Significados de un pasado y un presente: el caso del arte corporal By Jessica Dixiana Álvarez López Resumen A través de una revisión bibliográfica y una serie de entrevistas el presente artículo pretende mostrar algunos significados que el tatuaje y las perforaciones tenían en el pasado precolombino costarricense, y como en la actualidad estos significados han variado, llegando al punto de que ya este tipo de modificación corporal no es considerado en muchas ocasiones como arte, a pesar de que varias de las cualidades que posee el tatuaje son puntos que calzan dentro de la conceptualización de arte. Además se ve como algunas personas ven a los tatuados o perforados como personas relacionadas con practicas criminales. Palabras claves: Tatuajes, sellos precolombinos, arte, modificación corporal museos
Abstract Through a bibliographic revision and a series of interviews this article pretends to show some meanings that the tattoos and piercings had in the Costa Rican Precolumbian past, and how in the actual times this meanings has changed; at the point that some of this corporal modifications are not considered in many occasions as art, although that many of the qualities that posses the tattoo are points that fits into the conceptualization of art. Also it can be seen how some people sees the tattooed and pierced people like persons who are related with criminal practices. Keywords: Tattoos, pre-Columbian stamps, art, corporal modifications, museum.
Significados de un pasado y un presente: el caso del arte corporal “Yo estaba acostado no muy lejos. El Hombre no tenía, aparentemente, un Carácter violento. Pero las ilustraciones… Dejé que los ojos se me llenaran de Imágenes. Con esos cuadros sobre El cuerpo, cualquiera podía perder la cabeza.” (El hombre Ilustrado de Ray Bradbury)
Unas cuantas palabras para la introducción El hombre ilustrado, era un hombre que estaba completamente tatuado, solo un costado en su espalda estaba en blanco. Cada línea, cada color, cada figura contaba una historia. Aquellas personas que podían pasar al menos una noche con él, se daban cuenta como al caer el sol, cada tatuaje cobrara vida y contaba una cuento; uno que aunque reuniera elementos fantásticos, estaba unido a la realidad de esa persona y del mundo que lo rodeaba. Cuando el acompañante terminaba de aventurarse por todas esas historias, veía en ese espacio sin tatuaje en la espalda del hombre ilustrado, como la persona era asesinada por lo que el temor hacía que huyera dejando solo al hombre ilustrado, aún sabiendo que este no era capaz de cometer tal crimen. Quizás esta imagen fantástica a la que nos introdujo Ray Bradbury en 1955 no esté tan desactualizada. Hoy en día las personas que decoran su cuerpo con tatuajes cargan con una serie de críticas que no les corresponden y que en su mayoría son elaboradas por personas externas a este arte. Pero en el pasado precolombino costarricense este tipo de adorno era visto de una forma totalmente distinta a la actual. Hoy son muchas las personas que al igual que el hombre ilustrado cuentan historias con sus impresiones en la piel, pero a diferencia del hombre ilustrado ese espacio en blanco no es el que aleja a las personas sino en si sus tatuajes que alejan a algunas que desconocen el verdadero significado de esos trazos. Este artículo tiene como fin mostrar cómo en el pasado los tatuajes y la modificación corporal tenían un significado diferente al que tiene en la actualidad, pero sobre todo como estos significados repercuten en como son vistos en la actualidad ambos, no solo en sus hogares o trabajos, sino que dentro de instituciones que se
encargan de mostrar por medio de los objetos como el arte corporal era visualizado y como fuera de esta establecimientos, es completamente diferente la percepción de este fenómeno. Erase una vez en un museo… En la introducción del articulo llamado “Arqueología y educación. Estado de la cuestión” escrito por Natzín I. García Macías, menciona como durante mucho tiempo la enseñanza del pasado estaba restringida a los arqueólogos o demás intelectuales relacionados con la academia. Para bien de muchos, esto cambió y el conocimiento sobre las sociedades pasadas pudo estar al alcance de aquellas personas que no eran investigadores. Esta fue presentada por medio de artículos en revistas y libros, en noticias y documentales, pero sobre todo fue expuesta a través de los museos que se encargaban -y aun deben hacerlo- de la exposición, investigación y educación de lo que muestra. Mucho de ellos ponen en escena objetos que pertenecían a nuestros antepasados, estos elementos podían ser diferentes y con funciones distintas; desde el metate que utilizaban para triturar algunos alimentos hasta el arma para vencer a aquellos enemigos que trataban de dominarlos. Sea cual fuera la función, todos poseían cierta relevancia para las sociedades que las elaboraban y utilizaban. El museo ya no solo se limitaba a coleccionar y mostrar unos objetos que parecían carentes de historia e inamovibles, ahora trascendían esto. Las personas se preguntaba ¿Para qué eran utilizados?, ¿Quién lo había elaborado? O ¿Cuál era su importancia? Porque este ya no era un simple objeto descontextualizado, ahora era un elemento que en un pasado fue pensado para manejarse de cierta forma y que constituía parte de un grupo social y que para las colectividades actuales, este es significativo porque a su vez estas sociedades son parte de nuestra historia. Poco a poco los museos ya no solo eran frecuentados por aquellos intelectuales o personas con cierto conocimiento de la historia, sino que fue concurrido por los trabajadores, por las amas de casa, por los estudiantes, por lo niños y sus padres. El museo ya no era de interés para unos pocos sino que lo era para muchos. Los objetos de aquellas sociedades precolombinas que tanto tiempo permanecieron relegadas entre los cajones de unas bodegas, ahora empezaban a salirse de allí, mostrándose y reafirmándose ante otras sociedades más contemporáneas. No cabe duda que uno de los elementos que más llamaba la atención del público era aquellas piezas monumentales: como olvidar que las armas, las momias, las
esculturas y demás obras de gran tamaño y que denotaban prestigio fueron las que más llamaban la atención de los visitantes en los museos. Pero también existían objetos que aunque eran de un menor tamaño también eran objetos de gran valor religioso y denotaban poder; estas piezas eran además atractivas al público, más que eran hechas de materiales como el oro o jade. No cabe que esos artefactos poseían un valor simbólico muy diferente al valor que pueda tener objetos parecidos en el presente. Es a partir de esto en donde se podría plantear una muy interesante pregunta; suponiendo que los objetos son portadores de significados y que estos significados influyen en el comportamiento humano y que además ese objeto en el pasado tenía una funcionalidad similar a la que tiene en el presente, entonces ¿Qué sucede cuando el pasado muestra un elemento que tal vez pudo ser de prestigio para las sociedades precolombinas pero que ese mismo elemento en sociedades contemporáneas, es duramente señalado? Es decir, ¿Qué pasa cuando el pasado muestra una realidad que el presente estigmatiza? Los tatuajes y los piercing son ejemplo de ello, en la actualidad son motivo de críticas, especialmente dirigidas hacia las personas que los poseen o aprecian. Pero este mismo fue visto de modo diferente en las sociedades precolombinas. Se podría realizar una extensa lista con las piezas que poseen alguna evidencia de arte y modificación corporal1 y que están resguardadas en los Museos Nacional - y las bodegas de este en Pavas- el Museo de Jade, el Museo de Oro y la colección del Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Costa Rica. Como se puede volver inmanejable abarcar todas las exposiciones es por ello que se limito a la exposición permanente del Museo de Oro. Quizás surja la duda de porque esta exposición, pues la respuesta es sencilla: la mayoría de los objetos de la exposición permanente del Museo de Oro son ornamentos, mismos que gracias a los aportes de la Arqueología hoy se sabe que denotaban cierto prestigio entre los que la usaban. Para comprender un poco la puesta en escena de los objetos del Museo de Oro, es necesario contextualizar esta institución; este fue creado gracias al interés de algunas instituciones especialmente a los aportes del Banco Central de Costa Rica, el cuál como parte de su compromiso por el rescate del patrimonio cultural y arqueológico habilito 1
Cabe aclarar que en el presente ensayo se utilizara la palabra arte y modificación corporal para referirse a los tatuajes, piercing y expansiones. Es importante señalarlo ya que estos vocablos pueden hacer mención a otros tipos de modificación corporal (como implantes de goma o Silicón, escarificación, limadura de dientes, lengua bífida, entre otros) que no van a hacer abordados en esta investigación.
unas instalaciones para resguardar la colección de oro precolombino y numismática que estaba resguardada por esta institución. Fue hasta 1978 - 1982 que el Banco decide habilitar unas instalaciones adecuadas para exponer las colecciones que poseía, es ahí donde se propone construir una edificación debajo de la Plaza de la Cultura en San José. Desde que se inauguro, el Museo de Oro ha contado con una serie de exhibiciones temporales y permanentes, siempre rescatando y resaltando aquellas piezas de interés arqueológico que estaban elaboradas con oro En la exposición permanente, la cual es de nuestro interés, los objetos están elaborados en oro y en su mayoría son ornamentos que son expuestos en urnas de vidrio las cuales tienen frases de documentos coloniales que hacen alusión a estos; también son puestas en figuras de indígenas de tamaño real mostrándole al visitante como se pudieron haber utilizado estos por los grupos precolombinos.
Figura 1: Escultura del Museo de Oro de un personaje importante que portaba algún elemento de arte corporal y fotografía
También hay figuras antropomorfas y zoomorfas en oro, estas son expuestas de diferente forma, unas simplemente con una cedula museográfica, otras con imágenes que explican cómo fueron elaboradas.
Ya dejando un poco de lado la contextualización del Museo de Oro, se enfatizará más en los objetos ornamentales que están expuestos en las salas de este lugar. Es importante hacer mención que los datos arqueológicos sobre estos elementos han aportado información de suma importancia, lamentablemente esta han sido escasa debido a que muchos de los objetos han sido saqueados por personas que comercializan los mismos (aún sabiendo que esta es una actividad sancionada por la ley costarricense). El huaquerismo trae como consecuencia una descontextualización de dichos artefactos, que acarrea también un vacio en los datos académicos históricos. La información que algunos profesionales han podido recaudar ha sido poca pero de gran transcendencia, como en los datos que se colectaron fueron en su mayoría sobre los tatuajes, es por ello el principal interés se concentrara en los sellos precolombinos y el tatuaje, eso no quiere decir que no se mencionaran algunos otros objetos de ornamentación. Uno de esos objetos son los sellos precolombinos, que no son solo expuestos detrás de unas vitrinas del mismo, sino que también hay replicas con las que los visitantes pueden interactuar. Estos son mostrados, como se dijo anteriormente, con información que se ha podido dilucidar de los estudios arqueológicos y la brindada por el Museo de Oro. Lo sellos precolombinos eran utilizados especialmente para la decoración de la piel. Estos se han encontrado tanto en el Pacífico Norte como en la Región Central del país. Lamentablemente su ubicación temporal ha sido difícil, sin embargo, se han encontrado piezas antropomorfas elaboradas con cerámica que tienen pintada (decoradas) figuras (ver figura 2) y que son similares a las que se realizaban con los sellos. Estás piezas si han sido situadas temporalmente, de 500-800 d.C están las de tipo cerámico Galo Policromo; también están las figuras femeninas tipo Mora Policromo del 800-1200 d.C. Esto también permite una aproximación a la ubicación temporal de los sellos.
Figura 2: Figura Femenina del Museo de Oro. Se cree que las mujeres que estaban pintadas con los sellos poseían cierto prestigio dentro de la sociedad en que vivían.
Los sellos eran elaborados con arcilla y poseían una forma cilíndrica o plana y las figuras que poseían estaban realizadas en bajo relieve, estas eran geométricas o representaciones de algún personajes humano o animal. Ya a la hora de imprimirlo en la piel, las sociedades precolombinas recurrían a frutos como el guatíl, con el que teñían de negro y el achiote, para pintar de rojo. Algunos estudios han arrojado datos sobre su función e importancia: se ha dicho que la decoración corporal era un medio para designar un rol social sobresaliente, pero también era una manera de hacerse participe de una festividad y comunicar su estado anímico y forma de ver el mundo. Además eran imágenes que denotaban belleza. Es interesante que la mayoría de las figuras de cerámica que poseían dibujos en su cuerpo como los realizados por los sellos, sean representaciones femeninas.
Figura 3 y 4: Sello precolombino proveniente el museo de Oro. Actualmente el Museo cuenta con 300 de ellos, de los cuales estuvieron en exhibición aproximadamente 13. Ilustración tomada de: http://www.museosdelbancocentral.org/esp/exhibiciones-anteriores-4.html?page=3
En cuanto a los ornamentos, se puede decir que al igual que los sello, eran utilizados por personas de gran poder, ya fueran caciques, chamanes, o guerreros. Eran elaborados en metales –como el oro o cobre-, madera y lítica. Para realizar las perforaciones utilizaban ya fueran huesos de animales o rocas como la obsidiana. Otro tipo de modificación corporal practicada por los indígenas costarricenses es la modificación dental, ya sea la mutilación, incrustación o limado de los dientes. Se han encontrado evidencia de esto en sitios como Nacascolo, Jícaro y Cascabel. (Valerio, 2009) Lamentablemente- y como se dijo anteriormente- es poca lo que se ha podido dilucidar de lo que era el arte y la modificación corporal para los indígenas.
Figura 5, 6 y 7: Ornamentos precolombinos: Besotes y orejeras. Estaban hechos de oro y lítica.
Por otro lado, tenemos al tatuaje y a los ornamentos corporales en la actualidad. Estos han adquirido connotaciones diferentes al pasado, se ha convertido en una opinión más personal, es una decisión que se toma a raíz de un acontecimiento propio. Se entrevisto a personas que poseen algún piercing o tatuaje, en cuanto a este último ellos(as) tienen alrededor de dos tatuajes- inclusive hay algunos que poseen 18- y
dos (o más) perforaciones. Algunos de ellos empezaron a decorar su cuerpo siendo aún menores de edad.
Figuras 8, 9, 10, 11, 12: Tatuajes de algunos de los entrevistados.
Es interesante notar que lo que los impulsó a tatuarse fue su admiración por el arte, interesante porque en la actualidad muchos externos a este tipo de decoración no creen que el tatuaje pueda ser concebido como “arte”. Es importante detenerse en este punto, ya que este aspecto es inclusive contrario a la realidad presenciada dentro de los críticos de arte y los artistas porque todos poseen una conceptualización diferente de los que es en sí el arte. –Acaso ¿No ocurre lo mismo entre los antropólogos y su deseo de poseer solo una definición de cultura?Aristóteles escribía que el arte o tekhné “es una disposición susceptible de mover al hombre a hacer una creación, acompañada de razón verdadera". Es decir, el arte está referido a todas aquellas obras realizadas por los hombres y mujeres con el fin de dar a conocer su forma de concebir el mundo real e imaginario. Esta puede ser expuesta por medio de elementos plásticos, lingüísticos, sonoros, entre otros. Es una
actividad que comunica, que expresa, que puede involucrar lo social y lo cultural con lo personal. El tatuaje es -en la mayoría de las ocasiones- una forma de expresar por medio de imágenes, líneas, bosquejos, tinta y color, la forma en que es concebido el mundo. Es una palabra y pensamiento convertido en un dibujo que no solo se lleva en la mente sino que transciende esta y se impregna en la piel. Es como si fuese un recordatorio, la persona cada vez que ve su tatuaje, ve también su forma de ver algún aspecto del universo al cual siente cierto agrado Es decir: “El tatuaje no sería algo que se hace por azar, o bien, por capricho y moda2, sino que tendría una representación menos profana y por lo mismo más profunda, pues sería un arte, una obra de arte, una práctica artística y estética que posee un carácter perenne.” (Ganter, 2006; 441) (subrayado propio). No es una moda porque las modas suelen ser efímeras, mientras llegue otra que es mejor esta puede ser remplazada casi de un día para otro. En cambio en el arte corporal, aunque los motivos que llevan a la persona a decorar su cuerpo sean producto de un interés pasajero, este persiste de forma permanente en el individuo que los porta. El arte resiste al paso del tiempo, se renueva y adapta con el trascurrir de los acontecimientos, pero siempre está allí. Éste, continuamente posee un trasfondo cultural pero también uno social que lo lleva a persistir ante refractarios como por ejemplo las modas. No es mucha la diferencia que hay entre un artista plástico que ve algo que le llama la atención sobre este amplio universo y lo concreta en una obra, o un poeta que al sentirse rechazado por su amada escribe los poemas más bellos y tristes; a la de una persona tatuada que imprimen en el lienzo que es su piel, su forma de sentir, de pensar, de imaginar, de conceptualizar el mundo. Tatuarse es llevar en el cuerpo aquellos aspectos que resultan interesantes e importantes en la vida del individuo. Pero al igual que cuando se hace mención a una estatua no se puede dejar de lado al escultor de dicha obra, tampoco se puede hacer a un lado al artista encargado de impregnar la tinta en la piel. Así como el tatuaje muchas veces no es considerado como arte, suele suceder que el tatuador en muchos casos no suele considerase como artista. Algunos de las personas entrevistadas y que no poseían tatuajes argumentaron que los tatuadores no pueden ser considerados como tal porque el tatuaje es un producto 2
Cabe aclarar que si existen personas que se realizan alguna perforación o tatuaje producto de la moda, sin embrago, con las personas que se entrevisto, ninguna de ellas fue producto de esto.
comercializable que responde las exigencias de la persona que lo compra. Aspecto que esta correcto, pero la mayoría de las grandes obras de artes están hechas pensando en algún aspecto subjetivo pero que al final son vendidas a aquellas personas que poseen una afinidad o un sentimiento en común con lo representado en la obra. Así como no todos los que tienen un cuadro son pintores, similar ocurre con un tatuado, estos no siempre tatúan por lo que se recurre a los especialistas en esto. En el arte corporal, el tatuador: “(…) es un artista en permanente búsqueda: cazador de ideas proyectadas en los claroscuros laberintos de la piel, un viajero de los sueños que emerge por los poros, a cincelazos” (Reguillo, 1991; 222) Lo que lleva las a las personas a tatuarse es algo relativo y subjetivo, porque cada persona posee una forma de pensar, de ver el mundo, y le suceden acontecimientos diferentes, es por ello que cada humano le agrega un valor o significado heterogéneo a estos. Entre las personas con las que se converso, el motivo que los condujo a impregnar su piel de tinta poseía características diferentes, por ejemplo para algunos: “es un acontecimiento que marcó la personalidad como para somatizarlo de manera consciente” Alarcón, G (comunicación personal, 25 de octubre del 2012) además “Un tatuaje es más que tinta en la piel, es arte, es cultura, una forma de expresión de gustos, pasiones, ideologías…” Cruz, S (Comunicación personal, 26 de octubre del 2012). A diferencia de los tatuajes, los percing son concebidos más como algo estético, como una forma de adornar el cuerpo con algún elemento externo a este. En los últimos años estos ornamentos se han convertido en una moda (alabada por unos, satanizada por otros). Sin embargo para algunos los percing “Significa que uno es una persona que sabe lo que quiere y está dispuesto a pagar por tener esto que, para algunos es un sacrilegio al cuerpo. Es una forma de llamar la atención” Lara, H(Comunicación personal, 25 de octubre del 2012 o una “Administración estética de la corporalidad” Alarcón, G (Comunicación personal, 25 de octubre del 2012 Sin embargo, esta administración estética de la corporalidad ha creado que algunas personas ameriten algunos calificativos de forma despreciativa hacia las personas que portan algún tatuaje visible o algún percing. Esto no se dice desde la opinión de la investigadora sino que es lo que han percibido los informantes y a raíz de las entrevistas a personas externas a este arte.
“Portador de enfermedades” “baja de autoestima” y, sin duda la más común, “Delincuentes” son tan solo pocas de los muchos calificativos con los señalan a algunos de los informantes. Esto es algo que se viene acarreando desde un pasado que en sí es muy diferente al actual. Algunas culturas marcaban a las personas que cometían algún delito en contra de la comunidad. Poseer un tatuaje era todo un peso social, ya que la persona no solo tenía que pagar con una condena, sino que iba a ser señalado de por vida, aunque no volviera a cometer otro crimen, la sociedad en la que se envolvía iba a limitarse a rechazarlo y privarlo de una vida como el resto. A esto se suma lo dicho durante 1876 en L'Uomo Delinquente escrito por Cesare Lombroso, el cual argumentaba que las personas que poseían tatuajes eran personas degeneradas y criminales y que estos eran primitivos que impedían la evolución y el progreso. (Canales, 7; 2008) Esto influyo en la Teoría del Ornamento de Adolf Loos, esta explicaba que el ornamento en la arquitectura es un crimen; pero para llegar a concluir esto utilizo –lo que para él era el mejor modelo- el ejemplo de las personas tatuadas La forma como se concebían estas personas sigue imperando en la actualidad, aunque estas personas no cometan delito alguno, se sigue señalando; de hecho en la criminalista el tatuaje puede ser útil forma de identificación de personas, para diversos fines policiales o forenses. Tras conversar con algunas personas que no poseen algún elemento de arte corporal, un poco menos de la mitad afirmaba que la mayoría de los delincuentes poseían algún tatuaje. Pero en ningún momento surgió la respuesta de que este pudiera ser concebido como arte. Es palabras resumen de ellos, los tatuajes es una elección individual que responde a modas y formas de pensar “muy locas”. A manera de conclusión… La amplia producción de ornamentos para el cuerpo en el pasado se debía a.la facilidad que los pueblos precolombinos poseían al tener a su alrededor la materia prima necesaria para la elaboración de los ornamentos –madera, lítica, arcilla, oro, entre otrospermitió
Muchos de estos objetos son hoy resguardados en los museos, instituciones encargadas de la promoción y estudio, con el fin de poder vislumbrar el significado que poseían estos. Dentro de los museos el arte y la modificación corporal es concebida como un signo de prestigio, al menos eso es lo que se pretende mostrar y lo que la evidencia arqueológica ha demostrado. Lo poco que se ha concluido ha permitido que muchos de estos objetos sean exhibidos, reivindicando a las sociedades precolombinas costarricenses y permitiendo que estas puedan ser vistas como grupos que se expresaban lo simbólico a través de los elementos físicos. La realidad en la época actual ha cambiado bastante, las personas que poseen algún elemento de decoración corporal son muchas veces visto como delincuentes o son discriminados por la sociedad. Esto es evidente a la hora de donar sangre, que aunque la persona ya lleve más de un año- tiempo necesario que se pide para poder donar sangre después de tatuarse- de haberse realizado el tatuaje aún así no se le permite tal donación. Eso sin contar el negarle la entrada a ciertos lugares, como hospitales, centros comerciales, entre otros. Aunque la persona demuestre que posee no es “una persona peligrosa”, aun impera ese tipo de actitud hacia las personas con arte y modificación corporal. Pero lo más importante es que este es concebido como arte entre aquellos que la poseen, un arte que aun espera por ser llamado como tal por el resto de la sociedad. En la actualidad algunos académicos han vuelto sus ojos a este tipo de temas, más que cuando se trabaja con el tema del tatuaje, se está trabajando con un arte que utiliza el cuerpo como lienzo y soporte (Rodríguez, 2011; 52). Esta misma autora menciona como el tatuaje es uno de los medios más particulares para el estudio del conocimiento cultural artístico, ya que posee algunas características que lo hacen merecedor de este calificativo, como lo son su perdurabilidad en el tiempo –lo cual se pudo ver en este articulo- y que muchas sociedades aun conservan el método de realizarlo. Muchas cosas han cambiado durante los últimos años, lo que antes era una orejera, hoy es una expansión; el sello que utilizaban las sociedades costarricenses precolombinas para pintarse la piel ha sido sustituido por una maquina de tatuar; los huesos de animales y la obsidiana ha sido remplazada por ajugas quirúrgicas. Pero sobre todo lo que antes era prestigio es ahora arte, un arte que expresa el modo de vivir y pensar de las personas que lo portan.
Hoy convivimos con muchos Mujeres y hombres ilustrados que nos hablan con su piel, nos cuentan sus historias, nos muestran su mundo. “¿Cómo podría describir las ilustraciones? Si en lo mejor de su carrera el Greco hubiese pintado miniaturas, no mayores que tu mano, infinitamente detalladas, con sus colores sulfurosos y sus deformaciones, quizá hubiera utilizado su arte el cuerpo de este hombre. Los colores ardían en tres dimensiones. Era como ventanas abiertas a mundos luminosos. Aquí, reunidas en un muro, estaban las más hermosas escenas del universo. El Hombre Ilustrado era un museo ambulante. No era ésta la obra de esos ordinarios tatuadores de feria que trabajaban con tres colores y un aliento que huele a alcohol. Era el trabajo de un Genio, una obra vibrante clara y hermosa.” (El Hombre Ilustrado- Ray Bradbury)
Bibliografía: Díaz Alcaraz, F. e. (2004). Evaluación criterial del área de matemáticas: un modelo para educación primaria. España: WK Educación. Esquivel Fernandéz, P. (2004). Sellos Precolombinos: imágenes estampadas de Costa Rica. Costa Rica: Fundación Museos Banco Central de Costa Rica. García Macías, N. (2007) Arqueología y educación: Estado de la cuestión. En: Revista Cuicuilco. 14(39): 203-2020 Pérez Guadalupe, J. (2000 ). La Construcción Social de la Realidad Carcelaria. Perú: Fondo Editorial PUCP. Romero Rodríguez, L. e. (s.f.). Metodología de la investigación en Ciencias Sociales. Tabasco: Univ. J. Autónoma de Tabasco. Rodríguez, V. (2011). Aspectos Fundamentales del arte del tatuaje, cultura y sociedad. En: Arte y Movimiento. (5): 51-62 Reguillo, R. (1991) En la calle otra vez. Las bandas: identidad urbana y usos de la comunicación. México: Iteso Canales, J. (2008) Pieles criminales. En: ABCD las artes y las letras. (867): 6-7 Bradbury, R. (1955) El Hombre Ilustrado. Buenos Aires: Ediciones Minotauro