ESPECIAL 2012 MUSICA
Los 20 mejores discos internacionales de 2011
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Foo Fighters. Wasting light. Sony Los Foo Fighters difícilmente olvidarán el ejercicio que está a punto de concluir. Y eso que estamos hablando de un grupo acostumbrado a la gloria. Al lanzamiento de su séptimo álbum de estudio –que ha sido número uno en los principales mercados de Occidente– se suman la publicación del entretenido documental Back and forth –si eres fan del grupo no deberías dejarlo pasar– y una gira triunfal en la que no hicieron prisioneros: su arrolladora descarga madrileña del pasado mes de julio sigue provocando asombro al ser recordada. Wasting light ha propiciado un reencuentro de lo más significativo. Butch Vig, Dave Grohl y Krist Novoselic volvieron a trabajar en el estudio veinte años después de haber grabado,
19 Adele. 21.XL 19, su debut de hace tres años, fue número uno en el Reino Unido, pero 21 ha desbordado toda previsión. Publicado a mediados del pasado enero, el segundo disco de Adele lleva vendidas diez millones de unidades. Y la campaña de navidad está en puertas. La cantante londinense y su equipo acertaron al abrir el rango genérico de su propuesta, rodeándose de productores y músicos –Rick Rubin, Paul Epworth o Ryan Tedder– capaces de plasmar sus nuevas inquietudes compositivas y su desazón post-ruptura sentimental. Trabajo muy bien hecho, pues. Y grandes canciones, que al fin y al cabo es lo que importa. C. L.
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Lykke Li. Wounded rhymes. Emi Si escuchaste el debut de Lykke Li, Youth novels, probablemente te preguntaste qué puñetas le pasó a esta cantante sueca (o a su productor, el Björn de Peter, Björn and John) para acabar haciendo Wounded rhymes, un álbum tan distinto que apenas parece la misma autora. Donde el primer disco era sensual, íntimo e intrigante, el segundo es voluptuoso, desatado, fascinante desde el arranque en tromba de Youth knows no pain hasta la hipnótica Silent my song. Y parada obligatoria en I follow rivers, sin discusión uno de los singles del año. Todo por culpa de una ruptura sentimental, ese granero infinito. J. L.
Arctic Monkeys . Suck it and see. Domino/Pias Había interés por saber si los chicos de Sheffield iban a seguir la senda oscura del Humbug grabado junto a Josh Homme o iban a volver al pop enérgico de estribillos de antes. Tiraron por la calle del medio, demostrando que el álbum anterior les había servido para resituarse en todos los aspectos. Con un Alex Turner más maduro, como demuestran unas letras ya a la altura de casi nadie, el cuarteto británico juega ahora con una paleta sonora más ecléctica en la que las melodías, menos evidentes pero más profundas, siguen siendo las protagonistas. Su mejor disco. JOSU LAPRESA
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16 Fleet Foxes. Helplessness blues. Coop/Music as usual Ni flor de un día ni fenómeno estacional. El segundo disco de Fleet Foxes reverdeció los laureles que crítica y público les impuso en su debut. Podio para los de Seattle por saber barnizar, como pocos, mimbres tan clásicos. Tomando en usufructo los modos del folk británico y la patente de los Beach Boys en armonías vocales, disponen sus canciones en un lienzo panorámico donde brillan una exuberante instrumentación y los ecos humanistas de Thoreau. En este paisaje, la voz de su líder, llegue íntima o arrebatada, es un río navegable. Profundo, ambicioso, evocador hasta decir basta. GORKA ELORRIETA
Ryan Adams. Ashes & fire. Pax am Ryan Adams, en el que tanta fe se depositó con Heartbreaker (2000) y Gold (2001), le había cogido tanto gusto a lo de la cal y la arena, que la noticia de un nuevo disco suyo se acogía ya sólo con tibieza. Como, inicialmente, ha sucedido con Ashes & fire. Pero, aún a sabiendas de que el próximo álbum que publique puede ser un perfecto desastre, sólo con Dirty rain y la canción titular se merece la reinserción en nuestras esperanzas. Respecto a los discos citados, ahora Adams muestra más oficio que escalofrío, pero por los altavoces suena un hombre confiado y seguro de su norte. Crucemos los dedos. J. L.
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Bill Callahan. Apocalypse. Drag city/Popstock! ¿Qué hay después del 10? Como en la gimnasia artística, el americano Bill Callahan consiguió con Sometimes I wish we were an eagle ( 2009), la nota máxima en cada uno de los ejercicios. Con Apocalypse, el reto consistía en el placer de disfrutar de estar por encima del resto. Y, de nuevo, claro, salió airoso, fortalecido, enorme. Su disco más espontáneo y deslavazado nos muestra a un cantautor en estado de gracia que lo mismo radiografía los mitos (America!) que compone esa obra maestra llena de escondites que es Riding for the feeling. Y luego está la maldita diversión de jugar
13 Bon Iver. Bon Iver. 4ad Trascendente. El segundo disco del estadounidense Justin Vernon como Bon Iver se define con esa palabra. Grabado en un sitio sui géneris (una clínica veterinaria) y jugando a lo conceptual (las canciones se titulan como lugares), Vernon despliega su puntillosidad detallista y todos los artificios disponibles para diferenciarse de los otros (Iron & Wine, Sufjan Stevens o, y ahí está la clave, Grizzly Bear). Los arreglos poderosos; versos cargados de veracidad; el guiño a Kanye West en Hinnom, Tx (fue sonada la colaboración conjunta); y un diseño gráfico espectacular, sorprendieron y convencieron. ¿El falsete? Como siempre: o te gusta o lo odias. BEATRIZ G. ARANDA
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Cat’s Eyes. Cat’s eyes. Polydor/Music as usual Es el disco raro del año. Faris Badwan, líder de los ingleses The Horrors (con los que también ha editado un buen disco en 2011), se juntó con una cantante lírica canadiense a la que conoció por casualidad y se montaron un dúo mitad gótico mitad pop sesentero. Lo estrenaron, de tapado, en mitad de una misa en el Vaticano, una manera brillante y original de dar que hablar. Después fue el disco, más concretamente canciones como la titular, Face in the crowd o I knew it was over las que se llevaron el protagonismo. No siempre estos experimentos salen bien, pero cuando lo hacen hay que quitarse el sombrero. J. L.
My Morning Jacket. Circuital. Coop/Music as usual Han exprimido un amplio abanico de sonidos y emociones para modelar una personalidad 100% genuina y conseguir su disco más variado y deslumbrante: puedes caer rendido primero a un bombazo guitarrero en el que el falsete de Jim James se funde con un explosivo coro femenino (Holdin’ on to black metal) para luego enamorarte de una delicada declaración de felicidad extática (Wonderful). En Circuital también hay exploraciones madchesterianas (First light), bellísimos medios tiempos cósmicos (The day is coming) y así una joya tras otra, certificando que MMJ ha encontrado una veta profunda. DARÍO MANRIQUE NÚÑEZ
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10 Coldplay. Mylo xyloto. Emi El hilo temático que vertebra Mylo xyloto dista mucho de ser brillante, pero buena parte de sus canciones sí que lo son. El quinto álbum de Coldplay –otra vez con Brian Eno como gurú– no supone una reinvención en toda regla, a la manera del Achtung baby de U2, pero es un paso firme hacia un territorio expresivo distinto –Every teardrop is a waterfall, Princess of China, la imparable Hurts like heaven– que preserva parte de la identidad del cuarteto británico y ofrece nuevos puntos de vista sobre la misma: Us against the world o Up in flames. Mejor de lo que parece a simple vista. C.L.
Destroyer. Kaputt. Merge Daniel Bejar ha mantenido su cuota compositiva en los imprescindibles The New Pornographers y ha publicado dos discos con Swan Lake, pero el centro de gravedad de su carrera sigue siendo Destroyer. Kaputt, noveno álbum del grupo canadiense, es uno de sus trabajos más finos. Un disco que parece salido de otro tiempo y que remite tanto a New Order como al jazz-pop para la FM de finales de los setenta. Melancólico, exquisito, inquietante y algo decadente, Kaputt supone un logro mayúsculo aunque incómodo: ahora Bejar debe afrontar el reto de superarlo; y no parece fácil. C. L.
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Gil Scott-Heron & Jamie XX. We’re new here. XL Inmejorable epitafio musical para Scott-Heron, fallecido meses después de su salida. En 2010 Scott-Heron, innovador poeta callejero americano de vida atormentada, voz concienciada del soul, regresaba con I’m new here, y este año se le encargaba al inglés Jamie Smith, de los indies The XX, un álbum de remezclas con él. Usando solo la voz, Smith juega con ella, la distorsiona, añade sampleados y lo baña todo en cautivadores ritmos atmosféricos que algunos llaman post-dubstep. Smith lleva los versos de Scott-Heron a otra parte, elevándolos con un sonido mucho más moderno y atrevido que el del original. D. M. N.
7 PJ Harvey. Let England shake. Universal Se había anunciado como un álbum sobre la guerra, y así resultó. Pero la sorpresa llegó cuando las referencias no eran a Irak o Afganistán, sino a las batallas de Gallipoli (I GM) o al desastre de Dunkerque (II GM). A pesar de estar grabado con instrumentos y técnicas de ahora, suena emocionalmente a entonces, y cuanto más tiempo pasa más asombroso resulta el logro conseguido por PJ Harvey. De principio a fin, Let England shake es una colección imborrable, irrepetible de cuadros bélicos sobre el dolor (físico y moral) que provocan las batallas, vinculado al amor patriótico que la autora confiesa por su país. J. L.
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Tyler, the Creator. Goblin. XL Asesinato, necrofilia, masturbación, insultos y más cosas chungas… El californiano Tyler, the Creator parece uno de esos insoportables niños superdotados que sueltan barbaridades para llamar la atención y mostrar descontento. La diferencia es que el chaval (20 años) tiene carisma y talento para el hip-hop, plasmado en este largo disco. Cabalgando sobre bases originales, oscuras y potentes, sus rimas deben ser escuchadas con auriculares, un diccionario de inglés, un cuaderno y la mente abierta para reírse con sus salvajadas (sabe epatar con gracia), incluidos los diálogos con su supuesto terapeuta. D. M. N.
The Vaccines. What did you expect from The Vaccines. Sony Esta vez no hubo bluff. Se nombró a The Vaccines como el mejor grupo nuevo del año. Y ya se sabe en estos casos: el primer sencillo mola, el segundo ya es un bajón y al tercero ya se pasa del grupo. No es el caso con estos chavales de Londres. Nada de ínfulas intelectuales: este grupo coge la pegada de los Ramones y la suciedad melódica de Jesus and Mary Chain para condensar canciones de poco minutaje y una precisión asombrosa. Los chicos pasaron por la redacción de ROLLING STONE, posaron para nosotros y fueron la mar de simpáticos. Pues eso: encima de buenas canciones, majetes. CARLOS MARCOS
5
4 Noel Gallagher. High Flying Birds. Sour mash/Pias Inevitable comprarar el disco de Beady Eye con el de Noel Gallagher. Gana el hermano mayor, autor de un álbum con más colores. De sonido clásico, a los medios tiempos y baladas que le gustaba cantar en Oasis, Gallagher añade nuevos toques: ritmos casi bailables (AKA what a life), metales de Nueva Orleans (The death of you and me) y trotes al estilo de Kinks en un comentario político inusual en su cancionero (Soldier boys...). Liberado del mastodonte Oasis, Noel da rienda suelta a su creatividad por primera vez en años (¿desde los primeros discos del grupo?). Esta es una buena piedra de toque para una exploración que, seguro, irá más allá. D. M. N.
Miles Kane. Colour of the trap. Sony En 2008, Alex Turner (Arctic Monkeys) y un amigo del que no se sabía nada, Miles Kane, montaron el dúo The Last Shadow Puppets, grabaron un álbum muy elogiado y cada cual volvió a lo suyo. A los meses, Kane defraudó las expectativas creadas con Rascalize, el debut de su banda The Rascals. En 2011, cuando las expectativas eran bien escasas, el muchacho (25 años) ha decidido mostrar sus armas a pelo, con su nombre. Para defender su talento, que sí que lo tiene, una excitante colección de pop británico de manual, de sonido pulido y elegante, retro y moderno a la vez. J. L.
3
2
Mastodon.The hunter. Warner Como el saltador de longitud que estira todos sus músculos más allá de lo humanamente posible para ganar un par de centímetros, los estadounidenses Mastodon se tensionan prodigiosamente en su quinto disco de estudio para, sin dejar de apoyarse en riffs clásicos (que suenan poderosamente a Black Sabbath), sacar al metal del gueto y expandirlo hasta confines insospechados y audiencias más amplias. Menos progresivos y densos que en anteriores trabajos, mantienen la complejidad instrumental y una potencia devastadora. División de opiniones entre sus seguidores más fieles, que aún dudan entre el notable o el sobresaliente. DAVID GALLARDO
1
James Blake. James Blake. Universal A este niño prodigio de la electrónica le han llovido toda clase de piropos gracias a un espléndido debut que ha posicionado al género del dubstep en el centro de todas las miradas. Aunque, concretamente, la especialidad de este británico de 22 años es el post-dubstep, donde la calidez del soul se fusiona con la electrónica. Blake juega con ritmos sincopados, silencios que cortan la respiración y con las distintas capas de su propia voz, creando momentos de máxima emoción en su revisión de Limit to your love, de Feist, así como en las originales I never learnt to share o The Wilhelm scream. BEATRIZ H. VILORIA
4 de Abril Muere Kurt Cobain 11 de Mayo Muere Bob Marley
Febrero
Enero Lu Ma Mi Ju Vi
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Abril
Marzo Sa Do
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3 de Julio Muere Jim Morrison 18 de Septiembre Muere Jimi Hendrix 29 de Noviembre Muere George Harrison
Julio
Junio
Mayo Lu Ma Mi Ju Vi
Agosto Sa Do
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8 de Diciembre Muere John Lennon
Septiembre Lu Ma Mi Ju Vi
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Octubre Lu Ma Mi Ju Vi
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Noviembre Lu Ma Mi Ju Vi
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Diciembre Lu Ma Mi Ju Vi
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