Quién sufre más

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¿Quién sufre más, el regañado o el regañón? Recopilan y comentan: Mtro. José Luis Sánchez Vega y Eduardo Pliego Pérez. Cuando, no nos ponemos de acuerdo sobre una respuesta más o menos adecuada al tema en cuestión, optamos por argumentar nuestras opiniones, tal fue el caso del comentario que nos ocupa hoy, razonamientos sobraron de nuestra parte, pero también anotamos una fragmento de una lectura de un diplomado que algunos docentes interesados y estudiosos que asistieron, los ponemos a disposición, para tu valiosa reflexión y por supuesto tu conclusión, que es al final la que cuenta: una reflexión fue la de Pepe, donde sostenía que los pequeños sufren de regaños. Inició con una serie de preguntas, según él los niños son regañados injustamente, le cuestionamos y comenzó así: Los inmuebles y los insumos que se acostumbra tener en la mayoría de la casa-habitación mexicana están acondicionadas para los adultos. Pensadas en sus necesidades, acondicionadas a su estatura, peso y demás, y casi nunca pensando en los niños, de no creer veamos: comenzamos con su habitación con una altura de 2.5 mts. Aproximadamente de 5 a 4 veces de la de ellos, se imaginan los adultos tener una habitación de 8.5 mts. La altura es inmensa y los regañamos porque lloran y tienen miedo dormir solos, con una cama ya sean individual o hasta matrimonial; cuando tiene que usar el baño los regañamos porque no depositó su excremento en la llamada taza y sí fuera de ella ensuciando todo el baño, se imaginan los adultos subirse a una “taza” que mide 1,5 mts. De alto y un boquete tan grande que cabemos fácilmente por él, además del ruido que hace al bajarle la palanca y presión de salida de los desechos, ¿Qué pasará por la mente de los niños? Mejor evitan el peligro, el regaño de cualquier manera los pasan, sí vivimos en casa de doble piso, tienen que subir escaleras de 0.20 cm. cuando sus piernas miden escasamente 0.22 cm. del pie a la rodilla y los regañamos porque usa el pasamanos como resbaladilla, sí sube, o baja a comer se enfrenta a varios problemas como son: sillas para adulto, donde tiene que subir una altura muchas veces superior a su estatura, cuando lo logra se sienta en sus piernas para alcanzar la mesa del comedor que para variar es solo para adultos y viene el regaño porque no se sienta decentemente, imaginemos los adultos hacer lo mismo, estar en una silla donde nuestros pies no toquen el piso y no alcancemos la gran mesa, pero la cosa no para ahí, llega la hora de la distribución de la comida, les damos una ración de adultos con utensilios de una tamaño para adultos y cucharas o tenedores que para ellos es de un gran tamaño, y viene el regaño, ¡comete todo!,¡ no truenen los cubiertos!, principalmente la cuchara, consideramos la cavidad de su estómago y la cavidad de su boca en proporción de la cuchara que le proporcionamos, ensayemos, con cucharas lo doble que la cavidad de una boca adulta y comamos una ración doble de los acostumbrado, no un día, sino todos los días, todavía nos falta la ida a la escuela principalmente preescolar y primeros años de primaria, llevan una mochila de 10 kg. De peso según los adultos para que se haga responsable de sus cosas, no Consideramos el peso real de los niños, calémosle los adultos carguemos diario una mochila con un peso de 40 kg. Diarios, los hacemos correr porque ya vamos tarde al centro educativo, exponiéndolos al peligro, porque van del lado de los automóviles que transitan, por la orilla de la banqueta y por si fuera poco van trotando, ya que, un paso normal de adulto, son de tres o cuatro de los niños por su corta estatura, y los regañamos porque se caen, hagamos los propio trotemos unos tres o cuatro kilómetros diarios que es una promedio en proporción de la distancia que recorren los niños para la escuela y todavía los regañamos enfrente de las educadoras argumentando que los niños tienen la culpa porque no se levantaron temprano, ¿quién navega más el regañado o el regañón? Como no encontramos respuesta mejor nos fuimos a la investigación, porque es más fácil que otros argumenten cuando no hay respuestas. El siguiente es el fragmento del diplomado, dirigida a padres y maestros:


Sentar a los niños a hacer la tarea, a veces resulta una tarea titánica para los padres y un momento de sufrimiento para los niños. El primer obstáculo se presenta en el momento de tomar de decisión. Un forcejeo de ambas partes determina quién tiene el dominio de la situación: “Juanito, ponte a hacer la tarea” “al ratito mami”. La lucha concluye cuando termina la paciencia de la madre o del padre llanto, golpes, gritos, constituyen en algunos caos el inicio de la tare escolar, que se realiza en la mesa de la cocina o la del comedor, sobre la cma, en el tapete y frente a la televisión. En ocasiones, la situación se torna tan agresiva para ambas partes, que se pospone hasta l último momento, volviéndose cada vez más irritante, pues el hijo no encuentra la mochila, la goma o el cuaderno; olvidó comprar en la papelería los recortes que necesitaba; cansancio, desorden, angustia, frustración y ansiedades son los ingredientes que no están presentes en ese escenario y los actores terminan con una sensación de tristeza y de fracaso que paulatinamente determinan una autoestima baja en padres e hijos. Esta situación cotidiana, enfrentan a los papás a un cúmulo de interrogantes: ¿por qué siempre tiene que ser así?, ¿por qué mi hijo o mis hijos ¿ habrá forma de que esta situación sea diferente? Cuando la familia tiene hijos en edad escolar, uno de sus retos centrales es contribuir a que los niños adquieran hábitos de higiene, de orden, de estudio,, y así aprender un sinnúmero de conocimientos que se reflejarán en las calificaciones escolares. Otro es lograr que encuentren nuevos horizontes que capturen sus sentidos, su interés y su emoción para ir organizando un proyecto de vida. Para algunos pequeños el gusto por la escuela y la elaboración de tareas parecidas que se da automáticamente sin representar un esfuerzo adicional para ellos y sus padres. Cuando el papá quiere intervenir en la tarea, ya está hecha, incluso la mochila y el uniforme ya están en s lugar. El problemas que no todos los niños trabajan igual. Pa. La mayoría de los padres se encuentra en la lucha constante por “convencer a sus hijos de que estudiar es importante y forma parte de su futuro”. Tablas que repetir, planas y planas que hacer, mucho que leer y a veces poco que entender, un horario escolar extenso, un profesor regañón, muchas horas de estar sentado cuando lo que se anhela es jugar, jugar y jugar. Realmente, ¿cómo hacer para que la vida estudiantil de los pequeños se convierten en un momento disfrutarlo y que los conocimientos pasen de la mera repetición a la comprensión?. Indiscutiblemente, no existe una receta de concina que funcione para todos los casos; sin embargo, sñi existen condiciones internas y externas que sin lugar a dudas ayudarán a que el encuentro de padres, hijos y tareas escolares no sólo tenga éxito sino que incluso se puedan disfrutar; para ello, uno de los aspectos determinantes es que tanto el ambiente físico como el emocional sean adecuados. 48


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