Chorlito & Cocod Adaptado por : Juan C. Chingal P.
Escondido en una selva lejana, verde oscuro casi marrón…
un lago… en sus tranquilas aguas … un cocodrilo¡
Escondido en aquel rincón tan apartado, en tierra firme y junto al lago… ¡Un nido! Y entre sus finas ramas… ¡Un chorlito!
Cada tarde, después de comer, el cocodrilo se tumbaba al sol y, con los ojos llenos de lágrimas, miraba al cielo y suspiraba: ¡AAAYYY…!
Cada tarde, el chorlito miraba con curiosidad al cocodrilo. —¿Qué le pasará? –se preguntaba.
El chorlito inquieto revoloteaba Como el chorlito tenía una pequeña cabeza, no entendía que le pasaba al cocodrilo, pero entonces decidió investigar…
- contestó el koala: llora porque le molesta la sal ¡ ¿Qué le pasa al cocodrilo?, -preguntó el chorlito -
¿mmh, le molesta la sal? -repitió el chorlito -
Como aún no podía entender qué le pasaba al cocodrilo, decidió seguir investigando: Entonces le preguntó al avestruz: ¿Qué le pasa al cocodrilo…? El cocodrilo llora porque se siente solo, dijo ella. …Insatisfecho continuó el chorlito…
¿Qué le pasa al cocodrilo…? El cocodrilo llora porque la mamá murió - argumentó el canguro-.
¿El cocodrilo llora porque su mamá murió?...
Esa tarde, después de comer, el cocodrilo se tumbaba al sol y, con los ojos llenos de lágrimas, miraba al cielo y suspiraba: ¡AAAYYY…!
— Entonces el chorlito tuvo una idea genial... Preguntaré al cocodrilo porque llora.
– ¿Por qué lloras cocodrilo?
— Porque me duele la boca, aaayyy… — Y por qué ocurre eso?
– Porque tengo un residuo de comida entre los dientes y eso duele mucho, aaayyy… — Pues claro! — Cocodrilo, ¿lloras porque tienes algo entre los dientes?
— Tranquilo cocodrilo, abre la boca, yo te voy a ayudar¡
— El cocodrilo abrió su boca, repleta de colmillos enormes y afilados, y el chorlito comenzó a revolotear…
—¡Para! –sopló el viento. — ¡No sigas! –saltó el canguro. —¡Frena! –salpicó el lago. — ¡Es una locura! –exclamó el koala. —¡Cabeza de chorlito! –le replicó el avestruz. — ¡NOOOOOOOOO! –gritaron todos.
Como el chorlito era tan confiando no entendía porque tanta alarma. Entonces… voló a la boca del cocodrilo.
Escondido en una selva lejana, verde oscuro casi marrón… un cocodrilo…
… y en su boca un chorlito.
Cada tarde despuĂŠs de comer el cocodrilo se tumba en el sol junto al lago, abre la boca de par en par y muestra sus afilados dientes.
Cada tarde el chorlito se mete en la gran boca del cocodrilo y busca uno a uno todos los residuos de comida que fueron quedando entre los dientes.
Estoy muy contento con tu limpieza, -dice el cocodrilo-, mientras el chorlito limpia de arriba hacia abajo su boca.
— Que suerte, murmuran los murciélagos. — Que buena idea festejan las mariposas. — Fantástico, cantan las ranas.
— Que feliz es el cocodrilo y qué bello es el pajarito.