organización social en la cual las mayores industrias pertenecen y son controladas por el Gobierno en lugar de individuos o compañías privadas. El diccionario urbano define el socialismo como un sistema económico que está entre el
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capitalismo y el comunismo, en el cual se promueve la propiedad comunitaria de los elementos de producción y distribución de bienes. Como se puede ver, la definición de socialismo no es completamente clara. Más confuso aún es tratar de analizar las políticas socialistas basándonos en los países que se han declarado o que han sido tildados de socialistas. Existen enormes discrepancias entre las políticas o prácticas socialistas de países como Portugal, Holanda, Nueva Zelandia, y países como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Zimbabue, Congo, etc., en relación al socialismo que practican. En el primer grupo de países, el socialismo ha sido bastante moderado y benevolente. Existe respeto por la propiedad privada, la libertad de las instituciones y las personas, así como también a la libertad de expresión. En el segundo grupo de países, el socialismo practicado es un socialismo populista, en el que ha habido una gran cantidad de manipulación del pensamiento colectivo. El mensaje en este tipo de socialismo ha sido divisivo. Se ha fomentado la separación de las clases económicas y sociales cultivando odios, para a través de ellos buscar una identificación de las mayorías pobres que les de control y continuidad a sus gobiernos. Es por estos motivos que el socialismo populista merece mayor atención como el más problemático y contradictorio en la busca de la prosperidad y felicidad de los pueblos.
Socialismo populista El populismo crea un sentimiento de aversión en contra de las élites económicas o intelectuales. Florentino Portero, profesor titular de Historia Contemporánea en la UNED y colaborador de ABC, se refiere al socialismo populista de la siguiente manera: “Atajo por el cual 73
jugamos con las pasiones, ilusiones e ideales de la gente para prometer lo que es imposible, aprovechándose de la miseria de la gente, dejando afuera absolutamente toda la razón y la lógica en la toma de decisiones; juega con la necesidad para sencillamente imponer una dictadura”. Él también dijo que “el populismo ama tanto a los pobres que los multiplica”. La “pasión” a la que el señor Florentino hace mención en su definición es la famosa guerra de las clases económicas. La palabra “populismo” presenta gran ambigüedad. Hasta hace no mucho tiempo ni siquiera constaba en el Diccionario de la lengua española. Sin embargo, usando la misma palabra como guía, podemos decir que la expresión “populismo” está relacionada con la palabra “pueblo”. Basados en esta analogía se podría decir que un líder populista es un líder de pueblo y, por lo tanto, guiado por lo que es más conveniente para su pueblo. Desafortunadamente, el mensaje populista ha sido un mensaje divisivo al asumir que el pueblo está compuesto solamente por cierto tipo de gente, con completo desprecio a otros estratos económicos o intelectuales que son también parte vital de los pueblos.
Las famosas revoluciones El líder populista normalmente goza de un gran poder de oratoria, lo que le sirve en el momento de convencer a los votantes. Sin embargo, el discurso es normalmente contradictorio. Se habla de igualdad, libertad de expresión y respeto a los derechos humanos, pero todo esto bajo un Gobierno controlador y autoritario. Es común en estos líderes, ya sean comunistas o socialistas populistas, el hablar de revoluciones. La palabra revolución implica un cambio 74
rápido de las circunstancias presentes. Se habla de una transformación o revolución en las estructuras sociales, económicas, y políticas en favor del pueblo, pero en la práctica lo que se da es que los gobiernos populistas toman medidas contrarias a un Estado libre y democrático. A través de esta promesa de cambio estos líderes buscan la identificación de sus pueblos oprimidos y hambrientos por mejorar su situación. Se vende a la revolución como el mecanismo que mágicamente permitirá que la felicidad y la prosperidad florezcan. Los líderes revolucionarios llegan al poder hablando de revoluciones y cambios dramáticos y luego continúan en el poder ampliando y manipulando la definición de sus revoluciones. El mensaje de transformación o revolución nunca termina y se convierte en una herramienta para conservar el poder y el control político absoluto a través de la popularidad de las masas. Hablan de liberación y terminan siendo ellos los mayores opresores. En la práctica, la gran mayoría de revoluciones han sido altamente perjudiciales para los pueblos. Hemos visto el desastre de la famosa revolución cubana, por ejemplo, que ha coartado la libertad de sus ciudadanos y los ha sumido en la opresión y la pobreza. La revolución de la que normalmente hablan los políticos es una revolución externa en la que sus beneficiarios son los políticos que buscan el poder. Los cambios esperados por el pueblo que les permita embarcarse en el camino de la prosperidad y felicidad nunca se llegan a dar. Las revoluciones rápidamente se convierten en verdaderas máquinas de propaganda gubernamental en la cual los líderes revolucionarios culpan de todos los males que aquejan a sus pueblos a elementos externos como las políticas de otros países, otras ideologías, desastres naturales, etc. A través de estas máquinas 75
propagandistas, los líderes revolucionarios también tratan de convencer a su pueblo de las bondades de su régimen y de lo importante que es el mantenerlos en el poder. Quieren convencer a sus pueblos de que todo está bien bajo su régimen, cuando la realidad es totalmente contraria. Hablan de una lucha social que nunca termina y se perpetúa. Venden la imagen a sus pueblos de insaciables luchadores por justicia social. Quieren que sus pueblos los vean como sus aliados y salvadores en contra de las fuerzas del mal y la injusticia, cuando son ellos los que en realidad las causan. Ellos normalmente enfocan sus fuerzas en un “enemigo común” al que culpan de sus males buscando de esta manera distraer la mirada de sus pueblos y así evitar que ellos les vean como los verdaderos responsables de su miseria. En su afán de mantener control, inyectan todo tipo de odios y divisiones en la gente. Enfocan estas emociones en elementos ajenos al régimen para de esa manera distraer la atención de los verdaderos responsables. Intentan combatir la injusticia social a la fuerza. El hecho de querer forzarla es precisamente la razón por la cual no funciona. Los seres humanos somos adictos a la libertad. El ser libres es nuestra naturaleza y por ello, siempre rechazamos la imposición y la fuerza contrarias a nuestra voluntad. Ninguna política duradera y trascendental puede ser forzada. El mundo está lleno de ejemplos de regímenes autoritarios que imponen sus ideologías en sus pueblos, con consecuencias altamente problemáticas e incluso nefastas. Regímenes como los comunistas o socialistas populistas quieren forzar lo que ellos entienden como justicia social y lo que consiguen es lo contrario. Los atropellos y la injusticia social se generalizan. En lugar de haber solucionado el problema lo han agrandado.
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La justicia social se dará cuando hagamos verdadera consciencia de la igualdad de todos los seres humanos y entendamos que, a nivel básico, todos somos iguales, lo que cambia son nuestras circunstancias de vida. Es de esta forma cómo los que tienen más ayudarán a levantar a los que tienen menos. No porque estén obligados por sus regímenes, sino porque les es conveniente y así lo desean. Es este tipo de ayuda la única que tiene el potencial de ser duradera y trascendental. Obligar al que tiene más a ayudar al que tiene menos genera una reacción negativa contraria, que empeora aún más cuando el que tiene más no confía en los mecanismos de redistribución de la riqueza. Eventualmente, el que tiene más se cansa de ser obligado y deja de generar riqueza, o mueve sus recursos a otros sitios que le presenten mejores condiciones y le permitan crecer.
Enfrentamiento de clases económicas y sociales El populismo promueve una ruptura entre las clases sociales que representan una mayoría y las clases sociales que representan una minoría. El candidato o gobernante populista ataca a las oligarquías y los grandes imperios económicos y se convierte en el promotor de la nacionalización de empresas. Trata de convencer a la gente pobre de que ellos están mal porque hay otros que están bien a costa de ellos. Crea la impresión de que los que están bien económicamente de alguna manera les han quitado lo que por naturaleza les pertenece. De esta manera, el líder populista alimenta sentimientos de división entre las diferentes clases sociales. Igualmente, opaca el principio de que todos somos capaces de crear riqueza para alimentarnos con la idea de que la riqueza es moralmente condenable y solo puede ser creada por individuos sin escrúpulos explotando y tomando partido de otras personas o ser transferida de generación en generación a 77
manera de herencias. Venden la ilusión de que solo quitando riqueza a algunos se puede alcanzar bienestar económico para todos, especialmente para los más necesitados. El mensaje busca una identificación de las mayorías que le permita al político portador del mensaje ser electo. Ahora bien, no habría problema en que el mensaje de un candidato resuene en la mayoría del pueblo al que espera representar. El problema es que el mensaje no lleva consigo una solución a los problemas que aquejan a los pueblos y que precisamente han causado la división entre las clases sociales que lo conforman. El mensaje es simplemente un mensaje vacío sin otro contenido que no sea la división en sí misma. El populista se presenta como el redentor del pueblo y usa mensajes separatistas en los que dice que el pobre debe despreciar al rico, pero no se dice cómo este desprecio o abolición beneficiaría al pobre. El mensaje se centra en la división sin una substancia práctica que indique cómo mejorar las condiciones de sus pueblos. El odio entre las clases estaría de algún modo justificado si los odios y las divisiones de una clase sobre otra trajeran bienestar o felicidad a los portadores del odio. Si los pobres, por el hecho de odiar a los ricos, mejoraran su condición y gozaran de prosperidad, el odio y la división serian justificados, al menos para ellos. La verdad es que NUNCA algo negativo desencadena algo positivo. Pensamientos y emociones negativas JAMÁS se materializarán en realidades positivas. Cuando uno siembra odio cosecha odio. El fin NUNCA justifica los medios. En realidad, el fin es siempre un reflejo de los medios. En otras palabras, si lo que nos interesa es la paz, nunca llegaremos a ella por medios violentos. Si lo que nos interesa es la prosperidad, esta nunca llegará como resultado de arrebatársela a otros.
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Hay veces que es posible caer en esta ilusión errónea de emociones “justificadas”, especialmente cuando estas son facilitadas y promovidas por aquellos a quienes consideramos nuestros líderes. Ellos nos tratan de vender estos odios como que el odio en sí nos fuera a traer prosperidad. Promueven emociones de satisfacción erróneas a través de las cuales pretenden que el pobre encuentre regocijo en el ataque que ellos fomentan hacia los ricos. Esta pseudosatisfacción no es duradera, ya que está basada en el hecho de que los unos se alegren del mal de los otros. La mayoría encuentre dicha en el ataque a la minoría. Así, muchos líderes fallan en darse cuenta, normalmente por conveniencia, de que ambas, mayoría y minoría, son parte de su pueblo y que la solución a los problemas básicos que nos aquejan como sociedad no está en la división y el enfrentamiento de las clases, sino, por el contrario, en la comunión y colaboración entre las mismas. Estas no son más que simples tácticas divisionistas cuyo objetivo es la identificación de las mayorías que les permita llegar o perpetuarse en el poder. “Divide y vencerás”, dice el viejo y conocido refrán. La verdadera fortaleza de un líder no radica en su capacidad de dividir sino, por el contrario, en su capacidad de unir. No se necesita dividir para vencer, ya que la verdadera victoria es aquella que resulta de la unión. Dividir es la táctica del político débil para ganar elecciones; unir es la del fuerte. Los gobiernos socialistas populistas intentan una redistribución forzada de la riqueza, en la que el rico tenga menos y el pobre tenga más. Lo que está mal con este concepto es la forma en cómo los Gobiernos se entrometen en la propiedad privada, a la cual dejan de respetar como puntal básico de la democracia. Se trata de forzar la redistribución de la riqueza a través de decretos políticos y leyes. En 79
la realidad, cuando se trata de forzar esta redistribución, lo que se hace es inyectar una enfermedad poderosa y corrosiva en el aparato productivo. No hay como olvidarse de que los empresarios e inversionistas son una parte fundamental y necesaria en la prosperidad de los pueblos. Cuando las medidas populistas son adversas, ellos simplemente no invierten y buscan otros sitios en donde su dinero les genere el retorno que esperan y existan las condiciones que les permitan crecer. Vivimos en un mundo de economía global en donde la inversión privada es reconocida y bienvenida en muchos lugares del mundo. Si las condiciones no son propicias en su país, el inversionista local buscará otros sitios menos conflictivos que le permitan hacer realidad lo que ambiciona. La inversión extranjera también se desvanece, víctima de las condiciones adversas que se han creado. De esta manera, la riqueza, la entrada de divisas y el empleo que la inversión privada local y extranjera generan desaparecen, con todo el beneficio que podrían haber causado. Se pierde la preciosa oportunidad de generar empleo y prosperidad en los pueblos por los caprichos absurdos de los líderes socialistas populistas. Estos regímenes hacen una guerra sin cuartel al empresario y a toda persona que tenga una situación financiera holgada para que su riqueza sea redistribuida al pobre. Al final, el pobre sigue siendo pobre, y la guerra al empresario finalmente se la “gana” cuando los empresarios han dejado de invertir localmente, quizás teniendo que salir del país al que aman, dejándolo todo. Hay que darse cuenta de que el populista no está interesado en eliminar la pobreza, ya que al pobre lo ha aprendido a controlar con ayudas mínimas e identificándolo con el odio al rico. La pobreza y el sentimiento de dependencia hacia el Gobierno se transforman en votos que les permiten continuar en el poder. Este ciclo no se rompe 80
fácilmente, ya que el interés primario del líder populista es el perpetuarse en el poder. Se intentan controlar sectores bastos de la población, haciendo que cada vez más gente dependa directa o indirectamente del Gobierno. Robin Hood es un cuento muy bonito que se ha convertido en la inspiración de muchos líderes del socialismo populista. Encuentran en la idea de quitarle al rico para darle al pobre una fuente de inspiración y justicia. Estos líderes han fallado en ver a Robin Hood simplemente como lo que es, un cuento, que no dice lo que habría pasado si Robin hubiera querido alcanzar un poder absoluto y hacer de su política de quitar al rico para dar al pobre una política de Gobierno. Si él hubiera continuado en su afán de quitarles a los unos para darles a los otros, los ricos hubieran salido de Nottingham y se hubieran movido a otro pueblo donde no pudieran ser alcanzados por sus políticas. Así habrían dejado en su camino al sinfín de gente que dependía de ellos. Los ricos hubieran seguido siendo ricos en otro pueblo. Después de un tiempo, Robin Hood se hubiera quedado sin ricos a quienes quitarles el dinero y hubiera tenido que empezar a echar mano a las arcas de los no tan ricos, y así por el estilo. En los gobiernos populistas socialistas, esta redistribución de la riqueza es aún más problemática que en el cuento de Robin Hood. De la riqueza quitada a los ricos, poco o nada le llega al pobre. Normalmente se diluye en pagar a los aparatos burocráticos enormes que sus líderes han creado. Es común que estos gobiernos se limiten a dar bonos o incentivos a la gente pobre, que para efectos prácticos solucionan muy poco. Se pretende comprar la lealtad de la clase pobre, arrojándole un hueso que la haga feliz de vez en cuando. La situación del pobre mejora poco o nada en estos gobiernos. Se busca una identificación con el gobierno, que desafortunadamente no está basada en el progreso o en la mejora de las condiciones económicas 81
o sociales. Como la política de estos gobiernos es fallida y contraria a la creación de condiciones que favorezcan el progreso y la felicidad, estos fracasan en prestar mejores condiciones de vida para los pobres. Los políticos populistas han aprendido a usar y manipular la democracia. Han descubierto la forma de validar sus pensamientos y acciones a través de los votos. Han logrado que la mayoría se identifique con su mensaje divisivo, haciendo de esta división la fuerza que los mantiene en el poder. Nosotros, mayoría, en contra de aquellos, minoría. A la final lo que queda no es un país donde hay más riqueza, sino por el contrario, un país donde hay más pobreza, donde la clase empresarial ha sido gravemente herida o quizás incluso desaparecido. La clase media, cada vez más agobiada por la falta de empleo e impuestos absurdos, también ha venido desvaneciéndose y pasa a ser pobre. La clase económica pobre es la única que aumenta. Normalmente, estos regímenes acarrean consigo una ola de nuevos ricos a los que la “redistribución” de la riqueza les ha sido altamente favorable. Esta ola está compuesta en su mayoría por empleados públicos en posiciones de poder que han hecho su fortuna por medios cuestionables. Estos nuevos ricos se aferran al poder con todas sus fuerzas. Gritan a los cuatro vientos las maravillas del Gobierno y lo necesarias de sus funciones para de ese modo perpetuarse y continuar beneficiándose de sus posiciones. Hubo quien, refiriéndose al socialismo populista, dijo que sus líderes, al igual que los magos, usan la distracción para quitarte la billetera. La gran diferencia es que los magos normalmente te la devuelven al finalizar el show. Debemos preguntarnos si esos odios, divisiones e ideas preconcebidas han servido algún propósito práctico conductivo a la felicidad. ¿Ha 82
servido de algo el odiar a gente de otras razas, religiones, culturas u orientaciones políticas? ¿Es que quizás nos sentimos mejor o prosperamos más cuando odiamos, rechazamos o dividimos que cuando amamos, toleramos e integramos? Si hacemos un examen exhaustivo nos daremos cuenta de que todas estas emociones, que quizás incluso desencadenaron acciones negativas, no han contribuido en absolutamente nada a nuestro engrandecimiento. Lo único que han conseguido es que nos identifiquemos más con el líder portador de los mensajes divisionistas, lo elijamos o perpetuemos en el poder. Estas emociones no convienen a nadie, con excepción de los portadores del mensaje. Son ellos los únicos y exclusivos beneficiarios. Independiente del malestar en sus pueblos, el líder populista seguirá tratando de mantenerse en el poder como le sea posible. Culpará de todos los males de su país a asuntos externos, a la caída de precio de sus exportaciones, a las políticas de otros países, a otros sistemas de gobierno, etc. Siempre habrá un culpable externo por el deterioro local que ellos han ocasionado. El populismo básicamente sobrevive de las industrias nacionalizadas, recursos naturales del país e impuestos normalmente exagerados y absurdos. Estos se han convertido en el combustible que sostiene el enorme aparato burocrático que los líderes populistas han creado. Desafortunadamente, no hay dinero entrante que sea capaz de sostener este modelo económico a largo plazo. El populismo inicia su agonía en el desequilibrio entre el gasto y el ingreso público. Se cae en una muerte lenta, donde las condiciones de vida se van deteriorando poco a poco. Muchos de los bienes escasean al dejar de ser importados víctimas de impuestos exorbitantes o porque por diferentes motivos, no son producidos localmente. 83
Después de algún tiempo en el poder, los líderes populistas se dan cuenta de que sus políticas no lograrán mejorar la calidad de vida de los pobres. En ese momento tratan a toda costa de que el pobre se identifique con el Gobierno por otros medios. Inyectan toda clase de odios y mentiras buscando una afinidad e identificación con la gente pobre. Alimentan sentimientos de desunión, frustración y odio entre las clases sociales. Distraen esta frustración y hacen que el pobre, en lugar de culpar al Gobierno como verdadero responsable, culpe a los que tienen más que ellos, como si ellos fueran los culpables de su miseria. Cuando todo intento de traer felicidad y prosperidad a sus pueblos falla, el líder populista, preocupado por el creciente descontento de su pueblo, llegará a los extremos más absurdos para crear una ilusión de bienestar y así conseguir los votos que le permitan permanecer en el poder. A comienzos del mes de noviembre de 2013, el presidente venezolano Nicolás Maduro declaró Navidad 54 días antes de la fecha usual. Él dijo que el objetivo de esa Navidad temprana era el dar a su pueblo la “suprema felicidad social”. Sería maravilloso que los gobiernos tuvieran la capacidad de dar felicidad a sus pueblos por decreto en lugar de tener que crear las condiciones en las cuales florezca. Ejemplos como este exponen la más completa ignorancia que tienen los gobernantes cuando se trata de traer bienestar y prosperidad a sus pueblos. No tienen idea o quizás, cegados por su agenda personal, no les interesa más allá de obtener ese voto que les permita permanecer en el poder. Se dan cuenta de que sus políticas de separación y odio son sus mejores aliadas a la hora de conseguir y asegurar votos. Desgraciadamente, estas políticas son contrarias a la creación de un ambiente de prosperidad y felicidad en los pueblos, especialmente en los pobres, que son a quienes ellos dicen representar. 84
Burocracia El crecimiento desproporcional y muchas veces absurdo de la burocracia es uno de los síntomas más evidentes y problemáticos del gobierno populista. Prolifera la creación de entidades estatales como ministerios y secretarias, y se nacionalizan empresas privadas. El aparato estatal se vuelve insostenible y eventualmente colapsa bajo su propio peso, debido al tremendo gasto que significa para el Estado mantenerlo. Cuando esto sucede, el Gobierno no puede pagar sus obligaciones y se corre el peligro de una falta de liquidez que genere inflación. El dinero siempre tiene que salir de algún lado. Si no existe liquidez porque el Gobierno está quebrado, no hay otra alternativa que alterar la moneda, devaluarla o cambiarla para forzarle a que alcance para más. Desafortunadamente, todo tipo de moneda o ajuste monetario sin el correspondiente respaldo económico afecta el poder adquisitivo de las personas y genera inflación. No hay que sorprenderse de que países de gobiernos populistas sean los que tienen la mayor inflación del mundo. El deseo de trabajar para el Gobierno se convierte en el sueño de toda persona que necesita empleo o desea mejorar su condición económica. Las posiciones burocráticas, por lo general, son las únicas o de las pocas que ofrecen toda clase de beneficios. La creatividad, el deseo de surgir y prosperar, de ser independiente y tener un negocio propio, que además de brindar todo tipo de satisfacciones personales generaría crecimiento, empleo y prosperidad para muchas personas, se va desvaneciendo. Esta situación se da como consecuencia de políticas opresoras que no favorecen el desarrollo personal, sino que, por el contrario, están dirigidas a que la gente se sienta impotente e inútil, aumentado su estado de dependencia del Gobierno. Mientras 85
más fuerte sea la dependencia económica o psicológica, más dispuesta estará la gente a mantener a los gobernantes en sus posiciones. Esto es precisamente lo que buscan los gobiernos populistas. Al líder populista le conviene generar la ilusión de que la gente no es capaz de hacerse cargo por sí misma de su propia vida y que necesita de un líder paternalista que le maneje todo y que le mantenga para poder salir adelante. Al pobre lo controla haciéndole que se sienta dependiente de algún tipo de asistencia económica, normalmente mínima, proveniente del Gobierno. Se le da la ilusión de un Gobierno preocupado por su bienestar. El Gobierno usa al burócrata como una herramienta adicional para mantenerse en el poder. Gran parte de la población pasa a depender del Gobierno de manera directa o indirecta. El burócrata es también utilizado por el Gobierno en demostraciones de apoyo al régimen.
Falta de riqueza En los gobiernos socialistas populistas generalmente existe mucha pobreza. Esta pobreza se da como resultado de evadir o rechazar las actividades que generan riqueza e inyectan dinero en el aparato productivo de los pueblos. Para ilustrar el funcionamiento del aparato productivo y la importancia de generar riqueza es posible utilizar el siguiente ejemplo: Digamos que la riqueza de un país está representada por el agua en una tina de baño. Por un lado tenemos la llave de agua, que serían las divisas (dinero) que entra a la tina desde el exterior y aumenta el nivel de riqueza, y por el otro tenemos el sumidero por el que salen las divisas al exterior, disminuyendo el agua o riqueza. La entrada de divisas, representada por la llave de agua, se logra a través de 86
actividades como exportaciones, turismo, inversión extranjera y dinero enviado por personas desde el exterior. La salida de divisas, representada por el sumidero, es el resultado de importaciones y la fuga de capitales que se da como consecuencia de la falta de confianza en el sistema, entre otras actividades. Existe también entrada y salida de divisas por préstamos y el pago de los mismos al exterior. Como esta actividad aumenta la riqueza al momento del préstamo y la disminuye al pagarlo, la dejaremos de lado para efectos de este ejemplo. El problema de falta de riqueza en estos gobiernos se da porque “la llave de agua” se encuentra bastante restringida, no hay flujo de divisas hacia el interior del sistema. Para comenzar, no se da la importancia que las exportaciones deberían tener. Existen toda clase de trabas legales, burocracia y corrupción, que obstruyen y entorpecen su proceso. Normalmente tampoco existe mayor asistencia técnica o financiera de parte del gobierno para impulsarlas. El turismo es afectado por la inseguridad y hostilidad que normalmente existe en estos gobiernos hacia otras ideologías y sistemas, las mismas que con frecuencia representan a las economías más fuertes y, por lo tanto, tienen el mayor potencial para generar ingresos por efectos del turismo. En muchos casos las guerras ideológicas en las que el líder populista se embarca en contra de otros sistemas de gobierno se traducen en guerras personales que lo único que hacen es ahuyentar al turista y privar de la riqueza que ellos podrían traer. No importa cuánto dinero dedique un gobierno para mejorar las condiciones turísticas internas de un país si su imagen en el exterior es de inseguridad y hostilidad. Normalmente este tipo de gobierno falla también en atraer la inversión extranjera. En su egocéntrico afán de superioridad 87
ideológica el líder populista discrimina y demoniza a otros sistemas de gobierno y economías más desarrolladas y les pone toda clase de trabas para que inviertan en sus países. Estos líderes desafortunadamente enfocan sus odios personales hacia otras ideologías y sistemas de gobierno por encima de la conveniencia de sus pueblos. La corrupción, los impuestos excesivos, la burocracia, la inseguridad política y financiera y la hostilidad ideológica, entre otros aspectos negativos, tampoco presentan mayores atractivos para que compañías extranjeras posicionen sus negocios en países con estos sistemas de gobierno. Por otro lado, este tipo de gobierno trata de evitar la salida de divisas o riqueza. Volviendo al ejemplo anterior, el líder populista trata de impedir que el agua se vaya por el sumidero. De esta forma restringe las importaciones y pone todo tipo de trabas para que el dinero no salga del país. Al restringir las importaciones se cae en una economía de total desabastecimiento. Todo falta, no hay libertad de elección. Poco a poco se mina la posibilidad de las personas para escoger los productos que deseen consumir y se las limita a lo que puedan encontrar internamente. Al restringir la salida de capitales al exterior se priva a las personas de la libertad de hacer con su dinero lo que ellas consideren conveniente. Se intenta obligar a que mantengan su dinero en un sistema al cual le han perdido confianza, además de limitar la ayuda que puedan prestar a sus seres queridos que se encuentran en el exterior. La mejor y de paso única manera de disminuir o eliminar la fuga de capitales al exterior es el crear un ambiente económico y financiero sólido y benevolente en el que el individuo pueda confiar sin tener que fijarse en otros sistemas que le posibiliten el salvaguardar su patrimonio.
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Impuestos Al limitarse la entrada de riqueza en el sistema económico, al gobierno le faltan los recursos que le permita cubrir las necesidades de su pueblo. El poco dinero que entra se diluye en satisfacer el gasto público, beneficios sociales y obras de infraestructura, entre otros. El problema se da cuando al haber poco dinero en la economía el Estado se queda sin el capital que le permita repetir el ciclo de gastos a los que está sujeto. Bajo estas condiciones, la única opción que le queda al Gobierno es recapturar el dinero que gastó en su pueblo. Desafortunadamente esta recuperación de capital normalmente la hace a través de impuestos. Si bien es cierto que los impuestos son necesarios para la economía, los impuestos excesivos a los que normalmente se somete a los pueblos bajo este tipo de gobiernos, lejos de solucionar el problema básico de falta de riqueza lo único que hacen es oprimirlo y entorpecer su desarrollo. El Gobierno debe cobrar a su pueblo por concepto de impuestos el mínimo necesario que permita el funcionamiento del Estado. Es crucial para el avance de los pueblos el transformar al Gobierno en una maquinaria pequeña, sumamente efectiva y eficiente que le permita tener más dinero para invertir en su beneficio. La riqueza debe ser generada y atraída del exterior, ya que esta es la única actividad que la aumenta. Los impuestos lo único que hacen es recircular la riqueza o, mejor dicho, la falta de riqueza en el interior de un sistema cada vez más empobrecido. Los impuestos deberían mayormente ser aplicados a la riqueza que ingresa desde el exterior y no a la poca riqueza existente dentro del sistema.
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Control Una vez en el poder, es práctica común el que el líder populista intente cambiar las leyes para que estas se acomoden a sus antojos ideológicos. También es costumbre la búsqueda de control de todos los otros poderes del Estado. Por medios legítimos o ilegítimos, el gobierno populista toma control del Congreso y el sistema judicial. Estas entidades dejan de servir su propósito primordial de ser guardianes de la democracia y equilibrar las atribuciones del ejecutivo para que ningún poder pueda predominar sobre los otros. Los parlamentos dejan de ser fórums de intercambio de ideas orientadas al progreso de los pueblos para convertirse en entidades de validación de un régimen cada vez más autoritario y totalitario. Lo mismo sucede con el poder judicial. Los jueces dejan de obrar apegados a las leyes de derecho, para pasar a ser endosantes de los caprichos del Gobierno central. El poder judicial deja de ser una entidad separada del ejecutivo para pasar a trabajar para él. La justicia individual se convierte en un lujo solamente alcanzable por quienes se alineen con los intereses particulares del Gobierno. Otro síntoma del populismo es la creación de impuestos irracionales y exagerados de todo tipo. Según el líder populista, el objetivo primario de estos impuestos es asegurar una distribución más justa de la riqueza en la que el que tiene más pague más. Se ponen por ejemplo impuestos a las importaciones con el objetivo de “castigar” u “obligar” a las clases pudientes a contribuir más a las clases menos privilegiadas. Se dice que solo las clases “pudientes” son afectadas por este tipo de impuestos, cuando en realidad afectan a todos los niveles sociales y económicos. En la práctica, la población entera es afectada al privarle la libertad de encontrar el producto que desea, del cual en muchos casos no hay un substituto equivalente o adecuado. Así, se perjudica a todos los estratos de una economía saludable. Al pequeño 90
comerciante le es cada vez más complicado abastecerse de productos para vender. El impacto a las grandes cadenas comerciales también es enorme. Sin embargo, a este impacto no se le da mayor importancia; por el contrario, se convierte en motivo de orgullo para el líder populista, que lo ve como un castigo a los ricos. Este líder tratará de vender la caída de las grandes cadenas comerciales a su pueblo como signos de una eficiente “guerra” a los “oligarcas” o a la gente pudiente, cuando en realidad el único perdedor de esta guerra es el mismo pueblo, en el que hay más desempleo como resultado de que estas cadenas cierren sus operaciones, más desabastecimiento y menor libertad de elección. Un problema paralelo al desabastecimiento resultante de impuestos y proteccionismos de la economía nacional es el control de precios. En una economía de mercado libre, que de paso ha sido comprobada como la única que es sostenible a largo plazo, los precios son regulados por las fuerzas de la oferta y la demanda. Cuando los precios no son autorregulados por estas fuerzas, pasan a ser controlados e impuestos por el Gobierno, abriendo las puertas a todo tipo de abusos. Muchos gobiernos amplían aún más su alcance y se envuelven en el negocio de la regulación estatal de los precios. Desafortunadamente, se ha probado innumerablemente en la historia que la regulación estatal de precios no es una política sostenible a largo plazo y está destinada al fracaso. Mientras más se cae en estos controles, el Gobierno pasa de ser un Gobierno netamente populista a ser un Gobierno con control absoluto y totalitario. En este tipo de gobiernos, la voluntad individual es descartada y pasa a ser parte de la voluntad de régimen. Los pueblos pierden el poder de decisión en lo que escogen para vestir, para comer, para su familia, para su vivienda, y pasan a estar a merced del Gobierno. ¿Qué es lo que el Gobierno piensa que debo tener, hacer, 91
etc.? El ejemplo actual más palpable que tenemos en Latinoamérica es el del pueblo venezolano. La voluntad individual está siendo opacada o borrada por la voluntad del Gobierno. Los principios básicos de libertad son sistemáticamente violados. ¿Qué clase de libertad es aquella en la que el pueblo no puede expresarse libremente y vive en un estado de temor y desabastecimiento constante? Las filas para productos básicos son interminables. Hay mucha gente que cuando ve una cola se pone en ella sin saber ni siquiera su objetivo. Tienen la esperanza de encontrar algún producto que necesiten y que, debido al desabastecimiento de los mercados, les es imposible obtener por medios regulares. Desafortunadamente, hay un creciente número de países en la región que están siendo víctimas de las circunstancias a las que les llevan este tipo de gobiernos.
Capitalismo Finalmente llegamos al capitalismo. De forma similar a los sistemas políticos previos, las definiciones de capitalismo difieren significativamente, dependiendo de su origen. Sin embargo, se puede decir que, en términos generales, el capitalismo es un sistema económico y político caracterizado por el libre mercado. Los organismos de generación y distribución de riqueza están en manos privadas. El objetivo primario de este sistema es la generación de riqueza bajo las condiciones de libre mercado. El libre mercado es, sin lugar a dudas, el mejor sistema de mercado por un hecho muy simple: es libre. En este sistema, el precio de los productos es idealmente regulado por las fuerzas de la oferta y la demanda sin ninguna intervención externa que afecte este equilibrio. La gran ventaja de este sistema es que promueve la competitividad en 92
calidad y precios. El valor que los bienes y servicios ofrecen al consumidor es lo que en teoría determina su éxito en el mercado libre. De esta manera se asegura una constante mejora en productos y servicios. Uno de los grandes logros del capitalismo es el que, a través del poderío monetario, ha creado un ambiente favorable para que la investigación y la ciencia florezcan. Se han logrado avances enormes en el ámbito de la tecnología. Solamente pensemos en lo mucho que hemos avanzado en este campo, comparado con las condiciones de vida que teníamos hace unos 150 años. Pensemos en la increíble funcionalidad de los teléfonos inteligentes, por ejemplo. En ellos podemos leer las noticias, enterarnos del clima, organizar nuestras tareas, mandar correos electrónicos, usar el GPS para no perdernos nunca, mandar faxes, tomar fotos, grabar videos, escuchar música, e incluso podemos hablar por teléfono. En fin, la lista es bastante larga y podría todavía continuar. Prácticamente cada día salen a la luz nuevos usos y aplicaciones para nuestros teléfonos. Solo basta ver el número de aplicaciones que tenemos a nuestra disposición con los teléfonos inteligentes para darnos cuenta de lo significante y práctico de este invento. Es fácil darse cuenta de que el capitalismo es el sistema político más favorable para avances en las áreas de la tecnología, biología, química, física, etc. Se ha abierto la posibilidad de la eliminación de la pobreza a través de estos medios. Sin embargo, los aspectos prácticos de la eliminación de la pobreza muchas veces no están alineados con la generación de ganancias y riqueza, haciendo que muchos de los avances nunca lleguen a ser utilizados en la búsqueda del bienestar colectivo y queden relegados a la búsqueda de la abundancia individual. Por ejemplo, el estudio e implementación de sistemas alternativos de energía son constantemente relegados y entorpecidos 93
por personas que controlan y se favorecen de la industria del petróleo. Ellos temen que sus intereses individuales quedarían seriamente afectados, sin tomar en cuenta el beneficio potencial que estos sistemas tendrían en la sociedad en general.
Culto a lo material El sistema capitalista ha ido transformándose hasta llegar a convertirse en un verdadero culto al poder económico y lo material. La generación de ganancias se convierte en el objetivo primordial de toda actividad productiva, descuidando de este modo las necesidades de la gente que no estén alineadas con la generación de riqueza. La adoración al dinero y lo material genera la ilusión de que no hay nada más importante y se tiende a descartar todo lo que no está encaminado a su obtención. El dinero se convierte en el fin que justifica los medios para obtenerlo. No importa cuán cuestionables sean las practicas que llevan a su adquisición, o cuantas personas, negocios, etc., hayan sido sacrificadas en su búsqueda. Al final su obtención hace que todo haya valido la pena, que todo haya sido justificado. Se transmite el mensaje equivocado de que el éxito y la felicidad son el resultado de la acumulación de bienes materiales, sin importar cuán vana sea esta acumulación. Debemos ser conscientes de que el dinero o la acumulación de bienes materiales por si solos nunca va a resultar en una felicidad significativa y duradera. El dinero y los bienes materiales ayudarán, sí, pero solo como elementos que creen condiciones más favorables para su florecimiento. Es más fácil trabajar en encontrarnos a nosotros mismos y mirar en nuestro interior que, en definitiva, son las únicas 94
actividades conductivas de una felicidad duradera, cuando nos sentimos cómodos y nuestras necesidades básicas están cubiertas. Exuberantes cantidades de dinero y cosas materiales no son necesarias para que lleguemos a este estado. Los beneficios sociales básicos de los que todo ser humano debería gozar son muchas veces sacrificados ante la idea de generación de riqueza. Estos beneficios, al no ser vistos como generadores de ingresos o riqueza material, son descartados o minimizados en importancia. Es absurdo, por ejemplo, que en pleno siglo XXI haya sociedades en las que la mujer solamente goce de dos semanas para dedicarse a su hijo después de dar a luz. Se nos quiere vender la idea de que la dedicación al trabajo y la generación de riqueza están por encima de cualquier otra actividad, incluso aquellas que nos definen como humanos. Es posible escuchar que Dios y familia están por encima de nuestro trabajo, pero la realidad es diferente. Muchas personas viven aterrorizadas de perder su empleo por dedicar tiempo a otras actividades. Cada vez se dedica más tiempo a trabajar y generar riqueza, y menos a actividades que traigan satisfacción. Por ello cada día somos más víctimas de enfermedades, especialmente de la mente. Es todavía más problemático darse cuenta de que este culto al trabajo y la riqueza, y el privar a las personas de más tiempo para sus hijos, familias y esparcimiento, normalmente obedece al deseo de grupos pequeños de personas que buscan defender sus intereses particulares por encima del bienestar de la mayoría. Cuando una persona trabaja como esclava para otra persona u organización, se esclaviza en materializar los sueños y objetivos de ellos, y no en los suyos propios. Hay que reconocer que, por ejemplo, en el sistema estadounidense, se han hecho mejoras en algunas áreas de bienestar social, pero 95
todavía hay mucho por hacer, sobre todo en lo que se refiere a salud y educación. El culto al poder y lo material, que actualmente define muchas de las sociedades en las que vivimos, son representantes bastante pobres de la verdadera naturaleza humana. Conforme vayamos avanzando a niveles de consciencia más elevados esta realidad irá cambiando. El sistema capitalista favorece la idea del poder del dinero sobre el dinero. Es decir, el poder está basado en su mayoría en la cantidad de dinero que se tiene. Mientras más se tiene más poderoso se es. Por esta razón, grandes conglomerados económicos prevalecen sin mayor consideración de los más pequeños. En otras palabras, el pez grande se come al chico. Los negocios pequeños se ven constantemente amenazados por conglomerados grandes, con los que no pueden competir en precios o volumen. Si bien es cierto que empresas gigantes como Walmart, por ejemplo, han generado gran cantidad de empleos y de alguna manera contribuido al mejoramiento de ciertas áreas de la sociedad. Al mismo tiempo, han dejado en su camino una estela de frustración y malestar en pequeños empresarios que, incapaces de competir, se ven aplastados por su enorme poderío. Adicionalmente, es práctica común de algunos conglomerados económicos grandes usar tácticas poco éticas para ganar mercado y eliminar la competencia. En muchos casos, estos reducen los precios de los productos o servicios que prestan a un punto en que la competencia no puede subsistir, siendo así eliminada. Una vez suprimida la competencia se convierten en monopolios, con total control sobre los precios. Cuando son monopolios saben que el público no puede elegir, y está obligado a usar sus productos o servicios, y suben los precios. Esta situación es muy común en empresas de seguros, por ejemplo. 96
Los negocios para subsistir tienen que ser competitivos en el plano económico. Existe una insaciable búsqueda de maneras de reducir costos en productos y servicios para de esta manera hacerlos más atractivos. Es muy común que el trabajador o el obrero sea el más afectado en esta búsqueda de reducción de costos. Debido a la gran demanda por trabajo, en muchos casos al trabajador no se le da la importancia que se merece en el crecimiento y subsistencia de la empresa y se convierte en un bien reemplazable y descartable. Cuando un empleado deja de ser considerado como un generador de riqueza es eliminado. Afortunadamente, al menos en este caso, la eliminación se da a manera de despido y no en el sentido explícito y extremo de la palabra. Existe también una tremenda desigualdad en los niveles de riqueza de la clase trabajadora. La diferencia de ingreso entre altos ejecutivos, ejecutivos medios, bajos y la clase laboral es en muchos casos ridículamente grande. Es común, no solo en sociedades capitalistas, confundir la inteligencia con la habilidad de hacer dinero. Pensamos que una persona alcanza la abundancia porque es inteligente y de ese modo minimizamos a las personas que no poseen esta habilidad. La realidad es bastante diferente. La verdadera inteligencia es aquella que nos conduce a encontrar la felicidad y no necesariamente la que nos lleva a hacer dinero. Positivo del dinero Hemos visto lo negativo y problemático del culto a lo material, pero al mismo tiempo debemos reconocer que el dinero tiene un aspecto positivo que va más allá de simplemente brindarnos confort. El 97
aspecto positivo del dinero tiene que ver con su universalidad. Al ser el dinero un bien universal, su aceptación es también universal. Independientemente de las circunstancias de vida de las personas, el dinero es siempre bien recibido. El dinero vence todo tipo de barreras, ya sean estas geográficas, ideológicas, culturales, religiosas, raciales, generacionales, etc. El dinero no discrimina, normalmente es aceptado con alegría, sin importar su origen. Cuando se trata de aceptarlo, la gente pone de lado sus diferencias y se olvida, aunque sea de manera temporal, de todo tipo de divisionismos. De esta forma el negocio y el comercio, donde existe un flujo e intercambio constante de dinero, abren la posibilidad de que nos olvidemos de las barreras discriminatorias que nos separan. Si bien es cierto que el culto al dinero y la acumulación vana y excesiva de lo material son problemáticos y no llevan de ninguna manera a la felicidad, también es verdad que podemos aprovechar la universalidad del dinero para, a través del negocio y el comercio, no solo crear prosperidad para nosotros y los que nos rodean, sino también para romper muchas de las barreras que nos separan como humanos. Podemos ver que al igual que los otros sistemas de gobierno, no hay nada de malo en el capitalismo desde el punto de vista netamente filosófico. El problema se da en el plano práctico, con la idea de capitalismo que sus líderes tratan de imponer en la gente. La libertad individual y colectiva son bases fundamentales de los sistemas capitalistas, incluyendo la libertad de expresión. Son elementos altamente positivos del sistema capitalista. Desafortunadamente, el capitalismo también tiene un lado oscuro que es imposible descartar.
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Consumismo y desperdicio Los medios de comunicación inundan las mentes de los individuos con imágenes de éxito y felicidad asociadas con bienes materiales. Nos enseñan a que mientras más tenemos, más somos. Y los que no piensan o actúan de esta manera y se oponen a estos principios son perdedores, no han alcanzado el éxito y nunca lo alcanzarán, y por lo tanto, no alcanzarán la felicidad. Esta imagen se vende con muchísima eficacia por una tremenda máquina mercantil que debe su existencia al consumo masivo. Mientras más acumulemos, independientemente de que lo que acumulemos tenga un uso o sentido práctico, más felices seremos. La acumulación innecesaria de objetos es lo que mantiene esta tremenda máquina mercantil viva. Se hace toda clase de esfuerzos para que la gente se identifique con el consumismo. Los comerciales televisivos o propagandas constantemente tratan de que nos identifiquemos con los productos de alguna manera. Por ejemplo, vemos comerciales en los que la persona está aburrida o deprimida, hasta que destapa una cerveza de una determinada marca. De manera inmediata, la situación cambia. La persona ya no se encuentra sola, sino que, por arte de magia, aparece ahora en la playa, rodeada de amigos, surfeando, etc. Se juega con las emociones de las personas, explotando el hecho de que, como seres humanos, buscamos la compañía y el confort en otros seres humanos. Este tipo de comerciales son muy comunes y a todo nivel. Se nos enseña familias rodeadas de todos los seres queridos cuando consumen ciertos productos, porque saben precisamente que esto es lo que buscamos. Se nos vende la idea absurda de que, si consumimos esto o lo otro, nuestros problemas mágicamente desaparecerán y nos encontraremos en un estado de gran felicidad, rodeados de amigos, familia, etc. Es interesante ver cuán a menudo los humanos caemos en las tácticas publicitarias de muchas empresas. 99
Lo importante es darnos cuenta de que todo este consumismo no es sino una táctica que obedece a deseos de generación de riqueza. Cabe aclarar que estos deseos o la riqueza en sí no tienen absolutamente nada de malo siempre y cuando sirvan algún propósito práctico que vaya más allá de la simple acumulación. Desafortunadamente, el consumismo vano y excesivo da paso a una tremenda abundancia de desperdicio. Esta abundancia se debe en gran parte a las influencias externas que constantemente bombardean a los individuos. Cientos de comerciales nos dicen la importancia de tener el último modelo de todo. No importa que hace poco hayamos comprado un iPhone 5; lo que importa es que el iPhone 6 ya ha salido al mercado y debemos hacerlo nuestro. Se nos vende todo lo que podemos hacer con la versión 6 que no podemos hacer con la 5. Nos contagian de ese deseo de tener más. Mientras más pronto tengamos la última versión mejor nos sentiremos, especialmente porque al obtenerla de manera rápida, muchas personas no lo habrán adquirido todavía y podremos sentirnos superiores, por lo menos mientras esta exclusividad dure. Cuando ya muchas otras personas obtengan esta versión, otra saldrá al mercado y se repetirá el círculo. Este mismo concepto se aplica a todos los productos, autos, ropa, electrodomésticos, etc. Siempre queremos tener lo mejor y más nuevo. Al obtenerlo, tendremos una satisfacción pasajera que no durará, sino que buscará aferrarse al siguiente producto. De esta manera, el ciclo continúa generando enormes cantidades de desperdicio físico y monetario. Nuevamente, no hay ningún problema en tener dinero y disfrutarlo plenamente. Tener cosas materiales que nos sirven y facilitan nuestra felicidad está muy bien. El problema es la acumulación vana e innecesaria. El acumular simplemente por el hecho de acumular. Es penoso escuchar o ver a personas sumamente ricas, que tienen tanto 100
que ni siquiera se acuerdan de lo que tienen. Si el tener un Ferrari ha sido el sueño de tu vida y por fin tienes las posibilidades de adquirirlo, está muy bien comprarlo y disfrutarlo plenamente. Lo negativo sería pasar a ser víctima de este deseo y actuarlo de manera inconsciente. No comprar uno sino siete, para cada día de la semana, los que probablemente ni siquiera lleguemos a manejar. Independientemente de las necesidades o deseos particulares de las personas, no hay justificación válida para tener 20 casas abandonadas en diferentes países del mundo. Es simplemente imposible encontrar los medios y circunstancias prácticas que nos permitirían disfrutar de todas estas viviendas. Este es un ejemplo de una acumulación vana que no sirve a ningún propósito práctico, y aún más importante, no contribuye ni a la felicidad individual ni a la felicidad colectiva. Nadie puede defender que un individuo necesite 20 viviendas en diferentes partes del mundo para ser feliz. Mucho más práctico y contribuyente a la felicidad sería que el individuo tenga quizás 3 viviendas localizadas en lugares estratégicos que frecuenta en el mundo y el resto del dinero invertirlo en alguna actividad que contribuya a su felicidad individual o a la felicidad colectiva. Si todos los elementos básicos necesarios para la felicidad individual han sido cubiertos, ¿qué tal ayudar a otras personas? La mayor bondad del dinero es el hecho de que nos permite ayudar a nuestros semejantes. El dinero debe pasar de ser un dios al que veneramos a convertirse en una herramienta práctica que usamos para sentirnos más cómodos y ayudar a eliminar la pobreza y sufrimiento del mundo. Debemos trascender y pasar de ser esclavos del dinero y trabajar para él, a ser independientes y poner el dinero a trabajar para nosotros y nuestros semejantes. No existe satisfacción más grande que la que se genera cuando ayudamos a otras personas que lo necesitan.
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Para muchas culturas pasadas, la acumulación de propiedad más allá de lo necesario era considerada como un síntoma de locura. A los indios americanos de la época de la colonia les era muy difícil entender a los conquistadores europeos. Pensaban que estaban locos. No sabían qué es lo que tenían en las cabezas, que siempre se les veía preocupados, irritados, angustiados, etc. Siempre preocupados por aumentar sus territorios y encontrar más riqueza. Pensaban que tenían algún tipo de enfermedad mental. No hay sociedades que generen más basura por individuo que las sociedades capitalistas. Solamente Estados Unidos produce alrededor de 250 millones de toneladas de desperdicios anualmente. Consume aproximadamente el 30 % de los recursos del mundo cuando tiene solo el 5 % de su población. El 80 % de todos los productos son muy poco usados y descartados en perfecto funcionamiento. Hay una enorme cantidad de desperdicios que nunca llegan a ser reciclados, afectando de manera consistente al medio ambiente. Cabe anotar en este punto que la generación de basura y descuido del medio ambiente no son exclusividad de gobiernos capitalistas. Países como China no están muy atrás de Estados Unidos en generación de basura. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la población de China es cuatro veces mayor que la de Estados Unidos. Lo que es una particularidad problemática del sistema capitalista es el desperdicio traducido en la compra innecesaria y descarte de productos perfectamente buenos, para simplemente en muchos casos hacer más espacio a otras cosas que queremos comprar. Este desperdicio abre los ojos a la tremenda injusticia social en la que todavía vivimos a nivel mundial. Por un lado, hay niños que tendrán a su disposición más de 10 pares de zapatos al año, mientras que hay otros en el mundo que no verán ni siquiera uno. 102
Libertad y sentido común Se habla de libertad, pero al mismo tiempo se piensa que los seres humanos no somos lo suficientemente confiables para usarla. Para cada expresión de libertad hay cientos de leyes, códigos, normas, etc., que la regulan. El sistema está lleno de regulaciones y prohibiciones absurdas, que en su momento pueden haber servido algún propósito práctico, pero que ya no son o deberían ser relevantes. Se ha dejado de lado el sentido común para dar paso a una sociedad en la que todo está regulado. Si no se dice explícitamente por algún mecanismo de control, no existe, independientemente de lo que dicte la razón. Se ha llegado al extremo de que, por ejemplo, si no se comunica que uno puede quemarse la boca al tomar una taza de café caliente, se demanda al negocio que la vendió por la falta de advertencia. Los medios de comunicación están inundados de propagandas de abogados que dicen estar a favor de los derechos de la gente común, ansiosos de demandar a lo que sea o a quien sea con el objetivo de obtener dinero, independientemente de lo que dictamine el sentido común. Desafortunadamente, las sociedades capitalistas se han convertido también en sociedades donde la gran mayoría de sus miembros esperan recibir un tratamiento especial por las circunstancias particulares que rodean sus vidas. Si se es gordo, flaco, blanco, negro, nativo, sano, enfermo, buen estudiante, mal estudiante, etc., se tiende a creer que, debido a estas circunstancias, se merece un tratamiento preferencial. Este deseo no es más que el deseo del ego por sentirse especial y de algún modo superior a los demás. Los países más “libres” son los que tienen más gente en sus prisiones. En muchos casos se priva a las personas de la libertad por las razones más absurdas. Por ejemplo, en Estados Unidos se estima que a 103
cualquier momento hay más de 1 millón de personas en prisión por crímenes no violentos, consumo o posesión de drogas. ¿Cuánto dinero y recursos son desperdiciados en reprimir y aislar a estos individuos? Sería mucho más propicio invertir estos recursos en programas de educación y ayuda a personas víctimas de adicciones. La represión jamás podrá mitigar o solucionar el problema social creado por el abuso de las drogas. La amenaza de encarcelamiento es fácilmente descartable cuando se es víctima de una adicción fuerte. Muchas personas adictas son conscientes de las devastadoras consecuencias de la adicción a las drogas en sus vidas y en sus familias, pero la adicción es más fuerte que la razón. Debemos pasar de reprimir y querer forzar el cambio en las personas para pasar a brindar la ayuda pertinente que les permita superar su condición. Existen ya países que se han dado cuenta de este hecho y reubicado los recursos que dedicaban al castigo de estas ofensas a programas de prevención y ayuda, con resultados sumamente prometedores. Está bien el hecho de aislar a individuos que por sus niveles de inconsciencia representan una amenaza a otras personas. Es cierto que, en casos sumamente extremos, se deben tomar las acciones puntuales que sean necesarias para proteger a las personas de sí mismas, cuando, por ejemplo, están decididas a autoinfringirse daño. Lo que está mal es crear leyes o normas que pretendan forzar esta protección. Al hacerlo se niega el principio básico de libertad que debe definir nuestra naturaleza humana. Cada persona adulta debe ser responsable por sus acciones. El mensaje que se da con estas leyes y regulaciones es que el individuo no puede ser confiado.
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CAPÍTULO 4 PODER CONSCIENTE
Importancia de la democracia La palabra “democracia” tiene su origen en el antiguo griego. Está formada de la combinación de los vocablos demos que significa “pueblo” y kratos, que puede ser traducido como “poder” y “gobierno”. Así se puede decir que democracia es el poder del pueblo o el gobierno del pueblo. En un estado de democracia, el pueblo participa en la toma de decisiones políticas que afectan a su país. Esta participación incluye, pero no está limitada a la elección de sus gobernantes. El mecanismo de esta elección es conocido como sufragio. A través del sufragio, el pueblo tiene la oportunidad de elegir a sus líderes y de esta forma tomar cierto control en su destino. La democracia se basa en el principio de que la sabiduría de la mayoría es más relevante que la de la minoría y, por lo tanto, se impone sobre ella. Se confía en que la decisión de la mayoría se traduzca en la mayor conveniencia para el pueblo. Democracia es el gobierno de las mayorías, lo cual no significa que los derechos e intereses de las minorías sean descartados, ya que ellas también pertenecen y forman parte fundamental del Estado. La mayoría de democracias son guiadas por una Carta Magna o Constitución, que determina la visión general del Gobierno con miras al respeto de los derechos institucionales e individuales de las personas. La democracia es la base o cimiento para obtener un Gobierno consiente, ya que está basada en la libertad del pueblo de escoger sus líderes. La democracia funciona todo el tiempo en la naturaleza. En muchas funciones importantes para su sobrevivencia, los animales confían en 105
la voluntad de la mayoría para decidir la acción más beneficiosa en relación con su supervivencia. Se han realizado varios experimentos que demuestran el uso de democracia en el reino animal. Por ejemplo, en uno de los experimentos se insertaron varios machos alpha en la manada, con el propósito de observar su comportamiento en el momento de tomar decisiones importantes y relevantes a la supervivencia de su grupo. Al contrario de lo que los científicos habían previsto la manada se mueve, solo cuando aproximadamente el 60 % de los adultos se incorpora, señalando que están listos para moverse, independientemente de los movimientos de los machos alpha. Se puede decir que los venados, en este tipo de decisiones, “votan con los pies”. Otro ejemplo de democracia es el de las abejas de miel. Contrario a lo que mucha gente piensa, las abejas de miel no viven en monarquías sino en democracia. La reina tiene un rol vital en la sobrevivencia de la colonia, ya que ella es la que deposita los huevos que darán vida y asegurarán la continuidad de su especie. Sin embargo, la abeja reina no toma parte en las decisiones vitales de la colonia. La voluntad colectiva o democracia de la colonia es lo que asegura su éxito. Cuando la colonia debe moverse y cambiar de localidad, ya sea en busca de comida u algún otro elemento necesario para su supervivencia, las abejas exploradoras salen en busca de nuevos destinos que presenten condiciones adecuadas que cubran las necesidades de su colonia. Cuando la abeja exploradora encuentra un sitio adecuado, todavía tiene que comunicar y de algún modo “vender” su idea. A través de un baile llamado waggle dance, la abeja se comunica con el resto de su colonia. Las abejas que favorezcan la idea de la abeja exploradora se unirán a este baile para persuadir al resto del grupo y lograr consenso. Solo cuando se llega a un consenso la colonia realiza su movimiento a otro sitio, para de esta manera 106
asegurar su sobrevivencia. La naturaleza está llena de ejemplos como los que hemos visto. Los animales se dan cuenta de que la mayor sabiduría es la sabiduría colectiva. Ahora bien, la gran diferencia entre la democracia ejercitada en el reino animal y el humano es que en el reino animal no existen agendas particulares o grupales que sus promotores quieran impulsar. Si vamos al ejemplo de las abejas se puede asegurar que en la abeja exploradora que comunica sobre el sitio que encontró a las otras abejas, no existe ninguna agenda personal o interés individual que la motive. La motivación que guía e impulsa a esta abeja no es otra que la sobrevivencia y bienestar de su colonia, y nada más. La abeja exploradora no escoge un sitio que le beneficie a ella de manera individual, donde quizás va a tener una mejor vista o más comida para ella que para las demás, o más confort que el resto de las otras abejas. Lo escoge de forma instintiva simplemente porque es el más adecuado para todo su grupo, sin discriminaciones de ningún tipo. Si fuese de otro modo las abejas se habrían extinguido hace mucho tiempo. Existe una gran similitud entre la democracia animal y humana. En ambas, los candidatos tienen la oportunidad de comunicar y de algún modo “vender” su mensaje a su pueblo. La sociedad será quien decida la validez y conveniencia del mensaje y así elegirá a sus líderes. Por este motivo debemos prestar mucha atención al mensaje que los candidatos promueven. Si bien es cierto que la mayor sabiduría es la sabiduría colectiva, también hay que analizar el por qué los pueblos nos equivocamos tan frecuentemente en la elección de nuestros líderes. Resulta común escuchar altos niveles de frustración en la gente con respecto a sus gobernantes. Esta frustración normalmente no tarda 107
en llegar una vez que los gobernantes han sido elegidos. La democracia en sí misma contiene una fuerza grandísima en el sentido que permite a los pueblos elegir sus líderes y así de algún modo controlar su destino. Desafortunadamente, vivir en democracia también significa que una vez que el líder o grupo de líderes han sido elegidos, no hay cómo cambiarlos sino hasta futuras elecciones. Por razones obvias, el cambio de gobernantes está limitado a un proceso electoral que así lo permita, y en el cual se garantice la libertad de los pueblos de elegir a sus líderes. Por este motivo es sumamente importante escoger los líderes apropiados que nos lleven por el camino de la paz y la prosperidad. Sin embargo, nos equivocamos al elegir a nuestros líderes muy frecuentemente. Esta equivocación se da en parte por la falta de un análisis consciente del mensaje que los candidatos a posiciones gubernamentales predican. Sin embargo, y a pesar de todos los defectos o problemas que se presentan en la democracia humana, es posible afirmar que mientras exista democracia hay esperanza.
Candidato consciente El mensaje de los candidatos debe ser analizado atentamente para llegar a conocer a la persona que está detrás de él, dejando de lado todo tipo de creencias preconcebidas. ¿Qué es lo que el candidato propone? Hay que darse cuenta si este mensaje es inclusivo o exclusivo, promueve la unión o la desunión de las personas que conforman el estado independientemente de ideologías, clases sociales, razas, religión, culturas, etc. Hay que estar muy atento a la inclusión de pensamientos alimentados por odio u otros que pongan a unos en contra de otros, sin importar los argumentos que nos den en un intento de validar su posición. 108
A los candidatos políticos les gusta exponer su ideología como medio para justificar sus ideas. De ese modo también justifican su posición de odio, rechazo, afinidad con un grupo o desacuerdo con otro. Explican el porqué un grupo de gente debe estar en contra de otro grupo de gente, país, estrato social, económico, ideología, etc. Este es un deseo vano del ego de las personas de sentirse superior o en lo correcto. No hay que olvidarse de que nadie es el dueño de la verdad universal. Lo que es correcto para una persona es incorrecto o impensable para otra. Desafortunadamente, cuando se escucha a los candidatos o personas envueltas en política lo que se percibe es pura politiquería y egocentrismo. Se escucha una constante demostración del porqué “yo” estoy en lo correcto y mi opositor está en lo incorrecto. Muy poco se escucha el mensaje y la visión que, en definitiva, son lo más relevante para aclarar el potencial de ayudar a sus pueblos. Mensajes de desunión, pelea, odio, etc., deben ser inmediatamente rechazados como negativos y vanos, pues no sirven ni nunca servirán a nadie, ya que su único propósito es el hacer que la gente se una e identifique con estos odios y rencores y forme una “causa común” con el político portador del mensaje. Esta causa común se traducirá en los votos que le permitan al político alcanzar sus ambiciones de poder. Dadas las circunstancias en las que se encuentran muchos países del mundo en general, estas actitudes divisionistas se han convertido en posiciones populistas alimentadas por la ambición individual de políticos inconscientes llevados por sus egos. El único mensaje trascendental que conduce al bienestar de los pueblos es el de unidad. Otro problema común es la tendencia a confundir el “éxito” del candidato con su capacidad de gobernar, crear prosperidad y bienestar en su pueblo. Desafortunadamente el “éxito” al que 109
hacemos referencia aquí es el éxito en lo material. Se cree que porque un candidato ha sido “exitoso” en sus empresas y es millonario, inevitablemente será exitoso en el manejo de su pueblo. Este pensamiento es sumamente erróneo. El éxito material no es de ninguna manera sinónimo de sabiduría y puede haber sido amasado como resultado de todo tipo de tácticas egocéntricas. El nivel de consciencia del candidato y no su habilidad para hacer dinero debe ser el que determine su capacidad para gobernar. Candidatos con egos sumamente elevados deben ser rechazados, ya que lo más seguro es que traigan todo tipo de problemas a sus pueblos. No debemos olvidarnos nunca de que los líderes más egocéntricos son los que mayor devastación y sufrimiento han causado en el mundo. Fíjate en lo problemáticos que fueron para la humanidad personas como Hitler, Stalin, etc. En época de elecciones, es tarea difícil para los pueblos el determinar cuál es el candidato que más les conviene y les va a llevar por el camino del bienestar y progreso. Desafortunadamente, nos hemos acostumbrado a elegir a aquel con el que más nos identificamos por razones económicas, sociales, etc., y por su mensaje. Desafortunadamente, es difícil determinar si el mensaje del candidato es verdadero y bien intencionado ya que la mentira se ha convertido en práctica común en la política. Tendemos también a votar por aquel candidato que nos divide y creemos se identifica con nuestra situación de vida. Hay dos características básicas en un candidato que normalmente no son consideradas o al menos no lo son con la importancia que se merecen. Estas son, su ego y su inteligencia. Mientras más separadas están estas dos características, mejor será el gobernante. El gobernante más problemático es aquel que tiene un gran ego y al mismo tiempo gran inteligencia. Casos extremos de este tipo de 110
gobernante son Hitler, Stalin, etc. Hay muchos gobernantes de Latinoamérica y el ¿mundo que caen también dentro de esta categoría en diferentes intensidades. Este tipo de gobernante, como resultado de su gran ego, se siente un ser superior y por ello es narcisista, separatista, divisionista, inyecta odio en su pueblo y lo enfrenta. Trata de imponer su voluntad e ideologías, normalmente erróneas, y termina generando toda clase de problemas económicos y sociales en sus pueblos. Cabe indicar que no se debe confundir al ego con la seguridad de sí mismo. Hay candidatos y gobernantes en los que su autoestima y seguridad pueden ser confundidas con ego. Es por ello que es importante escuchar su mensaje detenidamente. El otro extremo también es bastante problemático. Gobernantes con poco ego y poca inteligencia son bien intencionados pero que en realidad no tienen idea de cómo solucionar los problemas de sus pueblos a los que normalmente los sumen en la pobreza. Ahora bien, uno se puede preguntar ¿porqué no existen más candidatos o gobernantes con poco ego y mucha inteligencia? La respuesta es simple. A la gran mayoría de personas que cumplen con estas características, no les interesa el poder ni están al tanto de los aspectos básicos de gobierno y liderazgo. Normalmente viven vidas confortables sin mayor interés por dinero o poder ya que ninguno de los dos los define y tampoco tienen mayor interés en los dolores de cabeza que representa el gobernar un país. En otras palabras, el gobernante ideal debe tener poco ego, ser humilde de corazón, sumamente inteligente en todos los aspectos de la vida y del gobierno, tener la fuerza y determinación de ayudar a su pueblo.
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Político consciente El político consciente debe ser un político 100 % autónomo. Toda posición que tome debe ser el resultado de un análisis individual en el que exponga sus ideas a nivel personal sin que estas estén limitadas o condicionadas por sus partidos políticos, ideologías o conveniencias individuales. Muchas veces las posiciones de los políticos obedecen a los caprichos de las ideologías de sus partidos, que los obligan por ejemplo a votar en bloque, independiente de la posición u opinión particular que el político tenga en relación con lo que está siendo tratado. Un político consciente jamás votaría en grupo por obedecer a los caprichos de su partido político, sino que su voto sería el resultado de un pensamiento profundo, sincero y consciente de lo que más le conviene a su país. Un político consciente no estaría demasiado preocupado de la voluntad de su bloque o partido político. Si esta está alineada con la suya, en buena hora. Lo contrario no le molestaría o causaría conflicto personal, ya que estaría ejercitando su libertad de pensamiento y expresión más allá de lo que dictaminen los intereses particulares o grupales de sus colegas. El político consciente debe “ponerse la camiseta de su país”. Es decir, toda acción que tome debe estar dirigida a la creación de bienestar en su pueblo. SIEMPRE debe pensar en función de su país. El pensamiento debe ser individual con el bien colectivo en mente todo el tiempo. El político consciente está por encima de intereses individuales o grupales que no se alinean con el bienestar de su pueblo independientemente de quienes sean los beneficiarios de estos intereses, ya sean empresarios, partidos políticos, religión, raza, etc. Su opinión individual está siempre enfocada al bien colectivo. 112
Frecuentemente vemos políticos que toman decisiones opuestas al bien común cuando consideran que las ideas presentadas son contrarias a sus ideologías, creencias, partidos políticos o quizás, como sucede la mayoría del tiempo, contrarias a sus intereses personales. El salvaguardo de intereses individuales es la mayor motivación en las decisiones de políticos inconscientes que desafortunadamente forman la mayoría. El político consciente debe tener mucho cuidado con las identificaciones que le lleven a simpatizar con diferentes posturas y pensamientos en el momento de tomar decisiones. Cuando existen identificaciones fuertes tenemos la tendencia, consciente o inconsciente, de eliminar lo que no las alimenta. Escuchamos y favorecemos la información que de alguna manera ratifica nuestra posición y tendemos a descartar o minimizar lo que consideramos contrario. De esta manera, las identificaciones se convierten en verdaderos asesinos de la objetividad y el pensamiento racional, dando paso a una pérdida de la imparcialidad que debe reinar en el político consciente. Cuanto más grandes y fuertes son las identificaciones, mayor es la tendencia a caer en la inconsciencia, ya que miramos las cosas bajo nuestra perspectiva única, descartando aquellas a las que consideramos contrarias. El político consciente debe promover la libertad sobre todas las cosas. Libertad es el derecho natal de todo ser humano. No vinimos a este mundo para vivir en esclavitud, de ningún tipo, física o mental. La libertad no debe ser nunca vista como un acto de generosidad, buena voluntad, o aún como indicativo de un buen gobierno. Libertad es tu derecho como ser humano y, por lo tanto, es obligación del político consciente promoverla, salvaguardarla e implementarla.
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La posición del político consciente debe ser siempre inclusiva, no exclusiva. Debe incorporar a todos los miembros de la sociedad, incluyendo las minorías. La política debe ser de inclusión, dejando que finalmente sean las personas las que decidan en libertad, el alinearse o no con ellas. Muchos políticos en la actualidad temen al debate. En muchos países los debates han sido prácticamente eliminados de la vida política. El rechazo al debate tiene sus raíces en el miedo interno que muchos políticos tienen de ser expuestos. Los debates deben ser traídos nuevamente al dialogo político como una de las herramientas más poderosas que tiene el pueblo para aprender el verdadero mensaje o posturas de los candidatos. El flujo de ideas y cuestionamientos que se dan en un debate normalmente revelan el verdadero pensar de los candidatos. En él tienen la oportunidad de exponer y defender sus ideas y posiciones ante el público electoral. El debate debe convertirse en una práctica cordial enfocada a la exposición de ideas que permitan al elector seleccionar a la persona o personas más apropiadas para solucionar los problemas que les aquejan. Si bien es cierto que el debate es una herramienta poderosa al momento de elegir nuestros líderes, es el dialogo el que debe prevalecer en la toma de decisiones importantes. La mayor diferencia entre debate y dialogo es que el dialogo tiene un componente de colaboración que va más allá de la simple exposición y defensa de ideas. A través del dialogo es posible encontrar elementos comunes a ideas propuestas. El dialogo se favorece del hecho de que la sabiduría colectiva es más relevante que la sabiduría individual. De esta manera, el dialogo abre la posibilidad de encontrar soluciones conjuntas superiores a las presentadas individualmente. Al igual que en el 114
debate, en el dialogo también deben reinar el respeto y la cordialidad en la búsqueda del bien común sobre el bien particular. Ahora bien, se deben promover prácticas que favorezcan buenos y productivos debates y diálogos. Debemos vigilar que estas acciones no degeneren y se conviertan en verdaderas batallas campales de egos, tratando de imponer sus propias ideologías o creencias. El debate y el dialogo son prácticas que favorecen que los políticos pasen de intentar imponer sus ideas a exponerlas y así abrir el camino a soluciones más trascendentales y significativas. En una sociedad consciente, la autenticidad del político es mucho más importante y relevante que su ideología. Ideologías, sin importar su procedencia o contenido, son limitantes del pensamiento humano, ya que no son fruto de un razonamiento original y especifico a los problemas tratados, sino que han sido formadas como un conglomerado de pensamientos y opiniones ajenas, que no necesariamente obedecen a las circunstancias actuales y particulares del pueblo al que el político representa. También es cierto que desafortunadamente la gran mayoría de ideologías, sobre todo políticas, han sido tergiversadas y acomodadas a satisfacer caprichos individuales o de grupos privilegiados a través del tiempo. Al ser auténtico, el político consciente se desenvuelve apegado a lo que él o ella sinceramente piensa que favorece al bienestar global de su pueblo, sin prestar atención a ningún tipo de ideas preconcebidas o a conveniencias individuales o grupales que no estén alineadas con este propósito. Hay candidatos con egos enormes que incluso se enorgullecen de él y lo predican como si se tratase de algo positivo. Confunden el orgullo sano que todos debemos tener por nuestros triunfos y lo convierten en una herramienta de superioridad. Estos candidatos intentan 115
transferir este sentimiento de superioridad a sus seguidores, muchos de los cuales, en efecto, los ven como superiores y por ello les confían su voto. El verdadero liderazgo, el liderazgo positivo, es contrario al ego. Si analizas te darás cuenta de que los líderes que mayor beneficio han traído a sus pueblos y al mundo en general han sido los menos egocéntricos. Del mismo modo, aquellos con mayores egos son los que han traído más destrucción y sufrimiento. El verdadero líder no impone respeto, sino que se lo gana. El pueblo respeta a su líder, no por miedo a ser castigado, sino porque lo ve como un luchador incansable que está incondicionalmente a su lado en su lucha por alcanzar bienestar y felicidad.
Gobierno consciente La responsabilidad primaria de los gobiernos conscientes es la de crear las condiciones apropiadas donde la paz, la prosperidad y finalmente la felicidad florezcan en un ambiente de libertad. En otras palabras, los gobiernos deben crear las condiciones donde los humanos nos acerquemos a nuestra verdadera esencia. Un gobierno consciente es aquel en donde las conveniencias individuales, producto del ego, no reinan. Es un gobierno de servicio donde no hay nada más importante que ayudar a su pueblo a progresar y crear las condiciones adecuadas en donde florezca la felicidad. La creación de estas condiciones se convierte en la premisa primordial del gobierno. Para un gobierno consciente, no existe meta más relevante y valiosa que la felicidad y bienestar de las personas que forman los pueblos. Absolutamente todas las acciones de los gobiernos deben estar dirigidas a alinearse con esta meta. 116
Un gobierno consciente no intenta controlar a las personas, sino que, por el contrario, está interesado en darles poder para que sean ellas las que tomen las riendas de sus destinos y se encaminen hacia un objetivo común de progreso y bienestar. Es responsabilidad del gobierno crear las condiciones adecuadas que permitan a las personas realizar estos objetivos, pero en última instancia es responsabilidad de ellas alcanzarlo. El gobierno y las personas gobernadas se unen como socios con un objetivo común de bienestar. Son las personas las que tienen que realizar las acciones pertinentes que les alineen con su felicidad. Estas acciones se dan en todo campo. Toda persona debe dedicar el tiempo que sea necesario para conocerse a sí misma de manera profunda. Debe hacer un examen exhaustivo que le permita descubrir lo que le hace feliz y le apasiona y tomar las acciones necesarias que le faciliten alinearse con estas actividades. Un gobierno consciente debe dar la mano y apoyar a los que lo necesitan sin llegar a mantenerlos. Apoyar significa confiar en la capacidad de las personas por salir adelante. Mantener es desconfiar. El objetivo final de los gobiernos conscientes es crear una sociedad autosuficiente en la que todos sus elementos progresen armónicamente, sin distinciones de ningún tipo. En resumen, la actividad primaria de todo gobierno debería ser el ayudar a que los sueños de las personas que conforman su pueblo se hagan realidad. El gobierno debe trabajar de manera silenciosa y altamente efectiva en proveer las condiciones propicias donde sean finalmente las personas las que tomen las acciones necesarias para realizar sus propios sueños. Estas condiciones incluyen salud, educación, infraestructura, seguridad y servicio social. El gobierno debe también impulsar toda actividad generadora de empleo y 117
riqueza como el mecanismo que permita a las personas alcanzar la tranquilidad económica necesaria para poder trabajar de manera consistente en las acciones que les lleven a materializar lo que ellas ambicionan. En resumen, el gobierno debe convertirse en el socio más poderoso y efectivo que las personas tienen en su búsqueda del confort y felicidad.
Lucha contra la pobreza La pobreza es una de las mayores distracciones para realizarnos como individuos ya que opaca y dificulta el alcance de la felicidad. Los gobiernos tienen que tomar las medidas que sean pertinentes para la erradicación de la pobreza y promover todo tipo de actividades que favorezcan la creación de oportunidades para sus pueblos. Cuando estamos preocupados de que es lo que vamos a hacer para cubrir nuestras necesidades básicas de vivienda, alimentación, vestido, sanidad, salud y educación, no tenemos la paz mental necesaria para buscar y encontrar nuestra felicidad. Es verdad que los seres humanos no necesitamos mucho para ser felices, pero el encuentro y florecimiento de la felicidad se dificulta enormemente cuando nuestras necesidades básicas no están cubiertas. Un ejemplo de actividad conductiva a la eliminación de la pobreza es la atracción de la inversión nacional y extranjera. Hay países como Costa Rica y Panamá que, por ejemplo, han hecho grandes avances en contra del desempleo, promoviendo la inversión nacional y creando las políticas adecuadas para hacer que sus países sean sumamente atractivos a la inversión extranjera. Estos gobiernos han creado las condiciones aptas para que grandes compañías multinacionales se interesen y localicen sus operaciones en sus países. De esta manera se han combatido eficientemente el desempleo y la pobreza. 118
Adicionalmente, los gobiernos se benefician de la riqueza generada por los impuestos que estas multinacionales pagan al Estado. De esta manera, el aporte de estas compañías a la sociedad que las acoge es bastante significativo desde varios puntos de vista. Los gobiernos deben también crear un ambiente de confianza en donde el que tiene más ayude al que tiene menos, sin pensar en que esta ayuda no llegue a quienes la necesitan y que, por el contrario, se quede en manos de políticos o líderes inconscientes. Dadas las condiciones apropiadas, sin la existencia de corrupción, egoísmo o intereses individuales, los empresarios o personas que tienen más ayudarían a las que tienen menos. Una de las mejores políticas de crecimiento empresarial es la política de ayuda. Hay un principio universal cierto de acuerdo al cual el que más da más recibe. El que más ayuda más se beneficia. Cuando una empresa gasta más en ayudar al prójimo, el prójimo gasta más en la empresa. Debido a que estos gastos generan riqueza, se los puede ver como inversiones. Cuando una empresa invierte más en ayudar al prójimo y a la sociedad en general, más ingresos recibe por parte de los individuos que forman las sociedades, los cuales también ven su gasto en la empresa cuando compran sus productos, por ejemplo, como una inversión que les generará un retorno materializado en la ayuda que les brindará la empresa ya sea a ellos, a otros seres queridos o a la sociedad en sí misma. Dadas las condiciones apropiadas, las sociedades se irán regulando e igualando a sí mismas. Desafortunadamente, las condiciones apropiadas para que se de este tipo de ayuda no son fáciles de encontrar. Uno de los mayores motivos por el cual las personas de altos recursos económicos no ayudan más a los que lo necesitan es porque no confían en los mecanismos de apoyo existentes. Al darse condiciones de ayuda confiables, el que tiene mejores posibilidades estaría más propenso a ayudar al de 119
menores, haciendo que, de esta manera, los niveles económicos se balanceen. Este concepto no ha sido aplicado en gran parte por una serie de miedos y condicionamientos psicológicos que tienen las diferentes clases sociales. No existe confianza en los medios gubernamentales para que esta ayuda sea una ayuda pura de la que ultimadamente se llegue a ver sus frutos. No se sabe a dónde va el dinero. ¿Cómo se puede dar una ayuda efectiva si no existe confianza en los organismos encargados de su repartición y utilización? Existe un temor latente y desafortunadamente justificado de que todo tipo de apoyo económico caiga en las manos equivocadas o se vea diluido y entorpecido por un aparato gubernamental enorme y burocrático, en lugar de llegar al destinatario final que se tiene en mente. Hay que pensar que el empresario no está en el negocio de ayudar. El empresario está en el negocio de generar riqueza. Por este motivo es responsabilidad del Gobierno crear las condiciones apropiadas y dar confianza al empresario para que parte de esta riqueza se destine a ayudar a quienes más lo necesitan sin que esta tarea se convierta en una carga o distracción de los objetivos de sus empresas. Como vimos anteriormente, la reinversión de ganancias en la sociedad es una de las mejores tácticas de crecimiento y generación de riqueza en empresas conscientes. Cuando una empresa reinvierte sus ganancias en la sociedad en lugar de simplemente aumentar ceros en las cuentas bancarias de sus dueños y ejecutivos, el público está más predispuesto a comprar los productos de la empresa. Hay muchos empresarios conscientes que han venido aplicando este principio con resultados fantásticos. Bill Gates es un gran ejemplo de empresario consciente. Hace algunos años, Bill Gates decidió dedicar su tiempo y esfuerzo a deshacerse de gran parte de su fortuna ayudando a quienes lo necesitan. Lo más curioso es que su fortuna cada vez es más difícil de deshacer, ya que mientras más ha invertido 120
en ayuda más ha recibido. Otro ejemplo es Oprah. Ella ayuda a miles de personas alrededor del mundo, sin fijarse en nacionalidad, raza, religión, etc. El caso de Oprah es similar al de Bill Gates. Cuanto más ha invertido en la sociedad, mayores han sido sus ganancias como empresaria. Esto se debe a que el público prefiere comprar productos de empresarios conscientes a quienes siguen y ven como benefactores sociales. Ahora bien, este concepto solo funciona en economías de libre mercado, donde el público tiene la libertad de escoger. Piensa en dos compañías que ofrecen productos similares, digamos jabón de ropa. La primera empresa no presta ningún tipo de ayuda social y todas las ganancias están destinadas a enriquecer a sus dueños sin servir ningún propósito relevante. La segunda empresa es una empresa consciente, que destina un porcentaje de sus ganancias a programas de ayuda. ¿A qué empresa prefieres comprarle el jabón para lavar la ropa? La respuesta sería bastante obvia. Ahora bien, hay que reconocer que invertir en la sociedad no es excluyente de ninguna manera del hecho de que, en una empresa consciente, sus dueños y ejecutivos disfruten de las ganancias producidas por su trabajo. Disfrutar del dinero no tiene absolutamente nada de malo. Lo malo es la acumulación de riqueza vana, que no sirve ningún propósito práctico para el que la posee o la sociedad a la que pertenece. Este es un principio que puede ser aplicado a todo nivel y que, de ser implementado globalmente, resultaría en la abolición de la pobreza en el mundo. Así de simple. Los pobres pasarían a ser parte de una clase media fortalecida. Los empresarios y personas de significativos recursos económicos se convertirían en máquinas de eliminación de pobreza sin tener que dejar de disfrutar de las bondades de su situación económica. Muchos empresarios se han dado cuenta ya de que no existe mayor satisfacción que ayudar a los que más lo 121
necesitan. Esta satisfacción es MUCHO más relevante, significativa y duradera que la que un cero más en la cuenta bancaria podrá jamás proporcionar. Bajo este modelo, todos podemos alcanzar la prosperidad económica que facilite el encuentro de la felicidad a todo nivel.
Corrupción Desgraciadamente, en la actualidad existen muchos gobiernos en los que la corrupción es una práctica normal y hasta cierto punto esperada y aceptada. Así, la corrupción se ha convertido en una enfermedad enorme y problemática que afecta a la gran mayoría de elementos que conforman las sociedades. La corrupción es el mayor impuesto al progreso que se le puede imponer a una sociedad. Entorpece todo, lo complica, lo retrasa, mina la capacidad monetaria de unos y la transfiere ilícitamente a otros que, como resultado del robo, se vuelven nuevos ricos. En un gobierno consciente la corrupción deja de ser una práctica aceptada y común, para ser condenada, controlada y finalmente eliminada. En este tipo de gobierno la corrupción simplemente no tiene cabida. Las prácticas corruptas dejan de ser la norma para convertirse en la excepción. Sin embargo, hay que indicar que la erradicación de la corrupción no se puede lograr de la noche a la mañana. Hay muchas personas que se han acostumbrado a estas prácticas problemáticas y convertido en verdaderas expertas en navegar y tomar partido de estos sistemas corruptos. Eliminar la corrupción no es fácil, ya que sus tentáculos afectan a muchos elementos de la sociedad, no solamente a las entidades gubernamentales. La corrupción se desarrolla como 122
resultado de nuestro deseo egocéntrico de tener más sin importar cómo lo obtengamos. Los principios básicos de la ética y la moral son rápidamente obscurecidos por nuestro deseo de gratificación material. Un gobierno consciente debe empezar por controlar y condenar la corrupción internamente para finalmente eliminarla. Debe dar ejemplo a su pueblo y a través de sus acciones, transmitir el mensaje de que la corrupción no es su política de gobierno y pedir ayuda de todos los elementos de la sociedad para eliminarla. Debe fomentar e iniciar un cambio en la manera que muchas personas piensan y actúan. Debe promover normas de comportamiento conscientes en las que las personas dejen de esperar el obtener una ventaja ilegitima sobre otras personas como resultado del soborno y la extorción. Al mismo tiempo, la gente debe dejar de esperar ser sobornada para realizar sus funciones. La corrupción puede ser considerada como un impuesto extra a la sociedad en general. Este impuesto no es exclusivo, afecta a todos, especialmente a los más pobres, a los que, por falta de dinero o contactos, se les discrimina, complicando así enormemente su desarrollo y progreso en sociedad. Ellos también ven con frustración cómo los principios básicos de justicia e igualdad les son negados al no ser capaces de dar ese algo extra que haga que sus voces sean escuchadas. Es práctica común, por ejemplo, pensar que para facilitar o acelerar un trámite se deba “pasar un dinerito” por debajo de la mesa para obtener lo que por derecho debería ser gratis, y es responsabilidad de la persona a la que se quiere sobornar. Nos hemos acostumbrado a pagar para que ciertas personas hagan el trabajo para el cual han sido
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empleadas. Esta es una práctica condenable principalmente porque discrimina y viola los principios básicos de igualdad. La corrupción es una de las mayores causantes de desigualdad. Da una ventaja desproporcional e injusta a quienes la practican, perjudicando a quienes por convencimiento propio o falta de posibilidades no la adoptan. Los sistemas de gobierno se convierten en sistemas injustos que premian a los que están embarcados en esta práctica y por ello consiguen toda clase de ventajas. El mayor perdedor en estos sistemas es el pueblo en general, que ve cómo ciertas personas o grupos de personas son privilegiadas y remuneradas muy por encima de lo que les corresponde, por medios ilegítimos, con su dinero. La corrupción es un robo disfrazado. Es el apropiarse de un dinero, bien material u otro beneficio al que uno no tiene derecho y no le pertenece. El gobierno necesita de mucha firmeza y decisión para lograr eliminar la corrupción. Su eliminación debe convertirse en una política incesante de gobierno, hasta que se llegue a formar una sociedad en la que su práctica simplemente no tenga cabida. Una vez que el gobierno practique y dé la imagen de ser incorruptible, los otros elementos de la sociedad eventualmente se adherirán. Se forma así un sistema en el que ser incorruptible es práctica común e incluso motivo de orgullo. Es así que las personas dejan de pensar en prácticas corruptas como una manera de avanzar y lograr sus objetivos. Como resultado, se abre un camino en que los principios de igualdad y libre competencia son los que prevalecen. Al darse estas condiciones, todos los elementos de la sociedad son beneficiados. Los contratos y licitaciones los ganan quienes ofrecen mayores beneficios a la sociedad en general y no quienes pasan más dinero o tienen más contactos para ser 124
adjudicados. Por ello el dinero del pueblo pasa a cumplir una función valida, en lugar de dirigirse a engordar los bolsillos de unos pocos. Cabe indicar que las prácticas corruptas no son la exclusividad de los gobiernos o el sector público. Se da también con mucha frecuencia en el sector privado. Sin embargo, al dejar de ser aceptada y practicada a nivel público, será también condenada y eliminada a nivel privado. Hay gobiernos en los que se intenta controlar la corrupción, condenando igualmente al que da y al que recibe. Esta política está basada en la premisa de que es tan corrupto el que da dinero como el que lo recibe. Es verdad, la corrupción es una práctica problemática en la que todas las personas que la practican, independientemente del lado en el que se encuentren, son responsables. El problema es que al condenar igualmente al que da y al que recibe se protege a ambos. Ninguna de las partes involucradas la denuncia porque sabe que será igualmente castigada. Una práctica efectiva en los pasos preliminares de la eliminación de la corrupción es dar inmunidad al que primero la denuncia y puede probarla. Esta práctica ha sido adoptada por algunos países con resultados bastante positivos.
Justicia La justicia consciente debe tener tres características básicas: total imparcialidad, eficiencia y sabiduría de decisión. Los jueces y personas encargadas de impartirla deben poner los principios de justicia muy por encima de cualquier interés particular o grupal. Los jueces deben convertirse en verdaderos guardianes de la justicia y la razón, además de asegurarse de que estos principios sean los que prevalezcan en cualquier tipo de disputa.
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También resulta importante la eficiencia para asegurarse que toda persona tenga acceso a la justicia de manera rápida, sin tener que esperar años para resolver sus conflictos. El sistema judicial debe evitar el excesivo papeleo y burocracia, que no hacen más que entorpecer la administración de justicia. Vivimos en una época donde la tecnología tiene el potencial de simplificar y efectivizar muchísimas de las tareas administrativas que normalmente demoran las actividades judiciales. Por último, la justicia debe ser sabia en sus determinaciones. Es una verdad universal que la sabiduría colectiva está por encima de la sabiduría individual. Este concepto ha sido eficientemente aplicado en ciertos sistemas judiciales en donde se confía en la sabiduría colectiva de un jurado para tomar las decisiones más justas con respecto a las situaciones que se ventilen. Si bien este sistema no es perfecto debido a las limitaciones de nuestra naturaleza humana, es el más apropiado para impartir justicia, especialmente cuando se trata de delitos mayores o conflictos civiles que por su naturaleza merecen especial atención. Todo acusado debe tener derecho a una defensa justa que vele por sus intereses particulares. Así mismo, todo acusante, ya sea este el estado, otra persona, grupo de personas, etc., debe tener derecho a presentar su caso en contra del acusado. Cuando las dos partes, acusado y acusador, exponen sus posiciones y las defienden, abren las puertas al florecimiento de la verdad y a una sabia administración de justicia.
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Policía consciente En una sociedad consciente, el rol de la policía cambia totalmente. Pasa de ser una posición en la que reina la reprimenda y el castigo, en la que se busca constantemente a quien rompe la ley para aislarlo, multarlo, reprimirlo, etc., para primordialmente convertirse en una posición de servicio y ayuda a todos los elementos de la sociedad. El policía continúa a cargo de hacer cumplir las leyes, las que, a su vez, están apegadas a la razón y el sentido común y no son absurdas, como muchas de las existentes. Su rol deja de ser netamente represivo para convertirse en los guías que ayudan a resolver los conflictos normales que se presentan como resultado de vivir en sociedad. Los policías continúan en su labor de combatir la inconsciencia en las personas, pero en lugar de limitarse a castigarlas, se concentrarán en aislarlas para evitar que otras personas sean victimizadas por ellas. Hay que reconocer que en la actualidad el trabajo del policía no es muy atractivo. En la gran mayoría de países su ocupación es mal remunerada y contraria a la enorme responsabilidad de sus funciones. Muy pocas personas escogen ser policías porque están atraídas por las actividades normales que ellos realizan. La verdad es que mucha gente escoge ser policía o se mantiene como policía atraída por el poder que la posición les brinda. Llevadas por sus egos, disfrutan el poder controlar a otras personas, ser capaces de imponer su voluntad y así sentirse superiores. Desafortunadamente, también hay muchos que, también llevados por sus egos, han caído en las manos de la corrupción y se aprovechan de sus posiciones de poder para hacer dinero de manera ilegítima.
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Prisiones Si bien es cierto que en una sociedad perfecta no habría necesidad de prisiones, debemos tener presente que vivimos en un mundo donde reina la inconsciencia. Hay seres humanos que, por sus altos niveles de inconsciencia, causan muchísimo dolor y sufrimiento a otros seres humanos. Estas personas, en esencia, no son malas o demoniacas, sino que simplemente son víctimas de su propia inconsciencia o ego. En muchos casos estas personas justifican sus actos con sus creencias o ideologías. Es común ver a personas inconscientes que no presentan ningún remordimiento por sus acciones. Por el contrario, están convencidos de que sus actos no solo fueron totalmente justificados, sino que además obedecieron a un bien o justicia superior y por lo tanto son correctos. Justifican, por ejemplo, el maltrato a homosexuales diciendo que ellos se lo merecen al estar “moralmente equivocados”. Por este motivo, estos individuos deben ser aislados para salvaguardar la integridad de las personas y la sociedad en general. Este aislamiento no debe ser visto como un castigo, ya que, como hemos visto, no hay nada que castigar. Estas personas son víctimas de sus mentes que quizás han sido alimentadas por odios, iras, creencias y posturas absurdas durante muchos años. Deben crearse y mantenerse verdaderos programas de rehabilitación. Estos deben centrarse en hacer que la persona inconsciente se rehabilite y de esta forma pase a ser un elemento productivo de la sociedad. Se debe dar a los presos la oportunidad de prosperar y mejorar. Las prisiones se podrían convertir en verdaderos centros de trabajo donde los reclusos aprendan nuevas habilidades que les permita llevar una vida productiva. Bajo las condiciones apropiadas, una verdadera rehabilitación y reintegración de estos individuos a la sociedad es posible. 128
Está bien que haya prisión mínima para los diferentes tipos de delito. Este tiempo mínimo, más allá de ser un castigo, debe ser el mínimo de tiempo necesario para la rehabilitación del individuo. Conforme las sociedades vayan avanzando en sus niveles de conciencia, la cantidad de este tipo de individuos irá desapareciendo. Crímenes y otros actos de suma violencia disminuirán y quizás algún día serán eliminados.
Medios de comunicación En los gobiernos y sociedades conscientes, los medios de comunicación en general y los periodistas en particular se convierten en verdaderos guardianes de la democracia, dejando de lado el sensacionalismo o la parcialidad que favorece a ciertos grupos o intereses particulares. Un periodista consciente es un comunicador social totalmente imparcial cuya actividad primaria es la de comunicar y crear consciencia sobre los problemas que aquejan al pueblo al que pertenecen. Es también obligación de los medios de comunicación comunicar y resaltar los aspectos positivos, en igual o mayor medida que los aspectos negativos. En la actualidad, por ejemplo, los noticieros dedican más del 90 % del tiempo que tienen al aire a noticias negativas y al sufrimiento en el mundo, con prácticamente un total descarte de lo positivo. No debemos olvidarnos de que en el mundo hay muchas cosas negativas que deben ser comunicadas, pero al mismo tiempo hay muchas cosas positivas. Lo positivo en el mundo es mucho más común que lo negativo. Sin embargo, los noticieros se dedican casi exclusivamente a lo negativo. La razón es simple: lo negativo vende más que lo positivo. El sensacionalismo y la negatividad se han convertido en un medio de generación de riqueza para muchos medios de comunicación.
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Los gobiernos jamás deben involucrarse en el control de los medios de comunicación. Estos deben actuar en completa independencia y gozar de la libertad de expresión que les permita criticar y denunciar de manera consciente los aspectos negativos del gobierno, para de esta manera ayudarlo a tomar consciencia y realizar las acciones que sean pertinentes para solucionarlos. Debe ser el público el que ultimadamente condene y rechace a medios de comunicación mentirosos y sensacionalistas, forzando de esta manera su adherencia a la verdad. La prensa investigativa cumple un papel fundamental en una sociedad consciente. Esta debe convertirse en el catalizador que mantiene al gobierno y a los políticos honestos. Debe siempre anunciar de manera imparcial la veracidad de los hechos y a través de la denuncia ayudar a combatir la corrupción.
Empresario consciente El empresario consciente tiene un enfoque diferente en lo que se refiere a su rol personal en la empresa, así como también al objetivo y rol de su empresa con respecto a la sociedad o mercado en el que se desarrolla. El empresario consciente es aquel que ha logrado superar a su ego. Tiene un entendimiento profundo de su realidad y de la realidad de las personas que trabajan para él o ella. Los empleados dejan de ser empleados para convertirse en colaboradores. Los sueños y aspiraciones de estos colaboradores son de suma importancia para el empresario consciente. La relación laboral cambia. Deja de haber una relación estrictamente jerárquica entre altos ejecutivos, gerentes de mando medio, supervisores y 130
empleados para ser una relación respetuosa y cordial en la que todos se preocupan por el bienestar colectivo. Las jerarquías son adecuadas para el funcionamiento práctico de la empresa y por ello, seguirán existiendo. La diferencia radica en que se elimina de ellas su componente egocéntrico. El nivel jerárquico obedece enteramente a la preparación, experiencia y aptitud de las personas en las diferentes áreas de la empresa, pero se eliminan los sentimientos de superioridad o inferioridad que son intrínsecamente vinculados con los diferentes puestos de empleo. El que está más arriba no se siente especial o mejor que el que está más abajo. Entiende profundamente que su “superioridad” laboral se da por el simple hecho de ser la persona más apropiada para la posición y nada más. El respeto se lo gana como resultado de conocimiento y aptitud, y no por el hecho de estar en una posición jerárquicamente superior. Estos conceptos de ninguna manera significan que todos debemos pasar a ganar lo mismo, independientemente de nuestra posición en la empresa. Nuestra realidad social y los niveles de consciencia actuales no son conductivos a una eliminación de la diferencia salarial. Quizás llegará ese día, pero podemos decir sin temor a equivocarnos que aún no estamos preparados para ello. En nuestra realidad actual, la diferencia de salarios es entendible y hasta cierto punto beneficiosa como motivante de superación personal y laboral. Nos impulsan a prepararnos y ser mejores empleados como una manera de enriquecer nuestras condiciones de vida. Ahora bien, cabe indicar que hay muchas empresas en las que la diferencia salarial es extrema e irracional. Altos ejecutivos ganan sumas de dinero que rayan lo absurdo, especialmente si los comparamos con empleados de nivel jerárquico bajo, los cuales seguramente pasan todo tipo de necesidades económicas como 131
resultado de sus bajos sueldos. Esta es una realidad latente especialmente en sistemas capitalistas. De acuerdo a un artículo publicado por el Huffpost Business en agosto de 2015, hay algunas empresas que pagan a sus altos ejecutivos 1.000 veces más que el promedio de sus empleados. De acuerdo a esta fuente, por ejemplo, el director ejecutivo de Walmart gana 25,6 millones de dólares al año, mientras el empleado medio gana tan solo 22.500 dólares anuales. El director ejecutivo de Discover Communications gana 156,1 millones de dólares anuales, mientras el empleado medio gana 80.000. Es muy difícil racionalizar que el sueldo de un empleado, por brillante que sea, esté casi 2.000 veces por encima de otro empleado. Si bien es cierto que estos son casos extremos, nos sirven para ilustrar la disparidad absurda de sueldos que existe en ciertas compañías. Sería muy difícil debatir y lograr consenso en lo que se refiere a una diferencia salarial justa. Es responsabilidad del empresario consciente determinar los niveles remunerativos apropiados para que, como mínimo, todos los funcionarios y empleados de su empresa puedan disfrutar de las condiciones económicas básicas que les permitan tener un nivel de confort adecuado en el que pueda florecer la felicidad sin tener que consumirse pensando en su supervivencia y la de su familia. El empresario consciente se preocupa de crear las mejores condiciones de trabajo posibles para que sus empleados se desenvuelvan en un ambiente agradable, donde reinan la motivación y la creatividad. Los empleados de empresas conscientes se sienten parte de la empresa y no elementos aislados que trabajan con el único propósito de obtener una remuneración que les permita cubrir sus necesidades. 132
Cuando el empleado se siente parte de la empresa, su trabajo es más relevante y satisfactorio. Su trabajo se convierte en algo significativo que cuida y activamente se preocupa por mejorar. Un empleado contento es significativamente más productivo que uno insatisfecho. Cuando los trabajadores se encuentran a gusto con sus empleadores y las actividades que realizan, los beneficios para la empresa son enormes. Un empresario consciente no explota a sus empleados. El dinero y lo material dejan de tener ese significado único de enriquecimiento individual, para convertirse en herramientas de ayuda que le permiten crear condiciones más favorables para todos los que tienen algún tipo de relación con la empresa y la sociedad en general. En definitiva, se puede decir que lo que no es bueno para el empleado no es bueno para el empleador. En la actualidad existen muchos empresarios sensibles a la realidad de la sociedad a la que pertenecen, que no ayudan, simplemente porque no confían en los mecanismos de ayuda existentes. Temen que su ayuda termine diluida alimentando aparatos burocráticos enormes o en las manos equivocadas, sin llegar nunca a las personas que más lo necesitan. Muchos de estos empresarios tampoco confían en las condiciones políticas y económicas de los países a los que pertenecen. No existe la estabilidad que les permita invertir y crecer con confianza en un sistema frágil e inestable en el que es imposible predecir con algo de certeza lo que va a pasar a corto o medio plazo. Temen que el Gobierno u otros elementos externos les arrebaten lo que con tanto esfuerzo han construido. Es esta desconfianza la que lleva a muchos empresarios a dedicarse a acumular riqueza vana que no presenta mayor beneficio a nadie más
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que no sea el empresario o inversionistas. Invertir en su sociedad conlleva un riesgo demasiado alto que no están dispuestos a correr. Gran parte del dinero que el empresario genera se deposita en el extranjero, ya que no existe confianza en el Gobierno y el sistema financiero de sus propios países. Esta fuga de capitales es altamente perjudicial a la economía local, ya que se pierde liquidez, suben las tasas de interés bancario, encareciendo los préstamos, disminuyen las divisas disponibles para financiar proyectos de desarrollo, importaciones, pagar deudas, etc. Los bienes importados se vuelven más caros e inalcanzables, produciendo desabastecimiento. Impulsados por esta desconfianza, el empresario busca otros mercados que le presenten mejores condiciones y les permita expandir, privando así de los beneficios de su inversión en la economía local o país al que pertenece. Es tarea primordial de un gobierno consciente crear condiciones de estabilidad y confianza donde el empresario no tema invertir, cree prosperidad y brinde condiciones de trabajo favorables para sus empleados. El Gobierno debe identificar a las empresas que realizan y promueven prácticas conscientes en la forma como se manejan y hacen negocio, y apoyarlas. De esta manera, empresas conscientes, no solo que gozan del apoyo de una sociedad que ve con agrado sus prácticas y se beneficia de ellas, sino que también gozan del apoyo del Gobierno que las fomenta. Al contar con el apoyo social y gubernamental, las empresas conscientes florecen, creando riqueza y bienestar en la sociedad que las acoge. En la actualidad hay muchos empresarios que se han dado cuenta de las bondades resultantes de prácticas de negocio conscientes. Es un 134
hecho que, en un ambiente de libre comercio, la gente prefiere comprar y hacer negocio con empresas que se preocupan de sus empleados y del impacto social de sus actividades. De esta manera, las prácticas conscientes de negocio se han convertido en tácticas válidas y altamente positivas para la generación de riqueza y crecimiento. Hay que tener en cuenta que normalmente, no siempre, las prácticas conscientes cuestan más de dinero que las prácticas inconscientes, pero los beneficios son superiores a todo nivel. A la final, se beneficia el empresario, el empleado, el medio ambiente, la sociedad, y en general, toda persona que tenga algún tipo de interés en la empresa. En la actualidad hay un creciente número de empresarios que se han dado cuenta de las bondades de las prácticas conscientes no solo como mecanismos de justicia social sino también como generadoras de riqueza. Compañías como Google, Facebook, Microsoft, Whole Foods, entre muchísimas otras, se han percatado de las bondades y conveniencia de prácticas empresariales conscientes con resultados sumamente destacables.
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CAPÍTULO 5 EDUCACIÓN CONSCIENTE En términos generales, toda actividad educativa debe estar alineada con la búsqueda y encuentro de la felicidad. Las instituciones de enseñanza siempre deben desarrollar sus currículos educativos analizando la relevancia de lo que se va a enseñar con la felicidad y prosperidad del alumno. También se debe dar gran importancia a la elección y capacitación del personal docente. Se debe asegurar que todo maestro tenga verdadera pasión por lo que va a enseñar. Se debe cuidar que el maestro no haya escogido el camino de la enseñanza solamente como una manera de sobrevivencia, sino como el resultado de una verdadera vocación. En la actualidad existen muchos profesores que en sí mismos han sido víctimas de un sistema que les ha influenciado y llevado a estudiar y dedicarse a una tarea que no les apasiona o interesa mayormente. Más importante aún que la pasión y el conocimiento que el maestro tenga de la materia que va a enseñar, es la vocación y pasión por la enseñanza en sí misma. Por ejemplo, un profesor de matemáticas debe tener un vasto conocimiento del nivel de matemáticas que va a enseñar, pero también debe tener vocación y pasión por la enseñanza de esta materia. El conocimiento por sí solo no es suficiente para ser un gran maestro. El mundo está lleno de profesores sumamente inteligentes que son verdaderos expertos en sus correspondientes áreas, pero que no tienen habilidad o interés en el campo de la enseñanza. Las clases que estos maestros imparten a sus alumnos normalmente carecen de inspiración, son aburridas, insatisfactorias y favorecen poco a la formación del estudiante. El contenido se vuelve difícil, ya que no existe esa motivación y pasión
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contagiosas del profesor por lo que enseña. A la final, los estudiantes se contaminan de esta falta de pasión y motivación, y pierden interés.
Pasión y vocación Cuando existe la pasión de por medio, la enseñanza, al igual que todas las actividades, se facilita enormemente. Cuando el profesor enseña lo que le gusta, siente una satisfacción muy profunda de poder compartir su conocimiento. Muchos problemas se generan cuando profesores y estudiantes no comparten la pasión o al menos interés por lo que se enseña. Es ahí cuando aparecen conflictos. La actividad de enseñanza-aprendizaje se convierte en una tarea tediosa, difícil y en última instancia frustrante. Es común el escuchar a profesores quejarse de que sus estudiantes no tienen interés, no quieren aprender y que se comportan mal en sus clases. Estudiantes que no tienen interés en una materia opacan a los estudiantes que sí tienen interés, y los contagian de la opinión que ellos tienen respecto a la materia. Esta situación causa que aún estudiantes a los que les gusta la materia, o que tienen vocación, duden de sí mismos y se unan al grupo de estudiantes a los que no les interesa la materia. Por este motivo es sumamente importante, en materias no básicas, separar a los estudiantes de acuerdo a sus vocaciones e intereses particulares. No existe experiencia más satisfactoria, como profesor y como estudiante, que enseñar y aprender algo en lo que estamos interesados. Como profesor, es altamente satisfactorio ver las caras de interés y brillo en los ojos de los estudiantes, la emoción que se genera en ellos cuando aprenden algo nuevo, que no sabían, y que se alinea con sus intereses y pasiones. Es común escuchar a profesores decir que enseñar a aquellos 137
estudiantes que quieren aprender es lo que los motiva a continuar y a amar a su profesión. Los estudiantes que siguen a su corazón, a sus pasiones, son los que van a tener mayores éxitos en la actividad a la que decidan dedicarse. Este éxito se da precisamente por el hecho de haberse escuchado a sí mismos y así minimizado las influencias externas o de su propia mente. Cuando el estudiante se deja llevar por su mente racionaliza su enseñanza y quiere aprender algo debido a una motivación externa como dinero, reconocimiento, etc. Cuando esto sucede, al estudiante le cuesta mucho más trabajo aprender la materia. El aprendizaje a través de esfuerzo puro es posible pero no es duradero. Hay muchos estudiantes, en todo nivel educativo, que sacan buenas notas como resultado del significativo esfuerzo que han dedicado a aprenderlas. Pasan muchísimas horas memorizando nombres, fechas, otros datos o haciendo cientos de problemas matemáticos sin realmente entenderlos, sino practicándolos para de este modo lograr sacar una buena nota en los exámenes. Sacar buenas notas se convierte en el esfuerzo primario del estudiante, al que llega a considerar aún más importante que el aprendizaje en sí mismo. Las buenas notas generan un sentimiento de satisfacción relativamente inmediato comparado con la satisfacción que brindará el conocimiento profundo. El conocimiento resultante del aprendizaje consciente no necesariamente brinda una satisfacción inmediata y, por ello, normalmente se lo disminuye en importancia. Además, cuando en estos conocimientos no existe de por medio el interés del estudiante, no duran. Todos los datos memorizados y que tomaron gran esfuerzo el aprenderlos son rápidamente olvidados. Todas esas horas haciendo problemas matemáticos no sirvieron de nada, porque el estudiante nunca tuvo un interés real por aprender la materia. Muchos estudiantes seguirán forzando este tipo de aprendizaje y llegarán a 138
graduarse. Si el estudiante no se da cuenta del error de este tipo de aprendizaje corre el riego de continuarlo y quizás convertirlo en su carrera o profesión. Una vez inmersos en una carrera profesional, hay veces que toma mucho tiempo el darse cuenta de que lo que hacemos no nos satisface y quizás nunca lo ha hecho. Desafortunadamente, nos damos cuenta de esta realidad después de haber gastado muchísimo tiempo y recursos, y queremos realizar un cambio. No hay dinero que obligue a las personas a seguir fieles a una profesión a la que desprecian. Cuando se ignora el sentimiento que tenemos por una actividad que no nos llena y quizás incluso hemos llegado a despreciar y continuamos en ella, el resultado inevitable es la enfermedad física, mental, o ambas. En estos casos las personas se llenan de todo tipo de emociones negativas que resultan en estrés, depresión, etc., dando paso a una variedad de enfermedades físicas y mentales. Las personas pasan a ser víctimas de un conflicto interno constante entre lo que les gusta hacer y lo que no les gusta hacer, pero les da dinero. El trabajo se vuelve sumamente trabajoso. Hay un refrán de Confucio que dice: “Trabaja en lo que te gusta y no tendrás que trabajar un día en tu vida”. Me pregunto qué puede ser mejor que el no tener que trabajar nunca, disfrutar de las actividades que realizamos y encima que nos paguen por ello. Cuando disfrutamos profundamente de nuestra actividad profesional nos convertimos en expertos en lo que hacemos y, por lo tanto, somos altamente cotizados en esta actividad, atrayendo de esta manera a la bonanza económica. No hay sentimiento más hermoso que el levantarse cada día para hacer lo que a uno le gusta y ganar dinero haciéndolo. En la búsqueda de la verdadera vocación o pasión, uno debe preguntarse qué es lo que le gustaría hacer durante el resto de su vida, independientemente del dinero que creamos que podemos ganar 139
haciéndolo. Debemos pensar qué es lo que haríamos gratis, solamente por pura satisfacción personal. Esa es la actividad a la que uno debe dedicarse. Siendo creativos, siempre se encuentra alguna manera de transformar la actividad que a uno le apasiona en dinero. La bonanza económica siempre viene como añadidura cuando uno se dedica a hacer lo que le gusta. Los padres y maestros deben ayudar al estudiante a alinearse con su vocación y, por ejemplo, ayudarle a pensar el cómo convertir esta pasión en remuneración económica. Cuando Mark Zuckerberg decidió desarrollar la idea de Facebook no lo hizo con el afán de hacerse millonario, sino como una forma de entretenimiento y de hacer lo que a él le gustaba y apasionaba. Bastante después las ideas de cómo convertir esta pasión en dinero comenzaron a aflorar. Miremos ahora en lo que Facebook se ha convertido. La felicidad y el dinero son duraderos solamente cuando la actividad a la que uno se dedica está alineada con su vocación. De otra manera, el dinero es todavía alcanzable, pero su alcance es vano. ¿De qué sirve el dinero si no nos trae felicidad y continuamos sintiéndonos miserablemente? Se debe enseñar a nuestros niños a identificar y ser fieles a lo que les gusta. Nuestros niños deben aprender a seguir a su corazón. Esta enseñanza es una de las mayores contribuciones que los maestros y padres de familia podemos dar a la felicidad de nuestros hijos. En el mundo hay infinidades de carreras y ocupaciones que pueden perfectamente alinearse con el interés particular de nuestros hijos. El problema es que desde pequeños les hemos enseñado a no confiar en sí mismos y en sus instintos. Si, por ejemplo, nos dicen que quieren ser bomberos, les decimos que no, que ser bombero les traerá toda clase de sufrimientos y que van a pasar muchas necesidades económicas. Les decimos que en lugar de ser bomberos sean abogados, porque los abogados hacen mucho dinero y que, por lo 140
tanto, son exitosos y felices. Nuevamente, aquí también debemos preguntarnos qué es lo que como padres queremos para nuestros hijos, o lo que como maestros queremos para nuestros pupilos. ¿Queremos que tengan dinero o que sean felices? Recuerda: el dinero no trae la felicidad, pero la felicidad tiene un potencial ilimitado en la atracción del dinero. Si la respuesta es que queremos que sean felices, es nuestra obligación hacer todo lo que esté en nuestro poder para que sigan a sus corazones, y que sean ellos, y nadie más que ellos, los que decidan el camino que van a tomar en la vida. Es normal que, con el transcurso del tiempo, los intereses particulares evolucionen y cambien. Cuando somos pequeños muchos queremos ser bomberos, enfermeras, pilotos, etc., pero conforme vamos creciendo vamos cambiando. Es importante que los padres y maestros traigan luz a estos cambios y los apoyen. Tenemos la obligación de ayudar a nuestros hijos a encontrar su vocación, pasión y, ultimadamente, su destino. En este sentido, debemos olvidarnos de que lo que creemos es lo más conveniente para ellos y centrarnos en ayudarles a encontrar y validar, de ser ese el caso, lo que ellos creen es lo más conveniente para ellos. Esto no quiere decir que no les demos nuestra opinión honesta y nuestra guía sin intentar forzar nuestra voluntad.
Escuelas y colegios En los niveles más elementales de la escuela, todos los estudiantes deben adquirir conocimientos básicos en los cuales puedan cimentar sus estudios futuros. Por ejemplo, todo estudiante necesita aprender a leer, escribir y matemática elemental. Es importante que en los niveles básicos el currículo cubra un espectro amplio de vocaciones de los estudiantes. De esta manera, ellos pueden darse cuenta de sus 141
habilidades y aptitudes. Serán estas habilidades y aptitudes las que luego se convertirán en carreras profesionales alineadas con la verdadera vocación e interés de los estudiantes. Desde pequeños se les ubica en lo que los maestros piensan es mejor para los estudiantes, prestando poca atención a lo que el estudiante desea aprender o hacer. El interés individual del estudiante pasa a ser secundario, obscurecido por lo que otros piensan es más conveniente para ellos. Se le dice que ellos nunca van a ser buenos para esto o para lo otro porque son muy altos, muy bajos, muy gordos, muy flacos, etc. Nuestro mundo está lleno de personas de muchísimo éxito que han probado que es mucho más importante seguir nuestros propios instintos que escuchar a otras personas decir lo que ellos piensan de nuestras habilidades. Hay, por ejemplo, muchos cantantes famosos a los que sus maestros les dijeron que nunca iban a tener éxito en el canto, e incluso les expulsaron de los coros. En las escuelas se gasta muchísimo esfuerzo y tiempo enseñando hechos y datos, que muy poco contribuyen o contribuirán a la felicidad del estudiante. Un gran porcentaje de lo que se enseña es totalmente vano y nunca tendrá una aplicación práctica. Por ejemplo, se dedican años al estudio profundo de la historia de los pueblos. Los estudiantes son obligados a memorizar los nombres de personas importantes en la historia de sus países, así como las fechas y detalles de hechos históricos. Si bien es importante conocer nuestra historia para entender nuestro presente, no es práctico gastar innumerables horas memorizando fechas y hechos históricos, que al fin y al cabo se nos olvidarán en el transcurso de unos pocos días. Además, en estos tiempos, de darse la necesidad de cualquier tipo de dato histórico, es muy fácil encontrarlo en internet.
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Desde temprana edad se debe enseñar a los niños la existencia de otras culturas. Se les debe enseñar a entenderlas y respetarlas. En el mundo existen diferentes culturas que han forjado la identidad actual de los pueblos. Hablando superficialmente, los humanos somos diferentes culturalmente. Es así como al mismo tiempo hay que enseñarles que, al nivel fundamental, todos tenemos la misma esencia, que es la vida en sí misma. Debemos dar a otras culturas el mismo respeto e importancia que damos a la nuestra. Estas diferencias deben ser enseñadas sin un afán divisionista o separatista, sino desde un punto de vista de aprendizaje que permita a los niños y jóvenes entender el comportamiento de otras personas en nuestro medio y el mundo en general. Estas enseñanzas no tienen que ser necesariamente muy profundas, ya que su propósito es solamente el entenderlas sin juzgarlas. Es importante que no se las interprete ni como buenas, ni malas, ni avanzadas, ni retrogradas, etc., sino simplemente como diferentes. Los maestros deben enseñar al alumno a ser ingenioso y lleno de recursos. Se le debe enseñar a encontrar la información que necesite, sin gastar tiempo en la memorización de datos fáciles de encontrar con el uso de tecnología. La enseñanza debe enfocarse en la aplicación de la información en los aspectos prácticos de lo que se está aprendiendo. Toda enseñanza debe tener un significado útil contribuyente a la felicidad del individuo. Las personas encargadas del desarrollo de los currículos deben cuestionar continuamente lo que se va a enseñar para asegurarse de que brinde el mayor beneficio práctico hacia la felicidad y prosperidad de los alumnos. En los niveles secundarios es crucial que las escuelas den toda clase de asesoramiento a sus alumnos con el fin de ayudarles a descubrir su vocación profesional y de esta manera alinearlos con actividades que les apasione y en las que, por ende, tendrán éxito. Gran parte de la 143
responsabilidad de los maestros y consejeros debe ser guiar al estudiante hacia la realización de su vocación. Ayudarle a descubrir su camino profesional y explicarle los elementos prácticos de lo que estudia en relación con su vocación. Si se descubre, por ejemplo, que el estudiante tiene vocación y pasión por la construcción, explicarle la importancia del estudio de matemática avanzada en las profesiones y actividades relacionadas con la construcción. El problema se da cuando estudiantes se enfrentan a materias en las que no encuentran ningún aspecto práctico. Es muy común escucharlos diciendo cosas como: “¿Cuándo voy yo a necesitar usar calculo diferencial?”, por ejemplo. Es parte importante de la naturaleza humana encontrar significado a las cosas. Es mucho más fácil estudiar y aprender algo cuando estamos convencidos de su beneficio práctico. Desde los niveles de enseñanza más elementales se debe enseñar a los alumnos a compartir, a vivir en sociedad, a enfrentar y resolver sus diferencias sin guardar las emociones negativas. Enseñarles a trabajar en grupo. Controlar y, sobre todo, dejar de identificarse con los pensamientos y emociones negativos es crucial en la búsqueda de la felicidad. Se debe enseñar que el mundo está lleno de situaciones y personas que nos van a hacer sentir mal y que generarán todo tipo de reacciones en nuestro ser. Ahora bien, hay que enseñarles que estos pensamientos y emociones no forman parte de nuestra esencia, sino que son creados por nuestra mente. Está bien aprender de estas situaciones o personas y sentir las emociones que se generan. Lo que no está bien es guardarlas e identificarnos con ellas. Hay que enseñarles que toda persona o situación positiva o negativa guarda una valiosa lección. Hay que identificar la lección, aprenderla, tomar acción de ser necesario y dejar ir a las emociones que la acompañan. No está bien seguir odiando a otro niño porque nos quitó nuestro almuerzo. Es 144
mejor aprender que en el futuro debemos evitar a este niño, sentarnos en otro lugar, o hablar con él o, de ser necesario, reportarlo, o mejor aún, hacerlo nuestro amigo. La mejor manera de derrotar a nuestros enemigos es hacerlos nuestros amigos. Este concepto no solo es cierto, sino que nos llena de satisfacción cuando somos capaces de aplicarlo. Métodos de identificación y control del pensamiento deben ser enseñados y practicados regularmente. Treinta minutos de meditación o relajación mental diaria, en la que se enseña a nuestros niños a observar sus pensamientos y emociones, harían maravillas no solo en ellos, sino en toda persona que decida realizar este ejercicio. Sin lugar a dudas, esta simple práctica contribuiría mucho más a la felicidad de nuestros hijos que gran parte de lo que se enseña en las escuelas. Todo cambio significativo en la vida de nuestros niños se facilitaría enormemente si existiría una comunión de pensamiento y acciones entre el sistema educativo y los padres de familia. Estos dos elementos son los que tienen mayor influencia en la formación de los niños. Los esfuerzos de las escuelas por educar y alimentar correctamente a nuestros niños son altamente disminuidos cuando los padres no se alinean con este propósito. De poco sirve que nuestra hija coma saludablemente el almuerzo en el colegio si al momento de la cena en su hogar se presenta con toda clase de comida saturada de azucares, grasa, carbohidratos, etc. Las escuelas tienen el potencial de convertirse en verdaderos centros de enseñanza donde también los padres podrían beneficiarse. Por ejemplo, se podrían promover seminarios sobre alimentación, donde los padres puedan aprender sobre las bondades de una alimentación
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equilibrada, así como también soluciones económicas y prácticas que permitan la incorporación de estas dietas. El sistema educativo actual favorece la separación. Enseña a los alumnos a que hay que ser diferentes. Hay que sobresalir, ser el número uno, ganar, sin importar los medios. Fomenta en los alumnos un deseo de reconocimiento constante que los haga sentir mejor consigo mismos. Esta es una práctica errónea porque genera grandes cantidades de frustración y sufrimiento en muchísimos estudiantes. Es mucho más apropiado enseñarles a esforzarse para alcanzar una meta importante, pero aún más importante que la meta en sí son las acciones que nos llevan a ella. Más importante que ser el mejor jugador de fútbol es disfrutar la actividad de jugarlo. Si disfrutando esta actividad se es el mejor, en buena hora está bien celebrarlo. Lo que está mal es pasar a ser definido por los éxitos o fracasos que esta actividad nos pueda traer. Debemos ser conscientes que los éxitos de ahora bien pueden transformarse en futuros fracasos y viceversa. Si te identificaste con el éxito en cierta actividad, cuando pierdas tus habilidades por el irremediable paso del tiempo te sentirás fracasado y desafortunadamente caerás en un sufrimiento vano.
Interacción con otros estudiantes Los niños deben aprender a interactuar con otros niños. Nuestra sociedad ha venido decayendo muy rápidamente en este aspecto. Es triste ver cómo niños, jóvenes e incluso adultos nos estamos olvidando de interactuar y compartir con otros seres humanos. La sociedad en general se está convirtiendo en esclava de la electrónica. Las necesidades de entretenimiento y distracción de jóvenes y niños están siendo llenadas por un mercado cada vez más sofisticado cuyo principal objetivo es hacer que sus usuarios se identifiquen con sus 146
productos para así poder seguir vendiéndolos y tener más ganancias. Además, hay que prestar mucha atención al mensaje que los juegos de video están dando a nuestros hijos. En estos juegos es común y justificado matar, violar, robar, mentir, etc. Los juegos más sangrientos y que ofrecen una mayor cantidad de estímulo visual y sonoro son los más atractivos. De esta manera, los niños y jóvenes crean una falsa impresión de lo que es aceptable y no es aceptable en sociedad. Piensan que herir o causar daño es de alguna manera normal o parte de la vida. Hay gente que defiende estos juegos diciendo que nuestros niños o jóvenes saben que son juegos y por ello nunca actuarían de esa manera. La realidad es que nuestro cuerpo no sabe cuándo algo es real o ficticio por más que haya sido racionalizado por nuestra mente. Las emociones que se generan son siempre reales para nuestro cuerpo. Te invito a experimentarlo. Observa las emociones que se presentan en tu cuerpo cuando te encuentras en situaciones de estrés simuladas en un juego y te darás cuenta de la veracidad de este concepto. Además, hay que preguntarse cómo contribuye esta actividad a la felicidad de nuestros hijos. En la actualidad, muchos niños prefieren quedarse en casa jugando a los videojuegos que salir a jugar y disfrutar de la compañía de otros niños y de la naturaleza. En este punto, las escuelas tienen una labor crucial. Se debe promover el juego y otras actividades que fomenten la interactividad. Los recreos y otros momentos de camaradería se han ido eliminando de nuestros sistemas educativos con las nefastas consecuencias que estamos viendo. Alguna vez pregunté porqué se han eliminado o disminuido los momentos de esparcimiento, especialmente en los niveles intermedios y de secundaria. La respuesta fue que en los recreos, muchos niños y jóvenes no se dedicaban a actividades productivas y que, por el contrario, usaban ese tiempo para fumar o hacer drogas. Quiere decir que en lugar de tratar de 147
controlar el problema de mal uso de la libertad de algunos estudiantes se castiga a la mayoría, quitándoles esos momentos de esparcimiento y libertad bien utilizada. Me pregunto si no habría sido más conveniente educar y promover el buen uso de la libertad en estos jóvenes, enseñarles a respetarla y disfrutarla, en lugar de reprimirla. Esta es una muestra más de la costumbre que como humanos tenemos de atacar a los vehículos en los que expresamos nuestra libertad en lugar de atacar a las causas. Usando el ejemplo anterior, el recreo no es el problema. El recreo es solamente el vehículo en el que nuestros niños expresan su libertad. Sin ir muy lejos, el problema serían esos niños que hacen mal uso de su libertad, pues nuestras escuelas deben trabajar con ellos. Son ellos los que merecen una mayor atención de parte de nuestro sistema educativo. Detrás de todo niño problemático hay un niño confundido. Hay un niño con carencia de amor, víctima de enfermedades físicas o mentales, situaciones familiares conflictivas, familias destrozadas, etc. Nosotros actuamos condicionados por nuestro medio y nuestras circunstancias particulares. Una vez que los niños aprendan a controlar lo sus emociones y se den cuenta de que ellos son mucho más que sus circunstancias particulares o la historia de sus vidas, veremos el gran cambio que se da. Los casos de mal uso de la libertad irán disminuyendo y, eventualmente, se convertirán en casos aislados. El mal uso de la libertad es lo que debe ser atacado y no los vehículos que usamos para expresarla. Desde pequeños se nos vende el mensaje de que no se nos puede confiar la libertad, ya que de tenerla haremos mal uso de ella. Esta idea es amplificada a nivel de Gobierno. Se nos insinúa que no podemos ser confiados al llenarnos de toda clase de leyes y regulaciones exageradas que muchísimas veces rayan en el plano de lo absurdo para tratar de prevenir el que hagamos mal uso de la libertad. No se nos ha ocurrido que tal vez la razón por la 148
que usamos mal la libertad cuando la tenemos es porque no estamos acostumbrados a tenerla.
Juego Jugar con otros niños es una de las actividades más productivas y útiles en la búsqueda de la felicidad. En esta actividad los niños aprenden a respetar la diversidad sin juzgarla. Otros niños, independientemente de sus diferencias físicas, religiosas o culturales, son simplemente compañeros de juego. El juego es también la mejor manera de aprender a interactuar con otros seres humanos con el tremendo beneficio adicional que es el ejercicio. Por ejemplo, en un partido de fútbol aprendemos a interactuar con nuestro equipo y el equipo contrario, a respetar a nuestro oponente, a planificar, a trabajar en equipo para lograr el beneficio individual y colectivo que significaría la satisfacción de ganar el partido. Aprendemos a trabajar buscando la pelota y dominándola. Nos damos cuenta de la medida en la que el fruto de nuestro trabajo individual beneficia a nuestro equipo. Aprendemos así que nuestro logro personal beneficia al logro colectivo, al igual que nuestros errores individuales perjudican a nuestro equipo. Aprendemos a ser creativos, a usar nuestra imaginación para llegar al campo contrario y anotar. En el fútbol, al igual que en la vida, nuestras acciones individuales afectan a los que nos rodean. En el fútbol el egoísmo no funciona. Si solamente nos preocupamos de nosotros, de lo maravillosos que somos con la pelota y constantemente buscamos nuestro logro personal sin pensar en el resto de nuestro equipo, no vamos a llegar muy lejos. Ultimadamente nuestro egoísmo contribuirá al fracaso de nuestro equipo. Hasta el jugador más hábil necesita de su equipo y su equipo necesita de él. 149
Edson Arantes do Nascimento, Pelé, es considerado por la mayoría de entendidos como el mejor futbolista de todos los tiempos. Más allá de su extraordinario talento, Pelé es recordado como un jugador sumamente humilde, generoso y altruista que siempre puso sus habilidades al servicio de su equipo por encima del logro y reconocimiento individual. En su carrera, Pelé participó en tres mundiales de fútbol y anotó 1.282 goles en partidos oficiales o de liga, entre otros logros sumamente significativos. Fíjate en la increíble lección de vida que un simple partido de fútbol te puede dar en adición al del tremendo beneficio físico que se obtiene. Es importante que los maestros compartan estas actividades con sus alumnos y así ayuden a guiarlas y controlarlas, ofreciendo la menor cantidad de intervención y resistencia posible. El maestro debe dejar que sus alumnos sean los que tengan el control. Al hacerlo de esta manera el maestro crea una relación más fuerte y duradera con sus estudiantes y también se beneficia de las bondades físicas del ejercicio. Los estudiantes aprenden a ver al maestro como otro ser humano simplemente disfrutando de la vida, al que deben respetar y del que pueden aprender a todo nivel, no solamente el académico. Tuve la suerte de pertenecer a un sistema educativo en el que hubo mucho tiempo de recreos y otras actividades que promovían la interacción. Puedo decir sin temor a equivocarme que las lecciones aprendidas en estos juegos han sido más importantes y relevantes en mi vida que todo lo aprendido en las salas de clase en al ámbito físico, y aún el intelectual. No hay nada más cierto que el refrán que dice: “En cuerpo sano, mente sana”. El ejercicio en sí es sumamente importante para el correcto desarrollo de nuestros hijos, pero aún más importante que 150
el ejercicio puro es un entendimiento holístico de todos los aspectos de la salud. Se debe enseñar a nuestros niños que todos los seres humanos somos la combinación de tres elementos: cuerpo, mente y espíritu. Solo cuando hay un balance correcto de todos estos elementos se puede llegar a estados máximos de salud y bienestar que a su vez son altamente conductivos hacia la felicidad. En estos momentos de esparcimiento todo el mundo gana. El alumno se divierte, desarrolla su creatividad, se ejercita y aprende a no ser egoísta y trabajar en grupo. El maestro también gana, ya que se ejercita, desarrolla su creatividad, fortalece la relación que tiene con sus estudiantes, etc. La escuela se beneficia de un ambiente positivo donde hay más felicidad. La escuela se convierte en esta cuna de creatividad, ejercicio, salud mental, camaradería, conocimiento, etc. La sociedad en general se beneficia de jóvenes que saben cómo divertirse, interactuar y tienen una capacidad mental y física más elevada. No podemos olvidarnos de que estos jóvenes algún día serán nuestros líderes. Los beneficios de una alimentación equilibrada adecuada deben ser claramente comunicados y promovidos. Se debe enseñar las propiedades de los diferentes alimentos y cómo actúan en nuestros cuerpos. La obesidad y la malnutrición se han hecho muy comunes en nuestros niños. Muchísimos de estos casos podrían ser evitados simplemente con información. Nos preguntamos por qué cada día vemos más niños obesos, pero al mismo tiempo hemos fallado en educar e informar a nuestros niños desde pequeños sobre cómo alimentarse bien. En muchas escuelas se quiere forzar cambios en la alimentación sin la correspondiente educación que debe acompañar a estos cambios. Se hacen mejoras en las dietas de los estudiantes, pero se falla en 151
explicar el porqué de los cambios. Se fracasa en el “vender” estos cambios a los estudiantes para que sean ellos los que hagan conciencia de los beneficios de una buena alimentación y decidan hacer un cambio eficiente y duradero en sus hábitos alimenticios. Al igual que en muchas otras circunstancias, estos cambios no pueden ser forzados. Todo lo que es forzado origina resistencia y finalmente falla. Solo cuando el estudiante, ayudado por la información y la creación de un medio saludable, tome la decisión personal interna de cambiar sus hábitos alimenticios, el verdadero cambio llegará. Es vano obligar a los niños a comer vegetales en la escuela si el niño no está convencido de la importancia de una buena alimentación y apenas llegue a su casa se dedique a comer toda clase de snacks o comida chatarra perjudiciales para su salud. Los sistemas educativos deben crear las condiciones en las que este cambio sea posible.
Creatividad Muchos humanos pasamos por la vida sin tocar muchas de las funciones del lado derecho de nuestro cerebro. Se nos dice de pequeños que no tenemos habilidad para la pintura, el dibujo, el canto, la música, y de esta manera lo olvidamos y descartamos. Se debe promover el uso del hemisferio derecho de nuestro cerebro para que el pensamiento crítico y la creatividad florezcan. Se dice que los inventos más relevantes en nuestra historia han sido el resultado de la función del hemisferio derecho del cerebro. Los mayores inventos son el resultado de un pensamiento creativo más que de un pensamiento lógico. También hay que descubrir y promover el lado artístico en los niños. El cerebro de todo ser humano tiene dos hemisferios. El hemisferio izquierdo está asociado con la sobrevivencia del individuo. Aquí es 152
donde habitan las funciones básicas que han facilitado nuestra supervivencia como son, entre otras, la lógica, la memoria, los cálculos matemáticos, el análisis de datos y la comunicación. El lado derecho de nuestro cerebro está asociado con actividades creativas. Aquí es donde radican nuestras emociones, imágenes, colores, intuición, creatividad. Como el lado izquierdo del cerebro es el que tiene mayor relevancia en la sobrevivencia física, este es el lado que, a través de la historia de la humanidad, ha sido el más predominante. En la actualidad no tenemos las mismas amenazas externas que nos aquejaron a través de la historia. Para las situaciones que comprometerían nuestra sobrevivencia como especie en la actualidad hay muy poco que nuestro lado izquierdo del cerebro pueda hacer. Por el contrario, las soluciones que permitan trascender estas amenazas serían más relevantes si usamos la creatividad proveniente del lado derecho. Se puede decir que el lado izquierdo de nuestro cerebro es más animal y primario, y el lado derecho es más elevado y trascendental. Para que la creatividad aflore son necesarios dos elementos: calma mental y vocación. Cuando el estudiante está alineado con lo que le interesa, la creatividad florece en la paz de su mente. Los maestros deben promover actividades en las que no existan demasiadas guías para así permitir que la creatividad aflore en la mente del estudiante. Por ejemplo, si se detecta vocación hacia la construcción, el maestro debe dar al estudiante, o aún mejor, a un grupo de estudiantes un proyecto en el cual presenten soluciones prácticas reales a proyectos de infraestructura. El profesor debe dejar que sean los estudiantes los que presenten soluciones creativas a problemas de abastecimiento de agua potable, por ejemplo. Lógicamente, habría que tomar en cuenta las limitaciones que tienen los estudiantes en aspectos técnicos de esta tarea. Es importante que, en la medida de lo posible, los maestros 153
cedan el control a los estudiantes para que así florezca su creatividad. El maestro debe limitarse a dar parámetros amplios y ayudar a que cada estudiante obtenga el conocimiento que le permita dar soluciones valederas a los problemas presentados. Sería responsabilidad del maestro el asegurarse que el desarrollo del proyecto esté en todo momento encaminado a presentar soluciones que sean física y económicamente posibles. Los conceptos anotados anteriormente son aplicables a toda materia. Digamos, por ejemplo, que el estudiante tiene interés en historia. Al diseñar actividades creativas en las que el estudiante aprenda y aplique su conocimiento de historia, el maestro debe ver la manera en la que este aprendizaje enriquezca al estudiante y además sirva un propósito práctico en la búsqueda de su felicidad individual y colectiva. Por ejemplo, el maestro puede fomentar el que el estudiante analice cómo aplicar las lecciones históricas aprendidas en solucionar problemas contemporáneos reales y evitar los errores que quizás cometimos en el pasado. La parte fascinante de la historia es las lecciones que se pueden aprender de ella. El maestro se debe convertir en un director de orquesta en la que son los estudiantes los que tocan los instrumentos y juntos producen una música maravillosa. Las actividades que promuevan la creatividad siempre deben tener el principio de la felicidad claro. Los profesores deben preguntarse cómo la actividad educativa va a contribuir a la felicidad de los estudiantes de manera individual y colectiva para determinar su relevancia. Todos debemos colaborar en cambiar el enfoque de la educación y dejar de preguntarnos cómo lo que se enseña va a contribuir a la riqueza material del empleador y, por ende, generar riqueza material al estudiante. Debemos preguntarnos de qué manera va a servir lo que 154
se enseña al estudiante en comunión con su verdadera vocación. Los estudios adquiridos por el estudiante bajo este nuevo enfoque estarían alineados con su verdadera pasión o interés. Es así que el graduado resultante se convertirá en experto en el área a la que decidió dedicarse, con el beneficio individual y colectivo que esto significará. De esta manera se obtienen individuos dedicados a actividades que les satisfacen y disfrutan enormemente. Individuos en trabajos, que dejan de ser trabajosos. Como podemos ver, a todo aprendizaje se le puede introducir un aspecto creativo y práctico que se alinee con la búsqueda de la felicidad del estudiante.
Educación superior Instituciones de educación superior deben convertirse en verdaderas fuentes de conocimiento. Deben ser verdaderos centros de instrucción y creatividad donde se le da más importancia a las aplicaciones prácticas del conocimiento adquirido que al conocimiento netamente teórico sin una conexión clara en aplicaciones prácticas. En estos centros se debe dar alta prioridad al pensamiento crítico. Los maestros deben ser responsables de enseñar a pensar a sus alumnos. Preguntas como “¿qué haría usted ante esta situación?”, deben ser la norma en muchas materias de estudio para que el estudiante aprenda a solucionar problemas. El maestro debe dirigir este proceso de enseñanza y encaminarlo hacia el objetivo final. Más allá de limitarse a proveer información, los maestros deben enseñar a los alumnos a acceder, discernir, interpretar y trabajar con
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diferentes fuentes de conocimiento con el objetivo de alcanzar soluciones prácticas a problemas reales. Los profesores tienen un papel vital en guiar a los estudiantes. En lugar de limitarse a corregir papeles que no tienen significado práctico deben convertirse en verdaderos guías de la creatividad de los alumnos. Al igual que en los niveles inferiores de enseñanza, los currículos deben ser diseñados con resultados prácticos en mente, siempre preguntándose cómo beneficia lo que se va a enseñar al alumno como individuo y también a la sociedad a la que pertenece. Desafortunadamente, en la actualidad casi toda enseñanza a nivel superior está enfocada primordialmente a la generación de riqueza material. Este enfoque debe cambiar. Se debe dar paso a un sistema de enseñanza consciente encaminado al bienestar individual y colectivo. El enfoque debe ser la felicidad que atraiga la bonanza económica y no al revés. Si por ejemplo se enseña mercadeo, no se lo debe enfocar solamente a enseñar al estudiante cómo hacer dinero a nivel individual sin tomar en cuenta el bienestar colectivo. Se le deben enseñar al alumno tácticas de mercado conscientes que traigan bienestar global y no aquellas que son diseñadas para manipular los sentimientos de las personas con el único objetivo de generar ganancias. Hay innumerables estrategias de mercado válidas que buscan el beneficio individual del empresario sin necesidad de por ello engañar al público y manipular sus sentimientos. Se puede dar ejemplos de multitud de empresas y empresarios conscientes que son extremadamente exitosos y al mismo tiempo brindan una gran ayuda a todos los elementos de la sociedad. A nivel superior se debe continuar trabajando en asegurarse que los alumnos sigan su vocación y que no escojan sus carreras basados en los beneficios materiales que ellos creen que les traerían. Hay que reafirmar la importancia de darse cuenta que cuando uno sigue su 156
vocación y se dedica a una carrera que le apasiona, no solo el trabajar en esta carrera va a ser sumamente placentero, sino también lo más seguro es que como fruto de esta pasión se sea altamente exitoso. El dinero siempre vendrá como añadidura cuando uno hace lo que le apasiona. Las universidades deben ser centros de aprendizaje y conocimiento, donde los diferentes organismos de la sociedad tengan la oportunidad de presentar problemas reales en busca de ideas y soluciones prácticas y sostenibles. De esta manera se consigue un beneficio doble que incluye a la sociedad en general y el estudiante en particular. En el futuro son estos estudiantes los que tendrán roles protagónicos en los diferentes campos de trabajo a los que se dediquen. Qué mejor que salir al mundo real habiendo participado en la solución de problemas reales. Por ejemplo, el que estudia abogacía debe dedicar más tiempo a pensar en formas prácticas de mejorar el sistema judicial en lugar de pasar interminables horas estudiando datos y fechas históricas sobre la historia de la abogacía. De esta manera, cuando el estudiante salga al mundo real estará más preparado y predispuesto a reformar el sistema judicial de una manera consciente y beneficiosa para la sociedad a la que pertenece. El ingeniero debe aprender cómo solucionar de manera objetiva y práctica problemas reales de infraestructura, por ejemplo. El sociólogo a solucionar problemas reales de nuestras sociedades, más que la interminable teoría e historia que actualmente estudian. El arquitecto a cómo construir viviendas sostenibles que sean económicas y estén en armonía con el medio ambiente. Los profesores deben centrarse en el pensamiento crítico, aquel que está enfocado en la solución de problemas, más que en un conocimiento teórico, memorizable, que puede ser fácilmente encontrado en internet. En épocas actuales hay muchísimos 157
estudiantes que se convierten en verdaderos expertos en encontrar lo que necesitan en internet y simplemente lo copian y adhieren a sus tareas, sin aprender absolutamente nada práctico, que les beneficie a ellos o la sociedad a la que pertenecen de ninguna manera. Se le debe dar gran importancia a los trabajos en grupo. Los profesores deben trabajar activamente con los estudiantes en estos grupos para asegurarse que todos obtengan el mayor beneficio. Al trabajar en grupo se facilita encontrar soluciones a problemas sustanciales, ya que el grupo se beneficia del conocimiento colectivo en lugar del conocimiento individual. En grupo, el conocimiento individual se adiciona al colectivo, dándole más solidez. Cada estudiante tiene diferentes afinidades, áreas de interés y experiencia, que se pueden combinar para generar una gran fuerza intelectual. Sería tarea de los profesores asegurarse que las contribuciones de cada estudiante se alineen lo máximo posible con sus intereses individuales y al mismo tiempo beneficien al interés colectivo del grupo. Cuando no hay claridad en comunicar el aspecto práctico de lo que se estudia, el alumno pierde interés y, por ende, aprende muy poco o nada. La materia se convierte en una más de esas que hay que pasar, con el solo objetivo de poder graduarse. Se debe tratar de que la mayor parte de lo que se enseña sea relevante al estudiante de manera individual. El estudiante debe disponer de todo tipo de ayudas vocacionales y curriculares para asegurarse de que está adquiriendo los conocimientos y habilidades necesarias para la profesión que tiene en mente. Los estudios no tienen que ser rígidos, sino que, por el contrario, deben ser tan flexibles como sea posible. El estudiante debe tener un mayor control de lo que estudia para así alinearse con sus objetivos 158
personales. El estudiante siempre tendrá la oportunidad de adquirir conocimientos más profundos en cualquier área específica en que los necesite una vez que sea profesional y se presente una situación que así lo requiera. En los niveles básicos, las universidades deben dejar de tratar de enseñarlo todo a todos y centrarse en brindar bases sólidas de conocimientos prácticos que en niveles más avanzados puedan ser ampliados con aplicaciones prácticas, de acuerdo al interés individual de los estudiantes. Se debe dar GRAN importancia a la enseñanza de responsabilidad en los alumnos. La continuación de esta enseñanza tiene mucho que ver con lo que hemos visto previamente. Únicamente siendo responsable de sí mismo se puede llegar a la felicidad. Es muy común entre los estudiantes echar la culpa de todos los fracasos académicos a asuntos externos. Ha crecido en ellos el sentimiento de tener derecho a que el profesor le dé toda clase de ayudas que le permitan pasar la materia. No es raro en estudiantes pensar que ellos pagan por la educación y, por lo tanto, ellos son los clientes del sistema educativo, y el cliente siempre tiene la razón. Muchos fallan en darse cuenta de que ellos pagan por educación y el aprender a ser responsables es quizás una de las lecciones más importantes que pueden obtener del sistema educativo. Piensan, por ejemplo, que si no lograron finalizar un proyecto a tiempo, el profesor tiene la obligación de darles una extensión porque, en definitiva, no fue culpa de ellos no haberlo terminado, cuando quizás tuvieron un mes para hacerlo. Es culpa del abuelito del amigo, que tuvo la mala ocurrencia de morirse justo un día antes de la fecha de su entrega. Hoy en día es muy raro escuchar que un estudiante se haga responsable de sus acciones académicas. Desafortunadamente, 159
vivimos en una sociedad en la que se nos ha enseñado que prácticamente nada negativo es nuestra culpa. Siempre hay alguien o algo a quien culpar. De no ser tratada y eliminada esta falta de responsabilidad personal se convierte luego en falta de responsabilidad profesional. En cierto modo es triste y frustrante ver cómo muchas personas en el campo profesional no aceptan responsabilidad por nada. Se pasan la vida culpando sus faltas a otros colegas, subalternos, jefes o quizás a la institución que les emplea. Hay muchas iniciativas para aumentar el número de estudiantes, así como también la retención de los mismos en instituciones de enseñanza superior. En muchos casos, este esfuerzo es el resultado de políticas educativas impulsadas por el Gobierno. Estas iniciativas tienen la intención noble de, a través de la educación, crear mayores oportunidades de trabajo y progreso para las personas. Por este motivo muchas instituciones de educación superior las han adoptado y convertido en su propósito primario. Así, se hacen todo tipo de esfuerzos para reclutar y retener estudiantes. Toda política, práctica, o procedimiento que resulta en el aumento del número de estudiantes y su retención, es considerada como exitosa. El problema se da cuando estas prácticas están solamente enfocadas en el resultado final, sin hacer un análisis profundo de las verdaderas causas del porqué los estudiantes no se registran o dejan los estudios en medio de sus carreras académicas. La realidad es que existe un verdadero problema de motivación y confusión en los estudiantes. Muchos estudiantes no saben qué es lo que quieren estudiar. Hay veces que tienen una idea vaga, pero no existe un verdadero convencimiento. No saben cuál es su vocación y qué es lo que les gustaría hacer durante el resto de sus vidas. Bajo estas condiciones, su motivación por aprender y finalizar sus estudios es frágil. Al menor inconveniente abandonan los estudios. 160
Desafortunadamente, muchos estudiantes jamás admitirán que son ellos los responsables de esta falta de conocimiento y motivación, y culparán a todo tipo de circunstancias externas por su fracaso. Acusarán a la institución, al profesor, a la materia, etc. Sus egos no les dejarán ver al verdadero responsable. De esta forma se puede concluir que la mejor política de retención es aquella que ayude al estudiante a descubrir que es lo que le motiva, le gusta, sus pasiones, y verdadera vocación. Hay muchos administradores que también caen en la trampa de culpar a elementos externos por el abandono de los estudios por parte de los estudiantes. Piensan que quizás, si el estudiante tuviera más acceso a la materia, o disponibilidad de mejores tecnologías, o mayor comunicación con el profesor, continuaría con sus estudios. Si bien es cierto que estos esfuerzos son valederos, facilitan el proceso de aprendizaje y mejoran las condiciones educativas del estudiante, es también cierto que al mismo tiempo obscurecen los verdaderos motivos del abandono que son la confusión y la falta de motivación. No importa cuán accesible, comprensible, fácil sea una materia, o cuánta comunicación y ayuda exista por parte del profesor, si el estudiante no tiene una idea clara de que es lo que quiere obtener a través de sus estudios que lo motive a esforzarse y continuarlos. Cuando no existe motivación interna, el alumno eventualmente abandona los estudios o no se beneficia del conocimiento adquirido en lo más mínimo. Este conocimiento se desvanece pronto al no alinearse con sus intereses reales. Desafortunadamente, hay también muchas instituciones de enseñanza superior que se han convertido en verdaderos centros de riqueza para sus dueños o accionistas, sin prestar mayor importancia a lo que el alumno aprenda. El aumentar la cantidad de alumnos 161
registrados en sus instituciones se convierte en su objetivo primario y la calidad de la educación pasa a tomar un rol secundario. Hay un sinfín de estudiantes que recurren a los estudios porque no saben qué más hacer en la vida, están confundidos. Caen en un estado de ansiedad al verse inactivos y no hacer lo que ellos piensan “deberían” estar haciendo para resurgir y tener éxito. Siguen lo que sus padres, familiares, amigos les dicen, o lo que ven en otras personas, sin hacer un análisis real de qué es lo que les gusta y para qué tienen vocación. Hay muchas veces que los estudiantes piensan que lo que les gusta y lo que tienen que estudiar para hacer dinero y lograr “éxito” es excluyente. Fallan en darse cuenta de que hacer lo que les gusta es la única forma de obtener verdadero éxito, aquel que lleva consigo el bienestar económico y la felicidad. Nuestros sistemas educativos superiores están inundados de gente que no tiene vocación para el estudio o que no tiene mayor interés por lo que está estudiando. En realidad, muchos estudiantes están confundidos, no tienen un rumbo claro, no han definido qué es lo que les gusta y quieren ser en la vida. Se registran en clases que no les interesa y les son irrelevantes por seguir el consejo de sus padres, amigos, o porque creen que les van a ser de utilidad en el futuro. Cuando se estudia lo que a uno no le interesa el conocimiento adquirido no dura mucho, no tarda en desvanecerse. El tiempo y dinero dedicados al estudio se convierten en un desperdicio. No solo no contribuyeron a la mejora del estudiante, sino que, por el contrario, aumentaron sus sentimientos de insatisfacción y frustración. Es por estos motivos que en lugar de forzar a que haya más estudiantes en las aulas de estudio, como educadores, debemos dedicar nuestros esfuerzos a ayudar al estudiante a descubrir su verdadera vocación. El estudiante motivado, que estudia lo que le gusta, muy difícilmente 162
abandona sus estudios, sin importar cuántas adversidades encuentre en el camino. Hay muchísimas carreras que no necesitan de estudios superiores. Estas carreras son comúnmente ignoradas porque son vistas como “inferiores”, comparadas con las de estudios superiores, que ofrecen un potencial de ingreso mayor. Ignorar estas carreras es erróneo. Hay miles de plomeros, electricistas, carpinteros, mecánicos, etc., que no solo disfrutan enormemente de sus profesiones, sino que también han alcanzado gran éxito económico como resultado de su pasión. Los sistemas educativos actuales utilizan un sistema de calificaciones que les permite cuantificar el conocimiento de los estudiantes. Este hecho es problemático, porque al cuantificar el conocimiento, toda la enseñanza revuelve alrededor de la nota que le permita al estudiante pasar la materia y continuar con sus estudios. Por esto muchos estudiantes no dudan en hacer trampa para conseguir la nota que desean, sin importar cuánto aprendan. Pasar los exámenes y obtener buenas calificaciones se convierte en el objetivo primario, por encima del conocimiento. Hay muchos estudiantes que se convierten en verdaderos expertos en cómo manejarse en estos sistemas. Pasan por las instituciones educativas haciendo lo mínimo necesario que les permita pasar las materias y graduarse. El conocimiento adquirido carece de importancia e interés para el alumno y por lo tanto es fácilmente relegado y olvidado. Es aún más problemático cuando son también las escuelas las que están sujetas a un sistema de calificación basado en el desarrollo de sus estudiantes en exámenes específicos, provenientes del Estado. Cuando esta situación se presenta, la gran mayoría de los esfuerzos educativos de la escuela giran alrededor de estos exámenes,
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descartando enseñanzas que ayuden a sus estudiantes en la vida desde el punto de vista práctico. Las personas a cargo de las instituciones educativas, consciente o inconscientemente, pierden perspectiva y se limitan a preparar a los estudiantes para pasar exámenes, en lugar de dedicar sus esfuerzos educativos a brindar conocimientos relevantes y prácticos que ayuden al alumno a alinearse con sus verdaderos intereses y pasiones. El uso de medidas de conocimiento debe ser gradualmente eliminado o su enfoque debe cambiar. Superar exámenes y obtener buenas calificaciones debe dejar de ser el fin que justifica los medios para obtenerlos. Los exámenes, tareas, etc., deben convertirse en herramientas de control que permitan al instructor determinar las áreas en las que el estudiante tiene mayor vocación o presenta mayores dificultades, para de esa manera guiarlo consistentemente hacia un futuro conductivo de su propio bienestar.
Enseñanzas a nuestros hijos La mayor enseñanza que un padre o una madre pueden dar a sus hijos es el enseñarles a ser responsables. Esta responsabilidad tiene que ver con sus relaciones con otros seres humanos, con el mundo en el que vivimos, pero aún más importante, tiene que ver consigo mismo. Este sentido de responsabilidad propia hará que nuestros hijos tomen las riendas de su destino y se encaminen en la búsqueda de su propia felicidad. Hay que enseñarles a no echar la culpa de sus emociones a otras personas o circunstancias externas. Enséñales que sí, es verdad que hay personas y circunstancias externas que pueden dar inicio a pensamientos y emociones desagradables, pero son ellos los que 164
inconscientemente deciden seguir a estos pensamientos y emociones, y dejarse llevar por ellos. Cada uno de nosotros tiene el poder necesario para no identificarnos con todo lo que nos pueda generar malestar y originar sufrimiento. Esta enseñanza es crucial para la futura felicidad de nuestros hijos. Es muy común escuchar a los niños y jóvenes quejarse que otras personas les hacen sentir mal. “María me dijo que parezco una ballena de lo gorda que estoy y por eso me siento muy enojada y triste. María siempre me hace sentir mal”. Mensajes de este tipo son muy frecuentes. Enséñale a tu hija que el comentario de María es tan solo eso, un comentario. El hecho de que este comentario haya estado cargado de buenas o malas intenciones es irrelevante y no contribuye de ninguna manera a que tu hija se sienta mejor. Tu hija tiene una elección en sus manos. Por un lado, ella puede hacer caso a la crítica, romperse la cabeza, entristecerse hasta que no le queden más lágrimas y odiar a María, o simplemente puede tomarlo como el comentario de una persona que seguramente es víctima de su propia inconsciencia y dejarlo ir. ¿Cuál crees tú que es la posición que más favorece a la felicidad de tu hija? Debemos observar y participar en la evolución mental de nuestros hijos como sus guías, sin oponernos a sus deseos, dejando que sean ellos mismos los que se den cuenta de las cosas. No hay lección más valedera que aquella que ha sido aprendida por nosotros mismos. No importa cuántas veces nos digan que debemos lavarnos los dientes al menos dos veces al día para tener una boca saludable. Es solamente cuando vamos al dentista y nos hace ver el deterioro de nuestros dientes, cuando hacemos verdadera conciencia y decidimos prestar más atención a nuestra higiene bucal. A partir de ese momento, la lección que nuestros padres nos habían insistido desde muy pequeños, 165
finalmente tiene sentido en nosotros y por ello tomamos la decisión de cambiar nuestros hábitos de higiene. Enséñales que ellos no son menos que nadie, pero aún más importante, enséñales que tampoco son más que nadie. Lo que cambian son las circunstancias particulares de la vida. Hay actividades en las que ellos serán mejores o más aptos que otros, pero a nivel esencial, todos somos iguales y merecemos el mismo respeto. Enséñales a tomar sus éxitos con humildad, y a aceptar y aprender de sus derrotas. Ni el éxito ni la derrota nos define como humanos. Estos son simplemente circunstancias que las podemos disfrutar o de las que podemos aprender. Enséñales a tus hijos que ellos son enteramente responsables de su felicidad y que no hay nada más importante en la vida que encontrarla. Ahora bien, debes enseñarles a buscarla en los lugares correctos. Enséñales que no hay nada de malo en alcanzar una situación financiera holgada y disfrutar del dinero, siempre y cuando estén totalmente conscientes de que ultimadamente la felicidad no está en lo material. Enséñales a ser generosos y compartir. A que una de las mejores contribuciones que pueden hacer a su propio bienestar es contribuir activamente en el bienestar colectivo. Enséñales las bondades de dar y que finalmente el que más da es el que más recibe. Cuando todos compartimos no nos limitamos a lo personal, sino que también disfrutamos de lo de los otros. Como resultado, todos tenemos más. Enséñales a seguir su corazón. A descubrir su propósito de vida, lo que les hace felices y seguirlo. A decidirse por una carrera, no porque es la que más beneficios económicos les va a brindar, sino porque es lo que
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más les gusta. El dinero siempre viene por añadidura cuando nos dedicamos a lo que nos apasiona. Enséñales a respetarse a sí mismos, a respetar sus cuerpos, a escucharlos y cuidarlos. Enséñales a alimentarse conscientemente, a comer alimentos saludables que les llenen y brinden salud y bienestar. A no comer más de la cuenta, más allá del llenarse. Aprendamos de la naturaleza, que nunca toma más de lo que necesita. Enséñales a vivir en sociedad. No está bien enseñarles a que lo pueden tener todo con solo abrir la boca y desearlo. Muchos padres confunden la complacencia con el amor. Creen que mientras más complacen a sus hijos, más les quieren y disfrutan enseñando al mundo el amor que les tienen a través de la complacencia. Como padres, nunca debemos olvidar que la mayor responsabilidad que tenemos con nuestros hijos es la de enseñarles a ser responsables para que algún día puedan desarrollar sus propias vidas, aprendan a vivir en sociedad y ser felices. La complacencia se ha convertido en un verdadero problema para nuestra sociedad actual. Muchas personas, especialmente jóvenes, caen en la ilusión de que pueden obtenerlo todo con solo desearlo, sin trabajar por ello y sin importar a quién haya que pisotear para obtenerlo. Enséñales que su individualidad es lo más importante en su búsqueda de la felicidad, pero al mismo tiempo no podemos olvidarnos que vivimos en un mundo colectivo al que debemos amar y respetar. Enséñales a valerse por sí mismos, ten siempre en mente que probablemente tú no vas a estar y tampoco deberías estar siempre presente en sus vidas. Enséñales a tomar decisiones; al fin y al cabo, les guste o no les guste, tendrán que tomar muchas en el transcurso de sus vidas.
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Enséñales a silenciar sus mentes, a encontrar la paz, a que las mejores acciones son las que se originan en las profundidades de su ser y no en el ruido de su mente. Enséñales a calmarse, a seguir sus instintos en las situaciones difíciles. No hay por qué desesperarse buscando soluciones a los problemas más grandes. Las soluciones más relevantes y valederas no vienen como resultado de un exhaustivo análisis, donde nos rompemos la cabeza pensando y sopesando los pros y contras, sino que vienen a nosotros en momentos de silencio, en la calma de nuestra mente. Enséñales que en el mundo hay muchas diferencias y que hay que respetarlas y disfrutarlas. Son precisamente estas diferencias las que hacen de nuestro mundo un lugar fascinante. El mundo sería un lugar muy aburrido e inapetente si todos fuéramos físicamente similares, tuviéramos las mismas costumbres, pensáramos de la misma manera y creyéramos en lo mismo. Enséñales que la vida es como un gran bufet en el que tenemos infinitas posibilidades de comidas. Todo lo que pongamos en nuestros platos eventualmente pasa a ser parte nuestra al ingerirlo. Si a nuestro plato lo llenamos de odios y rencores, eso es precisamente de lo que nos vamos a alimentar, causándonos enfermedades y sufrimiento. Si por el contrario lo que ponemos en nuestros platos es paz, amor al prójimo, alegría, generosidad, etc., esto es precisamente lo que vamos a cosechar en nuestras vidas. Enséñales a amar y respetar a sus mayores. Ellos han estado en este planeta durante más tiempo y por lo tanto tienen mucha sabiduría que ofrecernos. La vejez no es más que un deterioro de nuestra forma física, a la que, como humanos, todos estamos sujetos. A la vejez no hay que ocultarla, descartarla o aislarla, como se ha hecho costumbre en muchos países occidentales. Por el contrario, hay que celebrarla y 168
respetarla. El aislamiento y descarte de la vejez es más evidente en sociedades donde existe un verdadero culto a toda actividad que produzca riqueza y se venera el ser útil y productivo. Las personas mayores, por su condición física o mental, no tienen la misma capacidad de producir riqueza que las personas más jóvenes. Por este motivo, las personas de edad avanzada frecuentemente son minimizadas, e incluso consideradas inútiles. Así son víctimas de un maltrato que, si bien no es físico, es psicológico, y tiene consecuencias muy negativas en la psique de las personas de edad. Estas pasan a sentirse como cargas sociales, sin mayor uso o beneficio, en lugar de descansar y disfrutar de la puesta del sol en una vida a la que han dado mucho. Contrariamente a aislarlas, la sociedad debe tomar ventaja de la infinita fuente de conocimiento y experiencia que estas personas poseen y de las que todos podemos beneficiarnos. Al final todos vamos por el mismo camino. Simplemente, algunos lo han recorrido durante más tiempo que otros. Enséñales a vivir intensamente, a disfrutar de la vida, a no pelearla, a aceptar lo que nos trae, independientemente de que nos guste o entendamos el motivo. Enséñales a no rechazar las circunstancias que se presentan, sino a aprender de ellas. Aun en las circunstancias más difíciles, hay una lección hermosa que debe ser aprendida. Cuando no se pelea la vida, la vida no te pelea y te trae toda clase de bendiciones. Si la vida les arroja limones, enséñales a que con ellos se puede hacer una deliciosa limonada con tan solo agregar un poco de dulzura y el agua que abunda en nuestra existencia. Enséñales a ayudar desde temprana edad. Pueden empezar con pequeñas tareas alrededor de su hogar, para continuar con una ayuda más amplia. Enséñales a ver y sentir lo beneficios que los actos de generosidad, bondad, amabilidad, caridad, etc., tienen en otras 169
personas, pero aún más importante: a sentir los beneficios que tiene en sus propias vidas. Enséñales los peligros de este mundo, pero ten cuidado de no paralizarlos con miedos. Es importante enseñar a un niño los riesgos de cruzar la calle, pero al mismo tiempo debemos enseñarles a cruzarla por sí mismos, venciendo el miedo innato que esto representa. Ten en mente que tus hijos van a tener que cruzar muchas calles en sus vidas. Es mejor que estén preparados. Enséñales a usar su sentido común aún por encima de lo que diga otra gente o el sistema. Enséñales que, por ejemplo, es buena idea usar el cinturón de seguridad, no porque así lo dictamine la ley, sino porque es importante para su propia protección y la protección de otras personas. Enséñales a que no se debe tomar el café hirviendo, no porque así lo dice un letrero en el recipiente, sino porque simplemente se pueden quemar. Enséñales que no son perfectos y que cometerán muchos errores. Lo importante es que guarden las enseñanzas de esos errores, los perdonen y dejen ir. Enséñales a tener identidad propia. A no creer nada de lo que escuchan, especialmente de parte de políticos y personas que no necesariamente tienen su interés personal en mente. Enséñales a cuestionarlo todo, a realizar su propia investigación, a formar sus propias opiniones y defenderlas de ser necesario. La autenticidad es mucho más valiosa que las identificaciones y los pensamientos adquiridos. Enséñales a que ellos pueden alcanzar absolutamente todo, lo material y lo inmaterial, si se lo proponen y ponen de su parte.
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CAPÍTULO 6 SOCIEDADES CONSCIENTES En tiempos ancestrales, por la mañana los hombres salían a cazar y por la tarde regresaban con su presa, la cual compartían equitativamente con sus comunidades o colonias. Cuando los mejores cazadores decidieron guardar sus cazas y no compartirlas, o se sintieron con el derecho de sobrealimentarse por haber sido ellos los que ejecutaron la cacería, la sociedad empezó a temblar, los viejos y los débiles a morir. Desde pequeños se nos enseña a ser el mejor cazador y que acumular está bien, sin preocuparnos o respetar las necesidades de nuestro prójimo. Aprendemos que la acumulación de cosas materiales, mucho más allá de lo necesario, no solo está bien, sino que es el mayor determinante del éxito en nuestra vida. Nosotros somos esa sociedad en la que a los que no están subidos en el tren de la inconsciencia se les dificulta enormemente su sobrevivencia. Hay mucha gente que no tiene las oportunidades, la fuerza física, mental o simplemente no tiene interés en este tipo de vida. ¿Es que acaso esta gente no merece vivir? Vivir en sociedad significa respetar ciertas normas que a través del tiempo nos han permitido desarrollarnos y prosperar como especie. Se nos ha condicionado a ver a las autoridades como superiores y a desconfiar de nosotros mismos. Se nos ha enseñado a seguir sin objetar a aquellos que por el hecho de estar en una posición superior o de poder se nos dice que saben más que nosotros y que tienen nuestro interés en mente. Tenemos la tendencia a idealizar a quienes pensamos que son mejores que nosotros y los seguimos. No existe nada de malo en respetar las normas sociales que nos permitan organizarnos y funcionar como sociedad y a las autoridades que las imponen. El problema se da cuando idealizamos a quienes pensamos 171
que son superiores y aceptamos todo lo que nos dicen sin cuestionamiento alguno. Es así como pasamos a vivir limitados por sus percepciones sin llegar jamás a cuestionarlas y de ese modo promover una revisión y cambio progresivo consistente en las normas sociales que ellos nos han impuesto. Toda ley cuyo objetivo es controlar y regular nuestra vida en sociedad debe estar dirigida a evolucionar en paridad con el progreso que vayamos alcanzando. Conforme nuestros niveles de consciencia vayan aumentando, las leyes deben ir evolucionando y cambiando a ser menos restrictivas y permitir un mayor florecimiento del sentido común. Eventualmente las sociedades se irán autorregulando sin necesidad de mayores restricciones. Debemos entender que la única oportunidad que tenemos de sobrevivir como especie es evolucionar y trascender nuestra forma de pensar y hacer las cosas. Necesitamos un cambio. Este cambio debe ser individual y de esa manera transformar la sociedad en la que vivimos. Al cambiar de manera individual afectamos a la sociedad a la que pertenecemos y la transformamos. Ahora bien, cabe anotar que los cambios radicales no llegan a través de la violencia. La violencia no es parte de nuestra esencia. Piensa en el tremendo éxito que personas como Martin Luther King o Gandhi tuvieron en la transformación de sus países con el uso métodos no violentos. Los cambios que ellos instauraron fueron enormes, difíciles y duraderos. Ellos se dieron cuenta de que la mejor manera de combatir la inconsciencia colectiva es a través del dialogo, ideas y medios pacíficos.
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Sentido común Con mucha tristeza podemos darnos cuenta de que el sentido común ha ido desapareciendo de manera consistente en nuestras sociedades. Existe la tendencia a buscar guías de comportamiento en quienes consideramos nuestros líderes y en las políticas y regulaciones que ellos imponen. Desafortunadamente, estas guías van mucho más allá de las normas necesarias, prácticas, eficientes y válidas que nos faciliten vivir en sociedad. Nos estamos convirtiendo en sociedades en las que todo tiene que estar especificado, regulado, con parámetros claros para poder funcionar. Si no encontramos guías de conducta nos sentimos perdidos. Estas situaciones han desencadenado la pérdida del sentido común en las personas. Nos estamos acostumbrando a que se nos diga cómo debemos vivir, qué es lo que podemos y no podemos hacer, qué es lo que debemos consumir, cómo debemos pensar, etc., en lugar de nosotros mismos ser los que, guiados por nuestro sentido común, tomamos las riendas de nuestros destinos. Existen actualmente una serie de leyes que están destinadas a proteger a las personas de sí mismas. Por ejemplo, en muchos lugares del mundo es ilegal conducir un vehículo sin el cinturón de seguridad. La decisión de abrocharse el cinturón de seguridad no debe estar motivada por el temor a ser multado sino por la fuerza del sentido común que nos indica que abrocharse el cinturón de seguridad es una gran idea, ya que mejora nuestras probabilidades de sobrevivencia en un accidente fuerte y evita una serie de fracturas debilitantes y dolorosas. El problema está en que se haga obligatorio o ilegal escoger no usarlo. Hacerlo ilegal es la imposición del sistema sobre un asunto que debería ser individual y de sentido común. Se deja de lado lo que la razón nos indica al hacerlo obligatorio. En otras palabras, se nos da el mensaje de que no se puede confiar en que nosotros sepamos lo que más nos conviene y por ello somos penalizados. Tendría mucho 173
más sentido que las autoridades de transporte indicaran los beneficios del uso de cinturones de seguridad y lo recomendaran. Las personas tienen que ser responsables de sus actos. Ahora bien, hay personas que, por la edad o condición mental, no deberían decidir por sí mismas. En estos casos, sería responsabilidad del adulto que conduce el vehículo el asegurarse de que estas personas estén protegidas por el cinturón de seguridad. Las mayores violaciones a normas de comportamiento conscientes se dan como resultado de no saber manejarse en situaciones de libertad por el hecho de haber sido privado de ella. Como ejemplo se puede citar que un gran porcentaje de accidentes causados en la famosa autopista alemana Postoban son causados por individuos que no están acostumbrados a tener la libertad de escoger la velocidad a la que desean conducir. Muchas de estas personas vienen de países donde siempre han estado limitadas y restringidas. En el momento en que obtienen libertad hacen mal uso de ella y abusan de la misma. La mayor adicción que tenemos los humanos es a la libertad. No existe nada que nos llene más que el hecho de ser libres. Hay una tendencia de abusar de la libertad precisamente porque no se la tiene. Dadas las condiciones adecuadas, la gran mayoría de humanos haríamos buen uso de ella. Al mismo tiempo, tenemos que ser conscientes de que siempre habrá personas en las que, por su estado de inconsciencia, abusarán de la misma. La clave está en controlar a estas personas y aislarlas, sin afectar la libertad a la que tienen derecho la mayoría. En otras palabras, si una persona causa un accidente por ir a 80 millas por hora en una zona no apropiada, cuyo límite de velocidad es 65, la solución no está en bajar el límite de velocidad a 50, sino en concentrarse en aislar a la persona causante del accidente y rehabilitarla. El límite de velocidad no es el culpable; es la persona inconsciente que lo violó la que causó el accidente. 174
Daria la impresión de que vivimos en unos tiempos y sociedades en los que el sentido común está destinado a desaparecer. Cada vez hay más advertencias en absolutamente todo. Hay muchos casos en que cierto nivel de advertencia es necesario, pero cuando se nos tiene que advertir a través de una etiqueta que debemos esperar a que nuestro café se enfríe para poderlo tomar sin que nos quememos la boca, se puede decir que hemos descartado el sentido común y caído en lo absurdo. ¿Dónde queda la capacidad del individuo de decidir lo que más le conviene? Si continuamos por este camino, llegará el día en que encontremos letreros de advertencia en cada esquina que nos diga que cruzar la calle puede ser peligroso para nuestra salud y causar todo tipo de traumas físicos, incluidos la muerte. Aún peor, si algún percance nos sucede al cruzar la calle, demandemos a la entidad responsable por los daños y perjuicios que nos causó el cruzarla sin las debidas advertencias. Da pena ver a personas esperando una indicación que les permita cruzar la calle, cuando está totalmente claro que no hay vehículo que se aproxime por ninguna dirección. Si uno se aventura y cruza la calle, otras personas lo miran como que si hubiese hecho algo malo. Otras incluso le reclaman. Lo malo está en dejar que una señal luminosa se ponga por encima del sentido común y nos paralice al momento de tomar la acción correcta. En Estados Unidos, los abogados son en gran parte responsables de la muerte progresiva del sentido común. Todo tipo de demandas absurdas, en las que los demandantes se convierten en nuevos millonarios de la noche a la mañana, son muy comunes. El mensaje que se está dando a nuestra sociedad es que nada es culpa de uno, sino siempre de alguna otra persona o institución. Muchas personas se pasan la vida tratando de encontrar situaciones en las que puedan demandar, preferentemente a grandes instituciones, y de esta manera volverse millonarios. 175
Muchas leyes y regulaciones se basan en el intento de evitar “lo que podría pasar” o en el “por si acaso”. El resultado es un sistema con miles de leyes y regulaciones en lo que todo es progresivamente prohibido, regulado o codificado. Si algo no está escrito simplemente no existe, independientemente de lo que dicte la razón. En estas sociedades, desenvolverse adherido a la ley se vuelve casi imposible. Las personas pasan a estar a merced de los innumerables organismos de control, cuyos trabajadores deciden cómo y cuándo penalizarlas. Siempre hay algún código, ordenanza, ley absurda o caduca que carece de todo sentido común a la que uno está violando y por la cual puede ser penalizado. Existe una creciente tendencia de culpar a los gobiernos y sociedades en general por todo lo que afecta nuestras vidas. Por ejemplo, hemos visto un crecimiento exponencial del problema de obesidad en el mundo, especialmente en países como Estados Unidos y México. Hay una creciente tendencia de las personas obesas a echar la culpa de su condición a los gobiernos, al sistema, a los restaurantes, etc. No hace mucho tiempo se presentó una demanda a un restaurante de comida rápida por no advertir en sus etiquetas que su comida puede causar obesidad. ¿Dónde ha quedado el sentido común? Estamos llegando a un punto en el que esperamos que todo se nos diga, se nos advierta, dejando a un lado lo que nuestro sentido común nos indica. Si nos acostumbramos a comer comida basura todo el tiempo, deberíamos esperar toda clase de complicaciones físicas. Es nuestra responsabilidad enterarnos qué contiene nuestra comida y determinar si la deseamos ingerir o no. La obesidad no es el resultado de agentes externos como comida, sociedad, circunstancias, etc., sino que es el de una serie de decisiones personales incorrectas. Fuimos nosotros los que decidimos en innumerables ocasiones alimentarnos de manera equivocada. Así mismo, la única solución valedera a la 176
obesidad no puede venir con agentes externos como pastillas, tratamientos, dietas, etc. La verdadera solución es interna. Solo cuando hagamos conciencia interna de alimentarnos correctamente, nuestra curación empezará. Es posible ayudarse en el camino de la recuperación con dietas, tratamientos, ejercicios, etc., pero la resolución tiene que ser interna. La decadencia del sentido común y el pánico a las demandas ha dado lugar a sociedades en las que se utiliza el miedo como arma de manipulación de sus elementos. Este pánico ha hecho que, por ejemplo, en ciertos colegios no se les dé ni una aspirina a los alumnos cuando sufren de dolor de cabeza, aun cuando los padres así lo autoricen. La institución en este caso prefiere que el alumno sufra a arriesgar la demanda que se podría ocasionar. Estamos de acuerdo en que se deben tomar ciertas medidas de seguridad, pero ¿cuánto daño puede causar una aspirina autorizada por la madre para aliviar el dolor de cabeza de su hija? Es de alguna manera entendible el hecho de que existan personas deseosas de demandar a otras personas o entidades por sus propias violaciones al sentido común. Estas personas están fuertemente motivadas por el potencial de ganar una disputa legal y, así, enriquecerse fácil y rápidamente. Lo que no es de ninguna manera entendible es el hecho de que el sistema judicial apoye o no esté previsto en contra de este tipo de prácticas. Un sistema judicial consciente debe estar diseñado para que el sentido común sea el que prevalezca en todo tipo de disputa. Esta no es una tarea fácil, pero se puede empezar por eliminar los cientos o miles de leyes, normas y códigos contrarios a los dictámenes de la razón y el sentido común. Estos son ejemplos de algunas de estas leyes:
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En el Reino Unido está prohibido morirse en el Parlamento. En la ciudad italiana de Tropea hay una ley que prohíbe a las mujeres “gordas y feas” usar biquini en la playa. Este es un derecho exclusivo de “damas jóvenes que son dignas de alabar con su aspecto la belleza del cuerpo femenino”. En el estado de Michigan, en Estados Unidos, está prohibido lanzar pulpos. En la ciudad de Chico, California, está penalizado con una multa de 500 dólares detonar un dispositivo nuclear dentro de los límites de la localidad. En Hollywood está prohibido pastar un rebaño de más de 200 ovejas al mismo tiempo. En Arkansas se prohíbe a los perros ladrar a partir de las 6 de la tarde. En Vermont es ilegal negar la existencia de Dios. En Pensilvania es ilegal que más de 16 mujeres vivan juntas porque su vivienda sería considerada un prostíbulo. En los hombres, el número aumenta a 120. En California hay que tener licencia de cazador para poner ratoneras. En Colorado está prohibido prestar la aspiradora. En Chicago está prohibido comer en un lugar que se está quemando. En Atlanta está explícitamente prohibido atar jirafas a postes de teléfono o farolas. En Londres está prohibido subirse en un taxi si se sufre de la peste. 178
En York, Inglaterra, es legal matar a un escocés dentro de las antiguas murallas si este lleva arco y flechas. En Dinamarca está prohibido poner en marcha un vehículo si alguien está debajo de él. En Australia es ilegal usar minishorts rosados a partir del mediodía los domingos. En Francia está prohibido bautizar a un cerdo con el nombre Napoleón. En Finlandia los taxistas tienen que pagar derechos para poder poner música en sus vehículos cuando llevan clientes. En Australia está prohibido cambiar un foco quemado si uno no es electricista. En China es ilegal inscribirse en la Universidad, al menos que sea inteligente. En Indonesia la masturbación es penada de muerte. En Israel está prohibido meterse el dedo en la nariz los sábados. Hasta el año 2014, en la India era ilegal suicidarse y la familia del suicida podía enfrentar problemas legales. Este no es más que un pequeño ejemplo del enorme número de leyes absurdas que aquejan a nuestras sociedades. Independientemente de los motivos que dieron luz a este tipo de leyes, estas deben ser eliminadas por ser contrarias al sentido común.
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Miedo El miedo es una de las emociones más problemáticas en nuestras sociedades contemporáneas, ya que nos paraliza y complica nuestras vidas grandemente. Cuando caemos víctimas del miedo, las personas que lo generaron ganan. Para ilustrar este concepto podemos ver lo que ha sucedido a raíz del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Este ataque cambió las medidas de seguridad a nivel mundial de manera radical, con todos los problemas e inconvenientes que esto significa para el ciudadano común. A raíz del ataque se han instaurado múltiples medidas de seguridad. Se puede decir que algunas de ellas han sido válidas y contribuyen a la seguridad de las personas, pero muchas han sido exageradas, absurdas y peor aún, ineficientes. Cabe indicar que estas medidas son bien intencionadas, pero poco o nada efectivas. Muy poco han servido para controlar y, peor aún, solucionar el problema de inseguridad en los aeropuertos. Viajar en avión en Estados Unidos y muchos otros países se ha convertido en una tarea altamente desagradable. Pasamos del trato cordial que nos merecemos todos los seres humanos a todos ser tratados como criminales. Se han establecido cientos de medidas de seguridad, de las cuales muchísimas violan los más fundamentales principios del sentido común. Se han hecho múltiples estudios de la efectividad de estas medidas, en los cuales se ha determinado su ineficiencia. Todavía no me repongo de la incautación de mi botellita de peptobismol porque tenía una onza más de lo “permitido” … Conforme vamos por la vida, escuchamos constantemente que uno debe ser cuidadoso. Ser cuidadoso implica poner atención. Poner atención a lo que hacemos es altamente positivo, ya que significa estar presentes con nuestra actividad. Solamente podemos poner atención a algo cuando estamos en estado de presencia y no atrapados en pensamientos enraizados en el pasado o imaginando el 180
futuro. Esta presencia es positiva y nos evita caer en situaciones conflictivas o que nos causen sufrimiento. El ser demasiado cuidadoso envuelve miedo y el miedo es paralizante. Hay mucha gente que dice que uno “nunca puede ser demasiado cuidadoso”. Desgraciadamente, hay veces que el concepto de cuidado va más allá de la atención y precauciones normales que deben guiar nuestras acciones, y se cae en un miedo problemático y paralizante. La verdad es que uno sí puede ser demasiado cuidadoso. Para ilustrar estos conceptos digamos que si, por ejemplo, estamos horneando galletas, ser cuidadoso sería prestar atención a lo que estamos haciendo y tomar las medidas pertinentes para no quemarnos cuando las saquemos del horno. Ser demasiado cuidadoso sería nunca sacar las galletas del horno por temor a quemarnos. Ser cuidadoso es mirar a los lados al cruzar una calle. Ser demasiado cuidadoso es no cruzarla por temor a ser atropellados. El cuidado excesivo se transforma en temor y nos paraliza. Da tristeza ver a muchos seres humanos que pasan la vida aterrorizados por las diferentes circunstancias que se les presentan. No toman decisiones por temor a equivocarse. Todo les da miedo y les confunde. Carecen de confianza en sí mismos. Por ejemplo, no planean vacaciones lejos de sus hogares porque les temen a los aviones. Prefieren no salir de su país porque les dan miedo otras culturas, ambientes, comida, etc. Si logran vencer su miedo a viajar no disfrutan plenamente porque pasan preocupados por todo lo que les pueda hacer daño, más allá de precauciones normales y de sentido común. Dicen cosas como “uno nunca sabe lo que puede pasar” y se paralizan. Al vivir paralizados por el miedo nos negamos la oportunidad de disfrutar la vida plenamente. Pasamos a estar condicionados por 181
nuestra mente, la cual nos limita y no nos permite actuar en completa libertad. Por esto debemos tener mucho cuidado con el concepto de cuidado. Debemos mantenerlo a raya para que no se convierta en un temor paralizante. El miedo nos priva la oportunidad de experimentar y llegar a la verdad de las cosas por temor a estar equivocados. En la medida de lo posible debemos pasar de creer en algo a saber por nosotros mismos si nuestras creencias son verdaderas o falsas. Muchas veces nos formamos opiniones y tomamos posiciones favorables o contrarias basados en lo que creemos. Desafortunadamente, esas creencias no son el resultado de nuestra propia experiencia sino de la creencia u opiniones de otras personas. Nos dejamos llevar por lo que escuchamos en los medios de comunicación, políticos, familiares, amigos, etc., en lugar de buscar la verdad por nosotros mismos. Hay que tener en cuenta que las opiniones de otras personas muchas veces están también teñidas por el hecho de que estas personas tampoco saben, sino que, al igual que nosotros, también son víctimas de sus creencias. Para ilustrar la importancia del “saber” sobre el “creer” digamos que tú no sabes lo que es una naranja. Nunca la has visto o probado. Muchas personas tratarán de explicarte para que tengas una idea de lo que es. Te dirán, por ejemplo, que se trata de una fruta redonda, de color amarillento–anaranjado, sumamente jugosa, más grande que un limón, pero más pequeña que una toronja, dulce, cuyo sabor está entre el limón, pero no es tan ácida o agria, y una manzana, pero cuya consistencia es diferente, etc. Por bien que te expliquen lo que es una naranja, jamás sabrás lo que en realidad es, al menos que seas tú el que la pruebe. Puede ser que con las explicaciones llegues a creer que sabes lo que es una naranja, 182
y a su vez transmitas lo que has aprendido acerca de ella a otras personas. Sin embargo, tus explicaciones estarán tinturadas por la opinión que te has formado de la naranja. Puede ser que, basado en lo que has escuchado, pienses que la naranja es deliciosa, o que pienses lo contrario y así lo transmitirás a otras personas. Si no existe el saber de por medio cada vez que continúe la explicación a través del tiempo de lo que es una naranja sin experimentarla, las creencias se irán alejando de la realidad, de lo que en verdad es una naranja. Así, muchas enseñanzas se han ido transmitiendo de generación en generación, perdiendo su esencia original. El ejemplo de la naranja es aplicable a prácticamente todo lo que nos rodea. Al explicar las virtudes y defectos de otras personas o cosas abrimos las puertas a la interpretación que la persona receptora dará a nuestras palabras. Conforme explicamos, la persona que nos escucha ser irá formando una imagen mental de lo que estamos explicando y la interpretará de acuerdo a su propia perspectiva. De esta forma es común escuchar a personas con opiniones sumamente fuertes, favorables o contrarias, que en realidad no saben de lo que están hablando. Están convencidos de que saben, pero en realidad no es así. Sus palabras carecen de verdad y son simples creencias que se han forjado basadas en su propia perspectiva. Cabe indicar que en estos conceptos existen las limitaciones lógicas del sentido común. No quiere decir que debemos ir por el mundo probando y experimentando todo, independientemente del daño que nos pueda causar, pero sí quiere decir que cuando queramos saber de algo debemos dejar nuestras creencias de lado y experimentarlo. En la vida no hay necesidad de saberlo todo, pero debemos darnos cuenta de que la única opinión valedera es aquella que no es el resultado de lo que creemos, sino de lo que sabemos. 183
Incluso cuando lleguemos a saber, este saber también estará impregnado por la interpretación y perspectiva que le demos. Sin embargo, nuestra opinión estará basada en algo real y no en algo ficticio, en una creencia, que no necesariamente obedece a la realidad, sino que simplemente habita en los rincones de nuestra mente. Debemos aprender a no condenar lo que no entendemos. Cuando nos negamos a experimentar algo porque tenemos la idea de que es malo nos paralizamos, nos negamos la oportunidad de pasar de la creencia al saber si es que en realidad es malo o no. Analiza cómo te ha llegado la idea de que algo es malo, o que no sirve, y te darás cuenta de que esta idea usualmente viene de otras personas, medios de comunicación, políticos, Gobierno, etc., que normalmente tienen sus propias agendas en mente en lugar de tu bienestar. Es mucho mejor, obviamente, en la medida de lo posible y con las limitaciones del sentido común, experimentar. Para ilustrar este concepto podemos usar la guerra que por muchos años se le ha hecho a la marihuana. Se nos ha vendido la idea de que esta planta no presenta ningún beneficio para la salud y que, por el contrario, las personas que la consumen son perdedores, vagos, sin ambiciones, etc. Se nos dice también que la marihuana nos hace tontos, que es la droga que abre las puertas a otras drogas. En fin, se nos ha comentado muchísimo al respecto de esta planta. En épocas más o menos recientes, su reputación ha venido cambiando y suavizándose como resultado de investigaciones independientes serias que no obedecen a ningún tipo de interés particular. Es así como se han descubierto y confirmado una serie de beneficios. Un sinfín de estudios ha demostrado que la marihuana es una alternativa natural a los medicamentos tradicionales en el tratamiento del cáncer, epilepsia, depresión, ansiedad, insomnio, dolor y estrés, entre otros síntomas y enfermedades. Quizás la mayor ventaja de su uso sobre la 184
medicina tradicional es la casi total ausencia de efectos secundarios. Los medicamentos tradicionales de origen químico son notorios por la gran variedad y seriedad de efectos secundarios, los que en muchos casos son bastante peores que la enfermedad misma a la que se supone deben tratar. Por ejemplo, las medicinas que normalmente se utilizan en el control de dolores crónicos tienen efectos sumamente negativos e incluso devastadores en algunos órganos internos, como son nuestro aparato digestivo e hígado. Por razones de salud, y frustrado ante la ineficiencia y efectos secundarios en la medicina tradicional, decidí investigar y explorar los beneficios de la marihuana en el tratamiento de estrés, dolores crónicos e insomnio. Lo que encontré fue radicalmente diferente a la idea que me había formado como resultado de lo que había escuchado y ciegamente creído sin cuestionar. La mejora experimentada fue bastante más significativa que con el uso de medicina tradicional, con la tremenda ventaja adicional de la ausencia de efectos secundarios. Así, me di cuenta de que había sido víctima de la desinformación creada por grupos políticos y económicos sumamente fuertes, que han venido y de hecho continúan promoviendo y defendiendo sus ideas para de esta manera avanzar sus agendas particulares. Por ejemplo, las farmacéuticas han hecho la guerra a la marihuana y otras medicinas naturales para así continuar vendiendo otras drogas de origen químico que, en muchos casos, no presentan mayores beneficios para la salud. Por el contrario, en la gran mayoría de situaciones no curan las enfermedades, sino que se limitan a tapar los síntomas que producen. Mejoran unos síntomas y empeoran otros. Basta con escuchar las advertencias de su uso para darse cuenta de las consecuencias negativas a las que potencialmente nos exponemos al usarlas. Muchas personas se vuelven cada día más dependientes de estas drogas, que en su mayoría incluyen algún componente adictivo, 185
o se ven obligadas a incrementar o reajustar las dosis constantemente, ya que con el tiempo pierden eficiencia. Si yo no hubiera cuestionado la efectividad de la medicina tradicional y la idea de que la marihuana es negativa, jamás habría descubierto y aprovechado sus beneficios, que me ayudaron a soportar y superar una época difícil de mi vida en el área de la salud. La marihuana es una planta medicinal que, de ser usada apropiadamente y de manera consciente, se convierte en una alternativa válida a las medicinas tradicionales que en muchos casos poco hacen por ofrecer una verdadera cura, y se limitan simplemente a tratar los síntomas. Por ello debería estar permitido probarla para que sea uno el que pueda determinar sus beneficios potenciales. Al final debe ser el adulto consciente, en plena facultad de su libertad, el que determine la conveniencia o no conveniencia de usarla. Como individuos conscientes, debemos fomentar la formación de ideas propias, en lugar de creer todo lo que escuchamos. ¿Por cuánto tiempo hemos creído gran parte de lo que escuchamos sin cuestionarlo y lo hemos hecho parte de nuestra verdad? Experimentemos por nosotros mismos y formemos nuestras propias opiniones. No debemos escondernos de las situaciones negativas, sino cambiar la manera cómo reaccionamos ante ellas. Sería vano y poco práctico pasar por el mundo llenos de miedos, evitando toda situación que nos pueda ocasionar malestar. En el mundo en que vivimos, las situaciones negativas son muy comunes. Con respecto a la vida, se le atribuye a Winston Churchill, el haber dicho que: “Life is one damn thing after another”, lo que traducido significa más o menos que la vida es problema tras problema.
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Desconfianza Vivimos en una sociedad en la que nadie confía en nadie. La desconfianza se ha generalizado y, de alguna manera, convertido en una práctica aceptable. La desconfianza desafortunadamente crea una reacción psicológica que hace que sea lo mismo hacer lo que es correcto que lo incorrecto. “Como no confían en mí, me da lo mismo hacer lo que debería que no hacerlo. Sin importar lo que haga, no voy a cambiar la opinión en los demás”. La desconfianza se ha vuelto tan generalizada que muchos seres humanos no confiamos ni en nosotros mismos. No confiamos en las opiniones que nos formamos y estamos constantemente buscando aprobación o ratificación por parte de terceras personas. Dejamos de lado lo que nuestra intuición y la razón nos indican para hacer caso a lo que otra persona o grupo de personas nos dicen. Debemos tener en cuenta que las verdades son mayormente individuales. No hay nadie que sepa más lo que te conviene que tú mismo. Las opiniones externas están teñidas por las condiciones particulares de cada persona y por el hecho de que otras personas, consciente o inconscientemente, no tienen nuestro completo beneficio en mente. Debemos aprender a usar las opiniones que otras personas nos dan para obtener mayor perspectiva en la nuestra propia, sin dejar de estar conscientes de que lo que recibimos de otras personas no es más que una opinión y debe ser tratada como tal. Nos hemos acostumbrado a hacer caso de lo que otras personas nos dicen ciegamente, sin cuestionar. Todos tenemos individuos a los que consideramos altamente sabios y por ello tendemos a escucharlos y a hacer lo que nos sugieren. Está bien aceptar ayuda y consejo en nuestro camino por la vida, en nuestra búsqueda de la felicidad, pero nunca podemos olvidar el hecho de que esta búsqueda es una tarea 187
individual. Nosotros somos los únicos responsables de encontrarla. Nosotros somos los únicos que nos conocemos plenamente a nosotros mismos y sabemos nuestras bondades y demonios. Conocerse a sí mismo es uno de los pasos primordiales para alcanzar la felicidad. Debemos dedicar el tiempo y esfuerzo que sea necesario para lograr este objetivo. Es crucial que entendamos nuestros pensamientos y emociones. Qué es lo que nos gusta, disgusta, causa ira, ansiedad, miedo, odio, etc. Qué es lo que nos trae felicidad, nos hace reír, qué es lo que queremos.
Diferencia de opiniones Muchos humanos tenemos la idea absurda de que otros humanos deben pensar y actuar de la misma manera que nosotros, causando enormes problemas sociales. A nuestro ego le aterra estar equivocado, ya que esto significaría inferioridad. Tenemos tendencia a pensar que nuestras opiniones son la verdad universal y que los que no piensan de la misma manera son bobos y están equivocados. Está bien no compartir o creer en lo que otra gente cree. Lo que está mal es el tratar de imponer nuestra opinión como si fuese la única valedera. La gran mayoría de conflicto en el mundo actual puede ser reducido a diferentes formas de pensar. El terrorismo y la gran mayoría de enfrentamientos armados se dan como resultado de esta diferencia. Unos piensan que cierto territorio les pertenece a ellos por A, B o C. y los otros piensan que no, que el territorio les pertenece a ellos por D, E o F. Unos piensan que los otros son los que están equivocados y que, para estar en lo correcto, deben tener ciertas creencias y actuar de cierta forma. Quieren forzar a que otros crean y veneren lo que ellos creen que es lo correcto. Llegarán incluso a pensar que todos aquellos que no se alinean con su forma de pensar deben ser rechazados o 188
quizás, en casos extremos, eliminados. Cada persona tiene motivos por los cuales cree que su opinión es la única y valedera. Fallan en ver que su opinión es simplemente el resultado de su perspectiva individual y la tratan de forzar en otras personas. Debemos aprender a reconocer que nuestras opiniones no son nada más que simples puntos de vista, creencias o juicios que hemos creado acerca de algo basados mayormente en lo que hemos aprendido y cómo lo hemos interpretado. Precisamente en este aprendizaje e interpretación radica su falta. Significa que nuestra opinión está basada en mayoría o en parte en la forma de pensar de otras personas, las cuales, al igual que nosotros, han formado su verdad basadas en la interpretación individual de sus aprendizajes. Independientemente de cómo hayamos llegado a descubrir o formar nuestras verdades, debemos aprender a respetar las opiniones de otras personas, ya que ellas representan sus verdades. Muchas sociedades actuales son prueba fehaciente de que personas de opiniones radicalmente diferentes pueden vivir en perfecta paz y armonía. Es hermoso ver a individuos de diferentes culturas y creencias juntarse, poner de lado sus opiniones y pasar un momento agradable. Hay ciudades altamente metropolitanas, como por ejemplo Nueva York, donde por circunstancias de la vida, diferentes culturas se han visto obligadas a compartir espacios comunes. Si dejamos de lado los pequeños roces que se dan de vez en cuando, el resultado es plausible. Cuando los grupos se juntan, lo mejor de sus culturas florece. La gente comparte sus mejores comidas, su música, sus mejores vestimentas, se escucha de las costumbres de cada país, y aprendemos a disfrutar, celebrar e incluso reírnos de nuestras diferencias. Conforme sigamos evolucionando como sociedad nos iremos dando cuenta de que tener opiniones fuertes respecto a cualquier cosa, ya 189
sea patria, religión, etc., es problemático en la medida que nos paralice y no nos permita ver más allá de lo que pensamos y aceptamos como nuestra verdad. Hay veces en las que estamos tan centrados en nuestras creencias que no existe en nosotros el menor deseo de escuchar e intentar al menos entender a aquellos que no piensan como nosotros. Es importante mantener una mente abierta e instruirnos acerca de otras culturas, religiones, países, etc. Debemos aprender sobre nuestras diferencias y respetarlas. Llegará el día en que todos pertenezcamos a una sola sociedad global, forjemos una historia común y finalmente trascendamos nuestras diferencias.
Sociedades futuras Las sociedades futuras serán sociedades en las que reine el sentido común. No habrá necesidad de leyes absurdas que protejan a los individuos de sí mismos. La ayuda de los unos a los otros pasará de ser una actividad aislada para convertirse en una forma normal de comportamiento. Jesús nos dijo que nos amemos los unos a los otros como Él nos amó. Amor es nuestra esencia. Cuando estamos alineados con ella, amar a todo y a todos es natural. Aun cuando no fuéramos capaces de aplicar el sentimiento de amor de unos a otros, podemos practicar el concepto de ayuda. ¿Qué tal si nos ayudamos los unos a los otros? Si cada ser humano realizara actos básicos de caridad que fueran de acuerdo con su condición económica y social, la pobreza sería erradicada y la prosperidad común reinaría. Si todos tuviéramos actos de bondad, amabilidad, generosidad para con nuestros semejantes, muy pronto estos actos se convertirían en la norma, y la sociedad se autorregularía a un estado general de bienestar y prosperidad. Estos actos, para ser más efectivos no deben estar limitados a clases sociales, o religiones, 190
o razas, etc. Los actos de generosidad y ayuda al prójimo deben ser universales y no exclusivos. Jesús también dijo: “Ama a tus enemigos, bendice aquellos que te maldicen, haz el bien a los que te aborrecen, y ora por los que te ultrajan y te persiguen”. (Mateo 5:44). En sociedades futuras, la discriminación será totalmente abolida. Sin embargo, esta abolición no será forzada, sino concientizada. Hemos visto que toda política de comportamiento forzada o impuesta está destinada a fracasar por el simple hecho de que viola el principio básico de libertad, que es derecho de todo ser humano. El ser humano es en esencia libre. Si bien es cierto, el derecho a la libertad puede ser obscurecido y tergiversado por líderes inconscientes, pero el sentimiento o el deseo de libertad nunca nos abandona, ya que el ser libres es parte de nuestra esencia. Cuando intentamos forzar o imponer algo, independientemente de cuánto sentido tenga, generalmente lo que obtenemos es la reacción contraria de resistencia y rechazo a lo forzado. En los últimos años se han hecho muchos esfuerzos por eliminar la discriminación, especialmente en lo que se refiere a la racial y de género. Hay que admitir que las intenciones han sido buenas, pero ineficientes, por el hecho de ser forzadas. Querer forzar que no haya discriminación origina el efecto contrario y se termina creando más desigualdad. Por ejemplo, hay instituciones que para evitar ser tildadas de discriminatorias o para apegarse a las políticas o leyes existentes en este sentido, han creado cuotas raciales en sus empleados. Se quiere crear una diversidad forzada en el ambiente de trabajo. Es común en estas instituciones eliminar a los candidatos más capacitados para ciertas posiciones, por cumplir con sus cuotas de diversidad. Esta práctica, lejos de solucionar el problema, lo aumenta. Genera lo que se conoce como discriminación inversa. Si se favorece a las minorías para así “promover” diversidad, se perjudica a las mayorías. Cuando una 191
persona consigue empleo o tiene mayores ventajas en el sistema por el simple hecho de ser “minoría”, el sistema falla y discrimina. Cuando una persona de raza blanca no es contratada para un trabajo para el cual es la más capacitada porque se lo dieron a una persona de un grupo minoritario, menos capacitada, en el afán de mantener diversidad, la persona blanca es discriminada. Así, la persona de raza blanca se convierte en una víctima más de la discriminación y en la que seguramente nacerán o crecerán resentimientos que alimentarán sus propios pensamientos discriminatorios. La discriminación a las minorías jamás podrá ser curada discriminando a las mayorías. Bajo condiciones normales, la persona más apropiada debe ser la que consiga el trabajo, independientemente de que sea blanca, negra, café, amarilla o verde. Las diferencias raciales deben pasar a ser vistas como simples hechos superficiales que de ninguna manera nos definen como personas. Sería mucho más productivo y racional que empecemos a actuar por encima de las prácticas discriminatorias como la mejor táctica para superarlas y avanzar como sociedad. Debemos olvidarnos de proteccionismos y favoritismos a las minorías, los cuales son precisamente los mayores causantes de que la discriminación persista y empezar a actuar como lo que somos: todos iguales. Mejor aún, debemos olvidarnos de los conceptos de mayorías y minorías y actuar como unidad. La sociedad futura será una sociedad libre y autorregulada por los principios de la razón y del sentido común, sin mayor necesidad por leyes o normas que regulen o controlen nuestro comportamiento. Será una sociedad en la que reine la consciencia sobre la inconsciencia. Al caminar por la vida de manera consciente se elimina la necesidad de elementos externos que controlen o repriman nuestra inconsciencia. Es verdad que en la actualidad todavía estamos lejos de 192
poder disfrutar de una sociedad enteramente libre y autorregulada por los elevados niveles de inconsciencia que aún azotan a nuestro mundo. Pero así mismo, es verdad que es tiempo de que empecemos a eliminar y nos abstengamos de crear leyes absurdas que pretenden protegernos de nosotros mismos, como si fuésemos insignificantes criaturas que no pueden ser confiadas, y que a la mínima oportunidad nos haremos daño a nosotros mismos. Si el sistema o los gobiernos continúan tratándonos como seres irresponsables indignos de confianza, es precisamente eso lo que van a obtener. Los gobiernos deben crear las condiciones adecuadas que promuevan el buen uso de la libertad en lugar de seguir aumentando el número de leyes y restricciones que consistentemente coartan nuestro derecho de ser libres. De acuerdo a un publicado hecho por las noticias de NBC de diciembre de 2011, solamente en ese año más de 40.000 nuevas leyes fueron puestas en efecto en los Estados Unidos. Esta cifra no incluye las miles de normas y regulaciones sectoriales cuyo número es muy superior al de las leyes. Muchas de estas leyes tienen su raíz en líderes egocéntricos, que quieren imponer o adicionar su voluntad por encima de lo ya existente. Así, el siguiente líder vendrá y él o ella también querrán aumentar o contribuir a lo existente para así sentirse validado en su posición. De esta manera terminamos con una multitud de leyes y códigos cada vez más complicados y de difícil interpretación. Cada vez es más difícil navegar en un sistema infestado por leyes y regulaciones que pretenden controlar el uso de nuestra libertad a través de coartarla y limitarla, en lugar de promover y crear las condiciones para su buen uso. En sociedades futuras, la gente trabajará en lo que le gusta, y no en lo que crea que le va a traer mayores beneficios económicos. Trabajar en lo que a uno le gusta significa ser pagado por realizar actividades que le complacen y dan satisfacción. En la actualidad hay una 193
tremenda disparidad en la cantidad de dinero que ciertas actividades pueden producir, comparadas con otras. Por ese motivo muchas personas quieren ser doctores, abogados, altos ejecutivos, etc., sin tener mayor atracción por estas actividades, más allá del potencial beneficio económico. Estas personas desperdician grandes cantidades de tiempo y recursos preparándose para profesiones o actividades en las que en realidad no tienen mayor interés y que, por lo tanto, les traerán sufrimiento, independientemente de cuánto dinero sean capaces de generar. Hay mucha gente que disfruta y tiene verdadera pasión por actividades sencillas. Por ejemplo, hay personas a las que les fascina la jardinería y que les encantaría poder tener una vida decente dedicada a esta actividad, pero no la realizan y se dedican a otras actividades que quizás desprecian, atraídos por su potencial económico. Conforme sigamos avanzando socialmente y adquiriendo niveles de consciencia más elevados, la brecha existente en la remuneración económica de las distintas actividades se irá cerrando. Cabe aclarar que este cierre será totalmente voluntario y no forzado. Al liberarnos o trascender nuestro ego, dejaremos de necesitar el tener más que el otro para así sentirnos superiores. En el futuro, la gente estudiará y se interesará en aprender lo que le apasiona y no lo que cree debe estudiar para alcanzar beneficio económico. Al aprender y dedicarse a lo que a uno le gusta y apasiona se convierte en un experto e inevitablemente atraerá el progreso y la felicidad a sus vidas. Una sociedad consciente es una sociedad libre donde reina el sentido común. Los seres humanos estaríamos limitados únicamente por las restricciones propias de nuestra naturaleza humana como son las fuerzas de la física, nuestros sentidos, nuestros cuerpos, nuestras 194
mentes, etc. Estas limitaciones, con el transcurso del tiempo, poco a poco, dejan de ser problemáticas e incluso las llegamos a trascender. Piensa en cuántas limitaciones hemos ido superando con el avance de la tecnología y la civilización. Piensa cómo el invento de medios de transporte avanzados nos ha permitido superar las limitaciones físicas de nuestros cuerpos, por ejemplo. La tecnología nos ha ayudado enormemente a superar las limitaciones de nuestras mentes y nuestros cuerpos. En la actualidad, tenemos acceso a tremendas cantidades de información con el uso de internet, información que sería imposible retener con el uso único de nuestras mentes. Piensa en todas las limitaciones físicas que un simple teléfono inteligente ayuda a superar. Podemos comunicarnos a través de distancias enormes con solo desearlo. Podemos conversar en tiempo real con nuestros seres queridos sin importar lo lejos que se encuentren. En el futuro seguiremos superando las restricciones propias de nuestra naturaleza humana. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que nos encontramos a las puertas de una verdadera revolución tecnológica, que nos permitirá alcanzar niveles de confort y esparcimiento muy elevados. Nuestro cerebro es un arma tremendamente poderosa y compleja, cuyo entendimiento hasta la fecha es minúsculo. Sabemos, sin embargo, que su potencial es enorme. Como humanos, tenemos la capacidad de crear realidades extraordinarias, que hasta la fecha han sido únicamente imaginables. Iremos rompiendo sobre todo las limitaciones de nuestra mente conflictiva. Superaremos estas limitaciones cuando nos demos cuenta de nuestra esencia. Aprenderemos a usar nuestras mentes como herramientas poderosas y no como sucede en este momento, en que la mayoría de nosotros somos usados por nuestras mentes. 195
Cuando sociedades enteras se liberen de las ataduras de la mente, no se identifiquen con ella y aprendan a utilizarlas únicamente para su beneficio, su potencial explotará y se crearán realidades enormemente superiores. Se dará paso a sociedades altamente avanzadas donde el dolor y el sufrimiento serán cosa del pasado. Estas realidades se convertirán en nuestro paraíso terrenal. El conocimiento dejará de ser utilizado para atacarnos y matarnos los unos a los otros y pasará a servirnos en crear mejores condiciones de vida. En la actualidad, es posible darse cuenta del potencial altamente positivo de usar nuestras mentes para crear mejores condiciones de vida. Este potencial es más evidente en los países considerados como desarrollados. La mente pasa a ser la herramienta más poderosa para mejorar nuestras vidas. Cabe indicar que esta mejora será una mejora consciente, sin los egocentrismos problemáticos de los que actualmente somos víctimas. Mejoraremos TODOS como sociedades y como individuos. No mejoraremos unos, relegando o dominando a otros. Es un mejoramiento inclusivo, no exclusivo. Muchas de las limitaciones que tenemos en la actualidad han sido autoimpuestas como mecanismos de control que nos permiten desarrollarnos en sociedad. Muchas personas actuamos de cierta manera, pero no lo hacemos libremente por convencimiento propio, sino como mecanismo para evitar problemas, ser multado, castigado, etc. Pasamos la vida obedeciendo leyes obsoletas y contrarias al sentido común. Las obedecemos simplemente porque “son la ley”, sin ningún argumento válido que las justifique. En una sociedad consciente, muchas de estas limitaciones dejarán de ser necesarias para convertirse en obsoletas. Así, pasaremos a ser guiados por el sentido común y la razón. Como es lógico, en un 196
comienzo habrá discrepancias con respecto al sentido común, ya que lo que tiene sentido para una persona quizás no lo tenga para otra. Sin embargo, conforme sigamos avanzando y alcanzando niveles de consciencia superiores, el sentido común individual se irá alineado con la consciencia y sentido común colectivos, hasta convertirse en el parámetro que guíe nuestras acciones. Este cambio es parte del interminable proceso evolutivo en el que nos encontramos.
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CAPÍTULO 7 BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD Hay un punto en el que tenemos que decidir qué es lo que queremos hacer con nuestras vidas. Bajo condiciones normales, todos queremos llegar a ser felices, tener éxito profesional, reconocimientos, dinero, estudios, salud, pareja, etc. Todos estos elementos no son exclusivos el uno del otro. Es decir, que es enteramente posible llegar a tener éxito profesional, reconocimientos, etc., y ser felices. Ahora bien, alcanzar todos estos logros es tremendamente complicado. Lo más seguro es que nos perdamos en el proceso y no lleguemos a tenerlos todos. Si tú tuvieras que escoger solo uno, ¿cuál sería? Digamos que escoges dinero. ¿De qué te sirve el dinero si tu salud te abandona? Hay personas enfermas que darían hasta el último centavo que les queda y renunciarían a todas sus pertenencias para curarse de los males que les aquejan. Digamos que escoges salud. ¿De qué te sirve ser saludable si estás quebrado y eres totalmente infeliz? De tener que escoger, es lógico pensar que toda persona normal escogería la felicidad. ¿Qué importa si estás quebrado, o que tu salud no es perfecta, o que no has alcanzado éxito profesional, si con todo y eso eres profundamente feliz? Si lo que deseas es simplemente ser feliz hay muy buenas noticias. La felicidad está al alcance de todo ser humano, ya que es parte de nuestra esencia. Todos venimos al mundo con el absoluto potencial de alcanzarla. Es posible acceder a ella y mantenerla en nuestras vidas. Aún mejor noticia es que cuando encuentras la felicidad, los otros elementos como salud, dinero, éxito, normalmente también llegan. Este es un secreto que lo saben muchísimas personas profundamente felices y de verdadero éxito en el mundo. En muchos casos, este concepto no es correctamente entendido porque existe la tendencia 198
de mirarlo al revés. Cuando vemos a una persona feliz y de éxito, tendemos a pensar que es feliz porque tiene éxito. Normalmente, lo contrario es la verdad. La persona tiene éxito porque es feliz. Desde pequeños se nos enseña que nuestra felicidad o infelicidad dependen de asuntos externos, y que muy poco podemos hacer para controlar este hecho. Es imposible encontrar la verdadera felicidad en tan solo lo externo. La felicidad es interna y, por lo tanto, su encuentro es también un asunto interno. Existe por ejemplo la creencia de que el encontrar la pareja ideal nos hará sin lugar a dudas felices. Cegados por esta convicción, dedicamos gran cantidad de esfuerzo en encontrarla. Esta expectativa crea muchísimo estrés en las personas. En muchos casos se llega a pensar que nunca se va a poder ser feliz porque estos seres humanos extraordinarios quizás nunca se presenten en nuestras vidas. Con el tiempo, las expectativas empiezan a disminuir y mucha gente termina conformándose con lo que venga, pensando que es mejor estar mal acompañado que ir solo por la vida. Aprendemos también qué logros personales nos llevarán indudablemente a alcanzar la felicidad. Para ilustrar lo erróneo de este concepto voy a utilizar mi propia experiencia en esta pequeña autobiografía: Crecí en una familia fabulosa, pero de limitados recursos económicos. Muy a menudo me quebraba el cerebro pensando en lo injusta que es la vida y preguntándome por qué otra gente lo tenía tan fácil. Veía a otras personas con mejor apariencia que yo, con más dinero, a la que la vida parecía sonreírles en todo momento. Todo les salía bien, o al menos así parecía, mientras que a mí todo me salía mal. Me moría de deseo de encontrar una muchacha bonita que se fijara en mí, pero al mismo tiempo me decía que esto nunca iba a suceder porque no tenía 199
mucho que ofrecer. En esos días pensaba que solo lo material podía ser ofrecido. En fin, me metí en la cabeza el mejorar mis condiciones de vida y me fijé metas sumamente altas. Estaba decidido a ser alguien en la vida. Le presenté una lucha sin cuartel a lo que parecía ser mi destino, pensando que todo estaba en mi contra. Tenía la idea de que la vida misma se había ensañado conmigo y no dejaba de atacarme. Me casé muy joven, a los 20 años de edad. Mi preciosa hija nació 5 meses después de mi matrimonio. No hace falta ser un genio matemático para darse cuenta del hecho que desencadenó mi matrimonio a tan temprana edad… La vida fue muy complicada durante muchos años. Nuestra situación económica era bastante precaria. A pesar de lo difícil de las circunstancias, la intención de mejorar y alcanzar grandes metas no había disminuido. Después de tremendos sacrificios, llegué a graduarme de ingeniero civil. Este logro fue muy significativo, ya que para mantener a mi familia había tenido que, durante muchos años, conservar más de un empleo simultáneamente, además de ser estudiante a tiempo completo. Pensé que al graduarme todo mejoraría y que, al fin, esa felicidad que me había sido esquiva se iba a materializar. En realidad, sentí mucho alivio al quitarme el tremendo peso de mis estudios de encima, pero desafortunadamente la felicidad de la graduación duró muy poco. Después de un par de semanas me di cuenta de que aún no era feliz. La situación económica no mejoró mucho tras la graduación, y culpé de esta circunstancia al hecho de no haber logrado la felicidad. Con el tiempo tuve la oportunidad de hacer un máster en Administración de Negocios en Estados Unidos. El famoso MBA. Solo imaginarme terminar el MBA me daba mucha satisfacción. Pensaba que nada en el mundo podía ser más relevante que completar estos estudios para mi felicidad y la de mi familia. Recuerdo vivamente el sentimiento que tuve al graduarme. Mientras iba caminando a 200
recoger mi diploma, pensé que por fin se habían acabado los sufrimientos y era tiempo de empezar a disfrutar la vida. Los problemas financieros se fueron desvaneciendo y con ellos mi matrimonio se fue también desvaneciendo. Pienso que tantos años de confusión y lucha en contra de lo que pensaba era mi destino hicieron mella en mi matrimonio. Me di cuenta de que, a pesar de ser un MBA y haber logrado muchísimo profesionalmente y académicamente, todavía la felicidad me era esquiva. Mi matrimonio de desintegró, causando una gran cantidad de sufrimiento. A pesar de todas las lecciones que la vida me había dado hasta ese momento, todavía buscaba la felicidad externamente. Las cosas fueron mejorando. Conocí a una mujer maravillosa que se convirtió en mi nueva esposa. Encontré un trabajo que, además de permitirme contar con una mejor situación económica, también disfrutaba enormemente. Abrí una pequeña empresa de inversión en bienes raíces que gozó de relativo éxito desde su inicio. Encontré mis verdaderas pasiones en la enseñanza y los bienes raíces. Después de un tiempo tuve la oportunidad de estudiar un doctorado en Administración de Empresas, DBA. Cuando me gradué del doctorado pensé, sin temor a equivocarme, que ahora sí me encontraba en la cima de mi total realización personal y que, sin duda, se abrirían las puertas de una felicidad duradera e inquebrantable. Desafortunadamente, tras todos estos logros, era ahora mi salud la que me abandonaba. Durante muchos años venía sufriendo de una serie de síntomas extraños a los que los doctores no lograban ligar con ninguna enfermedad conocida. Los síntomas parecían indicar una esclerosis múltiple. Por años peregriné de doctor en doctor buscando un diagnóstico y solución a esta enfermedad que me aquejaba. Como en el desarrollo de la enfermedad, no tenía todos los síntomas de la esclerosis múltiple, nunca me la diagnosticaron. Vivía a merced de 201
medicinas de todo tipo, con los efectos secundarios que ellas presentaban. Me vi lleno de logros académicos y profesionales, en un matrimonio fantástico, con una esposa maravillosa a la cual adoraba, en una situación económica tranquila, pero sin salud. La felicidad me era nuevamente esquiva. Llegó a convertirse en un concepto inalcanzable. No es sino cuando me vi sin esperanza, rendido a un futuro sombrío, en el que no podría valerme por mí mismo, sino que tendría que depender de otras personas por el resto de mi vida, que finalmente comprendí que la felicidad había estado allí todo el tiempo y nunca me había abandonado. Había sido yo el que la había abandonado al tratar de encontrarla en los lugares equivocados. Me di cuenta de que la felicidad es parte de nuestra esencia y que desafortunadamente la había obscurecido con toda clase de pensamientos, emociones, ideologías y enseñanzas erróneas. Aprendí también que mi enfermedad había sido el resultado precisamente de todas esas emociones negativas, alimentadas por un pasado lleno de frustraciones, culpas, iras, miedos, tristezas, etc., que no había procesado adecuadamente y superado. Reconocí que el sufrimiento en mi vida había sido causado por mí mismo, por mi mente, por esa falsa identidad a la que me había aferrado, ignorante de la verdad. Es así como se abrieron las puertas a una desidentificación del ego y consigo a los pensamientos y emociones que este genera. Me di cuenta también de que los humanos estamos infinitamente por encima del contenido de nuestra mente, incluyendo nuestros pensamientos. En otras palabras, descubrí y desenmascaré a mi ego. Como contraste a todas las acciones que había realizado para alcanzar la felicidad sin ningún éxito, en un día del año 2012, que desafortunadamente no recuerdo la fecha exacta, tuve la siguiente experiencia: eran sobre las 4 p.m. en una tarde fría, de mucho viento 202
y lluviosa, cuando al salir de un supermercado vi a un señor que tenía el capot de su auto levantado luchando infructuosamente por prenderlo. Contrario a lo que normalmente hubiera hecho por estar siempre ocupado, le ofrecí mi ayuda. Este señor me contó que había venido a buscar a su esposa que trabajaba limpiando casas a unas pocas cuadras del lugar en el que se encontraba cuando su vehículo dejó de funcionar. En el automóvil estaba una niñita de tal vez unos 4 o 5 años. Intenté ayudar a esta persona lo máximo posible, pero estaba claro que mis conocimientos de mecánica no eran suficientes para diagnosticar y reparar el problema. Las condiciones meteorológicas eran realmente deplorables y seguían empeorando. El viento y la lluvia intensa complicaban significativamente la tarea de ayuda. Le pregunté al dueño del vehículo dónde vivía, para ver si era posible tal vez llevarlo a su casa dejando el auto de lado hasta el día siguiente en que mejoraran las condiciones. Me comentó que vivía lejos en otra ciudad que estaba a más o menos unos 40 kilómetros de donde nos encontrábamos. Tenía por un lado un fuerte deseo de ayudar a esta persona, pero al mismo tiempo me era tremendamente inconveniente. Tenía cosas planeadas para la tarde, las condiciones meteorológicas eran realmente desastrosas, pronto anochecería, estaba cansado, etc. Había muchísimas razones en mi mente para justificarme a mí mismo el no ayudar a esta persona. A nivel personal, siempre se me había complicado ayudar a otras personas, no porque no haya tenido simpatía por ellas, sino por el hecho de que contaba con poca paciencia y tiempo para lidiar con situaciones difíciles que no tenían implicaciones sobre lo que yo consideraba importante en el ámbito profesional o personal. A pesar de que todas las condiciones eran adversas, decidí ayudar a esta persona costara lo que costara. Fui a una tienda donde vendían accesorios automotrices y compré cable para remolcar. Regresé a 203
donde estaba el vehículo dañado, y en una lluvia y viento que no daban tregua, uní su vehículo con el mío, usando el cable de remolque, y llevé a este pobre individuo con su hijita y esposa hasta su hogar. Al llegar me lo agradecieron con una sinceridad que había visto muy pocas veces. Acepté solamente un vaso de agua como reconocimiento a mi ayuda y cada uno volvió a sus respectivas vidas. Es difícil expresar la increíble satisfacción y orgullo que el haber realizado este acto simple de compasión y generosidad me trajo. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que la decisión de ayudar a otro ser humano de manera desinteresada me trajo más felicidad y satisfacción que haber finalizado mis estudios de doctorado en Administración de Negocios. La felicidad resultante de esta experiencia ha sido duradera. Cada vez que recuerdo a las personas que ayudé en el momento en que llegaban a su hogar, con su auto remolcado, se me alegra el corazón. El objetivo de haber presentado mi pequeña biografía es el de ayudar a hacer conciencia de lo vano e inútil que es la búsqueda de la felicidad en asuntos externos y de lo satisfactorio que es prestar ayuda de manera desinteresada a quienes lo necesitan. El dinero y los logros personales no tienen absolutamente nada de malo y pueden definitivamente alegrarnos la vida de manera temporal. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de que ninguno de ellos significa la felicidad. Todos ellos, por su naturaleza, son pasajeros. ¿Cuántas fortunas han caído? ¿Cuánta gente vemos que un día lo tenía todo en el ámbito material y al día siguiente le quedaba muy poco? Cuando la felicidad es el producto de haber encontrado nuestra verdadera esencia, es duradera, no cambia, nos acompaña siempre. No hay circunstancias que la puedan afectar y herir de tal manera que 204
la desaparezcan. Esto no quiere decir que no vayan a haber momentos tremendamente complicados en los que sea muy difícil sentirse feliz. Al encontrar nuestra verdadera esencia, la manera en que enfrentamos los momentos difíciles de la vida cambia. Aprendemos a sentir, perdonar y finalmente dejar ir toda emoción que nos causa malestar, ya que dejamos de identificarnos con ellas. Nos damos cuenta de lo que son, simplemente emociones, y que está bien sentirlas, pero que eventualmente debemos superarlas, pues no contribuyen a nuestra felicidad. Al pensar que la felicidad es alcanzable solamente a través de lo material y externo nos acostumbramos a postergarla. Esperamos que nuestro futuro nos traiga los elementos externos necesarios para nuestra felicidad y así encontrarla. Hay veces en las que, frustrados por esta búsqueda vana de felicidad terrenal, la descartamos y la postergamos para luego de nuestra muerte. Nos consolamos ante la promesa de que, si hacemos las cosas correctamente y actuamos de cierta manera, cuando perezcamos iremos al paraíso, y ahí sí que seremos felices. Esta forma de pensar causa una tremenda cantidad de angustia y sufrimiento. Pasamos cuestionando nuestras acciones constantemente, preocupados de no haber hecho nada que pueda haber ofendido a Dios y de alguna manera amenazado nuestra felicidad eterna. Pasamos la vida aterrorizados por el pecado y por caer en esa tentación que nos arrebate nuestra promesa de vida eterna. La verdad es que no hay necesidad de postergar el encuentro de la felicidad. Puedes encontrarla y empezar a disfrutarla ahora a través de la identificación y superación del ego como el elemento problemático de tu mente que causa sufrimiento. En contraste con las famosas revoluciones políticas o sociales impulsadas por ciertos líderes, que supuestamente nos traerán bienestar y prosperidad, la única revolución conductiva a la felicidad 205
es la revolución interna. En esta revolución nosotros trabajamos en realizar los cambios internos necesarios que favorecen el encuentro y florecimiento de nuestra verdadera esencia, y así nos encaminamos hacia una realidad superior. Cuando nos embarcamos en una revolución interna nos damos cuenta de que la gran mayoría de los problemas que nos aquejan y causan sufrimiento no son de origen externo sino interno. Pensamos equivocadamente que son las circunstancias de nuestra vida las que nos producen sufrimiento y nos impiden ser felices, cuando en realidad el sufrimiento se da como resultado de la manera como procesamos las circunstancias externas, a través de los pensamientos y emociones que estas nos generan. La vida SIEMPRE estará llena de problemas de todo tipo. La gente de limitados recursos económicos tiende a pensar que las personas de altos recursos no tienen problemas. Lo que sucede en realidad es que todos tenemos problemas, todos estamos sujetos a circunstancias que nos hacen sufrir, independientemente de nuestra situación económica. El rico sufre, quizás, rodeado por más confort que el pobre, pero también sufre. Muchas veces los causantes de sufrimiento son diferentes, pero el sufrimiento es el mismo. Cuando cambiamos nuestro interior, cambiamos nuestra realidad y la mejoramos. Cuando nos encontramos interiormente y nos alineamos con la felicidad interna, nuestra realidad externa se transforma, se vuelve menos problemática y nos brinda mayores satisfacciones. Dejamos así de pelearle a la vida y atraemos la prosperidad. Nuestra realidad interna es la que tiene el potencial de modificar y mejorar nuestra realidad externa y no lo opuesto.
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Nuestra revolución interna debe ser alimentada por el deseo de acabar con el sufrimiento y abrir el camino de nuestra realización personal y felicidad. Esta revolución es la única que vale la pena seguir. Todos los humanos estamos equipados con lo necesario para realizar la revolución interna de la que estamos hablando. Sin embargo, cabe indicar que esta revolución no es fácil, necesitamos mucha paciencia y dedicación. Requiere que nos olvidemos de viejos patrones de pensamiento y comportamiento problemáticos para abrir el camino a una transformación trascendental. Aun cuando estemos completamente decididos a realizar esta transformación, habrá muchísimas ocasiones en las que sin darnos cuenta caeremos en nuestros antiguos patrones causantes de sufrimiento. Lo importante es darse cuenta de la caída, observarla, perdonarla y persistir. Mientras más persistamos, más fácil se nos hará continuar en este camino de transformación. En la búsqueda de la felicidad es crucial darnos cuenta de que nosotros estamos por encima de las limitaciones de la mente. Estamos atravesando un punto evolutivo en el que nuestro nivel de consciencia nos permite reconocer que la mente no es más que una herramienta sumamente poderosa que nos facilita navegar por la vida y vivir en sociedad. La mente es propia de nuestra condición humana, pero de ninguna manera define nuestra verdadera esencia. Para ilustrar este concepto piensa que tú eres un carpintero. Tu mente es una de las herramientas, que al igual que tus manos, el serrucho, el martillo te permitirá realizar grandes creaciones. La mente es una herramienta altamente poderosa, sofisticada y maravillosa, pero es simplemente una de las herramientas que tú, el carpintero, el creador, la inteligencia detrás de la creación, usarás para realizar tu objetivo.
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Nosotros somos la vida, el consciente que anima nuestros cuerpos. La mente es parte de nuestro cuerpo y, al igual que él, está sujeta al deterioro y eventual desvanecimiento. La vida que eres tú no termina jamás, es eterna. Nuestro cuerpo no es más que el vehículo en el que nos transportamos y experimentamos la vida. Es también el vehículo que contiene todos los elementos necesarios para que nuestro consciente evolucione y nos demos cuenta de esta realidad. La palabra humana es sumamente limitante para el entendimiento de estos conceptos. Eres tú el que tiene que hacer el propósito de descubrirlos en tu interior. Al trascender tu mente, trasciendes tu ego y te liberas del sufrimiento que esta te causa. Al liberarte de tu mente, te liberas de los pensamientos absurdos que te han traído malestar y alimentado esa falsa identidad de la que te has convertido en su esclavo. Te das cuenta de que tú no estás limitado o condicionado por tu mente, sino que, por el contrario, tú eres ilimitado. Muchas veces llegamos a pensar que nuestras vidas son minúsculas y limitadas. Pensamos que lo que tenemos es el resultado de los azares de la vida, y que poco podemos hacer para cambiarlo. Nos acostumbramos a vernos como seres pequeños e indefensos, víctimas de las circunstancias. Decimos “la vida es así” para consolarnos de no haber logrado nuestros objetivos. Creemos que es nuestro destino el tener ese trabajo irrelevante, en el que no logramos progresar y pasamos pisoteados por todo mundo. Trabajo en el que quizás somos profundamente infelices y lo odiamos, pero igual lo hacemos porque no tenemos otra opción que nos permita llevar comida a la mesa. Culpamos a la vida por todos los problemas que tenemos. Pensamos que ella es o ha sido dura con nosotros, sin darnos cuenta de que somos nosotros los que la hemos hecho dura. Somos nosotros o, mejor dicho, nuestras mentes las que han creado el infierno en el que vivimos. Esta es una 208
realidad que desafortunadamente no todos los humanos estamos preparados para aceptar porque significaría admitir nuestro fracaso. La verdad es que si hemos fracasado, pero el resultado de este fracaso, el sufrimiento que ha causado, es precisamente lo que nos llevará a evolucionar y trascender a realidades superiores con niveles de consciencia más elevados. Al trascender nuestra mente, inevitablemente encontramos la verdadera felicidad. Nuevamente, absolutamente TODO lo problemático de quienes somos y causa sufrimiento es el resultado de nuestra mente. Digamos, por ejemplo, que has sufrido una gran desilusión amorosa. La desilusión en sí no es la que te causará sufrimiento, son las historias mentales que haces alrededor de tu desilusión las que te harán sufrir. Quizás te matarás pensando en qué es lo que tú hiciste, qué llevo a que tu pareja te haya traicionado. Te atormentarás pensando en tu pareja en compañía de la persona con la que te traicionó. Quizás la odiaras y fantasearás en cómo vengarte, etc. Como puedes ver, todo este conflicto no es más que una creación de tu mente. Si por el contrario aceptas la desilusión removiendo las historias mentales, te será fácil superarla y continuar con tu vida. Así aprenderás la lección de vida que tu desilusión te trajo y evitarás cometer los mismos errores en el futuro, sin quedarte paralizado por los sentimientos de tristeza, odio, venganza, etc., que tratarán de enraizarse en tu mente. Al desidentificarnos de la mente e iniciar la trascendencia del ego se inicia el camino hacia la eliminación del sufrimiento y encuentro de la felicidad. El sufrimiento no se elimina inmediatamente, pero al no estar identificados con la mente, quitamos combustible a nuestro ego, lo dejamos de alimentar y así lo debilitamos. Debemos ser conscientes de que nuestros patrones mentales y de comportamiento han estado 209
arraigados en nosotros por mucho tiempo y, por lo tanto, llevan consigo gran inercia. Tu potencial es ilimitado. TODO ser humano tiene la capacidad y el potencial de vivir una vida extraordinaria, llena de abundancia y felicidad. El problema es que nos hemos dejado llevar por nuestras mentes egocéntricas, que han obscurecido este potencial y nos han dado una falsa ilusión del camino correcto. Hemos pasado preocupados de todo lo externo, incluido el pasado, y el futuro, descuidando lo interno y el presente para así, trascender el ego creado por nuestra mente y la falsa identidad que hemos acogido como verdadera. Parte de llevar una vida extraordinaria es el ser felices haciendo lo que nos gusta. Significa no tener que trabajar nunca porque lo que hacemos nos gusta tanto que deja de ser trabajoso. No solo que somos capaces de subsistir y proveer para nuestras familias con nuestro trabajo, sino que además lo disfrutamos enormemente. Al hacer lo que nos gusta y apasiona nos convertimos en verdaderos expertos en lo que hacemos. Esta experiencia, y el ambiente positivo en el que nos desenvolvemos cuando estamos satisfechos, atraen la bonanza económica.
Dios Para alcanzar la verdadera felicidad debes mirar en tu interior y descubrir tu verdadera esencia. Descubrir tu verdadera esencia significa darte cuenta del ser divino que habita tu cuerpo, debajo de todo el ruido y conflicto de tu mente. Es descubrir a Dios en tu interior. Así podemos decir que descubrir a Dios en tu esencia divina es la actividad más importante y conductiva a tu felicidad. Cabe recalcar 210
que este descubrimiento de Dios no debe ser tomado como un concepto religioso, filosófico, ideológico o como un pensamiento bonito o altruista. Este descubrimiento de Dios es real y práctico. Al contrario de lo que probablemente hemos aprendido, este Dios no es el Dios externo y castigador que vive y nos observa desde algún punto del universo, juzgando nuestras acciones y determinando a quién premiar y a quién castigar, quién se salva y quién no se salva. Es ese Dios absoluto que lo es todo, incluido tú. Este es el Dios del que han hablado nuestros grandes profetas y maestros a través del tiempo y cuyas enseñanzas desgraciadamente han sido tergiversadas o malinterpretadas. Con el tiempo hemos humanizado a Dios. Intentamos entenderlo o racionalizarlo de acuerdo a nuestra perspectiva, la cual es normalmente limitada por la variedad de ideas preconcebidas que se han implantado en nuestra mente. Dios no es humano y definitivamente no está sujeto a los patrones de pensamiento o comportamiento que son netamente frutos de nuestra condición humana. Juzgar, premiar o castigar son acciones humanas que se dan en un intento de controlar y manipular nuestro comportamiento. Tenemos que hacer verdadera consciencia de que la maldad no es divina, sino enteramente humana. Absolutamente todo pensamiento negativo y problemático que desencadena lo que conocemos como maldad tiene su origen en nuestra mente condicionada por lo que ha llegado a ser nuestras creencias, ideologías, dogmas, etc. Hay que también ser conscientes de que, al ser la maldad un resultado de nuestra condición humana, es relativa. Lo que está bien y es justificado para unos es malo o impensable para otros. Desde pequeños hemos aprendido los conceptos del bien y el mal. Se nos ha enseñado que estas son fuerzas poderosas y opuestas que están en constante enfrentamiento. Desarrollamos nuestras vidas 211
“tentados” por estas fuerzas, luchando por vivirlas apegados al bien, rechazando el mal. De acuerdo a lo que hemos aprendido, al mal lo hemos asociado con el pecado. Se nos dice que estamos constantemente tentados por el pecado, pero que debemos rechazarlo para vivir en el camino del bien y así satisfacer a Dios. Se dice que debemos pedir misericordia por nuestros pecados para alcanzar el perdón divino y poder pasar la eternidad en el paraíso. Pensamos que, si hacemos algo malo, hemos caído en la tentación, o quizás lo hacemos porque somos de naturaleza malos. Vivimos constantemente “ofendiendo” a Dios, luchamos por vivir apegados a los mandamientos. Este afán de vivir apegados al bien causa enormes cantidades de sufrimiento y frustraciones. Llegamos a vernos a nosotros mismos como pecadores empedernidos que no tienen compostura. Vivimos apegados al bien, hasta que la siguiente tentación se presenta y caemos nuevamente en manos del pecado. En realidad, la forma en la que vemos el bien y el mal está bastante alejada de la realidad. El mal es creación de nuestras mentes y se da como resultado de la ausencia de Dios en nuestras vidas. Sin embargo, esta ausencia no tiene que ver con los principios religiosos a los que estamos acostumbrados, sino que tiene que ver con la ignorancia de nuestra propia esencia. Es no saber quiénes somos en realidad, inconscientes de nuestra verdad. No existen personas malas. Lo que existe son personas confundidas que son víctimas de los pensamientos, creencias, ideologías o dogmas que habitan en sus mentes. Estas personas no saben quiénes son en realidad y han formado identidades fuertes basadas en sus creencias, es decir, en quien ellos creen que son. Son víctimas de sus egos, que han dado lugar a esa falsa identidad.
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La ignorancia inevitablemente acarrea sufrimiento. Recuerda que Jesús fue condenado y sufrió en la cruz por la ignorancia de sus captores. Hay personas a las que catalogamos como más malas que otras. En realidad, lo que existe son personas más inconscientes y confundidas que otras, que son más víctimas de sus egos o falsa identidad que otras. Estas personas pasan su vida atrapadas en los roles que ellas piensan deben acarrear como resultado de su identidad, la cual es en realidad falsa. Si, por ejemplo, se ven a sí mismas como autoritarias, creen que ese es su rol en la vida, que eso es lo que ellas son, y así, llevan su vida de acuerdo al rol que ellas creen deben tener. Se mantienen fieles a la película de vida que ellas han creado y actúan de acuerdo al rol que creen les toca vivir. Toda maldad tiene su raíz en el ego. Piensa en la motivación que tienen las personas a las que tú consideras malas y te darás cuenta de la veracidad de este concepto. Al eliminar el ego desaparece la maldad. No tiene cabida. Se eliminan los motivos que alimentan la inconsciencia humana. Los humanos, matamos, atacamos, ultrajamos, robamos, discriminamos, destruimos, etc., siempre por razones egocéntricas e ignorancia de nuestra verdadera esencia. Ya sean estas ideologías fuertes, creencias, ambición, búsqueda de aprobación, etc., que a su vez desencadenan emociones de odio, venganza, ira, temor y culpa. Dios es lo único absoluto, lo es todo. Dios no está vivo, Dios es vida. Dios no es amoroso, Dios es amor. Dios no es misericordioso, Dios es misericordia. Dios no es inteligente, Dios es inteligencia. Dios no reina en el espacio infinito, Dios es el espacio infinito. Dios no es verdadero, Dios es verdad. Dios no es real, Dios es realidad. Dios no está presente,
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Dios es presente. Dios no existe, Dios es existencia. Dios no está entre nosotros, Dios es nosotros. Dios no está, Dios es. Dios es la inteligencia infinita que mantiene el cosmos junto, que nos da vida, porque vida es lo que Él es. Somos nosotros los que nos convertimos en victimas de nuestra mente y generamos toda clase de sufrimientos. El siguiente paso en nuestro proceso evolutivo es el darnos cuenta de este hecho y liberarnos de las ataduras de nuestra mente. Cuando nos demos cuenta de que el sufrimiento no es parte de nuestra esencia y que somos infinitamente superiores a nuestra mente, el sufrimiento desaparecerá. El infierno en que vivimos dará paso al paraíso terrenal cuando trascendamos nuestras mentes. Disfrutaremos del paraíso aquí en la tierra, sin tener que esperar a que nuestros cuerpos dejen de existir para liberarnos. Conocer a Dios significa conocerte a ti mismo. Al descubrir quién eres tú en realidad descubres a Dios. La infelicidad y el sufrimiento son el resultado de una falta de conocimiento de Dios o, en otras palabras, de quien tú eres en realidad. Este concepto podría ser interpretado como algo místico o religioso, cuando en realidad obedece a la verdad universal de quiénes somos. Mucha gente pasa por la vida buscando a Dios y en su camino comete los actos más atroces. Tratan de encontrar a Dios basados en su interpretación de enseñanzas de hace miles de años, que han perdido su verdadera esencia y que fueron dirigidas a un mundo totalmente diferente al mundo en el que vivimos en la actualidad. No deberíamos jamás olvidarnos que las palabras y acciones de nuestros grandes profetas y maestros han sido interpretadas por humanos y, por lo tanto, sujetas a sus mentes. No cabe duda de que ellos llegaron a comprender los aspectos fundamentales de la realidad divina. El problema está en la transferencia y conservación de estas enseñanzas. La palabra humana y la escritura fueron concebidas en nuestras mentes y, por lo tanto, 214
son limitadas por su condición. Además, las enseñanzas han sido interpretadas múltiples veces. En muchas ocasiones, incluso, han sido interpretadas por personas altamente inconscientes que las han acomodado, tergiversado y adoptado de acuerdo a su propia conveniencia. Actualmente, es posible escuchar a personas que totalmente malinterpretan los “deseos divinos” y deciden así lo que le gusta y lo que le disgusta a Dios. Es posible escucharlos decir: “Dios está con mi partido político, o con mi ideología, o con mi raza”, etc. “A Dios le gusta esto o le disgusta lo otro”. Si uno se fija se da cuenta de que la interpretación de Dios por parte de estas personas siempre, o casi siempre, obedece a su conveniencia personal o a su deseo egocéntrico de superioridad. El pensar que a Dios le guste o le disguste algo es humanizarlo, y pretender que Él “piensa” de manera similar a nosotros, que estamos limitados por nuestras mentes, y somos víctimas de sus creencias y convicciones. Al Dios ser absoluto está, o mejor dicho, es, muy por encima de toda emoción o pensamiento humano generado por la mente. El descubrimiento y acercamiento a Dios no necesariamente tiene que ver con el seguimiento de las enseñanzas divinas a las que estamos acostumbrados a través de la religión. Este descubrimiento solo es posible una vez que te des cuenta de que tú no eres definido por tu mente, y que de hecho eres infinitamente superior a su contenido. El acercamiento a Dios tiene que ver con la trascendencia de tu ego. Mientras más liberado estés de tu ego y de las emociones que este genera en ti, más cerca estarás de Dios o de tu verdadera esencia, y más feliz serás. Tu ego es lo que obscurece o tapa tu verdadera esencia. Al descubrirlo y desidentificarte con él lo debilitas, y tu verdadera esencia florece y se hace evidente. Es todo el ruido que tienes en tu mente problemática, manifestado en la forma de pensamientos, ideologías, creencias, dogmas, etc., el que no te deja 215
ver quién en realidad tú eres y te mantiene en un estado de sufrimiento continuo. Muchos seres humanos pasamos preocupados por vivir una vida que se asemeje o se alinee con lo que nosotros creemos es la voluntad divina. Siempre queremos tener la presencia de Dios en nuestras vidas y para ello intentamos actuar y pensar de cierta manera que nos acerque a Él y lo complazca. Se puede decir que el encontrar a Dios, vivir de acuerdo a su voluntad y complacerlo, es importante para la mayoría de seres humanos, independiente de cual sea la interpretación que tenemos de Él. Encontrar significado a nuestras vidas, entender nuestro propósito y lo que hay más allá de nuestra existencia humana es un deseo compartido por la mayoría de nuestra especie dados los niveles de consciencia actual que tenemos. Nuestro proceso evolutivo nos ha traído hasta este punto, en el que somos capaces de darnos cuenta de que estamos conscientes y así podemos cuestionar los aspectos más fundamentales de nuestra existencia humana. Buscamos respuestas a las preguntas más básicas y profundas de nuestra realidad. Queremos saber de dónde venimos, a dónde vamos, cuál es el propósito de nuestras vidas, qué hay más allá de lo que podemos ver, qué pasa después de que nuestros cuerpos dejan de existir, etc. En otras palabras, queremos saber quiénes somos. En nuestro interior sentimos que hay algo más, pero no somos capaces de identificarlo. Inconscientemente, o llevados por nuestro entendimiento de la religión, postergamos el encuentro de Dios para el futuro, para cuando “pasemos a mejor vida”. Pensamos que, si todo sale bien y logramos llevar una vida “correcta”, algún día seremos llevados a la presencia de Dios, y Él cumplirá su promesa de vida eterna en el paraíso. La verdad es que la respuesta a muchas de las preguntas más trascendentales está en nosotros ahora. No necesitamos buscarla en 216
ningún tipo de elemento externo a nuestra propia humanidad o ubicarla en el futuro. Su búsqueda y entendimiento son actividades completamente individuales. Toda enseñanza, incluida la de este libro, no puede más que señalar el camino, pero recorrerlo es enteramente tu responsabilidad. Haz de tu camino a las respuestas más trascendentales de tu existencia tu propósito de vida, porque en realidad ese es tu propósito de vida. Tu propósito de vida es aumentar tu nivel de consciencia y trascender. El darte cuenta de quién eres tú en realidad y el descubrir que eres infinitamente superior al contenido de tu mente es precisamente lo que te permitirá evolucionar. Ahora bien, este deseo es más palpable en ciertas personas. Mientras más elevado es el nivel de consciencia que poseemos, mayor es el deseo de entender nuestra existencia. Hay personas en las que, debido a sus altos niveles de inconsciencia, este deseo está totalmente obscurecido y relegado. Cuando estamos alineados con la vida es cuando más cerca nos encontramos de Dios. Dios es vida y al honrarla y disfrutarla honras a Dios. Alinearse con la vida significa honrar el único momento en el que ella se presenta, que es, como hemos visto el momento presente. Cuando estás presente, es decir, en estado de presencia, sin ser víctima del ruido de tu mente, sin juzgar, estás viviendo plenamente y, por lo tanto, estás en la presencia de Dios. Cuando aceptas a la vida como es, tal como te viene, sin interferencias, sin juicios, sin nada nocivo proveniente de tu mente, estás permitiendo que tu propósito divino brille a través de ti. Cabe indicar que esta aceptación no significa inacción. Por el contrario, significa que si tienes una situación de vida que deseas mejorar tomes las acciones pertinentes que así te lo faciliten, eliminando los pensamientos negativos que te mantienen atado a tu pasado o a la ilusión de tu futuro. Significa dejar de pelear contra a la vida y aceptarla. Al aceptarla eliminas los pensamientos y 217
emociones negativas que se forman en ti como resultado de la insatisfacción que tienes respecto a tu situación presente. Muchas veces tenemos la idea errónea de que el aceptar algo significa dejar de actuar para cambiarlo. Aceptar que estás enfermo no significa que dejes de hacer lo que creas pertinente para mejorar tu salud. Significa deshacerte de los pensamientos y emociones negativos que alimentan las historias que has hecho en relación con tu enfermedad. Significa dejar de sentirte miserable y quizás consumirte envidiando a quienes gozan de mejor salud y hacer lo que tengas que hacer para mejorarla.
Separación y trascendencia del ego En el segundo capítulo del libro aprendimos sobre el ego y los elementos problemáticos que lo caracterizan. Ahora vamos a ampliar los conceptos aprendidos y nos centraremos en las tácticas que nos permitan hacer una separación interna entre nuestro ego y quiénes somos en realidad. Iniciaremos el recorrido hacia la trascendencia del ego para así alinearnos en el único camino que nos llevará hacia el encuentro de una felicidad duradera y trascendental. En el momento en que nos damos cuenta de la existencia del ego dejamos de ser víctimas de las circunstancias. Pasamos de brindar toda nuestra atención a lo externo para enfocarnos en lo interno. Así dejamos de culpar a todo lo que nos sucede como el causante de nuestras frustraciones y sufrimientos. Dejamos de interpretar las circunstancias negativas que se nos presentan como si fuesen ataques a título personal que otras personas o la vida misma nos traen. Dejamos de ser víctimas de nuestras condiciones raciales, sociales, económicas, etc., para convertirnos en seres poderosos e ilimitados que forjan sus propios destinos. 218
Aprendemos que el verdadero cambio, aquel que nos traerá bienestar y felicidad trascendentales, es interno y que al modificar la actitud que tenemos con respecto a la vida y la mejoramos, mejoramos nuestra realidad. La identificación que inicia la separación del ego no demanda acción de nuestra parte, o por lo menos no la demanda en el sentido en el que estamos acostumbrados. Para identificarlo es necesario que paremos el accionar involuntario y constante de nuestra mente para observarla y darnos cuenta de los elementos conflictivos que a su vez revelen la existencia de nuestro ego. Ahora bien, para trascender nuestro ego, necesitamos poner en práctica los cambios interiores que se inician al revelar nuestra verdadera esencia. Debemos vivir apegados a nuestra verdadera identidad para trascender el ego. Este “nuevo” vivir no es fácil, especialmente al comienzo. Piensa que tú has sido víctima de tu mente por muchos años. Tu ego la ha controlado y creado ese ser emocional y reactivo en el que te has convertido. Hasta el momento, tú has vivido de acuerdo a lo que has pensado te define como persona y forma tu identidad. Has actuado de la mejor manera, considerando las circunstancias en las que te has desenvuelto y el nivel de consciencia que has tenido. El trascender tu ego significa aprender a pensar, reaccionar y actuar de manera diferente, apegado a tu verdadera identidad. Para ello tienes que romper tus viejos patrones de pensamiento y comportamiento, lo cual es una tarea que necesita de dedicación y tiempo. Ahora bien, la buena noticia es que, una vez que descubras tu ego, el proceso se inicia y difícilmente da vuelta atrás. Puede ser que su trascendencia tome más tiempo de lo que esperabas, pero con dedicación y constante observación de la mente es enteramente posible. Eventualmente te liberarás de las ataduras de tu mente y el pensamiento conflictivo que esta genera
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para dar paso a realidades superiores que te traigan esa felicidad trascendental que todos buscamos como seres humanos.
Separación del ego Para alinearnos con la búsqueda y encuentro de la felicidad, que es uno de los objetivos primarios de este libro, es importante que hagamos una separación entre el verdadero yo y el ego. El verdadero yo es interno y constituye nuestra esencia. El ego, si bien es interno en naturaleza, es fruto de todo lo externo. En pocas palabras, podemos definir al ego como lo que nosotros “creemos” que somos, resultado de la identificación con nuestra mente. Estos conceptos pueden de alguna manera ser polémicos en la manera que están presentados, pero por el momento simplemente acéptalos tal y como están definidos en este libro. Conforme vayamos avanzando te será posible ver la realidad o verdad de lo que se exponga. Suena de alguna manera contradictorio, ya que siempre hemos pensado en el contenido de nuestra mente, nuestra forma de pensar, nuestras virtudes y defectos, como lo que nos define como personas. La realidad es que hay una separación entre quiénes somos y el contenido de nuestra mente, que es en la que se encuentran todos los elementos de nuestra falsa identidad, la historia de nuestra vida, nuestro ego. Por este motivo algunas veces en este libro, cuando me refiero a nuestra mente, en realidad me estoy refiriendo a nuestro ego, que es en sí la parte problemática de nuestra mente. Tu verdadera identidad La separación mental del ego que te lleva a descubrir tu verdadera identidad, se inicia al identificarlo. Hay ciertos pasos que tú puedes seguir que facilitan esta identificación. Cierra tus ojos y calma tu 220
mente. Hay un sinfín de prácticas meditativas que te pueden ayudar a dar este paso. Date cuenta del silencio y mantente presente sin el ruido del pensamiento. Una vez que tu mente se encuentra en calma, pon atención a los pensamientos que en ella afloran sin identificarte con ellos, simplemente obsérvalos. Cuando tú notas tus pensamientos, tú estás presente porque los pensamientos solo pueden notarse en el momento presente. Una vez que seas capaz de observar tus pensamientos sin identificarte con ellos, el siguiente paso es preguntarte a ti mismo, ¿quién es aquel que es capaz de observar estos pensamientos y puede darse cuenta de las emociones que producen? La respuesta es que aquel eres tú, el verdadero tú. Es tu esencia, la que estaba escondida bajo varias capas de pensamientos turbulentos, emociones, ideologías, etc. Te darás cuenta de que tú no eres tus pensamientos o emociones, sino que, por el contrario, tú estás muy por encima de ellos, ya que los puedes observar y controlar. Te percatarás, quizás con tristeza y frustración, de que tú has vivido de alguna manera secuestrado por tu mente. Tu mente te ha causado un sinnúmero de problemas y sufrimientos. La buena noticia en este punto es que una vez que rompes identificación con tu mente y practicas su control, eventualmente te liberarás del sufrimiento que esta produce. Aprenderás a usar tu mente como una herramienta práctica que te permita alinear con tu esencia. Para reforzar tu separación del ego, descubre lo que forma tu identidad o, mejor dicho, tu falsa identidad hasta el momento. ¿Quién crees que eres?, ¿en qué te has convertido? No pienses en lo que eras, ni en lo que crees que serás, sino en lo que eres en el momento presente. Te darás cuenta de que toda emoción presente está condicionada por experiencias y aprendizajes pasados. Debes analizar qué es lo que te da alegría y te hace reír, qué te enoja, qué te entristece. Fíjate en tus emociones negativas grandes y qué las causan. 221
Haz un análisis sincero de qué es lo que te causa odio. ¿A qué odias? ¿Odias a ciertas personas, circunstancias, cosas? Haz un análisis similar para otras emociones como el miedo. ¿A qué le temes? ¿Temes a Dios, a la muerte, a ciertos animales, etc.? ¿Cuáles son tus culpas? Piensa en qué te hace sentir culpable. ¿Hay alguna circunstancia en la que piensas que debías haber reaccionado de cierta forma y reaccionaste de otra que te causó dolor y sufrimiento a ti y a las personas que amas? Haz un análisis exhaustivo. No solo llegarás a conocerte mucho mejor, sino que lograrás determinar los efectos que tienen en ti todas estas emociones en tu interior. Verás que tus sentimientos, lo positivo y lo negativo que hay en ti, son el resultado de lo que tú has aprendido y cómo has procesado los pensamientos y enseñanzas que han venido a tu vida. Las circunstancias de tu vida, y la manera cómo has procesado tus pensamientos y emociones son los que te han ido moldeando y formando tu identidad. Piensa a voluntad en una persona o situación desagradable. Algo que te produzca ira o miedo. En el momento que lo pienses, date cuenta de cómo este pensamiento abre las puertas a la emoción que está apegada a él. Observa la emoción, siente cómo crece en energía. Obsérvala desde la tranquilidad de tu mente, sin identificarte con ella, solo siente la emoción, nada más. Si solamente sientes la emoción te darás cuenta de algo realmente sorprendente. La emoción, que no es nada más que la sensación que originó tu pensamiento, desaparece en unos pocos minutos. Cuando llegues a este punto, tú te habrás desidentificado de tu mente y habrás iniciado su superación o trascendencia. En otras palabras, aprenderás a usar tu mente y no a ser usado por ella. Ahora bien, haz consciencia de que, al pensar en circunstancias pasadas desagradables, eres tú, o mejor dicho, tu falsa identidad, la 222
que genera las emociones que se presentan. Cuando piensas en odio, tú generas la emoción del odio, generas esa energía y la puedes sentir venir a tu cuerpo. Si piensas por ejemplo en cosas o circunstancias que te producen miedo, te es posible sentir la adrenalina que se genera en tu cuerpo, sientes la energía que ese miedo produce. Recuerda que tu ego es la identificación que tú tienes con tu mente. Controlando tu mente, estás controlando tu ego. Cuando tú te identificas con tus pensamientos y los asimilas como parte tuya, te estas identificando con tu ego. Al aprender a observar y controlar tus pensamientos, revelas la presencia de tu ego. Descubres esta falsa identidad que habita en ti y te causa toda clase de sufrimientos. Si dejas que tus pensamientos problemáticos sean los que controlan tus emociones, estás dejando que sea el ego el que las controla, y por lo tanto, que sea el ego el que maneja tu vida. En definitiva, observa a los pensamientos que vienen a tu mente y te causan problemas. Fíjate cómo estos pensamientos se convierten en emociones. Nuevamente, al observar tus pensamientos, rompes identificación con ellos. Te pones por encima de ellos y de este modo te acercas a tu verdadera esencia. Tú eres muy superior a tus pensamientos. De hecho, tú eres infinitamente superior a ellos y las emociones que estos generan. Está en ti el descubrirlo. Mientras más practiques el hecho de observar tu mente, más claro va a ser para ti la existencia de una separación entre tu verdadera esencia y los pensamientos y emociones que han formado la historia de tu vida. Has hecho una separación entre ti y tu ego. Revelarás a tu ego como la parte de tu mente que es problemática, que quiere sentirse superior, que trae a tu vida pensamientos de separación, odio, tristeza, etc., que alimentan a ese yo reactivo y emocional que te causa tremendo sufrimiento.
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Ese tú que descubriste es quien siempre has sido, independientemente de las circunstancias. Es también el tú que seguirás siendo, que no envejece. Es el que ve a través de tus ojos escucha a través de tus oídos, huele a través de tu nariz, y siente a través de tu piel sin inmutarse por lo que acontezca en el exterior. En otras palabras, es tu consciente. Este tú que descubriste no muere nunca, es eterno, evoluciona, trasciende. Ahora bien, debes tener cuidado con los trucos que te juega tu mente al embarcarte en el descubrimiento y trascendencia de tu ego. Ella tratará de desanimarte y quizás decirte que lo que estás haciendo no tiene sentido, es inútil, nada práctico, no es para ti, etc. Tratará por todos los medios que la escuches y desistas de la práctica que te lleve a darte cuenta de tu verdadero ser. Cuando esto suceda obsérvala, sin pelear con los pensamientos que se generan, simplemente reconócelos por lo que son, simples pensamientos. Observa a los pensamientos que tratan de desanimarte como quien observa a un niño malcriado que está empeñado en que hagas lo que él desea, sin inmutarte. Si no prestas atención a estas voces internas, eventualmente se debilitan y subsisten, dando paso a la calma y el silencio que te permitirá descubrirte a ti mismo. Cabe indicar que descubrir tu verdadera esencia y percatarte de que tú puedes controlar tus pensamientos y emociones, a pesar de ser un paso gigantesco, no es más que el primer paso en el encuentro de tu felicidad. Finalmente has iniciado su búsqueda en el camino correcto, en el único que te llevará a su encuentro. La felicidad única y trascendental llegará a través de una práctica constante de desidentificación de tu mente problemática (ego) observando tus pensamientos y emociones sin pelearlos, sino simplemente observándolos sin identificarse con ellos y seguirlos. A través de esta práctica lograrás romper la ilusión que tu ego ha creado en la “historia 224
de tu vida”. La influencia que el ego tiene en tu vida disminuirá significativamente abriendo paso a que sea el verdadero tú el que ahora la controle y tome las riendas de un destino mucho más prometedor y satisfactorio, alineado con tu verdadera esencia, tu propósito divino y así, inevitablemente, con tu felicidad. La única manera de que sobrevivamos como especie es que los humanos trascendamos nuestro ego. Esto de ninguna manera significa olvidarnos de quienes somos. Significa abrazar a quienes somos como individuos, pero al mismo tiempo identificar nuestras áreas erróneas, desidentificarnos de ellas y trabajar de manera constante en superarlas. Resulta casi increíble el hecho de que la gran mayoría de la humanidad no sabe que puede observar sus pensamientos, mucho menos controlarlos. Pasamos la vida atrapados en las aguas turbulentas del pensamiento superficial, dejándolo que nos controle, totalmente ignorantes de nuestra verdadera identidad. Nos convertimos en seres reactivos a los caprichos de nuestros pensamientos y emociones. Si la mayoría de personas del planeta supiera quienes en realidad somos, por encima de lo que hemos aprendido, de nuestros pensamientos, y las emociones que estos generan, todos los problemas de la humanidad se resolverían muy rápidamente. Lo que causa todo el sufrimiento al que estamos expuestos es la ignorancia de nuestra verdadera esencia.
Trascendencia del ego (la llave de la felicidad) “Una vez destruido el ego, el verdadero ser se levanta de su polvo como las flores del desierto, luego de que las lluvias de primavera se han hecho presentes en las planicies áridas”. (The Tao is Tao, 21). 225
Debemos dar importancia a la identificación y trascendencia del ego como si nuestra felicidad dependiera de ello, porque en realidad nuestra felicidad depende de ello. Para evitar el sufrimiento es imprescindible el hacer una separación mental de todo lo que es forma. Debemos entender de manera profunda que todo lo que vemos en este mundo es forma y, por lo tanto, no es permanente. Toda forma está sujeta a los efectos del tiempo, está destinada a dejar de existir y disolverse. Esto se aplica a todo lo material e inmaterial. Nuestras posesiones personales, nuestros seres queridos, nuestros pensamientos y emociones, y finalmente nuestra forma física, nuestro cuerpo algún día caducará y dejará de existir. Solo nuestro espíritu es eterno y trascenderá los efectos del tiempo. Hay veces que el concepto de eternidad es difícil de entender. Por muchísimos años me rompí la cabeza pensando en el concepto de eternidad sin llegar a racionalizarlo y entenderlo. Como puede ser que algo no tenga ni principio ni final. En mi mente todo tenía que haber sido creado en algún punto del tiempo. La respuesta a esta pregunta es simple y hermosa si eliminamos el concepto del tiempo. Hemos visto repetidamente que el único tiempo que existe es el tiempo presente. Que el pasado, cuando existió, no fue pasado, sino que fue presente. Si piensas que ni el pasado ni el futuro existen, sino solo el presente, el concepto de eterno tiene más sentido. Nosotros nunca fuimos creados, sino que siempre hemos existido en el presente. El presente es lo único que siempre ha existido y por siempre existirá. El tiempo y el espacio son particularidades de nuestro universo. El universo no es sino una manifestación divina más en un espacio infinito y eterno. Cuando despiertas a tu verdadera esencia, pasas de una lucha inconsciente a una lucha consiente con tu ego y el ser emocional al que este da lugar. Si reflexionas en lo que la historia de tu vida ha sido 226
hasta el momento, te darás cuenta de que en ella has estado sujeto a una lucha constante e inconsciente con tu ego en tu búsqueda de la felicidad. Te has dedicado a hacer las cosas que has creído debías hacer para alcanzar la abundancia económica, cuidar tu salud, encontrar a tu pareja ideal, ser buen padre o madre, etc., y así llegar a tener una vida completa y feliz. Esta lucha ha sido infructífera por el simple hecho de que has buscado la felicidad en los lugares equivocados. Una vez que te das cuenta de la existencia del ego y de lo problemático de su naturaleza, puedes pasar a hacerle una lucha consciente. Esta no es una lucha violenta. No hay necesidad de rechazar a tu ego. Basta con descubrirlo en tu mente y desidentificarte de él. Cada vez que tu ego se hace presente y tú eres capaz de observarlo sin identificarte con él, tu ego pierde fuerza, su energía disminuye bajo la luz de tu presencia. Su influencia en ti será cada vez más débil, hasta que te sea sumamente fácil el controlarlo. Tú estás muy por encima de tu ego. Debes darte cuenta de tu esencia y alinearte con ella. Así encontrarás la paz y la felicidad que te ha sido tan esquiva. La encontrarás, porque tu esencia es precisamente eso, paz y felicidad. Nunca debemos olvidar que nuestro ego es el que nos ha convencido de nuestra falsa identidad y alimentado a nuestro ser problemático, reactivo, y emocional. Al trascenderlo, cortamos la fuente de poder de toda negatividad y, por lo tanto, cortamos la energía que mantiene lo negativo en nuestras vidas como son el odio, la ira, la enfermedad, la tristeza, la depresión, la frustración, la culpa, el rechazo, etc. Al trascender el ego, la ilusión de separación se debilita. El concepto de unidad de todos los humanos es un concepto que no es fácil de entender cuando somos víctimas del ego. Nos preguntamos cómo podemos ser todos uno si somos tan diferentes. Lo que sucede es que a nivel superficial todos somos distintos como resultado de nuestro 227
ego. Son nuestros egos los que son diferentes, ya que han sido alimentados de enseñanzas distintas, las que a su vez han dado paso a creencias, identificaciones, pensamientos y emociones diferentes, resultando así en nuestra falsa identidad. Si fuéramos capaces de deshacernos de todas nuestras creencias y pensamientos problemáticos, todos seríamos muy similares. No habría necesidad de eliminar las partes positivas y hermosas de nuestra personalidad que, al no estar tinturadas por nuestro ego, pasarían a formar parte positiva de nuestra individualidad superficial.
Perdonar el pasado Una vez identificado el ego e iniciado nuestra separación mental, debemos hacer un análisis exhaustivo y justo de lo que ha sido nuestra vida hasta este momento. De esta manera, convencidos de que actuamos de manera inconsciente, ignorantes de nuestra verdadera esencia, debemos aprender a perdonar el pasado. Para perdonar el pasado hay que comprender que las decisiones y acciones que tomamos o que dejamos de tomar fueron basadas en nuestra interpretación personal de las circunstancias que se presentaron, influenciada en muchos casos por personas y elementos externos. Hay que entender también que estas decisiones las tomamos en un estado de inconsciencia, víctimas de nuestro ego que, en la constante polución de nuestra mente, no nos dejó ver nuestra verdadera esencia. Tomamos las decisiones basados en la historia de nuestras vidas y las circunstancias particulares que nos aquejaban, en el momento en que las tomamos. En la vida de todo ser humano hay cosas que deseamos olvidar o por las que nos sentimos tremendamente culpables. Nuestra mente siempre ha sido rápida en juzgarnos. Si nos enfrentamos a una 228
situación complicada y tomamos una decisión, no pasa mucho tiempo sin que nuestra mente nos empiece a juzgar y decirnos que debíamos haber tomado una decisión diferente. Cabe recordar en este punto el que nuestro cerebro tiene dos hemisferios. El hemisferio izquierdo está asociado con la lógica y el análisis, mientras que el lado derecho está asociado con el pensamiento creativo y la intuición. Si logramos recordar los pensamientos que han venido a nuestra cabeza durante o luego de tomar decisiones importantes, es posible darse cuenta de que probablemente en nuestra mente se inició una batalla entre los dos hemisferios. Tu lado lógico te dirá cosas como “una decisión tan importante debe estar basada en la lógica e investigación”. Contrariamente, tu lado intuitivo responderá algo como “Debes siempre confiar en tus instintos. Tu intuición nunca se equivoca y la lógica no siempre funciona”. De cualquier modo, tu mente te hará dudar y generará sentimientos de culpa, sea la decisión que tomes. Se puede decir que la mente tiene terror de estar equivocada y usa la culpa como mecanismo de defensa. Si algo sale mal utilizará esa voz interior que muchas veces la etiquetamos como “la voz de nuestra conciencia”, para inmediatamente echarte la culpa; te dirá cosas como: “Ya ves, debías haberme escuchado cuando te dije que uses la lógica” o “debías haberme escuchado cuando te dije que uses tus instintos”. Si todavía te identificas con esa voz interior, ella te hablará en primera persona, y te dirá cosas como: “Debí haber escuchado a mi vecino cuando me dijo que esta decisión no era la correcta” o por el estilo. Tu ego tratará por todos los medios de que nunca olvides la decisión incorrecta que tomaste y así se perpetúe el sentimiento de culpa en tu interior. Recuerda que tu ego siempre quiere sentirse superior, incluso ante ti mismo. Cuando no hay una tercera persona o circunstancia externa a quien culpar, tu ego se pondrá en tu contra y 229
te martirizará. Te comerá la autoestima, haciéndote creer que tú hiciste lo que hiciste porque eres malo, incapaz, descuidado, etc. En muchos casos estos juicios se convierten en culpas que son muy difíciles de deshacerse. Estas culpas las tenemos dentro de nosotros por mucho tiempo. Lo que hemos explicado aquí sobre la aparición de culpas, se aplica también a otras emociones como miedos, tristezas, etc. Es crucial hacer esta separación entre quienes realmente somos y quienes hemos aprendido que somos. Al hacer esta separación, nos es posible perdonar nuestro pasado por haber sido víctimas de nuestras circunstancias. Al perdonarnos a nosotros mismos, el camino hacia la verdadera felicidad aparece ante nosotros y se vuelve evidente. Trascender el ego y encontrarnos a nosotros mismos es el mejor regalo que podemos darnos. Este regalo personal se convierte en regalo colectivo, cuando somos los trasmisores de esta nueva y pura felicidad finalmente encontrada. Aún luego de desidentificarnos de nuestro ego, seguiremos sujetos a los retos normales de nuestra vida física. Seguiremos siendo víctimas de odios, miedos, iras, etc., Ahora bien, la manera en cómo enfrentaremos estos retos será muy diferente a la manera en la que los enfrentamos en el pasado. Si situaciones de odio aparecen, al mismo tiempo entenderemos el porqué aparecen y seremos capaces de lidiar con nuestras emociones de una manera mucho más sabia y efectiva. Nos daremos cuenta de que este odio no proviene de quienes realmente somos, sino que es simplemente una emoción que ante la atenta mirada de nuestro consiente, eventualmente se desvanecerá y pasará. Para perdonar el pasado es importante el hacer la paz con todas las cargas emocionales que tenemos y dejarlas ir. Hay una historia que leí 230
a este respecto. Hubo una vez un maestro que pidió a cada uno de sus alumnos un saco con papas para el día siguiente de escuela. Por cada experiencia dolorosa y por cada persona que ellos no podían perdonar en su vida, el estudiante tenía que poner una papa en el saco. Cada papa tenía que tener gravada el nombre de la experiencia dolorosa o el nombre de la persona a la que no podían perdonar. Al día siguiente los estudiantes vinieron al maestro con sacos de papas de todos los tamaños, los cuales representaban sus cargas emocionales. Por un mes entero, los estudiantes fueron instruidos de llevar sus sacos de papas con ellos a todo momento. Con el pasar del tiempo, los estudiantes se dieron cuenta de que esta carga era vana, que no servía ningún propósito. Las experiencias dolorosas o los nombres de las personas a quienes los estudiantes no podían perdonar seguían en el saco, sin inmutarse del tremendo sacrificio que significaba el seguirlas acarreando. Finalmente, los estudiantes aprendieron que tenían que perdonar el pasado y dejar ir a este peso enorme que llevaban consigo. Perdonar el pasado significa dejar ir a la carga emocional que este conlleva.
Vivir en el presente La mejor estrategia para trascender el ego es aprender a vivir en el momento presente, que es, como vimos, el único que existe. Tu ego se alimenta del pasado y no puede sobrevivir en el presente. Si te pones a pensar, todo odio, rencor, ira, etc., tiene sus raíces en el pasado. Aun cuando nuevas situaciones se presentan, estas pasan rápidamente a ser parte del pasado. Nuevamente, de toda situación negativa debemos aprender a guardar la enseñanza y sobreponernos a la emoción que la situación generó.
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No tiene absolutamente nada de malo recordar el pasado, especialmente aquellos momentos que nos dieron felicidad y traen una sonrisa a nuestro rostro. Lo negativo es el pasar sumido en estas memorias sin reconocer o fijarnos nunca en la belleza del momento presente. El pasar sumido en el pasado, aun cuando sea en recuerdos positivos, es una negación del momento presente, una negación de la vida misma. Recuerda que la vida solo existe en el momento presente. Es imposible encontrarla en el pasado o tratar de proyectarla hacia el futuro. Es cierto que hubo vida en el pasado, pero cuando existió no fue pasado, sino que fue presente. La vida tampoco existe en el futuro. Probablemente existirá, pero al igual que con el pasado, cuando exista no será futuro, sino presente. El pasar sumido en el pasado es aún más grave cuando los recuerdos que nos consumen son negativos. Que sigamos consumidos por odios, resentimientos, iras, tristezas, aflicciones, etc., no soluciona absolutamente nada en nuestras vidas. No sirve ningún propósito práctico ni contribuye a nuestra felicidad. Recordar que le prestamos nuestro automóvil a un familiar en el que confiábamos y que a la final nos defraudó al devolvérnoslo en mal estado o accidentado, no es en sí negativo. Lo negativo es guardar los sentimientos de resentimiento y decepción que sentimos en esos momentos por mucho tiempo, sin llegar a superarlos. Al no superarlos, continuamos experimentando el sufrimiento que las circunstancias desencadenaron, paralizándonos y previniéndonos el disfrutar de nuestro pariente en el futuro, por más inconsciente que este se haya comportado con nosotros. Lo más seguro es que con el transcurso del tiempo nuestro pariente haya madurado y de alguna manera superado los niveles de inconsciencia que lo llevaron a devolvernos el carro en el estado en que lo hizo. No debemos olvidarnos que todos los seres humanos somos víctimas de
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la inconsciencia en diferentes formas e intensidades. Lo importante es no quedarnos estancados en ella sin llegar a controlarla o superarla. Incluso cuando estamos pasando por situaciones agradables en el momento presente, estamos más preocupados de guardar las memorias de esos instantes para disfrutarlas en el futuro que en gozar de la situación en el instante en que se presenta. Piensa cuántas veces que has estado de vacaciones te has preocupado más de tomar fotos que de disfrutar las experiencias por las que estabas atravesando. No hay nada de malo en recordar los momentos pasados, especialmente aquellos que fueron agradables. Lo malo es convertir el proceso de recordar estos acontecimientos en una obsesión que no te permita disfrutar el presente. Si por algo se nos olvidó la cámara y no tenemos cómo documentar los momentos que estamos pasando, se nos arruinan las vacaciones. El aprender a vivir en el presente es un proceso que no es fácil y cuesta trabajo. Durante el día, hazte pequeños recordatorios de traer tu mente gentilmente al momento presente, y fíjate en lo que estás haciendo. Si estás haciendo las tareas de la casa, practica por un momento el hacerlas simplemente disfrutándolas, sin cuestionarlas, sin pensar en nada que te distraiga. Entrégate totalmente a ese momento. Si por ejemplo, estas lavando los platos, disfruta de la tarea en sí misma, sin pensar en nada más. Disfruta del agua en tus manos, del olor de limpieza que viene cuando usas el jabón, etc. Este principio lo puedes aplicar también en tu trabajo. Por un segundo, detén lo que estás haciendo y mira a tu alrededor. Fíjate en lo que tienes en tu oficina y céntrate en el presente. Incluso cuando estás ejecutando alguna tarea profesional, tú puedes hacerla totalmente plantado en el presente. Lógicamente muchas veces tendrás que recordar y acceder a información proveniente del pasado. Cuando se presente esta situación accédela usando tu mente de manera consciente, y 233
volviendo gentilmente al presente tan pronto como te sea posible luego de usarla. Trata de que tu mente no te abandone, divague y empiece a bombardearte con pensamientos que no son relevantes a tu situación presente. De nada sirve que mientras estás realizando una tarea profesional, empieces a pensar en lo que vas a cenar, y te imagines lo feliz que vas a ser cuando termines el trabajo y vayas a tu casa. Si lo haces, estás negando el presente, estás negando tu situación actual y de paso agregas la frustración que significa el tener que estar todavía en el trabajo, cuando lo que tú quieres es ir a tu casa. Mucho más productivo sería posponer el pensar en lo mucho que quieres ir a tu casa y lo deliciosa de la cena que vas a tener, y concentrarte en la tarea que estás realizando en tu trabajo por tediosa que esta sea. Si es una tarea que disfrutas, en buena hora, concéntrate en precisamente eso y disfrútala por completo. Si es una tarea que te es irrelevante o no disfrutas, tienes dos opciones. Una es dejarla de hacer y la otra es aceptarla y hacerla. Hay veces que no tenemos la oportunidad de dejar de hacer una tarea que no disfrutamos y simplemente tenemos que ejecutarla. La mayoría de trabajos están llenos de este tipo de actividades. En estos casos, lo mejor, más productivo, y que causa menores frustraciones, es simplemente aceptarlas y hacerlas. Si practicas presencia mientras las haces, te darás cuenta de que puedes encontrar belleza aun en las tareas más irrelevantes o desagradables. Piensa que absolutamente todo en esta vida terrenal, lo bueno y lo malo, es pasajero. No hay tarea desagradable que sea eterna. La hora de salir del trabajo y regresar a tu hogar llegará, independientemente de cuanto tú hayas disfrutado o despreciado tu trabajo. Cuando las tareas se realizan de manera consciente, sin importar lo desagradable que sea, es posible disfrutarla. Al estar conscientes, 234
estamos validando el presente y, por lo tanto, estamos validando la vida misma. Es mejor el realizar una tarea a la vez de manera consciente, disfrutándola, que muchas cosas al mismo tiempo, en estado de inconsciencia. Cuando queremos hacer muchas cosas al mismo tiempo, terminamos ejecutándolas de manera mediocre porque no le dimos nuestra total atención a ninguna en particular. Hay muchas personas que se sienten muy orgullosas del sinfín de tareas que pueden realizar a un mismo tiempo. O se envuelven en estas actividades para sentirse más productivos, valiosos, mejores en su trabajo, o las realizan como una válvula de escape del momento presente. Mientras más pronto acaben con las tareas que se presentan, más pronto podrán hacer otras cosas que les traigan satisfacción. Desafortunadamente, cualquiera que sea el motivo, el resultado no trae felicidad. Si las realizas para acabarlas pronto y pasar a algo mejor, estás negando el presente. Estás posponiendo la felicidad y la localizas en el futuro. Estas haciendo que tu felicidad dependa de algún acontecimiento futuro que te la traiga. Lo más seguro es que cuando termines todas las tareas, otras se presenten y de esta manera tú sigas postergando la felicidad. Cuando actuamos de esta manera, la felicidad es constantemente postergada en espera a algo externo. Si ese algo externo no sucede, como es en la mayoría de los casos, la felicidad no se da. La satisfacción que te dará el sentirte un mejor empleado, es una satisfacción egoistica pasajera, que de ninguna manera justifica el estrés innecesario al que sometes a tu cuerpo en su búsqueda. Nuestra mente es adicta a la distracción cuando está a la merced de nuestro ego. El ego no puede sobrevivir en la tranquilidad de nuestra mente, por lo cual busca distracción constante. Cada vez que estás en paz, sin pensamiento, te hará sentir culpable por no preocuparte de esto o aquello. Para el ego todo es más sustancial que el momento 235
presente y por ello intenta descartarlo. Siempre hay algo más importante en lo que debes pensar o que debes hacer, que requiere tu atención inmediata. Si no estás consumido en estos pensamientos “importantes, buscarás distracción en otros medios, como internet, videojuegos o la televisión. Cuando por ejemplo miras la televisión, por un momento el ego desvía su atención de tus propios problemas para pasar a identificarse con los problemas o situaciones presentadas en la televisión. Pasa a identificarse con la violencia que se ve en las noticias, o el drama de la telenovela, hace que vivas estos dramas y te identifiques con ellos. Al identificarte, dejas de ser el observador de tu mente para pasar a vivir lo que ella te presenta. Muchos empresarios saben de esta predisposición y la aprovechan. Es por esto que la televisión está inundada de comerciales que buscan tu identificación física y emocional con los productos o servicios que desean vender. Por ejemplo, saben que tu ego busca superioridad. De esta manera te presentan toda clase de productos que milagrosamente te llevan a esos estados de superioridad. Asocian a ese reloj nuevo y costoso con imágenes de éxito y felicidad. Cuando el ego no encuentra nada más a qué aferrarse para encontrar satisfacción o felicidad, lo busca en substancias químicas como las drogas o en el sexo. Busca algo a lo que pueda aferrarse y le haga evitar el momento presente. Nuestro ego siempre busca la felicidad en lo externo, ya sea dinero, posesiones, logros, reconocimiento, etc. Cuando no hemos logrado encontrar la felicidad en las cosas materiales, quizás porque no nos ha sido posible adquirirlas, o en nuestro trabajo, porque no hemos logrado surgir buscamos satisfacción en otros elementos, como las drogas, por ejemplo. Esta búsqueda errónea de satisfacción generalmente se desencadena como de una negación a nuestra situación presente. El presente no nos satisface, no nos llena y, por lo tanto, intentamos escapar de él 236
con algo que nos distraiga y nos haga olvidarlo. Pasamos de esa manera a ser parte de un mundo irreal, ficticio, ilusorio, donde negamos lo único que existe para caer en las fantasías creadas por nuestra mente. Cuando estamos distraídos, ya sea trabajando obsesivamente o jugando a los videojuegos, sumidos en el drama de la televisión, o los aparatos electrónicos, estamos negando nuestra realidad. Esto no quiere decir que no podamos disfrutar de las maravillas que nos ofrece el mundo en que vivimos en el área del entretenimiento. La clave es no dejar que las distracciones del mundo actual nos impidan ver y disfrutar del momento presente. Una simple caminata en el parque, disfrutando de la naturaleza, la vida que está a todo nuestro alrededor, los sonidos, olores, etc., sin la intromisión del pensamiento conflictivo, nos brindará muchas más satisfacciones y nos hará sentir mucho mejor que cualquier momento dedicado a la fantasía de los juegos de video. Nuevamente, esto no quiere decir que de vez en cuando disfrutemos de las bondades de nuestra civilización actual y las innumerables alternativas que nos ofrece para distraernos. Lo ideal es disfrutar de estas alternativas sin pasar a ser víctimas de su ilusión y depender de ellas para encontrar satisfacción. Existe la tendencia a descartar la enseñanza de vivir en el presente, y, pensar que el vivir enfocados en él, es imposible, o, al menos, irresponsable. Se piensa que el vivir en el presente era una práctica a la que se dedicaban tal vez los hippies, o personas irresponsables a las que no les molesta el pasado o preocupa el futuro en lo más mínimo. Se piensa que es imposible y nada práctico tratar de funcionar centrados en el momento presente. Pasamos por la vida pensando en situaciones pasadas o futuras sin dar mayor importancia al momento presente. Nos consumimos pensando en lo que hicimos o dejamos de hacer, en muchos casos, años atrás o planificando que es lo que vamos a hacer la semana que viene. 237
Cuando la semana siguiente llegue, seguiremos pensando en el pasado y planificando lo que vamos a hacer la semana que le siga, y así sucesivamente. Vivir en el presente significa aceptar la realidad actual tal y como es, y eliminar el sufrimiento generado por nuestras mentes por situaciones pasadas, que no solo que existen solamente en nuestra memoria, pero que, además, no podemos cambiar, independientemente de cuanto así lo deseemos. Es el entendimiento profundo de que toda acción que tomamos en el pasado, no fue sino una reacción a las circunstancias que se presentaron, limitada por nuestro nivel de consciencia en ese momento. Nuestras reacciones no obedecieron a quienes realmente éramos en el instante en que las realizamos, sino a la historia de vida que formaba nuestra identidad en ese momento. Es también el entender que es absolutamente vano e innecesario pasar la vida preocupados por el futuro. Está bien el detenernos y planificar el futuro en ciertos momentos. Lo negativo es caer en una preocupación constante u obsesión que nos paralice y cause sufrimiento. Es enteramente posible el vivir mayormente en estado de presencia, es decir, en el presente. La única manera de disfrutar la vida es hacerlo en estado de presencia, ya que la vida solamente sucede en el momento presente. No puedes encontrar vida ni en el pasado, ni en el futuro, solamente en el presente. Piensa, que el pasado sucedió, pero cuando así lo hizo, fue presente. Piensa, además, que el futuro no es más que el fruto de tu imaginación. Lo más seguro es que no se presente en la manera en que lo imaginas, pero cuando así lo haga, será presente, no futuro. Para ilustrar este concepto simple pero que es difícil entenderlo a profundidad, piensa en el letrero que se ve en muchas tiendas que dice: “Hoy no fio, pero mañana sí”. El mañana nunca llega, porque es siempre hoy.
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Pensamos que no podemos ir por la vida sin culpas, preocupaciones, tristezas, estrés, etc. En realidad, estas emociones negativas y conductivas al sufrimiento son totalmente vanas. Son el resultado de un ego al que no le gusta vivir en el presente y nos induce a pensar que el futuro o el pasado son más importantes y merecen nuestra total atención. Es así que pasamos la vida llenos de sentimientos de culpas, tristezas, etc., por lo que hicimos o dejamos de hacer en el pasado, o preocupados, estresados, y llenos de ansiedad por un futuro imaginario que nunca terminamos de planificar. Vivir en el presente no tiene nada de irresponsable o negativo. Por el contrario, solamente en el presente podemos estar en contacto con nuestra verdadera esencia. El pensamiento problemático desaparece porque tiene sus raíces o en historias del pasado o proyecciones imaginarias del futuro. En realidad, decidir vivir en el presente es una de las decisiones más responsables que puedes tomar, ya que esta decisión es totalmente compatible con el encuentro de la felicidad. Vivir en el presente significa dejar de ser víctima de nuestra mente y sus historias pasadas o futuras y pasar a usar nuestra mente y ponerla al servicio de nuestra felicidad. Pasamos de ser usados por la mente a usarla. Es pasar de ser víctimas de nuestra mente a ser los maestros que controlan su accionar. Pasamos a ser los directores de orquesta de nuestra vida, en lugar de ser las víctimas de un instrumento musical, probablemente desentonado, que pretende ser el director de orquesta. Vivir en el presente significa disfrutar la vida. Disfrutar lo que es, no lo que fue, ni lo que quizás será. El momento presente es normalmente simple y benevolente, sin las complicaciones del pensamiento. Cuántas veces nos trasladamos a nuestro trabajo, sin haber disfrutado para nada del camino que nos lleva a él. En lugar de disfrutar de lo que 239
es, simplemente el camino a nuestro trabajo, lo ignoramos y nos pasamos pensando en quizás la reunión que tenemos, lo mal que nos cae alguno de los participantes, que es lo que vamos a hacer luego de la reunión, etc. Mucho más productivo en este caso sería el permitirte unos pocos minutos para repasar la agenda de la reunión, y el resto del tiempo disfrutar el camino, la naturaleza que te rodea, la gente que ves a tu alrededor, el clima, etc. No importa cuánto tiempo desperdicies en pensamientos repetitivos y problemáticos referentes a la reunión que tienes, el resultado nunca mejorará como fruto de los mismos. Tenemos la tendencia a pensar que el mantener al pasado vivo en nosotros, de alguna manera nos va a servir en el futuro. La verdad es que las emociones negativas provenientes del pasado, jamás te servirán en nada que contribuya a tu felicidad o a la de tus seres queridos. Son las lecciones aprendidas las que potencialmente pueden tener utilidad en el futuro. Sin embargo, debes ser consciente que la proyección que tú tienes del futuro, solo existe en la imaginación de tu mente. Lo más seguro es que éste se presente de manera muy diferente a como tú lo imaginaste. La vida está llena de circunstancias impredecibles e inesperadas que llevan a las personas por caminos dramáticamente diferentes a lo que habían imaginado sería su futuro. Si lo deseas, piensa en los cambios que se han presentado en tu propia vida y que te han traído hasta este preciso momento, y te darás cuenta de la veracidad de este concepto. Como humanos, queremos vivir nuestras vidas basados en el pasado o imaginando el futuro. Esto es precisamente lo que causa que vayamos por la vida de manera errática. Para comprender este concepto, imagínate que vas de paseo en tu coche por un lindo camino, rodeado de belleza por donde miras. Digamos que el punto final o el destino de tu recorrido es tu completa realización y felicidad. 240
El conductor del vehículo eres tú, el vehículo es tu cuerpo, y el camino es tu vida. Muchas personas quieren conducir su vehículo solamente mirando por el espejo retrovisor, fijándose en lo que han venido dejando atrás en el pasado, o imaginándose lo que hay más allá de esa colina que se ve en la lejanía, es decir, imaginándote el futuro por el que les va a llevar su camino. Si tú eres una de estas personas, imagínate la clase de experiencia que estás creando en tu recorrido por la vida. De continuar así, tu trayectoria sería totalmente errática y llena de complicaciones. Irías de tumbo en tumbo, te accidentarias, te saldrías del camino repetidamente, sería muy difícil sino imposible el que llegues a tu destino. La única manera de llegar a tu destino final es poniendo atención a tu camino, disfrutándolo, y haciendo los ajustes que sean necesarios en la ruta. Si tratas bien a tu vehículo, lo cuidas, te aseguras que tenga el combustible necesario y correcto, que tenga aceite, que las llantas estén bien infladas, etc., todo lo que te sea posible, para que tu vehículo no te falle, el camino hacia tu felicidad será más fácil. Si te distraes y te sales de la ruta, realiza las correcciones que sean necesarias para volver a ella. Si te cansas te das un descanso, compras un café, te desconectas del camino momentáneamente para volver a él con más fuerza y determinación. No toda la trayectoria será maravillosa, habrá muchas distracciones, pensamientos, emociones, personas, animales, etc., se te cruzaran, habrá muchos baches, obstáculos, mal tiempo, cansancio, etc., pero los aceptarás y los verás como lo que son, simplemente, parte del camino. Si te mantienes fiel a tu trayectoria y evitas las distracciones que la vida te arroja, sin lugar a dudas, llegarás a tu destino. Mientras más te mantengas en la ruta, más pronto llegarás a tu destino. No solo que finalmente llegarás, sino que has hecho de tu viaje un viaje placentero al que lo disfrutaste enteramente en todo su esplendor. 241
Hay muchas lecciones que se pueden aprender de la naturaleza y de los animales en particular con respecto a vivir en el presente. Los animales no tienen la misma capacidad mental que tenemos nosotros los humanos y por ello no se dan cuenta o racionalizan el hecho de estar conscientes, como lo podemos hacer los humanos. La limitada capacidad mental de los animales, hace que ellos no sean víctimas de sus mentes y por lo tanto de sus egos, y vivan en un estado de permanente presencia. Los humanos podemos aprender de ellos las ventajas de vivir en estado de presencia, con el beneficio adicional que, al tener una capacidad mental más elevada, podemos racionalizar y darnos cuenta de este hecho y aprovecharlo en su totalidad. Los animales no tienen la capacidad mental de vivir en el pasado y aferrarse a él. No tienen la capacidad de generar pensamientos que desencadenen emociones que les generen malestar. Los animales aprenden de las lecciones del pasado y puede ser que momentáneamente sientan la emoción que esta lección les produjo, pero no se aferran a ella, y la dejan ir cuando deja de ser relevante. Podemos darnos cuenta de este concepto en los perros. Si, por ejemplo, fueron golpeados por un vehículo al salir a la calle, asociarán esta actividad con el peligro y quizás la temerán y evitarán. Sentirán emociones de miedo y ansiedad, asociadas con el peligro cada vez que salgan a la calle, pero estas emociones no afectarán sus vidas mayormente. No pasarán horas consumidos pensando en el dolor y sufrimiento que experimentaron al ser golpeados por el vehículo, sino que inconscientemente limitarán el sentir emociones de rechazo por esta actividad, para el momento en que salgan nuevamente a la calle y, por lo tanto, sea relevante sentirlas. Los animales no crean historias mentales conflictivas que les causen sufrimiento, sino que aceptan su situación presente sin cuestionarla. De ser necesaria alguna acción que les permita salir de una situación 242
de malestar la harán, pero no sufrirán pensando en lo negativa de la situación. Por ejemplo, digamos que alimentamos a nuestro querido perrito todos los días a aproximadamente las 7 de la noche. Si por algún motivo nos demoramos, nuestra mascota no empieza a crear situaciones mentales imaginarias que le causen sufrimiento. No pensará: “¿Qué se cree mi amo? Ya son las 8 de la noche y todavía no llega a la casa. ¿Es que no sabe que yo como a las 7 y que me estoy muriendo de hambre? Se debe haber ido con esa loca que trajo a la casa el otro día. No sé qué es lo él ve en ella. A mí no me parece gran cosa. Creo que yo tampoco le caigo bien, ya que me quedo viendo mal cuando le moví la cola para que me dé algo de comida. Seguro que se casa con esa bruja y se olvida de mí. ¿Qué va a ser de mi pobre existencia? ¿Qué voy a hacer cuando mi amo ya no me quiera y decida deshacerse de mí… etc., etc., etc.?”. Todo solo porque te retrasaste una hora en darle de comer. Lo más probable ante situación es que tu perrito, al sentir hambre, buscará algo que satisfaga su deseo de alimentarse. Puede ser que lo encuentre, pero puede ser que no. Independientemente de que haya a no haya sido capaz de solucionar su problema, tu perrito te recibirá con mucha alegría y moverá su colita, sin importarle las razones por las cuales te hayas demorado en llegar a la casa y alimentarle. ¿Te das cuenta de lo problemático que sería el que nuestras mascotas piensen como nosotros los humanos? Otra lección importante que podemos tomar de los animales es la manera cómo procesan las emociones negativas ocasionadas por sus conflictos. Cuando hay algún tipo de disputa, ya sea territorial o de apareamiento, se enojan, tratan de intimidar a sus rivales, quizás incluso pelean, pero luego de que la situación ha pasado, liberan la energía negativa y continúan sus vidas sin odios, resentimientos, o deseos de venganza para con sus rivales.
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Al analizar al reino animal nos es posible ratificar el hecho de que las emociones negativas, que causan sufrimiento y, por lo tanto, son problemáticas, son exclusividad de nosotros los humanos. Un animal nunca mata a otro animal por el simple deseo de matarlo, porque le cae mal, piensa diferente, o quiere imponer sus caprichos en el otro. Cuando una leona caza y mata a una cebra, lo hace simplemente porque necesita alimentarse y alimentar a su manada. No existen odios, venganzas, etc. de por medio. Un animal no odia a otro animal, simplemente le teme y evita como resultado del instinto de supervivencia y protección propia de cada especie. Lo visto anteriormente de ninguna manera significa que los humanos debemos comportarnos como animales, simplemente significa que, como humanos, tenemos la condición mental que nos permite analizar y darnos cuenta de las áreas problemáticas de nuestro comportamiento y formas de pensar y así, trabajar en superarlas y trascenderlas. Hemos sido bendecidos con la capacidad de aprender y transformar nuestra realidad tomando las lecciones que sean conductivas a nuestra felicidad y prosperidad. Tenemos la capacidad de vivir en el presente sin por ello descuidar de ninguna manera nuestro desarrollo y prosperidad como especie. Vivir en el presente representa el fin del sufrimiento causado por nuestra memoria del pasado o nuestra imaginación del futuro. Al eliminar este sufrimiento y alcanzar niveles más elevados de conciencia, nuestro desarrollo será más prominente y significativo. Uno de los mejores ejercicios para practicar presencia es el prestar atención a la naturaleza que te rodea. Cuando la estás observando, admirando, experimentando, prestando atención a sus olores, a sus sonidos, tú estás presente, estás practicando presencia. Al hacer este ejercicio, te darás cuenta de lo que te has venido perdiendo. 244
Aún a situaciones que deberían ser agradables, las convertimos en desagradables cuando pensamos demasiado en ellas. Hay muchísima gente que, por ejemplo, cuando quiere planificar un viaje, se pasa preocupada por los detalles con semanas de anticipación. Estas personas se consumen pensando en que van a tener que planificar su transportación, hoteles, entradas a las atracciones que quieren visitar, etc. Estos pensamientos les generan toda clase de estrés y ansiedad. Es mucho más productivo el dejar estos pensamientos de lado y reservar un periodo de tiempo para planificar el viaje. Si tú eres una de estas personas y sigues este consejo, te darás cuenta de que cuando te concentres y dediques toda tu atención a la ejecución de esta tarea, ella no te tomará más de quizás un par de horas. Verás que no había necesidad de ningún tipo de angustia o estrés al respecto. Es mucho mejor el vivir intensamente el presente y planear el futuro sin pasar a consumirnos por su planificación. Cada vez que tú estás presente sin pensamiento y sin juzgar, entras a una dimensión más profunda en tu verdadero ser. Experiencia la naturaleza sin poner etiquetas a los objetos que vez. Si ves un árbol trata de admirarlo sin etiquetarlo, sin decirte mentalmente que es un árbol lo que estás mirando. Puedes hacer lo mismo con todos los otros objetos y animales que hay en la naturaleza. Trata de estar consciente de su existencia sin poner nombres o etiquetas a lo que experimentas. Cuando etiquetas lo que ves, estás incluyendo a tu mente en la experiencia. Ese ser que es capaz de observar, sentir sin juzgar, admirar sin pensar, es tu ser interior. Cuando estás plantado en el presente, tu mente está en calma. Tu vida se simplifica enormemente y se vuelve mucho más significativa y feliz. De esta manera, limpiamos nuestra mente de la negatividad que se ha venido incrustando en ella por quizás muchos años. Conservamos las lecciones que diferentes situaciones del pasado nos dieron, pero 245
nos desidentificamos de las emociones negativas que ellas nos generaron. Dejamos ir a todos esos pensamientos repetitivos y emociones generadas por nuestra mente que son vanos e irrelevantes para nuestra felicidad. Dejamos también de lado preocupaciones innecesarias respecto a un futuro que vive solamente en nuestra imaginación. Recordemos nuevamente que el no preocuparse demasiado respecto al futuro, no quiere decir que no lo planifiquemos. El no preocuparse simplemente significa el anular las emociones vanas que acompañan a los pensamientos que causan la preocupación. Planificar es diferente, ya que su naturaleza obedece a un pensamiento consciente y actual, honrando así, al momento presente. Cuando nuestra mente está en calma, algo muy curioso sucede. Pensamientos e ideas creativas, validas, y sobre todo relevantes a nuestra felicidad empiezan a entrar en nuestro consciente. Muchas de las grandes mentes de la humanidad, se han dado cuenta del increíble poder de esta realidad. Al contrario que los pensamientos forzados, los pensamientos o realizaciones creativas no requieren esfuerzo, simplemente se presentan en la tranquilidad de la mente. Este tipo de pensamientos son los responsables de grandes logros y descubrimientos. Son estos pensamientos o realizaciones los responsables de verdaderos logros y descubrimientos trascendentales en la historia de la humanidad. Muchos de los grandes científicos, pintores, compositores, etc., han admitido que sus mejores creaciones han llegado a ellos en instantes de serenidad e inspiración. Estos momentos no llegan a voluntad forzados por el cerebro, sino que, por el contrario, llegan inesperadamente en momentos de tranquilidad. Debemos abrirnos a la posibilidad de que la manera en la que hemos vivido nuestra vida hasta el momento presente, no ha sido la mejor y 246
que hay una manera mucho más significativa, llena y grandiosa de vivirla. Es importante que la exploración de esta felicidad sea personal, sin creer ciegamente en lo que nadie nos dice, incluidas las enseñanzas de este libro, o cualquier otro de los muchos que hay ahora en relación con estos conceptos. Cuestiona toda enseñanza, pero al mismo tiempo escúchala con una mente abierta. Dale una oportunidad de probarse valedera. Analízala, pero no lo hagas en el ruido de tu mente. Hazlo en paz, sin prejuzgarla. Fíjate si la enseñanza resuena en tu corazón. Descubre si hay algo ahí que te dice que sí, que lo que estás analizando es verdadero o falso. Si descubres que lo que analizas es de algún modo divisivo o fomenta pensamientos o emociones de rechazo a ciertas personas o grupos de personas, descarta la enseñanza, ya que sus raíces son egocéntricas. Si por el contrario, la enseñanza resuena, practícala, y presta atención a cuanto te cambia y beneficia. Tomará un tiempo hasta que estas enseñanzas se conviertan en parte de tu vida, pero no hay nada que sea más importante o significativo que la felicidad que te pueden traer. Piensa: “¿Hay algo más importante en mi vida que mi propia felicidad?” Hay mucha gente que ante esta pregunta respondería: “Sí, la felicidad de mis hijos”. Ahora, ¿crees tú que tus hijos podrían alcanzar una felicidad total si tú te sientes miserable? La mayor contribución a la felicidad de nuestros hijos es el cómo padres ser felices nosotros. Si no somos felices nos es imposible, o al menos tremendamente complicado, impartir felicidad. Hay casos de padres que tratan de esconder su infelicidad para que sus hijos no se preocupen o sufran ante lo que significaría su divorcio o separación. En la práctica, es común el que los hijos estén al tanto de la infelicidad de sus padres, independientemente de cuanto ellos se esfuercen por ocultarla. Esconder la infelicidad no es la solución. Lo más seguro es que los padres no van a lograr engañar a sus hijos. Inevitablemente, llegará el 247
momento en que simplemente no puedan seguir ocultando sus verdaderos sentimientos y todas esas emociones reprimidas, que han causado quizás años de sufrimiento, salgan a la luz. Cuando te alineas con el momento presente, te alineas con la vida misma. En el presente es el único momento que vives tu vida. Como resultado, esta se vuelve más benevolente, ya que dejas de pelear con ella, la estás reconociendo y aceptando. Finalmente la estás viviendo.
Aceptación Siempre que negamos el momento presente abrimos las puertas al sufrimiento causado por sentimientos de insatisfacción, estrés y ansiedad entre otros. Estos sentimientos aparecen cuando no aceptamos nuestras circunstancias presentes y queremos estar en otro sitio o hacer una cosa diferente a lo que estamos haciendo. Si estamos atrapados en una tarea que consideramos tediosa y antipática, no es la tarea lo que nos causa insatisfacción y ansiedad, son los pensamientos que nos aquejan mientras realizamos la tarea los que la causan. Tomemos como ejemplo el lavar los platos. Digamos que odiamos esta actividad y el solo pensar en hacerla, nos causa grandes niveles de ansiedad. El hecho de lavarlos, no es el causante de este odio y ansiedad que se presentan, sino el hecho de que mientras los lavamos, nuestra mente nos recuerda constantemente lo mucho que despreciamos esta actividad. Nos dice que podríamos estar haciendo cualquier otra cosa más importante, interesante, o agradable. En otras palabras, estamos negando el momento presente. Estamos físicamente en el presente, lavando los platos, pero nuestra mente está en otro lado completamente. Nuestra mente se encuentra en una batalla sin cuartel diciéndonos los miserables que somos en esos momentos. Si no podemos cambiar el presente, lo mejor es 248
aceptarlo. Cuando hay aceptación por las tareas tediosas, se puede llegar incluso a disfrutarlas. La próxima vez que laves los platos hazlo de manera consciente, es decir, en estado de presencia, con tu mente en el momento presente. Disfruta la actividad, siente el agua correr por tus manos, el olor del jabón, la sensación de limpieza que se da cuando pasas la mano por los platos, etc. El concepto de aceptación va mucho más allá del aceptar las tareas que no nos gustan y hacerlas. Este concepto puede ser aplicado a todo lo que represente tus circunstancias de vida actuales. Si eres pobre, enfermo, etc., lo mejor es aceptar tu situación sin pelearla. El aceptar una situación por desagradable que sea no quiere decir que te paralices y no hagas nada por superarla. Simplemente quiere decir el dejar de lado las emociones negativas que ellas conllevan. Quiere decir dejar de sentirte miserable por tu condición económica, aceptarla y al mismo tiempo realizar las actividades que consideres convenientes para mejorarla. Aceptar al presente, por más desagradable que aparentemente este sea, es aceptar a la vida. Cuando aceptamos a la vida, es decir, vivimos en el presente y lo disfrutamos, nos damos cuenta de la simplicidad e increíble belleza que intrínsecamente este tiene. Quizás el testimonio más grandioso de aceptación es el que nos dio Jesús cuando, a pesar de saber lo aterrador de su destino, se rindió al mismo diciendo: “Que se haga tu voluntad y no la mía” (Lucas 22:42).
Hacer la paz con el sufrimiento En el camino de trascendencia al ego es importante que, de algún modo, hagamos la paz con el sufrimiento que hemos experimentado
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hasta el momento presente. Saber lo que es el sufrimiento es precisamente lo que te permitirá experimentar la felicidad. Es difícil entender, pero aún en el sufrimiento más profundo, hay una lección que debió ser aprendida y que nos trajo al punto en el que nos encontramos en este momento. Suena ridículo, pero no hay más que agradecer al sufrimiento que se ha presentado en nuestras vidas. Si no hubiéramos sufrido, no sabríamos lo que es la felicidad. Solo aquel que ha sufrido, sabe lo que significa el ser feliz. Si toda tu vida hubiera sido siempre feliz y nunca hubieras experimentado el sufrimiento a nivel personal o del mundo que te rodea, tú no sabrías lo que es la felicidad. No la apreciarías, porque ese sería tu estado natural. No tendrías nada con que compararla. Este principio se aplica a todo tipo de emociones. Tú no sabrías lo que es vivir en paz, si no supieras lo que es la guerra y la violencia. Si tú no hubieras odiado, no sabrías lo que es amar. Si tú nunca hubieras escuchado el llanto de un niño, probablemente no apreciarías la tranquilidad que normalmente viene luego ese llanto. No apreciarías o aún sabrías lo que es la salud, si nunca hubieras estado enfermo. No apreciarías el dinero si nunca hubieras pasado necesidades económicas. En esta misma línea, hay muchas cosas que no apreciamos porque siempre han estado con nosotros. Es posible el ver a mucha gente joven maltratando sus mentes y sus cuerpos porque no los aprecian. No saben lo que es que la salud los abandone. No es sino solo cuando empiezan a perder la salud que hacen conciencia y empiezan a respetar sus cuerpos. Esta falta de apreciación es más grave y evidente con nuestro propio planeta. Muchos humanos no lo apreciamos porque siempre ha estado con nosotros, proveyendo lo que necesitamos. Muchos humanos tenemos la idea errada de que somos superiores al planeta 250
que habitamos. Tenemos la idea de que estamos por encima de la naturaleza y de que en el futuro seremos capaces de vencerla y dominarla como si fuera un animal salvaje. Nos olvidamos que nosotros no somos importantes o primordiales para la naturaleza. Ella sobrevivió sin nuestra presencia por millones de años. Somos nosotros los humanos los que de ninguna manera podríamos vivir sin ella. A veces nos olvidamos de lo frágiles que somos en comparación con nuestro mundo. Es un hecho científico comprobado que la extinción de los dinosaurios hace aproximadamente 65 millones de años fue desencadenada por la colisión de un asteroide o cometa con la tierra en la provincia de Yucatán. Este asteroide, de acuerdo a los científicos, tuvo un radio aproximado de solamente 10 kilómetros. A través de la historia, los humanos hemos estado a punto de extinción en varias ocasiones. Es difícil predecir el impacto que estos tipos de desastres tendrían en la vida humana, pero sí es posible usar estos ejemplos para darnos cuenta de lo insignificantes que somos en términos de supervivencia comparados con nuestro amado planeta. Al despertar y abrir los ojos a niveles de consciencia más elevados, dejamos de infringir sufrimiento en nosotros mismos y en otras personas. El ego, causante de sufrimiento, no desaparece de manera inmediata, pero es consistentemente debilitado al parar de llenarnos de pensamientos negativos que alimentan a nuestro ser problemático y emocional. Debilitar a nuestro ego hace que eventualmente nos sea posible el trascenderlo y así encontrar la verdadera y única felicidad. El nivel de inconsciencia de las personas es proporcional a su sufrimiento y al sufrimiento que causan en otras personas. Hay veces que pensamos que hay personas inconscientes que van por la vida sin mayores sufrimientos. Esto no es así, el fruto de la inconsciencia es siempre sufrimiento. Lo que sucede es que muchas veces este sufrimiento es opacado o compensado con sentimientos de 251
superioridad transmitidos por el ego. Por ejemplo, hay personas sumamente inconscientes con mucho poder y dinero que jamás admitirán su infelicidad. La niegan al considerarla imposible debido a sus condiciones superiores de vida. El admitir su infelicidad seria el admitir que a pesar de todo su “éxito” externo, han fracasado en lo que es más importante y relevante en la vida.
Humildad La humildad es una de las características más palpables en la gente que ha logrado controlar o superar su ego. Por este motivo uno debe tener muchísimo respeto por las personas humildes. Existe la tendencia de considerar a las personas humildes como inferiores a nosotros porque tal vez no tienen tantas ambiciones, y no están desesperadas por logros, dinero, etc. Pensamos que estos son signos de inferioridad y debilidad cuando en realidad, es todo lo contrario. Humildad no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. La única debilidad relacionada con la humildad es la debilidad del ego, la cual es altamente positiva y relevante en el encuentro de la felicidad. Las personas humildes tienen un nivel de consciencia elevado, y por ello no buscan la satisfacción personal o la felicidad en lo material y externo. Aprecian el dinero si lo tienen, pero no están condicionados por él y su falta no les inmuta mayormente. Cuando nos embarcamos en el camino de trascendencia al ego, inevitablemente nos volvemos más humildes. Al desidentificarnos de la mente, dejamos de caer en sus trampas y sentirnos superiores por la historia de nuestras vidas, que poco o nada han tenido que ver con nuestra felicidad. Ahora bien, hay que tener cuidado que la humildad no de paso o sea el resultado de sentimientos de inferioridad. El ser 252
humilde como resultado de sentirse inferior, es problemático, y causa enorme sufrimiento. Ser humilde significa el darse cuenta de que uno no está por encima de nadie ni tampoco por debajo que nadie, independientemente de la situación de vida que se tenga. Ser humilde y trascender el ego simplifica el encuentro de la paz y felicidad duraderas y nos da fuerza. Esta fuerza no es fuerza física o mental, sino espiritual. Es una fuerza que no radica en la capacidad de usar violencia para dominar e imponerse, sino por el contrario, radica en la calma y respeto profundo a las personas. Hay muchos líderes que han logrado transformaciones trascendentales en la humanidad como resultado del uso de esta fuerza benevolente. Hay ejemplos notables de líderes que han combinado la fuerza de la humildad con la sabiduría. Ejemplos destacables son el Dalai Lama, Martin Luther King Jr., Nelson Mandela, entre otros. Cabe indicar que la humildad a la que se hace referencia en estos párrafos, tampoco está relacionada con la pobreza o ausencia de lo material como es costumbre interpretarla. No hay que necesariamente ser pobre para ser humilde. Hay gente de escasos recursos económicos que no es humilde. Así mismo, aunque no es común encontrarlas, hay personas de mucho éxito en lo material que son humildes y aprovechan las bondades de su situación en ayudar al prójimo. Esta humildad está relacionada con la pobreza o ausencia de ego. Es la humildad o pobreza de espíritu a la que se refirió Jesús cuando dijo: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”. En nuestro esfuerzo por trascender el ego debemos dejar de alimentar a nuestras emociones negativas con pensamientos negativos. El mayor alimento de toda emoción es la emoción en sí 253
misma. No hay nada que alimente más al odio, que el odio en sí mismo. No hay nada que alimente más a la violencia, que la violencia en sí misma. No hay nada que alimente más al terror, que el terror en sí mismo. JFK, expresidente de los Estados Unidos, dijo con mucha sabiduría que lo único a lo que hay que temer es al temor en sí mismo. El objetivo del terrorismo es, a través del temor, causar sufrimiento en las personas y paralizarlas. Tenemos que ser conscientes de que es la emoción de temor la que causa sufrimiento, y no los hechos que la desencadenaron. Cuando caemos víctimas del terror y por ello nos paralizamos o limitamos nuestra libertad, los terroristas ganan. La mejor manera de combatir el terrorismo es combatiendo la emoción de terror con la que ellos pretenden victimizarnos. Al trascender nuestras emociones y dejar de ser víctimas del terror, debilitamos a quienes lo infringen y les quitamos su mayor motivación. En la vida no hay situación, por complicada que sea, que amerite el que te consumas pensando en ella. La solución a los problemas más complejos, normalmente no llega como resultado de un pensamiento forzado y obsesivo sino, por el contrario, llega en la tranquilidad de tu mente. Piensa, por ejemplo, las veces que te fuiste a la cama frustrado por no haber logrado resolver algún problema, y la solución te llegó mientras descansabas. Cuando vaciamos nuestra mente del pensamiento obsesivo y problemático, las soluciones más importantes y trascendentales se hacen presentes. Por este motivo es una gran táctica calmarse, dejar de pensar en el problema y así encontrar la mejor solución.
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El poder del pensamiento positivo Al controlar nuestros pensamientos controlamos nuestra realidad. Este es un principio universal, que está siendo probado por la ciencia. Cada vez es más evidente que nuestros pensamientos afectan a nuestra realidad. Pensamientos positivos la mejoran, y pensamientos negativos la obscurecen y empeoran. En los años 90, el Dr. japonés Masaru Emoto realizó varios experimentos sobre cómo los pensamientos, la música, los rezos y el ambiente afectan la cristalización del agua. El objetivo de sus experimentos fue el comparar muestras de agua sometida a la positividad del rezo, pensamiento, etc., con muestras de agua sometidas a pensamientos negativos de ira, odio, etc. Los resultados fueron inesperados y tremendamente reveladores. Los cristales formados en el agua sometida a positividad fueron simétricos, limpios, y hermosos, mientras que los cristales del agua sometida a negatividad, fueron asimétricos, sucios en apariencia, y repulsivos. Esto demuestra el poder del pensamiento y las buenas intenciones sobre lo material. No podemos olvidarnos que los seres humanos somos más de 60 % agua. Nuestros pensamientos afectan nuestra realidad y la van cambiando. Si la mayoría de nuestros pensamientos son positivos, esa será precisamente nuestra realidad, mayormente positiva. Si por el contrario estamos sumidos en la negatividad y todo pensamiento que viene a nuestra mente es negativo, nuestra realidad será negativa. Es fácil de este modo el caer en un círculo vicioso interminable en el que nuestra realidad es negativa como fruto de pensamientos negativos, y tenemos pensamientos negativos porque nuestra realidad es negativa. Tenemos que romper este círculo para cambiar nuestra realidad y transformarla de manera positiva. La mejor manera de hacerlo es descubrir el origen de nuestra negatividad y darse cuenta de que la gran mayoría de nuestros pensamientos negativos no son 255
más que el resultado de nuestras circunstancias de vida, de la historia que nosotros hemos creado para nosotros mismos. Una vez que identifiquemos el problema, la solución estará al alcance de nuestra mano. La realidad en la que vivimos no es sino el reflejo de quienes somos. Al nosotros cambiar, cambiamos nuestra realidad. Si mejoramos, nuestra realidad mejora, así de simple.
Pequeño retrato de una persona feliz Si fuese posible hacer un listado de las personas más felices en el mundo este listado sería muy diferente al de las personas más ricas del mundo. Este listado muy probablemente estaría conformado por personas que han logrado enfocarse en lo positivo y a transformar lo negativo. Han aprendido a hacer limonada con los limones que la vida les ha arrojado. En otras palabras, han logrado convertir situaciones negativas en positivas, con un cambio de actitud en la manera que las enfrentan. Se han dado cuenta de que el dinero y lo material no es la felicidad. Han aprendido a usar el dinero para mejorar sus condiciones de vida y ayudar al prójimo. Han aprendido a usar el dinero de manera relevante para su propia felicidad y la felicidad de los que les rodean, descartando la acumulación vana, que no pasa de brindarnos algo de satisfacción temporal, pero nunca una felicidad trascendental. Han aprendido a aceptar todas las circunstancias de la vida, incluida la muerte. En el fondo saben que la vida misma nunca perece y esta infinitamente por encima de la mortalidad de lo físico. No se aferran a nada, porque saben que lo físico y lo material es pasajero y está destinado a desvanecerse. 256
Se aman a sí mismas de manera sincera, no narcisista o egocéntrica. Se sienten felices de ser quienes son, independientemente de los defectos o males que les aquejen. No necesitan más dinero, logros, etc., para sentirse más y ser felices. Se sienten agradecidos por lo que tienen sin preocuparse demasiado por lo que no tienen. No trabajan o realizan actividades con el fin de obtener una felicidad futura, sino que lo hacen simplemente porque las disfrutan en el presente. La felicidad viene precisamente cuando se disfruta de lo que se hace. Aman todo de manera incondicional, sin opuesto. Este amor, no es el amor al que estamos acostumbrados, que es condicionado, y dependiente de las circunstancias. Es ese amor que no tiene como opuesto el odio. No es ese amor que sentimos por alguien cuando nos complace, que se transforma en odio cuando no nos complace. Son personas equilibradas. Consciente o inconscientemente, han logrado un balance entre cuerpo, mente y espíritu. Saben muy bien quiénes son y por ello no se inmutan por la opinión que otras personas tengan de ellas. Encuentran dicha en todas sus acciones. Se preocupan más de disfrutar el proceso o creación que del resultado final. No viven en el pasado y por ello están libres de rencores, iras, odios, culpas, tristezas, entre otras emociones que tienen sus raíces en él. Tampoco les preocupa demasiado el futuro. Saben que el imaginarlo o intentar predecirlo es vano y causa emociones conflictivas, totalmente innecesarias. Planifican su futuro de manera serena, sin obsesiones, descartando las emociones vanas que se producen al intentar imaginarlo o predecirlo. Prefieren concentrarse en realizar actividades conscientes en el presente, las cuales inevitablemente les 257
lleva por una vida de bienestar y felicidad. Se concentran en el presente y lo disfrutan. No toman nada demasiado en serio. Siempre encuentran humor y esperanza en las cosas. Prácticamente nada amerita su preocupación. Saben que el preocuparse es vano, y se limitan a actuar para resolver sus problemas. Son personas que a través del pensamiento positivo y acciones correctas han aprendido a moldear su realidad. Se han dado cuenta de que son ellos los que la controlan, y se han convertido en verdaderos maestros de sus propios destinos.
100 años en la tierra El sector demográfico de mayor crecimiento, es el que se refiere a la población que sobrepasa los 100 años de edad. Los avances de la ciencia y la medicina están haciendo posible que los humanos vivamos cada vez más largo. Es imposible saber cuántos años vamos a vivir de manera acertada. Puede ser que gocemos de perfecta salud y de repente seamos víctimas de un accidente, y nuestros días en la tierra lleguen a su fin. Ahora bien, para efectos prácticos, asumamos que vamos a vivir hasta los 100 años de edad. Hagamos un análisis de nuestras vidas y decidamos cómo queremos continuarla hasta que lleguemos a los 100 años de edad. Escojamos cómo queremos vivirlos. Hagamos que los años que nos faltan cuenten. Que estén llenos de experiencias. No nos vayamos de este mundo sin haber vivido plenamente. No nos vayamos sin haber hecho lo que queríamos. Pensemos cuántas veces posponemos nuestras vacaciones, o esos momentos de esparcimiento con la familia, porque estamos demasiado 258
preocupados, cansados, o deprimidos. Si por ejemplo, siempre hemos querido lanzarnos en paracaídas, ¿qué estamos esperando? Dejemos ese afán que tenemos de postergar todo. Olvidémonos de siempre localizar la felicidad en el futuro. Dejemos de decirnos: “Este año no, pero quizás el año que viene, si las condiciones mejoran, o si esto pasa, o si esto no pasa, ahí sí que vamos a tomar esas vacaciones”. Hagamos algo significativo, ¿por qué no? Pensemos en cuántas cosas no hemos hecho porque haber tenido miedo a esto o a lo otro. Hay por ejemplo muchas personas que siempre han pensado en abrir un negocio propio, pero no lo han puesto en práctica refugiándose en todo tipo de excusas. “No tengo el dinero suficiente, que pasa si no me va bien, que tal si lo pierdo todo, quien se va a hacer cargo, etc.”. Si no lo intentas, nunca sabrías que es lo que hubiera pasado. ¿Quién sabe si te hubieras hecho millonario? Nunca lo sabrás. Lo mismo pasa con las ideas. Todos, absolutamente todos, tenemos buenas ideas. Cuantas veces pensamos en productos que sabemos serían un éxito. Decimos, sería buenísimo si esto existiera, o sería buenísimo si este producto, en lugar de ser de esta manera, sería de esta otra. No ponemos en práctica nuestras ideas, porque en el fondo, no confiamos en nosotros mismos. Subliminalmente nos decimos que no somos lo suficientemente inteligentes o educados para desarrollar lo que pensamos. También pensamos que, si se nos ocurrió a nosotros, lo más seguro es que también se le ocurrió a alguien más, y que seguramente nuestra idea ya ha sido tomada. La diferencia entre un inventor de éxito, y una persona con buenas ideas, es que el inventor, puso en práctica sus ideas. Esa es la única diferencia, los grandes inventores lo saben. No esperes a que a alguien más se le ocurra lo que se te ocurrió a ti. La próxima vez que tengas una idea que tú sabes, mejoraría el mundo de alguna manera, y que de paso te traerá muchas satisfacciones personales y materiales, ponla en práctica. 259
Analiza que es lo que tienes y que es lo que necesitas para hacer de tu idea una realidad. No esperes, déjame enfatizar, NUNCA esperes a que las cosas te caigan del cielo. Ponte en acción. Siempre habrá gente que intentará hacerte cambiar de opinión y te dirá que tu idea no sirve, no es práctica, no es posible. No hagas caso. El mundo está lleno de ejemplos en los que las ideas provenientes de grandes genios, y que han transformado nuestro mundo, han sido ridiculizadas, descartadas, etc. Se perseverante, cree en ti mismo, no dejes que otras personas te digan lo que vales. El coronel Sanders, del Pollo Frito Kentucky, fue rechazado 1.009 veces antes de que un restaurante aceptara su receta. Si el coronel Sanders se hubiera echado a morir ante tanto rechazo, y creído lo que la gente le decía de su receta, el mundo se habría privado de su delicioso pollo frito. Henry Ford, fundador de la Ford Motor Company y conocido por su sistema innovador de ensamblado de vehículos, fracasó en múltiples ocasiones antes de ser reconocido. Sus negocios colapsaron repetitivamente y lo dejaron totalmente quebrado más de cinco veces. Oprah Winfrey, considerada por muchos como la mujer contemporánea de mayor éxito en el mundo, por la fortuna e influencia cultural que ha obtenido a través de sus programas televisivos y revistas entre otros, superó la pobreza, una infancia abusiva, e innumerables rechazos para llegar a la posición en la que actualmente se encuentra. Oprah incluso fue despedida de un trabajo de reportera en televisión por “no estar preparada para la televisión”. Walt Disney fue despedido por un editor de periódico que dijo que Disney carecía de imaginación y buenas ideas. Imagínate lo que se habría perdido el mundo si Disney lo hubiese creído. 260
Albert Einstein fue ridiculizado por muchos maestros que lo consideraban lento y tonto. Llego incluso a ser expulsado de su escuela por cuestiones disciplinarias. Einstein escogió ignorar a estas personas y revoluciono nuestro entendimiento de física. Como puedes ver, la historia de la humanidad está llena de este tipo de situaciones. Tú y nadie más que tú eres tu mejor juez. Puedes pedir opiniones de otras personas, pero siempre tómalas de manera objetiva. Ellos no saben quién tú eres y de lo que eres capaz. Solo tú lo sabes, y si no lo sabes, haz tu misión de vida el descubrirlo. El éxito normalmente no llega de manera fácil y rápida. Mientras te mantengas fiel a tus instintos, a tus principios de búsqueda de la felicidad, y perseveres, invariablemente, aparecerá. No tomes tu vida muy en serio. Toma la vida con calma, como una experiencia. Haz del mundo tu parque de diversiones donde tú escoges lo que quieres hacer y experimentar. Trabaja con alegría. Disfruta la actividad que realizas con el mismo entusiasmo que disfrutarías el resultado esperado. Recuerda que lo que hace desagradable a una tarea normalmente no es la tarea en sí misma, sino el rechazo que sentimos por ella. Encuentra un balance entre trabajo y esparcimiento. No existe actividad más valedera que aquella que te brinde alegría y felicidad. Cuando somos víctimas del ego, existe la tendencia de hacer muchas cosas al mismo tiempo, sin disfrutar de nada de lo que hacemos, sino como una manera de sentirnos mejores, más inteligentes. Estamos orgullosos, y no somos tímidos en comunicar a nuestros colegas y todo el que quiera escuchar, nuestra habilidad de trabajar en tres proyectos simultáneamente. Mientras conversamos por teléfono, mandamos emails, y analizamos esos datos que nuestro jefe necesita. Nos orgullecemos también de cuanto trabajamos. Es común el 261
encontrar a personas orgullosas de no haber tomado vacaciones por años y tener una gran cantidad de días disponibles acumulados. Dicen que simplemente no tienen la oportunidad de tomarse una vacación, que están demasiado ocupados y no tienen tiempo. Mentalmente, lo que están diciendo, ya sea que lo admitan o no, es que son demasiado importantes para tomarse una vacación. Tienen pavor de no sentirse necesarios, y que al tomarse unas vacaciones, sus colegas o subalternos se den cuenta de que ellos no son indispensables. Estas personas fallan en darse cuenta de que todos estos sentimientos son el producto de sus mentes, gobernadas por el ego. Es el ego el que tiene que sentirse superior, necesario, indispensable, etc. De manera escondida, el ego no les permite descansar y disfrutar de sí mismos y de los que los rodean. Dan la imagen equivocada, de que el que baja la guardia para disfrutar un poco de la vida es débil y arriesga el perderlo todo por unos momentos de esparcimiento. Esta es una de las más absurdas ilusiones que nos ha vendido nuestro ego. Si analizas un poco a las personas de gran éxito, que tienen dinero y son felices, verás que ellas dan muchísima importancia a los momentos de esparcimiento y tranquilidad. De hecho, estas personas han encontrado la fórmula para ir por el mundo sin hacer tareas desagradables que no se alinean con su felicidad individual. Daria la impresión de que estas personas viven en una vacación permanente. Existe también la idea de que estas personas actúan así, porque ya han alcanzado la abundancia y la felicidad. En realidad, lo contrario es lo verdadero. Estas personas son capaces de mantener esa abundancia y felicidad en sus vidas porque se dan cuenta de la importancia de los momentos de esparcimiento. Puede ser que sí, hayan tenido que hacer muchas tareas que no disfrutaron en la vida, y hayan tenido que poner una extraordinaria cantidad de esfuerzo en realizarlas para subir. Pero al mismo tiempo te dirán que su éxito 262
actual se debe a un correcto balance entre trabajo y placer. Mejor aún, te dirán que el secreto está en convertir el trabajo en placer, dedicándote a lo que te gusta e interesa. El trabajar más allá de lo que es tu capacidad o lo que se espera de ti de acuerdo a tu posición o contrato, no es más que un deseo de tu ego de hacerte sentir más que los demás y quizás alcanzar algún tipo de reconocimiento que ratifique tu sentimiento de superioridad. Tú pensarás en ti mismo como un gran empleado, que da más que los otros, y por lo tanto eres más. Así, te sentirás más importante para la institución a la que perteneces. En realidad lo que sucede es que todo tipo de institución, principalmente aquellas con fines de lucro, aman a las personas como tu porque les generas más ganancias. Ellos obtienen más a cambio de tú cobrar menos. Cuando trabajas más horas de las que debes, simplemente estas cobrando menos por hora de trabajo. El empleador en muchos casos te pagará lo mismo, independientemente de cuanto hayas trabajado. Ahora bien, hay que tener en cuenta que algunas veces el deseo de trabajar extra, no tiene raíces egocéntricas, sino que, obedece a una satisfacción profunda que encontramos en lo que hacemos, en nuestro trabajo. Cuando disfrutamos de nuestras actividades, no importa cuántas horas trabajemos porque en realidad no estamos trabajando, estamos disfrutando. Si este es el caso, este “trabajo extra” está muy bien ya que el hacerlo estamos alineados con lo que nos gusta, con nuestra vocación, y por lo tanto, estamos alineados con una actividad afín a nuestra felicidad. Es tu responsabilidad balancear las actividades que te producen satisfacción y se alinean con tu felicidad para convertirte en un ser humano sabio y completo. Hay que saber navegar por la vida y dar a cada persona o actividad, la importancia y atención que se merecen, sin por ello desarmonizar lo que a ti te gusta, te produce satisfacción, y por lo tanto, contribuye a tu felicidad. 263
Piensa en qué es lo que te produce satisfacción y realiza las tareas que te alineen con esa causa. ¿Qué es más importante, la felicidad o el trabajar más allá de tu capacidad? Para dar perspectiva a estos tipos de pensamientos trascendentales es bueno imaginarse a uno en el final de su vida. Al llegar al final, ¿te vas a arrepentir de no haber trabajado más, a pesar de haber sido siempre un buen trabajador o, te vas a arrepentir de no haber pasado más tiempo en compañía de tu esposa, hijos, seres queridos, disfrutando de la vida? ¿Te vas a arrepentir de no haber dedicado aún más horas a un proyecto X o, te vas a arrepentir de no haber realizado ese crucero a Alaska con tu esposa cuando tuviste la oportunidad? Ningún tipo de adicción debería ser motivo de orgullo, incluyendo la adicción al trabajo. Debemos trabajar duro en eliminar todas las adicciones de nuestra vida como puertas a una felicidad completa. Las adicciones no son más que fuertes adherencias o identificaciones que hemos desarrollado como resultado de nuestra inconsciencia. Toda adicción es una búsqueda obsesiva de satisfacción en elementos externos a nuestro propio ser. La adicción al trabajo es una búsqueda obsesiva de la satisfacción que nuestro ego obtiene del reconocimiento y del falso sentido de superioridad que se nos presenta por el hecho de trabajar más horas, o preocuparnos más que los demás. Deja el miedo y las preocupaciones vanas por las cosas. No tiene sentido el pasarse la vida preocupado del próximo colapso económico y vivir austeramente ahorrando hasta que cumplas 99 años de los 100 que vas a vivir. Piensa que algún día, todos moriremos, y que por más que intentemos, no podemos llevarnos nada de este mundo al más allá. En realidad, nada de este mundo es necesario en el más allá.
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Dedícate a vivir tu vida, no que otra gente te la dé viviendo de acuerdo a como ellos consideran que tú deberías vivirla. Sé el maestro de tu propio destino. Si cometes errores está bien, aprende de ellos y sigue adelante. Otras personas te dirán: “Ya ves… Te lo dije”. Créeme, ellos no saben más de cómo vivir tu vida de lo que tú sabes. De hecho, si te fijas bien, lo más seguro es que estas personas tengan muchísimos problemas viviendo sus propias vidas. Aprende a no reaccionar inmediatamente a tus pensamientos, ya que al hacerlo te vuelves su esclavo, no los juzgas, sino que haces lo que te indican sin cuestionamiento. Controla tus pensamientos, no dejes que sean ellos los que te controlen. Mira a tu vida como a un gran libro que estás escribiendo. Cada día representa una página nueva. ¿Qué es lo que tú vas a poner en esta página? ¿Qué es lo que vas a agregar a tu realidad? Si incrustas odios en tu página, esos odios pasarán a ser parte de tu libro de vida, es decir, tu realidad. La página actual de tu libro, es todo lo que existe. Tú tienes la responsabilidad de cada día crear y escribir tu realidad. Es por eso que debes ser sumamente cuidadoso con lo que escribes, porque es en eso, en lo que se convertirá tu realidad. Puedes tratar de escribir tu libro basado en páginas pasadas, pero si lo haces, tu libro carecerá de frescura, nunca será creativo, no aumentarás nada nuevo. A la final, será un libro aburrido, en el que cada página, a pesar de ser nueva, se siente como vieja, es la misma historia repetida múltiples veces, a merced de la interpretación que tu mente le quiera dar. Puedes también escribir tu libro basado en las imágenes y proyecciones que te haces del futuro. Si así lo haces, tu libro perdería realidad. No estarías escribiendo sobre tu vida porque estarías negando tu realidad presente para pasar a imaginártela. Dejaría de ser la historia de tu vida para convertirse en ciencia ficción. Todas las páginas no serían más que un fruto de tu imaginación. El único 265
momento en el que puedes escribir la historia de tu vida es en el momento presente. En realidad, si escribes tu libro plantado en el momento presente, la historia de tu vida, deja de ser “historia”, ya que se elimina el significado intrínseco de la palabra historia, que invoca al pasado. Todo lo que traes a tu libro, seria fresco, innovador, creativo, limitado a tu experiencia del momento presente. No puedes escribir algo en el pasado, ni lo puedes escribir en el futuro, solamente lo puedes escribir en el presente. Se fiel a este principio y escribe tu vida en el presente. Crea tu propia realidad, encárgate de que seas tú el que escribe tú libro, no dejes que nadie más lo haga por ti. Habrá infinidad de voluntarios. La vida está llena de personas que intentan influenciarte, y que, se creen expertos en vivir la vida. Buscan distracción de sus propios libros, porque no les gusta lo que escriben, y por eso, en lugar de escribir sus libros, quieren escribir el tuyo. Al escribir un libro que no es el propio, no asumen ninguna responsabilidad. Si arruinan tu vida, no importa, al fin y al cabo, no es la vida de ellos, sino la tuya. Nadie sabe mejor como escribir tu libro que tú mismo. Es imperativo que no confíes su escritura a nadie más que no seas tú. Sé el autor y el protagonista de tu libro, no seas el autor de un libro que no es el tuyo, ni seas el protagonista de tu libro, escrito por alguien más. En tu libro de vida mira a otras personas como caracteres secundarios siendo tú el protagonista principal. Habrá muchos caracteres a los que ames profundamente y quizás otros a los que no tanto. Al final son todos ellos los que harán de tu libro un libro lleno e interesante. Un buen libro siempre tiene circunstancias difíciles y caracteres opuestos. De no ser así, tu libro no sería más que un libro insignificativo y aburrido. Al final de la vida no hay más que agradecer a todos quienes, con sus diferentes roles, te ayudaron a escribir un libro maravilloso. 266
Experimenta la vida tanto como te sea posible, limitado únicamente por tu sentido común. La única manera de llegar a la verdad, o por lo menos, a tu verdad es a través de la experiencia. Si tú no experimentas las cosas, en el mejor de los casos llegarás a tener una opinión de ellas. Lo más seguro es que tu opinión esté equivocada o sea falsa. Sin experiencia, tu opinión no es más que una fantasía creada por tu mente, basada en muchos casos en las percepciones verdaderas o falsas de otras personas. En muchos casos sucede que otras personas tampoco han experimentado y lo que te dicen es a su vez una fantasía de su mente. Si, por ejemplo, tú crees que las personas del medio oriente son de naturaleza agresiva, en lugar de simplemente creerlo sin cuestionarlo, permítete experimentarlo, pon tus creencias bajo la lupa y examínalas. La próxima vez que tengas la oportunidad, dirígete a estas personas, entabla conversación. Trátalas lo más que te sea posible, con mente abierta. Quizás te des cuenta de que todos los seres humanos somos muy parecidos. Cosas muy similares nos hacen reír y nos hacen llorar. No vivas basado en lo que oyes, lo que ves en las noticias, o en lo que otras personas te dicen, especialmente aquellas que no necesariamente tienen tu interés en mente, como por ejemplo los políticos. No aceptes ninguna verdad como absoluta. Experimenta todo lo que puedas, lógicamente bajo las limitaciones impuestas por tu sentido común. No aceptes cuando la gente te diga que algo es malo, ridículo, o estúpido. En la medida de lo posible, experiméntalo, forma tu propia opinión. La experiencia personal es el único vehículo que nos permite pasar de “creer” en algo a “saber” que ese algo es real. Debes intentar pasar de creer a saber tan frecuentemente como te sea posible. Si algún día te despiertas con ganas de vestirte de morado y bailar bajo la lluvia, hazlo. Si no lo haces en esta vida, ¿cuándo lo vas a hacer? 267
Sé libre, libérate de todo tipo de ataduras mentales. Solo cuando trasciendes el ego serás totalmente libre. Vive en el presente. Nuestro ego no puede sobrevivir en el momento presente ya que su alimento está en el pasado y la ilusión del futuro. Libérate del pasado y perdónalo. Analiza tu vida, date cuenta de que los errores que cometiste, lo que hiciste, o dejaste de hacer, no tiene nada que ver con la persona que tú eres en realidad, sino que obedeció a las circunstancias de tu vida al momento en que lo hiciste y al nivel de consciencia que tenías en ese momento. No te dejes consumir por culpas y arrepentimientos provenientes del pasado. Supéralos, date cuenta de que actuaste de la manera que lo hiciste, porque en ese momento, te pareció que era lo más acertado o conveniente. En realidad, no sabías lo que hacías porque no sabías quien tú eras en realidad. Nuevamente recuerda las palabras de Jesús cuando muy sabiamente dijo: “Perdónalos Padre porque no saben lo que hacen”. No hay verdad más grande. Los que condenaron y torturaron a Jesús no eran de naturaleza mala sino ignorantes. Simplemente no sabían lo que hacían, pensaban que estaban haciendo lo correcto de acuerdo a sus circunstancias personales y falsa identidad con la que se habían identificado. Así como Jesús perdonó a sus agresores, porque no sabían lo que hacían, del mismo modo perdónate tú. Cuando tomaste una decisión equivocada, que incluso causo sufrimiento en otras personas, tu no sabías lo que hacías. Aprende de tus equivocaciones, pero perdónalas y supéralas. Sigue adelante. No importa lo que tu hagas, no hay acción que puedas realizar que tenga el poder de cambiar el pasado. No importa que derrames billones de lágrimas y te condenes por el resto de tu existencia. El pasado no puede ser cambiado, pero, puede definitivamente ser superado. 268
Haz caso a tus instintos, no los descartes automáticamente por no ser el resultado del análisis y la lógica. Siempre, aquí, vale la pena enfatizar, SIEMPRE habrá gente que te haga dudar, ya sea con buenas o malas intenciones. En realidad, las intenciones son irrelevantes. Hay un famoso refrán que dice que el infierno está lleno de buenas intenciones. Lo importante es que te mantengas fiel a tus instintos. En el mundo hay personas de muchísimo éxito que así lo han hecho. Han seguido a sus instintos sin importar lo que otra gente o su propia mente les diga. La mente siempre va a intentar racionalizar tu instinto, y en muchos casos lo descartará, como imposible, loco, etc. Piensa en cuántas veces te has dado la cabeza contra las paredes por no haberlos seguido. Te dices: “No sé en lo que pensaba, debí haberles hecho caso a mis instintos”. “Yo sabía que no debía haber invertido dinero en esa empresa, o yo sabía que no podía confiar en esa persona”. O, al contrario: “Algo me decía que debía invertir en esa empresa, persona, etc.”. Ahora bien, es importante que eches una dosis de sentido común a tus instintos, lo que quiero decir con esto, es que, si tus instintos te dicen que está bien confiar en cierta persona, no le des todo tu dinero para que lo maneje. La precaución y el sentido común, acompañados de tus instintos, te llevarán muy lejos. Una buena práctica en relación a los instintos, es el darse cuenta del primer instinto, pero no actuar inmediatamente. Piensa en la decisión que vas a tomar, y en la tranquilidad de tu mente, nota cómo reacciona tu cuerpo cuando piensas en esa decisión. El instinto puede ser sentido en el área del estómago. Fíjate cómo te sientes ante la decisión que debes tomar. Observa como tus pensamientos generan diferentes reacciones en tu cuerpo. ¿Te sientes confortable ante la decisión que vas a tomar, o, por el contrario, esta decisión te genera una sensación de malestar? Si hay algo que no se siente bien en referencia a tu decisión, es una señal de que debes apartarte de ella, o quizás 269
reevaluarla. Como dice el refrán, “si algo huele a pescado es porque probablemente es pescado”. El papa Francisco, con sus enseñanzas, es sin lugar a dudas una de las personas que más ha contribuido a la búsqueda y encuentro de la verdadera felicidad. El siguiente es un mensaje acogido por nuestro querido papa a este respecto: “Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir irritado algunas veces, pero no te olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo. Sólo tú puedes evitar que ella vaya en decadencia. Hay muchos que te aprecian, admiran y te quieren. Me gustaría que recordaras que ser feliz, no es tener un cielo sin tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin decepciones. Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros. Ser feliz no es solo valorizar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza. No es apenas conmemorar el éxito, sino aprender lecciones en los fracasos. No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el anonimato. Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones, y períodos de crisis. Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista para quien sabe viajar para adentro de su propio ser. Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y volverse actor de la propia historia. Es atravesar desiertos fuera de sí, mas ser capaz de encontrar un oasis en lo recóndito de nuestra alma. Es agradecer a Dios cada mañana por el milagro de la vida. Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos. Es saber hablar de sí mismo. Es tener coraje para oír un "no". Es tener seguridad para recibir una crítica, aunque sea injusta. 270
Es besar a los hijos, mimar a los padres, tener momentos poéticos con los amigos, aunque ellos nos hieran. Ser feliz es dejar vivir a la criatura libre, alegre y simple, que vive dentro de cada uno de nosotros. Es tener madurez para decir 'me equivoqué'. Es tener la osadía para decir 'perdóname'. Es tener sensibilidad para expresar 'te necesito'. Es tener capacidad de decir 'te amo'. Que tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser feliz... Que en tus primaveras seas amante de la alegría. Que en tus inviernos seas amigo de la sabiduría. Y que cuando te equivoques en el camino, comiences todo de nuevo. Pues así serás más apasionado por la vida. Y descubrirás que ser feliz no es tener una vida perfecta. Sino usar las lágrimas para regar la tolerancia. Usar las pérdidas para refinar la paciencia. Usar las fallas para esculpir la serenidad. Usar el dolor para lapidar el placer. Usar los obstáculos para abrir las ventanas de la inteligencia. Jamás desistas.... Jamás desistas de las personas que amas. ¡Jamás desistas de ser feliz, pues la vida es un espectáculo imperdible!”.
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CAPÍTULO 8 DESPERTAR EN UN MUNDO NUEVO Quiero despertar en un mundo donde reine la igualdad, no de manera forzada, sino por convencimiento propio de todas las personas que formamos el planeta. Quiero despertar en un mundo libre de discriminaciones. Donde nos demos cuenta de que blancos, negros, mestizos, asiáticos, árabes, etc., a nivel esencial, somos lo mismo. Todos somos hermanos. Quiero despertar en un mundo donde no existan persecuciones. Donde no se oprima a la gente por sus ideales, creencias, forma de pensar, afiliaciones, etc. Donde reconozcamos nuestra individualidad sin ponerla por encima de nadie, incluidos, aquellos que piensen y actúen diferente. Quiero despertar en un mundo libre de juzgamientos. Donde la gente deje constantemente de etiquetar y opinar respecto a otras personas. Donde un ser humano piense que su creencia es mejor que la del otro, y por ello, lo juzgue y condene. Donde dejemos de preocuparnos por lo que otras personas piensen de nosotros y pasemos a trabajar en mejorar la opinión que nosotros tenemos de nosotros mismos. Quiero despertar en un mundo donde nos demos cuenta de que las diferencias de género solo existen a nivel superficial y poco tienen que ver con nuestra verdadera esencia. Donde no exista discriminación sexual. Donde no solo honremos y veneremos a la mujer como el ser humano hermoso, dulce, inteligente, y maravilloso que es, sino que también, y por si fuera poco, como creadora de vida. Quiero despertar en un mundo en el que los seres humanos seamos capaces de poner a un lado nuestras diferencias y en lugar de convertirlas en motivo de conflicto las celebremos, aprendamos de 272
ellas y las respetemos. Donde podamos vivir en zonas comunes, libres de conflicto. Donde aprendamos que independientemente de nuestra raza, religión, creencias, costumbres, posición económica, etc., todos somos compañeros de viaje en este camino por la vida. Aprendamos que lo que nos une es mucho más que lo que nos separa. Donde todos prestemos más atención a lo que tenemos en común, que a nuestras diferencias. Independientemente de nuestras circunstancias de vida, todos somos bastante parecidos. Cosas muy similares nos traen alegría y nos hacen reír, y cosas muy similares nos entristecen y nos hacen llorar. Quiero despertar en un mundo donde la diversidad no sea motivo de conflicto, sino que, por el contrario, sea celebrada por darnos la oportunidad de aprender de otros seres humanos, enriquecernos culturalmente, y romper la monotonía que existiría si todos fuéramos similares físicamente, tuviéramos las mismas costumbres, y pensáramos igual. Quiero despertar en un mundo donde el que tiene más respete al que tiene menos, y lo mismo haga el que tiene menos con respecto al que tiene más. Donde el pobre no envidie o desprecie al rico por el hecho de tener una mejor situación económica, y el rico, a su vez, no se sienta intimidado por el pobre. Donde el tener más no sea exclusividad de pocos, sino una realidad colectiva. Donde la prosperidad y la felicidad sean el objetivo y la realidad de cada día. Quiero despertar en un mundo donde hagamos consciencia de que el único verdadero beneficio social se da cuando todos los elementos de la sociedad se benefician por igual y no cuando un grupo lo hace a costa de que otro se perjudique. Donde el rico no se beneficie explotando al pobre y el pobre no se beneficie quitándole al rico lo que no le pertenece. Donde cada día al llegar la noche la gente se 273
pregunte: “¿Qué es lo que hice hoy para realizar mis sueños?” en lugar de preocuparse por el automóvil nuevo que se compró el vecino. Quiero despertar en un mundo donde la gente no quiera tener más para así sentirse superior a los que tienen menos. Donde la gente deje su obsesión por lo material y se dé cuenta de que todo eso tiene su lugar en mejorar las condiciones de vida, pero es poco relevante en el encuentro de la felicidad duradera. Quiero despertar en un mundo donde no existan las envidias. Donde el que tiene menos no se olvide de sí mismo y pase constantemente preocupado del que tiene más en lugar de tomar las acciones necesarias que le permitan a él también alcanzar lo que tanto envidia en otros. Donde prestemos atención a nuestra propia prosperidad sin preocuparnos o envidiar a aquellos que pensemos la han alcanzado. Donde dejemos de ver al éxito económico de los demás como algo negativo que nos hace sentir inferior. Dejemos de intentar bajar al que tiene más para así traerlo a nuestro nivel en lugar de ser nosotros los que subamos y nos nivelemos en un estrato superior. Quiero despertar en un mundo donde nos demos cuenta de que lo material es pasajero, está destinado a desaparecer y de ninguna manera nos define. Entendamos profundamente que nosotros estamos infinitamente por encima de lo material. Donde dejemos de escuchar a los reyes de este mundo materialista, que nos quieren convencer de lo contrario y, a través de todo tipo de propagandas, buscan nuestra identificación con lo material. Nos quieren vender la ilusión que lo material y exterior es lo único que importa y nos distraen de lo interior. Quiero despertar en un mundo donde la gente este alineada con su propósito de vida y su felicidad. Donde la búsqueda de la felicidad sea una búsqueda activa, llena y constante. 274
Quiero despertar en un mundo en el que la gente trabaje en lo que tiene vocación, le gusta, y le apasiona y haga dinero haciéndolo. Donde nos demos cuenta de que el verdadero éxito y prosperidad invariablemente llegan cuando nos alineamos con nuestras pasiones. Quiero despertar en un mundo en el que sepamos que la felicidad es totalmente alcanzable pero que tenemos que trabajar para ello. Nos demos cuenta de que ella nos pertenece y ha estado con nosotros todo el tiempo. Simplemente debemos trabajar duro en el descubrirla y hacer consciencia de que ella no depende de las circunstancias de nuestra vida, situación económica, estatus social, raza, salud, etc., sino que es interna. Quiero despertar en un mundo en el que nos hayamos dado cuenta que no necesitamos de nadie más o nada externo para ser felices. Sepamos que los elementos necesarios para la felicidad están en nosotros, y nos han acompañado desde nuestro nacimiento. Lo único que necesitamos es descubrirlos. Quiero despertar en un mundo donde hagamos consciencia que los pensamientos y emociones negativas son vanas y no sirven ningún propósito más allá de herirnos y causar sufrimiento. Quiero despertar en un mundo donde dejemos de pensar en nosotros mismos como criaturas pequeñas, frágiles, e indefensas, víctimas de las circunstancias, y nos demos cuenta de que somos infinitamente superiores a las historias de nuestras vidas. Donde dejemos de depender del Gobierno, parejas, familiares, hijos, vecinos, etc., para ser felices y sepamos que la felicidad está en nosotros y no necesitamos de nada o nadie más para obtenerla. Quiero despertar en un mundo en el que nos demos cuenta que somos nosotros los que creamos nuestra realidad y nadie más. Si 275
somos gordos, flacos, deprimidos, furiosos, miserables, inconformes, etc., es nuestra culpa. Debemos dejar de culpar a nuestros padres, parejas, amigos, ancestros, genética, y en general a todo lo externo por nuestras faltas y tomar responsabilidad. Somos nosotros los que hemos creado la realidad en la que la vivimos y está en nosotros el cambiarla si no estamos conformes con ella. Quiero despertar en un mundo donde todos seamos parte de la solución y no del problema. Donde todos trabajemos por salir adelante sin preocuparnos por nuestras diferencias. Donde no nos paralicemos ante la esperanza de que sean otros los que mejoren nuestras vidas y seamos nosotros los que nos convirtamos en los escultores de nuestro destino. Quiero despertar en un mundo donde reine la paz no solo a nivel exterior pero también en el interior de cada uno de nosotros. Donde predomine la paz mental y sea reflejada en lo exterior, llevándonos a una paz colectiva. Donde no herimos a nuestros hermanos, no porque así lo dice la ley, sino porque nos damos cuenta de que nuestros hermanos somos también nosotros. Donde estemos conscientes de que, al odiar a otros, nos odiamos a nosotros mismos. Quiero despertar en un mundo donde el amor, la paz, y la felicidad no sean simples conceptos o ideas en la mente de las personas, sino que, por el contrario, sepamos que son parte primaria de nuestra esencia, y, por lo tanto, totalmente alcanzables. Quiero despertar en un mundo donde no existan las guerras. Donde por fin hayamos superado el matarnos los unos a los otros tratando de imponer nuestras voluntades u opiniones. Donde nos demos cuenta de que las opiniones y creencias, independientemente de su proveniencia, no son más que formas diferentes de pensar y ver las cosas y que por ello deben ser respetadas. Donde entendamos de 276
manera profunda que la violencia nunca es la solución, sino que, eventualmente genera más violencia y causa el que caigamos en un círculo interminable de violencia-sufrimiento-odio-venganzaviolencia. Quiero despertar en un mundo donde no levantemos la mano para golpear y castigar a nuestro prójimo. Donde nos demos cuenta de que hay circunstancias que ameritan el aislamiento de ciertas personas por sus elevados niveles de inconsciencia pero que, en realidad, no existe motivo para castigar a nadie ya que absolutamente todos los seres humanos somos víctimas de la inconsciencia en diferentes intensidades. Quiero despertar en un mundo donde el amor sea la norma que guíe nuestras acciones y no la excepción. Donde el amor no sea un sentimiento limitado exclusivamente a nuestros seres queridos, sino que se convierta en la fuerza que condicione nuestro comportamiento con relación a todo lo que nos rodea, a otros seres humanos, al planeta que nos acoge, a la naturaleza, a los animales, etc. Quiero despertar en un mundo en el que el respeto y amor a la naturaleza esté constantemente en la mente de quienes toman decisiones y pueden afectarla. Donde desde temprana edad se nos enseñe que este es el único planeta que tenemos y que, si no lo cuidamos lo perderemos. Donde nos demos cuenta que no podemos seguir contaminando y abuzando la naturaleza. Hagamos consciencia de que nosotros no somos necesarios para la naturaleza, sino que, por el contrario, sin ella somos nosotros los que no podemos subsistir. Quiero despertar en un mundo donde no exista ese orgullo vano de superioridad según el cual nos sentimos por encima de otros seres humanos, animales, plantas, océanos, etc. Donde erradiquemos esos deseos de conquistar los elementos y nos demos cuenta de que no 277
hay nada que conquistar. Conquistar significa poner algo en una posición inferior y dominarlo. Conquistar a la naturaleza significaría que ella es inferior a nosotros y puede ser dominada. Debemos aprender a coexistir con ella, hacerla nuestra amiga, respetarla y amarla profundamente. Quiero despertar en un mundo donde la gente sea responsable de sí misma. En el que el ser una persona consciente es una realidad colectiva, es la norma, y no la excepción. Donde todos actuemos de manera responsable, no solo pensando en nosotros, sino también en la sociedad a la que pertenecemos. En el que nuestras acciones estén encaminadas y gobernadas por el propósito práctico de traernos felicidad sin por ello dejar de lado el respeto a la individualidad de cada ser humano. Quiero despertar en un mundo donde se entienda que no hay nada que se pueda hacer para cambiar el pasado y que por ello debemos honrarlo, perdonarlo, y finalmente trascenderlo. Donde hagamos consciencia que nosotros somos inocentes de las faltas de nuestros ancestros, y que ellas no constituyen quienes somos en el momento presente. Donde entendamos que lo que hicieron nuestros antepasados obedeció a sus condiciones de vida, y sobre todo, a los niveles de conciencia o inconsciencia que les aquejaba en esos momentos. Donde por fin comprendamos que lo que pasó o no pasó miles de años atrás poca relevancia tiene sobre nuestros problemas presentes y poco o nada nos ayuda en crear las condiciones que favorezcan nuestro desarrollo y el florecimiento de la felicidad. Quiero despertar en un mundo en el que nos demos cuenta de que nosotros hemos sido víctimas de las historias mentales que hemos creado alrededor de nuestras circunstancias de vida. Donde comprendamos que nuestras acciones han estado apegadas a 278
nuestras creencias y eso es precisamente lo que nos ha herido y causado sufrimiento. Las cuales, a su vez, no han sido el reflejo de nuestra naturaleza interior, sino que han sido aprendidas y asimiladas de acuerdo a las interpretaciones que nuestros maestros y nosotros les hemos dado. Quiero despertar en un mundo donde el sentido común y el respeto a los demás sean los que guíen nuestras acciones. Donde no sean las leyes y las prohibiciones las que determinen y nos limiten en lo que podemos y no podemos hacer. Donde la gente use el cinturón de seguridad y se ponga casco al subirse en una moto, no porque así lo dice la ley, sino simplemente porque tiene sentido. Quiero despertar en un mundo donde las leyes tengan sentido. Donde no sean elementos de castigo o represión, sino guías que facilitan nuestra coexistencia en sociedad. Quiero despertar en un mundo en el que eventualmente no existan prisiones. Donde nadie necesite ser aislado para evitar que sus niveles de inconsciencia afecten a otros seres humanos. Donde exista un profundo entendimiento de quienes somos y hayamos aprendido a observar y controlar a nuestra mente problemática. Hayamos aprendido a usar a nuestras mentes para beneficio propio y colectivo, y no a ser usados por ella. Donde la inconsciencia sea cosa del pasado y todos trabajemos por mantenernos conscientes y que reine la razón. Quiero despertar en un mundo donde el empresario dedique parte de sus esfuerzos a ayudar al prójimo, a la gente que le rodea, y a quienes más lo necesiten. Piense como va a mejorar su empresa y hacerla más rentable, no solo para mejorar su condición de vida, sino, para servir un propósito más elevado, de ayudar a que otros también mejoren sus condiciones de vida. Donde el empresario no se limite simplemente a aumentar un cero más a su cuenta de banco sino, que 279
tome las acciones pertinentes para que todos en su empresa, y sociedad a la que pertenece, también, se beneficien de su actividad. Donde la explotación sea cosa del pasado. Donde el bien colectivo sea tan o más importante que el bien individual. Quiero despertar en un mundo en el que nos demos cuenta de que el ayudar a nuestro prójimo nos traerá más satisfacciones que la que una acumulación exagerada y egoísta de riquezas materiales jamás nos podrá brindar. En un mundo donde prevalezcan las condiciones apropiadas para compartir y ayudar y no exista el temor de que nuestro apoyo nunca llegue a quienes así lo necesiten por quedarse en las manos de personas u organismos corruptos o diluirse en satisfacer las necesidades de aparatos burocráticos enormes e innecesarios. Quiero despertar en un mundo donde la pobreza sea erradicada. Donde todos los humanos tengamos lo que necesitemos para vivir felices y confortables sin caer en lo vano o extravagante. En donde el exceso cumpla un propósito practico de ayuda a quienes más lo necesiten. Quiero despertar en un mundo en donde la libre empresa y la libre competencia prevalezcan por el hecho de ser “libres”. Quiero despertar en un mundo donde hayamos aprendido a compartir, no porque un régimen así nos lo haya impuesto a la fuerza, sino por el simple hecho de querer ayudar. Donde el que tenga más no se sienta superior, con más derechos, o incluso mal por tener más, y el que tenga menos, no se sienta inferior, con menos derechos, o mal por tener menos. Donde se reconozca que los bienes materiales nunca irán más allá de brindarnos más confort, pero siempre fallarán en proveernos lo más importante que es la felicidad. 280
Quiero despertar en un mundo en el que no necesitemos de gobiernos controladores y paternalistas que constantemente nos digan o impongan maneras de pensar y actuar a cambio de lanzarnos un hueso que nos haga felices. Quiero despertar en un mundo donde los políticos no estén atados a ideologías partidistas, sino que actúen de corazón, pensando siempre en la conveniencia del pueblo al que representan descartando sus intereses personales. Donde las leyes y otras actividades propias de su gestión sean tratadas con el beneficio colectivo en mente. Quiero despertar en un mundo donde toda decisión gubernamental o sectorial esté basada en la conveniencia colectiva, y no en la individual. Donde todos los políticos se pongan la camiseta de sus países y los representen con el bienestar de su pueblo siempre en mente. Donde todas las gestiones de Gobierno se desarrollen sin pensar en la conveniencia personal, grupal, o partidista. En el que el determinante de la validez de un proyecto sea el beneficio a largo plazo para el país, comunidad, o sociedad en general, independientemente de quien se beneficie de manera individual. Quiero despertar en un mundo donde no exista la corrupción. Donde esta sea erradicada y relegada a ser recordada simplemente como una mala costumbre del pasado. Donde un contratista no tenga que romperse la cabeza pensando cómo lograr algo de ganancias en un proyecto en el que tuvo que pasar grandes cantidades de dinero por debajo de la mesa para ser adjudicado. En el que la gente deje de constantemente pensar a quien sobornar para que sus trámites se agiliten. En que la gente deje de pensar en recibir “alguito” extra para hacer su trabajo y cumplir con sus obligaciones. En el que el que más dinero reparte no sea el que normalmente gana la disputa, cualquiera sea su naturaleza. En el que no haya que pasar dinero para “evitar” la 281
disputa. Donde las empresas que más beneficio representen a la comunidad sean las que ganen los contratos, y no las que más dinero repartan para ganarlos. Quiero despertar en un mundo donde exista claridad respecto a nuestra verdadera identidad. Donde los valores y el acercamiento a Dios sean fundamentales. En el que nos acerquemos a nuestra verdadera esencia divina eliminando y controlando la polución y la negatividad de nuestras mentes. Quiero despertar en un mundo donde nuestra idea de Dios no cause división y conflicto, sino que, por el contrario, nos una a todos como hermanos que somos. Donde Dios no sea visto como el castigador o el juzgador de nuestras acciones. Donde nos demos cuenta de que Dios no es ajeno a nosotros y todo lo que nos rodea, sino, que es único, lo es todo, incluidos tú y yo. Quiero despertar en un mundo donde dejemos de humanizar nuestra idea de Dios y lo conceptualicemos desde nuestra limitada perspectiva humana. Donde no tratemos de determinar lo que a Él le gusta, le disgusta, le da felicidad, le enfada, apoya, no apoya, etc. Donde comprendamos lo ridículo que es pensar en un Dios que favorece a una persona o pueblo, por encima de otro. Todos somos humanidad, todos somos vida. Quiero despertar en un mundo en el que nos demos cuenta de que existe un solo Dios. Donde un grupo no piense que su Dios es el único y valedero, y que el Dios de los otros es falso, y por lo tanto su creencia debe ser eliminada. Donde independientemente del concepto que tengamos de Dios, comprendamos, que es el mismo para todos, más allá de las enseñanzas que nos hayan llevado a su creencia. No importa como lo veamos o visualicemos. Todo es irrelevante si lo comparamos con el entendimiento de que Él es único. Donde 282
hagamos que el entendimiento de la existencia de Dios sea lo que nos una, y no lo que nos separe. Donde el concepto de Dios pase de ser enteramente externalizado, a ser también internalizado. Dejemos de ver a Dios como un ser separado de nosotros para verlo también en nosotros, tal cual como nos lo dijeron nuestros queridos profetas y maestros hace miles de años, cuyas enseñanzas han sido desafortunadamente mal interpretadas y tergiversadas. Quiero despertar en un mundo en el que todos podamos rezar y meditar juntos. Donde todos juntemos y enfoquemos la fuerza de nuestras acciones y plegarias en un mundo mejor para todos, sin egoísmos. Quiero despertar en un mundo…………………. despierto.
Amén
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