EL HOMBRE DE LA PESADEZ, PENSADO DESDE LA FILOSOFÍA
POR JHAIRO MOLINA CASTAÑO
NOMBRE: JHAIRO MOLINA CASTAÑO CÉDULA: 1097389393 FORMACIÓN ACADÉMICA: ESTUDIANTE PROGRAMA ACTUAL: LICENCIATURA EN FILOSOFÍA LÍNEA DE INVESTIGCIÓN: FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN DIRECCIÓN POSTAL: CALLE 129# 57-22 TELÉFONO: 3143741659 CORREO ELECTRÓNICO: gianacopullos88@hotmail.com
ÁREAS DE INTERES: FILOSOFÍA, EDUCACIÓN, CIENCIA Y CULTURA CIUDADANA
EL HOMBRE DE LA PESADEZ, PENSADO DESDE LA FILOSOFÍA
POR JHAIRO MOLINA CASTAÑO
MESA TEMÁTICA: CIUDADANÍA, TECNOLOGÍA Y OTRAS SUBJETIVIDADES
RESUMEN: Nuestra sociedad continuamente se ve influenciada de manera negativa con los cambios agilizados que nos propone la ciencia y la tecnología, de igual forma el sistema capitalista y el consumismo masivo que se lanzan vertiginosamente en las sociedades generando como resultado hombres y mujeres encadenados por un nuevo mundo en donde la pesadez se manifiesta formando así espíritus carentes de vigor, de esencia, sin valores, refugiados en la intolerancia e irresponsables ante los sucesos de la vida, pero además de todo, influenciados por las masas ignorantes que han desplazado el sentido de pensar, reflexionar y filosofar por el solo hecho de vivir en una vida de modorra y permisividad que los hace pesados. Los sujetos de la actualidad no tienen cambio, no entienden ni se preocupan por entender su contexto ni su presente, ni mucho menos su porvenir, por tanto es indispensable enseñar a los niños el valor importante de pensar sus actos, de reflexionar su mundo y el de los demás pero para ello es fundamental el encuentro con el filosofar, con una filosofía que se enfoque en los niños para que se logre mitigar los problemas de la actualidad y de tal modo podamos encontrar una digna sociedad futura. La realidad es que vivimos en una nueva era geológica conocida como el Antropoceno y que tiene su génesis en el manifestar del propio ser humano, que con los adelantos técnicos y científicos han provocado un impacto en nuestro mundo, pero es menester darnos cuenta que dentro de esta nueva era existe un tipo de ser humano que no solo es destructor y enemigo del medio ambiente, sino también decadente de valor, de entusiasmo y de perseverancia, un ser que debe ser educado para que aprenda a reflexionar el mundo que está dejando desvanecer. Palabras Claves: Antropoceno, pesadez, hombre light, sociedad, la niñez, filosofía.
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POR JHAIRO MOLINA CASTAÑO
El mundo actual ha producido toda una cantidad de cambios a nivel científico y tecnológico pero de igual modo estos cambios han contribuido al nacimiento de individuos de un frágil carácter, de una cuestionable identidad en lo que compete al pensamiento y la motivación por apreciar el mundo, la belleza del contexto natural; son vacíos a la hora de entender los problemas del entorno que habitan dejándose llevar por la dificultad que encadenan sus sentidos y la vigorosidad, envolviéndose en un conflicto consigo mismo hasta encontrarse con la pesadez. Y es que la pesadez es la acción misma que transforma al hombre en pesado, no deja que sus pensamientos ni sus intenciones por vivir sean libres ni tampoco flexibles porque las cadenas que la sociedad actual ofrece son más densas de llevar debido a que han educado al mundo con entretenimiento, distracciones hasta hacer del humano un ignorante, inocente y más pesado. Federico Nietzsche es uno de los autores que le ha compartido al mundo lo peligroso que es el espíritu de la pesadez sobre todo en la era moderna donde se comenzaban a dar brotes de un contexto donde el control y el sometimiento de la nuevas burguesías estaban dispuestas a encaminarse en la vida del ser humano, por tal motivo este pensador advertía que para alejarse de tal espíritu de la pesadez entonces se debía ser ligero como un ave. Esta es la razón por la cual es necesario abordar la problemática de nuestra sociedad actual que enjaula al ser y mientras están en cautiverio les imposibilita pensar su existencia, el porvenir y hasta
el papel que han venido a interpretar en el mundo ofreciendo a cambio miles de
posibilidades a las que el hombre no se puede resistir como por ejemplo el consumismo masivo, la permisividad y una vida sin esfuerzo, ya que el creador o los creadores de este mundo moderno justifican que se avanza técnica y científicamente solo para que los hombres no se esfuercen más de lo que necesitan. Nuestro presente solo es muestra del caos que ha creado el hombre, así lo demuestra la masiva expansión de la era nuclear que con el auge de las bombas atómica producidas en el epílogo de la segunda guerra mundial generaron un nuevo impacto a nivel terrestre que ya no tiene reparos. Este impacto se conoce como el Antropoceno, término que hace referencia de la era geológica que no es comenzada por la naturaleza en sí, ni tampoco por elementos extraterrestres, sino más bien por la inteligencia desmedida y la acción de los humanos. Los investigadores y científicos buscan las evidencias que demuestren que es lo que ha ocasionado el comportamiento de la tierra desde hace algunos años pero de la misma manera establecer el génesis de lo que llaman el
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Antropoceno, que desplaza quizás la última era geológica mejor conocida como Holoceno según “Se dice de la época más reciente del periodo cuaternario, que abarca desde hace unos 10.000 años hasta nuestros día” (Real Academia Española; 2014). Los investigadores que se han interesado en debatir pero al mismo tiempo proponer un mayor enfoque sobre esta situación, es lo que ha llevado a discernir que el origen o génesis del Antropoceno comienza desde la era atómica, en el mismo momento en que las armas de destrucción masiva comenzaron a inmolar los cuerpos humanos y a la vez esparcir su material radioactivo generando un fuerte impacto en el medio ambiente. Pero hay que ser claros que la era atómica es tan solo el inicio de una nueva era, puesto que el ser humano en el trascurso del tiempo ha contribuido al mal manejo de los recursos de manera desmedida, ha vertido oro negro en los azules océanos logrando así matar cientos de especies, pero de igual manera como lo subraya Zalasiewicz “Desde mediados del siglo XX se produce, además, lo que define como “Gran Aceleración”, en la que el impacto del hombre y su tecnología sobre la tierra se multiplican y aparecen nuevos materiales como el plástico o el aluminio”. Entonces, conociendo que existe una nueva era geológica llamada Antropoceno, en donde el principal responsable de las consecuencias es el humano desmedido e irresponsable, cabe advertir que dentro de esta misma situación se está criando la pesadez como uno de los males que fecundad en el espíritu una falta de deseo por apreciar la vida como es, en donde pensar filosóficamente solo conlleva a la modorra, a la pereza, al cansancio por encontrar el verdadero progreso que todos deberían buscar, un progreso espiritual que situé al hombre en la cúspide de la vida en donde se encuentre un ser digno de valores pero de igual modo de respeto por lo que le rodea, un ser humano activo y digno para la sociedad. Pero lamentablemente la búsqueda de un progreso interior del hombre puede verse como una agonía en el desierto más deshabitado, para un ejemplo más cercano es preciso reconocer lo dicho por (Rosales, 2010) “Comte no pudo ver, según lo entiende Löwith, que todo progreso en el dominio humano sobre el mundo acarrea necesariamente un retroceso, perdidas en otros aspectos” (pág. 14). Lo que ha demostrado el avance científico y tecnológico en el ser humano es tan solo una incógnita que nos hace pensar en el futuro, lo que ha generado el progreso materialista y desmedido es tan solo ambición, destrucción, conformidad y pesadez; porque un hombre lleno de pesadez que reboza entre el poder o el dejarse vencer, es una realidad sin sentido pero cómplice de la actualidad moderna,
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amigo que tolera la devastación de su casa pero no hace nada, ni piensa ni reflexiona, solo es un montículo que se estanca en el sofá para ver la verdad en los realitys pero no para buscar la realidad del progreso de su espíritu, que sin duda alguna se puede encontrar cuando el hombre se proponga a pensar los males que le aquietan a través de la filosofía. Pero en definitiva, el ser vacío y sin sentido es un ser que identifico como pesado, que en vez de cargar sobre sus brazos el reposo de su alegría, el optimismo y la simpatía, solo se contrae en descargar su violencia a los demás arroyándolos y todo por causa del afán del mundo moderno. Ese mismo hombre no reflexiona en el momento y sí lo hace será siempre después de actuar con maldad y no antes de su acción. Este ser con espíritu de pesadez es carente de valor y se refugia en un constante hedonismo debido a que el mundo que el ayuda a construir, también se esforzó por construir este legado en donde la permisión es un derecho, permisión desmedida que sin ser meditada pero actuada bajo los impulsos de la ignorancia, se llegan a cometer los más dolorosos errores. Llegar a un ser humano más correcto con una clara dirección del fin de su objetivo es un trabajo que debe empezar desde lo más temprano en él hombre, llevándolo de la mano con la filosofía para que no se vea desnudo de reflexión o de conciencia. Si esto no es así, podría verse como un reto si la marea de la pesadez se agita con fuerza y se propaga por cualquier medio de comunicación o simplemente de un ser que se acerque a nosotros y nos profese el sentido de la pesadez a la hora de socializar. ¿Cómo es el perfil del hombre bajo el espíritu de la pesadez? Cuando el hombre traiciona la naturaleza apuñala sin remordimiento la belleza que le rodea, consigue crear su propio mundo de concreto y cristal con el fin de encontrar esa felicidad que no creyó encontrar en el contexto natural. Cuando el hombre edifica y se viste de la era industrial ya nada más vale, la felicidad consta de eso que se llama lo material o lo que es útil para engrandecerse en fortuna, derroche, vicio, modorra; ¿pero acaso esto no es lo que guía a la sociedad de occidente? esa búsqueda incansable del bienestar opulento que como una pandemia se desplaza por todas partes del mundo contagiando por doquier. Pero a pesar de los avances de la ciencia y de la tecnología que agrandan los pasos de la humanidad aún sigo viendo seres vacíos, con caos en sus vidas pero peor aún en sus espíritus, porque el espíritu es lo que hace al hombre y lo determina, de igual manera es la base para la creación de un pensamiento pero no cualquier pensamiento moribundo o desconectado de la realidad, por el contrario debe ser un rico
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ejemplo a seguir que incentive la creatividad, la imaginación, el deseo de superación de lucha, de sueños, anhelos que se quieran cumplir de verdad, un determinado encuentro teleológico que inspire las ganas de llegar lejos, en el ápice de la historia propia y porque no del resto de la humanidad. Sin duda alguna eso es querer vivir, eso es lograr existir sin estar en la penumbra de la modorra y la dificultad que le acomodamos a lamente para que se sirva. Por tal motivo es que el espíritu de la pesadez se ha acomodado en los hombres del hoy, hombres y mujeres poseedores de tecnología, de vidas fáciles, de irresponsables actos, consumidores del alto colesterol, de la mercancía, de la distracción infinita que evita el progreso, pero no el progreso material sino más bien el espiritual, lo que nos forja de valores “La tierra y la vida le parecen pesadas, ¡y eso es lo que quiere el espíritu de la pesadez! Pero el que deseé ser ligero como un ave, debe amarse así mismo” (Nietzsche; 1976; pág. 186). En primera medida advierto que este es el principal perfil del hombre influenciado bajo el espíritu de la pesadez, es de un individuo carente de valores que no se ama ni le importa amar a su prójimo debido a que el mundo que se le ha ofrecido es un mar de vacíos, entre estos vacíos encontramos el moral. Por la falta de valores derrocha y piensa además que el goce del éxito no tiene límites, cree que es infinito e imperecedero. Al no poseer valores se transforma en un vehículo fácil de carga que lleva el peso de todo lo inútil que le proporciona el mundo actual, él mismo hombre se hace así una carga compleja de transportar “Pero lo único pesado de llevar para el hombre es el hombre mismo. Es que él arrastra sobre sus hombros demasiadas cosas extrañas. Semejante al camello, se arrodilla y se deja cargar bien” (Nietzsche; 1976; pág. 187). Por tal motivo en muchas de nuestras situaciones evidenciamos estos casos de hombres que con su conducta solo demuestran una falta de identidad, de criterio; la pérdida de valores los conlleva a desplazarse pero de igual modo a desplazar a los sujetos que lo rodean, que le acompañan en su trayecto golpeándolo o amenazándolo con injurias. Este es un perfil que debe ser superado para construir una luz que marque la diferencia. Enrique Rojas un famoso Psicólogo deja una destacable apreciación de los individuos actuales a quien él considera como el Hombre Light, un ser que tiene diseñado un perfil psicológico pero que al mismo tiempo lo define como “Un hombre relativamente bien informado, pero con escasa educación humana, muy entregado al pragmatismo, por una parte, y a bastantes tópicos, por otra. Todo le interesa pero a nivel superficial; no es capaz de hacer la síntesis de aquello que
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percibe, y, en consecuencia, se ha ido convirtiendo en un ser trivial, ligero, frívolo, que lo acepta todo, pero que carece de unos criterios sólidos en su conducta” (Rojas; 1992; pág. 8). De cualquier forma este hombre Light lleva consigo la influencia de la pesadez y que mejor ejemplo para visualizar un poco más a fondo está tendencia que se manifiesta en los hombres de hoy y que puede contagiar a la población del mañana, así como ha ido sucediendo durante tantas décadas. Pero realmente ¿Qué conlleva a muchos individuos a vivir así, en un mar de pesadez, superficialidad, violencia e inutilidad? La respuesta puede centrarse en este mismo momento en que la técnica y la ciencia se levantan sobre el ápice del logro más destacado sobre la tierra, ya el hombre culmina en la cima de la historia con la filosofía de mejorar el mundo para ayudar a la humanidad pero en equivocadas medidas, ha impulsado a que los demás seres humanos hayan vistos tantos cambios y en tan corto tiempo, sin saber a qué aferrarse realmente, llenando las mentes de bastante información y al mismo tiempo condenando al ser en una caverna oscura, atrapado entre lo superficial, lo inútil, distrayéndolo de las verdades para lograr parir a un ser sin valores, permisivo, egoísta, arrogante ante la vida, lleno de molicie y seguidor de masas porque no tiene criterio ni la suficiente identidad para asumir su propio camino que le ayude a encontrar el fin último de su existencia, su verdadero protagonismo para su vida. Lamentablemente este es el perfil que describo de la sociedad que nos acompaña y que seguirá su marcha hasta que la misma sociedad despierte y no siga aceptando el mundo que construyeron para ellos. Seguir admitiendo los diferentes dramas de la vida puede hacernos pusilánimes, con menos valor para enfrentar el caos social; el hombre debe empezar a elaborar síntesis en cada una de sus acciones, debe encontrase con una clara reflexión de lo que pasa ante el mundo pero al mismo tiempo como sus acciones pueden verse involucradas en las más mínimas manifestaciones de su entorno. El hombre es un ser difícil de descubrir, su relatividad impulsa a que sea así pero sin conocer las fortalezas ni las debilidades que cada uno posee estará dando hospedaje día tras día a eso que se reconoce como la pesadez, ese espíritu que rebosa en la actualidad que se nos ha ofrecido. Consideraciones necesarias para luchar contra la pesadez y encontrarnos con una sociedad consciente.
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Definitivamente se debe reconocer que el entorno de nuestra sociedad colombiana no tiene el mejor panorama debido a la carencia de sentido por la vida, en donde se prefiere seguir sumergido en la decadencia e ignorancia que nos ha propuesto la masiva información, el consumismo, el desgarrador capitalismo, los avances técnicos que se vienen como avalancha inundándonos de modorra, despreocupación y falta de sentido por lo sumamente importante. De tal modo hay que considerar que en pro de una mejor sociedad se debe comenzar a educar en estos aspectos que minimizan la esencia del ser, pero hay que ser conscientes que la educación debe llegar desde un temprano momento, debe ser enfocado a la niñez, esa misma que se transforma en posibilidad para un cambio que posea reflexión, meditación y síntesis de la vida actual para que puedan encontrar un sentido verdadero, un sendero verdaderamente teleológico. Para lograr este tipo de cambio y enfocar la educación a la niñez hay que reconocer que el vehículo para transformar dicho cambio depende mucho de la filosofía, una filosofía que vaya de la mano con los niños pero que además ayude a despertar en ellos una insistente curiosidad sobre los temas que involucran la condición humana en la que vivimos sumergidos. Pero para formalizar esta propuesta es necesario reconocer porque es necesario involucrar el planteamiento filosófico para este tema. Debido a que falta una profunda reflexión que nos ayude a pensar sobre la pesadez de los individuos en materia de valores, conocimientos, identidad, es preciso que la filosofía enfoque en los niños la necesidad de involucrar el pensamiento, porque sin la introducción del pensar en nuestro entorno y sobre todo en los actos de nuestra vida no se podría reflexionar y por ende a comprender el sometimiento al que nos liga el espíritu de la pesadez. ¿Por qué el pensamiento es clave a la hora de involucrar una filosofía destinada a educar la niñez? El hecho es que nuestra principal naturaleza humana está encaminada con el pensamiento, es la acción más destacable entre la especie humana con la cual se ha llevado a cabo tan enormes manifestaciones que han sido el producto de la historia, según Zuleta, 1994 “El pensamiento así se convierte en una medida de todas las cosas, en un imperativo categórico, en un valor en sí a partir del cual se definen los valores y las jerarquías, las semejanzas y las diferencias entre los seres del universo” (pág. 5). Es claro ejemplo de que el pensamiento es fundamental como punto de partida para toda acción humana, pero en igual forma para desarrollar una filosofía que incite a los niños a pensar su ciudad, su sociedad, su familia, a ser seres que no dependan de las aglomeradas masa para tomar decisiones si no por el contrario que piensen por sí mismos como
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seres, hombres y mujeres que pueden encontrar una identidad propia para así llegar al ideal de una verdadera mayoría de edad como lo plantea Kant, porque a pesar de que se sea un niño, se puede enseñar a través del quehacer filosófico a ser mayor cuando menos lo esperen, es decir, a resolver los problemas que someten al hombre de nuestros días de la manera más lógica o como diría el gran Estanislao Zuleta ser acorde, pero acorde a nuestro tiempo pero sin dejar atrás el pensamiento ese mismo que es tan vital para Zuleta ya que afirma que es una lógica que encuentra su propio sentido “El punto de partida, la primera premisa, la única posibilidad de llegar a un pensamiento sólido y de construir un comienzo puro y absoluto, a partir del cual adquiere sentido en la relación con el mundo externo”. (pág. 5). Pero la realidad es que el mismo pensamiento que nos plantea Zuleta debe ser utilizado para enseñar algo que sucede con nuestra sociedad, es escudriñar porque nos cuesta pensar, porque se nos dificulta pensar en nuestras acciones que en la posibilidad pueden tener efectos catastróficos. La invitación de un pensamiento que nos conlleve a saber porque se nos dificulta cultivar una sociedad digna, pura y consciente de los actos en la cual se pueda vivir sin temor, en donde salgamos del bucle de la aburrición y la falta de sentido por esa exquisita vida que poseemos y que se nos ha brindado para construir, cultivamos ideas momentáneas pero no filosofías prácticas que formulen la receta más apropiada para la enfermedad que padece nuestra sociedad moderna “En vez de desear una sociedad que sea realizable y necesaria para trabajar arduamente para hacer efectiva nuestras posibilidades, deseamos un mundo de satisfacción, una monstruosa salacuna de abundancia pasivamente recibida. En lugar de desear una filosofía llena de incógnitas y preguntas abiertas, queremos poseer una doctrina global capaz de dar cuenta de todo, revelada por espíritus que nunca han existido o por caudillos que desgraciadamente si han existido”. (Zuleta; 1994; pág. 10). No cabe la menor duda que a la hora de educar al futuro de mañana se debe ser claro que una buena forma para lograrlo es considerando la posición y jerarquía que posee la filosofía como un canal que amplíe de buena manera a pensar a los niños por si mismos pero del mismo modo como pensando se puede conseguir una sociedad en donde todos puedan tener participación democrática, respeto y claro está un fortalecimiento del espíritu librado de toda pesadez. Para enfrentar la pesadez del espíritu que domina nuestras ganas de luchar por un sentido claro de lo que queremos sin llegar a la típica frase “todo me da igual” se debe tener voluntad para
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asimilar este cambio, para contrarrestarlo, hay que arriesgarse ante el obstáculo que nos propone este mundo modernizado, debemos superarnos para enseñar a superar porque el educador que quiera enseñar a pensar debe primero arriesgarse a desatarse de las cadenas para ver la realidad que domina la niñez y a la juventud que nos rodea, hay que darle a la vida una sustancia anímica que provenga de nuestra voluntad “Una vida sin riesgos, sin lucha, sin búsqueda de superación y sin muerte. Y por lo tanto también sin carencias y sin deseo: un océano de mermelada sagrada, una eternidad de aburrición” (Zuleta, 1994; pág.9). En estas palabras del maestro del elogio de la dificultad, podemos acercarnos a considerar cual debe ser la misión para la vida en la cual no debe caer en lo pusilánime ni en el acongojamiento de la decadencia del espíritu, somos seres que merecemos ser felices pero para ello es menester identificar que es felicidad para cada uno y de igual modo como queremos llegar a ella. No cabe de más proponer la misión del educador que aliado de la filosofía deje un legado de verdadera voluntad, una voluntad que se construya a través de las experiencias del mundo que hoy gobierna. El educador debe enseñar a luchar contra la decadencia y la ignorancia del espíritu que agobia pero que también sumerge al hombre desde lo más temprano de su infancia para transformarlo en un ser sin sentido ni sustancia, pero esta forma de lucha no debe ser como la que apreciamos cada vez que hay una manifestación en las grandes ciudades que lo único que generan es litigios y rebeldías sin causa o sentido “Lo más difícil, lo más importante, lo más necesario es conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente sin caer en la interpretación paranoide de la lucha” (Zuleta; 1994; pág. 14). Hay que ser claros de que se nos dificulta dejar de ser esclavos del mundo y peor aún de nosotros mismos, todos amamos ser libres pero no nos damos cuenta que los grilletes permanecen pegados a nuestras muñecas y tobillos, que tenemos una mazmorra entre nosotros que decoramos con la inutilidad que nos vende el consumismo. Preferimos ver en las paredes de nuestras mazmorras las obras de arte de la ignorancia que pintamos creyendo que sabemos la verdad cuando en realidad no somos ni artistas ni sabemos nada del mundo en que vivimos ya que hay permisividad, hay necesidad de materialismo que cambiamos por la rica esencia de un espíritu que no carezca de conocimiento, de firmeza de superación. En conclusión somos amantes de la esclavitud, somos soñadores amordazados por la ignorancia “Dostoievski entendió, hace más de un siglo, que la dificultad de nuestra liberación procede de nuestro amor por las cadenas. Amamos las cadenas,
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los amos, las seguridades porque nos evitan la angustia de la razón” (Zuleta; 1994; pág. 15). En consecuencia a lo anteriormente afirmado, somos un raza que ama encadenarse y así se ha evidenciado a través del tiempo, sobre todo en esta época donde sin pensarlo consumimos lo que nos da el mundo que sodomiza, apacigua, contagia de crápulas a los que observan sin meditación, sin reflexión, sin responsabilidad. Vaya trabajo que tiene el educador, el filósofo y la filosofía para hacerle frente con valor a esta sociedad que pide por un cambio.
Conclusiones El propósito de esta ponencia está muy enfocado a mostrar que hay en el interior del Atropoceno, que no solo hay una humanidad que destruye y acaba el mundo natural con los residuos tóxicos, con las plantas radioactivas, etc. Sino que también hay individuos que no tiene la suficiente reflexión para pensar este mundo que se consume y se destruye por la mano del hombre. De igual forma se analiza la dificultad del hombre para pensar y asumir su vida, esa misma llena de aburrición y sin sentido que no aporta a la sociedad en la cual vive. Al ser que no siente satisfacción por la vida, al que nada le entusiasma, nada le seduce, que no es flexible sino pesado por la modorra y las crápulas que lo atormentan. La realidad es que la filosofía tiene un protagonismo sumamente importante a la hora de educar a la niñez y que ayudándola a centrar en estos aspectos también se ayuda a encontrar en ellos la capacidad de pensar como una acción importante para lograr sintetizar el mundo que lo rodea. A la vez el educador de la mano de la filosofía debe ser quien guíe al niño a liberarse de las cadenas que le aseguran el mundo actual, tarea que debe ir acompañada de reflexión y sapiencia a la hora de encontrar resultados. Espero que para el próximo foro Nacional que organizará la UNAD en el departamento de Boyacá, pueda entregar un adelanto más profundo de como la filosofía enfocada a los niños es posible desde el manejo de herramientas tecnológicas y otras estrategias de aprendizaje, todo con el fin de dar una completa claridad a este importante tema. BIBLIOGRAFÍAS Nietzsche. F (1976) Así hablaba Zaratustra. Vol. 82. Medellín: Bedout
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Rosales. A (2010). Filosofía de la tecnología: acción humana y contingencia histórica. Bogotá: San Pablo. El Atropoceno, el tiempo geológico del hombre, pudo nacer con la era atómica. Tomado de http://www.efeverde.com/blog/noticias/el-antropoceno-el-tiempo-geologico-del-hombre-pudonacer-con-la-era-atomica/ recuperado el 28 de mayo de 2014. Rojas, E (1992). El hombre light. Vivir sin valores. Madrid: Temas de hoy. Zuleta. E (1994) Elogio a la dificultad y otros ensayos. Fundación Estanislao Zuleta