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ANÁLISIS D E LA FUNCIONALIDAD
from MESOPOTAMIA
by Joel Mamani
análisisdelafuncionalidad
El zigurat está formado por 3, 5 o 7 plataformas quedando en la parte de arriba el templo, escalera principal, escaleras secundarias y templete central.
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Del templo partía la
llegaban todos los autoridad, productos y
a de
él la explotación económica, para luego redistribuirse al centro urbano. El dios era el verdadero señor de la ciudad, y el jefe del clero era solamente su representante, reinando con este título sobre todos los habitantes de la ciudad. La mayoría de los historiadores sostienen que el zigurat era concebido como una especie de puente entre el cielo y la tierra, un punto físico por el cual los mesopotámicos creían que se manifestaban las voluntades de los dioses.
Su estructura piramidal pudo haber evocado a la montaña primordial, que formaba parte de los mitos de la creación sumeria. Estas torres servían para que los dioses bajasen a la tierra, de ahí su forma de escalera. G. Áspero, lleva a cabo la interpretación de este tipo de estructuras piramidales más osada ya que, según su criterio, se trata "representaciones en miniatura del Universo" .
Simetríaoasimetría
La planta de estos templos solía ser cuadrada, con lados de unos 60 0 70 metros y ángulos orientados hacia los cuatro puntos cardinales; la altura era de 15 a 20 metros aproximadamente. En la actualidad aun se conservan alrededor de 3 docenas de estos grandiosas templos. Organización espacial (Lineal, Centralizada, Radial, Red, etc) El zigurat se encontraban en todos los templos en el centro de las ciudades, y cada uno de ellos se orientaba a 45º grados de los ejes cardinales, se desconocen sus razones. Por lo regular sus pisos eran pintados de colores, los de debajo de rojos los de arriba de azul se deducen dos teorías al respecto la primera es que efectivamente ellos creían que la torre era el enlace de el cielo y la tierra, por esto los pisos pintados de rojo simulaban la tierra mientras que los pintados de azul simulaban el cielo. Por otro lado se cree que se pintaron de estos colores, porque trataban de representar el universo. 43
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E l l e g a d o d e l a a r q u i t e c t u r a m e s o p o t á m i c a e n l a e s p i r a l d e l a r e p r o d u c c i ó n d e i m á g e n e s
Desde los bocetos de Le Corbusier para un monumental museo-zigurat en Ginebra (Mundaneum, 1929) hasta los planes urbanísticos de ciudades como Nueva York en los años veinte, las formas mesopotámicas han calado en la cultura visual y arquitectónica occidental moderna. En el marco de la exposición Sumeria y el paradigma moderno, la arqueóloga e investigadora Maria Gabriella Micale indaga cómo la arquitectura del siglo XX se nutre de los dibujos de los pioneros de la arqueología, reinterpretando y recomponiendo la arquitectura del Próximo Oriente antiguo en el diseño de edificios modernos. La exploración arqueológica del Próximo Oriente antiguo se inició a principios del siglo XIX en la región correspondiente al actual Irak. Antes de esas misiones llevadas a cabo por los pioneros de la arqueología del Próximo Oriente por encargo de los museos europeos, no constaban grandes yacimientos arquitectónicos de las antiguas Asiria y Babilonia. De hecho, su historia se conocía solo parcialmente, y dicho conocimiento provenía de textos bíblicos o clásicos, es decir, de Heródoto, cuyas famosas descripciones a menudo servían de fuente de inspiración para las imágenes fantásticas de las célebres ciudades perdidas de Mesopotamia creadas por artistas europeos mucho antes de que fuesen descubiertas. Así pues, en teoría, los descubrimientos materiales de la antigua Mesopotamia deberían haber permitido superar la distancia entre imaginación y realidad, por lo menos en lo que concierne a la cultura arquitectónica de esos artistas. Sin embargo, si indagamos la cuestión más detenidamente, veremos que no se ha cumplido esta expectativa lógica, ya que a partir de las investigaciones arqueológicas no se reconstruyó la imagen de la arquitectura del Oriente Próximo antiguo, ni siquiera en publicaciones teóricamente científicas. 44
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Los bocetos de Le Corbusier para el Mundaneum de Ginebra (1929) expuestos en Sumeria y el paradigma moderno son un ejemplo típico del uso de las formas mesopotámicas en la cultura visual y arquitectónica occidental moderna. Asimismo, existen otros proyectos más o menos contemporáneos (y más o menos famosos) que ponen de manifiesto el grado de difusión de las formas mesopotámicas del templo-torre/zigurat en el diseño de los edificios modernos, independientemente del movimiento artístico al que perteneciesen sus autores (Fig. 4). De hecho, resulta difícil detectar la premisa de la que partían las distintas opciones de estas manifestaciones volumétricas formales. Hugh Ferriss escribe sobre los planes urbanísticos de aquellos años en los Estados Unidos: «El edificio se eleva verticalmente sobre las líneas de su parcela conforme a las normativas urbanísticas […]. A partir de aquí se inclina hacia adentro en determinados ángulos […]. Una torre se eleva, según lo permitido, a una altura ilimitada, siempre y cuando su superficie no sea superior a la cuarta parte de la propiedad […]. La masa así delineada no es el diseño de un arquitecto, sino simplemente una forma derivada de las disposiciones legales». Y sigue: «El antiguo zigurat asirio es una magnífica plasmación de la limitación legal moderna de Nueva York: ¿acaso no podemos imaginarnos por un momento una sucesión de zigurats modernos con restaurantes y teatros en sus alturas?» (de The Metropolis of Tomorrow, 1929: p. 74, 99). No parece que exista una correspondencia explícita entre la antigua función religiosa de un zigurat y los edificios monumentales modernos que evocan las torres antiguas (el proyecto de una iglesia en memoria de los soldados realizado por Dominikus Böhm, Göttingen, 1923, es una excepción en el contexto de una arquitectura religiosa dominada por los modelos clásicos). Por otro lado, puede observarse una clara referencia a la cultura mesopotámica en algunos proyectos monumentales de la Turquía moderna, de las décadas de 1930 y 1940, que podrían interpretarse como un reconocimiento al modernismo . Si bien no puede afirmarse que hubiese una tradición mesopotámica, la referencia al zigurat puede estar ligada a la idea de una relación racial/lingüística entre los turcos y los antiguos sumerios sostenida por algunos intelectuales en los años veinte. En estos ejemplos, la arquitectura entra en la esfera pública y crea vínculos visuales que buscan el reconocimiento público de los elementos formales y los significados de Mesopotamia, independientemente de que estos vínculos se basen o no en lazos culturales de peso.
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Así pues, ¿fue la materialidad fragmentaria de
la arquitectura mesopotámica sacada a la luz por la arqueología el origen de los proyectos en forma de torre realizados tanto en Europa como en Turquía? ¿O bien esos edificios se inspiraron en los dibujos arqueológicos publicados en la literatura científica para explicar y sostener las diferentes hipótesis de reconstrucción? En ambos casos la imagen se percibe y se utiliza como si fuera la realidad, mientras que las formas arquitectónicas que esta imagen transmite tienen el poder de encarnar significados diferentes en contextos diferentes.
La mayoría de los dibujos de Robert Koldewey parecen sugerir su aceptación tácita de los principios del racionalismo arquitectónico, mientras que Walter Andrae, discípulo de Cornelius Gurlitt en la Universidad de Dresde, parece estar influenciado por los principios del Jugendstil alemán y las perspectivas compositivas en boga con el renacimiento gótico en los años veinte. Las reconstrucciones arquitectónicas de la arquitectura del Oriente Próximo antiguo y de los entornos urbanos estuvieron fuertemente influenciadas por proyectos que aparentemente eran muy conocidos en el momento en que se llevaron a cabo dichas reconstrucciones. Encontramos ejemplos de ello en la reconstrucción en perspectiva de la ciudadela de Khorsabad (c. 1938), que recuerda el National Mall and Memorial Parks de Washington, concebido por la Comisión McMillan (1901), o en el Proyecto de una ciudad de tres millones de habitantes de Le Corbusier (1922). Asimismo, otra reconstrucción arqueológica mucho más reciente inspirada en un edificio moderno puede ser el dibujo en perspectiva del Templo de Salomón de Theodor Busink (1970), cuyo modelo probablemente fue el famoso edificio de oficinas Larkin diseñado por Frank Lloyd Wright (1906). Curiosamente, los interiores del edificio de Wright parecen haber inspirado también los interiores de la sinagoga de Plauen diseñada por Fritz Landauer, destruida durante la Noche de los cristales rotos (Kristallnacht) (9-10 de noviembre de 1938). Sin embargo, este paralelismo tan solo nos indica que el famoso edificio de Wright sirvió de modelo para una gran variedad de diseños modernos, así como para reconstrucciones modernas de edificios antiguos, pese a ser una forma desconectada de su significado y función. 46
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Como conclusión, podemos afirmar que, a diferencia del arte figurativo, que establece una relación directa entre artistas antiguos y modernos, la arquitectura mesopotámica antigua solo se hace presente en el mundo moderno a través de la mediación de la recomposición e interpretación de sus fragmentos por parte de arqueólogos y arquitectos. Pero se trata de una mediación bidireccional, ya que los conceptos modernos de espacio y volumen tienen un profundo impacto en el modo en que el arqueólogo interpreta y comunica la arquitectura antigua. Esta relación dual entre lo antiguo y lo moderno es precisamente la clave para entender la creación de un repertorio de imágenes prêt-à-porter de la arquitectura del Próximo Oriente antiguo —imágenes cada vez más alejadas de sus contextos artísticos, culturales y arqueológicos— que tienen el poder de «orientalizar» la arquitectura según sea necesario, tanto en Oriente como en Occidente.