La firma: GLORIA SÁNCHEZ-GRANDE/ Al cumplir cuatro años, me hice socia por primera vez de un videoclub. Emilio, el dueño, tenía una nutrida colección de películas de dibujos animados y todas estaban a mi disposición. La única condición consistía en rebobinar la cinta antes de devolverla. Con la aparición del DVD, Emilio cerró su negocio, desencadenando en mi persona un pequeño drama existencial. Afortunadamente, no transcurrió demasiado tiempo hasta que Mario abrió el videoclub Acción, en la calle Agentes Comerciales. He vivido fuera de casa muchos años y me enorgullece afirmar, sin el menor género de dudas, que Algeciras posee el mejor videoclub de España. La colección es tan amplia que las películas, guardadas de canto, no caben en las estanterías. Hay de todos los géneros: comedia, drama, romance, suspense, musical, histórico, acción, fantástico, erótico, cine español, cine internacional, novedades y clásico. El 25 de diciembre por la noche, después de la ciclogénesis que se llevó por delante techos y cornisas, en una Algeciras desierta, el videoclub Acción permanecía abierto. Era la única luz encendida en la calle Agentes Comerciales, y dentro, como de costumbre, estaba Mario, buscando un hueco para la última remesa de películas. Había una novedad que no pasaba desapercibida en la estantería de Cine Clásico: "La carreta fantasma" (1921) del genial director sueco Víctor Sjöström, autor también de esa pequeña joya del mudo titulada "El viento" (1928). Por 1´80€, "La carreta fantasma", basado en un libro de Selma Lagerlöf, recaló en casa.