Gloria Sánchez Grande
La Firma: UN LUGAR DE PASO ENTRE DOS AGUAS
Nadie ha descrito mejor la ciudad donde nací, donde hemos nacido muchos, que el escritor César González-Ruano. Algeciras es, ciertamente, un lugar de paso, menos para aquellos que aprendimos a andar en sus calles. Quizás por eso siempre tenemos ganas de volver. Allí, entre dos aguas, con siete años, comenzó a tocar Paco de Lucía, cuya guitarra se contagió pronto de esa luminosidad transitoria, breve como una marea. Desde este fin de semana, también vive mirando al mar, en el cementerio de Algeciras. Dedicado a él va este homenaje a la tierra que le vio nacer y le escuchó tocar. Escribía González-Ruano en 1960: "Se ha calado muchas veces la piel del alma aquella luz tremenda, graciosa y a la vez terrible, de Algeciras. Siempre causa un efecto previo de disposición saber que se va a pisar la tierra poblada por Augusto con gentes de plurales climas peninsulares y
gentes del África vecina que huele ya en la plaza Alta, en la plaza Baja y en la plaza de San Isidro, entre una supuesta palmeranía de siesta. Yo me empapaba de aquella luz de Algeciras, la alegre, perezosa y llena de gracia, la que en realidad nadie ve porque Algeciras es, principalmente, un lugar de paso. [...] Pero quizá para la primera vez que se va a Algeciras sobren horas de un solo día. Algeciras es acaso demasiado difícil de entender y por eso mismo todo en ella parece demasiado fácil. Recuerdo de esta primera vez que no sabía qué hacer con mi día de Algeciras. Subí dos veces a Correos, a las tres plazas, a mirar de nuevo Santa María de la Palma, a entrar en los mismos cafés... Y la ciudad, un tanto disparatada y caótica, es bonita y, sobre todo, furiosamente alegre. Estalla la vida sobre la cal y el canijo árbol urbano. Nos deslumbra y nos hace guiñar los ojos". GLORIA SÁNCHEZ-GRANDE
César González Ruano estrecha la mano de Bobby Delané en Radio Madrid