¿Cuál es el propósito de la evaluación? Recopilan y comentan. Mtro. José Luis Sánchez Vega y Eduardo Pliego Pérez. Entendemos, que evaluar es comparar el ideal contra la realidad. El ideal educativo refleja la situación que se busca alcanzar, es el punto de referencia contra el cual se compara lo que en realidad se presenta. En el mismo sentido, sabemos que La evaluación de políticas o programas tiene gran cantidad de usos y usuarios. No es malo en sí mismo que los diferentes criterios sean compartidos por personas que desempeñen papeles diferentes. Ellos sólo reflejan la diversidad de necesidades, intereses y preocupaciones de los actores e interesados. Al respecto, en días pasados el Presidente Nacional del SNTE, Juan Díaz de la Torre y la Profra. Angélica Reyes Ávila Secretaria General de la Sección 18 de Michoacán, en el marco del análisis que el SNTE hace de la Reforma Educativa coinciden que la organización sindical esta de acuerdo en una Reforma Educativa que empodere a la comunidad escolar. En el mismo sentido la Profra. Angélica Reyes Ávila en su participación comentó “que si el Instituto Nacional de Evaluación Educativa considera para dicha herramienta la capacitación y actualización permanente de los maestros, así como el contexto en el que se desarrolla la tarea de enseñanza, las condiciones de la infraestructura y el equipamiento de las escuelas, la evaluación planteada en la Reforma Educativa será, sin duda, en beneficio no sólo de los docentes, sino de la niñez y juventud mexicana”. Razones les sobran para afirmar lo anterior, en nuestra opinión, al hablar sobre considerar el contexto en la evaluación es importante, ya que, nadie puede negar que México, tienen características importantes en todos sus aspectos. Como el grado de atención educativa en las distintas regiones del país, varía notoriamente según su grado de desarrollo. Por ende, es desigual y coloca a los estados pobres en una situación de desventaja que reproduce su atraso. Al lado de estos problemas de injusticia social y territorial en la atención educativa existe otra forma de inequidad: la discriminación por situación económica, género, identidad étnica y cultural que prevalece en las escuelas. El número de horas diarias en el que los estudiantes de educación básica son atendidos por el sistema educativo es sumamente reducido cuando se compara con el de otras naciones, lo que limita los contenidos y actividades formativas incluidas en los programas. En muchas regiones rurales, la dispersión de la población impone la escuela de maestro único, de baja calidad, o dificulta el acceso a la educación, sobre todo en los niveles de secundaria y preparatoria. En las áreas rurales o urbanas marginadas y excluidas, las generalizadas condiciones de pobreza familiar minan la asistencia de los alumnos a la escuela, y las deficiencias de alimentación dificultan el aprendizaje cuando no anular el rendimiento. Además, las remuneraciones a los docentes, sobre todo en los niveles básico y medio, que los obliga a duplicar los turnos o a llevar a cabo otras actividades remuneradas complementarias, aun de tipo informal, no contribuye a mejorar la calidad de la educación que los estudiantes reciben, ni incentivan el mejoramiento de los niveles de calificación de los maestros. en la universidad pública, el sistema de becas y estímulos, otorgados por puntaje, compensatorio de la caída del salario básico real, deforma la actividad docente e investigación en un sentido productivista; y al no repercutir en las prestaciones sociales y la jubilación, es causa de incertidumbre sobre el futuro. Ante este panorama, surge como prioridad nacional ineludible un verdadero cambio sustantivo en las políticas educativas, y al mismo tiempo, una revisión crítica de los esquemas de educación imperantes. Debemos fortalecer primero un sistema educativo público que garantice efectivamente a todos los mexicanos el derecho a la educación, en todos los niveles, de tal forma que se convierta en motor de un desarrollo nacional integral y regionalmente equitativo, después evaluamos. Porque, el problema en esta materia no se reduce a superar las limitaciones de la oferta de servicios educativos; se requiere mejorar todos los aspectos
que conforman el sistema, y, en particular, lograr la equidad distributiva del servicio en términos de estratos sociales y ámbitos territoriales, así como la elevación sustancial de su calidad. Hay que afrontar la lucha contra la pobreza, la inasistencia y la deserción escolar como aspectos diversos de un mismo proceso. Actualmente, no extraña escuchar por doquier calidad educativa, todos dan su punto de vista y son válidos sus argumentos, sólo que no podemos referirnos a únicamente a algunas características, ya que, la noción de calidad educativa es multidimensional. La calidad educativa implica, al menos las dimensiones de pertinencia y relevancia, eficacia interna y externa, impacto, eficiencia y equidad. Como vemos, no únicamente es evaluar y cómo evaluar, sino implica antes de hacerlo fortalecer las bases para llevar a cabo las evaluaciones, debemos de tomar en cuenta que: Un sistema educativo podrá considerarse de buena calidad si reúne al menos las características siguientes: Establecer un currículo adecuado a las circunstancias de la vida de los alumnos (Pertinencia) y a las necesidades de la sociedad en que se sitúa (relevancia), incluyendo las de una mayor productividad del aparato económico, pero también otras, fundamentales en una perspectiva de desarrollo integral y humanista; las que tienen que ver con la democracia política, el respeto de los derechos humanos, el desarrollo de la ciencia, el cuidado del medio ambiente y la preservación y enriquecimiento de la diversidad cultural. Otra, característica importante lograr que la más alta proporción de destinatarios acceda a la escuela, permanezca en ella hasta el final del trayecto y egrese alcanzando los objetivos de aprendizaje establecidos en los tiempos previstos para ello. (Eficacia interna y externa). Consigue que los aprendizajes logrados sean asimilados en forma duradera y se traduzca en comportamientos sustentados en valores de libertad, equidad, solidaridad, tolerancia y respeto a las personas; que sean fructíferos para la sociedad y el propio individuo, que alcanzará un desarrollo pleno en los roles que habrá de desempeñar como trabajador, productor, consumidos, padre de familia, elector, servidor público, lector y telespectador, entre otros; en pocas palabras, como ciudadano cabal. (Impacto). Cuenta con recursos humanos y materiales suficientes (Suficiencia), y los usa de la mejor manera posible, evitando derroches y gastos innecesarios. (Eficiencia). Tiene en cuenta la desigual situación de alumnos y familias, de las comunidades en que viven y las escuelas mismas, y ofrece apoyos especiales a quienes lo requieren, para que los objetivos educativos sean alcanzados por el mayor número posible. (Equidad). Esta manera de definir la calidad se refiere al sistema educativo como tal. Si la noción quiere aplicarse a un alumno o una escuela en lo individual, o a otros elementos del sistema, habrá que tener en cuenta dimensiones diferentes. Cobertura y eficiencia, por ejemplo, son dimensiones de la calidad pertinentes en el caso del sistema educativo, pero no en el de los individuos; en este último caso sería necesario considerar aspectos como la realización personal, los procesos de maduración, la dimensión cognitiva y aún la metacognitiva del aprendizaje entre otros. Finalmente, recordemos que: “un sistema de evaluación basado únicamente en resultados de pruebas de aprendizaje es insuficiente, ya que deja fuera dimensiones de la calidad que son igualmente importantes”. Ahora bien, si lo que se toman en cuenta es que: los insumos son importantes pero los resultados son más. Esta es otra cosa. Lo que urgen son los estándares de evaluación, planeados, desarrollados y evaluados por agentes del contexto donde se aplicarán, ya que, son los que los están viviendo. ¿Extraños. Sabe?.