Guía romana Córdoba

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LACORDUBA ROMANA SfNTE515 HISTÓRICQ-ARQUEOlÓCICA Frente ~ la Corduból prerromana -localizada como ya se ha dicho en las alruras del actuar Parque CNz Conde- surge, en la prirT"lefa mitad del siglo ti a.e. (sigue discutiéndo5e si la fundación por parte del general Claudio Marcelo tiene lugar en 169 O en 152 a.C.l, un nuevo asentamiento rorn<Ino, favorecido por la importante situación estTatéga del lugar -exacbmente donde el Guadalquivir ~ de ser navegable, constituyendo a la vez una importante plataforma de penetración hada el iote-fiar en 1lemp05 de conquista- y los recursos propios de la zona -básicamente, la mineña, la agricultura y el comerciO-; dur.¡nte algún tiempo convive con el iodígen.¡, pero progresivamente ir.i CiIpltlllizando el poblamrento de la zona hasu provoar el abioOOoo definitivo de loqIJéI. El nuevo núcleo urb.ano, que en un principio ocupa sólo la cima de la colina todavía hoy centro de la ciud.Jd moderna, detenta QSi desde su fundación la capitalidad de la ¡xoviocia Hispania Vlteri«, si bien hemos de reconocer que arqueológicamente es esca.sa. la información disponible con

relación a la eupa republicana (218-45 a.c.). ~s tarde. con motivo de las guerras civiles libradas enl1e César y los hijos de Pompeyo -gueHils que marGln el fin de la República romana, a mediados del siglo l a.c.-, Córdoba toma. el partido de los pompeyanos, motivo por el que es asediada y destruida, siendo 20.000 de sus habitantes pasados por las armas de los cesarianos y entrando tras ello en una lógica recesión. Recesión que conoce su final al ganar el favor de Augusto, quien inSlala en ella, mediante la cOffespondienle deductio, a gran parte de los veteranos que le habían acompañado en las guerras del norte asign.1ndoles lotes suficientes de tierra, a la vez que cOflcediendo a la ciudad el más importante honor que nunca hubiefa podido soñar -sobre todo teniendo en cuenta sus antecedentes políticos, contrarios a César, mentor político, padre adoptivo y principal referente gentilicio de OCtavio-: la confirmación como Colonia y su elevación al rango de

Patricia. A partir de lo cual la antigua _simplemente Cordubd., agradecida y enriquecida. se convierte a lo largo del siglo l d.C. en \lefdadera émula de Roma,


• • • • LA COROUEMII:OMANA

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itinenrio Rtlmilflo

\. Mezquita C...draJ: <estOS <U ép. visigoda: dos milillriMdc ~Í4A~P''''' 2. E..cud. de Arte Onm:l.lico: mosaico ($iglQ IV d.C.l. 3. Callej. de L:> Hoguera (resl.u",nt'): inscripción h.oncnn•. 4. Alclut: pmlngo y mOf;l.i(COI romanOl. 5. Camino Vociad. Almodóvar: Tumb. Grand. (siglo 1d.C.). 6. CalI.úit1ÚJl: tambores d. columna (<'p. republicana). 7. Puco d. L:. Victori. 49: mural!. (tp. repubJia.na). 8. ",",,,. d. caUego¡: monumenlOS funerarios romano•. 9. Ceradilla: p.úm,,,, Ma",.",";, lO. f..¡,aci6n de AUlobU$t$: ,ramos de dos ac:uo:<!UCWl'. 11. R1VA.:,.....,.... I"'''''fUJ (c..,.nqucde decanución de .gUIIl· 12. Rondo.<k 10rI Ttjues 2I(BlIlco): muruu (tp. rqroblicln.). 13. Roncb de JosTcjares 22 (Banco): mosaico romano.

14. C.Ue Rqcs útólioos: mosaico rom.no (,iglos Il o III d.C.l. 15. Dip.uacj6n: mosaicoll (liglOllll o III d.C.); b'JKi.ptrio; <um!» (siglo [d.C.). 16. Pl= d.tu Doblu: .Icmen/osd.l templo de La calleO.ud;" Mar«lo. 17. Conscj<eríadc H:K~d:a; copia dces.otlla del ¡:"nim AJj«tIim. 18. Calle aaudío Moredo: r<:SIOS de templo (culoo imperial): Ayuntamiento: muros de comenciÓl1 de la plaza del templo. 19. Calleja d.1.a.I Siete R.evuelw: Casa de 101 Cab.olleros de s.nt~: ClllIleles rom:anos y vQ:tgoo::io$. 20. I'\.au de Stnea: est1tlU togada. 21. Plua de Jerónimo Pi= Mwe:o Arqueol6&ico y Etnológico. 22. Calles Rq Hercdia y CorlCepeión: illlCripción tOftUIUI. 23. Iglesia de Santa. 0..1"1.: res<0I de b.uIIlCI poJ~ 24 Puente Romano.

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• • • • LA COROUBA ROMANA

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ampliando su recinto urbano hasta el río y acome\lendosu r.ipida monumentalización urbanística conforme a modelos ilTlpOlUdos de la Urbs, aunque fi· nanciada fundamentalmente püf ricos evergtlas locales -entre ellos, los MarU (dueños de las minas de Sierra Morena) o los Anrldei (Iamilia a la que penenec~ Sénec~ son sólo algunos de los más conocidos-o Una monumentaliueión que supone la remodelaciórl del antiguo foro, ampliándoselo a<\e. más" imitación del romano Forum AugU!iti; la puesti en funclOl'lélmienlO de otros nuevos -.JSi, el llamado Foro Provincial, en los Altos de Santa Ao.J, o el centro portUiltio inmediato al río, en las proximida. des del actual A1dur de los Reyes Cristianos-; la reorgOlniución de la red viaria -incluida la construeeión del que qUlú fue el prin'lel" puente de piedra, base del que nos ha 1Iegadc>--; la dotación a la Ciudad de los más modernos servicios e infraestructuras, asi' como de nuevos edifICios p.ilril espec-

táculos 4ealro, anfiteatro y cil'{;o-; y el <lCOOdicionamtento de $Y prilllel" acueducto, que .seguraría para siempte el abastecimiento de agua. complementado años más tarde pot al menos otros dos que convet1irfan a la nueva Colonia Patrici;, en una de

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lJis ciudades mejor

abast~idas del

OCcidenre ro-

="". En directa conexión con lo anterior, y como algo lógICO vistos los antecedenles que explican la íntima relación de la ciudad con AugUSlO, se desarrolla en ella casi de inmediato el cullo al Emperador. Así lo documentan las recienles investigaciones realizadas por A. Venlura en el enlorno del teatro de la ciudad, los estudios de ¡. A. Garriguel. sobre la plás-

CaIl~ Encarnaci6n, esqui.... c:oJle Rey Hemlia. Inocripci6n ho...,..¡f"", ~n la '1'" lO mencioN ..... 0 de loo ~ .. '1"" ..... iciparon <1l la c.onsuucci6n del teatro roen.."...

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• • • • LACOROU8.... ll:QMANA

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PIu.a de Iu Doblu. Bua Yco!UmIU de! t....plo de la ca1I< Oaudio

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tica mayor y, sobre todo, el conjunto monumental del que el templo hoy conservado en la calle Claudio o\'\arcelo no Constituye sino 5(J manifestación m.is visible. Un conjunto que habría de convertirse en ()(r() foro m.is de los existentes en la¡:iudad, entendido en el sentido de .plaza ~Iica centralizadora de actividades oficiales_, pero que en origen fue concebido básicamente como homenaje de la ciudad al Emperador y su familia, dedicándoselo precisamente a su culto_ Este proceso de ennoblecimiento urbano, bien comprobado a través de la arqueologia, se ve acompañado también por un importante desarrollo del hábitat pnvado; surgen así numerosas domus e insuf~, agrupadas en barrios -de los cuales conocemos al menos un l'icus hisp;lnus (probablemente llamado asi porque sus habitantes fUt'filn descendientes de aquellos ,indígenas selectos> que Roma llama a cofundar la nueva ciudad) y un vicus !orensis-, que, unidas a nulTlt'fOSOS jardines. esta· tuas y otros elementos de decoración urbana, debieron proporcionar a la ciudad un aspecto cosmopohta, digno de su categoría administrativa-<amo capital del conventlls cordubensís y de la prOI/;n. cia 8.1Clica- y que poco o nada debió conservar de sus antecedentes hispanos, convirtiéndose de inmediato en una imitación de la propia Roma. A ello hay que añadir la monumentalidad de su paisaje funerario, que en nada tenía que envidiar al que por entonces acompañaba en Roma al viajero a 10 largo de las primeras millas de las vías que abandonaban la ciudad. Un aspecto que el romano cuidó

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extremadamente como derivación de sus creencias religiosas y su propia concepción del mundo de ultratumba, y que en Córdoba ha sido muy maltr;llado aun cuando 1<15 investigaciones de los últimos años están coosiguiendo en buena medida devolverlo a la luz.

se confOfma con IOdo ello la imagen de una ciudad que permanecerá ya más o menos inalteuda hasta las primeras crisis del siglo 1II. Por estas fe.. chas, el esplendo!" mooumental que la había caracterizado durante los dos siglos precedentes empieza a decaer: no se construyen nuevos edificios públicos ni se impcwtiln materiales en la cantidad y caridad aplicadas con anterioridad. Entrillo en crisis los talleres escultóricos yde decoración ,¡rqultect6. na; se siguen habitando las mismas UQS de SIglos precedentes; comienzan las reutilizaciones de algunos espacios, públicoso privados; retrayéndose de este modo la ciudad a los límites interiores de sus murallas, al tiempo que probablemente pierde la capitalidad de la provincia. Este panorama de inicial decadencia, sólo mati· zada por la aparición de grandes vilbe en el entorno subutbilno, es srn emba'80 el que conoce la construeción de uno de los edif'G*os más consptCIJOS de toda la hist~ de úxduba: el ".útium del emperador Milximlano Hercúleo, erigido con IT'l(l(IYO de su estancia cordubense en las posl1imerías del siglo UI d,C. En él, magníficamente estudiado por R. Hidalgo y su eqUIPO, aunque por desgracia destruido casi en su totalidad por la mala gestiÓn de una dase política que no acaba de entender la coexistencia posible entre patrimonio y progreso, se ensayan nuevas fórmulas arquitectónicas al servicio del poder imperi.ll; fórmulas que triunfarán en el resto del Imperio, conVirtiéndose en uno de los elementos más característIcos de la baja romanidad. Pero tras e1.abandono-quese produce en apen.¡s unos añossu tdebor.. norte es reutilizada como basnica cristiana -tal vez la de $.an Acisclo-, generándose en torno a ésta una importante necrópolis que se mantendrá en uso induso durante la etapa islámica, acogiendo a miembros de la comunidad moz,inJ>e. Se coostituye así el yacimiento de Cercadilla en elemplo paradigrnáticode la evolución que experimenta el mundo funerario cordubense tras e/triunfo de la inhumación sobre la cremación a partIr de fil"lales del siglo 11 d.C., básicamente como consecuencia de la expansión del cristianismo, A partir de este momento el paisaje funerario de la ciudad se modifica de forma sustancial, reorganizándose 28

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en tornoa centros dcculto-oosílicas-quecon cierta frecuencia acogen las reliquias de mártires cristianos -martyria- y penetrando mcluso en el recinto amurallado. Desaparecen, pues, los grandes monumentos en beneficio de una .in!eriofiz.ación. del ritual que ~ a tener en las CriptaS, pero sobre todo en los sarcófagos, de plomo o marmóreos ~ últimos con frecuente decoración escultórica inspirada en temas del Nuevo Testamento--, su expresión arqueológica más atradiva,

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El TERRITORIO DE LA CIUDAD Dada so gran diversidad geográfica, étnica y ClJItur,}l, las provincias conqui~s por Roma exigieron desde un principio subdiVISiones tefrltoriales y administrativas con el fin de f,}cilitar su gestIÓn. Así, la Bética quedó organizada en cuatro Con ven/lIS, convirtiéndose COf"duba en capital de dicha provincia y del Con ventus CorduiJensis: centro de control del terrilOfio, proltimo a los más importantes caminos y ví.1s de comunicación, en el que se centralizaban todo tIPO de funciones políticas, econórrllcas, rellgjos¡S, militares y sociales. LJ red de comunicaciones juega papel fundamental en el des.1rrollo de este Sistema, ya que SIrve de nexo de unión entre las capitales conventuales, lo que permite la gestación de un entramado viario

eo"".ruoción hiddulic:o en la a.m... -=inal del Ctt.dn.dillo.


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• • • • LA CORDUBA ROMANA

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bastante complelo destinado a garantizar la estabilidad política y la CIrculación ecoo6mica. Dicho

enlramado se convierte en uno de los ejes vettebradores del poblamiento en esta época, conectando los núcleos urbanos con las zonas rurales de ma~ ~I que los grandes enclaves se crean en torno a las vías más importantes -via A.ugusta, úxduba-Etrlffiu (de la que se conservan abundantes restos de pavimento de guijarros en la loma de los Escalones) y Cort!ubd-Malac;¡..., al tiempo que poblados de menor entidad se consolidan cerca de caminos secundarios. En este contexto tamblén destacan los puentes, Indudablemenle relacionados con dichas vías, entre los que nos nan llegado algunos

ejemplos como el que atraviesa el arroyo de Peaoche, a la salida de la ciudad por el norte, o el puenle sobre el arroyo Buen Agua. Inlegraron el Conveotus Cordubensís diez ciudades, Incluida ConJuba, así como numerosos núcleos UrWllOS de diStIntas eategorias y un elevado número de vi/w que atestiguan la gr;tn intensidad del poblamiento rural durante la etapa hisp.1norrom¡na. A pesar de la d~idad de asentamientos, éstos sIguen siempre unos patrones regulares, estableclb'ldose cerca de cursos de agua, en lugares de riquezo! agrícola o minera yen zonas de importan_ cia viaria Por w parte, las ..ilfM' -destinadas tanto a la explotación agrícola como al descanso y recreo de ws proplelarios, aunque siempre de indudable caroiaer agropecuario- se establecen habitualmente en elevaciones del terreno proviSlas de una blJena parlCH'ámica, en zonas de suelo fértil o en lugares cercanos a ríos o manantiales. El laboreo y el expolio sistem.itico hilO provocado w destrucción generalizada; entre las m.is conocidas arqueológicamente podemos destacar la situada en el Cortijo de la Valenzoneja o la villa de Encinarejo de Córdoba. Este tipo de asentamientos requería una serie de infraestructuras relacionadas con las tareas agrícolas; tal es el ca!l0 de los silos, de los que se han documentado un buen número sobre tOOo en el área de la Campiña. En una colina situada en el COl1ijo Nuevo de la Silera se conservan diez silos subterr.ineos de planta circular con forma de pozo, construidos con hiladas de ladrillos. la gran capacidad que presentan denota la importancia que la explotación agraria a la que están asociados llegó a alcanzar durante la época que nos ocupa, sirviendo posiblemente de despensa de 13S poblaciones cercanas, o indU!l0 de la propia Corduba.

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Otro elemenlO de indudable valor para el desarrollo de las actividades relacionadas con la ecooomía rura,] fue el abastecimIento de agua; de acuerdo con ello, los asent.lmientos más alejados de los cursos fluviales se vieron en la necesidad decaptarla excavando pozos, construyendo cisternas o recurriendo a otro tipo de conducciones. Un ejemplo de obra hidráulica muy frecuente en época romana es la cisterna, generalmente de forma rectangular o cuadrangular, realizada en opus cacnlftJliciumy revestida de opus signinum. Algunas conservadas en el temfoáum de Corduba son la del Cortijo de Calatravilla ;>róxima a un pequeño asentamiento localizado en el Cerro de la Plata-, que presenta un orificio de desagüe y cinco pequeños contrafuertes, la del Cortijo de Quintos, o el depósito situado en la carretera vecinal del Cuadradillo. Por último, se conoce la existencia de necrópolis asociadas a algunas de estas villae que, sin embargo, no han podido ser objeto de estudio. Así, sólo contamos con las noticias de algunos hallazgos aislados, como la lápida con inscripción funeraria atestiguada en el Cortijo de Vdlarrealejo. RMF. RLG, MCRyAVR

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• • • • LACORDUfJARQMAN"

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de la Corduba romana l. Albero. del Cortijo d~ Quintos. 2. Silos del Cortijo Nuevo de la SiJ~r.t. 3. Albc= del úrl'l) de la Plaa. 4.

Puent~ sobre

d arroyo de Pedroche.

5. I'ucnlC sobre el arlOyo de

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6. Puente Mocho $Ob", el Gua<.Wmdlal0. 7. V¡lll del Cortijo de la Valenzoncja. 8. Au:gw. 9. Albc,ra. del CañilQ de Mula Ruil..

10. AlbcfCll al sur de la urbanización fJ P,;UJí=:a.

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• • • • LA CORDUBA ROMAN....

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LA CORDUB.A REPUBLICANA El territorio escogido para la fundación de Cordubaen el siglo 11 a.c. acoge la mm que ma)'Of actividad concenlRi de l. Córdoha actual; abara, a gr¡¡¡ndes r¡¡¡sgos, lo que entendemos por el centro comercial: un sector totalmente edificado que ofrece limitadas posibilidades al avance de la investIgación por la vía de la exUVilCión .uqueol6giCil. Este hecho, unido ¡¡[lamentable estado en que debíó quedar la ciudad al ser bruulmente asediada y destruida por César tras la batalla de Munda en 45 a.c., liene corno consecuencia la pr~etica inexistencia de restos arqueológicos conservados, asi como la imposibilidad de diseñar un itinerario aro queológico centrado en la etapa republicana. Aun así, el testimonio de las fuentes escritas y los resultados de varias intervenciones arqueológi. cas realizadas en el solar urWllO han permitidocierti! reconsuucción histÓrica -00 exenta toda ...!.. de numerosos interrogantes.- que ayuda a vislumbrar la imagen de una dudad que pronto p,¡¡sarfa a ser capital de la provincia Bilefia. A falta de datos arqueológicos que constaten un asentamiento o campamento militar anterior a la creación de la ciudad I'OO}olna como nOcleo de población estable, debemos seguir interpretando el textO de Estrabón en el sentido de que COfduba ha· bía sido fuodada por el gerte'"al (cónsul tres veces) M. Oaudio Marceloen el segundo tefCio del siglo 11 a.C.la fecha exaCtil oscila entre las que aportan las fuentes literolnascomcidiendo con dos estancias del cónsul en Hispania, en 169-168 y 152-151 a.c., pero decantarse por una de ellas supone un como promiso arriesgado atendiendo al estado aaual de la investigación arqueológica. En cambio, la localización y delimitación de Cordubaes un hecho S1Jficientemente verificado por datos objetivos extraídos de excavaciones realizadas en las últimas décadas del siglo XX. la fundación de la ciudad romana se lleva a cabo sobre una superficie esencialmente llana protegida, salvo por el lado norte, por acusadas laderas y por los cauces de varios arroyos que la separaban del vecino asentamiento indígena de Colina de los Quemados, si· Cordubafw tuado a unos 750 m al sureste; convirtiéndose de inmediato en una importante base logístIca romana ~~~J~,J destinada, entre otras funciones políticas y econó(d>mJ ...... _a) micas, a garantizar estratégicamente el control de M. CJ.ruiit> Mm'u'" las comunlcaCIOOCS del Valle del GuadalqUIvir. ~ J ~ rnrUi Jri Tal como ya se ha señalado, la vida del hábltat 1l .. C. indígena coexiste con la ciudad romana por lo me-

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• • • • LA COROUlMll:QMANA

nos hasta los albores del siglo I a.c., si bien mientras la nueva ciud.ld romana se consolida y crece, el a~t.lm.enlo Indígena de Colina de los Quemados ilgooin, no llegándose nunca a producir la uniÓn física entre ambos núcleos por razones ~rlCas y estratégicas claras. En cuanto a la ordenación de la dudad, todo p,¡¡rece indicar que COfduba se planificó siguiendo el esquema propio del urbamsmo romano, caraaerizado éste por el trazado de una red viaria a menu· do r1luy regular. Generalmente, la superficie de un aser"tamiento de esta época queda definida por dos eler1lentos esendales: una consistente muralla perimetral y un eje cruciforme conformado por dos calles principales, el decumiJnus muimus y el kardo, con una orientación este-oeste y norte·sur res~ivamente. Sendas vías desembocaban por aml;los extremos en las puertas que haCÍan penetra· ble el recinto amurallado, se cruzaban ef1 el centro de la ciudad y generaban en este punto el lugar más emblerNtico y monumental de la misma: el foro. Por li!timo, decumani y kiJrdines menores ar1iculaban la ciudad en manzanas o jnsu/~ destinadas a la cOnstrucción de viVIendas o reservadas para la confIguración de ouos espacios públicos. Sin embargo, ni los asentamientos romanos tl"an en gt!Oetal tan matematlcos ni sus etes princip,¡¡1es se cru~n exacumente en el centro geométrico de ca<b uno de ellos; en realidad, se cortaban donde resultaba t'I'lCOfItrarse el lugar más adecuado para tbicar el foro, O Incluso no llegaban a cortarse literalmer1fe 5in ir mh le,os, este último parece ser el caso de Ccxduba. dotada de una trama urbana ciertamente hofTlogénea, aunque con la peculiaridad de no disponer sus puertas este y oeste afrontadas a ambos extrEmos del decumanlJ$ rruximus, sino situadas en decllmani adyacentes. Varias excavaciones realizadas en el sector meridiOnal de Corduba permiten definir una temprana mo(Iumentalización de la ciudad en el tránsito del siglo 11 al I a.c. Con anterioridad a esta nueva etapa, las edificaciones presentan una técnica cons· tructiva de raigambre indígena muy p,¡¡recida a la empleada en Colina de los Quemados; a p,¡¡r1ir de este momento, en cambio, comienzan a documentarse sólidos muros de sillares de caJcarenita donde antC\ se alzaban paredes de adobe, y encontramos pavimentos de losas, e IOcluso los primeros mosai· cos, que cormenzan a sustlluir a los modestos suelos de tierra batida o a los austeros empedrados. Asifllismo, las primitiVas techumbres de madera o

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• • • LA CDRDUlfA R()MA,'lA

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• • • • LA COROU8~ R()r,\.iANA

entramado vegetal cornllenun

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ser reemplazadas

por el USO de le¡as. y las paredes de algu~s viviendas aparecen revestidas con decOfitCiones de estuco pintado al fresco con vivos colores. Por estas fechas Corduba era ya capital de la Ulterior y residencia del gobernadof romano. Tal

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circunstancia ellplica su monumenlali~aci6n y que los autores lalinos nos transmitan la impresión de una ciudad importante y próspera. AMH

lAS MURAUAS

Al igual que la pumi!iva Corduba tartesi¡¡ y lurdet.1.rw., la fundación romana debió estar provisUI de murallas desde un momento inicial, en correspondenc:i.a con el papel estmégico que lugó en las pl'i~ etaP'ts de la presencia romilna en el

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Valle del Guadalquivir. Tanto el trazado como las car.¡,cterísticas de esta primitiva fortificación, que debió convertirse en re-

fefenle urbano de primer orden, son conocidos por

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los trabajos arqueológicos efectuados en los últi· Corduba P'W'a In" mos años, que permiten fecharla a lo largo del segundo cuar10 del siglo 11 a.C Aun cuando enmas- capiurl tÚ la Uh~rior J carada en su alzado por las continuas refecciooes mUJnrn. tkl pfHrnaJ.tr de las épocas imperial, islámiCa y cristiana, el trazado de esta muralla republicana es, en su mayor par1e, bien conocido, configurando un polrgono de tendencia hexagonal de unos 2.650 m de perímetrO Y47 ha de SUperfICie. Así, en el lado occidental muestra un recorrido sensIblemente rectilrneo que se adapt1 al cu~ de un arroyo, el del Moro, que actúa romo foso, y de la topografía, que desciende suavemente hacia el suroeste lo mismo cabe decir de los lados noroeste y norte, sensiblemente llanos, sin duda los topogrjficamente más desprotegidos de todo el perímetro por COOSllluir el punto de contadO de los escarpes con la planicie de la terraza fluvial. Aquí encontramos, ante la muralla, un foso artificial de 15 m de anchura y 4 de profundidad. El contacto entre los lienzos septentrional y oriental presenta algunos problemas derivados del hecho de que el tramo de muralla documentado en el número 4 de la P1aza de Colón presente una c~ ElINrJUÚ> tÚ la noIogia avanzada, amortizando un sector ocupado ",_.0. "p",blKlVUI .. por una domus. Aun cuando cabrían varias expli. ",,,poIírmo* ~ caciones altemalivas para esta anomalía. la rms ba..p,..JtÚ ......... ~, plilUSible podría encontralW en la propia topogra- 2.650 fía del terreno, que en este punto presenta una ~u· 47'- ~ .

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• • • • LA COROUBA ROMANA

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• • • • LA COROUlM ROMANA

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s.ada pendiente en dirección a donde, en éJx>ca medieval, se ubicaría la denominada Puerta del Rincón, lo que aconsejaría dar un ligero quiebro hacia el sureste a este tramo norte de la muralla fundacional. Por lo que respecta allieozo oriental, discurre a la mitad de la ladera que por este lado lkIimltaba la dudad, estiIndo documentada su traz.¡ en vilrias exc.avaciones. No ocurre

lo mi§lT'lO con el lienzo meridional,

que habría de se!" desmantelado tras la refundación augustea con el fin de permitir la ampliación de 1¡¡ ciudad hKia el río. En este sectof la murall.J estJ escasamenledocumenrada fijándose su traza aproxt.. mada en función de cnterios indirectos, como la mayor O menor presencia de contextos republicanos. la topOgrafía o la propia configuración uro.nístiC<l, tanto republiana como de la époa imperiill. u unión del lienzo meridional con el occidental se producía a la ¡[rora del inmueble número 49 del Paseo de la VICtOria. donde un.a reciente exca· vación ha documentado el punto de ;nflexión de la mural\<1 derivado de la ref«tio y ampliación del viejO recinto republicano a posterior¡ de la refundación augusteil de la ciudad. la ITKJr.llla romana fundacional estaba configurada por un muro exterior de g.r<l00es sillares de caicarerllta aparl!}<ldos a soga y tizón en hiladas alternas, por lo general dispuestos sobre una banque-

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de cimenlaCión construida coo mampostería. la anchura de este lienzo exterior O5Cila entre los 2 Y los 3 m según los puntos. En el interior se dispone un ilgget o terraplén compacto de cantos rodados, mampostería y arcilla, con una anchura de unos 6 m, contenido por otro muro más bajo y estrecho (entre 0,60 y 1,20 m), de edilicia diversa, probablemente como consecuencia de las frecuentes repa_ raciones expenmerlladas. En varios puntos se han documentado torres, en dos casos semicirculares, y en uno tercero, cuadrangular. Aun cuando al menos una de las torres semicirculares es claramente contemporánea del lienzo de muralla fundacional, en el caso de la cuadrangular se plantean serias dudas, pudiendo corresponder la misma a una reforma posterior. La más importante de estas reformas se produjo, como ya hemos apuntado, tras la refundación augustea de la ciudad, que supuso la demolición de todo el lienzo meridional de la vieja muralla republicana que, convenientemente reparada., conti· nuará enmarcando el pomcrium republicano por los restantes lados. Mucho se ha discutido sobre la traza y datación de la muralla correspondiente a este sector meridional, que recientes estudios arqueológicos han permitido fijar. Así, en los lados oriental y occidental se sitúa corno base de los tramos de muralla aún conservados en las calles San Fernando y Cairoán, en tanto que en el lado meridional varios tramos han sido documentados en las e:o:cavaciones realizad.ls en el Alcázar cristiano y

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• • • lA CORDUBA ROMANA

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en el Paseo de la Ribera. En cuanto a la cronología. tanto el tramo adyacente a la actual Puerta de Almodóvar como el excavado en las inmediacio-

nes de la Puerta del Puente arrojan una fecha propia de la época del emperador Tiberio.

• • • • LA COROUBA ROMANA

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LA RED VIARIA Por limitaciones de espacio no podemos ofrecer una descripción detallada del entramado viario romano en el entorno de Corduoo, aunque sí conviene recordar su articulación. Se organiza sobre el eje trazado por la lIia Augusta, que a muy grandes rasgos coincide con 1.. Carretera Nacional IV. Esta

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LA art;ruLtrión tÚ fa mi villri" d~ Corduba u organirA sobrt el tjt

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via Auguna.

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vía principal está reforzada por dos rutas auxiliares, que discurren paralelas a las dos riberas del 8aeti~ la vía Corduba-Hjspalis (Sevilla) por la margen derecha del Guadalquivir, y la vía Corduba-Castulo (linares), esta última fuera dellérmino municipal. Ambas son rutas de apoyo a la vía fluvial que constituye el propio río. la red se completa por dos dobles ejes: el primero al sur"cooformado por una vía de primer orden, la Corduba-Malac<I, y otra secundaria, la COI'duba-/Iiberris (Granada); y el segundo al norte, integrado por una vía principal, la CordubaEmerila (Mérida), y otra secundaria, la Epora (Montoro)-50lia (íEI Guijo/). Esta ordenación ofrece además una articulación radial en tomo a la cual, y mediante vías transversales de enlace, se establece una trama secundaria cuya misión sería la de drenar hacia las vías principales, y de éstas a la vía fluvial, la producción minera de la sierra y la agrícola de la Campiña. Un esquema viario que se mantiene inalterado y en buen uso durante toda la época romana, constituyendo la base de la red viaria posterior. Sin embargo, son muy escasos los restosdeobfas de fábrica, puentes o calzadas, cooservados en el entorno de Córdoba. Por ello, para la reconstrucción de este entramado viario se vienen utilizando fundamentalmente las noticias aportadas por las ruentes documentales y epigráficas romanas, entre las cuales cabe destacar los hitos o mojones conocidos como miliarios; son éstos unos bloques de piedra en forma de cipo (paralelepípedos), o de fuste (cilíndricos), en los que apareo::e inscrita la distancia a la siguiente ciudad en millas romanas (de aquí el nombre de miliarios). OCasionalmente otrecen información sobre el nombre del emperadorque

erigió la via, el tipo de obra o el nombfe de la vía. En lo que se refiere a los puentes, en el término municipal de Córdoba se conservan varios de la época romana, entre ellos: Puente sobre el Guadalquivir. Omitimos su descripción puesto que actualmente no conserva visible ningún elemento romano. No obstante, conviene detenerse en algunas cuestiones sobre su cronología. la cita más antigua sobre el puente es de 45 a.e. (BelJum Hispaniense S, 1), pero aunque es considerado del siglo 11 a.e. por algunos autores, su construcción en arcadas de sillería coincidiría con la primera ordenación de la viaAugusta (en los años iniciales del siglo I d.e.). A pesar de ello no podemos descartar la existencia previa de un pontón de madera. El aspecto actual del puente es producto de numerosas refecfiones. En la época emiral se reforma en 719-720 y 794, pero la reconstrucción más importante fue la realizada en 971 por el carifa alHakam U{descrita por Ibn Hayyan en el Muqtabas). Experimenta nuevas reformas en 1362, y entre 1421 y 1684: así, en 1460 se reo::oofigura su extremo izquierdo para evitar el camino que pasaba bajo la Calahorra. Finalmente, en 1876 se efeo::túa una nueva reparación general que incluye el recalzado de los estribos. En cualquier caso, estas reíormas no transforman ni la fisonomía general de la obra ni su esquema original. Puente sobre el arroyo de Pedroche. Está situado

El tsqumta I'Úlri" s~ mantinu inalterab J en buen lijO durante 'p()(a romana, rt1nstitllJnu/q '" base tÚ

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• • • • LA CORDUB~ R(),'.t\ANA

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sobre la via Corduba-Emerira, a l.lI salid;¡ de la ciudad, siendo, Junto con el deVilla del Rio, el puente

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romano mejor conservado de la provincia. Es un puente de tres arcos, el central de mayor luz. y de tablero a doble vertiente. Conserva casi loda l,¡ obra romana, las pilas, los estribos Y la rosca de dovel«je engatillado en el arco centr.ll. Experimentó refor· milS ii11pOlU.ntes en la época árabe, como Jo demuestra el dovelaje de los iI/COS menores. En so fábric.a se aprecian numerosas reformas modernas y contemporáneas. la última recoo:strueción se realizó en 1995, Y,jl ella debemos su aspecto aetu.al.u obr.l origin.lll es contempor;inea del puente de Villa del Río, con el que comparte un esquema modul..toriO idénhCO; ambos fueron consrruidos en época de Augusto, momento de La primera orgamzación viaria en la Bética. Puente Mocho sobre el GuadalmeUato. Se hall,) en la via AugusQ, en el lugar de la milla décima (mansio ~ Decumo). Es un puente de diez arcos _guales de medio punto y rasante pbOil. En UOil de lu pilas conserva un aliviadero, o arco de aligeramiento. propio de las obras pontoneras auguReas. A pesar de las numerosas reformas que enmascaran su fábfia. ~ sido considérado como puente romano por la mayor p;arte de los investigaOOre5. }MB

• • • • LA CORDUBA. ROMANA

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• • • • LA COROUBA ROMANA

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El TRAZADO URBANO las evidencias arqueológicas disponibles para la liaza urbana de la CorcJuw romana fundacional apuntan a una articulación de Jardines y decum,¡¡n; prkticamentecardinal, con una mínima desviación

noreste que debía corresponderse en sus líneas

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El pri>rn¡uJ 9'

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maestras con la del viario conocido para la época imperial. El principal eje norte-sur estaba constituido JXlfel K.JrdoMaximus, que unía la puerta quese

abría en e1ltenzo septentrional de la mUr.lI1,¡ (la ronacida posr:eriormeote como de Osario) con la sr·

tuada en el paño morarlo meridional, en el punto en que ComenLlba el escilrpe hacia el río. El trazado de eRe eje se 005 presenta l1'1lJY condiCiOnado por la existenci.a de una vaguada natural que se ~ vedlÓ para dTenar todo el sector central y septentrional de b ciudad. En cuanto 011 Decumanus Maximus, su jer.arquiz.¡¡ción resulld menos evidente, siendo probable que ya desde la fundación CorrJuba presentase la peculiar!d<Jd de no disponer las puertaS afrontadas a ambos extrenlO5 del mismo, sino que cada una de éstas se situara en decumani adyacentes. De acuerdo con este p1ante,¡mien19, la puerta oriental, conocida en La época medieval como Puerta de Roma o de Hierro, se abría en el primer decum,¡¡nus al sur del Foro, en tanto que la occidental (conocida como Puerta de 'Ami, en la época islámica y como de Gallegos Iras la conquista cristianallo hacía en el segundo decum.:Jnus si se considera un esquema que

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T0'0Dd0 wbano <k la c.J.m.. P.<tritW (......

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de Iu auvu dc niwl).

• • • • LA CORDUBA. ROMANA

no resulta extraño al urbanismo itálico de la época. " partir de estOS eles principales se articulaba una red viaria con una diSJXISiCión que en sus líneas generales no debió diferir grandemente de la conocida para la etapa imperial. Aun cuando por el momento no se haya documentado ninguna calle de la ciudad fundacional, el hecho de que la orientación de las estruC!Uras republicanas sea sensiblemente idéntica a la de las imperiales, y que en ningún caso se k.lya comprobado que las cloacas de la posterior Cokx!iil Patnci.lcortaran o se superpt1S1efOIn a estructuras republicanilS, permite inferir que, salvo algunas minlmas modificaciones, el diseño inicial se mantllVO en el lra.l:ado viario, en la articulación y la modulación de las insufa~, y en la funcionalidad de los espacios m.tis significatIVOS denltO del programa urbano fuodacional. Es probable que la primera pavimenlaCión formal de algunils alles cordobesas, con losas de arenisca, asi como la Instalaciórl de una red de cloacas, consuuidas en sillería y con cubierta adintelada, no se p«XIujeran hasta la primefa mitad del siglo I a.c. Ui Información arqueológica de que disponemos no nos permite aquilatar con precisión fas consecuencias que la lOffiiI y saqueo de la ciudad por l.ls tropas cesarianils debió tener sobre la red viaria y sus infraestructuras. Aun cuando es posible que en diversos sectores de la ciudad las destrucciones fue.. riln cuantiosas, el hecho de que el pomerium se mantuviera Incólume, sumado a la permanencIa de la red viaria y de la propia articulación de espacios públiCOS y privados, apuntan a relalivi.l:ar las consecuencias catastróficas de los sucesos de 4S a.e. y a afirmar la continuidad esencial entre la ciudad republicana y la result.lnle de la refundación augustea. Como primera consecuencia de esta refundacioo nos encontraríamos con la transformación del viejo pomerium ampli.tindose los limites urbanos hasta alcanzar la orilla del Guadalquivir, con un incremento de aproximadamente) 1 ha que elevan a 78 el espacio intramuros disponible, a,ccesible median· te al menos ocho puertas. /\preciamos también esta nueva fase de monumentalización en las calles, que ahora se dotan de una pavimentación mediante grandes losas irregulares de pudinga y de un eficiente sistema de evacuación de aguas residuales." este respecto resulta paradigmático el Kardo Milximl.lS, cuya anchura se amplía hasta los 22 m, unas dimensiones muy importantes para una ciudad provincial occidental, y

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El Kardo MarimUJ tÚbUJ un,," un P¿rri(DI t'Il IJU

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• • • • LA CORDUBA. ROMANA

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baJO el que se disponen dos grandes CIoaCilS con cubierta a dos aguas y 1,5 le 1 m. Esta arteria debió contar con pórticos en sus aceras, de modo similar al documentado en el lado norte del decutmnus eJolCilyado en el número 13 de la calle Ramírez de las üsa.s Deza, en el propio decununusde la Pue!"la de G;¡¡11egos o. ya extramuros, en una de las ca· 1IE5 del vicuf septentrional. El !r.lZado viario de este sector meridional ha

podido ser filado recient.emeflte. Afr.lnC3 de ti! primitiva puerta meridional republicana, desde donde

el Kardo Maximus se bifurca en dos ramales. El pnmero se y;¡ ~ndo a la topografía con una orientación iniCial NE-SO para, una vez salvada la pendIente, i1doptar una orienlaCión NQ-SE que sirve de e¡e a la delimitaciÓn (fimitatio) de manzanas (de unos 70 le 35 m) en la n'layot parte de la cit.lddd nueva. El segundo. coincidente con la trua de la Ktual calle Rey Herediil. genera. con su Ol'lentación NQ-SE. una _diagonal. respecto a la trilza,¡nterior y delimita en el ¡,ngulo suroriental un barrio en el que ~bría de edificarse el teatro. JFM

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PriDc:ipala dotnen'oo ..,*-loticoo de La c.I<t,,¡. ~. c.omi=n>o dd oi¡lo 11I d.C (\o.J enoca indican 1.. nccr6poI'" '1 ..........mbread.:u loo nn).

• • • • LA CORDUBA.ROMA.'lA

FOROS Y PlAZAS la proliferación de pluas en la ciudad rot'I'Idm de

CCJfdubi ralJfic.la Importancia del desarrollo ulbano alanzado eJ1la época imperial; los centros püblicos de la época {administrativos, religiosos. judiciales}establec~n SUS funclOr'leS en edificios aledaños al Foro de la Coklnia. Sinllendo las plazas para muy distinlOS fines tal como especifICamos a continuación. El foro de la Colonia. Situado en la confluencia de las calles Góngora y Cruz Conde, a unos 4 m de pro/urxl!dad de la coca -aual de suelo. Aun cuando no se conoce con detalle el aspectO del Foro republicano, rec.entes exca.v;l(lOr'IeS abogan por la idea de imagInar este espaciO como una plaLI alargada y portiuda, con pavimento de tierra batida. En uno de sus JfI8\Ilos {quin bato los ClmlenlOS de la acIuiIl iglesia de San MIgue/) pudo haJlane ellemp40 principal de la Colonia. reserándose I.s funciones administratlvas, Judiciales y comerciales a edifICios erigidos freole al miSmO 1empIo, potrO que iguatmente nos son des-

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L. pnJifrr..nbt ú

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conocidos. SeR, en la époc.il augustea cuando la ZOlla experi_ mente un cambio radia.l de imagen. Punto de parti. da es el sellado de ~ esrructuras forenses republic... nas balO la nueva plaza eJ110sada (La que hoy día se corxx:e debato de algunos solares de la ciudad). Ta· liado en 1;15 misrNS los,;¡,s del pavImento se halla labrado un Glnal de desagfle, que cOlTería alrededor de La plau y conduciría el agua a 1;15 cloacas enc.a¡gadas de evacuarla. Hacia este período augusteo, cenlrado alrededor del cambio de era, podemos imaginar este Foro sin la unidad que en la época anterior le otorgaba el pórtiCO, dado que éste sólo ha sido atestiguado por el lado norte; en el sur alternarían un gran muro y una escalinata que conducirían a edificios con funciones que, por el momento, nos resulta imposible adivinar. El ForlJm Adieclum. En la segunda década de nues!T.a era, en coincidencia con las postrimerías del prinCipado deAugusto Olos primeros años óel deTiberio, asistimos a un fenómeno que no dudamos en calificar de extraordinario: es ahora cuando se comienza a levantar un nuevo FOfO al sur del que hemos comentado, delerminado Wsicamenle por las crecientes fle<o cesidades civiles, administrativas y religiosas de la Colonia (que esti ampliando su extensión a más del doble de la primitiva). A lo que es pr('(:i50 añadir una importante finalidad propagandística, relacionada con el culto a la dinastia entonces reinante. Este nuevo complejo se configura como una gran plau. pavimentaoda con tosas de Glliu (de dimensio-

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• • • • LA CORDUBA ROMANA

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l.> Portilh. Pavimento del Fon> dc lo. Colonia.

nes más reducidas que las del y (Janquea~ da por un pórtico; presidida, imponente, un templo de dimensiones colosales frente al que se ubicaría un ara que seguiría muy de cerca el modelo romano del Ara Pacis. No meForo de la Colonia)

nos impresionante sería la or-

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namentación escultórica, magníficameole representada por la estatua Ioricata de la colección , i Tienda. Será en los siglos III-N cuanj}-do se observe un proceso de transformación de estos espacios de representación, consistente en la col matación de algunas zonas de la plaza y en la construcción de muros directamente sobre las losas para la erección de edificios que reaprovechan piezas originarias del foro. Así ocurre también en el Forum Adiectum, donde se constata el mj$ffiO fenómeno de destrucción y desmonte tanto del podium del edificio como del pavimento de la plaza, además de capas de vertidos que colmatan esta zona. los estudios de ornamentación escultÓl'ica confirman esta cronologfa, dado que incluso para mediados del siglo 111 se documenta la presencia en esta zona de esculturas y pedestales. El conjunto de culto imperial provincial. la tercera plaza que comentar se sitúa al este de la ciudad y engloba el conjunto formado poi" el tempJo de la calle C1audio Marcelo, los pórticos que lo rodeaban y el circo dispuesto a su flanco, en una cota inferior. Esta plaza monumental -para cuya construcción se derribó parte del lienzo oriental de la muralla- se articula sobre una plataforma rectangular de 80 por 60 m, porticada por sus lados norte, sur y oeste. En su centro se edificó un impresionante templo hexástilo y En ~l untrr! tÚ "na p/Ju4 seudoperíptero de 32 por 16 m de planta y m.h de 1S htUÚJ ti ntt de la ciud4d de altura. las cronologías del conjunto deben fijarse se erigiD un imprnu"...ntt en las postrimerías del principado del emperador ttmplo hc:4stifo } C1aud;o. Debe destacarse en este complejo el enorJ~opmpW'O tÚ 32 ~r me rlúmero de elementos arquitectónicos aparecidos 16", de planU1. J mdJ en las excavaciones que darian al conjunto Url aspectÚ 15 tÚ ,,/hmt. to magnífico, constituyendo el mármol el elemento

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• • • • LA CORDUBA ROMANA

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emblemático de la construcción. El período de vida de este complejo llega a finales del siglo 111 o inicios del IV, en cuya segunda mitad se detecta una reutilización de material y la pérdida de función de la ocupación originaria debidoa la construcción de nue· vas estructuras de carácter doméstico. la tipologfa del conjurlto permite atribuirle funciones de representación y honores relacionados COrl el culto imperial a nivel provincial. Además de estas plazas, en la Corduba romana se ha venido aceptando tradicionalmente otro espacio público a la altura de los Altos de Santa Ana, en cuyo entorno se ha documentado un número considerable de pedestales de estatuas dedicados por nam;nes~o­ vindales, así como algunos retratos de miembros de la familia imperial, en panicular de la dinastfa julioclaudia. Sin embargo, los investigadores tienden últimamente a descartar esta posibilidad, decantándose más bien por la ubicación en esta zona de un templo a Diana, que estaría rodeado poi" un pórtico. la única plaza hasta ahora constatada en la mitad sur de la ciudad se abría directamente al rfo, en el lugar en donde hoy se alzan la pequeña Plaza del Puente y el Triunfo de San Rafael. los trabajos de Juan Francisco Murillo y la Gerencia Municipal de Urb.anismo del Ayuntamiento de Córdoba han demostrado la existencia en esta zona de un espacio porticado, construido en torno a mediados del siglo 1 d.C., con edificios dedicados presumiblemente a funciones portuarias y fjscales; el contacto entre la plaza y el río se efectuaría a través de un arco triple del que descenderían unas escaleras hasta la orilla fluvial.

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49


• • • LA CORDUlM ROMANA

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lOS TEMPLOS

los romanos hicieron suya buena parte de la mitologra gnega. pero no tuvieron incorwefllerlle en ir iocOl'pOrando adem.is los dioses propios de los lugares que conquistaban. Esta circunstancia motivó que el conjunto de dioses y diosas a los que consagr..ron sus C1Jhos fue amplísimo, aunque eviderllemente unos gozaron de mayor predilección que otros. A los dioses nacionales, con culto públi. co en los templos, se unían los dioses del hogar, que alejaban a los malhechores y la mala suerte, dril en las osas en pequeñas upillas construidas al efecto. A este panorama se

SIendo honr.tdos cada

añadió a partir de las primeras décadas del ImperIO el culto oflC~r al emperador difunto, que se COI'ISOIgraba como auténtico protector del Esudo Y que ascendr¡¡ a la categoríil divina par¡1 hacer perenne su poder y justifICar así el de sus sucesores.

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El culto onda! a cualquier divinidad se desarrollaba en los templos, generalmente una gigantesca h.ilbltaeíóo o ceI~ con cubierta a dos aguas. rodeada de columnas y con un pórtico que servía además de entrada. l.l «I~ acogía la estatua de La di· vlnldad a la que se consagraba dicho recinto sagrado, quedando 5lJ acceso reservado a los sacerdotes. los fieles asistían desde el exterior a ras ceremonias celebradas en el altar o ar;¡¡ sItuado delante del templo, donde se sacrificaban animales en honor a la divinidad. En Córdoba no se conoce casi nada, por ahora, de los varios templos que debieron existiren la época romana. Buena parte de los testimonios proceden de epígrafes o inscripciones y estatuas, como las de Ceres, Cibeles, Minerva., Tutela, Diana, Apolo, Hércules o Vesta, entre otros. En este sentido, el frecuente mantenimiento del valor sagrado de eslos espaCIOS, muchas veces reconvertidos en iglesias, unido a determinados datos arqueológicos, hace suponer que debajo de las actuales iglesias de San Miguel y de Santa Victoria pudieran haber existido sendos templos, aunque se desconoce la divinidad a la que habrían estado consagrados. El único testimonio arqueoJógico de este tipo hoy viSible en la ciudad es el templo situado en la calle C1audio Marcelo, junto al actual Ayuntamien _ lO. Su eslado dificulta su interpretación, ya que se consefVa sólo a nivel de cimentación, aunque algunos de sus elementos arquitectónicos hayan sido restituidos. No se dispone de datos concluyentes al respecto, pero al pilrecerestuvodedicado al culto de los emperadores divinizados y fonnó parte de

• • • • LA CORDUB.... ROMANA

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un gran complejO arqUitectónico -el Foro Provincial- que incluyó entre otros elementos un pórtiCO a modo de plaza que lo circundaba por sus lados norte, oeste y sur; y un circo, dispuesto al este, frente a su fachada principal y paralelo a la via AUSustl,. donde se desarrollaban las carreras de

carros.

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El templo se construyó sobre una terraza arufipara lo que fue necesario disponer un conjunto de contrafuertes en abanico, denominados anl&tdes, que sirvieron para contener el empuje de l.a tle!T.a que se empleó para nive4r. Estos contrafuertes se apoyaban sobre un gran muro, hoy Iiger.amente lr.ansformado, que todavía puede verse en ~ c.alle úpttulares, y que separaba la gran plalafOfffia que contenía el templo de la situada a un nivel Inferior, por la que se accedía al circo. Este vilSlO conjunto se comenzó a Construir baJO el auspicio del emperador C1audio {41-54 d.C.l, complel.indose dufilnte la égida del emperador Domiciano (81-96d.C.l. Hoy podemos admirar ¡Jlguoas de las columnas de rnSrmoI por las que se accedía al templo y parte del altar slluado delante de ellas. T,unbién se con5erYilIn los contrafuertes o antérides y algunos elemenlos marmóreos del remate de las columnas. AsimIsmo, y debajO de algunos edificios adyacentes, incluido el propio Ayuntamiento, pueden observarse las cimentaciones de los pórticos que enmarcaban ill templo por tres de sus lados. Contando con estas poderosas cimentaciones podernos imaginarnos la magnificencia de este notabilísimo ejemplo de los templos romanos de Hispania, teniendo en cuenta que su ubicación, sobr~[evada con respeclO a 5lJ entOfno, permItía 5lJ visión desde muy lejos, caostituyendo un daro ejemplo de propaganda imperial y contribuyendo a crear una determinada imagen de la ciudad apreciada por [os visilantes que accedían por la via Augusta. c~l,

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• • • • • • LA CORDUBA ROMANA

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• • • • LA CORDUBA ROMANA

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LAS TERMAS Las termas más antiguas que se conocen hasta el momento en el mundo son las halladas en la ciu-

dad india de Mohenjo-Daro, de fecha anterior a 2000 a.e.; con ello damos por sobreentendido que la construcción de edificios o estancias dedicadas al aseo y baño público o privado tiene orígenes extremadamente antiguos. La limpieza con agua se

ha asociado desde la antigüedad a prácticas religiosas, como las abluciones en la religión musulmana e hindú Oal bautismo en la católica, al tiempo que numerosas civilizaciones han considerado el aseo personal casi una práctica saludable y placentera que han transmitido como tradición a otras culturas hasta llegar al mundo occidental. Las termas más primitivas eran dependencias de los gimnasios y sólo disponian de agua fría, pero hacia finales del siglo Va.e. se empiezan a convertir en complejas instalaciones que ofrecen baños de vapor y piscin;;¡s mixtas de agua caliente, templada y fría. En Grecia y Roma el baño era como un ritual de cuidados corporales que incluía ejercicio, masajes y una sucesión de baños a diferentes temo peraluras, además de la gran función que cumplían estas instalaciones respecto al ocio, la política y las relaciones sociales. la disposición de las dependencias para el baño era muy similar, tanto en Grecia como en Roma y en muchos otros lugares. Alrededor de un patio llamado palestra, donde se practicaba ejercicio, seencontraba el apodyterium o vestuario, el caldarium o piscina de agua caliente, ellaconicum o baño de vapor, el tepid4rium o piscina de agua templada, y el frigidarium o piscina fría. El agua se traía desde las fuentes mediante acueductos. Para calentar el interior de todas las estancias se utilizaba una serie

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úlle Conccpci6n. E.ocaIcn <le aoccso a la pdci"" de Lu t.~.

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• • • • LA CORDU!M ROMANA

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H4IU d mDmnttl1, no de conductos de agua caliente bajo los suelos, que C#rr/<>1Nt "ti J~_ se cubrran con mosaicos decorativos. EsIOS grandes tk t~ ~.NJ.u". comple¡os conLiban además, en ocasiones, con bi· alnu,Mr. bliotecas, tiendas, jardines y otras instalaciones. Hasta el momento, en Córdoba no disponemos de termas excavadas en extensión, que permitan

recrear un aspecto tan importante de la vida coti-

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diana en lil ciudad romana.. S. de los Santos Gener documentó en los años 50 del siglo XX un interesanie COl'T'IPIejo a La a.ltur.l de la calle Cruz Conde, cercano por tanto ..1Foro de la Co'onia. que por su migníflCa decoración arquileCtónica y musivaria se ha venido identifiundo tradicionalmente -si bien no eXiste seguridad ¡¡I respecto- con un edificio termal. [)eoI mismo modo, en la c.aIIeAmparo, junto al ángulo suroriental de l.a ciudad, fue recuperada hace unos olIños una répliCa de [illt!rodiLi iJgKhacU de DotdaISCIS de 8ltinia,. hoy en el MuseoArqueológioo, que pudo formar parte de la decoración de un ninfeo o unas termas dadas sus grandes dimensiones, ~ndose por tanto que format'¡) parte de la decoración de un hAbitat domésIico, poes además era usual que las construcciones relacionadas con agua se ornamentasen con ~iflCaCiones de divinidades, como por e,emplo las ninfas. finalmente, conocemos a través de algunas referencias literarias el hallazgo de una piscina natatOl"ia, muy rica y luJOSa, probablemente termal, en la Plaza del

• • • • LA COROUS... RQMANA

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El materIal de construcción empleado en los muros de la piscina es de opus aementicium con revestImiento de opus signinum, observándose 011gu nas reparaciones. la piscina, asi como el suelo y sus paredes, estarían revestidos con placas de mármol, la INYOl"ia importadas de África, Italia, Grecia o Turquía. En el lado SUI de la misma se halló un orificiO semicircular que coincide con un ít'¡)gmento de oJO de buey de piedra violácea. que podría co~ a un surtidor de agua. Es probable que en el ángulo este del interior de la piscina existiera una escalinata de acceso para introducirse en el agu¡o Según un estudiO preliminar del material hallado, se estima que el edifICiO posiblemente fuera constn.lldo en la primera mItad del siglo I d.C. En la Ktuahdad, las termas de la calle ConcepClÓl'l se encuentran en proceso de Integración in srtu.

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En cualquIer caso, la única información fidedigna de que disponemos sobre e->te tipo de instalaciones proviene de los re->tos todavía inéditos recientemente exhumados en la calle Concepción, bastante próximos a la porta urbica noroccideolal, hoy Puerta de Gallegos; una ubicación id6oea, si tenemos en cuenta que estos complejos solian situarse cerca de una vla pc:iblica importante, no lejos de una puerta de salida de la ciudad y próximos al centro político y de negocios que era el foro. se trala de una piscina incompleta o natalio-de 13 por 5,80 m de ancho y de 1,20 de profundidad-, probablemente a cielo abierto, cuyo extremo este se introduce en el solar contiguo. y dos muros (sur y norte) formados por sillares de calcaren ita construidos en Ertf NIU"/ 'I'u las opus quadratum que discurren paralelos y en la tD'U,ruUWIl,t misma dirección de la piscina SE-NO y que remarnari".uuJa¡ ((ni tipa tan en golas, por lo que harían de primer peldaño u oNl4"'tllfllHn con de acceso a la piscina, seguidos de tres peldaños JH1W";¡;e.u",,,n Jt más en piedra de mina o caliza micrítica que tamJiv¡,,,JmIn, ""'''0 por bién se usarfan de grada para servir de asiento a los 1nnplD 1m ,,;'ifiu. bañistas.

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, • • • • LA CORDU8¡A, ROMANA

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EOlflClOS DE ESPECTÁCULOS

los espectáculos (Iudi) en el mundo romano tenían un profundo significado religioso, de manera que fofmaban parte de los festejos celebrados en honor de alguna divinidad o para conmemorar al. gún acontecimIento CÍvico imponante (elecciones de magIstrados, ¡¡nivers.anos del emper.tdor, etc.J. los habia de !fes tipos: ludi SC<Ienici, o representaciones tealfales; n)(mera, o luchas de gladiadores, y Judi circenses, o carreras de carros. Para acoger rales manifestaciones festivas se crearon edirlCKK específicos, capotees de albergar cómodamente a un giln número de espectadores coo las mejores condiCiones de visd>did.ld y acústJca: teatros, anfiteatros y circos.

los teatros eran edifICios compue5tOS de un gra-

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derío de pbnta §emicircular en pendiente (c;neif), ocupado por los epectadores, que quedab<l cenado por un edifICIO escénico alargado (saetWJ, donde tenía lugar l. representación.

Por SU parte, los anfite.Jtros se componían de un gr.¡detlo en fOlma elíptica que rodeaba por completo un espacio descubierto y con pavimento rerrizo (arena) donde tenían lugar las luchas entre gladiadores; muy parecido, pues, a un.;¡, plaza de toros De hecho, algunos anfiteatros romanos del sur de Francia se utilizan todavía hoy para la tauroma<jl.Jla. Por ültlmo, los circos etan auténticos hipódromos. Consistían en Urld larga pista (entre 300 y 400 m de longitud) dividida en dos partes pot un parapeto ($pIna), alrededor del cual corrían los carros compitiendo en una serie de vueltas. En un extremo se ubicaban los _boxeso o cuadras de salida de planta rectilínea (carceres), mientras que el lado opuestO adoptaba una forma semicircular para facilitar los virajes. las gradas se disponían alrededor de la pista y separadas de ésta rnt!dianle un alto podio. No todas las ciudades pudieron disponer de tales edificios de espectáculos. muy costosos de edificar. En cualquier caso, tales tipologías arquitectónicas caracterizan a la ciudad típicamente romana H"bÚl tsp«,4n,fI1J y son frecuentes en las más importantes urbes del tÚ trn J'¡-" Imperio. ludi Jn~nici,,, Para el caso de Ctxduba, hemos de esperar a la "pnunurilmn U"""ÚI; época augustea para encontrar las causas que moti. n¡unen, 11 f"dHU 4t varon la erección de edificios de espect:iculos per_ f"'¿i"~.-n.,l manentes a lo largo del siglo I d.e.: teatro, anfiteah,d; cirunses, tro y circo. PcIpel determinante jugó sin duda, pa.r.a • '''''"''lOS tk c"rro$. ello, la elevación de estalUS a Colonia de ciudada-

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• • • • LA CORDUB.... ROMANA

nos romanos, de cognomen Patricia, que las acuñaciones documentan con anterioridad a 14 a.e. sería entonces cuando la /ex c%niae imJXlOdría a los máxm'lOS magistrados (duunviros) la obligación de establecer un calendario festivo, similar al de la propia Roma, con fechas fijas dedicadas a ludi o munera reglamentarios, al tiempo que regtJlaria otros aspectos relaciOnados con tales celebraciones: gaslOS, distrlbución de localidades pot clases sociales, divinidades a las que se dedicasen los juegos, etc. /!. esus necesidades _est.1tuLariaso se añadirfan las de carkter urbanístico, habida cuenta el papel que teatros, anfiteatros y circos desernpenaron en cuanto que símbolos de urbanidad roman.;¡,. Y, por Ültlmo, las necesidades derivadas de ser capital admi· nlstrativa de la provincid 8deflca y sede del culto imperial prOVIncial. como lo demuestr.J la inscripción del flamen l. lumus Pau/inus, ~¡en, a finales del siglo 11 d.C., conmemoró su elección par,} el alto úl'80 sacerdotal con la donación evergética de esL1tuas pot valof de 400.000 sestercios Y la c~ brxión de munera (glddiatoria), ludi (saenicrJ Y circenses (Ol wn, 221). la ubIcación de dos de estos edificiOs de espec. tilculos (teatro y circo) es segura en el estado ~I de la JnvestigiKión. No ocurre lo mismo en lo que respecta al anfiteatro, ya que si investigaciooes anteriores, a partir del análisis del parcelario urbano, lo Situaban al SE del teatro, recientes excavaciones, todavía en curso, indican que se localizaba fuera de las murallas. Por ello se analizarán a continuación los edificIOS conocidos koy día, es decir el teatro y el circo de la Colonia Patrici,}. AW

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El TEATRO De los edificios de espectáculos con que contó la Colonia Patricia en la época imperial (teatro, anfiteatro y circol, es sin duda el teatro el que koy por hoy mejor conocemos, al tiempo que se nos muestra como el más destacable por la magnificencia de su arquitectura y la riqueza de su ornamentación. Identificados por vez primera sus restos en 1994, las recientes campanas de excavación de 1999-2002 han descubierto aproximadamente un 30 por 100 de su superficie, así como buena parte del entorno urbanístico monumental en que se insertaba. Disponemos pues de elementos de juicio suficientes como para recrear en su totalidad la cavea, mientfas que desconocemos por completo el edificio

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• • • • lACOROU8Jlr,ll:QMANA

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escénico (scJlen<l). Es por tanto un y.cimienlo _vivo_, que segulrJ mvestigandose en el futuro; y ~s aún .1 eocontra~ exactamente deNjo de la sede del Museo ArqueológICO ProvinciaL El teatro romano de CCYduba se localiza en los alrededores de la actual Plaza de Jerónimo P~ez; espado urbano que constituye la fosilización de la orchestra. La calle.., de trazado semicircular, ofrece un diámetro de 124,23 m (= 420 pies romanos), lo que convierte al patriciense en el mayor tealro de los conocidos en H;spania: apenas 6 m menor que el Teatro de Marcello en Roma (129,8 mI. No se han localizado todavía las inscripclOfleS conmemorativas de la ¡Oiuguración del edifICiO, perootras lápidas que compoofan su ambiente epigráfico (alt;lres, reservas de asientos de gradas, pedestales honoríficos, etc.}pelTTllten dator\o con segundad en época auguslea (OL IPI7. 253). probablemente con anterioridad a 5 d.C. (OL Ul17. 225). Tales inscripciOnes documentan además la presencia en el edificio de las más notables familias locales de la época (Annaei. Mercellones Persinii. Mari;. Numisii, etc.), en lo que opinamos pudo ser un proyecto directamente auspiciado por el Princeps. El teatro estuvo en uso durante casi trescientos años hasta que, en el tercer cuarto del siglo 111 d.C., un terrernol:o lo dañó seriamente. Las excavaciones han documentado derrumbes y amplias grietas prOvocadas por el seísmo, que afectan al graderío de la ;m.l al'e.l e incluso al terreno geológico sobre el que ésta se apoya. De entooees .manca un lento proceso de expolIO que abarcaría toda la Antigüedad Tardía. comenzJindose por s.JqUear los elementos .lrquitect6nicos y ornamentales marmóreos a lo largo del SIglo IV d.C. Posteriormente {siglo V dC.l el edificio se convirtió en cantera. siendo despoj.ldo de los sillares de piedra calcarenil.a que componí.ln las potentes substroctionesde opus quMintum de la media y sumlTld C.lye~ hasta sus mismos cimientos. Por último, está documentado un horno de cal con el que se .reciclaron_ muchas gradas marmóreas durante el siglo VI d.C. Después, el espacio se urbaniza y adquiere un carácter residencial que ha perdurado desde la Alta Edad Media hasta nuestros dias. Li!. cave.l se orienta hacia el !>Ureste y se asienta sobre un desniYi!1 natural correspondiente a la terraza cuaternaria del río GuadalquivIr. El entorno del edificiO se urbanizó al mismo tIempO con un conlunto de p1aus atenaudas, pavimentadas con grandes losas de pledr¡ cakarenita y COrTlUOICWS

• • • • LA. COI?OUBA ROMANA

entre sí mediante escalinatas, siendo las rnfis cerc.¡nas a la e.lve" de planl.a cu.....ilínea (gndus). Tales terrazas, artICuladas en cinco niveles, bordean por completo la fachada del teatro, con una disposiciÓll simétrica al este y al oeste de la cave.l. En la dellOffiinada Terraza Superior 1 Oriental se han documentado los restos de un recinto que albergaba un altar monumental. El conjunto ofrece un aspecto escenográfico que recuerda complejos religiosos helenísticos o santuarios laciales republicanos. El subsuelo, de naturaleza arcillosa, no permitió labrar en él las gradas, por lo que el edificio. a peSilr de insertarse en UIU pendIente, debió ser aludo sobre su1J5tructÑJrlft, comosi de un llano se trataSe. Solamente la im;l C.l~.l se apoya sobre el tI!rreno. tsle fue recortado me<hante una galerfa anular de circulación de la que parten cinco vomitOl"Y radiales hacia la OI"chestra, pe dividen el graderío en seIS cunei esp.iloados 30 cada uno. El lerreno, una vez recortado de esta manera.. fue .forrado_ con paramentos de opus quadratum para conformar una especie de .caJetones- macizos que, coronados por una cama de opus c"ementicium en

El ....<10 roca-> de

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El ~",. Mi ,m",. u.rr.J.j'rra." ~ nc~ lf'U """'""" C'tImpJ+' "üpun 1Hknfstiat,s ~ ,..."tlUlrU>, "'cUria "1'..I1&lInOl-

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J Moli_ deli..........· M. A. w-a.)


• • • • LA CORDUBA ROMANA

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fonna de plano inclinado, sostenían [as gradas. &las destacan por su morfología y materia pflma: 10das son piezas de mánnol blanco labr.ldas en forma de cuña. Dentro del ámbilO de excavación se

conservan dos (¡l<lis de gradas in Sltu penenecientes a la I~ ave", así como las _camas. de tres filas mjs. Este tipo de griKia encuentra su p.ilr.llelo en un edificio par~(ligmJtico: el Coliseo de Roma. Media y summa caveae se levantan sobre substtVCt~

que COrIstan en planta de tres galerias

abovedadas de circulación, anulares y concénlrius, ubi~s a diferente illtura: la ya mencionada galerf.¡¡

inferIOr, ex<:avilda en el terreno; una galería in-

lermedlol, Sin acceso directo al

graderío y destina-

da, fundamenu[mente, al dren.ajede~ freátiu:s; y el ambul;K1O de fachada., en el que se abren las ~ de acceso desde la Terraza Medi.J. Lu tres

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galedas aparecen tr.tbadas entre sí por potentes muros radiales de opus quadt<ltum. Estos muros radiales enmarcan cajas de escaleras que, debidaJnen. te cubiertas por bóvedas inclinadas, permiten la romunic.ción entre Sillerías, o bien constituyen lo'omiton.. que desembocan en la c.lt'e.l, o bien ascienden a la summa grad;JfiOne y su porlicus. Esta superposición de ambuQcr¡, perimeuales se corresponde con la superposición de órdenes en la facha-

B

• • • • LA COROUBA RQMA.NA

_

da, articulada mediante el 7heatermot;v. El"","" En la Terraza Media se abre el mayor número de tI'l."iu,ú rnu/tÚ "'... puertas de ingreso. Constituye, por tanto, el punto u~,.r.""H de viSU principal de la rachada. donde se observa JO.(}()() • IH)OO un Theaferm(J(iv canóniCo auroque de aspecto !OS- ~ co: tres arcadas superpuesw enmarcadas por óróenes fICtICios decorativos (dórico, Jónico y corintio), sostenidos por pequeñas pilastras (40 cm de anchural y labrados en los sillares de piedra calc.arenita que componen el alzado. Cada orden mide, desde la ba~ n.asul.a cornisa. alrededor de 6 m de altura. El proyecto teórico de esta fachada consta de 47 arcos, espaciados en 3,75- en cada orden. Tal proyecto se vio modificado por la configuración aterTauda del entorno, que limita y articula al miSmo tiempo los accesos a lra1Iés de las arcadas abiertas de los órdenes dónco y jóniCO. Por el contrario, los arcos del nivel superior corintio serían ciegos, pues tal orden consrituye el muro de fondo de la f'O'1kus in $UfJJlfU varúl~. Las 47 puertas internas del ambulacro perimetral con acceso desde la Terraza Media conducen, de martera diferenciada, a los distintos tnae1J~n.a (discrimin.a onJ;num). En lo que se refiere al graderío, a partir de los elementos 5UpI!rst:ltes cabe restItuir una on::he5tra de unos 35 m de dIámetro, dentro de la cual se ubiea· rlan los asienlos de la prrx-dria; tras ella, y separada por biJ¡t~us y pra«iooio, una ima caVN que consta con seguridad de 6 cuMi y 14 fi las de gradas. la media caVf''' conSUría de 20 filas de gradas, divididas mediante sc"¡,,,iae y vomitaría alternos en 12 cunei, Más arriba es posible restituir una summa gracbtione sobre podio con 6 filas de gradas. Por último, la cavea se cierra con un pórlico de corona· ción -del que se han recuperado fustes, capiteles y cornisas marmóreos--, tal vez ocupado por matrooeo, a juzgar por las inscripciones de reserva de asiento con nombres femeninos recuperadas en su perímetro. El graderío así organizado tendría una capacidad para unos 10.000 a 15.000 espectadores. AWyAMC

EnJoo,.., de ruu...ció.. uqui.crn>nico cIc La ~._ dd ,......... PluI,..occcionQ a "MI

de .wcna dórico (A). IÓn;e" (B) ycorin.io (O cIc la &.duda (oqoln A. V...,u...,

ddi.-Mn, M. A. Ca.rmon.t).

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• • • • LA CORDUB,., l/:OMANA

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• • • • LA COROU8A ROMANA

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• • • • LA COROU8.... Il:OMANA

¡'llmpnJ"" Colonia Ploma... u..<;io 1.....10 !'aulino, hijo.;k Pub/io. do la tribu Sap, pon<ific>e, Ibmcn pcrpmIO. duunvUo de

101 colonoI IX la Colonia Patricia. lhmcn ck Ia~

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EL CIRCO Que la Corduba romana debió contar, al menos hasta el siglo IV, con un circo entre sus edificiOs desttn<ldos a espectjcutos, es una consecuencia obvia que se desprende de su propia condición de capiL11 de la Bética y sede del culto imperial en la provincia; pero, además, desde hace tiempo conocernos algunos documentos indirectos que permi. ten ratiftear I,¡ existencia de un edifICio de tales ca· ractef'fstias en la ciudad: Una inscripción de finales del siglo 11 Ocomienzos del 111 d.C. 5egún la cual L./umus P.wlinus, pon-

lífice. flamen perpetuo, duoviro de la ciudad y namen de la provincia Bética. celebró espectácu_ los gt~iatorios y IeiIIr.lIes Y dedicó a la ciudad roslosas estatuas Of&'l"izando tanüén Juegos circenses.

Un mos.liCO fechado en la primer¡, mitad del siglo lit d.C., recuperado en 1927 en el solar de la actual Diputación de Córdoba. En el campo deco~(T,_IF rativo de este pavimento se incorporó un gran medallón cenlr;]l con la representación de un auriga vencedor. Aun cwndo podría trata~ de un simple motivo de repertorio. también podría estar refleJan00 la celebración en la ciudad de carreras de carros -1ógiumenle en el circo-. a las que habria Sloo especialmente aficionaoo el dueño de La rJomus. Sm embargo, sólo a finales del Siglo XX ha podi00 la investigación arqueológica localizar el lugar Sól# "JiNlIn úJ donde se emplazaba esIe edifICio. En efecto, al dia sip XX 1M jHJJuk de hoy contamos con una serie de datos que nos l. ;lnIntipdón informan de la ellistencia de un circo a Ievilnte de .,..,--u,;~1l l«.JizAr la ciudad. las estructuras localizadas en el huerto ti #Ú1ouk H del Palacio de Orive entre 1992 y 1999 coinciden noIpblnJ ti ri.n. plenamente con los muros de sustentación de las gradas de un gran circo, del que ha que<faoo com· pletamente documentada la sección del graderfo septentrional; a todo ello que hay que unir otros datos indirectos, como ona inscripción, conserva. da hoy dia en el patio de la iglesia de san Pedro, cuyo lugar de hallazgo -la Plaza de la Correrletaaparece reflejado en los más antiguos manuscritos epigráficos como prope hippodromum, o sea _cer_ ca de o junto al hipódromo., o con el propio topónimo de la Corredera aplicado a Jos terrenos si· tuados inmediatamente a los pies del templo y que El tOpDn;m(l /.4 aún hoy conserva la plaza erigida en el siglo XVII, ÚlT7WÚr" 1I'l(t que hace referencia a un lugar destinado a carreras rrfnwu:u. .. 1." 1""., de caoollos desde la época medievaL COl'leClado físicamente con el templo de la calle JntinJUh /Il tÚ ,"iNJliIIs 'n le Claudio Marcelo, el circo conformaría con el mismnJin.."L mo un complejo de culto imperial, que seguramen-

por un 'nlot de 400.000 k:IlCf'cioIylu ckd>o:i

• • • • LA COROUBA ROMANA

~ Iba de C6rdobo ... lo que K6abd0 ... áerM:IolOll"'l ,si _ r ...t.aúticoo aú imporua,a marion c1ciom. I Casa.~&eO'-' 2 c.u..;.s. ..... GaIápaf;o. ] TampIo .. la .... a-dOo MUDdo. ~ PIaao. dr lo Co<ndna. S Colo Su PobIo (... ~ , ~ dr H>eno o dr Il..-... 7 Tnado .... lo ~.-aL

te hiZO las veces de Foro Provincial de La ciudad en la épxa altoimperiaJ. Su esquema general, aunque diferente en cuanto a la orientación del gran edificio de espea.kulos ecuestres, posiblemente debi00 a la topagrafia de la zona.. es idéntico al que aparece en ()(rOS lugares del Imperio y, en la propia Hispania, en Tarraco. La secuencia estratigráfICa nos habla de una edificación que estuvo en uso entre mediados del siglo I d.C. y mediados del JI d.C., iniciándose SlJ construcción 0010 la égida de NerÓll en coincidencia con el desplazamiento de la via Augusta hacia el norte. la finalización de las obras -y la consecuente consagración oficial del complejo- puede datarse, probablemente, en tiempos de Domiciano, cuando se lecha un nuevo acueducto diseñado para aoostecer a este sector de la ciudad. Tras su abandono, sobre sus muros saqueados parcialmente se disponen una serie de rellenos con material cerámico que pueden fecharse entre 160 y 17S d.C. Es decir que el edificio se encontraba destruido hasta los niveles de cimentación ya en el últimocuarto de! siglo 11 d.C. Sin embargo, tal como ya ha sido señalado, algunas inscripciones recuperadas en la ciudad nos hablan de evergetas que sufragan Juegos circenses en la Colonia Patricia a finales del siglo 11 o principiOS del 111 d.C., momento en el que este Circo oriental ya no está en activo. Este hecho nos 1Olorma de la elllstencia de un segundo cir· co en la Colonia Patricia que sustituyó al oriental, y cuyo uso no debió coincidir nunca con aquel pri· 65


, • • • • LA COROUSA ROMANA

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mero, siendo uno la continuación del otro. DebIeron '>el" problemas estructurales los que p"()'I()Qrofl el abandono del circo oriental. y de la ffiagOllud de los mismos es daro testimonio el monumento que nunca se reparó, optándose por construir uno nuevo, lo que facilitó el rápido aproVi!Chamiento de sus materiales constructivos; de ahí su lamentable estado de conservación. Por el momento se desccr noce el emplazamiento exacto de ese segundo cirCO, que, como en otras capitales provinciales, habría estado en uso hasta el siglo IV d.C. ¡Rey DRL

. _ . LA CORDUBA RQMA."IA

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lA ORNAMENTACIÓN ESCULTÓRICA URBANA la decoración escultórica desempeñó un papel furldamental en las ciudades romanas, 00 sólo como necesario complemenlode las formas arquitectónicas sll'lO también ~ialmente a partir de la eta· pa Imperial- como elemento transmisor de la ideología política y religiosa imperante. POl' ello, la cantidad de esculturas que existía en cualquier pobla. ción dellmperiodecierta entidad era inmensa, tanto como su variedad. En efecto, las había en IxJlto re· dondoo relieve; de tamaño colosal, Similar al natu· ralo muy reducido; elaboradas en metal (oro, plata y, sobre todo, bronce) o en piedra (mármol blanco o de color, calizaos locales, elc.l; de calidad exlraor· dlnari., o manifiestamente infima; y de ~rnb4to oficial o pl"lvado. Córdoba --() me,or, CoIonid Pdtricja CorcJuI»-, COl'OO capital que fue de I.l rica provincia BaetlCa durante más de lres siglos, debtó contar con un auténtICO universo de esculturas, distribuidas por sus principales ~ciOS y edifICios públicos (estatuas hoooríficas de individuos particulares o em-

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• • • • LA COROUlM ROMANA

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peradores. i~geoes de culto, relieves esta¡¡¡lesl, viviendas suntUOS.llS (pequeilos elementos ~men­ tales, estaluillas dIVersas, retratos de antepasados,

etc.) y mooumenlos funerarios (estat1.Jas, bustos, relieves, sarcófagos). la mayor parte de estas esculluras -fundamentalmente las realizadas en melal- ha desaparecido para siempre. si bien ras piezas conservadas ofrecen una idea aproximada de la cuan-

tía, calidad y diversidad de la ornamentación escultórica que se desplegó por la ciudad. lamentablemerlte, se desconocen con frecuencia el lugar y ras cirCunstancias de los hallazgos. Sin embargo, en otr~ ocasiones ~s afortunadas si disponemos de ~ infOfTTlaCión, de considerable valor desde el IXJnIO de vista arqueológico. por cuanto suele ayudar a 1;1 correcta interpreración tanto de las pfOpii15 esculrurascomo de los espo.cios queomamenlaroo.

Entre 105 sectores de la Córdoba actual que han proporcionado lesumOfllOS escultóriCOS pertenecientes a la etapa romélllol destaca, por ejemplo. la céntrica zona compteodida entre las calles Croz

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• • • • LA CORDUlM ROMANA

conde. Góngord Y Motería, donde se ubiaroo el Foro de la Colonia y un gran complejo arquitectónico anexo al mismo, de muy reciente descubrimiento, denommado por C. Márquez Forum Adiectum. De la calle Ángel de Saavedra y sus inmediaciones procede, asimismo, una serie consi. derable de esculturas, sobre todo estatuas femeninas y cabezas-retratos imperiales. Aquí se situó otro espacio público de Coloma Patricia, de funcionalidad y limites discutidos. Pero también fuera del antiguo recinto amurallado romano se han hallado importantes restos escultóricos, muchos de los cuales debieron de emplazarse en suntuosos monomen. lOS funerarios. Un elevado porcenta¡e de las esculturas romanas kxa.hzadas hasta la fecha en Córdoba puede contemplarse en el Museo Arqueológico y Etnológico de la ciudad. Muchas otras, en c.lmbio, seconservan en proptedades particulares. Un ~em­ plo muy notable de estas últm-.as es la colosal estatua loricata de la colección de Enrique Tienda, ubio cada en el inmueble número 4 de la c.llle Morerfa. Descubierta en 1892 en ese mismo solar, esta descomunal figura de mármol blanco alcanza actualmente una altura de 1,90 m pese a faltarle la cabeza, el cuello y la mitad de las piernas. RE!pfesenta a un per~:maje masculino con atuendo militar de tip:l heroico (túnica corta, hasta las rodillas, coraza anatómica sin protectores inguinales y mantol en actitud de avanzar impetuosamente. la cali· dad delmarmol yde la labra -en especial e1trab,¡jo de los motivos que decoran la coraza (dos grifos enfrent<tdos y separados por un tallo de acanto, ademAs de otroseJementos vegetales}... es excepcional, lo que entre otros aspectos indica claramente la importancia de la pieza y la c.ltegoría del escultor que la elaboró. Desde que en 1%1 fuese registrada por A. CarCÍa y Bellido, se han llevado a cabo varios intentos de datación e interpretación de la escultura. En la actualidad, la propuest;¡ que cuenta con mayor aceptación es la del arqueólogo alemán W. Trillimich, quien ve en elta una representación de Enc..s en el momento de su huida de Troya, fechán· dola en época del emperador Claudio (41·54 d.(.) en función de su estilo. No debe descartarse, sin embargo, una cronología algo anterior. De cualquier m.a~, la estatua Iorkala de la coIecciórl Tienda evidencia que en uno de los espacios públicos de Coloma Pdlricia -en concreto, el mencionado forum Adiectum- se imItó, al menos en parte, la ornamentación escultÓfica del Foro de Augusto en

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• • • • LA CORDUEM ROMANA

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Roma, hecho const."lt.1do lambién en las otras dos capItales provinciales hispanas (Mérida yTarragona). Otro boef1 ejemplo de la plástica p.atriciense llegada hasta I1OS()(JOS, pero no deposirada en el Museo ArqueológiCO de Córdoba, es la eslalUil de procedenciol desconocida que desde hace varias décadas preside, sobre un pedestal moderno, la PIna de Séneca. Al igual que la pien anterior, se trata de una representación masculina realizada en mJ.rmoI blanco, aunque en esta ocasión su tl:maño es considerablemente menor (mide 1.54 m de altura) e inferior, asimismo, su calidad. Además, el persona_ je apirece en actitud relajilda y vistiendo la ~. pesado manto de lana que los ciudadilnos y magistrados romanos llevaban encima de la wnia a modo de indumeotilfia oficial en la vida civil. las estatuas togadas. muy frecuentes en la mitad occidental del

Imperio durante los siglos 1-11 d.C., se elabor.ron por lo genet'il1 en serie; de ahí que frecuentemente sus abezas -esto es. los elementos que verdaderamente permitían identificar a cada individuo distin-

• • • • LA CORDUBAROMANA

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(posteriormente Aqua Vetus), y que nuestl'¡] investigación ha permitido identificar con los del conoci· do acueducto de valdepuentes, hasta ahora tellldo por califal. Esta conducción transportó a la ciudad entre 20.000 y ]S.OOO m' de agua al día. captados en los manantiales de Sierra Morena al NO de Córdoba (.ArrOyO Be¡arano, Caño del Escarabita yVeneros de Vallehermosol, tras un recorrido mayoritariamente subterráneode 18,6 km. La obra seejeruta en !Oda su traza con opus caementidum revestido en SU Interior con opus ugninum; mocfológicamente con· siste en una caja de sección rectangular de 90 x 64 an de luz. delimita~ por paredes de ]5-40 cm de espesor Y cubierta por una bóveda corrida de medio cañón de]O cm de tadio intemo. la particularidad técnica más resembIe del acueducto es el sistema de pozos de resallO empleado para reducir la velocidad de 1~ aguas en zonas de abrupta pendienle natural, h4biéndose conservado un 1(lb1 de 40

de estos

poZOS O

spinm;ty.

guido COfl una figura de estas característius- se esculpieran ap.arte, como sucede en este caso. li! funcionaltebd de estas imágenes podía ser lanla honorífica como funer<1lria. Teniendo en cuenta el modelo de toga que lleva, OJmplia y ceñida al cuerpo. y la manera en que se tra!>.ajaron los pliegues prinCIpales de la misma, la estatua de la Plaza de

Our.inte el impeno de Tiberio, un miembro de la ~nstocracia local, el duoviro lucius ComeIius, edifICó con su propta dinero (de sua pecunia) el conlunlo de fuenles públicas (lacus sjficeos) decOtadas con surlidores·masc~rones bronCÍneos (efigies

Séneca se fecha a mediados del siglo 1d.C. A Il'¡]vés de ella, y gracias también a su emplazamiento, se puede obtener aún una leve evocación del pasado romano ele Córdoba.

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El AHASTEClMIENTO DE AGUA: FUENTES y ACUEDUOOS Es posible seguir las etapas del crecimiento urba. no de la Corduba romana a través del análisis de las estrategias seguidas para ~u abastecimiento de agua. La riqueza de acuíferos subterráneos en su solar, a escasa profundidad y debajo de terrenos blandos arcillosos, permitió el abastecimiento público y doméstico mediante pozos durante toda la época republicana. Pero coo el prirlCipado de Augusto (27 a.C.-14 d.C.) se abrió un importante período de monumentalización que irlCidió notablemente en las infraestructuras hidráulicas. Se traza entonces la red de calles y cloacas y se coostruye el primer acuedueto que, gracias a los testimonios epigráficos (C1l 11'17,217), sabemos quese denominó Aqua Augusta

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Truado de loo acu.eduaoo romanoo de COrdoba (en ro;o d aaocduao de ValdcpuentOf" en IDUróIl el cId...-oro de Pedroche, r en uuI d de la Emci6a de ..... tobuoa).

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• • • • LA CORDUBA ROMANA

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a1reneas) (Cllll l l7, 218). Un cálculo del posible reparto del caudal transportado por el acuedudo de Valclepuentes a partir de los textos de Vilruvio y Frontino peflTllle plantear la existencia de un centenar de estas fuentes en la Córdoba del siglo Id.C., .uí como el abastecimiento simultáneo de numerosas CasJs (unas 200) y otros edificios públICos. No obstante, el cre<:unento urbano a lo largo de este siglo. así como el período de monumenlalización que acaece a eorntenzosde la época navia, relacionado con la Implantación del culto imperial provine;,)l y el enriquecimiento de l.ls éhtes locales gracias a la explotación agricola Intensiva del agel' cordu1Jensis, determmarán la construcción en la ca. pital de la provmciiJ Baetica de un segundo gran acueducto durante el principado del emperador

Oomiciano. Sabemos, gracias de nuevo a la epigrafía (OL Ifll7, 219), que se denominó Aqua Nova Domifiana Augusta, y hemos identificado sus restos con los citados en el siglo XVlIl por f. Ruano en el arroyo de Pedroche, al noreste de la ciudad. Todavfa se conservan restos de cuatro rama les de caplacióo de agua de diferentes arroyos y mamntiales existentes en esIe sector de la sierra, con un recooido total de 13,2 km. se trala de c.an¡,!es rectangulares consuuidos en opus cMmerJticium. sm revesti. 72

• • • • LACOROUfM ROMA!'.A

mIento intemo de opus sisninum ni resto alguno de cubiert.:l. con unas dnnenslOOes de luz de 60 l( 45 cm. Como particularidades técnicas mAs caraeterístlcas cabe cilar la traza completamente superncial y el sistema empleado para salvar los el(iglJOS desniveles provocados por los cauces de arroyos que alraviesa, consistenle en un muro corrido de hormigón ubicado en el lecho, a modo de presa, que debió sostener una pequeña arcuatio no con· servada en la actualidad. A 3 km de la ciudad, los ramales se unían en una únlc.a caja de 90 l( 60 cm de luz, que llegaba a la Colonia Patricia sostenIda por un muro de sos¡én o wbstructio de cera de 6 m de .Itura. los 20.000 nY de agua al día que esIimamas transportó el Aqva Nova, añadidos a los 35.000 aportados por el Aqoa Vetus {o Augusu}, convirtIerOn a Corduba en una de las ciudades meJO' abastecidas de agua en Hispan;iI durante la ~ imperial romana. Aun asi, entre los SIglos 11 y 1II d.C. se construye todavía un tercer acueducto coro el objetivo de ab,¡stecer de agua a una zona residencial urbanizada previamente a poniente, fuera del perímetro amurallado, y quizá también a ciertos edificios públicos alU e~istentes, enlre los que pudo enconlrarse el palacio del emperador Ma~imiano Hercúleo (conjunto arqueológiCO de Cercadirra). Desconocemos el nombre original lalino con el que fue bautizada la obra en la época romana a falla de teslimonios eptgráficos explícitos, pero ciertos textos literarios ¡rabes penniten deducir queentre los siglos Vlll Y X la conducción se denominaba fontis ilureile ~uetvso _acueducto que abastecía a la fuen.. te dorada., en ambientes moz;irabes o Iatinoparlantes. Debe profundizarse todavía en el eslodio del Cilput ilquile y dellrazado completo de la conducción. De hecho, sólo se ha investigado IOtensivamente un tramo de unos 100m de longitud descu· blerto durante las obras de construcción de la nueva Estación de Autobuses de Córdoba. Consisle en un cana! elaborado con opus cacmenticium revestido en su interior por una capa de estuco blanco Impermeabilizantequeconforma los típicos boceles en forma de cuarto de círculo en las juntas del fondo y las paredes. ísta.s mIden unos 40 cm de espesor y delimitan una luz de sección rectangular de 90cm de altura por 45 deancnura.la traza del condueto era originariamente superfICial, cubriéndose el c.anal con grandes losas rectangulares de pi«lra ukarenlla. Presenta notables Slmilitudescon el Aqu.1

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• • • • LA CORDUB,o, ROMANA

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EL PUERTO FLUVIAL Diversos autores han planteado, con ma)'Of o menot acierto, wg~ntes hipótesis acerca de la ubKaci60 del más que previsible puerto í1uvial con que contlrí.a Colonia Patricia. La navegabilidad del ~t'lis ha sido confirmada por autores clásicos como Estrabón, Phnio y Pomponio Mela, quienes presen· tan al Guad¡lquivir como analizador y via de sali· da de merancías y personas direcumenle hacia RorN; desde Cades (Odiz) hasta Hispalis (5evilb) y de aquí hasta úslulo (linares), en un recorrido donde la preseoci.. de diques, estuarios Y nberas reforZildaS facilitarí¡m la navegación y por consiguiente el trilnsporte de variado género. Concretamente, la navegación desde Cordubd a llipd (Alcalá del Río, Sevilla) se reaJiZMia mediantepequeñasembarcaciOoes: sapNt', rolles,. fyntJes (únicas atestiguadas a través del registro arqueológico), tal vez naves codica~ y balsas de dendrophori. E5tos barcos se encargarlan de la conducción de las 1I1E!f. candas desde y entre los muelles, a donde 11egarfan por medio de recu.as de bueyes o mulos; transporte mucho más costoso y lento. la gran cantidad de recursos con que conlaba el com~tltus de Córdoba proporcionaría un flujo comerciallmportante, tanto exportador como impor_ tador, cuyos principales productos, aceite, cereal y vino, generarian durante el periodo de prosperidad augustea el surgimiento de mercados interiores que estarían en manos de merY:<ltores, negotiatexes y publicani. Siendo CorrJuba capital de provincia es lógico pensar que gran parte de las relaciones comerciales que se realizaran entre los Ifmites del conventus cordubensis acontecieran en el desconocido puerto cordobés; que estaría regido probablemente por un dispensator porrus, cuyas funcionC'S asignadas comprenderían el ordenamiento del embarcadero y de los luga'res de anclaje y el control de entradas y salidas. Junto a los funcionarios públicos, las compañías capitalistas privadas se encargarían del cobro O recaudación de los portoria (impuestos sobre el transporte de mercancías y personas, terrestres y/o maritimos, que debían pagarse al atravesar determinados puertos o fronteras). Estas sociedades de publican; tendrian su oficina recaudatoria en U 1U1Iltt"hi/UiJuJ tÚf Corduba, y a cargo de ella estaría un pro-magis/ro, ~e(;J iN. ,iJo ((",ji,.", • • que contaría además con personal subordinado:

manceps, tabellari y portitore. Es"..U .., PÜ,,;/I, Los intercambios comerCÍales de las mercancías, hm/H'llu Mñ. es decir li compra-venta, podian realil'.:arse de va-

dA p"r ."tDt'tS dÁ'¡rOl tO"'4

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• • • • LA CORDUBA ROMANA

riadis formas: la venLl de t<Xlo el producto a un mismo precio independientemente de la cantid.ld, la venLl por ánforas, metreta, modio, libra, etc., Y la venLl de mercancías por unidad buscando la perfecc/Órl del COrlttato. El portus sería, pues, un amplio merado cerrado, más que un almacén. Y es lógiCO pensar que en una ciudad como Corduba, capilal provincl3l, existier"a un espacio concebido como lugar de almacenamiento de ánforas, cereales deslmados a la 'InllOfJ,il y mercancí'lS de naturalen variadil. Algunas de estas mercaderías serian puestas en venla por 1," mismas sociedades que l.ls reatxbran, ya que de esta venta emanarían parte de sus benefICios. Por tanto, se triltaríil iI la ~ de un puerto comercial en el cual tendríiln cabida horre~ stiftionjj y Iilbemae, sedes de corporacIOnes de los más variados ofICios. Pero también debemos concebir este foro como un lugar con la Uiple función clásica .....eligios.a, poIitica y comerciill- en lOrfIO al cwl se des,¡,nollaría parte de la vida urba, na de C%nl3 Patricia. Tradicionalmente, las eslructuras portuarias cordubenses vienen siendo ubicadas en la margen derecha del rio, en el lugar que con posterioridad ocupar{¡ la mussara islámica. No obstante, aun siendo probable la exIstencia en este punto de un cmbarcadero de madera relacionado con el arrecife islámICO que mencionan 1," fuentes, pensamos que este centro uifuncional se ubicaría en realidad en el entorno de la Mel'.:quila-eatedral, constituyendo un foro porticado con una clara salida por la Puerta del Puente. SRP

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LOS V/CI DE CÓRDOBA Con este peculiar nombre latino -vicus en singulir, vid en plural-los romanos designaban habitualmente a los barrios situados fuera del recinto amurallado. En la Antigüedad, debido a los múltiples conflic· tos y guerras era necesario rodear a la población con una muralla que la defendiera de posibles ataques. La época romana no fue una excepción para Cor-duba, pero el crecimiento de la población obligó a ampliar este recinto amurallado. No obstante, y conseguido un placentero período de pal'.:, la población Siguió extendiéndose incluso fuera de la muralla, generalmente hacia barrios que se disponían alrededor de las principales vías o caminos de salida de la ciudad. 77


T • • • • LA CORDUBA ROMANA

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• • • • LA CORDUBA ROMANA

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De forma habitual, las principales vías de comunicación estaban ordenadas en las ciudades romanas siguiendo los puntos cardinales, al ¡gu.. 1que el

urbanismo de buena parte del caserío. Ya sabemos que en Corduba se disponía al este la via Augusta, siguiendo el trazado de la actual calle San Pablo; hacia el norte, por los aledaños de la actual Plaza de Colón, la vía que comunicaba con la sierra, y hacia el oeste, casi siguiendo el recorrido de la actual Avenida de Medína al·Zahra, la via que comunicaba con Hispaliso Sevilla. Hacia el sur, la salida de la ciudad se efectuaba a través del puente, que prolongabá la via Augusta hasta Gades (Cádiz), aunque en esta ocasión no tenemos noticia de que existiera ningún barrio romano al otro lado del río. Sin embargo, en los otros tres suburbia mencionados sí sabemos por los datos arqueológicos que se construyeron barrios. Dado que ¡os romanos solían disponer las necr6polis o cementerios extramuros, estos vici se construyeron en buena medida sobre tumbas, anuladas al efecto, provocando a la vez que los enterramientos se alejaran de las murallas durante el período de ocupación de tales .urbanizaciones~. lo cierto, en cualquier caso, es que a partir de finales del siglo I d.C. o principios del JI d.C. la ciudad

Vut:> del dormí",rio d. un.> de 1... casas dd """" oriental de ~"Í4. p"rririJ, (A...,nida de: la VOCloria).

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se extendió ampliamente extramuros; primero de forma un tanto desordenada, para con posterioridad dotarse de todos los servicios con los que contaban 105 barrios del interior de la muralla. Así, se instalaron tuberías de agua potable, fuentes y cloacas para evacuar los residuos, acerados en las calles y pórticos para protegerse del sol. El resultado es que la ciudad, tal como estaba concebida en el interior de la muralla, acabó extendiéndose fuera de ella. No contamos por el momento sino con datos aislados sobre estos vici; uno de los mejor conocidos es el vicus occidental, cuyos restos mezclados con los máusoleos del entorno de la Puerta de Gallegos o de los jardines de la Victoria son visibles hoy día. En este lugar se dispusieron casas que respetaron los dos grandes monumentos funerarios allí localizados y que se construyeron a lo largo de la vía Corduba-Hispaíis, hoy magníficamente conser· vada. De alguna conocemos incluso el nombre de su propietario, escrito sobre uno de los mosaicos que de<:oraron sus pavimentos: es el caso de Tha/assius. Hacia el norte, o vkus septentrional, se extendió otro barrio cuyos restos no son visibles, aunque las distintas intervenciones arqueológicas han puesto también de manifiesto \a existencia de espléndidas

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• • • • LA CORDV8A ROMANA,

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• • • • LA CORDUMROMANA

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casas con pavlmenlO5 mUSIVQ5 en unaextensa zona: calles la ~ , fr<1y luis de Grana<b, Reyes útólicos o Ronda di! los Tejares. Uno de estos mo-

soicos puede obsefvarse inlegrado en el numero 17 de la calle Reyes Católicos; otro lanlo puede decirse del mosaico inslalado en la Avenida Ronda de tos Tejares número 22, que representa a dos amorcillos abrazados.

Por último, del Yiws oriental ha sido excavada recientemente una calle a la allura de Maese Luis, conservándose además algunos restos constructivos en los sótanos de la Plaza de la Corredera, en con-

creto un gran estaoqoe con el suelo conformado por pequeños ladrillos dispuestos en lorma de espiga y un pozo de agua. De aquí procede tarOOién el magnífICo conjunto de mosaicos que I'loy día puede admirarse en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Estos rid ~recen en buena medida a lo largo del siglo 111 d.C., siendo ocupado de lluevo su espado pol' enterramIentos y actividades industriales.

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LAS INSTALACIONES INOUSTRIAlES Entendemos por actividades industriales en el marco de la Antigüedad aquellos trabajos encaminados a la transformación de materias primas para la obtención de productos que en mvchas ocasiones l'ueron de primera necesidad. moc.ivo por el cual estas labores se desarrollaron 00 sók> en la ciudad. sino también en pequeños enclaves rurales. Destacan en este sentIdo las relaci<:lna<bs con el sector alimenticio: el.lboración de salazones, aceite. etcé-

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te..-a. Por regla general, estas tareas estaban encaminadas a abasteCer a un grupo lInport.ante de población, pero también podían tener carácter familiar, con la dedIcacIón a ellas de algunos espacios de la casa. En el caso de una producción dirigida a amplios sectores de población debemos pensar en una e)(igencia considerable de medios. espacio y materias primas, condicionantes que obligaban a la Instalación de los talleres en espacios abiertos, lejos de los ciOOadanos a los que pudieran molesLilr el ruido o los olores; es decir extramuros de la ciudad. Úl.e seria el caso de una pequeña instalación fabril dedicada al trabajo de los metales en el S('CtOl" occidenLlI de la ciudad {actual Paseo de la VICtonal. a tenor de los restos de escorias. tortas de fundición e incluso útiles (piCOS, pIQUetaS) recupe-

rados; no obstante, parece claro que se realizó un trabajo a pequeña escala dada la escasa relevancia de las estruduras excavadas, siendo uno de [os factores decisivos en su ubicación la pro)(imldad de un arroyo que la abastecía. En el área septentrional de la ciudad, en un solar adyacente al Palacio de la Merced, se han documentado actividades relacionadas con la fundición de cobre a juzgar por la gran cantidad de escorias recuperadas. pertenecleflles presumiblement.e a una offici~ que realizaría útiles en este metal. De modo Similar, en la Avenida Gran caplLin aparecieron restos de un posible horno de fuodióón de plomo. Otro testimonio de instalaciones relacionadas con e[ trabajo del metal es la existencia de grandes cisternas de decantación ubicadas también en el área suburbana; encontrarnos algunas de ellas en el arroyo de San Cristóbal, pró)(imo al Hospital de los Morales, o en fas inmediaciones de San Jeróni· mo deValparaíso y de MedlOa Azahara. Se observa asf cómo estas actividades se desarrollan preferentemente al norte de la ciudad. lo que podría estar indicando la existencia de un posible barrio industrial, de caráder metalúrgICO. siluado a 10 largo del camino del Prelorio. favorecido por la antigua vía romana que comunicaba con las explotaciones mi • neras de Sierra. Morena. Y de hecho sabemos de la ubicación en esta zona de diversos talleres rel.cionados con las sociedades de publiani que explo-

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• • • • v. COROUBA ROMAN.... 1JM

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faban dichas minas, algunos de cuyos miembros fueron ef1terrados, además, en ras cercanías. En el interior de las murallas localizamos lamblén actividades relacionadas con el trabajo del metal: asr, en la Ronda de lsasa, en unoa zona inmediata al río, se encontraron tortas medlicas para su

fundición en gran cantidad. Otra industria blell conocida y de primera necesidad 50Il los talleres cerámicos, que no sólo abas¡«en a la pobl.JCión de un producto destinado al <imbtto familiar (vajillas u otros recipientes doméslieas). SIno que también satisfacen a la propia industria con la elaboración de envases y recipientes, neces¡rios pilr.l e/lr.msporte y el comercio. l.ll COI'ta vida de los recipientes cerimiCos y sus diversos usos propiciaron una fabricación asi induwial. ~ favoreció la prolifef'aCión de pequeños talleres tantO en el marco de la ciudad como en el medio rora!. Testimonios de (j&lina~ exltamuros son los vertederos y hornos exColvados en los terrenos de la RN, o el vertedero de la calle Avellono. Cerano al rlo se ha localiz,¡¡do también un vertedero de lucernas en el solar que hoy es el notel Hesperia. Por último, intramuros de la ciudad se hJ, reconocido un posible taller de lucernas en la calle Munda a tenor de los numerosos fragmentos hallados. Extramuros se ubican también pequeñas instalaciones destinadas a la elaboración de aceite. Ast en el yacimiento de Cerc.adilla, y en relación con la villa altoimperial que precede al gran complejo palatinO, se han documentado algunas estructuras vinculadas a dicha actividad; tal es el caso de un posible torcularium. Junto a la nbera del río GuadalquiVir, en el actual Cortijo de la Reina, se hallaron dos homosdedicados a la producción de .infOfas olearias en la época imperial. En el sector nororiental (calle Aceituno) se han 1000alizado piletas que a pesar de no tener cone)(ión directa con la elaboración del aceite sí al menos deben 5ef interpretadas en relación con la actividad agrícola. También se ha constatado intramuros de la ciudad una posible instalación para el tran5¡Xlrte y elaboración del aceite, interpretada de esta manera a partir del hallazgo de un gran número de .in/oras y tapaderas junto a un pavimento con una acusada pendiente que hizo pensar a los excavadores en su posible identificación con un labu/alum. Otros trabajos que merecen nuestra ateoción son los relatiVOS al hueso; de hecho, un gran número de fragmentos a partir de los cuales se elaboraron aguias y alfileres se documentaron en la denominada 8Z

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excavación de la Casa Carbonell, sede hoy de la empresa municlpalVimc~.Otro posible taller ha sido señalado en la calle saravia. Finalmente, la eXIstencia de un taller dedicado a la fabricación de teselas marmóreas a partir de Jos materiales reutilizados tras la destrucción del teatro de la Colonia ha sido comprobada en las recientes exuvaciones del comple¡o, que también proporcionaron información sobre otro taller dedicado a la manufactura del hueso. BGA-ly

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ARQUITECTURA DOMBTlCA El particular planteamiento urbanístico de la ciudad de C~, que ocupa el mismo solar desde S4J fuooación, unido a laslimitaeiones de la investigación arqueológica que en ella se viene desarrollando -en especial desde mediados del Siglo XXson causa, aún hoy, de un desconocimiento Gis! total del urbanismo y de la arquitectura domésticos de la ~a romana, y por consigutente de su evolución precisa en el ttempo.los ~s recientes avances de la Investigación asignan a la primera fundación romana una considerable S4Jperficie: 47,6 ha, estructurada aparentemente en illSUbe de dos .lcf'us que, es de suponer, no se edificarían en su totalicbd hasta los inicios del siglo 1a.c. -no olvidemos que la vieja ciudad mdígena sigue ocupada al menos hasta esta misma fecha-, peroque facilitan desde el inicio la organización de las viviendas conforme la orientación marcada por kardines y decum;mi, en una trama de clara tendencia ortogonal que habría de romper la ampliación augustea, con la que el núcleo urbano llega a casi las 79 ha. Hasta el día de hoy, la pr~ctica totalidad de las viviendas documentadas en solar urbano asignables a la etapa lardorrepublicana -las rn.is antiguas de mediados o de la segunda mitad del siglo 11 a.c., caso de las excavadas en las inmediaciones deltemplo de la calle Claudio Marcelo, dispuestas como es habitual conf()(me a un trazado ortodAmico cardinal_ se apoyan sobre cimientos de canlos rodados, con alzados de adobe y/o tapial, pavimentos de tierra o grava y cubiertas de carácter vegetal. a la manera indígena; iocorporando en inicio como úmcos elementos de clara filiación romana sus re-


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H., ..hu;J" ". ./pIUS pertorios materiales (básic;¡mente, cerilmicas) y pinÚ fIII tura parleLill basada en colores planos, sobre lodo ¡uurat _ ...... lI'fttinuI. rojo y negro. .._ ...".".u/ .k pU';¡" Es ésIe un panorama que a partir cuando menos ~ ,.." , anIÚlirtu, de inicios del siglo 1 a.e. se ve enriquecido por el upiat ~rimtJIÚI. uso del opus quadr<ltum de calcarenita en los muros y de tegulae en las techumbres, asf como por

fiunU3 ....rit- •

algur1'OS pavimentos de opus signinum con decoración de teselas blancas de caliza o cuarcita y de<:oraciones pariet1les pintadas mucho mils coloristas,

iniciándose con ello un primer proceso de monumentalización urbana. En este sentido, conviene quizá recordar la famosa, m.ilnida y proba_ blemente sobrevalorad<! alusión de algunas fuentes antiguas {Valefio Máximo IX,l,S; SoIlustio, Historias 11,70; P1uurco, Semxio22) a toque parece ser una vivleflda monumental de peristilo -aun cuando no cabe descartar que pudiera lr.lt.l~ de una instal..ci6n creada ex profe5o, con objeto de recibir dig-

namente a Q. Cecilio Metelo en 74 a.c.-, adorna-

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da con esculturas y tapices Ol"lentales, lUJOS insospechados para una ciudad de provincias todavía en su inidal desarrollo; lo que responderfa a esquemas, arquitectónicos e ideológicos, de clara filia_ ción helenística. En estos primeros momentos -previos a la constnK:ción de los diversos acueductos que abastecer.in a la ciudad-, las casas toman rodavía el agua de JXlzos. Es posible que ¡lgunas de estas primeras viviendas respondieran al esquema IÍpiamente it,ihco de atrium; no obst.1nte, si hemos de juzgar por la información que proporclOlla la arqueología, el mo-delo que se impone desde los años finales del siglo I a.e. es el de la casa de peristilo, o patiocolumnado, del que contamos con numerosos ejemplos cordubenses a lo largo de toda la etapa imperial, conocidos de forma directa por lJaberse conservado parte de sus estr\Kl.uras (ejemplo, la ya desaparecida domus de Calus y Prim:eps, en la calle alanco aelmonte), o bien indirectamente a través de la decoración arquitectónica, musivaria o parietal, adem.is de otros elementos de la priva/a Juxuria como estatuas-fuente, oscilla o hermae. Estas domus-<uyos vertidos eran evacuados a las cloacas pübJicas mediante canales cuya morfología perdura casi a lo largo de toda la etapa imperial- se abrían por lo general a c;alles de hasta 10, e incluso 15, m de anchura, perfectamente pavimentadas y sane.ldas y con gran frecuencia portic.adas, tal como ha podldocomprobarseen divenos puntos de la ciudad;;adem.h de contar en ocasiones con NfM;a pri-

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los que quid abría identifICar e/luJOSO y controvertido conjunto documentado en la calle t!StI'WtM1'~ _!Mil Cruz Conde, de gran riqueza musivaria. que Santos 1kt1llÚ'" "" (,ener pretendiÓ de la época republicana y A. Ventu- Mf7rnu/nou t!S~ ra ha fechado ya en la época altoimperial. tÚro~MI·¡J... Algunas de estas estructuras nos han llegado en un SOfprendente estado de conservación, como por ejemplo en el caso de la vivienda documentada en la calle Ramirez de las Casas Deza, debajo del Palacio de los Clstejón: un peristilo con decoración pariet<ll pintada y columnas de piedra caliza y capiteles de orden toscano remontables quid a momentos tardorrepublianos; o la integrada en el Pdl;acio de los Herruzo, en la calle San Fernando, que ~ presenta un ejemplo bastante SlgnificalJYO de lo canónlC;ils que llegaron a ser este tipo de casas en el .imbito cordubense durante los siglos centrales del Imperio, dotiIdas por lo generdl de un estdnque ceotral con surtidores y/o l.abn de divena morfología. Pero quid el hallazgo más importante ha tenido lugar con motivo de una intervención arqueológiCCl de urgencia practiCClda en el patio del Colegio de santa Victoria, exactamente en el límite entre la ciudad vieja y Id ampliación augustea, bajo la dirección de J. R. Carrillo y E. Castro, todavía inédita. Como elemento singular aquí. hay que citar el viridilrium, revestido de losas marmóreas, así como varias de las esculturas que rodearon el entorno del peristIlo, trasladando también al .imbito privado la presencia del m.irmol como elemento de autorrepresentación,!dn CdraaeríSl.ica del ámbito públiCO desde inicios del siglo I Por otra PJrte, y como ~ importante, a partir cuando menos de la époc;a fl;avia. y en interesanle coincidencia con la construcción del nuevo.KueduetoAqlk1 NOViJ Domrli<lna, l.as estructur.lS domés.has -habitualmente de cierto lujo y monurnentalidad- exceden la linea de l;as murallas, integradas en bdrrios (vio) de nueva construcción que anulan en parte el uso funerario de tales suburbia. Estos vid se mantienen ocupados en su mayor parte hasta la época tardorromana, cuando las sucesivas crisis que afectan a la ciudad generan una fuerte con· Iracción del núcloo urbano volviendo las .ireas extramuros a sef utilizadas como necrópolis; al,iem· po que en la segunda mitad del siglo IV son ganados para uso doméstico -modesto, reaprovechando materiales de construcciones Yd existentes- dlgunos de los espacios que en etapas .Interiores habí;an concentrado la vida púbhc;a de la ciudad. Tales son el esp.¡cio monumental todavía indeterminado de Alv;ados, con


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s"lHmllS Lr CtÍstnon. lOS de santa Ana o el entorno delremplo de la calle nr,l n r _ i"mJi.14 Claudia Marcelo, esle ultimo directamente relacio~,,1NtUt J".-w nado, en su concepción y desarrollo, con el culto vübe winl'¡"7J4I. al Emperador.

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A excepción del Paldtium Milximiimi (Joc.alizado

en Cerca<liIla), no contamos por el momento con datos daros sobre viviendas que incoq>oren [as nuevas fórmulas arquireclÓl"licas empleadas como foro

m<lS de expresión características de las élites b,¡JOimpenales, lo que unido iI la crisis edilicia que afecta a la cif..d¡d permite deducir la reutilización generaliz,J(ia en esta época de I.ls doows anteri0n5, como de l'Iecho ya venía OC\Jtriendo desde el siglo I d.C. Mientras, las más modestas experimentan UN: eonslliel"i1ble degradación, limitándose en OC~ a la simple <xupación de pórticos o calles. Por ültllTlO, SOibemos de la exiSlenCia en el entorno Inmediato cordubense de varias vilfiJe suburba· nas, quid indu.das en las nobmssimae cafissimM!qUe possessiOnes Cordubensium citadas en algún texto (8ellum Alexandrinum 59). la más anlj. gua de la que letlef1'1OS constlncia arqueolósica es la Iocal.zada debajo del Pillatium Maxjmianj, que se remot1ta al siglo I d.C. Pero por lo general esle tipo de Insl;llaciones conocen su momento de máximo esplendor durante l.l crisis urbana de los ühJmos siglos imperi.lles -que comporta incluso un ciertodespo-blamlento de la ciudad-, reproduciendo habitualmente los mismos esquemas ya vistos P.lra la domus, dorados en ocasiones de gran lujo y magnificencia.

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C&J _ M pmslilo ~ ftl ~ sóbno del Pa.do M 105 ~ ... c..póo En ~ s6Uno dori antIgUO Pal.cio M los Ma~ dori úrpOo, hoy ~ oeru a ¡, f~iri.l Herrum, con ¡, en~ pnnapal por la aUe SJ,n Fernando, $e ~ n jn siW eIenwntos penellecieutes a una asa M peristilo entre los cp>e: se indU)Wl1os mosa.icos, con deconción pl~ia, ~l Y figInda (fauna manna en la fuente. aben M Medusa Ylipa f.,neruna}, cp>e: pa~ alp\as de las eRanci<rs. Se ....1óI M una ......, organ,nda en lOmO a un plbO columnado con un eRanq.Je ceneral en el cp>e:, en una segunda !ase, se dispondria una fuenle con wrtl<b" con lal vez una pb'goIa encima. No creemcos cp>e: exl$tlln daD para Kl5tener que se !Jala de un ftJpI<MLm,. y por consiguiente una asa de atrium, frente a lo sostenodo por algl.ll>05 investipdotes cp>e:, en cero ooden de CO$a5, se inchnan por distinguir dos f~ una ~ a finales del siglo tIl y otr1l de finale del 11, o comienzO$ del tll, ~ndo se construye la fuente Y se p;lvlmenlóln las habitxiones. En ~ eslóIdo acnul de nuestros ConocimienlOS es imposi~ establece la función de los divenos esp<>cios, a excepción, claro estL del peristJlo y la fuenle cenlral.

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Estructuras pmenecientes ~ u~ O v.oÑ!l dornus tulll~ en ~ palio ~tal cid C'*Iio de '»nu Vldoriil U~ reciente tIla'o/KiOO en el Colegio de S;¡nu V~ tu puesto ~I descubteno Vllrin estruc;tut~5 pertenecientes ~ u~ o dos asn roma~5. de ~ augu5te~ o julio-<I~udio lempr~n~. Algu~s de eUn. construid~s en ofHIS 1fUMIr~'- o tlIpi~1 y decor~ con pinWr~. lWJri~n de ser ,nt~ en !.J nuoev~ oomtNa:iOO. Uno de los elementos que abundan el el ariaer domésuco de 105 espK>os ~ tli ~ irTlpOrUnte conjunto de piezas esa.o~ que tuln ~ -te. ~ n ~I respeao OUlrD~. dos de ellos tfl mqnffico t5Udo de conserv.ción. ~~lindos en INnnol bbnro y tfl un lNrmol del norte de Áfriu ~ B'~1Io ~nbCO poi" su color ~rillo. ~ oonoIogl4I pare« poder llevllrse ~ !.J segunda mlUd del SIglo I de. No es posible. poi" ~ rnornenlD, identifiat la fund6n de l.1l; distJl'lOlS tliW'I(:l.i:S de esas domus. .Junqut ~ un espacio de plde dimensiones <::otl'IIWblTltllQdo posteriormente, paviment.1do ron suelo hidriulial. y un opus J«1j/e muy SImple ~ de ~ de colore ~ Y pis. ~ ~ tlit paYimenlo ~ c;omuuyó. ~ comienzos del siSlo ni de.. UI'U fueru ~ !.Jr que ~~ UI'U pfrJol.I poi" medóo de OWlrO coI~ de nWmoI. Se nu de un bpo ~_ ir'lU5Ual pan el que podemos se\i!.Jr un ~1eIo. no id&Ibco. tfl Ost,~. Su estr\ICtuf;lI centr.l.1 t5I.i re.alizada en otn de ~"Ios tr~ con morI!fO de ul. ~ ~ enlucida y pi~ pero l.1l; ~ i . - - le~' huron re~ndoelementos de deccnción ~"".walrna. concm¡mente OWlrD ~ dec~ de nWmoI de ooIor -.erde de b tSb lJlt801 de EubN. el I~cipoll,no. l.lI decorKi6n indiu. prec.iWnente. que le 1IW1 de l.1l; pbc::Is de ~mienlo de UNS pl\.1.stns pertene<::ientJe5 ~ un pórtico monurnenul que. pese ~ ~ 1.1 legislKIÓrl elustente que ptob¡bi~ tlIj~nlemente este topo de ~1iu<:1QtItli, fueron usa<bs sin ptedad p.u~ oonsuuir 1.1 fuente. bte sectOr de la ci~ fue abal"ldoNdo ~ fi~1es del SIglo III d.C., lNs o menos en OOIncidenc:i~ con el seísmo que ~ ~l te~l1O romano.

JRCy EOl

Cua roma"" d~ peristilo ~~ en el sólano de Lo denominada Casa Qlle bmí,u de I;ls ÚIs;lS ~z.¡¡ A semej.. n~a de lo que ocurre en el ¡lntJguo PaI;lCio de los Marqueses ~ Carpoo, en el ~nodeoua vivien<!.J H'iIorial cordolJes,¡¡, s¡ruada en la ~¡na de

úslrjÓfl,

en'"

las Cillle TOffes Cabtefa y R,¡¡m;,ez de l,ls Caws DeZól, se han mante,udo hasta nues¡ros dias ewuctu,as que fomI¡¡ron ~"e de otra de las domu$ de peristilo de la Cordul» ~na. ~ Estas estJUCtt¡,as, ~cavadas pol' ~muel de 105 Sanl~ en la década de los SO dd pas.ado siglo, se pueden identificar como uno de los lados de un peristilo, con un se<:lor de UrlQ de los pasillos columnados y el interior del palio dolado de mosaico y canal petimetral de mármol, asl <;QI11Q dos o más habitaciones de

difícil identificOlclón, con paredes de tapial y <k>coraciÓrl parietal pintada. U," ~ná.li5i5 p<eliminar de los capiteleos 10000arlOS que"oro.. n el patio porticada podna ",d,c¡u que estamos ante una cas,¡¡ de com;enlOS del siglo Ia.c., lo que la convertirfa en uno de los ejemplos hispanos más antigOO'S de ~ tipo de vivief\. dio. Del mismo modo. 5U posible rel~ción ron I~ des<:npc:iÓI1 qU(! las fuentes ~ntes citildlls nos tr~nsm'ten del recibim,ento que la ciudad tributó ~ Melelo pro en 74 ~.c.. debe umbibl Soefcl.IeStiona(b ~nte I~ posibilidad de que pudiera lr~tarse de estrul:lur~s ef¡mer~s qu.e hubiesen ~lber8"do ludi sc~enici.

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T.J .... fij.JM t. NECRÓPOliS Y TUMBAS Como es habltual, y tal como fijaba la denomi. Jnumti-t. Ur ck W 00« TabIu. w ~da Ley de ¡as Doce Tab/di, promulgada ya en el ~mtnrllro,.. siglo Va.c.. los cordubenses enterraron a sus muerSOU mlfn'tOS 11 Lu .Jiur~ tos a las afueras de la ciudad, inmediatamente extramuros. Sin embargo, por el momento desconoIÚ Lt. ri>UI4J.. illmtdilltllmmtt cemos las áreas funerarias correspondientes a los afrllmUrl1t. dos primeros s;glos de ocupación romana. aun

cuando no cabe descartar que se ubicaran entre la fundación republicana y el río. quedando subsumidas posteriormente bajo la ampliación augustea y 00y día debajo del c.asco histÓfico de Córdoba; una circunstancia que habría impedido en buena med~ 5lI documentación, ilUr.qoe hemm de reconocer que los escasos sobres de esr¡, zona excavados hasta los niveles de base no han proporcionado restos funerarios. No ocurre asi en los siglos inmediatos: tr,¡s la refundación de 101 ciudad en tiempos de Augusto, la nueva CoIonjil PatriCiillnici.l, como ya sabemos, un importante proceso de mooumentaliución urbana similar al conocIdo en otras muchas Ciudades del Imperio. En sus wburbia, éste acaba plasmoin<lose en viae sepulchrales de fuene carga ideológica y visual, conformadas mediante la sucesiÓn mois O menos continua de tumbas monumentales erigidas como garanTía ~sonal y/o familiar de memo,ia, al tiempo que cOllStituyen lugares periectos para la autorrepresentaciÓrl y la búsqueda de la singularidacf. tanlO de los estamentos que encabezaban la sociedad desde el punto de vista de -su pureza de sangre. o del de las éhtes provinciales, como, muy pronto, de la nuevo! clase emergente de los libertos, bolsada de forma exclusiva en su poder económico. Los más rOClentes trahatos arqueol6glCos han podidodemosu¡¡r la coexIStencia en estos espacios suburbanos, en los momentos iniciales del Imperio, de enterramientos y centros de actividades nocivas (fundiciones. escoriales, alfares. vertederos), que como es (,icil supollef se ubicaban en el exterior de la ciudad para evitar molestias a sus habitantes. Una circunstancia que justificaría la diSContinuidad de tumbas y monumentos funerarios en las zonas mois cercanas al recinto amurallado, si bien favorecerla el continuo trasiego de gentes y ,so. 'Mua. ..... s-asu". activi&des, garantizando la memoria de los qoese exponían a w vista mediante tumbOls o epígrafes . . . . . Mnu>I tll"""IUl. ,...,.IHU _-..wks más o menos llamatiVOS. ....lgunas referencias dispersas en la literatura al ~_""1fn. J--...,}]lo /-iJUr uso, la epigrafia, y sobre todo 1,)$ ¡¡pon.1CtOneS de ...........rw. numerosas intervenciones arqueológicas de urgen-

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ciO! practicadaS de forma reciente en la ciudad-oo ~e correctas desde el punto de vista metodológiCO. Y mucho menos bien interpreudas (lo que resulta dificil de paliar, dado que la proictica tolalldad de los restos ha sido destroidah permiten plantear para las épocas tardorrepublicana y altoimperial una proictica funeraria hasta ahora inédita en la capital de Baerica: la disposición en terrenos inme· diatos a la ciudad, junto a vías de troinsito o de uSO específicamente funerario, a las que dan fachada, de recintos de obra; en su mayoría, tumbas de caricter coleclivodestlnadas a familias enteras, o bien a asociaciones fullefarias tcolkgía (u~tida). En general, coosisten en estf\ICtUras ¡¡ cielo abiefto, construidas con cimientos de untos rodados yalzados de 0Id0/:les, mamposteríO! o sillares, en cuyo intenor se disponen las cremaciones dlrea,¡meote en tierr¡¡ Sin un orden prefijado, aunque sei\aliz¡¡· d¡¡s ¡¡I exterior medi¡¡nte sisterNS que varian segun las necrópolis. No suelen presentar puertas de Kceso, por lo que era necesario saltar los muros para acceder a ellas, acciÓrl que se vería bastante complicada cuando se realizaba también in si/u la cremación de los cadoiveres. Permanecieron en usodu¡ante varias generaciones, por lo que pudieron acoger enterramientos de diversas épocas, que en necrópolis como las de Ostia pasan a ocupar los alzados de los propios muros, donde se abrirían Ioculi diseñados ex profeso para disponer los contenedores funerarios. Por otra pane, y aunque por desgracia sólo nos han llegado restos muy fragmentados, dispersos y descontextualizados de I~s formas arqultect6nias monumentales que ocuparon las necrÓpolis cordubenses, comenumos a. detectar a.lgunas tendencias. En algunos usos -así, los altares fune,¡¡riOS Iocaliudos baJO la actual Facultad de Cien· cias del Trabato y en la Avenida de la Victoria, jun. to a la Puerta de Gallegos; ambos de escala verd¡¡deramente monumental, en panicular el primeromanifiestan procesos culturales similares a los observados en otras zonas de Hispania o de la 8ética: en otros, ofrecen gran singularidad, vinculables quizoi con influjos norteafricanos. Tal ocurre con las cámaras de opus quadra/umy cerramientos pétreos, de cronologia por lo general muy alta (finales del Siglo 1¡¡.C.-iniciOS del I d.C.). Se hallan en el interior de recintos funerarios y rematarían en monumentade morlologia indeterminada, utilizando con frecuencia urnas cerámicas de tradic'ón indigena y combioando a veces cremación e ¡nhu-

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rmcióo. De este último tiPO se pueden viSitar en la ciudad tres ejemplos, conselVaOOs JunIo a la Puerta de sevilla, en el último sótano del Palacio de la Merced (sede actual de la DiputaCión de Córdoba) yen un aparcamiento de la calle La Bodega número 10, Tanto unos como ()(rOS se disponen en rela-

ción con las más importantes vías. Destacan igualmente los dos grandes monumento§ circulares constnllOOs junIo a la porU urbica fIOfOCCidental, flanqueando el ;ltQnque de la vía Mi HispaJis, que por $U localización y morfología debieron penenec« Sin docb a alguN de las gran· des familias locales. con miembros prob.¡I~le del ordo equestet', que h.lbrían querido mostrar así

tanto su virtuscomo su pieus. Erigidos sobre podio escalonado, con cuerpo interiOf de opus caemenlicium y (emate en túmulo delimitado por cipos en disposición almenada, su rrascendencia es, pues, enorme a la hora de entender la adscripción de las élites cordobesas al programa ideológico imperial a inicios del siglo 1d.C.; sin olvidar por supuesto el compollelltede~,vanidadypres­

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lIg¡<>. En este sentido, es evidente ~ los dos edificios conforman usi una segunda ~ monumenIal por la que lodo Iranseúnte debía necesariamente pasar antes de entrar en la ciudad, o al abandonarla en dirección este. A este paisaje es preciso sumar otros modelos arqUitectónicos de carticter monumental todavía poco definidos -en forma de Ihofoso edico/a (identificados siempre a partir de fragmentos de decoración arqUItectónica recuperados fuera de contexto}- o apenas representados -ctJ/Re (algunas fue.. ron reutilizadas en las inmediaciones de/temp\ode 1.1 calle Oaudio oMarcelo); o rnetJS<le funerarias en forma deSlgma, tardías y todavía inéditas, localiz;¡das reclefllemente en la calle Luuno--. Pero, t.1mbiéfl, diversas figuraciones escultóricas masculinas y femeninas, de uso funerario, que en conjunto definen un ambiente claramenle similar al de las mtis imporuntes y normativas ciudades romanas de Occidente; con base siempreen modelos de fuerte tradición ittilica. elegidos por esas mismas élites como elemento de propaganda y memoria sin reparar en gastos y buSC3ndo su mejor 10000lización y la máxima monumentalidad La expansión uroana que supone la construcción de nuevos vid coo Inmedi3tez il extramuros supondrti la destrucción de numerosos enlerramientos anteriores, generando una importante soluct6n de continuidad en las vías sepulcrales, al

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tiempo que la inhumación --acompañada de grandes sarcófagos, de pl0r00 o marmóreos. paganos o cristianos, de los que el Museo Arqueológico coro dobés conserva los mejores ejemplares hispanos-comienza a imponerse en perjuicio de la cremaciórl, que hast.l finales del siglo 11 d.C. había sido el rito mayoritario. en buena medida mediado el triunfodel cristianismo. Sin embargo, La cootr.lcci6n que experimenta I.J ciud.Jd en los últimos siglos del Imperio provocan el despobl.Jmiento y ~ndono generalizm de estos nuevos barrios, f.JVOfKiéfldose de nuevo su uso como ne<:rópolis. En este sentido, el importante papel de elementos agluti. nadores de las prktials funerarias y los cultas religiosos que pasan a desempeñar basnicas y martyria imprimirti cierto orden al inédito paisaje funerario de la dudad, dotando al entorno suburbano inmediato de la última Corduba -ya perdido definitivamente su rango de Colonia Palfió¡r.de un auténtico anillo de nuevos focos de atracción, entre los cuales ocupa lugar de honor el viejo Pa/atlum /ottaxjmi.Jn;, parci.Jlmente reutilizm y reconvertido al culto cristIano, seguramente iId 5.1nctos.

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Tumloo e..-.k del Canúoo v..;o .... ~ ea _ ""f"_m.....1O acnoaI, ;""10 a I.a Puau .... SMIlo.


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lo _ba.

ln~ de la tumba. (Infi>&n&: J. L v.q...,w,.)

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U T~ Grande" úmino V...¡o., Almodóv;u" Fue ~ con motivo de ¡'s ellClvaQones ~ por f",;que Ro. mero de Torn!$ en los ¡fIo5 lO del !ligio junIO il conocido como Ú1m,no V~ deAlrnodóvat, coincidMlt en lineas generales con IJ, ~l ",11e AnlOOio Miurol, en 1.. Necrópolis Ocdd"n~1 Se 1J1legr.a~ en tlMI yf.l sepulcral caracteri.

xx.

zada por la monumenUllidad de las wmbas dispuestas a 50S mJrgenes, en todos los caSO$ destnJidas Iras su excav.lCión COll excepción de 1.. denominada Tu!l'lW Grande, reconstruida hoy con SU 0fMJS ~iflum original junl(l a ti Puerta de Sevilla, dondepuedt ViSlUlrsoeSin ~ a~ penmnecec~. Se conservi de e1¡' l,¡¡ árnJ,ri fulM!nl~ que presentiI planUl deleOdeno;i. <:wcbngular con unos 3,70 m de ' - por unos" de iltUI1IIIWII, ilJ~. mienl;r.as Interiormenw: dr«e 1,90 x 2,22 m, con un.II .,lturiI de 1.8S. Cubleft¡, por ~ de medio uflón, se OiICcede i e1Lio por un.lI pot<tiI mn;¡~ en arco de medio punlO que ~ e fue cerr.d.l medi"nle gr.mdes bloques ~ como se ha ~oo.do de ~ra ~ienle en el sepulcro conservado en I.i aHe la ~ número 10, uSi idéntico en dimmsiooes y f~ ..., y, como iquélla, di5pfX'Sla también en el interior de un recinlO. la cámara ¡,fa rematada por un monumento de tipolagra indeterminada cuyas dimensione<;, i juzgar por Ja infonnaciOO que nos l1ansmíte el excavador, serfan de 3,SO m ele ancho -<oincidentel por tanto 6"'SSO Il'l(l(i:) con la fachitdJ principal del enlerram.ento- por 2,53 de profund~ de Iiorma que 5610 ~ habñ.I ~ ~ los dos ten:ios anteriore de la árna¡a, seguwnente por ~ dar el reAo embulldo en tierra. Su dtSpOSKión ~ la cnptl ~ habñ.I re.Jlizado de ,¡cuerdo con los Slgu.enre ~105: un primer enlosm de ~ o menos 30 cm deKJnado a proteger la bóI.-eocb por el ateior reÑlado en un,¡ rnoIdur.lo btncb; un cuerpo ele sillare;¡popdos directllmetll1e sobre las losas, justo en el arranque de la moldura, y un relleno interior de opus afttIt1Jticium al menos en 20 cm, de!.tinado till V('~ a 5E1\Iir de pavimento. Por el momento ignoramos qué aspecto pudieron ofrecer tumba y recinto a fa vía princip<ll, pero todo p<lrece indicar que respoode con exactitud a un modelo bien conocido en Roma yotras ciudades de Italia para momentos Ulrdorrepublicanos o altoimperialel <aso de POfTlllep- en los que el monumento propiamente dicho ~ retrooae integr~fldo. ~ en un conjuflUl mucho más complejo del que el muro que lo rod9 form¡ p.¡rte SUItllnci.1. Muros que, en r.alÓn di! todo lo ~ sol,an ser re.,ti~ bajos y sin nlngUn bpo de adorno pclr.ll no entorpecer, lino fNll.llr, la contemplación del monumento cenrral, pero que tilmbob> podian concebirse como palie inregrante del propio monumento.

• • • • LA COROUBA ROMANA

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El monumento de la calle La ~ número 10 Fue excavado en la última dkilIcb del ligio XX. conserv~ndosl: a.ctualmente en el ap3rcamlet"lto de un ed,ficio. Por ell'l'lOf'flen1lO no tenernos comtancia de que ~ integrara en una vía lí,meraf1Jl en sentido estnao, al no h.abersoe documen~ ningUr¡ 0lr0 ~ de sernejilInIes araaerísbcas en el enlOmO. que form¡ pa~ de la Necrópolis Septenoional. El sepulcro. construido, al p I que el del Camino VI@]O de A1modcm.r, en silleri. tallada en ptedn local, no pudo ser b:cavado en su perfmetro ex1er1()r por quedar ernbo.rlido en el corte. Se conserva de tl la cimara, que pn!5erlta planta rectangular, de 2, 10 JI; 1,90 m x 2,10 de altura y que fue estucada Y pmta· da (en blanco, con decoración inde!erminada en rojo), si b,en tal aspecto no fue adecuadamente registrado con mot¡YO de la intervención afqueológica que ia eJ(humó, conserv~ndose hoy sólo algunos restos minúsculos sobre los p<l.ramenlDli in!el"iore. Como en el caso anterior, ~ accedía a ella mediante UN ~ rernauda por un arco di! medio punto que fue sellada con ..."nos Illiare aun In SIN ~ que podria ser inte<preQdo como un inllujo fIOfte.amul'lO-, cuboib>dose e/ espa.cio ilUrior con un,¡ b60Wa de medio aIIón. Un ~ de 33,7 an. de altura y 37 de anchur.a ~ dispone en la ~ de su lado meridIOnal. a derecha de la enlrada. ~ deposl~ soI:we tl un eoterramienul di! cremación con su correpondiente ajlW que pudo ser recuperado casl en su lDlalidad. destacando entre SUlI cornpooentes la urna ci~"'i, de trnlición Indlgena. YnumeroSO$ ..."sos cer~mlCQS, además de apliques de arquetas y un espejo de bronce, caracteristicamente femenino. Al fondo, un murelede sillares de 51 cm dealtura y 31 de gl'QSOr reserva un espacio de 57 de anchura para una inhumación que seguramente se encuentra todavía en e/lugar, por cuanl(l no llegó a ser 9U'iiIda. TerO~ ail una tumba monumental en la que ~ habrfan ¡nctiUdo al menos dos enteTanwenIOS, unodl! cremación y 0lJ0 de onhurnaci6n. ~ simul\ineo de arrOos nlOS que no reultil l!llXnño en b siglos in~1es del ~ Y que cuenta con ~Ieb cercanos -amo la prop&a morioiosía de la IU~ en la neoópolll romana de úrmona. No disponernos por clessracia de inlormación que permitil supone!" a la cimar.a algún lipo de remate monumental -no descartillble, en cualqulel" C.I5O-, pero si sabemos que la tumba ~ ;rl5Cnbía en un rednto, e1.borado tambil!n en gr.aOOes sillares, del que nos ha llegado su arr.anque. Comoen el caso ~nterlor, la cronología puede oscilar entre los ",[timos iilosdel siglo I a.e. y los pwneros del I d.e. El monumenlO lO! encuentra hoy integrado en los aparcamientos del nUmero 10 de la calle La Bodega. donde puede ser visl~ IraS conlXtilr pteviarMnle con alguno de los ...ecinos.

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OAa "''9P U II!qrllI,}J ~ os;,)! ¡P'J un OWO) ¡se 'S3IU1!'l!qr"l $lYS e Sl!!l~¡OW Jrl!J\3 tJl'(l pepop 'tI;lJl JO!"'lXot la ua urqe:>!qn iX'~ 10'! ~ OWOJ'~ 'S'tA!:x>U s;;op 'l'P!"!~ ;lJI SCUlu;lJ ¡, SOl\lOl!WW<llIY ¡¡P SOUi!qlnqllS 3Il.lilWtlt!pilUlU! sopedsa l~ ~""'lSU'XO ti '~I~;lJI ~ rJ;lJI SOI~nuow SOl ¡¡p oso ~ Oit "'ilqwn a.uroo owro '~ew ~ ;¡p e<ptUdwo:> ~ ·~S 11' 'l"lllC)l ~!I sns ¡¡p S<l.Il "'" llr!u;lu¡nuow ~W~"'"' un "'P fl¡up,tx»s SIl¡nm I"'P oIrg ~r.1 ~ 11,} oinll'tl.! P lOd ld.zn/ r ~ VJO UCO NOl nA UOl.mutO 9MPP ~U)iI9OS" "(t66CJ 'UdllOJ ~ HPOOS q ¡¡p lOo">q r osl'd "p ~ ,",JI rp ~ at'b U9!~ eun ap ';II\lOlIl' ~ mod un ~ '~()I,L5OlU poR 'wyr 5OUI1Irr~ olUll'tll p uco ~ U ~ VikJ1W U9':lVOo' ~"J ÚIO . "... q r ~I ~:J05l'1p!p "p I!UpWO INn;¡p "~lQ q JfWJ!JUCO r r~ ~OI"'~ t¡iotoooD;lJI '-euvow eUillS"P~) pJ'tlOtdg;¡p ep .e8J~ v;JU!W l!Jye'llwo:;l- (..tE 'l/,1l10l WtlIOUrRVSr~poSti ;¡P OO!PilU' " el! '~'I 'SfHI~al SIl/mol." SIUItW e opP¡.U;:l~ rJJqet¡ fqWnl ti "'ml~J\·V"':xl eprillurld SIS3lt;'d!1l ti w:tp JiK a.p 'tJ80,OOOJ) ¡., u9P~JCÚ<lIU! ns r muen:> u3

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P fR ~ .mI!e ~ P aJqOS r,ml,e rppou uoo ~ ~ ON' .~ ~u! P u.a _!JIIS SOl ur~ anb uD) opql!I~", ~ 'qWO~~tR ~ eoo t:I~ A ....'" ~ u.a fÁOdf ~ Olun!uD) P OflOl 'rp!'f"'l q r U9!"'~ u.a stpflU"tAr rml11l ilp w at'O "P s~AOp ~r4.ood ~uD) Olund O!~ "P OOJe ap fWJOj u.a JO!JaJ,,", la el:Je\j flQ~IUtw ~ iIIlb op!JJO;);)J "p Ol't JOd 1I1Ollr "p w )o6't "p 0ll!sfd un "p ""eJl e .IO!J~IX~ 01u!Ja11a 0lpS3p rqwnl 111 11 ~'" as "n!t'JlJal304 ;uqwrll!eJ alJilllJ ilp '.tw,)IU!I~· opt'U!llJOU,;lf> OO!II"P ~1f)S;) "P!W'Jtd "P fWJOj UOl-rplPUn41!Á 'Ao\t- rprPlU!~ tUa!qn) nm ~a.úluuooanb'w 06'0 l{ (1 'L ap '(SOlUil!WWóllUOl SOl o P ~!Jfd rpltq nm ~tr!'Jf4 an¡ ¡w\I) P fR'~ 111) ~~ OIund O!~ ap OOJ1I iQUr!~ ~ 'w S6'0 x Vl'l "P (~Á a¡sa) s..ooA!W sop SOl "!J~ fJUqd ap ~ soo¡anbad AJl urf"ll'P soz!JCI so4ro \!Ullfl :rno ap flurld ua ~ ~ 'JO!I'IlU! ni' fR ~ld fl'ob Al ~ ~ anb"'t<p¿r!l f1 · a ~ fJJ!nqt.QUO:l "9!)U!I~ l!ÁlD r ' ~ "9'l'JO:J r ~ fP!11K ap ~ Wl ap fUn opuranburlJ "IINuf.l"fW OfUg P rJl.ltd apuop "P 'O!JftO ap flJarId ~ fl ap ~ P ua rprz'lfX>l 'pq:NlP !J ap a¡Jl)N fl>iInd fl f Olr!p;!WU! !sr? o,B;,W.tJd ap JI"8nI un 9droo 'Ifluawnuow J3l)fJ ·D ap 3lU;lW!JnB;,s 'JojJOdIl'!i O!)~!~ un uro tJóllf.>W \!Un alUf!~ tq~) anb A fl~nbf aJqf ""b l' 'lf'....I1'W OWS!W I"P QJ1I1I!' sapurñl JOCI opfl!W'I"P W 06')0" "ilp OIU!~J un A '-w (»r'O t OUJOl ua 'iM.WOj!un a¡Uflseq JQSOJI "p anhunt- ~"!P Anw 0lnP9W ap ol!lr) wnl!Jtn"b milo ua l\'P!n.mUO) 'Pl'P!P -ullpIdapog')o SOIln.ood rpt'\¡"'J apw 0('( SOlIn ap '1lJ!UJp fl tll~ ap U ~ as 'rqopJ9:> ap U9!:>flOOIO q ap ap;I'5 r U9!)f)drpr rn; !Jrd ~~ !J "P Oprlf.d ~ U9!"'t"POW'l' !J ap OJIllOW UlD lO[ ~ PP OL SOI,lf SOl fR ~ pa.lJaW PI ap ~d lap Ifl-.urMMU fqWlll rt

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• • • • LA CORDU8A. ROMANA

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• • • • LA CORDUBA ROMANA - - - - - - - - - - -

Los ITl(lf'Mlmentos funerarios ~ la PuetU de wHqos Tanto las dill1l!flsiooes -asi 12 m de diámetro- como l'J tlpologia, de clara procedencia ¡tiliea. hacen de los monumentos funerarios de la Puerta de Gallegos el ejemplo más importante de arquitectura funeraria de la Cordub;¡ romana. Para w cor~ comprensión no se puede S05layar ~ ambiente u,b,aroo en el quE' se ubICan, y.. que se levantln fuefoo de las mul'illlas il ambos lados de una via roma~ en COI'ICJ'elO l¡¡ que un(<I CotdtlIu e H~¡;J{SeYiI~ por la nwgen defe· ch.l. del ~lqujy¡" pa'o"mmQd,¡¡ al menos dede el reinado de dMio. DKh,¡ ..la ~ el Decum;ItIUlI Mi.o'/#Ill4o lo que impla la exiAenc:i.1. de una puerlól monumenlóll -donde mis urde se ~ I.i conocicb como f"ue1.¡o de G,¡11egos-, e incluso de un ~ que pemutirí.l SlIIvar el arroyo quE' ~ como foso n¡,tural de la ciudad romana. Estos monumentos se lullan SItuados sobn! recinlO5 funenonos y<o existentes, que se monumentllliun en fpoca de i\ugUSlO, C\Wldo se COf1SlJII)'e un primer edifICio Jemej;lnte a un cumulo compueslD por un ustrinumy UlU:romo de <leposición funen';iI ~rada del antenor por Un muro t>.jo, de manera semejante iI lo que se obsefva en otras cilldades de la Bética. YiI en época del emperador Tiberio, ese procesode monumenlilliución ilkanu su culmeo precisamente con la erecci6n de los dos edificios cilfndricos iI los que hilcemos referencia. El situado más al Jl(lfle, que presenlil un mejor est<ldo de c()I'lSol!l'VKióo, se eomtruyó ~ndo el fI'lterr.lmiento ..ntenor, lo que nos 'nclil\;1l .. ~ fI'l un.J relKión familiJlr, mM:llIRS que el sitwdo .. 1 sur parece h¡ber sido concebido como un entemlrnoetllO coI«tivo y hmiliJlr según se deduce de W lNyore dimensi0nt5

de" ~ funoerW. En lo que respt<U .. tlIles rnonumenros,

~ VMlO5

los ~ que deben

""'""~ Su tipologr.., dedirectll filiKión ¡Úlica,. Sin fW3~ tuOOS fI'l b ..rq.,lIttctu-

por"

"" funtrllri.. h~. El .balO' de ~ tIpO de ed,ficios se explica 'mpor_ tanc;a simbólica que negó .. alnnür un monumento Slm,lar, aunque de dimensiones colosales y mucho rNS complejo arquittctónicalTM1rlte: el rrnlttSOIto del propio emperador Augusto.

r..s

EsIe 'enómenO del .poder de imágeneS. tI'l ~ auguMell se relKioN ~ con UI\;1l cutSb6n de tipo socoo6ógoco. )'11 que ele bpO de edifM::1OS ~ ce pn!5ef1tar UI\;1l directll relxión con uno de los ~ Importante seaote de la socoecbd 1OfN...... ti ardo rqutslff. La ubiución privilegiada de bs lUnV:w. muy cera de uN vI;¡, IonNndo pa<tt asr de la "rrnlgtn de la ciudad., abunda a~n mis fI'llaespecial impo;wunc.. que debemos conferirles en el marco de la SOCIedad cor~. .

Las técnicas COO'!itl\.OCtlvas t'ITlpleadas, por cuanto coexIsten elemento:s .uad,cionales., como en el uso del opus q....dr..lum, y el empleo de .Ia p~ra de mina., con inf1O'V3cÍOflts prlXe<Stnles de I..s nuevas C()n'lfI'ltes de" arqulttctu"" rorN.na tlles como ti uso del opu:s ~Ikium Y b marmoriüción fI'l la deco'Kión. b Los monumentos funef<l,iO$, hoy reconstruidos p;¡rcial~nle y ,en ITlIJSeiOlindos. pueden ser v~ fI'l grupo ns conctrW su visrtlI fI'l ti AyunUnUerco de Cór'doba

JRC. jfM Y DRL


• • • • LA CORDUlMRQMANA

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El CENTRO DE INTERPRETAClÓ

DEL MUNDO

FUNERARIO DE LA PUERTA DE GALLEGOS

Instalado en uno de los dos monumentos funerarios circulares excavados a finales de los años 90 del siglo pasado en las inmediaciones de la Puerta de Gallegos, surge en el marco del convenio de colaboraciÓll entre la Gerencia Municipal de Urba-

nismo y la

Univer~dad

de Córdoba, financiado y

sostenido por aquélla. DOlado en principio de una exposición permanente basada fundamentalmente en paneles explicativos sobre la concepción roma· na del mundo de ultratumba y las más recientes no-

vedades sobre el mundo funerario cordubense-feforudos por una emotiva selección de textos-, el centro cuenw con el alicleflte principal de su ubic~ión. en el Interior de un monumento funet"ariO e Inmediato a otro SImilar que ha sido reconstruido Y puede también "iSllal1e, conformando ambos, Ji! flanquear la vi.. AugUSU en las inmediaciones de la ciudad, casi una segunc:b puerta urbana que nos habla del enorme sentido de la vanidad y, por supuesto, de la gran trascendencia social de la familia que mandó constrUirlos. En un futuro cercano las instaladones serán dotadas de una muestra tipológica de enterramientos romanos, así como de algunas inscripciones y elementos de ajuar acompañados de los más modernos medios audiovisuales, que permitirán al visitanle acceder sin dificultad al conocimiento de la ciud.ld romana y a la evolución y .paisaJe. de sus esp,¡¡cios funerarios, incorporando planunetría detallada, fotosrafí.a, vídeo y realidad virtual en aras de una f;kil consulta; y, de modo muy particular, una clara comprensión de la realidad arqueol6gica cordobesa y de $U potencialidad como recurso sociocultural y económico. Quedará conformada así por primera vez en Córdoba, aprovechando un esp,¡¡cio arqueológico ganado para la ciudad, una pequeña exposición monográfica acompañada de piezas selectas, paneles y elementos interactivos, que pasará definitivamente al aceNO cullUral de la ciudad. Contribuyendo, de forma determinante, a la divulgaciÓll del pasado romano COfdubense al tiempo que a la mayOf concienciación social en cuestiones de patrimonio arqueológico y, en consecuencia, a disminuir el grado cotidiano de destruc· ción que en una ciudad corno ésta sufre su extraordinaria y por desgracia ada día más limitacb riqueza arqueológica. Para una mayor profundización en el tema, el lector interesado dispone de unil monografía

lOO

• • • • • LA CORDUBA R(),\¡tANA

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especialmente editada ¡¡I efecto por el grupo de investigación que actualmente centra su labor en las necrópolis romanas de Córdoba: Funus CardubenS;um. Costumbres (unet"drias de la C6«Ioba romana; libro cuidadísimo, de entendimiento asequible, muy bien ilustrado y destinado a un amplio espectro de público, que permite un conocimiento sintético pero riguroso del mundo funerario de la Corduba romana, entendida siempre en el marco más amplio del Mediterráneo y a partir de modelos de alta divulgaciÓll ensayados en el seminario de Arqueología de la UniverSidad de Córdoba con motivo del bimilenano de Séneca. Esta monografía, estructurada en capítulos muy breYeS reforudos por una selección de textos específicos sobre la concepción de la muerte en Roma, un glosario y una relación de las equivalencias iconográficas más camones, viene a cubrir una importante lagum en la bibliografía cienuTICiI. en aSl.eUano relacionada con fSle tema; pero nuestra intención h.a sido la de hacet"la también atractiva para un público mucho más amplio y menos experto, que se siente Igualmente interesado en el mundo funerario de la época romana, al que no dudamos efl recomendársela.

ove

r.-nna.

1...... ok" ~ na- Cordut-oí-. e.-.....l>ta ok bCón/ob.o Romana. insubda a l " - do ... _ ......._ ...... P\ocru. ok ~

101


• • • • LA COROUBÁ ROMANA

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El Palatium Maximiani forma pilrft tU ¿. ciudad, "",stituynráo ti grll"

El PALATlUM IMPERIAL DE CERCADlllA (PALA TlUM MAXIMIANI)

hito urbano 'fU' mmiformó in ¡"'''gn, iÚ LJ Corduba de la

gica que de forma ininterrumpida se vienen reali.

/poca bajoimperúJl

chos elementos, un fastuoso complejO arquitectó-

• • • • LA CORDUBA ROMANA

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las distintas campañas de excavación arqueolózando en la zona arqueológica de Cercadilla desde 1991 han permitido documentar, entre otros munico construido entre los últimos años del siglo 111

d.C. y los inicios del IV (293-305 d.C.}.

El complejo de Cercadilla, aunque inscrito en el trazado urbanístico de la Córdoba actual, se sitúa en una zona periférica. En relación con el recinto

El monum,ntO alea'lrA más dt 4()() m d,

It.mgitud por 200 de "",hura, pTTSffltando un

('"ti"a' durilo.

amurallado de la ciudad romana se encuentra extramuros, ubicado a &00 m del ángulo noroeste de la muralla y a &50 de la puerta más cercana. Aun cuando el palacio se encuentra fuera del recinto amurallado, lo cierto es que de ninguna manera se lo puede considerar de carácter rural, sino que más bien se da el caso contrario: forma parte de la propia ciudad, constituyendo el gran hito urbano que transformó la imagen de la Corduba de la época bajoimperial. El monumento alcanza más de 400 m de longitud por 200 de anchura, presentando un original diseño. se organiza alrededor de un cript0p6rtico de trazado semicircular, constituido por una galería semisubterránea de 4 m de altura y 4,5 de anchura, que permite la creación de una gran terraza horizontal en torno a la cual se aglutinan los distintos edificios que componen el conjunto. Sobre el criptopórtico discurría un pasillo porticado, desde el que

VIS'" aba d~l ~m"nlo d. Ceradilb ames de l~ con.<ttu0ci6n de lo n~ estación d. ferroeacril (1992).

J02

Recreaci6n infográfico del inl<'rio. deI.ula basilical e<nlral, (R. Hidalgo-llael<grn<>nd Sl; p<oyKto: Ci,,¿,.JD "'.......... M '" !JJtÑA.)

seorganizaba el tránsito hacia el resto del complejo. En la cabecera de la plaza semicircular, y coincidiendo con el eje del monumento, se dispone la gran sala de representación, el espacio de mayor relevancia y dimensión de lodo el conjunto, donde se celebrarían los actos de carácter oficial que acogiera el palacio. Inmediatamente al norte de este aula de recepción se encuentran las termas, con· formadas por un pequeno establecimiento reservado al Emperador y a sus más allegados. Posiblemente aula y termas estaban comunicadas de forma directa, para permitir que el Emperador pudiera retirarse a la intimidad (ras la conclusión de los actos públicos. En torno al pórtico semicircular, a ambos lados de la gran sala de audiencia imperial, se disponen olras dos salas de similares características pero de menores dimensiones_ De ellas, [a localizada en la playa de vías de la estación de ferrocarril se encono tiaba arrasada a nivel de cimientos cuando se ini· ciaron las excavaciones, mientras que su gemela, situada al norte y visitable en la actualidad, conser· va parte de su alzado y los pavimentos constituidos por mosaicos decorados con motivos geométricos y vegetales. La función de estas construcciones sería la de servir de sala de audiencia para importan· tes cargos de la corte imperial (comita/us) o para J03


• • • • LA CORDUBA ROMANA

~

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El pa¿'á(l c(}mti~ sin funcionarios relacionados con la administración de ¿"da Un CQ.SO IÍniC'O n>trt Hispanid. Algo similar ocurre con las salas 1M rnúlt;pln /eguo. d~!4 poliabsidadas situadas en los extremos del pórtico arquit«tura romana qUt semicircular que cierran el trazado, cuya función hasta "oso"", han sería acoger a otros Funcionarios o servicios, adsIkglld(}, PUt. no U ("(}nDa crilos también a la Corte o a las funciones propias ningún tdijiáo igual nl del palacio. tM" tI Impml). Este importante conjunto, erigido sobre una vi· Ila suburbana de la época romana altoimperial, constituye sin duda un caso único entre los múlti-

ples legados de la arquitectura romana que hasta

nosotros han llegado, pues no se conoce ningún edificio igual en lodo el Imperio. Tanto la originali.

dad y caraderrsticas formales del diseño como la técnica edilicia empleada para su materialización son indicios fehacientes de la presencia de un ar· quitecto for:ineo, gestor de la obra, muy familiarizado con la arquitectura imperial tetr:irquica, quien no sólo apor1ó un singular diseño arquitectónico, sino que para su ejecución impuso incluso una técnica edilicia concreta (opus vWatum mixlum), directamente relacionada con la que se estaba aplicando en la gran arquitectura del momento, a la que sin lugar a dudas estaba habituado y también vinculado. la información con que adualmente contarnos, tras un decenio de excavaciones e investigación arqueológica en Cercadilla, permite plantear que el

• • • • LA CORDUB~ ROMANA

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monumento constituyó originariamente el palacio y la sede del emperador Maximiano Hercúleo, al que acogió durante su estancia en HiSp<Jnia entre 296 y 297 d.c' con motivo de la campaña pacificadora que inmediatamente después le conduciría al nor1e de África. Es éste un momento en el que el Imperio romano experimenta una impor1ante transformación política a cargo de Diocleciano y de los emperadores correinantes: la Tetrarquía, una de cuyas actuaciones principales, para revitalizar la unidad del Imperio, fue la descentralización de las sedes imperiales, trasladándolas desde Roma -residencia oficial del Emperador hasta ese momentohasta zonas periféricas. Sorprendentemente. hasta el hallazgo del fJóJlatium de Córdoba no se conocía ningún palacio imperial telrárquico en la mitad occidental del Imperio, que en este momento se en· contraba bajo control directo del emperador Maximiaoo, siendo los más próximos los de Milán (ltaIia) y Tréveris (Alemania). En este contexto, el monumento cordobés habría constituido, en último término, el palacio construido por Maximiaoo Hercúleo en el extremo occidental de sus dominios, aprovechando la que había sido capital de Baetica durante varios siglos. a fin de materializar en un edificio emblemático su control efectivo sobre el OCcidente romano. la presencia de un edificio de tales características en Córdoba implica que, en contra de lo que hasta ahora sesuponía, la ciudad desempeñaba aún en ese momento un importante papel en el control político de la Península Ibérica e incluso de par1e del Imperio. Por olro lado, su singular diseño y concepción lo coovier1en en un elemento indispensable para conocer la arquitectura bajoimperial y los principios que, poco más wde, darían lugar a la formación de la arquitectura bizantina. RHPy MCF

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• • • LA

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• • • • LA COROU8.... ll:OMANA

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DE PALACIO IMPERIAL A IGLESIA CRISTIANA: LAS TRANSfORMACIONES DEL PALACIO DE CERCADllLA Al menos a partirde mediados del siglo VI, parte

• 111. wulrtira del COOJunlO pariltioo de Cercadilla fue reutilizado crurU_ ~ CJr>ÚIlM. como centro de culto y necrópolis cristianos, en lo que prob¡blemenle constituyó la basilia de San Acisclo, vlI'Icula<b ill inicio del culto il los ~rtires cristianos en Córdoba. supuesl:oqueAcisdo fueuno de los ~rtires ~s renombrados de la ciudad, muerto durante J.,s ~iones felrarqulCilS. EJ_~nt'" ¡H.atÚl~ú

C=.Ji1iA Jiu : El obispo l.ampadio, qut: vivió "" la rdipón crisWuu. KRfIQ añoc, de

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puddla 19ck 5<69.

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Esta reocu~i60 aistian.a se centra concrefamente en tomo al aula lriabsidada oone, de plantil rnuySlmitar a La de las b.J:s,1ic.J5 paleocristianas. Para ello se (filrrslorma su estructura interna, originariamente org.nizada en tres /'IiM¡'S transYef'SaIes, mediante una nueva diviSión en tres Ioogirudinilles. No obstante, la reutiliución del conjunto no se restringe al aula ci~ sino que afe<u t.lmbién il (l(rOS edifICIOS del palacIO, necho éste comprensible si at~ a los numerosos tesrimonios que nacen referencIa a la exi51encia en $.an Acisdo de un Importante cenobio, al que acudían cri5tial'M)S de muy distintas procedencias para recibir formación. En este sentido, las excavaciones en Cercadilla nan proporcionado Importante información sobre los primeros obIspos de Córdoba gracias al hallazgo de dos elementos, ambos de carácter epigráfico, recuperados en la sala triabsidada. El primero de ellos, la Uplda del obispo lampadlo, se encOnlraba reutilizada cubriendo uno de los enterramientos situados en torno a la cabecera del aula. Del obispo

~ lampadio no contábamos con noticia alguna nasta ahora, por lo que el nallazgo de esta l.ipida I'M)S proporciona un Importante documento para completar el conocimiento de los primeros-y rÑ5 oscuros- momenlos del episcopado cordobés, conocido especialmente por las referencias a los obispos cordobeses recogidas en los concilios por ellos 5U5Critos. A partir de la fecha de la muerte y de la referencia al tiempo durante el que ejerció como obispo, sabemos que lampadio ocupó la c.itedra cordobesa entre 532 y 549, completándose así parte del lIacío existente entre el obispo Esteban (?), finales del siglo v, y Agaplus, que suscribe el 111 Concilio de Toledo en 589. No menos interés presenta otro documento arqueológico referente a la presencia episcopal en Cercadilla: el anil1o-sello del obispo sansón. se trata de un anillo de plata en el que se engarza una piedra de azabacke de forma elíptica. El engarce esl.i decorado en loroo a la piedra con pequeñas esferas de plata. mientras que en los puntos de unión con el anillo se incluyen tres esferas de mayor tamaño. Sobre la piedra se halla una inscripción -invertida para funcionar como sello- en la que se puede leer: Samson I ep(i)s(co)p(u}s (sansón obispo). De acuerdo con la información disponible, esle persanaje 00 puede ser identificado con los dos abades mozárabes del mismo nombre que conocemos por fuentes lilerarias y eplgr.ificas, de modo que 005 encootramos ante un nuevo sansón, que llegó en esle caso a alcanzar el episcopado y que con toda

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• • • • LA CORDUBA ROMANA

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probabilidad ocupó la cátedra cordobesa en la época tardoantigua. A modo de colofón, y como reflejo de la importancia que llega a adquirir el ¡><lIado, y con él el centro de culto cristiano que lo reutiliza, es posible detectar su influencia en numerosos edificios

• • • • LA CORDUB,o, ROMANA

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teriores, entre ellos la mezquita Aljama de Córdo-

ba. Dos son los aspectos que permiten interrelacionar uno y aIro monumento: la técnica constructiva aplicada en la construcción de 1.. arquería de la Mezquita y la reutilización de materiales arquitectÓflieos de época romana para confeccionar

parte de la columnata que sustenta esa misma arquería. En lo concerniente a la primera cuestión, la do-

ble arquería superpuesta de la Mezquita cordobesa está confeccionada mediante la alternancra de dovelas de piedra y ladrillo que proporcionan al edificio su imagen más característica. Tradicionalmente se ha considerado que tanto la presencia de arcos superpuestos como el empleo de la alternancia de ladrillos y piedra en el dovelaje de los arcos, estarían inspirados en modelos romanos a imitación del opus viltalum mixlum. En el estado actual de la cuestión, parece lógico pensar que esta original téc· nica constructiva islámica tuviera su modelo en el palacio tetrárquico, todo él construido mediante dicho opus, y no en otros edificios más alejados en el espacio y en el tiempo. Por otro lado, a favor de esta propuesta se debe tener en cuenta también que en el momento de la construcción de la primigenia Mezquita (785-787), buena parte del palacio se mantenía en pie y en uso, constituyendo probablemente el más importante centro cultual de la Córdoba de la Antigüedad Tardía. En lo que se refiere a la reutilización de material, es bien sabido que en la Mezquita mayor construida por Abdal·Rahman I se reutilizaron colum· nas de edificios anteriores, en las que, mientras que los fustes mantienen cierta homogeneidad, los capiteles ofrecen mayor variedad, formal y croo nológica, siendo la)lto de la época romana como de la visigoda. Al igual que ocurre con la técnica edilicia: en este otro caso el hallazgo del palacio tetrárquico puede también aportar nuevas respuestas, pues es muy probable que parte de dicha decoración arquitectónica procediera en realidad del saqueo del conjunto palatino. Upi<b .Id obüp<> lam¡n.!¡o_

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• • • • LA CORDUBA.ll:QMANA

A /N'-rti,tk !In

LA CRISTIANIZACiÓN DE LA TOPOGRAFIA URBANA: HASILlCAS y MARTYRIA ¡",p.,.Jr¡ t. El cristIanismo y su implantación sao sin duda ¡"¡"'IfUUiJ" ttI_ elementos imprescindibles para conocer la Ctxduba /onu rxcúuiN Ik ba¡oimperial y tardClanligua. la nueva religión fue nJUIT""~", bten acogida entre los habitantes de la ciudad, especialmente entre la clase social más privileg¡;K!a, de fuene tradición hispanorromana. pero en el proceso de difusión yconsolidación de esta nueva religión destacó por encima de todos 1.l figura del obfs.. po Osio de Córdoba. que se implicó personalmente contra la persecución de Diocleciano. A r¡¡íz de esta penecución proliferaron los mártires Ioc.ales, comosanAcisclo, Soln Zoiloy los Tres Coronas (falJ5o to, jen;¡ro y Man:ial). la cnstJanización de la ciudad se materialiu en amblOS del ritu<ll, de los usos y de los espacios funerarios. En esre §eIltido, a partir de los siglos JII-N se impond~ la inhumación como forma exclusiva de entenarT1lento, frente al prclgTeSivo abandono de l.u frictius crematorias. Será también a partir del siglo IV cuando las familias cordobesas más KOlTl()dadas Importen ricos sarcófagos de mármol de ÍCe> nogrdlfía cristiana, corno por ejemplo el magnífICO elempldlr procedente de la huerta de Sdln Rafilel (dlCtualmente expuesto en el !'.ttio 11 del Museo Arqueo. lógiCO de la ciudad). los numerosos fragmentos sarcofágicos de simIlar temática que fueron reuti lizados posteriOrmente en los jardines de Medina Azahara, o aquellos otros que hoy se encuentran dispersos en distintas colecciones privadas. Pero el cristianismo introduce además importantes transformaciones en la topografía funeraria urbana. las necrópolis se ubican aun extramuros; sin embargo, ya no se organizan a lo largo de las vías de comunicación, sino que se distribuyen alrededor de nuevos centros de c,ulto. es decir de basíli. cas suburbanas y de martyria, de los que tenemos buenos ejemplos en Mérida o Tarragona. Sin embargo, p.lra el caso de Córdoba apenas contamos con testimonios arqueológicos conservados in silU. las noticias sobre Su existencia y localización nos llegan a través de fuentes escritas, como las de san Eulogio o el Calendario de Córdoba de Recemundo, de las nOlas de eruditos locales y del ingente mateúu n«Ti""u SI rial arquitectónico decorativo recuperado a lo larJisffihwym ,,/niklÚlr go de los dos últimos siglos en contextos funeraJ~ "UnJO, N7Invlf lÚ rios. Situación que contrasta con la de la provincia: nJto. G á«J,. en algunos municipios como fuente Obejuna o tÚ iNuilU-u ".bllmtUU Espiel, si se conservan las plantas de construCCie> y <ú martyria. nes cristianas a nivel de cimientos; y en Germo

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• • • • LA COROUBA ROMANA

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(Esplel) se han documentado junto a la basnica una En ¿, ,,In;'" J" s.n PttIr. necr6polis cristiana del siglo VII. epigrafes funera- 11 .kscubrr no ft np XVI riOS y elementos arquitectónicos. 1l1Ur enpu /wnn,"", M Por el contrario, la información de que dispone- *nps VI·VII. mos para Córdoba Capital resulta muy desigual, yen función del nivel actual de conocimientos podemos dlstmguir iglesias con advocación. corno la de Sdln Félix, ubiuda tradiciOnalmente deba¡o de la actual Iglesia de Siln Andrés; la de los Tres Coronas, en la actual tglesia de Siln Pedro. donde se descubre en el siglo XVI una CrIpta funeraria de los siglos VI-VII; Siln Acisclo. recientemente identifi~ por R. Hi· dalgo con la reutilización cristiana del Pa/atium Mdximi.1ni; Sdln VICente. en la Mezquita Catedral; y santa Catalina, en el Convento de Sdlnta CIa..... En los tres últimos casos, se trata de edificios ocupados en el SIglo VI Yde los únicos que conservamos restos alqUeOlóglCOS vlSltables in slW, con excepción de Sant¡ Cla..... en proceso de rehabilitaei6n. Otra estroCtura de libre ~ce!oO es una piscina, o posible baptistl!rio. integrada en el primer sótano de la Diputación Provincial. Conocemos otras basílicas con advocación, como las de San Ginés, San Zoilo y Santa Eulalia de Mérida. pero no es fácil fijar su situadón exacta en la CIudad. Además, la tradición local señala varias IglesIas Intramuros, una en las inmediaciones de 1,jS Tendillas y otra en la calle Buen Pastor. Finalmente. basados en el gran volumen de piezas arquitect61'11as halladas en contextos funerarios cordubenses, presupooemos la exisfencia de edifICios de culto cristiano en algunas otras zonas de la ciudad, como Huerta RipoU (Campo de la Verdad>. CortijO de Chinales (Ciudad Jardín), Avenida del Aeropuerto número 10, o Tablero Bajo, entre otras. Muchas de estas piezas se encuentran hoy día conservadas en edinciOs ploÍblicos, como el Convento de Capuchinas, el Asilo del Buen !'.tstor, el Museo de Bellas Artes (Plaza del Potro) y el Museo de San Vicente (.Mezquita-Catedral); en colecciones privadas, como la de Romero de Torres y la de Tienda; y en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba (MAECOL que alberga en sus fondos y en exposición (Sala VI) una importante y rica colección visigoda. 15R

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• • • LA CORDUS" ROMANA

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lWilia Y Museo de Su! Y'""lt. Muquibl últdra! U mezqurlil A1~ de ~ fue conslJ\IG sobre loo b.sI1~ cmb.1o..... de SoonVlCefft, ~le;~ por ~ edificio:¡ que i6lo «lO'IOCemos de Iomv lI"IVy p.vciJIl 01 JMno. de ~ rnI!rVeOl:ione ~ Así, ron motivo de loos aavaclCJne5 ~ m los .liños lO del siglo lO( en el p<ioo de ,lJxJ .a1·(Qhtrwn ~ »mue! de los $MICoIlocallzó un ~ y vWos muros que i~ COfT'O pilte de un ~ vrsrgodo y, de hecho, m uno de los dos únM;OS bocl!Ul5 .. INIlO alueb que nos ~ Iepdo Sot identJflU 4 ~nlil de un edirlcio b.isilial de ,11 menos ~ ""ves col~ y con ubecer.J triabsKbd,¡. Estos ~ fuen:Jn ¡nletpr~ como poll1e de ........ ~i1ia ~goda de 1.. 5egU1\~ m'~ Del SIglo VI. Por su pirlt, F~i)l HemSndez,. en W eJ(uvacione'l P<"~ Ioalinr el ,lm,l\;lr de Hislwn " inlefVino piln:iJ,lmente un edificio de pl¡Intil b.isihal, documenlilndo un.a lene de t5lrUCtUtas con la mIsma orient<tción que las del p<iIlO, loder'nis de otn) IlTlpOfUntl! conjunto con una onentación complet.I_ mente dl~te (NE-SO). FfliK Hemlindez COIl5ideró que estas últim;¡s no con· ""hin con ningún elemento c;¡¡r~fsIu;o de un ed,rlCio litúrgico, pilleocrisllaoo o yisigodo. Pedro Marllllu «lIllpir3 con LlIS documentadas en el Convento de San· liI el,rOl, e intl!fprela el COIllunto como edificio litúrgico del siglo v, remodelado el el VI Y ~ormado en ~ visigoda las estructuras del orarorio, construidas en sillería y opus villafum mixfum con ladrillos inscritos, conservan ITl()S3ÍCos y pavimentos de opus lirniffllm. En la actualidad no es visible ninguno de los,estos descritos, se conserv;¡n Integr;ldos en el subsuelo y son parcialmente accesibles, aunque de forma muy restringIda • Por el contrario, Sr pueden aprecia/se sin dificultad g,an cantidad de elemenlOS arquitectónicos reutilizados en los oralorios de Abd a/-Rahman I y Abd a/Rahman 11. Entre éstos hay que destacar un numeroso conjunto de cimacÍO'S y capiteles, que tOdavla hoy cumplen con la función arquitectónica para la que fueron labrados. Muchos de los restos paleocri$lianos y visigodos acumulados durante los años de intervención en el subsuelo de la MezquIta se exponen hoy al público en la zona suroeste del oratorlo de Abd a/-Rdhman 111, en el propio edificio, conformando lo que se ha dado en llama, Museo de San Vicente. En él se puede -.el" un interesantí. simo conjunto de pieus arqunectóniQs, entre las cuales destacan un fragmento del fret1te mayor de un sarcófago criul3no, fechado en el siglo IV, una plao-nicho con ve.-a y crilmÓn, una pos,ble p.la bautismal, un tenante o pie de allat una pIeza catalogada como posible mesa de altar y dos plac~ias, todo ello fechado el el ~glo VI.

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• • • • LA CORDUa,., ROMANA

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bs>1ica di, SanLl CaLllina Fue Ioalizadoo en 1995 por Pedro Marlil en el sola. del anliguo Convento de Santa Clara. Sltu.ado en la calle Rey Heredia núme<o 20, permaneciendo por el momento oculta a los ojos del públi<:o hasta que se complete la rehabilitación completa. del ed,ficio. los restos ~ penenecen a una iglesia con cabecera orienQda hacy el este, posiblemente tr.ms1Clada, de planta <eaangular con una CM grJe&1 irISO1ta. Conserva dos .mgniffCOS mos.a.icos del siglo VI: uno, SI~ en la úmara lateral izqulefda del sanctuMium con sinus0ide5 opuestas, Y con SÍ~ cnst<an05 en sos circulos centriole5 (ceas de panes, cr~~ gn¡na<U. aves y delfi. nesl. muy SimIlar al C<lOSefVado en la baSl1ia de SanVocente baJOel subsuelo de la Mezquitl; el otro, siNado el el uncrualium,. pteenU dos lados recungulares decof'Mbs con estrellas de seis puntas o husos tangentleS, Y un espacIO c;entr;lJ liso, el ~ a la mesa de altar La ig\etQ esti lechada en el51glo VI. Y su pbnca puede ~ a al¡uno5 qempIos del ~ de Iúria y ltIveN. Experimen(Ó Importanlle5 remodetadone5 en el '110 VII, que reorpnizarQtl la zon.a del altar, donde se ~ la zon.a de los anceIes y ie .moduce un ¡xu:o encañado. En el mrsmo edlrfC.io, en una de ~ coIUll1f1,a5 del patio de una afMf8WI mezie COI'lsefY.1I un capolel ~ de on:Jen cotifMio Y hojas lisas.

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de la Basilic:o. ck San... Co.taIina, ~n d eo....... 1O de Son... Oan, '"cÚ" la CIIIOI_i6n l'D1iud.. en 1995 por Pedro Mo.rliI, (Dibujo: J. M. IkrmDda.)


• • • • LA COROUBA ROMANA

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• • • • LACOROUBAROMA."lA

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u Cole«ión R<lI'Mro M TormI El origen de l.lI Colección Rometo de Torres se mnonlOl al último tercio del sIglo XIX. ligada a la faceta humamsta M su funodadc:w, Rafael Rometo Barros. quien progresiVilmente fue adquiriendo pleus me<!ianle cOlTlpf~ y donaciones de amigos. Es uno de los conjuntos patrimoniales m~s interesantes de la ciudad, intcgr.ado 00 sólo fJ'Of objetos de car~cter arqueológico, sioo tambiéfl fJ'Of una import~nte plnacotec~, que incluye además gr~bados, dibufos. fotografi~s, etc. l~ sección de a.queologia conSlituye un¡¡ parte fundamenul de la cl)/ecci6n: inici.. lmente ocupaba un ja.din interior de l.lI vivienda familia. (utiguo Hospital de 1... Caridad), y en la actu~Iidad estj depositada en los fondos del Museo de Bellas Artes de Córdoba. el clUl adminiSln su gell6n. Conforman el conlunto unas 160 piezas de todn las fpous, desde el Calcolfbco ha5la l.lI ipoa medieVilJ, desGcando una loba íbbiu alTWmarbndo a _ c.achono5. del Cerro de los Molimllos (8aeNJ y bbrada en caliu" que se ecpone en una de las salas del propio Museo de 8elbsArte. Ore ¡, etapa ~ (siglos VI.vlll d.CJ conserva neos c.aptfela ornamerodos,. ladrillos con ,nM:ripción. un pa<teluz de rNnnol decorado. espec;txuIares pbcas deconti'nS (enue ellas uN de mirmol bIilnco decorada en dos C1r.... con una composICión de círculos ~nleSJ y algunos epígra~ funer....os.

pnxmen.e

"O$i~

baptisterio de b Dipulxión de Cór~ lOCllliudo en el primer sóUno doo.I P.tbc;io de la ~, Soede...::twl de b [);puUción Provinci.Jol, a UI'IOI construeó6n hid,s",liao Cuyil pLint<o OIpOl<eCe dividilb en dos cuerpos independientes. El princ~1 presenu ~ lomw ~ngub, ~brpdl. c1e4,35 pot 3,25 my 1,55 de ~JI\l~ YCU\!f'IUl con dosesaJens btel'~~ en los Ims ~ qo.>t d;ln KetsO ~I eJNoCio inlerior. El otro, ~ a la zona centrill del cuerpo princip.lll, presentil una pLintl en lomw de arco per;l1t3do. totaJicbcI de la obno eJ de GpUf ~ticiUfl\,~ido en el ¡fUriot con un mortero de a.1 ImpemIe~il¡Ulnte (opus 5irnj~ y con ~ngulos rerNtados en medio bocel. Todas esln oracteristias son propias de \"5 obnos hidr;iulic.ls ro~J\ilS, i1Unque esus técnicas constructivas pervive<! en el mondo t.1rdol'rOlTlOlno

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y visigodo. Marcos Pous inte<pret6 ti conjunto como un posible baptisterio (o edificio dedicado al rilO del bautismo p<l( inmersión). En realidad, los únicos elementos con que contamos para ~.tl¡nr est¡l afirmación son ws lécnic.as constructivas y

la presencia de las dos escalerils enfrentadn en el c~ principal (ciraaerísti. propia de este tipo de td¡ficios). Pero la preenci.l del esp.1cio c;rt\llar no responde a ningún fTlOde.lo conocido de baptist"'fio En cualquier caso, abe la posibihdad de que se lrale de una obta I'(ltllaJ\il -ul vez de a.rkter ~I-, ~ al uso de bapllsteoo en el siglo VI. ~ w excl!lenle conseovxión y fk,l ~ceso.

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Este palacio ocupaba una gran manzana con una superficie aproximada de 2 8.000 m , delimitada por un camino y por una ancha calle, estando articulado por al menos tres grandes patios alrededor de los que se disponían grandes salones de recepción y otras dependencias. En el ángulo noroccidental del complejo se localizan varias habitaciones alredeOOde patios de reducidas dimensiones que parecen configurar un sector de carácter eminentemente privado, comunicados de modo directo con un baño. El extremo occidental del conjunto está ocupado por unos posibles almacenes y por un patio rectangular bordeado por pilares, de funcionalidad por el momento imprecisa. Al norte del palacio, y separado de él por un camino, se disp:xle un cementerio, en tanto que al este, sur y oeste se extiende el caserío de un arrabal. A apenas 200 m al sureste fueron excavadas una mezquita y una gran explanada (ésta podría corresponder a un zoco). jFM

ADDENDA la intensidad con la que se suceden ras investigaciones arqueológicas en nuestra ciudad conlleva, inevitablemente, que una Guía arqueológica nunca pueda considerarse concluida. Así, apenas cerrada la presente edición, dos importantes novedades vienen a complementar el repertorio de grandes edificios públicos y complejos monumentales del pasado romano e islámico de Córdoba. Además, en este caso, como prueba tangible de la nueva etapa en la coexistencia de la ciudad con su patrimooio arqueológico, así como de la decidida voluntad de los gobiernos local y regional por la conservactón de estos bienes para su uso y disfrute por parte de la sociedad, podemos felicitarnos por el proyecto de ConvertIrlOS en dos de los primeros parques arqueológicos con los que, en los próximos años, contará CÓ<doba.

5.

la primera de estas novedades está constituida por el anfiteatro romano, de cuya existencia teníamos constancia a través de documentación epigráfica; sobresale aquí un conjunto de inscripciones funerarias de gladiadores que conforman una de las series más completas de todo el Imperio. Desde el siglo XVI, la tradición historiográfica c(l(dobesa venía localizando el anfiteatro extramuros de la ciudad, en el antiguo Convento de San Pablo, inmediatamente al sur de la entrada de la via Augusta a Córdoba. Sin embargo, las excavaciones realizadas a comienzos de los años 90 El anfiuatro del siglo XX en la zona llevaron a tk Colonia Puridl., rechazar definitivamente esta ubicaciÓfl, construido nI Ipocll verificando en este punto el empla- jdio..d.ftudia al'lll=u/a, ~tuvo tll /ISO hasrn zamiento de un circo. fillAks tkl siglo /Ji Como alternativa, una bien funda- o los primn'tJJ mentada hipótesis de Ángel Ventura, aMJ tkl lv.


apoyada en determinadas particularidades del parcelario actual, había propuesto localizar el anfiteatro patriciense inmediatamente al sur del teatro y en eje con él, de acuerdo con un esquema también presente en Aosta o en Mérida. Sin embargo, la realidad manda y ha sido una vez más la arqueología de campo la que ha permitido verificar, de modo incontrovertible, la ubicación del anfiteatro de Colonia Patricia en los terrenos que ocupó la antigua Facultad de Veterinaria, extramuros y apenas a 200 m de la antigua Puerta de Gallegos, entre dos vías a lo largo de las cuales se desarrollaron importantes necrópolis. Aun cuando nuestro conocimiento del monumento es muy incompleto, y se encuentran en proceso de análisis y publicación los resultados de la primera campaña de excavaciones, contamos ya con algunas certezas. la primera es el tipo de anfiteatro con el que nos enfrentamos, encuadrable en la serie previa a la definición canónica que supondrá el Anfifeatrum Flavium o Coliseo de Roma. Este tipo, que tiene uno de sus me,ores ejemplos conservados en los anfiteatros de Pompeya y de Mérida, se caracteriza por su planta maciza, con grandes estructuras como apoyo conformadas por muros de sillería dispuestos radialmente respecto a los centros de la elipse, y que contienen rellenos constructivos sobre los que se superpone directamente el graderío. En el caso cordobés se ha documentado una sección completa del graderío desde el podium, o muro de delimitación de la arena, hasta la lírlea de fachada, así como un ambulacrum (corredor perimetral) y un vomitorium (corredor transversal). A esta sección obtenida en los terrenos ocupados por la antigua Facultad de Veterinaria se unen diversas estructuras excavadas en un solar situado en la esquina de la avenida de Medina Azahara con la calle Albéniz, lo que permite

calcular un eje mayor para nuestro anfiteatro de más de 178 m. Construido en época julio-claudia avanzada, el anfiteatro de Colonia Patricia estuvo en uso hasta finales del siglo 111 o los primeros años dcllV, momento a partir del cual conoce una fase de abandono y de expolio de diversos de sus sectores, si bien se documenta una readaptación de parte de sus estructuras durante la tardoantigüedad. En época islámica continuará el expolio del edificio, utilizado como cantera de materiales constructivos, si bien parte de su antigua traza se mantendrá fosilizada en las casas del arrabal que se le superpuso. la segunda gran novedad arqueológica producida en los últImos meses está representada por un gran edificio islámico que se está excavando en los terrenos conocidos como El Fontanar, a poco más de 1.000 m al suroeste de la Medina. En esta zona debió existir durante la Antigüedad Tardía un centro de culto cristiano, a juzgar por el material arquitectónico que aparece reutilizado en las construcciones islámicas. En un momento aún impreciso del siglo IX se configuró un gran edificio, presu~ miblemente de carácter residencial, que debió formar parte de una de las numerosas almunias que la aristocracia cordobesa poseía en las inmediaciones de la capital de al-Anda/us. Este auténtico palacio experimentó varias transformaciones durante los siglos IX Y X hasta su abandono y expolio a comienzos del XI. Situada junto al camino conocido como de Las Abejorreras, que partía de una puerta situada en el ángulo suroccidental de la Medina, esta gran propiedad se verfa afectada por el desarrollo urbano experimentado por Qurtuba en el siglo X, de modo que acabaría siendo parcelada y urbanizada subsistiendo únicamente la antigua zona residencial, ahora englobada en uno de los arrabales de la ciudad.

El «1ifiá~ uLimiro El FtmllUJiU

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