La adaptación mesotérmica permite a los tiburones vivir en diferentes tipos de hábitat.
evolución de los tiburones U
no de los tiburones gigantes más famosos es el megalodón, un depredador activo que pudo medir 18 metros de longitud y que se extinguió hace unos dos millones de años. Sin embargo, el tiburón ballena, que existe en nuestros días, también puede alcanzar dimensiones similares, sin ser un depredador de grandes presas, ya que es un filtrador que se alimenta exclusivamente de plancton. Un estudio internacional determina que el tamaño de estos animales está relacionado con su estrategia de alimentación, pero también con la capacidad de algunas especies de predadores de retener calor en los músculos relacionados con la natación, lo que se conoce como mesotermia. La adaptación mesotérmica permite a los tiburones que la desarrollan vivir en diferentes tipos de hábitat, incluyendo las aguas frías. Además, les permite cazar de forma eficaz presas de gran tamaño, ya que alcanzan mayor velocidad y cubren distancias más largas. Por su parte, la adaptación a dietas filtradoras permite comer el alimento más abundante del océano, el plancton. Sin embargo, son varias las dificultades que van aparejadas a la evolución tendente al gigantismo. Las especies mesotérmicas necesitan consumir grandes presas para mantener sus elevadas necesidades energéticas, por lo que, cuando esas especies son escasas, los tiburones gigantes mesotérmicos son más susceptibles de desaparecer. De hecho, la escasez de presas grandes en tiempos de cambio climático drástico fue la causa más probable de la extinción del megalodón. Existe la probabilidad de que se encuentren especies de la prehistoria en lo más hondo del oceano o congeladas en algun glaciar, listas para salir.
Tiburones Prehistóricos Existe la creencia generalizada de que los tiburones son fósiles vivientes y que, por lo tanto, su diseño corporal no ha cambiado significativamente en los últimos cientos de millones de años. Pero tal noción es totalmente errónea. Los tiburones prehistóricos desarrollaron muy distintas denticiones, tamaños, formas y ornamentaciones que rivalizan en originalidad. Los Stethacanthus, por ejemplo, lucían sobre su cabeza una masa muy parecida a un cepillo. Por su parte, los primitivos xenacántidos, que se asemejaban a las anguilas, contaban con una larga y distintiva púa.
SQUALO | ABRIL 2020
11