Business class e l e j ec u t i vo d e l m e s
entrever lo que podría augurar el resto de su trayectoria vital. Aunque el verdadero origen de todo llegó con Maureen, su esposa desde hace casi cuarenta años, la otra mitad del imperio Lonely Planet. “Nada más terminar los estudios, nos casamos y decidimos emprender un viaje por tierra desde Londres hasta Asia para intentar finalizar en Australia. Una maravillosa locura en forma de vuelta al mundo que, sinceramente, no sabíamos si llegaríamos a completar”, reconoce.
Como George Clooney en Up in the Air, Wheeler ha pasado la mitad de su vida en aviones, entre las nubes.
Tony Wheeler
Nómada de nacimiento, el globo no esconde muchos misterios para él. El cofundador de las guías Lonely Planet nos explica cómo convertir el placer de viajar en una forma de vida... y de negocio. [ p o r J O S É M A R Í A Á LVA R E Z ; foto g r a f ía , A D R I Á N D O M Í N G U E Z ]
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azadora vaquera, pantalones pitillo con botas, reloj de firma y gafas de diseño. Así recibe Tony Wheeler a Esquire, en medio del sepulcral si-
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lencio de la biblioteca de un céntrico hotel madrileño. Si no nos hubieran puesto en antecedentes, lo más normal habría sido confundirle con una vieja estrella de rock aburguesada. Sin embargo, a sus 64 años, estamos ante uno de los grandes viajeros
de nuestro tiempo. “Casi he perdido la cuenta, pero debo haber visitado alrededor de ciento cincuenta países diferentes a lo largo de mi vida”, confiesa. Graduado en Ingeniería por la Universidad de Warwick (Inglaterra), pasó
brevemente por la casa Chrysler antes de realizar un MBA en el prestigioso London Business School británico. Hijo de trabajador de una compañía aérea, Wheeler nació en las Islas, pero siendo un bebé, su familia se trasladó a Pakistán. “Hasta que cumplí cinco años”, recuerda. “Luego, nos mudamos a Bahamas; a los diez, nos establecimos en EE UU, donde pasé una adolescencia bastante divertida; y finalmente, a punto de cumplir los 16, nos volvimos a Londres”. Una infancia frenética que ya dejaba
La aventura del éxito Varias miserias económicas después (a través de Oriente Medio y Asia), los Wheeler consiguieron, a duras penas, pagarse un billete de avión para llegar a Sidney. “Nos quedamos con una experiencia inolvidable en el recuerdo y 27 céntimos de dólar en el bolsillo. Pero a lo largo del camino fuimos escribiendo un diario. Cuando la gente empezó a preguntarnos en Australia por nuestro viaje, pensamos que sería buena idea publicarlo para compatir la vivencia”, apunta. Lo que nunca imaginaron es que, en apenas un mes, venderían más de 15.000 copias y aquel libro [titulado Across Asia on the cheap, es decir, A través de Asia de la forma más barata] es, todavía hoy, una obra de culto para mochileros. Así, como los grandes inventos, de una idea casi accidental surgiría una empresa multinacional, pionera y referencia absoluta en la elaboración de guías de viaje. Casi tan accidental como su propio nombre, Lonely Planet, fruto de la confusión de Wheeler con la letra de la canción Space captain [de Joe Cocker y Leon Russell], en la que se decía “lovely planet”, pero que él entendió como “lonely” y decidió asumir como marca. “Maureen percibió las posibilidades reales de negocio, montamos una pequeña oficina central en Melbourne y seguimos viajando. Yo me dedicaba a escribir las guías y ella se ocupaba más de la parte empresarial”, aclara. Corría el año 1973. Poco a poco, escritores de todo el mundo empezaron a interesarse por colaborar.
GUIANDO EL CAMINO DESDE que en 1973 iniciaran su particular aventura, Tony y Maureen Wheeler han sabido convertir su hobbie en un negocio multimillonario. Hoy en día, Lonely Planet cuenta con tres sedes repartidas entre Melbourne (Asutralia), Londres (Reino Unido) y Oakland (California). Desde 2000, gracias a Geoplaneta, su presencia en España ha crecido notablemente. “En este tiempo hemos descubierto grandes maravillas”, afirma Wheeler. “El lugar que más nos sorprendió, por bizarro, fue Corea del Norte”, confiesa. De nuestro país, se decanta por Extremadura: “Una región que llama la atención por la belleza de sus pueblos y su paisaje”. Palabra de experto.
El resto forma parte de la historia. Casi cuatro décadas después, la tipología del viajero ha cambiado casi tanto como el ritmo de los tiempos. “Hoy en día, hay un rango mucho más amplio. El turismo se ha diversificado y nos hemos tenido que ir adaptando a esta tendencia. Aun así, siempre intentamos mantener la esencia de guías dedicadas a jóvenes aventureros, independientemente de la edad del que las lea”, comenta Wheeler. Con más de 500 títulos diferentes y traducciones a siete idiomas distintos, tal y como nos explica su fundador, “Lonely Planet ofrece tres pilares básicos que se mantienen en todas nuestras publicaciones: información práctica, entretenimiento en el destino y entendimiento cultural del entorno”. Unas señas de identidad que desde 2007 pertenecen, casi por completo, a BBC Worldwide, propietaria del 75% de las acciones [el 25% restante sigue en manos de los Wheeler] y que amplía día a día la presencia mediática de la compañía con aplicaciones para iPhone o iPad, programas de televisión y revistas propias. Imagínate su pasaporte. e n e r o 2 0 1 1 e s q u i r e 91