CONTENIDO
Índice
Lunes 28 de Octubre de 2019
3
Divagaciones de una mente sin reposo por Sugey Navarro
4
10
La metapoesía de Juan Carlos Canales: cruces entre filosofía y poesía por Iván Vázquez Rodríguez
12
Lingüística: el origen de la imagen a partir de la palabra por Ana Karina Robles
7
¿Amar la trama o el desenlace?
por Karina Ortiz Bonales
Letronauta
por Wilberto Palomares
14
Palabrario mexicano por Karla Valdovinos
DIRECTORIO
Las opiniones firmadas por sus autores no son responsabilidad de quienes editan este semanario ni de la U de C.
Fotografía/ Gabriela B. Ceballos
2
Fuente/ fundacionpatino.org
M.A. José Eduardo Hernández Nava Rector Christian J. Torres Ortíz Zermeño Secretario general Vianey Amezcua Barajas Coordinadora general de Comunicación Social Jorge Vega Aguayo Director general de Prensa
El Comentario Semanal José Ferruzca González Director del periódico El Comentario Yadira Elizabeth Ávalos Rojas Coordinadora de edición Brenda Rosales Peña Información y corrección Ma. Guadalupe Venegas Peregrina Diseño
e-mail:comentariosemanal@gmail.com
Síguenos en
El Comentario Semanal
Cultura
Lunes 28 de Octubre de 2019
Divagaciones
de una mente sin reposo
A partir de Ausencias
Por Sugey Navarro
T
uve la oportunidad de presenciar la exposición de la creadora Zeydel Bernal, desde el día de su inauguración. Fue una noche llena de presencias el pasado mes de septiembre. Es cierto que la noche gira en torno al trabajo presentado, a la muestra del proyecto que, con un desarrollo a lo largo de un año gracias al Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico resulta materializado, palpable, contenido entre las paredes de la sala; incita al recorrido lento de los diversos elementos que componen el concepto. No obstante, resulta inevitable incluir dentro de las observaciones, lo rostros, la expectación y reacciones de los demás visitantes; parte del recorrido, fue saber cómo lo estaban viviendo otros. Así es que decidí acudir un segundo día. El silencio de la sala habitaba con todo su peso debajo de la mesa rota, sostenida con apoyo de una similar que igual contaba con enmendaduras que la fueron reforzando ante su debilidad. De Zeydel: A veces siento que esta ciudad de hombres rotos olvidó volver a casa. El silencio se posa sobre la silla que parece acunar a otra con el tejido que las une, recordando que no hay individuo que crezca distante e independiente de otro, que siempre habrá caminos e historias que los entrelacen en un punto; creo: Vamos sujetos a los días, las personas. No hay historia que crezca apartada de otro, que no se entreteja a una historia ajena. fueron cerradas sus aberturas. Se recuesta el mutismo sobre la piel del equipal, repleta de suturas, heridas, curaciones; y desde ahí observa de frente, las agujas con que fueron cerradas sus heridas…
vitales
Todo tiende a la caída, la destrucción, el deterioro. Todos hemos de morir. Sin embargo, nuestro nombre seguirá cobrando vida en el recuerdo. Seremos ausencia que vive. Seremos memoria en la mente de otro preso del tiempo, de las horas. Al silencio lo rompe de a poco, el sonido de las aves, la paz y tranquilidad que un día fue de Colima, de su infinita luz derramada en los recuerdos de quienes la hemos habitado a través de las épocas. Como la poeta Jetzabeth señala: Seremos el eco de luz cantando a las blancas flores Seremos el eco de las aves celebrando a la sangre viva Los dibujos, las ilustraciones, los paisajes y los poemas escritos a mano, se vuelven susurros que conforman una melodía, que es complementada con la creación musical en el último cuarto de la sala. Las notas te envuelven en el cuarto blanco de las ventanas, desde el cual se aprecia -desde otro ángulo, en la lejanía- la exposición que cuenta no sólo con tantas lecturas, como caras de un poliedro, sino con la unión de distintas voces en la naturaleza de sus expresiones; instrumentos convocados por la directora de orquesta, que así como dice a Jetzabeth en alguno de sus poemas, nos dice a todos los convocados, artistas y espectadores: Grábate al corazón como espinas a tu piel “estoy aquí para germinar, estoy aquí para germinar…” Y es también a través del arte y sus expresiones, que se va formando la semilla.
* Fotografías Facebook Zeydel Bernal.
3
Foto-Letras Enlenguados/ Carla Carrillo.
Lunes 28 de Octubre de 2019
Por Ana Karina Robles
Lingüística: el origen de la imagen a partir de la palabra
D
oce alumnos, doce visiones, doce conceptos en los cuales la lingüística es la protagonista, en su calidad de disciplina estudiosa de esa facultad tan humana de poder expresarnos de muy diversas maneras. Tomadas en el estudio de fotografía profesional de la Facultad de Letras y Comunicación (Falcom), los alumnos del quinto semestre de la Licenciatura en Lingüística, guiados por los profesores Luis Gallardo y Ana Karina Robles, crearon imágenes compuestas por diversos elementos de utilería, maquillaje e invitados especiales como modelos, para representar con cada una de ellas el origen y evolución del lenguaje, las dificultades que enfrentan los hablantes de lenguas indígenas en México, el poderío creativo, político y social que tenemos al usar las palabras adecuadas, la sentencia de muerte que pesa sobre muchas lenguas originarias, la oscuridad que se combate mediante la comunicación oral y escrita, los trastornos del lenguaje y otros tópicos de la lingüística, amparados en la gran tradición de la fotografía conceptual mexicana. A continuación les dejamos la galería de imágenes logradas a partir de este proyecto:
Conexión Fallida/ Anahí Mojarro.
4
La morada del ser/ Estefanía Valle.
Diversidad es Igualdad/ Martha Verduzco.
Letras a la Carta/ Reyna Peña .
Foto-Letras
Lunes 28 de Octubre de 2019
Metaenseñanza/ Alan Pérez.
Crecer con el Lenguaje/ Alejandra Armenta.
Diálogo Tácito/ Carlos Martínez.
Letras y poder/ Julieta Aguirre. Palabras de mi tierra/ Adhara Martínez.
5
Fotografía
Lunes 28 de Octubre de 2019
Tiempo al tiempo Por Brenda Rosales
D
arle a cada cosa su momento. Tiempo al tiempo. La #LargaExposición fue, como en ocasiones anteriores, nuestra dinámica semanal en el Club Fotográfico de Colima. Esta semana nuestros colegas jugaron con técnicas de inversión de color, sombras, reflejos y el infaltable Light Painting. Sin duda, es una de las dinámicas que genera más material y diálogo entre los chicos del grupo y por supuesto nosotros los felicitamos e incentivamos a que continúen explorando una y otra posibilidad con la fotografía. Aquí la galería:
6
Alma Delia Chávez.
Francisco Bueno.
José Alberto Rivera.
Rulf EM.
Adán Díaz Corro.
Libros
Lunes 28 de Octubre de 2019
¿Amar
la trama o el desenlace?
Aquello que nos resta Por Karina Ortiz Bonales
E
stamos plagados de historias, tenemos experiencias que nos marcan y definen, muchas de ellas en afinidad a nuestras relaciones amorosas. Buscamos explicaciones a los encuentros y desencuentros. Esa es la esencia del relato que detalla cronológicamente sucesos, aunque en el fondo queremos llegar al razonamiento interno, a esa voz que nos habla y nos dice que todo va a estar bien. Con esa intención percibo los cuentos de Aquello que nos resta, de la escritora Liliana Pedroza, libro que reseñamos esta semana. Liliana Pedroza nació en Chihuahua en 1976. Narradora y ensayista, es licenciada en Letras Españolas por la Universidad Autónoma de Chihuahua, y realizó estudios de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Es autora del libro de ensayo Andamos huyendo Elena (2007) y de cuentos Vida en otra parte (2009). Aquello que nos resta fue galardonada con el Premio Nacional de Cuento Joven “Julio Torri” 2009. Se trata de 6 relatos que nos cuentan situaciones muy particulares, pues en casi todas hay un ingrediente: la violencia y las consecuencias de ella. La mayoría de ellos son narrados desde una misma persona. De esos narradores, 4 son varones y 2 mujeres. En Visión de Laura se plantean las relaciones entre un estudiante tímido de posgrado y 3 chicas que deben estar supeditadas a sus deseos. Con dos de ellas mantiene una aventura ocasional, pues son compañeras de la universidad. La otra es su mujer de planta, una chica sin experiencia que sufrirá vejaciones por parte de ese hombre que arrastra un pasado complejo y que busca justificar su conducta por esas vivencias del pasado. En El espectador, tenemos a un arquitecto que empieza a adentrarse al mundo del teatro como asistente asiduo a una puesta en escena con escenas de sexo muy vívidas, que comienzan a gustarle fantaseando encontrarse con la actriz principal… hasta que eso sucede y al conseguirlo, se enredaran en una espiral de violencia que quiere emular el planteamiento de la obra de teatro: el sometimiento a través del poder. Luego, recorremos “Subterráneos”, un
relato más relajado con el tema y la añoranza de vagar por lugares a manera de expedición, anhelando otra época dejada atrás, en otra edad. Llegamos entonces hasta “Marina”, donde nos damos cuenta de la perdida de alguien, de una hija ausente, una hermana, una amiga, todo ello descrito por alguien que no la conoció, pero que ahora vive en su casa. Esos dos relatos, “Subterráneos” y “Marina”, nos preparan para el gran cierre, los dos, violentos: “La herida más profunda” y el que da título al libro, “Aquello que nos resta”. En contextos diferentes hablan de muerte, de mujeres asesinadas, de feminicidios. La última narración se enfoca principalmente en Ciudad Juárez, sitio desafortunadamente célebre
y paradigmático, de cruel de asesinatos de mujeres, desapariciones y cuerpos desmembrados sin nombre, solo estadísticas. Son los cuentos que producen una mayor empatía por la forma en que se plantean, incluso por ser narrados desde la visión de mujeres y sus relaciones, de sus intentos por ser resilientes, por no sucumbir ante el horror y de reconstruir sus vidas. A final de cuentas, creo que lo mejor logrado en las historias de Liliana Pedroza es justamente que los finales quedan abiertos, no inconclusos, pero si completados desde la interpretación de quien lee. El libro está editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro y cerramos con un fragmento:
Sin ver su cara pude imaginarla sonriendo ante la cámara, ignorando la noticia de su ausencia, en ese tiempo anterior a la muerte, su muerte, Eso es lo que nos resta, pensé en decirle algún día a Cecilia, esta ciudad de fantasmas con la muerte repetida delante nuestro en todas las esquinas con el rostro de alguien.
Puedes escuchar la reseña semanal a las 11 de la mañana todos los viernes por 94.9 FM en Universo Radio durante el programa “Aquí entre nos”.
7
Tradición
Lunes 28 de Octubre de 2019
El grupo artístico CPU y el Centro Cultural Navarrete
La tradición del antiguo perro colimote, una aportación artística de Alberto Alvarado Urenda Por Víctor Gil Castañeda
“
El perro xoloitzcuintle de Colima está sustentado a través de la religión y sus rituales. Lo que hacen de este perro un ser especialmente ligado a la muerte, la ceremonia y al inframundo. En particular, podemos señalar su aparición en los estados de Jalisco, Zacatecas, Nayarit y Colima. Una figura de cerámica que parece haber estado atrás de la representación del mismo dios Xólotl. Fue esta su importancia que le permitió lograr un desarrollo de su culto y práctica simbólica, sobre todo dentro de las culturas nahuatlacas”. Estos son algunos conceptos manejados por el catedrático y pintor Alberto Alvarado Urenda en su investigación “Resignificación del perro xoloitzcuintle de Colima, desde el libro de artista”. Un trabajo documental de casi 80 páginas, elaborado con el fin de obtener el grado de Maestro en Educación y Expresión para las Artes.
8
Conceptos del perro colimote “La palabra xoloitzcuintle -agrega el investigador-, por sus raíces indígenas significa xólotl, es decir: deforme, raro, criado y bufón. La palabra “itzcuintli” significaba “Perro del dios Xólotl, o su acompañante”. El dios Xólotl en el panteón mesoamericano se representaba con las figuras enteras, o en partes, de un perro. Este dios era hermano de Quetzalcóatl y se decía que eran gemelos, por lo que es considerado el dios de los gemelos, de los animales y plantas que crecen dobles. También es el dios de los seres deformes o monstruosos. Quetzalcóatl representaba al día, la vida y lo conocido. Xólotl representaba la noche, la muerte y lo desconocido. Por eso este perro lo acompañaba. Esto implica que el Occidente de Colima tuvo un desarrollo cultural de especial significación, por el trato y la convivencia con el perro denominado “pelón”. Esto es corroborado por la opinión experta de Fernando Benítez, quien nos aclara que no hay perros, o si los hay, serían excepcionales en otras culturas. Pertenecen al Occidente y sobre todo a Colima, con sus tumbas atestadas de perros guardianes. Los perros se han pintado mucho, pero yo creo que en ningún lugar del mundo se dio con tanta profusión y espíritu creador. Es un fenómeno extraordinario. El perro, el mejor amigo del hombre, lo sigue hasta la muerte y hoy podemos ofrecerlo al mundo como un ejemplo de la libertad formal y del genio artístico de los antiguos colimenses. Esta riqueza, sin embargo, sigue siendo saqueada, causando graves daños a la relectura de esta cultura colimense. El perro, además, es patrón de un día del calendario ritual “Itzcuintli”, el décimocuarto. También es nombre calendárico de varios dioses: Mictlantecuhtli, Xiuhtecuhtli, Xipe Totec e Itzpapalotec. El signo “perro” se encuentra en todos los calendarios nahuas. Al dios Xólotl se le
relaciona, además, como el dios del fuego y de la mala suerte. Fue, igualmente, la personificación maligna de Venus. Es también la representación de nuestro instinto sexual y del entrenador psicológico que cargamos dentro. Que es a su vez el que protege al sol cuando éste viaja a través del inframundo, es decir, durante la noche. De esta relación con el fuego, un ejemplo, es el día “3 Perro”, que se consideraba fiesta, y como nombre del dios del fuego: Xiuhtecuhtli. Este dios es símbolo del centro del mundo y del fuego que está en el centro del hogar. De ahí su vínculo con el perro: el animal del hogar por excelencia. Cuando los conquistadores españoles llegaron a Mesoamérica, hoy Latinoamérica, dejaron correr una versión muy común, en el sentido de que ya había perros en este continente. El cronista de Indias, Clavijero, indica que el perro que los españoles llamaran así, por su figura parecida a los gozque o el criollo, era un cuadrúpedo que ya había en México. Era una variedad de xoloitzcuintle con la atribución de elementos místicos y filosóficos, herencia precolombina. Los nativos le daban una especial significación en los aspectos religioso, comercial, medicinal, alimentario y ritual. Mismas características que lograron darle un sentido de legitimidad para llamarlo hoy “perro colimote”, donde habita la memoria cultural y el imaginario colectivo. Sin olvidar que éste fue el perro de México y más aún, de Mesoamérica. Existen antecedentes registrados de la primera exportación de perros xoloitzcuintles al continente europeo, dado el interés que causó en otras partes del mundo. Se dice que fue en tiempos del Rey Felipe II, durante el desarrollo de la Conquista española en México, que dichos ejemplares habitaron en la corte castellana y fueron ocasionalmente mostrados como curiosidades provenientes
Tradición
Lunes 28 de Octubre de 2019
de Las Indias. Así mismo, y según versión que señala P. Write (1960), algunos ejemplares machos fueron enviados a Suiza y Alemania. Al mismo tiempo que una hembra preñada fue enviada a Inglaterra. De los diferentes nombres y significaciones del perro xoloitzcuintle de Colima, sobresalen calificativos como raro, arrugado, esclavo o bufón. También se le atribuyen representaciones de cuerpo humano, con cabeza de perro, que es la forma como se le representa desde los códices vigentes en la tradición de la cultura náhuatl. En el Occidente precolombino la tradición cultural colimense es reconocida especialmente por el perro xoloitzcuintle. Es, a través de sus representaciones, escultóricas y artesanales, que lo hacen especial. Se define por su tratamiento de barro bruñido. Como característica central, en opinión de la doctora De la Fuente, está el estilo Comala, que es técnicamente perfecto, pues se muestra, entre los de Occidente, como el de mayor elegancia formal. La misma investigadora deja de lado antecedentes de muchos otros temas, entre los que destacan la docilidad y, al mismo tiempo, la fiereza de los perros. Rasgos visibles en vasijas de diferentes colores, formas y tamaños que son muestra de la tradición alfarera y del ritosacro de este perro en América”.
El “libro de artista”
El pintor
En cuanto al concepto “libro de artista”, aplicado por el maestro Alberto Alvarado en su estudio, dice que no es un libro de arte: es una obra de arte. Es decir, surge de la literatura y se transforma desde la poesía concreta alimentada por los poemas visuales. Fenómeno que ganó mucho en comunicación, transformándose en objeto plástico por sí solo, sin escritura y sin palabras. Aún así, necesitado de oraciones plásticas, encantadas por materiales llenos de conceptos simbólicos y utensilios hechos por un artista nuevo, para crear piezas que abonen al culto de este novedoso género denominado “libro de artista”.
Alberto Alvarado Urenda hizo su Licenciatura en Artes Plásticas en la UdeG. Desde 1980 se radicó en Colima, donde se desempeñó como catedrático de la Licenciatura en Artes Visuales de la Universidad de Colima, institución para la que colaboró como instructor en los Talleres Libres de Creación Artística del IUBA. También elaboró vistosas y sorprendentes escenografías para reconocidos grupos de la UdeC, como la Compañía de Teatro y el Ballet Folkclórico. Participó en numerosas exposiciones personales y colectivas en recintos culturales de Colima y la República Mexicana, entre los que podemos mencionar a la Pinacoteca Universitaria “Alfonso Michel”, Galería de Casa de la Cultura, Archivo Histórico del Municipio de Colima, La Finca del Arte, Centro Cultural “La Parota” y el Museo Regional de Historia de Colima. Igualmente se desempeñó como coordinador de Artes Visuales del programa “Instructor de Educación Visual” de la UdeC, además de ser catedrático en la Facultad de Letras y Comunicación.
El artista plástico mexicano Diego Rivera retratado con dos antiguos perros xoloitzcuintle.
Calaveras
literarias
La muerte viene a llevar Al profesor de la Universidad Lo encontró en el aula B Listo para aprobar A los alumnos del Quinto C
A los de El Comentario
Las tareas pidió y pidió Y la Catrina se desesperó Que mejor se fue corriendo A terminar su tarea en el mausoleo
La Catrina anda buscando A los de edición de El Comentario Es fanática de las columnas Muy culta la huesuda
No vaya a ser, dijo Que también a mí me reprueben Estos maestros estrictos por no entregar las tareas a tiempo
Quiere que escriban los muy creativos Las mejores notas de ultratumba Que desde el más allá compartan La información de los espíritus
Por Jazmín Tokalt Larios Méndez
Fotografía/ Victor Hugo Hernández.
A los profesores
9
Poesía
Lunes 28 de Octubre de 2019
La metapoesía de
Juan Carlos Canales:
cruces entre filosofía y poesía
Por Iván Vázquez Rodríguez
P
ocos poetas en México piensan con tanta autoridad la autonomía del lenguaje en su obra como Juan Carlos Canales. La mayor dificultad que atravesamos los lectores ante ese tipo de escritura, es que después de consumir una buena dosis de ella nos quedemos oscilando ingrávidos en los linderos de un camino filosófico. Por supuesto que hablar del término “poesía filosófica” resulta bastante equívoco, intrincado e inestable para etiquetar a un poeta de esta raigambre, pues el carácter introspectivo, crítico y agudo en su obra parece que nos va dando visos originales de mecanismos verbales, mismos que pueden definir una especie de poética peculiar. Es decir, al adentrarnos en la poesía de Juan Carlos Canales nos percatamos que no es solamente el poeta y su voz quienes deambulan por los versos, es también el mismo lenguaje como una presencia activa desplegándose por las posibilidades espaciales de la hoja. Juan Carlos Canales nació en Puebla, ciudad que se ha visto en deuda con aportes sobresalientes y serios para la tradición poética mexicana. Forma parte de la famosa “Generación de los Cincuenta”, y su obra ha estado apartada de los reflectores que proyectan a los poetas consagrados de su generación, quizá porque Canales sea de aquellos autores que trabaje en verdad para la poesía y no por la poesía. No obstante, su obra está presta a ser abordada y catapultada como una de nuestras grandes conquistas de la poesía mexicana de la segunda mitad del siglo XX. Y no exagero en este juicio, obsérvese por qué. Tres son los libros que hasta ahora ha publicado sin una regularidad temporal evidente. El primero de ellos, Antología (i) necesaria (BUAP, 1997), fue prologado por el mismísimo poeta y crítico uruguayo Eduardo Milán, y desde este padrinazgo e inicial autoría, Canales ya perfilaba y moldeaba una idea estética: un despliegue extremadamente reflexivo, una poética del Yo y sus abismos, una auténtica problematización del sujeto lírico que se piensa a través del lenguaje. He aquí que entramos en terreno caótico, ya que como dijo Luis García Montero al desenterrar uno de los grandes conflictos de la poesía: “¿qué se dice cuando se dice Yo en el poema?”, es decir, ¿quién realmente habla en un poema problematizando la enunciación en el motor del lenguaje? Se trata de un galimatías que no proviene solamente desde la mirada de Nerval o Rimbaud, poetas que pusieron en predicamentos la autoría verdadera del poeta en el poema con la exquisitez Je est un autre, sino que la misma complicación la podemos rastrear desde aquel “Conócete a ti mismo” socrático hasta el reconocimiento que debe experimentar uno mismo con sus palabras, en carne propia, como en las cavilaciones de Arjuna presentes en el Bhagavad-Gita.
10
Los inicios de Canales adoptan esta veta filosófica y poética con una digna autoridad. En el cruce de ambas disciplinas está su centro operativo. No se trata de una estética de corte confesional o meditativa, más bien la primera persona emerge como un impulso que le hace tomar una distancia crítica entre el sujeto que escribe y la propia escritura. Veamos:
Yo escribo y dentro de mí alguien escribe Con las palabras teje el nudo con que seré desollado.
Se trata de un desdoblamiento. La enunciación del Yo es un instrumento necesario para que brote desde el fondo el extravío el poeta herido, desollado y transparente. No sería nada nuevo recalcar esto, es natural que muchos autores privilegien la primera persona como vehículo a una voz interna, pero en la poesía de Canales las palabras también son el lugar de resguardo de la identidad del poeta y esa otra presencia que se desdobla, esas palabras que no están atadas a las intenciones del sujeto en el poema: Están hechos de palabras, sólo de palabras. Por las palabras se alcanzan, se penetran, se quiebran, se olvidan […] Lo saben. Hablar es fundar. Esta misma línea de construcción poética la abordaría en su segunda publicación, Sobre el caos (LunArena, 2001), libro que inaugura una mirada más honda de los espejos donde se refleja el Yo, multiplicado y meditativo. Es en este mismo instante que la poesía de Canales se vuelve plenamente una exploración de sí mismo. “Proemio” así lo representa: un Yo que se descubre en crisis, roto e inestable, fiel imagen de la condición del sujeto del siglo XXI. Apegándose a la voz de Girondo y aquel meridional Espantapájaros, el poeta versa: Yo no soy yo. Yo soy un montón de otros, un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades, un campo de fuerzas en permanente choque, que se colisionan, se fragmentan, se superponen.
Poesía
Lunes 28 de Octubre de 2019 Y en efecto, Sobre el caos no sólo propone una multiplicidad de identidades del poeta. También éste es un libro con variadas facetas estéticas donde el Yo se busca a través de amplios poderes expresivos: su escritura pasa con facilidad de un tono aforístico al poema lírico con tintes de la mejor poesía amorosa mexicana. Incluso, el poeta echa mano de un lenguaje crudo y denso, características que le sirven para rememorar el holocausto del pueblo judío, tradición a la que Juan Carlos Canales no ha sido ajeno, ya que por su sangre corre la memoria de este mismo pueblo:
a mi lado duerme el último hombre que alumbro con la piel me pregunto dónde estoy entre todos esos cuerpos dónde los pulmones oreándose en la cerca, marcados con fuego negro sobre fuego blanco
Estamos en el centro de su obra, en su gran principio constitutivo que se fortalece a grandes pasos. Y llegados a este punto, resulta bastante curioso el nombre que adopta este poemario. En 1939, Heidegger recalcaba que el “Caos” es lo “abierto”, la fiel presentación de la Verdad: aletheia. Estar sobre el caos es estar en el centro del pensamiento y evidenciar su movimiento; estar sobre el caos es una forma también del ser-ahí del hombre. Canales reafirmaría esta manera de poetizar en su siguiente publicación impregnada de largos alcances filosóficos. Sobre el caos termina con “Teoría”, poema con tintes heideggereanos evidentes que ya nos avisaba la continuidad de su obra, puesto que así titularía su siguiente libro. Este mismo poema explica el objetivo de la poética de Canales, algo que intuía desde sus inicios y que por fin encontró cauce perfecto donde desembocar: una poesía vertical, ascendente, como un día lo pensó también Roberto Juarroz, o Wittgenstein desde la Filosofía. Cada poema de la obra de Juan Carlos Canales es un verso del poema total, son peldaños hacia los límites de un lenguaje en combate con lo disfórico, una escalera que descifra la experiencia literaria, ese vaivén entre la palabra impensada y la conciencia plena del lenguaje: Lo que acontece se abre, aparece, aparenta. La apariencia aproxima, rebela, revela. Aproximar es acercar lo lejano en cuanto lejano. Heidegger nos enseñó que la poesía es develamiento del Ser, revelación de la verdad, y al parecer Canales acepta la tarea de de-velar el rostro del lenguaje, des-ocultar la realidad aproximándola a la palabra escurridiza. Es así que la conciencia plena del Yo ha emprendido su propio destino, y lo hace con serios recursos lingüísticos inmanentes. La multiplicidad elocutiva en la poesía la llevaron a sus extremos poetas como Apollinaire, Pessoa, Pound o Eliot, pero en Canales este dramatismo expresivo tiene otro cenit. Teoría (Colibrí, 2004), es un libro de esos bien llamados “maduros”, y no me refiero a cuestiones estilísticas o expresivas, sino más bien a conceptuales, intelectuales y aforísticas, pues su poesía es densa a tal punto de poder considerarla como una especie de metapoesía, una condensación del poema que apunta hacia una
tensión interior que experimenta el Yo dentro del lenguaje. En éste, Canales ha encontrado una resolución tentativa al tan intrincado problema del Yo en la poesía; ha plasmado un vaivén dialéctico que podría tomarse como la verdadera identidad del Yo dentro del poema, una esencia en constante movimiento dentro de la escritura, de difícil identificación plena. Los últimos versos de dicho poemario lo dictan así: Incesantes en la multiplicación, carentes de identidad, el libro y el miedo se tocan en un punto: Ambos son otra forma de la inocencia. Canales no podía terminar de otra forma su obra más que subrayando que en vano sería encontrar un ego definitivo dentro del poema. Sin embargo, hay un punto donde se interceptan el lenguaje y el Yo definitivo: el libro, espacio bisagra donde comulgan los contrarios y se disuelven al mismo tiempo hasta quedar fundidos en un simple balbuceo: Otras palabras nos citan -se citan-, nos atraen como la resaca o como un remolino. No es saliva lo que bebieron, sino baba; no asfixian, llaga, su peso, balbuceo. Dicen que Puebla tiene una maldición de frente a la tradición poética mexicana. Puebla acogió al primer gran poeta proveniente del Viejo Mundo, Gutierre de Cetina, quien se encargó de antologar a los primeros escritores novohispanos con aquella legendaria Flores de Varias Poesías, en el siglo XVI. Un domingo de 1557, después de salir de misa, Gutierre de Cetina fue arremetido por la bravura de un amante despechado, pues el poeta sevillano tenía un sinfín de amoríos por la ciudad. Atravesado por la espada del recelo, perdió la vida y las malas lenguas cayeron como chispas crepitando en la lumbre: “este pedazo de tierra maldita jamás verá crecer a tan grande poeta”. Si ponemos atención a las figuras literarias que han dejado huella en nuestras letras, son muy pocos los provenientes de Puebla. No obstante, podríamos considerar que la tradición ha perdonado esa cruel afrenta. Por fin estamos en presencia de un poeta poblano que bien se puede ganar su entrada al canon, puesto que su intrépida poética reflexiva ha marcado un territorio propio, único entre los escritores de su generación. El éxito de la obra de Juan Carlos Canales radica en la encarnación de un Yo verdadero y real por medio de la máxima condensación del lenguaje, un Yo que revela la experiencia del pensamiento por medio de la palabra y esto, ya de suyo, es una construcción original en pos de un logos poético. Con esto, quizá Canales nos ha entregado una faceta verdadera de lo que implica la esencia de la más alta Poesía en nuestra tradición: un auténtico cruce entre Filosofía y Poesía, esos dos caminos de la palabra que se tocan y se vuelven a separar para reencontrarse de nueva cuenta, como un día también lo pensó María Zambrano.
11
Creación
Letronauta
Eclipses
Fuente/ clarin.com
Lunes 28 de Octubre de 2019
Por Wilberto Palomares
S
eguro que esta noche, Marte también se reflejó en el dorso de tu mano. Allí arriba ha nacido un rostro lunar con la mirada infinitamente profunda. Abismo atravesado por el tiempo cultivando su silencio. Luz que refulge y se desplaza como la sangre que corre por las arrugas sagradas de tu cuerpo. Luz que vuelve nuestros ojos rojos, muertos de sed y de hambre de planetas nuevos. ¿Hemos creado esa mirada imposible al penetrar con nuestras oscuras cavidades en la grieta más prometedora del cráter? ¿Al clavarle nuestros colmillos oculares a esa madre pálida que nos amamanta y atempera? ¿Pero qué es
mirar, a fin de cuentas, si no atravesar cuerpos encendidos como el viento, que se hace más cálido, dulcificando cada parpadeo? Si pudieras verte los ojos, por un solo instante, como yo los veo cada vez que los miro te descubrirías al fin. ¿Será este el terrible peso que hemos de soportar por el pecado original? ¿Partir siendo invisibles a nosotros mismos? ¿Dónde buscar más allá de los efímeros reflejos planetarios? Amigo mío, tranquilo, esta noche la luz ha vuelto a encontrarse con la infinita oscuridad y la ha eclipsado de nuevo. Y al amanecer, habrá dos flores nuevas en el desierto. “Confiaré en el tiempo, en las tardes azules del verano. Somos del linaje de las flores”.
Vereda Anónima
El Bekaa huele muy mal Texto y fotos/ Dalal El Laden*
¿
Siete, doce, quince días? Fue una noche, antes de las ocho. Yo iba a casa. No sé cómo manejé: qué tan bien cambié la dirección del volante y aceleré y frené después de lo que vi. Antes de salir de El Marj, quedé detrás de un intento de tren para niños y adultos. Dos pequeñas felices, bailando la canción más reciente de Nassif Zeytoun, tapándose la nariz al pasar por un río sin agua todavía, lleno de cientos de envases plásticos, regalando un nada agradable olor a gran parte de este pueblo-ciudad. ¿Qué estamos respirando? ¿A qué jugamos? ¿Y la basura que diariamente se quema en esta región del Bekaa? En casa tenemos más de un mes respirándola, sí, en Ghaza, todas las noches, huele a basura. El hedor no nos permite sentarnos en el jardín; dentro del hogar, cerrando las ventanas también, aunque menos, llega, e igual, aunque no lo sintamos, a toda hora está aquí, acostumbrándose a nosotros y nosotros a él. ¿Hasta cuándo seguiremos
12
sorprendiéndonos ante los innumerables casos de cáncer? Siete, doce o quince días con esta tormenta en mi mente, deseando escribirla y al mismo tiempo preguntándome para qué hacerlo si no se logra nada: la basura se sigue quemando. Siete, doce o quince días anotando mi sentir en mi cuaderno sin pasar por este teclado, y ahora que mis dedos han llegado a él para “desahogarme” otra vez me cuestiono para qué dejarlo en esta página si hoy saludará el mismo tufo. Y nos conformaremos al creer que creemos que los políticos harán algo, que detendrán esta lenta matanza, para así poder dormir, descansar, levantarnos enfocados en lo bonito de la vida, en la gente que amamos, en lo que nos gusta hacer, nuestros motivos para continuar. “Hay días que quisiera ser totalmente agua, escurrirme por las grietas que nadie ha visto, esas que albergan voces y silencios perdidos y devolver al tiempo una memoria distinta o más limpia o menos insistente”. Ramelis Velásquez.
Esas niñas tapándose la nariz nos gritan lo que somos como sociedad. No se van de mí porque las veo en todo lo que a diario observo y huelo. Joaquín Marta Sosa, en “No cesa de llover”, cita “Ojalá no tuviéramos memoria”… cuánto me he repetido este anhelo… o si por lo menos la memoria fuera menos insistente, quizás no sería tan dolorosa, sin embargo, aquí está, después de siete, doce o quince días me trajo hasta la computadora... En pocas palabras (al igual que Fernando Vallejo, evito las mayúsculas, pero imaginemos lo siguiente en más que mayúsculas): ¿Qué logro con plasmar esto?
Ghaza, El Valle del Bekaa (Líbano), 13 de octubre de 2019. *http://dalalelladen.blogspot.com / ladendalal@hotmail.com
Cine
Lunes 28 de Octubre de 2019
Fuente/ ngenespanol.com
Cine-arte
Festival Internacional de Cine en Morelia 2019 Por Lía llamas
S
Perdida de Jorge Michel Grau, El son del chile frito de Gonzalo Ferrari y Cindy la regia de Catalina Aguilar Mastretta. También habrá estrenos internacionales, pero considero de suma importancia destacar los filmes de nuestros cineastas mexicanos. Además, por si fuera poco, este año tuvieron en como invitados al actor fenomenal Willem Dafoe, al director Pawel Pawlikowski, al gran Alfonso Cuarón, entre muchos más. Si eres cinéfilo de corazón, ese festival fue un deleite para todos los espectadores.
Artes visuales
in duda alguna, el Festival Internacional de Cine en Morelia (FICM), en su edición 17, genera el despunte cinematográfico para nosotros, como mexicanos, ya que, aunque pareciera que es una estrategia para ponderar muchas cintas del cine internacional, el objetivo protocolario es posicionar las voces de los directores mexicanos. Las secciones de competencia para este año serán cortometraje mexicano, documental mexicano,
sección michoacana y largometraje mexicano. Me gustaría puntualizar que cineastas indígenas dan la primicia con sus respectivos proyectos, lo cual da un ápice de empoderamiento tremendo a los mismos organizadores. Cabe destacar que parte imperdible del programa será el homenaje a Luis Buñuel, cuyo legado dentro del cine dejó huella permanente a nivel mundial. Entre los estrenos mexicanos están: El diablo entre las piernas de Arturo Ripstein, No one left behind de Guillermo Arriaga, El actor principal de Paula Markovitch,
13
Letras
Palabrario
Lunes 28 de Octubre de 2019
mexicano
Por Karla Patricia Valdovinos Mendoza Mole: El mole es una de las comidas mexicanas más populares dentro y fuera de nuestro país. El origen de esta palabra se atribuye al náhuatl molli o mulli, las cuales hacen referencia al tipo de salsa que se realiza moliendo chiles y agregando algún líquido con el fin de que la salsa tenga más textura. Se dice que la nobleza azteca preparaba un platillo llamado mulli, que quiere decir “potaje” o “mezcla”. Sin embargo, también hay otra versión sobre el origen del mole, la cual describe que en Puebla existía un convento de Santa Clara, en el cual las monjas mantenían un voto de silencio, pero una de las monjas estaba en la cocina y molió diferentes chiles con algunos condimentos, y el aroma era tan rico que el resto de las monjas asistieron al lugar para saber de qué provenía aquel aroma tan agradable, y cuando la madre superiora se dio cuenta de lo que estaba pasando en la cocina rompió su voto de silencio y dijo: “Hermana, ¡qué bien mole!”, por lo cual el resto de las monjas se rieron y una de ellas dijo: ”Se dice, qué bien muele”, y desde entonces se le denominó mole.
14
Hilacha: Hilacha es una palabra mexicana que designa tanto características de un objeto como comportamientos de un ser humano. Este último es empleado principalmente por los adultos mayores. Hilacha se desprende de la palabra hilo, debido a que así se le designa a los hilos que se desprenden del tejido; esto suele ser un problema, pues como se comienza a deshilachar, el tejido podría salir perjudicado. Es justamente a partir de esta última característica (dañar el tejido), que se desprende el significado de que hilacha designa el mal comportamiento de un ser humano, pues las abuelitas suelen emplear la frase “darle vuelo a la hilacha”, para decir que cierta persona está obrando mal, y a la larga puede perjudicar su vida, o el resto de su tejido.
Rajar: Rajar hace referencia a dos aspectos básicamente, ya que (como se ha mencionado en otras ocasiones), depende del contexto en el que pronuncie. El primer uso que se le da a esta palabra se vincula con partir, romper, desgajar o fraccionar. Estas denominaciones se dan muy comúnmente en zonas rurales al momento de “rajar” leña y ocote para atizarle (hacer fuego) al comal o chimenea. Partiendo del aspecto de que rajar quiere decir romper o fragmentar, entre otros sinónimos, dentro de la cultura mexicana esta palabra también se emplea como un modo de denominar la acción de una persona que se arrepiente al momento de llevar a cabo una actividad, es decir, se rajó. Otra palabra que podría funcionar como sinónimo de rajar podría ser arrepentir.
Rollero: Mucho se ha dicho que el español es uno de los idiomas más difíciles de aprender ¿a qué se debe? Las variantes pueden ser diversas y entre ellas localizarse el aspecto de que el español cuenta con más de 300 mil palabras, de las cuales en su mayoría puede que sólo se usen en determinado país o incluso en una región del país en concreto. Pero después de que el español cuenta con una gran cantidad de palabras, se tiene otra situación aún más compleja, es que las palabras pueden cambiar de significado dependiendo del contexto, o con una ligera modificación en su pronunciación. Un ejemplo de ello es la palabra rollero, ya que ésta se deriva de la palabra rollo, misma que denomina el acomodo de determinado objeto, preferentemente un objeto largo. Es probable que de ahí se desenrolle esta palabra, la cual tiene como significado que alguien habla mucho pero con poco sentido y objetividad, o dicho de otro modo, está redundando en lo mismo.
Bibliografía:
- Arroyo, Alejandro (2016). Palabras en náhuatl que seguimos usando todos los días. Disponible en: https:// culturacolectiva.com/historia/palabras-en-nahuatlque-seguimos-usando-todos-los-dias - Horizonte, El (2017). Palabras purépechas. Disponible en: https://d.elhorizonte.mx/opinion/editorial/ palabras-purepechas/1911815 - Mérida (s.f.). Cenotes. Disponible en: https://www. merida.gob.mx/municipio/sitiosphp/merida/php/ cenotes.phpx
Arqueología
Lunes 28 de Octubre de 2019
Compañeros de vida y muerte Arqlga. Maritza Cuevas Sagardi Arqlgo. Rafael Platas Ruiz Investigadores del Centro INAH Colima E-mail. rafael_platas@inah.gob.mx
L
a muerte, como un acontecimiento, representa para el hombre mesoamericano un constante cambio que sufre cualquier ser viviente, e incluso la naturaleza. Este pensamiento dialéctico lo llevó a crear, con el afán de darle un sentido lógico a este evento natural, todo un sistema cosmogónico basado bajo la mirada del entendimiento de su entorno, y de acuerdo a las formas en que sucediera el hecho mortuorio. Al considerar que la muerte solo es el principio de un nuevo renacer, donde el individuo emprende un recorrido al inframundo, y en cuyo camino tiene que librar algunas penumbras con seres mitológicos guardianes de estas regiones, se volvió ideológicamente necesario en la mayoría de los casos, colocar ofrendas de objetos materiales para proporcionarle al difunto los elementos que lo asistieran en tal recorrido. Las fuentes etnohistóricas nos dicen que el pensamiento cosmogónico de los pueblos prehispánicos como los nahuas, mayas, zapotecos, entre otros, refieren que cuando moría una persona, su espíritu tiene que cruzar un río el cual surca los terrenos del inframundo y se antepone al Mictlán o el paraíso, lugar donde habita Mictlantecuhtli, “Señor de la Muerte”. Para lograr esta travesía el hombre contaba con la ayuda de un animal valiente, mágico, capaz de ver en la obscuridad y noble, por lo cual fue requerido y puesto como ofrenda de forma física y simbólica a través de representaciones de su figura. En el mundo prehispánico de Colima la idea o el mito de que el perro debe acompañar al espíritu en su travesía es tan, o más antiguo que en otras regiones del país, ya que a través de investigaciones arqueológicas podemos decir que aparece
desde etapas muy tempranas, tales como la fase Ortices, y durante toda la fase Comala, periodos culturales que se desarrollaron entre los años 500 a. C al 500 d.C. Claros ejemplos de esta práctica funeraria fueron los entierros registrados durante el Salvamento El Casco, realizado en un predio perteneciente a los terrenos de la exhacienda del Carmen, localizados al norte del municipio de Villa de Álvarez. El área de enterramiento estaba situada sobre la ladera de un promontorio de silueta circular en la cual se recuperaron los restos de 12 individuos, de los que cinco presentaron ofrendadas esculturas elaboradas en cerámica que materializaban de manera muy realista unos caninos. Los perros, que fueron colocados para acompañar a personajes a adultos inhumados bajo una posición anatómica extendida, ejemplifican esculturas en una posición sedente y levantados, realizadas bajo la técnica del modelado a través del empleo de una arcilla naranja a la cual le dieron un acabado de superficie pulido, para posteriormente ser pintadas en color rojo. Los rasgos de estos animales fueron ejemplificados por medio de líneas esgrafiadas e incisiones. Muestran en la parte superior de su cabeza un ahuecamiento muy ligado a su función, puesto que al parecer este tipo de esculturas también fueron empleadas dentro del ritual funerario como recipientes donde se depositaba algún tipo de bebida para el viaje del difunto al más allá. Las representaciones alcanzaron unas dimensiones promedio de 23cm de alto por 7cm de diámetro, dos de las piezas mostraban un cuerpo más gordo. La presencia de estas esculturas en los contextos funerarias de Colima es la evidencia fehaciente de un pensamiento mítico y religioso que se fue estructurando con los siglos durante la época prehispánica, si bien es cierto que cuando llegan los españoles, y se da la Conquista en 1521, diferentes cronistas documentan esta costumbre de manera oral o a través de algunos
códices, considerando a los mexicas como hacedores de estos mitos, sin embargo, vemos que en Colima se manifiestan desde 1900 años antes.
Imágenes que muestran las ofrendas que representan las ofrendas de perros.
15
Lunes 28 de Octubre de 2019
16