UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MACHALA Calidad, Pertinencia y Calidez UNIDAD ACADÉMICA DE CIENCIAS QUÍMICAS Y DE LA SALUD ESCUELA DE CIENCIAS MÉDICAS
CÁTEDRA DE MEDICINA INTERNA TEÓRICA TEMA:
TUMORES GASTRODUODENALES ESTUDIANTES: William Cruz Jhomer Zapata Eric Ontaneda César Torres Dario Ulloa Leiver Mejía Priscila Ojeda DOCENTE: Dr. Gerardo Aguilera CICLO:
QUINTO SEMESTRE ‘’B’’ Machala, El Oro 2017
Tumores gastroduodenales El cáncer gástrico es una de las causas fundamentales de mortalidad por cáncer.
Causa Su origen se encuentra en la compleja interacción entre la infección por Helicobacter pylori , la dieta y la predisposición genética. Se ha calculado que los factores ambientales son responsables del 62% de los cánceres gástricos, los factores hereditarios del 28% y que ambos lo son del 10%. Está plenamente aceptado que la infección por H. pylori es carcinógena para los humanos, siendo responsable de alrededor del 40% de todos los cánceres gástricos. Su prevalencia en la población general es muy elevada, aunque parece que algunas cepas, como la cagA, están más implicadas en los procesos carcinogénicos. La proporción de población infectada en los países en vías de desarrollo es del 80-90%, aunque menos del 5% de estas personas desarrollarán un cáncer, lo que sugiere que la infección por sí misma no es suficiente. El efecto de la erradicación de H. pylori en la prevención del AG no se conoce, aunque ello elimina la presencia de gastritis crónica atrófica en alrededor del 50% de los pacientes. Los individuos con un familiar de primer grado afecto de AG tienen dos-tres veces más riesgo de padecer esta neoplasia. Las alteraciones genéticas más comunes son: la presencia de mutaciones en los genes TP53, APC (en el contexto de la poliposis adenomatosa familiar) y E-caderina.
Clínica El cáncer gástrico, cuando es superficial y potencialmente curable, no suele producir síntomas. Por ello, la enfermedad suele estar localmente avanzada cuando el diagnóstico viene sugerido por la presencia de manifestaciones clínicas. Es importante resaltar la eficacia de los inhibidores de la bomba de protones para cicatrizar úlceras malignas, por lo que se aconseja establecer un diagnóstico antes de que estos agentes sean usados para tratar a pacientes con factores de riesgo. En el momento del diagnóstico, el síntoma más frecuente es la pérdida de peso, que ocurre en el 62% de los pacientes, seguido del dolor abdominal (52%). Otros síntomas menos prevalentes son las náuseas, vómitos, anorexia, disfagia, melenas, saciedad precoz o síntomas de enfermedad ulcerosa. Algunos de los síntomas mencionados sugieren una localización determinada. Es el caso de la disfagia en los tumores que infiltran el cardias o la presencia de náuseas y vómitos “retencionistas” cuando el tumor llega a causar obstrucción parcial o total del píloro. El examen físico es, usualmente, normal. En el momento del diagnóstico, el cáncer avanzado suele haber ocasionado metástasis, las cuales afectan con frecuencia al hígado (40%), pulmón, peritoneo y médula ósea. Diagnóstico La técnica diagnóstica de elección ante la sospecha de cáncer gástrico es la endoscopia digestiva alta, que permite establecer la localización exacta de la lesión y tomar biopsias para el diagnóstico histológico. El estudio baritado con doble contraste puede sugerir la presencia de una neoplasia cuando se observa un lecho ulceroso asimétrico, una masa o una úlcera dentro de la misma, pliegues irregulares o nodularidad y la pérdida de distensibilidad gástrica Los estudios analíticos en el cáncer gástrico suelen ser normales hasta que la neoplasia está muy avanzada. La aparición de anemia (42% de los pacientes) indica un sangrado crónico por la lesión. La elevación de las enzimas
hepáticas (26%) puede reflejar la invasión tumoral del hígado. Lamentablemente, no existen en la actualidad marcadores tumorales séricos específicos para este tipo de tumor. Sin embargo, aunque la monitorización de los niveles del antígeno carcinoembrionario no es útil para el diagnóstico precoz de estos pacientes, sí puede servir en su seguimiento postoperatorio.
Tratamiento El tratamiento depende tanto de la situación clínica del paciente (performance status) como del estadio, tipo histológico y localización del tumor . La resección quirúrgica constituye el único tratamiento potencialmente curativo para el AG avanzado. Además, proporciona la paliación más efectiva de los síntomas. Por ello, debe ofrecerse el tratamiento quirúrgico a la mayoría de los pacientes. Sin embargo, si existe linitis plástica, enfermedad metastásica, invasión retroperitoneal o el paciente padece enfermedades graves, el pronóstico empeora notablemente, lo que cuestiona el beneficio de la cirugía. En EE.UU. y Europa, la tasa de resecabilidad media es del 50%, y sólo en la mitad de estos casos puede realizarse una gastrectomía con pretensión curativa. La extensión de la resección gástrica es controvertida. En general, el cáncer gástrico proximal debe ser tratado mediante gastrectomía total. Sin embargo, se considera apropiada la realización de una gastrectomía subtotal en un tumor precoz o T2 si su margen proximal está a más de 2 cm del cardias. En el supuesto de que el tumor sea más infiltrante, el tumor debe estar a una distancia de 5 cm del cardias para poder realizar una resección subtotal. Se recomienda realizar una gastrectomía total si la distancia al cardias es menor de 5 cm o el tumor es difuso e infiltra la submucosa. En el AG distal (antral), la gastrectomía subtotal debería ser el tratamiento de elección, ya que se asocia a una mejor capacidad nutricional y a una mayor calidad de vida. Las resecciones gástricas limitadas sólo están indicadas con fines paliativos o en personas muy ancianas. En relación con la extensión de la linfadenectomía, la experiencia de autores japoneses demuestra que la extirpación del tumor primario y de los dos primeros niveles de ganglios linfáticos (ganglios perigástricos –N1–, y ganglios del tronco celiaco, de la arteria hepática común, de la arteria esplénica y del hilio esplénico –N2–) se asocia a un mejor pronóstico. Esta linfadenectomía recibe el nombre de linfadenectomía D2 en
contraste con la linfadenectomía D1 (extirpación exclusiva de los ganglios perigástricos) que es la más empleada en los países occidentales
Bibliografía: http://www.aegastro.es/sites/default/files/archivos/ayudas-
practicas/20_Tumores_malignos_del_estomago.pdf http://www.medigraphic.com/pdfs/circir/cc-2012/cc121h.pdf http://www.medigraphic.com/pdfs/proctologia/c-2007/c071b.pdf https://www.youtube.com/watch?v=RimvHY-RhOU