JOHAN GARRIDO
LAS CARAS DE LOS DESLEÍDOS
La obra “Las caras de los desleídos” es una muestra sobre el paisaje que pretende cuestionar la mirada hacia lo pétreo y el volcán Altar. Como a la vez, abordar el paisaje en los medios.
2021
Diego Almeida mirando el Obispo. © 2020 Johan Garrido
Fue un 25 de octubre de 2020 que me encontraba asimilando expresiones de un gigante pétreo. Él tiene varias cumbres. Su cráter que alguna vez explotó, terminó acarreando profundos valles. Posee una laguna la cual, tiene de característica peculiar la picardía de presentarse a los ojos del humano, en verde o amarilla, todo depende del clima y la hora. Es en aquel lugar, donde se activan diferentes interrogantes que me motivan a indagar y seguir mi camino en la fotografía. ¿Qué tan cómodo y en confianza estoy para hacer fotografía? ¿Soy capaz de retratar al Tayta Capac Urco? ¿Cómo puedo capturar su esencia? ¿Qué presentará mi fotografía, acaso el reflejo del volcán? O más bien, ¿Cuánta de mi fotografía durante la excursión es mí reflejo y a la vez, ésta es proyectada en pareidolias de un gigante volcán?
Con un área de 86,42 [Km2] El Altar tiene en su pico más alto (Obispo) la altura de 5018 metros sobre el nivel del mar. Tiene una morfología fuertemente afectada por la erosión glaciar con profundos valles en U y depósitos de morrena¹. Tiene en su historia² de actividad 4 deslizamientos gigantes con avalanchas de escombros que se depositaron en la cuenca de Ambato³.
1 Morrena: Montón de piedras, arena, barro y otros materiales que erosiona, transporta y acumula un glaciar. RAE, 2021. 2 El tiempo histórico es desde el año 1532. Instituto Geofísico - EPN. 2021. 3 Instituto Geofísico – EPN, Red de observatorios vulcanológicos (ROVIG), 2021, en https://www.igepn.edu.ec/red-de-observatorios-vulcanologicos-rovig.
Es en el trayecto hacia el campamento que visualizar, fotografiar, e imaginar me permiten encontrar preguntas más que respuestas. Y en el vaivén de pensamientos construyo un diálogo desde mi ser y mi percepción del espacio, desde el yo hombre con el Tayta Capac Urco (titán en esta Pacha de Titanes) y, desde quien camina imaginando una leyenda del Capacurco/Altar.
Imagino dos cañones en guerra, que lanzaban sus balas, granadas y bombas entre ellos, y uno termina perdiendo, el más destrozado. El Altar. O de mismo modo invento un espectáculo. Fue este titán que como último movimiento hizo una gran explosión, tan potente que provocó enormes lahares⁴, muchas cantidades de magma, avalanchas y un espectáculo pirotécnico de rocas volcánicas que impresionó a una dama fugaz, la cual acepto que el valeroso titán esté cerca de ella, aunque como consecuencia aquella táctica le haya costado quedar herido y con preciosas huellas de por vida.
4 Los lahares son mezclas de agua con una alta concentración de sedimentos y escombros de rocas volcánicas los cuales se desplazan pendiente abajo en los volcanes, influenciados por la gravedad. IGEPN, https://www.igepn.edu.ec/publicaciones-para-la-comunidad/comunidad-espanol/19 897-triptico-lahares-2017 Las tres caras del Obispo. © 2020 Johan Garrido
Algunas escuelas de la psicología consideran que las representaciones mentales que se crean en nuestra consciencia son la suma de piezas de imagen, sonido, tacto y memoria. De este modo, el conjunto de estos paquetes de información que van llegando desde los sentidos se sumarían en nuestro cerebro y de esa superposición de unidades aparecería lo que experimentamos. Lo mismo queda manifestado claramente cuando vemos esas ilusiones ópticas en las que aparecen dos o más imágenes superpuestas, pero no somos capaces de ver más de una a la vez: la globalidad de la figura parece apoderarse de nuestros sentidos. Ley de la similitud: los elementos parecidos son percibidos como si tuvieran la misma forma, (Torres, 2021).
La facilidad visual por los rostros provoca que la expedición al volcán sea un encuentro pareidólico. El entorno rocoso y nevado influía en mi percepción de un ente que se forma por un fenómeno como es el deshielo. Caras y rostros que por el Capacurco me hablan. Encuentro expresiones de quien ha sido derrotado, del triste. O otros rostros y sus ojos miran con venganza a quién les robó un amor. O quizás, caras que se mezclan con otras caras. Las de los desleídos, de quien sabe que no hay vuelta atrás, pues su destino es desvanecerse con la caída. Allí está una laguna que reúne al frío derretido e inscribe en este la capacidad del reflejo. Yo miro con distancia y respeto una historia.
Reales las caras de los desleídos. © 2020 Johan Garrido
Las caras de los desleídos. © 2020 Johan Garrido
Fenómenos de la ausencia B&N. © 2020 Johan Garrido
Ojos cerrados. © 2020 Johan Garrido
Noche de foto y estrellas en el Altar. © 2020 Johan Garrido
Diagonal cara de los desleídos.© 2020 Johan Garrido
Un poco de mito y volcán. Entre los volcanes siempre hay leyendas, y al pisar el valle entre el famoso Altar pienso en aquella leyenda del Altar y el Chimborazo, que pelearon por el amor de la Mama Tungurahua. Quizás no exista dicho conflicto, y es solo imaginación por ver la cercanía de esos gigantes volcanes. Lo curioso es que en el Ecuador mantenemos una relación con esos mitos, esa visión del volcán como un ente, un Tayta, o de mismo modo una Mama. Son frutos de movimientos y desarrollos tectónicos de miles de años atrás. Aun así, en la actualidad retumban y sacuden la cabeza con su imponencia a quienes como en mi caso pisan su territorio. Pues, con respeto y admiración te encuentras frente a ellos. Así son los Taytas del Ecuador, volcanes que con sus formas y colores seducen a las Mamas. Aunque hay veces que sucede lo contrario, son ellas quienes seducen con sus nevados y cumbres a los de cráteres peligrosos de un apuesto Titán. El Altar devela que explotó tanto que terminó por destrozar todo uno de sus lados, y aun así quedó con heridas que devienen lagunas. A lo mejor en su accionar observó que generaría mayor atractivo que solo nieve. Y es que varias fotografías existen de sus lagunas, como son las de Jorge Anhalzer, que sobrevolando el lugar registra algunas de ellas, como: Quindecocha, Mandur, Negropagcha. Me atrevo a decir que valieron sus erupciones, ya que ha logrado atraer las miradas. Y en mi caso, fui seducido a caminar en busca de otro panorama. Para preguntarme sobre mi visión, mi fotografía hacia lo pétreo.
Correspondiente trance.© 2020 Johan Garrido
Correspondiente trance.© 2020 Johan Garrido
© 2020 Johan Garrido
© 2020 Johan Garrido
© 2020 Johan Garrido
Calavera © 2020 Johan Garrido
Lo que era © 2020 Johan Garrido
The Punisher © 2020 Johan Garrido
Cuevas de gigante © 2020 Johan Garrido
Frío destello © 2020 Johan Garrido
© 2020 Johan Garrido
Lo que no se une © 2020 Johan Garrido
© 2020 Alex Ponce
Johan Sebastián Garrido Rivera. Nací un 27 de enero de 1995, en la ciudad de Ibarra. Soy el segundo hijo de Rómulo Francisco Javier Garrido Almeida y Blanca Teresa Rivera Yépez, artesanos de la parroquia de San Antonio de Ibarra. Desde pequeño mostré aficiones por el arte, los colores y la adrenalina. En mi desarrollo siempre conté con la presencia del taller de mi tayta y mama de escultura y pintura, lo que me dio una oportunidad de experimentar con materiales e ideas. Sin embargo, mi mayor experimentación fue con la fotografía, gracias a las cámaras que mi padre compró en sus participaciones en ferias artesanales. Las primeras cámaras compactas no superaban los 3 megapíxeles, pero para mí, era suficiente para capturar momentos en imágenes, de cumpleaños, fiestas, paseos, competencias y más. En el año 2014 compro mi Nikon D3200, con la cual mi pasión toma rumbo, permitiéndome ser fotógrafo de la banda de rock “DEAD FATE”, trabajo que lo pude repetir en el 2015 en su gira por Ecuador y principalmente en su participación del festival “ORIÓN FEST”. En el 2016, decidí realizar una exposición conjunta a la que logré invitar a 16 colegas y montamos “Me gusta, tomaré la foto”, tuvo cinco días de duración durante el feriado de carnaval en San Antonio de Ibarra.
Desde julio de 2016 hasta mayo 2017 formé parte de Fábrica Medios, lugar donde aprendí del campo laboral en los medios digitales; como, edición de video, cobertura de eventos, producción de programas, media manager, fotografía, control de cámaras y más. En el 2018 hice mi primera exposición individual “Pacha de Titanes”. En 2019 participé de la residencia artística “Arte para no olvidar” en Ibarra. En 2020, la obra “Traducción de la Violencia” realizada en conjunto con Michelle Suasnavas es publicada en el Catálogo Volumen 1 de Preliminar, una publicación digital del Instituto Latinoamericano de Investigación en Artes (ILIA)y, en el campo fotográfico la exposición “La Otra Puerta” en Guayaquil. Con la pandemia de la Covid-19, el cambio académico a lo virtual dio como resultado una exposición virtual conjunta. Con todas las colegas de la materia “Fotografía intermedia” y el profesor José Andrade producimos “PISO 66”. Soy un apasionado por la fotografía de paisaje, sin embargo, lo que más me gusta de la fotografía es la posibilidad de conocer la confianza, desde la otra persona, el espacio y la propia. Gusto del color y la forma, la mucha o poca abundancia de elementos, transitar el tiempo junto a más cuerpos y en soledad.
Taller de Poéticas Visuales I Octubre 2020-Febrero 2021 Profesor: Marco A. Alvarado L. Universidad de las Artes.