LA INFLACION EN VENEZUELA:
EL BOLÍVAR EN CAÍDA LIBRE:
SUS CAUSAS Y CORRECIONES Pedro A. Palma
Tanto en el mercado paralelo como el DICOM la moneda se debilita y crece la presión inflacionaria…. Víctor Salmerón
PRECIO DE LA CANASTA BÁSICA SUBIÓ 212.343,18 BOLÍVARES EN UN MES. Una Familia de 5 miembros requerirá 47.545,44 bolívares diarios para adquirir productos y pagar servicios. Ana Díaz.
La Capacidad de Producción…
La causa de la caída en la producción de alimentos… VENEZUELA.TU PAIS.TU MUNDO.
DESPUÉS DE HABER SIDO VENEZUELA uno de los países con menor inflación durante varias décadas del siglo XX, desde mediados de los años setenta comenzó a registrarse un inflación creciente. Ello se debió, entre otras razones, a sostenidos aumentos de oferta monetaria que se producían por implantación de políticas fiscales expansivas, mediante las cuales se inyectaban importantes cantidades de recursos a la economía. Esto era particularmente evidente en los períodos de bonanzas petroleras, en los que tradicionalmente se implementaban políticas procíclicas de aumento de las erogaciones fiscales que estimulaban la demanda. Normalmente, esos períodos se caracterizaban por el mantenimiento de tipos de cambio fijo o anclado, que se traducían en apreciación real de moneda, hasta desembocar en situaciones de crecientes sobrevaluaciones del bolívar. Ello, combinado con la abundante disponibilidad de petrodólares, estimulaba las importaciones, que completaban la oferta interna de bienes, tradicionalmente constreñida por limitaciones del aparato productivo. De esta forma se evitaban presiones alcistas de los precios, particularmente en el sector de transable. Sin embargo, las expansiones de la demanda hacían que el alza de los precios se manifestaran con mayor fuerza en el sector de no transables, donde no existían la posibilidad de completar la oferta interna con productos foráneos….
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VENEZUELA.TU PAIS.TU MUNDO. HOY en nuestra edición tratara sobre la influencia que causa la inflación sobre la economía de Venezuela, ya que en los últimos años nuestro país ha sido atropellado por este fenómeno, consecuencia de malas decisiones de diferentes factores que se encarga de sostener la economía del país y no han aprovechado todos los recursos que nuestro país nos brinda en especial los recursos naturales.
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EL BOLIVAR EN CAIDA LIBRE: 4-5 PRECIO DE LA CANASTA BÁSICA SUBIÓ 212.343,18 BOLÍVARES EN UN MES 6 LAS CAUSAS DE LA CAÍDA EN LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS 7-8 Capacidad de Producir
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José Guerra, presidente de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico, informó que el Índice Nacional de Precios al Consumidor elaborado por la Asamblea Nacional reflejó un aumento de 20,1% durante el mes de febrero de 2017. Este resultado se traduce en una tasa acumulada de inflación de 42,5% durante los primeros 2 meses de 2017. Guerra indicó que al anualizar el promedio de las tasas mensuales se
obtiene una tasa de inflación de 741 por ciento para el año 2017. "Estos datos sugieren que está ocurriendo una destrucción de la capacidad adquisitiva de los sueldos, salarios, pensiones y jubilaciones de los venezolanos. De hecho, buena parte del aumento del salario de un 50% acordado por el gobierno, a partir del 15 de enero de 2017, ha sido erosionado por el alza de los precios", expresó. El parlamentario destacó que de esta manera se genera un círculo vicioso entre el aumento de salarios y los incrementos de precio. "Una tasa de inflación de esta magnitud se explica principalmente por el aumento de 275% del dinero nominal emitido por el Banco Central de Venezuela en lo que va de 2017. Igualmente ha influido en este aumento de precios la depreciación acumulada del bolívar en el mercado paralelo y las expectativas de devaluación del bolívar", sostuvo. Guerra resaltó que el mayor impacto de la inflación recae sobre los estratos más bajos de la población cuyo ingreso se asigna fundamentalmente a la adquisición de alimentos, cuyos precios son los que suben con más intensidad. "La Asamblea Nacional cumple así con su deber de proveer las cifras que el gobierno y el BCV mantienen ocultas".
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LA INFLACION EN VENEZUELA: SUS CAUSAS Y CORRECIONES Pedro A. Palma DESPUÉS DE HABER SIDO VENEZUELA uno de los países con menor inflación du-rante varias décadas del siglo XX, desde mediados de los años setenta comenzó a registrarse un inflación creciente. Ello se debió, entre otras razones, a sostenidos aumentos de oferta monetaria que se producían por implantación de políticas fiscales expansivas, mediante las cuales se inyectaban importantes cantidades de recursos a la economía. Esto era particularmente evidente en los períodos de bonanzas petroleras, en los que tradicionalmente se implementaban políticas procíclicas de aumento de las erogaciones fiscales que estimulaban la demanda. Normalmente, esos períodos se caracterizaban por el mantenimiento de tipos de cambio fijo o anclado, que se traducían en apreciación real de moneda, hasta desembocar en situaciones de crecientes sobrevaluaciones del bolívar. Ello, combinado con la abundante disponibilidad de petrodólares, estimulaba las importaciones, que completaban la oferta interna de bienes, tradicionalmente constreñida por limitaciones del aparato productivo. De esta forma se evitaban presiones alcistas de los precios, particularmente en el sector de transable. Sin embargo, las expansiones de la demanda hacían que el alza de los precios se manifestaran con mayor fuerza en el sector de no transables, donde no existían la posibilidad de completar la oferta interna con productos foráneos. Cuando sobrevenían las crisis, debido a la caída de los precios del petróleo y a la inexistencia de recursos previamente ahorrados para compensar la reducción de los ingresos, se producían aumentos de los precios internos debido a las inevitables devaluaciones, como sucedió en 1989 y 1996, con efectos adversos para la población, por la contracción de los ingresos reales y el aumento de la pobreza. Durante estas décadas se impusieron controles de precios y se otorgaron cuantiosos subsidios para evitar presiones inflacionarias. Sin embargo, los resultados de esas medidas fueron limitados, porque, si bien se mitigaba por un tiempo la intensidad del aumento de los precios, no se impedía que los costos de producción y distribución aumentasen, y al poco tiempo
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volviera a acentuarse el encarecimiento de los productos. El rígido anclaje del tipo de cambio nominal que caracterizó al llamado sistema de bandas cambiarias, implementado entre 1996 y comienzos de 2002, implicó una sostenida apreciación del bolívar a lo largo de ese período, lo cual contribuyó a mitigar la inflación hacia finales de la década de los noventa y comienzos de los 2000. Sin embargo, en el marco del llamado «socialismo del siglo XXI», que se implantó a lo largo del gobierno de Hugo Chávez, el manejo de lo económico se supeditó a los objetivos políticos del régimen. Se implementó una serie de medidas que causaron profundas distorsiones al aparato productivo, paralizaron la inversión, diezmaron la capacidad de producción, crearon grandes y crecientes desequilibrios (fiscal y parafiscal, monetario y cambiario), acrecentaron la deuda pública (tanto interna como externa) y exacerbaron el rentismo petrolero, que hizo a la economía vulnerable, más dependiente que nunca de una variable tan volátil como los precios de los hidrocarburos. En un escenario tan distorsionado no es de extrañar que la inflación haya repuntado, particularmente después de desmantelarse el sistema de bandas cambiarias y migrar hacia una flotación del tipo de cambio en febrero de 2002. El resultado fue un ajuste del tipo de cambio debido a la alta demanda de divisas que se produjo. Ello se debió, por una parte, al precio artificialmente bajo de la divisa a comienzos de ese año y la expectativa de devaluación existente y, por la otra, al clima de incertidumbre generalizado debido a la agitación política que entonces existía, exacerbada por los sucesos de abril de 2002 y por el paro petrolero en diciembre de ese año y enero de 2003. Las salidas de capitales y la pérdida de reservas internacionales llevaron a la imposición de un control de cambios en febrero de 2003, aún vigente, caracterizado por el establecimiento de tipos de cambio fijos oficiales, que se mantuvieron inalterados por largos períodos y generaron apreciaciones reales de la moneda y abaratamiento de las importaciones realizadas con dólares preferenciales. A pesar de ello, y de la imposición de controles de precios desde comienzos de 2003, la inflación promedio anual del período 2002-2012 se mantuvo en torno al 25 por ciento, nivel muy superior al del resto de los países de América Latina.
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EL BOLIVAR EN CAIDA LIBRE: TANTO EN EL MERCADO PARALELO COMO EL DICOM LA MONEDA SE DEBILITA Y CRECE LA PRESION INFLACIONARIA. Víctor Salmerón
El bolívar no deja de perder terreno frente al dólar, tanto en el mercado paralelo como en el sistema complementario de divisas (Dicom) y la consecuencia es mayor combustible para el incremento de los precios, en momentos en que la inflación ya ha impactado con fuerza al presupuesto de las familias. Durante catorce años el gobierno ha intentado decidir a qué precio y cuántos dólares puede comprar cada quien en Venezuela, pero el mercado paralelo donde las empresas y los particulares buscan adquirir los billetes verdes que no les vende el Banco Central ha demostrado una gran terquedad. Una ley prohíbe divulgar su cotización, pero se trata de un dato que comerciantes, empresarios y particulares manejan a diario y están conscientes de que en las tres primeras semanas de junio el valor del dólar que siguen a diario se disparó 36%.Al mismo tiempo el bolívar se deprecia en el Dicom, donde en la subasta de esta semana el tipo de cambio se ubicó en 2.640 bolívares por dólar, es decir, una devaluación de 73% respecto al cierre de 727 bolívares que tuvo el antiguo Simadi en su última operación. Las causas Fuentes financieras explican que en el salto que experimenta el dólar en el mercado paralelo tiene una incidencia importante que empresas públicas, principalmente PDVSA, pagaron deudas atrasadas con distintos contratistas que rápidamente decidieron comprar dólares a fin de proteger la capacidad de compra del dinero. El ingreso de nuevos bolívares al mercado es constante porque el gobierno aumenta el gasto en un intento por rescatar la popularidad perdida. Encuestadoras como Datanálisis registran que siete de cada diez venezolanos catalogan de negativa la gestión del Presidente y 85% de la población rechaza la propuesta de reformar la Constitución. El problema es que el origen de los recursos que permiten elevar el gasto no es sano. La fuente de bolívares a la que se aferra la administración de Nicolás Maduro es el Banco Central de Venezuela, que crea dinero en grandes
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cantidades para financiar a las empresas públicas, principalmente a PDVSA. A su vez, estas empresas transfieren los recursos al gobierno para que éste pueda aumentar el gasto. Las estadísticas oficiales registran que entre el cierre de 2016 y el pasado 21 de abril el dinero creado por el Banco Central para financiar al gobierno aumentó 38% y se ubicó en 7,6 billones de bolívares. Una porción de estos bolívares que ingresan a la economía se dirige a la compra de dólares en el mercado paralelo y como la oferta de divisas es muy baja, el precio del billete verde se dispara. La experiencia demuestra que distintos sectores tienen precios altamente correlacionados con el dólar paralelo, concretamente bebidas alcohólicas; restaurantes y hoteles; esparcimiento y cultura; vestido y calzado; alquiler de viviendas y equipamiento del hogar. Se trata de áreas que no reciben divisas por los canales oficiales y como en la mayoría de los casos no están sujetos a controles de precios, fijan sus costos de acuerdo al comportamiento de la moneda estadounidense en el mercado no regulado. A estas áreas de la economía se añade que un número creciente de empresas están importando repuestos y materia prima con divisas adquiridas en el mercado paralelo, lo que indica que el reciente ascenso del billete verde se sentirá en buena parte de la economía. Pólvora mojada Tras los fracasos del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), del Sistema Complementario de Administración de Divisas repotenciado (Sicad II), del Sistema Marginal de Divisas (Simadi) y del tipo de cambio complementario (Dicom), el Ministerio de Finanzas y el Banco Central pusieron en marcha el “nuevo Dicom”. La idea es que las empresas y particulares que no reciben dólares al tipo de cambio protegido (Dipro) de 10 bolívares, adquieran en el Dicom las divisas que necesitan y no acudan al mercado paralelo, pero al igual que en casos anteriores el resultado no ha sido el esperado. El sistema raciona la cantidad de dólares que pueden ser comprados. Las empresas solo pueden adquirir hasta un máximo de 400 mil dólares mensuales y las personas naturales hasta 200 dólares trimestrales, por lo tanto, sigue existiendo la necesidad de acudir al mercado paralelo para comprar las divisas que no vende el Dicom. Además, existe una enorme diferencia entre el tipo de cambio del Dicom y el paralelo, por lo tanto, no hay incentivos para vender dólares en el sistema y por ende la oferta se limita a lo que puede ofrecer el Banco Central en momentos en que la porción en efectivo de las reservas internacionales no supera los 1.500 millones de dólares, el gobierno ha tenido que desembolsar divisas para pagar importantes vencimientos de deuda y el precio del petróleo no registró un aumento significativo tras el recorte de producción de la OPEP. El Banco Central está vendiendo alrededor de 20 millones de dólares semanales a través del Dicom, una cantidad poco relevante en términos macroeconómicos, pero que incide en la estructura de costos de las empresas que están recibiendo divisas por esta vía. Como ha habido una fuerte devaluación respecto al sistema complementario anterior (Simadi), es previsible un impacto en los precios. Los venezolanos ya sufren una inflación bastante alta. En 2015, cuando el Banco Central ofreció por última vez datos oficiales, el salto fue de 180%, la mayor variación desde 1950, el año más antiguo en las estadísticas del país. Hoy la situación es más grave. Latinfocus señala que para este año Citigroup proyecta una inflación de 800%, Ecoanalítica 887% y Goldman Sachs 916%.
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PRECIO DE LA CANASTA BÁSICA SUBIÓ 212.343,18 BOLÍVARES EN UN MES Una familia de 5 miembros requerirá de 47.545,44 bolívares diarios para adquirir productos y pagar servicios. Ana Díaz
El precio de la canasta básica familiar pasó la barrera de 1,4 millones de bolívares en mayo pasado con el incremento de 17,5% (212.343,18 bolívares) respecto a abril, según el Centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores de la Federación Venezolana de Maestros. De acuerdo con el análisis del Cendas, la cesta básica, primera necesidad, se ubicó en 1.426.363,38 bolívares en mayo de 2017 con lo que una familia de 5 miembros requería 47.545,44 bolívares diarios para adquirir todos los componentes de la canasta. Al comparar el valor de la canasta básica de mayo pasado con mayo de 2016, se observa un incremento de 1.122.747, 79 bolívares (369,8%) equivalente a 17,3 salarios mínimos vigentes de 65.021,04 bolívares mensuales, cada uno. El Cendas señaló que todos los rubros de la cesta experimentaron incrementos entre abril y mayo. Los artículos de limpieza del hogar e higiene y cuidado personal fueron los que más aumentaron. Tal es el caso de la pasta dental que pasó2.091,67 a 4.700 bolívares el tubo con un alza de 124,7%, mientras que el papel higiénico se movió de 2.245,83 a 4.666,67 bolívares con un incremento de 107,8%. En el renglón servicios básicos, el gasto en pasaje subió de21.336,26 a 30.136,26 bolívares (41,2%) como consecuencia del ajuste de la tarifa del transporte interurbano de 300 a 500 bolívares con un aumento de 66,66%. Entre abril y mayo, el rubro vestido y calzado registró una variación de 34,1% (27.761,11 bolívares) al pasar de 81.377,78 a 109.138,89 bolívares, respectivamente. En salud, el gasto del botiquín de primeros auxilios significó un alza de 35,1% al moverse de 5.600 a 7.564 por el aumento del jarabe contra la tos y los analgésicos. El alquiler de una vivienda en una zona popular aumentó de 35.000 a 37.000 bolívares (5,7%). El rubro de mayor peso sobre el costo de la canasta básica fue el de los alimentos que subió 123.146,87 bolívares (14,2%) entre abril y mayo de 2017 al pasar de 867.772,05 a 990.918,92 bolívares. En los productos se observó una diferencia de 7.824,1% entre los precios controlados y los del mercado. Como consecuencia de la escasez y los altos precios de la comida, en mayo el costo promedio de un almuerzo para un trabajador alcanzó 6.500 bolívares, lo que supera el monto del bono de alimentación de 4.500 bolívares diarios.
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LAS CAUSAS DE LA CAÍDA EN LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS Víctor Salmerón
Cavidea entregó una propuesta de medidas para impulsar al sector. Si el Gobierno las lleva a cabo, la industria se compromete a incrementar en 25% la elaboración de alimentos en el país en los próximos 120 días. La alimentación se ha convertido en la principal preocupación de los venezolanos. El socialismo del siglo XXI ha derivado en una masa de hombres y mujeres atormentados por la escasez de productos básicos, el incesante incremento de los precios y medidas de racionamiento que impiden comprar determinados artículos todos los días de la semana. La Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea), organismo que agrupa a las empresas privadas que producen alimentos procesados, realizó un análisis que desnuda las causas que merman la producción e impiden satisfacer la demanda de manera adecuada. En este momento, las categorías más afectadas son: Atún, galletas, azúcar, refrescos, jugos, pastas, salsa de tomate, avena y mayonesa. Sin dólares En lo que va de año, el Gobierno recortó drásticamente la asignación de divisas al sector privado. De acuerdo con los datos que maneja Cavidea el Estado se convirtió en el principal importador del país y, para comprar productos terminados en el exterior o los insumos y materias primas que utilizan las compañías del sector público, absorbe siete de cada diez dólares que se destinan a las importaciones. En el último trimestre de este año a las 150 empresas afiliadas en Cavidea no se les ha aprobado el Certificado de No Producción Nacional, un requisito indispensable para solicitar divisas que permiten reponer materia prima, insumos, repuestos, envases y empaques para garantizar la continuidad de la producción. Otro aspecto a tomar en cuenta es la deuda con proveedores en el exterior. Las empresas venezolanas solicitaron materia prima a empresas extranjeras que despacharon la mercancía al país, confiando en que el Gobierno ya había emitido la Autorización de Liquidación de Divisas (ALD) un paso que en teoría garantiza el pago. No obstante, el Banco Central de Venezuela no ha cancelado y existe una deuda de 1.535 millones de dólares con proveedores en el exterior. El resultado, señala Cavidea, es que “se han agotado las líneas de crédito con proveedores internacionales”. Sin empaques Cavidea señala que “existen materiales para envases y empaques que se encuentran con su producción suspendida, afectando transversalmente la producción de todas las categorías de alimentos”. Hay pocos envases Tetra Pak, indispensables para envasar todos los productos de larga duración como leche y jugos. También hay déficit en los empaques plásticos, necesarios para productos como margarina, vinagre, aceites, entre otros. La industria tampoco cuenta con la cantidad adecuada de empaques de aluminio que permiten envasar los alimentos enlatados. Las empresas que elaboran los envases y empaques con los que alimentos básicos y productos de higiene personal llegan a manos del consumidor, sufren el suministro irregular de un elemento esencial: El polietileno de baja densidad. El polietileno de baja densidad es producido por una planta de Pequiven y el año pasado la producción descendió en torno a 10% y desde mediados de octubre de este año ha aumentado la irregularidad en los despachos con lo que los inventarios comienzan a declinar aceleradamente. Extraoficialmente se maneja la información de que la planta de Pequiven enfrenta problemas técnicos y se han realizado paradas no programadas que agravan las trabas para la producción de empaques. Precios congelados El Gobierno regula el precio de una amplia gama de alimentos y las empresas señalan que en muchos casos les es imposible cubrir los costos de producción. El congelamiento de precios es notable en rubros como arroz blanco (378 días); azúcar (265 días); pastas (224 días); leche en polvo (361 días); harina de maíz precocida (281 días) y Café (539 días). Hay casos emblemáticos como el de la harina de maíz precocida. Hace doce meses la industria cancelaba el maíz en 2,2 bolívares el kilo y hoy le cuesta 15 bolívares, es decir, hubo un aumento en el costo de esta materia prima de 582%. A pesar de esto el Estado sólo ha permitido un aumento en el precio de la harina de maíz precocida de 53%, desde 12,40 a 19 bolívares el kilo. Poca productividad En el 42% de las empresas afiliadas a Cavidea, esto son unas 63 compañías, de cada 100 trabajadores, en promedio, diariamente 30 no van a trabajar. Esa práctica ha crecido por la impunidad laboral, en más de 80% de las calificaciones de falta que introducen las empresas ante el Ministerio del Trabajo, la autoridad no procede a la apertura del procedimiento.
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También hay otro fenómeno: Aproximadamente 1% de la población que trabaja en la industria de alimentos tiene calificación de despido por causas justificadas, pero el Ministerio del Trabajo no aprueba el procedimiento.
La propuesta A fin de aumentar en 25% la producción de alimentos en 120 días, Cavidea le propuso al Gobierno que le entregue al sector 3 mil millones de dólares durante el próximo año, una cifra que representaría 10% del ingreso de dólares que tendrá el país; atender la deuda con los proveedores en el exterior estableciendo un cronograma de pagos, revisar oportunamente los precios de los productos regulados para garantizar que las empresas tengan rentabilidad y aplicar la Ley del Trabajo para incentivar la productividad laboral. “En 120 días podríamos comenzar a producir 25% más de lo que se está produciendo en este momento. En Venezuela aproximadamente se consumen un millón de toneladas de alimentos mensuales. De ese millón de toneladas entre 300 y 400 mil toneladas son productos frescos, como tomate, lechuga, pollo, carne. El resto, 600 mil toneladas, son alimentos procesados que produce Cavidea. Entonces, un aumento de 25% se traduce en 120 mil toneladas extras de alimentos cada mes, cuatro kilos más por persona. Eso cambiaría estructuralmente la sensación de escasez de la gente, sin duda”, dice Manuel Larrazábal, presidente de Cavidea.
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Capacidad de Producir EDGARD ROMERO NAVAEX Ex Pte. Cámara Petrolera, Consecomercio, Fedecámaras y Consejo Empresarial Andino
En la industria en general, en materia de producción de bienes o servicios, existe el termino –capacidad de producción– así se expresa numéricamente la producción en unidades que debe producir la planta por el diseño del equipo o el sistema, es decir, lo que el fabricante garantiza que su maquinaria debe producir, por día, por unidades, por toneladas o barriles. También, entre otros, se utilizan términos de sobre o subcapacidad de producción del diseño original. La industria pública venezolana, tanto en las llamadas industrias básicas, hierro, acero, aluminio, electricidad, o en la actividad: minera, carbón, bauxita, oro, así como la petrolera, petroquímica y del gas, y en telecomunicaciones, venían presentando niveles de producción razonables, en comparación con su diseño y menores comparadas, con las mismas autorizadas a realizar por el sector privado. Entre otros ejemplos de empresas públicas, que en su tiempo llamó la atención existe el positivo de Interalúmina, hoy Bauxilum, cuyo diseño original fue de 1.000.000 de T/M y por mejoras criollas, llegó a producir, más de 100.000 T/M, hasta casi 20%, sobre el diseño, lo que animó a contratar un aumento de capacidad a 2 MM/ton. Hay muchos otros ejemplos en la industria minera y petrolera. Pero, en el sector público, esto no ha sido la regla, sino más bien la excepción, así que el refrán que el ojo del dueño engorda al caballo, parece infalible, porque al final lo que es del Estado, resulta que en vez de ser de todos, resulta que no es de nadie, y dejan para el final el mantenimiento y la inversión, por los puestos de empleo que sí dan votos y no productos que no votan. Actualmente por falta de inversión y mantenimiento, la mayoría de las capacidades de producción, en las actividades mencionadas han caído, muy por debajo de la capacidad de diseño y en algunos casos, se han visto obligados a importar lo que antes exportábamos obligando a gastar dólares donde antes se producían y complicando a futuro soluciones con mayor personal que no demuestran mayor productividad.
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Cómo abatir la inflación La elevada y creciente inflación que padece el país se debe a múltiples factores: el descomunal y creciente déficit público, su financiamiento masivo por el BCV con dinero inorgánico, el hostigamiento gubernamental a la actividad económica privada, la imposición de controles desproporcionados de precios, la imposibilidad de acceder a las divisas, las enormes deudas acumuladas con los proveedores externos, la supina ineficiencia de las empresas manejadas por el Estado y las limitaciones para importar. La pregunta es, entonces, cómo se puede atacar y abatir el flagelo de la inflación. La respuesta puede encontrarse en lo que hicieron otros países latinoamericanos para doblegar los graves problemas inflacionarios que padecieron hasta años recientes, varios de ellos mucho más graves que el venezolano. Lo primero es imponer disciplina fiscal y monetaria, mediante la eliminación de la práctica de incurrir en exceso de gastos sobre ingresos que obligan a los gobiernos a endeudarse masivamente y, eventualmente, acudir al prestamista de última instancia; es decir, el banco central, para que financie los enormes déficits mediante la creación recurrente y creciente de dinero inorgánico, lo cual se traduce en grandes y sostenidas expansiones de la oferta monetaria. Eso se logra mediante el establecimiento de límites al gasto público, que controlen efectivamente el uso de los recursos, hagan eficiente el gasto y desarrollen estructuras eficientes de recaudación tributaria. Paralelamente, es necesario instaurar y respetar la autonomía del BCV, organismo que debe tener la potestad no solo de negarse a financiar gasto público deficitario, como lo manda la Constitución, sino también de establecer metas anuales de inflación, con autoridad para establecer acciones e implementar políticas orientadas al logro de ese objetivo. En el caso de economías dependientes de la exportación de recursos naturales, como Venezuela, es fundamental la creación de fondos de estabilización y ahorro que eviten la implantación de políticas fiscales desproporcionadamente expansivas en los años de altos precios de las materias primas, para luego sufrir devaluaciones, penurias e inflación en los años menos favorables. Con ello se buscaría lograr la mayor estabilidad posible en el comportamiento de las variables de demanda, particularmente el consumo, una condición de gran importancia para evitar la materialización de procesos inflacionarios. Otra acción se centra en el estímulo de la oferta mediante incentivos a la inversión reproductiva, con lo que se buscaría no solo incrementar la cantidad de bienes y servicios que se producen o prestan, sino también diversificar la producción con el fin de ampliar la gama de productos que se ofrece y las exportaciones que se realizan. Ese objetivo se logra mediante incentivos financieros, fiscales y de otra índole, y con la preservación del Estado de Derecho y la independencia de los poderes públicos, fundamental para la creación de confianza. Esa mayor inversión moderniza las fábricas y los centros de prestación de servicios, y los hace más eficientes y productivos, lo cual redunda en una reducción de sus costos medios y en un incremento de la producción y la productividad. Esto, a su vez, se traduce en una mayor competitividad y en una moderación de los precios. La inversión debe centrarse no solo en el capital físico sino también en el humano, pues sin personas preparadas y calificadas es muy poco lo que se puede avanzar hacia una mayor eficiencia productiva.
FUENTES: Quinto Día SEMINARIO DE LOS NUEVOS TIEMPOS
COLUMNISTAS: Pedro A. Palma.
Periódico El Universal Caracas Venezuela
Víctor Salmerón. @vsalmeron
Diario El Nacional Caracas Venezuela
DEBATES IESA • Volumen XXI • Número 1 • enero-marzo 2016 VENEZUELA.TU PAIS.TU MUNDO.
Ana Díaz. EDGARD ROMERO NAVAEX Pte. Cámara Petrolera, Consecomercio, Fedecámaras y Consejo Empresarial Andino ern.petrolago@gmail.com
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