LAS AGUAS REVUELTAS DE LA BAHÍA DE ALGECIRAS Antonio Pérez Girón El conflicto de las aguas en la bahía de Algeciras no es más que una parte – importante, por supuesto–, del contencioso de Gibraltar. Agravado por la actitud de las autoridades gibraltareñas de impedir la tradicional faena de los pescadores campogibraltreños y el posterior lanzamiento de bloques de hormigón bajo el argumento de la preservación del fondo marino, ha trascendido al marco de la Unión Europea que envió a una delegación para comprobar las retenciones por parte española en el control aduanero en la verja. No es difícil averiguar que la actitud del nuevo ministro principal del Peñón Fabián Picardo, es una respuesta a la desaparición del Foro Tripartito de Diálogo, impulsado por el gobierno de Zapatero para afrontar cuestiones relacionadas entre la colonia y el Campo de Gibraltar, y que incluía a España, Reino Unido y Gibraltar. El gobierno del PP dio un giro a esa actuación, que había situado, por primera vez, a las autoridades del Peñón al mismo nivel que Londres y Madrid. Rajoy solicitó de David Cameron la ampliación del Foro a la participación de representantes de la comarca campogibraltareña, obteniendo la negativa tanto del primer ministro británico como de las autoridades de Gibraltar. En ese escenario volvieron a agitarse las aguas de la bahía con incidentes graves entre la policía de la colonia y la Guardia Civil. España volvió a esgrimir el artículo X del Tratado de Utrecht, en el que no se hacia cesión de las aguas, salvo las interiores del puerto de entonces, lo que se denomina como “costa seca”. Por su parte, Gran