VIOLENCIA MACHISTA La mal llamada violencia de género se ha convertido en un problema muy serio que nadie sabe cómo atajar, y digo mal llamada porque no entiendo su nombre cuando sólo es el género femenino el que sufre las consecuencias, por lo que debería llamarse violencia machista. En España, según las estadísticas, hasta el 11 de abril eran 21 mujeres las que habían sido asesinadas este año, 16 a manos de su pareja y 5 de sus exparejas o que estaban en fase de ruptura. Se dan muchos consejos de cómo hay que actuar ante este problema; a las mujeres se les aconseja continuamente que deben perder el miedo y denunciar, sin tener en cuenta la dependencia absoluta que en ocasiones tienen del maltratador, no es fácil porque la protección que se le ofrece después de la denuncia no soluciona del todo sus necesidades ni las de sus hijos cuando los tiene. Por otra parte, escuchamos continuamente, incluso a las propias organizaciones feministas, argumentar que se trata de un problema cultural, que hay que subir el nivel cultural de los hombres para paliar el problema, lo que no parece una idea acertada, ya que la mayor incidencia de violencia hacia las mujeres, se da en países cuyo nivel cultural es mucho más elevado que el nuestro. En España esta violencia se da en el 22% de las mujeres mayores de 15 años, mientras que en Dinamarca se da en
el 52%, en Finlandia el 47%, el 46% en Suecia, el 45% en Holanda, países nórdicos que presumen de un nivel cultural de los más elevados de la comunidad europea. En mi opinión se trata de un problema educacional general, pues se sigue considerando a la mujer -dando por bueno el argumento bíblico de la costilla de Adán-, como un apéndice del hombre, solo hace falta ver las estadísticas, en España el 51% de los titulados universitarios superiores son mujeres, sin embargo solo ocupan el 21% de los cargos directivos en las empresas, a pesar de que suponen el 44% de la fuerza laboral de nuestro país. El 63% de las empresas españolas se opone al establecimiento de cuotas femeninas en los consejos de administración. En el resto del mundo, el 37% de las empresas de más de 100 empleados no tienen a ninguna mujer en cargos directivos. En cuanto a la política, 17 países del mundo cuentan con una mujer como presidenta del gobierno, habiendo una media de solo el 20% de mujeres parlamentarias. Como se puede apreciar, muy poca participación de la mujer en la vida política de relevancia y en las grandes empresas, es decir, en el poder establecido, pero no por culpa de formación, ni de méritos, sino sencillamente por ser mujeres, porque son los propios hombres los que en una actitud machista, vienen mandando siempre y no quieren perder ese papel estúpido de creerse superior y considerar a la mujer como algo suyo, de su pertenencia, teniéndoles que pedir permiso a ellos todavía para conseguir algo. Solo cuando seamos capaces a nivel de poderes políticos y económicos de reconocer la igualdad entre hombres y mujeres, sin tener en cuenta actitudes machistas, solo entonces este ejemplo caerá en cascada sobre los de más abajo, sobre el resto de la población, que se sentirán desamparados y tendrán que considerar a la mujer en el plano de la igualdad, solo así se podrá atajar el grave problema que sufre la sociedad con este tipo de violencia que nadie acierta a poner freno.