La Firma 17-11-2015 “Ojo por ojo y el mundo acabará ciego”. La conocidísima frase de Gandhi sigue dolorosamente vigente en estos días de luto, incertidumbre y miedo, propagándose por las redes sociales junto a esos mensajes que dicen que #TodosSosmosParís, pero también que #TodosSomosSiria, aunque a algunos (tal vez demasiados) se les olvide. La terrible masacre en la capital francesa, el pasado viernes, nos tiene conmocionados, y es normal, pero también deberían conmocionarnos, por ejemplo, los 5 años de guerra que viene sufriendo Siria, con intervención de potencias occidentales en bandos enfrentados, con una cifra de muertos inocentes muy superior a las de cualquier atentado en Europa y con un caos que parece no tener fin, y que le brinda al mal llamado Estado Islámico el mejor de los escenarios posibles, y el más fértil de los abonos. En situaciones de extremo dolor, no resulta difícil confundir la venganza con la justicia, y por eso era de esperar la respuesta militar de Francia, que ya ha utilizado el lenguaje de las bombas contra el siniestro Califato. Pero, en el fondo, todos sabemos que nos enfrentamos a un desafío terrible,