Número 212

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Número 212, 23 de noviembre de 2020

Gaceta de lengua y literatura


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Directorio UNIVERSIDAD DE COLIMA

M. A. José Eduardo Hernández Nava Rector

Dr. Cristian J. Torres Ortiz Zermeño Secretario General

Mtra. Vianey Amezcua Barajas Coordinadora General de Comunicación Social

FACULTAD DE LETRAS Y COMUNICACIÓN Ada Aurora Sánchez Peña Directora

José Ferruzca González Director de El Comentario

Abelina Landín Vargas Coordinadora de Destellos

Reyna Lizzete Munguia Coral Anahí Escalera López Corrección

Víctor Gil Castañeda, Gloria Vergara Krishna Naranjo, Martha Reyes Carmen Zamora, Nelida Sánchez Gilberto Max Ceballos, Lucila Gutiérrez, José Manuel González Freire, Omar David Ávalos Alberto Llanes, Cecilia Caloca Consejo Editorial

Portada, centrales y contraportada Patricia Ayala

Fractales

Nota editorial

Ingrid Guijarro Coral Anahí Escalera López Diseño

Bike · Bicicleta Peter Olds Pág. 6

Vislumbres académicos Letras mágicas

José Manuel González Freire Pág. 7

Y nos destinamos al fin del mundo

De las palabras y sus cosas

Akatl Guijarro Pág. 3

Alan Rolon Pág. 7

Nosotros · El olor de tu piel

Cartas a Clara: de la narrativa...

Ofelia Jiménez Pág. 4

Brian Vadillo Pág. 10

Un olor ausente

Correspondencia y asonancia...

Bertha Azucena Gutiérrez Landín Pág. 4

José Mauricio Montaño Suárez Pág. 11

666 palabras

El umbral del ser y el caos exterior

El sonido de los helados David Chávez Pág. 5

Destellos Falcom Facebook gaceta.destellos@gmail.com Colaboraciones

Patricia Ayala Portada

Equipo editorial Destellos Pág. 3

Omar Sánchez Vargas Pág. 5

Vanessa López, Alan Rolon, Patricia Ayala Ilustraciones

Itzel Vallejo Pág. 12

Índice Miscelánea cultural

Jornadas Lingüísticas 2020... Reyna Lizette Peña Munguia Pág. 13

Seminario Internacional de... Vanessa López y Sheidy M. Rodríguez Pág. 15

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Fractales

Nota editorial

Y nos destinamos al fin del mundo

Equipo editorial Destellos Facultad de Letras y Comunicación

Akatl Guijarro 7º semestre de Letras Hispanoamericanas

Durante veinte años, abriendo sus páginas de generación en generación, la creación y mantenimiento de la gaceta ha estimulado a estudiantes de la facultad a preparase y desarrollarse en el ámbito editorial y escritural. Hoy día se dispone a transformarse con la intención de ir acorde a las necesidades que el paso del tiempo y sus paradigmas exigen. Esta innovación consta de la disminución de las publicaciones monotemáticas, de un rediseño de la presentación de la gaceta, es decir, la portada y de la disposición de los contenidos. Ahora la estructura consta de cuatro diferentes secciones. A saber: “Fractales”, espacio destinado a la publicación de textos de escritura creativa y demás productos literarios. “Vislumbres académicos”, apartado designado a la publicación de textos de carácter académico. “Miscelánea cultural”, espacio destinado a la publicación de textos de carácter informativo. Y “Artes visuales”, espacio destinado a la publicación de obras plásticas, además de la adición de identificadores gráficos de cada sección y de una agenda cultural. Sin más, como Club Editorial de la FALCOM esperamos que los cambios resulten a bien para quien nos lee y, por supuesto, para quienes escriben.

I

VI

Diluíanse de sus caracoles el tiempo, al mar del mundo y sus ruidos. En la distancia me encripto.

Resonando en las paredes de mí las risas de mis conocidas como fantasmas, mi piel se eriza. Leer los labios. Hablar con señas a muros herméticos. Mi voz. A veces grito.

Que lo que se siente es una que se encorva como si el peso como si recordara que lo que se dice es una para que cada destellante trazo tenga nombre, y no, no se disuelvan las incertidumbres las añoranzas las vicisitudes las necedades las inconvenientes y pesadas tardes en que este día solo exista al ser invocado.

Olas galopan, imparables, hacia una roca. Y yo, en la distancia me encripto. Cauce del silencio al tiempo vivo.

Heme aquí en el refugio de las flores inquietas, de las encandiladas inconsecuencias.

Súbitamente desaparece todo canto de aves, otros sentidos se intensifican: antelación de nuevos mundos.

Aquí en la pertinencia del sueño, sueño, sueño pero todo olvido.

Pérdida de lo invaluable, como tonada sugerente, la tragedia del azar, cascada de llantos en un parque de juego.

Se podría decir que se apaga, Todo el mundo se apaga. II La noche caída de espaldas estira las sílabas de las luciérnagas ya muertas.

Heme aquí donde no desaparezcas. Pues me encanta que te vistas de ti. Gracia misma de ser la serpiente que no termina nunca de bajar. VI

III

Se han ido los cuidados y nos destinamos al fin último.

En cada estera de tus nombres: luz.

VII

IV

Se desbordan ante ti las grandes aguas.

En cien de tus manos, se desgajan breves pensamientos escatológicos. Ya no te asustan, encabalgadas, las grandezas del porvenir.

VIII En la distancia me encripto.

V

IX

Los pastizales no bastarán, sin la gacela corriendo al sol.

Amplitud del vacío. Sonoridad del vacío.


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Fractales

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Fractales

Nosotros

Un olor ausente

666 palabras

Ofelia Jiménez 5º semestre de Letras Hispanoamericanas

Bertha Azucena Gutiérrez Landín 5º semestre de Letras Hispanoamericanas

Omar Sánchez Vargas Ex-estudiante de Letras Hispanoamericanas

Observo tu mirada marchita hace tanto tiempo que no me besas te siento tan lejos podrías haberme dejado sola, podrías evitar tanto dolor Las hojas de los árboles caen y tu saliva se convierte en el ácido que quema mis venas, tu lengua se vuelve en la cuchilla que corta mi piel y pretendes amarme. Tus manos que eran tan cálidas se transforman en veneno, líquido mortal que bebo, me matas con tus besos podridos, tienes la conciencia perdida y yo cargo con tus males, me hago parte de las olas de tus lágrimas. Tu sudor se escurre, vienes otra vez con la frente fruncida, agarras mi corazón, me partes el alma y te comes los pedazos, la sangre se escurre entre tus pies, te comes los dedos que te escribían cartas de amor, te atragantas con los sentimientos que alguna vez te di. Devoras mis cabellos, masticas mis ojos y me dejas tirada como un pobre saco de huesos. Ya no hay momentos de placer, pero me has vuelto tan viciosa a tu piel, me has vuelto adicta a tus sonrisas, soy tan débil ante ti, soy tan débil que siento tus mordidas como los besos faltantes. Observo tu mirada marchita. Corta mis venas, bebe mi sangre, bebe mis recuerdos, bebe mis lágrimas saladas y ámame, ámame con todo lo que te di. Ahógame en la oscura agua, ven que te necesito, tan solo quiero un pequeño pedazo de ti, devórame.

El camión huele a cansancio, a sueños medio despiertos, a caras dibujadas con tiza suave; todos duermen con los ojos abiertos y sueñan a través de las ventanas rayadas, yo también sueño así. Hace calor, abro una de las ventanas y se me escapan los recuerdos, se los lleva el viento, yo los dejo ir, salen de mí, pero antes se pasean por mi pecho, que los despide, puede doler un poco. Un niño balancea sus pies junto a mí, sus ojeras jóvenes ocultan una sonrisa tímida que nunca recibiré. Alguien jala mi cabello, prefiero ignorarlo. Prefiero leer el texto a través del hombro del hombre sentado delante de mí, “Hija cuídate mucho, ya voy para el trabajo, desayunas en la escuela. Te quiero.” Hay oraciones que nos duelen solo a algunos, por eso imagino que mi celular recibe un mensaje, es mi padre diciendo que me quiere, que me cuide y que desayune en la escuela. Sé cómo huele todo cuando estoy triste, huele como al mar en la madrugada cuando estás solo, a sales combinadas, las del agua y el llanto, mis lágrimas no llegarán nunca a las estrellas ya muertas. Desde el camión se extrañan más las cosas, casi siempre a propósito, con el fin, muchas veces, de olvidar el efecto sardina que se percibe en los camiones mañaneros. Uno prefiere entretenerse en sus pensamientos a veces absurdos. Mis ojos abandonan la ventana y regresan su mirada a los pasajeros y a sus rostros desmaquillados, goteados del sudor colectivo. El niño de las ojeritas jóvenes ya se ha ido con su madre, ahora se ha sentado junto a mí un hombre, prefiero no mirarlo y sigo respirando… Huele a cansancio, a sudor, al shampoo de la muchacha que sí se bañó, huele al aliento de la señora que le va hablando en voz alta a la persona que se encuentra dentro del teléfono. Huele a desayunos en bolsas, en tuppers, a goma de mascar, huele a todo, menos a lo que más deseo respirar.

El olor de tu piel El olor de tu piel se extiende por mi cuerpo, cálido olor a recuerdos, a deseo y paz Tu piel tostada tiene aroma a sudor cuando te agitas, cuando lloras, cuando amas, siempre huele a tu piel envuélveme con aquel olor tan exquisito esta noche quiero llevar el recuerdo de tu piel en mi propio cuerpo Delicias se escapan de tus poros Melocotón y sexualidad, algo frutal, algo brutal Déjame recordar tu olor a hombre Déjame saborearte Tu piel que tiene encerrado el olor a mar El olor a dulces recuerdos, a placeres secretos Llena la habitación, las almohadas, las cobijas llénalas de tu aroma para que si un día te vas, pueda recordarte, que aunque sea tu olor se quede conmigo, ese néctar que desprende tu cuerpo. Embriágame. Déjame guardar tu perfume en pequeñas gotas de miel

Ilustración de Vanessa López · 7º de Letras Hispanoamericanas

Hoy conocí al Diablo. Era un sujeto de baja estatura, de tez morena, caminaba encorvado por el alcohol, estaba desaseado, tenía el cabello canoso y desordenado, llevaba una camisa blanca que le quedaba bastante grande y unos pantalones de mezclilla rotos y sucios. Se acercó a Liz y a mi; ella sabía lo que iba a querer, sacó debajo de la mesa una bolsa de camiseta negra con piezas de pan rotas, seguramente del día pasado o quién sabe; el Diablo balbuceó un par de palabras, Liz extendió la mano y él le recibió el pan. —¿Ustedes son hermanos?— Nos preguntó el Diablo con una mueca en la boca y el cuello forzado. Amigos dijo ella, hermanos dije yo. El Diablo nos miró. —¿Hermanos de Dios?— Ésta vez me miró primero a mí, hermanos respondí, hermanos de sangre respondió Liz confirmando nuestro supuesto lazo sanguíneo, —mucho gusto, Francisco Gabriel García López— me extendió la mano para saludarla, primero la observé un instante que duró segundos donde dudé en tomar su mano en señal de respeto; extendí la mía, toqué la suya que parecía lija, no despegó ni uno de sus dedos, miré nuestras manos, deseaba soltarla, —Con todo respeto- soltó mi mano pero no la bajó, dirigió su mirada a Liz y le tendió la mano, quizá para ella duró la misma eternidad ese saludo. —Señorita. Para ustedes, soy… me dicen el Diablo. Los de aquí así me dicen, ya ven… apodos aquí. —Se subió el pantalón que se le estaba bajando y la dejó cerca de una presilla. —Por allá— apuntó al infinito de la derecha –—me dicen Pelos… pero allá arriba— apuntó al lado contrario — me dicen greñas— se llevó la mano de la presilla al cabello canoso y despeinado, se lo hizo para atrás y éste se resistió a tomar otra forma que no fuera la que tenía, —Pero esto… esto ni pelo es… esto no es más que una desgracia, una vergüenza—

cada que decía algo de él mismo, hacia una mueca con la boca; miró su otra mano, donde tenía el pan. —Ya les digo, apodos, pero allá— apuntó al cielo —allá— hizo una mueca distinta en señal de respeto al Señor. —Hija, ¿Cuánto le debo?— no es nada, contestó Liz con educación, el Diablo hizo otra mueca —Ay señorita, muchas gracias, una comida al día… no que los hijos de mami… qué desayuno, comida y cena.— Hizo un ademán con la mano y frunció el ceño, —uno solo en la mañana, o en la noche… en la comida al mediodía— sí, sí decíamos Liz y yo todo el rato, queríamos que se fuera, quería que se fuera, el Diablo nos miró y como la pólvora que se enciende en un momento y en otro deja de existir, así el Diablo se esfumó, dejando un hedor a alcohol y suciedad. El Diablo nos había dejado solos en la muchedumbre de la parada del camión; la oscuridad de la noche invadía la avenida que era apenas iluminada por las luces tenues del alumbrado público y las luces de los carros. Tengo que escribir, le dije a Liz sin mirarla, ¿qué?, Esto, al Diablo. Imaginé varias historias surrealistas del Diablo, lleno en fuego y con olor a azufre; imaginé al borracho y descuidado Francisco mezclado en un mismo recipiente con Lucifer, hablándonos de las tinieblas y la llama eterna; no pude evitar imaginarme a Satanás como el ángel que fue, ahora triste y enojado, con odio en su interior, siendo rey del inframundo y guardia de los pecados. Lo imaginé llorando con una botella de Tonayan en la mano y una bolsa de camiseta negra con pan en la otra, acercándose a un par de muchachos inocentes de la verdad a contarles las más raras alucinaciones creadas por el alcohol y las drogas… lo imaginé vestido como indigente pidiendo unos pesos o pidiendo pan para vivir; en mi imaginación sentí lástima por el pobre demonio que me tomó la mano estando borracho.

El sonido de los helados David Chávez Profesor investigador de la FALCOM

Racatacatá. Ahí, el golpeteo sobre lo que parece ser lámina. O metal. Un metal delgado. El racatacatá, posiblemente no el mismo. En ocasiones lo escuchábamos cerca de los árboles. Luego en una, tres palmeras. Hasta que lo vimos. Durante 730, algunos días sí, otros no, el racatacatá allá, cerca de la cafetería, luego entre los pasillos. Un eco breve, metálico la mayoría de las ocasiones, que llegaba hasta los salones y los edificios y sus oficinas y expandía la curiosidad por saber qué carajos y de dónde carajos venía ese sonido. El racatacatá de un carpintero. Un pájaro carpintero. El racatacatá que me recuerda al anciano que pasaba al frente de casa de mis padres empujando un carretón, sin voz, sin fuerzas. Racatacatá y la bocina del anciano que empujaba el carretón de paletas y helados que suplió su voz. Fofa, fofa. Caminaba arrastrando un poco el pie derecho. Fofa. Hoy hace cerca de tres años sin verlo pasar por la calle, anunciando sus paletas, hay paletas, niños, y sonaba la bocina, fofa fofa. Nunca salí a comprarle nada aunque siempre escuché su voz. Nunca noté cómo se le fue desgastando hasta que apareció la bocina fofa fofa, con su onomatopéyica llamada: fofafofafofa, impostando la del hombre. El racatacatá del picoides villosus, del pájaro carpintero, el racatacatá de su pico cascado, haciéndolo sufrir. El último racatacatá del pico buscando comida para no morir hambreado, solo, débil, caído en el suelo o camuflado y muerto entre el pasto verde como lo encontré aquel día. El racatacatá particular de ese pájaro carpintero muerto. El racatacatá de los y las que le sobrevivieron para seguir golpeteando con su pico buscando insectos para alimentarse, hurgando entre las lámparas y sus casquetes metálicos, parecido al sabor de la tristeza, tan distinto a la voz que yo le había asignado al pájaro carpintero de los cómics que se deshojan y se hacen pedazos en mi antiguo cuarto de estudiante como los días en la vida del anciano y el recuerdo del racatacatá del ave que desespera por alimento, de su cuerpo inerte, con el pico gastado…


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Fractales

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Vislumbres académicos

Bike

Bicicleta

Letras mágicas

Peter Olds Poeta neozelandés

Traducido al español por Rogelio Guedea Profesor investigador de la FALCOM

De las palabras y sus cosas

José Manuel González Freire Profesor investigador de la FALCOM

Alan Rolon 7º semestre de Lingüística

Oh for a bike with rattly mudguards & a loose chain with worn cotter pins & half-flat tyres & a wobbly carrier with a cracked weather-worn leather seat & pedals that squeak & a light that doesn’t work with a dynamo that won’t turn a foot brake that only works when you back-pedal the rusty chain.

Oh, una bicicleta con salpicaderas y una cadena suelta con pasadores de chaveta desgastados y llantas medio lisas y una parrilla tambaleante con un asiento de cuero agrietado y desgastado por el clima y los pedales que chirrían y una luz que no funciona con una dinamo que no gira un freno de pie que solo funciona cuando retrocedes la cadena oxidada.

La letra R/r

El cambio de género del artículo singular en ciertos sustantivos (primera parte)*

Give me a bike with black mudguards with a stripe of white paint & a red reflector a bike with high handle-bars & rubber grips & a loose front brake with a frayed rusted cable a bike with spokes missing & spokes bent from sticks & stuff chucked up by trucks with a rear vision mirror clamped on the front forks (so cool) so I can see what’s coming behind & pedal chasing dogs out of breath. A bike with gears with racing handle-bars skinny tyres a bell twelve-speed deluxe a bike with a pouch with a puncture-kit tucked behind the seat for emergencies (any old bike will do) a flat road a gravel road a long road with a steep dip to make my hair go flat & fast with dust & no brakes with long cocksfoot grass racing past a trip down memory lane. I want a bike that’ll do shortcuts across paddocks & won’t get stuck in muddy ruts a bike that’ll swerve cow-pats & bump over rabbit holes without complaint will lie in the thick long grass on a river bank while I fish for trout will be so old no one would want to steal it will not care if I wander off leaving it there for the night to be picked up the next morning on my way to school. I want a bike that’ll fail the inspector’s examination bald tyres loose chain defective brakes dull reflector no front brake perished pump leaky tube valves a bike that knows its way around back roads that can weave through a heard of slow moving cows.

Dame una bicicleta con salpicaderas negras con una franja de pintura blanca y un reflector rojo una bicicleta con manubrios altos y agarraderas de goma y un freno frontal suelto con un cable oxidado deshilachado una bicicleta con rayos faltantes y rayos doblados por palos y otras cosas arrollados por camiones con un espejo retrovisor sujeto a las horquillas delanteras (geniales) para que pueda ver lo que viene detrás y pedalear persiguiendo perros cansados. Una bicicleta con velocidades con manubrio de carreras llantas gastadas una campana de doce velocidades de lujo una bicicleta con una bolsa con un equipo para ponchaduras escondido detrás del asiento para emergencias (cualquier bicicleta vieja lo traerá) una carretera plana, un camino de terracería, un camino largo, con una fuerte pendiente para hacer que la velocidad relama mi cabello con polvo y sin frenos a través de un campo de dáctilos a toda velocidad un viaje por el carril de la memoria. Quiero una bicicleta que haga atajos en los potreros y no se atasque en surcos enlodados una bicicleta que esquive mierdas de vaca y tropiece con agujeros de conejo sin chistar se reclinará sobre la hierba gruesa y larga a la orilla del río mientras yo pesco truchas será tan vieja que nadie querrá robarla no me importa si me alejo dejándola allí por la noche y la recoja a la mañana siguiente de camino a mi escuela. Quiero una bicicleta que no pase el examen del inspector llantas sueltas cadena suelta frenos defectuosos reflector opaco sin freno delantero bomba descompuesta válvulas de tubo con fugas una bicicleta que conozca su ruta en los atajos que pueda zigzaguear entre una manada de vacas lentas.

Ilustración de Vanessa López · 7º de Letras Hispanoamericanas

Ilustración de Alan Rolon · 7º de Lingüística

La letra R / r que vale por dos. Su plural es “erres”, es la decimonovena letra del alfabeto español actual. La Ortografía de la Real Academia Española, desaconseja llamar “ere” a la variante simple. Es un sonido consonante, oral, vibrante y simple, desde el punto lingüístico es vibrante alveolar múltiple o simple. La Letra R del alfabeto latino proviene del griego “rho”, surgida del signo Fenicio que significaba “cabeza”. La r minúscula procede de la r redonda de la escritura Carolingia. En el diálogo que Platón dedicó al lenguaje se lee este breve discurso sobre la erre: Así pues, el elemento r, según digo, le ha parecido al que pone los nombres un buen instrumento del movimiento a fin de asimilarlos a este, y es que en muchos casos sirve del mismo para expresarlos. En tromos (temblor), en trachy (rápido) y luego en verbos como kroúein (golpear), traúein (romper), ereíkein (desgarrar), thry’ptein (despedazar), kematizein (desmenuzar), rhymbein (voltear), todos esto se asemeja al movimiento a través de la r. Y es que considero, creo yo, que al pronunciarla la lengua no se detiene en absoluto, sino que se agita muchísimo; me parece que por eso se ha servido de ella para tal fin.

No le falta razón a Sócrates, que es quien discurseaba sobre la r, porque si hay una cualidad sonora en esta letra, se enfatiza más o menos su pronunciación, es la del efecto sensorial de movimiento, agitación, tumulto o ruido que suscita.

El español admite dos géneros gramaticales, el masculino y el femenino, además del neutral. Por motivos históricos y extralingüísticos, el idioma ha regulado características morfológicas de los sustantivos como el paradigma que dice que los que terminen en ‘o’ son de género masculino, y los terminados en ‘a’ son femeninos. Esto sin considerar la existencia de los sustantivos epicenos, que son un tema aparte. No obstante, más allá de las dudas que originan lujos ortográficos como la confusión entre ‘b’ y ‘v’ o la arbitraria existencia de ‘qu’, existe un fenómeno muy propio de nuestra lengua que plantea dudas y especulaciones entre quienes aprenden español, lo hagan como lengua materna o extranjera: los sustantivos femeninos con determinante artículo masculino. Lo intrigante de esto es que terminamos cuestionando cómo es que «agua», evidentemente femenino según el paradigma morfológico ya mencionado, tiene un anómalo enlace con el determinante artículo masculino singular «el». Así lo vemos también con «el hacha», «el águila» y «el arpa», que demuestran su género gramatical al pluralizarlas: «las hachas», «las águilas» y «las arpas». Lo dicho en líneas anteriores, acerca de que este fenómeno es propio del español, se aprecia al comparar los sustantivos en una lengua hermana como es el portugués: los artículos y los sustantivos en «a água» y en «a águia» son femeninos. Pero, ¿por qué sucede esto? ¿por qué es incorrecto decir *la agua? Esto se explica desde la perspectiva de la fonología, específicamente desde la prosodia, debido a que el proceso es eufónico, es decir, de buen sonido.

Como curiosidad, en el alfabeto aeronáutico la r se le asigna la palabra “Romeo”. Las voces con que se ordena marchar a las caballerías o se anima al ganado a moverse con “arre”, voz que se emplea para estimular a las bestias. El escritor español don Ramón Gómez de la Serna en sus famosas Greguerías la “RRRRRRR” (es un regimiento en marcha). En los antiguos tratadistas de retórica y poética consideraban la r un efecto altamente artístico, porque pocas letras podían satisfacer tal efecto. Así en el siglo XIX, Nicasio Gallego describe así una batalla: Rueda allá rechinando la cureña, acá retumba el espantoso trueno. Veamos el uso de la r y el efecto curioso que produce la r en un poema de Rafael Alberti que dedicó al Bosco: Barrigas, narices, Lagartos, lombrices, Delfines volantes, Orejas rodantes, Ojos boquiabiertos, Escobas perdidas, Barcas aturdidas, Vómitos, heridas, muertos. Predica, predica Diablo pilindrica

Continúa en el siguiente número de Destellos...

Referencias bibliográficas: Diccionario de Autoridades (1726). Madrid: Gredos. http://www.rae.es

Anotación: *Reflexión que toma como base “un ave / una ave,” de la columna Minucias del lenguaje, de José G. Moreno.



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Vislumbres académicos

Cartas a Clara: de la narrativa epistolar a la narrativa rulfiana* Brian Vadillo Egresado de la Licenciatura en Letras Hispanoamericanas

La escritura epistolar es una práctica que se remonta a tiempos antiguos, a los grandes imperios, en donde la única forma de enviar y recibir noticias era a través de cartas, como bien señala Mario Horcas Villarreal en la obra Las epístolas femeninas en la literatura. Espejos borrosos en una sociedad de orden patriarcal: “La carta está al servicio de los reyes y gobernantes y goza de la importancia de constituirse como elemento crucial para la administración de estos grandes imperios, ya que a través de ella se mantienen las relaciones militares, políticas, diplomáticas y comerciales” (Horcas, 2002: 12). Sin embargo, estas misivas debían ser estrictamente objetivas, pues la oportunidad de replicar, o aclarar el mensaje no siempre estaba presente. Sin mencionar, desde luego, que estos mensajes tardaban en llegar hacia su destino. No fue hasta la Carta VII de Platón que surge como tal la característica autobiográfica y autofigurativa en las epístolas. Para Román García Fernández (2007) se puede considerar esta carta como la primera biografía de la humanidad. De hecho, más allá de una biografía es una autobiografía. Del griego “autos” (por si solo) “bio” (vida) “graphia” (escrito) es la manera en que un individuo deja huella de su vida, y su perspectiva ante hechos concretos. Sin embargo, pareciera estar estrechamente ligado el concepto de autofiguración, puesto que, elaborar una biografía implica un acto íntimo y personal en donde el autor figura un triple papel: el que escribe, el que lee y el protagonista (George May, 1979). En este sentido, quien escribe es el primer filtro de lo que se plasma en la biografía, así como qué otros hechos se quedan fuera de la narración. Es así, que toma el papel el concepto de la autofiguración. Al igual, comparte el término “autos”, pero ahora sumándose “configurare” del latín, y que significa “dar una completa forma”. Es decir, es la manera en que, el autor se deja conocer en la manera en que se percibe, decidiendo qué característica mostrar y cuales ocultar, construyéndose a través de sus escritos.

La carta, sin embargo, siguió adquiriendo diferentes funciones: confesionales, biográficos, entre otros usos. Incluso, Roxana Pagés-Rangel señala sobre la escritura epistolar:

vigiló estrechamente los libros de viajes, las cartas, las relaciones, confesiones, historias, rúbricas que encubren lo que hoy conocemos como literatura fantástica, literatura utópica, autobiografía, novela epistolar, y todas las formas que a menudo trataban sobre el amor y la sensualidad (Pagés-Rangel, 1997: 10).

Surgiendo de esta manera una participación en la literatura. Son varios los casos de escritores y escritoras que dieron testimonio de sus proyectos a través de cartas enviadas hacia alguien en concreto, como Juan Rulfo, en esta caso. Las misivas que Rulfo escribía estaban dirigidas hacia Clara Aparicio, en un intento por sentirse cerca de ella cuando se encontraba de viaje, fuese por motivos laborales o familiares. Así, una buena manera de establecer una comunicación íntima y personal entre ambos era mediante la correspondencia que se intercambiaban. Es aquí donde entran en juego los géneros discursivos de Mijaíl Bajtín (1999), que bien se pueden clasificar en dos: Los Primarios o Simples y los Secundarios o Complejos. Los géneros primarios, son aquellos en donde se trata de emular una conversación, sin hacer un uso más elevado del lenguaje: Cartas, órdenes militares, contratos. Mientras que, los secundarios son aquellos que utilizan juegos en el lenguaje, metáforas y una construcción más abstracta, haciendo uso, además, de los géneros primarios. Pero, retomando los conceptos de autofiguración y autobiografía que antes habíamos abordado, es visible que las cartas mandadas por Rulfo hacia Clara hacen uso de ellos; siendo profundamente personales en varias ocasiones que rozan con lo biográfico, y mostrando la manera en que el escritor se percibe frente al mundo en la ausencia de Clara. Asimismo, tienen un enfoque confesional, en el que deja ver preocupaciones, anhelos y un lenguaje poético propio de la narrativa rulfiana.

De esto último, se pueden rescatar los entornos naturales, así como otras temáticas que abundan en el imaginario, y que comienzan a manifestarse en las cartas. Él mismo, incluso, comenta hacia Clara en la Carta XXII “y no he hecho sino leer un poquito y querer escribir algo que no se ha podido, y que si llego a escribir se llamará: “Una estrella junto a la luna” (Rulfo, 2013: 92). “Una estrella junto a la luna” fue uno de los primeros títulos que recibió la novela Pedro Páramo, y esta carta, es la muestra de que, en la consciencia creativa de Rulfo, ya se estaban gestando los primeros bocetos de su obra. Por ejemplo, ya aparecerían elementos poéticos y de repetición, propios de su narrativa: en Cartas a Clara, encontramos, con la fecha de octubre de 1944: “Hay un eco en cada rama que repite tu nombre; en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye. Se oye como si despertáramos de un sueño en el alba” (Rulfo, 2013: 21), mientras que, en Pedro Páramo se encuentra “Uno oye, salida de la piedra, el agua clara caer sobre el cántaro. Uno oye. Oye rumores; pies que raspan el suelo, que caminan, que van y vienen” (Rulfo, 2015: 26). Referencias bibliográficas: Bajtín, Mijail (1999). El problema de los géneros discursivos. En Estética de la creación verbal. pp 148-193. México: Siglo XX1 Editores. García Fernández, Román (2007)). “La Carta VII. La autobiografía de Platón y su método”. En Eikasia. Revista de Filosofía No. 12. pp 163183. Horcas Villareal, Mario (2012) “Las epístolas femeninas en la literatura. Espejos borrosos en una sociedad de orden patriarcal”. España: Fundación universitaria Andaluza Inca Garcilazo. May, George (1979). La autobiografía. Trad. Danubio Torres Fierro. México: Fondo de Cultura económica. Pagés- Rangel, Roxa (1997). Del dominio público: itinerarios de la carta privada. Ámsterdam: Atlanta, Rodopi. Rulfo, Juan (2013). Cartas a Clara. México: Editorial RM. Rulfo, Juan (2015). Pedro Páramo. México: Editorial RM.

Anotación: * Texto extraído de la tesis Cartas a Clara: Cimiento de la narrativa rulfiana de Brian Vadillo. El documento completo está disponible en la Facultad de Letras y Comunicación.

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Vislumbres académicos

Correspondencia y asonancia de José Gorostiza en relación con Juan Ramón Jiménez* José Mauricio Montaño Suárez Egresado de la Licenciatura en Letras Hispanoamericanas La presente tesis es el resultado de múltiples dudas personales. La primera vez que supe de Juan Ramón Jiménez fue en un video de Juan José Arreola dando cátedra en España. Recitó de memoria el soneto “Nada”, la impresión que me causó fue profunda por el gran poema y por el gran orador, desde entonces, como predestinación, la obra de un español envuelta por el cariz de un escritor mexicano. Cuando leí Muerte sin fin de José Gorostiza me sucedió que supe inmediatamente que quería comprenderlo de una forma más amplia, independientemente de mi ingenuo asombro ininteligible. Mi primer proyecto de investigación tentativo era hacer una tesis sobre Muerte sin fin desde un punto de vista, y desenvolvimiento, filosófico. El autor ha sido muy estudiado por diferentes estudiosos críticos y poetas. Al replantear ésta propuesta encontré que pocos eran los temas nuevos que podría promover, o nulos. Entonces en la lectura de ambos poetas, de Juan Ramón Jiménez y José Gorostiza, me di cuenta que tenían afinidades en sus poemas, se repetían elementos o se trataban de formas similares. En la lectura del libro de Juan Gelpi, Enunciación y dependencia en José Gorostiza: Estudio de una máscara poética, se menciona que no son tantas las formas que unen a los poetas, por la voz reconcentrada de uno, Gorostiza, y la profusión del otro, Jiménez. Me di cuenta que era la cuestión sonora la que los separa. Otro estudio los une, El Dios azul José Gorostiza y Juan Ramón Jiménez de María de Lourdes Franco Bagnouls, para diferenciar la construcción de dios en Muerte sin fin de Gorostiza y Espacio de Jiménez, esto me dio la seguridad de que ambos tenían elementos afines. La diferencia, remarcada por Juan Gelpi era una aseveración inevitable, debía comprender el fenómeno igualador pero distante entre los poetas. En ello parte mi trabajo de investigación. La estilística como método de análisis me llamó la atención,

algunos podrían pensar que es un método avejentado en comparación con los análisis simbólicos, sociocríticos, etc., pero dentro de sus formas de la escuela española, Dámaso Alonso, Amado Alonso, Carlos Bousoño, y el conocimiento de las nuevas manifestaciones de crítica, me hicieron ver la posibilidad de un análisis estilístico no tradicional, el mismo Bousoño marca pautas de posibles datos de una posible “diatriba de la percepción poética”. Algunos poemas de José Gorostiza o Juan Ramón Jiménez van más allá de una regularidad o estructura métrica. Utilizan la rima libre o el verso blanco que no se delimitan a formas convencionales, entonces una estilística tradicional no me serviría. En el momento de la investigación y análisis se sintió la necesidad de aventurar una nueva forma analítica de los poemas, una forma no extremadamente estructural-lingüística sino una generativa del concepto que sirva para señalar la comunicación dialéctica entre el significante y el significado del signo, según el signo en Saussure. La necesidad de esta herramienta, esta clase de “estilística del concepto”, busca demostrar las formas conformadoras de un texto, su condición generadora. Los poetas seleccionados, como ya se mencionó anteriormente, son muy estudiados. Tanto José Gorostiza como Juan Ramón Jiménez son importantes en sus respectivas tradiciones pero de igual forma en el uso de la lengua. Más que una relectura se busca su análisis que en consecuencia de sus analogías y divergencias nos haga encontrar la formación creativa en los autores, el paso de la tradición y cómo la transforman los autores. Su manifestación creativa como una regla conformadora de su lenguaje. En el primer capítulo de la tesis se presentará el marco histórico de los poetas desde el modernismo, a qué responde éste y cómo se llegó a los autores que aquí se investigan para poder entender la

tradición en la que se sitúan, resolviendo qué características estilísticas surgirán de su directa relación con ella y su rechazo, no de forma gratuita, por el contrario, intencional. De igual forma para evitar la intuición como herramienta de análisis, sino el conocimiento del pasado poético. En el segundo capítulo se desarrolla el marco teórico de la tesis. Se presenta la forma estilística en la que se apoyó esta investigación y sus autores. Se desarrollan las principales categorías que se analizarán: la imagen, la visión, el ritmo y la estructura. También se justifica el por qué de “correspondencias” y de “asonancias”. El capítulo sirve como regulador del análisis que existe a lo largo de la tesis. Se desarrollan las categorías y la forma en que se aplicarán los conceptos de la Escuela Española y su estilística idealista pre-estructuralista. En el tercer capítulo se encuentra el análisis de los autores de las cuatro categorías. Se analizan dos poemas de cada poeta por categoría, sumando cuatro, para resaltar que los resultados de su relación no se restringen a pocos poemas, sino que abarcan a los autores de manera más amplia. Se analizan los poemas verso por verso para poder definir la formación estilística. Las características analizadas en los poemas, las conclusiones del análisis no son particulares de un ejemplo sino que a lo largo de la producción de los poetas se repiten a lo largo de los textos. Se colocan los poemas completos por la necesidad del análisis, para seguir su desarrollo poético. Referencias bibliográficas:

Gelpí, J. (1984). Enunciación y dependencia en José Gorostiza: estudio de una máscara poética. México: UNAM. Franco, M. (1994). “El Dios azul José Gorostiza y Juan Ramón Jiménez” en Actas de XI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, coordinado por Juan Villegas. https://dialnet.unirioja.es/servlet/ articulo?codigo=1957818

Anotación: * Texto extraído de la tesis Correspondencia y asonancia de José Gorostiza en relación con Juan Ramón Jiménez de José Mauricio Montaño Suárez. El documento completo está disponible en la Facultad de Letras y Comunicación.


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Carmen Zamora (Colima, 1981) Coordinadora de la Licenciatura en Periodismo Facultad de Letras y Comunicación Egresada de la licenciatura en Letras y Periodismo. “Estudié la maestría en Historia porque creo que tiene muchas similitudes con el periodismo: ambos trabajan con los hechos, las personas, los relatos, las hazañas...” Desde muy pequeña me enamoré de los libros y de las ediciones impresas: revistas, periódicos, gacetas y cómics de la época. La lectura ha sido fundamental en mi vida y un buen día, de hace quizá 30 años, descubrí que quería trabajar en un periódico y escribir cuentos. Me gusta el periodismo cultural y adoro las biografías. Actualmente trabajo en una reflexión biográfica sobre Griselda Álvarez cuando fue periodista ahí por los sesenta en la Ciudad de México. Creo que lo que más me apasiona de las letras y el periodismo es la trascendencia del otro a través de las palabras. He visto mucha gente feliz de convertirse en personajes a través de una crónica o un reportaje. Por supuesto que trabajo temas amables: por eso se quedan felices. Sin embargo, lo mejor de esta coyuntura entre las letras y el periodismo es reflejar la vida y el mundo interior de las personas: contar sus historias, sus necesidades, sus batallas. Al final, todos queremos trascender de alguna manera.

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El umbral del ser y el caos exterior

Jornadas Lingüísticas 2020 (Día Internacional de la Lengua Materna)

Itzel Vallejo Egresada de la Licenciatura en Letras Hispanoamericanas

Reyna Lizette Peña Munguia 7º semestre de Lingüística

¿Quiénes somos? ¿Cómo somos? ¿Para qué somos? Estas y otras preguntas nos persiguen desde que comenzamos a tener una conciencia lógica y razonable. Queremos respuestas, las buscamos y encontramos muy pocas, pero esas pocas se vuelven más preguntas; y, así, el mar de incógnitas existenciales nunca termina. Liminar, escrito por Franco Ibáñez Zumel, es uno de esos poemarios que nos conduce al interior de nuestra mente en la búsqueda exhaustiva por comprender lo que somos y aquello que nos rodea. Es una mirada en el espejo, un espejo enorme que primero nos refleja de manera individual, pero luego se extiende hacia la sociedad y, finalmente, a todo el mundo, incluyendo a lo que está más allá de ello: Dios. La poesía de Ibáñez Zumel, específicamente en Liminar, se sitúa entre la tierra que lo vio crecer en Chile, y Nueva York, pues constantemente hace mención sobre el ruido, la vida rápida, la suciedad y la sociedad neoyorkina, así como sobre la injusticia, la naturaleza y el aparente estado de calma de su país natal. Sin hacer demasiado uso de los recursos poéticos, el autor logra plasmar en versos libres sus inquietudes sobre la existencia, viendo esta desde el ángulo filosófico, así como el terrenal y banal que todos conocemos. Una peculiaridad al adentrarnos en el texto es que se siente como si fuesen notas escritas a manera de diario, el ir y venir del día a día; la queja constante ante todo aquello de lo que somos testigos. Es una mirada general a la vida de la que somos parte y nos hemos acostumbrado. Pero Ibáñez Zumel no permite que esa vida pase sin ser retratada, juzgada y cuestionada, él va y la sintetiza en papel para que la conozcamos desde sus ojos. Se percibe a un sujeto ficticio o no que está cansado y hastiado de ver cómo todo sigue

su curso, como si no tuviera la importancia de analizarse y sólo se diera por sentado que hay que dejarlo fluir. Al leer Liminar pareciera que leyéramos prosa continua. De alguna forma, funciona como una narrativa existencialista al estilo de Kundera o Camus, donde la importancia del ser se ve afectada por lo exterior. Después también nos topamos con un sentido casi religioso, donde se comienza a hablar sobre la información, todo lo que es información, lo que dice algo y no se explica con claridad. Se habla de Dios siendo una fuente de información. Pero ¿quién es Dios para Ibáñez Zumel? ¿Uno mismo? ¿O un ser más grande que todo que contiene todas las respuestas a las preguntas diarias? Entre líneas pareciera que se refiere a sí mismo como un Dios conocedor, pero después nos hace dudar sobre tal teoría y ya no sabemos si es una invitación a la religión o una proyección. Nos lleva por un camino de soledad, gris, triste, rayando en lo depresivo, pues la gama de atrocidades que son el pan de cada día son cosa real; sin embargo, dentro de esa cruda realidad, nos da una esperanza. Franco Ibáñez Zumel tiene una visión de la vida que quizás muchos compartimos, si bien peca de realista, no es una situación que se pueda sostener como negación por mucho más tiempo. Así pues, “Liminar” es ese umbral hacia uno mismo, hacia la vida y Dios. La entrada al cuestionamiento. La puerta por la cual cruzamos a un océano de incertidumbre, búsqueda de justicia, crítica a la naturaleza más pronta del ser y un recordatorio de que a pesar de lo oscuro que todo pueda parecer, se pueden obtener respuestas siempre que se busque a las mismas.

Referencia bibliográfica: Ibáñez, F. (2017) Liminar. Chile: Casa Litterae Editores

Fotografía tomada por Reyna Lizzete y Julieta Aguirre · 7º de Lingüística

En la semana del 17 al 21 de febrero del 2020 se llevaron a cabo en las instalaciones de la Facultad de Letras y Comunicación, las jornadas lingüísticas para celebrar el Día Internacional de la Lengua Materna. Dichas jornadas, organizadas por los alumnos del sexto semestre de la licenciatura en lingüística, contaron con la presencia de reconocidos académicos quienes en diferentes conferencias y talleres expusieron temas de relevancia para la comunidad escolar. Durante la inauguración estuvieron presentes en el presídium la Licda. Clara Haydeé Nava Michel, en representación de la Dirección General de Educación Superior; la directora del plantel, la Dra. Ada Aurora Sánchez Peña y la coordinadora de la carrera en lingüística, la Licda. Martha Lizeth Reyes Cortés. La primera en tomar la palabra fue la coordinadora de la licenciatura, quien se dirigió a la comunidad estudiantil para agradecer su participación en las actividades que se llevarían a cabo durante la semana y recalcó que estas jornadas fueron un esfuerzo de los alumnos de lingüística para sus compañeros de esta misma carrera en los diferentes semestres. La directora del plantel celebró la iniciativa de los alumnos para este tipo de eventos y les reiteró su apoyo en este tipo de actividades. Deseando el mayor de los

éxitos para estas jornadas lingüísticas, la licenciada Nava Michel fue la encargada de inaugurarlas. Como primer conferencista se contó con la presencia del Mtro. Rubén Carrillo Ruiz, quien cuenta con estudios en artes, comunicación, literatura, periodismo e idiomas. Es profesor, funcionario universitario y gubernamental en áreas de comunicación, librerías, fomento a la lectura y divulgación cultural. Con el tema “nutrición intelectual” expuso a los estudiantes acerca del mundo de la corrección y edición de textos. Carrillo Ruiz comentó que un corrector debe tener un conocimiento de mundo, es decir, tiene que conocer un poco de cada uno de los temas que son novedad porque si en cierto momento algún abogado, un médico o un politólogo te lleva un libro para que lo corrijas, debes tener conocimientos sobre el tema para así saber a dónde quiere llegar el autor con sus palabras. Las jornadas también se llevaron a cabo durante las tardes, ya que de lunes a miércoles se realizó el taller “Fundamentos de morfología: teoría y análisis” con el reconocido Dr. Alfonso Gallegos Shibya, profesor-investigador titular de la Universidad de Guadalajara. Durante estos tres días el especialista dio una cátedra a los asistentes

acerca de temas de relevancia en el campo de la morfología: la ley de la Gestalt, de Ubersumativitat, de la inferencia, la teoría de prototipo, formación de nombre, lexemas y palabras gramaticales, morfema y morfo. El segundo día de actividades lo abrió el Dr. Shibya con la conferencia “El componente pragmático de la morfología: un ejemplo a partir de la derivación en español”. Los tres días de taller y la conferencia del doctor Shybia sirvieron en gran medida a alumnos y profesores para refrescar la memoria, conocer un poco más acerca de la morfología y ver lo apasionante e importante que es para la lingüística. Para el tercer día se contó con la presencia de la Dra. Gloria Vergara Mendoza, reconocida docente e investigadora de la Facultad de Letras y Comunicación, así como miembro de importantes organizaciones en el país como el Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana y la Academia Mexicana de la Lengua. En su conferencia titulada “Hermenéutica”, la doctora habló acerca de la evolución que ha tenido esta ciencia y como en muchos sentidos se relaciona o coexiste junto con la lingüística. El tema expuesto agradó mucho a la audiencia y mostró un camino nuevo para algunos, en los que la lingüística puede formar parte. El jueves 20 de febrero, la Dra. Elizabeth Treviño estuvo presente en la semana de las jornadas lingüísticas, habló acerca de la “Paleografía” en una conferencia y un taller. La doctora expuso -a grandes rasgos- los temas en los que trabaja actualmente, así como las diferentes técnicas que utiliza en su trabajo. Estas actividades fueron un primer vistazo a una ciencia en la que la lingüística está adentrada a través del cambio lingüístico. En el último día de actividades se realizó un panel con egresados de la licenciatura. Contó con la presencia de


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cuatro egresados de Lingüística que hoy fungen como lingüistas en diferentes áreas: Laura Amanda Zepeda Sánchez, Luis Fernando Castillo Ochoa, Francisco Javier Camacho de la Madrid y José Isabel Campos Ceballos, moderados por Reyna Lizette Peña Munguia, alumna del sexto semestre de Lingüística. En este panel los participantes contaron a la audiencia su experiencia en el campo laboral después de haber egresado de la licenciatura, el

público asistente podía preguntar después de que cada panelista contestara la pregunta principal. Esta actividad fue muy fructífera para los estudiantes, debido a que con esta charla, los alumnos pudieron crearse una visión acerca de lo que les podría esperar cuando terminen la licenciatura, así como saber qué áreas son las más adecuadas a las que se podrían enfocar. Un consejo importante que les dieron los egresados

a los lingüistas en formación es que se esfuercen mucho y hagan valer el trabajo del lingüista, que muchas veces pasa desapercibido. Para dar por concluidas las jornadas, la Dra. Ada Sánchez Peña, directora del plantel, dirigió unas palabras a la comunidad estudiantil y les aplaudió su entusiasmo para estas actividades que fortalecen a la licenciatura.

Galería fotográfica del evento

Fotografías tomadas por Reyna Lizzete y Julieta Aguirre · 7º de Lingüística

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Seminario Internacional de Literatura y Cultura Latinoamericanas Vanessa López y Sheidy M. Rodríguez 7º semestre de Letras Hispanoamericanas El pasado miércoles 14 de octubre del año 2020 dio inicio el Seminario Internacional de Literatura y Cultura Latinoamericanas en su modalidad virtual, organizado por la Universidad de Colima, a través de la Facultad de Letras y Comunicación y el cuerpo académico UCOL-CA 49 “Rescate del patrimonio Cultural y Literario”, así como el Centro de Actualización del Magisterio, Zacatecas, a través de sus cuerpos académicos CAMZAC-CA-1 “Educación Lingüística y Desarrollo Profesional” y el CAMZAC-CA-5 “Estudios Históricos, Literarios y de Procesos Educativos”. La primera sesión, del 14 de octubre de 2020, que inició a las 18:00 horas y con punto de fin a las 20:00 horas, fue llevada a cabo por el Dr. José Manuel González Freire y moderada por la directora de la Facultad de Letras y Comunicación, la Dra. Ada Aurora Sánchez Peña. “Biobibliografía.

Una aproximación a dos vidas paralelas: Griselda Álvarez y Alejandro Finisterre” fue el nombre de esta primera conferencia, contando con la asistencia de cincuenta y seis personas a lo largo de la sesión. La investigación rescatada por el Doctor José Manuel González Freire abarca la obra de Griselda Álvarez, rescatando textos de los cuales no se tenía conocimiento como parte de sus publicaciones. De esta manera, se va construyendo un estudio bibliográfico alrededor de la vida y muerte de esta escritora. El investigador de la Universidad de Colima puso en paralelo el trabajo del escritor Alejandro Finisterre para lograr el rescate de estos textos inéditos y poder construir la biobibliografía de los dos personajes abordados. Al final de la presentación se abrió un espacio de preguntas para aclarar dudas de los asistentes. Destacamos las siguientes: ¿Existen referencias literarias entre ambos

autores? ¿Hubo alguna evolución o cambio en la poesía de Griselda Álvarez o su obra se puede ubicar en un movimiento en específico? ¿Su trabajo se puede soportar en memoria y mimesis? Una vez terminado el espacio de preguntas, las felicitaciones dirigidas al Doctor José Manuel González Freire se hicieron presentes, dando fin a la primera conferencia del Seminario Internacional de Literatura y Cultura Latinoamericanas en su modalidad virtual. Como parte de nuestra conclusión, nos quedamos con el aporte del Dr. Freire “Una biobibliografía, de un artista o escritor, nunca llega a su fin”, invitamos también a que se acerquen a las obras de estos dos autores y a los aportes del Dr. Gonzále Freire. Y los invitamos a que se unan a las videoconferencias del Seminario Internacional de Literatura y Cultura Latinoamericanas.

Imágenes proporcionadas por Vanessa López y Sheidy M. Rodríguez · 7º de Letras Hispanoamericanas


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Patricia Ayala García (1970) Directora de la Sociedad de Narradores Gráficos de Colima Es profesora e investigadora de tiempo completo en el Departamento de Artes Visuales del Instituto Universitario de Bellas Artes de la Universidad de Colima, México. Estudió dos maestrías y un doctorado en la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. Ha participado en 21 exposiciones colectivas de fotografía, pintura y escultura en México y Estados Unidos. Actualmente, es directora de la Sociedad de Narradores Gráficos de Colima y realiza investigaciones sobre narrativa gráfica, tema que ha trabajado y divulgado desde 2005. Ha presentado ponencias en encuentros internacionales en Nueva York, Estocolmo y Ámsterdam. En 2016 fue ponente invitada en la Comic-Con Internacional de San Diego. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores de México. Nivel I.

Artes visuales


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