Mario Ocaña La firma En la Historia de España hubo una vez un Bienio Negro. Un periodo de dos años de gobierno conservador que supuso un giro marcadamente involucionista en relación al periodo anterior. Tuvo lugar entre noviembre de 1933 y febrero de 1936. Entre otras cosas, las reformas iniciadas en el periodo precedente se detuvieron. Los empresarios no contrataban a los que habían luchado por defender sus derechos laborales y comenzaron a pagar salarios de miseria. El Gobierno declaró el estado de excepción para defender los intereses de los poderosos. La política religiosa y educativa sufrió un cambio radical: las cortes elaboraron leyes anticonstitucionales, se detuvo el proceso de secularización de la enseñanza, se prohibió la enseñanza mixta y se paralizó el programa de construcción de escuelas públicas. La política se radicalizó. En Asturias estalló una revolución socialista y la corrupción política – el caso del estraperlo – provocó la caída del gobierno constituido por el Partido Radical y la CEDA. Este fin de semana, ochenta años después, los titulares de prensa volvían a hablar de Bienio Negro en España, haciendo referencia a los dos años de gobierno del Partido Popular. En más de cincuenta ciudades españolas, coincidiendo con un movimiento convocado a nivel europeo, miles de ciudadanos españoles han salido a la calle pacificamente, haciendo uso del derecho de manifestación . Lo han hecho en apoyo de la convocatoria de Cumbre Social, para manifestar su oposición a la política del Gobierno , para exigir que se juzgue a los responsables de la banca española, para que desaparezcan los recortes en sanidad, educación y otros servicios públicos, así como contra una reforma laboral, que el gobierno amenaza con ampliar aun más, y que hasta el momento solo ha traído salarios de subsistencia por más horas de trabajo, una reducción drástica de los derechos laborales sin que por ello se haya reducido el número de desempleados. También han manifestado los ciudadanos su oposición al