entrev ista
Peter Sisseck “Si me tuviera que plantear iniciar una bodega así a día de hoy, sería inviable”.
El fundador e ideólogo de Dominio de Pingus nos recibe en su coqueto cuartel general de Quintanilla de Onésimo (Valladolid) entre probetas, iMacs, mapas y barricas para descorchar las claves del Ribera del Duero más cotizado. ¿Cómo le surge a un danés la idea de dedicarse al mundo del vino? ¿No resultaba exótico en su país? Sin duda. Yo era una rara avis entre los míos. De hecho, es algo que me sirvió bastante para ligar con las chicas en Dinamarca. Fuera de bromas, en realidad, todo empezó a través de un tío mío que trabajaba en Burdeos. Con apenas catorce años fui a visitarle a Francia y me enamoré perdidamente por el universo enológico. ¿Por qué España y por qué la Ribera del Duero? Siempre bromeo con que estaba de paso por aquí y me quedé sin gasolina en Peñafiel. Pero lo cierto es que todo nació, de nuevo, por la ayuda y recomendación de mi tío, quien conocía a los responsables de un holding danés que había comprado Bodegas Bobadilla, en Jerez. A principios de los noventa, estaban iniciando un proyecto en la Ribera del Duero y contaron conmigo. Sobre el terreno, calculé lo que podría costarme y les propuse comprárselo. Entendieron que no les iba a resultar rentable y me lo vendieron. Todavía se están arrepintiendo. ¿La riqueza de la Ribera del Duero reside en las diferencias entre sus propios vinos? Al menos así lo entiendo yo. Es obvio que hay una serie de características comunes y hay que trabajar juntos. Pero nuestra verdadera fuerza está en la variedad de nuestros suelos, unos terroirs con siglos de historia que hay que saber recuperar y explotar como se merecen. ¿Y cómo se consigue eso? En estos momentos estoy inmerso en un proyecto de recopilación de cartografía antigua de la zona. Es increí-
226
ro b b r e por t
ble lo bien documentado que está el terruño de la región y alrededores en mapas e informes con más de cien años. Así, podremos entender mejor de dónde venimos para saber hacia dónde debemos dirigirnos. ¿Cree, entonces, que el modelo de producción de vino en España está equivocado? No me atrevería a ser tan tajante, pero no puedo negar que se podría hacer mucho más con las condiciones de climas, suelos y viñas que existen aquí. Pingus, por ejemplo, es un concepto que ha caminado en sentido contrario a lo habitual en este país. Primero, hemos creado un vino de autor, de alta gama, estudiando hasta el más mínimo detalle, en la viña y en el laboratorio. Con ese conocimiento es como empezamos a plantearnos ampliar la producción y ofertar etiquetas más asequibles. ¿Cómo es posible vender cada añada antes incluso de embotellarla? Es nuestro concepto. Nuestro cliente es coleccionista de vinos y cuenta con los medios necesarios en su residencia para envejecer el vino en botella. Recomendamos un mínimo de 10 años, a la francesa, como debe ser. Eso sí, si me planteara haber iniciado el proyecto de Dominio de Pingus a día de hoy, hubiera sido inviable conseguir esto. ¿China y su concepción del lujo es un aliado o un peligro para el mundo del vino? Hay grandes conocedores de vino en China, pero lo cierto es que es una burbuja que está disparando los precios. Pasa lo mismo con el arte. El verdadero peligro surge cuando a esto se une la ignorancia. — josé maría álvarez
robb report
227