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Toño Pérez (izquierda) y José Polo (derecha). Chef y sommelier de Atrio, respectivamente, pero, por encima de todo, almas de un proyecto que ha cambiado por completo las preconcepciones de una ciudad como Cáceres en el viajero contemporáneo. Juntos, con el trabajo y empeño de más de dos décadas han convertido a este Relais & Châteaux de 14 habitaciones con restaurante de dos estrellas Michelin en centro de referencia mundial. El amor y la pasión de una pareja que transmite sensibilidad en cada detalle y comparte con cada cliente el amor por esta su casa.
ATRIO
Cáceres Plaza San Mateo, 1 www.restauranteatrio.com Convertido por méritos propios en hotel y restaurante de referencia en nuestro país, Atrio uno de esos reductos que mejor ha sabido interpretar la contemporaneidad.
Texto por: JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ Fotografía por: CARLES ALLENDE
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La joya de la corona de Atrio es su bodega subterránea, reconocida como la mejor del mundo por ‘Wine Spectactor’ Una experiencia onírica. Un idilio entre el equilibrio y la simbiosis. Un descanso sensorial en un lugar inesperado, donde cada rincón esconde una sorpresa. Atrio es la culminación de un sueño, el de Toño Pérez y José Polo, tándem que concibe su establecimiento como su vida, su proyecto, su alma. Un restaurante con hotel o un hotel con restaurante, según se mire; según se sienta. Relais & Châteaux, dos estrellas Michelin y un halo de confortable magia (y sentido del humor) que rodea todo aquello sobre lo que se posan las sabias manos de Toño y José. Anfitriones inigualables, juntos, han conseguido poner el casco antiguo de Cáceres (Patrimonio de la Humanidad por UNESCO) en el mapa mundial del hedonismo relajado, sobrio y sofisticado. La elegancia contemporánea convertida en establecimiento, en hogar de viajeros exigentes y paladares expertos. Atrio es una sucesión de escenas, de momentos, de vivencias que la retina no olvida. Desde el momento en que las estrechas y laberínticas callejuelas empedradas del centro de Cáceres, donde las cuestas se empinan y el paisaje viaja en el tiempo hasta un pasado afortunadamente preservado. La mimetización de Atrio con su entorno nos descubre una nueva dimensión. Esa en la que el exterior se integra y el interior se magnifica. El estudio Mansilla y Tuñón fue el responsable de esta obra maestra de la sensibilidad. Respetando al máximo la fachada original del siglo XV y reconvirtiendo la estructura interna hasta
cobrar forma un modelo de arquitectura contemporánea impecable. Adaptándose a las medidas de la estructura original y convirtiendo así los posibles problemas en oportunidades y ventajas. Geometría perfecta, juegos de azar con la luz natural y matrimonio idílico con el entorno que rodea a la nueva realidad creada. Así, Atrio cuenta con 14 habitaciones (9 dobles y 5 suites), minimalismo en su máxima expresión y otorga protagonismo absoluto a la comodidad. Entre medias, como aderezo esencial, obras de arte y piezas de diseño en su justa medida. Mobiliario meticulosamente ordenado por habitaciones y zonas comunes: Sofás de Erik Jorgensen, sillas de Nanna Ditzel y Hans Wegner, lámparas de Arne Jacobsen... Obras de Warhol, Tapies o Saura... Dos plantas y un sótano en el que se esconde la absoluta joya de la corona de Atrio:
Su bodega (reconocida como mejor bodega de restaurante del Mundo en dos ocasiones consecutivas por la revista estadounidense por Wine Spectactor). Mágico emplazamiento bajo tierra que merecería un capítulo aparte sobre el que escribir muchas más líneas. Referencias de todo el mundo, con Francia a la cabeza, estructuradas en una planta circular, que ofrece una sensación litúrgica, cual Capilla Sixtina del vino en el nuevo milenio. 23 añadas de Petrus, 25 de Haut-Brion, 24 de LafiteRothschild, 27 añadas de Latour, 23 de Margaux, 42 de Mouton- Rothschild... Mención especial merece la obsesión de Toño y José (chef y somme-
lier de Atrio, respectivamente; además de dueños y almas del proyecto, claro) por los vinos de Château d’Yquem, con la mejor colección del planeta y un incunable recuperado con una intrahistoria que merece la pena conocer. En el apartado puramente gastronómico, la batuta de Toño Pérez, flanqueado por sus dos estrellas Michelin, presenta una interminable sucesión de sorpresas que, apelando al producto de proximidad y situando a las bondades de Extremadura en el lugar que se merece dentro
de la alta cocina. Divertidas versiones del producto Ibérico, mezclas y texturas sorprendentes. Nueva cocina con influencias de Francia siempre presentes, pero con la inquieta e innovadora personalidad de Toño en cada plato. Cortezas agridulces de ibérico, ‘macaron’ de remolacha, tartar de vacuno retinto con helado de mostaza... Visión global partiendo de una base local y de una sensibilidad surgida, meramente, del amor de José y Toño por su profesión y, sobre todo, por su tierra.
Geometría perfecta, juegos de azar con la luz natural y matrimonio idílico con el entorno que rodea a una nueva realidad creada www.spend-in.com
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