Gaceta de lengua y literatura
Facultad de Letras y Comunicación - Universidad de Colima No. 208 03 de octubre de 2019
Ilustración de Vanessa López l Estudiante de 5° semestre de Letras Hispanoamericanas
2 UNIVERSIDAD DE COLIMA M. A. José Eduardo Hernández Nava Rector
José Manuel González Freire Carolina Anaya, Omar David Ávalos Alberto Llanes, Cecilia Caloca Morelia Trujillo Michel Lizeth A. Romero Corrección
Dr. Cristian J. Torres Ortíz Zermeño Secretario General
Oscar Zúñiga Carrasco Coral Anahí Escalera Lopéz Diseño
Mtra. Vianey Amezcua Barajas Coordinadora General de Comunicación Social FACULTAD DE LETRAS Y COMUNICACIÓN Beatriz Paulina Rivera Cervantes Directora
Vanessa López, Alan Rolon, Antílope Ilustraciones
Abelina Landín Vargas Coordinación
José Ferruzca González Director
Consejo Editorial Ada Aurora Sánchez Víctor Gil Castañeda, Gloria Vergara Krishna Naranjo, Martha Reyes Carmen Zamora, Nelida Sánchez Gilberto Max Ceballos, Lucila Gutiérrez, Carlos Ramírez
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CONTENIDO Deidades relacionadas con...
Espuma
Sección: Letras mágicas
No, acto tercero o Sí...
Pág.6
Pág. 10
Pág. 14
Víctor Gil Castañeda
Kaory Vega Cortés
Gracias por haber (te)...
De un sentimiento
Trazos en la piel
Nada es una ilusión en...
Pág. 5
Pág. 7
Pág. 11
Pág. 14
Pág. 3
Morelia Guadalupe Trujillo Michel
Eres
Calor Ihana
Mamá-maestra
Gabriela Zepeda
Corazón roído, alma...
Karla Carrizales Rodríguez
Imagínate
Pág. 7
Pág. 11
Ofelia Jiménez Montes
Collage: Dar
El hombre rosa
Sopa de letras
Pág. 8
Pág. 12
Akatl Guijarro y Cori Escalera
Oralidad
Crónica del ritual nocturno
Pág. 6
Pág. 9
Kaory Vega Cortés
Akatl Guijarro
Vázquez
Mare García
Pág. 6
Alan Rolon
Eras
Denys Escalera
Pág. 5
José Manuel González Freire
Ana Gómez Elena
Pág. 15
El Hombre Rosa
Sheidy M. Rodríguez Jiménez
Nuestros
Laberinto
Julieta Aguirre
Pág. 13
Pág. 16
Dionisio Ruizvisfocri Cruz
Pág. 16
3
Deidades relacionadas con el amor, la sexualidad y el erotismo en el mundo prehispánico Víctor Gil Castañeda Profesor investigador de la Facultad de Letras y Comunicación 3.- PAREJAS DE DIOSES AMOROSOS 3.1.-YEHUATLICUE: Era la esposa del Dios Mixcóatl, dios de la caza. [Johansson Keraudren, Patrick. (1994). Voces distantes de los aztecas. Estudio sobre la expresión náhuatl prehispánica. 1ª.edición, (p.219). México: Fernández Editores]. 3.2.- XOCHIQUETZAL: A Xochiquetzal se le conoce como diosa del amor y de la sexualidad. Su nombre significaría “QuetzalFlor”. Era la Diosa madre de las tejedoras y las prostitutas. De ella se cuentan muchos mitos. Se dice que su belleza era inigualable, que era “preciosa como una flor”. Representa los encuentros juveniles, espontáneos, pero sobre todo libres, los cuales no eran sancionados entre los varones. Xochiquetzal, conocida también como “flor preciosa”, nació de los cabellos de la diosa madre. En los mitos de creación se menciona que fue mujer de Piltzintecutli, hijo de la primera pareja de hombres: Cipactónal y Oxomoco. Con Piltzintecutli tuvo un hijo: Cintéotl, dios del maíz y la fertilidad. En otros mitos se cuenta que también engendraron a dos hijos: (1) Nanahuatzin, quien se sacrificaría en el fogón divino para convertirse en el Quinto Sol, fertilizando con esta acción el mundo mismo. Y (2) Xochipilli, dios de las flores, también conocido como dios del amor, resaltando su lado fértil al ayudar a nacer las flores de los campos. Lo mencionan como un dios de carácter andrógino o bisexual. Era él y ella al mismo tiempo. Vemos nuevamente la relación de dioses engendrados por las diosas madres. 3.3.-TONACACÍHUATL: Era considera la Diosa de los Mantenimientos y del Alimento. Junto con Tonacatecuhtli, su marido, eran considerados los dioses creadores, la pareja divina que
Imagen tomada de la red: https://www.mitologia.info/tonacacihuatl/
dio origen a los demás dioses. En el libro Historia de los mexicanos por sus pinturas, se dice que ellos dos tuvieron cuatro hijos; (1) Tezcatlipoca Rojo (el Oriente o Camaxtli), (2)Tezcatlipoca Negro (el Norte o Moyocoya), (3)Quetzalcóatl (el Poniente, noche y viento, el color blanco), (4)Huitzilopochtli (el Sur, señor del hueso, culebra con dos cabezas, el color azul). Por 600 años estos dioses no hicieron nada. Luego se juntaron los cuatro. Convinieron en que Quetzalcóatl y Huitzilopochtli ordenaran las cosas. Hicieron el fuego y un medio sol, que no alumbraba mucho (Venus). Luego hicieron al primer hombre y la primera mujer: Oxomoco y Cipactónal. Luego hicieron los días y los meses: un mes de 20 días y un año civil de 360 días. Hicieron luego al Señor del Inframundo y su Señora: Mictlantecutli y Mictlancíhuatl. Luego crearon los cielos. Luego hicieron el agua y en ella un pez llamado Cipactli o caimán. De este pez hicieron a la Tierra. Luego hicieron a Tláloc y Chalchiuhtlicue: Dios y diosa de las aguas. Al caimán, Cipactli, conocido como pez-tierra, lo llamaron después Tlaltecuhtli. 3.4.-PILTZINTECUTLI: En la provincia de Chalco se cuenta que los dioses descendieron del cielo a una cueva, donde Piltzintecutli se acostó con Xochiquétzal. De esa unión nació Tzentéotl, el Dios del Maíz, quien se metió bajo la tierra y dio a su vez otras semillas. De sus cabellos salió el algodón, de sus dedos el camote y de sus uñas otra clase de maíz. Por esto, dicho dios fue el más querido de todos y le llamaron el “Señor amado”. [Fuente: México desconocido No. 298. Diciembre 2001. Obtenido de la Red Mundial en https:// juriostegui.wordpress.com/2011/12/26/la-tortilla-xilomen-tzenteotlcenteotl-centeocihuatl/]. Piltzintecuhtli es una deidad solar que lo mencionan como esposo o amante de Xochiquétzal. Es representado como pelirrojo en el Códice Vaticano. También aparece citado en el Canto de Atamalqualiztli, al lado de Xochiquétzal y Quetzalcóatl. En el libro Veinte himnos sacros de los nahuas, del Dr. Ángel María Garibay Kintana, se le describe como “sacerdote del viento” y él la llama para que ella regrese a su lado. Un fragmento del poema dice: “Hasta ahora lloras,/ sacerdote del viento,/ Pilzintechutli/ ya buscas/ a Xoquiétzal./ A la región de las nieblas de turquesa/ en favor de nosotros irá”. [Díaz Cíntora, Salvador. (1990). Xochiquétzal. Estudio de mitología náhuatl. Seminario de estudios prehispánicos para la descolonización de México. 1ª. edición, (ps.12, 19, 29 y 30). México: UNAM–Coordinación de Humanidades]. 3.5.-CHALCHIUHTLICUE: Era la mujer de Tláloc, dios de la lluvia. Significa “Su falda de jade”. Era uno de los tres nombres con que se le nombraba al Dios Tláloc. También era llamada “Señora de las aguas terrestres y de la falda de jade”, prenuncio de “que no lloverá”. Chalchiuhtlicue también era; diosa del agua viva, esmeralda, cosa preciosa, la que tiene falda de esmeraldas. Es la diosa del agua terrestre, era la diosa azteca del amor, la belleza juvenil, los
4 lagos, ríos, mares y océanos, así como las aguas horizontales, las tormentas y el bautismo. En su honor le pusieron su nombre a un monte, en el que aún se siguen formando nublados tempestuosos, el llamado Malinche. Fue creada por Tezcatlipoca, quien también creó a su consorte. Está considerada como protectora de los navegantes. A la imagen que tiene falda de jade, se le atribuye que simboliza las corrientes de agua limpia, pura y cristalina. Misma concepción para la imagen de la falda de piedras preciosas. Sus esculturas están generalmente hechas de piedra verde, como corresponde a su nombre. En otros mitos, su nombre quiere decir “La falda de jade”. Se le conocía también con otros significados y nombres. Por ejemplo; Apozonalotl, que manifiesta la ondulación de las aguas: Atlacamani, se refiere a las tempestades; Ahuit y Ayauh, que alude a su movimiento. Los tlaxcaltecas le decían Matlacueye o sea “La vestida con faldellín azul”. Era la compañera de Tláloc, dios de la lluvia. Por eso tenían poder sobre las aguas. Ambos fueron creados por los cuatro Texcaltlipocas. “La falda de jade” era de las diosas más veneradas. Tenía el don de la purificación. Los nahuas la representaban joven y hermosa, con tiara de oro, enaguas y manto con borlas de quetzalli. En el jeroglífico que adorna su falda, en la cara interna superior de los muslos, aparece una preciosa ninfa de bífida lengua, símbolo de luz. En su aspecto antropomórfico, aparece representada como una hermosa muchacha, arropada con las vestiduras de una mujer noble, un chal adornado con borlas y una falda de color verde. También es aludida con la representación de una corriente de agua, derivada desde la falda de la diosa, en la que, generalmente, aparece un bebé de ambos sexos. En ocasiones se encuentra sosteniendo una cruz, que para los aztecas fue símbolo de fertilidad y, al mismo tiempo, de los cuatro vientos que la lluvia trajo para el riego de los cultivos. También se le representa llevando en su mano un báculo derecha que simboliza el rayo y en la mano izquierda una bolsa de “copal” de donde salen las nubes. En el arte, Chalchiuhtlicue se ilustra usando una falda verde y con breves líneas negras verticales en la parte inferior de su rostro. En algunos casos pueden verse niños recién nacidos en una corriente de agua que surge de sus vestidos. Se la encuentra representada en varios manuscritos de México, incluyendo las placas 11 y 65 del Códice Borgia (precolombino), en el Códice Borbónico del Siglo XVI y en el Códice Ríos, que es una traducción ampliada al italiano de un manuscrito de la era colonial española, atribuido a Pedro de los Ríos, un monje dominico que trabajó en Oaxaca y Puebla, entre 1547 y 1562. El cronista lo escribió, dibujó y editó en Italia a partir del 1566. De acuerdo con otros datos mitológicos, los maestros o sacerdotes la invocaban en verano, cuando los ríos se secaban por la sequía. Sobre el altar del templo ponían un montón de sal marina y devotamente impetraban y pedían su auxilio. Después, el maestro iba al seco lecho de algún río cercano y, con el bastón mágico, en éxtasis, abría dos pequeños hoyos próximos uno del otro y los llenaban con cobre líquido que previamente habían derretido los adeptos. El maestro repetía la invocación y con sus manos ampliaba uno de estos hoyos. Entonces, el agua brotaba del lecho del seco río y
comenzaba a correr. En Mesoamérica es venerada y a ella se dirigen los aztecas invocándola como donadora de Principio Femenino de Vida. Es patrona de los partos y desempeña un papel protector en los bautismos. Imagen de la diosa Chalchiuhtlicue, en el Códice Borgia.
Imagen tomada de la red: Codex Borgia page 65.jpg
3.6.-IZTACCÍHUATL: Fue una pequeña deidad, o una princesa, amante de Popocatépetl. Al morir de pena por engaño de su padre, quien le dijo que Popocatépetl había muerto en batalla, su cuerpo formó el Iztaccíhuatl (“Mujer Blanca”), el volcán que custodia la Cuenca del Anáhuac. Agrega Patrick Johansson que la Mujer Blanca, compañera de Popocatépetl, era venerada como divinidad. Citando a Fray Diego Durán explica: “el mismo día de la fiesta de esta diosa, vestían una india, esclava y purificada en nombre de este ídolo, toda de verde, con una corona o tiara en la cabeza, blanca, con unas pintas negras para denotar que la Sierra Nevada está toda verde, con las arboledas y la coronilla y cumbre, toda blanca de nieve”. [Johansson Keraudren, Patrick. (1994). Voces distantes de los aztecas. Estudio sobre la expresión náhuatl prehispánica. 1ª.edición, (p. 127). México: Fernández Editores]. 3.7.-POPOCATÉPETL: Guerrero legendario y valeroso que era admirado por Huitzilopochtli, Dios de la Guerra. Se creyó que había muerto en batalla y al enterarse de esto su amante, Iztaccíhuatl, ella murió al instante. Tras su retorno glorioso como guerrero, Popocatépetl se enteró de la muerte de su amante. Se puso muy mal, pero los dioses decidieron darles la eternidad. Según la leyenda, se convirtieron en volcanes. 3.8.-QUILAZTLI: Era la mujer de Quetzalcóatl. De las llamadas parejas de dioses indígenas. Quilaztli también estaba relacionada con Cihuacóatl. Quilaztli es Diosa madre de la mitología náhuatl, en su función de protectora de las plantas comestibles. Patrick Johansson dice que: “Tamoanchan, el noveno nivel del inframundo, era el lugar matricial de Quilaztli, donde Quetzalcóatl sangró su miembro viril sobre los huesos molidos por la diosa y donde el ser que acaba de morir empieza su gestación vital evolutiva dentro de la tierra, dentro de la madre, dentro de la muerte”. [Johansson Keraudren, Patrick. (2016). Miccacuicatl. Las exequias de los señores mexicas, (p. 25). México: Editorial Primer Círculo].
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Gracias por haber (te) venido
Eres
Morelia Guadalupe Trujillo Michel Estudiante de 7º semestre de Letras Hispanoamericanas
Denys Escalera Exalumna de Lingüística - Generación 2008
No te me asustes, pero te veo dormir. Y me creo que encarnamos a alguien más, entre mis delirios e imaginaciones imaginaciones de quien mira una pluma y ve un escape, de quien ve una hoja blanca y ve un fantasma que asusta.
Eres mi suerte y mi confianza, eres mi muerte y mi tardanza, eres desastre, eres envidia. Eres sueño y fantasía.
Es en el medio del éxtasis que te conviertes en simple mortal de venas marcadas y cuernos difusos. Es aquí abajo donde danzamos sin importar la desnudez o la moral, lo correcto. He esperado mucho tiempo para venir aquí abajo contigo.
Eres ángel y demonio, amargodulce y purgatorio, eres luna y también estrella, eres el sol que mi piel quema, eres agua y serás vida.
Eres tú con quien me atrevo a hablar de la eternidad. Con quien trazo tatuaje tras tatuaje tras tatuaje. Por quien saliva mi boca, por quien se muerden mis labios por quien se rasga mi garganta, por quien se mueven mis caderas por quien se erectan mis pezones, por quien me confieso mortal también.
Eres todo y serás nada, eres amor y mi agonía del corazón que a ti te llama, de mi boca que te grita y este cuerpo que te reclama.
Eres tú quien me ha traído aquí abajo y nunca he tenido la (in)decencia de agradecerte por haber(te) venido.
Ilustración de Vanessa López l Estudiante de 5° semestre de Letras Hispanoamericanas
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Corazón roído, alma rodante
Oralidad
Mare García Estudiante de Movilidad en Letras Hispanoamericanas - UAEMex
Kaory Vega Cortés Estudiante de 7º semestre de Letras Hispanoamericanas
I Cuerpo, lienzo frío en total estado de reposo, pañuelo exánime… descolorido… acabado. Acabado y apagado por aquellos labios de chile mulato quemado. Corazón roído disuelto en lluvia, en una lluvia inalcanzable. Sabemos que no existe el retorno al origen, que nunca seremos perfectos y que siempre estaremos solos. Podemos hacer nada, podemos recordar… Imaginar que el pretérito es actual, que es eterno. Inhalar y al espirar volver a ese tiempo, a ese día cuando la boca melliza y flotante de un aulós utópico sumergía en ondas epicúreas la estancia. Caderas, semejantes a la mar, que volviéndome loca con su movimiento de cobra se deleitaban. Pero yo de movimiento no sé hablar. Solo sé exponer a la mirada atenta, al cuerpo ansioso y al ambiente impúdico. Sé despertar la imagen, ¡Oh ángel! de tus insuperables hombros y de esta odiosa boca brota una cínica sonrisa, pues sé que el impecable David te envidia. II Supliqué con voz áspera para que separases aquellos insuperables pilares; que me dejases perpetuar tu más íntimo yo, hacerlo tú, hacerlo yo, hacerlo un templo. Porque a mí, mi madre siempre me dijo que el cuerpo es un templo. Una iglesia sagrada repleta de estrellas garbosas e inaccesibles que solo abren cuando las flechas marcan el uno y el dos… el uno y el dos… ¡los dos! Quitamos aquel ornamento inútil, rémora para mi ojo almizcleño buscador de tus más profundas entrañas. Mis curvadas e impacientadas fauces descendieron por tu cuello, tu columna, un poco más, bajé un poco más… La piel brillante y contraída exhalaba en mi pecho palabras que jamás olvidaré. Lo supiste, la única manera de quitarse el deseo es devolviéndolo.
Es trinchera tu boca de mis muslos, y mis labios bebedero de tu miel. Exquisito el borde de tu cause; de mi lengua manantial lechoso, donde humedad la tuya me sonroja. De tu vigor mis fauces gemidos, mis pechos amaneceres continuos, en tus dientes, amantes de mi alcoba. No hay más cuerpo, no hay más tiempo, no hay más carnes encendidas. Es mi útero aposento de tu hombría ¡Jardines floreciendo!
Espuma Kaory Vega Cortés Estudiante 7º semestre de Letras Hispanoamericanas Hay mujeres que traen el sexo en los ojos; otras entre las piernas; algunas no sabemos dónde, y contamos las gotas que urden el mar, humedeciendo dudas, salitrando la piel, espumándonos, amándonos, guardando olas en la caracola; raíz de nuestro encanto.
III Amor, juré que ya no invocaría a Cupido, si no a ti. ¡A ti, bruja, que me hechizaste los sesos! Que me liberaste, que me hiciste amarte tal y como me salía del alma… del sexo. Internaste tus flechas en mí, me bendijiste con tu calma…tu sabor. Los viejos dicen que cuando dos cuerpos gemelos, gemelos de almas, se abrazan terminan calcinados. Tú, Salomé; yo, Herodes, ambos, San Juan. Así llegamos al fin de mi carcomido orbe. Ilustración de Alan Rolon l Estudiante de 5° semestre de Lingüística
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De un sentimiento
Eras
Calor Ihana Estudiante de 5° de Letras Hispanoamericanas
Gabriela Zepeda Estudiante de 5° semestre de Letras Hispanoamericanas
De un sentimiento, un pequeño roce, sólo una caricia, aire compartido arrebatado aprisa. Callejón sin rumbo: una salida. Jugueteo intenso, pasión agresiva de dos almas tristes, disolutas, volubles... En la suspensión inerte: elipsis infringida. Encabalgamiento frágil hasta la sutil caída, desesperación palpitante por sentir de prisa. Consumado el acto, no hay mejor respiro que una muerte fría. Se abandona el cuerpo; lamento de todo, torpe disculpa del pedazo de ser cautivo en el interior del espíritu mismo.
Eras mi juguete favorito a las dos de la mañana, si el sueño no era la mejor compañía, te daba cuerda y comenzaba a jugar contigo. Siempre estuviste dispuesto a, entre las sombras, encontrar los solitarios lugares de mi cuerpo. Buscabas en mi boca las silenciadas palabras del día y entre gemidos ahogados les brindabas la libertad. Tus dedos recorrían mi cuerpo nunca explorado mientras aprendíamos juntos las demandas y caprichos que ocultaba en su interior. Humedecías, mi sexo inexperto por el deseo, y me hacías sentir como si antes no estuviese viviendo. Placer, buscábamos placer cuando lentamente introducías tu cuerpo en el mío, cuando nos friccionábamos ardientes y hambrientos. Éramos éxtasis en todo su esplendor. Querías recorrer con tu lengua mi cuerpo entero y yo quería que lo hicieras, por eso eras aquel que buscaba cuando necesitaba veneración. Y ahora, al pensar en tus ojos, en tus labios, en tu sabor, lamento el no haberte besado más, no haberte provocado lo suficiente para que te quedaras a jugar; lamento buscar en lugares extraños el eco de tus pensamientos y rastrear las huellas de tus zapatos para encontrarte y besarte. Pero ahora, sin ti, sintiendo tu fantasma tras de mí, recordando húmeda los momentos ideados, proclamo —insaciada tu nombre y ruego que— una vez más sean tus dedos los que en mí penetren.
Fue agobiante asfixio, intento... intento de sentido. Ocurre que, hacia lo que viene, no hay otra partida, que esperar sin prisa el desplome, la caída. Agitado el pecho, la respiración herida, que se va la vida en un último exhalar caliente; tibio vaho que se desvanece en el momento justo en que la función culmina. Castigo penoso del sentimiento inasible, grotesco ardor, sudorosa venida; de dos almas, repito, que no aman, sólo fatigan el medio ánimo vivo, entre el dolor y el escalofrío de la cúspide en que todo termina.
Ilustración de Antílope l Artista colimense
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Elaborado por Akatl Guijarro y Cori Escalera
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Crónica del ritual nocturno Ana Gómez Elena Estudiante de 3° semestre de Letras Hispanoamericanas Persistente, el atardecer cae una vez más.
Observo tus labios que se entreabren cuando piensas
Se tinta el cielo de violetas desintegradas
y en silencio respiras;
y naranja jugosa goteando sobre las nubes.
labios suaves y rosados ante mi ávido deseo de probarlos. Entonces me veo reflejada en tu rostro y te beso.
Mis senos, expuestos sobre la cama que nunca duerme
Te miro, hermosa y borrosa
esperan tus manos, a tus delgadas falanges
como cuando se mira a través de una flama
que deseen hundirse en la piel de mis piernas
pues el fuego mismo abraza tus curvas.
y de mi núcleo hirviente. Cuando por tu espalda desnuda cae Te deseo: desnuda y soleada
esa cascada de hilos de seda
sobre mi latente necesidad
que ciegan mi percepción en fascinación eterna, beso, paciente,
de besar tu centro y beberte.
el cruce entre tu cuello y tu rostro, tu quijada la siento recta en mi nariz.
Anhelo tus fulgores de deseo como el becerro que mama de las ubres de su madre, insaciable;
Me sumerjo en tu olor fresco.
hambrienta sobre el húmedo pastizal
Te vuelves ese mar que vigoroso golpea entre mis piernas,
que calma hervores, fervores y favores.
cuando lo llamo abriendo mi compás.
Los últimos rayos del día descansan
Te vuelves esa cuna que me abraza en noches,
sobre tu rostro fijo y yo me desvivo
que se lee a base de roces,
por pasar las yemas de mis dedos
lenguas que viperinas invaden labios
por tus cálidos rincones
y dedos que tocan puntos débiles a tus encantos.
y abrazar los pulsos inagotables de tus paredes cuando te invado. Irradias luz cada vez que gimes, No me niegues tus tersos pliegues,
iluminas el cuarto que se apaga con mi día.
ni los sabores de tu piel dulce, aduraznada
Nos volvemos resplandor mientras me tocas
que aguarda boca abajo sobre las sábanas tibias.
y nuestros gemidos se acompañan, dialogando en un vaivén de besos y suspiros anhelantes.
Ahora la sábana negra salpicada de esperma despliega sus sonidos nocturnos,
No permitas que tus gemidos se ahoguen en mi memoria.
con las luces tenues iluminando la distancia
Permite saciar mi sed de la acidez que escondes,
que nos persigue tras la alta ventana fría.
la que cada tarde adoro sin conocer, pues la noche siempre nos abraza
Tus ojos miel de agave me observan entre la enramada oscura donde mis centelleantes caprichos se asoman.
antes de que termines desnuda entre mis brazos.
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Sección: Letras mágicas José Manuel González Freire Profesor investigador de la Facultad de Letras y Comunicación La letra Ñ / ñ “nuestra españolísima” La Ñ / ñ es la decimoséptima que la CE (Comunidad Europea) se letra del alfabeto español y la haya atrevido a proponer a España decimocuarta consonante. No existe la eliminación de la eñe (...) sólo por en el orden latino internacional. Su razones de comodidad comercial nombre es femenino: la eñe, y su (...) Los autores de semejante plural eñes. Representa un sonido abuso y de tamaña arrogancia consonante sonante, nasal y palatal. deberían saber que la eñe no es una La ñ, a pesar de que es la antigualla arqueológica, sino todo españolísima, también está presente lo contrario: un salto cultural de en el alfabeto de otras lenguas una lengua romance que dejó atrás como el: asturiano, bretón, euskera, a las otras al expresar con una sola gallego, chamorro, mapuche, filipino, letra un sonido que en otras lenguas quechua, guaraní, tártaro de Crimea, sigue expresándose con dos. tetun y wólof. Mientras que la poetisa En los monasterios y después argentina María Elena Walsh, en las imprentas se tenía la costumbre quien en el diario La Nación de de economizar letras para ahorrar Buenos Aires señaló: ¡No nos esfuerzo en las tareas de copiado dejemos arrebatar la eñe! Ya nos y colocación de caracteres. Así, la han birlado los signos de apertura secuencia “nn” se escribía con una de interrogación y admiración. Ya Ilustración de Vanessa López línea muy pequeña denominada nos redujeron hasta el apócope... Estudiante de 5° semestre de Letras Hispanoamericanas virgulilla encima de una n de tamaño Sigamos siendo dueños de algo normal: ñ. Lo mismo sucedió en portugués con an y ã; ejemplo: annus que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero > añus; y el grupo romance nn > ñ que se había palatalizado a lo largo menos ñoño de lo que parece (...) La supervivencia de esta letra nos del tiempo en la Península Ibérica. atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software (...)
La Ñ se sitúa a la derecha de la L en los teclados de computadoras Qwerty para español, no tiene equivalencia en el alfabeto romano. Hoy en día, esta grafía se ha convertido en símbolo reconocible de hispanidad. Históricamente la Ñ tiene en común con la W el hecho de que ambas, procediendo de una versión duplicada de la N y la V, respectivamente, han pasado a ser consideradas como letras independientes. La economía y las guerras comerciales con la Ñ/ñ también está en el alfabeto y sino lean. El colombiano Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura 1982, afirmó: Es escandaloso
Luchemos para no añadir más leña a la hoguera donde se debate nuestro discriminado signo (...) La eñe es gente. En todo caso, para consolidar la protección de la letra, el gobierno español respondió en 1993 con una ley que salvaba a la Ñ / ñ, acogiéndose al Tratado de Maastricht, siendo ya la Unión Europea (UE), que admite excepciones de carácter cultural.
Referencias bibliográficas: -Diccionario de Autoridades (1726). Madrid: Gredos [edición Facsímil]. -http://www.rae.es
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Trazos en la piel
Mamá-maestra
Alan Rolon Estudiante de 5º semestre de Lingüística
Vázquez Estudiante de 1º semestre de Letras Hispanoamericanas
Siento tus manos despertarme, buscándome bajo las sábanas, con aquella lentitud de movimientos tan tuya, que a pesar de saberla sobre mí, me sigue erizando la piel cuando tus yemas me recorren trémulas y dulces, antojándose atrevidas. Tus dedos recorren mis muslos con descaro y sin prisa, como si no los conocieras, o tal vez procurando no olvidar ningún rincón que necesite de tu amor, evitas dejar un solo espacio sin tocar con tus suaves caricias, que al mínimo roce me hacen con fuerza asirme de las sábanas. Estás por provocarme taquicardia, pues percibo tu agitada respiración cuando te paseas sobre mi abdomen y comienzas a besarme con esos labios que se sienten como el hielo, pero enardecen la carne por la que después me saboreas la miel derramada. Tu avance prospera y me entumes el cuerpo cuando tus pechos rozan mi pelvis, mi abdomen, mientras tu lengua traza su camino hasta mis pectorales, los que aspiras y besas como si ansiaras devorarlos. Ambos sabemos que si tus instintos descendieran, lo harías. Al tiempo que juegas a la vampiresa con mi cuello, a punto de descontrolarme ante tus embates dignos de Venus, tomas prisioneras a mis manos, y yo gozo que seas tú quien me encadena. Me susurras al oído mientras tu cuerpo se desliza desnudo sobre el mío, cual serpiente embalsamada en la tentación en la que hemos de caer. Tu boca se encuentra con la mía y me derrites. El chispazo de tu candor me electrifica y saboreo un te amo entre el jugueteo de nuestros labios. Desesperado, me como tu cuello y lo aspiro, lo deseo, anhelo el tacto de tu piel. Impaciente, me abrazas con tus piernas. Tu mirada, cálida de otoño, acurruca tu semblante entre mis brazos. Hueles a Roma, a mis besos, a tus jadeos. Ansío con fervor que tus caderas alcancen a las mías e iniciemos el ritual que nos ampara como uno. Sin embargo, antes me deleito con caricias de mis manos dibujando tu contorno y cuando me libero de tu abrazo que me pide, me ruega, me suplica el vaivén desenfrenado de nuestras pelvis, rodeo con mis brazos tu cintura, para darme un festín entre tus muslos. Cuán gloriosas tus arqueadas, que me agitan y me obligan a seguir. Paseo mis yemas por tu monte que palpita, invitándome a visitarlo, y yo no sé cuando comenzamos a fundirnos en calor. Muerdo tus hombros. Tiras de mi pelo. No hace falta hablar para decirnos lo que nos deseamos, con nuestros cuerpos incandescentes es suficiente para saberlo todo. Las manos se elevan gimientes para entrelazarse aún más y así sentir las húmedas espaldas, las caderas inquietas y las piernas que caen agotadas tras nuestro baile de amor, mientras nos miramos en silencio, viéndonos como cíclopes, acariciándonos sin tocarnos, después de habernos entregado nuestras almas una vez más.
Alguna vez me dijeron que estaba mal enamorarme de quien lo hice, yo siempre pensé que eso era erróneo, que lo equivocado fue haber nacido dieciséis años tarde, y haberme perdido lo maravilloso que habría sido conocer a esa persona mucho antes. Habría sido un privilegio haberla encontrado cuando apenas iba a hacer su vida y no cuando ya había elegido a su familia, así que se me ha hecho costumbre esto de quedarme en casa y no salir hasta saciarme, no salir hasta convertirme en una mancha de olores, quedarme sin siquiera mirar el sol ni mucho menos esperar la luna. Se me ha hecho costumbre bañarme hasta que ya apesto, porque si no me siento llena por dentro no podré exigirme por fuera. Nadie ha dicho que está mal bañarme incluso cuando mi menstruación se hace presente y mi sangre penetra mi ropa con olor a metal oxidado, tampoco nadie ha dicho que está mal el olor de mis axilas si no logran asquearse. Es por eso que escribo hasta que mis piernas necesiten una depilada, mis axilas una más, y mi mente esté impregnada con la soledad de nuestra última mirada. ¡Oh, mamá-maestra! ¿Qué será de mí si no la veo? Mi miedo va creciendo, me gustaría estar atada a usted para siempre, poder recrear nuestra historia, sentir que no fui en tu vida sólo una pérdida de tiempo, su tiempo y mi tiempo. Me gustaría volver el tiempo a cuando sus sonrisas lo eran todo, salir de mi escondite y volver a ver la luz en su rostro. Poder ser su almohada cuando sus fuerzas la azoten como a una Magdalena. Me gustaría enamorarla en la madrugada con ricos dulces, con Ferrero Rocher, usted y yo y una rebanada de pastel.
Ilustración de Alan Rolon l Estudiante de 5° semestre de Lingüística
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El hombre rosa Estudiante de 1° semestre de Letras Hispanoamericanas
Querido Diego:
Colima, 25 de febrero de 2019
Mi cabeza se ha llenado de veneno, Neptuno se ha apoderado de mi rostro. Al principio, creí que mi obsesión contigo era la de un simple chaval que quiere pervertir a un chiquillo pues, en repetidas ocasiones, me imaginé a ti y a mí solos, en cualquiera que fuese aquel lugar, separados de la nada, con el poder en mis manos de hacer lo que yo quisiese contigo. Te alucinaba, apostaba por el tamaño de tu pene y de lo bien que se sentiría dentro de mi cuerpo ansioso, en la vida real, no había ni una sola ocasión en la que no te mirara a los ojos y te transmitiera todas las situaciones aparentemente asquerosas en las que me veía sobre ti. En mis sueños conscientes, éramos tú y yo ahogándonos dentro del océano de placer que surgía de nuestro interior, debido a que en ellos, te contagié de mi maldad. Las olas pegaban duro en tu miembro y el mío, el sol se ocultaba de pena al vernos disfrutar de nuestros cuerpos sin consideraciones. Lucíamos desquiciados, yo, por primera vez en mi vida me encontraba extasiado de la hombría que poseen los machos de la tierra. Cogíamos bien, cabalgabas gustoso sobre mi cuerpo. Soy un homosexual, un puto sin retorno, un maricón que se inyecta cuando puede dosis de placer en las venas, esto y más usaba como pretexto y justificación para mis fuertes ataques de ansiedad, sin embargo, tras analizar y leer con atención lo que acabo de escribir concluyo que no todo es mi culpa. El fuego de mis piernas se encendió porque alguien le echó una chispa. Claro está, nosotros los homosexuales vivimos señalados por ser considerados promiscuos y salvajes, por andar ofreciendo sin chistar nuestros cuerpos al primer papanatas atractivo que se nos cruza por enfrente y que nos da la iniciativa de fulminar todo ese lazo en un polvo sobre la cama, esto, sin considerar que también son culpables todos aquellos hombres que se jalan su cerebro y se excitan con tan solo alucinar una escena de nosotros bajo sus cuerpos. ¿Qué quiero decir con esto? Tú eres tan culpable como yo, si nunca me hubieras contado —que por decisión propia— tuviste queveres con otro chico, esta energía desenfrenada de mirarte, sentarte y bajar con suspiros de agonía la cremallera de tu pantalón jamás se hubiera mudado a mi boca. Lo dijiste, entre jugarretas y pláticas un poco subidas de tono nos contaste, a mí y nuestros amigos que tú ya te habías echado a un ser de tu misma especie. Que te gustó, que lo hiciste porque traías ganas, que aquel chico afortunado y tú lo hicieron porque así se los demandaron sus cuerpos, y no sólo eso, que en ocasiones, cuando el estrés de la escuela y los problemas familiares en tu casa se vuelven insoportables sueles ir de contrabando a su casa esperando que te atienda y se coma, a través de su pequeño orificio, todo lo que te abruma. Ojo, no afirmo que eres uno de los míos, me estoy yendo tranquilo ya que no quiero crear nudos de culpa en mi mente. A lo que voy, si sabías de mi existencia, de mi facultad para crear lazos al instante y de mi deliberada acción de refrescar mi cuerpo con el
sudor de otro cuerpo ¿Por qué no quedarte callado? Y más aún, si tales son tus escabullidas para otro bando ¿Por qué no tomarme a mí como diversión? Mi problema no es que le tires a la reversa, mi problema está en que no supiste medir cuán grande y provocativo resultaría tener una cereza junto a mí. Por si no lo entendiste te lo diré más sencillo. Los homosexuales estamos enfermos, aunque digamos que no y aparentemos tener una estabilidad emocional contra los hombres no es cierto. Soñamos con casarnos, soñamos con tener una pareja que se siente todas las mañanas a desayunar con nosotros, pero también, soñamos cada vez que existe una posibilidad, una posibilidad con un hombre que nos gusta y más si este no demuestra de manera superficial la basura de feminidad que se originó dentro de nuestros corazones a manera de evolución. A todo esto, súmale tu falta de atención, tu irritante y fastidiosa personalidad de ignorar todo lo agradable que he hecho y hago por ti. En más de una ocasión te he querido golpear, saltar de la mesa y triturar tu cabeza por hacerte el digno e inalcanzable. Aborrezco tu sombrío carácter que hace lucir todas mis tácticas de intercepción como insulsas y desabridas. Me arde que me provoques y te mantengas alejado de mí. No miento cuando digo que soy medio hombre, porque, para mi mala suerte y por orden de mi naturaleza el equilibrio de los dos sexos que sobre mi cuerpo abundan me hacen sufrir. Mi lado duro, mi lado hombre me cita que debo olvidarte, que para nada mereces las cosas que hago por ti, que sólo eres un hombrecillo más en el mundo y que al igual que tú existen muchos más. Pero mi lado duro se pelea con mi lado suave, el sol, aunque sea más grande tiende a tener conflictos con la luna. Mi lado femenino, ese que se apodera de mi trasero en las noches donde Venus gobierna me tortura junto con tu presencia, hace que arda en nieblas aquella mujer que gobierna toda mi esencia fina y delicada. Trato de ignorarla, hacer que se queme bajo los rayos del sol y se pierda en el olvido, sin embargo, tal cosa me es imposible. Tu naturaleza hace que la mía salga al ataque, esto me había ocurrido antes, de joven, cuando papá me orillaba a cuestionar su trato tan miserable e inhumano. Esa sensación de vibrar por el simple hecho de sentirte insuficiente es la misma que ahora dejas en mí. Mi papá se marchó y con ello la intención de manifestarme ante la crueldad, creí que lo había superado, pero contigo estando cerca, mi sexo pidiendo compasión y mis hormonas entre mezcladas, el tiempo se vuelve un huracán de saliva en el ambiente. Para acabar rápido y no abrumarte, quiero que entiendas que soy un hombre con dotes de mujer muy elevados. Que sí, vaya, tengo pene, que cojo como todos los demás hombres y mi cuerpo lo disfruta. Pero, que tengo ese lado sensible que otras también tienen, no mejor, pues mi genética nunca me llevará a deleitarte con deliciosos sabores de vino tinto, pero si de una licuada y afrodisíaca bebida de chocolate. Te dije todo esto, cansado de revivirlo porque, era necesario que lo supieras, que aunque no lo sepas en realidad un hombre muy mujer te sueña, algo que para nada suena alentador pero que como tú lo sabes, por las noches sabe riquísimo. De ahí mi nombre, el hombre rosa. Un ser insensible bañado de nobleza y sentimientos hilarantes. Atentamente: El hombre rosa
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Nuestros Julieta Aguirre Estudiante de 5° semestre de Lingüística Hoy soy tuya. Disfruta el momento, tócame donde tú quieras y como tú quieras. Recorre mi cuerpo de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha, no me importa, sólo quiero que lo recorras todo con tus manos o con tus labios y sentirme completamente amada. Para que el ambiente sea más romántico, apaga las luces y enciende velas. Que sean con aroma, elige alguno que te recuerde a mí. Puedes poner música, pero no cualquier tipo de música, que sea sensual, de esas que ponen en las películas cuando los protagonistas van a entregarse en cuerpo y alma. Acaricia mi cara con la yema de tus dedos, como si fuera muy frágil, tócala suavemente, siente cómo cada poro despide amor por ti. Riega pequeños besos iniciando en mi frente, sigue por mis sienes, luego por mis mejillas, pero no toques mis labios, esos déjalos hasta el final, deja que te deseen, que se desesperen porque no te tienen y que griten tu nombre. Pásate a mis orejas, muerde sus lóbulos suavemente, susúrrame lo que quieras, algo sucio, algo dulce, no sé, usa la imaginación. Utiliza las palabras para encenderme, para conquistarme, aunque creas que ya me tienes, siempre puedes tener más. Tienes que hacerme sentir deseada, como que soy la única en el mundo, en tú mundo. Recorre mi cuello, de preferencia con tus labios; saboréame, hoy soy toda tuya. Besa mi lunar, ese que dices que me hace única, mientras lo haces jala mi cabello y haz mi cabeza para atrás. Baja hacia mis clavículas y besa toda su extensión, disfruta el momento. Si quieres puedes dejar marcas para que los demás sepan que no
pueden tocarme porque ya hay alguien que lo hace y no quiero a nadie más. Al llegar a mis pechos admíralos, dime que son perfectos porque son parte de mí y que así me amas. Tómalos con tus manos, como si te pertenecieran. Acerca tu cara, siéntelos con tu nariz, respíralos y explóralos con tu nariz y labios, no tengas miedo de perderte en ellos. Cuándo satisfagas tu apetito sigue bajando por mi abdomen, besa cada estría, cada marca como si las amaras. Hazme sentir segura y dime que te encantan, que tenerlas no me hace menos bella, que los estándares están mal, que son falsos. Te juro que te voy a creer. Besa mi cadera y continúa bajando por mi pierna derecha, hazlo dejando rastros húmedos del amor que me tienes. Detente cada cierto tiempo para decirme que me quieres, o que soy hermosa. Besa cada uno de los dedos de mis pies, también ellos necesitan de tus caricias, no los dejes de lado. Al terminar con un pie, pásate al otro y repite lo que hiciste, pero ahora de forma ascendente, hasta llegar al otro lado a mi cadera. Te recomiendo que mientras haces el recorrido, con tus manos masajees mis glúteos y acaricies mi espalda, porque también merecen tu atención. Llegaste a la parte más importante, la que más desea ser atendida por tus inexpertos labios. Levántate y toma mis mejillas, mírame a los ojos, observa todo lo que causas en mí: placer, cariño, lujuria, amor. Besa mis labios suavemente, hazme saborear mi cuerpo, después de todo ya lo recorriste completamente. Haz que me sienta tan tuya como mía.
Ilustración de Alan Rolon l Estudiante de 5° semestre de Lingüística
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No, acto tercero o Sí, abrázame
Nada es una ilusión en Esteban, “El ahogado más hermoso del mundo”
Akatl Guijarro Estudiante de 5º semestre de Letras Hispanoamericanas
Karla Carrizales Rodríguez Estudiante de 3º semestre de Letras Hispanoamericanas
Disculpa mis pupilas dilatadas mi sangre hirviendo: la pérdida tonal.
La calle se vuelve mala porque canto a la soledad un son sin nombre, y zapateo por las esquinas de los jardines olvidados ¿Qué digo jardines? Ausencia de flores estas manos incapaces de saciarte, seguir tu ritmo o de entenderse. Manos que prefieren esconderse en los bolsillos a tocar tus pechos por la inseguridad de no saber hacerlo o no desear conocer la puerta de los placeres, importando más el ansia de saber la integridad de la idea que me cancela la fluidez, todo ese placer que no te doy que me quedo como quien entierra un libro de hechizos, una flauta mágica, un cincel bendecido como quien entierra una semilla y no pide que llueva. Las mismas manos que sincronizadas recorren tus costados como si en ellos fuera resguardado el secreto de las estrellas paralelas de las dimensiones en tensión.
Ilustración de Antílope l Artista colimense
Hoy, mis manos tantean que todo camino aleja la cueva de las ascendencias.
Nada es perfecto, nada va ser como uno lo desea, nada es seguro, solo entonces la nada resulta ser una bella ilusión y uno puede vivir en ella. “El ahogado más hermoso del mundo” es un cuento de Gabriel García Márquez escrito en 1968, colocado junto a otros cuentos en un libro titulado Leaf Storm and Other Stories. La historia gira en torno a Esteban (cuyo nombre le fue otorgado por las mujeres del poblado) un cadáver que llegó a las playas en donde sus habitantes son contados. Ellos recuperan el cuerpo del extranjero para ofrecerle una ceremonia funeraria digna; sin embargo, al ver aquel cuerpo extraordinario, las mujeres empezaron a imaginar cómo habría sido su vida y cómo habría sido vivir con él. De manera repentina, Esteban ya contaba con un pasado legendario donde él había construido las casas más grandes, había colocado las flores del acantilado, había capturado los peces con solo llamarlos y había hecho brotar de las rocas un manantial de agua, de este modo, ellas amaban más a aquel hombre sin vida que a sus propios maridos, y a pesar de que los hombres lo habían odiado por lo que provocó su llegada, llegaron a compadecerlo porque “no era su culpa ser tan grande y bello”. De este modo, le hicieron el funeral más exuberante que se ha hecho. Estas cosas pasan en la vida real, conoces a una persona sólo unos minutos y crees que debe ser perfecto, escuchas como otras madres le han dado mejores cosas a sus hijos y crees que tienes a la peor madre del mundo, ves como los famosos se rodean de paparazis y crees que debe ser un ejemplo a seguir, ves cómo son los habitantes que te rodean y crees que el país vecino tiene habitantes más capaces, bellos y plenos, cuando en realidad todo es una invención tuya. Hay un fragmento del texto que me llamó la atención, que dice: “Algunos marineros que oyeron el llanto a distancia perdieron la certeza del rumbo, y se supo de uno que se hizo amarrar al palo mayor, recordando antiguas fábulas de sirenas…” (Márquez, 1968: p: 5). Hay que entender que este llanto es de los pobladores, es parte de la voz de los habitantes que han creado una fantasía similar a un ser extraordinario como lo es la sirena, sólo que le lloraban a Esteban, el hombre de sus ilusiones.
Ilustración de Alan Rolon l Estudiante de 5° semestre de Lingüística
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Imagínate Ofelia Jiménez Montes Estudiante de 3º semestre de Letras Hispanoamericanas Imagínate a nosotros dos en una cabaña que está muy adentro del espeso bosque donde nuestros únicos vecinos son los árboles; ellos, guardianes de nuestros secretos; desde antes de darnos nuestro primer beso, ellos ya estaban abrazando nuestras pasiones. Imagínate la forma en que estamos acomodados en la cama, adoro ese lado tan sugerente que te ocultas, adoro cuando me abrazas por la espalda acurrucándote en mi cuello, tus manos disimuladamente encima de mi pecho, puedo sentir tus labios y tu amor haciéndome todo lo que los demás no van a poder hacer nunca, enloqueciendo de placer, necesitaría un día más allá del infinito para dejar de pensar en la electricidad de tu cuerpo. Eres tan poco discreto cuando estás rozando las puntas de tus dedos en mis muslos, tu sonrisa no logra ocultar todo el deseo que sientes, mis piernas se entrelazan con las tuyas, los besos se empiezan a hacer húmedos y vaporosos, nuestras pelvis se acercan con cierta brusquedad como buscando algo, el calor se hace sofocante y nos hace suspirar continuamente. Puedo ver en tus pupilas cuánto es que necesitas amarme esta noche y estoy segura que puedes ver cuánto quiero que veas mis pecados. Tus manos flotan de arriba hacia abajo, de un lado hacia el otro y te olvidas del norte, solo sigues tus instintos de cazador, me despejas de mis ropajes y descubres, una vez más, que las personas son más exquisitas en la pecaminosa desnudez. Intento quitarte la ropa, pero tu desesperación te hace brincar al suelo para poder desaparecer todos los elementos que eviten el placer de las pieles al tocarse, eres tan hermoso cuando estás desnudo con toda tu vergüenza, te pones encima de mí y aunque intentas ocultarlo, sé que son esos momentos en que más te sientes hombre y en los que sanas todos sus dolores.
Estamos desnudos, completamente ajenos a todos, alejados, y hasta la más simple pulsera o anillo nos hace sentir incómodos, solo te quiero a ti y a tu piel, frotándonos, sintiendo nuestros latidos acelerados, besándonos todo, besándonos hasta los recuerdos y disfrutando del dulce olor que desprende el humano cuando desea a su prójimo. Te acomodas entre mis piernas con gran familiaridad, me miras seriamente como si fuéramos cómplices de un secreto y con calma entras en mí dándome una suave embestida, gimo y tu escuchas, otra embestida, otra, otra, otra, Otra, Otra tan fuerte que renueva mis entrañas, tan fuerte y profundo que me revuelcas los sentidos, sudamos, tu miembro está perforándome y mi sexo te abraza, pero no es suficiente, puedo ver que necesitas mucho más, me levantas las piernas como si estas fueran ligeras plumas, sigues empujando hasta que las pasiones llegan a su punto final, el clímax se aparece con su elegante y esperada presencia (siempre te dije que el orgasmo era como un rezo, uno trabajaba largo y calmadamente por él y para él, pero cuando todo valía la pena) . Nos recostamos en la cama, cada quien a lado del otro, empapados, cansados, y con una sonrisa, imagínate cómo te digo las frases más dulces, imagínate cómo nos ayudamos a vestirnos nuevamente, imagínate cómo te doy un beso mientras agarro tu usada entrepierna, imagínate cómo nos despedimos para volvernos a ver, siempre dejándote deseando más. Todo esto te lo digo al oído en el bautizo de tu sobrina, me tengo que ir porque tu esposa se acerca con tus hijos, pero puedo ver, por el sonrojo de tu rostro, que te has imaginado todo y que te gustó lo suficiente como para entender que nosotros dos y los árboles sabemos guardar secretos.
Ilustraciones de Alan Rolón l Estudiante de 5° semestre de Lingüística
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Sopa de letras
Laberinto
Sheidy M. Rodríguez Jiménez Estudiante de 5º semestre de Letras Hispanoamericanas
Dionisio Ruizvisfocri Cruz Estudiante de 3º semestre de Letras Hispanoamericanas
Encuentra los símbolos eróticos que se piden:
Sheidy M. Rodríguez Jiménez
Ilustraciones de Alan Rolon l Estudiante de 5° semestre de Lingüística