LOS CAMINOS DE LOS CERROS
22
Los cerros, una reserva natural Climas especiales
L
os cerros de Bogotá son un lugar lleno de sorpresas. En un recorrido por sus múltiples caminos podríamos encontrarnos con aves, reptiles, anfibios, orquídeas (unas 77 especies), bromelias (47), en fin, un sinnúmero de especies vivas que enriquecen el paisaje y complementan la presencia de quebradas, árboles nativos y otras variedades que se desarrollan en un clima muy particular. Los cerros de Bogotá no tienen un solo ecosistema, es decir, posee diversos grupos de seres vivos cuyos procesos vitales se relacionan y se desarrollan en un mismo ambiente. En los cerros encontramos el ecosistema alto andino, que se ubica en alturas entre 2.900 y 3.800 metros sobre el nivel del mar; allí hay una marcada presencia de árboles y arbustos que miden de tres a ocho metros de alto. Los robledales y los bosques de niebla, los raques, encenillos y tibar, son típicos de estos ecosistemas. El ecosistema bajo andino se encuentra también en los cerros con una altura aproximada de 2.600 metros, y se caracteriza por la presencia de alisos y cedros. Otro ecosistema es el de subpáramo, cuya altura va de 3.000 a 3.200 metros. Éste se caracteriza por tener una vegetación enana, que resiste muy bien los vientos fuertes. En ese contexto se desarrollan actividades agropecuarias, forestales y mineras, cuya referencia son las canteras, sitios de los que se extrae de la montaña la arena y la gravilla necesarias para construir la ciudad. Es común verlas cuando se recorren zonas como Usaquén, donde aún se puede observar el deterioro de las montañas por esta actividad. Por último, en los cerros orientales encontramos el ecosistema de páramo, que se encuentra en alturas que van desde los 3.200 metros y más. Este ecosistema, aunque es el de menor extensión en los cerros, es de suma importancia ya que allí se produce y almacena el agua que se necesita para su supervivencia.