Paola Tobalina
Circula por la red una viñeta que me viene de perlas para darle arranque a esta reflexión. Está dividida en cuatro escenas. En las cuatro sale un padre con su hijo viendo la tele sentados en el sofá de casa. En la primera miran extasiados el bombardeo del consumismo, en la segunda la tele muestra un exuberante culo de mujer mientras el padre babea, en la tercera un individuo que dispara a otro directo al corazón y claro, se supone que lo mata. Y en las tres escenas se aprecia como padre e hijo ven las imágenes sin inmutarse. En la cuarta y última la televisión proyecta la secuencia de dos hombres besándose, en esta ocasión el padre tapa los ojos de su hijo para que no vea tan escandalosa muestra de amor. El día 1 de febrero fui al teatro Florida a ver la representación de Diluvium escenificada por la Compañía Amateur de Teatro perteneciente a Escenopán y dirigida por nuestro vecino sanroqueño Juan Carlos Galiana. Esta obra a caballo entre teatro y musical puso en escena a veintiséis actores y a siete músicos más todos los técnico y ayudantes que sin ningún ánimo de lucro han trabajado durante un año y medio para que este sueño se hiciese realidad. Todo por el empeño que esta fábrica de la cultura tiene en aportar su