El Secreto de la Semiótica

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El secreto de la

semiotica

La aventura innecesariamente procrastinada para hacer un manual de semiรณtica y pasar la materia


El secreto de la

semiotica

Autores: Priscila Rivera Alejandro Troncoso Jedson Pinilla Ilustraciones: Priscila Rivera Editor: Jedson Pinilla Recopilacion de informacion: Jedson Pinilla Priscila Rivera Alejandro Troncoso

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La aventura innecesariamente procrastinada para hacer un manual de semiรณtica y pasar la materia.


Índice CAP 1 LA CARPA SAGRADA CAP 2 EL BOSQUE DE LOS HOMBRES SABIOS CAP 3 EL ACANTILADO DEL SENTIDO CAP 4 LOS ESPEJOS DEL LENGUAJE CORPORAL CAP 5 EL MÍSTICO CONOCIMIENTO ES REVELADO

La carpa sagrada

El Bosque de los Hombres Sabios Los espejos del lenguaje corporal

El acantilado del sentido

El Místico Conocimiento es revelado

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PREFACIO En la búsqueda del místico conocimiento de las artes, tres estudiantes de Artcomia se encaminan en el viaje que los llevará hasta el conocido sabio de los símbolos. Se dice que su conocimiento puede ayudar a interpretar y expresarse por medio de una lengua de la que pocos saben, y que quienes han llegado a conocerlo, nunca han vuelto a ser los mismos. Al llegar, se encontraron con el antiguo maestro, que se hallaba con la nariz sumergida en un libro. Molesto por la interrupción, el maestro dirigió su mirada a los jóvenes aprendices que acaban de arribar, y les preguntó: —¿Qué buscan? —Buscamos conocer aquella lengua de la que hablan las leyendas, una que permitirá ser uno con el arte — explica Alejandro. —Los oráculos dicen que usted puede llevarnos hasta ella— añadió Priscila. — Sí puedo. Pero antes deberán sincerar sus corazones y decirme por qué debería hacerlo. —Yo soy Priscila, princesa de las ninfas de río. Estoy aquí porque sólo el conocimiento logrará salvar a mi pueblo del inminente desastre del que nos advirtieron los árboles. —Alejandro— se presentó el segundo —. Yo sólo soy un herrero, pero deseo el conocimiento para convertirme en un sabio cuentacuentos y así llevar el saber a todas partes, por medio de relatos sencillos. —Mi nombre es Jed — habló el último —. Si tuviera el conocimiento, podría devolverle sus bienes a mis padres, pues los perdí todos en una apuesta y no he podido mostrarme ante ellos desde entonces. Alzando una ceja, el sabio hace una señal a la que acude un resplandeciente objeto flotante color azul: un diamante. —Este es Eidib” dice el maestro —. Él los acompañará en esta travesía y les ayudará a comunicarse conmigo, también posee un mapa que les servirá cuando lo necesiten”. El intrépido Jed lo tomó entre sus manos y lo metió en su mochila. Entonces desde el suelo se abrió un portal hacia tierras desconocidas. Con una sonrisa retante, el sabio alzó los brazos y exclamó: —¡Este es el comienzo de su aventura! 4


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CAP 1 LA CARPA SAGRADA Los tres jóvenes aterrizaron sobre el suave pasto. Al levantarse lo primero que notaron fue que en lo alto de la colina se divisaban unas grandes carpas azules a las que decidieron ir, pues la noche se aproximaba. Una vez dentro pudieron observar que la carpa se hallaba vacía. No había indicios de que quienes la habitaban estuvieron ahí recientemente. Sin embargo, por alguna razón todas sus pertenencias continuaban intactas, así que Jed quiso investigar aún más y se encontró con una antigua libreta hecha a mano, que parecía ser el diario de uno de los habitantes de la carpa. Prisci lo arrebató de las manos de Jed y procedió a examinarlo. Al tomarlo sintió una conexión con dicho libro, casi como si le perteneciera desde un largo tiempo. En la primera página se leía: “Semiótica” Se define “SEMIÓTICA” como la ciencia que estudia el signo y el símbolo que ayuda buscar un significado a cada cosa. “Signos y significación” . ¡Los signos están en todas partes! “Lo veo en los gestos, las expresiones faciales y las distorsiones idiomáticas. Se hallan en los eslogans, el grafitti y en los anuncios comerciales; los síntomas médicos, marketing, la música y en el lenguaje corporal. Abundan en dibujos , pintura , poesía, diseño, cine, e incluso en el código morse. Están en la ropa, comida, rituales y símbolos primitivos...”. —¿Cómo se forman exactamente?— interrumpió Jed, a lo que Priscila contestó: “Los signos se forman a partir de la sociedad que los crea, mediante las estructuras que los emplean y por medio de las fuentes que se utilizan. Los signos son importantes porque pueden significar algo más que ellos mismos. Unas manchas en el pecho significa que estás enfermo. Una señal luminosa en el radar puede expresar peligro eminente para un avión y ambas dependen de su contexto para encontrar su significado y su interpretación.

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Alejandro se acercó con curiosidad por el comportamiento de sus amigos, deseando también leer el libro pero al tenerlo no vio más que solo páginas en blanco. Era extraño cómo era que Jed y Prisci fascinados se detenían página a página queriendo conocer lo que veían. Más en un arranque de celos, Alejandro les arrebató el libro con la intención de quemarlo. —¡Si yo no tengo acceso al conocimiento, nadie lo tendrá!— encendió el mechero, pero al instante sus manos empezaron a arder. Presa del dolor, arrojó el libro al suelo. De pronto Eidib salió flotando de la mochila de Jed, iluminando toda la carpa, y con su voz chillona dijo de forma casi que robotica: —Ignorantes. Tienen en sus manos un libro sagrado que perteneció al Hombre Sabio que recorrió los lugares más extraordinarios de este mundo en busca del conocimiento, y ningún insolente joven va a destruirlo. —¡Pero yo también deseo saber! — exclamó Alejandro —Tú no puedes ver porque aún no estás listo. La única forma de que lo estés es teniendo paciencia y confiar en tus compañeros. Sólo trabajando juntos podrán adquirir el conocimiento sagrado. —¡Lee, Priscy! — animó Jed. Entonces ella puso su dedo en el libro y comenzó a leer detenidamente: Los signos se producen y se consumen en el contexto de una sociedad dada: de forma y actitud mecanicista y la otra consumista ! Así que en todo tipo de cuestiones se usan a menudo metáforas de estos dos tipos: ! Metáforas Mecanicistas: ¡Guerra contra el sida, lucha contra el cáncer ! Metáforas Consumistas: ¡Gastar tiempo, invertir tiempo, ahorrar tiempo ! Los signos que nos encontramos en la sociedad son aparentemente diferentes, sin embargo presentan las mismas estructuras y relatan las mismas historias, por ejemplo: los cuentos de hadas, leyendas, proverbios, dichos populares y acertijos, en forma de anécdota, novela, cuento, cine, reality show ! Ya que todas las sociedades tienden a crear jerarquías, interpretar rituales, participar en juegos, unirse a sistemas morales y adoptar diferentes formas de representación simbólica !

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Los ojos de Alejandro empezaron a arder y el empezó a gritar desesperado. tumbado en el suelo se revolcaba rogandoles a Priscila y a Jed que le echaran agua, pero pronto el dolor terminó y sintió un alivio que nunca en su vida había experimentado. Se levantó ahora con gran fuerza arrebatándole el libro a Prisci, y sediento de saber comenzó a leer. Las sociedades disponen de dos fuentes básicas de significación: significación natural y significación convencional, así sabemos que es natural que la gente lleve ropa en los climas fríos, pero el tipo de ropa que se lleva y cómo se lleva depende de las convenciones o sea de una sociedad concreta de la que somos parte ! Si se considera por ejemplo, los zapatos, estos pueden ser prácticos y ofrecer protección, pero también pueden adoptar significados que poco o nada tienen que ver con lo práctico ! Entonces debes entender que en semiótica, una cosa significa otra ! Y nos pueden ayudar para explicar esto los siguientes conceptos: significante y significado, signo, ícono, indicio y símbolo, estas son las unidades básicas que se utilizan para crear significados. Luego de esto Eidib se puso por encima de los tres jóvenes y dijo: —Nuestra peripecia aquí ha concluido. Estén preparados para su siguiente destino…” El Bosque de los hombres sabios”.

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CAP 2 EL BOSQUE DE LOS HOMBRES SABIOS Los jóvenes acamparon ahí esa noche y partieron temprano hacia el siguiente punto en el mapa, guiados por el resplandor azul de Eidib. De vez en cuando se detenían para descansar, hasta que, ya entrado el mediodía, arribaron a un oscuro bosque en el que Eidib se adentró sin dudar. Priscila se detuvo. —Yo no entro ahí. Aquí los espero. —Es la única forma de pasar — Jed se esforzó para poner una expresión amable —. ¿No quieres salvar a tu pueblo? —¡Claro que sí! —Pues no hay otra manera. —¿Y si rodeamos? —Eidib entró por ahí — señaló Alejandro —. Podríamos perderlo. —No hay tiempo para esto. Vamos. Los dos muchachos tomaron a la princesa por los brazos y la llevaron con ellos mientras ella vociferaba todo tipo de amenazas, hasta que fue demasiado tarde para retractarse y los empujó aparte para andar por su cuenta. —Bárbaros — exclamó alisando su vestido — Si mis súbditos vieran esto… Se detuvo abruptamente al notar que Eidib se elevaba frente al más grueso y antiguo árbol. Iluminados por la luz del diamante, tres personajes se dibujaron en las ramas de este, todos vestidos con túnicas blancas. —¿Son fantasmas? — preguntó Alejandro. —No — Priscila hizo una reverencia ante ellos e indicó a sus amigos que la imitaran —. Son inmortales. Su sabiduría los hizo así; por eso viven en los árboles — Jed y Alejandro intercambiaron miradas confundidos —. Miren. A la luz de Eidib, sabios de todo tipo aparecían entre las ramas de los árboles: Gandhi, DaVinci; Ortega y Gasset; Sócrates y Verne. Todos rebosantes de eterno conocimiento, observándolos fijamente. —Jóvenes aventureros — habló el primero de ellos —. ¿Qué buscáis? 10


—Humildemente solicitamos nos transmitan vuestro conocimiento — dijo Priscila —. Buscamos comprender los secretos de la semiótica. —No, por favor — masculló DaVinci rodando los ojos desde su árbol. —Con mucho gusto iluminaré la oscuridad de vuestras jóvenes mentes — continuó el sabio —. Mi nombre es Ferdinand Saussure —¿Quién es usted?— preguntó Jed. —Soy un lingüista suizo. Estudié sánscrito en Leipzig, bajo la influencia de la escuela de neogramáticos, que pretendía renovar los métodos del estudio de la gramática comparada. En 1879 publique con éxito una Memoria sobre el sistema primitivo de las vocales en las lenguas indoeuropeas… —Sí, sí — interrumpió otro —. A nadie le importa. Escuchen, muchachos: yo soy Charles Peirce, y lo que deben saber es que la semiótica está en la relación entre el símbolo, el ícono y el índice. Entienden eso, entienden todo. —¿Disculpa? — exclamó Saussure — Me parece que debo recordarte que en realidad la semiología consiste en el significado, que puede ser un gesto, movimiento o sonido. En resumen, cualquier cosa que comunique. Y el significante, que es a lo que el significado se refiere. —Muchachos — habló un tercero, apartando la atención de todos de la discusión entre los señores —. Por favor disculpen a mis compañeros. Mi nombre es Roland Barthes. No pretendo desacreditarlos, pero recuerden que el humano siempre busca dar un significado a todo lo que le rodea: las cosas que ve, las que siente, e incluso las que no sabe todavía. Aún en los mensajes hay cosas que quedan implícitas, cosas que no se y dicen. —¿Quiere decir que incluso este conocimiento debemos interpretarlo? — preguntó Alejadro. —Así es — Ferdinand abandonó su debate —. Todo en esta vida está sujeto a la interpretación de cada quién, del contexto que le rodea y de todo lo que lo conforma. —En eso estamos todos de acuerdo — aportó Peirce. —Oye, azulito — llamó otro. —¿Yo? — cuestionó Alejandro. —Sí. Anota esto: “El mundo es un lenguaje y no una colección de objetos”. —Listo — Alejandro terminó de escribir en el libro sagrado — ¿Quién lo dijo? —Greimas, tu servidor — el hombre sonrió. —¡Muy bien! — el último dio una palmada — Ya todos se expresaron y ahora sigo yo. Mi nombre es Humberto Eco, y he dicho y sostengo lo siguiente: "Por más tolerante que uno sea con las opiniones de los demás, cada uno debe poder enunciar las propias; al menos sobre las cuestiones fundamentales”. Por tanto, de todo lo que han escuchado, ustedes 11


deben ser lo suficientemente inteligentes para decidir qué creer. —Lamento interrumpirlos — habló Da Vinci —, pero los muchachos no pueden quedarse aquí por mucho tiempo. Los sabios del árbol alzaron la vista al cielo y sus expresiones se transformaron en urgentes. —¿Por qué no? — preguntó Priscila. —Porque al caer la noche nadie podrá salir de aquí — explicó Barthes —, y ustedes tienen un camino que recorrer. —Sí — apuntó Saussure —. Su siguiente destino es uno en el que la mayoría se rinde. Será muy complicado y necesitarán estar atentos. Apresúrense, no pueden quedarse más tiempo. —Estamos muy agradecidos — Priscila realizó una última reverencia, seguida por sus amigos. —¿Qué es lo que nos espera en la siguiente parada? — preguntó Jed. —Ya lo averiguarán. Pero deben tener cuidado o fracasarán.

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CAPÍTULO 3 EL ACANTILADO DEL SENTIDO Si algo había quedado claro respecto al siguiente lugar, era que se consideraba uno de los más difíciles. Los tres jóvenes aún tenían las palabras de advertencia frescas en la mente: “En este punto de la travesía muchos se rinden o fallan miserablemente, así que tengan mucho cuidado”. A Jed se le veía muy tranquilo, Priscila se mostraba preocupada mientras le daba vueltas en su mente a esa advertencia que les habían hecho, y Alejandro todavía intentaba procesar de qué rayos estarían hablando. Inquieto por la duda, Alejandro saca a flote el pensamiento que le invade: — ¿Por qué repitieron tanto eso de que la gente se rinde y falla en esta parte? — Dijo Alejandro con un tono de confusión — Es un poco absurdo, después de todo, en el mapa yo veo que hay que cruzar debajo de un cañón. — Todavía te cuesta entender cómo funciona la antigua lengua, ¿Verdad? — Le pregunta Jed. — Pues sí — Responde Alejandro algo frustrado — Todo este misticismo puede volver a alguien loco, especialmente si ese alguien viene de mi pueblo, en ese lugar nadie cree en nada y todo tiene que ser explicado con peras y manzanas. Yo solo vine aquí para adquirir ese poder que me permitirá abandonar ese mugrero de pueblo y contar historias que me harán conocido, ¡Y así le daré la vuelta al mundo entero! — un silencio incómodo se siente mientras los tres siguen caminando — Bueno… eso sonaba mejor cuando lo pensé — Susurró para sí mismo Alejandro, para luego dirigirse a sus compañeros de viaje — ¡Oigan! Tampoco se pasen y me dejen hablando solo. — Chicos — Dijo Priscila. — Entiendo que suena absurdo, ¡pero es el sueño que he tenido! — Insiste Alejandro — Chicos… — Puede sonar egoísta, pero creo que yo también merezco un poco después de tolerar ese lugar por más de... — ¡Chicos! — ¡¿Qué?! — Miren — Dice Priscila mientras apunta hacia una niebla que viene del cielo, cubriendo el interior del cañón que debían atravesar. De un instante para el otro, la niebla se volvió tan espesa que parecía que se podía cortar con un cuchillo. Guiados solo por la luz que emitía Eidib, continuaron a paso lento pero seguro. Tras lo que pareció ser una eternidad de camino, llegaron a lo que aparentaba ser el fin de la vereda, y no había absolutamente nada en los alrededores, sólo una silla 14


que estaba tirada ahí, y atrajo la atención de Jedson. — Una… ¿silla…? — Pregunta Alejandro con una evidente incredulidad en su tono de voz — ¡¿Caminamos todo esto por una condenada silla?! — No lo entiendo, el mapa dice que hay que pasar por aquí — Le responde Priscila con cierta duda. — Pues al parecer todo este pintoresco viaje no nos llevó a ninguna parte, claro, ahora nos tenían que dejar por nuestra cuenta — Se quejaba Alejandro demostrando cada vez más su frustración — “La siguiente etapa de su viaje la deben de hacer solos”, bla bla bla, solo son sermones triviales, ¡Esto no tiene ningún sentido! — Tiene que haber algo que no estemos considerando — dijo Priscila. — Aah claro — Le responde Alejandro a Priscila con tono sarcástico — Ahora va a resultar que en realidad la silla es un artefacto mágico que nos va a llevar volando sobre este cañón. Oh, oh, y la silla se va a convertir en un sofá parlante que lo sabe todo y que nos va a dar una enseñanza legendaria. — Hola. — Ah si, hola Jed — Responde Alejandro volteando a ver momentáneamente a Jed. — Ese no fuí yo — Responde Jed con una mirada de sorpresa. Otro silencio incómodo invadió el ambiente. Los tres jóvenes sabían perfectamente cuál era la pregunta que flotaba en el aire pero que nadie se atrevía a preguntar: ¿Quién dijo hola? — ¿Me van a dejar hablando solo? — Dice la voz misteriosa que dejó escapar un saludo momentos atrás. En eso, la silla comienza a flotar por su cuenta, en compañía de un destello tan brillante que opacó por un instante la niebla. Cuando el destello terminó, se revela a los ojos de los jóvenes viajeros un sofá poco convencional, que a pesar de no tener rasgos antropomórficos, lograba hablar. — Quiero felicitarlos, extraordinarios y valientes viajeros, son los primeros en muchos años en llegar tan lejos — Dice de forma elocuente el sofá. — Oh… el sofá… vuela… y… y… y… habla… — Dice Alejandro intentando asimilar lo que acababa de pasar y siendo interrumpido por un desmayo. — Al parecer su amigo no puede creer su propio logro. —Sí, seguro es eso — dijo Priscila alzando una ceja mientras movía con un pie el brazo de Alejandro. —¿Y ustedes? — interrogó el sofá — ¿No van a desmayarse? Jedson y Priscila intercambiaron miradas divertidas. —Cosas más locas hemos visto. —Eso explica mucho, venga, es hora de una charla educativa mientras sobrevolamos el acantilado, suban — Les dice el sofá. 15


Una vez arriba, el sofá comienza a sobrevolar el muro que los detenía, a la vez que se abría paso por la niebla y por el resto del cañón. Priscila estuvo a punto de hacer una pregunta, a la que el sofá contestó sin dejarla siquiera empezar: — ¿Que por qué pocos pasan de este lugar? Sencillo, no saben darle sentido a las cosas. — ¿Cómo sabías que yo iba a decir eso? — Preguntó Priscila intentando evitar ser interrumpida otra vez. — No me preguntes a mí, solo soy un sofá. Pregúntale a tu amigo el quema-libros, después de todo, él me convirtió en un sofá parlante que lo sabe todo y puede volar. Verás, muchos no pasaban de aquí porque sólo veían una silla, creyeron llegar a un callejón sin salida cuando no se dieron cuenta de que sólo tenían que dejar de pensar que sólo había una silla. Vale, que su amigo dijo todo eso de manera sarcástica, pero aún así le dió un nuevo sentido a la silla. — ¿A qué te refieres con eso de dar sentido? — Pregunta Jed. — Les diré cuando su amigo despierte. Mientras tanto pueden ver que en este cañón hay otros objetos tirados, que parecen simplones y sin importancia, pero muy pocos se dan cuenta de que nosotros mismos somos los que le dan sentido a estos objetos, que pueden ser una taza, un peine, una camisa, un... Mientras el sofá mencionaba los objetos que se podían ver en ese cañón, Alejandro recobró la consciencia, teniendo un mini infarto al ver que sobrevolaban el cañón. —¿Cómo llegamos aquí? — Que bien que despiertas, mi incrédulo amigo — saluda cordialmente el sofá — Antes de que te vuelvas a desmayar, deja que te explique a ti y a tus amigos lo que pasa. Con muchas interrogantes en la cabeza y ninguna forma de decirlas todas, Alejandro prefiere esperar a lo que va a decir el sofá. — Como unidad semiótica, sólo se me identifica como una silla. Aunque yo en un principio hubiera parecido una silla común y corriente, mucha gente sin darse cuenta, me da un sentido, el cual me lo definen por medio del género, sentido, estilo, estereotipo, institución, ideología, discurso, mito y del paradigma. Sí, suena como un montón, pero en pocas palabras, su amigo quema-libros cambió todo esto, y el resultado fue que, en lugar de ver una silla como todos los demás, él vió un sofá que puede hablar, volar y que lo sabe todo. Cuando ya se podía divisar el final del cañón, el sofá comenzó a acercarse al suelo para aterrizar y dejar a sus pasajeros. — Les espera la prueba final, les deseo mucha suerte jóvenes viajeros, no olviden lo que han aprendido hasta ahora — Dijo despidiéndose el sofá, que comenzó a volar de regreso al lugar donde él estaba. Era hora de moverse al próximo destino. 16


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CAPÍTULO 4: LOS ESPEJOS DEL LENGUAJE CORPORAL El sillón volador aterrizó frente a un imponente palacio de mármol que reflejaba destellos dorados con la luz del amanecer. Los jóvenes le dieron las gracias, estiraron las piernas y se despabilaron. —Amigos — dijo Priscila adelantándose a la entrada —, cuando volvamos los invitaré a mi castillo. Tiene una bonita vista a la montaña y… la puerta está cerrada. —Debe haber un acertijo — inquirió Alejandro. —Nada de acertijos, no estoy de humor — Jed buscó algo en el bolsillo de su mochila y sacó un pequeño alambre. Se hincó frente a la puerta y con suma paciencia lo introdujo en la cerradura. Al cabo de dos minutos, la puerta estaba abierta. —Caray, más nos vale tenerte de amigo — Priscila le dio un amistoso toque con el puño y se introdujo al recinto, seguida por sus compañeros. Jedson resopló, cuestionando para lo más profundo de sí si existía la posibilidad de que alguno de ellos conociera sus verdaderas intenciones. Estaba tan sumergido en sus pensamientos que apenas notó cuando el salón oscureció y un montón de espejos alargados y luminosos los rodearon. En todos ellos, reflejada Priscila. —La semana pasada tuve una pesadilla como esta — masculló Jed, recibiendo un empujón por parte de Priscila. —Ese no es el comportamiento de una princesa, majestad — la voz de Priscila hizo eco en todo el palacio, pero ella no había hablado. Buscó respuesta en las miradas de sus acompañantes, pero ellos sabían tanto como ella. —¿Quién eres y cómo sabes quién soy? —Porque soy tú, ¿no ves? — habló el reflejo que abarcaba todos los espejos — Y tú vas erguida, con el mentón en alto y expresión apacible. Hablas y eres escuchada. Te mueves y eres observada. —¿Y eso qué? —¿Acaso no sabes que nuestros movimientos hablan de nosotros? Han visto muchas cosas en su viaje, pero apuesto a que no sabían esto — el reflejo se inclinó ligeramente hacia adelante y llevó la palma al costado de su boca, como en señal de confidencia —. Nuestros movimientos también hablan. Se llama lenguaje corporal. —¿Quieres decir que podemos saber quién es una persona por cómo se mueve? — preguntó Alejandro, atrayendo la atención del reflejo, que al instante adoptó la forma 18


del herrero. —No, para nada. Pero pueden saber mucho. Tú eres el de la bitácora, ¿no? Pues anota esto: “El lenguaje corporal puede observarse en los gestos, posturas y movimientos del cuerpo del emisor, siendo un espejo de sus pensamientos y emociones”. Por ejemplo, puedo saber que estás nervioso por el temblor de tus manos, pero eso es demasiado fácil. Si continúas mordiendo el lápiz sabré que buscas consuelo para tu ansiedad — el reflejo alzó una ceja —. ¿Quieres que te diga algo más? —No — Alejandro alzó la voz más de lo que deseaba. —Tranquilo, ya no es para exhibirte. Tú cumplirás tu sueño de ser cuentacuentos. —¿Qué? ¿Cómo lo sabes? —Pues porque soy tú — divertido, el reflejo empezó a moverse en círculos, saltando de espejo a espejo; cambiando repentinamente de azul a verde —. Y también soy tú — declaró la voz de Jed. —No sabes nada de mí — sentenció Jed buscando una salida. —¿No? Sé que le mientes a tus amigos, y que de hecho no los consideras tus amigos. Estás usándolos. —¡Basta! — el desgarrador grito de Jed resonó en las paredes, tambaleó los espejos y rasgó su alma — ¡Tú no sabes nada de mí! —Jed — Priscila lo observaba decepcionada —. ¿Es eso cierto? —No — Jed picó la punta de su nariz. —¡Mientes! — exclamó el reflejo satisfecho por las máscaras que había quitado — El cazafortunas es un mentiroso — canturreó —. ¿Les dirás la verdad tú o lo hago yo? ¿Para qué deseas el conocimiento, Jed? —¡Para salvar a mis padres! — insistió Jed rascándose el cuello — Sólo eso. Perdí su negocio en una apuesta y el conocimiento me ayudará a devolverles todo. —¡No! — el reflejo estalló en carcajadas — No, no, no y no. ¿Alguien quiere adivinar? ¿Alg…? — de pronto el ensordecedor estruendo del cristal al romperse resonó en todo el recinto. Fragmentos de vidrio roto cayeron a los pies del angustiado cazafortunas y las voces cesaron. La causante del tumulto esperaba de brazos cruzados, recargada en el marco de un espejo, con un candelero abollado en la mano. —Quiero que seas tú quien nos diga la verdad — dijo Priscila con voz grave, lanzándole el candelero. Jedson lo atrapó en el aire e intercaló su mirada entre ella y Alejandro. Bajó la vista. En el suelo, un fragmento de espejo lo observaba, retándolo a ser honesto. Un resoplido escapó de los labios de Jed y en su rostro se dibujó una sonrisa avergonzada que no llegó a sus ojos. 19


—El plan era traicionarlos y vender el conocimiento al mejor postor. Después iba a desaparecer y gozar de mi fortuna en Europia del Este. Algo se rompió dentro de Alejandro y Priscila. Sin decir palabra, la princesa entrelazó su brazo con el del herrero y se adentraron en el castillo, en busca de la siguiente pista. —¡Oigan! — exclamó Jed — Pero ya no quería hacerlo. Cambié de idea hace mucho. Alejandro y Priscila se detuvieron. —¿Cómo creerte? — susurró ella. —Lo que no entiendo es por qué pudiste leer el libro y yo no — masculló Alejandro —. No eres digno del conocimiento. No eres digno de nuestro perdón. A paso lento y devastados, recorrieron los pasillos dirigiéndose hacia su último destino, y, sin darse cuenta, pero tampoco interesados al respecto, dejaron atrás los fragmentos que contenían los secretos sobre el lenguaje corporal. A veces, pensaron ellos, saber un poco más puede doler.

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CAPÍTULO 5: EL MÍSTICO CONOCIMIENTO ES REVELADO Los tres jóvenes salieron del palacio de Mármol, pero tomando distintos rumbos. Aunque Jedson pudo haber seguido perfectamente hasta el final del camino, había una traba emocional que le evitaba seguir adelante. Mientras veía a sus compañeros alejarse a la distancia, se quedó sentado en el lugar donde había aterrizado el sofá unos momentos atrás. Sólo podía pensar cuál debía ser su siguiente movimiento. El sol, el palacio, el cañón todavía bañado en niebla, y una luz en el suelo… un momento, ¿una luz en el suelo? —¿Una luz en el suelo? — Se preguntó Jed. No teniendo nada mejor que hacer, decidió dirigirse a la fuente de la luz, y cuando se acercó lo suficiente, pudo ver otros cristales rotos de los espejos del palacio reflejando la luz del sol, pero en estos se encontraban otras personas. En su curiosidad, Jed tomó uno de los cristales y lo examinó. A la hora de voltearlo, lo que vieron sus ojos lo asustó: Era básicamente la misma persona, pero revelando una cara en la que se podía leer el egoísmo. — No eres el primero al que le pasa esto — Le dice la persona en el cristal roto — Muchos han venido con oscuras intenciones para el conocimiento semiótico. — ¿De qué hablas? — Yo por ejemplo, represento a aquel solo quería ese conocimiento para manipular a un pueblo entero. — ¿Qué? — Este conocimiento que puede traer un gran poder artístico a aquellos que lo buscan no es uno para cualquier mente. Todas estas etapas de la aventura que has vivido no son más que filtros para separa a los ignorantes de los que genuinamente quieren aprender, a los inquietos de los pacientes, a los avaros de los humildes, a los mediocres de los que quieren buscar nuevas fronteras, a los... — Ya entendí, pero, ¿A qué quieres llegar? — Bueno, primero quiero felicitarte porque aún no has tomado la típica decisión de correr y nunca volver. Normalmente, cuando a uno lo exponen de esa manera, lo primero que hacen es entrar en un estado de negación, luego encuentran este espejo roto y por razones que puedes deducir, deciden huir lo más lejos posible. Pero tú te has detenido a pensar, y aún no has huído. — ...Sí, creo que he visto cosas más locas. — ¿Sabes? Me voy a ahorrar el resto del sermón, puedes interpretar esto como una 22


excusa para huir o como una para seguir. Ustedes tres juntos han llegado lejos, y pueden llegar más lejos aún. Todavía estás a tiempo de cambiar la historia y no quedarte como otro de nosotros, tirado aquí. Lo que siguió fue un silencio momentáneo. — De acuerdo, creo que necesito hacerme a un lado y dejar que veas de qué estoy hablando — Le dijo el personaje en el cristal mientras desaparecía, quedando solo un espejo corriente a la vista. Al tomarlo, Jed pudo ver su reflejo, sin alteraciones, ni nada, sólo era él. — Tú eliges cómo quieres interpretar esto, depende de… ¡Hey! Jed simplemente dejó caer el pedazo de espejo y emprendió carrera hacia donde sus amigos habían ido. — Bueno… el chico decidió más rápido de lo que creí — Dijo con asombro el personaje dentro del cristal. Mientras Jed se dirigía a la búsqueda de sus compañeros, estos se encontraban en lo que parecían ser unas ruinas con un pedestal en el centro. Los dos aventureros restantes vieron que Eidib se acomodó en el pedestal, del cual comenzó a emanar una luz azul, y se comenzaba a dejar ver un diamante de gran tamaño. En la cima del diamante, se podía apreciar la silueta de alguien. — ¡Sorpresa! Era el antiguo sabio avisando a los cuatro vientos su presencia. — ¡¿Maestro?! — Exclamaron con asombro a unísono Priscila y Alejandro — Sí, yo soy el que evaluará su travesía para determinar si son dignos de recibir el conocimiento… — El sabio hace una pausa — Tal vez esté medio ciego, pero juraría que cuando los ví al inicio yo contaba a tres. — Jed… — Susurra Alejandro — Bueno… él… — Lo perdimos en el palacio, él tenía otras intenciones con respecto al conocimiento— dice Priscila aún afectada por el suceso. — Entiendo — Asiente el maestro — Esa es de las pruebas más difíciles de superar, y al parecer, sólo quedaron ustedes. — Disculpe — Interrumpe Alejandro — ¿No hay ninguna prueba más o algo así que tengamos que hacer? — Qué bueno que preguntas — Le responde el sabio — Porque efectivamente, ya no tienen que hacer nada. Este dato dejó un poco desconcertado a Alejandro, así que el maestro decidió explicarles que ya no había ninguna prueba final, que estaban listos para recibir el conocimiento. — Ahora, ven, Eidib. Estos jóvenes están listos para recibir lo que han buscado — 23


— Sí maestro, pero disculpe mi interrogante: ¿Qué hay del tercero? — Pregunta Eidib Dichas estas palabras, aparece Jed, quién cansado por la carrera que tuvo que hacer y falto de aliento, ofreció su disculpa, una que duró un buen tiempo. Para cuando terminó, todavía había un sentimiento de duda en el ambiente. La disculpa había sonado sincera, pero, ¿realmente podían confiar en él? Todos tenían dudas, menos uno, el maestro, quién tuvo una idea: — Entiendo los motivos de las dudas, pero el lenguaje corporal no miente, su amigo dice la verdad. Jed también es digno de recibir el conocimiento. Había llegado el momento esperado. El maestro se preparaba mientras Eidib emitía otro brillo cegador. — Después de su viaje, de haber pasado por la carpa sagrada, el bosque de los hombres sabios, el cañón del sentido y los espejos del lenguaje corporal, me place decirles, que ustedes, ya tenían el conocimiento. — ¡¿Qué?! — Preguntan los tres simultáneamente — Así es, el conocimiento lo fueron adquiriendo en su viaje. Felicidades, han llegado al final. Los tres estaban sorprendidos, por fin tenían el conocimiento semiótico que les ayudaría a lograr grandes cosas. — Sin embargo... — Interrumpe el maestro — Este conocimiento sólo vive en los rumores de la gente. Necesito que hagan saber a los demás todo lo que han aprendido. ¡Escriban! Hagan un manual con el que le hablen al mundo de las cosas que han visto. Los jóvenes aventureros intercambiaron miradas entre ellos. La idea que, sin saberlo, todos compartían, creció y se afianzó en sus mentes y en sus palabras. Finalmente, cuando los tres parecieron estar de acuerdo, Jedson sugirió. —¿Y si contamos nuestra historia?

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EPÍLOGO Tres jóvenes emprendieron la aventura ese día, pero quienes volvieron a casa tiempo después eran completamente distintos. No sólo habían conseguido aquello que buscaban, sino que todos lograron su propósito. Todos, menos uno. Alejandro no sólo utilizó el conocimiento para relatar historias, sino que además hizo nuevos descubrimientos que aportaron más contenido a la Semiótica. Su forma de explicarla era tan sencilla que todos los habitantes de las aldeas a las que iba comenzaron a aprender, y más importante aún, a ver. Me visita de vez en cuando cuando viaja, siempre con noticias de Su Majestad. La princesa Priscila salvó a su pueblo de la amenaza de la temible ignorancia, y vivió muchas generaciones para contar la historia a todo aquel que deseara escucharla. Se convirtió en una excepcional reina, siempre guiando a su pueblo por el camino de la sabiduría, el entendimiento y la creación. No he tenido el placer de volver a verla, aunque a veces me manda sus saludos en los murmullos del río. Y por su parte, el último, el cazarrecompensas que nunca obtuvo lo que deseaba. Jed aprendió a ver el significado de las cosas, y fue por eso que se hizo rico: rico en conocimiento, en verdad y en sabiduría. Y cuando el inigualable sabio murió, Jedson le precedió. Escribo esto ahora a la luz de mi fiel amigo, Eidib, deseando que ustedes, buenos lectores, hayan aprendido el valor de la Semiótica, y desde hoy y para siempre sepan ver más allá. Fin.


GLOSARIO Los autores de esta obra vieron que esta aventura usó muchos términos no muy comunes, así que para ayudar a las futuras generaciones que fueran a leer esta aventura, decidieron escribir el siguiente glosario:

DISCURSO: Los usos de expresión que crean o reflejan diferentes aspectos del orden social. ESTEREOTIPO: Los clichés o normas de la expresión. ESTILO: La manera de expresarse. ESTRUCTURA: Modo de estar organizadas u ordenadas las partes de un todo. GÉNERO: La categoría de la expresión. GESTOS: Movimiento de una parte del cuerpo, especialmente de la cara o de las manos, con el que se expresa algo. ÍCONO: Representación gráfica de una idea. IDEOLOGÍA: Las ideas y valores que se emplean para justificar, respaldar o guiar la expresión. INDICIO: Se trata de un signo, seña, marca o medio que informa, avisa o advierte de algo. INSTITUCIÓN: Lugar o emplazamiento de la expresión. INTERPRETACIÓN: Este verbo refiere a explicar o declarar el sentido de algo, traducir de una lengua a otra, expresar o concebir la realidad de un modo personal o ejecutar o representar una obra artística. LENGUAJE CORPORAL: Forma de comunicación no verbal que se basa en los gestos, posturas y movimientos del cuerpo y rostro para transmitir información. METÁFORA: Figura retórica de pensamiento por medio de la cual una realidad o concepto se expresan por medio de una realidad o concepto diferentes con los que lo repre-


sentado guarda cierta relación de semejanza. MITO: Las historias que representan y conforman la expresión individual o colectiva. PARADIGMA: Las teorías que configuran la expresión. SENTIDO: Significado de una obra, un texto, un elemento lingüístico, etc., dentro de su contexto. SIGNIFICACIÓN CONVENCIONAL: Significado que se le da a algo basado en el contexto social o cultural. SIGNIFICACIÓN NATURAL: Significado que se le da a algo por su naturaleza. SIGNIFICADO: Elemento que, junto con el significante, forma el signo lingüístico y que constituye su representación mental. SIGNIFICANTE:Elemento que, junto con el significado, forma el signo lingüístico y que constituye su imagen acústica. SIGNO: Objeto, fenómeno o hecho que, por una relación natural o convencional, representa o evoca otro objeto, fenómeno o hecho. SÍMBOLO: Signo que establece una relación de identidad con una realidad, generalmente abstracta, a la que evoca o representa. UNIDAD SEMÁNTICA: Lo que expresa sentido


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