Novena Virgen del Carmen 2020

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DIOCESIS DE ACARIGUA – ARAURE PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN CAPILLA SAN FRANCISCO DE ASIS CAPILLA MADRE MARIA DE SAN JOSE ACARIGUA – PORTUGUESA

NOVENA EN HONOR A NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

¡Felices Fiestas Patronales! Pbro. Duglas Ramírez Consejo de Pastoral Parroquial , grupos de apostolados y feligreses en general:


Queridos hermanos, estás fiestas patronales serán distintas a las que durante 10 años desde la creación de este templo a parroquial eclesiástica hemos vivido, ya que este año a significado un cambio radical a nuestras vidas , no.obstante no hemos de dejar a un lado nuestra fe a la Madre de Dios, los invito a que realicemos con amor y ferbor está novena , a que nos conectamos en la oración en un mismos pensar y sentir , pidamos fuertemente a nuestra Madre que nos ayude a salir adelante con todo lo que estamos viviendo , que sepamos soportar con amor todo lo que nos acoge , también pidamos por esos seres queridos que ya han partido a la casa de Dios que la Virgen del Carmen interceda por ellos y les de un eterno descanso .. Juntos y unidos seguiremos siendo la parroquia que siempre hemos sido , llena de entusiasmo, alegría y con muchas ganas de seguir adelante ÁNIMO que nuestro Dios está a nuestro lado que está fiestas patronales las vivamos con mucho amor y queden grabadas en nuestro corozones. Se les quiere mucho y les envío mi bendición EN EL NOMBRE DEL PADRE , DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO AMEN Padre Duglas Ramírez Párroco

DIA PRIMERO


“María ejemplo de acogida”

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de tu Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de

perdonar

mis

culpas,

y

dar

tu

gracia

y

perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberte ofendido, por ser Tú quién eres. Propongo firmemente, ayudado con tu Divina Gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderte, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo servirte y agradarte. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre nuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria tuya, y provecho de mi alma. Amén. En escucha de la Palabra: La Anunciación (Lc. 1, 26)

Al sexto mes envió Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y, entrando, le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se conturbó por estas palabras y se


preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande, se le llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin." María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?" El ángel le respondió: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril, porque no hay nada imposible para Dios." Dijo María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y el ángel, dejándola, se fue.

Reflexión: Los evangelios empiezan presentando a María como mujer que acoge el proyecto de Dios: en disposición de oración. Ella escucha, medita, consiente y responde que "sí" a Dios que llama. En una palabra, acoge. Y esta acogida engendra en ella la Vida. "La Palabra se hizo carne".

Oración:

Santa María, mujer que acoge, haznos tus imitadores, para que podamos engendrar cada día a Jesús, en cada situación de nuestra vida.

Santa María, mujer que acoge, enséñanos a meditar la Palabra de Dios como tú lo hacías, para que en cada momento de nuestra vida sepamos acogerla y nos dejemos guiar por ella.

Santa María, Flor del Carmelo, escucha nuestra oración.

Me comprometo a leer una página del Evangelio y a reflexionar sobre ella para tratar de descubrir lo que Dios quiere de mí en mi vida de cada día.

Flor del Carmelo Viña florida


Esplendor del cielo Virgen fecunda singular.

Madre tierna Intacta de hombre A los carmelitas Proteja tu nombre ¡Estrella del mar!

Oración final para todos los días Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Amén.


DIA SEGUNDO “María, espléndida en el servicio”

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de tu Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberte ofendido, por ser Tú quién eres. Propongo firmemente, ayudado con tu Divina Gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderte, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo servirte y agradarte. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre nuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria tuya, y provecho de mi alma. Amén.

En escucha de la Palabra: La Visitación (Lc 1, 39-45)


En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!"

Reflexión: Tan pronto como recibe el anuncio del ángel, la Madre del Señor se pone en camino para saludar y ayudar a su prima Isabel, anciana, que espera un niño. El Evangelio nos dice que ella camina de prisa, para ponerse al servicio del que tiene necesidad. La Virgen no se enorgullece (no se le sube el anuncio a la cabeza) porque en Ella se cumplirá la esperanza de Israel, sino que, en la más grande humildad, marcha a prestar un servicio en las pequeñas y sencillas tareas del hogar.

Oración:

Madre María, experta en el servicio, ayúdanos a comprender que siendo siervos los unos de los otros, es como podemos ser verdaderos discípulos de tu Hijo.

Madre María, experta en el servicio, haznos capaces de estar siempre disponibles hacia aquéllos que cada día encontramos en nuestro camino. Madre María, Viña florida, ayúdanos a adelantarnos con gestos de mutua caridad. Amén.

Me comprometo a prestar ayuda a las personas que están próximas a mí. Y, con el fin de imitar a la Virgen, trataré de ser más servicial con aquellas personas que me parecen que me son menos simpáticas.


Flor del Carmelo Viña florida Esplendor del cielo Virgen fecunda singular.

Madre tierna Intacta de hombre A los carmelitas Proteja tu nombre ¡Estrella del mar!

Oración final para todos los días Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Amén.


DIA TERCERO “María, Madre que nos viste con su Escapulario”

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de tu Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberte ofendido, por ser Tú quién eres. Propongo firmemente, ayudado con tu Divina Gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderte, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo servirte y agradarte. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre nuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria tuya, y provecho de mi alma. Amén. En escucha de la Palabra: El Nacimiento (Lc 2, 1-20)

Por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo


primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue.

Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor, la gloria del Señor los envolvió en su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: "No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre." Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo: "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace."

Cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vamos a Belén a ver lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado." Fueron a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.

Reflexión: El evangelista Lucas nos transmite el gesto cariñoso y materno de María que envuelve en pañales al pequeño Jesús. Un gesto que toda Madre ha hecho, en señal de protección y de cuidado. También nosotros somos revestidos con el vestido de María, nuestra Madre y Hermana: a través del Escapulario Ella cuida de nosotros y nos protege. Nos envuelve con su manto para hacernos crecer fuertes y robustos en la escuela de su Hijo.


Oración:

Virgen Madre, que envolviste en pañales a tu Hijo Jesús, enséñanos a ser siempre pequeños para nos dejemos "llevar en brazos" del buen Dios.

Virgen Madre, que envolviste en pañales a tu Jesús, ayúdanos a revestirnos de tu

Hijo,

para

que

seamos

cada

día

signo

del

amor

de

Dios.

Virgen María, Esplendor del Cielo, cobíjanos a todos bajo tu manto.

Me comprometo a revestirme del Escapulario para testimoniar también externamente mi amor a Jesús y a María. Sobre todo, quiero que el Escapulario me recuerde el vivir cada día en la escuela de Jesús, a ejemplo de María.

Flor del Carmelo Viña florida Esplendor del cielo Virgen fecunda singular.

Madre tierna Intacta de hombre A los carmelitas Proteja tu nombre ¡Estrella del mar!

Oración final para todos los días Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo


las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Amén.

DIA CUARTO “María, Mujer contemplativa”

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de tu Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberte ofendido, por ser Tú quién eres. Propongo firmemente, ayudado con tu Divina Gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderte, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo servirte y agradarte. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre nuestra y Señora


mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria tuya, y provecho de mi alma. Amén. En escucha de la Palabra: La visita de los magos (Mt 2, 1-12)

Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: "¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle." Al oírlo el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocando a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, les preguntaba dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: "En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel."

Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: "Id e indagad

cuidadosamente

sobre

ese

niño;

y

cuando

le

encontréis,

comunicádmelo, para ir también yo a adorarle." Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran a Herodes, se retiraron a su país por otro camino.

Reflexión: ¿Qué pensarían José y María viendo delante a estos hombres misteriosos que vienen de lejos para ver a Jesús? Sin embargo el Hijo de Dios se ha hecho hombre para todos, también para estos "lejanos". María lo entiende enseguida y también les muestra Jesús a ellos. María es la verdadera contemplativa, a saber, la que sabe ver la realidad con los ojos de Dios. ¿Y nosotros? ¿Somos contemplativos? ¿Conseguimos ver la realidad como Dios


la ve? ¿Somos capaces de dar Jesús a las personas que encontramos, sean conocidas o no, connacionales o extranjeras, ricos o pobres?

Oración: Santa María, mujer contemplativa, enséñanos a conservar en nuestro corazón las situaciones de cada día para después empeñarnos en verlas con los ojos de Dios.

Santa María, mujer contemplativa, enséñanos a ver en aquéllos que encontramos el rostro de tu Hijo y a no hacer ningún tipo de discriminación Beata María, Virgen fecunda singular, condúcenos a todos a Jesús.

Me comprometo a no juzgar a las personas que encuentro durante el día, sino a ver en cada una el rostro del Señor.

Flor del Carmelo Viña florida Esplendor del cielo Virgen fecunda singular.

Madre tierna Intacta de hombre A los carmelitas Proteja tu nombre ¡Estrella del mar! Oración final para todos los días Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo


las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Amén.

DIA QUINTO

“María, Señora de la ofrenda”

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de tu Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberte ofendido, por ser Tú quién eres. Propongo firmemente, ayudado con


tu Divina Gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderte, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo servirte y agradarte. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre nuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria tuya, y provecho de mi alma. Amén. En escucha de la Palabra: La presentación en el templo (Lc 2, 22-32)

Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era un hombre justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. El Espíritu Santo le había revelado que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a las gentes y gloria de tu pueblo Israel."

Reflexión: Probemos a ser espectadores de este episodio: María, José y Jesús, una familia, que se dirige al templo para ofrecer el niño al Señor. Si queremos traducirlo en términos de nuestra cultura es algo como cuando la familia se prepara para llevar el niño al bautizo. Nos habrá sucedido muchas veces el tener que asistir a esta fiesta. Tratemos, sin embargo, de escudriñar el corazón de la Madre: ella ofrece a Dios con todo el corazón el Niño que ha nacido de Ella. ¿Somos capaces de imitarla en nuestra vida de cada día?

Oración:


Hija de Sión, Señora de la ofrenda, purifica nuestro corazón para que pueda pertenecer por completo a Jesús.

Hija de Sión, Señora de la ofrenda, libera nuestros corazones, para que sin miedo puedan ser sólo de Su propiedad.

Hija de Sión, Madre tierna, haz nuestro corazón semejante al tuyo.

Me comprometo a despojarme de algo a lo que estoy muy ligado para donarlo a la persona que me es particularmente antipática, con el fin de imitar a la Madre del Señor que ha ofrecido su Hijo con corazón puro.

Flor del Carmelo Viña florida Esplendor del cielo Virgen fecunda singular.

Madre tierna Intacta de hombre A los carmelitas Proteja tu nombre ¡Estrella del mar!

Oración final para todos los días Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a


tantos pobres pecadores, herejes y cismĂĄticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mĂ­a, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. AmĂŠn.


DIA SEXTO “María, infatigable buscadora de Dios”

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de tu Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberte ofendido, por ser Tú quién eres. Propongo firmemente, ayudado con tu Divina Gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderte, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo servirte y agradarte. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre nuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria tuya, y provecho de mi alma. Amén. En escucha de la Palabra: El encuentro en el templo (Lc 2, 41-50)

Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando cumplió los doce años, subieron como de costumbre a la fiesta. Al volverse ellos pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero, al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.


Al cabo de tres días le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron quedaron sorprendidos y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando." Él les dijo: "Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?" Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.

Reflexión: María y José están angustiados por la pérdida de su Hijo Jesús. Se ponen en camino para buscarlo y lo encuentran después de tres días. También en nuestra vida, Jesús parece que se esconde y nos deja solos. ¿Y qué hacemos nosotros? ¿Nos desesperamos? ¿Nos volvemos hacia otros bienes? ¿O nos ponemos en camino para encontrar a Jesús y no perderlo jamás? María y José nos enseñan a ser buscadores de Dios, porque nos ha hecho para Él y nuestro corazón está inquieto hasta que repose en Él. (S. Agustín)

Oración: Dulce María, infatigable buscadora de Dios, dadnos la misma fuerza que Tú has tenido para buscar a tu Jesús, que se había perdido en el templo. Dulce María, infatigable buscadora de Dios, guía nuestros pasos para que en el camino de la vida podamos siempre seguir a Jesús, faro que ilumina. Dulce María, Madre pura, sé Tú nuestra compañera en nuestro caminar hacia Jesús.

Me comprometo a orar más en los momentos en los que me parece que Jesús me haya abandonado.

Flor del Carmelo Viña florida


Esplendor del cielo Virgen fecunda singular.

Madre tierna Intacta de hombre A los carmelitas Proteja tu nombre ¡Estrella del mar!

Oración final para todos los días Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Amén.


DIA SEPTIMO “María, Virgen de la escucha”

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de tu Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberte ofendido, por ser Tú quién eres. Propongo firmemente, ayudado con tu Divina Gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderte, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo servirte y agradarte. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre nuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria tuya, y provecho de mi alma. Amén. En escucha de la Palabra: Dichosos los pechos que te amamantaron (Lc 11, 27-28)

Estaba él diciendo estas cosas cuando alzó la voz una mujer de entre la gente y dijo: "¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!" Pero él dijo: "Dichosos más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan."

Reflexión: Puede parecer que Jesús no dé importancia al papel de María, prefiriendo a sus discípulos. Sin embargo, si leemos bien el texto, notamos que


Jesús elogia a su Madre. Ella es la mujer que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica en cada momento. Es una discípula atenta, que guarda en su corazón las palabras del Hijo y día a día la pone en práctica. Ella nos indica el camino para que también nosotros hagamos lo mismo, si queremos ser sus verdaderos devotos.

Oración:

Madre Hermosa, Virgen de la escucha, abre nuestro corazón para que sepamos escuchar las palabras de tu Hijo.

Madre Hermosa, Virgen de la escucha, abre nuestro corazón y nuestra inteligencia para que sepamos escuchar las palabras de tu Hijo y las pongamos en práctica.

Madre Hermosa, pura de corazón, haznos fuertes en nuestros propósitos.

Me comprometo a escuchar la Palabra de Dios con mucha atención, cuando se proclama en la iglesia. Me comprometo también a escuchar a Dios que me habla a través de las personas que encuentro en el transcurso del día.

Flor del Carmelo Viña florida Esplendor del cielo Virgen fecunda singular.

Madre tierna Intacta de hombre A los carmelitas Proteja tu nombre ¡Estrella del mar!


Oración final para todos los días Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Amén.

DIA OCTAVO “María, al pie de la Cruz”

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de tu Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberte ofendido, por ser Tú quién eres. Propongo firmemente, ayudado con tu Divina Gracia, nunca más


pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderte, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo servirte y agradarte. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre nuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria tuya, y provecho de mi alma. Amén. En escucha de la Palabra: Al pie de la cruz (Jn. 19, 25-27)

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego dice al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

Reflexión: Juan nos dice que junto a la cruz estaban María y Juan. María -la Madre-, Juan -el predilecto-. La Virgen Madre está en pie junto a la cruz: da fuerza a su Hijo para que llegue a la última hora. Este pasaje bíblico - muy grato al corazón de todo carmelita - nos enseña que en el momento del dolor no estamos solos. María y Jesús, están con nosotros. Y nos recuerda que el Señor, muriendo, nos ha hecho donación de su Madre como un precioso bien. Con nuestra vida, tratemos de ser agradecidos.

Oración:

María, Madre al pie de la cruz, quédate junto a nosotros en nuestras cruces cotidianas para que, como Tú, sepamos estar en pie para aceptar y ofrecer nuestro dolor.

María, Madre junto a la cruz, abre nuestro corazón para que sepamos acogerte en

todo

momento

el

don

que

Jesús

nos

ha

hecho

al

morir.

María, Madre que protege a todos sus hijos, sé nuestra guía en la vida cotidiana.


Me comprometo a acercarme a cualquier persona que sufre, física o espiritualmente.

Flor del Carmelo Viña florida Esplendor del cielo Virgen fecunda singular.

Madre tierna Intacta de hombre A los carmelitas Proteja tu nombre ¡Estrella del mar!

Oración final para todos los días Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Amén.


DIA NOVENO “María, hermana de la comunidad cristiana”

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de tu Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberte ofendido, por ser Tú quién eres. Propongo firmemente, ayudado con tu Divina Gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderte, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo servirte y agradarte. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre nuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria tuya, y provecho de mi alma. Amén. En escucha de la Palabra: Con María la madre de Jesús (At 1, 12-14)

Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está próximo a Jerusalén la distancia de un camino sabático. Y cuando llegaron, subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Zelota y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres y de María la madre de Jesús y de sus hermanos.


Reflexión: Jesús ha subido al cielo y la primera comunidad cristiana se encuentra reunida para orar. Con ella está también la Virgen María, como Madre y Hermana. También en nuestras asambleas, María ora con nosotros. Actuemos de manera que nuestra participación en el misterio eucarístico sea una participación alegre y llena de vida. Con nosotros está Jesús. Con nosotros está María, su Madre y la nuestra.

Oración:

Santa María, hermana en la comunidad cristiana, sé tú también nuestra Hermana en nuestra vida y en nuestra oración.

Santa María, hermana en nuestra comunidad, siéntate junto a nosotros y reza con nosotros para que nuestra oración sea según el corazón de tu Hijo. María, Estrella del Mar, Madre y hermana en el Carmelo, acógenos a todos bajo tu manto.

Me comprometo a contribuir en la animación de la celebración eucarística dominical de mi parroquia, para que sea un verdadero momento de gozo y de oración fraterna. Flor del Carmelo Viña florida Esplendor del cielo Virgen fecunda singular.

Madre tierna Intacta de hombre A los carmelitas Proteja tu nombre ¡Estrella del mar!


Oración final para todos los días Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Amén.


DIA CENTRAL DE LA VIRGEN DEL CARMEN

16 de julio Nuestra Señora del Carmen, memoria obligatoria

LAÚDES

Si Laudes es la primera oración del día se reza el Invitatorio

V/. -Señor, Ábreme los labios. R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.

Invitatorio Salmo 94: Invitación a la alabanza divina

Ant: Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.


-se repite la antífona

Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos.

-se repite la antífona

Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.

-se repite la antífona

Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá,


como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

-se repite la antífona

Durante cuarenta años aquella generación me asqueó, y dije: "Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso."»

-se repite la antífona

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno


¿Quién eres tú, mujer, que, aunque rendida al parecer, al parecer postrada, no estás sino en los cielos ensalzada, no estás sino en la tierra preferida?

Pero, ¿Qué mucho, si del sol vestida, qué mucho, si de estrellas coronada, vienes de tantas luces ilustrada, vienes de tantos rayos guarnecida?

Cielo y tierra parece que, a primores, se compitieron con igual desvelo, mezcladas sus estrellas y sus flores;

Para que en ti tuviesen tierra y cielo, con no sé qué lejanos resplandores de flor del Sol plantada en el Carmelo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 86: Himno a Jerusalén, madre de todos los pueblos


Ant: ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

Él la ha cimentado sobre el monte santo; y el Señor prefiere las puertas de Sión a todas las moradas de Jacob.

¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! «Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles; filisteos, tirios y etíopes han nacido allí.»

Se dirá de Sión: «Uno por uno todos han nacido en ella; el Altísimo en persona la ha fundado.»

El Señor escribirá en el registro de los pueblos: «Este ha nacido allí.» Y cantarán mientras danzan: «Todas mis fuentes están en ti.»


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

Isaías 40, 10-17: El buen pastor es el Dios altísimo y sapientísimo

Ant: El Señor llega con poder, y su recompensa lo precede.

Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede.

Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres.

¿Quién ha medido a puñados el mar


o mensurado a palmos el cielo, o a cuartillos el polvo de la tierra?

¿Quién ha pesado en la balanza los montes y en la báscula las colinas? ¿Quién ha medido el aliento del Señor? ¿Quién le ha sugerido su proyecto?

¿Con quién se aconsejó para entenderlo, para que le enseñara el camino exacto, para que le enseñara el saber y le sugiriese el método inteligente?

Mirad, las naciones son gotas de un cubo y valen lo que el polvillo de balanza. Mirad, las islas pesan lo que un grano, el Líbano no basta para leña, sus fieras no bastan para el holocausto.

En su presencia, las naciones todas como si no existieran, valen para él nada y vacío.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El Señor llega con poder, y su recompensa lo precede.

Salmo 98: Santo es el Señor, nuestro Dios

Ant: Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies.

El Señor reina, tiemblen las naciones; sentado sobre querubines, vacile la tierra.

El Señor es grande en Sión, encumbrado sobre todos los pueblos. Reconozcan tu nombre, grande y terrible: Él es santo.

Reinas con poder y amas la justicia, tú has establecido la rectitud;


tú administras la justicia y el derecho, tú actúas en Jacob.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies: Él es santo.

Moisés y Aarón con sus sacerdotes, Samuel con los que invocan su nombre, invocaban al Señor, y él respondía. Dios les hablaba desde la columna de nube; oyeron sus mandatos y la ley que les dio.

Señor, Dios nuestro, tú les respondías, tú eras para ellos un Dios de perdón, y un Dios vengador de sus maldades.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro; postraos ante su monte santo: Santo es el Señor, nuestro Dios.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Ensalzad al Señor, Dios nuestro, postraos ante el estrado de sus pies.

Lectura

Is 61,10 (cfr.) Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novia que se adorna con sus joyas.

V/. El Señor la eligió y la predestinó. R/. El Señor la eligió y la predestinó. V/. La hizo morar en su templo santo. R/. Y la predestinó. V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo R/. El Señor la eligió y la predestinó.

Cántico Ev.


Ant: Deseé la sabiduría con toda el alma, y creció como racimo que madura.

† Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo, por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.


Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Deseé la sabiduría con toda el alma, y creció como racimo que madura.

Preces


Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle: Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros - Oh Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente, haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia. - Verbo eterno del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada, líbranos de la corrupción del pecado. - Salvador nuestro, que quisiste que tu madre estuviera junto a tu cruz, por su intercesión, concédenos compartir con alegría tus padecimientos. - Jesús, que, colgado en la cruz, diste María a Juan como madre, haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.

Acudamos ahora a nuestro Padre celestial, diciendo:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.


No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Final

Te suplicamos, Señor, que la poderosa intercesión de la Virgen María, en su advocación del monte Carmelo, nos ayude y nos haga llegar hasta Cristo, monte de salvación. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

Nuestra Señora del Carmen, memoria obligatoria

VÍSPERAS † (se hace la señal de la cruz mientras se dice:) V/. -Dios mío, ven en mi auxilio. R/. -Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre,


por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

Himno

Todos te deben servir, Virgen y Madre de Dios, que siempre ruegas por nos y tú nos haces vivir.

Tanta fue tu perfección y de tanto merecer, que de ti quiso nacer quien fue nuestra redención.

El tesoro divinal en tu vientre se encerró, tan precioso, que libró todo el linaje humanal.

Tú sellaste nuestra fe con el sello de la cruz,


tu pariste nuestra luz, Dios de ti nacido fue.

¡Oh clara virginidad, fuente de toda virtud! No ceses de dar salud a toda la cristiandad. Amén.

Salmo 131-I: Promesas a la casa de David

Ant: Que tus fieles, Señor, vitoreen al entrar en tu morada.

Señor, tenle en cuenta a David todos sus afanes: cómo juró al Señor e hizo voto al Fuerte de Jacob:

"No entraré bajo el techo de mi casa, no subiré al lecho de mi descanso, no daré sueño a mis ojos, ni reposo a mis párpados, hasta que encuentre un lugar para el Señor,


una morada para el Fuerte de Jacob".

Oímos que estaba en Efrata, la encontramos en el Soto de Jaar: entremos en su morada, postrémonos ante el estrado de sus pies.

Levántate, Señor, ven a tu mansión, ven con el arca de tu poder: que tus sacerdotes se vistan de gala, que tus fieles vitoreen. Por amor a tu siervo David, no niegues audiencia a tu Ungido.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Que tus fieles, Señor, vitoreen al entrar en tu morada.

Salmo 131-II:


Ant: El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.

El Señor ha jurado a David una promesa que no retractará: "A uno de tu linaje pondré sobre tu trono.

Si tus hijos guardan mi alianza y los mandatos que les enseño, también sus hijos, por siempre, se sentarán sobre tu trono".

Porque el Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella: "Ésta es mi mansión por siempre, aquí viviré, porque la deseo.

Bendeciré sus provisiones, a sus pobres los saciaré de pan, vestiré a sus sacerdotes de gala, y sus fieles aclamarán con vítores.


Haré germinar el vigor de David, enciendo una lámpara para mi Ungido. A sus enemigos los vestiré de ignominia, sobre él brillará mi diadema".

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.

Apocalipsis 11, 17-18;12, 10b-12a: El juicio de Dios

Ant: El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente, el que eres y el que eras, porque has asumido el gran poder y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,


llegó tu cólera, y el tiempo de que sean juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos, los profetas, y a los santos y a los que temen tu nombre, y a los pequeños y a los grandes, y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por esto, estad alegres, cielos, y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre,


por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

Lectura

Ga 4,4-5 Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

V/. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor, está contigo. R/. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor, está contigo. V/. Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. R/. El Señor, está contigo. V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo R/. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor, está contigo.

Cántico Ev.

Ant: María escuchaba la palabra de Dios y la cumplía, meditándola en su corazón.


† (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar) Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia


-como lo había prometido a nuestros padresen favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: María escuchaba la palabra de Dios y la cumplía, meditándola en su corazón.

Preces

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo: Que la llena de gracia interceda por nosotros - Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo, haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella. - Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación, salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores, y a todos abundancia de salud y de paz. - Tú que hiciste de María la llena de gracia,


concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres. - Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor, y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús. - Tú que coronaste a María como reina del cielo, haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Ya que por Jesucristo somos hijos de Dios, oremos con confianza a Dios, nuestro Padre:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Final


Te suplicamos, Señor, que la poderosa intercesión de la Virgen María, en su advocación del monte Carmelo, nos ayude y nos haga llegar hasta Cristo, monte de salvación. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


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