Pensar en el patrimonio histórico cultural de un país, región o ciudad, o en el capital heredado, es pensar en todo aquellos elementos materiales e inmateriales producidos por la sociedad, resultado de un proceso histórico en donde las ideas y el material se constituyen, en los factores que los identifican y lo diferencian. El concepto moderno de patrimonio cultural incluye no solo los monumentos, sitios, arquitectura colonial, etc., sino también aquel patrimonio simbólico cultural que se expresan como rituales, costumbres, hábitos, música, danzas, gastronomía, vestimenta, ceremonias, lenguas indígenas, artesanías, etc. Las ideas de La Modernidad del siglo XIX y XX, en su articulación con nuestra realidad, fue un impacto que desvalorizo nuestras tradiciones. Si pensamos en el Centro histórico; como la ciudad heredada que tenemos que proteger, conservar y dinamizar; como espacio de centralidad y ciudadanía; como aquel sitio público que articula los espacios de interacción y generadoras de intercambio urbano de todo tipo; como el principal polo de atracción de los intereses que denominamos urbanos. Podemos decir entonces, que esos monumentos viejos, partes viejas de la ciudad, pueden ser el corazón y el catalizador de las nuevas configuraciones espaciales de las ciudades (conservación e integración). Un modelo de centro urbano y de ciudad deseado. La conservación e integración de los centros históricos es, en el último tercio del siglo XX, un tema central del urbanismo, que no será sólo la recuperación de la ciudad del pasado sino también una profunda reflexión sobre el espacio público, y sobre lo que es calidad en urbanismo. Astengo uno de los principales promotores, en su plan regulador de la conservación para Asis, lo extiende al paisaje natural y agrario. Y son algunos de los ejemplos de Europa y América que dan cuenta de esto: Bolonia, como pionera e innovadora, en aplicar por primera vez en el Plan del Centro Histórico, el Análisis de las tipologías arquitectónicas y de morfología urbana. Análisis que ofrece una visión global de las ciudades en el tiempo, detectan los vestigios del pasado, dan cuenta de la memoria, y de las experiencias de los lugares a través de la arquitectura. Análisis que ha sido difundido ampliamente, imitado por numerosos planes como por ej. en nuestro país El Bilbao del Casco Viejo, como la primera gran acción urbana, arraigada en los conceptos de restauración y rehabilitación con la imagen del Guggenheim, surgiendo magistralmente en uno de los espacios más difíciles y deteriorados del corazón de la Ría, como una de las múltiples transformaciones que se dieron en Bilbao para la rehabilitación integral, en su soporte físico, económico y social. Dwontown en América: Como acción pionera en la recuperación de espacios degradados, como por ej., convertir el viejo puerto interior de Baltimore y sus muelles abandonados, en un centro vibrante. Una importante iniciativa de revitalización urbana, que se inicia también en Buenos Aires, o en nuestra ciudad de Rosario, donde han transformado sus espacios portuarios, recuperando un frente de agua durante mucho tiempo oculto por los tinglados portuarios, proyectando la apertura de la
ciudad mirando al río, con espacios al servicio de la sociedad y del ocio. O Filadelfia (la capital intelectual), con importantes iniciativas para la revitalización de su centro, relacionadas con la Educación Universitaria, con el mundo del arte. La Universidad de Pensilvania se transformó, en la empresa más importante para la ciudad y para la transformación de Filadelfia. A partir de 1960 se desarrolla en Europa una legislación de protección dirigida a los centros históricos, tomando conciencia a partir de aquí, de la profunda destrucción sufrida en la ciudad heredada. La conservación fue el primer momento apoyado en los conceptos de restauración, pero el primer gran esfuerzo fue la Ley 1962 francesa. La ley se centra en barrios y áreas específicamente calificadas como protegidas. A partir de aquí hubo una opinión generalizada en Europa, algunas organizaciones defendían los centros históricos y para otros dominaba la destrucción y el deterioro. Desde el principio, la acción de conservación, fue pensar más en viviendas para clases acomodadas y de tercerización, con comercios de lujo y oficinas en los espacios rehabilitados, transformando el centro en el barrio de los negocios y de las viviendas de lujo. Contrario a esto, Gustavo Giovannoni (1873-1947) preocupado por la dinámica transformadora del sistema urbano, introduce para la conservación del centro histórico una perspectiva urbanística general, donde articula la conservación en el plan regulador de escala local y territorial, en donde todas las partes de la ciudad existente, incluida la vieja ciudad, deben ser integradas. “Los centros antiguos, sus manzanas y barrios, deben desempeñar una función relevante, deben ser espacios de vida cotidiana, adecuadamente tratados, liberados de las actividades incompatibles con su forma, que se situarán en las nuevas áreas urbanas...”. Con el trabajo de Marcel Poëte donde trata de explicar la forma urbana, a partir de su desarrollo en el tiempo, es decir de su historia. Poëte interpreta la ciudad, en el método histórico y en la sustancia social de lo urbano. Un arte que encuentra a la ciudad como fuente de observación e inspiración, a lo que hoy denominamos “análisis urbano”. La forma de la ciudad comienza a ser el centro de la investigación y la historia como recurso para el análisis. Pero fue Saverio Muratori quien sentó las bases de lo que se ha denominado análisis tipo-morfológico (1959) y propone los conceptos de forma urbana, tipo edificatorio y crecimiento. La arquitectura cuenta así con un instrumento propio, para comprender la estructura de la ciudad en sus componentes estáticos y dinámicos. El caso concreto de Bolonia, en su Plan para la recuperación del centro histórico, fue definitivo y determinante, cuando el análisis urbano confluye considerando al “patrimonio edificado” en su conjunto, no solo un bien cultural, sino también un bien con valor económico y social, que no podía ser objeto de despilfarro. Campo Venuti habla de austeridad, como principio urbanístico, encontrando en el análisis tipológico, el apoyo a la vivienda para los centros históricos, que se ampliará hacia la periferia y al conjunto de la ciudad.
No se habla ya solo de Restauración sino que se introduce el concepto de Rehabilitación, directamente orientado a convertir la vieja ciudad y sus edificaciones en espacios habitables, vitales para el conjunto urbano. El municipio de Bolonia, encarga a la Universidad un estudio detallado sobre el centro histórico. El análisis se apoya en los materiales históricos, permitiendo una visión integrada y atractiva del importante conjunto histórico de Bolonia. En el Plan del centro histórico de Bolonia se propone eliminar falsos añadidos, degradación y reformas inadecuadas con el fin de sanear o restaurar las áreas urbanas históricas y de recuperar la estructura original, menos densa y más vinculada a la lógica de la vivienda. Y plantear una convivencia de lo nuevo con lo antiguo El tema del centro histórico no es un tema cerrado, sino que sigue exigiendo reflexión y creatividad, lo demuestra la propia reflexión de Campos Venuti “… El programa que gran parte de la restauración del tejido histórico fuera realizada por la Banca y la Universidad, que hoy ocupan calles enteras, ha representado un grave golpe al centro histórico y a la ciudad en su conjunto. Así se ha perdido progresivamente en muchas zonas del centro histórico la característica residencial, que constituye el elemento verdaderamente indispensable de la protección real...” Movimientos sociales urbanos establecen una alianza entre cultura y política urbana. Potencial pronto reconocido, difundido e imitado. Con fondos públicos que eran destinados a construir viviendas públicas en la periferia, se activa el plan para el centro histórico de Bolonia, destinado a rehabilitar edificios y manzanas enteras, explicado mediante el método tipológico y axonometría. La Carta del Restauro de 1972, es el punto de partida del plan de conservación del centro histórico, dirigida a detectar los valores urbanísticos, ambientales, tipológicos, constructivos, etc. Se trata de un método de trabajo que en la actualidad se considera imprescindible para la rehabilitación de nuestros centros históricos. En la recualificación del centro le sigue la recualificación de la ciudad en su conjunto, incluida la periferia. En 1970 Campos bajo su dirección, se aprueba un nuevo plan regulador, que abarca: plan de parques; revisión de la movilidad urbana; creación de un nuevo centro direccional externo ligado a un recinto ferial. Allí donde encontramos continuidad en la acción de conservación para la revitalización de los centros históricos europeos y una puesta en valor creativa, podemos hablar de éxito urbano. La política urbana que dominó durante mucho tiempo en Estados Unidos fue la de convertir el centro urbano en un dowtown especializado en oficinas, con lógicas de destrucción de los centros urbanos preexistentes. Con una lógica mercantilista y de imagen de ciudad del capital. Pero algunas acciones pioneras de conservación, comenzaron a plantear no sólo la conservación de determinados edificios, sino la oportunidad de introducir en los dowtown mezcla de usos, fomentando el comercio, los restaurantes, etc. El debate siguiente comenzó a exigir una revolución del
peatón, derivando en una crítica a la invasión irracional del automóvil y de las autopistas en la ciudad. Pero la acción verdaderamente pionera, es la que se inicia en Estados Unidos con la más notable recuperación de los waterfronts (puertos), desarrollada en la introducción, es uno de los temas centrales en la historia reciente de revitalización urbana. En el renacimiento de los centros de las ciudades americanas, es evidente también, que el factor medioambiental, ha jugado un papel fundamental. Ha surgido un análisis muy crítico del modelo urbano basado en el automóvil, y una percepción de los desequilibrios entre las áreas centrales de la ciudad, los primeros anillos marginales y los suburbios ricos. Encontramos también, que el argumento del centro urbano se traslada también a la periferia en sus formas, gracias a la tendencia de recreación espacial típica del urbanismo norteamericano. Por lo tanto, los conceptos más innovadores de centros comerciales, desarrollan una reproducción de los espacios urbanos tradicionales, de sus espacios públicos, sustituyendo el comercial cerrado, por un sistema abierto de calles y plazas. Lo novedoso, es que los suburbios, lugar clásico de residencia de baja densidad, se están convirtiendo también en el principal lugar de asentamiento del empleo. La vuelta al centro exige acciones complejas, ya que no se trata de atraer residentes, si no de regenerar espacios abandonados por la gente, incluyendo aquellos que son generadores de empleo y de un uso óptimo de la ciudad. En el caso de Filadelfia, la transformación del centro urbano, ha contado con una experiencia exitosa mediante la colaboración del sector privado. El declive económico, genero un deterioro urbano en amplias zonas de la ciudad y particularmente en el dowtown. La recuperación económica de Filadelfia, vino asociada con dos componentes esenciales: las universidades y la biotecnología. La Universidad de Pensilvania se transformó, en la empresa más importante para la ciudad y para la transformación de Filadelfia. También ha sido importante, la proximidad del centro urbano con algunos de los principales campus universitario, como así también a las ciudades de WashingtonBoston y especialmente a Nueva York; los lugares históricos de Filadelfia como emblemáticos para la historia de Estados Unidos; y el sistema ferroviario de conexión del centro de Filadelfia con su región metropolitana. En este contexto en 1990, se produce un hito en la estrategia de rehabilitación del centro de Filadelfia, con la creación de una Asociación de propietarios del centro de la ciudad. Teniendo como objetivo garantizar el empleo y la competitividad, ofreciendo con fondos propios, financiación para las empresas de servicios y para nuevos residentes, desarrollando programas de mejora para las edificaciones históricas y para atraer nuevos residentes y nuevas actividades tanto culturales como servicios, hoteles, comercio, restaurantes, etc. La decisión de instalar un importantísimos centro de convenciones, fue clave por su impacto en la creación de una oferta hotelera de primer nivel. Para la revitalización de ciertos espacios urbanos del centro de Filadelfia, se ha impulsado el arte en todas sus facetas; creación de dos avenidas perpendiculares, AV. del Arte y Av. de la
tecnología. Como así también, el impulso que proviene de la sociedad civil, de voluntarios con el apoyo de algunas la fundaciones mas importantes de Filadelfia, deciden intervenir sobre los espacios más deteriorados física y socialmente del norte de la ciudad (vecinos con problemas de droga, delincuencia y marginación social) un trabajo minucioso y a pequeña escala de voluntarios comprometidos con la mejor de su ciudad. En la ciudad convive lo viejo y lo nuevo. La búsqueda de la reutilización de espacios abandonados, la conservación de edificaciones del pasado, de viejas fábricas o de tinglados portuarios, permitió modificar objetivos e identificar nuevos caminos de consenso, logrando pensar lo urbano hacia adentro. En cuanto a las políticas de conservación del centro histórico, es importante avanzar en materia de ordenanzas de protección. Una visión estratégica que definan Planes Especiales es un camino que permitirá avances importantes. Aquellas experiencias de rehabilitación integral, desarrolladas mediante la gestión de órganos públicos específicos y estables, son órganos que disponen de una amplia capacidad operativa, contando con importante soporte técnico, liderados por representantes de todos los organismos involucrados en el Consejo, han tenido un importante éxito, ya que facilitaron la participación de distintos niveles de administración y coordinación de inversiones públicas en el ámbito del Centro Histórico. La complejidad de lo urbano exige referencias más amplias y múltiples que la pura forma arquitectónica, la recuperación integral de los cascos supone la búsqueda de un equilibrio entre el soporte físico, la base económica y la realidad social. En la valoración de los centros históricos se ha pasado de considerar prioritariamente singularidades arquitectónicas a dar entrada a dimensiones de naturaleza histórica, cultural, económica, social y simbólica. Se trata de realidades humanas vivas y dinámicas que tienen funciones y significado específicos en el marco de la estructura actual de la ciudad. En base a lo leído, podemos decir que la recuperación de los centros históricos de las ciudades mencionadas, son una referencia para el urbanismo, en el resto del mundo. Como conclusión y reflexión final, podemos decir que los centros históricos, deberán tender a asegurar: la permanencia del uso residencial y la radicación de actividades (culturales, artísticas, deportivas, recreativas, tradicionales) que garanticen un uso continuo en distintos momentos del día; la protección del patrimonio arquitectónicourbanístico que se encuentran en su interior; el mejoramiento de las condiciones que presentan el espacio público (particularmente en los sitios de mayor concentración de la actividad comercial y, especialmente en aquellos sectores de circulación peatonal); y el logro de una adecuada calidad ambiental mediante la intervención en los espacios públicos y la regulación de la edificación. Se debe proceder a una rehabilitación total de un territorio, y aún más, es indispensable para el éxito del plan la concertación con el conjunto de la ciudad.