CONTENIDO
Índice
Lunes 14 de Enero de 2019
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La soflama del día
El Ojo Dominante
por Jesús Adín Valencia
por Brenda Rosales
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Esto es lo que somos: cultura digital
Letronauta
por Wliberto Palomares
por Nadia Contreras
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Revistas literarias en el siglo XIX
por Víctor Gil Castañeda
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Divagaciones de una mente sin reposo por Sugey Navarro
Las opiniones firmadas por sus autores no son responsabilidad de quienes editan este semanario ni de la U de C.
Tomada de la página: www.milanuncios.com
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Sofía Hernández
DIRECTORIO
2013
M.A. José Eduardo Hernández Nava Rector Christian J. Torres Ortíz Zermeño Secretario general Vianey Amezcua Barajas Coordinadora general de Comunicación Social Jorge Vega Aguayo Director general de Información
El Comentario Semanal José Ferruzca González Director Yadira Elizabeth Ávalos Rojas Coordinadora de edición Brenda Rosales Peña Información y corrección Ma. Guadalupe Venegas Peregrina Diseño
e-mail:comentariosemanal@gmail.com
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El Comentario Semanal
Literatura
Lunes 14 de Enero de 2019
El
cartero deshonesto
La poesía como vacuna: Enfermedad de talking de Jair Cortés Por Marco Antonio Murillo
E
l hombre es inseparable de las palabras. Sin ellas, es inasible. El hombre es un ser de palabras. Con esta idea planteada por Octavio Paz en “El arco y la lira” me queda claro que el mundo del ser humano existe por medio del lenguaje. Los objetos comienzan a ser sólo en el momento en que se nombran, tal como el libro deja de ser un objeto a secas en el instante en que nos recreamos en su lenguaje. Jaír Cortés se apropia de las anteriores reflexiones y en su poema “Enfermedad de talking” intenta llegar aún más lejos. Su nueva propuesta para un tema siempre visitado por la poesía como es el lenguaje, no radica en el contenido de su poema sino en la forma, inyectada de una inteligencia pocas veces vista en la literatura mexicana más reciente. No estamos ante un texto que destaque por lo lírico, lo afectivo o sonoro, sino ante un poema que conscientemente viola las reglas del lenguaje para crear uno completamente nuevo. Sólo a través de la poesía, nos enseña Cortés, el “extraño” y “enfermo” mundo de signos en el que vivimos puede ser comprendido. Enfermedad de talking se encuentra construido a partir de experimentos a nivel sintáctico y semántico: Puso incendio para el café, quitó la tapa del cerillo y se sacudió los perros de la cabeza. Escribe Cortés, donde nosotros esperaríamos encontrar: puso el café, quitó la tapa, encendió un cerillo y estornudó. Enfermedad de talking es lo que padece cada idioma al entrar en contacto con otro, pero también es lo que padece el ser humano al comunicarse con otro, por ello Paz no sólo decía que el hombre es un ser de palabras, sino que también las palabras nacen y mueren, como los hombres. Pasando ahora al análisis del poema en sí, comienzo mis intereses en el título: Enfermedad de talking. En una sola frase, Cortés deja patente la inclusión de dos lenguas, el castellano y el inglés: forzados, violando sus propias reglas, pero bien articulados entre sí, de tal forma que no llega a perderse el sentido: enfermedad de estar hablando, se podría traducir. Una enfermedad que ha hallado sus primeros síntomas desde el raro título y se ha extendido por la mayor parte del poema. Una enfermedad que comenzó como una gripe entre dos idiomas y terminó siendo una fiebre entre autor y lector. La trama propuesta por Cortés es sencilla, está avocada a fingir una enfermedad. Todo el universo de ella se cumple en una gripe, mientras se describe –a corazón detenido– cada cosa que rodea al actor principal en lo que prepara su café. Cortés sabe bien que entre emisor y receptor, autor y lector en nuestro caso, hay un abismo que el lenguaje no puede vencer y que está determinado por la visión de mundo de cada individuo. Para mostrar cómo opera éste fenómeno, el autor lo hiperboliza: el universo narratológico del poema es enfermado cuidadosamente, alterando el orden común de los elementos que conforman a las oraciones, sacándonos de nuestro sitio de confort. La ventana de su librero dejaba entrar la caja vieja de zapatos que días antes había visto envuelta en el diciembre agrio tostado del vaso.
Miró su rostro en el cajón: sintió entonces la pintura correr por su latido, ánimo del suelo el de su cuerpo recostado sobre la fina azotea comprada en Venecia./ Preguntó por ella: respondió el toc (tic tac) toc de un pájaro que voló dentro de la licuadora. Intercambio de sujetos, trueque de acciones, mezcla de los sentidos en las oraciones, es lo que podemos encontrar en este fragmento. Es verdad: allí están la ventana, el librero, la pintura comprada en Venecia, el pájaro, el reloj…, pero revueltos en nuestro propio y cotidiano lenguaje; los mismos elementos familiares, ahora revestidos por la sombra de cierto extrañamiento que los ha vuelto diferentes a propósito. Continúa el autor: -No sé más de mí- contestaron las voces terribles de su gripe (…) Es en este verso, acaso metáfora de un segundo estornudo, en el que considero que se marca el momento más crítico del poema. Dotado de una estructura sintáctica “saludable”, no radica en la forma su sentido final, sino en el significado. La enfermedad no sólo ha transformado en objetos llenos de extrañeza a los elementos descritos, sino que ahora el mismo sujeto (en el que irremediablemente me transformo en el instante en que me apropio de su voz), es ya diferente para sí mismo: otro es el yo que se creía saludable, otro es el yo que se sabe enfermo. El sujeto ya no se reconoce dentro de su lenguaje, no es más el ser de palabras que solía, ahora se ha convertido en las voces terribles de su gripe. Todo ello nos causa, como ya he dicho, cierto extrañamiento, nunca repulsión, precisamente porque con estos juegos de lenguaje, el universo descriptivo se vuelve un acto estético, un poema que busca nuevas formas del decir. El efecto final de la enfermedad, que debería ser la muerte de la palabra (ya por romper el pacto de significación), obliga al lector a entrar a un nuevo universo de interpretaciones: mirar lo cotidiano como un acto lleno de posibilidades poéticas. Entonces, no es equivocado pensar que Enfermedad de talking opera como lo haría una vacuna: pequeñas dosis de enfermedad astutamente colocadas en cada verso (los “errores” de lenguaje), mismas que enseñan al lector a combatir en contra de un posible mal de incomunicación. Lo que para el lenguaje llega a ser un problema de interconexiones que imposibilitan que la comunicación se manifieste al ciento por ciento, para la poesía es una ganancia que radica en un intento por nombrar la realidad que las palabras (como dice Paz) no pueden expresar. Por eso, mediante las posibilidades verbales y juegos que ofrece la poesía, comprendemos y hasta alcanzamos a sentir, más que si hubiera sido puesto en términos familiares, lo que Cortés nos quiere decir acerca de la enfermedad de talking que afecta al lenguaje nuestro. Hacia el final del recorrido poético, justo después de un último estornudo marcado por un adiós, en el instante en el que la complicidad entre autor y lector se mira saludable, se hace justa y válida la restitución de la “sintaxis correcta”, el lenguaje total, perdida torre de babel: y ella, de sí volvió otra vez a lo real y contempló la cuchara ciega…
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Literatura
Tópico
Lunes 14 de Enero de 2019
húmedo
La llave y una poeta polaca Por Virginia María Aguirre Cabrera
E
l nombre de Wislawa Szymborska (1923-2012) pasó ante mis ojos como una nube, la encontré volando una mañana en un cielo plagado de libros, de pronto se quedó estática y la observé, jugué un rato a adivinar su forma, su textura. Imaginé el contenido que hasta ese momento yo no conocía. Pensé en todas las metamorfosis por las que había pasado ese cirro hasta convertirse en la figura misteriosa y brillante que tenía frente a mí. Leí de nuevo su nombre y lo pronuncié en un susurro suave: Wislawa Szymborska. Tomé entre mis manos el libro, Poesía no completa, (Fondo de Cultura Económica 2001). Comencé a formular preguntas con un dejo estrictamente invisible, ese tono que sólo el alma logra escuchar: ¿cuántos kilómetros de letras recorrió esta nube para llegar hasta aquí? ¿De qué país es esta nube? Supuse que de uno muy lejano por la forma en que las letras moldeaban su nombre. Decidí sacar el ejemplar de aquel cielo pleno de poetas y llevarlo conmigo a casa. La inmensa figura que horas antes danzaba frente a mis ojos, ahora los habitaba. Supe que la poeta era de origen polaco, nacida en kórnik pero radicada en Cracovia desde niña hasta el final de su vida: Wislawa amó todo de esa ciudad, las calles que sostuvieron sus pasos y los muros que sirvieron para expandir su voz. El título de su primer poema publicado “Szukam slowa” (“Busco la palabra”) fue una premonición y afirmación de su existencia. Supo camuflar muy bien la vida personal dentro de los poemas porque no le gustaba sentirse expuesta, desnuda. A las periodistas Anna Bikont y Joanna Szczesna que reconoció y aceptó como sus biógrafas oficiales les confesó: “es una sensación terrible leer acerca de una misma: pero dado que ustedes han trabajado tanto, de acuerdo, precisemos”. Sin embargo, en ciertos pasajes de su vida, la poeta insistió: “Mi memoria se deshace rápidamente de esas cosas”. Wislawa se cuestionaba acerca de la intimidad: “¿Y si en épocas venideras la moda de desnudarse públicamente fuera cosa del pasado?”, lo que ella vislumbró como posible utopía, hoy es una realidad en la era de las redes sociales; la pregunta de la poeta está llena de verdad. Escribió durante casi de treinta años una columna llamada Lektury nadobowiazkowe (Lecturas no obligatorias), muchas de sus recomendaciones con el correr de los años se volvieron lecturas obligatorias. Siendo ávida leyente, se fijaba en puntos inusuales (pero estratégicos) como los índices de los libros: tal vez, en los títulos de los poemas, cuentos y los capítulos de las novelas, así como en el orden elegido por el autor, encontraba temas de inspiración. Esta prolífica escritora saltó a la fama mundial en 1990, en 1996 ganó el Premio Nobel de literatura, anteriormente había recibido otros tantos en Europa. A Wislawa le tocó vivir “la
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ocupación nazi, el holocausto, la invasión soviética, los años de Stalin, la noche del comunismo, la agonía, la incertidumbre, sus pérdidas. Una vida en un siglo atroz y prometedor”. A pesar de todas esas arrolladoras circunstancias que envolvieron su pluma e incendiaron el siglo XX, la creación de Szymborska mantiene un halo irónico, rozando lo humorístico. En palabras de su coterránea, Elena Poniatowska, quién prologó el libro anteriormente mencionado, Poesía no completa, “La de Szymborska no es una poesía mística; sin embargo, sus poemas tienen la magia de la revelación. Y de la sonrisa”. Wislawa, la poeta polaca que dijo en la rígida y solemne ceremonia del mayor galardón de las letras, el Premio Nobel de literatura, que las dos palabras que tenía en más alta estima eran “no sé”. Las mismas que en los tiempos antes de Cristo había pronunciado Sócrates cuando afirmo “yo sólo sé que no sé nada”. Esos dos sencillos monosílabos, son la llave maestra que abre las puertas del universo del conocimiento y la creación. Todo parte de la nada, del no saber para cuestionar y encontrar. Esas dos mismas palabras me arrojaron aquel día en la Librería del Fondo al magnifico mundo Szymborskiano: “Había una llave y de pronto no hay llave. ¿Cómo entraremos en casa? Quizá alguien la encuentre tirada, La vea ¿y luego qué? Camine, juguetee, la eche al aire como si fuera chatarra”. Espero que “alguien” encuentre por el camino la llave llamada “no sé”, la reconozca, la recoja y le dé uso; espero que esa persona se arroje al fondo oscuro del universo sin miedo y logre conquistar todos y cada uno de los espacios interplanetarios, tal vez, al final, como en uno de los poemas más célebres de Wislawa “los dos monos de Brueghel”, haya un mono encadenado a una ventana soplando las respuestas de todas las preguntas. “Éste es mi gran sueño del examen final: En la ventana hay dos monos encadenados. Detrás de la ventana vuela el cielo y se baña el mar. Es el examen de historia de la gente. Tartamudeo y me confundo. Con la mirada fija un mono, irónico, me escucha (el otro como que dormita), y cuando a la pregunta le sigue el silencio, me sopla la respuesta con un discreto sonido de cadenas.
Literatura
Lunes 14 de Enero de 2019
La
soflama del día
Nada nuevo bajo el sol, esa es la cuestión Por Jesús Adín Valencia (…) Se entretendrá algún exigente en originalidad, quien descubrirá que una idea mía es de Steme o Rabelais, cuando no habrá sido tomada de allí sino de mí mismo, de la primera vez que la dije; en el estado de repetición se parecerá textualmente a la idea de Steme, pero antes se parece a la mía de la primera vez que 1a copié, porque es tan escasa la originalidad que hoy no queda otra que la de primer copista de autor nuevo; «primera copia» es un subgénero sancionado de la originalidad. Macedonio Fernández
E
l eterno retorno: ¿Para qué?, encabeza el capítulo primero del Eclesiastés, donde el sentido de la creación marca inherencia. Resuenan Nietzsche, Milan Kundera, Mircea Eliade. Está claro, múltiples autores han reflexionado ampliamente sobre este libro en su contexto general, quizá porque retrata mejor que ninguno, antes que nadie, la agobiante y espinosa disyuntiva del «buscador de sabiduría»; para el caso, conviene el enfoque al artista, con ese demonio acechante al hombro significado en el empeño de lograr una expresión como no ha sido manifestada. Al capítulo de El eterno retorno: ¿Para qué?, le siguen: El hombre, esclavo de su pensamiento; Cuando se ha experimentado todo; Todo se nos escapa y se nos escapará; No hay valores absolutos; El hombre, enfermo de eternidad, son algunos que guardan máximas variadas como (…) El ojo no termina de ver, / el oído nunca terminará de oír, pero lo que pasará es lo que ya pasó, y todo lo que se hará ha sido ya hecho./ (…) Me dediqué a ver dónde están la sabiduría y la ciencia, la estupidez y la locura (…) / Pues en mi búsqueda de la sabiduría me había entregado a los placeres del vino (…) mientras más se sabe, más se sufre (…)», y leyéndolo nos parece inevitable recordar, por ejemplo, a la belleza y su comparación con el vino, en palabras
de Baudelaire, o el memorable íncipit de Rimbaud para Una temporada en el Infierno. Ajeno a próceres malditos pudiera el Eclesiastés conformar una especie de breviario sagrado, incluso advertencia, para quien osa la aventura de pasar la vida creando sólo para construirse una estatua personal tipo Ozymandias, como efigie que Ciorán degrada y destina al fracaso. Incluso mientras discurro el tema, parece agobiante no aportar nada nuevo bajo el sol porque ¿cuántos individuos de mayor bagaje, doctos en verdad, no habrán deliberado ya sobre el tema? Muchos, innumerables veces, por supuesto. Pero ¿todo está escrito bajo el sol? La diferencia entre creación y creación está -a manera de respuesta paliativa- en el orden de las ideas, los recursos empleados, la expresión en sí. Cómo se cuenta, se plasma y se transmite el mensaje marca la pauta, el sello distintivo. Un argumento: La derivación literaria dada en el Soneto 59 de Shakespeare con respecto al Eclesiastés, toma en esencia la postura del artista agobiado ante los impedimentos de la singularidad: Todo ha sido dicho; nada nuevo hay bajo el sol. Endecasílabo tras endecasílabo salta la reflexión del poeta y dramaturgo sobre lo vacía que pudiera resultar la creación reciente comparándola con el alumbramiento de un segundo hijo idéntico al anterior, o a muchos anteriores creados por otros. Si nada es nuevo y todo antes ha sido/ ¿No es vana ilusión de nuestro ingenio/engendrar novedosas invenciones /cuando alumbra criaturas ya nacidas? El mismo soneto alude a la «revolución semejante» entre el presente (lo pretendido novedoso por el autor) y el pasado. ¿Hacia dónde irán las vanguardias para no repetirse? Considerar la ostentación de un ingenio que no es tal adquiere insustancialidad. Lo recomendable es expresar y ya, no sin conocer lo hecho para no caer en el plagio involuntario, por ignorancia. Debemos tener presente que toda vida cuenta una historia, por mínima, por ordinaria que pudiera
parecer o preverse, habrá algo que la haga proclive, sea irrepetible o no, a compartir determinada vivencia con el resto de la humanidad. No hay experiencia de vida que no amerite de expresión ya sea directa o mediante la intercesión de alguien. El arte cumple la función de vía, orienta y va de la mano con el espectador, quien, como refiere la propia biblia en capítulo 9:7, del mismo Libro en mención:Aprovecha el momento presente; cuya locución latina del poeta Horacio, Carpe Diem, mencionaremos de paso, fue citada por el personaje de Robin Williams en la Sociedad de los Poetas Muertos, durante una clase de literatura. El artista plasma el momento presente, atento a la voz dictante de una vena tradicional. Y esa vena carga el ADN que le ha dado forma y razón de ser. Aunque hoy en día pareciera que hay licencia para la escritura derivada, la reciclada, las adaptaciones, elfan fiction y demás, siempre habrá muchos lectores - me incluyo en ese grupo- exigentes de originalidad, aunque todo haya sido.
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Literatura
La
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raíz en la lira
María Luisa Bombal, la naturaleza de lo femenino Por América Femat Viveros Mi pueblo está destruyéndose por la falta de conocimiento; por haber tú rechazado el conocimiento, yo también te rechazaré a ti. Hosea
T
radicionalmente se ha favorecido los aspectos masculinos sobre los aspectos femeninos. Subestimando y anulando cualidades como la intuición, el misticismo, la fertilidad; entre otros. En la antigüedad existían Diosas que portaban estos atributos y estaban vinculadas con la ecología, la naturaleza, el ocultismo; etc., podemos mencionar a la Diosa Cibeles de Frigia, Diosa que nombraron los griegos madre de todos los dioses importantes, a ella se le conferían todos los elementos y cualidades de la naturaleza, como la propia fuerza creadora. También, dentro de la historia mítica podemos encontrar a otras divinidades como Artemisa, Ceres, Afrodita, Atenea, Deméter; por mencionar algunas.1 En la literatura existen genios creadores –sobre todo autoras– que han descifrado y revelado a través de su pluma y su voz, los aspectos femeninos, mostrándolos como fortalezas en lugar de debilidades. Construyen con la habilidad de su pluma, historias pletóricas de vida –como el vientre de una futura madre–, así develan las contradicciones de nuestro tiempo. Una de las escritoras relevantes en el tópico que porta muy bien este estandarte, es la enigmática María Luisa Bombal, escritora chilena, nacida en 1910, autora de dos novelas y cinco cuentos. La escritora desarrolla un discurso simbólico, intimista, fantástico, además de ser una valiente pluma que denuncia el sometimiento de las mujeres en el sistema masculino hegemónico. El uso de símbolos que aluden a la imaginación, a la fantasía, pero sobretodo, a los aspectos femeninos propios de la mujer como poseedora y gobernante de la naturaleza, son aspectos que le confieren poder para transformar su mundo y liberarse de los cánones sugeridos por la sociedad androcentrista.
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Bombal fue gran amiga de Pablo Neruda, se dice que fue él quién la impulsó en la esfera literaria. Algunas de sus obras son: “La última niebla”, “El árbol” y “La amortajada”. En ellas se ven favorecidos los aspectos femeninos y su relación con la fuerzas creadoras de la naturaleza. Lo interesante es ver como sus personajes –esencialmente mujeres– experimentan una metamorfosis, poco a poco van apropiándose de los espacios que el mundo del hombre aparentemente niega u olvida; todo ello gracias al reconocimiento de sus protagonistas con la naturaleza. (…)El agua alarga mis formas que toman proporciones irreales. (…)Su cuerpo me cubre como una grande ola hirviente, me acaricia, me quema, me penetra, me envuelve, me arrastra desfallecida. La última niebla. (…) ¡Qué lejos se ha retirado el mar! Brígida se interna en la playa adentro hacia el mar contraído allá lejos. El árbol. Es así que las mujeres de sus historias pueden resignificarse; es la mujer con el cuerpo, la mujer y su sexualidad, la mujer y su sabiduría intuitiva, la mujer y su imaginación; incluso, en la dualidad salvaje de su rebeldía. Cualidades íntimas de su expresión narrativa que le confiere fuerza y sentido al uso repetido de símbolos dentro de su obra, por lo que es importante la connotación de cada uno de ellos, para resolver la encrucijada entre los aspectos masculinos y femeninos que la autora nos propone, dándonos una lección profunda y denotativa del mundo. (…) ¿Era preciso morir para saber ciertas cosas? Ahora comprende también que en el corazón y en los sentido de aquel hombre ella había hincado sus raíces; que jamás, aunque a menudo lo creyera, estuvo enteramente sola(…) La amortajada. María Luisa Bombal en sus obras, rompe con los estereotipos, me parece que va proyectando un nuevo escenario donde la mujer sumisa ante el hombre carece de fuerza y personalidad; pero va transformándose al apropiarse de los símbolos y de los espacios
que le confieren la naturaleza. En su novela “La última niebla” es precisamente la niebla, el recurso simbólico para transfigurar su realidad, rompe con el tiempo creando nuevos espacios. (…)Una sutil niebla ha diluido el paisaje y el silencio es aún más inmenso. (…) Desciendo la pequeña colina sobre la cual la casa está aislada entre cipreses, como una tumba, y me voy bosque traviesa, pisando firme(…) La última niebla. Habríamos de revisar con más detalle cada una de sus obras para poder hablar de sus múltiples símbolos a los que la escritora alude; por ahora debemos soportar el espacio que la página nos procura, dejando en el lector una invitación para que acuda a la obra de esta relevante escritora, poseedora de un estilo poético y alegórico muy particular. Bombal se descubre como aprendiz del mago o más bien como sacerdotisa, poseedora de una fuerza creadora –la naturaleza–. (…)Y eso era la vida. Se acercó a la ventana, apoyó la frente contra el vidrio glacial, Allí estaba el gomero recibiendo serenamente la lluvia que lo golpeaba, tranquilo y regular(…) Eso era la vida, y había cierta grandeza en aceptarla así, mediocre, como algo definitivo, irremediable. El árbol. Mucho se ha privilegiado el aspecto racional y material del hombre, es momento de regresar un poco de equilibrio y de conocimiento al mundo. Es así, como en medio de este naufragar por aguas pantanosas, siguen intoxicado la verdad, pasando por alto y subestimando la virtudes de los aspectos femeninos. Todavía en tiempos posmodernos parecen insalvables. Pero como a cada pro le corresponde un contra; pues han surgido diversas voces, valientes plumas de escritoras que rescatan con valor y decisión la dicotomía mal entendida y distorsionada que existe en el mundo. __________
En “Ovidio Metamorfosis, la casa del jabalí de Calidón”, se menciona que Eneo ofrendó a Ceres –diosa de la agricultura–, por la prosperidad de un año, los primeros granos de su cosecha.
Literatura
Lunes 14 de Enero de 2019
Esto
es lo que somos: cultura digital
Las mujeres comenzaron a leer y se emanciparon Por Nadia Contreras
C
descartemoselrevolver.com
omencé a leer, lo que significa leer, en la secundaria. Ya les he contado esa anécdota, pero en síntesis, mi primer libro fue La amada inmóvil, de Amado Nervo. Para hacer uso efectivo de mi voz, que como saben, es muy potente, me pidieron declamar el poema “En paz” pero tuve la fortuna de que la directora del plantel, en lugar de la típica copia del texto, me facilitara el libro. Por supuesto, éste es uno de mis encuentros más afortunados, dichosos, que años después me salvaría la vida; de ahí que el lema de la editorial que dirijo sea “Leer para vivir”. Para entonces, desconocía por completo, lo que los libros significarían en mi vida, porque una cosa es leerlos y otra cosa es escribirlos. Virginia Woolf decía que para “leer bien un libro hay que leerlo como si uno lo estuviera escribiendo”. Esto me sucedió mucho después, cuando además los libros, se transformaron en una especie de escudo contra el temor que aún le tengo al mundo, las relaciones personales, el diálogo cotidiano. Cada vez menos, pero son tres cosas, con las que debo luchar día a día. Pero volvamos a los libros, esos objetos en nuestras manos, el olor, el sonido al pasar de hoja, o pensemos en los libros que de manera digital o electrónica, llevamos a los viajes. ¿Quién iba a pensar que podríamos llevar en un aparato toda una biblioteca, revistas, periódicos?
Quienes leemos y al mismo tiempo escribimos, investigamos, editamos, diseñamos, esto es una maravilla. Las mochilas y los bolsos de mano se sienten ligeros, pero ahí, dentro de estos, está la oficina, absolutamente todo. Diría que la vida misma y el amor, sin embargo, es mucho atrevimiento. Independientemente del libro que se lea, físico o electrónico, pienso que es uno de los mayores placeres. Un placer, por supuesto, ganado a pulso, y más si lo vemos del lado de las mujeres. Si nos ponemos a revisar diversas fuentes relacionadas con la historia del libro, nos damos cuenta que leer era una actividad que correspondía al varón y más o menos, a partir del Siglo XVII, se extiende hacia las mujeres; en habitaciones, en círculos pequeñísimos, realizaban sus lecturas, algo que efectivamente ajustarán a un horario estricto sin interrumpir, para nada, sus actividades domésticas. Este hecho, es muy importante, y ahora lo rememoro cada vez que abro un libro. ¿Qué implicó que la mujer se diera la oportunidad de leer? En el libro Mujeres y libros. Una pasión con consecuencias, de Stefan Bollmann [Versión electrónica, 2018], los explica de la siguiente manera: “Leer es la primera forma de independencia, una primera conquista de privacidad donde la mente es libre, donde maridos y padres quedaban al margen de las nuevas vidas y experiencias que ofrece la lectura”. Era el inicio de toda una revolución.
Hay en este mismo libro, un pasaje que me hizo soltar la carcajada. ¿Cuáles son las consecuencias de que las mujeres leyeran? Reproduzco la cita completa: En 1789, el año de la Revolución francesa, la revista Hannoversche Magazin consta en una suerte de estudio empírico que una lectora de novelas es capaz de describir con lujo de detalles el aspecto del héroe de una obra que le gusta, aunque el escritor no dé ningún testimonio al respecto. El redactor expresa la conclusión en una pregunta atemorizada: “Esta imagen creada por su imaginación, con la que se acuesta por la noche y se levanta por la mañana, ¿acaso no es igual de peligrosa, igual de perniciosa que un amante secreto”. Asusta la ficción, ese mundo “alterno” que las mujeres podían crear; incluso, lejos del yugo familiar. Porque en esa época, como en la actual, ¿quién niega el yugo? Desafortunadamente, no muchos. De todo lo anterior, me quedo con una palabra maravillosa: “Libertad”. Porque en efecto, la lectura es libertad. Libertad para elegir, a través de los libros, ese otro mundo. Hay un poco de romanticismo en esta idea, que si profundizamos más en la historia, la de las mujeres y los libros, veremos transmutada poco a poco. La libertad también proporcionó a nuestras incipientes y lectoras consagradas, una visión, una postura ante los cambios sociales, culturales y políticos. Como dije, una revolución, que aunada a otras muchas, incorporó a la mujer a una sociedad productiva, competitiva y política del país. Como dije, el acto de abrir un libro, tiene su historia. No fue tan sencillo, como tampoco, lo es ahora la revolución, esa emancipación, que sorteamos las mujeres dedicadas, en este caso, a la literatura.
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Literatura
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Revistas literarias en el siglo XIX (Tercera parte)
Por Víctor Gil Castañeda Revistas literarias en el siglo XXI
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ecién iniciado el tercer milenio, o siglo XXI, la Facultad de Letras y Comunicación volvió al mercado editorial con Interpretextos, órgano informativo de las humanidades y las bellas artes. Sus primeros seis números fueron impresos, pero a partir de noviembre del 2012 se convirtió en revista electrónica. Su coordinadora editorial es la maestra Abelina Landín Vargas. También electrónica es Fumarolas, órgano informativo de la Dirección de Arte y Cultura de la Universidad de Colima, que dirigió el maestro Bernardo Santacruz. Hasta el momento lleva más de seis años de duración. Publica de todo: cine, teatro, poesía, cuento, análisis, política cultural, ciencia, ensayos, etc. Fenómeno similar ha ocurrido con la revista Extensión, de la Coordinación General de Extensión Universitaria, que dirige Marco Antonio Martínez Meléndez. Es una revista dedicada a la divulgación de las bellas artes y las actividades académicas. El tercer milenio vio nacer Atlaltépetl, que significaría: “El que da la vida a la región”. Es el órgano informativo de la Academia Colimense de Filosofía y Ciencias, A.C., que preside el maestro Leopoldo Barragán Maldonado. Una revista regional de filosofía que incluye análisis literarios y textos de creación poética, con el fin de difundir la actividad humanística de esta zona geográfica. Es impresa en colaboración con la Asociación de Trabajadores Culturales “Guillermo Jiménez” A.C. También vimos nacer en el 2002, Tragaluz, de circulación nacional y bajo la dirección general de Carmen Villoro. El consejo editorial, por parte del estado de Colima, fue integrado con los escritores Rocío Aceves Orozco, Avelino Gómez Guzmán, Marina Saravia González,
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Verónica Valenzuela, Jorge Vega Aguayo y Flavia Vergara Castillo. Una excelente revista dedicada a la divulgación de la poesía, la narrativa, el ensayo, la crónica y las bellas artes. Fue apoyada por reconocidas instituciones culturales y educativas del país. Por estos años del tercer milenio, la prestigiada revista Tierra Adentro, patrocinada por el Conaculta, fue dirigida desde el estado de Colima por el poeta e historiador Víctor Manuel Cárdenas Morales, que ha ganado en tres ocasiones el premio nacional de poesía. Fue acompañado, como director huésped, por el dramaturgo, cuentista y director de teatro, Rubén Martínez González. Asimismo, surgió Gaceta, patrocinada por la Universidad de Colima y bajo la coordinación editorial del periodista Roberto Guzmán Benítez, catedrático de la Facultad de Letras y Comunicación, exdirector del periódico El Comentario. Su contenido estuvo enfocado a todas las áreas informativas del quehacer universitario; literatura, bellas artes, ciencia, deportes, docencia y nuevas tecnologías. Trafalgar también tuvo su origen en los inicios del tercer milenio. Estaba dedicada a la difusión de la literatura y las bellas artes. Tuvo en su comité editorial a los intelectuales Rafael Mesina Polanco (poeta y artista visual), César Anguiano Silva (novelista y poeta), Alberto Llanes Castillo (cuentista) y Jaime Velasco Chávez (director de teatro y actor). Borrón y Cuenta Nueva también vino al mundo en este tercer milenio. Es el órgano informativo del Taller Literario de los Pensionados y Jubilados del SNTE. Son apoyados por la Secretaría de Educación del Gobierno del estado de Colima, así como por sus sindicatos respectivos. Entre sus coordinadores están Hebert Sánchez Polanco (poeta y cuentista), Salvador Olvera Cruz (cronista y periodista), José Rosales Alcaraz (cuentista, compositor y periodista cultural).
Revistas colimenses de información general en el siglo XXI En la primera década del siglo XXI apareció Crónicas Mexicanas, órgano informativo de la Asociación Mexicana de Cronistas de Ciudades Mexicanas, A.C., cuyo representante para el estado de Colima, en ese entonces, era Juan Delgado Barreda. Igual inicio tuvo Majaramonda. Vamos al centro, editada por la Escuela de Filosofía de la Universidad de Colima, que en sus primeros números fue impresa, pero ahora se distribuye vía electrónica. Otro nacimiento que tuvo el Registro Civil Editorial fue con Colima es…tu historia, tu tradición, tu espacio. Es editada por Impresos Serrano, con el objetivo de promocionar los negocios, tiendas departamentales, comercios y servicios que ofrecen los profesionistas de la entidad. En ocasiones incluye crónicas, leyendas y relatos populares. Por esa época, el puerto de Manzanillo dio a luz una revista denominada Gaceta Porteña, órgano informativo del Archivo Histórico del Municipio de Manzanillo, bajo la coordinación del poeta y cronista Horacio Archundia. También surgió West Review, especializada en temas de publicidad, diseño gráfico, tecnologías de la información, comercio y anuncios varios. Su director general fue Juan G. Moctezuma Castellanos. Entre sus colaboradores estaban Carlos Martínez Durán, videoasta y comunicador que trabajó para el Centro Universitario de Video Didáctico y Televisión Educativa (Ceuvidite). Era impresa por Oeste Editores y tenía un tiraje de 4 mil ejemplares mensuales. Por esos años vimos circular la revista Casa Hogar Niño Sergio, bajo la dirección del periodista y profesor Felipe Cortés Campos. Él es miembro de la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores, así como del Círculo Cultural Colimense. La revista es el órgano periodístico del Patronato de la Colonia Infantil “Niño Sergio, A.C.” Está afiliada
Literatura
Lunes 14 de Enero de 2019 a las Organizaciones No Gubernamentales y al Centro Mexicano de la Filantropía. También aparece registrada en la Gran Fraternidad Universal, así como en la Fundación “Serge R. de la Ferrière”, con sede mundial en Caracas, Venezuela. Sus objetivos son filantrópicos, humanístico y de asistencia social para los menores de edad. Impulso fue una publicación mensual de circulación regional que también apareció a inicios del tercer milenio. Su director general fue Cuauhtémoc Arellanos Vargas. Entre sus colaboradores estaban Claudia Camberos (artista visual y escritora), Gabriel Moctezuma Castellanos (periodista), Víctor Uribe Clarín (diseñador gráfico y coordinador editorial de la Secretaría de Cultura). La información que manejó estuvo enfocada a lo comercial, el mundo del cine, las letras, las bellas artes, el comercio, los anuncios publicitarios y el turismo. La revista Rectoría tuvo una nueva época en estos años y la vimos renacer como órgano de información oficial de la Universidad de Colima. Su propósito fue dar a conocer lo sucedido en las sesiones del Consejo Universitario y dependía, para su impresión, de la Secretaría General de la misma institución. La Universidad Pedagógica Nacional, sede Colima, no se quiso quedar atrás y dio a la luz la revista Plana de Garabatos, también en su nueva época,
leviatan.mx
con el propósito de ser un puente entre los profesionales de la educación. Su director general fue el escritor Rubén Martínez González. Entre sus colaboradores estaba el poeta Guillermo Ochoa Rodríguez. El impreso contenía información sobre la promoción lectora, textos literarios, material didáctico y pedagógico. La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Colima lanzó su propia revista denominada Cátedra, con una periodicidad cuatrimestral. El consejo editorial estuvo integrado por catedráticos del plantel y escritores invitados como Daniel Peláez Carmona (historiador y
exdirector del diario El Comentario), Sergio Venancio Oseguera (ex Jefe de Información en el diario Ecos de la Costa), Miguel Chávez Michel (expresidente de la Asociación Estatal de Cronistas), Manuel Salvador González Villa y Josué Noé de la Vega Morales. En la segunda década del tercer milenio apareció la revista electrónica Ometéotl, hecha por colimenses y otros artistas mexicanos. Incluye material informativo variado; literatura, cultura prehispánica, ecología, medio ambiente, medios de comunicación, antropología, bellas artes y educación. La revista Espacio apareció con el número 25 de edición, en los meses septiembre-octubre del 2012. Está dedicada a la infraestructura, turismo y comercio. Su director es el arquitecto Héctor Pablo Silva Granados. Los fotógrafos Rafael López Munguía, Omar Ceballos Méndez y Sergio Tapiro Velasco. El diseño es de César Robles Moreno. La asesoría jurídica de Luis Álvarez Iglesias. La corrección de María Gabriela Chávez Nava. Colaboradores: Cristina Arreola Márquez, Bernardo Celis Vargas, Alejandro Carbajal Beber, entre otros. Debemos mencionar la revista Palomas al viento del Instituto Colimense de Universitarias, A.C. Igualmente la revista de Ciencia, Deporte y Cultura Física, que empezó a editar la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Colima.
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Fotografía Fotografía
Lunes 7 de Agosto de 2017
El ComEntario SEmanal
Lunes 14 de Enero de 2019
Libres
Por Dorian Torres Barajas
a dinámica semanal del Club fotográfico Colima, fue elegir su mejor foto del año 2018; El objetivo de esta actividad es ser crítico con tu trabajo, tomar en cuenta el mensaje de tu imagen, composición, creatividad y de esta forma depurar tu portafolio fotográfico, para concluir los detalles a mejorar en trabajos siguientes. Siempre debemos seguir innovando , dejar una tendencia en tu trabajo para destacar, salir de la rutina y experimentar cosas buenas y sobre todo conocer todas las ramas fotografías intentando encontrar el área que te apasiona.
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El Club Fotográfico de Colima les desea un feliz año, llenos de proyectos y muchos Clicks
Adan Diaz Corro.
Francisco Bueno.
Juan Carlos Marquez.
10 10
Adrian Madrigal Llamas.
Dorian Torres.
Alma Delia Chavez.
Ricardo Nieto.
Libros
Lunes 14 de Enero de 2019
Habitaciones compartidas, el sufrimiento de la transexualidad:
Rogelio Guedea
**El escritor colimense relata el argumento principal de su obra que fue reconocida con el Premio de Novela “Albert Jovell” 2018 Por César Barrera Vázquez
R
ogelio Guedea, escritor, poeta y ensayista colimense, expone que la línea argumental de su novela Habitaciones compartidas, reconocida con el Premio de Novela “Albert Jovell 2018, es visibilizar el sufrimiento de las personas que buscan cambiarse de sexo y, de esa forma, exista una mayor tolerancia. “La persona que vive en un entorno tan hostil a eso, pues obviamente los heterosexuales no lo viven, pero la gente que vive una situación de opresión, que no puede sacar su verdadera identidad sexual, hombres y mujeres, realmente sufren”. La Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC) entregó el “Premio de Novela Albert Jovell 2018″, en su cuarta edición, al escritor mexicano Rogelio Guedea por su obra Habitaciones compartidas, quien lo recibirá el 14 de diciembre en España. Esta novela, que es una novela corta y que viene de una trilogía. La primera es vidas secretas, la segunda novela es El último desayuno y la tercera es Habitaciones compartidas. Esta es la primera trilogía de novelas cortas de Rogelio Guedea. “Este premio me pareció particularmente interesante –detalla el escritor colimense--porque no te pedía un número mínimo de páginas y aparte tenía que ver con asuntos de médicos. Esta novela tiene que ver, de cierto modo, con un tema relacionado con la salud mental. El personaje principal tiene un trastorno de ansiedad muy fuerte; este personaje que ya forma parte de esta trilogía”. La historia principal, explica Rogelio Guedea, trata sobre una persona que se va a Nueva Zelanda con su familia, su mujer y sus dos hijos. Al cabo de un par de años, este cuate decide convertirse en mujer. Esto creo un ambiente demasiado
hostil y, por momentos, hasta sórdido. Apunta que la novela es una exploración de las relaciones entre parejas y, esencialmente lo que pasa con una mujer que está casada con un tipo que sufre una pesadilla, al vivir una identidad de mujer siendo hombre. Roque, el personaje principal, ayuda a este profesor universitario que llega a Nueva Zelanda y que, después de un tiempo, decide que quiere ser mujer. “Yo quería plantear toda esa complejidad que conlleva tener una situación de esa naturaleza y, al mismo tiempo, todo lo que implica estar en el extranjero, en Nueva Zelanda. Y es tomar cosas de vida real y jugar un poco con ellas. He jugado un poco con mi identidad autoral y con la identidad del personaje que tiene muchas cosas mías, pero que no soy”. Aclara que Roque, el personaje principal, es profesor universitario y da clases en el mismo departamento donde yo doy, aunque su biografía es muy distinta a la suya: la pareja del personaje se ha divorciado y luego se reconcilian, y Rogelio nunca se ha divorciado de su mujer. “Es como entrar en estos territorios de la pareja y, también, atendiendo este caso, de este personaje, que si planeó eso y se llevó su familia o no lo tramó. O si la circunstancias por estar en el extranjero, por estar en otro país, lo obligó…”. - Es un tema muy controversial y, que de cierta forma, ya comienza a incidir en el debate público y en el ámbito legislativo. - Es un tema muy novedoso. Y estamos viendo que las comunidades LGTB se están abriendo y buscando ser más reconocidas y que haya más tolerancia en torno a los derechos que tienen. En México obviamente está muy en ciernes. En Nueva Zelanda, en cambio, en la vida
real esta persona ya es mujer. “Pero lo ha hecho en una transición -agrega Rogelio Guedea- que ha sido dramática para la familia de él. Porque él es una mujer que le gustan las mujeres. Entonces él sigue amando a su mujer. Es una mujer homosexual, y pues ella no quiso porque se casó con un hombre; ella era heterosexual, aunque él era mujer atrapada en un cuerpo de hombre”. Rogelio Guedea expone que hay un escritor que antes era Antonio Guadarrama y ahora es Sofía Guadarrama, quien relató en Facebook una historia que le sucedió y la cual le sirvió bastante. El escritor colimense refiere que en el caso del personaje de la novela de Habitaciones compartidas tuvo que tener sesiones con psicólogos para poder alcanzar esta transición de hombre a mujer. “Es toda una serie de programas psicológicas para que se dé cuenta que no es sólo una obsesión ni una idea que se le metió, sino que es más profundo”. Y explica que cuando comienzan hacer la transición también implica un proceso arduo, en el cual se viste y pinta como mujer, cambia su situación hormonal, y si después de dos años de mantener estos procedimientos la persona es feliz, sigue la intervención quirúrgica para el cambio de sexo. “Si no imagínate, las personas que han hecho eso y al final del día se arrepienten, porque se dan cuenta que era una obsesión nada más, que era una idea; en el trastorno obsesivo compulsivo hay fijaciones así. Puede que sea eso, no realmente que seas una mujer dentro de un cuerpo de hombre”. Finalmente, Rogelio Guedea precisa que Habitaciones compartidas visibiliza el dolor psicológico de la transexualidad y, por medio de la literatura, se manda un mensaje de tolerancia que es indispensable para la sociedad.
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Creación
Lunes 14 de Enero de 2019
Letronauta
Año nuevo, vida… ¿nueva? Por Wilberto Palomares
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ño: es el tiempo que trascurre entre dos pasos consecutivos de la Tierra por un mismo punto de su órbita, tomando como referencia a las estrellas. Generalmente usado por los astrónomos, su duración es de 366,255936 días siderales. Equivale a 365, 256363 días solares medios (365 días 6 horas 9 minutos 9,7632 segundos). Así es como la ciencia trata de explicarnos qué es un año, más allá de ser una unidad de medida básica. Pero nosotros, los no científicos, no sabemos de años siderales, órbitas espaciales imaginarias ni de la velocidad a la que se expande el Universo. Tampoco sabemos de años draconíticos, ni que a Plutón le toma 247 años y 256 días hacer lo que nuestro planeta en solo 365. No sabemos que el calendario que usamos a diario desde hace 500 años se llama Gregoriano por su principal promotor,
el Papa Gregorio XIII. Lo que sí sabemos es que cada 365 días hay que celebrar. Cerrar ciclos; olvidar viejos amores; perdonar rencillas de las que ni siquiera recordamos el inicio; saldar deudas con los bancos, llamarle a la tía a la que nunca le hablamos, acaso para confirmar que sigue viva y adoptando gatos callejeros. Cuando cambiamos de año, cambiamos de vida. Año nuevo, vida… ¿nueva? El ciclo del calendario cambia, pero nosotros seguimos siendo los mismos. A pesar de las 12 promesas que nos hicimos a la medianoche del 31 de diciembre, con cada campanada, con cada uva, con cada abrazo y con cada beso; seguimos siendo los mismos. Ahí es donde radica la magia, porque aunque abandonemos el gimnasio a finales de enero, dejemos la comida sana en febrero y regresemos al cigarrillo a principios de marzo, el cambio de año nos deja dibujarnos un futuro, uno mejor. Uno donde podemos ser mejores.
No importa los propósitos que te hiciste, todos llevan tatuada la promesa de convertirnos en mejores personas. Quizá lo logremos, quizá no, quizá iniciemos y abandonemos el esfuerzo, pero el deseo de ser mejor está ahí y nos acompañará con fuerza cada día, aunque sea sólo un par de meses y para abril ni siquiera recordemos dónde recibimos el año nuevo. Nosotros, los no científicos, no sabemos que La Tierra gira alrededor del Sol describiendo una órbita elíptica, a una velocidad media de 29,8 km/s. Tampoco que le toma a nuestro planeta 24 horas girar sobre su propio eje a una velocidad aproximada de 1,700 kilómetros por hora… pareciera que el día y la noche tienen prisa. De lo que sí sabemos es de contar los días, de empezar de nuevo, sacudirnos el polvo y continuar viviendo, aunque sigamos siendo los mismos y el único cambio sean las hojas del calendario. Feliz año nuevo.
Mural de Diego Rivera refleja el momento más esplendoroso de la cultura
L
a obra “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” del muralista Diego Rivera, además de condensar la historia de México, cuenta su propia historia en un lienzo de 35 toneladas de peso. Albergada por el Museo Mural Diego Rivera del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el cual se construyó para resguardarlo, así como para presentar diversas exposiciones que se desarrollan al año, puede ser visitada de martes a domingo. El mural de más de cuatro metros de ancho por poco más de 15 metros de largo, es considerado una de las obras artísticas más admiradas del país, tanto por mexicanos como por turistas, en el cual Diego Rivera refleja el momento más esplendoroso de la cultura,
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indicó un comunicado. Fue iniciado en 1947 y es una de las piezas artísticas más reconocidas de Diego Rivera en la actualidad: Al centro está la icónica Catrina, pero junto a ella múltiples personajes de la historia mexicana, quienes coinciden en un mismo contexto: la Alameda Central. Entre ellos destacan Hernán Cortés, Fray Juan de Zumárraga, Sor Juana Inés de la Cruz, Antonio López de Santa Anna, Benito Juárez, Maximiliano y Carlota de Habsburgo, quienes ilustran las diferentes etapas de la historia de México, desde la Conquista hasta la modernidad. “La composición son recuerdos de mi vida, de mi niñez y de mi juventud, y cumbre de 1895 a 1910. Los personajes del paseo sueñan todos, unos
durmiendo en los bancos y otros andando y conversando”, precisó en su momento el autor de la obra. El mural inicialmente fue una pieza para el salón comedor del Hotel del Prado, sin embargo, antes del sismo de 1985, el cual destruyó el inmueble, fue trasladado al vestíbulo del hotel, para lo cual se le construyó una estructura metálica, traslado que lo salvó, porque el restaurante quedó en ruinas. Otro gran inmueble se derrumbó durante aquella catástrofe frente al Hotel del Prado, el Hotel Regis, a este punto fue trasladado en diciembre de 1986, es decir, un año después, mediante una labor que requirió cerca de 12 horas y la participación de más de 300 trabajadores. (NOTIMEX)
Creación
Lunes 14 de Enero de 2019
Perspectiva
adolescente
Platón de lentejas Por Naomi Arelí Villafuerte Martínez*
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unca me gustaron las lentejas. Mamá siempre las hacía los lunes por la tarde, y cada vez las recibía con cara de asco. Ahora que las veo frente a mí, en mi plato de comida, junto con una tortilla remojada, una especie de verdura que en mi vida había visto y algo parecido a pudín con un aroma bastante extraño, las anhelaba más que nunca. Y pensar que hace un par de horas me encontraba frente a una de las figuras más importantes de la ciudad, y las únicas palabras que tuvo consideración de dirigirme fue “largo de mi vista”. Tenía tanto que decir, pero como cada vez, el aparato metálico arraigado a mi columna vertebral, no me lo permitió. Una corriente eléctrica se liberó a través de mi espalda. Joder, ¿por qué diablos tengo que tener encima esta porquería? El mundo no necesita héroes, número 27RV. La gente no necesita ser salvada, necesita alguien con quien acompañar su comida rápida un sábado por la noche, noticias escandalosas y atractivas que devorar, el estreno de la misma película con diferente nombre y conciertos donde se tocan las mismas canciones con distinta letra, estándares de vida tan altos que cada vez que se esté a punto de alcanzarlos, vuelvan a subir. Es simple, sólo necesita ser entretenido hasta que, eventualmente, muere. Desde niño soñaba con liberarme de este maldito aparato. Con poder salir a la calle y hablar con la hija del florista que siempre huele a rosas, insultar al maestro que me hizo repetir la materia, confesarle a la tumba de mi abuela que efectivamente, yo me había comido las galletas aquella vez. Pero no se nos permitían palabras ni acciones impulsivas, no con este collarín encima. Así que me resigné a soñar con mi cumpleaños 35, cuando finalmente sería retirado. Conforme fui creciendo, y después de ser atacado por un grupo de personas que ya habían pasado la mayoría de edad y no poder defenderme, decidí comenzar a estudiar el artefacto que desde que tenía memoria,
yacía sujeto en mi cuello. De esta manera dediqué mis tardes y noches por años, hasta que una noche, lo logré. Había desactivado las continuas descargas eléctricas que me atormentaban cada que pensaba hacer o decir algo impulsivo. Era la primera vez que lo quitaba y al hacerlo, podría jurar que tocaba las nubes con la punta de mis dedos. El encanto no duró mucho, puesto que tuve que volver a ponerlo si no quería levantar sospechas. Maldecía en voz baja a los de la “edad de oro”, las personas entre 35 y 75 años que podían expresarse con libertad y gritar a los cuatro vientos si les placía. Todo por ser considerados “maduros” y “con experiencia”, a diferencia de los menores, y “menos habladores” que los mayores, que no hacían más que añorar los viejos tiempos en silencio. Me parecía tan poco justo ser la única persona fuera del rango de edad que podía gozar de tal libertad, que rápidamente accedí a liberar a mi mejor amigo cuando me lo pidió. La misma sensación de felicidad me inundó cuando logré desactivar el collar de otras 43 personas que, al igual que yo, terminaron llorando de felicidad cuando se vieron el cuello desnudo. Y hubiera seguido y
seguido, nada me importaba más que liberar a otros, si no fuera por el magnate 53TAM. Una vez los grandes hombres de la ciudad fueron informados de mis hechos y puestos al tanto de mi plan rebelde aún ni siquiera formulado en mi mente, fui demandado y puesto en juicio. Juicio que, por cierto, fue totalmente poco justo, puesto que todo el juzgado entraba en el rango de edad beneficiado. Y ellos ya habían olvidado, olvidaron lo que es estar preso no solo en cuerpo, sino en mente. Ni siquiera poder pensar. Joder, incluso nuestra imaginación está presa. Humillado, insultado, golpeado… terminé aquí, frente a un plato de basura como cena. En un castigo en vez de reconocimiento. En una cárcel en vez de mi hogar. Lo único que me reconforta es que ya no tengo ese maldito collarín puesto. Finalmente puedo maldecir cuanto se me dé la gana y poder pensar en los peores escenarios si quiero. Ya no importa, ya no importo. Después de todo, ¿qué daño puede hacer un condenado a muerte? * Estudiante de Bachillerato No. 1.
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Libros
Divagaciones
Lunes 14 de Enero de 2019
de una mente sin reposo
Conversaciones Gabriel Zaid, acerca de Los demasiados libros Por Sugey Navarro
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omienza el año y si bien los consejos para plantear los propósitos del 2019, sin morir en el intento, van encaminados a evitar enfrascarse en interminables listas repletas de metas irrealizables, la mente de un lector obsesivo –no me dejarán mentir– se configura en una resolución de este tipo, una sentencia que resume todas las series de propósitos por hacer: El Programa Operativo Anual 2019 irá encaminado a abatir el rezago del librero, leyendo un libro diariamente, independientemente de las 10 horas que trabajas y los cursos que este año sí tomarás (canto, literatura, danza, cocina, defensa personal), y de la hora diaria de escritura y actividad física. En resumen: vamos a comernos el mundo de las letras, sin omitir entre líneas, que por más que propongamos no adquirir un nuevo libro hasta ver disminuida la lista de pendientes por leer, terminaremos aprovechando la primera serie de ofertas o, ya en la librería, adquiriendo alguno de los que, no obstante que no estén con descuento, resulten “imperdibles” y terminemos llevándolos a casa. Me reconozco en Julián Herbert, prolífico escritor y activo twittero, cuando expone “Mi lista de pendientes está formada por dieciocho listas de pendientes, cada una integrada por entre diez y veinte pendientes, cada uno integrado por entre cinco y diez actividades pendientes. Los deseos de año nuevo qué”, al mismo tiempo que comparte una lista con 100 datos, lecturas, canciones y libros de acceso o descarga gratuita, que al resultar todos interesantes y atractivos, no dudaremos en incorporar en la lista de “ver más tarde”. Fue en el planteamiento de mis interminables propósitos, que me crucé con el libro “Los demasiados libros” de Gabriel Zaid, gracias a la recomendación del poeta Daniel Medina. Si bien el libro desarrolla el merecido título a partir de tres puntos: la nobleza del oficio de la escritura; el colmillo comercial y todo el detrás de la industria editorial como lo que es, un negocio; y el
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constante entusiasmo/frustración del lector por no alcanzar a leerlo todo; decidí dejar de lado las cifras que hacen vernos como un autor perdido entre un mar creciente de literatura, que incluye a la nueva ola de todos los que desean escribir, a pesar de confesar su no acercamiento a la lectura, así como de las facilidades que se han logrado para su publicación, gracias al avance de las posibilidades en distintos medios. Y caí a esta obra como una adicta, una lectora encontrando referencias acerca de otros que igual que yo, se sienten ávidos por consumir todo lo literario, y sentí un aire de tranquilidad a partir de la siguiente conclusión: ni dedicándonos única y exclusivamente a leer podríamos abarcar todos los libros escritos, quizá ni siquiera los llamados indispensables, que incluiría tanto los clásicos, como muchos contemporáneos que valen muchísimo la pena y parecen tener propuestas que sobresalen de la marejada de libros que van viendo la luz año tras año. La producción nos rebasa, es cierto, más en estos tiempos en que, incluso los que se admiten sin número de libros”, me gustaría abordarlo no lectores, están ansiosos de publicar algo. más adelante, partiendo por ejemplo, de alguna de las interminables discusiones en Millones de graduados universitarios las que sólo dentro de un bar se puede resultar con un nivel de ingresos superior al enfrascado; después de haber cuestionado a promedio de la población no son un amigo que llegó a escribir aforismos para grandes lectores. Y si las masas cierto periódico local, asegurando que no era universitarias compran pocos su fin ser leído y descartaba de igual forma, libros, ¿para qué hablar de masas la mínima ganancia que podía suponer la pobres, analfabetismo, poco poder colaboración con cualquier medio escrito, adquisitivo y precios excesivos? El impreso o digital. problema del libro no está en los millones de pobres que apenas saben Y los pocos que leen libros, leer y escribir, sino en los millones porque tuvieron la suerte de tratar de universitarios que no quieren leer, personalmente a unos pocos sino escribir. Lo cual implica (porque maestros que sí leían, y que en esos la lectura hace vicio, como fumar) minutos después de terminar la clase, que nunca le han dado el golpe a o en el café, hicieron, fuera de horas, la lectura: que nunca han llegado a lo que debería ser el centro de las saber lo que es leer. horas universitarias; esos pocos que sí leen libros y que llegaron a leer Si escriben o escribimos para dejar hasta un libro diario (sin comprarlo, huella, para permanecer, trascender, en naturalmente: los vicios no admiten busca de ganar algo, para ser comentados, excusas falaces), con una voracidad o con el simple fin de que aparezca en indigesta de la cual luego suelen nuestro epitafio algo así como “escritor de avergonzarse, sin darse cuenta de que
Libros
Lunes 14 de Enero de 2019 gracias a esa práctica aprendieron a leer, porque leyendo a esa velocidad es como se aprende a ver totalidades de golpe; esos pocos que sí leen libros, son tan pocos, que los libros no se venden tanto. Volviendo con esta cita al tema de nosotros lectores, adentrarse en el libro de Zaid, es entrar en un club en que se comparte el gusto por la actividad de las letras. Reconozco que encontré de la manera más cursi, que es generalizado ese afán de llenar los libreros, hasta de lo que no nos alcanza el tiempo para leer, bajo el principio de que no todo puede ser leído; incluso en contra de la posibilidad de encontrar algunas de las historias en películas, audiolibros o adaptaciones que pueden reducir el encuentro bien, a unas dos horas en lugar de las implicadas en su lectura, pero también será reducirlas a la mirada del director (en el caso del cine), o a la voz o adaptación para la versión en audio. Es así como aún a pesar de los avances en las presentaciones digitales, el tomar un libro (electrónico o físico), supondrá la elección de marcar el ritmo. En ese sentido, hablar entre lectores, implica develar las manías con que dirigen sus actividades devoradoras de libros, quien se propone, por pura decisión (y oportunidad para el autor) terminar un libro, por más aburrido –o inteligible– que le parezca; saltar páginas buscando los momentos más importantes, entre otras. Con esto recuerdo haber saltado uno o dos capítulos completos acerca del ratón (que a decir de los que vieron la adaptación cinematográfica protagonizada por Tom Hanks y Michael Clarke Duncan) en la obra La milla verde de Stephen King; de lo que no me arrepiento, como recuerdo haber tomado el mando del libro pasando de unas páginas del principio, unas del centro y otras del fin para entregar un resumen obligado en lecturas de primaria que no me resultaban en lo mínimo interesantes y no me alejaron del camino de esta búsqueda incansable, sino que me consumaron un poco más selectiva. Zaid da una palmada (literaria, ¿no es su lectura y discusión interna, conversar con el mismísimo autor?) al asentir diciendo:
que someterse al paso que marca la máquina. En cambio, un libro puede ser leído al paso que requiera el lector, el texto o la lectura, según el humor, propósito, interés o dificultad. Se trata de una libertad decisiva. Un libro puede ser explorado a miles de palabras por minuto, con procedimientos de lectura rápida, o puede ser morosamente contemplado en una de esas líneas que se vuelven una revelación. Es así como se justifica el librero lleno, la lista en espera siempre alimentada por nuevas recomendaciones, resulta una promesa, una esperanza, resulta también la forma en que me di cuenta que a pesar de estar cargada de temas densos, tendientes a la tristeza o existencialistas, no puedo negar ser una optimista de clóset; hay días que después de levantarme “con el pie izquierdo” creo que la vida es demasiado larga, que le sobran días, hasta que me cruzo con la lista que bien podría ser leída como echarme una tirada de las cartas del tarot o interpretar la palma de mi mano con base en la quiromancia, que dice que hay esperanza, promesas, metas cuyos tiempos inciertos, irán siendo determinados por las emociones, por el clavado que a veces doy al librero en busca de una frase que aseguro haber leído, cuando estoy segura que puedo trazar un mapa; como el protagonista de Una mente brillante en las paredes de su cubículo, creyendo que he encontrado una solución, al mundo, a mi vida, una revelación literaria con la que probablemente ya se haya topado
otro insaciable lector, alguien más perspicaz. Unos días van de comenzar varios libros a la par, reconociendo que iré terminando en el orden que dicten mis deseos e intuiciones, haciendo de la lectura un evento espiritual y metafísico, que si traemos al mundo meramente racional, el preguntarnos por qué lo hacemos, o a cambio de qué pasamos tantas horas detrás de esos párrafos que pueden ser una frase, un aforismo, un verso que se clave en nuestra mente, a los más Proustianos, podremos no llegar a nada útil. Zaid confirmará: Leer no sirve para nada: es un vicio, una felicidad. (…)¿Qué importa si uno es culto, está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se anda, cómo se ve, cómo se actúa, después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente, más reales. Seamos los viciosos más grandes, sin importar la falta de límites y realismo que tengan nuestras interminables listas y los libreros desbordándose de promesas y ansias por conocerlo todo. No duden en seguir recomendando libros como si se asumieran médicos (o curanderos) mediante la palabra y pretendieran sanar a otros con un poema, con obras literarias. No duden también en pedirme recomendaciones, que tendré su brebaje literario, chocolate de letras, su café poético, siempre listo para compartir con ustedes, sanar el alma, provocar o calmar crisis existenciales o por qué no, dejar una inquietud sembrada.
Un libro se lee al paso que marca el lector. Un disco, una cinta, una película, cuya velocidad se altera, dejan de ser «legibles». Admiten una sola velocidad, y el lector tiene
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