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Lucho Verdes

a r b o l o g Ă­ a ______________________________________________________________

Opalina Cartonera


“Arbología” Lucho Verdes Opalina Cartonera 2014 Edición a cargo de Jhon Bacanalés Diseño por Francisco To+ Impreso en Santiago de Chile por Opalina Cartonera Primera edición Contacto autor: luchoverdes@hotmail.com www.luchoverdes.cl Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivadas- 3.0 Unported Se permite la reproducción parcial o total de la obra sin fines de lucro y con autorización previa del autor


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I UN GATO AZUL



Hace tiempo que no leo ni veo nada porque me ofende que todo estĂŠ tan mal. Y hasta las personas lindas me dan rabia. Charly GarcĂ­a.



I

Somos individuos cuáticos y voraces. Pintamos con la lengua las luces de los faroles. Nos borramos las huellas dactilares y silbamos canciones medio muertas. Nos tocamos un buen blues siempre al caer la tarde cuando los pájaros creen cantando que todavía está amaneciendo. Pintamos de rojo una por una las hojas de nuestros árboles hasta deshollejar las yemas de nuestros dedos (ya sin identificación) y desdentamos los adoquines de las calles interminables, casi siempre repletas de personas y muchedumbres a medio vivir saltando. Nos despiojamos uno por uno los sueños y nuestras cabezas son tibias. Decidimos guardar silencio cada vez que el reloj marca las doce en punto del medio día de cada día de la semana solo por el simple gusto de quedarse callado. Somos tramposos. No usamos paraguas. Nos gusta mirar la luna cuando está de día. Juntamos pestañas en cajetillas de cigarro vacías. Fumamos y fumamos con dramatismo y alevosía. Miramos con descaro las caras sonámbulas de los transeúntes en los vagones del metro y en los pasillos de los supermercados. Caminamos por la ciudad noctámbulos, las avenidas nocturnas tal vez sean nuestro único consuelo. Las borracheras necesarias, el desprecio ante todo. Pero igual creemos en algunas cosas. En las enfermedades. Nos enfermamos cuando nos miran, nos enfermamos cuando miramos. Enamorarse es enfermarse. Por eso se nos pasa la vida sin entender nada. Por eso siquiera la muerte nos hace sentido. Y somos pálidos, al límite de lo que la carne permite. Estamos solos. Vamos recogiendo las bolitas del suelo. Las bolitas parecen ojos. Las bolitas parecen lágrimas...

Un Gato Azul/9


Bolitas

Caían y caían de sus ojos Las bolitas de cristal Abundantes Como una cascada Y a pesar De haber sido paridas por un llanto Igual en su centro Llevaban colores Como si fuesen olores, recuerdos O descascarados fragmentos.

Esferas De centro mágico De simple textura inalcanzable De interior inexplicable Esferas Queriendo ser ojos Y ojos Hundiéndose de pena. ¡Ahí! Justo en el rincón del parpadeo Donde se anuda la tristeza Nacían como capullos Las bolitas preparadas Para irse derramando. Y la gravedad estrepitosa Las hacía revolotear Cuando chocaban con el suelo 10/Lucho Verdes


Las hacía rebotar, las hacía caer Solo por caer Solo por el vértigo y el instinto De romperse. Caían y caían de sus ojos Las bolitas girando Como planetas de ensueño Cada una en su ritmo Cada ritmo en su giro Las bolitas cayendo Entrechocadas por su ímpetu afanoso De reventar el suelo En un estruendo secreto De sollozos y murmullos. ¡BOLITAS CAUDALOSAS! Diríase que son lágrimas Pero las lágrimas Solo son para los ojos vulgares.

Las bolitas derramadas por sus ojos Y los rincones granizados Los cristales esparcidos en mil colores Los colores amontonados en este vacío Y este vacío ahora repleto. Y las esquinas esquirladas Y las palabras y los abrazos Un Gato Azul/11


Y los fragmentos Y los pedazos despedazados Y los muros arropados de silencio Y el silencio arropado por las sábanas Y las sábanas que después serán la piel Y un refugio para esconder Todo lo que te vaya sobrando Y las bolitas recogidas Y lo que de vida Vaya quedando Para seguirme muriendo Mientras te sigo Y te sigo esperando.

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II

Las tĂłrtolas parecen de papel cuando se echan a volar. Las baratas crujĂ­an en el suelo cuando mi abuelo las pisaba a pata pelĂĄ. Las lombrices cuelgan del pico de los zorzales cuando se hace de tarde en el patio de mi casa. Los gorriones anidaban en el naranjo cuando llegaba la primavera. La polilla tejedora vive en lugares oscuros y resguardados cuando se siente amenazada*. Los gatos salen arrancando cuando nos acercamos de imprevisto Algunos gatos son azules: *(wikipedia)

Un Gato Azul/13


Un Gato Azul La primera vez que lo vi quedé anonadado. Perplejo. Venía yo de regreso a casa y él estaba echado en medio de la calle. Se acicalaba lentamente, con una voluntad infinita, imperturbable, una paciencia y precisión propiamente felinas. Se vio ligeramente interrumpido por mi presencia, se detuvo, me estudió por dos segundos y muy calmadamente continuó con su faena (demás está decir que ese lapso de tiempo, de dos segundos, solo determina la realidad de lo acontecido desde mi punto de vista humano y aferrado a lo sucesivo, no la realidad ni la perspectiva del gato que claramente están fuera del tiempo). Era realmente hermoso. Su pelaje de color azul, un azul eléctrico, desbordante, sus ojos eran completamente negros, casi al borde de la locura y de lo mágico. Su tamaño era comparable con el de los otros gatos ordinarios, pero su presencia llenaba terriblemente todos los espacios posibles. Recuerdo que aquella tarde fue un tanto extraña. Algo ligeramente cambió en mi vida desde el día en que lo conocí. Mayor fue mi sorpresa cuando me percaté de que pese a la particularidad de su increíble pelaje, y su belleza única, casi divina, nadie en la cuadra se había dado cuenta jamás que era de color azul. Las vecinas lo alimentaban como si nada, pasaba completamente inadvertido, recibía el mismo trato que el de los demás gatos del barrio. La única que sabía de su color azul era la Coja de la esquina. Lo sé solo por intuición, una corazonada; nunca me lo dijo, pero cuando la saludaba, me miraba con inquietud. Sospechaba de mí. Sabía que yo sabía que ella sabía que era azul.

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Parece que era adicto a la luna, siempre estaba plantado con una propiedad envidiable en la misma esquina. Yo salía de madrugada a trabajar y me lo encontraba ahí mirándola. Absorbiendo con sus ojos la profunda noche, la noche, la luna, las grietas de la acera, las grietas de la luna, los círculos del tic tac que le resultaban tan ajenos, los bordes, las luces del alumbrado público, la oscuridad, y el silencio que a esa hora habitaba en la ciudad; las manillas de las puertas, las puertas de las casas, las casas con sus ventanas, y el barrio entero. El tránsito en las avenidas aledañas, el caos y la calma, el descanso nocturno y el ajetreo del día, el día de hoy, el de mañana y el de pasado. Todo extrañamente le pertenecía. ¡Criatura desmesurada!, todo lo consumía el azul de su pelaje y el estruendo negro de sus ojos, ¡todo!. Mis pupilas, la lentitud de mis parpadeos y de mis pasos, el vértigo de mis caídas, la palidez de mi rostro, la palidez de mis huesos, mis pulsiones, mis zapatos, los cordones de mis zapatos, en fin, cada elemento que yo creía propio se diluía abruptamente cuando lo veía. Todo era definitivamente suyo. Desde cuando lo encontré por primera vez, reposando en medio de la calle, lo seguí viendo todas las mañanas por un período aproximado de dos meses. Los primeros encuentros fueron cálidos y cercanos. Recuerdo la primera mañana cuando pasé por su lado, se dejó acariciar por mis manos, y me regaló ahí el azul de su pelaje como un tesoro. Lo guardé como tal y ya nunca más pude sacarlo de mi cabeza. Pero entonces, algo comenzó a inquietarme. Transcurrían los días y ya se transformaba en un hábito el pasar por su lado y verlo. La ruta que tomaba yo para ir a trabajar me obligaba a pasar por su esquina. Siempre estaba ahí, azul bajo la noche, esperándome. Su actitud ya había dejado de ser indiferente conmigo, y cada vez que me veía buscaba mis ojos con urgencia, como queriendo decirme Un Gato Azul/15


algo, comenzaba a intimidarme y yo comenzaba a evitarlo. Trataba de no mirarlo y pasaba lo más rápido posible por su lado. Me perturbaba la magnitud de su existencia, el negro de sus ojos, el azul en su pelaje y el hecho de que nadie más e excepción de la Coja y yo supiéramos de su color me atormentaba aún más. ¿Cómo nadie se iba a dar cuenta que en el barrio vivía un gato azul? No lograba entenderlo. Comencé a lidiar con la idea de hallar la forma de sacarlo de mi vida, no quería verlo más pero no podía evitarlo. Mientras caminaba urdía planes para poder desviarme del camino y por fin lograr evadirlo, pero me era imposible. Siempre terminaba arrepintiéndome y me inventaba cualquier excusa para, igual, atravesar la misma esquina y mirar nuevamente su pelaje y sus ojos. ¿Por qué?, ¿Por qué me buscaba?, ¿Por qué me esperaba? Me resultaba tortuoso tratar de descifrar aquel secreto que me asechaba cuando con sus ojos me hipnotizaba. Aquellos fueron los días más confusos que recuerde. Se me caían las lágrimas como cristales a cada paso, la angustia como tambor, mis ojos extraviados, mi andar se volvió errante, mi vida entera parecía un horrible nudo, ciego, apretado, tenso, irreparable. Fue una noche de esas terribles cuando todo esto terminó. Llovía, aún siendo verano y trataba de quedarme dormido mientras imaginaba las gotitas de agua escurriéndose por el techo y por los muros de mi casa silenciosamente. Yo solía dejar la ventana un poco abierta para sentir el olor de la tierra mojada. Estaba conciliando el sueño, cuando de pronto, irrumpe en el momento más vacío de la noche. Como si se rompiera un espejo en mil colores entra maullando en mi habitación, quejándose y desafiando a mis perros, quienes respetando el secreto pacto que mantienen con los hombres, trataban desesperadamente de desgarrarlo 16/Lucho Verdes


con ladridos y aullidos. La agilidad del gato, le permitió burlar la emboscada y se coló por la ventana hasta zambullirse en los pies de mi cama. Sobresaltado por aquel estallido, y por el repentino peso en mis pies, me desperté agitadamente. Lo vi, azul a los pies de mi cama, mirándome también un poco asustado. Yo desorientado, y en un momento de desvarío, febril y violento, lo tomé bruscamente del pellejo, caminé descalzo por el pasillo, en seis pasos llegué a la ventana que da a la calle y lo lancé con fuerza sin mediar consecuencias. Lo putié, nunca iba a imaginar que putearía a tan sublime criatura, pero así no más fue. Me senté en el borde de mi cama y comenzó a invadirme de nuevo la angustia con sus tambores, de nuevo las lágrimas, de nuevo el temblor en mis manos, de nuevo sus ojos, de nuevo su color. Arrepentido y aún confundido, me vestí y salí torpemente de mi casa. Aún llovía, encendí un pucho con dificultad, y caminé ansioso hasta llegar a la esquina de siempre. Me costaba respirar. Me puse en frente suyo como nunca antes lo había hecho y lo encaré por fin. Lo miré a los ojos, el me miró tranquilo, dominaba la situación con una altivez que ni en un ser humano había visto jamás, pero esta vez lo sentí distante, decepcionado de mi brusca reacción, y de mi abrumadora torpeza. Fue entonces cuando me dijo eso que había intentado revelarme durante todo este tiempo. Me dijo: -¡Cuando te enamoras te enfermas! No hay nada más que pueda decirte, ¡Enamorarse es enfermarse!, ¡Enfermarse! Lo siento, Eso es todoMe lo dijo como lo diría un gato azul, no con palabras ni gestos, ni en un lenguaje fantástico ni nada de eso. Un Gato Azul/17


Simplemente me lo dijo. Pudo haberme contado más, pero entonces adiviné que ya no era digno de sus secretos ni de sus ojos, ni mucho menos de su color azul que lo hacía tan especial. Nunca comprendí la naturaleza ni la dimensión de mis encuentros con él. No le di jamás el valor ni la importancia que merecía una situación como esta. Tal vez si me hubiese atrevido a mirarlo antes, si hubiese decidido creer antes… Así lo entendió él también. Entonces me miró por última vez, con lástima, dio media vuelta, orgulloso, deslizó la cola en medio de la noche, agitó el humo de mi cigarro y se marchó. Fue la última vez que lo vi. A la mañana siguiente amaneció muerto, yo mismo vi cuando un basurero lo arrojó al camión. Fui tan cobarde que ni siquiera me sentí apenado por su deceso. Tal vez por despecho, o de picado ni siquiera quise que me conmoviera su muerte. Las viejas de la cuadra dicen que lo envenenó la Coja de la esquina porque le meaba el jardín. Yo sé que en realidad lo mató porque ella también escuchó sus secretos, y tampoco pudo con ellos. La debilidad es tan propia de nosotros, los humanos. La magia y la verdad solo habita en los gatos azules. Con el devenir del tiempo, de las cosas y de la vida misma, lo fui borrando poco a poco de mi memoria, y su peculiar revelación, también hice pasar al olvido. Hoy por primera vez lo recuerdo, azul bajo la noche. Azul sobre el tejado.

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II INSECTO



Yo solo tengo esta pobre antena, que me transmite lo que dec铆s, esta canci贸n, mi ilusi贸n, mis penas y este souvenir. Charly Garc铆a.



III Muchos insectos poseen órganos muy refinados de percepción; Todos están conectados por comisuras nerviosas. La cadena nerviosa es como una escalera de cuerdas Además hay órganos sensoriales Ojos compuestos y simples En algunos casos sus sentidos pueden percibir cosas fuera del rango de percepción de los sentidos de los humanos. (Wikipedia)

CUALQUIER MOMENTO Pudiera ser ésta cualquier mañana en la que despierte cualquier noche terrible la que me anteceda a causa de cualquier insomnio padecido. Pudiera ser cualquier costumbre la que me fatigue Pudiera ser Insecto/9


ésta proyección en el espejo cualquier otro rostro repetido Pudiera el sorbo de este café tener el sabor de cualquier otro café y estar servido en cualquier otra taza de cualquier otro color y pudiesen ser otras las figuran que la adornen: tal vez círculos, tal vez romboides, o paralelepípedos tal vez. Pudiera el humo del cigarro que ahora fumo haber dibujado otra forma en este espacio y haber pintado el mismo baile en otro aire constipado. Pudiera la velocidad con la que voy pedaleando nunca más ser medida en unidades de tiempo pudiera el tiempo en sus unidades de medida estirarse tanto hasta rajarse como un pecho y como un volantín celeste perderse en otro cielo. Entonces ya no habiendo tiempo pudiera el espacio transformarse en soplo en astrolabio en araña o en tímpano y ya siendo el espacio un elemento cualquiera pudieran ser las cosas que ahora digo 10/Lucho Verdes


una simple pelusa flotando como una mariposa perdida o una cicatriz o un nervio o una cuncuna o una metamorfosis incrustada en la retina. Y ya sin tiempo no hay espera sin distancia no hay caminos sin espacio no hay fronteras entonces pudiera ser éste vacío el nudo de la cuerda que asfixia mi existencia, Relativa mi existencia. Absurda mi existencia. Hoy pudiera haber sido cualquier día de mi existencia y esta hora en la que escribo cualquier momento (de mi existencia). Cualquier momento contenido en un gajo de sol o en una migaja de pan pudiera ser ésta UNA REALIDAD DESHILACHADA

Insecto/11


y yo tratando de enhebrarla en una aguja sin asa pudiera mejor no seguir ni detenerme pudiera lo interminable terminar en ĂŠstas Ăşltimas palabras para volver a comenzar empezando desde donde sea y como sea en cualquier momento y desde cualquier lugar.

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IV Botar la basura, enterrar a los muertos Pelear con las moscas, mirarse al espejo Hacer parar la micro, amarrarse los zapatos Mirar el reloj, hacer el ridĂ­culo Fracasar ReĂ­rse Amenazar Botar otra vez la basura Tocar el timbre para anunciar tu llegada Mirar a los ojos Tocarse la frente para sentirse enfermo Amoldarse el cabello, las patillas, los bigotes y de nuevo mirarse al espejo Escupir Escupir el espejo Llegar atrasado Llegar a la hora Irse Burlarse Botar la basura ÂĄLa basura! Rezar, obedecer, mandar Odiarte Odiar Oh dios! Dios. Querer vivir para siempre a sabiendas de que para siempre no se existe Insecto/13


Silbar y emborracharse Avergonzarse No tener vergüenza alguna Enumerar algunas conductas humanas para convencerse de que se es lo suficientemente humano En toda consideración, propósito, despropósito limitación, absurdo, lógica, torpeza, razón, pulsión, fobia, síndrome, disfunción, forma, arquetipo, voluntad..... La voluntad de ser o no ser Estar o no estar o me quedo, o me voy esa es la cuestión Asumir, negar Concluir y dar por hecho y entonces, deshacerse en un imaginario conciente de símbolos, arbitrios, códigos, conceptos ¡SER! ¡SER UN CONCEPTO PATÉTICO! Y rascarse el culo con alevosía o con disimulo mientras se espera en la fila de un cajero automático y pensar en cuanto de humano se tiene, se es? desde cuándo, hasta cuándo chucha, y por cuánto? Entonces hundes las manos en los bolsillos de bestia, caminas, caminas y te vas...

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PATEAS UNA PIEDRA Y UN PÁJARO SALE VOLANDO Cuando pateas la pierna se mueve, Luego del movimiento un contacto Ese contacto es a la vez un nuevo impulso que genera el movimiento de la piedra. La piedra sube, la piedra baja, la piedra cae y toca el suelo; ese nuevo contacto provoca un estruendo que el pájaro oye, el sonido genera un estado de alerta, y esa señal de alerta produce miedo, el miedo provoca un impulso, y el impulso se transforma en vuelo, un vuelo repentino. El pájaro sube, sube, sube hasta llegar a la rama de un árbol distante. Esa distancia me hace pensar en el tiempo que me demoraré en recorrer el camino que me lleve hasta él, y cuando ya esté bajo su sombra, habré pensado en que hace unos días pensé en treparme a un árbol contigo. Cuando estoy contigo solo me atrevo a mirarte a mirarte con estos ojos, los mismos con los que veo el árbol. Ese árbol que ahora es el escondite de un pájaro que voló ahuyentado por una piedra que patié hace un rato agobiado por la incertidumbre de no saber que (chucha) me pasa contigo. Incertidumbre viene de la palabra certeza, certeza de lo que es cierto “lo cierto” es el título de una canción. Insecto/15


Y hacer canciones es mi única certeza. Las canciones vienen desde mis adentros, mis entrañas, mi garganta, mis manos, mi guitarra, en fin... Mi guitarra lleva(ba) por nombre Rebeca y mi voz está cansada y maltratada por mi excesivo hábito de fumar, fumar para pensar en que cada cigarrillo es un momento Y que cada momento pudiera ser también un cigarrillo, el mismo cigarrillo que ahora enciendo acordándome de que te dije que había guardado dos para fumármelos contigo. Trepados en un árbol parecido al que estoy mirando ahora mientras fumo. Mientras fumo me calmo, y cuando me calmo puedo apreciar el humo que gira lentamente hasta perderse en el cielo. El cielo es para los volantines y lo ilumina una naranja que todos llaman “el sol” El sol genera calor y el calor la ebullición del agua, el agua se evapora y se condensa para transformarse en lluvia. La lluvia es para que caminemos bajo ella soñando o creyendo, o viviendo, (que al caso viene a ser lo mismo) Soñando, creyendo, viviendo cada gota 16/Lucho Verdes


que cae como la piedra que pateara y que ahuyentó al pájaro que ahora reposa en el árbol que miro mientras fumo uno de los cigarros que pensé en compartir contigo. Que las piedras se patean, que los pájaros vuelan para huir Que los árboles se trepan, que los cigarros son pedazos de tiempo Que el tiempo transcurre mientras el pájaro sigue en la rama, Que algunos árboles dan frutas, y que algunas frutas son naranjas Que las naranjas alumbran en el cielo Que en el cielo se encumbran volantines Y que algunos volantines son como personas. Que las palabras son incendios Que los murmullos son dioses Que las escobas astronautas Que la locura es un planeta Y tu locura una galaxia Que los días cicatrices Que un recuerdo una montaña Que una luna una tragedia Que el silencio una fortuna Que los gatos son rituales Que los perros son colores Que los niños son violines Y los violines son círculos Insecto/17


que van tejidos en el borde de un vestido que algún día comprarás. Que pude haber sido la piedra Que pude haber sido el pájaro Que pude haber sido el vuelo, o el árbol Que las cosas, que la vida. Pateas una piedra Y un pájaro sale volando...

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III RITUAL



Estaba en llamas cuando me acostĂŠ. Charly GarcĂ­a.



Ritual

1 El cuchillo me punzaba el pecho 2 los muros salpicados 3 todo estaba quieto solo existĂ­a el movimiento del cuchillo rebanando 4 solo existĂ­a el sonido de mi piel cercenada 5 la noche colgando de mis huesos 6 La carne se entregaba y aquel ojo de la luna iluminando delataba la geometrĂ­a perfecta de un horizonte en la ventana

Ritual/9


7 De pronto son mis propias manos las que veo dentro de mi propio pecho abierto, mis propias manos escarbando impacientes arrancando mi propio corazón, mi corazón que es algo así como la pulpa de mí mismo 8 Me arrancaba el corazón del pecho y no eran solo mis propias manos las que veía era mi propio cuerpo entero repetido como en un espejo 9 era yo mismo palpitando temblando en frente mío empuñándolo estrujando sus engranes su textura, sus músculos, ventrículos y nervios incansables.

10/Lucho Verdes


10 Era yo en frente mío mordiendo ¡gritando! ahogado buscaba /en ese corazón ardiendo que me quemaba las manos/ eso que un día se me quedó incrustado 11 Arrancarse el corazón del pecho para salvarse del ritmo constante 12 solo un momento de calma para que las venas descansen del torrente frenético del peso de la sangre y de las lágrimas HIRVIENDO 13 Despertar y amanecer de nuevo 14 Concluir que a veces es mucho más conveniente en lugar de un corazón llevar un punado de piedras.

Ritual/11


V Tengo que ir a la feria hoy día, porque a la feria señores no se puede faltar hay que ir siempre séanse cuales se sean las circunstancias existenciales en las que uno se encuentre. A lo mejor en una de esas hasta se me olviden esos ojos culiaos que tenis y los termine cambiando por un par de remolachas o por un par de esas guindas bien rojas corazón de paloma, o mejor todavía me de la weá y termine enterrando la cabeza en una sandía para enjuagarme la masa encefálica justo en ese hemisferio donde dicen que se apelotonan los constructos neuronales de la memoria, o donde se producen las sinapsis nerviosas que regulan los proceso químicos que estabilizan las emociones y sentimientos de este pobre individuo que se recuerda y piensa a cada rato en ti por la chucha que están caras las paltas.

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VI VER: relativo a la vista, al globo ocular y sus caudales. VERTE: dícese del acto, o acción de resucitar, reaccionar, y/o revolucionar. Dícese también de la necesidad y la incertidumbre VERME: es una mancha en el espejo.

Ritual/13


Renuncio a lo contingente Renuncio A lo contingente! Kandinsky y Longotoma Fueron Dos grandes amigos Renuncio A la idea ésta La de seguir viviendo Igual que para cuando estemos muertos Todos amontonados los cuerpos con sus vidas Cada uno con la suya propia Cada cual con su cada una Todos Apilados en cajones Encajonados pero prósperos, dirán ustedes Habitando compulsivos Las pulsiones del mercado Incipientes y jaguares En el cementerio más capital De la torta americana

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Confieso que renuncio Confieso que mi vida Confieso que soy Y que siempre he sido Más que he estado En un estado en el que soy junto a mi vida Algo así como una sustancia De lo más parecida a la muerte Y que se me cae la baba gritando De tanto corazón Que tengo en el pecho Diga whisky!

Ritual/15



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IV Volverse Ă rbol



Desaparecer es como sonreĂ­r. Charly GarcĂ­a.



VII Treparse a un árbol treparse y mirar mirar y escurrirse escurrirse con el tiempo volverse tiempo volverse rama volverse hoja secarse, colgar colgar y caer caer, caer, caer y caer caerse una mañana cualquiera como en un otoño cualquiera caer y ya en el suelo por fin enmudecer volverse polvo y florecer volverse niño, volverse hombre, carne y volver a trepar y volver a escurrirse y volver a colgar y volver a volver y volver a mirar con los ojos cansados, terribles…

Volverse Árbol/9


Volverse Árbol Cada vez que un poeta muere algún hombre se vuelve árbol. Los árboles miran a través de sus hojas Los árboles cantan a través de sus pájaros Los árboles lloran a través de mis lágrimas, porque hoy ha muerto un poeta, hoy tengo vocación de árbol. ¿Si no para que tanto silencio?, ¿para qué siempre tanta calma? ¿Para qué siempre tanta paciencia si no es para ser un árbol?. Y ahora que me veo en el espejo descubro en mi cabello esparcido un montón de azahares y ojos nacientes volantines enredados, y ahora noto en la miel de mis lágrimas el espesor de la savia y en la profundidad de mis pasos las raíces inquietas.

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¡Si! definitivamente asumiré mi condición de árbol y de las ramas de mis dedos colgarán canciones como si fuesen naranjas y de mi boca colgará el silencio mi corazón será la calma y mi sombra te cuidará el ombligo. El tiempo se quedará tallado sobre la piel de mi corteza herida, y mi lengua será un refugio para aquellos que quieran salir volando. Me volveré un árbol y un niño empuñando colores dibujará con tiza sobre mi tronco historias que hablen de brujas y astronautas Me volveré un árbol y será en mis grietas donde se claven la cruces de los hombres serán de mi madera sus ataúdes y sobre esas cruces y ataúdes se clavarán sus vidas. Me volveré un árbol porque tal vez siempre he llevado el instinto de serlo la tendencia hacia el cielo el secreto de estar presente, pero a la vez muy lejos. Volverse Árbol/11


Distancia absoluta para los pechos tibios (y pensándolo bien, tal vez por eso no te enamoras de mi) Porque quién puede enamorarse de un árbol? solo otro árbol… pero eso es imposible, porque para los árboles no existe el amor, solo existe la tragedia de haber sido alguna vez humano. Mañana dejaré que el viento me toque la cara y me quedaré inmóvil para siempre porque hoy ha muerto un poeta mañana me volveré un árbol.

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Árbol Para que las últimas gotas de luz vengan a beber de tu sombra para que tu sombra y mi sombrero dibujen en el suelo rituales por la tarde

arde Árbol que el ciclo muerde viniendo desde el fondo de una campana saludando al mundo aquel que canta en la cima de tu cima con voz y vuelo de música lejana.

Volverse Árbol/13


Inevitable Me es inevitable volver a pensar en la muerte, porque inevitable es la muerte, inevitable la añoranza y nuestra adicción a los recuerdos, inevitable la memoria, irremediable lo pasado. Me es inevitable pensar en el tiempo, porque inevitable es el tiempo, irremediable la sustancia corrosiva de su paso, inevitable la caída a causa de su peso, inevitable entonces el vértigo, inevitable el vacío irremediable el impacto. Me es inevitable pensar en la muerte, porque estoy inevitablemente vivo, inevitable entonces amar hasta los huesos porque inevitable es la piel, inevitable el pellejo irremediablemente curtido inevitablemente viejo.

14/Lucho Verdes


Inevitable el destino a cada sorbo inevitable los años laboriosos inevitable cada día transcurrido inevitable cada noche de reposo, irremediable lo perdido y así como inevitablemente me equivoco, insoportablemente voy peleando ¡soy y he sido! inevitablemente lo vivido.

Inevitable el cansancio y el agobio de mi cuerpo, inevitable mi cuerpo y los puños de mis manos, inevitable lo que mis manos construyeron, irreparable lo que mis puños desarmaron. Me es inevitable pensar en la muerte porque inevitable es esta vida, inevitable avanzar inevitable detenerse,

Volverse Árbol/15


inevitable las consignas que me hicieron madrugar, las ma単anas, los destierros, las ideas y la carne, irreparable la congoja inevitable resistir. inevitable arrepentirse mas tarde que temprano inevitable los errores irremediablemente humano.

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V Sueño de los Jabalíes



No tengo agua caliente en el calefont No tengo que escribir canciones de amor... Charly GarcĂ­a.



Sueño de los Jabalíes Llegué a la manifestación sin saber muy bien bajo qué circunstancias y por qué motivos había decidido ir. Hace mucho tiempo que la gente ya no asiste a protestas ni marchas, por lo tanto había poquísimas personas presentes en la plaza. Existía en la atmósfera una nube de sopor estática, quieta, o mejor dicho pantanosa, que te embelesaba. Hubo una ceremonia política espantosa, un discurso mediático y sin sentido, sin sentido alguno, personas increpando, personas aplaudiendo, vitoreos, gritos de consignas exigiendo reivindicaciones sociales, murmullos, flashes, fotografías, silencio. Veía sangre, veía gente, muchedumbres transitando impávidas, y los jabalíes revolviéndose entre medio de la gente. Y la gente aglomerándose en torno a los jabalíes. El primer jabalí que apareció de la nada era embestido brutalmente por el segundo: gritos, graznidos, algunos pocos miraban, otros, la mayoría, no se despegaba ni de sus equipos celulares ni de sus iPhones, algunos de primera generación, otros de segunda mano, todos para el tercer mundo, ni de sus cuentas de facebook o twiter o wasap o lo que fuera, o lo que sea donde tenga uno que registrarse, Sueño de los Jabalíes/9


siquiera pudieron ser capaces de levantar la mirada, y continuaron marchando caóticos, laboriosos laburantes, diligentes, sin interrumpir por ningún motivo la sesión, ¡Session Expired! por ningún motivo, empuñando sus aparatos, encumbrándolos buscando desesperadamente el oxígeno vital en una barrita mas de señal, buscando desesperadamente ganarse la vida, buscando desesperadamente ganar, ganarles a todos los culiaos, your session has expired please login again, caminado erguidos, con la cabeza escondida, en trance, en blanco, en negro. En dirección hacia cualquier parte. Y los jabalíes lucha que te lucha.

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Sueño del Hipopótamo Estoy en un lugar donde antes ya había estado, seguramente cuando niño, y que mi subconsciente hace sentir familiar. Estoy, tal vez no físicamente, tal vez metafísicamente, tal vez de forma inconsciente; pero de la forma que sea, definitivamente estoy en este sitio. Esto es indudable porque mis sentidos experimentan estímulos que reconozco pero que no logro determinar, ni definir, ni descifrar con exactitud. Veo, reconozco las calles donde veraneaba cuando chico en la playa de Quintero: los caminos suben y bajan, algunas calles son de tierra, otras van, vienen, se bifurcan a medio pavimentar, el color verde agua de la casita de madera donde nos pasábamos tardes enteras diseccionando alacranes que después encerrábamos en frasquitos de vidrio, el olor estático, la humedad inmóvil, y mi infancia entera estacionada en este sitio. Está la Eliana, mi abuela, junto al umbral de la puerta de madera que da al antejardín. Está mirando hacia la calle. Están todos los demás, supongo que mis hermanos y primos nacidos hasta entonces, el Lucho, mi abuelo, también está pero no lo veo, ni a mis hermanos ni primos tampoco, ni a mis padres que seguramente están preocupados por algo o por alguien, tal vez por mí, se que están pero no consigo verlos, ciertamente porque tampoco los busco, pero los adivino y me tranquiliza el hecho de saber que están, que existen, aunque no se manifiesten materialmente. Tampoco he visto el mar en ningún momento, pero lo respiro, lo intuyo, repitiéndose implícitamente, como subyugado por algún suceso terrible que pudiera venir a sacudirnos.

Sueño de los Jabalíes/11


Estoy en un lugar donde antes ya había estado, tal vez cuando niño, pero no soy ese niño. Estoy plantado ahora con veinticinco años en el extremo de la cima de una de las callecitas viendo como todo este paisaje vívido permanece, pero que al mismo tiempo pareciera querer escurrirse, o desarmarse, o deshacerse, esfumarse sutilmente, como queriendo dejar de transcurrir en sí mismo y dentro de mi perpetuo deambular de repeticiones mentales y cavilaciones. Mientras observo, agobiado y enfermo, algo sucede. Un estruendo irrumpe, revienta la atmósfera, la Eliana grita muy asustada, todos gritan, pero solo veo a mi abuela. Me gritan a mí, me llaman pidiendo auxilio. Hay algunos autos estacionados que comienzan a moverse, comienzan a ser arrastrados por una especie de magnetismo que todo lo absorbe. Las callecitas se desarman, todo, absolutamente todo quiere ser devorado por ese terrible magnetismo, es como una gran avalancha o tsunami, pero no hay agua ni ripio, solo energía que absorbe y que tira y que centrifuga con descomunal fuerza. Desconozco cuál es el origen de esta gran trituradora que tampoco veo, cuál es el motivo de tamaña destrucción; lo único que logro dilucidar gracias a las señas de mi abuela y los demás, es que tras de mí, a mis espaldas, a mi lado, abajo, o en algunos de los rincones del lugar descansa un enorme hipopótamo, entonces, sin saber por qué razón, y sin que nadie me diga nada, le extirpo los dos ojos al gran hipopótamo, entierro mis uñas que son más largas de lo habitual y le destripo la cara sin asco. El olor es pútrido, y los órganos del animal están tibios y blandos, y viscosos. A pesar de todo el hipopótamo

12/Lucho Verdes


no se defiende, sigue como dormido y según mi intuición esta es la única manera de detener el magnetismo, mis manos están empapadas de sangre, pero estoy en un lugar donde antes ya había estado, tal vez cuando niño, y eso me tranquiliza.

Sueño de los Jabalíes/13


La Segunda Mariposa

La segunda mariposa traía en sus alas y en el vértice de su vuelo ¡éste! mi desvelo espantoso. Un espasmo trascendente. Aleteando como de papel lustre difícil de domar la encerré en un frasco donde antes guardara religiones y me la tragué para que habitara mis pulmones. ¡mariposa perdida! si no tienes origen mucho menos rumbo ni destino, entonces ¿Para qué entregarte a los vientos? ¿Cómo poder deshacerte? ¿Hacia dónde liberarte? ¿Y Dónde la libertad que hoy miserablemente te abandona?

14/Lucho Verdes


¡Quédate! prisionera dentro de mi pecho húmedo ¡y quiéreme en tu agonía como yo te quiero en la mía!. En todos mis estados hay asignado un instante proscrito para tu revoloteo inquebrantable, en todas mis profundidades hay enterrado un secreto detestable para tu muerte tranquila, en todas mis muertes hay reservado colores para tu último vuelo, que comienza siempre donde termina mi vida. Mariposa perdida de aturdidos encantos, ya se apagará tu semilla encerrada en este frasco y pronto no serás mas que un simple pañuelo capturado tendido sin ritmo y sin forma ni dibujos en el viento.

Sueño de los Jabalíes/15


VIII Entonces digo que sí Que santiago Padece de agusanamiento y mosquerío El día amaneció horrible y detestable de nuevo Y si Efectivamente Mas entrado el medio día/madurando la tarde Salió un poquito el sol El solcito Pero cualquier sol en Santiago Es asquerosamente caluroso y sopeado Un sol charcha

Santiaguino

Así también el invierno por ejemplo: Cualquier lluvia aquí en Santiago Es una lluvia maricona

El frío Reseco Como que te requema.

16/Lucho Verdes


En Santiago padezco de un insomnio cabrón y desmedido En desmedro de mis noches mías Todas las veces de todos los días cuando tengo que dormir Me deshago desesperadamente en desvelo Padezco de santiago En Santiago.

Santiaguitis Santiaguitis santiaguina Santiaguitis santiaguina purulenta Santiaguisits santiaguina purulenta de mercado

Sabe que doctor: A veces Como que le tengo fobia a la vida O SACRUM CONVIVIUM CHRISTUS SUMITUR RECOLITUR MEMORIA PASSIONIS EJUS Todo Me sabe A Agusanamiento Y Mosquerío.

Sueño de los Jabalíes/17


Nubes Embobado por un buen rato mirando y mirando las nubes viéndolas volar y pasar revolviéndose como que se van dibujando de a poquitito y sin nombre Me gusta mirar y quedarme pegado con una por harto rato hasta que sola se desvanezca y ya nunca más exista en el cielo y después mirar otra y otra y otra y así hasta que también se desvanezca el día en la tarde para que se vaya juntando con las nubes. Y entonces entra la noche con su tinta como una bolsita de té oscureciendo el interior de una taza Y todo sucede alrededor mío con forma de caras y transeúntes y vidas vidas en sus propias vidas cada una con sus propios cuerpos y hábitos y costumbres

18/Lucho Verdes


cada una con la suya propia cada cual con su cada una. Y pudiera parecerme todo una brutal y horrible tragedia cuando en realidad solo estoy dejando que se vayan las nubes.

SueĂąo de los JabalĂ­es/19



“Arbología” de Lucho Verdes se terminó de imprimir en el mes de febrero del 2014 en los talleres de editorial Opalina Cartonera www.opalinacartonera.blogspot.com


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