Juan Luis M. Retamino La firma 11/10 / 2 0 1 3 He leído por ahí que el diputado nacional del Partido Popular, Médico de profesión, y circunstancialmente además, alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce Calleja, ha dicho que Feibian Picardo, como a él le gusta que le llamen, ha perdido los papeles, con motivo de su arenga proferida en la ONU días atrás. ¡Ah! pero ¿Picardo tenía papeles?. Este alcalde de pueblo aventajado de Gibraltar sur (Algeciras, o Tarifa ¿por qué no? sería Gibraltar Norte) cuya denominación oficial del cargo, carguete o carguito es Ministro Principal <nunca me enteraré quienes son los ministros secundarios o terciarios>, ha proferido una serie de puerilidades para que de esta forma tengan eco en los medios de comunicación su viaje allende los mares.
No voy a entrar en la mentira de que los miembros del Benemérito Instituto Armado de la Guardia Civil del Mar disparan a inocentes. Por no disparar, la Guardia Civil, en el contexto del conflicto permanente de la colonia británica no dispara ni a culpables. A pesar de las provocaciones constantes de los policías municipales o guindillas del peñón, perdón quise decir policía gibraltareña o royal navy, llevan a cabo en las aguas españolas que rodean a Gibraltar (español). Además dijo textualmente “España dice: venden 2,5 billones de cigarrillos y sólo tienen 30.000 habitantes. Ellos no hablan de cartones, sino de cigarrillos sueltos”. Calumnia que algo queda. Una mentira, cuanto más grande es más fácil de creer. Fíjense ustedes: dos billones y medio de cigarrillos caben en ciento veinticinco mil millones de paquetes a razón de 20 cigarrillos en cada cajetilla. Si esa cantidad de cajetillas la mentemos en cartones, a razón de 10 cajetillas no salen doce mil quinientos millones de cartones de tabaco. Dado que en la Roca británica viven treinta mil individuos, (incluido niños, ancianos, asmáticos y deportistas, que se supone que no fuman), a cada habitante del peñón le correspondería cuatrocientos dieciséis mil seiscientos sesenta y seis, con sesenta y seis cartones. Es decir, más de ochenta y tres mil millones de cigarrillos. Vamos una barbaridad, ¿no les parece?. Pues ya ven, Fabian Picardo dice lo de los dos billones y medio de cigarrillos y se queda tan tranquilo. Juan Luis de la Divina Pastora, mi tocayo nacido en Facinas, de madre asturiana y padre policía local, que falleció un día antes de conmemorarse el doscientos aniversario de la Constitución de la Pepa, diría de este muchacho yanito que no es fútil, sino distinto a los demás.