CONTENIDO
Índice
Lunes 2 de Septiembre de 2019
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Esto es lo que somos: cultura digital
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Palabras nuestras: Nango, por Mirtea Acuña Cepeda
por Nadia Contreras
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Apocryphal Blues, un reguero de sentimientos
11 El Ojo Dominante
por Brenda Rosales
por Víctor Gil Castañeda
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Divagaciones de una mente sin reposo por Sugey Navarro
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CompagInah
por Rafael Platas Ruiz
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Fotografía/ Alejandro Rojas.
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Fotografía/ Francisco Bueno.
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El Comentario Semanal José Ferruzca González Director del periódico El Comentario Yadira Elizabeth Ávalos Rojas Coordinadora de edición Brenda Rosales Peña Información y corrección Ma. Guadalupe Venegas Peregrina Diseño
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Internet
Lunes 2 de Septiembre de 2019
Esto
es lo que somos: cultura digital
Los libros, en cualquiera de sus formatos, son el hacha que rompe el mar helado Por Nadia Contreras
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ace días se dieron a conocer los libros ganadores del III Premio Bitácora de Vuelos. En esta ocasión, resultaron ganadores las propuestas: de ensayo,Tiempos enmascarados. El tiempo mexicano de Carlos Fuentes en el cine nacional (1960-1970), de Obed González Moreno; de poesía, Una lengua quebrada, de Gerardo Flores de la Rosa; y de cuento, El criado y otras historias de aflicción, obra propuesta por Alma Mancilla. En el género de poesía se dieron a conocer las menciones honoríficas correspondientes a los libros de Diana Eréndira Reséndiz Guerra y Luis Antonio Orea Morales. Los jurados en estas disciplinas, en orden estricto fueron: Ignacio Ballester Pardo, Ihovan Pineda y Alfredo Loera. Es una noticia que me pone contenta, otorga nuevos bríos a la tarea que comenzamos hace más de seis años. Claro, lleva sus riesgos, siempre hay alguien que no queda contento, alguien que refutará lo que hacemos posible con mucho esfuerzo, dedicación y amor. Sí, amor, porque solo el amor va más allá de los resultados económicos. En fin, las preocupaciones siempre estarán al igual que quienes gruñen. Simple y sencillamente tratamos de hacer bien las cosas, lo más objetivamente en la selección de los autores. Me puse a temblar el día en que mi coordinador editorial me hizo llegar la decisión de los jurados en cada una de las categorías. En el cuerpo del email venía escrito el nombre de las propuestas y me correspondió abrir las plicas de identificación. ¡No imaginan la emoción que experimenté! ¡No imaginan lo que se siente desvelar el nombre de los autores, autoras, y escribirlos (copiarlos) para que al día siguiente se publicaran en la revista (https:// bit.ly/2zrBQGI)! Aquí es donde digo, vale la pena todo esto. El libro en formato electrónico es una opción más de lectura y otra puerta para aquellos autores que les es imposible difundir su trabajo en papel no porque no cumpla
con los estándares de calidad requeridos (sobre este tema el debate es infinito) sino por la situación que enfrentan las editoriales mexicanas. Los libros se publicarán bajo nuestro sello y en alianza con e-ñ (http:// www.etalcontenidos.com/); la propia e-ñ publicará por su parte, las menciones honoríficas. Comenzaremos esa aventura en unas semanas y claro, vienen de mi parte, días y días de muchos nervios. Hacer un libro electrónico no desmerita los procesos; el formato final cambia, no su hechura, no el cuidado. El trato con los autores es algo que también me pone los pelos de punta. No todos los pactos han llegado a feliz término; tal vez hace falta más humildad, incluso al señalar algo que se hizo erróneamente. Ni nacemos siendo escritores ni siendo editores y a veces se olvida esta parte: la del aprendizaje. Saber compartir nuestros conocimientos de manera constructiva y edificativa cuesta mucho y, por ello, despotricamos al menor (o incluso mayor) incidente. Creo que los grandes editores lo son porque aprendieron de sus equívocos y, sin embargo, imposible negar que cada proyecto, implica un comienzo aterrador. Señalar, orientar, corregir, jalar orejas, etc., requiere de sabiduría, no de estómago, no de vísceras, no de malas intenciones. Claro, con urgencia, también debo corregir algunas de estas conductas. Comprender el entramado de los tiempos actuales parece imposible si no vamos de la mano con aquello que se publica en libros, periódicos, revistas. Hoy se publica más que nunca pero solo leyendo sabremos discernir entre lo “bueno” y lo “malo”. Hay, en todo esto que hacemos, junto con otras editoriales maravillosas, el compromiso de que cada libro sea esa puerta que una el universo del autor y del lector. Ese acercamiento, esa posibilidad. Hace falta, sí, un mayor aprecio al trabajo que se hace desde la trinchera digital. Desconfianza, desconocimiento, rechazo, son elementos que minimizan o anulan nuestro trabajo. Las grandes editoriales tienen ya una relevancia en el ámbito nacional
e internacional, hablamos de catálogos amplísimos, autores distinguidos aquí y allá; en cambio, las editoriales pequeñas, tenemos frente a nosotros las aguas de los ríos a contracorriente. Efectivamente, no la libramos si los propios autores no nos ayudan a promocionar o vender sus libros, tal vez comenzando con la familia (en algún momento los libros se venderán solos, pero mientras esto ocurre vale la pena invertir algo de nuestro tiempo para que esto funcione); tampoco ayudan, si en face o twitter, por ejemplo, dejan pasar los anuncios publicitarios correspondientes, sin comentarlos o compartirlos. Si cada uno de nosotros funcionáramos dentro de esta red de promoción, de difusión, como lectores o agentes, nadie tendría por qué pagar cuantiosas sumas para fines propagandísticos. Todos y cada uno de nosotros somos importantes en la cadena editorial porque se supone, si ocurriera, cada libro publicado tendría que solventar el libro próximo y ayudar a cubrir el salario de quienes integran la editorial. Cuando se supone que la lectura está al alcance de un clic, cuando se supone que el libro electrónico tiene un menor costo y hay cientos de herramientas que nos permiten leer en óptimas condiciones, no se hace. ¡Que ironía! Estamos por embarcarnos en una nueva aventura. En algún momento la historia del mundo editorial (tradicional, digital o electrónico), cambiará para bien (debe ocurrir así). Aquí hacemos libros y ojalá que estos, como dice una de las frases célebres de Kafka (parafraseada en el título del texto), sean el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros.
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Libros
Lunes 2 de Septiembre de 2019 subastas.catawiki.es
Apocryphal Blues,
un reguero de sentimientos Por Víctor Gil Castañeda
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uillermina Cuevas, poeta colimense, nació en Quesería en 1950. Realizó sus estudios en la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima. Especialista en crítica literaria, poemas y cuento. Ha publicado en periódicos y revistas como el Diario de Colima (suplemento cultural Ágora), Ecos de la Costa (suplemento cultural Cartapacios), El Independiente (suplemento cultural La media luna), revista Tierra Adentro, revista Parota, etcétera. El blues es una música melancólica y los músicos de piel negra son los dueños de este género. El cantar del saxofón y la solidaridad de los demás instrumentos que se unen al acto, inspiraron a Guillermina Cuevas a escribir este poemario. Realmente no sé cómo fue que se inspiró, pero imagino a la poeta sentada en una mesa de algún café donde suena, precisamente, un grupo de blues. Acuden a ella recuerdos, toma una pluma y una servilleta y comienza a escribir. Y es que el acto de escribir poesía es tan sencillo y tan difícil a la vez, porque las palabras surgen e invaden el papel a tal punto que no caben en ese cielo finito que es la hoja de un libro.1 Quizá la introducción suene cursi, pero al leer Apocryphal blues me vinieron a la mente muchas imágenes parecidas a la que describo en el párrafo anterior. La música y los colores son parte fundamental en el análisis de la obra, debido a que se mantiene en las primeras páginas una constante cita a lo azul, que si vamos a interpretar, el color azul es signo de espiritualidad, el cielo es azul, el agua del mar es azul, ambos elementos (cielo y agua) comparten algo en común: el infinito, debido a que cuando vemos el mar parece no tener fin, pues nunca alcanzaremos el horizonte, y qué decir del cielo que es aún más un signo de inmensidad. La música es la base para los poemas, los versos de Guillermina Cuevas poseen una
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musicalidad muy marcada, sobre todo yo lo percibo a partir de “Morning dew” y en los versos de menos sílabas. Blue en inglés significa azul, blues es un género musical y ambos representan un idioma universal. En todo el mundo existe la música y es identificable cada país por su estilo y género, y el azul, con decir el cielo, basta. Yo denominaría a los poemas un reguero de sentimientos, comenzando por el amor, representado en un pájaro, una ave que tiene la libertad que le dan sus alas para volar, pero al mismo tiempo puede ser prisionero de una jaula. Pero además de los sentimientos, Guillermina Cuevas nos descubre a lo largo de su libro a sus cantantes favoritos, mismos que se identifican por lo que le hacen sentir, o quizá la personificación animal que hace. Los animales y la naturaleza en general son parte de esta canción, de este blues que parece interminable. Otra significación más del poemario estriba en su musicalidad, en las raíces profundas de un canto lastimero, doloroso en ocasiones, que nos obliga a pensar en una “ecología nostálgica” de la espiritualidad humana. Me atrevo a decir que estos dos elementos, hombre y naturaleza, son vitales en el libro, como referencia y signo de una evolución histórica. El hombre es un animal. Allí están los símbolos: “El mono araña”, “El lobo aullante”, “El mandril”, y demás comparaciones que hace con los cantantes. Es quizá una metáfora de la naturaleza del hombre para expresarse, el recurrir a otro lenguaje para expresar cosas de la vida, sentimientos y más que expresar transmitir las sensaciones de que “El lobo aullante” no es un nombre dado arbitrariamente, si no con un sentido, pues recordemos que el lobo, parecido al perro, transmite la forma salvaje, el no ser domesticado y al mismo tiempo inspirando respeto por su agresividad.
A medida que se avanza en los contenidos del libro sufrimos una transformación, pues de ser un simple espectador-lector, empezamos a ver el poemario como un disco, un acetato en el que se escuchan también canciones viejas. Nos parece oír que alguien interpreta una pieza, cambia al personaje que se relaciona con su entorno, puede hablarle al disco como si el cantante estuviera presente en ese momento, y aunque no se vea respuesta, existe, en notas musicales, en estrofas de la canción ... Guillermina no lo escribe, pero lo sugiere. ¿Es acaso este un diario reflexivo motivado por las melodías?, ¿son las significaciones que propongo, meras coincidencias?. Para contestar esas preguntas basta con leer: es aparentemente un diario que comienza con un temblor y termina con una danza. Justifico lo del diario porque en él se escriben los sucesos importantes, día a día se escribe y se perciben momentos tristes, momentos de gran felicidad y días de la cotidianeidad, por eso me parece cada página, además de una canción o intérprete diferente, relaciones que establece la poeta con lo que escucha, y allí están sus tristezas, alegrías, dolores. Escribe a su amor en una forma desesperada: “cúbreme (protégeme)”, le suplica a un ser del pasado. Recuerda a un compañero y aunque tal vez sólo se enamoró de una canción, sin existir nadie de carne y hueso que tocar, afloran los sentimientos y las sensaciones. Así mismo como la música es amor, es dolor, es también pasión y sensualidad que surgen al compás de un instrumento dulce como lo llama ella, la flauta por ejemplo. Termino con una conclusión impresionista, es en sí el hombre, sobre todo la mujer sensible al ambiente, a lo sonoro y a lo visual que se grava en la memoria. Se buscan imágenes archivadas en lo
Letras
Lunes 2 de Septiembre de 2019
Palabrario
mexicano
Por Karla Patricia Valdovinos Mendoza Apachurrar: Mucho se ha comentado sobre la enseñanza del español, no sólo dentro de la misma nación mexicana, sino también con respecto a las personas extranjeras que pretenden conocer nuestro idioma, pero sin duda alguna, el principal obstáculo con el que se encuentran es la ambigüedad de las palabras mexicanas, las cuales se caracterizan porque su significado depende del contexto bajo el que se den. Tal es el caso de la palabra apachurrar, la cual cuenta con dos significados totalmente distintos. El primero consiste en una acción meramente física y concreta, como lo es aplastar, oprimir o magullar determinado objeto. Es importante señalar que esta acción que se menciona puede tener una variación si en lugar de apachurrar se emplea la palabra apachurrón, ya que esta sólo se enfoca en el significado de apretón, la aplicación de una fuerza a un objeto sin que éste sufra una modificación permanente o muy notoria. El segundo significado que resulta de la ambigüedad de la palabra apachurrar, se encuentra alejada de una situación material, y se enfoca en una situación sentimental, modificando completamente el sentido que se explicó anteriormente y enfocándose en la tristeza, o un estado de ánimo en el que la persona está un tanto deprimida.
más profundo del corazón, de donde surgen los sentimientos que las notas musicales rescatan. Se indaga en los más lejano del inconsciente, de la memoria, de la capacidad de encadenar y relacionar cosas. Se hurga en los infinitos y vemos cómo surge la personificación animal, que es al mismo tiempo parte del instinto evolutivo del ser humano, que por más mutaciones y metamorfosis sufra, no puede separarse de
Tarugo: Del mismo modo que apachurrar, tarugo también es una palabra ambigua en cuanto a su significado. Dichos significados se enfocan tanto en lo coloquial como en los dulces tradicionales mexicanos. Por el lado de lo coloquial, se refiere al empleo del término para describir a una persona que no comprende rápido las cosas y gracias a ello, elabora más lento las acciones solicitadas. El segundo significado de la palabra tarugo, es la de un dulce mexicano, el cual se elabora con pulpa de tamarindo, mezclada con jugo de limón y azúcar, a este se le da forma de popote o de bolitas (dependiendo la marza o zona del país). Por último, dicho dulce se escarcha con azúcar.
Tortilla: La tortilla es un elemento que caracteriza a la cocina mexicana. Dicha representación no se debe a los aspectos meramente culturales bajo los que se dio, entre los que destacan el mito azteca sobre la creación del hombre, donde el maíz es un elemento fundamental, ya que incluso las construcciones que componen Tenochtitlan forman una milpa. Se tiene el dato de que la tortilla (hecha de maíz), nació en México, pero se desconoce en qué parte de México se comenzaron a elaborar; uno de los lugares a los que se le atribuye es a Tlaxcala, ya que su nombre quiere decir “Lugar de la tortilla de maíz”, incluso, gracias a la amplia producción de maíz que desde tiempos remotos ha existido en México, se dice que durante
la conquista española, los españoles preguntaron por las riquezas doradas (refiriéndose al oro), y los indígenas señalaron un campo de maíz. Por último, es importante señalar que existen otros países, además de México, en los que se también se emplea la palabra tortilla, sin embargo, el proceso de cocer nixtamal para elaborar la tortilla, sólo se emplea en México, ya que, en otros países, principalmente europeos, la tortilla se elabora con huevo batido y papa, como sus ingredientes básicos. Amolar: Amolar, es una palabra que pertenece al grupo de las ambiguas en cuanto a su significado, el cual, básicamente contiene dos vertientes. La primera consiste en emplear la palabra amolar para describir el hecho de arruinar algo, otros sinónimos podrían ser estropear, perjudicar o averiar. El segundo significado que se le adjudica consiste en el acto de sacarle filo a una herramienta punzante, donde la palabra amolar, se relaciona con la piedra que se emplea para realizar dicha acción. Una piedra de amolar.
Bibliografía: - Castañeda, María (2016). Delicioso catálogo de dulces tradicionales mexicanos. Disponible en: https:// masdemx.com/2016/07/delicioso-catalogo-de-dulcestradicionales-mexicanos/ - Arabuko (2019). Historia de la tortilla en México. Disponible en: http://arabuko.mx/historia-de-latortilla-en-mexico/
ella. Un poemario musicar, con algo más que letras y más que ritmo... con sentimientos fuertes y cruzados. Referencias 1 Cuevas Peña, Guillermina. Apocryphal blues. Ed. Universidad de Colima. (Col. Espejos). Introducción de Rogelio Guedea. México. 2003, 119 pp.
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Poesía
Lunes 2 de Septiembre de 2019
Salmo Por José Carlos C. Juárez
I del ego de los poetas Cuántas veces te has sentido, poeta, tocado por los dioses. Somos tan solo humanos con la flama ardiente, somos tan solo retazos de otro tiempo, el destello muerto de una estrella que ya es polvo. Recuérdate siempre, poeta, al espejo: que tu brillo es un brillo prestado por la luna, o por tu amante, o por tus traumas de la infancia que hacen que te orines en la cama por la noche; orinas letras y sangras versos, lloras un párrafo completo, una estrofa y otro verso; y te follas al verso, y le pides matrimonio. Eres eso, tan solo, un verso un verso de catorce sílabas cortado por la mitad, y le llamas Alejandrino porque fuiste a la escuela y lees a Neruda y a Rubén Darío.
Escribes porque escribir es más barato que ir a terapia, porque ser poeta es más bonito que ser periodista: Al poeta no lo matan a menos que sea puto o sea de izquierda, o sea mujer, pero no lo matan por ser poeta. Escribes porque naciste con la tinta negra derramándose en tu mano, porque la palabra que se lanza al vacío desde el peñasco ya no vuelve. porque si no asesinas la palabra la sombra no te lo perdona y viene, y te seduce, hasta la muerte.
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II d e l a g u e r r a d e l o s p o e t a s Entonces, de qué te sirve, poeta tanta letra en una cama vacía, en un cuerpo vacío en una vida vacía. De qué te sirve esa reja universitaria a la que llamas casa si en ella también te cortas las venas -hasta resbalarse la miseria con tu sangreDe qué te sirve estar arriba - cual títere con lentescon tus mejillas chapeteadas y tus manitas sudorosas amarradas con cuerdas de pescar en ese teatro sin telón ni puerta. De qué te sirve codearte con los jueces y enemistarte con los hombres de palabras con los que tienen el volcán atravesado en los bolsillos: La lucha eterna entre brujas y semidioses, la pelea alterna con tus hermanos de las letras. De qué te sirve despertar en un hostal de lujo en Francia, si en tu casa tus hijos tienen hambre. De qué te sirve querer tenerlo todo si la palabra en el papel nos surge y en el fuego se consume hasta quedarnos nada.
Cine
Lunes 2 de Septiembre de 2019
Cine-arte III d e l a f e d e l o s p o e t a s Al final, para qué está Dios y para qué la Diosa sino para ver morir el uno al otro y renacerse en tiempos de cosecha. Esta noche se celebra la abundancia y la diferencia en una sola danza. Esta noche somos esta noches eres esta noche soy. Vivo en la pupila de una niña con la mirada aislada, existo en un clavel pintado de tristeza vegetal, soy la lengua ardiente de un niño cuando termina el dulce de la caña. Somos un río de lobos hambrientos donde descansan los restos de Virginia, somos la luz argenta de la luna a dónde fue a trepar Alfonsina al terminar su última danza, somos los ojos de la muerte en los decretos de Pavese. Somos la pesadilla negra del diablo. Y si la poesía nos hace libres, ¡para qué sufrirla tanto! Somos la voz de lo que no existe, podemos dar nombre a lo que no es y nos cosemos la boca con puntadas de plata. Ahora, dime ¿dónde pones tú la fe, poeta?
Aniara Por Lía llamas
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o es una película apocalíptica, aunque la distopía imaginaria de crear toda una civilización navegando por el abismal universo envuelto en nebulosas y agujeros negros, no parece ser una idea tan disparatada. Lo interesante aquí es que no existen muchas películas suecas con una filmografía tipo Sci-Fi o que están basadas en algún libro de ciencia ficción nada aburrido. Ese es el caso del escritor Harry Martinson, quien escribió en 1956 una obra que se desliza como un montón de jergas pseudocientíficas. En su momento no fue el motivo de las altas ventas ni nada por el estilo, porque usaba una línea escritural de tecnicismos que aburrían, para su época, a todos los lectores. La maravilla aquí es que ese poema oscuro tipo Wall-E, fue inspirador para los nuevos directores suecos que no quisieron quedarse atrás en los proyectos estrambóticos, dado el progreso del cine en temas de ciencia. Así, Hugo Lilja y Pella Kagerman (léase con voz sublime sueca) llevaron a la pantalla grande no solo del cine independiente, sino a salas de mercadotecnia hollywoodense, esa increíble historia, obviamente adaptada a las masas del siglo XXI. Aquí dejaré mi narración de cinéfila amateur y poseedora de un amor al séptimo arte sin fin: una nave con destino a Marte, a mitad del trayecto se avería (se queda sin gasolina por así decirlo). Su tripulación se encuentra, por así decirlo, en un viaje sin retorno, flotando en la nada, sin punto de aterrizaje. Ante tal fatalidad, todos los pasajeros se enfrascan en ese arduo proceso de aceptación o degradación moral, cuestión que por supuesto sucede también en la Tierra. Se vuelve inevitable que ante tanto desconcierto, los humanos comienzan a formularse preguntas desesperadas, todo para no volverse locos en medio del espacio. Aun con todo ello, en la nave existen lujos, aristocracia, nuevas religiones, lo que hace pensar que no es en sí una nave espacial sino una nueva adaptación del planeta. Conforme pasan los años allá arriba, inicia la escasez de alimentos, lo cual vuelve todo complejo. En momentos se asume que estamos observando el mundo decadente actual, solo que en un plano distinto. Para casi finalizar, el drama aparece haciendo que las probabilidades de subsistir allá arriba sean mínimas. Es entonces cuando se deshabilita todo código de normalidad, torciendo la realidad con la locura del humano expuesto al límite, porque los humanos lo destruyen todo, ¿cierto? Creo que Aniara es un bosquejo de Aldous Huxley y su Mundo feliz, aunque en forma espacial.
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Género
Divagaciones
Lunes 2 de Septiembre de 2019
de una mente sin reposo
Hermanas Por Sugey Navarro
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o es necesario que desaparezca una conocida, una cercana o una amiga para estar triste o sentir miedo. En un ataque de ansiedad, cambié los ajustes de privacidad de mis redes sociales y liberé los candados que la hacían accesible sólo para amigos; pensé en la necesidad que pudieran tener de etiquetarme, hacerme visible, o recuperar mi fotografía más reciente en caso de búsqueda, o simplemente, dejarlo libre para dar el sentido pésame ante mi desaparición o muerte, para dejar vestigio de lo que fui. Con el riesgo, claro está, de aún después de muerta, exponer mi vida al escrutinio público por parte de algún medio que compartiera mi noticia, si llegaba a hacerlo: que en lugar de las brutales características de mi desaparición o asesinato, se dedicaran a exaltar cualquier parte de mi estilo de vida que fuera considerado una provocación, un
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acercarse al riesgo, mi libertad, mi forma de vestir, mis decisiones, mi orientación sexual, el color de mi lápiz labial. Exageraciones. Como encontrar alrededor del 8 de Marzo, conmemoración del Día de la Mujer, o a la par de alguna noticia de otra chica desaparecida o asesinada: publicaciones, hashtags, artículos y comentarios que invaden las redes sociales, que coinciden entre sí; me hacen ver que no soy la única que ante la noche, avanza con una mano empuñada y las llaves entre los dedos de la otra, dejando la que pudiera ocasionar más daño, asomarse entre los dedos, por si las dudas. Avanzar rápido en alguna calle sola a la hora del día que sea, cuando se pasa entre varios hombres, en la oficina, rumbo a la escuela, hacia la tienda de la colonia; estar siempre lista para correr, o para cerrar las piernas con toda la fuerza con que cuento. La Procuraduría de Justicia tiene un tapiz que sangra, las fotografías de las desaparecidas se extienden por toda la pared. No menosprecio a los hombres que se buscan, nadie lo hace, si creen que la causa de las luchas es dolerse por uno más que el otro…y nosotras hemos elegido
esta lucha, de las que han desaparecido en los propios brazos de quien aman, que en confianza y entrega total han esperado un perdón, un beso, para recibir la muerte; la lucha de las mujeres a las que les ha sido arrancada la vida, el futuro, la libertad, por el odio o el sentimiento de superioridad de cualquier desconocido. Las redes sociales han tenido oleadas de publicaciones relativas al primer abuso, cosas que sólo a nosotras nos pasan, y de ellas se entiende que no todo está en la calle; el demonio habita hasta en la propia casa, en tu lugar seguro, en los espacios de trabajo, en una fiesta con conocidos. Que las fotos que he compartido no pertenecen a ninguna de mis amigas, no hay parentesco con las desaparecidas. No quiero esperar a que sea alguna de mis hermanas de sangre, o las que he elegido en el camino, quien se encuentre en un cartel de Se busca. Quiero que vivan otros tiempos y puedan decidir sobre su libertad, sus cuerpos y a quién entregarlo, a quién dedicar su vida para hacer con ellas (y no de ellas) alguien mejor… acercarse a la felicidad en los términos en que se lo hayan planteado.
Género
Lunes 2 de Septiembre de 2019
Hay gente que continúa repitiendo en contra del movimiento feminista a los hombres también los matan, pero no se preguntan cuántos de ellos han muerto violados, ultrajados, empalados, por parecer indefensos, violables, propiedad de otros; cuántos han creído en la última charla con su expareja, en hablar de una despedida, y terminaron golpeados, quemados, descuartizados, en un campo, lejano a toda posibilidad de encontrarse con su familia. Cuántos han sido perseguidos, acorralados en una calle sola -sea después de una fiesta o saliendo de la escuela o el trabajo-; cuántos
han sido tocados si su consentimiento, por un desconocido en la vía pública, por su familia en quien tienen la confianza completa, en una fiesta con amigos, ante la ingesta de alcohol; cuántos han sido golpeados al intentar terminar una relación de pareja; cuántos han sido desviados en su rumbo al abordar un taxi, para su violación; cuántos han sido expuestos y difamados con las fotografías que proporcionaron en un plan de seguridad, amor y confianza. La protesta #NoMeCuidanMeViolan de este pasado 16 de agosto y sus marcas dejadas en el Ángel de la Independencia
provocó que muchos externaran su postura hacia el feminismo, la forma (o validez) en que se puede protestar, y la cultura. Me quedo con las opiniones de (con distintas ideas y percepciones acerca del feminismo) restauradores, artistas y demás personas, que sabiéndolos verdaderos conocedores, admiradores y con un profundo amor por la cultura y todas las expresiones del arte, coincidieron en que un espacio público o un monumento, se restauran, y una vida perdida no vuelve a recuperarse nunca; que esas huellas forman parte de la historia, como el arte de la intervención de los libros, las paredes y las ciudades a que hace alusión Ingrid Solana en su libro Barrio Verbo. Leí alguna vez en Pizarnik, que ella temía por tener que justificar su andar tranquilo y el detenimiento ante los escaparates, porque una mujer tiene que andar de prisa, con un motivo por delante, salir sólo para lo necesario. Entiendo a Alejandra y le agrego el miedo, que de salir sola se interprete que necesito compañía, como dicen que no la tuvieron las que viajaban juntas en Sudamérica y desaparecieron en alguna carretera. Porque aunque seamos dos, tres o diez, nos siguen viendo como un ente solitario e indefenso; por eso decidimos actuar en grupo, tejer redes de apoyo, andar en manada, formar hordas dispuestas a la defensa. Decidimos que #NiUnaMás, porque nos dimos cuenta que no estamos solas. Fotografías/ Internet
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Historia
Lunes 2 de Septiembre de 2019
Palabras nuestras: Nango Por Mirtea Elizabeth Acuña Cepeda
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l vocabulario mexicano goza de un opulento mestizaje, enriquecido por los regionalismos que se convierten en palabras que son nuestras y de entre tantas una es Nango. Según Ramos (1896) significa Fiesta en otomí, pero del náhuatl nanco o nango sobrevive en Colima, sur de Jalisco y Durango, donde equivale a forastero o que se ignora su lugar de origen y por ende se adecua a la acepción colimota que, subjetivamente, califica a la persona que se equivoca en el actuar o hablar, a causa del desconocimiento de las cosas y modos del lugar; o sea, no es un tonto y menos pendejo, sino que nango es el extranjero, ese otro que posiblemente se convierta en nativo, en colimote. Las palabras son un poderoso aglutinante cultural, nacen en una y se introducen en otra, mezclando ideas y lenguajes que se implantan en un discurso nuevo donde subyace el pasado y, como todo lo humano, cada palabra lleva subjetividad y objetividad entre sus letras. Las voces, en un continuo tránsito por el mundo, van de acá para allá y retornan, cruzan los más agrestes territorios, los revueltos y tormentosos mares, y en cada palabra lleva algo viejo que se hace nuevo y diferente, y en la cambiante realidad, lo extranjero se va haciendo nativo. El individuo no puede apropiarse de lo universal, por más que haya vivido, leído, conversado o viajado, a una persona se le imposibilita enunciar su pensamiento en un lenguaje global (Michel de Certeau); lo dicho indica que toda expresión es parte de una formación o deformación cultural y reconocerlo, posibilita la interlocución y mutuo entendimiento; el lenguaje para evolucionar se adapta y viene a ser particular y específico de cada región. Pero, al comprender al otro o tan solo intentarlo, se modifica nuestro pensamiento y viceversa, así cruzaremos las fronteras mentales, que sin duda existen. Las palabras del otro se hacen nuestras al aceptarlo, sin olvidar lo propio, esta aceptación es vital para comprender las diferencias cuando se expresa un pensamiento, empezando por el significado o sentido que se da a las palabras y también
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de resguardar aquellas que proporcionan identidad, por estar en las raíces culturales; tampoco nos podemos dejar llevar al terreno del equívoco, es preciso situarnos en la objetividad, pero sin abdicar de esa subjetividad que identifica al parlante y su región o país de origen. Nango es ese otro, es un sustantivo para designar: Este nango, Aquel nango; mas, versátil la palabra también es adjetivo: ¡Qué nango estás! ¡Cuán nanga fui! Juan Carlos Reyes Garza lo documento en su libro “Ticús” (1991) y vale recordar, que en una ocasión Pedro Morales comentó que el ticús ananga, Juan Carlos, forastero, en ese momento el otro, fuera de su área cultural, recién arribado a Colima, lo escuchó como nombre de un lugar: Ticusananga, inmediatamente se le aclaró que eran dos, un ave y un adjetivo, que luego definiría desde la subjetividad. Luis Sandoval Godoy en su obra, “Modos de hablar en Jalisco” (2004), lo registra en el sur de ese estado, pero no coincide con Juan Carlos, en el significado, sin embargo, no ofrece sustento etimológico para la palabra. En la búsqueda etimológica, encontramos dos acepciones para Nango; una del otomí Ngongo, que significa desorientado o tonto y otra del náhuatl, que como Nanacatl alude a una persona alocada o desurariada –abandonada, fuera de su lugar-, así como gente que habita un lugar del que se desconoce el nombre (Sahagún Escolio, 1565, en: GDN); en el Diccionario de mexicanismos, ambos significados se unen y Nango aparece como forastero, tonto, necio. En el sentido de gente que habita un pueblo, existe una larga referencia de nombres de ciudades o poblados que sustentan la acepción náhuatl, de habitante de un sitio determinado, o bien al desconocer su origen es un forastero, extranjero, fuereño, etcétera y se comprende que un forastero desconoce las costumbres del lugar al que ha llegado. Decíamos que se pueden citar varios pueblos y ciudades con el sufijo nango, como: Tenango, que se forma por dos palabras náhuatl, Tena- de Tenamitl, muro de piedra o muralla que cerca una ciudad fortificada (Rémi Siméon, 1997) y Nango, que se refiere a un individuo o persona de un lugar dado; tomando nota que el sufijo locativo -co, en náhuatl, alude a un nombre que indica lugar, ejemplo: Motlacatiantzinco,
“tu lugar de origen”, donde tzin involucra el modo reverencial (Silva Galeana L., “El uso de la forma reverencial en náhuatl…”, en: Estudios de cultura náhuatl. Vol. 23, UNAM, 1993); también co es una preposición en o de (Molina 1571 y Carochi 1645, en: GDN, Gran Diccionario Náhuatl, UNAM), quizá españolizado de Nanco, se transforma al español mexicano en nango. Muchos otros contienen esa palabra nuestra, Nango, entendido como gente: Quetzaltenango, Guatemala (pueblo hermano de Colima), la gente del lugar donde hay quetzales y pagaban como tributo a los quichés, plumas de quetzal, el ave que se comunicaba con los dioses; se pueden encontrar muchas toponimias donde aparecen los vocablos tenan y nango, entre otras: Quechultenango, aves de hermoso plumaje, de Quechutl – precioso; Chimaltenango, escudos; Chichicastenango, de ortigas; Mazatenango, venados; Jacaltenango, jacales; Colotenango, cabañas; Cuyotenango, coyotes; Acatenango, cañas o carrizos de maíz; Chalatenango, aguas y arenas. Podríamos continuar enumerando más nombres en náhuatl que llevan el sufijo nango. Cabe entonces, sin ofensa alguna, preguntar, ¿de dónde eres Nango? porque al no expresar de qué tierra o lugar es, es un forastero, un extranjero; además, no está en su tierra, es el otro que ha cruzado la frontera cultural y en tanto se integra a su nuevo pueblo, comete errores, los cuales se asocian con facilidad a tonterías y por ende, a quien las hace o dice, se le llama nango en Colima, pero “con afecto”, opinó Ernensto Terriquez Samano, en una breve charla y agregó, “no es peyorativo ni tiene carga insultante”. Colima ha sido una tierra en la que se han establecido muchos extranjeros, digamos Nangos y según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, la entidad es una de la que más ha atraído población migrante en la República, al parecer, por las bondades de su clima y de su gente, que acepta al Nango y le perdona sus equivocaciones, ya que al paso del tiempo y en tanto el reloj siga marcando las horas, dejarán de serlo y su identidad será colimota, aunque, como cualquiera haga o diga una nangera; entonces le diremos: No seas nango o nanga, ¡también las hay! mirtea@ucol.mx
Fotografía
Lunes 2 de Septiembre de 2019
Entre calles
Charly Morales.
Por Brenda Rosales
Juan Carlos Romero Lara.
L
as calles se transforman al paso de las estaciones y los días. La luz del incesante sol remarca las expresiones en los rostros de los transeúntes y los llena de una musicalidad peculiar. Bajo la penumbra, también sobresalen los
hombres fuego, las llamaradas incrustadas en las pupilas. Esta semana bajo la dinámica #Callejera, nuestros colegas del Club Fotográfico de Colima nos compartieron aquellas imágenes tan accidentales como predeterminadas que como fantasmas, rondan por las calles. A continuación la galería destacada:
Francisco Bueno.
Miguel Ángel León Govea.
Rafael Ruiz Contreras.
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Libros
Lunes 2 de Septiembre de 2019
Vereda Anónima
Caracas: Contigo en la distancia Por Dalal El Laden* “Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal: está en nuestras lágrimas y en el mar”. Khalil Gibrán
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stoy cansada. Un virus, dicen. Por tanto calor y frío. Debo reposar. Casi no me enfermo. Y estar todo el día en esta cama con este malestar es una tortura. No puedo leer. No puedo escribir. Alejada toda comida, por favor. Bebo agua. Estiro los brazos. Respiro. Puedo respirar. En cualquier instante mi cabeza estalla. También mi espalda. Acomodo los cojines. Tomo este teléfono celular. Veo fotos. Parece que las horas mediterráneas quisieran explicarme por qué aún estoy acá. Serán los viñedos, las rosas. Será el azul, la calma construida en mi cuarto, éste, mi mejor compañía. Será el amor más profundo que, sin esperar -sin duda, regalo de la vida-, poco después de aterrizar, conocí, abracé y, sobre todo, comprendí aquí. El día que esta tierra sea testigo de mi adiós, será en paz. “Detrás de la alegría y la risa, puede haber una naturaleza vulgar, dura e insensible. Pero detrás del sufrimiento, hay siempre sufrimiento. Al contrario que el placer, el dolor no lleva máscaras”. Eduardo Liendo. Después de una madrugada difícil, por fin puedo retomar la escritura. La reciente noticia de la muerte inesperada de un amigo a todos en casa nos deja afligidos. Hay tanto que escribir sobre el sentir por el misterio de esta breve existencia llamada vida que, ahora, sobre este teclado, mis manos quisieran saber por dónde empezar. Otra vez sin electricidad; ya más de una hora. Se apagará la computadora. Deberé esperar para volver a este escritorio.
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¿Cómo estarán en Venezuela? Inevitable no preguntármelo día a día. Me levanto. Espero la luz. Otra vez en esta silla. Reabro mi cuaderno. Releo lo plasmado anoche. El día que esta tierra sea testigo de mi adiós… Antes de regresar a Margarita, quisiera pasar unas semanas en Caracas. La última vez que estuve en la capital, en noviembre de 2017, mi papá, mi tío Abdul Raúf y yo caminos toda Sabana Grande. Era otra. Nada similar a la de mi niñez y adolescencia. Basura por doquier, numerosas caras desconsoladas, hambre, mucha hambre. Desde niña, ir a Caracas siempre fue una alegría; mi papá llegó a ésta –con sus hermanos y mis abuelitos– cuando tenía diez años de edad. Solo, por sus tranquilas calles de los sesenta (la nostalgia se apodera ante esta afirmación, por lo inseguras que son actualmente), vendía maní, platanitos, ropa. “Por aquí tenía una clienta española, me quería mucho; su hija era mi novia”, desde siempre, cada vez que pasamos por El Paraíso (donde aún, en el restaurante “Taxco” –en honor a esta bella ciudad ubicada en el Estado de Guerrero, México, conocida y admirada por el dueño del local–, ofrecen nuestra hamburguesa favorita, la primera que en su vida comió mi papá),
nos dice esto con la picardía suficiente para hacernos sonreír, sobre todo a mi mamá. “…en Caracas todo lo bueno y maravilloso es imposible cambiarlo: ¿Cómo modificar esta altitud, esta disposición de las montañas, la ruta de las brisas, los cielos despejados, la cercanía del Caribe?”. Federico Vegas. Al leer Contigo en la distancia, de Eduardo Liendo, mucho sentí que mi papá era quien narraba su aventura en el Circunvalación Nº 13, más cuando el niño Elmer (protagonista de esta historia) se encuentra con Cantinflas, el actor preferido de mi padre: “¿Qué tal, señor Cantinflas, cómo le ha ido? La verdad verdadita, ni me quejo ni dejo de quejarme, es cuestión de estilo y el estilo es como quien dice lo que sin él no se tiene nada, y el que nada no se ahoga y el que no se ahoga flota como dijo el gran campeón olímpico Nadaximandro, el nadador. Pero yo tenía entendido que usted estaba... No me diga esa palabrita, Elmercito, porque no le tengo ninguna simpatía, que es como quien dice que consta que me profundizaron en el subsuelo (…) Dicen que me he ido, pero no
Libros
Lunes 2 de Septiembre de 2019
(…) se trata de un caballero muy popular (…) se trata del famoso cantante Alfredo Sadel (…) tiene el cabello platinado, su dentadura es perfecta y se muestra simpático y seductor, escucho cuando la muchacha (…) dice sin rubor ¡Él es divino! (…) ¡Que cante! (…) Los voy a complacer con (…) ‘Contigo en la distancia’, del inspirado cantautor César Portillo de la Luz, que empezando por su propio nombre nos ilumina a todos, y mi interpretación voy a dedicarla muy especialmente al pasajero Elmer, que abordó esta mañana por mera curiosidad el Circunvalación N° 13 (…) Se escuchan algunos aplausos y yo me siento realmente abrumado por la gentil dedicatoria del admirado tenor (…) No existe un momento del día en que pueda apartarme de ti (…) El mundo parece distinto cuando no estás junto a mí (…) Es que te has convertido en parte de mi alma (…) Ya nada me conforma si no estás tú también” (páginas 215-217). “El cine me libera de la cárcel de la realidad”. Eduardo Liendo. Cine de Miraflores, cine El Prado, cine Lincoln, cine Junín, cine Metropolitano. Al releer estos nombres (páginas 57- 63) siento curiosidad por saber cuál solía frecuentar mi papá. “Cine Principal. Plaza Bolívar. San
Jacinto”. “Ah, sí, donde yo le daba comida a las palomas, tengo una foto dándoles maíz”. De esta plaza no sé más. Esta confesión me lastima… “el dolor no lleva máscaras”… Me apena reconocer que la poca memoria es gracias a una fotografía (¿en cuál de los infinitos álbumes que quedaron en la isla estará?, ¿será que desde hoy mi conmoción por esta imagen me acompañará hasta “el fin del final”?, ¿qué será de ella cuando llegue mi fin del final?): erguida, con un conjunto (franela y licra rosadas con rayas blancas) de algodón que ya no usan las niñas, contenta con mis manos abiertas para alimentar...
Cárcel, sin titubeo: el casi inexistente recuerdo de una realidad feliz.
El día que esta tierra sea testigo de mi adiós… Antes de regresar a Margarita, quisiera pasar unas semanas en Caracas.
Ghaza, El Valle del Bekaa (Líbano), 10 de agosto de 2019.
*ladendalal@hotmail.com / http://dalalelladen.blogspot.com
Artes visuales
les crean. Entonces usted no está Ya le dije que no me gusta la palabrita esa, Elmercito, y mucho menos la de occiso que parece que uno es un trasto oxidado, no señor, digamos que uno disfruta de una cierta invisibilidad temporal, que en mi caso es hasta indiscreta, porque cualquiera que enciende el televisor de pronto puede encontrarse con el peladito, o sea el doble de este servidor, en Si yo fuera diputado, El siete machos, El barrendero…” (páginas 68-70). Esta novela, además de acercarnos a esta Caracas imposible de cambiar, nos conduce a cuestionarnos sobre nuestro futuro incierto, en qué tanto nos vamos al irnos de este espacio físico; el niño Elmer (fácil podemos imaginar que es el mismo Liendo recordando sus pasos en ella, su hogar) y Sócrates Pérez (el chófer, su otro yo, el Liendo pensante) nos envuelven en su viaje hasta “el fin del final” (expresión que se repite a lo largo de la narración), donde, entre muchos otros, también se encuentra con Walt Whitman, José Gregorio Hernández, Franz Kafka, Tarzán de los monos, Marilyn Monroe, Agustín Lara, Pablo Neruda y Alfredo Sadel: “La melancólica hermosura de la Calle de la Nostalgia continúa extendiéndose al paso del tren con sus paisajes enigmáticos preñados de sorpresas (…) escucho un agite
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Arqueología
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Un sitio arqueológico precerámico en Colima Arqlgo. Rafael Platas Ruiz Investigador del Centro INAH Colima E-mail. rafael_platas@inah.gob.mx
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n el rancho Loma de San Juan, ubicado en el municipio de Cuauhtémoc, situado a unos 2 kilómetros en línea recta al sur de la cabecera municipal, y a unos 900m de la autopista Colima–Guadalajara, encontramos el acceso que marca la entrada a esta propiedad; en ella se encuentra un asentamiento humano que data de varios siglos antes de Cristo, el cual corresponde a una etapa precerámica donde se desarrollaron grupos humanos que aún no tenían como modo de vida la agricultura. El sitio arqueológico “Arroyo Grande” -como se le conoce-, subyace en un escenario geográfico cuya morfología corresponde a un valle de llanura tendida donde se proyecta una plataforma natural delimitada por la vera del arroyo Grande que corre al oeste. La mayor parte de las evidencias que conforman el contexto del sitio se encuentran dentro de una propiedad ejidal dedicada a la ganadería y se distribuyen a partir de un acantilado que a la distancia se ve como un corte vertical por donde sobresalen las copas de algunos árboles. No obstante, conforme se avanza nos vamos dando cuenta que no presenta un corte vertical, sino una ladera alargada que va descendiendo gradualmente de una altura aproximada de 19m a nivel del cauce del arroyo Grande. Conforme se va haciendo el descenso al arroyo, vamos encontrando un declive acondicionado con piedras colocadas mediante incipientes muros de contención. A la mitad de este
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Imágenes 1-2. La primera toma nos ofrece cómo se percibe el corte del terreno sobre el cauce del arroyo. Esta toma fue hecha de este a oeste. En la segunda se ve cómo empieza a descender una franja de tierra flanqueada por los cortes de la barranca, en cuyo trayecto muestra terrazas acondicionadas culturalmente para terminar en un pequeño valle cerrado.
trayecto sobresale un afloramiento rocoso, el cual muestra no del todo una figura cuadrangular de 9m por 7m, donde resalta hacia tres de sus lados unas piedras colocadas en forma de cimiento rústico que impiden su erosión. En el perfil oeste de este promontorio, acondicionado arquitectónicamente, se desprenden un par de alineamientos a manera de terrazas dispuestos en media luna, que evidentemente constituyen una cimentación planificada para poder tener un tránsito hacia el arroyo,
y también a una pequeña planicie que se extendía al sur a los pies de la barranca. Visibles en superficie las piedras utilizadas para conformar estos alineamientos son de tamaño irregular de diferentes dimensiones, aunque manipulables por una persona. Así mismo no muestran una selección ni orden en su acomodo rústico, lo mismo se ve una piedra grande, y dos pequeñas juntas, o pueden ir intercaladas de diferentes tamaños, su conformación es basáltica y estructura porosa en su
Imágenes 3-4. La primera toma nos ofrece un perfil donde se aprecia la pendiente que baja hacia el arroyo, así mismo podemos ver la cara sur del afloramiento rocoso que fue acondicionado, mismo que en el descenso sirve como un descanso, aunque consideramos que sus funciones fueron más que eso.
Arqueología
Lunes 2 de Septiembre de 2019
acomodo no fue buscado un careo o la mejor cara de la piedra hacia fuera. Este acondicionamiento del espacio permite bajar al cauce del arroyo, éste se encuentra a unos 10m al oeste del último alineamiento, al entrar entre los árboles que cubren la vera por donde corre nos damos cuenta que su flujo es reducido a una corriente más pequeña que corre por una encañonada barranca, cuya pared se muestra ante nosotros con una altura de 8m. Al levantar la mirada se postra ante visual una oquedad de forma circular instruida sobre el corte de la barranca. De arriba hacia abajo, a los 3m se forma esta oquedad semicircular, cuya bóveda hecha en una pared de sedimentación tepetatosa proyecta una entrada de 2m de alto por 3m de ancho, cuyo fondo no se alcanza a definir. Por su parte la altura, a partir del agua hacia esta construcción es de unos 4m, aunque tal vez ésta fue mucho menor en otros tiempos, dado a la erosión que ha provocado la corriente de agua al pasar de los siglos. Conocer a ciencia cierta la temporalidad de este sitio no fue posible en virtud de que no se detectaron materiales cerámicos en superficie, los cuales son nuestros indicadores principales para definir la
Imágenes 5-6. Las tomas nos permiten ver el corte donde se encontraba establecida esta oquedad previamente registrada como abrigo rocoso.
filiación cultural de los contextos. Sin embargo, consideramos a partir de su propia ubicación, -en los pies de monte de una barranca cerrada que permite un resguardo, así como la presencia del abrigo rocoso-, son rasgos que nos indican que este espacio pudo ser ocupado durante etapas anteriores al periodo preclásico. El tipo de acondicionamiento del espacio que se observa, principalmente la disposición de los alineamientos de piedra, aparentemente no se asemeja a ningún sistema constructivo desarrollado durante las fases que comprenden la secuencia cultural de Colima, donde los registros más antiguos que se tienen de arquitectura es para la fase Ortices. La predilección por parte de los grupos que ya contaban con una industria alfarera y una economía agrícola, presentan por lo general, desde la fase Capacha una inclinación de espacios en valles abiertos, o sobre plataformas o montículos elevados. Bajo estos parámetros se considera que el sitio “Arroyo Grande” exhibe claras evidencias de un asentamiento precerámico, ligado a grupos de una tradición de la etapa de cazadoresrecolectores que nos podría remontar más de 3500 años antes de Cristo.
En la parte superior de esa plataforma encontramos emplazados y perfectamente definidos los cimientos de dos cuerpos arquitectónicos cuyas dimensiones, disposición y características del sistema constructivo corresponden a los desplantes de unidades habitacionales de la fase Chanal.
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