ALGECIRAS Y EL PUERTO, UN DESTINO COMÚN DE PROGRESO Antonio Pérez Girón Los datos de producción, tráfico de mercancías, balances económicos revelan la importancia del desarrollo de una población, de un centro de actividades productivas. Sin embargo, pocas veces se deja a un lado la frialdad de los porcentajes macroeconómicos para adentrarse en la imbricación de una empresa en el tejido social de una población, y hasta qué punto ha sabido integrarse, formando parte de la misma. Ese valor se difumina a veces entre esos informes estadísticos, meramente empresariales. El compromiso con la ciudadanía, participar de las inquietudes de la sociedad local con la que se convive, buscar puntos de entendimiento en materias que puedan afectar a las relaciones de la empresa y la comunidad, son eslabones imprescindible para un progreso que conjugue los intereses de todos. En mi opinión, la historia del puerto de la Bahía de Algeciras tiene mucho de ello. Fue la institución municipal, apoyada en la industria y el comercio, la que luchó desde mediados del siglo XIX para la consecución de unas instalaciones portuarias acordes con una ciudad marinera por antonomasia. En 1906, valiéndose de la