Gay Talese en Madrid

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alese Padre de la ‘literatura de no ficción’, autor del mejor perfil jamás escrito sobre Sinatra, amigo íntimo de Tom Wolfe, inspirador de ‘Los Soprano’, coleccionista de trajes a medida, dandy... ‘Esquire’ compartió mesa y mantel con una de sus firmas históricas y comprobó que su vocación aún goza de una salud envidiable.

Por José María Álvarez Fotografía, Marianne Barcellona J U L / A G O 2 0 1 1 e s q u i r e 133


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Gay Talese está de pie, con un sombrero borsalino en la mano izquierda, saludando a varios periodistas que le rodean. Una atmósfera de paz inunda la terraza del exclusivo hotel madrileño testigo del encuentro. Huéspedes y clientes asisten con desconcierto a un revuelo que perturba fugazmente su calma. Curiosas miradas merodean de soslayo el rostro de un hombre curtido por el paso de los años. Su estampa, sin embargo, transmite un halo de distinción importada de otra época. Traje y chaleco a medida, camisa de contraste, corbata amarilla, pañuelo de seda granate en la solapa, pausados ademanes... ¿Qué ha venido a hacer a nuestro país alguien que ha visto (y después contado) prácticamente todo? Vayamos por partes. Ha sido una larga mañana. Jóvenes colegas de la prensa española han ido desfilando ante sus ojos, en una sucesión de encuentros a mitad de camino entre el interés profesional y la pleitesía personal. Quizá por eso, el cansancio parece apoderarse progresivamente de su sonrisa. Realizar un viaje transoceánico a estas alturas (con 79 años) tampoco ayuda. Por suerte, es hora de comer, aunque la agenda de hoy no concede demasiados descansos. Al menos, compartimos mesa y mantel con el maestro en una comida organizada por su editorial. Es lógico que Esquire salga en la conversación, cabecera cuya historia está íntimamente relacionada a la obra de Gay Talese. Hijo de un sastre procedente de Calabria (al sur de Italia) y de una vendedora de Brooklyn, Talese nació y creció en Ocean City (Nueva Jersey), a pocos kilómetros de Atlantic City. Como el mismísimo Jimmy Darmody en Boardwalk Empire, desde joven destacaba entre los suyos por ser el único privilegiado que podía permitirse lucir trajes a medida (por el oficio de su padre). Un gusto que nunca ha abandonado. Famosa es, de he134 e s q u i r e ju L / A G O 2 0 1 1

cho, su colección de prendas históricas (todas de primeras firmas) que sigue utilizando en el día a día. Durante su visita a España, no podía ser menos. Sentados ya a la mesa, siempre impoluto, Talese observa atentamente, y con cierta travesura, al resto de comensales. Una especie de sonrisa socarrona asoma por la comisura de sus labios durante el sondeo. No necesita que nadie rompa el hielo, él se vale por sí mismo: “Imagi-

Sobre estas líneas: imagen de la portada de Esquire de abril de 1966. En su interior, el legendario artículo Frank Sinatra has a cold (Frank Sinatra está resfriado). Arriba: portada de agosto de 1971, primera entrega de las tres que conforman el libro Honrarás a tu padre.

no que querrán saber muchas cosas sobre mí”, comenta manteniendo un tono de buen humor. Sin apenas reacciones ni preguntas introductorias, inicia, motu proprio, un asertivo discurso: “El periodismo, especialmente el de investigación, ha variado mucho desde que yo

empecé, eso es evidente. La tecnología ha sido el principal agente del cambio, pero no sólo por Internet, como muchos tienden a pensar. En mi opinión, todo empezó antes, con la incorporación de la grabadora, que ha acabado fomentando el formato de pregunta y respuesta. Eso mitiga las posibilidades de creatividad. Desde entonces, la profesión ha perdido su esencia”, sentencia en una especie de aviso a navegantes. Los comensales, obnubilados por el ímpetu verbal revestido de cordialidad de Talese, entrecruzan gestos cómplices, pero nadie prolonga en exceso su intervención. Ya ha conseguido lo que se proponía. Ahora, es dueño y señor de la situación. Él es el periodista; los demás, los entrevistados (los cazadores cazados). Los roles han cambiado. Todos los temas que surjan a partir de este momento, nacerán del guión marcado por el italoamericano. Una magistral lección de profesionalidad que no ha hecho sino comenzar. ¿Alguien dijo cansancio? “Déjenme preguntarles algo –prosigue Talese–, ¿les permiten sus respectivas revistas viajar a perseguir una buena historia, cubriéndoles los gastos, aun a riesgo de no conseguirla?”. Este interrogante genera un debate abierto en la mesa (con diferentes respuestas) que, en realidad, esconde un objetivo muy concreto: analizar la situación actual del periodismo comparándola con el que, para muchos, es algo así como las tablas de la ley en forma de ensayo: Frank Sinatra has a cold (Frank Sinatra está resfriado), publicado en el Esquire americano de abril de 1966, considerado como el mejor y más completo perfil que jamás se ha escrito sobre La voz, texto obligatorio en las universidades y disparo de salida de un nuevo modo de entender el periodismo [si quieres leerlo al completo y en castellano, en Esquire España lo publicamos en nuestro nº 8, mayo de 2008]. Viajemos hasta el año 1965. Por aquel entonces, Sinatra había rechazado en varias ocasiones la propuesta de ser entrevistado por Esquire. Talese, por su parte, tras diez años ejerciendo como redactor en The New York Times, sentía la necesidad de liberarse de las limitaciones propias de la información de actualidad y adentrarse en otro tipo de periodismo, uno que le permitiera expandir su creatividad literaria. Ambas partes sellaron un acuerdo por el que el escritor se comprometía a publicar seis reportajes a lo

largo de un año para esta cabecera. El primer encargo, el más difícil a priori, era elaborar un perfil sobre el personaje más deseado del momento. Tal y como rememora el propio Talese (justo antes de dar paso a los entrantes), “me fui a California, para seguir a Sinatra, que estaba rodando una película. Me hospedé en el hotel Beverly Willshire –uno de los mejores de Beverly Hills– y contaba con presupuesto suficiente como para alquilar coches caros o invitar a quien hiciera falta a comer o a cenar...”. Lo que fuera con tal de conseguir la entrevista. Así, poco a poco, Talese fue estableciendo contacto con la gente que rodeaba al mito (dicen que La voz movilizaba a un séquito de casi ochenta personas a su alrededor). “A los pocos días, me di cuenta de que Sinatra seguía sin estar por la labor de concedernos una entrevista”, continúa Talese. “A pesar de ello, movido probablemente por mi instinto de supervivencia, entendí que podía conseguir algo mejor. Dado que no accedería a hablar con el personaje, intentaría conocer al hombre”. Ante tales circunstancias, optó por prolongar su estancia. “Rápidamente llamé a la redacción en Nueva York y les dije que necesitaba quedarme más tiempo del previsto. Les comenté que no tenía ningún problema en trasladarme a un hotel más económico, pero fueron ellos mismos los que prefirieron que me quedara allí, así sería más fácil acercarme a Sinatra. Echando cuentas, pasé aproximadamente un mes en California y mis gastos totales ascendieron a unos 5.000 dólares del año 1966 [unos 25.000 euros actuales según un conversor ad hoc de Internet]. Entonces, las buenas historias no tenían precio”. Así se fraguó –a grandes rasgos– una obra maestra pionera en un género que se denominó Nuevo Periodismo (o literatura de no ficción) y en el que Truman Capote, Norman Mailer o Tom Wolfe, entre otros, tuvieron también mucho que ver. Los platos del menú de degustación se van quedando fríos mientras Talese sigue hablando. Tampoco parece demasiado entusiasmado por lo que le van sirviendo. Apenas prueba bocado. El servicio se esmera por atenderle de la mejor manera posible, pero no comprenden que cuando una leyenda viva habla, el tiempo se detiene. Escucharle es un ejercicio hipnótico. El meticuloso protocolo de los camareros interrumpe al

maestro en su anecdotario, pero al menos le ayuda a retomar el asunto que le ha traido hasta España. Casi cuarenta años después de su publicación original, Alfaguara acaba de reeditar una de sus obras más famosas: Honrarás a tu padre (Honor thy father), un relato real sobre la Mafia. En ella, Talese desvelaba los secretos más profundos del hampa desde un punto de vista incluso humano. Honrarás a tu padre narra la histo-

“El periodismo de investigación ha perdido su esencia. Las grabadoras fomentan el formato de pregunta y respuesta, sin ir más allá. Antes, podíamos pasar meses persiguiendo una buena historia, aun a riesgo de no conseguirla” ria de los Bonanno, cuyo patriarca, Joe, es secuestrado y dado por muerto por la policía de Nueva York en 1964, para, un año más tarde, reaperecer en la escena pública. Todo un misterio. Talese tuvo acceso a lo más profundo del clan, viajando incluso a Sicilia e infiltrándose entre ellos como uno más. La obra representa un trabajo de investigación de más de siete años y la ruptura por parte de Talese del código de silencio mafioso conocido como omertà (algo que le granjeó no sólo amenazas desde la Cosa Nostra, sino también investigaciones por

parte del FBI). Unos y otros, todos, en su contra. El precio de la verdad. La misma historia ya había inspirado poco antes a Mario Puzo para escribir El padrino. En 1972, de hecho, se estrenaría la adaptación cinematográfica de Francis Ford Coppola, justo un año después de haber visto la luz el libro de Talese. La diferencia entre ambas historias, sencillamente, es que la del segundo es real, la otra no. Tan importante fue su repercusión que, casi treinta años más tarde, todavía serviría para crear Los Soprano, serie de culto de HBO. Lo que muchos probablemente desconozcan es que esta historia, antes de publicarse como libro, fue portada del número de agosto de 1971 de Esquire. Se trataba de una primera entrega en forma de amplio reportaje con 18 páginas que se completaría con otras dos más (publicadas en los números de septiembre y octubre de ese mismo año) para, juntas, reunir el mismo contenido final del libro. Superados, sin tampoco demasiado éxito, los platos principales, Gay Talese se relaja y se toma la licencia de preguntar cuál es la cerveza típica de España para probarla. “Hay varias, pero seguramente Mahou, señor”, le responde uno de los camareros, mientras se la sirve. La comida está llegando a su fin y la conversación alcanza un punto álgido; con tintes algo anárquicos, eso sí (es probable que el vino, la cerveza y los digestivos tengan algo que ver). Talese comienza a ejecer su oficio de eterno curioso y comienza a disparar a los comensales decenas de preguntas: “¿Cuál es el tema de mayor actualidad ahora mismo en España?; ¿a quién llevabais en portada este número?; ¿tenéis sanidad pública por aquí?; ¿cuál es la mejor Universidad del país?; no he visto casi gente de raza negra desde que llegué, ¿es que no hay mucha inmigración?; ¿no opinan que la operación de los SEAL que acabó con la vida de Bin Laden tiene un sello al más puro estilo de la Mafia?; me encantaría entrevistar a Gadafi; ¿qué opinan del escándalo de Strauss-Kahn y su tratamiento por parte de la prensa?...”. Una batería de preguntas y respuestas, que culmina con la aparición estelar de la prestigiosa editora Nan Talese, su esposa, con la que ha quedado para ir a los toros esta tarde. Como todo un caballero, nuevamente de pie, se despide con la misma pausa, uno por uno, de sus colegas. Ha sido un honor, maestro. J U L / A G O 2 0 1 1 e s q u i r e 135


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