Convergencia tecnológica en la circulacion de información

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Posproducción de multimedios. LCTC Jibsam Serrano Hdez.

Convergencia tecnológica en la

circulación de información A partir de la década de los ochenta, la propiedad de los medios de comunicación se ha modificado hasta llegar al escenario actual: el de los grandes grupos mediáticos –numéricamente muy pocos– que acaparan la propiedad de los medios y de sus actividades relacionadas. En este creciente proceso ha jugado un papel muy importante la convergencia tecnológica, que complementa y apoya los intereses de estos grupos. El presente trabajo se ubica en tal contexto: su propósito es presentar brevemente las implicaciones de la convergencia tecnológica en la circulación de la información. Y, más que eso, pretende contribuir a la discusión sobre el tema y abrir un espacio para la reflexión sobre el rumbo de la información y de los profesionales de los medios. Por Claudia Benassini Félix Publicado originalmente en la RMC 129 Hace quince años, a propósito de la expansión de la televisión, el sociólogo Manuel Castells destacó la formación de megagrupos y alianzas estratégicas que ya entonces buscaban cuotas de un mercado en completa transformación. En ese momento señaló, entre otras cosas: [...] En el periodo 1980-1985, las tres principales cadenas de televisión han ido cambiando de propietario, dos de ellas dos veces; la fusión de Disney y ABC en 1995, (año) crucial en la integración de la televisión en el negocio emergente de los multimedia. El principal canal francés, TF1, fue privatizado. Berlusconi se allegó el control de todos los canales de televisión italianos y los organizó en tres cadenas privadas. En España floreció también con la televisión privada, con el desarrollo de tres cadenas, incluida Antena3, e hizo avances significativos en Alemania y el Reino Unido, siempre bajo el control de poderosos grupos financieros, nacionales, e internacionales. La televisión rusa se diversificó e incluyó canales privados independientes. La televisión latinoamericana experimentó un proceso de concentración en torno a unos cuantos actores. El Pacífico asiático se convirtió en un terreno disputado por los nuevos innovadores, como el canal Star de Murdoch y por los veteranos como la nueva y global BBC, que competía con la CNN. En Japón, la NHK gubernamental se unieron en la competencia cadenas privadas como Fuji TV, NTV, TBS, TV Asahi, TV Tokio y las emisiones por cable y directas por satélite. (1) La referencia, larga y necesaria, da cuenta de un fenómeno cuyas implicaciones económicas y socioculturales se abordaron durante la década de los noventa desde diversas perspectivas: los cambios constantes en la geografía de las comunicaciones. Es probable que al menos una parte de las alianzas señaladas por Castells –y por diversos autores tales como Miguel (1997), Frattini y Colías (1997) y Mattelart (1998)– se hayan modificado debido al menos a dos factores. Primero, la consolidación de la Internet y las comunicaciones digitales; segundo, y en consecuencia, las cuantiosas inversiones en el campo de las comunicaciones cuyo capital era ya de procedencia multinacional. Más recientemente, Castells aborda y actualiza el tema, afirmando que durante las dos últimas décadas se ha producido una transformación fundamental en este ámbito: 1

La comercialización generalizada de los medios de comunicación en casi todo el mundo.

2

La globalización y concentración de las empresas de comunicación de masas mediante conglomerados y redes.

3

La segmentación, personalización y diversificación de los mercados de medios de comunicación con especial hincapié en la identificación cultural de las audiencias.

4

La formación de grupos empresariales multimedia que abarcan todas las formas de comunicación y, por supuesto, Internet.

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Y una mayor convergencia empresarial entre operadores de telecomunicaciones, fabricantes de ordenadores, proveedores de Internet y empresas propietarias de los medios de comunicación. (2)

En suma: la convergencia es una de las características que Castells atribuye a las transformaciones del sector de las comunicaciones. En ese sentido, coincide con Henry Jenkins en el papel de los grupos mediáticos en la convergencia de las comunicaciones:


Las nuevas tecnologías mediáticas han hecho posible que el mismo contenido fluya por canales muy diferentes y asuma formas muy diversas en el punto de recepción. […] Al mismo tiempo, los nuevos patrones de propiedad mediática transversal que comenzaron a mediados de la década de 1980, durante lo que hoy podemos considerar la primera fase de un proceso más largo de concentración mediática, hacían más deseable para las empresas la distribución de contenidos a través de esos diversos canales, más que en una sola plataforma mediática. La digitalización estableció las condiciones para la convergencia; los conglomerados corporativos la convierten en un imperativo. Como puede obsevarse, ambos autores concuerdan en la relevancia de la convergencia en la distribución de contenidos mediáticos.

Constante reconfiguración Castells y Jenkins coinciden en que uno de los primeros estudiosos del tema en emplear el término convergencia fue Ithiel de Sola Pool en su libro Tecnología sin fronteras (1988). Asa Briggs y Peter Burke coinciden con este señalamiento y añaden que “desde la última década de los noventa se ha aplicado sobre todo al desarrollo de la tecnología digital, la integración de texto, números imágenes y sonido”. Henry Jenkins presenta las características de la convergencia tecnlógica, entre las que cabe destacar las siguientes: 1

Gracias a la proliferación de canales y a la portabilidad de las nuevas tecnologías informáticas y de telecomunicaciones, estamos entrando en una era en la que los medios serán omnipresentes.

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Esta convergencia tecnológica se ve alimentada por el cambio operado en los patrones de la propiedad de los medios. Mientras que el viejo Hollywood se centraba en el cine, los nuevos conglomerados mediáticos tienen participaciones mayoritarias en toda la industria del entretenimiento. La Warner Bros. produce películas, televisión, música popular, juegos de ordenador, sitios web, juguetes, visitas a parques de atracciones, libros, periódicos, revistas y cómics.

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La convergencia exige a las empresas mediáticas que reconsideren los viejos supuestos acerca de lo que significa el consumo de los medios, supuestos que configuran tanto las decisiones de programación como de mercadotecnia. Si los viejos consumidores se suponían pasivos, los nuevos consumidores son activos. Si los viejos consumidores eran predecibles y permanecían donde les decías que se quedasen, los nuevos consumidores son migratorios y muestran una lealtad hacia las cadenas, las redes y los medios. Si los viejos consumidores eran individuos aislados, los nuevos consumidores están más conectados socialmente. Si el trabajo de los consumidores mediáticos fue antaño silencioso e invisible, los nuevos consumidores son hoy ruidosos y públicos.

4 Esta apretada síntesis de las características de la convergencia tecnológica y las nuevas relaciones que establece con el usuario permiten abordar su relación con la circulación de la información. En el contexto de la constante reconfiguración de los grupos mediáticos y de su papel en el desarrollo de la convergencia, hemos seleccionado de un texto de Manuel Castells –publicado en 2009– cuatro implicaciones en la difusión de la información: 1.

Aunque el periódico siga siendo un medio de comunicación de masas, su plataforma de difusión cambia. Todavía no hay un modelo de negocio claro para el periodismo en línea, no obstante Internet y las tecnologías digitales han transformado el proceso de trabajo de periódicos y mediante comunicación de masas en toda regla. Los periódicos se han convertido en organizaciones conectadas en red internamente que se conectan globalmente a redes de comunicación en Internet.

2.

Además, los elementos en línea de los periódicos han inducido la conexión y sinergias con otras organizaciones de noticias y medios de comunicación. Las redacciones de periódicos, televisiones y radios se han transformado con la digitalización de las noticias y el incesante procesamiento global-local. Así pues, las comunicaciones de masas en el sentido tradicional ahora también es una comunicación basada en Internet tanto en su producción como en su transmisión.

3.

La combinación de noticias en línea con el blogging interactivo y el correo electrónico, así como los contenidos RSS de otros documentos de la red, han transformado los periódicos en un elemento de una forma de comunicación diferente: la autocomunicación de masas. Esta forma de comunicación ha surgido con el desarrollo de las llamadas Web 2.0 y Web 3.0, o el grupo de tecnologías, dispositivos y aplicaciones que sustentan la proliferación de espacios sociales en Internet gracias a la mayor capacidad de la banda ancha, el revolucionario software de código abierto y la mejor calidad de los gráficos y el interfaz, incluyendo la interacción de avatares en espacios virtuales tridimensionales.


4.

Las cadenas nacionales e internacionales como Al Jazeera, CNN, NTV de Kenia, France 24, TV3 de Cataluña y muchos otros medios mantienen su propio canal de YouTube para conseguir nuevas audiencias y conectar a gente interesada en su diáspora. Además, en julio de 2007, YouTube lanzó 18 sitios específicos para otros tantos países y un sitio diseñado sólo para usuarios de teléfono móvil. Esto convirtió a YouTube en el mayor medio de comunicación de masas del mundo. Estas cuatro características dan cuenta de las nuevas tendencias en la difusión de la información:

La lectura del periódico en línea, que ha modificado los hábitos del usuario y de la actividad periodística. Sus portales se ven forzados a actualizar constantemente su información: aproximadamente cada media hora o antes, si sucede algo importante. Para ello, los periódicos están interconectados localmente –a través de reporteros, corresponsales y agencias nacionales– y de manera global, recurriendo nuevamente a los corresponsales y a las agencias internacionales. No obstante, cabe destacar que la ubicación de reporteros en puntos clave local y globalmente hablando está sujeta a los presupuestos e intereses de cada periódico. En consecuencia, las agencias siguen cumpliendo (3) un papel muy importante en la difusión y actualización de la información: Notimex, AFP, AP, EFE y en menor medida Reuters y DPA. Estas prácticas se han hecho extensivas a la radio y la televisión, cuyos portales también son actualizados constantemente. Por otra parte, Castells introduce en su argumentación las implicaciones de Internet 2.0 y 3.0 en la difusión de la información. Es creciente el número de reporteros que cuentan con su blog que cumple funciones tanto de archivo periodístico como de generación constante de información que eventualmente puede alimentar a los medios de comunicación. (4) Adicionalmente periódicos, radiodifusoras y televisoras han introducido blogs en sus portales administrados por sus colaboradores a través de los que se abren espacios de discusión y participación con los usuarios. Por último, al hacer referencia a las redes sociales, Castells resalta a YouTube como espacio empleado por televisoras para buscar nuevas audiencias. En tal sentido, cabe añadir a los periódicos que en sus portales ofrecen televisión cuyos contenidos también son subidos a YouTube. El escenario se completa con el papel de las redes sociales en la difusión de información. Resulta creciente el número de colaboradores en medios que abren una cuenta de Twitter mediante la cual están en contacto con sus seguidores.

Convergencia y construcción de sentido Los escenarios arriba resumidos se vinculan con el papel de los medios de comunicación –tradicionales y nuevos– en la circulación de productos simbólicos y con la construcción de la realidad. En el contexto que nos ocupa, la información ha modificado la función que le dio origen, de tal suerte que, por lo menos desde los inicios del siglo XXI, se visualiza como un negocio en busca de audiencias crecientes y, desde luego, de las correspondientes ganancias por su circulación hacia distintos puntos del globo. Localmente, la información también se ha modificado: primero por vía de la televisión, lo cual ha propiciado la evolución del concepto a través de sus géneros (5) y, quizá más importante, por la imbricación entre los grupos mediáticos locales con el capital internacional. Esta circulación de la información no sería posible sin la convergencia tecnológica arriba descrita. De hecho, Castells y Jenkins coinciden también al afirmar que cada usuario puede construir su propio sistema de comunicación apoyado en la televisión, la Internet, las redes sociales y diversas aplicaciones que le permiten estar en contacto con los medios. De cualquier manera, un seguimiento de la información que circula a través de periódicos –impresos y digitales–, radio, televisión e Internet a nivel local y global, da cuenta de la enorme semejanza en los contenidos y enfoques desde los que se administra la información, que se va restringiendo a unos cuantos grupos que detentan la posibilidad de construir el intercambio simbólico y la construcción del sentido. De acuerdo con Adela Cortina: [...] En los últimos tiempos, la empresa informativa adopta cada vez más la forma “multimedia”. Lo cual tiene grandes ventajas, entre otras, el aumento en la eficiencia, la posibilidad de una acción sinérgica, la racionalización del producto, la rentabilidad, la unificación de la gestión y la diversificación del riesgo. Pero también tiene grandes inconvenientes, como pueden ser la mercantilización de la información, la concentración del poder en el nivel nacional e internacional, la entrada de especuladores, el aumento de la influencia de los poderes fácticos. A mayor abundamiento, el pluralismo de los medios se erosiona, hasta quedar reducido a “poliarquías”, cada vez más próximas a los monopolios. La concentración del poder en unos pocos medios socava a las bases del pluralismo ideológico en detrimento de la democracia auténtica […] Con lo cual, los ciudadanos obtienen aquella información de la que decíamos que les capacita para ser más libres, de unos determinados grupos y a escala internacional, de un restringido grupo de países con capacidad multimediática que cuentan la vida de los demás países según sus intereses. En otras palabras: vía la convergencia tecnológica asistimos a un concierto informativo orquestado por los grupos mediáticos que ponen en circulación los contenidos informativos y, con ello, la circulación simbólica y la producción de sentido. En tal contexto, los grandes consorcios mediáticos que administran el negocio de la información han abierto la puerta al profesional de los medios, o media worker, como una figura emergente y en amplio desarrollo. Los vemos en la


televisión, a menudo diariamente, o en programas semanales. Los escuchamos a través de diversas frecuencias raediofónicas. Leemos sus columnas en periódicos y revistas. Es decir, participan en diversos espacios en medios impresos y audiovisuales en ámbitos como la política, los negocios, los deportes, los espectáculos, etcétera. El hecho es relativamente nuevo en México. Recordemos que, desde hace varios años, a través de agencias informativas nacionales, los columnistas pueden colocar sus colaboraciones en diversos periódicos del país, factor que les confiere cierta relevancia pues incrementa el número de lectores. Esta perspectiva se amplía con la nueva composición de las empresas periodísticas que cuentan con diarios en diversas ciudades del país. En suma: a los espacios radiofónicos y/o televisivos, los profesionales de los medios añaden su presencia en diarios locales, mediante las modalidades arriba citadas que también están presentes en Internet. Una primera consecuencia es la repetición constante: debido a la relevancia del acontecimiento por abordar, y el ritmo de trabajo cotidiano, es prácticamente imposible que la colaboración para cada medio sea al menos novedosa. Más bien, la rutina tiende a optimizar los espacios a partir de un acontecimiento. Este fenómeno se acentúa con la proliferación de los blogs elaborados por estos profesionales de los medios, insertados o no en los portales de los medios, así como a través de las redes sociales. Más que contribuir a la apertura informativa, esos espacios parecen contribuir a la repetición arriba destacada. En ese contexto, los profesionales de los medios, que se cuentan por docenas, se ubican en diversos espacios de información y de comentarios en medios tradicionales, nuevos, blogs y redes sociales. Podrá argumentarse que esta práctica profesional abarca a diversos sectores de la audiencia; dicho de otro modo: se apuesta a que cada figura sea captada por la audiencia a través de prensa, radio y televisión. Sí y no puesto que, como señala Fernando Mejía Barquera (6), el propósito de las empresas mediáticas es captar a las figuras conocidas de manera que atraigan a la radio y a la televisión. O bien, que estos medios conduzcan a más lectores de estos columnistas. En ese sentido Adela Cortina apunta: Sin embargo, también los medios deben convertirse en plataforma para que los ciudadanos puedan expresar su opinión. Sentirse ciudadanos en una sociedad exige, entre otras cosas, saberse reconocido en ella, y mal pueden sentirse como ciudadanos aquéllos que jamás tienen la posibilidad de dar a conocer públicamente su juicio razonada ni de expresar qué es lo que en verdad les importa. Este espacio de participación ciudadana en la circulación de la información está presente en los blogs, cuya principal característica es el incremento de prosumidores que, a través de sus espacios, abordan los acontecimientos de manera diferente. (7) Asimismo, debiera estar presente en el intercambio de opiniones entre ciudadanos y profesionales de los medios. Una segunda consecuencia, producto en parte de la repetición, concierne a la pluralidad de los medios. Debido a los perfiles tanto de cada profesional de los medios como de las estaciones radiofónicas y televisivas en donde son ubicados –disponibles también a través de Internet–, las opiniones se verán sensiblemente reducidas a un número de colaboradores cuya eficiencia ha sido previamente probada en uno o más espacio. (8) En consecuencia, el menú de opiniones sobre un determinado acontecimiento –político, económico, deportivo– tiende a ser más concordante que disonante. Al respecto, para Victoria Camps: La información, si es objetiva y veraz, debe dar cuenta del pluralismo político y social. Pero es evidente que no lo hace, o lo hace muy insatisfactoriamente. No lo hace, sobre todo, en la era de la globalización, donde la concentración de los medios de comunicación parece sometida a una dinámica imparable de sumisión a los centros de mayor poder y de homogeneización cultural e ideológica. Esperar que el pluralismo sea el resultado de los intereses corporativos y dominantes, gracias a la existencia de esa supuesta “mano invisible” tan acariciada por el pensamiento liberal, es una ilusión sin fundamento. Esta segunda consecuencia está relacionada con la libertad de expresión y de información. De nueva cuenta Victoria Camps: También a este propósito se constata que los intereses políticos y económicos constriñen la libertad de expresión y de información que debería hacerse manifiesta a través de los medios de comunicación. Lejos de garantizar las libertades apartándose de los medios, el poder político busca la complicidad de quienes pueden ayudarle a satisfacer sus objetivos y sus ansias de poder. Los medios, por su parte, no saben o no pueden sustraerse a la seducción de los demás poderes existentes. Es obvio que dicho panorama no hace sino poner en cuestión el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la información tan pomposamente declarado como derecho fundamental. En resumidas cuentas: el discurso de los medios aparece como un todo congruente. Sus profesionales se han encargado de legitimarlo. Para Ignacio Ramonet (9), este proceder ha modificado la veracidad de la información: De ahora en más, un hecho es verdadero no porque corresponda a criterios objetivos, rigurosos y verificados con una fuente fidedigna, sino simplemente porque otros medios repiten las mismas afirmaciones y las “confirman”. (…) Los medios (y los periodistas) se repiten, se imitan, se copian, se responden y se entremezclan al punto de no constituir más que un solo sistema informativo en el cual es cada vez más arduo distinguir las especificidades de cada medio en particular.


En ese sentido, el argumento de Ramonet se extiende a las redes sociales, que tienden a diseminar la información, esté o no corroborada. Pero así como hay excepciones en el manejo de la información a través de blogs también lo hay en redes sociales. En más de una ocasión, a través de su punto de vista, los twitteros han contribuido a ampliar la óptica de un acontecimiento, aunque también existe el riesgo de la diseminación del rumor. (10) Se trata de un asunto del que dan cuenta los medios de comunicación al cuestionar la actuación de las redes sociales y proponer medidas que atentan contra la libertad de expresión a través de las redes. (11) Por lo que se refiere a la participación de los profesionales de los medios en las redes sociales, prevalecen al menos tres tendencias. Primera, la comunicación cuasi unilateral: poca respuesta a los seguidores. Segunda, el diálogo y el intercambio de información –si así puede llamarse– sobre todo con algunos seguidores. La tercera tendencia permea las dos primeras con intensidad intensa: la intolerancia a la crítica y el silencio ante las preguntas que puedan resultar incómodas. Dicho de otra manera: los profesionales de los medios alternan con la ciudadanía de diversas maneras, aunque, en caso de diálogo, está presente la misma posición sostenida a través de medios electrónicos y digitales. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Epílogo provisional Hasta aquí la presentación de las implicaciones de la difusión de la información en el marco de la convergencia tecnológica. En este sentido, no podemos perder de vista su imbricación con los grupos multimediáticos. En este sentido, Manuel Castells afirma: Puesto que los medios son predominantemente un negocio, las mismas tendencias generales que han transformado el mundo empresarial –es decir, globalización, digitalización, creación de redes y desregulación– han alterado radicalmente las operaciones mediáticas. Estas tendencias han eliminado prácticamente los límites de la expansión mediática permitiendo la consolidación del control oligopolístico de unas cuantas empresas sobre buena parte del núcleo de la red global de medios de comunicación. Esta posición se suma a las citadas previamente a propósito de la circulación de la información en el marco de la convergencia tecnológica y la circulación de la información. Y quizá explicaría, en parte, la actuación de los profesionales de los medios, sobre la que Pierre Bourdieu añade: El campo periodístico hace recaer sobre los diferentes campos de producción cultural un conjunto de efectos que van ligados, en su forma y eficacia, a su estructura propia, es decir, a la distribución de los diferentes periódicos y periodistas según su autonomía en relación con las fuerzas externas, las del mercado de los lectores y las del mercado de los anunciantes. Esta posición de Bourdieu es mediadora, en la medida en que matiza sobre el comportamiento de los profesionales de los medios en determinadas circunstancias. En tal sentido, dichos profesionales podrán argumentar que su actividad es tan legítima como muchas otras. Cierto: es legítima y está legitimada. Después de todo, no están colocados ahí bajo presión, sino porque su punto de vista concuerda con el discurso de las empresas mediáticas a las que pertenecen. Las alternativas no son muchas, sobre todo si –como apuntaba Mejía Barquera– estamos frente a las figuras más populares para las audiencias. Por el momento, tengamos en mente que esta popularidad no necesariamente se finca en la adhesión o en la coincidencia en el pensamiento. De ello dan cuenta los comentarios cotidianos de las audiencias en los programas de radio, en los periódicos digitales que abren espacio para las opiniones de los lectores y la posición crítica de un buen número de twitteros a través de las redes sociales. Una muestra quizá no representativa pero indicadora de cierto rechazo frente a estas posiciones.


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