Número 392

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CONTENIDO

Índice

Lunes 14 de Octubre de 2019

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Madre tierra, Madre agua

Palabrario mexicano

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por Francisco Carranza Romero

Aura Benavides y la historia de los desaparecidos

por Karla Valdovinos

por César Barrera Vázquez

Tokarczuk y Handke, dos Nobel en un mismo año

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Un historiador en su poesía por Víctor Gil Castañeda

Aquí estoy

por Olga Tokarczuk

Las opiniones firmadas por sus autores no son responsabilidad de quienes editan este semanario ni de la U de C.

Fuente/ .amazon.es

Medalla al Mérito Universitario “General Lázaro Cárdenas del Río” en atención a sus méritos y cualidades humanísticas, así como por sus relevantes aportaciones a la comunidad jurídica universitaria y colimense.

DIRECTORIO

Guillermo Ruelas Ocampo

M.A. José Eduardo Hernández Nava Rector Christian J. Torres Ortíz Zermeño Secretario general Vianey Amezcua Barajas Coordinadora general de Comunicación Social Jorge Vega Aguayo Director general de Prensa

El Comentario Semanal José Ferruzca González Director del periódico El Comentario Yadira Elizabeth Ávalos Rojas Coordinadora de edición Brenda Rosales Peña Información y corrección Ma. Guadalupe Venegas Peregrina Diseño

e-mail:comentariosemanal@gmail.com

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El Comentario Semanal


80 años

Lunes 14 de Octubre de 2019

Doctor Guillermo Ruelas Ocampo,

magister per semper… En el marco de los festejos por el 80 aniversario de la Universidad de Colima, el pasado miércoles 9 de octubre, en la Pinacoteca Universitaria, el Rector José Eduardo Hernández Nava entregó, de manera post mortem, la Medalla al Mérito Universitario “General Lázaro Cárdenas del Río” al doctor Guillermo Ruelas Ocampo, máxima distinción que otorga esta Casa de Estudios.

Por Enoc Morán Torres*

Yo soy yo y mis circunstancias”, nos enseñaba el filósofo español José Gaos, a mediados del recién pasado siglo XX, concomintantemente a la infancia del doctor José Guillermo Ruelas Ocampo. Efectivamente, el ser humano es él y sus circunstancias, su momento histórico, sus expresiones culturales y el devenir de la existencia en el tiempo y espacio donde “se es arrojado”, y con ello, el ser humano construye su propia existencia, sus propias visiones, nociones, realizándose en ellas, con ellas, a través de ellas. Realicemos una mirada a la circunstancia del doctor Guillermo, “acompañémosle” trascendiendo nuestro propio tiempo-espacio y vayamos a “caminar” su recorrido por la existencia, sabiendo que al hacerlo, caminamos buena parte de la propia. En ese sentido, la presente semblanza, transitará a partir de cuatro circunstancias que se proponen: La circunstancia jurídicauniversitaria: La historia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Colima, es una historia compartida con la historia personal del doctor Guillermo Ruelas

Ocampo. El doctor Guillermo se formó en las aulas de nuestra Facultas Iuris; el doctor Guillermo formó por más de cinco décadas a jóvenes juristas y abogados en nuestra casa académica; el doctor Guillermo sumó y coordinó los trabajos de todos los docentes y trabajadores a través del servicio en la dirección de nuestra Facultad, por diez años. Él decidió que su vida tenía sentido en el espacio tanto universitario en general, como específicamente en los espacios académicos de derecho. La Universidad de Colima y nuestra Facultad de Derecho, tendrán siempre el sello indeleble, la huella siempre presente del artista que ha sabido formar dedicada y apasionadamente, una gran parte de los profesionales en derecho en Colima, y en la región occidental de nuestra patria. Los docentes, en el fenómeno de enseñanza-aprendizaje jurídico, siempre tendremos presente a nuestro maestro y seguiremos experimentando místicamente esa permanente presencia del hermano mayor que sugería, que acompañaba, que corregía y que con su taza de café, siempre tenía un atento y culto comentario, desde las vicisitudes de los barrios y personajes de Colima, hasta las complejidades y abstracciones de los clásicos Griegos y Romanos.

La circunstancia del desarrollo profesional: La circunstancia profesionallaboral puede constituir un elemento coyuntural en el ser humano, circunstancia en la cual puede esclavizarse o encontrarse el espacio idóneo que coadyuve en la realización personal y a su vez constituya el escenario perfecto de realización profesional. En ese último sentido, el espacio laboral-profesional logra constituir el referente existencial e histórico en el cual “se le va la vida” al sujeto humano buscando la realización y perfección. A manera del mito griego de Sísifo, quien, recordemos, condenado a una misión poco posible, ascendía la montaña empujando la enorme roca hacia la cúspide, misma roca que en un descuido o cansancio, se le regresaba y Sísifo, reiniciaba la actividad, probablemente con cierto grado de conciencia, respecto de que no alcanzaría la cima de la montaña. ¡Así se le fue la vida a Sísifo! Ahora bien, encontramos en el doctor Guillermo, un gran hombre de acción y de gobierno, en efecto, además del servicio aludido anteriormente, en la dirección de nuestra Facultad de Derecho supo armonizar el ejercicio de la docencia con la actividad regente en el servicio público, realizando a través de su paso por el Juzgado Penal, la Procuraduría de Justicia del Estado de Colima y los Tribunales, Electoral y

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80 años Contencioso Administrativo del estado de Colima, incluso la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, la entrega de su persona, capacidades y habilidades para el desarrollo de nuestra Facultad, de nuestra Universidad, de nuestro estado, buscando contribuir en la realización, bienestar y felicidad de todos los ciudadanos y de todos aquellos que tuvimos la gracia de estar con él, aprender de él, dialogar con él. La circunstancia magisterial: En una pequeña obra del año 389 D. N. E. denominada De Magistro, San Agustín manifiesta que la ciencia sin conciencia y sin comunicación es una pérdida de nuestro potencial pedagógico y paidético, pues efectivamente se conoce para comunicar a los otros lo que se conoce, en sentido inverso, constituiría en la autoposesión, la aniquilación de las potencialidades pragmáticas derivadas del conocer. Seguidamente, el autor de Hipona, explicita la importancia del lenguaje, como una actividad interpretativa e intersubjetiva, que tiende un puente entre el hablante y el oyente en el marco del diálogo, no del monólogo; así, decir verdad de una palabra, es decir verdad para sí y para los

Lunes 14 de Octubre de 2019 otros, constituyendo un diálogo, como un acto de confianza entre los interlocutores. El doctor Guillermo Ruelas Ocampo, antes de ser un excelente directivo y el gran hombre de acción y de gobierno que hemos mencionado, por encima de ello ha sido un gran maestro, un hombre enamorado de la asiduidad, dedicación, puntualidad y pasión por el saber en las aulas de nuestra Facultas Iuris, donde por más de cincuenta años en la discreción de la ordinariedad de la vida académica, presentó-discutió-argumentódisertó en diversas temáticas jurídicas, desde particularidades jurídico procesales de orden penal hasta sutilezas y abstracciones filosófico-jurídicas, como por ejemplo, el Quid del garantismo penal de Ferrajoli y su viabilidad de aplicación en el llamado Nuevo Sistema de Justicia Penal. La circunstancia humana: El substrato necesario, soporte y garante de la existencia, de la actividad racional, de la actividad consciente, nos remite siempre a la humanidad, a ese fondo humano, posibilitante de todos los demás elementos; nos remite a ese ser personal desde el cual se es, se piensa, se actúa, desde donde el

maestro aprende y enseña sin ese fondo humano, el fenómeno -como aquello que aparece ante nuestra sensibilidad-, se extingue, se aniquila. El doctor Guillermo ha sido, sobre todo y posibilitando los demás elementos enunciados, una persona excepcional, precisamente, una persona profundamente humana, con gran sensibilidad ante los problemas que aquejan al género humano y específicamente a nuestros estudiantes universitarios; un gran ser humano con grandes dotes y valores que la naturaleza otorga a los docentes y a los hombres cultos que buscan servir, dirigir, caminar con los otros hacia un horizonte de realización humana. Vienen a nuestra mente las tardes-noches de piano con el maestro, los célebres diálogos sobre Kant, Santo Tomás, Freud… los críticos comentarios sobre prácticas-decisiones políticas Ad Intra y Ad Extra universitarias y estatales, así como, entre sorbo y sorbo de café sus expresiones de preocupación por Colima, por la patria. *Director de la Facultad de Derecho de la Universidad de Colima

Un maestro de la vida Por Bernardo A. Salazar Santana*

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Aún nos parece difícil aceptar la ausencia del maestro José Guillermo Ruelas Ocampo…

iempre guardo la esperanza de encontrarlo en algún momento frente a sus alumnos, disfrutando un café o expresando alguna opinión, esas opiniones que lo distinguían, siempre respetuosas, pero no por ello exentas de un inteligente tono crítico. Algo que extrañaremos, que ya extrañamos sus discípulos, sus compañeros y su familia, es su profunda y variada cultura. Esa cultura que lo hacía tener siempre en la mente la opinión docta, y en los labios, la palabra sabia. No sólo era un experto en derecho, con opiniones profundas y bien documentadas, sino además un hombre de sabiduría. Una sabiduría que comprendía variados temas y formas de pensar, que combinaba de forma admirable. Esa clase de magisterio es

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invaluable, pues a nuestro juicio un maestro no sólo debe instruir en una materia, sino brindar aproximaciones variadas a diversos temas, suscitando inquietud intelectual y ansia de aprendizaje. Una materia, a final de cuentas, no es un simple compendio informativo, sino un pretexto para adentrarse al mundo del saber. Aprender, en ese sentido, no es sólo atesorar datos, sino alcanzar la transformación de la propia personalidad. Por ejemplo, pocas veces he encontrado a maestros de derecho que puedan aprovechar citas reflexivas provenientes de la literatura, la historia y la sociología en general. Aún recuerdo, en el maestro Guillermo Ruelas, sus referencias a Shakespeare -que por cierto leía en inglés-, a Víctor Hugo, a Dostoyevski o a Cervantes relacionando sus obras maestras con la ciencia jurídica. O sus sabrosas digresiones dedicadas a Rousseau, Voltaire, D’Alembert, Diderot, Montesquieu, o a cierto enciclopedista; o incluso a variados tópicos de la filosofía alemana desde el racionalismo de sus autores favoritos Kant y Hegel, pasando el realismo de Feuerbach, el pesimismo de Schopenhauer, la crítica a la

cultura occidental de Nietzsche, y hasta los neokantismos del siglo XX como Heidegger o Jasper; o los padres del realismo sociológico y político como Weber y Habermas. Fue un estudioso, en efecto, que no sólo leyó simples compilaciones o libros de texto, sino que abrevó en las fuentes directas


80 años

Lunes 14 de Octubre de 2019 del conocimiento. Pero esas referencias no eran vanidosas, sino precisas y oportunas, sobre todo cuando encontraba un momento específico en la argumentación de un tema jurídico o en una animada charla. Aquellas eran citas proporcionadas como al descuido, cuidando no ofender al interlocutor, pero aprovechando al máximo la natural inquietud de una mente en formación. No podríamos olvidar aquí su insistencia en la correcta utilización del idioma. Para él todo abogado, como todo un humanista, debería ser también un experto en la utilización adecuada de uno de sus instrumentos fundamentales: la letra impresa. En su peculiar concepción, los errores ortográficos o de sintaxis estaban prohibidos en un profesional de la ley. Nosotros podríamos añadir que deberían estar prohibidos en cualquier profesión. De la afición a la historia del maestro nos habla su incorporación al gremio de historiadores y cronistas locales, donde comenzó a compartir algunas investigaciones propias relacionadas con temas que le habían llamado la atención. Le apasionaba la historia local. Hurgaba en los documentos del Colima antiguo, como en búsqueda de una identidad regional que permitiera sacudirnos el aislamiento en que por más de un siglo, la geografía y los intereses políticos de la Federación y los estados vecinos, mantuvieron a Colima, pero que a la vez, posibilitaron la creación de una sociedad única y diferente, propia de una población que comparte, a la vez, la inmensidad del mar y la grandeza de la montaña. Creo que perdimos a un cronista extraordinario que habría dado mucho, en años venideros, pero por desgracia su esfuerzo quedó interrumpido. Aun así, seguimos en búsqueda de aquel borrador de las viñetas que tanto nos prometió y que, a su decir, llevaba un avance considerable. No podríamos dejar de mencionar su amplia cultura musical. En sus años juveniles fue un pianista de grandes dotes, que en algún momento dudó en seguir una carrera como concertista, donde sin duda habría alcanzado algún importante reconocimiento. Llegó incluso a ofrecer muestras de su talento en los primeros años de la Facultad de Derecho. Tengo por allí un programa de graduación de alguna de las primeras generaciones, donde el número artístico obligado era una interpretación en piano, de un tema musical clásico, ejecutado por el maestro Guillermo Ruelas. Abandonó ese sueño, precisamente,

por elegir dedicarse a la profesión jurídica. Quizá se nos negó disfrutar de un excelente concertista. Pero se nos regaló la vida del más grande jurista que ha tenido la Facultad de Derecho. Esa cultura general, que se combinaba con una inteligencia sólida pero refinada por el instinto pedagógico, resultaba invaluable en el salón de clase. Pero no sólo allí: también en la vida cotidiana, pues hay maestros que trascienden de los cubículos y se prolongan en el acontecer de todos los días. Maestros de vida, podríamos llamarles, no sólo de aula. En esa visión de integralidad como docente, debe señalarse también su paso por las instituciones de la entidad, como lo fue la Judicatura, la Procuraduría de Justicia y la titularidad de los Tribunales Electoral y Contencioso Administrativo del estado. Eso le dotaba de una especial visión donde se enriquecía la reflexión teórica con los retos del desempeño público. Era además un maestro que abordó exitosamente, durante muchos años, el ejercicio libre de la profesión, lo cual le permitía identificar con claridad los retos entre la premisa doctrinal y la praxis jurídica. Recuerdo, por ejemplo, su repetido comentario de que a veces los litigantes exploran muchos recursos y consultas legales, ignorando que la solución a su dilema se encuentra en la misma Constitución, que es lo primero que debieron consultar, estudiar y comprender. Ello devenía, invariablemente, en una de sus materias de estudio: la deontología profesional, es decir, el estricto código ético que debería acompañar al litigante y al estudioso del derecho en general. Tal código de conducta, brinda una muralla para la defensa de la profesión jurídica frente a la corrupción y deformación que a veces domina al mundo laboral circundante. Para él se trataba de una materia esencial, que no sólo era un asunto de ética, sino de calidad de vida. Tal combinación, insisto, de cualidades intelectuales y personales serán difícilmente recuperadas en otros ejercicios magisteriales, pero imponen un ejemplo a seguir que ojalá sea retomado por las maestras y maestros de nuestro tiempo y nuestra circunstancia. La Facultad de Derecho lo merece. Por ello, creo que este reconocimiento póstumo es muy merecido. El maestro no era adicto al aplauso zalamero, a la elocuencia fácil, ni mucho menos al reconocimiento oportunista. No lo

embrujaba el canto de las sirenas, ni el elogio convenenciero lo seducía. Se enorgullecía más de del reconocimiento de maestro que el Foro Jurídico colimense le dispensaba. Agradecía más que cualquier diploma, el que sus alumnos le entregaran con cariño sincero, su corazón. No obstante seguro estoy que a él le hubiera gustado recibir esta medalla en vida, para la cual, en una ocasión fue propuesto, como justo reconocimiento a 53 años de ejercicio docente en la enseñanza de la ciencia jurídica. Porque fue esta, sin lugar a dudas, su auténtica vocación. Después de largos años de éxito su labor como litigante, cerró su bufete. Cumpliendo su ciclo en el servicio público, se retiró a gozar de su merecida pensión. Pero jamás, desde que inicio como tal en 1967 y hasta el día de su lamentable deceso, abandonó su labor como docente. La vida del maestro José Guillermo Ruelas Ocampo, por supuesto, está ligada a la Facultad de Derecho de la Universidad de Colima. Fue uno de sus primeros egresados, como también uno de sus profesores emblemáticos. Por ello, una de las grandes alegrías del maestro era percibir que sus alumnos lograban destacar por méritos propios en el ejercicio de su profesión. Al no tener hijos propios, sus alumnos fuimos una extensión de su espíritu y se enorgullecía de formar ciudadanos de bien que cumplieran sus propios anhelos como litigantes o funcionarios. En las universidades públicas, se reconoce a aquellos funcionarios que contribuyen al crecimiento de la institución cuando crean infraestructura física, fundan centros de difusión cultura, de investigación científica, de promoción deportiva y de enseñanza académica. Se reconoce también, a aquellos estudiantes que alcanzan las máximas notas en el aprendizaje y en la formación profesional en las aulas. Nuestra Máxima Casa de Estudios rinde merecido reconocimiento a un universitario que cumplió con éxito la misión de toda institución de educación superior: formar espíritus aventureros, conciencias libres; hombres y mujeres de pensamiento crítico y de actuar positivo Maestro, José Guillermo Ruelas Ocampo, quienes lo conocimos jamás lo olvidaremos.

*Magistrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado.

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80 años

Lunes 14 de Octubre de 2019

Educación, regulador de la conciencia nacional Por José Eduardo Hernández Nava*

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l doctor Guillermo Ruelas Ocampo tuvo en vida la dimensión humana de los intelectuales mexicanos: la sencillez de los maestros y la generosidad de los elegidos por Dios. A manera de los grandes maestros de la filosofía antigua, nunca fue un enseñar para asegurar riqueza o reconocimiento, sino para sembrar y saber vivir en fortuna e infortunio como para no tener que arrastrar la adversidad. Expresaba que el derecho es un universo mucho más amplio que las letras y las palabras de las leyes, que ejercerlo demanda pensamiento lógico y, por encima de todo, compromiso con la justicia social. Por su vocación de excelencia por la docencia que ejerció hasta el último día de su prolífica vida; por sus aportes a la comunidad jurídica y particularmente a la Universidad de Colima; es un gran honor para mí otorgar la Medalla “General Lázaro Cárdenas del Río” de manera póstuma al gran maestro universitario, distinguido jurista y servidor público al doctor Guillermo Ruelas Ocampo. Para quien pido un caluroso aplauso. Al hacerlo, la Universidad de Colima refrenda su identidad con el pensamiento y la obra de hombres e instituciones, que como Lázaro Cárdenas delinean, diseñan y establecen las nuevas rutas del país y toman

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plena conciencia de que la educación en todos los niveles y formas, es elemento regulador de la conciencia nacional. El doctor Ruelas Ocampo –uno de los intelectuales más imprescindibles de Colima– fue uno de los personajes que incidieron en el mundo y si, no modifican su destino, por lo menos lo explican, le dan sentido. Por ello es importante atender a su voz y a su mirada, así uno se apropia de su realidad inmediata. El doctor Ruelas Ocampo dejó como legado latente que la dignidad de la abogada se soporta más en el trabajo inteligente, responsable y comprometido, que en los títulos, reflectores y oropel. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos que el doctor Guillermo, fue una persona que entendió y compartió el verdadero sentido del derecho y la justicia, con una vida coherente y manteniendo la rectitud en toda circunstancia al hacer de la justicia, con una vida coherente y manteniendo sentido del derecho y la justicia, con una vida coherente y manteniendo la rectitud en toda circunstancia al hacer de la justicia una concreta realidad y a quien numerosas generaciones han reconocido su valor y ejemplo, haciéndole homenajes en reconocimiento a la grandeza de su espíritu. Se desempeñó primero como profesor universitario y luego como catedrático de la Facultad de Derecho hasta convertirse en emérito de la Universidad de Colima.

Desde ahí, fue corresponsable en la formación de cientos de jóvenes colimenses, algunos de ellos han destacado en el ejercicio de su labor en cargos públicos como José Ramón Cosío Díaz, ex ministro de la Suprema Corte de Justicia, o en la política como el ex gobernador Fernando Moreno Pena, Ximena Puente de la Mora, ex presidenta del Instituto y Protección de Datos Personales y actualmente diputada federal. Además, fue un protagonista de la historia universitaria y una pieza clave del desarrollo institucional al participar de manera decidida en sus órganos de gobierno. Lo que hizo el doctor Guillermo fue sembrar, y hoy Colima está cosechando muchas de las semillas que a lo largo de sus 80 años de vida fue dejando para bien del estado y para bien de la Universidad de Colima. *Fragmento del discurso pronunciado por el Rector de la UdeC, José Eduardo Hernández Nava, en la ceremonia donde se entregó a manera póstuma, la Medalla al Mérito Universitario “General Lázaro Cárdenas del Río” al doctor Guillermo Ruelas Ocampo.


Creación

Lunes 14 de Octubre de 2019

Madre tierra, Madre agua Por Francisco Carranza Romero

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uchos seres humanos, desde los tiempos remotos, consideran a la naturaleza como su origen y parte esencial de sus vidas. Por eso, desde la niñez aprenden a conocerla y a amarla. Los taoístas del Extremo Oriente de Asia, desde el siglo VI antes de Jesús, predican que el ser humano debe vivir en armonía con la naturaleza. Lao Tse tuvo y tiene seguidores. Los indígenas de América también fomentaron y fomentan que hay que vivir en armonía con la naturaleza. Los hablantes de la lengua quechua dicen, desde hace muchos milenios, Patsa Mama (Quechua I: Áncash, Lima, Huánuco, Pasco) o Pacha Mama (Quechua II: otras áreas de Perú, Bolivia, Argentina, Ecuador y Colombia) a la Madre Naturaleza sólida. Lo interesante es que el sustantivo patsa o pacha se refiere tanto al espacio como al tiempo. Y estos mismos quechuas dicen Yaku Mama (Madre Agua) al líquido que es el elemento esencial de la biósfera. Por este modus cogitandi (modo de pensar), tanto la tierra como el agua reciben respeto y ofrendas de sus hijos. El respeto

y ofrenda a la naturaleza es la aceptación de la manifestación de la divinidad (teofanía) a través de la naturaleza; no su divinización como juzgan los que ignoran estas manifestaciones culturales. Los indígenas de los países andinos, educados en el pensamiento de conocer y amar a la Madre Tierra y a la Madre Agua, las cuidan, respetan y defienden hasta con sus vidas cuando llegan los intrusos que las contaminan y destruyen por convertirlas sólo en objetos de lucro. Los defensores de la naturaleza, generalmente, son los que viven en el área rural; por tanto, están en contacto diario con ella. Los destructores de la naturaleza, generalmente, son los procedentes del área urbana o citadina. Es que ellos sólo buscan sacar la ganancia económica. Y, cuando hay enfrentamientos de los defensores y destructores de la naturaleza, las empresas y gobiernos se vuelven cómplices del negocio, haciendo mal uso del poder, envían a los policías y a grupos militares bien armados para defender los intereses de los empresarios. Al final, cuando hay muertos y heridos nadie asume la responsabilidad; entonces, recurren a los discursos repetitivos de justificación:

“Yo di la orden, pero no ejecuté. Yo no participé personalmente. Esos indios no quieren el progreso por eso rechazan las inversiones que dan trabajo y mejoran la economía del país. La civilización debe destruir a la barbarie”. Los policías y grupos militares también tienen sus letanías bien aprendidas: “Nosotros sólo obedecemos las órdenes. Nosotros defendemos el orden. Nosotros nos defendimos ante los ataques de los revoltosos”. Cuando al inicio de la primavera de 2019 hubo marchas y protestas invocando el cuidado de la Madre Naturaleza, recién muchos se pusieron a pensar en serio sobre el medio ambiente. Las instituciones y personas, que hicieron posible este acontecimiento que busa despertar la conciencia de la humanidad para cuidar nuestra Madre Tierra, se unieron en torno de la figura de la adolescente Greta Thunberg. ¿Recién llega el mensaje milenario de los quechuas y otros grupos humanos de que el ser humano es hijo de la naturaleza? Y, como hijo, tiene la obligación de cuidar a su madre. Ojalá que esta toma de conciencia de que todos somos terrígenas (originarios de la Tierra, indígenas de la Tierra) sirva para que no nos miren con prejuicio cuando nos detenemos en un lugar escogido del camino (cima, lugar del encuentro de vientos, donde hay emanación de gas subterráneo como en los humedales) para ofrendar una piedra a la naturaleza. Por tantas ofrendas recibidas de los viajeros hay morritos al borde de los caminos que en quechua los llamamos apachita o la forma castellanizada apacheta (ofrenda enviada). Así también damos nuestras ofrendas al agua (Yaku Mama: Madre Agua). Y, para que no consideren que estos ritos son sólo de los andinos doy la siguiente información: Los coreanos también ofrendan piedras a los cerros, y esos morros de piedras (tol mudom, en coreano) son respetados. (Francisco Carranza Romero:” Culturas comparadas de Perú y Corea”, 2018, Universidad Nacional Agraria La Molina, Lima).

Fotografía/ Alma Delia Chávez.

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Documental

Lunes 14 de Octubre de 2019

Aura Benavides

y la historia de los desaparecidos

La joven egresada de la Universidad de Colima habla sobre lo que representa llevar la historia de los desaparecidos hasta España.

Por César Barrera Vázquez

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omo una situación agridulce, califica Aura Benavides la participación de su cortometraje Hasta encontrarlos en el Festival de Cádiz, España, situación que la conflictúa, pues por más que se exhiba el documental, aún siguen desaparecidos los principales protagonistas de este trabajo que se realizó en menos de cien horas. “Me pone contenta que la gente lo vea, pero también, al mismo tiempo, sigo sintiendo un poco apachurrado el corazón. Porque no importa cuánta gente la vea, si Kelsy, si César, si Lesly, si todas estas personas siguen desaparecidas. Sí, soy muy sincera en eso, me conflictúa esa situación. Aunque creo que desde mi posición, lo que pueda hacer para ayudar, para poner ese foquito rojo en el estado, es que estas historias se conozcan”. Aura Benavides explica que Hasta encontrarlos nace a partir de que un día se levantó y vio en el periódico la noticia sobre una mujer que se había organizado con familiares de personas desaparecidas en el estado y que buscaba a su hermano. Se habían organizado y estaban buscando en fosas en Tecomán. Esa noticia la hizo

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reflexionar bastante en la situación de las desapariciones. “A mí la problemática de las personas desaparecidas me había tocado bastante. Me había movido las tripas: porque yo no logro concebir cómo desaparece una persona. No es un objeto; la gente va a estar buscando a esa persona. Y en un Estado de derecho no tendría por qué desaparecer una persona. En producción lo vimos, lo platicamos y las chicas que trabajan conmigo se les hizo una buena idea”. Explica que se comenzó hacer la preproducción antes, porque se quería competir con esa idea en un concurso llamado Retodos, en el cual participan cinco personas para hacer un documental en cien horas, lo que implica que la preproducción y la posproducción, la edición y la grabación se haga dentro de ese tiempo. En entrevista para El Comentario Semanal, Aura Benavides detalla que esto les dio la oportunidad para que les prestaran equipo y asesoría para cristalizar este proyecto, aunque la idea del documental ya tenía mucho tiempo madurándose. “La preproducción de este trabajo lo comenzamos un mes antes. Yo, principalmente, tenía la idea de hacer este

documental sobre la chica que había leído la noticia. Pero desafortunadamente pasaron mil cosas y no pudimos hacer contacto con ella. Pero en esta búsqueda encontramos a otras tres familias que estaban dispuestas a colaborar con nosotras y a contar su historia”. La joven egresada de la Universidad de Colima explica que un reto fue precisamente esa situación, pues entendía que la mayoría de las personas no iban a querer participar en el proyecto por la gravedad del tema, además de que era algo muy reciente y muy doloroso. “Y nosotras reconocíamos eso. Conocimos a esas tres familias que nos abrieron las puertas. Nos hicimos amigos de ellas. Y pudimos trabajar de manera conjunta”, expone la cineasta al detallar la implicación anímica que representó un trabajo de esta envergadura. Aura Benavides precisa que siempre estuvo en la mente elaborar este trabajo, sin importar si eran seleccionadas en el concurso, pues era una cuestión personal. Afortunadamente, aclara, fueron seleccionadas en el concurso para elaborar este trabajo en cien horas. Sólo de la preproducción, precisa, fueron cerca de un mes.


Lunes 14 de Octubre de 2019

Documental tenemos focos rojos que nos están indicando que las cosas no están bien. Que no estamos preparados para toda la violencia que estamos viviendo y que parece que explotó en los últimos 10 años. En Colima hay 600 personas desaparecidas, pero este hecho no sólo afecta a estas personas, sino que afecta a toda su familia. A sus madres, a sus padres, a sus hijos, a sus abuelos. Finalmente, Aura Benavides expresa que está muy emocionada por la participación de su documental en el Festival de Cádiz, una gran oportunidad para que la historia de los desaparecidos de Colima se conozca al otro lado del océano, en Europa. * Periodista egresado de la Falcom.

“Planear los días que se iban hacer las entrevistas, hablar con las familias, incluso les pedimos que hicieran poemas, cartas, de unirnos un poco más para tratar, nosotros, un poco de entender o tratar de digerir esta realidad que nos sobrepasaba”. El corte final, relata, se entregó casi al término de las cien horas, por lo que fue un proceso arduo y muy cansado, sobre todo, expone, por el desgaste emocional y físico, al responder a los retos que implica trasnocharse en el trabajo de grabación y edición. “A mí, por ejemplo, la parte que me tocó de dirigir y hacer la edición, hacer el montaje, sí fue bastante complicado, porque tenía que pensar ahora sí en las entrevistas, pero también pensar en cómo se iba a montar el cortometraje. Afortunadamente todo salió bien en el concurso: ganamos”. - ¿Cuáles fueron los principales retos para culminar este trabajo y si quedaste totalmente satisfecha? - El principal reto fue hacer este documental en cien horas. Sobre todo por el desgaste emocional. Después de las entrevistas llorábamos con las familias. Y después de eso pensar en frío y hacer el montaje. Creo que eso fue lo más difícil. Estoy muy satisfecha con este trabajo. No soy profesional ni tengo muchísimos trabajos, pero creo que hasta la fecha es con el que más me he sentido satisfecha. Aunque quisiera alargarlo un poco más, que pasara de los 10 minutos, y me encantaría hacerle una posproducción de sonido profesional. - ¿Qué mensaje destacarías de Hasta encontrarlos, lo que quisieras que el público guardara o recordara al ver el documental? - Que no olvidemos que en Colima

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Libros

Lunes 14 de Octubre de 2019

El grupo artístico CPU y el Centro Cultural Navarrete

Un historiador en su poesía Por Víctor Gil Castañeda

(Información obtenida del documento titulado: Datos biográficos

mínimos de escritores colimenses. Nacidos aquí, avecindados, radicados o de pasadita. Material inédito del maestro Víctor Gil Castañeda, 363 pp.)

*El pasado indígena en el poemario Grandeza de los destellos *Texto de Víctor Manuel Cárdenas Morales

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n historiador termina su carrera universitaria. Pasan los años y comprende que el presente es también pasado. Mientras escribe en el hoy, su poesía está ligada a la historia. Parece que ningún instante fue tan ayer recientemente. Esta es una de las variantes temáticas que el poeta colimense Víctor Manuel Cárdenas Morales nos ofrece en su libro Grandeza de los destellos. Un texto donde el tiempo pasado lo encontramos en sus constantes referencias al mundo indígena, su cultura, su cosmogonía y su mirada religiosa. Parece que el poemario se refiere a esos momentos de luminosidad que nos otorga la misteriosa revelación de la existencia, a esos destellos que una grandeza anterior dejó olvidada por años de saqueos y masacres. Y a pesar de esos tiempos dolorosos en su caída, no desapareció del todo, permea entre nosotros a cada momento, pues lo que hicieron nuestros abuelos también pervive en la sangre. En su poemario, el autor nos pone frases provenientes de los mismos códices, usa su atmósfera idiomática, sus referencias cosmológicas, sus ecos verbales ligados a lo mortuorio, al inframundo, la finitud de la vida y la pequeñez existencial. Pero vayamos primero a la voz. Numerosos poemas del autor se deslizan por este acercamiento lingüístico a la cultura indígena. Por ejemplo, en el calendario antiguo se decía: Día Uno Caña, Dos Conejo, y se agregaban otras figuras de animales o plantas en su descripción. Laura Rodríguez Cano, en su artículo “Los registros del tiempo en Mesoamérica”, comenta que entre los mayas se utilizaban puntos y barras, inscripciones con variantes de cabeza o de cuerpo entero, más la innovación de los signos; dedo, concha y luna para indicar los valores numéricos de uno, cero y veinte. Un poema en prosa del autor colimense nos dice: “El día uno bajaremos del volcán en silencio. Tú pulsarás una guitarra en cada reposo; en cada estación de nuestro viaje no sentirás la callada aflicción de arrebatos sin nombre donde campearon la confusión y el desaliento”. (p. 35) Más adelante, en otro poema en prosa describe su doloroso

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caminar en la tierra, pero también hace una crítica a los falsos y ambiciosos sacerdotes. En ese mismo tono asegura: “Al gravitar en el valle uno el día dos del camino veremos la blanca luna de agosto sin fuegos ni cortezas. En la calma azul de la noche y con hisopos de pochote beberemos la transparente miel de su tibia leche”. (p.36) En algunos grupos indígenas cuando alguien valeroso moría, decían que su alma se convertía en colibrí o en chuparrosa. Misma referencia artística encontrada en la coreografía “Guerreros del sol”, montada por el Ballet Folklórico de la UdeC, basada en una amplia documentación del caso. Para el poeta Víctor Cárdenas esta metamorfosis la sufre un ser querido, su tía Astrid, momentos después de morir. Así nos lo deja ver en su texto “III, 1997” que dice: “Los muertos Los vivos sólo en ti Los resucitados en tu sangre Tierra Del más amado polvo Ceniza tibia aún (…) No es agua fresca en la garganta Un colibrí acaso Un esmeralda colibrí sedentario en la modesta flor de una modesta rama”. (p.49) Más adelante, cuando nos habla de la fundación de nuestras primeras ciudades prehispánicas, recurre a la voz que nos dejaron los propios cronistas de indias citados, por cierto, al interior del poemario. En el capítulo primero del libro Popol Vuh, se habla de la creación del hombre y las cosas. Cuando todo era silencio aparecieron el Formador, Tepeu, Gucumatz y los Progenitores. También acompañaron este prodigio: Caculhá-Huracán, Chipi-Caculhá y Raxa-Caculhá. Dice el texto que primero se formaron la tierra, las montañas y los valles. Se dividieron las corrientes de agua y los arroyos fueron corriendo libremente entre los cerros. Las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas. Agrega: “Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando la tierra estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida en el agua”. (Tr. Adrián Recinos) En su poema “Y era el fuego la luz”, Víctor Cárdenas recrea una imagen semejante sobre la creación y construcción de los primeros centros habitacionales:


Libros

Lunes 14 de Octubre de 2019 “Aquí hubo ríos El agua contra las piedras saludó la vida entre cantos atrapados por el misterio de la fronda. el eco del ticú atravesó la luna durante siglos. El rayo removía la tierra tarde con tarde. Aquí hubo ríos. racimos de hombres vinieron de lejos a levantar templos pequeños al dios del fuego, al dios de la lluvia, a la diosa mortal de las transformaciones permanentes (…) Y el era el fuego la luz, el agua, la fiesta”. (p.62) En el poema “Ya no hay lluvia”, las referencias continúan y el tema de la creación se torna policromático, por eso el autor nos dice: “(…) Entonces los hombres moldeaban el barro para darle nombre a las cosas: serpiente, venado, flor, pez de sol a la hora del a bis mo” (p.71) En el poema “Tumbas de tiro”, la referencia prehispánica es directa, desde el título. Muchos hemos visto estas construcciones subterráneas, con una pequeña oquedad como puerta, luego se desciende a un recinto ceremonial, donde eran enterrados los cuerpos en posición fetal, con sus más valiosas pertenencias e instrumentos predilectos. Ciertas personalidades llevaban amarradas a sus manos un perro xoloitzcuintle, para que los ayudaran a cruzar los numerosos círculos del inframundo, con el fin de llegar al dios del Cerca y lo Junto. El texto es una referencia a lo permanente de un rescate histórico: “En este lugar habla el barro. Barro nuevo para nosotros, ayer que descubrimos hoy con posibilidad de reencontrarnos. Caxitlán: semilla que crece crece”. (p.77) En ciertas comunidades indígenas sus pobladores piden permiso a la tierra para iniciar la siembra. A veces sacrifican gallinas o marranos para que la cosecha sea abundante. En ocasiones hay cantos, rezos y rituales trasmitidos generacionalmente. En un poema en prosa, sin título, Víctor Cárdenas recrea estas atmósferas antiguas,

mal llamadas paganas por muchos evangelizadores: “El décimo día de Sisak, después del desmonte y la quema paridora de nubes, se elevan cantos y oraciones a la Santa Tierra y el Dueño Señor de la Montaña. Con velas y limosnas se recitan plegarias en franco ayuno sexual para la siembra…pidiendo protección para el alma del maíz, para que brote, para que no se chamusque, para que no se doblen ni se quiebren las cañas”. (p.18) Guilhem Olivier, en su artículo “La religión en el México antiguo”, dice que antes de la temporada de lluvias los triques de San Juan Copala, Oaxaca, suelen ir en procesión hacia una cueva. Ahí realizan ofrendas de flores y de aguardiente. Tocan con violines el “Son de la casa del rayo” y rezan. Un gallo, al que le cortan ligeramente el cuello, se libera dentro de la cueva. Es entonces cuando todas las miradas se concentran sobre los pasos del ave, pues la dirección que tome servirá para augurar las lluvias y las cosechas venideras. La literatura indígena es rica en referencias mortuorias. También podemos verlas en su cerámica, piedras de sacrificios, templos funerarios, estelas, vestimentas y cantos. Inclusive, su famoso juego de pelota era un instante de fama que se precipitaba en la inmolación de los ganadores. Todo un honor, dicen los investigadores. Los mayas, cuando tenían tiempos difíciles, bajaban al noveno círculo de su inframundo, localizado en profundas cuevas que conectaban con sus templos centrales, y luego ascendían entre los montículos para dar las buenas o malas al pueblo. En su texto “Historia de la literatura náhuatl”, Ángel María Garibay selecciona varios poemas que nos recuerdan aquel tema sobre la fugacidad de la vida. Dice: “No es verdad que vivimos, / no es verdad que vinimos a durar/ sobre la tierra”. ¿Y qué tal aquel otro sobre la obsesión de la muerte? Cito: “¡Aunque fuera de jade, aunque fuera de oro, / también habrá de ir a donde están los descarnados, / también habrá de ir a donde está la región del misterio:/ todos pereceremos, no quedará ninguno!”. En un poema sin título, Víctor Cárdenas coincide con ciertas atmósferas infraliminares del mundo indígena. Canta él: “(…)Voy a su árbol de las cuatro flores Voy a su sagrada caña de maíz Voy a su mazorca ztot(…) Llévame a su árbol de los muertos Llévame a su árbol del agua Llévame a su árbol ardiente Llévame a su árbol solar Llévame con vuestra luz Llévame con vuestra fuerza…” (p.22) Autodenominado el Sedentario, el poeta sabe que se sufre mucho en la tierra y la ausencia de una iluminación divina anuncia prácticamente la cercanía con Mictlantecutli. Su voz cansada, en otro poema sin título, es premonitoria: “A la mitad del camino de la vida el sedentario toca fondo hunde sus dedos en la llaga (…) El amanecer es su canto de luz: La soberana alianza de los derrotados”. (p.19) Líneas más adelante, en un poema en prosa, reafirma la oquedad del ser y su vacío. La nanidad contemporánea ha tejido una ausente telaraña en su existencia y por eso exclama:

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Libros

Lunes 14 de Octubre de 2019

Artes visuales

“¿Dónde pondremos la cabeza para llorar del río interminable, interminable de las confusiones? ¿Sólo el azul es la madeja más corta entre una soledad y otra? ¿Sólo el infierno es?”. (p.37) Al terminar la lectura del poemario, nos damos cuenta que su autor ha recurrido a un tipo de contextos propios de su perfil profesional. Allí están los volúmenes, citándose en los inicios de cada parte: Códice Florentino (informantes de Sahagún), Relación Sumaria (Lorenzo Lebrón de Quiñones) y Camino de Caxitlán (Carlos Pellicer). Otros poemas del autor se refieren a temáticas de su realidad inmediata; la depredación del medio ambiente, la contaminación de ríos y mares, los cambios abruptos y sin planeación en la ciudad de Colima, el recuerdo de amigos y familiares fallecidos, las zonas de riesgo y desastre en la entidad, los deseos amorosos y la sensualidad expresada con afecto. El título del libro se debe a los dieciocho poemas que componen la parte final del texto. Hablan de sus artistas preferidos: Joan Miró, Stravinsky, Gauguin, Pessoa y Paul Klee. También incluye sus experiencias con la cultura vanguardista europea, especialmente en artes plásticas. Cromos, matices, destellos, luces, pinceladas, caligramas, juegos visuales, acrobacias fonéticas y otras experimentaciones, piden y exigen un lector muy atento. No sólo un buen lector, también un encantador de encriptamientos.

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El autor Víctor Manuel Cárdenas Morales nació en la ciudad de Colima el 5 de julio de 1952, y murió el 6 de agosto de 2017, en esta ciudad. Estudió la Licenciatura en Historia en la UNAM. Fue catedrático en la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima, institución donde se desempeñó como director de Literatura. También fue director de Bibliotecas Estatales y director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH Colima). Fue colaborador de periódicos, revistas y suplementos culturales como la revista Plural (editada por Excélsior), Revista de la Universidad de México (editada por la UNAM), revista Nexos, Artes de México, Tierra Adentro (editada por el Conaculta, y de la que fue director), revista Palapa (editada por la UdeC y de la que fue director), Blanco Móvil, Ágora (suplemento cultural del Diario de Colima), Cartapacios (suplemento cultural del Ecos de la Costa). Dirigió el suplemento cultural La media luna, del periódico El Independiente. En 1981 ganó el Premio Nacional de Poesía Joven de México, otorgado por el INBA. En el 2007 ganó el Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”. Fue director de Cultura del Ayuntamiento de Colima y director del Museo Regional de Historia de Colima. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, portugués y francés. Ha participado en diversos festivales nacionales e internacionales de poesía. Entre sus libros publicados se pueden mencionar: Primer libro de crónicas (1983), Después del blues (1983), Voces y canciones (UNAM/1983), Peces y otras cicatrices (1984), Lecturas de Colima (INEA/1988), Zona de tolerancia (1989), Ahora llegan aviones (1994), Fiel a la tierra (1995), El mundo era un prodigio (coautor/UNAM/1998), Del cuaderno de viaje (Praxis/1999), Crónicas de Caxitlán, Poemas para no dejar el cigarro y Memorial de luz.


Letras

Lunes 14 de Octubre de 2019

Palabrario

mexicano

Por Karla Patricia Valdovinos Mendoza Chido: Palabra que comenzó a emplearse en los años 70 entre los jóvenes, sobre todo en las zonas urbanas de la Ciudad de México, con el paso del tiempo llegó a conocerse a nivel nacional. El origen de la palabra es incierto, pero existen teorías que mencionan proviene del gitano, pero otra teoría dice que se deriva de la frase “¡chiras pelas!”, la cual se emplea o empleaba en el juego de canicas. Dicha palabra tiene dos aplicaciones: a los objetos y a las personas. En el caso de los objetos, se refiere a que algo está bien, es interesante o de calidad, mientras que en el caso de las personas hace referencia a que alguien es agradable, simpático o amistoso. Si bien cuenta con estas dos vertientes de uso, básicamente los significados se complementan dependiendo de la situación, pero se considera que la palabra con la que se pueden unir las dos descripciones anteriores es “genial”.

Botana: Si buscamos la palabra botana en el diccionario de la Real Academia Española, podremos encontrar que significa : “Remiendo que se pone en los agujeros de los odres para que no se salga el líquido” (RAE, 2019) . Si continuamos leyendo, los resultados que da esta búsqueda dentro de la misma página de la RAE, localizaremos otros significados dependiendo del país (Colombia, por ejemplo), pero en el caso de México, vamos a poder leer una peculiaridad, botana hace referencia a comida . Sin embargo, como mexicana sugiero que la definición de botana es una poco más amplia, es decir, no es cualquier comida, para los mexicanos la botana es una comida previa que se consume antes del plato fuerte, “mientras llega la comida”, o, en su defecto, cuando se está viendo una película, un partido de fútbol o platicando con alguien, entre otras opciones. Es importante señalar que las botanas son de una gran variedad, puede ser fruta, tostadas, frituras, carnes frías o incluso cubitos de queso, lo importante es hacer aún más agradable el momento que compartimos con nuestros seres queridos.

Chingaquedito: Una de las grandes riquezas que contienen las palabras es que no sólo permiten nombrar, denominar o definir objetos, sino que también brindan la oportunidad de contener las inmensas acciones del ser humano, todo en una sola palabra. Tal es el caso de chingaquedito. Quizá todos conocemos a un chingaquedito, esos seres que son una ternura pero cuando menos lo imaginas pronuncian unas cuántas frases que logran herir o hacer titubear a alguien. Esta palabra se emplea para describir a aquellas personas que suelen ser calladas, tímidas e introvertidas, pero que en el fondo tienen una psique que las lleva a conspirar y realizar acciones o discursos poco agradables para la persona a la que los dirige; se podría decir que encasillan una doble personalidad, introvertidos que saben el momento justo de ser extrovertidos.

Zacatón: Esta es una palabra empleada por los mexicanos prácticamente desde la primaria, la cual no se puede catalogar como una grosería, pero sin duda alguna puede llegar a ser ofensiva. Zacatón no hace referencia al zacate o pasto grande, sino al hecho de que una persona no se atreve a realizar una acción concreta, es decir, dicha denominación se podría usar como un sinónimo de cobarde. Por ello, la palabra zacatón se deriva de “sacar”, a la cual a su vez se vincula con evadir, evitar, escapar, huir, escapar o esquivar.

Bibliografía:

- Nikkei, Kimi (2010). Te has preguntado… ¿Qué significa la palabra: chido? Disponible en: https:// arturiasaber.wordpress.com/2010/02/10/te-haspreguntado-%C2%BFque-significa-la-palabra-chido/ - RAE (2019). Botana. Disponible en: https://dle.rae. es/?id=5y7GsB7

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Literatura

Lunes 14 de Octubre de 2019

Tokarczuk y Handke, dos Nobel en un mismo año

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l Premio Nobel de Literatura 2018 fue otorgado a la autora polaca Olga Tokarczuk, en tanto que el ganador de este año, 2019, es el escritor austriaco Peter Handke, informó Mats Malm, secretario permanente de la Academia Sueca. Tokarczuk, nacida el 29 de enero de 1962 ha recibido el galardón “por una imaginación narrativa que con pasión enciclopédica representa el cruce de límites como una forma de vida”. La polaca ha escrito tres libros de relatos y ocho novelas, entre ellos Los errantes, Vuelos y Sobre los huesos de los muertos cuya versión en español presentó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2015; sus obras han sido traducidas a 30 idiomas, además de haber recibido premios como el Nike, el Brueckepreis y el Man Booker International Award 2018.

El prolífico escritor Peter Handke, a su vez, ha sido reconocido “por un trabajo influyente que, con ingenio lingüístico, ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana”. Nacido el 6 de diciembre de 1942, es autor de novelas como Carta Breve para un largo adiós y El miedo del portero al penalty; libros como Vivir sin poesía, que agrupa su obra poética de 1965 a 2007, obras de teatro entre ellas Insultos al público, además de guiones para filmes de Win Wenders como Las alas del deseo e incluso dirigido cintas como La mujer zurda basada en uno de sus cuentos. Este año la Academia Sueca anunció a los escritores que serían reconocidos con el Premio Nobel de Literatura tanto de 2019 como de 2018, luego de que una serie de escándalos en el seno de esa organización que decide a quién se reconocerá con ese galardón, obligara a suspender su entrega el

año pasado. Un total de 18 mujeres acusaron de agresión sexual al dramaturgo y fotógrafo Jean-Claude Arnault, que dirigía un proyecto cultural con fondos de la Academia y estaba casado con la escritora Katarina Frostenson, integrante de esa institución a la cual dimitieron cinco de sus 18 integrantes. A esa situación se sumaron otras denuncias de corrupción financiera y de violaciones -en al menos siete ocasionesde la confidencialidad del nombre de las personas que obtendrían el galardón. Debido a todos estos señalamientos, se pospuso para 2019 el anuncio del escritor que sería laureado en ese año; el 19 de abril de 2018 el rey Carlos Gustavo anunció una reforma a los estatutos de la Academia Sueca, creada hace dos siglos y que establecían que el sillón de académico era vitalicio y sin posibilidad de dimitir.

Libros Olga Tokarczuk Los errantes Una novela única, ligera y honda a la vez, que indaga en las posibilidades del género para hablar sobre el cuerpo, el mundo y las estrategias siempre insuficientes con que intentamos cartografiarlos. Este es un libro inquieto e inquietante, hecho de «historias incompletas, cuentos oníricos» subsumidos en un libérrimo cuaderno de viaje a base de excursos, apuntes, narraciones y recuerdos que muchas veces tienen como tema el viaje mismo: así, el relato de Kunicki, que tendrá que enfrentarse a la desaparición de su esposa y

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su hijo, y a su reaparición enloquecedoramente enigmática. O el de Annushka, obsesionada por comprender los incomprensibles juramentos que profiere una pedigüeña. Y también el relato real de cómo el corazón de Chopin llegó a Polonia escondido en las enaguas de su hermana; o el del anatomista Philip Verheyen, que escribía cartas a su pierna amputada y disecada; cartas como las que le mandaba Josefine Soliman al emperador de Austria para recuperar el cuerpo de su padre, disecado como la pierna de Verheyen e infamantemente expuesto en la corte donde había servido en vida.


Literatura

Lunes 14 de Octubre de 2019

Aquí estoy * Por Olga Tokarczuk Tengo pocos años. Estoy sentada en el alféizar, a mi alrededor hay juguetes esparcidos por el suelo, torres de cubos derrumbadas, muñecas de ojos saltones. La casa está a oscuras, en las estancias el aire, poco a poco, se enfría, se debilita. No hay nadie; se han marchado, han desaparecido, cada vez más tenues se pueden oír todavía sus voces, su arrastrar de pies, el eco de sus pasos y alguna risa lejana. Al otro lado de la ventana el patio aparece desierto. La oscuridad se desliza suavemente desde el cielo. Se posa sobre todas las cosas como un negro rocío. Lo más molesto es la quietud: espesa, visible; el frío crepúsculo y la luz mortecina de las lámparas de vapor de sodio que se sumerge en la penumbra apenas a un metro de su fuente. No ocurre nada, el avance de la oscuridad se detiene ante la puerta de casa, el vocerío del eclipse se desvanece. Se forma una espesa tela, como la de la leche al enfriarse. Los contornos de las casas, con el cielo como telón de fondo, se alargan hasta el infinito, perdiendo sus ángulos agudos, bordes y aristas. La luz que se apaga se lleva el aire: no hay nada que respirar. La oscuridad penetra en la piel. Los sonidos se han enroscado y han echado para atrás sus ojos de caracol; la orquesta del mundo se ha ido alejando hasta desaparecer en el parque. Esta tarde es un confín del mundo, lo he tocado por casualidad, mientras jugaba, sin querer. Lo he descubierto porque me han dejado un rato sola en casa, sin vigilar. Sin duda he caído en una trampa. Tengo pocos años, estoy sentada en el alféizar mirando el frío patio. Han apagado las luces de la cocina del colegio, todo el mundo se ha marchado. Las losas de cemento del patio han empapado la oscuridad y desaparecido. Puertas cerradas, celosías y persianas bajadas. Me gustaría salir, pero no tengo adónde ir. Solo mi presencia adopta contornos nítidos que tiemblan, ondean, y eso duele. Enseguida descubro la verdad: ya no hay nada que hacer, existo, aquí estoy.

Sobre los huesos de los muertos Escrito bajo la forma de un thriller negro, Sobre los huesos de los muertos es un libro que muestra la complejidad del ser humano y las contradicciones que habitan en el fondo de su alma. Las acciones de esta novela de corte policiaco se desarrollan en una provincia

montañosa de Polonia. Está protagonizada por Janina Duszejko, una mujer jubilada que intenta resolver el homicidio de varios cazadores. La autora cuestiona tanto la falta de respeto del hombre hacia la naturaleza como el peligro del radicalismo ambientalista, por muy buenas que sean sus intenciones. El libro constituyó un gran éxito editorial en Polonia.

Peter Handke Carta breve para un largo adiós Publicada en 1972, Carta breve para un largo adiós adopta, aparentemente, una de las formas más clásicas de la literatura alemana, la del “Entwicklungsroman” (la novela de formación de un carácter a través de la experiencia vivida). Pero lo que Handke describe en esta novela tradicional y revolucionaria, realista y romántica, relato de aventuras y de formación, que tiene América como telón de fondo y catalizador, no es tanto un viaje como un descenso; no una realidad, sino “su” realidad: una peregrinación al fondo de sí mismo en la que vuelve a enfrentarse con todos los traumas y terrores de su infancia austriaca.

El miedo del portero al penalty El protagonista es Bloch, un antiguo portero de fútbol, que pierde su trabajo o lo abandona ante el miedo a perderlo. Comete un crimen sin sentido y va percibiendo a su alrededor señales de persecución, aunque tampoco se oculta sino que más bien va dando muestras de personalidad errática y vagamente agresiva, aunque sin motivación. El lector no comprende a Bloch, ni este se comprende a sí mismo -tampoco lo intenta- pero es objeto de una sucesión externa de hechos. Otras interpretaciones hablan de una analogía con la sociedad alemana de la posguerra de la II Guerra Mundial. La novela fue llevada al cine por el afamado Wim Wenders, amigo del autor y con guión del propio Handke. En una escena al final del filme, Bloch describe los sentimientos ante el duelo psicológico entre lanzador y portero ante un penalty, en analogía con la parte final, que no desenlace, de la novela. Peter Handke es autor teatral, novelista, poeta y ensayista, también es guionista y director de cine. Su compromiso político le llevó a denunciar el retorno de la extrema derecha a centroeuropa -abandonó austria durante la presidencia de Kurt Waldheim- o aspectos de la guerra yugoslava.

*Fragmento tomado del libro Los errantes.

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