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Los hitos taurinos de Curro Romero comenzaron en la plaza de La Pañoleta, donde se vistió de luces por primera vez en agosto de 1954

Romero debutó en La Pañoleta

ANTESALA TAURINA DE SEVILLA

ENTRE LOS ASPIRANTES A LA GLORIA

La placita de toros de La Pañoleta, luminosa y pequeña, sin callejón, fue testigo de los balbuceos taurinos de Curro Romero. En ella toreó de salón, como becerrista y se presentó de novillero sin picadores el 22 de agosto de 1954, vistiendo su primer traje de luces. Esta placita fue la antesala taurina de Sevilla durante los años treinta a sesenta.

Aquí vemos el paseíllo de aspirantes a la gloria de la Tauromaquia en la plaza de La Pañoleta, repleta de aficionados y familiares. Fue un festival infantil organizado por la “futura” Peña Taurina Curro Romero, de Camas, celebrado en 1949. El círculo blanco señala al futuro maestro, el Faraón de Camas, entre el grupo de torerillos.

Nicolás Salas Periodista y escritor a

■ Antonio Reyes Don Criterio [Treinta años de crítica taurina en ‘El Liberal’ de Sevilla, 1932], recuerda la fecha del 25 de diciembre de 1926 como inaugural de la plaza de toros de La Pañoleta, con una novillada en la que torearon mano a mano los diestros Enrique Torres El Niño del Seguridad y Félix Rodríguez El Exquisito, que mataron dos reses del hierro de los herederos de Anastasio Moreno Santamaría. Por su parte, los hermanos Juan José y Francisco Antequera Luengo [Toros en Camas, 1982], ofrecen el historial de la preciosa placita de La Pañoleta, que fue construida en 1926 por encargo del popular empresario camero Alfredo Amores Domingo, y derribada en 1968 para construir la actual autopista Sevilla-Huelva, a su paso por el barrio de La Pañoleta. Una de las escasas fotografías que se conservan de la plaza, y que nosotros reproducimos, fue realizada por Reche, fotógrafo camero. La plaza nació con vocación de escuela taurina y fue escenario de numerosas becerradas, novilladas sin picadores, festivales e incluso corridas picadas. Tenía capacidad para unos tres mil espectadores. El 22 de agosto de 1954 debutó el Faraón, Curro Romero, que vistió su primer traje de luces en La Pañoleta. Los festejos en La Pañoleta, antesala de la Sevilla taurina, fueron seguidos por numerosos aficionados ansiosos de ver a las jóvenes promesas. Esta placita de toros tiene para nosotros especial significado personal. Desde mediados los años cuarenta hasta 1952, fuimos residentes en La Pañoleta y tuvimos en la citada plaza nuestro lugar de encuentro varios adolescentes con deseos de ser toreros. Por entonces el rejoneador Pepe Anastasio tenía allí sus caballos y lugar de entrenamiento, razón por la que nosotros participábamos en el toreo de salón y

ENCLAVE DE LA PAÑOLETA

Este plano dibujado por Francisco de Jesús Pareja sitúa la plaza de toros de La Pañoleta en el lugar que estuvo en la citada barriada de Camas (1926-1968).

DE CORTO Y DE LUCES, EL EMPAQUE CURRISTA

Poco antes de ser derribada la plaza en 1968, Curro Romero toreó como único espada un festival benéfico que abarrotó el pequeño coso camero, vinculado a los primeros tiempos taurinos del maestro. Curro siempre ha estado dispuesto a torear por motivos benéficos.

DESDE LA PAÑOLETA A LA ALGABA, SIEMPRE EL MISMO ESTILO

Infantes captó con su cámara este natural ayudado de Curro Romero a uno de los cuatro novillos que lidió en el festival benéfico de La Pañoleta. Puede verse el tendido lleno de aficionados y el diseño de la plaza, sin callejón, con burladeros exentos.

MAÑANA LUNES EN

empujando el carro, así como dándole algunos capotazos a las becerras que de vez en cuando llegaban a la plaza. Varios toreros de postín de la época iban también a entrenarse, como Pepín Martín Vázquez, y banderilleros. En este ambiente taurino coincidimos con Antonio Cobo, El Pío, Manolo Ponce, Miguel Mije, todos de La Pañoleta y Camas, y otros chavales que venían de Triana. Pero sobre todo, coincidimos con Curro Romero, con el que todos teníamos la atención de dejarle la vez cuando llegaba con su “bicicleta de carreras”, de paso hacia la Cooperativa Farmacéutica de Sevilla o de regreso hacia la botica de Camas, ya cargado de medicinas... Es decir, él daba sus capotazos en la placita de La Pañoleta ganándole tiempo a sus viajes de trabajo en bicicleta. Luego, una becerra de doña María Luisa Domínguez y Pérez de Vargas, en Caño Navarro, acabó con nuestra afición, mientras Curro Romero siguió su camino hacia la fama, y otros jóvenes del grupo también debutaron en la Real Maestranza. De manera que, como bien recuerdan los fundadores de la Peña Curro Romero de Camas, fundada en 1956, demostrando una fe absoluta en el futuro del entonces becerrista, el Faraón nació en Camas y se hizo torero en la placita de La Pañoleta, algo que Curro nunca olvidó, como tampoco a sus amigos de entonces.

FERIA EN LA REPÚBLICA

TABLADA DESDE EL AIRE Y CON RÍO

Paseo de caballistas en el real de la Feria durante la II República.

La transformación de lo que hoy en día es Tablada y Los Remedios, con la desviación del río.

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Los hermanos Borbón y Orleans fueron asiduos en las fiestas camperas de la familia Sánchez-Dalp, en la finca Monte San Miguel de Aracena

La familia Borbón y Orleans Nicolás Salas Periodista y escritor a

■ La fotografía de curioso contenido está tomada en la pequeña placita de tienta de la finca Monte San Miguel, en Aracena, mediados los años veinte, propiedad de los marqueses de Aracena, Javier Sánchez-Dalp y Calonge y Ana Marañón y Lavín. El caserío de la finca fue proyectado y edificado por Aníbal González y Alvarez-Ossorio. Esta imagen y otras pertenecen al archivo familiar de los SánchezDalp, y están incluidas en nuestra cuarta serie televisiva "Sevilla ayer y hoy", aún sin estrenar, dedicada a la casa palacio que tuvo en la plaza del Duque Miguel Sánchez-Dalp y Calonge, y a su biografía, sin duda excepcional como prócer local, empresario agrario, escultor, urbanista y arquitecto aficionado, y presidente del Ateneo, donde en 1913 promovió el renacimiento del "Ideal Andaluz". El improvisado burladero estaba cubierto con la heráldica del marquesado. Y detrás aparecen, de izquierda a derecha, las infantas Luisa de Orleans y Orleans, segunda esposa del infante Carlos de Borbón y Borbón, e Isabel Alfonsa de Borbón, hija de su primer matrimonio con la Princesa de Asturias. En penumbra pueden verse a los marqueses de Aracena y otra señora más al fondo, no identificada, que bien pudiera ser Angeles Marañón y Lavín. A la derecha de la fotografía aparece la "cuadrilla" vestida con chaquetillas cortas blancas, y la forman, también de izquierda a derecha, Manuel y Javier Sánchez-Dalp y Marañón, el infante Carlos de Borbón y Orleans, y Miguel SánchezDalp y Marañón.

Imágenes insólitas De pie detrás del burro está la infanta Dolores. Y sobre el burro, las infantas María de las Mercedes, con trenzas, y Esperanza de Borbón y Orleans. Una imagen insólita y entrañable de la familia del infante Carlos de Borbón y Borbón, que en aquel tiempo [1922-1930] era Capitán General de Andalucía. Antes lo había sido de Cataluña. Era general de Brigada del cuerpo de Estado Mayor. Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans, que en la fotografía podría contar con catorce o quince años de edad, contrajo matrimonio con Don Juan de Borbón y Battenberg, conde de Barcelona, en Roma el día 12 de octubre de 1935. La madre del Rey Don Juan Carlos I había nacido en Madrid el 23 de diciembre de 1910, y siempre se consideró sevillana adoptiva. Fue Hermana Mayor Honoraria de la Hermandad de la Macarena. La condesa de Barcelona, ya viuda desde 1993, falleció a los ochenta y nueve años de edad en Lanzarote (Canarias), el 2 de enero de 2000, siendo enterrada en el panteón Real del Monasterio de El Escorial, el día 5 siguiente. Era hija del se-

INFANTA CON ARTE Y VALOR

EL HIJO MALOGRADO EN LA GUERRA

La primera hija del infante Carlos de Borbón y Borbón, Isabel Alfonsa, nacida de su primer matrimonio con la Princesa de Asturias, aparece en esta fotografía toreando con estilo e indiscutible valor una becerra del hierro del marqués de Aracena. Siempre demostró gran afición por la fiesta taurina.

El infante Carlos aparece toreando una becerra en la placita de la finca Monte San Miguel. Detrás del burladero, presenciaron la "faena" sus hermanas Dolores, Esperanza, María de las Mercedes e Isabel Alfonsa. Murió en el frente de Monte-Cónico (Guipúzcoa) el día 27 de septiembre de 1936, con 28 años.

gundo matrimonio de Carlos de Borbón y Borbón, príncipe de las Dos Sicilias e infante de España, con Luisa de Orleans y Orleans, infanta de España. Su primer matrimonio fue con María de las Mercedes de Borbón, hermana del Rey Alfonso XIII, fallecida prematuramente. De su primer matrimonio nació la infanta Isabel Alfonsa. (Sobre los recuerdos sevillanos de la condesa de Barcelona, puede consultarse: "Diario de Sevilla", 5 de enero de 2000, página 5, artículo del historiador Joaquín González Moreno). , Los lectores que deseen colaborar en esta página con fotografías antiguas, pueden dirigirse por correo electrónico a nicolas@salas.net o al teléfono 607 665441

UNA INSTITUCIÓN SEVILLANA

MECENAS DE LA ARQUITECTURA

José Sebastián y Bandarán, sacerdote, capellán de Reyes de la Catedral de Sevilla, fue una persona muy vinculada de por vida a la familia Borbón y Orleans, y aparece, jovencísimo, en varias fotografías hechas en la finca Monte de San Miguel junto a los marqueses de Aracena y las hijas del infante Carlos de Borbón y Borbón. Bandarán estuvo además muy bien relacionado con las Hermandades y Cofradías, y con la Real Academia de Buenas Letras.

Javier SánchezDalp y Calonge, como su hermano Miguel, y sus respectivas esposas, las hermanas Ana y Angeles Marañón y Lavín, fueron monárquicos fervientes y admiradores de los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, y mantuvieron vinculaciones entrañables con la familia real, en bastantes ocasiones visitantes de la finca serrana Monte San Miguel. Javier Sánchez-Dalp y Calonge fue amigo íntimo del arquitecto Aníbal González y Álvarez-Ossorio.

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UNA RIADA TREMENDA

Una de las grandes riadas de Sevilla fue la de 1947. Adquirió tal intensidad que raro fue el sector urbano que no se vio afectado. Desde la Alameda, pasando por María Auxiliadora, el centro y Heliópolis, hasta la calle Oriente.

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Cuando Pepe Luis Vázquez se adornó con un sombrero de ala ancha que le tiró el conde de Prado Castellano una tarde triunfal de 1943

Estampa en la Real Maestranza Nicolás Salas Periodista y escritor a

■ La fotografía que ilustra nuestro comentario, guardada como oro en paño en el archivo familiar de José Luis Vázquez Garcés, y de la que poseemos una copia cariñosamente dedicada, es un testimonio único de torería según Sevilla, recuerdo de una tarde grande de toros en la Maestranza, también única en los anales maestrantes, un día de Corpus Christi. El cartel de la Real Maestranza para la corrida del día 24 de junio de 1943, anunciaba a los diestros Pepe Luis Vázquez, Rafael Ortega Gallito y Juan Mari Pérez-Tabernero, con reses de Alipio Pérez de San Fernando. El crítico e historiador taurino Filiberto Mira recuerda la corrida, y escribe: “La festividad del Corpus, coincide este año con el día de San Juan. Fecha memorable para Sevilla, y para Pepe Luis Vázquez, la del 24 de junio de 1943. Recordemos que el mágico del barrio de San Bernardo, nacido en la torera feligresía de Costillares, Cúchares y El Tato, había tomado la alternativa el 15 de agosto de 1940, y en el San Miguel de ese año logró su primer éxito como matador de toros en la Maestranza. En 1941 se desmelena –sin despeinarse– con un toro de Miura al que le corta las dos orejas. He pretendido expresar con esa frase de desmelenarse sin despeinarse, que Pepe Luis toreaba siempre –aun en sus tardes deslucidas– con una naturalidad sorprendente y sin el más mínimo forzamiento. Su valor sin alharacas y su gracia pletórica de espontaneidad”.

Inolvidable corrida de Corpus [...] “Tras aquel éxito con el de Miura y aunque había estado muy inspirado el 18 de julio de 1942, no le acompañó el triunfo en sus otras actuaciones en la Maestranza en los años 41, 42 y 43. Pepe Luis no poseyó la virtud de la constancia y sabía que le era conveniente dar –cuanto antes– un muy sonoro do de pecho. Lo dio plenamente el 24 de junio de 1943, con un muy noble toro del ganadero salmantino de San Fernando”. [...] “Pepe Luis, esa tarde y al son de las campanas de la Giralda, le brindó una histórica faena a Joaquín Pareja-Obregón, conde de Prado Castellano. Fue una faena que contuvo todo ese legado de glorias toreras (Belmonte, Chicuelo, José el Gallo, Manolo Bienvenida) que se resumían en el arte –sabio e inspiradísimo– de Pepe Luis. Un legado que además, tradición renovada, lo redactó con su propia y personalísima caligrafía, en la que no había ni enmiendas ni tachaduras”. [...] “Pepe Luis era fecundo por su peculiar imaginación. Curioso que sin ser creador de suertes nuevas (no existe la pepeluisina), sus faenas inspiradas, cuando la nobleza de un toro le permitía confiarse, eran diferentes las unas de las otras. Más curioso aún el hecho de que Pepe Luis no se salía de su propia órbita, pero poseía el don de prodigar en múltiples formas, el duende de su natural –connatural– torería”. “Enorme error el de los que sostienen la

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Fortalecer y agrandar el busto femenino El volumen y fortaleza de los pechos femeninos fue tema recurrente en la publicidad de finales del siglo XIX y primeros lustros del XX. Las ofertas eran pintorescas, pueriles, increíbles, pero su constante presencia en los semanarios acreditaba que causaban efectos positivos entre las lectoras. Las cuatro figuras que reproducimos del semanario Mundo Gráfico [27 junio 1914], ilustran un anuncio titulado: “Cómo he conseguido aumentar mi busto 15 centímetros en 30 días, después de haber empleado píldoras, masajes, ventosas y otros procedimientos-reclamo, sin

obtener el menor resultado”. A continuación seguía una serie de testimonios de mujeres que aseguraban que con el tratamiento Venus Carnis habían logrado, efectivamente, que su busto pasara de ser casi raso, como en la primera figura, a alcanzar el enorme volumen del último dibujo. Milagroso. La empresa estaba localizada en París. El sistema Venus Carnis no constituía la única oferta, ni mucho menos, para fortalecer y agrandar el busto femenino. Durante la época antes indicada, proliferaron los productos milagrosos nacionales y extranjeros.

tesis de que el estilo de los diestros tachados de sevillanistas es frívolo o superfluo. Inmensa la hondura, aunque no muy prodigada, del arte de Pepe Luis. Un torero lleno de gracia y sin un gramo de grasioso. ¡Honda, viril, inspiradísima, su faena –premiada con dos orejas– del 24 de junio de 1943!” Y remata Filiberto Mira su crónica apasionada con el tema de nuestra fotografía, diciendo: “Voló desde el tendido un alancha a la arena. Todo un símbolo de que Sevilla se puso a los pies –absorta de admiración– del de San Bernardo. Agarró Pepe Luis el sombrero y se lo colocó al toro en una de sus astas. Nunca se había visto ni se volvió a ver, un adorno más rotundamente torero”. Y ahora es Joaquín Pareja-Obregón y García, conde de Prado Castellano, quien recuerda el acontecimiento en una carta al director de ABC [3 septiembre 1987], afirmando: “Yo tuve la satisfacción de que Pepe Luis Vázquez me brindara un toro en Sevilla un día del Corpus Christi y le cortara las dos orejas. Y existe una fotografía de ese día cuando Pepe Luis le cuelga al toro un sombrero en un pitón, en un desplante del arte que él derrochaba. Ese sombrero era el mío y que en la gran faena se lo tiré al ruedo”. Volvamos a ver la fotografía, para recrearnos en la estampa torera. , Los lectores que deseen colaborar en esta página con fotografías antiguas, pueden dirigirse por correo electrónico a nicolas@salas.net o al teléfono 607 665441


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Las lavanderas formaron oficio e iban a las casas particulares y a los hoteles y restaurantes, como las planchadoras de ropa

Lavanderas de los corrales Nicolás Salas Periodista y escritor a

■ Las lavanderas y las planchadoras de ropa fueron legiones en la Sevilla de la primera mitad del siglo XX, y su participación decisiva en las tareas domésticas y hosteleras se pierde en la noche de los tiempos. Pero nunca tuvieron el protagonismo sociolaboral de otros oficios con predominio femenino, como las “obreras tabaqueras” –las populares cigarreras–, las cerilleras o fosforeras, las gorreras, las sombrereras, las aceituneras, las cadeneteras, las “obreras de la aguja” –modistas de talleres y de confección– las corchotaponeras, las pirotécnicas... Estas mujeres obreras sí participaron activamente en los conflictos sociolaborales, sobre todo durante los años del “trienio bolchevique” [1917-1920] y la II República [1931-1936], y más aún en la “Primavera Trágica” de 1936. Las mujeres eran temibles cuando se manifestaban por la calle Sierpes, rompiendo escaparates y vitrinas de cristales a pedradas. Y las cerilleras se hicieron populares gritando: “¡Abajo los mecheros!”.

CORRAL DEL CONDE, ESTAMPA DE POSTAL

Éste es uno de los lavaderos colectivos que tenía el Corral del Conde, el más grande de la ciudad. La imagen de las mujeres lavando ropa fue motivo de numerosas postales, junto con las perspectivas de los espaciosos patios del citado corral. La estampa recupera la memoria de los años veinte: mujeres con pañuelos en la cabeza, niña con cántaro de agua, cesto de mimbre para acarrear la ropa, tendedero...

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Tuvieron fama las del Coliseo La base residencial de estas mujeres eran los corrales de vecinos, con carácter muy diseminado, pues sólo dos corrales fueron conocidos como sede generalizada de lavanderas y planchadoras. Uno fue el corral del Coliseo, junto al mercado de la Encarnación, que tuvo fama de excelentes profesionales, y el otro el corral del Trompero. Pero en realidad casi todos los corrales tenían su grupo de lavanderas y planchadoras. Las lavanderas y planchadoras, generalmente coincidiendo ambas funciones en la misma persona, salvo cuando contaban edad avanzada o sufrían enfermedades, que entonces no atendían las labores de planchado, tenían trabajo fijo determinados días de la semana en las casas particulares que las contrataban, o bien iban a los hoteles y fondas para atender la demanda de ropa de estos establecimientos, y a los restaurantes. Mientras que en los primeros casos el trabajo se realizaba en la misma casa particular, las ropas de los hoteles y restaurantes casi siempre la llevaban a su propio domicilio y luego la devolvían lavada y planchada. Era curioso ver por las calles a estas mujeres con grandes cestas de mimbres sobre la cabeza, cargadas de ropa sucia, o también con grandes bateas con la ropa lista para ser entregada. Felipe Hauser, Luis Montoto y Manuel Chaves Nogales, por citar a los más acreditados observadores críticos de la vida habitual en los corrales de vecinos, dejaron constancia del protagonismo de las lavanderas y planchadoras en la ciudad de finales del siglo XIX y primeras décadas del XX. El trabajo de estas mujeres era agotador, con jornadas de diez y doce horas en las casas particulares, con derecho a desayuno, almuerzo y merienda. Pero resultaba más penoso el trabajo de las planchadoras, que utilizaban grandes y

pesadas planchas de carbón, es decir, con la carga de carbón encendido dentro de la misma plancha, más las planchas convencionales calentadas en los fogones. Por entonces las planchadoras también almidonaban cuellos y puños. Más recientemente, el profesor Francisco Morales Padrón aportó el conocimiento de las realidades de los corrales de vecinos sevillanos durante la segunda mitad de nuestra centuria, con la colaboración de un nutrido equipo de colaboradores. Este estudio, junto a las fotografías de Justo Palau, ofrece la máxima referencia actualizada de este tipo de viviendas colectivas. Las máquinas de lavar industriales fueron eliminando las lavanderas que atendían a los hoteles, fondas y restaurantes, y las lavadoras normales sustituyeron en las casas particulares esta mano de obra. La estampa de la mujer enfrentada al refregador nos sitúa en un tiempo que, aunque esté muy cercano, es contemporáneo del trabajo de sirga. Una actividad que, por cierto, la ejercieron los areneros del Guadalquivir hasta los primeros años cincuenta. De este asunto nos ocuparemos en esta página.

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...Y EL BAÑO DE CINC PARA CALENTAR EL AGUA

En los corrales más pequeños predominaban los lebrillos individuales, que se situaban fijos o eventuales en diversos lugares del patio. En esta ocasión, el lebrillo está en el suelo, en pose para el fotógrafo, distanciada de la naturalidad de la imagen del Corral del Conde. Pero no faltan detalles, como el baño de cinc de la derecha, que se utilizaba para calentar el agua al sol, y para la higiene corporal de los vecinos. A BASE DE PUÑOS Y PULMONES

La estampa espontánea nos muestra a una risueña mujer lavando en un lebrillo, refregando a base de puños y pulmones, más jabón verde. Este trabajo agotador, durísimo, se mantuvo hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, porque las primeras generaciones de lavadoras eléctricas eran un lujo prohibido para la clase obrera. Las faenas de lavado y planchado de ropa fueron siempre consustanciales de la mujer, pues los hombres de la casa jamás aceptaron utilizar el refregador... Hasta que se impusieron las lavadoras industriales.

Los aparatos de radio de lámparas comenzaron a popularizarse en los primeros años treinta, conviviendo con los sencillos artilugios de galena. Unión Radio Sevilla EAJ-5 ganaba adeptos entre los sevillanos con sus programas musicales y el comercio de electricidad ofertaba “radios” con anuncios tan curiosos como el que reproducimos. Merece la pena leer el texto publicitario tan expresivo del talante de una época.


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Al menos desde 1769, existe constancia pública de la normal adscripción trianera de la actual zona de Los Remedios

Los Remedios es Triana texto, de Gasán. Se trata de un azulejo que existe desde el año 1769 en la actual plaza de Cuba, en la fachada del convento de Nuestra Señora de Los Remedios, edificio felizmente recuperado para sede del Museo del Carruaje por iniciativa el presidente de los empresarios andaluces, Rafael Álvarez Colunga. Este azulejo fue mandado colocar por el Asistente Pablo de Olavide por Real Cédula de 13 de agosto de 1769, terminando así con la anarquía urbana que imperó hasta entonces. Con la citada Real Cédula se dividió la ciudad en cinco cuarteles, con ocho barrios cada uno –cuarenta en total– y trescientas veinte manzanas. La documentación puede consultarse en la obra básica del profesor Francisco Aguilar Piñal, La Sevilla de Olavide, que obtuvo el Premio Ciudad de Sevilla en 1965. Aunque desconocida por la mayoría de los sevillanos, la placa sigue en su sitio para dejar bien claro que Los Remedios es Triana, y que el arrabal no termina en lo que podríamos llamar Casco Histórico del barrio sevillano. Más aún, existe una fotografía fechada en 1889, hecha por Hubert de Vaffier, que demuestra que el caserío de la calle Betis llegaba hasta la misma puerta del convento de Nuestra Señora de Los Remedios, también llamado de San José, y que procedente de la Fototeca Hispalense del doctor Miguel Angel Yáñez Polo se reproduce en Sevilla recuperada, coleccionable de Diario de Sevilla, página 149.

Nicolás Salas Periodista y escritor a

■ Cuando se trasladó el recinto de la Feria de Abril en 1973 desde el Prado de San Sebastián a Los Remedios, en el primer cartel del ferial –una preciosa fotografía de Luis Arenas–, se especificó que Los Remedios estaba localizado en Triana. Entonces no faltaron las opiniones contrarias, rechazando que Los Remedios perteneciera geográficamente a Triana, y defendiendo la idea de que el arrabal terminaba en las calles Betis y Pagés del Corro... Sin embargo, la decisión de añadir el nombre de Triana al cartel de la primera celebración en terrenos de Los Remedios, fue tomada por el alcalde Juan Fernández y Rodríguez García del Busto después de conocer los informes del capitular José Jesús García Díaz, delegado de Fiestas Mayores, que confirmaron la pertenencia geográfica de la zona de Los Remedios al antiguo arrabal trianero, y de estimar ambas personas que el nombre de Triana añadía al traslado del recinto valores históricos reconocidos más allá de las fronteras sevillanas. Luego, con los años, han abundado las opiniones contrarias a la vinculación de Los Remedios con Triana. Incluso alguna parte de los residentes en el nuevo barrio establecido en la orilla derecha del Guadalquivir, rechazan su vinculación geográfica con Triana. Pero resulta que debe considerarse territorio del antiguo arrabal toda la margen derecha del río, desde los límites municipales de Camas y Santiponce por el norte, hasta la Punta del Verde por el sur. Por el este limita con el cauce histórico del río, y por el oeste con los límites municipales inmediatos a la Vega de Triana, los de Camas, Tomares, San Juan de Aznalfarache... Ya en los años cuarenta, cuando comenzó a construirse la factoría de Astilleros Españoles, se propuso darles el nombre de Astilleros de Triana, como homenaje al barrio marinero y a los carpinteros de ribera que ejercieron su profesión en las zonas de los puertos de las Mulas y de las Muelas, pero la idea fue rechazada por el Ministerio de Obras Públicas por presiones de la empresa matriz. (Las raíces gráficas de esta industria naval trianera han sido recogidas en el coleccionable Sevilla recuperada de Diario de Sevilla, página 93). En los años setenta volvió a plantearse la territorialidad trianera con motivo de la construcción de la Corta de la Cartuja, y el sutil rechazo administrativo centralista a Triana, por desconocimiento de la historia, y la desidia sevillana, mano a mano, culminó en el invento antinatura de llamar Isla de la Cartuja al recinto de la Exposición Universal de 1992. Ahora mismo, geográficamente, todo el territorio trianero desde la Punta del Verde a San Jerónimo, sería una isla y no sólo la zona de la Cartuja, con un istmo formado por la lengua de tierra que corta el cauce del Guadalquivir en San Jerónimo. Pero existe un testimonio histórico inapelable, aunque no el único, que vincula la zona de Los Remedios al arrabal trianero. Lo pueden ver en la fotografía que ilustra este

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Efectos de la censura... La publicidad de espectáculos fue objetivo preferido para los censores de Prensa, durante el tiempo del nacional-catolicismo. Pero no sólo eran los encargados oficiales de velar por las buenas costumbres quienes ejercían de “salvadores de almas”, y también algunos periódicos se consideraban obligados a vestir decorosamente a las vedettes que aparecían en sus páginas. Esto sucedía en la Sevilla de finales de los años sesenta. Abajo, anuncio de Padilla Crespo, en 1939, para recuperar el mercado perdido durante los conflictivos años de la II República en Sevilla.


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Hasta 1957 estuvo en la calle Luis Montoto la última fuente pública que tuvo la ciudad, siempre enfrentada a la falta de agua potable

Una fuente que hizo historia Nicolás Salas Periodista y escritor a

■ La única fotografía que existe de los últimos tiempos de la fuente de la Huerta del Pilar fue hecha por el historiador Joaquín González Moreno en octubre de 1957. Esta fuente pública estaba cerca de la clínica de Santa Isabel, mediada la calle Luis Montoto, en la acera de los pares, frente a la casa número 96, y abastecía a gran parte de los residentes en las zonas de La Calzada y Huerta del Rey, que no tuvieron agua potable en sus domicilios hasta bien entrado el siglo XX. La fuente pertenecía a la antigua Huerta del Pilar, y fue la última en ser derribada. González Moreno no sólo captó los últimos días de la fuente, y su posterior derribo, sino que, siendo sensible a los detalles costumbristas, esperó la oportunidad para recoger en la instantánea el momento en que algunos cabreros llevaban a sus rebaños a beber a la fuente, lo que sucedía tanto a la salida matinal hacia el cercano campo como al regreso de pastar al final de la tarde. Como puede apreciarse en la fotografía actual, todavía existe el edificio regionalista que estaba detrás de la fuente y del que, gracias al profesor Alberto Villar Movellán, podemos conocer su historia y características. Fue construido por el arquitecto Antonio Arévalo Martínez [Sevilla, 1871-1948] en 1912, para subcentral de la Compañía Catalana de Gas y Electricidad. Su trazado era idéntico al de otros edificios construidos también en 1912, para la citada Compañía y mismo uso, en las calles Recaredo, Carmen, Miraflores, San Luis, González Cuadrado, Pagés del Corro, Arte de la Seda y Santander, la mayoría de ellos desaparecidos. Este edificio presenta fachada de ladrillo en limpio, con tres grandes ventanas con ajimez y todos los huecos coronados por arcos de medio punto. Aunque clasificado como regionalista, puede “adscribirse a cualquier corriente del tipo arquitectura nacional o ecléctica, como neomudéjar, neoclasicista, neogótico, neorrenacimiento, neobarroco, al margen del tratamiento regionalista de estas modalidades”. Julio Domínguez Arjona, un estudioso apasionado de temas sevillanos, y vecino de la calle Luis Montoto desde su infancia, nos dice que las cabras que aparecen en la foto no pertenecían a cabreros profesionales de la zona, sino a don Luis Alpresa, cura párroco de San Benito, hombre singular, que tenía su pequeña piara y por las mañanas y tardes mandaba al monaguillo a pastorearlas por el Campo los Mártires y después a abrevar en el Pilar. Las cabras se encerraban en un patio trasero anexo al templo parroquial. Domínguez Arjona añade que El Pilar “ha vuelto a la vida” en el belén de la hermandad de San Benito con cabras y todo, regalo de Luis Arjona, hasta hace poco hermano mayor de San Benito y tío de nuestro comunicante. La destrucción de El Pilar de la calle Oriente –como era conocido popularmente por el vecindario–,coincidióconunasobrasderemodelación del acerado y alcantarillado, asfaltado, etcétera, de la calle Luis Montoto, una de las

LAS CABRAS DEL CURA DE SAN BENITO

La fotografía de la fuente de la calle Luis Montoto, con las cabras del cura de San Benito bebiendo en el pilón, fue hecha en octubre de 1957 por el historiador Joaquín González Moreno. Éste es el único testimonio gráfico conocido de la que fue última fuente pública de la ciudad. Otro enamorado de Sevilla, Julio Domínguez Arjona, nos confirmó la propiedad de las cabras.

FINAL DE LA FUENTE Y DE UNA ÉPOCA

También Joaquín González Moreno, en noviembre de 1957, levantó acta gráfica de la destrucción de la fuente. El edificio regionalista del fondo nos ayuda a identificar el lugar ocupado por el pilón, en la acera derecha de la calle Luis Montoto, cerca de la clínica de Santa Isabel. El citado edificio regionalista fue realizado en 1912 por el arquitecto Antonio Arévalo Martínez, para la Compañía Catalana de Gas y Electricidad.

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El ‘casquete’ ideal para el peinado La belleza masculina también aparecía en los anuncios de las primeras décadas del siglo XX, pero limitada al cuidado del cabello. Brillantinas y colonias, y gorros para dormir eran las ofertas más frecuentes. Los dibujos que reproducimos pertenecen a un anuncio publicado en los semanarios Blanco y Negro y Nuevo Mundo [26 noviembre 1922], con el siguiente texto: “Casquete Ideal para el peinado. Sujeta el pelo más rebelde. Se emplea en las peluquerías de moda, y es indispensable para el tocador del hombre chic. Precio: 5 pesetas2.

principales vías de acceso a la ciudad por el Este. Para los viajeros de los tranvías de la popular línea de la Calzada, que hacían el recorrido desde la plaza de la Constitución (San Francisco) hasta la Cruz del Campo, la fuente de la Huerta del Pilar constituía un motivo de atracción costumbrista, no sólo por las cabras que se arremolinaban junto al pilón para beber, sino por los grupos de mujeres jóvenes que iban por agua con sus cántaros, garrafas y cubos, y eran objeto de piropos y bromas. Algo parecido sucedía con los viajeros de las líneas tranviarias de Triana y los pueblos cercanos del alfoz, cuando al pasar por el puente de Isabel II abucheaban a los mirones que se agolpaban en las barandas del puente para ver trabajar a los areneros. Joaquín González Moreno dio a conocer sus fotografías del tiempo final de la última fuente pública, en un artículo publicado en el diario ABC el día 2 de noviembre de 1957. Tiene editadas varias decenas de libros, el último titulado La Sevilla del conde de Aponte, donde recupera el costumbrismo sevillano del tercio final del siglo XIX. En ABC comenzó a publicar en 1954 y cerró el ciclo en 1985, sumando más de mil artículos. Cuando Sevilla entró en el siglo XX, el abastecimiento de agua potable constituía unos de los problemas más graves de la ciudad, poblada por unas ciento cincuenta mil personas. Existían dos sistemas, el de arcas generales y el de fuentes. Las arcas eran públicas y privadas, recibían el agua de los manantiales de Santa Lucía en Alcalá de Guadaira a través de los Caños de Carmona, y la distribuían por los barrios de manera incompleta. Las fuentes públicas, en número de ochenta y cuatro, estaban situadas en lugares estratégicos de la ciudad, como las plazas principales. En la entonces calle Oriente había tres fuentes a lo largo de su recorrido. Hasta los primeros años del último tercio del siglo XIX, también funcionó el abastecimiento de agua procedente de las Fuentes del Arzobispo. Luego estaban los quioscos o puestecillos de agua, en las principales zonas urbanas, y los aguadores callejeros. Puede afirmarse que hasta los años cincuenta no comenzaron las actuaciones decisivas para resolver el abastecimiento de agua, actualmente garantizado por Emasesa, después de superar durante más de un cuarto de siglo numerosas crisis financieras y administrativas. Losprincipalesserviciospúblicosdelaciudad estaban en poder de empresas privadas en régimen de concesiones, algunas extranjeras al cien por cien y otras participadas. El abastecimiento de agua potable y de riego estaba concedido a la empresa inglesa The Seville Water Works Cº Ltd; el alumbrado de gas, a la Compañía Catalana de Gas; los tranvías eléctricos, a la empresa también inglesa The Seville Tranways Cº Ltd; el alumbrado, a la Compañía Sevillana de Electricidad, y el alcantarillado, a la Compañía Sevillana de Saneamiento y Urbanización. Los sevillanos siempre llamaron a The Seville Water Works sencillamente “el agua de los ingleses”. , Los lectores que deseen colaborar en esta página con fotografías antiguas, pueden dirigirse por correo electrónico a nicolas@salas.net o al teléfono 607 665441


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En 1927, tres estudiantes de los Luises iniciaron la Salve y la ofrenda de flores de la víspera del 8 de diciembre en la plaza del Triunfo

Monumento de la Inmaculada Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El monumento en honor de la Inmaculada Concepción que se alza en la plaza del Triunfo tiene su origen en una propuesta del Ayuntamiento de 1882. Luego, en 1900, fue relanzada la idea por el “arzobispo de los pobres”, hoy beato Marcelo Spínola y Maestre [San Fernando, Cádiz, 1835-Sevilla, 1906]. La inauguración y bendición correspondió al cardenal arzobispo Enrique Almaraz y Santos [1847-1922], el 8 de diciembre de 1918. La escultura es de Lorenzo Coullaut Valera [18761932], y el proyecto del basamento, del arquitecto José Espiau y Muñoz [1884-1938], de forma poligonal, con columnas jónicas neoclásicas, sobre una grada octogonal. En los cuatro frentes del monumento están representados Juan de Pineda, Murillo, Martínez Montañés y Miguel Cid, todos vinculados al dogma de la Inmaculada Concepción. Las cartelas de las gradas incluyen también referencias al citado dogma. En diversas obras publicadas, Fausto Sánchez Blázquez y Teresa Lafita informan de sus aspectos artísticos; Eduardo Ybarra Hidalgo, de los históricos, y nosotros de la costumbre de rendir homenaje a la Inmaculada la víspera de su festividad. En efecto, después de los años republicanos y de guerra, se reanudó la costumbre iniciada en 1927 por un grupo de jóvenes alumnos de los Luises de visitar la plaza del Triunfo durante la media noche del día 7 de diciembre, víspera de la fiesta religiosa de la Inmaculada Concepción, para cantar la Salve y ofrecer flores ante la imagen del monumento. Durante los años republicanos, esta costumbre sufrió los avatares de la persecución religiosa, e incluso el monumento y la imagen sufrieron desperfectos en leves atentados, y en el Ayuntamiento hubo una propuesta para derribarlo. Después del verano de 1936, como reacción contraria a los años de persecución religiosa, fue el propio Cabildo municipal el que intentó darle carácter oficial al acto mariano de la plaza del Triunfo, pero fracasó al restarle el sentido íntimo y exclusivamente espiritual con que había sido concebido por sus creadores, los tres jóvenes estudiantes Juan Manuel Rodríguez Jurado, Guillermo Perea Guardeño y Leandro Díaz de Urmeneta, como bien recordó en 1991 el sacerdote Federico María Pérez-Estudillo, combatiendo, además, la desnaturalización del acto mariano durante los últimos lustros. Problema que sigue vigente. Cuenta Eduardo Ybarra Hidalgo que la plaza del Triunfo pareció el lugar más adecuado para levantar el monumento de la Inmaculada Concepción, exigido para conmemorar el III Centenario del Voto y Juramento Concepcionista que realizaron en 1617, conjuntamente los Cabildos Catedral y Municipal. Fue el entonces joven sacerdote José Sebastián y Bandarán el primero que hizo pública la noticia, y el día 2 de Febrero de 1917 se dirigió un manifiesto a los católicos sevillanos, suscrito por los miembros de un comité ejecutivo formado por Ramón Ybarra

HICIERON REALIDAD EL MONUMENTO

Dos años después de ser inaugurado y bendecido el monumento de la Inmaculada Concepción por el cardenal arzobispo Enrique Almaraz y Santos, el 8 de diciembre de 1918, la Junta organizadora y sus colaboradores posaron en 1920 para el fotógrafo Augusto Pérez Romero. En la primera fila, de derecha a izquierda, están José Sebastián y Bandarán -el tercero- y Ramón Ybarra González -el quinto-, ambos principales promotores del monumento mariano.

A LA SOMBRA DE LA GIRALDA

La fotografía corresponde a una postal de los años veinte, rara avis, porque el monumento de la Inmaculada no se había prodigado como motivo gráfico turístico. Durante la II República sufrió atentados e incluso fue propuesta su demolición. La idea de rendir homenaje a la Inmaculada con monumento público fue expuesta en el Ayuntamiento en 1882, y retomada por el arzobispo Spínola en 1900, hasta hacerse realidad en 1918 gracias a un nutrido grupo de católicos sevillanos.

González como presidente, y del que eran vicepresidente Manuel Rojas Marcos, tesorero José Díaz Molero, secretario José M. LópezCepero Muru y vicesecretario José Sebastián y Bandarán. Las obras se iniciaron en agosto de 1918. Al depositar la primera piedra se incluyó una caja con un escrito firmado por los miembros del Comité y la lista de los donantes de la suscripción abierta. La citada lista de donantes quedó depositada en el basamento del monumento y la componen mil setecientos sesenta nombres, entre los que se recaudaron 102.952,52 pesetas, con las que se pagaron todos los gastos, incluida la factura del escultor, sobrando 4.354,90 pesetas que se emplearon en la iluminación del monumento. Curiosamente, pese a la tradicional devoción sevillana a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, hasta ahora no existe ninguna imagen de esta advocación coronada canónicamente. Para saldar esta deuda sevillana con la Inmaculada, Juan Castro Nocera promueve la coronación canónica de la imagen de la Pura y Limpia Concepción del Postigo del Aceite, como símbolo de las numerosas y magníficas imágenes de la Inmaculada existentes en nuestra ciudad y provincia. La Pura y Limpia es una imagen que, en su preciosa y diminuta capilla junto al Arco –la “catedral más pequeña del mundo”...–, mantiene día y noche el culto a María Santísima. [Hoy, a las diez de la mañana, se celebrará en el Altar del Jubileo de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Sevilla, la coronación canónica de la imagen de la Pura y Limpia, en el transcurso del pontifical de la festividad de la Inmaculada Concepción, oficiado por el arzobispo Fray Carlos Amigo Vallejo].

EL ARQUITECTO

José Espiau y Muñoz [Sevilla (?), 1884-Sevilla, 1938], proyectó el monumento de la Inmaculada Concepción (1918) en la plaza del Triunfo. Fue uno de los creadores de la Arquitectura del Regionalismo sevillano, y entre sus obras emblemáticas están el Hotel Alfonso XIII, el Edificio de La Adriática y otras aún existentes en la avenida.

EL ESCULTOR

Lorenzo Coullaut Valera [Marchena, Sevilla, 1876-La Granja de San Ildefonso, Segovia, 1932], esculpió en mármol blanco la imagen de la Inmaculada, inspirada en la que Murillo pintó para los Venerables en 1676. Entre las obras sevillanas de Coullaut Valera está el monumento a Bécquer [1912] en el Parque de María Luisa.


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El próximo martes, día 12, se cumplen noventa años de la muerte del Venerable Padre Francisco Tarín Arnáu, el ‘León de Cristo’

Padre Tarín, 90 aniversario Nicolás Salas Periodista y escritor a

■ El día 12 de diciembre de 1910 murió en Sevilla, en olor de santidad, el sacerdote jesuita y misionero Francisco de Paula Tarín Arnáu, considerado santo por el pueblo incluso antes de su muerte. Lo mismo que sucedió con el arzobispo Marcelo Spínola y con la fundadora Sor Ángela de la Cruz, los tres contemporáneos y símbolos de la Iglesia en unos tiempos conflictivos que ellos vaticinaron que terminarían en tragedia. Y así fue. Los sevillanos de finales del siglo XIX y primeros años de la centuria actual pudieron cruzarse por las calles sevillanas con el Padre Tarín, el arzobispo Spínola y Madre Angelita. Los tres fueron amigos entrañables y admiradores de sus respectivas obras. Tarín vino a Sevilla de paso y, cuando conoció las realidades sociales sevillanas, decidió quedarse aquí a misionar en vez de seguir hacia Africa, logrando una vinculación con los ciudadanos más necesitados; monseñor Spínola consagró su amor a los pobres durante la terrible hambruna de 1905, cuando ya estaba gravemente enfermo; Sor Ángela, desde 1875, cuando fundó la Compañía de Hermanas de la Cruz, se convirtió en referencia básica de la espiritualidad y de la devoción de los pobres. ¡Qué tres figuras ejemplares del verdadero sentido evangélico de la vida! Y los tres sufrieron la incomprensión de sus contemporáneos, los mismos que luego les consideraron santos muchos años antes de sus fallecimientos. Tarín dedicó su vida a los más necesitados del barrio de San Roque. Cuando predicaba en la iglesia parroquial, los feligreses, casi todos obreros anarcosindicalistas, le sacaban en hombros y lo paseaban por la plaza de Carmen Benítez. Cuenta su biógrafo, José María Javierre, que nada más conocerse la noticia de su muerte, la gente comenzó a ir a la iglesia del Sagrado Corazón donde estaba expuesto su cuerpo. Más que un entierro, dice Javierre, “parecía una procesión clamorosa y entusiasta. Llevaron el cuerpo del Padre Tarín descubierto, a hombros hasta el cementerio, entre gritos que le proclamaban santo, padre de los pobres, consuelo de los afligidos, apóstol de Cristo, León de Cristo...” Cuando la comitiva llegó al cementerio, el gentío se opuso a que fuera enterrado, y pidió el regreso al templo. El regreso se hizo en la noche del día 14, con sigilo, y el cuerpo se depositó en una cripta en la capilla de Ánimas. Desde entonces su tumba es lugar de peregrinación para sus devotos, extendido por Sevilla, capital y provincia, Andalucía, España y varios países hispanoamericanos. El Padre Tarín fue declarado Venerable por el Papa Juan Pablo II, el día 3 de enero de 1987. Pero es importante subrayar que el Padre Tarín, como Sor Ángela de la Cruz y el arzobispo Spínola, fueron considerados santos y venerados por el pueblo sevillano

LA CIUDAD DE TARÍN, SPÍNOLA Y SOR ÁNGELA

La plaza de San Francisco de los últimos lustros del siglo XIX presentaba esta panorámica, en la que pueden observarse detalles curiosos. Por ejemplo, los soportales de todas las casas y, a la derecha, la Pila del Pato, que estuvo en ese lugar desde 1850 a 1872, para luego ser trasladada al centro de la plaza. La fotografía pertenece al Archivo Nacional.

EL ‘LEÓN DE CRISTO’

EL ‘ARZOBISPO MENDIGO’

‘MADRE DE LOS POBRES’

Francisco de Paula Tarín Arnáu [Godelleta, Valencia, 7 octubre 1847-Sevilla, 12 diciembre 1910], hoy en proceso de beatificación, jesuita misionero que dedicó su vida a los más pobres y enfermos y fue llamado el León de Cristo.

Marcelo Spínola y Maestre [San Fernando, Cádiz, 14 enero 1835-Sevilla, 19 enero 1906], hoy beato, venerado siempre como el Arzobispo Mendigo por una ciudad que lo tuvo de párroco en San Lorenzo, de obispo auxiliar y de cardenal arzobispo.

María de los Ángeles Guerrero González [Sevilla, 30 enero 1846-Sevilla, 2 marzo 1932], hoy beata, llamada Sor Ángela de la Cruz, venerada como Madre de los Pobres, fundadora de la Compañía de Hermanas de la Cruz [2 agosto 1875].

aún antes de fallecer, y por santos los siguen teniendo de generación en generación, una vez sometidos al implacable tribunal del tiempo. Los tres van oficialmente camino de los altares definitivos, muy lentamente, sin prisas y sin marketing ni ayudas humanas, para ellos innecesarias. Cuando se cumplen noventa años de su

muerte, el arzobispo de Sevilla, fray Carlos Amigo Vallejo, presidirá una concelebración eucarística que se celebrará el próximo martes día 12, a las 19,30 horas, en la iglesia del Sagrado Corazón. Y al final, como es costumbre todos los viernes del año, se visitará comunitariamente el sepulcro del Venerable Tarín y se rezarán unas preces pi-

diendo al Señor la deseada beatificación de su apóstol. Con el paso de los años, lejos de decrecer, sus devotos se han multiplicado. , Los lectores que deseen colaborar en esta página con fotografías antiguas, pueden dirigirse por correo electrónico a nicolas@salas.net o al teléfono 607 665441


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Para arrastrar los barcos a puerto contra corriente, los areneros utilizaban el durísimo sistema ancestral de sirga, con maromas desde la orilla

Los areneros del Guadalquivir Nicolás Salas Periodista y escritor a

■ En la historia aún por escribir de los areneros del Guadalquivir, Triana y Coria del Río tuvieron protagonismo principal, pues ambos enclaves reunieron las raíces básicas de un oficio durísimo y legendario, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, y que hasta 1954 ejerció el trabajo de sirga, un sistema ancestral de arrastre de los barcos cargados y navegando a contra corriente, ya desterrado en Occidente desde principios del siglo XX. Hasta el año citado no se motorizaron los barcos areneros, coincidiendo además con el traslado de los muelles de atraque al río artificial de la Vega de Triana, a la corta que ahora une San Juan de Aznalfarache con el Patrocinio. Otros barrios sevillanos, como Los Humeros y la Macarena, y también otros pueblos ribereños, tuvieron vinculaciones con los areneros, pero sin el protagonismo decisivo trianero y coriano. Hay constancia del oficio de areneros en el siglo XIV, censados en el arrabal, pero esta actividad tuvo que ser ejercida en tiempos árabes y aun anteriores, como demuestran los sistemas de construcción. Las zonas de carga de arena y grava estaban situadas en el sector de San Jerónimo, en los lugares conocidos como El Palo del Manco, en la rivera de Huelva, en los varios recodos del río donde se refugiaba la arena arrastrada por las corrientes; en la zona de El Copete de los cochinos, más allá de La Algaba; en El Carvajal, en la misma puerta del salto de agua de Alcalá del Río... La presa alcalareña cerró el paso río arriba a los barcos areneros y a los esturiones. Estos datos los recogimos de boca de viejos areneros y los dimos a conocer en nuestros libros Sevilla en tiempos de María Trifulca y Sevilla en tiempos del Tamarguillo. Para cargar los barcos se buscaban zonas de poca agua para poder trabajar sumergidos hasta medio cuerpo. En zonas más profundas se utilizaba el cazo, que era un palo de unos cuatro metros de largo con un cazo en la punta con el que se rastreaba el fondo del río cercano a las orillas. Cada material tenía sus lugares idóneos. La zahorra estaba en los sitios donde el agua corría más y se llevaba la arena, que se asentaba en zonas de aguas más reposadas, como los recodos del río. Las frecuentes riadas del Guadalquivir clasificaban naturalmente los materiales y además recuperaban las pérdidas de arena y grava en los bajos y recodos. Para descargar los barcos, llevados a puerto a fuerza de vela, de remo y arrastre por el sistema de sirga, se utilizaban espuertas de palma transportadas sobre la cabeza, que, llenas de arena mojada y con colmo, pesaban unos cincuenta kilos. Cada arenero llenaba la espuerta poniéndosela entre las piernas y acarreando la arena con un azadón. Otros areneros más viejos ayudaban con una pala y a subirlas hasta la cabeza. Los viajes de ida y vuelta

MUELLE DE LA SAL Y ARENERO

SISTEMA ANCESTRAL

La base principal de alijo de los areneros del Guadalquivir era el muelle de la Sal en los últimos tiempos, y antes estuvo situada detrás del Barranco, en la calle Betis, en Los Humeros; es decir, en zonas cercanas a las obras destinatarias de la arena y grava. Juan José Serrano Gómez (Hemeroteca Municipal) nos muestra el citado muelle a mediados de los años cuarenta, con dos barcos areneros, el tinglado frigorífico, los muelles exentos...

Sólo hemos podido encontrar esta fotografía mutilada de un arenero con la espuerta de palma sobre la cabeza. Observen que está bien cargada de arena mojada, con un peso aproximado de cincuenta kilos. Estos trabajadores amortiguaban el roce de la espuerta con un casquete de fieltro, recortado de un sombrero. Iban descalzos y semidesnudos, trotando sobre una tabla de andamio que unía el barco con el muelle.

EL “CASINO DE LOS MIRONES”

Vicente Flores y Andrés Martínez de León, dibujantes excepcionales y notarios gráficos, junto con Tropezones, del costumbrismo de la primera mitad del siglo XX, aportaron los únicos testimonios conocidos del llamado “casino de los mirones”. Todas las mañanas y tardes, gente desocupada permanecía horas y horas recostada en la baranda del puente de Triana, para ver trabajar a los areneros y, a veces, aplaudirles en el trabajo de pala.

se hacían coincidir con los sentidos de las mareas, para aprovechar las corrientes, pero no siempre era posible esperar la bajamar para el regreso. Los areneros estaban normalmente cuatro o cinco días trabajando, viviendo en el barco o en chozas de la orilla. Recuperar las características del oficio de arenero ocuparía varias páginas de este periódico, por lo que prometemos volver a ocuparnos del tema más adelante. Con esta primera entrega aportamos fotografías que recogen aspectos fundamentales de los areneros del Guadalquivir, pero aún disponemos de otros documentos gráficos que son verdaderas reliquias etnográficas, como las fotografías de barcos areneros realizadas en los primeros años treinta por Emigdio Mariani y Piazza. , Los lectores que deseen colaborar en esta página con fotografías antiguas, pueden dirigirse por correo electrónico a nicolas@salas.net o al teléfono 607 665441


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Aunque sólo fuera una vez al año, en Nochebuena, todo quisque comía carne de pavo costara lo que costara, salvo que sufriera pobreza total

La ‘Nochemala’ para los pavos Nicolás Salas Periodista y escritor

■Comer pavo en Nochebuena es una costumbre ancestral que ha perdido con el paso del tiempo algunas características mercantiles, la principal de ellas, la oferta de las aves vivas en mercadillos callejeros, durante los días prenavideños. Los pavos, y también los gallos y gallinas, tuvieron incluso su feria anual desde 1872 hasta los primeros años treinta de nuestra centuria, y estuvo localizada en la gran explanada que forman el final de la calle Reyes Católicos y el comienzo del paseo de Cristóbal Colón, justo delante del edificio monumental del Almacén de Maderas del Rey [1735], donde se alza desde 1914 el edificio sede de la Asociación Sevillana de Caridad, obra de Aníbal González. Los antiguos almacenes reales fueron reconvertidos en viviendas y estación de autobuses en 1950. Además del citado mercado anual, las ofertas de pavos vivos se localizaban en algunas plazas y plazuelas de los barrios históricos. Por ejemplo, en las plazas del Altozano, de San Marcos y de los Carros, incluso en la céntrica del Triunfo; en la Alameda de Hércules, en los mercadillos de quita y pon de la Puerta de la Carne y del Postigo del Aceite y otros lugares apropiados, como la Puerta de la Macarena. Esta oferta callejera reunía grupos de chiquillos alrededor de los animales y de adultos curiosos que observaban los comportamientos de estas aves, ajenas al fin que les esperaba. De manera que la Nochebuena era para los pavos, gallos y gallinas la Nochemala, un tiempo de terror para las especies galliformes. Comer pavo en Nochebuena es una costumbre ancestral que, poco a poco, ha perdido el significado social que mantuvo hasta el filo del medio siglo actual. Todas las familias, salvo que fueran pobres de solemnidad, tenían a gala comer pavo en Nochebuena. En las casas burguesas y aristócratas, que disponían de cocineras, comían pavo relleno y presentado en la mesa sobre bandeja lujosa, con las patas del animal hacia arriba y adornadas. Pero lo normal en el común de los hogares era comer el pavo troceado y guisado, con más o menos aditamentos culinarios para hacerlo más gustoso. De ciertas partes del pavo se obtenía un caldo riquísimo, que se usaba para la sopa de arroz del almuerzo del día de Navidad, una sopa de color ligeramente oscuro donde al cereal se añadían trocitos de corazón, tripas e hígado. El pavo comenzó a tener competencia gastronómica navideña con otros productos alimenticios a medida que mejoraba el nivel de vida. La democratización del pollo fue durante los años sesenta, cuando se inició el ciclo pecuario de las granjas que abarataron el producto. Salir familias enteras a las ventas de los alrededores a comer arroz con pollo o pavo, se convirtió en tópico en la España de los Planes de Desarrollo y los Polos Industriales. Ahora el pavo no está considerado como plato principal para la Nochebuena, cediendo su lugar a determinados tipos de pescados como el besugo, o carnes como el corde-

RITUAL NAVIDEÑO

Nada más acercarse las Navidades, los pavos ocupaban lugares destacados en los periódicos, incluso en las primeras páginas. Los pavos se ofrecían en los mercados y también en cada plaza, para atractivo de los niños. Era parte del ritual costumbrista sevillano.

ESTAMPA COSTUMBRISTA DECIMONÓNICA

Del mercadillo navideño del paseo de Cristóbal Colón, establecido desde 1872 y desaparecido durante los primeros años treinta de nuestra centuria, nos queda el testimonio gráfico del gran pintor costumbrista Manuel García Rodríguez [Sevilla, 1863-1925], ex seminarista y discípulo de José de la Vega y Manugal. La escena mercantil recoge también la esquina de la calle Reyes Católicos [creada en 1859] y parte del edificio de los Almacenes Reales de Madera [1735], modificados en 1950.

TENDERETES DE QUITA Y PON

La iglesia de Omnium Sanctorum fue siempre la referencia del mercado de la calle de la Feria, que en los primeros años del siglo XX mantenía los tenderetes en la plaza delantera, como añadido provisional de las cuarteladas interiores. Desde mediados los años veinte se vendían en esta zona flores, aceitunas y alcaparras, garbanzos remojados y rábanos. Y en Nochebuena, pavos...

MERCADO DE LA ENCARNACIÓN

Ricardo López Cabrera [Cantillana, Sevilla, 1864-Sevilla, 1950], dejó este testimonio gráfico de las escenas cotidianas en el mercado de la Encarnación. Observen a la niña pagando su compra con el dinero que envolvía en un pañuelo, sistema ancestral de monedero en los barrios del casco histórico, y a la mujer mirando la oferta de un hortelano. En ambos casos las compradoras llevaban cestos de mimbre con asas reforzadas. La composición pictórica es perfecta. El mercado de la Encarnación fue derribado en 1973, y desde entonces los comerciantes sufren un calvario burocrático, pleno de promesas incumplidas.

ro, o crustáceos como la langosta y el bogavante. No obstante, el pavo, guisado en salsa o convertido en embutido, sigue estando presente en casi todos los hogares por estas fechas. Pero el pavo ya no es noticia en los periódicos y, mucho menos, de primera página, cuando llegaban en manada a la Feria de Navidad y las plazas y plazuelas de nuestros barrios históricos. En aquella Feria, que se montaba a mediado de diciembre y duraba hasta primero de año, se vendían, además de pavos, pollos y gallinas vivos, nueces, castañas, batatas, turrones y juguetes. Y era un lugar muy visitado por compradores y curiosos.


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Los vecinos de la avenida de San Juan de la Salle demostraron su rechazo público a las autoridades “pescando en los charcos”

Hartos de ser marginados Nicolás Salas Periodista y escritor a

■ Durante los años sesenta y gran parte de los setenta, numerosas barriadas estaban sin pavimentar, y carecían además de las más elementales infraestructuras y servicios, como escuelas, alumbrado, transportes, vigilancia, zonas verdes... En bastantes casos tampoco disponían de agua potable. Los periódicos comenzaron a informar de los problemas municipales, mientras los nacionales estaban prácticamente silenciados como consecuencia de la censura previa y las consignas. Con la Ley de Prensa de Manuel Fraga, mediados los años sesenta, se abrieron tímidamente algunas puertas informativas que habían estado cerradas a cal y canto desde el término de la guerra civil hasta el Plan de Estabilización de 1959, y la llegada de la comisión del Banco Mundial en 1962. Entonces comenzaron a organizarse grupos de ciudadanos que años después se convirtieron en las primeras Asociaciones de Vecinos, sobre todo en el Polígono de San Pablo, donde el socialista Manuel Fernández Floranes fundó la primera el 7 de octubre de 1970. Primero en las páginas sevillanas del diario Pueblo, dirigidas por Manuel Benítez Salvatierra, y después en El Correo de Andalucía, dirigido por el sacerdote José María Javierre Orta, florecieron las primeras campañas periodísticas de abierta denuncia sobre la situación ciudadana, que por esos años inmediatos a la catástrofe provocada por la rotura del muro de defensa del arroyo Tamarguillo, era verdaderamente crítica. La falta de viviendas sociales, la proliferación de barriadas de fortuna, el abandono municipal de la periferia por falta de medios para atender tantas necesidades urgentes, crearon una situación conflictiva paralela a la provocada por los problemas sociolaborales y universitarios. De manera que las calles de la ciudad eran escenarios de protestas públicas no autorizadas por parte de los trabajadores del metal y otros sectores, así como de estudiantes, que terminaban con cargas policiales cada vez más frecuentes. Hartos de sufrir los efectos del abandono por parte de las autoridades, los vecinos de numerosas barriadas, muchas de ellas al margen de la normativa municipal, se echaron a la calle en manifestaciones de protesta, pero fueron disueltos por la Policía y sancionados sus promotores. Entonces, un grupo de vecinos de la avenida de San Juan de la Salle decidió demostrar públicamente su rechazo al Gobierno municipal “pescando en los charcos” formados en las calles, como muestra la fotografía realizada por Joaquín Sánchez Arriaza y que mereció la portada de ABC. Los vecinos no pescaron nada, pero demostraron que con ingenio y buenas maneras puede lograrse el apoyo de los medios de comunicación. PRÓXIMA ENTREGA:

Los zapateros remendones Miércoles 3 de enero

LA POLICÍA NO PUDO REPRIMIR ESTA PROTESTA VECINAL

Joaquín Sánchez Arriaza tuvo el acierto de captar con su cámara uno de los documentos gráficos más expresivos del tardo franquismo sevillano, cuando comenzaron las protestas públicas de grupos de vecinos de las barriadas marginadas. Los residentes en la avenida de San Juan de la Salle, hartos de ser marginados por las autoridades municipales, y reprimidas sus protestas por la Policía Armada, decidieron “pescar en los charcos” que se formaban cuando llovía por falta de adecuada pavimentación. Una forma imaginativa e irónica de expresar el rechazo público a las autoridades, y sin riesgo de ser perseguidos por la Policía.

2 LA FOTOGRAFÍA IRREPETIBLE

Cuando Maribel abrazó a Franco en El Pardo En Sevilla sólo hace falta decir Maribel para que todo el mundo sepa que se trata de Maribel Moreno de la Cova, viuda de Sánchez de Ibargüen, persona extravertida, sencilla, relacionada con todos los ámbitos sociales, que ha recorrido más de medio mundo con su cámara de vídeo, desde el Caribe a Extremo Oriente; la misma cámara con la que se presenta en todos los actos sociales de postín para dejar constancia gráfica de la presencia de sus amistades, lo mismo en la celebración de la fiesta onomástica del Rey Don Juan Carlos I en los jardines del Real Alcázar, y en el bautizo del primer nieto de los Duques de Alba en la iglesia de San Román, que en fiestas familiares y oficiales sevillanas. La videoteca de Maribel constituye hoy una fuente documental imprescindible para conocer la vida social local. Pues, bien; en 1973, el día 7 de noviembre, Maribel se saltó a la torera el protocolo de la Jefatura del Estado, y dejándose llevar por el impulso irresistible de su admiración y grati-

tud al general Franco, se fue para él y le dio un abrazo y un beso en la cara, que el general correspondió sin titubear, como puede verse en la fotografía, un documento excepcional, sin precedentes ni continuación... La sorpresa inicial del grupo de señoras, incluida la esposa de Franco, Carmen Polo, se convirtió en abiertas sonrisas de comprensión. En la imagen pueden reconocerse a Rosa Coronel, la condesa de Lebrija, la actriz Carmen Sevilla, la duquesa de Alba, la marquesa de Saltillo...

El grupo que visitó El Pardo estaba compuesto por unas ochenta mujeres sevillanas, para entregarle a Franco y su esposa una imagen de la Virgen de los Reyes, con la siguiente inscripción: “A nuestro querido Caudillo y Excelentísima Señora, en sus bodas de oro matrimoniales, las mujeres de Sevilla y su provincia, agradecidas a estos 35 años de paz que dieron a sus hogares”. Asimismo, entregaron al matrimonio 6.000 tarjetas de felicitación firmadas por mujeres sevillanas.


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Los zapateros de los corrales estaban vinculados al anarquismo y fueron protagonistas claves de la cultura y convivencia vecinal

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Los zapateros remendones Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los zapateros, generalmente vinculados al anarquismo humanista anterior a la fundación de la CNT (1910), sabían leer y escribir, no jugaban ni fumaban, eran abstemios y honrados a carta cabal y ejemplos de padres de familia. Los zapateros remendones instalaban su banquilla en los zaguanes de los corrales de vecinos o en un rincón del patio cerca de la entrada; en plena calle, en los recodos de las esquinas para resguardarse del frío, o en pequeñas accesorias de dos habitaciones, sin más luz natural que la que podía entrar por la puerta de entrada. Estos artesanos constituían la base cultural y social de los corrales de vecinos e incluso de la calle, en un tiempo de altísimas tasas de analfabetismo. Ellos leían a sus convecinos las cartas recibidas y escribían las remitidas, participando de las intimidades familiares y de los novios. Leían en voz alta los periódicos y los comentaban, suscitándose a veces polémicos debates. La fórmula era muy sencilla: entre todos los asistentes a la reunión se pagaban uno o varios diarios, que eran leídos en voz alta por el zapatero al grupo de personas iletradas que se agolpaban junto a la banquilla, con las que establecía un coloquio sobre las noticias más destacadas. Los zapateros eran personas muy respetadas por sus convecinos. Ellos enseñaban a leer y escribir a los niños del corral que no podían ir a la escuela, y a sus padres por las noches, después de las agotadoras jornadas de trabajo; también defendían a los niños y a sus madres de las iras de los padres y maridos borrachos; ponían paz en las trifulcas femeninas, organizaban la recogida de limosnas para los entierros, mediaban entre los vecinos morosos y las caseras exigentes, pedían alimentos para los vecinos sin dinero para comer... Por todo ello, la autoridad moral de los zapateros era indiscutible. A veces se reunían varios zapateros de la calle o del barrio, para ir a rescatar de las tabernas a algunos maridos que estaban gastándose la paga en vino, mientras la mujer y los hijos lloraban en el corral. Bastaba la sola presencia de la curiosa patrulla en la puerta de la taberna para que el individuo se levantara de la mesa o se apartara del mostrador y enfilara el camino a su casa... sin rechistar. La implantación de la CNT modificó los comportamientos de los zapateros, sobre todo durante el Trienio bolchevique (19171920). Desde entonces y sin alterar los cometidos antes descritos, que siempre practicaron a rajatabla, añadieron actividades sindicalistas como la organización de grupos de acción en las huelgas o de información y correos. En los barrios del Moscú sevillano, en San Bernardo y en Triana, los zapateros fueron las células primarias que vertebraron las actuaciones obreras durante la Dictadura de Miguel Primo de Rivera y la II República.

ZAPATERO DE ACCESORIA

Los zapateros remendones montaban su banqueta en los zaguanes de los corrales de vecinos, en los recodos de las calles o en accesorias pequeñas y sombrías de dos habitaciones donde vivían el maestro y su mujer e incluso los hijos del matrimonio.

ESTAMPA DE ZAPATERO DE CORRAL

La fotografía, posiblemente de Juan Barrera, la tomamos de la guía Seville (John Lane Company, Londres y Nueva York, 1907), de Albert F. Calbert. La estampa corresponde al corral del Agua que estaba en la calle Céspedes, número 13, propiedad de Francisco Abascal. Y el zapatero se llamaba José Saceda, maestro de la Casa Chico Gangas, que estaba en la calle Sierpes, frente al actual Círculo de Labradores. El niño que aparece sentado junto a la banquilla era José María de la Vega Rodríguez, que fue oficial zapatero con solo 16 años, padre de Francisco de la Vega Cabañas, oficial jubilado de la Policía Local.

TALLER AL AIRE LIBRE

La fotografía muestra a otro zapatero remendón con su taller al aire libre, aprovechando el recodo de una esquina. La escena se completa con la clienta acompañada por una niña, que espera la terminación del trabajo, y el amigo que hace compañía.

UN SUPERVIVIENTE...

VIDA COTIDIANA

Ignacio Tello, maestro zapatero que tiene su taller en una espaciosa accesoria de Nervión, cerca del estadio del Sevilla F.C., es uno de los pocos profesionales de este sector artesanal que mantienen viva la llama, pero con cambios sustanciales.

La obra pictórica, posiblemente de Rico Cejudo o García Ramos, retrata la vida cotidiana de un zapatero remendón; es decir, manteniendo una tertulia en plena calle con sus parroquianos al hilo de las noticias periodísticas del día.

Con la mejora del nivel de vida, los zapateros remendones fueron perdiendo clientela, al mismo tiempo que cedieron algunas de sus funciones a las nuevas técnicas de arreglos del calzado. También los corrales, hábitat básico de los zapateros, fueron dejando sitio a los pisos sociales. Ya sólo queda de estos artesanos el recuerdo entrañable de sus comportamientos humanitarios y serviciales. PRÓXIMA ENTREGA:

Fundación de la cabalgata Viernes 5 de enero


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La idea de llevar juguetes la noche de Reyes a los niños pobres de Sevilla surgió en el ‘Pasillo de los Chiflados’ del Ateneo

Carta fundacional de la Cabalgata Nicolás Salas Periodista y escritor a ■ Hace años que Blanca y Amelia Vázquez Márquez nos hicieron entrega de un documento titulado De cómo se hizo realidad una bella ilusión a favor de los niños de Sevilla, escrito por su padre, José Andrés Vázquez Pérez [Aracena, 1884-Sevilla, 1960], periodista y escritor básico durante el primer tercio del siglo XX sevillano. Un personaje que el profesor Manuel Ruiz Lago rescató del olvido en 1984, con motivo del centenario de su nacimiento, y que fue justamente distinguido con el título de Hijo Adoptivo de nuestra ciudad. José Andrés Vázquez, ateneísta vinculado al Pasillo de los Chiflados, fue, junto a otros jóvenes intelectuales y artistas, quién promovió la idea de llevar juguetes a los niños pobres en la noche de Reyes Magos, sugerencia hecha suya por el entonces vicepresidente del Ateneo, José María Izquierdo, que se volcó con extraordinario entusiasmo en la organización de la primera Cabalgata, contando con el apoyo de otros ateneístas como, Javier y Alfonso Lasso de la Vega, Alberto Rodríguez Jaldón, Luis Moliní, Modesto Cañal, Luis izquierdo, Agustín Sánchez Cid, Gustavo Bacarisas, Alfonso Grosso, Santiago Martínez, Juan Lafita, Eloy Elorza y Vicente Lloréns, que fue además el mecenas decisivo. Jacinto Ilusión –seudónimo del autor de Divagando por la ciudad de la gracia– tuvo la ocurrencia de escribir una carta a los Reyes Magos auténticos, enviada a Un lugar del desierto persa, invitándoles a venir a Sevilla la noche del 5 de enero de 1918 para presidir la Cabalgata del Ateneo. La sorpresa fue mayúscula cuando a finales de 1917 se recibió una carta en el Ateneo con la respuesta de los Reyes Magos auténticos. Esta carta fue escrita por José Andrés Vázquez, que guardó el secreto hasta el 8 de enero de 1933, cuando publicó en el semanario Blanco y Negro la historia fundacional de la Cabalgata del Ateneo. La respuesta real decía así: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Para responder cumplidamente al memorial que ese Ateneo tuvo a bien enviarnos y fue recibido en nuestros alcázares por medio de los correos celestes encargados de transportar los buenos y bellos pensamientos de unos a otros corazones, hubimos de reunirnos los tres en el sitio tradicional, a orillas del Éufrates, al pie de la cordillera de Yebel Zebleh, sobre cuyas cimas apareció hace ya mucho tiempo la estrella que nos guiara a Belén y torna a aparecer cada año para iluminar nuestro camino hacia los niños de todo el mundo”. “Examinado el propósito del Ateneo de Sevilla, y reconocido por nosotros que la exhibición por unos momentos de nuestra realeza en las calles sevillanas no puede entorpecer la realidad del milagro anual que nos hace pasar en el espacio de una noche por dondequiera que hay una cuna, hemos decidido ir también en cuerpo y alma a esa

CORTEJO DE LA SEGUNDA CABALGATA

Casi todos los periódicos sevillanos de 1919 [El Liberal] publicaron fotografías de la Cabalgata de Reyes de Magos de este año, durante su segunda salida, reparando el olvido lamentable de haber perdido la ocasión de dejar constancia gráfica de la primera salida, en 1918. En 1919 la Cabalgata se formó por primera vez en la plaza de toros de la Real Maestranza, donde aparece un grupo de figurantes del cortejo.

PRIMER DOCUMENTO GRÁFICO

Juan Barrera hizo la primera fotografía conocida de los Reyes Magos del Ateneo [Blanco y Negro, 12 enero 1919], durante la segunda salida de la Cabalgata de la Ilusión. Entonces iban montados en camellos, y en la imagen estaban dentro del patio principal del Hospital de las Cinco Llagas. Aquel año representaron a Sus Majestades José Luis Llorente (Melchor), José Andrés Vázquez (Gaspar) y Antonio Sequeiros Olmedo (Baltasar), que aparece desmontado. ciudad magnífica que con tanta intensidad ama a los niños”. “Nos es muy grato manifestarlo así, y más grato aún reconocer y proclamar que en ninguna otra parte nos fuera más satisfactorio aparecer reales y verdaderos que en esa Sevilla, de continuo propicia a la piedad, plena de ambiente para desenvolver el espíritu en su justo medio y llena de ternura al recordar a los niños pobres que gimen

doloridos presintiendo las torturas de la vida y podrán sonreír una noche al llegar a ellos la caricia cálida de la ciudad que sabe sembrar flores en los jardines y en las almas”. “Iremos, pues, a Sevilla y recorreremos sus calles en pos de nuestra estrella bajo la noche clara del 5 de enero. Ya lo sabe el Ateneo, que se dispone a recibirnos, y aquellas personas que por virtud de sus donativos

nos excitan a ir; y asimismo los niños llenos de ilusión, y principalmente los pequeñines acogidos a la Beneficencia, para los cuales sabemos hay una buena voluntad –grata al Niño Dios y grata a nosotros– en todos los corazones piadosos de la piadosa Sevilla”. “Saber esto es lo que nos induce a ir resueltamente a esa bien amada ciudad. No iríamos si los sevillanos vacilasen en dar algo para procurar gozo a un niño. Nosotros, que estamos dispuestos, como un poeta amigo, incluso a dar nuestra estrella a cualquier niño si nos la pidiese para jugar, no consideraríamos digna de nuestra visita a aquella ciudad que no fuese dadivosa con los pequeños, ávidos de halagos, besos y juguetes”. “En el nombre del Dios de las alturas, salud y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. “Dado en Yebel Zebleh, a veinticuatro días del mes duodécimo del año del Señor de mi novecientos diecisiete.– Gaspar, Melchor y Baltasar”. Este texto que podemos considerar la carta fundacional de la Cabalgata de Reyes Magos del Ateneo, fija el orden inicial de los monarcas celestiales, años después corregido. Haber mantenido la Cabalgata hasta nuestros días, incluso en etapas conflictivas, como los años de República y guerra civil, siempre según su patrón fundacional de amor y respeto a la infancia, es el mayor mérito ateneísta. El misterio de la Cabalgata, decía José Jesús García Díaz, radica en ser rigurosamente fieles a los niños y los caramelos. PRÓXIMA ENTREGA:

La Ópera en Sevilla Domingo 7 de enero


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Alguien ha puesto en duda la tradición operística de Sevilla sin conocer la historia, que se remonta a 1729, en el Real Alcázar

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La Ópera en Sevilla Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Vamos a dividir nuestra referencia operística en dos partes. En la primera, que publicamos en esta página, nos referimos a la ópera en Sevilla; es decir, a las representaciones de este género en nuestra ciudad desde hace doscientos setenta y un años. Y en el segundo alcance nos ocuparemos del protagonismo de Sevilla en la ópera; o sea, de la ciudad como escenario escogido por los autores para situar sus obras. En este aspecto, Sevilla suma más de veinticinco óperas, una marca mundial no superada por ninguna otra ciudad no italiana. Queremos recordar el hecho curioso de que los periódicos de los años cuarenta y cincuenta, el último periodo en que Sevilla tuvo temporada oficial de ópera (19401958) antes de la apertura del Teatro Maestranza (2 mayo 1991), publicaban regularmente como noticia la relación de abonados a las citadas temporadas celebradas en los teatros San Fernando (1847-1969) y el Lope de Vega (1929). Un hecho pintoresco que se repetía con los abonados de los palcos para presenciar los desfiles de Semana Santa en la plaza de San Francisco.

GAYARRE Y SEVILLA ÓPERA NOCTURNA AL AIRE LIBRE

En el solar que ahora ocupa el Hotel Alfonso XIII [1916-1928] existió desde finales del siglo XVIII hasta 1887, un jardín llamado paseo de la Puerta de Jerez, y luego conocido como Jardines de Eslava, donde hubo un teatro de verano desde principio del último tercio del siglo XIX. En este teatro se celebró ópera nocturna al aire libre por primera vez en Europa desde los años setenta de la citada centuria. En la imagen, la fachada del Teatro Eslava, clausurado en 1916.

Base documental La bibliografía disponible es espléndida. En 1986 publicó Editoriales Andaluzas Unidas, con la coordinación de Antonio Zoido, las actas de los encuentros titulados Operas vinculadas a Sevilla, organizados por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, donde intervinieron catorce expertos, entre ellos el sevillano Jacobo Cortines Torres. En 1991 editó Sevilla Equipo 28 la obra colectiva titulada La ópera y Sevilla, donde cinco autores ofrecieron una síntesis histórica con los siguientes asuntos básicos: Sevilla en la ópera, y La ópera en Sevilla, por Justo Romero; Notas para un catálogo operístico de las obras relacionadas con Sevilla, y Cinco grandes óperas sevillanas, por Carlos Gómez Amat; De la necesidad de Don Juan, por Jacobo Cortines; Carmen al natural, por José Manuel Rodríguez Gordillo; y El mito de Carmen, por Alberto González Troyano. Nuestras Crónicas del siglo XX (Universidad, 1991-1993, tres tomos) recuperan las programaciones de las temporadas oficiales de óperas entre 1940 y 1958, y los principales cantantes. En 1994 y 1998, ha sido Andrés Moreno Mengíbar quien ha aportado dos obras de síntesis básicas para conocer la historia de este género en nuestra ciudad (La ópera en Sevilla –Biblioteca de Temas Sevillanos del Ayuntamiento– y La ópera en Sevilla en el siglo XIX –Universidad de Sevilla–). Las primeras óperas representadas en nuestra ciudad fueron motivadas por el traslado de la Corte de Felipe V, y tuvieron como escenario el Patio de la Montería del Real Alcázar entre 1729 y 1733. Luego

DESDE 1847...

DIVOS DEL XIX

El Teatro San Fernando se inauguró el 21 de diciembre de 1847, con la ópera I Lombardi, de Verdi. Y desde entonces fue escenario frecuente de este tipo de espectáculos, durante los siglos XIX y XX. El cartel de 1904 da fe de una de las temporadas de ópera con abonados.

Los diarios y semanarios sevillanos de finales del siglo XIX y principios del XX, publicaban páginas como esta de Don Cecilio de Triana (20 abril 1902), con las imágenes de los divos de la época, como Menotti, Lanfredi, Giovachini, Dubois, Iribarne, Tabuyo, Rosa de Vila y otros.

hubo un paréntesis hasta 1761, causado en parte por la oposición eclesiástica a todo tipo de representaciones teatrales. El 22 de enero del año citado se inauguró el primer Teatro de la Ópera de Sevilla, en la calle Carpio, cercana a la plaza de la Campana. (La calle Carpio fue rotulada en 1991 como Capataz Rafael Franco). El Asis-

tente Pablo de Olavide (1767-1775) fue benefactor del teatro y la ópera, pero una Real Orden de 30 de marzo de 1779 prohibió todo tipo de esta clase de espectáculos a petición de la Iglesia. La ópera volvió a la ciudad en 1795 con el empresario y cantante Lázaro Calderi, e inició un periodo de resurgimiento y éxito popular que se

Sebastián Julián Gayarre [Roncal, Navarra, 1843-Madrid, 1890], considerado el mejor tenor del mundo en su tiempo, debutó en Sevilla [1872] antes que en Madrid [1877], y actuó en nuestra ciudad en numerosas ocasiones. En 1880 cantó el Miserere de Eslava.

mantuvo durante casi todo el siglo XIX. En la citada centuria decimonónica hay al menos cinco etapas significativas, como las protagonizadas por la familia Calderi, entre 1793 y 1820; por Rossini, desde 1820 hasta 1833; la apertura de teatros, como el Principal (1833), el Filarmónico (1836), el San Fernando (1847) y el Cervantes (1873); hasta desembocar en la crisis de fin de la centuria decimonónica. Ya en el siglo XX, la ópera se mantuvo con altibajos durante las primeras décadas, afectada por las críticas circunstancias sociales, económicas y políticas de la Monarquía alfonsina. Luego, los tiempos difíciles de la II República, el Frente Popular y la Guerra Civil, provocaron un largo paréntesis que terminó en 1940. Desde este año hasta 1958 hubo temporadas de óperas anuales, y luego algunas representaciones aisladas en primavera. Con la apertura del Teatro Maestranza y la temporada de ópera de 1992 comenzó un nuevo resurgir del género en nuestra ciudad, que cuenta con una Asociación Sevillana de Amigos de la Ópera que preside don Ángel Casal. Puede afirmarse que la afición por la ópera ha sido en nuestra ciudad y entorno una constante durante largos períodos de tiempo, desde 1729 hasta nuestros días, revitalizada entre los años 1940-1958 y, últimamente, desde la apertura del Teatro Maestranza en 1991. , Los lectores que deseen colaborar en esta página con fotografías antiguas, pueden dirigirse por correo electrónico a nicolas@salas.net o al teléfono 696 41 83 61

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Sevilla en la Ópera Miércoles 10 de enero


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Más de veinticinco óperas tienen a Sevilla como escenario, entre ellas, las cinco más universales de Mozart, Beethoven, Rossini, Bizet...

Sevilla en la Ópera Nicolás Salas Periodista y escritor

■ De manera que en Sevilla, como adelantamos en nuestro anterior alcance, no sólo existieron desde 1729 vinculaciones con las representaciones de ópera, muy especialmente durante el siglo XIX, sino que también fue nuestra ciudad escenario seleccionado por los más célebres autores para fijar el desarrollo de sus obras. Las óperas que tomaron por marco escenográfico nuestra ciudad suman más de veinticinco, y entre ellas están las cinco más universales. La bibliografía disponible la citamos en la anterior entrega y está firmada por Justo Romero, Carlos Gómez Amat, Jacobo Cortines Torres, Andrés Moreno Mengíbar, José Manuel Rodríguez Gordillo, Alberto González Troyano y los numerosos ponentes que participaron en los encuentros organizados por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo [1986], sobre las óperas vinculadas a Sevilla. Las fichas de las cinco grandes óperas sevillanas fueron elaboradas por Carlos Gómez Amat [La Ópera y Sevilla, Sevilla Equipo 28, 1991] y en síntesis son las siguientes, por orden cronológico de estrenos: Las bodas de Fígaro (La folle Journée ou Le mariage de Fígaro), comedia musical en cuatro actos, de Wolfgang Amadeus Mozart [Salzburgo, 1756-Viena, 1791], sobre libreto de Lorenzo da Ponte. Estrenada en Viena el 1 de mayo de 1786, en el Burgertheatre. Don Juan (Don Giovanni, ossía Il dissoluto punito), drama jocoso en dos actos, de Wolfgang Amadeus Mozart [Salzburgo, 1756-Viena, 1791], sobre libreto de Lorenzo da Ponte. Estrenada en Praga el 29 de octubre de 1787, en el Teatro Nacional (Ständetheatre). Fidelio (Fidelio, oder Die Eheliche Liebe), drama lírico en dos actos, de Ludwig van Beethoven [Bonn, 1770-Viena, 1827], sobre libreto de J. F. von Sonnleithner y G. F. Treitsche. Estrenada en Viena el 20 de noviembre de 1805, en el Theatre an der Wien. El barbero de Sevilla (Almaviva, ossía L’inutile precauzione), melodrama bufo en dos actos, de Gioacchino Rossini [Pesaro, Italia, 1792-París, 1868], sobre libreto de Cesare Sterbini, basado en la comedia de Caron de Beaumarchais. Estrenada en Roma el 20 de febrero de 1816, en el teatro Argentina. Carmen (Basada en la novela de Prosper Mérimée [1845]), drama lírico en cuatro actos, de George Bizet [París, 1838-Bougival, 1875], sobre libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy. Estrenada en París el 3 de marzo de 1875, en el Teatro Ópera Cómica. Otras óperas relacionadas con Sevilla y catalogadas por Carlos Gómez Amat y Justo Romero, en algunos casos versiones anteriores o repeticiones de los temas citados, son El Barbero de Sevilla [Moscú, 12 de

ÓPERA AL AIRE LIBRE EN EL ESLAVA

FINAL EN 1969 Y DERRIBADO EN 1973

Desde los años setenta del siglo XIX hasta los primeros del XX, el teatro de verano de los Jardines de Eslava, fue escenario de óperas al aire libre en las noches estivales, por iniciativa de su empresario el violinista Antonio Palatín. La imagen que reproducimos fue publicada por El Alabardero [ 27.11.1877-29.12.1885] el 12 de diciembre de 1884, e ilustra el restaurante al aire libre frecuentado por la burguesía y aristocracia sevillana.

En diciembre de 1969 cerró sus puertas el Teatro San Fernando como sala cinematográfica, y en 1973 comenzó su derribo. Previamente, la Empresa Lusarreta había presentando un proyecto de amplia reforma elaborado por el doctor arquitecto Antonio Delgado Roig, que fue rechazado por el Ayuntamiento con fecha 17 de octubre de 1970. El Teatro San Fernando fue el primer edificio sevillano construido con estructura de hierro.

ROSSINI EN SEVILLA

VERDI INAUGURÓ EL TEATRO SAN FERNANDO

El 21 de diciembre de 1847 fue inaugurado el Teatro San Fernando con la ópera I Lombardi de Verdi. Y desde entonces el coliseo fue centro burgués y aristócrata, con café y casino incluidos. El grabado muestra una bella panorámica del escenario, el patio de butaca y las plateas, así como del selecto ambiente social.

septiembre de 1782], de Giovanni Paisiello [1740-1816]; Conchita [Milán, 14 de octubre de 1911], de Ricardo Zandonai [18831944]; El convidado de piedra [San Petersburgo, 28 de febrero de 1872], de Aleksander Dargomyzski [1813-1869]; El cordobán [Milán, 12 de mayo de 1949], de Goffredo Petrassi [1904]; La fuerza del destino [San Petersburgo, 10 de noviembre de 1862, y Milán, 27 de febrero de 1869], de Giuseppe Verdi [1813-1901]; La favorita [París, 2 de diciembre de 1840], de Gaetano Donizetti [1797-1848]; Bodas en el monasterio [Leningrado, 3 de noviembre de

1946], de Sergei Prokofiev [1891-1953]; La dueña [Londres, 21 de octubre de 1775], de Thomas Linley [1733-1795]. Con este mismo título Roberto Gerhard [1896-1970] compuso una versión para la BBC estrenada en 1949. La sombra de Don Juan [Milán, 2 de abril de 1914], de Franco Albano [1876-1954]. Otras versiones de Don Juan fueron realizadas por Giuseppe Gazzaniga [1743-1818], Giacomo Tritto [1773-1824], Ramón Carnicer [17891855], y Giovanni Pacini [1796-1867], y varias más. Luego están las óperas relacionadas con Andalucía, como El corregidor,

Gioacchino Rossini [Pesaro, Italia, 1792-París, 1868] no sólo se vinculó musicalmente a nuestra ciudad con su obra El Barbero de Sevilla, sino que, como escribe Andrés Moreno Mengíbar, en los grandes momentos de su carrera artística hay siempre conexiones sevillanas. Pepita Jiménez, La vida breve, La Virgen de Mayo, Los dos fígaros, Le diable a Séville, La venta de los gatos y muchas más. Asimismo deben valorarse las óperas realizadas sobre obras escénicas de Federico García Lorca, como Bodas de sangre y Don Perlimplin, de las que hay varias versiones; Yerma y La zapatera prodigiosa. PRÓXIMA ENTREGA:

Fotos irrepetibles... Viernes 12 de enero


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Durante algunos años, derribos de edificios singulares han permitido ver perspectivas inéditas del urbanismo y arquitectura de Sevilla

Fotos irrepetibles de la ciudad Nicolás Salas Periodista y escritor

■ No son frecuentes en nuestra ciudad los derribos de edificios que permiten ver perspectivas urbanas excepcionales durante algún tiempo. Algunas de las vistas curiosas más recientes fueron propiciadas en los últimos años setenta por el derribo del Corral y Colegio de San Miguel, en la Avenida de la Constitución, para construir los actuales edificio de la plaza del Cabildo (1974), lo que permitió ver desde las calles Arfe y Dos de Mayo, y desde el Postigo del Aceite, la Catedral y la Puerta de San Miguel desde perspectivas inéditas. Más recientemente, el derribo de la Maestranza de Artillería, en el paseo de Cristóbal Colón, permitió ver unas perspectivas excepcionales del sector de las antiguas Atarazanas. Fue en los primeros años treinta cuando el solar donde se construyó el edificio de La Aurora permitió conocer vistas únicas de los edificios de la Catedral y el Archivo General de Indias, gracias a la gran explanada que resultó del derribo de la manzana de casas que componían el ex convento de Santo Tomás. Este ensanche, más los varios propiciados por la casi eliminación de la calle Maese Rodrigo, hicieron realidad las actuales Avenida de la Constitución y la plaza de la Puerta de Jerez. Existe un proyecto de ensanche de la avenida de la Constitución, realizado en los años cuarenta y modificado en los cincuenta, aunque con raíces más antiguas, que nunca se realizará... Este ensanche pretende crear una gran plaza delante de la Catedral, derribando los edificios existentes entre la avenida de la Constitución y la calle Arfe. No cabe duda que la perspectiva de la Catedral sería espléndida.

DERRIBO DE SANTO TOMAS

La creación de la actual avenida de la Constitución se inició con el derribo simbólico del convento de Santo Tomás, realizado por el general Miguel Primo de Rivera el 16 de enero de 1927, momento que recoge la fotografía. El derribo del edificio conventual y anexos permitió el ensanche entre el Archivo General de Indias y Correos y Telégrafos.

SOLAR DE LA MAESTRANZA DE ARTILLERÍA

Para construir el actual Teatro Maestranza (1987-1991) fue preciso derribar las naves industriales de la Real Maestranza de Artillería (1786), en el paseo de Cristóbal Colón (1892), a finales de 1978. El 4 de febrero de 1979, José Manuel Holgado Brenes, considerado el notario gráfico de la Sevilla insólita, captó la imagen que reproducimos del solar resultante del derribo, y que permitió ver durante varios años una perspectiva hasta entonces inédita y luego irrepetible, de la calle Temprado (1889) con las fachadas del Parque de Artillería (1587]), de la iglesia de San Jorge (1645-1721) y del Hospital de la Santa Caridad (1673-1682). Una zona antes ocupada por las Atarazanas (1252). Durante parte de los años ochenta se instaló un cine de verano en el solar. DESDE EL SOLAR DE ‘LA AURORA’

En 1933 hacía apenas un lustro del derribo del ex convento de Santo Tomás que, junto con otras casas anexas, formaba una gran manzana que ocupaba todo el espacio ahora abierto entre los edificios de Correos y Telégrafos, y el Archivo General de Indias. El proyecto de Gran Vía había sido la ilusión de los sevillanos desde el ultimo tercio del siglo XIX. La imagen captada por el fotoperiodista Cecilio Sánchez del Pando, en 1933, desde el solar en que se construyó el Edificio La Aurora, entonces el más alto del casco histórico, nos permite ver unas perspectivas ahora irrepetibles de la Catedral, del Archivo General de Indias e incluso del trazado urbano y pavimentación de la avenida recién abierta. El edificio emblemático de la Sociedad Anónima de Seguros La Aurora, construido sobre el solar que vemos en la fotografía entre los años 1934-1936, fue proyectado en 1933 por el arquitecto sevillano Antonio Illanes del Río (1888-1973), autor de otros edificios significativos y algunos de ellos valorados como obras básicas de la arquitectura regionalista sevillana. Entre sus obras destacan el pabellón de la Marina Mercante en la Exposición Iberoamericana; la sede del Banco de España, en la plaza de San Francisco y avenida de la Constitución y las Escuelas de la Fundación Felipe Benito, en la avenida de Miraflores.

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Curro debutante de luces Domingo 14 de enero


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Un lector de nuestro diario nos remite las fotografías de la primera actuación de Curro Romero vestido de luces, en La Pañoleta (1954)

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Curro, debutante de luces Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El pasado 29 de octubre iniciamos nuestra sección recordando que Curro Romero debutó de luces en 1954, en la plaza de toros de La Pañoleta, el día 22 de agosto, una fecha memorable en los anales taurinos. Y dos lectores de Diario de Sevilla han querido sumarse al homenaje que rendimos al Faraón de Camas, enviándonos varias fotografías que guardan en sus archivos familiares y que recuerdan tanto aquella tarde histórica currorromerista como la placita desaparecida. Doña Milagros Soler, viuda de Santizo, nos escribe desde Barcelona una preciosa carta plena de añoranzas sevillanas, en la que recuerda las tardes de festejos taurinos en la plaza de La Pañoleta, a la que fue muchas veces de niña, nos dice, porque su padre era amigo de don Alfredo Amores Domingo, el dueño de la citada plaza, y popular empresario camero. Y nos adjunta la fotografía que reproducimos en esta página. Recuerda nuestra comunicante que las tardes de festejos taurinos en La Pañoleta tenían como antecedentes las visitas a las varias bodegas y ventas del lugar, como las bodegas de Gaviño, de Espina y de San Rafael, en las que vendían exquisitos vinos de pasa y mistela; las ventas de Manolo el Chico y de José Gavira Reyes, populares por sus guisos y tortillas; las tiendas mixtas de Edelmiro Rodríguez y de Cipriano González... Otro comunicante, en este caso residenciado en Espartinas y que no desea dar su nombre, nos ha remitido por correo electrónico varias fotografías del día que debutó Curro Romero de luces, en la plaza de La Pañoleta. De ellas, reproducimos cuatro en esta página, y son estampas entrañables, reliquias para el currorromerismo siempre sensible con su ídolo. Nos dice nuestro comunicante que las copias las compró su abuelo en un estudio de fotografías de la entonces avenida de José Antonio, cercana al restaurante Punta del Diamante. Y ese dato nos lleva a Juan José Serrano Gómez, el patriarca de la saga de reporteros del mismo apellido, que estuvo establecido en dicho lugar. “Mi abuelo –nos dice– dejó de ir a los toros cuando murió Joselito el Gallo, pero acertó a ver a Curro Romero en La Pañoleta, y de aquella tarde nació su pasión por el camero, que transmitió a mi padre”. Otro comunicante, don Fernando Crespo, nos pide que hagamos pública una súplica a la Real Maestranza de Caballería, y lo hacemos con mucho gusto. Dice así nuestro lector: “Aceptamos que Curro Romero se haya cortado la coleta, porque ya está bien retirarse con casi sesenta y siete años... Pero con este maestro de la Tauromaquia hay que hacer una excepción y, aunque no toree, que haga el paseíllo vestido de luces todos los Domingos de Resurrección, mientras su cuerpo aguante. ¡Porque hay que ver como hace Curro Romero el paseíllo!”. PRÓXIMA ENTREGA:

Hipermercados ambulantes Miercoles 17 de Enero

LA PAÑOLETA, ESCUELA Y ANTESALA TAURINA

Como escribieron los hermanos Juan José y Francisco Antequera Luengo, en 1982, y anticipara Manuel González González, en 1968, la plaza de toros de La Pañoleta fue crisol de la torería camera, lugar donde coincidieron grandes maestros de la Tauromaquia nacidos en el Aljarafe. La plaza se inauguró el 25 de diciembre de 1926, y fue derribada en 1968 por exigencias del trazado de la autopista Sevilla-Huelva. Era luminosa, sencilla, familiar para los aficionados que buscaban nuevas promesas del toreo en los festivales de invierno. Antesala taurina de Sevilla y escuela acreditada.

TORERO DE LEYENDA

Primer terno de luces, quizás alquilado en casa Manfredi, junto a la Alameda de Hércules, o prestado; gesto concentrado del torero, mirada profunda; corazón latiendo a cien... En la puerta de cuadrillas de la plaza de La Pañoleta, presto para hacer el primer paseíllo. El momento cumbre en que el torero con voluntad supera el instinto. UNA ZAPATILLA MENOS

De su primera actuación de luces queda esta imagen de un pase de espaldas, luego poco común en la tauromaquia de Curro Romero. El debutante perdió una zapatilla en una voltereta y siguió exponiendo sin enmendarse, valiente y torero. Tampoco el toreo de rodillas ha sido moneda corriente, pero en su debut pulsó todos los registros de la lidia, ansioso de triunfar y abrirse el futuro. Y así fue, porque derrochó valor y arte.

DESPACIO, DESPACIO...

Desde el principio, el toreo de Curro Romero fue despacio, desafiando las leyes del tiempo, como este natural de su primera actuación vestido de luces en la plaza de La Pañoleta. Juan Belmonte dijo de Curro que “es como el gordo de la lotería de Navidad”.


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Hasta bien entrado el medio siglo XX, los vendedores ambulantes de productos alimenticios, carbones y cacharros fueron muy populares

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‘Hipermercados’ ambulantes

TERTULIA CALLEJERA

PAN DE ALCALÁ

Esta estampa etnográfica era familiar en la ciudad del siglo XIX y primeras décadas del XX, como herencia costumbrista ancestral. Todos los detalles, vestidos, peinados, canastos y angarillas, las fajas masculinas, dan fe de un estilo de vida definitivamente superado. Lo mismo sucedía con los vendedores de aceites y otros productos.

Todas las mañanas al amanecer llegaban los panaderos en el tren de Alcalá de Guadaira, y luego, a lomos de sus mulos con angarillas, se desplazaban por las calles y plazas del casco histórico, de barrio en barrio, repartiendo el aún caliente y rico pan candeal alcalareño. Los panaderos llamaban a las clientas por sus nombres de pila.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Sin la aportación de la tarjetografía postal apenas sí tendríamos testimonios gráficos de unas de las actividades mercantiles más antiguas y populares en nuestra ciudad y en toda Andalucía, como fueron los vendedores ambulantes de todo tipo de productos alimenticios, así como carbón y cisco, cacharros de barro y latón, agua y vinos. Podemos disponer en nuestro archivo de al menos un centenar de fotografías de vendedores ambulantes, impresas en blanco y negro, en sepia, viradas en azul y rojo, e incluso iluminadas. Entre 1895 y 1928, una época de oro para la tarjeta postal de temas sevillanos, los vendedores ambulantes fueron asuntos recurrentes para este soporte editorial, ofertados con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. De manera que, como afirma el estudioso de la tarjetografía postal Ángel Vela Nieto, gracias a los editores de tarjetas se ha podido conservar el recuerdo iconográfico de un sistema de venta callejera que se mantuvo hasta mediado el siglo XX, como herencia ancestral que se pierde en la noche de los tiempos. Los principales editores afincados en Sevilla fueron Tomás Sanz, Manuel Barreiro, María Chaparteguy, Abelardo Linares, José Bustillo-Guerra, Eulogio de las Heras, Hijos de Ferrer, y otros. Y numerosos editores de Madrid, como Hauser y Menet y Mateu; de Barcelona, como Thomas y Juan Barguño; de Granada, Garzón, y otras ciudades españolas. Pero es importante indicar que también la tarjetografía postal sevillana tuvo ecos muy positivos en las ediciones euro-

DEL CAMPO AL CLIENTE

CARBÓN Y CISCO

FRUTAS Y HORTALIZAS

Los repartidores de leche y aceite llegaban procedentes de las huertas y cortijos del alfoz, y repartían sus productos directamente a la clientela de los barrios. Las angarillas eran botelleros.

Fragmento de una postal de Thomas, editada entre 1907 y 1914, que recoge a un vendedor ambulante de cisco y carbón, en la calle Lope de Rueda. Observen al niño con gorra.

El sombrero campero y a veces la gorra eran tocados imprescindibles de los vendedores ambulantes, así como la pelliza en invierno. Observen la amplia oferta hortelana y la balanza.

peas, de firmas suizas, alemanas y francesas, principalmente. Los vendedores ambulantes tenían protagonismo todo el año para distribuir determinados productos intemporales, pero también los había de temporada, sobre todo en los meses de verano. Panes procedentes de Alcalá de Guadaira y de La Algaba, aceites de oliva y vinos del Aljarafe, frutas de las haciendas del alfoz, productos de huerta, uvas almerienses, naranjas de Mairena del Alcor, búcaros y cacharros de barros de Lebrija, utensilios de metal de Lucena, carbones

para la cocina y planchas de sastres, ciscos para el brasero, agua, incluso tejidos en retales... Y el soporte animal tenía predominio asnal, aunque también eran frecuentes los mulos y hasta los caballos. Los burros, además, eran muy utilizados en reatas para el transporte de paja para pienso, escombros y, muy especialmente, arena y grava para la construcción procedente del Guadalquivir. Primero los triciclos y después los motocarros fueron marginando a las bestias en las tareas de reparto hasta la expansión defi-

nitiva de los vehículos tipo furgoneta. Todavía durante los años cincuenta era posible ver a los repartidores de pan de Alcalá subidos en sus mulos con angarillas y pregonando sus productos (bollos, teleras, roscas, picos...), llamando por sus nombres de pila a las clientas de los corrales de vecinos. PRÓXIMA ENTREGA:

Abandono e incultura Viernes 19 de Enero


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La glorieta del gran pintor sevillano José García Ramos, en los Jardines de Murillo, presenta un estado lamentable de conservación

Abandono e incultura cívica Nicolás Salas Periodista y escritor

■ En el coleccionable de Diario de Sevilla dedicado a los Jardines y parques de Sevilla [2000], Francisco Bueno Manso y José Elías Bonells, dedican catorce páginas a los Jardines de Murillo, creados entre 19151917 por el arquitecto municipal Juan Talavera Heredia. Ambos autores definen esta zona verde de unos 8.500 metros cuadrados, como “formado por un conjunto de pequeñas glorietas en las que las fuentes, agua y azulejería crean una atmósfera íntima [...]. Los Jardines de Murillo presentan las características propias del jardín sevillano, en el que persisten las formas y ambientes de la cultura arabigoandaluza”. Las fotografías muestran el ayer espléndido –incluido el guarda– y el hoy lamentable de la glorieta de José García Ramos. De su estado actual, escriben Francisco Bueno Manso y José Elías Bonells, en su citado libro: “Aquí se encuentra, en un estado de abandono lamentable, la glorieta dedicada al pintor costumbrista García Ramos, construida en 1923 por iniciativa de sus discípulos y decorada con cerámicas de Montalbán. Celindas, justicias, tuyas, nandinas, margariteros, una abelia, una dombeya, un viburno de hoja rizada, una mahonia y algún tejo intentan ennoblecer este espacio”. Muchísimos años de abandono por parte de las autoridades municipales y gubernativas, han convertido la mayor parte de los Jardines de Murillo, en un erial, en zona sin ley donde vagabundos, gamberros, ladrones, toxicómanos y traficantes de drogas, prostitución femenina y masculina, han campado con absoluta libertad, sin respeto a nada ni nadie.

Oídos sordos La Asociación de Vecinos del Barrio de Santa Cruz, ha denunciado la situación en numerosas ocasiones ante las autoridades, con nulo o muy pobres resultados. El aspecto descuidado y envilecido de los jardines rechaza su utilización por los niños y jóvenes, y los abandona incluso durante las horas diurnas en favor de quienes desde hace tanto tiempo lo han convertido en símbolo del abandono oficial y la incultura cívica. Los Jardines de Murillo han sido testigo mudo incluso del asesinato de un joven participante en la mal llamada movida juvenil, y de los desmanes cometidos por algunos grupos y tolerados por quienes de manera irresponsable permiten que las libertades se tornen en libertinaje. Han sido destrozados o robados gran parte de los componentes de mármol y piedra, y los bancos y otros elementos de adorno y servicio, están semidestruidos. De la glorieta de José García Ramos, han desaparecido los azulejos que representaban motivos costumbristas del genial pintor sevillano; su portada ha perdido la rotulación. Hasta la pavimentación del conjunto de los jardines está deteriorada y con muestras de

AYER ESPLÉNDIDO DE LA GLORIETA

LAMENTABLE ABANDONO ACTUAL

La glorieta de José García Ramos, en los Jardines de Murillo, fue desde 1923 un lugar de encuentros ciudadanos bajo la tutela de guardas jurados uniformados siempre atentos con los visitantes, especialmente los niños y los turistas del Barrio de Santa Cruz.

Desde el tardofranquismo, los jardines públicos sevillanos fueron perdiendo cuido y vigilancia, y ahora se encuentran abandonados a su suerte, como la glorieta de José García Ramos en los Jardines de Murillo, que ofrece un aspecto lamentable.

haberse encendido fogatas. Releyendo a José María Izquierdo, encontramos este texto escrito en los primeros lustros de nuestro siglo y que ahora sigue manteniendo plena vigencia. Decía “Jacinto Ilusión”, en su libro Divagando por la ciudad de la Gracia [1914]: “Si queréis apreciar el grado de cultura de un pueblo, visitad sus jardines. Y cuando los hayáis contemplado secos, polvorientos, sin aromas, en un triste abandono y en un completo olvido; sembrados de fragmentos de estatuas los paseos, y los árboles desflorados, deshojados, desenramados... Cuando hayáis visto a los jóvenes (aun los instruidos) romper las farolas y los alambrados y los herrajes de un típico balcón sobre el río, y a las jóvenes (aun distinguidas) penetrar en los sembrados para saquearlos... Cuando hayáis presenciado todo esto, bien podéis exclamar con el corazón angustiado: ¡este pueblo no tiene sentimiento, no tiene arte ni amor, carece de cultura!”.

Abandono generalizado Ya podemos imaginar lo que escribiría hoy José María Izquierdo, si contemplara el estado de los Jardines de Murillo y de otras

muchas zonas verdes. Gran parte de ellas creadas en los últimos años y consideradas logros de los políticos de turno, inauguradas a bombo y platillo, para luego abandonarlas a su suerte, lo mismo que sucede con los parques y jardines antiguos. Así lo demuestran las acampadas ilegales en las mismísimas puertas del Parlamento de Andalucía, pese a las numerosas denuncias de los vecinos del barrio de la Macarena. Igual sucede en los parques de Miraflores y de Amate, y en otras zonas de la ciudad, como el parque José Celestino Mutis, sometido a tal abandono que se ha convertido en zona de acampadas ilegales permanentes... El parque ha sido tomado, además, por los gamberros que lo utilizan de noche para organizar carreras de motocicletas. Y sin cerrar por las noches, los parques son aptos para todo... No olvidemos tampoco las acampadas que se organizan en los Jardines de Cristina, frente al palacio de San Telmo, sede de la presidencia de la Junta de Andalucía, y sector básico del turismo sevillano. Un símbolo de incultura lo tenemos hoy representado en los Jardines del Guadalquivir y Americano, legado de la Exposición Universal de 1992, cuyo inexplicable abandono fue denunciado por Francisco Bueno

Manso y José Elías Bonells en su citado libro, y por Benito Valdés Castrillón, catedrático de Botánica de la Universidad de Sevilla, en un documentado informe publicado por Diario de Sevilla el pasado día 20 de julio de 2000. Difícilmente se podría justificar que una ciudad de la categoría histórica y cultural como Sevilla tenga abandonado su riquísimo patrimonio medio ambiental, pese a las continuas valoraciones políticas de las zonas verdes y monumentales. Pero una cosa son las promesas políticas, y otra muy distinta cumplirlas. Da la sensación de que los políticos no tienen capacidad de gestión en sus propias administraciones, es decir, que no conocen las realidades burocráticas, y que no tienen autoridad moral sobre los funcionarios. , Los lectores que deseen colaborar en esta página con fotografías antiguas, pueden dirigirse por correo electrónico a nicolas@salas.net o al teléfono 696 41 83 61.

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La matrícula SE-1 Domingo 21 de enero


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En los años veinte registró Sevilla la mayor expansión de matriculaciones, con 14.266 nuevas unidades, cifra sólo superada en los años cincuenta

En 1905 Sevilla tuvo la placa SE-1 Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Sevilla fue una de las provincias es-

pañolas que primero matriculó vehículos automóviles, concretamente en 1905. Durante la primera mitad del siglo XX, la década de los años veinte registró el mayor número de matriculaciones, con 14.266 nuevas unidades. Desde 1905 hasta 1910, el parque de vehículos de la provincia sevillana sumó setenta y siete unidades. En 1920 ya circulaban 1.961 vehículos con matrícula de Sevilla, al sumarse las setenta y siete primeras unidades a las 1.884 incorporadas durante la década. En 1930, se alcanzó la cifra récord de 14.266 nuevos vehículos. Pero luego vinieron dos décadas de crisis en el sector automovilístico. En 1940 sólo se sumaron 4.681 matriculaciones, y en 1950, todavía menos, 2.066. De manera que, al término del medio siglo, Sevilla tenía un parque de 22.974 vehículos, suma a la que debe restarse la pérdida de unidades por vejez y destrucción, circunstancia esta última importante durante los años de Guerra Civil, y a la que se suman los automóviles matriculados en otras provincias que circulaban en Sevilla y su provincia. El automóvil era una máquina desconocida en las calles sevillanas durante los primeros años del siglo XX, máxime si tenemos en cuenta que en 1900 sólo había en España tres vehículos matriculados y que al término de la primera década del siglo sumaban 3.996 unidades. No obstante, circulaban algunos vehículos llegados a Sevilla en viajes de turismo o exhibición comercial, que acapararon la atención y fueron objeto de curiosos comentarios. En 1905 se matriculó en Sevilla el primer automóvil y la placa SE -1 correspondió a un Renault adquirido por Vicente Turmo Romera. Aquel mismo año se matricularon otros seis vehículos y al término de la primera década el parque automovilístico sevillano sumaba la respetable cantidad de setenta y siete unidades. El panorama del mercado de automóviles de turismo y el de motoci-

cletas se modificó sustancialmente durante los años cincuenta. En estos años hicieron su aparición unos triciclos para el reparto de mercancías pequeñas, que tenían sus paradas junto a las de los antiguos carrillos de mano. Naturalmente, la escasez de gasolina limitó tanto el uso de los automóviles y motocicletas como su adquisición, sometida además a rigurosos controles administrativos para evitar la salida de divisas. El gasógeno fue la alternativa a la falta de carburantes, y los vehículos que utilizaban este aparato tenían una apariencia curiosa, a veces ridícula. Por cierto, en la Feria de Abril de los años cuarenta y primeros cincuenta apenas si hubo automóviles, y el “real” recuperó a la fuerza el tipismo de los carruajes con enganches de caballos y mulos. Otro hecho significativo durante los años cincuenta fue el aumento, verdaderamente excepcional, del parque de vehículos automóviles, que de 22.974 unidades en 1950 pasó a sumar 50.451 en 1960. Dato aún más significativo en contraste con la regresión que había experimentado la matriculación de vehículos en los veinte años anteriores. Una gran parte del nuevo parque de vehículos lo formaron motocicletas y motocarros y pequeñas camionetas, que marcaron el ocaso de los carrillos y las bateas de mano, sistema de transporte medieval que llegó pujante hasta bien entrada la mitad de la presente centuria.

DIRECCIÓN DEL TRÁFICO PERSONALIZADA...

Una de las primeras señales de tráfico estaba situada al comienzo de la avenida, frente al Ayuntamiento y el actual Banco de España, tenía una placa con el siguiente texto: “Los automóviles por la derecha...” Existe una fotografía de Juan José Serrano –que reproducimos sobre estas líneas– captando cómo el guardia municipal allí situado guiaba al conductor con el giro de su brazo y la porra.

PRIMER AUTOMÓVIL CON DISTINTIVO SEVILLANO

La matrícula SE-1 correspondió a un automóvil de la marca Renault, como el que reproducimos, propiedad de Vicente Turmo Romera. En 1905 se matricularon otros seis automóviles.

Automóviles vs. coches Hasta finales de los años cincuenta no fue adoptada en Sevilla la señalización de tráfico aprobada por las Naciones Unidas con carácter internacional. Por entonces, la normativa de circulación era prácticamente la misma que en los años treinta, cuando se publicó el primer Código de la Circulación (1934). Los primeros semáforos fueron instalados en las avenidas de José Antonio Primo de Rivera y General Queipo de Llano (actual avenida de la Constitución), desde el Banco de España al edificio de Correos, mediada la década. Eran manuales y sólo funcionaban los domingos, festivos y días de Feria de Abril. Siguiendo las páginas de publicidad de los años veinte y treinta, po-

demos conocer los distribuidores de automóviles más acreditados, como Miguel Artemán (Buick), Joaquín Mauri (Dodge Brothers), Auto Ibérica (Morris) y Comercial Auto Tractor (Ford). Los precios de los automóviles eran de 48.500 pesetas para el Peugeot de superlujo 18/75 c.v., sin válvulas, de 6/7 plazas. Y de 8.000 para el Peugeot gran lujo de 4/5 plazas de 10/18 c.v. El Renault coach descapotable costaba 12.500 pesetas; el Citroën 8/10 c.v., 8.750 pesetas; el 10/12 c.v., 10.950, y el 15/18 c.v., “pura sangre de la carretera”, 14.250 pesetas. Los automóviles más conocidos en Sevilla durante la primera mitad del siglo XX, fueron los siguientes: Rolls Royce Silver Ghost (1907), Austin Seven (1922), Jeep Willys (1941), Volkswagen Escarabajo (1941), Bugatti Type (1926), Citroën T.A. (1934), BMW 328 (1936), Fiat 500 (1936), Jaguar XK (1948), y Citroën 2 C.C. (1948). Otras marcas norteamericanas y europeas del primer tercio del siglo tuvieron en España un mercado muy restringido, pero algunos modelos curiosos pudieron verse en la avenida de la Palmera. Fueron los espectaculares automóviles Auburn 851 SC (1935), Brush (1910), Buick Six (1918), Chevrolet Superior Roadster (1924), Cunnigham Speedster (1919), Detroit Electric (1918), Du Pont Tourin (1921), Ford V8 (1932), La Salle (1932), Nash Four (1922), Oldsmobile 43 A (1921), Bentley 4 1/2 L (1929), Ford Ten (1936), Singer 10 CV (1912), Peugeot Bebé (1913) y Fiat 508 Balilla (1930), entre otros.

LAS PRIMERAS PARADAS DE TAXIS

La plaza de San Francisco acogió una de las primeras paradas oficiales de automóviles dedicados al servicio público. En la plaza, en los años veinte y treinta, los taxis se alineaban en batería frente al Arquillo del Ayuntamiento y no tenían colores distintivos.

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La calle sin casas Miércoles 24 de enero


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En 1937 fue derribada la manzana de casas cercana a las murallas, y desde entonces sólo tiene el edificio del Hospital de la Sangre

Andueza, la calle sin casas Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La fotografía de la zona delantera de las murallas de la Macarena con una manzana de edificios formando una calle estrecha, fue hecha a finales del siglo XIX y la hemos visto reproducida en varias publicaciones de primeros de nuestra centuria y, últimamente, retocada y datada cerca de 1892, de autor anónimo, en el coleccionable de Diario de Sevilla Sevilla recuperada, del doctor Miguel Angel Yáñez Polo, página 221. La siguiente imagen, captada por Juan José Serrano en 1937, muestra el mismo lugar libre de edificaciones como consecuencia de las “obras de adecentamiento y ensanche” mandadas ejecutar por la Gestora del Ayuntamiento de Sevilla nombrada por el general Queipo de Llano en julio de 1936. Sin embargo, hasta realizar el ensanche definitivo de la calle, la zona liberada de edificios se convirtió en un estercolero durante bastantes años. Resulta que actualmente, y desde 1937, la calle Andueza no tiene edificios residenciales, estando flanqueada por las murallas almohades por el Sur y por el edificio del Hospital de la Sangre (Siglo XVI) por el Norte. No obstante, esta amplia zona pública acumula bastante historia, y así se valora en la síntesis descriptiva que incluye el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla, en la ficha redactada por el profesor Antonio Collantes de Terán Sánchez, que supera los textos de los callejeros clásicos de finales del pasado siglo. El nombre de Andueza fue adoptado en 1859 para honrar la memoria de Vicente Torres de Andueza, que había legado a su muerte una importante herencia en favor del Hospital de la Sangre. Este personaje fue comerciante y prior del Consulado sevillano. La calle Andueza tuvo antes de 1859 varios nombres populares, como Barbacana, con referencia a la segunda línea de muralla más baja de la cerca árabe; plaza de la Macarena, identificando tanto la estrecha calle como la zona delantera del Hospital de la Sangre; incluso Acera del Cajón, cuando a mediados del siglo XIX fueron construyéndose las modestas casas que aparecen en la fotografía y que llegaron hasta 1937. De manera que nunca tuvo nombre oficial hasta su rotulación con el segundo apellido del rico comerciante benefactor del citado Hospital. Hasta los primeros lustros del siglo XX, estuvo en la zona cercana a la calle Don Fadrique una fuente, de la que existe iconografía con preciosas estampas costumbristas. Y en los primeros años veinte instaló un quiosco el freidor de calentitos José de Alfonso, fundador de la popular saga de los Alfonso, que aún continúa ofreciendo la mejor masa frita del barrio. A finales de los años cincuenta se instaló en la zona opuesta de la explanada el monumento en honor del doctor Fleming, descubridor de la penicilina. En fin, sobre éstos y otros asuntos curiosos volveremos en esta página recuperando viejas fotografías. Durante los primeros años treinta, la calle Andueza tuvo particular protagonismo por varias razones sociopolíticas. En la zona cercana

CON CASAS DELANTE DE LAS MURALLAS...

En el primer plano topográfico de Sevilla, el de Pablo de Olavide de 1771, puede observarse la manzana de casas que estaba situada delante de la muralla árabe, y que se mantuvo hasta 1937. Al otro lado de la Puerta de la Macarena, también por el exterior, había otra manzana de casas, pero más pequeña. Su existencia podría remontarse a los años de la Reconquista.

...Y SIN CASAS, COMO AHORA

La decisión de la Gestora municipal formada en julio de 1936, de derribar la manzana de casas que se observa en la fotografía anterior, hizo posible la explanada que presenta esta segunda imagen, y el posterior ensanche de la calle Andueza, que actualmente es un enclave básico de las comunicaciones del Sector Norte de la ciudad, pero sin casas.

a la Puerta de la Macarena, en el número 5 de la calle, estuvo localizado el pequeño cuartelillo de la Guardia Civil, comandado en aquellos años por el sargento Rebollo, que formó parte del grupo afecto a la Delegación de Orden Público que mandaba el capitán Manuel Díaz Criado, cuyo protagonismo fue polémico durante los primeros dos meses que siguieron al Alzamiento militar del 18 de julio de 1936. En 1931, desde cerca de la esquina de la calle Don Fadrique, y más exactamente desde el lado del puesto de calentitos de Alfonso, se hicieron los disparos de cañón que destrozaron el bar de Cornelio, establecido en la calle Bécquer, en el mismo lugar donde ahora se alza el atrio de la Basílica de la Macarena. En las fotografías de aquellos hechos, protagonizados por una pieza del legendario Tercero Ligero de Artillería, se puede ver que el nombre de Andueza es-

taba colocado en la acera que daba a la explanada, con fachadas de casas con mejor traza que las que daban a las murallas. Por la guía Zarzuela puede conocerse la identidad de algunos vecinos de la calle desde los primeros años del siglo XX, pues antes no constaban. En 1900 ya estaba instalado el cuartelillo de la Guardia Civil (número 5) y el estanco (número 9) de Consolación Osuna, que en 1936 estaba a nombre de Rosario Lunar Vela. Residían comerciantes, empleados, médicos y farmacéuticos del Hospital de la Sangre; el torero Manuel Sevillano... Había también, en los años diez, un corral de vecinos y un colegio. Algunas casas admitían huéspedes eventuales que venían a la capital desde los pueblos para acompañar a sus familiares enfermos atendidos en el Hospital. En las proximidades estaba la huerta La Cordobesa, donde se ubicaban una

fábrica de bombillas eléctricas (1910) y una fonda. En 1920 residía además, en el número 8, el fotógrafo Enrique Pando. La calle Andueza, con casas con dos puertas, fue uno de los puntos clave del llamado Moscú sevillano, durante los últimos años de la Monarquía alfonsina y la II República. Ya indicamos más arriba que el bar Cornelio fue fusilado en 1931. Las murallas de esa zona fueron escenario de las ejecuciones de los militares condenados a muerte en juicios sumarísimos por los tribunales del general Queipo de Llano. PRÓXIMA ENTREGA:

Frustración del Zeppelin Viernes 26 de Enero


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Pocos conocen que la ciudad pudo ser en los años treinta la base europea de los vuelos transoceánicos y de control comercial

El ‘Zeppelin’, frustración ignorada Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los difíciles años republicanos y la Guerra Civil borraron de la memoria ciudadana la frustración sufrida por los sevillanos con el Zeppelin y la construcción del Aeropuerto Terminal de Europa, dos proyectos unidos por la vocación aeronáutica de la ciudad que, desde 1910, cuando se realizó el primer vuelo en la dehesa de Tablada, estuvo vinculada a hitos decisivos de la historia de la aviación española. Tanto el Zeppelin como el Aeropuerto Terminal de Europa necesitan mucho más espacio que una página para recuperar la memoria histórica, y nos proponemos dedicar un serial más adelante para dar a conocer las circunstancias negativas que malograron el protagonismo de Sevilla en la llamada Batalla del Atlántico, en la que España perdió la oportunidad de lograr el control comercial aéreo entre Europa y América. El Zeppelin vino a Sevilla en quince ocasiones, pese a las dificultades que presentaban las instalaciones provisionales de anclaje y la nula ayuda de los Gobiernos de Madrid para construir hangares de invierno y otras infraestructuras básicas. Casi todas las llegadas del Zeppelin a Sevilla fueron atendidas en terrenos de la huerta de Hernán Cebolla, cercanos al actual aeropuerto de San Pablo, cedidos generosamente por la familia Marañón, y sólo en dos ocasiones las aproximaciones de los dirigibles se realizaron en el aeródromo de Tablada. La primera visita del Zeppelin a nuestra ciudad fue el día 24 de junio de 1929, como homenaje a la Exposición Iberoamericana. En esta ocasión no tomó contacto con tierra y se limitó a dar varias pasadas por el cielo de Sevilla a baja altura, causando enorme expectación en los ciudadanos. La segunda vez que vino el dirigible fue el día 16 de abril de 1930, aterrizando en el campo de Hernán Cebolla. Los viajeros realizaron una visita de dos horas al centro de la ciudad. De ese mismo día es la otra fotografía, que muestra al dirigible en vuelo cercano a la Giralda. La imagen fue captada por Juan José Serrano desde la azotea de la cervecería Hernal, que estaba en la esquina de la Plaza Nueva con la calle Tetuán. Puede observarse la cúpula del edificio de La Adriática [José Espiau y Muñoz, 1914-1922], ya desaparecida, así como la sede de la Compañía Telefónica [Juan Talavera Heredia, 19261928]. Este mismo año de 1930, el Zeppelin pasó otra vez por Sevilla, en ruta de vuelta desde Buenos Aires. En 1931 no hizo ninguna escala en Sevilla, pero volvió una vez en 1932, año importante por firmarse en noviembre un convenio entre el Ayuntamiento de Sevilla y la Casa Zeppelin para instalar en Tablada una estación de anclaje y un hangar de invierno. Un acuerdo que nunca se cumplió. Pero las esperanzas de confirmar a Sevilla como base última de los vuelos del Zeppelin a Buenos Aires, promovieron que el dirigible hiciera escala cinco veces en 1933 y tres más en 1934. Al año siguiente sólo vino una vez, y dos en 1936. La última vez que el Zeppelin estuvo en Sevilla fue el 10 de julio de 1936. El proyecto de construir en Sevilla el primer

POSTAL DE LA SEVILLA DE LOS AÑOS 30

Del Zeppelin sobrevolando la ciudad hay numerosos originales gráficos, pero éste de Juan José Serrano Gómez (Hemeroteca Municipal) aporta la originalidad de ofrecer al dirigible sobre la Catedral y teniendo como referencia a la Giralda. Pueden verse la cúpula, hoy desaparecida, del Edificio La Adriática (José Espiau, 1914-1922), y el mirador y parte del Edificio Telefónica (Juan Talavera, 1926-1928).

RUTA TRANSOCEÁNICA SEGUNDA VISITA A SEVILLA

El fotoperiodista Juan José Serrano Gómez (Hemeroteca Municipal) legó un fondo gráfico sobre las varias visitas del Zeppelin a Sevilla que, junto con las imágenes captadas por Cecilio Sánchez del Pando (Hemeroteca Municipal) en vuelo, forman un catálogo básico del historial aeronáutico sevillano. En la imagen, las gentes que acudieron a recibir al dirigible en el campo provisional de la huerta de Hernán Cebolla, el 16 de abril de 1930. Aeropuerto Terminal de Europa se inició a finales de 1919 y fue confirmado en 1922 por el Gobierno de Madrid; luego ratificado en 1927, vuelto a confirmar en 1933 y después olvidado hasta 1944, cuando al aeropuerto de San Pablo se le reconoció oficialmente el carácter de internacional. La historia de la aviación sevillana tiene en Tomás de Martín Barbadillo su máximo valedor. Entre 1933 y 1955 publicó en el diario ABC medio centenar de artículos defendiendo el proyecto de Aeropuerto Terminal de Europa y el protagonismo del aeródromo de Tablada en la historia de la aeronáutica española. En 1934 publicó un libro básico titulado Sevilla Aeropuerto Terminal de Europa. La batalla

del Atlántico, donde recogió todas sus publicaciones fundamentales y los documentos oficiales sobre los proyectos de establecer tanto el aeropuerto como la estación de anclajes para los dirigibles. Después hubo un largo periodo de olvidos hasta que en 1971 y 1982, se publicaron los estudios de los tenientes generales Luis Serrano de Pablo y Fernando de Querol Müller, respectivamente, sobre la Base Aérea de Tablada. Pero el gran hallazgo fue la publicación en 1997 del libro del profesor Emilio Atienza, titulado Del Guadalquivir al Plata en dirigible, editado por la Fundación AENA, donde se recupera la memoria histórica del tiempo en que España participó en la rivalidad aérea interna-

El plano que insertamos junto a estas líneas ilustra la ruta prevista por el Zeppelin, y cubierta en gran parte en los primeros años treinta, en la que Sevilla se convirtió en el eje básico de los vuelos transoceánicos. cional por el control comercial del Atlántico, teniendo a Sevilla como principal protagonista. El profesor Atienza aporta documentos básicos para conocer las decisivas circunstancias vividas por los sevillanos durante los años veinte y treinta, y descubre sin rodeos y con suficiente base científica como Sevilla sufrió la frustración de ver perderse la oportunidad de ser la base de las comunicaciones aéreas entre Europa y América. PRÓXIMA ENTREGA:

Mercadillos sevillanos Domingo 28 de enero


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Desde los mercadillos de la Alhóndiga y del ‘Jueves’, ambos de origen árabe, hasta nuestros días, las ferias callejeras nunca han faltado

SEVILLA AYER Y HOY

La ciudad de los mercadillos Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El mercadillo del Jueves, en el barrio de la calle Feria, es el más antiguo de la ciudad y merecerá atención monográfica en nuestra próxima entrega. Hoy vamos a referirnos a cerca de cuarenta mercadillos, ferias y exposiciones diversas que tuvieron auge en la ciudad del siglo XIX y primera mitad del XX. Los más antiguos tienen origen árabe y son el desaparecido mercado de la Alhóndiga y el todavía vigente del Jueves. El mercado de la Alhóndiga estaba localizado en la plaza de su mismo nombre y se dedicaba a la compra y venta de granos y semillas, todos los días laborales, desde las diez de la mañana hasta las dos de la tarde. Fue reformado en 1492, año emblemático. Luego, un Real Decreto de 29 de enero de 1834 reguló su funcionamiento por última vez. Estuvo funcionando hasta 1886 ó 1887. Con orígenes en el siglo XIX la ciudad contó con numerosos mercadillos populares, como el del Rastro, de Caballerías, de Aceite, del Boquete, de reses vacunas, del Calzado Viejo, del Perneo, del Barranco, de Navidad, de Flores y Plantas, de Cerámica, de Pájaros y otros. También del siglo XIX proceden eventos comerciales de mayor rango, como la Feria de Abril (1847), la Exposición Bético-Extremeña (1874), la Feria de San Miguel (18751970), y otros eventos mercantiles y agrarios. El mercadillo del Rastro (1865-1930), se celebraba por Pascua de Resurrección en zona cercana a la Puerta de la Carne, dedicada a ganado lanar, especialmente corderos para niños. Del de la Caballería consta su existencia regular desde 1865 hasta 1904. Estaba situado cerca de la Puerta de Osario y se celebraba tres veces por semana –lunes, jueves y sábados– para cambiar y vender todo tipo de caballería, con intervención de los populares corredores de cuatropea. El mercadillo dominical del Aceite estuvo localizado en la calzada de la Cruz del Campo y mucho antes, en el Postigo del Aceite. Dejó de celebrarse en 1911 y era anterior a 1874. Durante los últimos años estuvo en el paseo de Cristóbal Colón. La Feria del Boquete (1876-1912), dedicada a la venta de ropa usada y objetos desechados de los hogares, se celebraba todos los días laborales cerca del Perneo, en la Puerta de Osario. La del Calzado Viejo se celebró desde 1870 hasta finales del siglo XIX, todos los domingos y festivos, salvo excepciones religiosas. El Perneo y matadero de cerdos comenzó sus actividades entre 1868 y 1873, hasta regularizarse y llegar a 1919. Este matadero funcionaba desde el 15 de octubre hasta el 15 de marzo siguiente. El Barranco del Pescado (1884-1971) estuvo junto al puente de Triana hasta la fundación de Mercasevilla, y su estructura de hierro es utilizada por la oficina municipal de información ciudadana. De la Feria de Navidad ya informamos el pasado 24 de diciembre. Las de Flores y Plantas (1896-1897) y de Cerámica (1898-1900), se celebraron, respectivamente, en los Jardines

MERCADILLO DEL POSTIGO DEL ACEITE DESDE EL SIGLO XVIII

El mercadillo de alimentos diversos del Postigo del Aceite data de mediados del siglo XVIII, pero con anterioridad también hay referencias medievales a las ventas públicas de aceite de oliva, de sal, de carnes... La imagen que reproducimos sobre estas líneas es de finales del siglo XIX, si bien la morfología urbana y arquitectónica del sector se mantuvo hasta los años veinte de la centuria siguiente. La capilla de la Pura y Limpia existe desde el siglo XVIII, como la Hermandad de la Inmaculada Concepción. En la plaza se celebró hasta los años veinte una velada coincidiendo con la festividad mariana.

FERIA DE PÁJAROS

SANTA MARTA: FILATELIA

MERCADO DE MONEDAS

Desde mediados del siglo XIX se celebra en la plaza de la Alfalfa, los domingos y días festivos, un mercadillo de pájaros. En sus primeros tiempos se celebró conjuntamente con el mercadillo del Jueves. No prosperó el proyecto de trasladarla a la Alameda de Hércules cuando se inició el mercado dominical en este sector. A los pájaros se han añadido ahora otros animales.

En 1933 se inició en la placita de Santa Marta un mercadillo filatélico, que se celebraba los domingos y días festivos, salvo excepciones. Esta pequeña feria comenzó comolugardeintercambiosdesellos,ypoco a poco se extendió a monedas y objetos curiosos, además de a la venta de sellos usados. Este mercadillo se trasladó a mediados delosañosochentaalaplazadelCabildo.

En la misma placita de Santa Marta, el intercambio y la compra y venta de monedas alcanzó bastante auge a mediados del siglo XX, de manera que la numismática tuvo en este lugar un lugar de transacciones populares. También este mercadillo se trasladó a la plaza del Cabildo, donde ha ampliado la oferta a tarjetas postales, libros antiguos, láminas y todo tipo de curiosidades.

de Eslava y el Huerto de Mariana, y en la Casa Lonja. La feria de reses vacunas funcionó desde antes de 1876 hasta 1887, y estaba localizada en la Puerta de Osario. Otro mercadillo similar con matadero anexo estuvo en el Cortijo de Maestrescuela durante los años treinta del siglo XX. Durante el siglo XX se iniciaron los mercadillos de filatelia y numismática, y algunos otros de vida efímera, pero el mayor auge lo alcanzaron las ferias y exposiciones con rangos regio-

nales y nacionales. Por ejemplo, la Feria Nacional del Libro (1948), luego reconvertida en Feria del Libro de Sevilla (1967) y que continúa celebrándose con desigual fortuna; la Feria Nacional de Muestras (1958), también reconvertida en Iberoamericana de Muestras en 1961; las Galerías Comerciales de la Feria de Abril (1951 y 1958); la Exposición de Maquinaria Agrícola, en 1951; las Asambleas de Comercio Iberoamericano y Filipino, iniciadas en 1967 y que sumaron más de una década

muy positiva de la mano de Miguel Sánchez Montes de Oca, y por fin, las actividades mercantiles de todo tipo que promueve con éxito la Institución Ferial en el actual Palacio de Exposiciones y Congresos. PRÓXIMA ENTREGA:

Mercadillo del ‘Jueves’ Miércoles 31 de enero


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Desde la época árabe se celebra en la calle Feria el mercadillo del ‘Jueves’, ahora trasladado a la Alameda de Hércules

El mercadillo más antiguo Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El profesor Antonio Collantes de Terán Sánchez, autor de la ficha de la calle de la Feria en el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla (Junta de Andalucía y Ayuntamiento, 1993), ofrece la más completa y actualizada referencia bibliográfica del mercadillo del Jueves y la citada calle que nosotros conocemos, apoyándose en Cervantes, Ford, Davillier, Álvarez Benavides, González de León, Chaves Rey, Chaves Nogales, Luis Montoto, Blasco Ibáñez, Mas y Prat, Porlán, Grosso, Ferrand, y otros autores, además de en sus propias investigaciones; autores cuyo número y prestigio prueban el interés despertado en todos los tiempos por el mercadillo del Jueves. Asimismo, Ángel Vela Nieto, en su obra ya citada en esta página, aporta más referencias interesantes del analista Ortiz de Zúñiga, y suyas, a las que debemos unir los datos básicos contenidos en la Historia del Ayuntamiento de Sevilla (1896-1903) de Joaquin Guichot y Parody, en la Guía Zarzuela (18651957), así como en la hemerografía del siglo XIX, principalmente en las páginas de El Porvenir (1848-1909), La Andalucía (18571899), La Tribuna (1882-1884), El Progreso (1883-1907) y otros diarios y semanarios decimonónicos. Aunque generalmente se cita el siglo XIII como referencia histórica del mercadillo del Jueves, otros datos confirman su existencia anterior a la Reconquista (1248), lo mismo que el mercado de granos de la Alhóndiga, ambos de origen árabe. De manera que el mercadillo cristiano del Jueves antes fue zoco donde concurrían comerciantes de todas las zonas de la ciudad, para vender sus productos en un sector ya acreditado como punto de encuentro entre vendedores y compradores un día de la semana, el jueves. El mismo sistema se mantuvo durante los siglos siguientes de la ciudad cristiana. Los contenidos mercantiles del Jueves han variado en diversas épocas, así como la zona de celebración. En principio el zoco árabe y el mercadillo medieval se celebraron en las zonas de las actuales plazas de Calderón de la Barca y Monte-Sión, extendiéndose progresivamente por la actual calle de la Feria hasta alcanzar desde San Juan de la Palma hasta los aledaños del mercado situado junto a la iglesia de Omnium Sanctorum, si bien el cruce con la Cruz Verde señaló el límite desde la instalación de las vías del tranvía a finales del siglo XIX hasta nuestros días. En el Jueves del siglo XIX se vendían desde pájaros a loza y cristal nuevos o defectuosos de fábrica, pasando por ropa hecha nueva y usada, muebles de todo tipo, herramientas, libros antiguos, y cientos de objetos antiguos curiosos. Desde los años diez del siglo XX hasta los primeros años treinta, el Jueves añadió a sus contenidos clásicos elementos de metal, triciclos y bicicletas, placas (discos de gramófonos), cuadros, revistas y periódicos viejos, calzado procedente de los cuarte-

PERIÓDICO HOLÓGRAFO (1954-63) ESTAMPA DECIMONÓNICA

Ángel Vela Nieto [Sevilla en la tarjetografía postal, Ediciones Giralda, 1992], cataloga la imagen que reproducimos como tarjeta postal editada entre 1901 y 1906 por Tomás Sanz y Sanz. La fotografía corresponde seguramente a los últimos años del siglo XIX y fue realizada por Juan Barrera.

Una de las curiosidades históricas del mercadillo del Jueves fue el periódico semanal titulado El Jueves, escrito íntegramente a mano por Francisco Guijarro Rodríguez, chalán librero, y que hoy constituye una reliquia periodística.

TRAMO CON CARÁCTER ÚLTIMOS AÑOS DE ESPLENDOR

Rafael Cubiles, uno de los últimos fotoperiodistas costumbristas sevillanos, realizó a finales de los años setenta un amplio reportaje gráfico del mercadillo del Jueves. Entonces todavía podían encontrarse objetos valiosos y obras de arte, así como libros, revistas y tarjetas postales. Después inició su decadencia.

les, sellos y monedas... Durante los años cuarenta a sesenta, tuvieron buen mercado los libros antiguos y las revistas, así como grabados costumbristas, fotografías y tarjetas postales. Las décadas siguientes fueron marcando la decadencia del Jueves, hasta modificarse sustancialmente los contenidos de las ofertas, que ahora incluyen incluso productos alimenticios perecederos. Ya han pasado a la historia los tiempos en que en el

Jueves se descubrían obras de arte o se lograban gangas de cualquier género. El reciente traslado provisional a la Alameda de Hércules parece que será definitivo. Ya en 1887 y 1962, los comerciantes del Jueves solicitaron el cambio de lugar, y en los setenta comenzó a celebrarse en la Alameda de Hércules un mercadillo anexo los domingos por las mañanas. El Jueves cuenta con una amplísima icono-

La antigua plaza de los Carros y el tramo inicial de la calle Feria siempre tuvieron especial carácter de mercadillo durante la semana, porque casi todos los comerciantes del Jueves tenían locales abiertos en este sector. grafía entre 1895 y 1928, motivada por la expansión de la tarjetografía postal; asimismo, casi todas las guías locales del siglo XIX incluyen fotografías o grabados del mercadillo. PRÓXIMA ENTREGA:

Las Delicias en 1937 Viernes 2 de febrero


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En 1937 fueron instaladas las “farolas enanas” con luz opaca, en pequeñas praderas que servían de basamentos y dividían la calzada

El Paseo de las Delicias en 1937 Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El Paseo de las Delicias, que comienza en la confluencia de la avenida de Sanjurjo junto al puente de San Telmo y termina en la glorieta de Méjico, estrenó nuevo sistema de alumbrado en los primeros meses de 1937. Como puede verse en la fotografía incluida en el libro titulado Labor del Primer Año Triunfal, editado por el Ayuntamiento de Sevilla en 1938, las farolas clásicas de hierro colocadas en el centro del paseo en los primeros años veinte, ya en muy mal estado de conservación, fueron sustituidas por otras de tipo geométrico, de baja altura, con cristales opacos que daban luz difusa y proporcionaban al Paseo de las Delicias un ambiente sosegado. Las nuevas farolas enanas –como pronto las bautizó el pueblo– estaban situadas en pequeñas praderas que les servían de basamento, y encima tenían incorporados macetones con diversos tipos de plantas. La fotografía antigua es idílica, con un paseo libre de automóviles y otros tipos de vehículos. Sin embargo, en los primeros años treinta, la circulación y el aparcamiento de vehículos ya eran considerados como uno de los graves problemas de la ciudad. Tenemos que situarnos en un tiempo donde el tranvía era el principal sistema de transporte colectivo de viajeros, con un viario que ocupaba espacios vitales en el callejero, a veces rozando las aceras, como sucedía en las calles Imagen y Hernando Colón; con el transporte de mercancías de todo tipo casi monopolizado por carros, carrozas y volquetes de tracción animal, e incluso con carrillos y bateas de mano, además de los populares coches de caballo, que en conjunto provocaban un tráfico lento y difícil. Y todavía añadían más conflictividad callejera los vendedores ambulantes con caballos, mulos y burros portando angarillas, como los panaderos de Alcalá de Guadaira, lecheros, verduleros, carboneros, aceiteros, etcétera. Las incidencias se reflejaban en las páginas de los periódicos con titulares como, “El suceso de ayer: otra tragedia provocada por un automóvil”, “Más desafueros de los locos del volante” o “Los automóviles expulsan a los viandantes”... En paralelo, el parque de vehículos automóviles creció durante la década de los años veinte a un ritmo excepcional. Hasta el año 1920, sumaron 1.961 los vehículos matriculados en Sevilla, en quince años, desde que en 1905 fue concedida la placa “SE-1”, y en diciembre de 1930 ya circulaba por la ciudad la matrícula número 14.266. Naturalmente, la expansión automovilística promovió actividades anexas, como el servicio de taxis y sus correspondientes paradas fijas, los vehículos al servicio de hoteles y casinos, los garajes públicos y privados, los talleres mecánicos... Pero en la década de los años treinta, cambió la situación como consecuencia, primero, de la crisis socioeconómica surgida durante la II República, y después por la Guerra Civil. En este periodo sólo se matricularon 4.681

vehículos automóviles. En el año 2000 hemos superado los doscientos mil vehículos matriculados, cantidad a la que hay que restar los desguaces por antigüedad y accidentes, y sumar los vehículos que estando matriculados en otras provincias y naciones circulan por Sevilla. Las obras de reforma del Paseo de las Delicias formaron parte de un conjunto de mejoras urbanas de choque, para crear empleo, realizadas por el primer Ayuntamiento del Movimiento durante año y medio. Los nuevos sistemas de alumbrado de los paseos de las Delicias y de la Palmera, así como las reparaciones en la plaza de América, costaron 45.000 pesetas. La Gestora Municipal estuvo formada por Ramón de Carranza Gómez, como alcalde; Alberto Gallego y Burín, Antonio González y González de Nicolás, Fernando Camacho Baños, Joaquín González

Garrido, Francisco Duclós Pérez, Patricio Peñalver Bachiller, Joaquín Sáinz de la Maza y Eduardo Cadenas Camino. Aunque el Paseo de las Delicias fue popularmente conocido con esta denominación derivada del recr(1825-1833), tuvo varios nombres circunstanciales durante los siglos anteriores, hasta que en 1949 el Ayuntamiento tomó el acuerdo de rotularlo así y eliminar el nombre de la Reina María Cristina, que fue adoptado en 1929. Una preciosa vista del Paseo de las Delicias en 1878, fue hecha por el fotógrafo Emilio Beauchy Cano, y reproducida en Sevilla recuperada, coleccionable de Diario de Sevilla, página 118. Miguel Cruz Giráldez, autor de la ficha del Paseo de las Delicias que incluye el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla, indica que fueron frecuentes las referencias li-

terarias al citado paseo, y cita como autores preferentes a Rafael Laffón, José María Izquierdo, Santiago Montoto, Manuel Chaves Nogales y Manuel Ferrand. Asimismo recupera los siguientes versos del poeta sevillano Isaac del Vando-Villar: “En las Delicias Viejas, en las horas vespertinas, / los niños morados, celestes y blancos, / juegan al foot-ball con las naranjas mandarinas. / Las palmeras, con sus coturnos de rosas, / erguidas sobre un tapiz verde esmeralda, / parecen desnudas danzarinas, con los cabellos a la espalda”. PRÓXIMA ENTREGA:

La Palmera en 1937 Domingo 4 de febrero

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Reclamos ripiosos Las tiras de anuncios basados en textos ripiosos eran muy frecuentes en los años cuarenta y cincuenta. Los tres anuncios que reproducimos formaban parte de toda una página dedicada a este tipo de publicidad. Severiano era un maestro sastre muy popular; Ferretería Lázaro, junto a La Llave, El Llavín y El Bazar, destacaba en este sector mercantil; y La Terraza ocultaba bajo el lema de sala de fiesta –como todos los negocios de este tipo– su carácter de cabaret descafeinado.


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Las reformas de 1937 de la avenida de la Palmera, el paseo de las Delicias y la plaza de América costaron 45.000 pesetas

La avenida de la Palmera en 1937 Nicolás Salas Periodista y escritor

Las reformas y mejoras de 1937 fueron realizadas por la Gestora del Ayuntamiento de Sevilla dentro del mismo plan que modernizó el paseo de las Delicias, asunto del que nos ocupamos en esta sección el pasado viernes. Como puede verse en la fotografía antigua incluida en el libro Labor del Primer Año Triunfal, editado por el Ayuntamiento de Sevilla en 1938, las farolas clásicas de hierro colocadas en el centro de la avenida de la Palmera en los primeros años veinte fueron mantenidas en el centro de la calzada, y se añadieron otras de tipo geométrico, de baja altura, con cristales opacos que daban luz difusa y proporcionaban a la avenida un ambiente sosegado, como en el paseo de las Delicias. Las nuevas farolas enanas estaban situadas en praderas que les servían de basamento, pero de mayor longitud que las instaladas en el paseo de las Delicias. La fotografía antigua es idílica, con unas palmeras de mediano tamaño, y con unas calzadas libres de automóviles y otros tipos de vehículos. Desde mediados los años sesenta y durante los días de Feria abrileña en el vecino Prado de San Sebastián, la avenida de la Palmera se convirtió en lugar de aparcamiento masivo, una situación que se repite aún más intensa en nuestros días con el recinto ferial en Los Remedios, igual que en el paseo de las Delicias y en la avenida de Santiago Montoto. Las obras de reforma de la avenida de la Palmera formaron parte de un conjunto de mejoras urbanas de choque, para crear empleo, realizadas por el primer Ayuntamiento del Movimiento durante año y medio. Los nuevos sistemas de alumbrado de la avenida de la Palmera y del paseo de las Delicias, así como las reparaciones en la plaza de América, costaron 45.000 pesetas.

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Siempre se llamó la Palmera Esta avenida ha cambiado varias veces de nombre en el nomenclátor sevillano. Conviene recordar que se llama de la Palmera, en singular, y no de las Palmeras, porque existe en la ciudad una avenida con este plural, que va desde la glorieta de Guadaira hasta la calle Guadalimar, en la barriada de Santa Ana. Como sintetiza Miguel Cruz Giráldez en el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla (1993), el nombre de la Palmera fue impuesto en 1910, aceptando la denominación popular basada en la existencia de una palmera al final del paseo, la actual glorieta de Plus Ultra, frente al estadio del Real Betis Balompié. En 1920 fue rotulada con el nombre de Reina Victoria. Con la proclamación de la II República en 1931, pasó a llamarse Avenida de Mayo. Luego, con el cambio de régimen obligado por el Alzamiento militar de 1936, recuperó en parte el nombre an-

El contenido de este anuncio, publicado en el semanarioNuevoMundo(15 septiembre 1910), no puede ser más expresivo sobre la mentalidad social de la época. En la publicidad de finales del siglo XIX y primeros lustros del XX, el tema del vello femenino es recurrente, y las ilustraciones y los textos son verdaderamente ofensivos para la mujer, además de ridículos.

terior, pues fue eliminado el título de Reina para llamarse sencillamente avenida de la Victoria... Por último, en 1980, fue restituido su nombre primitivo de avenida de la Palmera que, realidad, fue el que siempre utilizó el pueblo. La avenida de la Palmera es la más importante de la ciudad por su trazado urbano, situación territorial de accesos por el Sur, caserío de chalés unifamiliares en gran parte pertenecientes a la arquitectura del regionalismo, más otros de nueva traza ecléctica, y por el vecindario de alta burguesía y aristócrata. En uno de esos chalés se reunió el general José Sanjurjo con sus leales para organizar el frustrado golpe de Estado del 10 de agosto de 1932. En las últimas décadas se han incorporado al vecindario grandes empresas de servicios relacionadas con las finanzas, los seguros, la enseñanza, la sanidad y la hostelería. Por su carácter de avenida emblemática de la ciudad, es escenario de los desfiles militares. También se organizaron pruebas deportivas de ciclismo y motociclismo y carreras de atletismo. Y en los años veinte y treinta fue escenario de los desfiles de carrozas del carnaval. Curiosamente, siempre estuvo relacionada con el fútbol: desde 1929 existe un estadio al final de la avenida que en julio de 1936 fue cedido por el Ayuntamiento al Real Betis Balompié, y el Sevilla Fútbol Club tuvo su tercer campo al comienzo de la avenida, llamado de Reina Victoria, donde luego estuvo el campo del C. D. Puerto, desde 1918 hasta la apertura del primer campo de Nervión, en 1928. PRÓXIMA ENTREGA:

“Edad de Oro” de la piqueta Miércoles 7 de Febrero


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Durante los años 50-70 del siglo XX, el patrimonio arquitectónico sevillano sufrió destrozos comparables a todo el siglo XIX

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La ‘edad de oro’ de la piqueta Nicolás Salas Periodista y escritor

■ En síntesis, las tres grandes épocas marcadas

por la destrucción del patrimonio arquitectónico de la ciudad fueron durante la ocupación francesa (1 febrero de 1810-27 agosto de 1812), cuando los invasores causaron grandes destrozos en la ciudad y se llevaron todas las riquezas artísticas que pudieron; durante el último tramo de la Sevilla Isabelina (1833-1868) y el período de la Sevilla Federal y Restauracionista (1868-1898), cuando en nombre del progreso se destruyeron las puertas y murallas de la ciudad heredadas de los tiempos árabes, y los años cincuenta a setenta del XX, muy especialmente en los sesenta. Puede afirmarse que en la década de los sesenta la ciudad sufrió la Edad de Oro de la piqueta. Debemos matizar que la ocupación francesa fue positiva por los criterios urbanos, principio de las reformas posteriores. Es verdad que arruinaron edificios notables que tuvieron que ser luego destruidos, al convertirlos en cuarteles, como la primera fábrica de tabacos de Europa, en la plaza de Argüelles, o el palacio de los Medina Sidonia, en la plaza del Duque, y el convento Casa Grande de San Francisco, pero impusieron los grandes espacios, las plazas que cambiaron la morfología urbana, como las de la Encarnación (destinada a ser el centro distribuidor, a semejanza de la plaza de la Estrella de París), Magdalena, Santa Cruz... e incluso la Plaza Nueva fue herencia francesa, aunque realizada mucho después. Los franceses cambiaron conventos por plazas. Entre 1850 y 1880, los políticos que destruyeron las puertas y murallas hicieron posibles las rondas y el aprovechamiento de las afueras, como la plaza de Armas, los arrabales, incluso la formación del parque de María Luisa. Pero los políticos que administraron la ciudad durante los últimos años sesenta de la centuria del XX destruyeron partes valiosas e irrepetibles del casco antiguo a cambio de nada. En esos años que, repetimos, podríamos denominar la Edad de Oro de la piqueta, y que hicieron popular al empresario derribista Enrique Pavón Bellver, desaparecieron todos los edificios nobles de las plazas de la Magdalena y del Duque y dejaron un rosario de solares en el casco histórico, como testigos mudos de la destrucción de casas de los siglos XVII, XVIII y XIX. En los primeros años del siglo XX (1912), y a petición de los vecinos del barrio de La Calzada, se destruyó el acueducto de los Caños de Carmona (datado en 1172), quedando sólo tres pequeños trozos como recuerdo, dos en la calle Luis Montoto, y uno en la avenida de Andalucía. No hubo piedad para el antiguo palacio de los González Abreu y luego Hotel Madrid, ni para el del marqués de Aracena y antes del conde de Luque, ambos en la plaza de la Magdalena y construidos durante la primera mitad del siglo XIX, además de otros pequeños edificios datados en el siglo XVIII. Y en la plaza del Duque se destruyó todo, desde el palacio de los Cavaleris, originario del siglo XVI, hasta los del conde de las Torres de Sánchez-Dalp y del marqués de Palomares, dos

PROCER OLVIDADO

Miguel Sánchez-Dalp y Calonge (Aracena, Huelva, 1871-Sevilla, 1961) fue protagonista polifacético de la vida sevillana del primer tercio del siglo XX, con aportaciones básicas en cultura, arquitectura, agricultura, ganadería, regadíos, urbanismo, escultura... Su obra más querida, la casa palacio de la plaza del Duque, número 9, fue injustamente destruida.

CASA PALACIO REUTILIZADA COMO COMERCIO

Mediado el siglo XIX y sobre los restos de parte del palacio de los Duques de Medina Sidonia, arruinado por la utilización desconsiderada de las tropas francesas invasoras, que lo convirtieron en cuartel, construyó el marqués de Palomares el edificio que reproducimos sobre estas líneas, en la plaza del Duque, número 10. Parte de las vigas, de los muros maestros, mármoles y otros elementos del primitivo palacio fueron reutilizados para construir el nuevo, luego utilizado por almacenes del Duque.

CASA PALACIO EMBLEMÁTICA DEL REGIONALISMO

EDIFICIO DEL SIGLO XVI CON PORTADA DEL XIX

Miguel Sánchez-Dalp y Calonge mandó construir entre 1908 y 1916 la mansión cuya fachada reproducimos sobre estas líneas al arquitecto argentino Simón Barris y Bes, uno de los promotores de la Arquitectura del Regionalismo en Sevilla. Fallecido Barris en 1912, el conde de las Torres de Sánchez-Dalp continuó dirigiendo las obras. Esta casa palacio estaba en la plaza del Duque, número 9. En el solar de los edificios de Sánchez-Dalp y Palomares se construyó El Corte Inglés.

Este edificio procedente del siglo XVI, construido por la familia Solís, y reformado en el siglo XIX con una portada procedente de un palacio de la plaza de la Gavidia, que destruyó un incendio, fue el primero de la plaza del Duque en caer víctima de la piqueta a finales de 1964. Desde mediado el pasado siglo era conocido como palacio de los Cavaleris. En su lugar se alzó el edificio de Almacenes Lubre, luego reconvertido en anexo de El Corte Inglés para librería y electrónica.

edificios emblemáticos de la ciudad, además del Hotel Venecia. El catálogo de la Arquitectura Civil de Sevilla, publicado por primera vez en 1976, nació ya incompleto, pues gran parte de los edificios reseñados como valiosos habían caído víctimas de la piqueta. En sucesivas edicio-

nes se ha vuelto a repetir el mismo efecto, por lo que se produce la paradoja de que los mismos ayuntamientos que patrocinan la publicación del citado catálogo son, a la vez, quienes permiten la destrucción del patrimonio arquitectónico de la ciudad a ellos confiada por la sociedad votante.

PRÓXIMA ENTREGA:

Almacenes del Duque (1879-1965) Viernes 9 de Febrero


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Uno de los establecimientos emblemáticos del comercio de tejidos y confecciones durante casi un siglo, en la plaza del Duque

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Almacenes del Duque (1879-1965)

USO MERCANTIL DE CASAS-PALACIOS

ESTAMPA DEL ANTIGUO COMERCIO SEVILLANO

Así de hermoso era el patio central del palacio de los marqueses de Palomares, hasta que en 1880 fue convertido en zona de ventas al detalle de tejidos, confecciones y paquetería por el fundador de los Almacenes del Duque –razón social: Fernández y Compañía–, Juan Antonio Fernández de la Arriba, que había comprado el edificio un año antes. Puede admirarse la vegetación, las esculturas, la fuente central, la arcada, el mirador... Todo el pavimento era de mármol blanco, como la escalera y baranda. Fue construido sobre el solar del palacio de los Medina Sidonia.

Este documento gráfico esta fechado en 1902 y pertenece al archivo familiar de Manuel Marcos Cárcamo. Puede verse parte del personal de los Almacenes del Duque, en el patio central del antiguo palacio de los marqueses de Palomares, así como la disposición de las piezas de tejidos. La estampa costumbrista y etnográfica ayuda a recuperar la memoria histórica del sector mercantil. Otras fotografías posteriores, de los años veinte y treinta, muestran otra disposición del patio, con mostradores y sillas para las clientas alrededor del claustro.

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Nicolás Salas Periodista y escritor

En 1879, Juan Antonio Fernández de la Arriba, afortunado comerciante sevillano, compró el edificio sito en la plaza del Duque, número 10, en tercera subasta desierta al marqués de Palomares, y fundó los Almacenes del Duque. Su hijo, Manuel Fernández Escobar, tomó el relevo generacional y logró una etapa de éxitos que convirtieron los Almacenes del Duque en establecimiento emblemático del comercio de tejidos, confecciones y paquetería. En 1965 cerró sus puertas el negocio por venta del edificio a El Corte Inglés, a través de un intermediario. La fachada del citado edificio del marqués de Palomares la reproducimos en nuestra anterior entrega. Cuentan los herederos de Manuel Fernández Escobar que llevaban muchos años sufriendo los efectos de la vejez del edificio, como las humedades que mantenían los muros de enorme anchura y los tejados hundidos, hasta el punto de que tenían contratada durante todo el año una cuadrilla de albañiles para arreglar los constantes desperfectos. La plaza del Duque de la Victoria llegó hasta mediado los años sesenta con los edificios de las casas palacios del marqués de Palomares, de Sánchez-Dalp y de la familia Cavaleris, más el hotel Venecia. Los cuatro edificios citados, más el del colegio Alfonso X el Sabio, formaban un conjunto arquitectónico variado en el que coincidían estilos eclécticos, regionalista sevillano, y del siglo XVI. Si ahora existiera la plaza tal como llegó hasta mediado los años sesenta, no cabe duda que sería admi-

EMPRESARIO EJEMPLAR

Manuel Fernández Escobar (Sevilla, 1897-1947), hijo de Juan Antonio Fernández de la Arriba, fundador de los Almacenes del Duque, tomó el relevo generacional y logró convertir el negocio familiar, en los años treinta y cuarenta, en establecimiento emblemático del comercio sevillano de tejidos, confecciones y paquetería.

rada como un patrimonio arquitectónico de valores históricos y artísticos excepcionales. Como pudimos ver en la anterior entrega, las fachadas de los edificios citados eran preciosas. PRÓXIMA ENTREGA:

Los “Portillos de Ronda” Domingo 11 de febrero

Los pechos femeninos, reclamos... Las “Pilules Orientales” dieron nombre generalizado a un tipo de pastillas destinadas a robustecer y desarrollar los pechos femeninos. Desde finales del pasado siglo XIX hasta los años treinta de nuestra anterior centuria, la publicidad de las “Pilules” fue referencia asegurada en las páginas de los semanarios españoles, como Nuevo Mundo, La Esfera, Mundo Gráfico, Blanco y Negro y Estampa, principalmente. En efecto, el tema del tamaño y robustez de los pechos femeninos parece haber sido una constante preocupación de las mujeres de la segunda mitad del siglo XIX y primer tercio del XX, que registró una notable disminución anunciadora durante el tiempo de la II República y más aún en los años de Guerra Civil. Pero la atención publicitaria sigue vigente...


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Desde 1769 hasta 1996 estuvo colocado un ‘portillo de ronda’ en la fachada del Hospital del Pozo Santo, propiedad de la Diputación

Los castillos de ronda Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Un lector de Diario de Sevilla, Diego González y Sánchez-Matamoros, nos ha proporcionado las fotografías de la fachada del Hospital del Santo Cristo de los Dolores (1669-1682), popularmente conocido como del Pozo Santo, que documentan la desaparición del castillo metálico que estaba colocado desde 1769. El citado castillo, también conocido como portillo de ronda, había superado las reformas del edificio durante el siglo XIX, concretamente las ampliaciones de 1842 y 1879, la última realizada por el arquitecto Aurelio Álvarez Millán. Pero la restauración iniciada en 1996 ha alterado ligeramente el diseño de la fachada, y además ha suprimido el citado castillo metálico, que era una reliquia de la historia ciudadana del siglo XVIII. Y en este caso no se trata de una actuación particular lamentable e irrespetuosa con el patrimonio cultural local, sino de la Diputación Provincial de Sevilla que es la propietaria del inmueble, y de la que depende inicialmente la restitución del símbolo histórico desaparecido. Nos asegura nuestro comunicante, que después de varios años de investigaciones para conocer el paradero del castillo, tiene noticia de que se encuentra en unos almacenes de la Diputación. Asimismo, el señor González y Sánchez-Matamoros ha logrado identificar otro castillo del mismo tipo que se encontraba situado en la esquina de las calles Castilla y Procurador, y también ha sido eliminado de la fachada en una reciente reforma del edificio. Al portillo de ronda de Triana dedicaremos la próxima entrega de nuestra sección. En el libro titulado Aportación a la Historia de Sevilla de Joaquín González Moreno, encontramos referencias sobre el origen y uso de los castillos metálicos a partir del siglo XVIII. En 1769 y como complemento de las normas dictadas por el Consejo sevillano el 31 de octubre de 1764, para poner orden en la conflictiva vida ciudadana nocturna, se dispuso que el alguacil de vagabundos y los cabos de rondas de las collaciones de San Juan de la Palma, San Martín, Santa Catalina y San Andrés, dispusieran de partes informativos sobre las incidencias ocurridas, y que se transmitieran de turno en turno a las diversas patrullas de vigilancia callejera. Los citados partes eran guardados bajo llave en el interior de los mencionados castillos, que también eran llamados portillos de ronda. Las diversas referencias históricas del siglo XVIII y primeras décadas del siglo XIX informan de los problemas planteados a los ciudadanos por las gentes conflictivas que alteraban el orden durante la noche y molestaban al vecindario. Pero antes, en los siglos de Oro (XVI y XVII), también existió idéntico problema de convivencia. Por lo tanto, puede aceptarse que la conflictividad provocada en nuestro tiempo por la mal llamada movida juvenil no representa ninguna novedad en nuestra ciudad.

CASTILLO DE RONDA

ANTES DE LA RESTAURACIÓN

Éste era el estado de la fachada del Hospital del Pozo Santo hasta 1996, cuando comenzó su restauración, según fotografía facilitada por Diego González y Sánchez-Matamoros. Puede verse el castillo de ronda colocado en 1769, entre las ventanas grande y pequeña. Observen la existencia de dos grandes ventanas y una pequeña, que serían modificadas.

DESPUÉS DE LA REFORMA

La fachada restaurada del Hospital del Pozo Santo, fotografiada por Diego González y Sánchez-Matamoros, documenta la desaparición del castillo de ronda y la aparición en el mismo lugar que ocupaba, de una segunda ventana pequeña. También ha desaparecido una segunda ventana grande, a la izquierda de la primera señal de tráfico, que ha sido convertida en puerta.

Gracias a un lector de Diario de Sevilla, hemos podido recuperar la memoria histórica sobre los castillos metálicos, que servían para transmitir las novedades a las patrullas de vigilancia nocturna. Antonio Burgos, firmando con el seudónimo de

Abel Infanzón, escribió el 24 de noviembre de 1977 en ABC, que aunque las rondas han desaparecido, de ellas quedaron hasta casi mediado el siglo XX la costumbre de desfilar el Jueves Santo por la carrera oficial, “unos piquetes de tropa de respeto detrás

Este castillo metálico, también conocido como portillo de ronda, fue colocado en la fachada del Hospital del Pozo Santo en 1769, y servía para guardar en su interior bajo llave los partes de los jefes de las rondas de vigilancia nocturna, que se transmitían por turnos para conocer las incidencias ciudadanas durante el tiempo de vigilancia, que duraba desde el toque de oración hasta el alba.

de la Hermandad del Valle, dando escolta al gobernador, que llevaba al cuello la llave del Monumento de la Catedral, en una versión a lo divino del portillo de ronda”. Sobre los orígenes del topónimo Pozo Santo informa Rogelio Reyes Cano en la ficha que dedica a la plaza en el Diccionario Histórico de las calles de Sevilla. Afirma el citado profesor que el nombre de Pozo Santo es legendario, como señala el historiador Peraza, y “se refiere a la intercesión milagrosa de la Virgen, que salvó de perecer ahogado a un niño que había caído al pozo público situado en aquel lugar. Encomendándolo sus padres a la pintura de la Virgen allí existente, vieron cómo las aguas aupaban al niño hasta el brocal”. En cuanto a los orígenes de los azulejos indicadores de los nombres de las vías pública y su organización en cuarteles y barrios, Francisco Aguilar Piñal, en su prestigiada obra La Sevilla de Olavide (Premio Ciudad de Sevilla en 1965), dice que fueron mandadas colocar por el Asistente Pablo de Olavide y refrendadas por Real Cédula de fecha 13 de agosto de 1769. Es decir, el mismo año que se mandaron colocar los castillos de ronda. , Los lectores que deseen colaborar en esta página con fotografías antiguas, pueden dirigirse por correo electrónico a nicolas@salas.net o al teléfono 696 41 83 61.

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El Portillo de Triana Mércoles 14 de febrero


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El castillo de ronda de Triana estuvo colocado desde 1769 hasta los años setenta del siglo XX, en la calle Castilla esquina a Procurador

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‘Portillo de ronda’ en Triana Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Diego González y Sánchez-Matamoros, lector de Diario de Sevilla que ha investigado el paradero de los dos castillos de rondas desaparecidos de los lugares que ocupaban en la plaza del Pozo Santo y la esquina de las calles Castilla y Procurador, en Triana, aporta las fotografías que reproducimos en esta segunda entrega sobre dicho asunto. La valiosa colaboración del señor González y Sánchez-Matamoros demuestra el interés ciudadano por el Patrimonio cultural local, en contraste con el abandono propiciado en algunos casos por los responsables públicos. Otro caso lamentable sucede con las placas de azulejos indicadoras de las riadas sufridas por la ciudad, que han sido en parte deterioradas por el vandalismo o retiradas de las fachadas al ser derribados o restaurados los edificios. (Aprovechamos la mención para rogar a nuestros lectores que nos ayuden a realizar el inventario de las placas indicadoras de riadas que aún quedan en la ciudad, comunicándonos las que tengan localizadas al teléfono número 696 41 83 61). Los dos castillos o portillos de rondas desaparecidos de sus lugares eran los únicos testimonios que se conservaban de las normas de vigilancia ciudadana nocturna establecidas en 1764 y 1769, datos históricos recuperados por Santiago Montoto y Joaquín González Moreno. Como quiera que ambos castillos metálicos se encuentran identificados, es posible su restitución en los lugares en que estuvieron desde el siglo XVIII, en la plaza del Pozo Santo y en la esquina de las calles Castilla y Procurador. En el primer caso se trata de un edificio propiedad de la Diputación, el Hospital del Santísimo Cristo de los Dolores, vulgo del Pozo Santo, y en el segundo es una casa particular cuyo propietario manifestó en 1980 su voluntad de restituirlo como aportación al mejor conocimiento de las tradiciones culturales trianeras. Las fotografías aportadas por nuestro lector documentan la colocación del portillo de ronda en la fachada del antiguo edificio del bar El Castillo, alrededor de mediado los años treinta, y de su desaparición después de la reforma del edificio en fecha reciente.

Territorio de Triana El 26 de noviembre de 2000 dedicamos nuestra sección al azulejo de Pablo de Olavide que identifica el cuartel de Triana en la fachada del ex convento de Nuestra Señora de Los Remedios y actual sede del Instituto Hispano Cubano de Historia de América (Fundación Rafael González Abreu), con la planta baja cedida al Museo de los Carruajes. Dicho azulejo, colocado en la plaza de Cuba esquina a la calle de Juan Sebastián Elcano, demuestra que la actual barriada de Los Remedios corres-

PRUEBA GRÁFICA

Detalle de una fotografía de los años treinta, en la que puede verse el castillo de ronda situado en la fachada del bar El Castillo, localizado en la calle Castilla esquina a la calle Procurador. La imagen recuerda un día de procesión del Rocío en Triana.

HACE VEINTE AÑOS

AHORA, SIN CASTILLO

AZULEJO DE OLAVIDE

Nuestro lector Diego González y Sánchez-Matamoros ha realizado la fotografía actual del bar El Castillo, en la que puede verse la restauración del edificio y la ausencia del castillo en la fachada. Un hecho que puede corregirse.

La personalidad territorial del arrabal de Triana fue reconocida por el Asistente Pablo de Olavide en 1769, cuando dividió la ciudad en cinco cuarteles con ocho barrios cada uno y trescientas veinte manzanas. Sólo el cuartel de Triana especificaba el nombre del barrio, como documenta el azulejo que reproducimos.

ponde al territorio histórico de Triana, y así lo documenta fijando para dicha zona la denominación de barrio 1 y manzana 1ª. En esta página incluimos otro azulejo de Pablo de Olavide, donde se confirma el carácter específico del cuartel de Triana, en este caso identificando el barrio 7 y manzana 2. Como ya hemos escrito en esta sección, por Real Cédula de fecha 13 de agosto de 1769, el Asistente Pablo de Olavide

puso fin a la anarquía urbana que imperó hasta entonces y dividió a la ciudad en cinco cuarteles, con ocho barrios cada uno –cuarenta en total–, y trescientas veinte manzanas. Los cuatro primeros cuarteles correspondían al casco antiguo de Sevilla, el territorio intramurallas, y se identificaban por letras, desde la A a la D, mientras que en el quinto cuartel se citaba expresamente el topónimo Triana.

En la primavera de 1980, fue rescatado el castillo de ronda que había estado colocado en la fachada de un bar de Triana que tomó el nombre de la reliquia histórica. Fue posible por las gestiones del entonces concejal delegado de Parques y Jardines, Francisco Álvarez Rodríguez, y por iniciativa del historiador Joaquín González Moreno. El dueño del bar posó con el castillo y expresó su deseo de restituirlo a la fachada, lo que luego no se hizo.

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Los caños de Carmona Viernes 16 de febrero


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Los tres lienzos supervivientes del derribo de los Caños de Carmona presentan ruina provocada por el vandalismo y la climatología

Deteriorodelacueductoalmohade Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El acueducto (1172) conocido como Caños de Carmona no tuvo casi nunca interés especial para los sevillanos, pese a ser una de las obras emblemáticas de la Isbiliya almohade (1147-1248), junto con el puente de barcas (1171), el alminar (1198) base de la Giralda, la torre del Oro (1220), la Buhaira (1195)... Tanto es así que en 1911, cuando los vecinos del barrio de La Calzada decidieron manifestarse el día 6 de mayo para pedir la demolición del acueducto, el gobierno municipal no dudó en aceptar el deseo y tras rápida tramitación del expediente de las obras de derribo, éstas comenzaron el día 26 de enero de 1912. Se trataba de un deseo largamente mantenido por los vecinos del citado barrio, para acabar con los problemas de salubridad y convivencia provocados por las personas que utilizaban los arcos más alejados de la Puerta de Carmona como viviendas de fortuna, generalmente inmigrantes y desahuciados de los corrales de vecinos, y que eran focos de numerosos conflictos sociales. De esta manera la ciudad perdió un monumento notable, que ahora representaría valores extraordinarios arqueológicos e históricos con proyecciones culturales y turísticas. El origen del acueducto es romano y sobre los restos de su primitivo trazado, descubierto por los almohades, se construyó en 1172 el que llegó casi intacto hasta 1912 en su trazado, pero en lamentable estado de conservación, y del que se mantienen tres lienzos: dos en el comienzo de la calle Luis Montoto, y el tercero al final de la avenida de Andalucía, en la zona de Ranilla. Este último tramo fue reformado en 1834. Los dos lienzos iniciales están muy cercanos al lugar que ocupó hasta 1912 la alcantarilla de las Madejas para salvar el arroyo Tagarete, donde luego se construyó (19291931) el paso elevado sobre el ferrocarril derribado en 1991, cuando la calle Luis Montoto fue reformada. Un vecino de la citada calle, Francisco César García, acude a Diario de Sevilla para exponer el abandono que sufren los restos de los Caños de Carmona desde hace casi una década. La verdad es que después de las restauraciones generosamente sufragadas por Emasesa con motivo de la Exposición Universal de 1992, los lienzos del acueducto han sido abandonados a su suerte. El señor César García ha peregrinado con espíritu cívico por todas las dependencias oficiales que podían considerarse vinculadas al monumento, con nula fortuna. En todas partes ha entregado fotografías que denuncian los efectos de la climatología y, sobre todo, del vandalismo. Ni caso... Mientras tanto, los ladrillos siguen descarnándose, cada vez hay más huecos en los pilares, y van agrandándose los agujeros por la pérdida del adobe interior. O sea, que la ruina avanza... La placa de azulejos que

RELIQUIA ALMOHADE EN PELIGRO DE RUINA

Un lector de Diario de Sevilla y vecino de la calle Luis Montoto, Francisco César García, lleva años aportando a las autoridades culturales informaciones gráficas que denuncian el deterioro que sufren los restos de los Caños de Carmona. En las fotografías pueden observarse la pérdida de relleno entre ladrillos, los huecos que forman las piezas eliminadas, el fondo de adobe del interior de los pilares; es decir, la ruina incipiente de una reliquia arqueológica datada en el siglo XII. Los efectos de la climatología y el vandalismo amenazan los restos del acueducto almohade en peligro de ruina.

DERRIBADO A PETICIÓN POPULAR

POSTAL DEL NOVECIENTOS

Según informa Manuel Trillo de Leyva en su obra La transformación urbana de Sevilla (1980), fueron los vecinos del barrio de La Calzada los promotores del derribo del acueducto almohade del siglo XII. Las manifestaciones públicas contra el mantenimiento de los Caños de Carmona se iniciaron el día 6 de mayo de 1911, y el Ayuntamiento accedió a la petición. La fotografía da fe del comienzo de la destrucción del monumento el día 26 de enero de 1912.

La postal de finales del siglo XIX o principios del XX, impresa por Fototipia Thomas (Barcelona, 1907-1914, número 11), es la más antigua vista conocida del último tramo de los Caños de Carmona, que sólo tenían una arcada más allá de la alcantarilla de Las Madejas que salvaba el arroyo Tagarete. En esa zona, los arcos del acueducto eran utilizados como viviendas de fortuna por gente desahuciada de los corrales y por inmigrantes. Sobre el arroyo Tagarete se construyó el paso elevado del ferrocarril.

recordaba a la Virgen de las Madejas presenta los efectos de las pedradas, y el portacarteles donde al principio había un plano del acueducto y textos explicativos, hace muchísimos meses que está vacío. Si los sevillanos de 1912 derribaron el acueducto de los Caños de Carmona, los de finales del siglo XX tampoco demuestran interés por conservar sus restos arqueológicos. Como clamó José María Izquierdo, en estos detalles se valora la cultura de un pueblo y de sus autoridades.

CUANDO ESTABA EL PUENTE

Desde 1931 hasta 1991 estuvo en la calle Luis Montoto un paso elevado para el ferrocarril, que tapaba parcialmente el primero de los tres lienzos del acueducto no destruidos en 1912, como puede apreciarse en la fotografía (1976), que muestra el mal estado de conservación. En 1991 fueron restaurados por Emasesa y colocada una placa de azulejos con la imagen de la Virgen de las Madejas, que desde hace meses se encuentra deteriorada por efectos del vandalismo.

, Los lectores que deseen colaborar en esta página con fotografías antiguas, pueden dirigirse por correo electrónico a nicolas@salas.net o al teléfono 696 41 83 61.

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Canal Sevilla-Bonanza Domingo 18 de febrero


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Durante veinte años, y aun contando con el apoyo de Franco, Sevilla no logró el canal navegable ni el proyecto reducido de cabecera del puerto

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1953-1973: Canal Sevilla-Bonanza

TAMPOCO SE HIZO EL MINI-CANAL CON ZONAS INDUSTRIALES

Una vez descartado en 1968 el proyecto de canal de navegación entre Sevilla y Bonanza, el Ministerio de Obras Públicas optó por un mini-canal, concretamente por la primera fase del proyecto inicial. Esta primera fase, cuyo trazado reproducimos, tenía trece kilómetros de longitud, más otros ocho del cauce antiguo, que sumaban en total veintiuno desde su inicio al final de la dársena actual hasta El Mármol. En este lugar se establecería la nueva esclusa. Las zonas sombreadas en ambas márgenes del canal estaban destinadas a instalaciones industriales. Este proyecto tampoco se realizó, pese a estar aprobado el presupuesto. Su último valedor fue el presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, quien fue asesinado el 20 de diciembre de 1973, el mismo día que iba a recibir por la tarde a las autoridades sevillanas para tratar de las proyectadas zonas industriales en el puerto.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El proyecto de modernización del puerto y sus zonas anexas, presentado por el presidente de la Autoridad Portuaria, Manuel A. Fernández González, ha promovido un debate sobre las consecuencias agrarias y ecológicas de la mejora del cauce de la ría del Guadalquivir, y al mismo tiempo, ha recuperado la memoria histórica sobre el frustrado canal de navegación Sevilla-Bonanza. Puede afirmarse que durante veinte años (1953-1973) los sevillanos vivieron pendientes de un ambicioso proyecto que se les ofreció como la panacea para resolver sus principales problemas socioeconómicos y que al final, quedaría en nada. Sevilla fue víctima de una frustración sin precedentes, soportada con sumisa resignación. El proyecto de canal de navegación SevillaBonanza puede considerarse símbolo máximo de los numerosos fracasos ciudadanos entre las dos Exposiciones de 1929 y 1992. En 1953, Franco alertó sobre el futuro del puerto de Sevilla como motor de la economía provincial. Dijo: “Yo no sé si los sevillanos se darán cuenta de lo que Sevilla representa en el resurgir de España; no sé si vosotros mismos os apercibís de la dimensión que éste ha de tener en el futuro. Es Sevilla por privilegio de la naturaleza, por decisión de Dios, el único puerto interior que tiene España, el camino corto para penetrar en nuestras mesetas...”. En 1963, una década después de la presentación del proyecto del canal de navegación Sevilla-Bonanza, agotadas múltiples vías administrativas plagadas de silencios y rencillas interesadas, Franco volvió a insis-

PARQUE INDUSTRIAL ANDALUZ

VEINTE AÑOS PERDIDOS

Desde la Primavera de 1953, el proyectado canal de navegación Sevilla-Bonanza se había convertido en la panacea para todos los problemas sevillanos. Se trataba de una vía artificial de navegación de 68 kilómetros que, además de acortar el trayecto desde Sevilla al océano Atlántico, mantenía el caudal de agua a nivel constante y creaba en casi todo su trayecto unas zonas industriales y agrarias de regadío a ambas orillas. Por lo tanto, aunque la cabecera del canal estuviese en el puerto de Sevilla, se trataba de una obra hidráulica que beneficiaba a una amplia zona.

Después del 17 de abril de 1953, cuando Luis Ybarra e Ybarra, presidente de la Junta de Obras del Puerto, presentó al Jefe del Estado el proyecto de canal de navegación Sevilla-Bonanza, se inició una larga etapa de veinte años en la que Sevilla luchó por lograr la realización del proyecto y encontró en Franco un valedor convencido de las ventajas andaluzas y nacionales del citado canal de navegación. Pero la Administración central nunca apoyó el canal. El proyecto encontró resistencia en Cádiz, Huelva y Córdoba, además de en Madrid, por presiones vascas y catalanas.

tir en la necesidad de desarrollo del proyecto, afirmando: “Si no ponemos los medios, si no nos preparamos para que salgan los productos y se establezcan las industrias

derivadas, lloraremos mañana por el puerto de Sevilla”. Poco después, la Ley 80/1964, de 16 de diciembre, poniendo en marcha la primera parte del proyecto del

canal, también resultaría inútil, como las palabras de Franco, a pesar de que la citada Ley no podía ser más expresiva y razonable en favor del canal. Entre 1964 y 1973, las autoridades sevillanas, la Organización Sindical y la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación desarrollaron una constante y esperanzada actividad en favor del proyecto, que siempre encontró en la Administración central un muro infranqueable de silencio y contrariedades. Pero Franco insistía una y otra vez en apoyo del canal. En marzo de 1966, volvió a decir: “Sevilla es el único puerto interior que tenemos en España, y el canal ha de representar para el Sur algo semejante a lo que la ría de Bilbao para el Norte. Ni los mismos sevillanos saben lo que tienen”. En 1966, trece años después de su anuncio, finalizó el concurso de proyectos y ejecución del canal, al que se presentaron cuatro posibles soluciones. Tras otros dos años de demora, se llegó a 1968, cuando, por fin, hubo canal sobre el papel. Pero un canal que nada tenía que ver con el primitivo proyecto de 1953. Y, encima, tampoco se haría. Sevilla había servido de diversión para el poder central durante veinte años. Con el asesinato del almirante Luis Carrero Blanco, Sevilla perdió su última esperanza sobre el canal de navegación Sevilla-Bonanza, proyecto que no fue apoyado por la Administración central ni siquiera reducido a su primera fase de cabecera del puerto y zonas industriales anexas. Ésta fue la última opción entonces posible para el relanzamiento socioeconómico durante los años setenta de la pasada centuria. PRÓXIMA ENTREGA:

Carne de ballena a 12,25 pts. Miércoles 21 de Febrero


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Hace medio siglo los sevillanos consumieron carne de cetáceo a 12,25 pesetas el kilo, como recurso contra la escasez y carestía de alimentos

Colas para la carne de ballena Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La posguerra española produjo hambre y solidaridad, picaresca y corrupción, pobreza vergonzante y riqueza insultante, y dramas silenciosos en los padres que no tenían medios económicos para atender a sus hijos en una sociedad de familias numerosas mientras más débiles eran sus recursos. Oficialmente, los “años del hambre” fueron trece, desde el 14 de mayo de 1939 hasta el primero de junio de 1952, tiempo en que reinaron las cartillas de racionamiento, el estraperlo, las recomendaciones, las colas para casi todo tipo de compras de alimentos, de ropas, de calzados, de carbones de leña y mineral... Los periódicos publicaban diariamente notas gubernativas de inserción obligatoria, informando de las sanciones impuestas por la Comisaría de Abastecimientos a los comerciantes desaprensivos que alteraban al alza los precios de los alimentos de primera necesidad, y de los tejidos y calzados; o que robaban en el peso, o que vendían en el mercado negro productos recibidos para atender las cartillas de racionamiento. Y en paralelo, los anuncios de las clases de cartillas y números de los cupones que turnaban en las compras de productos para la alimentación infantil, o las ofertas especiales de aceites, de jabones, de azúcar, de leche condensada... Cuando los periódicos anunciaban calzados a precios de racionamiento, las gentes dormían junto a las puertas de las zapaterías para alcanzar existencias de números, color y modelo. Delante de Segarra, en la calle Sierpes, siempre había colas enormes. Un carbonero de Triana tuvo la ocurrencia de poner en la puerta un cartel con el siguiente texto: “¡Se acabó el carbón! Tercer Año triunfal”, y por poco si termina sus días en el campo de concentración de Los Merinales, donde estaban los presos que hicieron gran parte del canal del Bajo Guadalquivir. Cuando más dificultades tenía la sociedad para encontrar alimentos a precios asequibles durante los “años del hambre” (19391952), con su máxima incidencia en la segunda mitad de los años cuarenta, la Iglesia inició la Campaña Nacional de la Decencia, con especial énfasis en los bailes agarrados. El cartel que reproducimos estaba en las puertas de los templos y en las columnas de las gradas de la catedral. Pero lo peor eran los comportamientos de algunos párrocos celosos de la moral pública, que tiranizaban a los feligreses que necesitaban recomendaciones eclesiásticas para que les admitieran a los hijos en los colegios públicos o un certificado de buena conducta para encontrar trabajo. Entonces había que ir a misa sin rechistar. Las fotografías ilustran de las realidades sociológicas de la época. En el mercado de la Encarnación podían encontrarse productos de calidad, como en las buenas tiendas de comestibles, pero a precios prohibitivos para la mayoría de los consumidores. La cola para comprar carne fresca de ballena, la gran novedad de febrero de 1951, a 12,25 pesetas el kilo, representa un expresivo testimonio et-

CINCO DUROS DE JAMÓN...

HABÍA CARNES, PERO CARAS

La cuartelada de Francisco Rodríguez Real, en el mercado de la Encarnación, ofrecía una envidiable perspectiva: jamones, salchichas, pancetas, avíos para el cocido... Los cien gramos de jamón costaban veinticinco pesetas. Pero entonces, el sueldo medio mensual de obreros y dependientes apenas si superaba las mil pesetas.

Otra cuartelada bien nutrida de carnes y embutidos. Dolores Estévez Asenjo, esposa de Francisco Rodríguez Real, atiende a una clienta mientras otras esperan su turno. El mercado de la Encarnación era la referencia de los productos alimenticios de mejores calidades y, naturalmente, a precios prohibitivos para las clases obreras y media baja.

COLAS DE LOS "AÑOS DEL HAMBRE"

Durante la posguerra, sobre todo durante los años cuarenta, se impuso la cultura de la cola. La gente tuvo que guardar cola para casi todo tipo de compras: alimentos, ropas, calzados, carbones... La imagen (Fototeca Municipal) recuerda las colas para comprar carne de ballena en el mercado de la Encarnación, en febrero de 1951.

nográfico: vestidos, peinados, el guardia municipal para evitar problemas... Ya han desaparecido los canastos carcelarios, de mimbre, con asa dura y dos tapas, y se utilizan cestas de palma y doble asa flexible. Alguna joven ama de casa iba acompañada de la sirvienta uniformada. Hay en los rostros un sentimiento de resignación ante la realidad inevitable. Y hasta ánimo para sonreír al fotógrafo. PRÓXIMA ENTREGA:

Placas históricas destruidas Viernes 23 de febrero


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Poco a poco, sin que nadie rechiste, van perdiéndose de la ciudad las placas con reseñas históricas que marcaban su identidad

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Placas históricas desaparecidas Nicolás Salas Periodista y escritor

■ En la guía Zarzuela (1864-1957) puede conocerse el número y contenido de numerosas placas públicas fijadas en la ciudad y que, en gran parte, han desaparecido durante el siglo XIX y primera mitad del XX, a medida que fueron derribados los edificios donde estaban colocadas. Lo curioso es que más recientemente, y pese a la nueva sensibilidad ciudadana en favor de la conservación de reliquias arqueológicas y enseñas culturales e históricas, también se mantiene la destrucción de placas públicas cada vez que se derriba o reforma la fachada de algún edificio antiguo. Este es el caso, aunque no único, de la casa que estaba en la esquina de la calle Barco con la Alameda de Hércules, donde se mantenían desde la centuria decimonónica dos placas informativas sobre los niveles alcanzados por las aguas desbordada en los años 1796 y 1876. De sus contenidos y situación podemos dar referencias en esta página gracias al aparejador y fotógrafo Francisco de Jesús Pareja. Sobre el gran alcance de las riadas de 1796 y 1876, pueden consultarse las obras clásicas de Francisco de Borja Palomo, Historia crítica de las riadas y grandes avenidas del Guadalquivir (1878), y Joaquín Guichot, Memoria de las inundaciones de Sevilla (1877). Las placas indicadoras de riadas fueron muy numerosas en las zonas anegadizas, pero han desaparecido la mayoría de ellas, o han sido dañadas por el vandalismo hasta hacerlas irrecuperables. Este es el caso de la placa situada en el Callejón de la Inquisición. Otra placa recientemente desaparecida estuvo colocada en la calle Torneo número 18, y de ella hacen referencias Miguel Ángel Soler Vázquez y Martín Carlos Palomo García. El primero en su magnífica monografía titulada Sevilla y Triana en sus lienzos (1999), y el segundo en el Boletín de las Cofradías de Sevilla número 503 (Enero de 2001). La placa recordaba el lugar donde estuvo el primer taller del imaginero José R. Fernández de Andes. En el Diccionario Cofrade (1980) de Juan Carrero Rodríguez, encontramos la fecha de su muerte, en 1950, pero no la de su nacimiento, que se fija en Sevilla. Asimismo se encuentra la referencia de sus obras más importantes, como los titulares de las Hermandades de los Gitanos y del Baratillo, y las Dolorosas de San Roque y Gracia y Amparo, todas ellas realizadas entre 1936 y 1945. Otra placa reciente y desaparecida en poco tiempo fue la que estuvo colocada en la calle Puente y Pellón desde 1972, dedicada a la canción andaluza y como homenaje a sus más populares intérpretes, de la que hacen referencia el antes citado Miguel Ángel Soler Vázquez y José María de Mena en Sevilla habla de Sevilla (1997). Con las referencias publicadas hoy sólo recogemos una mínima parte de las pérdidas registradas por el patrimonio histórico sevillano, sin que el asunto parezca importar a las autoridades culturales. Uno de los casos más lamentables es la pérdida de la mayoría de los

PLACAS DESAPARECIDAS DE LAS RIADAS DE 1796 Y 1876

Primeros planos de las dos placas que estaban situadas en la casa que hacía esquina con la calle Barco y la Alameda de Hércules, fotografiadas por Francisco de Jesús Pareja. Los textos, dicen en la primera: “A las 9 de la noche del miércoles 28 de diciembre de 1796, siendo Asistente de esta ciudad el Exmo. Sr. Don Manuel Cándido Moreno, subió el Río en los contornos exteriores de ella hasta el nivel correspondiente al pie de este azulejo”. Y en la segunda: “NO8DO. Desbordado el Guadalquivir el día 8 de diciembre de 1876, llegaron sus aguas en este punto hasta la línea siguiente”. Las placas fijaban la altura de las inundaciones de 1796 (2,70 metros) y de 1876 (1,85 metros). Un doble testimonio histórico que ha desaparecido sin que nadie se dé por enterado.

NOMENCLÁTOR DE OLAVIDE

HISTORIA DE UNA FOTO

José Luis Pérez Carmona, lector de Diario de Sevilla y residente en Madrid, ha contribuido a completar la documentación de esta fotografía emblemática de los zapateros de corral. El pasado día 3 de enero decíamos que el zapatero se llamaba José Saceda, maestro de la popular Casa Chico Gangas, que estaba en la calle Sierpes, frente al actual Círculo de Labradores, y que el niño que aparece sentado junto a la banquilla, era José María de la Vega Rodríguez, que fue oficial zapatero con sólo 16 años, padre de Francisco de la Vega Cabañas, oficial jubilado de la Policía Local. Y ahora nuestro lector añade que la mujer que aparece sentada frente al zapatero se llamaba Carlota Rodríguez y vivía con su familia en el corral del Agua. Estaba casada con Manuel Beca. Una de sus hijas, Dolores, se casó con El Céntimo, de nombre Manuel Cárdenas, que fue picador en la cuadrilla de Juan Belmonte y fundador del popular establecimiento Villa Rosa, situado en la plaza de Santa Ana de Madrid. La fotografía, posiblemente de Juan Barrera, la tomamos de la guía Seville [John Lane Company, Londres y Nueva York, 1907], de Albert F. Calbert. La estampa corresponde al corral del Agua que estaba en la calle Céspedes, número 13, propiedad de Francisco Abascal.

Desde 1770 y por Real Cédula de 13 de agosto de 1769, este azulejo del tiempo del Asistente Pablo de Olavide, valoraba la actual plaza del Pozo Santo como calle, porque así fue conocida y rotulada desde antes de 1665, cuando consta la primera referencia documental. Durante los siglos XVII y XVIII fue también identificada de manera alternativa como calle y como plazuela, y desde el siglo XIX como plaza tanto en el nomenclátor oficial como popularmente. También este azulejo histórico ha desaparecido en fecha reciente de la plaza del Pozo Santo, sin que nadie lo reclame.

azulejos del nomenclátor mandado colocar por el Asistente Pablo de Olavide en el último tercio del siglo XVIII. , Los lectores que deseen colaborar en esta página con fotografías antiguas, pueden dirigirse por correo electrónico a nicolas@salas.net o al teléfono 696 41 83 61

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Carnaval a la sevillana Domingo 25 de Febrero


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Sólo a finales de los años veinte y durante los primeros años treinta tuvo cierto auge el carnaval, con desfiles y bailes de máscaras

Carnaval a la sevillana Nicolás Salas Periodista y escritor

■ En Sevilla nunca alcanzaron las fiestas de

Carnaval el auge conocido en Cádiz y Santa Cruz de Tenerife, incluso en localidades del litoral onubense. Y sin embargo, en diversas épocas, registramos bastantes intentos por organizar el Carnaval al estilo clásico, como lo vienen celebrando en Niza, Burdeos, Dijón y Nantes, en Francia; en las germanas Colonia y Maguncia, y las italianas Venecia, Florencia, Roma, Verona, Turín y Nápoles, lugares donde con altibajos se mantienen las tradiciones, pero sin llegar al esplendor de la Edad Media, que fue su mejor época. En España el Carnaval tuvo mayor auge después de ser prohibido por Carlos V, Felipe V y Carlos IV. Sobre todo durante el siglo XIX tuvieron éxito en Madrid los bailes de máscaras organizados por entidades culturales. En Sevilla comenzaron a ser regulares los desfiles de carrozas y los bailes de máscaras a finales de los años veinte y durante el tiempo republicano. Desde 1937 dejaron de celebrarse. Antes, desde finales del siglo XIX, los bailes de máscaras fueron organizados por el Centro de Bellas Artes, el Ateneo, la Sociedad Hípica y algunos casinos y hoteles, siempre para sus socios y clientes, con rigurosos controles de identidad. Estas fiestas sociales de disfraces y máscaras mantuvieron normas alejadas de los abusos cometidos en los actos organizados por entidades de menor rango social, con profusión de símbolos sexuales y extralimitaciones. La esencia del Carnaval es “suspender de forma temporal las reglas, los tabúes y las prohibiciones de la vida cotidiana”, razones que la Iglesia siempre rechazó. Durante los años republicanos se celebraron desfiles de carrozas y coches de caballos por los paseos de las Delicias y la Palmera, con numerosa participación femenina. Nadie llevaba antifaz, pero los vestidos eran de lo más variado, simulando modas antiguas, trajes regionales, etc. Además de los desfiles se organizaban bailes, pero sin el acento popular de aquéllos. Estos bailes eran restringidos y con amplia participación de intelectuales y artistas. A finales de los años setenta de la pasada centuria hubo intentos de recuperar el desfile de Carnaval, pero sin éxito. Las fiestas se limitaron a participaciones informales y fueron organizadas en la Alameda de Hércules, predominando la zafiedad. No volvieron los antiguos bailes sociales de máscaras. No obstante y de forma esporádica, sobre todo en Nochevieja y en fiestas estudiantiles, se han celebrado durante el franquismo, y siguen celebrándose ahora, bailes de disfraces sin máscaras. Pero el Carnaval propiamente dicho no ha arraigado entre los sevillanos. PRÓXIMA ENTREGA:

Ensanches de San Pablo Miércoles 28 de Febrero

BAILES DE MÁSCARAS

Centro de Bellas Artes (1902), Ateneo (1934) y Restaurante Pasaje de Oriente (1935), son algunas referencias de bailes de máscaras en lugares cerrados y con asistencia controlada, ya que la máscara casi siempre estuvo prohibida en la calle por los muchos abusos cometidos. Estas fiestas restringidas de máscaras contrastaban con los desfiles de carrozas, más populares.

CABALGATA DE COCHES Y CARROZAS

El desfile de coches de caballos y carrozas alegóricas se celebraba en los años treinta por los paseos de las Delicias y de la Palmera. En 1935 desfiló la Furia bética, en la que pueden observarse los escudos del Betis sin la corona real, y la entonces pareja cinematográfica de moda, Stand Laurel y Oliver Hardy, el gordo y el flaco, con la indumentaria blanquiverde. Un cartel del cine Esperanza anunciaba la butaca a 0,50 pesetas. Los demonios daban escolta a la carroza dedicada a la caldera de Pedro Botero, con fuego real. Las muchachas fueron las principales protagonistas de la cabalgata, siempre sin máscaras, vestidas de época. En realidad los disfraces eran muy simples en los desfiles, y más sofisticados en los bailes sociales de máscaras.

LA ALAMEDA DE HÉRCULES, ULTIMO REDUCTO

Al fotógrafo José Manuel Holgado Brenes, notario gráfico de la Sevilla insólita, debemos una colección de imágenes sobre el seudocarnaval celebrado en la Alameda de Hércules a finales de los años setenta y primeros ochenta, con un estilo muy alejado del acostumbrado en los años veinte y primeros treinta. Las tres imágenes reflejan la zafiedad del intento carnavalesco.


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El ensanche de la calle San Pablo en 1937, derribó nueve edificios y costó al Ayuntamiento poco más de medio millón de pesetas

La actual calle San Pablo Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El trazado urbano de la actual calle de San Pablo en su confluencia con la plaza de la Magdalena y las calles Murillo y Bailén, es el resultado del ensanche realizado en 1937 por disposición de la Gestora del Ayuntamiento nombrada por el general Queipo de Llano en julio de 1936. Las fotografías (Fototeca Municipal) muestran cómo era la calle de San Pablo hasta 1937, cuando la citada Gestora procedió al derribo de nueve edificios desde la esquina de la plaza de la Magdalena hasta mediada la fachada de la iglesia del mismo nombre. Este primer tramo se conocía como “Calle Chica” de San Pablo. A la izquierda puede verse el edificio del Hotel Madrid, haciendo esquina con la calle Méndez Núñez, cerrado el 1 de noviembre de 1967, y a la derecha la casa de la familia Piazza, en el número 6 de la plaza. La segunda fotografía muestra el ensanche resultante del derribo de nueve edificios. Quedan en pie, en primer plano, la casa de Bernabé Sánchez-Dalp y Calonge, luego de su sobrino el segundo marqués de Aracena, derribada en 1966, y al fondo el edificio regionalista construido por Juan Talavera Heredia para Angel Sanz Vinagera (19231924). En el solar resultante en primer plano se construyó el edificio racionalista conocido como Cabo Persiana (19381940), por los arquitectos Rafael Arévalo Carrasco y Gabriel Lupiañez Gely. Es uno de los tres edificios representantes de la arquitectura del racionalismo, junto con la Casa Duclós (1930, Josep Lluis Sert) y la Casa Lastrucci (1934, Juan Talavera y Antonio Delgado-Roig). Fue de los primeros edificios sin balcones y con ascensor y carpintería metálica. Al ser rechazado por la Academia, lo defendió Juan Talavera. La expropiación y demolición del edificio número 6 de la plaza de la Magdalena costó 200.000 pesetas. Y la de los edificios números 2, 4, 6 y 8 de la calle San Pablo, y número 1 de la calle Santa Justa, 214.975 pesetas. En total, toda la manzana demolida costó 414.975 pesetas. También en 1937 se derribó la manzana de tres edificios que estaba delante de la iglesia de la Magdalena, quedando el actual ensanche. Estas obras de expropiaciones y derribos costaron 104.000 pesetas. De manera que toda la obra tuvo un coste de 518.975 de pesetas de 1936, que en 1999 representarían más de ciento dieciocho millones. (Valor adquisitivo de la peseta, según el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria: 1936 = 1,000 - 1999 = 227,797). El Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla (1993) incluye una amplia ficha histórica de la calle San Pablo, redactada por Rogelio Reyes Cano, que sintetiza la bibliografía existente hasta finales del siglo XIX, y supera la obra de Santiago Montoto (1940), enriqueciendo el texto con nuevas referencias. Por las guías Zarzuela de los años treinta puede conocerse el vecindario

"CALLE CHICA" DE SAN PABLO, ANTES Y DESPUES

La primera fotografía muestra cómo era la calle de San Pablo hasta 1937, cuando el Ayuntamiento procedió al derribo de nueve edificios desde la esquina de la plaza de la Magdalena hasta mediada la fachada de la iglesia del mismo nombre. Este primer tramo se conocía como “Calle Chica” de San Pablo. La segunda fotografía muestra el ensanche resultante del derribo de nueve edificios. En el solar en primer plano se construyó el edificio racionalista conocido como Cabo Persiana (1938-1940).

MANZANA DE CASAS Y CAPILLA DE MONTSERRAT

Además del ensanche entre la plaza de la Magdalena y la calle Murillo, se procedió al derribo de la manzana de casas y edificio de la antigua capilla de Montserrat, que ocupaba desde la esquina de la calle Bailén hasta mediada la fachada de la iglesia parroquial de la Magdalena, donde daba comienzo la calle “Ancha de San Pablo”, formando una pequeña plaza hasta la calle Cristo del Calvario (1928 y 1960), que entonces no tenía salida hacia la calle Canalejas ni existía la actual calle Virgen de la Presentación (1960).

2 PUBLICIDAD DE AYER

Dolor y patriotismo Este anuncio fue publicado en Blanco y Negro en 1935, y su texto hace innecesaria cualquier apostilla. El estilo publicitario era propio de los primeros lustros del siglo XX y finales del XIX, por lo que contrastaba con la nueva publicidad de la época, pues en los años treinta los contenidos y técnicas gráficas habían alcanzado grandes calidades. Por lo tanto puede considerarse una rara avis. de la plaza de la Magdalena y las calles San Pablo y Magdalena, ésta última desaparecida en 1937. El edifico número 6 de la plaza de la Magdalena esquina a San Pablo, estaba ocupado en su casi totalidad por Piazza Hermanos, fabricantes de pianos y armonios, y depósito de pianos, gramófonos e instrumentos de música. También residían en esta casa Luis y Calixto Piazza de

la Paz. En los bajos estaban las oficinas de la empresa de autobuses que cubría la línea Sevilla-Almonte y el bar de Manuel Gómez Martínez. En los números 2, 4, 6 y 8 de la calle San Pablo, y 1 de la calle Santa Justa, correspondientes al primer bloque de edificios derribados, estaban la sede de la Asociación de la Prensa, despachos de abogados, comercios y residencias particulares.

En el segundo bloque de la calle San Pablo, que tenía las casas números 20, 22 y 24, y la calle Magdalena números 1 y 3, estaban un bar, varios establecimientos comerciales y la capilla de Montserrat, cuyo traslado a la calle Cristo del Calvario fue sufragado por el Ayuntamiento, por valor de 103.664,42 pesetas. El establecimiento titulado La Delicia, en el número 1 de la calle Bailén, que se aprecia en la tercera fotografía, era la lechería y tortería de Francisco Casado. En la actual calle San Pablo aún se conservan varios edificios vinculados a la arquitectura del regionalismo sevillano. Además del ya citado de Juan Talavera Heredia (1923-1924) en el número 6, están los números 3, de José Espiau y Muñoz (19081909); 5, de José Gómez Millán (1908), y 17, de Juan Talavera Heredia (1925-1926). PRÓXIMA ENTREGA:

Aniversario de Sor Ángela Viernes 2 de Marzo


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Desde hace sesenta y nueve años, todos los días 2 de marzo, llueva o ventee, miles de personas van a rezarle a la Madre de los Pobres

Aniversario de Sor Ángela Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Hoy se cumplen sesenta y nueve años de la muerte de Sor Ángela de la Cruz, Beata desde el día 5 de noviembre de 1982, cuando el Papa Juan Pablo II vino a Sevilla para proclamar sus virtudes y premiarla según sus obras. Y desde el año 1933, primer aniversario de su fallecimiento en olor de santidad, cada día 2 de marzo varios miles de personas que no olvidan a Sor Ángela de la Cruz, llenan el convento de la antigua calle Alcázares, casa solariega de los Villalón Daoiz, para rendir homenaje a la memoria de la humilde monjita fundadora de la Compañía Hermanas de la Cruz. Hoy, el portón del convento permanece abierto, y la calle, el vestíbulo, las galerías y escaleras, los patios blancos, luminosos, se llenan de gentes de todas las clases sociales y de todas las edades, que llevan en su rostro los signos de la gratitud. La alegría, una alegría silente, íntima, reflejada en los semblantes, en las miradas, reboza de los corazones. La gente forma cola informal, se mueve despacito, aspirando hondo el ambiente sereno del convento. Las Hermanas de la Cruz atienden con solicitud a todo el mundo, mientras entregan a los visitantes un ramito de violetas. Tal día como hoy, en 1932, las circunstancias fueron otras. Toda Sevilla se volcó también en el convento, pero esta vez los rostros reflejaban tristeza, dolor. Cuando amaneció aquel miércoles 2 de marzo de 1932, con las primeras luces llegó la noticia de la muerte de Sor Ángela de la Cruz, a todos los barrios de la ciudad. De patio en patio, de galería en galería, los corrales fueron los primeros en conocer la mala nueva. La gente humilde lloraba camino del trabajo. Nunca Sevilla se sintió más desvalida. Volvían las Hermanas de la Cruz al convento, después de su noche de vela junto a los lechos de los enfermos, y se cruzaban con hombres y mujeres que las miraban en silencio, sin atreverse a pronunciar palabra. Llevaban las Hermanas la vista fija en el suelo. Obreros y obreras de los almacenes de corcho, de aceitunas, de carbones y leña; de las fábricas de cerámica, de tabacos, de cerillas, de tejidos, de cadenetas, de sombreros, de gorras; modistas, lavanderas y planchadoras, salían de los corrales con la tristeza reflejada en sus rostros. “¡Ha muerto Madre...!” se decían las vecinas unas a otras. En las calles, se hacían corrillos que hablaban en voz baja. Cuando Sor Ángela de la Cruz muere, Sevilla era republicana. Meses antes, en mayo de 1931, la ciudad sufrió por primera vez el chispazo revolucionario y anticlerical con el incendio y saqueo de varios templos, desapareciendo valiosas obras de arte, y aquel mismo verano, la capital y provincia hispalenses fueron escenarios de la primera Semana Roja de España, con un trágico balance de casi medio centenar de muertos y numerosos heridos. En marzo de 1932, cuando muere Sor Ángela

SOR ÁNGELA MURIÓ EN OLOR DE SANTIDAD

Sor Ángela de la Cruz Guerrero y González (Sevilla, 30 enero 1846), murió en la madrugada del día 2 de febrero de 1932, a los 86 años de edad. El fotoperiodista Juan José Serrano Gómez (Fototeca Municipal), captó la impresionante imagen que reproducimos. Desde 1933, sus devotos acuden todos los días 2 de marzo a rezarle al convento de las Hermanas de la Cruz.

VENERABLE ANCIANIDAD

Una de las últimas fotografías de Sor Ángela de la Cruz, poco antes de caer enferma en junio de 1931.

de la Cruz, la capital tenía un sobrenombre que había hecho rápida fortuna en toda España: Sevilla la Roja... Pues bien, la misma Corporación municipal republicana que había barrido del nomenclátor todos los nombres vinculados a la religión, comenzando por la calle Jesús del Gran Poder, que pasó a llamarse Palmas, se reunió el mismo día 2 de marzo, en sesión urgente y extraordinaria, para aprobar por unanimidad un único orden del día: rotular con el nombre de Sor Ángela de la Cruz parte de la antigua calle Alcázares... Aquel día, desde media mañana, ríos de gente llegaban al convento desde todos los barrios y pueblos del alfoz para decirle el último adiós a la Madre de los Pobres. Hacia la calle Alcázares convergían nutridos grupos de personas procedentes de las calles Gerona, Dueñas, Espíritu Santo, San Juan de la Palma, Jerónimo Hernández, Regina, Coliseo... Hasta San Pedro, Argüelles, Doña María Coronel, Almirante Apodaca, Imagen, llegaba la multitud. Las gentes iban a pie, porque los coches no podían circular. Silenciosa, entristecida. Las personas mayores explicaban emocionadas a los más pequeños quién había sido Sor Ángela. Entre los que respetuosamente guardaban cola para entrar en el convento, para dar el último adiós a Sor Ángela de la Cruz, cuyo cuerpo yacía sobre la tarima que siempre fue su lecho, estaban el alcalde republicano de Sevilla, José González y Fernández de la Bandera y varios capitulares. Apretujados en el vestíbulo, la primera galería y el patio,

todos unidos por el mismo sentimiento, ricos y pobres. Parecía imposible que en aquella Sevilla agresiva, gentes de todas las ideologías entonces enfrentadas, pudieran estar de acuerdo en algo y Sor Ángela había hecho el milagro de que todos lloraran y rezaran juntos. María de los Ángeles Guerrero González había nacido el día 30 de enero de 1846, en la casa número 5 de la plaza de Santa Lucía, un lugar amorosamente mantenido por las Hermanas de la Cruz como una reliquia. En pleno barrio obrero, aquella zona sería conocida en los años treinta como el Moscú sevillano, corazón de los barrios de San Julián, San Marcos, San Román, San Roque... Las estancias del viejo convento volverán hoy a llenarse de alegría. Las gentes abarrotarán la calle, el vestíbulo y el primer patio, y subirán en silencio las escaleras para ver la salita donde murió Madre. Allí están sus recuerdos más íntimos, valorados como reliquias. Luego saldrán a la calle con el corazón rebosante de serena alegría y en la mano un ramito de violetas. , Los lectores que deseen colaborar en esta página con fotografías antiguas, pueden dirigirse por correo electrónico a nicolas@salas.net o al teléfono 696 41 83 61.

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El Jardín de la Caridad Domingo 4 de marzo


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Durante más de un siglo, fue el solaz de los ancianos atendidos en el Hospital de la Caridad, además de estar abierto al público

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El Jardín de la Caridad

ESPACIO URBANO ORIGINAL

En el plano de Olavide (1771), primero topográfico de la ciudad, puede observarse el gran espacio libre que había entre la orilla del río y los edificios del Hospital de la Caridad (139), Real Aduana (154), Almacén de lanas (155) y el primer edificio de la Maestranza Real de Artillería (156). Ese espacio se denominaba Resolana a finales del siglo XVIII. Con los números 122 y 124 se indican los lugares donde estaban las ermitas de Nuestra Señora del Rosario y de Nuestra Señora de la Piedad. La Real Casa de la Moneda (153), la plaza de toros de la Real Maestranza (168), el postigo del Aceite (191), la Torre del Oro (172) y el puerto aduanero (173) completan el sector.

LA CIUDAD DE 1926

Reproducimos un fragmento de la ciudad de 1926, de una de las perspectivas generales aéreas realizadas por el Ejército del Aire durante los años previos a la Exposición Iberoamericana (1929). Pueden verse tanto la zona boscosa del Jardín de la Caridad como el edificio de la Maestranza de Artillería donde luego se construyó el actual Teatro Maestranza.

ULTIMA VISTA DEL JARDIN FOTOPLANO DE 1992 MONUMENTO A MIGUEL MAÑARA

Juan Barrera Gómez fotografió el monumento a Miguel Mañara en septiembre de 1902, el mismo mes y año de su colocación en el Jardín de la Caridad.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Durante más de un siglo el Jardín de la Ca-

ridad fue lugar de descanso de los ancianos acogidos en el Hospital de la Santa Caridad fundado por Miguel Mañara, que sólo tenían que atravesar la calle Temprado, por sus pies o en carritos con la ayuda de compañeros y enfermeros; vivero acreditado y popular de plantas y flores, cuyos beneficios

Las reformas urbanas realizadas con motivo de la Exposición Universal de 1992 están reflejadas en este fragmento del fotoplano incluido en la obra Sevilla Forma Urbis (1992). Desgraciadamente, el hermoso recinto ajardinado anexo al Teatro Maestranza sufrió enseguida los efectos del vandalismo.

ayudaron al citado Hospital, y lugar de esparcimiento de los vecinos del sector, así como objetivo de los turistas que deseaban conocer el monumento dedicado a Miguel Mañara, obra póstuma de Antonio Susillo. El Jardín de la Caridad fue construido a partir de 1886, cuando el hermano mayor de la Santa Caridad solicitó del Ayuntamiento, el día 3 de abril, la cesión de parte de los terrenos de la antigua Resolana, que estaban abandonados e inhóspitos, para convertirlos en solaz de los ancianos hospitalizados. Desde entonces, el jardín estuvo abierto al público durante el día, y

Fragmento de una perspectiva aérea realizada por Paisajes Españoles, mediados los años setenta, donde puede verse el Jardín de la Caridad tal como llegó hasta principio de los años noventa del pasado siglo. Se observan el muro lateral de la Maestranza de Artillería, la fachada del Hospital de la Caridad, y el enclave de las calles Núñez de Balboa y Santander.

mantenido y vigilado por personal del Hospital. Las autoridades locales y provinciales de mediados los años ochenta decidieron que el Jardín de la Caridad debía ser rescatado del Hospital, rediseñado y abierto al público las veinticuatro horas del día, pero no contaron con los efectos del vandalismo, que en pocos meses arrasaron el hermoso jardín y lo utilizaron de manera indeseable. Fue clausurado hace más de cinco años y la Diputación Provincial, pródiga en algunos gastos discutibles, dicequenodisponedeloscienmillonesdepesetas que cuesta su rehabilitación. Diputación

y Ayuntamiento debaten bizantinamente sobre el futuro del jardín, sin acuerdo, mientras una zona céntrica del máximo interés cultural y turístico ofrece un aspecto deplorable. Y los ancianos del Hospital de la Santa Caridad tienen que ser enviados a otros lugares de esparcimiento. O sea, el Jardín de la Caridad es un símbolo de ineptitud política. PRÓXIMA ENTREGA:

Recuerdode‘AntoñitoProcesiones’ Miércoles 7 de marzo


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Durante más de treinta años, Antonio Sanz Ramos fue personaje entrañable de las calles céntricas sevillanas. Siempre con su puro

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Recuerdo de Antoñito Procesiones Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Entre los años cincuenta y ochenta coincidieron en Sevilla varios personajes callejeros que tuvieron el favor de los ciudadanos, que se ganaron sus simpatías y afectos por el comportamiento humano ejemplar que siempre tuvieron todos ellos. Gentes entrañables que pasaron por la ciudad sin producir ruido, haciendo amable la convivencia, pese a que ellos, aparentemente, estaban situados por voluntad propia o por las circunstancias de la vida, al margen de las reglas convencionales. Podemos afirmar que Antoñito Procesiones fue uno de esos personajes populares que marcaron época en la Sevilla de la segunda mitad del siglo XX. La memoria ciudadana recuerda a Antoñito Procesiones como un personaje contemporáneo del silencioso e introvertido Hombre del acordeón; de la inefable mujer conocida como Qué te brillan las espuelas; del humilde y educadísimo Sarasate, que tanta compañía amable hizo con su violín en las terrazas de verano; de Vicente el del canasto, que se jugaba la vida entre los vehículos en el paseo de Cristóbal Colón; de Ramón el de las flores; del Hombre de los pollitos, que por un durito asombraba a los ciudadanos en la calle Sierpes con el pío pío de imaginarias crías; de Eduardo el pescadero, popular por sus pregones satíricos; de Don Antonio el betunero, que era cojo y cuando se emborrachaba se subía al monumento a Daoiz en la plaza de la Gavidia para dar sus proclamas patrióticas, y luego no se podía bajar... Antoñito Procesiones se llamaba Antonio Sanz Ramos y residía desde niño en pleno centro, en la calle Chicarreros número 5. Un profesor de música jubilado, Manuel Rodríguez Ruiz, aportó datos sobre su vida, pues lo conocía desde la infancia como asiduo asistente, junto con sus hermanas, a los conciertos de la Banda Municipal de Música. De joven trabajó en una tienda mixta de bebidas y ultramarinos como repartidor y se ganó el cariño de un grupo de clientes que iban asiduamente a la tertulia del mediodía. Fueron algunos tertulianos los que, para ayudarle, crearon La Gloria de España, una sociedad singular cuyo objetivo consistía en pagar un real todas las semanas para que pudiera comprarse sus puros. La Gloria de España comenzó teniendo como socios a los citados tertulianos, pero poco a poco Antonio Sanz Ramos fue ampliando el censo con los propietarios y empleados de los establecimientos de la zona, y de un real a la semana subió a dos reales, y luego a tres hasta llegar a una peseta. De manera que Antonio Sanz Ramos se pasaba casi todo el día cobrando los recibos, pues en todas las tiendas, bares y barberías del centro tenía socios protectores. Comenzó por los establecimientos de su calle y alrededores, como la bodeguita de Entrecárceles, Zafra, Peinado, Cepejón, Valvanera, Sanlúcar, las barberías de Búcaro, Bosch y Berro, Santizo, Abelardo, Pleximar, Macarro, Britaniz, Reyes, Velasco... En todas partes era

EL CARDENAL LE LLEVABA PUROS

José María Bueno Monreal, cardenal arzobispo de Sevilla, tuvo especial predilección por las actividades de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. A la residencia de ancianos de la calle Misericordia, dirigida por fray Jesús Quesada, iba con frecuencia y allí hablaba con Antoñito Procesiones, al que siempre regalaba un puro. A la derecha de la imagen aparece el doctor Ricardo Mena-Bernal Romero, que solía acompañar al prelado en estas visitas.

ASÍ SE HIZO POPULAR

SIEMPRE FUMANDO

Antonio Sanz Ramos se ganó el apodo cariñoso de Antoñito Procesiones porque su presencia fue familiar en todo tipo de desfiles celebrados por las calles céntricas de Sevilla. Donde había una banda de música, allí estaba este hombre bueno, el primero abriendo el desfile, o al lado de los músicos. La gente le saludaba a su paso como a un viejo amigo, y él respondía con una sonrisa de complicidad compartida en el amor a las tradiciones sevillanas.

La imagen habitual de Antoñito Procesiones, como ésta captada por el fotoperiodista Ángel Doblado a finales de los años setenta, era ir fumando un puro por la calle, un cigarro puro que muy frecuentemente llevaba semiapagado y al que daba profundas caladas. PRÓXIMA ENTREGA:

Traslados de la pila del Pato Viernes 9 de marzo

SEMANA SANTA DE 1975

El 25 de marzo de 1975, Antoñito Procesiones fue fotografiado en la calle Sierpes por José Manuel Holgado Brenes, notario gráfico de la Sevilla insólita, que tantas estampas costumbristas ha aportado a la iconografía ciudadana. Antoñito, siempre bien trajeado, con su escudo de la Hermandad de Pasión en la solapa, el inevitable puro en la mano, los pies abiertos como era su manera habitual de andar, refleja en su rostro la serena bondad de carácter que cautivó a cuantos le conocieron.

bien recibido y La Gloria de España se convirtió en una sociedad singular, única en España, que peseta a peseta semanal permitió a Antoñito Procesiones fumar puros y pasarse el día acudiendo a los acontecimientos públicos relacionados con la música. No había desfile ni concierto sin la presencia de Antoñito Procesiones. Antonio Sanz Ramos ingresó en la residencia de ancianos de la calle Misericordia de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, en julio de 1982, donde encontró el cariño y el cuidado necesarios por parte de fray Jesús Quesada y todos los hermanos. Allí coincidió con el enano Laureano, con Sixto el sastre, con Paco Arenilla, Miguelito, Valentín, Mariano y con otros veteranos dependientes de comercio, que habían sido socios suyos en La Gloria de España. Y allí falleció muy anciano en agosto de 1989. Antoñito Procesiones esperaba impaciente las visitas del cardenal arzobispo Bueno Monreal, que siempre le llevaba un puro habano. Entre sus anécdotas se cuenta la ocurrida en el Ateneo durante una conferencia de Esteban Bilbao, presidente de las Cortes. Antoñito Procesiones escuchaba la conferencia en la última fila del salón, y a mitad del acto, se levantó y muy resuelto avanzó por el pasillo hacia la mesa presidencial, cogió el vaso de agua del conferenciante y se lo bebió de un solo trago. Luego se volvió al público, y dijo a modo de excusa: “Es que estaba fritito...”.


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Ahora en la plaza de San Leandro, la pila del Pato ha recalado en la plaza de San Francisco, la Alameda de Hércules y el Prado de San Sebastián

Pila del Pato, fuente viajera Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El historial de fuentes instaladas en la plaza de San Francisco comenzó en 1416, cuando, según el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla, el rey mandó construir una pila abastecida por agua procedente de los Caños de Carmona. Esta pila fue sustituida en 1539 por una nueva, a su vez reconstruida entre los años 1576-1578 con diseño de Asencio de Maeda. Esta fuente tenía un remate de bronce, pero se desconoce si representaba a Mercurio, como la de 1717, obra del maestro cantero Juan de Iglesias. Esta fuente de mármol había sustituido a una tercera pila instalada en 1611. El citado Diccionario incluye una amplia ficha de la plaza de San Francisco, firmada por Antonio Collantes de Terán Sánchez, Josefina Cruz Villalón y Rogelio Reyes Cano, con referencias sobre las diversas fuentes instaladas en la citada plaza. La pila del Pato es la fuente pública de Sevilla por antonomasia. Casi la más antigua, la más popular, la más viajera por la geografía urbana, la más citada por los escritores de costumbres, letristas de sevillanas y los viajeros románticos; la más castigada por el vandalismo callejero en todos los tiempos, la más fotografiada, pintada y dibujada, musa complaciente de artistas; la más mundana, testigo silente de las noches prohibidas de la Alameda, templo del placer; y, en fin, la más maltratada por los investigadores, que no se ponen de acuerdo en las numerosas fechas de sus forzados traslados, ni siquiera en el año de su primera instalación en la plaza de San Francisco. La primera dificultad para datar los varios traslados de la pila del Pato por la geografía urbana de Sevilla, es la diversidad de fechas que citan los autores de libros y artículos de periódicos que han escrito sobre la popular fuente pública. No coinciden en casi ninguna fecha. Según nuestras investigaciones, la vida callejera de la popular pila del Pato, fue la siguiente: 1850: Primera localización en la zona Sur de la plaza de San Francisco, en el mismo lugar donde estuvo la anterior fuente de Mercurio, instalada en 1717. Es decir, el mismo sitio donde hoy está la fuente-réplica de Mercurio, desde 1979. 1872: Segunda localización de la pila del Pato en la zona central de la plaza de San Francisco, frente a la calle Chicarreros. 1881: Este año se desmonta la pila del Pato de la plaza de San Francisco y se instala en la Alameda de Hércules, en la zona Norte, en el lugar donde ahora está el monumento a Pastora Pavón Niña de los Peines, desde el 19 de noviembre de 1968. 1953: La pila del Pato es trasladada desde la Alameda de Hércules, a la nueva plaza de San Sebastián (1945), junto a la futura calle Manuel Bermudo Barrera (1969), en zona cercana al Prado de San

PRIMERO, EN LA PLAZA DE SAN FRANCISCO (1850-1881)

La primera situación de la pila del Pato en la plaza de San Francisco fue dibujada por Parcerisa hacia 1850 (Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla), el mismo año de su construcción. En 1872 fue trasladada al centro de la plaza, frente a la calle Chicarreros. En esta nueva localización estuvo hasta 1881, cuando fue trasladada a la Alameda de Hércules.

EN LA ALAMEDA DE HÉRCULES Y EL PRADO (1881-1953)

En 1881 la fuente fue llevada al final de la Alameda de Hércules, en la zona donde desembocan las calles Lumbreras, Calatrava, Peral, Relator... Allí estuvo hasta 1953, año en que fue instalada cerca del Prado de San Sebastián. A la derecha podemos ver la pila del Pato en su emplazamiento de la plaza de San Sebastián (1953-1966), en zona cercana a la posterior calle Manuel Bermudo Barrera (1969).

Sebastián y frente a la entrada principal de la estación de Autobuses. Hay fotografías de la pila del Pato en la Alameda fechadas en 1950, que dejan sin efecto los años 1942 y 1949 fijados por algunos autores para el traslado. En 1942 hubo un acuerdo municipal de traslado, pero no se cumplió hasta 1953. 1966: Este año y como consecuencia de la reordenación urbana impuesta por los edificios del nuevo Palacio de Justicia, se trasladó la pila del Pato desde la plaza de San Sebastián a la plaza de San Leandro, donde aún se encuentra y es víctima del vandalismo. Con más de siglo y medio de vida, la pila del Pato cumplió el año 2000 su sesquicentenario. Nunca estuvo más triste, abandonada y mutilada... EN SAN LEANDRO, VICTIMA DEL VANDALISMO

PRÓXIMA ENTREGA:

Desde 1966 la pila del Pato está instalada en la plaza de San Leandro. En febrero de 1996 fue detectada la desaparición de la figura del pato de bronce que coronaba la fuente y que le dio nombre desde 1850. No ha sido repuesta, pese al tiempo transcurrido.

Piratas en el Guadalquivir Domingo 11 de marzo


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Desde tiempos remotos y hasta finales del siglo XVIII, la Isla de los Humeros fue refugio de piratas y malhechores huidos

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Piratas en el Guadalquivir

OTRA VISTA DEL ISLOTE

UNA ISLA EN MEDIO DEL GUADALQUIVIR

En este fragmento de la vista caballera de Mathäus Merian (Biblioteca Nacional, Madrid), fechada en 1638, puede verse el islote que existía en mitad del cauce del Guadalquivir desde tiempo inmemorial. Y asimismo el entorno urbano, con el castillo de San Jorge, el puente de barcas, y la zona del arrabal de los Humeros, nombre con el que también se identificaba el islote. En la orilla del río de este sector malvivían gentes marginadas que promovían conflictos con los residentes habituales del barrio, en su mayoría pescadores y luego, desde mediados el siglo XIX, obreros de los ferrocarriles y obreras de la fábrica de lozas La Cartuja.

Éste es el documento gráfico más antiguo que conocemos del islote, fechado en 1617 (The British Museum, Londres). Reproducimos un fragmento de la vista caballera de autor anónimo y editada en Holanda por Janssonius. En este grabado se incluyó por primera vez el lema “Quien no ha visto Sevilla no ha visto maravilla”. Puede observarse el castillo del Santo Oficio (1480) en una antigua fortaleza árabe.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Manuel Chaves Rey (Sevilla, 1870-1914), en su obra Ambientes de antaño (1914), ofrece la única referencia documentada que conocemos sobre los piratas del Guadalquivir, cuya base de operaciones delictivas estaba situada en un islote en mitad del río, equidistante entre ambas márgenes, y frente a la fábrica de lozas La Cartuja, por la orilla derecha, y el arrabal de los Humeros, por la orilla izquierda. La primera documentación gráfica sobre el citado islote la tenemos localizada en una vista caballera fechada en 1617, de autor anónimo y editada en Holanda por Janssonius. Y luego en otro grabado de 1638, y sucesivas vistas caballeras del siglo XVII y principios del XVIII. Por el contrario, el islote no aparece en los grabados anteriores y algunos posteriores. Hay un óleo sobre lienzo, fechado entre 1643 y 1646, que ofrece una perspectiva muy completa del islote, con abundante vegetación, lo que confirma que la arboleda camuflaba las chozas donde se refugiaban tanto los piratas del Guadalquivir como los numerosos malhechores huidos de la justicia y que seguían actuando durante las noches en las zonas urbanas cercanas a las Puertas de Triana, Real y de San Juan, además de en el arrabal trianero. Luego, en el primer plano topográfico de Sevilla, mandado realizar por el Asistente Pablo de Olavide, podemos comprobar tanto la existencia del islote como su locali-

EL RIO SIN EL ISLOTE DE LOS HUMEROS

En esta fotografía realizada durante el segundo lustro de los años cincuenta del siglo XIX, puede observarse la zona del río donde estuvo el islote que sirvió de base a los piratas y malhechores huidos. Asimismo tenemos una perspectiva de la fábrica de lozas La Cartuja y, en primer plano, parte del lienzo de la muralla almohade, poco después derribada junto con las Puertas de la Barqueta (1857) y de San Juan (1863), para facilitar el tendido de la red ferroviaria. La imagen es de autor desconocido y pertenece a una colección particular incluida en La Sevilla de los Montpensier (Focus-Abengoa, 1997), de Vicente Lleó Cañal.

zación geográfica. La sorpresa surge cuando en otros planos topográficos posteriores, como el de 1853 firmado por Álvarez Benavides, y el de 1881, utilizado por el profesor Felipe Hauser para ilustrar su obra básica sobre la sanidad e higiene ciudadana durante el último tercio del siglo XIX, aparece el islote citado y otro aguas más arriba, incluso más grande, a la altura del Hospital de las Cinco Llagas. El origen de los islotes es remoto y fueron formándose durante siglos por efectos de las riadas, que acumulaban, en las zonas menos profundas del cauce, arena, grava y lodo, así

PRIMER PLANO TOPOGRAFICO

En el primer plano topográfico (1771) de Pablo de Olavide tenemos localizado el islote. La punta Norte coincide con la Puerta de Goles (Real desde el 10 de mayo de 1570), y la punta Sur con la actual plaza junto a la antigua estación de Córdoba. Arriba puede verse la calle de las Armas, actual de Alfonso XII, y a la izquierda el barrio de los Humeros. Asimismo, la mole del colegio de la Orden de San Laureano.

como árboles y todo tipo de elementos arrastrados por las aguas desbordadas en las orillas. Que los delincuentes utilizaran el islote para refugiarse fue normal durante los siglos XVI y XVII, cuando la Sevilla del Imperio atrajo a las zonas portuarias a tantas personas en busca de fortuna y luego quedaron marginadas. Pero también fue utilizada la isla por los areneros del Guadalquivir para establecer bases intermedias durante las largas y agotadoras tareas de alijo. Manuel Chaves Rey da cuenta de varios ajusticiamientos de piratas, que habían cometido fechorías en la zona ribereña duran-

te el año 1635. El Asistente, García Sarmiento de Sotomayor, conde de Salvatierra (Mandato 1634-1642), tuvo que enfrentarse al Santo Oficio que reclamó a los reos y, pese a ser excomulgado, ordenó que los tres piratas fuesen ahorcados en la plaza de San Francisco, y luego sus cadáveres, descuartizados, expuestos en San Telmo. PRÓXIMA ENTREGA:

Explosiones de polvorines Miércoles 14 de marzo


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Hoy se cumplen sesenta años de la explosión del polvorín del Cerro del Águila, que casi destruyó el popular barrio de vecindario modesto

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Explosiones de polvorines urbanos

TRES MUERTOS Y DOS MIL DAMNIFICADOS

Cerca de las diez de la mañana del viernes 14 de marzo de 1941, los sevillanos vivieron la tragedia provocada por la explosión del polvorín llamado de Santa Bárbara, que estaba lindando con la barriada del Cerro del Águila. Oficialmente sólo hubo tres muertos y numerosos heridos, pero la vox pópuli admitía varias muertes más y dos centenares de heridos. La verdad es que al comprobar el estado ruinoso en que quedaron unos trescientos modestos edificios de la barriada (imágenes de Juan José Serrano, Fototeca Municipal), casi todos de una sola planta, parecía imposible tan escasas consecuencias. Las autoridades tuvieron que dar cobijo de emergencia a unos dos mil damnificados.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Sevilla sufrió durante los años de Guerra Civil e inmediata posguerra varias tragedias provocadas casi todas por atentados, y en otros casos por impericia de las personas que manipulaban los explosivos, recién incorporadas a las tareas pirotécnicas. Algunas de estas tragedias fueron conocidas por la opinión pública dada su trascendencia, como las causadas por los bombardeos en el Barrio de León, en la barriada de Heliópolis y en el puerto de San Juan de Aznalfarache, y también por las explosiones de polvorines en el Cerro del Águila, en la Punta del Verde, en la batería antiaérea situada en las estribaciones del Aljarafe, en la zona del Manchón de Tomares, para defender la Base Aérea de Tablada; y en el Pabellón del Aceite, que quedó destruido. Otras tragedias fueron silenciadas o minimizadas, como las que causaron muertos y heridos en la Pirotecnia y otras fábricas militarizadas. El 14 de marzo de 1941 –hoy se cumplen sesenta años–, hizo explosión el polvorín llamado de Santa Bárbara, situado muy cerca del barrio del Cerro del Águila, incluso desde mucho antes de que existiera el citado barrio. Quedaron casi destruidas diez manzanas de edificios, unas trescientas casas, casi todas de una sola planta, donde residían más de dos mil personas. El vecindario del Cerro del Águila era fundamentalmente obrero, gentes modestas, que quedaron en mitad de la calle y con sus enseres destruidos. Dada la magnitud de la catástrofe se consideró milagroso que sólo resultaran tres personas muertas. Hubo al menos dos centenares de heridos, algunos de extrema gravedad. Más de dos mil personas quedaron sin hogar y fueron alojadas por las autoridades en varios centros, como el cercano Matade-

SÓLO QUEDÓ LA CRUZ

Esta cruz de cerrajería, colocada sobre un templete en el exterior del edificio, fue lo único que no sufrió desperfectos en las explosiones e incendio del Pabellón del Aceite, que quedó prácticamente destruido en el atentado. La cruz fue trasladada al Parque de Artillería de la calle Temprado y colocada delante de la Biblioteca.

ro, en el Hospital de las Cinco Llagas, y en cuarteles y edificios públicos. El gobernador civil tuvo que recurrir a una suscripción pública para poder ayudar a los damnificados. Como quiera que gran parte del caserío del Cerro del Águila quedó muy dañado, hubo que alojar decenas de familias en otros barrios, al mismo tiempo que se reconstruían las casas dañadas con ayuda del Ejército. También se facilitaron créditos especiales a quienes optaron por reconstruir sus hogares con sus propios medios. Otra tragedia con consecuencias casi desconocidas ocurrió también en 1941, al mediodía del miércoles 23 de julio. Entonces hizo explosión un polvorín cercano a la playa de María Trifulca, más allá del Batán,

que provocó pánico en gran parte de la ciudad, y muy especialmente en las barriadas de Heliópolis y del Porvenir y en el Sector Sur. El estruendo inicial fue enorme, seguido de otros de menor potencia y de un incendio. En todas las zonas urbanas citadas no quedaron cristales intactos en ventanas y puertas, y muchos techos rasos de yeso cayeron al suelo. Numerosos vecinos de Heliópolis abandonaron sus hogares y huyeron al centro de la ciudad, concentrándose en la plaza Nueva delante del Ayuntamiento en espera de noticias. Oficialmente sólo hubo varios soldados heridos. A finales de los años cuarenta, dos semanas después de la catástrofe sufrida por Cádiz (18 agosto 1947), hizo explosión el polvorín del destacamento que el Regimiento de Artillería 14 tenía situado en el Aljarafe, frente a la Base Aérea de Tablada, para su defensa antiaérea. No hubo víctimas mortales, pero sí una decena de soldados heridos. La explosión ocurrió de noche y fue muy espectacular ver cómo se proyectaban hacia el cielo los diversos tipos de municiones almacenadas, como fuegos de artificios. La destrucción del Pabellón del Aceite, herencia de la Exposición Iberoamericana, que estaba en la avenida de la Palmera, fue provocada por un atentado ocurrido el 28 de abril de 1937. En dicho pabellón trabajaron durante los dos últimos años de Guerra Civil numerosas mujeres voluntarias, entre ellas una hija del general Queipo de Llano. Ninguna de las voluntarias sufrió daños por coincidir con un cambio de turno, pero fallecieron en el incendio catorce obreros, ocho mujeres y seis hombres. Lo único que se salvó del Pabellón del Aceite fue una cruz situada sobre un templete en el exterior del edificio. PRÓXIMA ENTREGA:

Artesanía de la construcción Domingo 16 de Marzo


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Desde la clausura del hotel Madrid (Plaza de la Magdalena, 1967), el decano es el hotel Inglaterra, fundado en 1857 en la Plaza Nueva

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Decano de los hoteles Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El hotel Inglaterra, actual decano del sector en nuestra ciudad, inició el 26 de junio de 1968 una segunda etapa mercantil, después de ciento diez años de uso del edificio fundacional, construido a mediados del siglo XIX en la recién inaugurada Plaza Nueva. Manuel Otero Luna, responsable máximo de la empresa hotelera, decidió en el verano de 1967 derribar el envejecido edificio primitivo y construir uno nuevo sobre gran parte del mismo solar. Un edificio moderno de acuerdo con las técnicas utilizadas en el sector industrial, que requerían los establecimientos hoteleros y que mantuvo su emplazamiento emblemático en la Plaza Nueva. El nuevo edificio presenta un diseño moderno de la fachada, pero en su interior se han conservado valiosas piezas procedentes del primitivo edificio, en cuya construcción se utilizaron materiales del ex convento Casa Grande de San Francisco, cuya destrucción permitió hacer la Plaza Nueva. Entre los elementos recuperados se encuentran valiosos azulejos trianeros, que se han colocado en vestíbulos y salones, expuestos en frisos o en lienzos. También se han mantenido muebles, espejos y cuadros de la escuela sevillana de los siglos XVIII y XIX. Pocos meses después del cierre temporal del hotel Inglaterra, fue clausurado el hotel Madrid (1 noviembre de 1967), hasta entonces decano del sector. El hotel Madrid fue un establecimiento muy vinculado a la sociedad sevillana y escenario de acontecimientos trascendentales, que utilizó una antigua y hermosa casa palacio en la plaza de la Magdalena y calle Méndez Núñez. Sobre su solar se construyó el segundo edificio de Galerías Preciados en Sevilla, actualmente propiedad de El Corte Inglés. De manera que desde hace treinta y cuatro años, cuando cerró sus puertas el legendario hotel Madrid, el decanato de la hotelería sevillana lo tiene el hotel Inglaterra, regentado por la familia Otero, y fundado hace ciento cuarenta y cuatro años en la recién rotulada plaza de la Infanta Isabel, la primogénita de los duques de Montpensier. Con el título de Fonda de Inglaterra –que era el nombre común en la hostelería de entonces– abrió sus puertas en 1857, como referencia máxima nacional del confort de la época. La impresionante fachada primitiva del hotel Inglaterra, que duró justo ciento diez años, desde 1857 hasta 1967, fue testigo de hitos históricos e incluso protagonista de acontecimientos claves, en el verano de 1936. Primero fue reducto de los guardias de asalto que defendieron el Gobierno Civil, que estaba situado en la actual calle Pedro Parias (1938). La actuación de los artilleros del Tercer Regimiento Ligero, mandados por el capitán Vicente Pérez de Sevilla y Ayala, acabó con la resistencia. Luego, el hotel fue convertido en cuartel

LA PLAZA NUEVA DE 1857

Litografía datada hacia 1860 (Universidad de Sevilla, Laboratorio de Arte), que permite ver los diseños urbano y arquitectónico de la plaza Nueva en la época fundacional del hotel Inglaterra, desde cuya fachada está realizado el dibujo. En 1857 se rotuló con el nombre de Infanta Isabel, por la primogénita de los duques de Montpensier. Y luego conoció un baile de nombres que el pueblo sintetizó en su primera calificación popular, como Plaza Nueva.

PLAZA NUEVA, AÑOS 20

HEREDERO RENOVADOR

El primitivo edificio del hotel Inglaterra (1857-1967) ocupaba casi toda la manzana formada por la Plaza Nueva y las calles Madrid, Pedro Parias y Bilbao. La fotografía fue realizada a principios de los años veinte de la anterior centuria.

Manuel Otero Luna (Sevilla, 1925), tomó el testigo empresarial de su padre en 1963, y en la actualidad es consejero delegado y presidente de la firma Hotel Inglaterra S.A. Él tomó la decisión de renovar el hotel en 1967 y convertirlo en digno y competitivo decano del sector turístico sevillano. de la Comunión Tradicionalista, y de allí partió el entierro del primer requeté muerto en campaña, después de hacerle guardia en la capilla ardiente. Se llamaba José Santos Castilla y murió el primero de agosto de 1936 en la toma de Puente Genil. La Plaza Nueva, como hace unos meses ha decidido el Ayuntamiento que se rotule oficialmente, en realidad estaba dedicada a San Fernando desde el primero de enero de 1875. Pero ni el propio Consistorio ha respetado sus anteriores acuerdos.

ASÍ ERA EL PRIMITIVO HOTEL

La estampa antigua nos ofrece una jornada de Feria de Abril de los años veinte, con los coches de caballos esperando a los viajeros para ir al real, al paseo del mediodía, preludio de la corrida de toros vespertina. En el hotel Inglaterra se hospedaron, entre otros, el rey Alfonso XIII (1915), la reina Isabel de Bélgica (1921) y el príncipe de Gales (1927).

PRÓXIMA ENTREGA:

CentenariodePlazadeArmas Domingo 18 de marzo


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Hoy hace cien años que se terminó la estación ferroviaria de la Plaza de Armas, vulgo de Córdoba, ahora reconvertida en Centro Comercial

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Centenario de la Estación MZA Nicolás Salas Periodista y escritor

■El Edificio Plaza de Armas cumple mañana, 19 de marzo, su centenario, motivo por el cual secelebrará,alas12.30horas,unactoconmemorativo en el que intervendrá el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, quien será presentado por Rafael Almarcha. La antigua estación ferroviaria fue acertadamente reconvertida en centro comercial y de ocio, funcionessocioeconómicasquehansalvadodelapiqueta y dado contenido útil a una construcciónemblemáticadelaarquitecturasevillana. El edificio fue construido según un proyecto de 1889 por la Compañía de Ferrocarriles Madrid-Zaragoza-Alicante (MZA), bajo la dirección del ingeniero Nicolás Suárez Arbizu, afecto a la citada empresa, y con reformas del proyecto inicial realizadas por el ingeniero José Santos Silva. Quedó terminado e inaugurado oficialmente el día 18 de marzo de 1901, y abierto al tráfico ferroviario y al público al día siguiente. Las obras comenzaron en febrero de 1889. El presupuesto final fue de 1.500.000 pesetas de la época. ElprofesorAlbertoVillarMovellán,dedicaa este edifico un extenso comentario en su obra clásicaArquitecturadelRegionalismoenSevilla (1979), afirmando que “la estación de la Plaza de Armas se nos revela como la construcción más importante de la ciudad hacia 1900, y desde luego es la obra que condensa nuestra arquitectura decimonónica y que al mismo tiempo marca un punto de reflexión antes de emprender el camino arquitectónico del siglo XX, abierto por el Modernismo (1900-1914) y el Regionalismo (1900-1935)”. Añade el historiador de la arquitectura del Regionalismo en Sevilla, que la crítica coetánea destacó el diseño de la cubierta, semejante a la que tuvo la Galería de Máquinas de la Exposición de París de 1879, con doble techado, uno exterior de metal ondulado y otro interior de madera, dejando entre ambos una cámara de circulación del aire para contrarrestar el calor ambiental y la dilatación del hierro, sistema que se empleó por primera vez en España. Y también fue destacada la distribución del rectángulo de la planta con entrada por el lado menor, lo cual permitía el acceso al andén correspondiente sin necesidad de cruzar las vías. El edificio responde en su conjunto al estilo neomudéjar, y fue exponente de los progresos de la ingeniería de finales del siglo XIX. La iconografía de la Plaza de Armas está vinculada a acontecimientos sociales, como las visitas de la Familia Real y otros personajes con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929-1930, y también a hechos luctuosos como la llegada de los féretros de toreros muertos en los ruedos, casos de José Gómez Ortega, Gitanillo de Triana, Ignacio Sánchez Mejías, Pascual Márquez... PRÓXIMA ENTREGA:

Café París y saga Juliá Miércoles 21 de Marzo

1901-1905: SIN MAMPARA FRONTAL

1906: CON MAMPARA POR MOR DE LAS LLUVIAS

Juan Barrera Gómez fotografió en 1901 la recién construida estación ferroviaria de la Compañía Madrid-Zaragoza-Alicante (MZA), para la guía Seville de Albert F. Calvert, editada por John Lane Company para The Spanish Series en Londres y Nueva York en 1907. El edificio aparece sin la mampara de cristal que fue añadida en 1906, para evitar los efectos de las lluvias y los vientos dominantes del Suroeste.

En los años veinte del pasado siglo, la entonces estación de la Compañía de Ferrocarriles MZA, ofrecía la imagen que reproducimos y que desde 1906 incorporaba la mampara frontal de cristal que puede apreciarse en la fotografía, procedente de una serie de tarjetas postales dedicada a la estación de Córdoba, y editada entre 1915 y 1923 por Fototipia Thomas de Barcelona. La estación fue tema recurrente en la tarjetografía postal.

1990: ÚLTIMA VISTA ANTES DE LA REFORMA

29 SEPTIEMBRE 1990: ÚLTIMO TREN

Meses antes de ser clausurada la estación ferroviaria Plaza de Armas, el sector urbano ofrecía la perspectiva que recoge esta fotografía del archivo Gasán. Observen el pequeño edificio anexo, del mismo estilo arquitectónico que el principal; las naves destinadas a talleres y servicios de transportes especiales, y el viario de la avenida del Cristo de la Expiración construida sobre el corte del Guadalquivir en la zona de Chapina.

Vista interior de los andenes y vías de la estación ferroviaria Plaza de Armas, que la noche del 29 de septiembre de 1990 se llenó de viajeros y curiosos que quisieron despedir el último tren que saldría para Madrid, el expreso Estrella Giralda. La estación de Córdoba, como era llamada popularmente, fue escenario de numerosos acontecimientos durante la primera mitad del siglo XX.

URBANISMO ANTERIOR A LA EXPOSICIÓN DE 1992

Esta vista aérea ofrece la perspectiva de la estación ferroviaria Plaza de Armas y sus alrededores, así como el viario que transcurría paralelo a la entonces calle Torneo y la Barqueta, hacia San Jerónimo. Toda la zona que recoge la imagen ha registrado una transformación urbana total con las obras públicas anexas a la Exposición Universal de 1992, que además han permitido recuperar las orillas del río, y crear uno de los paseos fluviales más bonitos de Europa.


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Desde 1915, la familia Juliá mantiene negocios de hostelería y afines complementarios adaptados a las exigencias sociales de cada época

Café París y saga Juliá Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El Gran Café de París fue uno de los establecimientos predilectos de la sociedad burguesa y artística sevillana durante las primeras décadas del siglo XX, junto con el restaurante Pasaje de Oriente. En el Gran Café de París se inició la saga Juliá de empresarios hosteleros en 1915, por Cayetano García Carro, abuelo de los populares hermanos Juliá, y padre de Pilar García Alonso, continuadora con éxito del negocio familiar a sus 97 años de edad. Es viuda de Eduardo Juliá de Mena desde 1956, también empresario hostelero, con quien contrajo matrimonio el 22 de enero de 1921, en la iglesia parroquial de San Roque, cuando sólo tenía 17 años. El matrimonio tuvo cuatro hijos, Eduardo, Cayetano, Rafael y Jorge. El Gran Café de París tenía en la primera planta un salón de billares, luego reconvertido en salón de té, y era lugar de reunión de la alta clase media y la burguesía, así como de toreros, artistas y turistas famosos. Casi todos los grupos de médicos, abogados, catedráticos, toreros y comediantes tenían sus mesas propias, que eran de forja con tapas de mármol blanco. Los sillones y sillas estaban tapizados en rojo, y en las paredes había grandes espejos. El precioso edificio del Gran Café de París, que vemos en una postal de los años veinte, fue construido por el arquitecto Aníbal González y Álvarez-Ossorio (Sevilla, 18761929), para el empresario Manuel Suárez entre 1904-1906. Estaba en la esquina de la plaza de la Campana (1666) con la calle O’Donnell (1860). Un edificio con mala suerte, pues fue derribado a principio de la década de los sesenta y ya en los años veinte presentaba modificaciones básicas sobre el original de 1906. Por entonces ya faltaban la cúpula de inspiración oriental, la baranda crestada gaudiana de la azotea y el frontal del rótulo modernista, elementos del lirismo floral inicial de la fachada proyectada y no realizada en su totalidad. La baranda fue años después reconstruida, con estilo indefinido. El edificio original puede verse en la página 273 del libro Sevilla en la tarjetografía postal (Ediciones Giralda, 1992), de Ángel Vela Nieto, que reproduce una postal de 1907 de Manuel Barreiro, y el boceto del proyecto en la página 49 de la obra Arquitectura del Modernismo en Sevilla (Diputación, 1973), de Alberto Villar Movellán. La trayectoria empresarial de la familia Juliá, iniciada en 1915 por Cayetano García Corro, continuó con Pilar García Alonso y Eduardo Juliá de Mena con los establecimientosTerrazadelaCruzdelCampo,alfinal de la calle Luis Montoto; la Cervecería Oriental, en la calle Gallegos; el Bar Gibraltar en la plaza de América, hoy conocido como Bar Alfonso; la Hostería del Prado, en la estación de Autobuses; el pequeño Bar Juliá, en la calle Adolfo Rodríguez Jurado, frente al antiguo Cine Coliseo; la Cafetería Juliá, en el Edificio Elcano; y desde 1963 el antiguo puesto de Los

FUNDADOR DE LA SAGA CON 97 AÑOS Y EN ACTIVO...

Pilar García Alonso nació en Santiago de Compostela en 1904, y llegó a Sevilla con apenas 10 años, cuando su padre se hizo cargo del Gran Café de París, en 1915. Heredó de su padre el espíritu emprendedor empresarial hostelero, y con 97 años de edad, continúa como mentora del negocio que rigen sus hijos, y del que es artífice Rafael Juliá García. Pilar García Alonso está en posesión de la Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo y es titulada en Dirección de Empresas Turísticas.

Cayetano García Carro (León, 1868-Sevilla, 1964), en una fotografía de 1911. Fue iniciador de la saga hostelera Juliá en el Gran Café de París (1915), y padre de la veterana empresaria Pilar García Alonso, casada con Eduardo Juliá de Mena, también hostelero, y madre de los hermanos Juliá.

ÚNICA IMAGEN INTERIOR

Ésta es una de las dos únicas fotografías conocidas del interior del Gran Café de París, realizada en 1934. El tercero por la izquierda, con corbata de palomita, es Cayetano García Carro, propietario del establecimiento desde 1915. En la pared puede apreciarse el original cartel de la Feria de Abril y la Semana Santa de 1916, firmado por José Rico Cejudo.

OBRA DE ANÍBAL GONZÁLEZ (1904-1906)

Fotografía del Gran Café de París, en la esquina de la plaza de la Campana con la calle O’Donnell, en la quetodavíaseconservabalacúpulacompleta,aunque ya sin los rótulos modernistas y la baranda original labrada. La imagen es de los primeros años veinte del pasado siglo. El Gran Café de París y el restaurantePasajedeOrientefueronsímbolosdela hostelería sevillana del primer tercio del siglo XX.

Monos, reconvertido en restaurante y salón de actos sociales. En paralelo desarrolló numerosas iniciativas hosteleras en casinos y otros centros. En todos los establecimientos citados la familia Juliá fue adaptando la oferta hostelera a la demanda de los tiempos. En 1963 comenzaron los servicios de catering, dirigidos por Rafael Juliá, que se han convertido en su principal línea de negocio, después de

consagrarse durante la Exposición Universal de 1992. Entre sus clientes habituales están la Casa Real, la Junta de Andalucía y las corporaciones municipal y provincial sevillanas. PRÓXIMA ENTREGA:

La Pasarela (1896-1920) Viernes 23 de marzo


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La Pasarela tuvo vida paralela con Joselito el Gallo, y fue símbolo de la ciudad del Novecientos, anclada sociológicamente en el siglo XIX

SEVILLA AYER Y HOY

La Pasarela (1896-1920) Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La torre conocida como Pasarela y Pasadera, con evidente influencia de la torre Eiffel parisina, fue un elemento público emblemático durante un cuarto de siglo, desde 1896 hasta 1920. Su derribo tuvo causas ocultas nunca aclaradas, si bien oficialmente se afirmó que era necesario liberar el espacio urbano que ocupaba para los ensanches previstos para la Exposición Iberoamericana. Sin embargo, luego se colocó en su lugar la fuente de las Cuatro Estaciones, en 1929, realizada por Manuel Delgado Brackembury. La Pasarela no tuvo mucha suerte como referencia literaria ni periodística. Sólo hemos conocido dos trabajos hemerográficos específicos sobre el tema, el primero firmado por Luis Toro Buiza (La Feria de Sevilla, abril 1946), y el segundo por Manuel Olmedo Sánchez (Abc, 27 abril 1954). Ambos autores informaron de que los 81.297 kilos de hierro desmontados fueron vendidos en 45.738 pesetas, y asimismo de la vinculación de la torre con la Feria de Abril desde el mismo día de su inauguración, que fue el 18 de abril de 1896, primera jornada feriada. A partir de entonces la Pasarela fue un elemento imprescindible de las fiestas de Primavera, sirviendo de pórtico al real del Prado de San Sebastián durante un cuarto de siglo. Lo mismo sucede con los estudios iconográficos de las postales, de los que conocemos tres obras básicas: Postal de Sevilla y Sevilla en la tarjeta postal antigua, catálogos de sendas exposiciones organizadas por la Obra Cultural del Monte en 1984 y 1986, respectivamente, con textos firmados por Julio Martínez Velasco, Fermín Rodríguez Sañudo, Ángel Vela Nieto, Javier González de Vega y Epifanio Medina. En estos catálogos sólo hay una referencia a la Pasarela, y en la obra Sevilla en la tarjetografía postal, de Ángela Vela Nieto, ninguna. El antropólogo Salvador Rodríguez Becerra, en la ficha de la avenida de Carlos V (Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla, 1993), dice que la Pasarela fue diseñada por el ingeniero industrial Dionisio Pérez Tobía, y construida en la fundición sevillana de Perea Hermanos. La destrucción de la Pasarela no levantó revuelo alguno, y el Ayuntamiento parece que actuó al dictado de grupos de señoras influyentes que desde hacía bastantes años criticaban que los hombres se apostaban al comienzo de las cuatro grandes escaleras de accesos, para verles los tobillos a las mujeres. Incluso lograron que se colocaran lonas con anuncios en las barandas para salvar el pudor de las mujeres. Después de su desaparición, los sevillanos apreciaron la pérdida de la torre, mirador excepcional hacia la Feria de Abril y símbolo de una época irrepetible. La Pasarela comenzó su andadura en 1896, un año después de nacer José Gómez Ortega, y desapareció en 1920, el mismo año que el torero. La Pasarela fue testigo de la Edad de Oro de la Tauromaquia.

ASÍ ERA LA CALLE SAN FERNANDO

La fotografía ofrece una curiosa perspectiva de la calle San Fernando anterior a 1919 y posterior a 1896, por estar aún las verjas sin retranquear y también la Pasarela, que puede verse al fondo, junto al Prado de San Sebastián. Se observa la relativa angostura de la calle, las dos vías del tranvía muy cerca de las aceras, y la carencia total de arboleda, una circunstancia común en casi toda la ciudad decimonónica heredada por la anterior centuria.

ARQUITECTURA METALICA

Las imágenes más conocidas de la Pasarela pertenecen a tarjetas postales, como ésta que reproducimos, posiblemente de Hauser y Menet, M. Barreiro o Laurent, fechadas en la primera década del siglo XX. En esta fotografía la Pasarela puede verse perfectamente en su estructura, símbolo de la arquitectura del hierro. Julio Martínez Velasco (Postal de Sevilla, El Monte, 1984) la define como “nuestra torre Eiffel de la alegría” por haber sido de hecho la portada de la Feria de Abril desde 1896 hasta 1920, un cuarto de siglo.

EN SUS PRIMEROS AÑOS

La fotografía corresponde a finales del siglo XIX o muy primeros de la centuria anterior, cuando era iluminada durante los días de Feria de Abril con ochocientas luces de gas y un arco voltaico en su cúpula. Llegó a ser estampa emblemática del ferial en el Prado de San Sebastián, al estar situada en la plaza de Don Juan de Austria, donde ahora se encuentra la fuente de las Cuatro Estaciones (1929), de Manuel Delgado Brackembury. 81.297 KILOS DE HIERRO PASEO DE COCHES EN FERIA

Juan José Serrano Gómez (Fototeca Municipal) data en 1918 esta imagen captada en días de Feria de Abril, con la torre engalanada y los huecos de sus arcos repletos de coches de caballos, vistos pasar por las gentes agolpadas en las barandas. Poco después sería derribada la torre por el Gobierno municipal presidido por Federico Amores Ayala, conde de Urbina (mandato: 21 marzo 1919-22 abril 1922).

Estos son los restos de La Pasarela. La plataforma que aparece en la fotografía era el soporte de una torrecilla airosa, que, desde su inauguración en 1896 hasta su derribo en 1920, fue muy admirada y utilizada por los ciudadanos. Sus 81.297 kilos de hierro fueron vendidos en 45.738 pesetas.

PRÓXIMA ENTREGA:

La Virgen de Fátima Domingo 25 de Marzo


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Mañana hace medio siglo que la Virgen de Fátima estuvo por segunda vez en Sevilla, permaneciendo 18 días en los barrios y hospitales

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ESTAMPA CLÁSICA

Pedro Segura y Sáenz, cardenal arzobispo de Sevilla (1937-1957), fue el último prelado que utilizó silla gestatoria y la parafernalia eclesiástica clásica, como el quitasol. El día 12 de abril de 1951, revestido de pontifical, pronunció una alocución pastoral en la Plaza de España, en el multitudinario acto de despedida de la Virgen de Fátima.

DOS VERSIONES DE LA VIRGEN

En primer lugar reproducimos la imagen de la Virgen de Fátima que se ha hecho familiar durante la mayor parte del siglo XX, la que vino a Sevilla en 1948 y 1951. Y al lado, otra imagen más antigua y diferente: no tiene las manos juntas ni corona, y expone el Corazón Inmaculado de María. Ambas portan el rosario.

La Virgen de Fátima Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La imagen de la Virgen de Fátima ha estado dos veces en Sevilla. La primera vez fue en 1948, los días 10 y 11 de julio, de paso para Jerez de la Frontera para presidir un acto mariano. Y la segunda en 1951, desde el 26 de marzo hasta el 12 de abril, sumando dieciocho jornadas de fervor mariano por casi todos los barrios de la ciudad y el arrabal trianero. Ambas visitas coincidieron con el final oficial de la posguerra y las cartillas de racionamiento, aunque aún persistieran los traumas sociales provocados por la contienda fratricida. El nacional-catolicismo estaba en su apogeo. Durante la visita de 1948, la imagen llegó al aeropuerto de San Pablo sobre las dos de la tarde del día 10, y fue trasladada en un vehículo especial enviado desde Fátima hasta el convento de San Jacinto, donde estuvo expuesta toda la tarde del día 10 y pasó la noche. Tanto durante el recorrido por la

ciudad como durante su exposición en el templo trianero, las gentes se volcaron en fervor mariano. El día 11, y en el mismo vehículo especial, la imagen fue trasladada a Jerez de la Frontera. Numerosas personas la despidieron desde la calle San Jacinto hasta la avenida de la Palmera. La segunda visita tuvo carácter extraordinario. El día 26 de marzo, la imagen de la Virgen de Fátima fue recibida por el cardenal arzobispo Pedro Segura y Sáenz, a las siete y media de la tarde en la Catedral, donde llegó en un vehículo especial desde el aeropuerto de San Pablo. Después de la bienvenida y exposición a los fieles, la imagen fue trasladada en andas hasta la iglesia parroquial de Santa Cruz, donde quedó expuesta hasta la media noche y custodiada hasta la jornada siguiente. El día 27, desde las diez de la mañana hasta las siete de la tarde, la imagen fue llevada a los conventos de Carmelitas Descalzas y Dominicas, y templos parroquiales de San Nicolás y San Isidoro, donde hizo noche. Durante los días 28 al 31 de marzo, la imagen fue llevada siempre en andas a las iglesias parroquiales del Divino Salvador, San

UN ACTO DE INTENSA EMOCIÓN

La Virgen de Fátima fue despedida en un acto multitudinario en la Plaza de España, al que concurrieron unas tres mil personas, especialmente enfermos e impedidos. En primer plano pueden verse algunas camas de niños acogidos en el Hospital de San Juan de Dios, y al fondo, la imagen de la Virgen de Fátima rodeada de fieles. Andrés, San Lorenzo, San Vicente, Santa María Magdalena y Omnium Sanctorum, y los conventos de San Juan de Dios, Esclavas del Sagrado Corazón, Carmelitas Calzadas, Reparadoras, Mercedarias de la Asunción, Clarisas, Capuchinas, Bernardas, y Santa María la Real, y el hospital del Pozo Santo. Hizo noche en San Andrés, San Lorenzo, San Vicente y Omnium Sanctorum. Desde el 1 al 11 de abril, continuaron las procesiones de la imagen en andas por las calles sevillanas, visitando los templos parroquiales de San Gil, San Julián, San Román, San Pedro, San Ildefonso, San Roque, San Bartolomé, San Bernardo, Nuestra Señora de los Dolores, Concepción, Corpus Christi, San Sebastián, Santa Genoveva, Santa Ana, San Gonzalo, Nuestra Señora de la O, y del Sagrario; conventos de San Jerónimo, Santa Isabel, Santa Paula, Beaterio, Concepcionistas Franciscanas, Santa Inés, Hermanas de la Cruz, San Leandro, Nuestra Señora de los

Reyes, Trinitarias, Hermanitas de los Pobres, Mercedarias, Salesas, Santa María de Jesús, Adoratrices, Mínimas, y de la Encarnación. Asimismo, los hospitales de las Cinco Llagas, Militar, de San Lázaro y del Pozo Santo; el Hogar de San Fernando, Casa Cuna, Cruz Roja, Sanatorio de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, Cárcel Provincial, y Asilo de San Jacinto. El día 12 se inició la jornada en la iglesia del Sagrario, para continuar con la visita al Seminario de San Telmo, donde el cardenal arzobispo dirigió la Hora Santa para los seminaristas. Y terminó la estancia de la imagen de la Virgen de Fátima con el acto celebrado en la plaza de España. PRÓXIMA ENTREGA:

Una visita histórica Miércoles 28 de marzo


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La ruina del pavimento de la calle Alemanes y zonas aledañas justifica el rechazo que las reformas de 1994 provocaron en la ciudad

Fue un atentado al patrimonio Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los destrozos sufridos por los pavimentos de la calle Alemanes y plazas de la Virgen de los Reyes y del Triunfo han confirmado la validez del rechazo social que provocaron los cambios del sistema de pavimentación iniciados en 1994, y que Carlos Colón ha recordado oportunamente en su sección de Diario de Sevilla, alertando de que reformar únicamente el suelo maltrecho de la calle Alemanes sería una actuación torpe, pues lo que procede es que se reforme todo lo que se hizo mal desde el principio. Carlos Colón fue en 1994, por entonces colaborador de El País, la voz más alta, razonada, valiente y reiterada que denunció el atentado que se estaba perpetrando contra el patrimonio cultural ciudadano con el silencio y pasividad de quienes estaban obligados a evitarlo. El asunto pone también de actualidad otro atentado cultural llevado a cabo en 1994, y denunciado entonces por la profesora Teresa Lafita, nieta del autor de la fuente-farola monumental de la plaza de la Virgen de los Reyes. En efecto, José Lafita Díaz añadió en 1931, dos años después de su inauguración, un litóstroto en forma de roseta mosaico labrada con chinas que formaban dibujos geométricos y servía de refugio peatonal, al mismo tiempo que complementaba el diseño de la fuente-farola. Cuando en 1994 se procedió al cambio de los adoquines por las actuales losetas, se destruyó este añadido y se sustituyó por un escalón gris. Un destrozo difícil de explicar que la corporación municipal dio por bueno. Los valores que los sistemas de pavimentación añaden a las ciudades, y concretamente a la morfología urbana sevillana, han sido estudiados por los doctores arquitectos Luis Marín de Terán y Aurelio del Pozo Serrano en un libro titulado Los pavimentos: un fragmento de la Historia Urbana de Sevilla, publicado en 1986 precisamente por el Área de Infraestructura y Equipamiento Urbano del Ayuntamiento de nuestra ciudad, el mismo que ocho años después ignoró su propia documentación. Los autores citados recuperaron la memoria histórica en seis capítulos, sobre los enladrillados de la ciudad Renacentista, los empedrados de la ciudad barroca, los pavimentos de la ciudad neoclásica y las innovaciones iniciadas en la segunda mitad del siglo XIX, el momento de los grandes adoquinados y los suelos de la ciudad contemporánea. También el profesor José Manuel Suárez Garmendia, en su obra básica Arquitectura y Urbanismo en la Sevilla del siglo XIX (1986, Diputación Provincial), aporta conocimientos sobre las reformas urbanas después de la Revolución de 1868. PRÓXIMA ENTREGA:

Una visita histórica Jueves 29 de marzo

1994: DESTROZO DE LA PLATAFORMA ENCHINADA

Teresa Lafita, profesora de Bellas Artes y familiar del escultor José Lafita Díaz, ha realizado una exhaustiva investigación sobre la fuentefarola monumental instalada en la plaza dedicada a la Virgen de los Reyes, levantada en 1929, y del refugio peatonal añadido en 1931, construido con chinas lavadas formando dibujos geométricos y que complementaba la fuente-farola monumental de mármol y forja. La roseta mosaico que formaba el citado refugio fue destruida en 1994, cuando se hizo también el cambio del pavimento de adoquines de relabra de la plaza por las losetas actuales, pese a las numerosas y razonadas denuncias formuladas a través de los medios de comunicación. Las imágenes muestran cómo era la fuente con roseta, y cómo quedó una vez destruida.

ADOQUINADO HISTÓRICO DE LAS PLAZAS EMBLEMÁTICAS

Recuperamos dos imágenes de las plazas de San Francisco y de la Virgen de los Reyes, la primera de los últimos años veinte y la segunda de primeros del siglo XX, donde pueden apreciarse los pavimentos de adoquines, sistema compartido por casi todas las plazas emblemáticas desde mediados el siglo XIX, como son los casos de las plazas de la Virgen de los Reyes (1866), de San Francisco (1866) y del Triunfo (1895). En estas pavimentaciones se utilizaron adoquines relabrados de menor tamaño que los empleados en la mayoría de las calles, procedentes de las canteras de Gerena. LA CALLE ALEMANES DESDE 1900

Las fotografías de Juan Barrera Gómez, publicadas en 1907 y 1905, la primera en la guía Seville de Calbert, y la segunda en la tercera edición de Sevilla Artística e Industrial, sitúan los adoquinados de las calles Alemanes y Hernando Colón a finales del siglo XIX, como mínimo. La calle Alemanes comparte el adoquinado de relabra del centro de la vía con aceras de losetas de Tarifa al mismo nivel, y la ausencia de vías del tranvía data la fotografía antes de 1887, cuando comenzaron a circular los tirados por mulas. En la calle Hernando Colón se observa la ausencia de acerado y la presencia del viario tranviario.


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Hoy se cumplen veinticinco años de la primera visita oficial de Sus Majestades Juan Carlos I y Sofía de Grecia a nuestra ciudad

Primera visita de los Reyes Nicolás Salas Periodista y escritor

Hoy se cumplen veinticinco años de la primera visita oficial de los Reyes de España a nuestra ciudad, durante los días 29 al 31 de marzo de 1976. Antes vinieron como Príncipes de España en varias ocasiones, una de ellas en abril de 1968 para conocer la Feria abrileña y la Feria de Muestras Iberoamericana, además de visitar la basílica de la Macarena y jurar las reglas de la Hermandad de la Esperanza. La primera visita oficial de SS. AA. Juan Carlos y Sofía de Grecia después de su boda fue en abril de 1963, y entonces la Princesa recreó los paseos por la calle Sierpes y las visitas a sus principales establecimientos que hicieron tan popular en Sevilla a la reina Victoria Eugenia, esposa del rey Alfonso XIII, visitantes asiduos de la ciudad durante casi todo su reinado. Los Príncipes de España estuvieron también en Sevilla en octubre de 1973, para acompañar a los Príncipes herederos del Japón, Aki-hito y Michiko, que realizaron una visita oficial a la ciudad. Estuvieron en Itálica y en el cortijo Majaloba, donde presenciaron una demostración de doma y enganche a la andaluza. Juan Carlos de Borbón y Borbón ya había visitado de joven Sevilla en varias ocasiones, para ver a sus tías y primos aquí residentes. Durante la primera visita oficial como Rey de España, el Monarca conoció el cariño entrañable que los sevillanos siempre han profesado a la Familia Real, acrecentado en el reinado de Alfonso XII y la sevillana María de las Mercedes, y consagrado en la época de su abuelo el rey Alfonso XIII, que tanto bien hizo por Sevilla logrando la Exposición Iberoamericana y sus obras anexas. El rey fue el valedor de Miguel Primo de Rivera, artífice de la ciudad del siglo XX, realizada durante el período de la Dictadura (1923-1930) del citado general. Los Reyes de España fueron recibidos en la plaza de Don Juan de Austria por la Corporación municipal en pleno bajo mazas, con guardia municipal de gala y la banda de música interpretando marchas militares y el himno nacional. Después de recibir la llave de la ciudad por el alcalde, Juan Carlos I y Sofía de Grecia ocuparon un automóvil descubierto y emprendieron el camino hacia la catedral, en medio de una impresionante multitud, que les vitoreó. En la esquina de la calle Ceferino González eran esperados los soberanos por el capitán general de la II Región Militar. Antes de entrar en la catedral, el público rompió el protocolo y el rey fue saludado por una avalancha de gentes, hasta el punto de que perdió un guante, una sortija y el reloj. La sortija fue devuelta a un policía, pero el guante y el reloj desaparecieron. Hubo que renunciar al desfile de tropas que estaba previsto para rendir honores a los reyes. En la catedral oraron ante la Virgen de los Reyes y luego se dirigieron al Real Alcá-

PRIMERAS VISITAS FERIALES

Como Príncipes de España, Juan Carlos y Sofía de Grecia visitaron por primera vez la Feria de Abril y la Feria de Muestras Iberoamericana en 1968. En la fotografía de Serrano (Fototeca Municipal), SS. AA. aparecen acompañados por el presidente del certamen y de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación, José J. González Reina, y su esposa, Dolores Carrión.

EN EL PATIO DE LA MONTERIA

Miles de ciudadanos recibieron exultantes a los Reyes de España en su primera visita oficial a la ciudad, el 29 de marzo de 1976. En el balcón principal del Patio de la Montería acompañaron a Juan Carlos I y Sofía de Grecia, el alcalde de Sevilla, Fernando de Parias Merry, y su esposa, María Luisa Halcón; Carlos Arias Navarro, presidente del Gobierno; Manuel Fraga Iribarne, vicepresidente del Gobierno y ministro de Gobernación; y Pedro Merry Gordon, capitán general de la II Región Militar. La imagen fue captada por Gelán (Fototeca Municipal).

EN LA BASILICA MACARENA

En 1968, don Juan Carlos y Sofía de Grecia también visitaron a Nuestra Señora de la Esperanza en su basílica de la Macarena, donde fueron recibidos por la Junta de Gobierno de la Hermandad en pleno y el canónigo y capellán de Reyes, José Sebastián y Bandarán, que fue quien les impuso a los entonces Príncipes de España las medallas de Hermanos de Honor de la Esperanza y recibió el juramento de las reglas.

UNA FLOR PARA EL OJAL

Rafael Esquivias Salcedo, presidente (diciembre 1963-junio 1980) del Real Círculo de Labradores y Propietarios, recibió a los Príncipes de España en la caseta de la entidad durante la primera visita que SS. AA. hicieron a la Feria de Sevilla, el 27 de abril de 1968. Sofía de Grecia lució un precioso traje de flamenca de color blanco con lunares y adornos en rojo, regalo del Ayuntamiento.

zar, donde la multitud había abarrotado el Patio de la Montería. En su discurso de bienvenida, Fernando de Parias Merry recordó a los Reyes que su visita era interpretada por los sevillanos como la llegada de la hora de la ciudad, después de tantas frustraciones y desengaños. PRÓXIMA ENTREGA:

Escenarios del Pregón Viernes 30 de marzo


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El Pregón cofrade se celebró en los teatros San Fernando, Coliseo, Lope de Vega, Palacio Central, Álvarez Quintero y Maestranza

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Los escenarios del Pregón Nicolás Salas Periodista y escritor

El Pregón de Semana Santa nació en los años treinta en un ambiente patriótico y religioso surgido del anticlericalismo de la II República. Fue en 1933 cuando el charlista Federico García Sanchiz pronunció en el teatro Cervantes sevillano una de sus locuciones patrióticas, que habían impresionado en Madrid, Zaragoza y Valencia. En la primavera de 1936 se organizó en Sevilla un acto similar, con más contenidos cofrades, por sugerencia de Manuel de Mergelina Laraña a Manuel Bermudo Barrera, pero la situación conflictiva provocada por el Frente Popular desaconsejó su celebración. Fue en 1937 y 1939 cuando, por fin, pudo Federico García Sanchiz pronunciar sus charlas de exaltación patriótico-religiosa en el teatro San Fernando. En 1941 se celebró un acto literario titulado Proemio Cofradiero, protagonizado por Luis Joaquín Pedregal Sanmartino y Antonio Rodríguez Buzón, que promovió la organización oficial del Pregón a partir del siguiente año. Con José María Pemán y Pemartín (1942) comenzaron los pregones oficiales en el teatro San Fernando, con las excepciones de 1943 y 1947, en que se celebraron en el teatro-cine Palacio Central, y teatro-cine Coliseo España, respectivamente. En el primer caso pronunció el pregón Luis Ortiz Muñoz, y en el segundo Esteban Bilbao y Eguía. Hasta 1969 fue el decano de los teatros escenario de los pregones, que fueron firmados por Joaquín Romero Murube (1944), Francisco Sánchez Castañer (1945), Luis Morales Oliver (1946), Miguel García Bravo-Ferrer (1948), Antonio Filpo (1949), Manuel Gordillo (1950), Ignacio Lojendio (1951), José María del Rey (1952), José Luis de la Rosa (1953), Miguel García Posada (1954), Celestino Fernández Ortiz (1955), Antonio Rodríguez Buzón (1956), Antonio Pérez Torres (1957), José Luis Campuzano (1958), Francisco Montero Galvache (1959), Adolfo Rodríguez-Jurado (1960), Francisco Sánchez Apellániz (1961), Sebastián García Díaz (1962), Juan Moya (1963), José Martínez-Agulló (1964), Monseñor Cirarda (1965), José María García Bravo-Ferrer (1966), José Ignacio Artillo (1967), Juan Delgado Alba (1968) y Domingo Manfredi (1969), con el que terminó el ciclo del teatro San Fernando. José Sánchez Dubé (1970) inició los pregones en el teatro Lope de Vega, y le siguieron: Antonio Hermosilla (1971), Ramón Martín Cartaya (1972), José Ortiz Díaz (1973), Ricardo Mena-Bernal Romero (1974), Rafael Duque del Castillo (1975), José Luis Gómez (1976), Rafael Belmonte (1977), Antonio Soto Cartaya (1978), Manuel Toro (1979), Miguel Muruve (1980), Alfredo Flores (1981), José Joaquín Gómez (1982), Enrique Osborne (1983), Vicente Acosta (1984) y José Luis Peinado (1985). En 1986 y 1987, los pregones se celebraron

PREGONERO A HOMBROS

SEDE FUNDACIONAL DEL PREGÓN

Desde 1942 hasta 1969, con las excepciones de 1943 y 1947, el teatro San Fernando fue escenario de los pregones de Semana Santa, y aún antes, en 1937 y 1939, de las charlas precursoras de García Sanchíz. Los Domingos de Pasión se formaban largas colas de cofrades que abarrotaban el teatro.

El pregonero Antonio Rodríguez Buzón, que salió a hombros del teatro San Fernando en 1956, fue además, junto con el periodista Luis Joaquín Pedregal, autor del Proemio Cofradiero de 1941, antesala del primer pregón oficial al año siguiente.

EL PRIMITIVO LOPE DE VEGA

Así era el teatro Lope de Vega cuando fue construido entre 1925-1928 por el arquitecto Vicente Traver y Tomás, formando parte del Pabellón de Sevilla en la Exposición Iberoamericana de 1929-1930. Fue escenario del pregón desde 1970 hasta 1992, con las excepciones de 1986 y 1987.

EL PRECURSOR

Federico García Sanchiz, con sus charlas de 1937 y 1939, fue el precursor del Pregón de Semana Santa. En la imagen aparece con la actriz sevillana Carmen Díaz en el acto celebrado en el teatro San Fernando en 1939.

en el teatro Álvarez Quintero, y lo dieron Francisco Morales Padrón y Manuel Navarro Palacios, respectivamente. Desde 1988 hasta 1992, los pregones volvieron al escenario del teatro Lope de Vega: Luis Rodríguez-Caso Dosal (1988), Juan Moya Sanabria (1989), José Luis Garrido Bustamante (1990), José María Rubio (1991) y Anto-

nio Moreno Andrade (1992), que cerró el ciclo del teatro Lope de Vega. En 1993 comenzó el teatro Maestranza a ser escenario del pregón, con la intervención de José María Javierre, siguiéndole Vicente García Caviedes (1994), Juan Foronda (1995), Carlos Colón Perales (1996), Ignacio Montaño (1997), Juan Carlos Heras (1998), Eduardo del Rey Tirado (1999), Joaquín Caro Romero (2000) y por último, Carlos Herrera, que lo pronunciará el próximo domingo. PRÓXIMA ENTREGA:

Fotos irrepetibles de la ciudad Domingo 1 de abril

ESCENARIO ACTUAL

El teatro Maestranza (1987-1991), inaugurado con motivo de la Exposición Universal de 1992, es escenario del pregón desde 1993, cuando lo pronunció el sacerdote, periodista y escritor José María Javierre Orta, que marcó un nuevo tiempo cofrade y cerró el ciclo del Lope de Vega.


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La fisonomía arquitectónica de la ciudad se modifica con el tiempo y no siempre supone mejoras, sino pérdidas de personalidad

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Fotos irrepetibles de la ciudad Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La estampa de la Casa de Juan Diente que incluimos en esta página la cataloga Ángel Vela Nieto, en su obra Sevilla en la tarjetografía postal (Ediciones Giralda, 1992), como editada por el barcelonés Thomas, entre 1907 y 1914. Representa la vivienda singular de un empleado municipal de servicio en el Real Alcázar, que ocupaba el mínimo espacio disponible en la muralla palatina entre el alminar y la Puerta del León. Cuando Fototipias Thomas puso en circulación las últimas ediciones de esta postal, la Casa de Juan Diente probablemente ya no existía. Había sido derribada en febrero de 1910, dando lugar a una curiosa anécdota regia. Resulta que ese mes visitó la ciudad el rey Alfonso XIII, y al llegar a la Puerta del León del Real Alcázar y observar la Casa de Juan Diente, le comentó al ex alcalde Cayetano Luca de Tena y Álvarez Ossorio (Mandato: 1 enero 1906-3 febrero 1907), lo feo que resultaba que un monumento de tal categoría tuviera una modesta vivienda adosada. Cayetano Luca de Tena tomó buena nota del comentario regio, y nada más despedirse del monarca, dio orden de derribar la casa aquella misma noche. Y así fue. El contratista de obras señor Graciani, dispuso varias cuadrillas de albañiles con picos y palas, más reatas de burros con serones para el traslado de los escombros. De manera que, cuando Alfonso XIII salió a la mañana siguiente del palacio, se encontró la muralla libre por completo. Donde estaba la minicasa de Juan Dientes y el minijardín anexo, ahora hay un ciprés y una papelera. Y antes, desde el 18 de julio de 1937 hasta la madrugada del 1 de diciembre de 1984, estuvo en ese lugar la Cruz de los Caídos, exactamente donde ahora está la papelera. En la madrugada del 1 de diciembre de 1984, un grupo de obreros municipales procedió a quitar con un buldozer la Cruz y su basamento, que luego tiraron en el vacie de La Corchuela. Allí fue encontrada rota por jóvenes falangistas, que la habían estado buscando por todos los basureros de los alrededores de la ciudad. La Cruz, restaurada, estuvo algún tiempo en el convento de San Buenaventura y luego pasó a domicilios particulares de antiguos falangistas. Actualmente, la Cruz de los Caídos está depositada en un jardín cerca de la capital, propiedad de Ángel Santizo Lira. Con fecha 27 de noviembre de 1985, casi un año después de haber sido derribada la Cruz de los Caídos, el Ayuntamiento de Sevilla aprobó a propuesta del grupo municipal de Alianza Popular, erigir un monumento a todos los que dieron su vida por España, sin distinción de bandos. Dicho acuerdo no se ha cumplido casi dieciséis años después. PRÓXIMA ENTREGA:

Centenario de Emigdio Mariani Miércoles 4 de abril

CASA DE JUAN DIENTE EN LA MURALLA PALATINA

Desde el último tercio del siglo XIX y hasta febrero de 1910, estuvo adosada en la muralla del Real Alcázar la vivienda de uno de sus empleados, que fue derribada en una sola noche para dar satisfacción al joven rey Alfonso XIII. Conocida como Casa de Juan Diente, fue tema de postal en los primeros lustros del siglo XX. El lienzo de muralla palatina comenzó la centuria anterior con la Casa de Juan Diente, luego fue soporte de la Cruz de los Caídos (1937-1984) y ahora ocupan el mismo lugar un ciprés y una papelera.

COMPÁS DE SAN PABLO

Eduardo Laforé Alfaro (Sevilla, 1850-Barcelona, 1941), pintó en 1880 el compás del convento de San Pablo el Real de los frailes dominicos, fundado por Fernando III. Antonio Sancho Corbacho, en Iconografía de Sevilla (Abengoa, 1975), informa de la arquitectura del compás de San Pablo, que fue derribado en 1889 para ampliar la calle Magdalena, luego desaparecida en 1937 con el ensanche de la calle San Pablo. (Diario de Sevilla, Sevilla ayer y hoy, 28 de febrero de 2001). La primitiva iglesia medieval del citado convento, ahora templo parroquial de la Magdalena, fue reedificada a finales del siglo XVII y principios del XVIII (1691-1709) por Leonardo de Figueroa (Utiel, c. 1650-Sevilla, 1730), autor de edificios emblemáticos como la iglesia de San Luis (1699-1730), el Hospital de los Venerables Sacerdotes (1676-1698) y la fachada principal, capilla y patio de honor del palacio de San Telmo (1722-1730).

LA PASARELA

Fue símbolo de la ciudad desde su instalación en 1896 hasta finales de 1920. La Feria de Abril de 1921 ya no contó con su presencia, que servía de portada al real. El Ayuntamiento aprobó su derribo justificándolo en las necesidades de ensanchar la actual plaza de Don Juan de Austria. Sus 81.297 kilos de hierro fueron vendidos en 45.735 pesetas.


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Mañana se cumplen cien años del nacimiento de Emigdio Mariani, humanista sevillano, genial compositor y fotógrafo, fallecido en 1995

SEVILLA AYER Y HOY

Centenario de Mariani Piazza Nicolás Salas Periodista y escritor

Emigdio Mariani Piazza (Sevilla, 5 abril 1901-17 diciembre 1995), es uno de los humanistas sevillanos identificados con la música y la fotografía que más han hecho por la cultura durante el siglo XX y, al mismo tiempo, más olvidado por la ciudad oficial. No busquen, pues, su nombre en avenida, rotonda, plaza, plazuela, calle, callejuela o jardín recoleto en el nomenclátor, en una ciudad que ha infravalorado el sentido de las rotulaciones de sus vías públicas con dedicaciones oportunistas y frívolas; ni placa que identifique y recuerde con gratitud su lugar de nacimiento en la calle Augusto Plasencia. Nosotros sí le recordamos hoy, víspera del primer centenario de su nacimiento, a la vez que reclamamos de las autoridades un mínimo de respeto para quien tanto bien hizo por la cultura musical y el arte fotográfico sevillanos, y jamás quiso abandonar su tierra cuando tuvo oportunidades de emigrar a Madrid e incluso a París. El historiador de la fotografía española y sevillana Miguel Ángel Yáñez Polo dedicó en 1992 tres artículos en la revista de la Sociedad de Historia de la Fotografía Española a recuperar la memoria del por entonces ya nonagenario Emigdio Mariani Piazza, consagrado como figura irrepetible tanto en sus actividades musicales como fotográficas. En la primera de las entregas, explicó Yáñez Polo sus antecedentes familiares musicales, iniciados en Vicente Mariani (1818), y continuados por Luis Mariani Giménez (1880), y Luis Leandro Mariani González (18651925), su padre. Y de la saga de los Piazza, su madre, Josefa Piazza, pianista y profesora genial. En la segunda entrega se refirió Yáñez Polo al Emigdio Mariani retratista, cuyo legado es magnífico y base documental social y costumbrista de gran parte de la primera mitad del siglo XX sevillano. Y en la tercera y última entrega, valoró sus aportaciones básicas al movimiento fotográfico neopictorialista español de los años cuarenta. El fondo fotográfico de Mariani, aunque sólo salvado en parte por su segunda mujer, Mercedes Mena Calvo, en una tarea tan laboriosa como plena de amor y admiración hacia su marido, reúne valores excepcionales. En 1954 fundó y presidió la Agrupación Fotográfica Sevillana, formada por un nutrido grupo de fotógrafos sevillanos, como Antonio González-Nandín, Eduardo Carballido García, Vicente Cortés Muñoz, Manuel Peinado Cámpora, Pedro de Rojas Solís, José González Peccino, José Luis Bustamante Miguel, y otros hasta superar el centenar. Francisco Javier López, catedrático del Conservatorio Manuel Castillo, dedicó en 1996 un extenso artículo al Mariani músico en sus vertientes creadoras y gestoras, como heredero del fundador de la Académica Filarmónica de Música, antecedente del actual Conservatorio, y que Emigdio dirigió con veinticuatro años, al fallecimiento de su padre. Por su parte, la profesora María Isabel Osuna Lucena publicó una separata en la re-

SU FOTO PREFERIDA

CON RAVEL, QUIROGA, HALFFTER

La Giralda reflejada en el agua de la taza romana de la fuente del Patio de los Naranjos, fruto de horas de observaciones, y uno de sus lugares de paseo y meditación. Bromeaba con las gentes que casi siempre la miraba al revés.

Emigdio Mariani Piazza fue amigo de Maurice Ravel, al que hizo en 1935 una fotografía en los jardines del Real Alcázar, con la Giralda al fondo, que dio la vuelta al mundo, de Manuel Quiroga y de Ernesto Halffter, con los que compartió inquietudes docentes sevillanas.

vista del Laboratorio de Arte de nuestra Universidad en 1995, casi coincidiendo con su fallecimiento, glosando la trayectoria personal y artística de Emigdio Mariani Piazza, al que considera un eslabón fundamental en la historia de la música sevillana. La profesora Osuna Lucena prestó atención a la faceta menos conocida de Mariani, su labor compositora, en su mayor parte perdida por la carencia de medios económicos de su tiempo. Las obras catalogadas, casi todas zarzuelas, suman cuarenta y dos, a las que hay que añadir por lo menos tres más de las que no existe ningún fragmento. La última exposición antológica fotográfica de Emigdio Mariani fue posible con el apoyo de la Fundación El Monte, y la organizó el Ayuntamiento de Dos Hermanas en noviembre de 1995, poco antes de su muerte a los noventa y cuatro años de edad. Recordamos aquellos días postreros de su vida como un testimonio de vitalismo frente a la enfermedad, manteniendo su talante afable, extravertido, y tan feliz como un principiante. Necesitaríamos varias páginas de este periódico para completar su extensa y rica biografía musical y fotográfica. APOYANDO A LOS ESTUDIANTES

José Manuel Holgado Brenes fotografió al ya anciano Emigdio Mariani Piazza en plena calle Sierpes, junto con su esposa Mercedes Mena Calvo, apoyando con su presencia a los estudiantes del Conservatorio que dieron conciertos callejeros para protestar por la falta de atención de las autoridades a la formación musical.

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CortaypuentedeAlfonsoXIII Viernes 6 de abril


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Diario de Sevilla

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Hoy se cumplen setenta y cinco años de la inauguración de la Corta y el Puente de Alfonso XIII, y del regreso de los aviadores del ‘Plus Ultra’

TripleaniversarioenelGuadalquivir

REFORMA DEL CAUCE DEL GUADALQUIVIR

INAUGURANDO UN NUEVO CAUCE

El Ejército del Aire realizó esta preciosa fotografía del crucero argentino Buenos Aires inaugurando la corta de Alfonso XIII y enfilando hacia el nuevo puente también dedicado al monarca, y la zona portuaria de las Delicias, donde quedó atracado. Los muelles de Tablada están aún sin armamento portuario, repleto de personas para presenciar el doble acontecimiento inaugural y el regreso de los aviadores españoles que tripularon el hidroavión Plus Ultra.

UNA ESTAMPA IRREPETIBLE

UN PUENTE ABIERTO... PARA UN SUBMARINO

Juan José Serrano (Fototeca Municipal) captó el momento histórico en que el crucero argentino Buenos Aires culminaba el cruce del puente de Alfonso XIII después de atravesar la corta de Tablada, ambas obras emblemáticas de la ciudad de la Exposición Iberoamericana y hechas realidad por la dictadura de Primo de Rivera. En el buque regresaron a España vía Sevilla, los tripulantes del hidroavión Plus Ultra después de su gesta aeronáutica sobre el océano Atlántico (Palos de la Frontera-Buenos Aires) entre el 22 enero-10 febrero de 1926.

Además del Bueno Aires, cruzaron el nuevo puente levadizo varios navíos españoles, como este submarino que ofrece una imagen insólita. Ésta fue una de las seis unidades construidas según el modeloIssacPeral norteamericano, entre 1920 y 1926. Medía 64,18 metros de eslora, con un desplazamiento de 556 toneladas en superficie y 835 toneladas sumergido, y estaba equipado con dos motores que le permitían una velocidad de 16 y 10,50 nudos, respectivamente. Estaba armado con cuatro tubos lanza torpedos de 450 mm. y un cañón de 75 mm.

Nicolás Salas Periodista y escritor

Tal día como hoy hace setenta y cinco años, en 1926, el río Guadalquivir fue escenario de un triple acontecimiento histórico: las inauguraciones de la Corta de Alfonso XIII, vulgo de Tablada, la más importante obra de reforma del cauce en la zona portuaria, y del puente de Alfonso XIII, más conocido popularmente como puente de hie-

La fotografía aérea realizada por el Ejército del Aire (1925) muestra las obras finales del puente de Alfonso XIII (1926), cuando aún no había desaparecido la última franja de tierra de la primitiva orilla izquierda del río en la curva de los Gordales. Puede observarse el cauce histórico del Guadalquivir hacia San Juan de Aznalfarache, bordeando la dehesa de Tablada, y a la derecha los naranjales de la punta de Los Remedios. A la izquierda, la recién construida corta de Alfonso XIII. El resto está aún sin urbanizar.

rro; y el regreso a España vía Sevilla de los tripulantes del hidroavión Plus Ultra, a bordo del crucero argentino Buenos Aires, después de realizar la hazaña aeronáutica de cruzar el océano Atlántico desde Palos de la Frontera hasta la capital bonaerense. Estos acontecimientos fueron decisivos en el relanzamiento del proyecto de la Exposición Hispano-Americana, ampliada a Iberoamérica, Portugal y Estados Unidos en 1922, y convertido en asunto de Estado por el rey Alfonso XIII durante la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja. Desde el comienzo de la idea en 1908

y hasta 1925, la Exposición Iberoamericana no logró vincular a la Administración Central con los objetivos sevillanos, ni a la misma ciudad fijar unos criterios de actuación respetados por todas las tendencias políticas y sociales. Con la llegada de José Cruz Conde a Sevilla como gobernador civil (17 diciembre 1925) y Comisario Regio de la Exposición (21 diciembre 1925), el Gobierno tuvo el “hombre de hierro” necesario para unificar criterios y mandar sin contemplaciones, y gracias a su dependencia total de Primo de Rivera hubo Exposición Iberoamericana en 1929.

Entre las actividades desarrolladas durante la estancia del crucero Buenos Aires, estuvieron un homenaje de la Armada argentina al rey Alfonso XIII, y la entrega al embajador de aquella República de los terrenos en la avenida de las Delicias para construir el Pabellón representativo de su nación en la Exposición Iberoamericana. PRÓXIMA ENTREGA:

Maestro Rafael Macías Domingo de Ramos, 8 de abril


Diario de Sevilla 16 7 Do-8-4-2001

Semana Santa

Conocido popularmente como el Maestro Rafael, el brigada clarinero del Tercer Regimiento Ligero de Artillería protagonizó una época

SEVILLA AYER Y HOY

El legendario brigada Rafael Macías Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Manuel Sánchez del Arco, en su libro bási-

co Cruz de Guía (1943), escribe: “Rafael Macías, sea su nombre recordado desde su alto alazán, que llevaba las galas militares de los grandes desfiles, era el arcángel trompetero de Sevilla, cornetín, clarín, trompa de guerra que modulaba el aire tan finamente como una flauta. Todo estaba en sus labios y en sus pulmones que, año tras año, se fueron haciendo exangües. Recogía el aire de la Semana Santa, lo torturaba en la cárcel de metal de su clarín y por un sistema de llaves lo iba dejando salir, y el aire de Rafael Macías, el Maestro de Banda Artillero, sonaba a lo que suena Sevilla: a canción plegaria...” Rafael Macías Borrás nació en Sevilla en 1887, en el barrio de San Bernardo. El coronel y académico Enrique de la Vega Viguera, recientemente fallecido, historiador de la Artillería sevillana, lo recordó en 1987 con motivo del centenario de su nacimiento y para aclarar que el título de Corneta Macías que iba a dársele a una calle sevillana, no era correcto, pues el brigada Rafael no tocaba la corneta, sino la trompeta y el clarín. Al final, no hubo calle para quien fue una figura irrepetible de la música cofradiera durante los años veinte. En 1931, por disposición de las autoridades de la II República, fue disuelta la banda montada de trompetas del Tercer Regimiento Ligero de Artillería, y poco después, en 1934, murió como consecuencia de una enfermedad pulmonar agravada por la nostalgia del abandono de la música y el Ejército, al que se había vinculado con edad de catorce años. El coronel De la Vega explicó la diferencia entre trompeta y corneta. La primera es instrumento propio de las bandas montadas, y la segunda de las bandas de a pie. El clarín que tocaba el maestro Rafael es semejante a la trompeta, pero más pequeño y de sonidos más agudos, siendo utilizado también por los Cuerpos con bandas montadas. El repertorio habitual de la banda del Tercer Regimiento Ligero de Artillería, y que interpretaba en los desfiles de Semana Santa, estaba compuesto por las siguientes piezas: Saeta con punto de marcha, Campanilleros, Saeta oración y triquinto punto de marcha, marcha de Aída, Diana con pasodoble, quinto punto de marcha, punto de marcha, Retreta con llamada y Polka con retreta. En 1987 fue editado un disco por Pasarela, que recoge las grabaciones originales de los años veinte del maestro Rafael. La banda montada de Artillería dirigida por el maestro Rafael, desfilaba todos los días de la Semana Santa, y generalmente lo hacía con las cofradías de San Roque, el Domingo de Ramos; el Museo, el Lunes Santo; la Bofetá, el Martes Santo; San Bernardo, el Miércoles Santo; Montesión, el Jueves Santo; la Esperanza de Triana, la madrugada del Viernes Santo, y Montserrat, por la tarde de ese mismo día. Las gentes esperaban con emoción la llegada de la Esperanza de Triana a la cárcel del Pópulo, ya de recogida por la calle Pastor y Landero para lle-

FIGURA IRREPETIBLE

Rafael Macías Borrás (Sevilla, 18871934), brigada y maestro de trompeta de la banda montada del Tercer Regimiento Ligero de Artillería, fue la figura más popular de la música militar acompañante de los desfiles de las cofradías sevillanas durante los años veinte del pasado siglo.

HOMENAJE POPULAR EN CALLE SIERPES

La Asociación Sierpes colaboró con las Fuerzas Armadas en el homenaje organizado en honor del brigada artillero Rafael Macías Borrás. Con este motivo, Joyería Ruiz dedicó un escaparate a su memoria, con su fotografía y el clarín que utilizó el maestro, junto a una imagen del Cristo de la Salud de la Hermandad de San Bernardo, a la que acompañó durante muchos años en su estación de penitencia del Miércoles Santo.

DOS AMIGOS

El maestro Rafael, como era conocido popularmente, aparece en esta imagen junto a Vicente Rodríguez-Caso Giménez de Aragón, autor de la escultura de la Virgen de la Quinta Angustia, cuando éste perteneció al Tercer Regimiento Ligero de Artillería. El escultor Rodríguez-Caso mandó la escuadra de batidores artilleros que desfilaba delante de la banda montada de trompetas.

gar a Triana por el puente de Isabel II. Allí era costumbre que algunos presos le cantaran saetas a las imágenes y que la banda artillera no parara de tocar en honor de los presidiarios. Un episodio histórico fue el

BANDA MONTADA DEL TERCERO LIGERO

Ésta es la banda montada de trompetas que al mando del brigada Rafael Macías Borrás logró éxitos sin precedentes y luego nunca superados, como acompañante de las cofradías sevillanas en las procesiones de Semana Santa. Cada año desfilaban todos los días, incluida la madrugada del Viernes Santo. Detrás del maestro, iban Rufo y Manolo González, seguidos de Baena, los hermanos Parra, Valor, Mingorance, Aizpuru, Morenatti, Escobar, Listán...

duelo de trompetas protagonizado, el Jueves Santo de 1927, por las bandas montadas del Tercer Regimiento Ligero de Artillería y del Regimiento de Húsares de la Princesa, en la plaza de la Campana.

PRÓXIMA ENTREGA:

“Soleá, dame la mano” Lunes Santo 9 de Abril


Diario de Sevilla 18 7 Lu-9-4-2001

SEVILLA AYER Y HOY

Semana Santa

Font de Anta se inspiró para componer la marcha en una tradición carcelaria iniciada en 1889 por la cofradía de la Esperanza de Triana

LOS HERMANOS COMPOSITORES

Manuel Font de Anta (Sevilla, 10 diciembre 1889 - Madrid, 20 diciembre 1936), y José Font de Anta (Sevilla, 2 agosto 1892 - 28 diciembre 1988). La foto corresponde a los años en que ambos hermanos ofrecieron conciertos por España y Europa. Manuel figuró siempre como autor único de las marchas procesionales Amarguras y Soleá, dame la mano. A la muerte de su hermano José, estas autorías fueron reclamadas por algunos de sus familiares.

“Soleá, dame la mano” Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Con las primeras claras del día, la Cruz de Guía de la cofradía de la Esperanza de Triana entraba por la calle Pastor y Landero procedente de Adriano. La cárcel del Pópulo, antiguo nombre de la calle, ocupaba casi toda la manzana, desde la calle Almansa hasta la calle Arenal. El edificio había sido antes convento de clausura. Los muros, altos y sin apenas huecos, de color terrizo, eran un anticipo del interior, donde salvo los dos grandes patios con fuentes, amplios y soleados, todo era sórdido, viejo y sucio. Desde finales del siglo XIX, al pasar la Esperanza de Triana, algún preso le cantaba una o dos saetas, pero no desde las escasas ventanas fuertemente enrejadas, sino desde la esquina de la calle Almansa, donde había un postigo de la cárcel, que se abría para el caso. La tradición de homenajear a los presos de la cárcel del Pópulo por parte de la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana, comenzó en 1889, al reanudarse sus salidas procesionales y hacer la primera estación a la Catedral en la madrugada del Viernes Santo (19 abril 1889). Desde entonces y hasta 1933, año de clausura de la cárcel, nunca faltó la Hermandad a la cita con los presidiarios, que le cantaban saetas a las imágenes. Esta tradición fue comentada por varios autores en libros y periódicos.

En 1956 se reanudó la costumbre de forma simbólica ante un retablo de la Virgen trianera que fija el lugar del portillo de la antigua cárcel. Este retablo se bendijo el 18 de diciembre de 1955 y fue pintado por Antonio Kiernam y realizado en los hornos de Cerámica Santa Ana. Donde estuvo la cárcel del Pópulo (1837-1935), existe hoy un espléndido edificio de Juan Talavera y Heredia construido en 1947 para mercado de entradores, luego readaptado para mercado de abastos (1974-1977). Igor Stravinsky estuvo en Sevilla en la Primavera de 1921, deseoso de admirar la Semana Santa, de la que sólo conocía los testimonios escritos de los viajeros románticos. Vino procedente de París, acompañado de su íntimo amigo y colaborador Diaghilev, el creador de los ballets rusos, con quien trabajó en El pájaro de fuego, La consagración de la Primavera, etc. Stravinsky y Diaghilev se alojaron en el hotel Madrid y tuvieron en Juan Lafita un cicerone excepcional. Fue presenciando el desfile de la cofradía de San Bernardo por la Puerta de la Carne, cuando Igor Stravinsky, al escuchar la marcha Soleá, dame la mano, que interpretaba la Banda Municipal de Música detrás del paso de la Virgen del Refugio, le dijo a su amigo Diaghilev: “Estoy escuchando lo que veo y estoy viendo lo que escucho”. Frase emocionada, de sincera admiración, del genial Igor Stravinsky que Juan Lafita comentaría después en las siempre animadas tertulias del Ateneo sevillano, como homenaje al compositor Font de Anta.

ESTAMPA COFRADIERA DE EMIGDIO MARIANI

El fotógrafo y músico Emigdio Mariani y Piazza (Sevilla, 5 abril 1901-17 diciembre 1996), hizo esta impresionante fotografía mediados los años veinte, una mañana de Viernes Santo. Mariani captó una posición no habitual del paso de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana, ligeramente vuelto hacia la izquierda, mirando hacia el postigo donde un preso le cantaba una saeta. La Hermandad trianera paraba siempre sus dos pasos ante los presos, que se amontonaban emocionados detrás de las verjas, desde que reanudó sus salidas procesionales en 1889. La cárcel fue establecida en el ex convento del Pópulo en 1837, al cerrarse entonces la Cárcel Real de la calle Sierpes.

ESPERANZA ANTE LA CÁRCEL DEL PÓPULO

El dibujo de Angel Díaz Huertas (Córdoba, 1866-Dos Hermanas , 1937) fue publicado en un famoso libro de Luis Martínez Kleiser titulado Semana Santa sevillana (1925). En estas escenas carceleras se inspiraron los Font de Anta para componer la marcha procesional de insuperable belleza, Soleá, dame la mano, estrenada en 1912. La letra de la saeta original decía así: “Por la reja de la cárcel, / Soleá, dame la mano, / que somos muchos hermanos, / no tengo padre ni madre”. PRÓXIMA ENTREGA

La primera en cruzar el río

Martes Santo 10 de abril


Diario de Sevilla 18 7 Ma-10-4-2001

SEVILLA AYER Y HOY

Semana Santa

La cofradía de María Santísima de la O fue la primera de Triana en hacer estación en la catedral de Sevilla, el Viernes Santo de 1830

Primera en cruzar el puente Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La primera noticia que conocemos sobre la primera estación penitencial en la catedral de Sevilla de la Hermandad del Santísimo Sacramento y cofradía de nazarenos de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la O la encontramos en la obra básica de José Bermejo y Carballo (Glorias Religiosas de Sevilla..., 1882), fechada en la madrugada del Viernes Santo día 9 de abril de 1830. Luego, Juan Carrero Rodríguez (Anales de las Cofradías de Sevilla, 1991, 2ª edición), confirma y amplía la referencia de Bermejo, con la descripción del desfile procesional, que en síntesis fue así: “Iban delante dos trompetas roncas y la Cruz, seguidas de las filas de cofrades de luz, y el paso de Jesús Nazareno; la imagen del Señor vestía túnica de terciopelo morado, de cola, bordada en oro; al hombro, la hermosa Cruz de carey y plata; sobre la dorada peana, en las esquinas del paso, grandes faroles de plata. Detrás de las andas, la Cruz alzada, con manguilla negra, bordadas las armas reales, de la parroquia de Santa Ana. Seguían dos largas filas de nazarenos, entre los cuales iba el Simpecado de Nuestra Señora de la O y el estandarte negro de la Corporación. En su paso, María Santísima de la O, bajo palio de terciopelo negro, bordadas en oro las caídas, el techo todo tachonado de estrellas y en el centro la Paloma del Espíritu Santo, de plata. La imagen de la Virgen vestía saya blanca bordada de oro, toca y pecherín de finísima holanda y encajes, y en la mano derecha un gran pañuelo de nipis bordado de lentejuelas; el manto, de negro terciopelo con vistas bordadas y todo lo demás moteado de estrellas también de oro y llevaba ráfaga de sobremanto. Detrás del paso, el clero y beneficiados de Señora Santa Ana y los de la misma iglesia de la O y el convite. La travesía del puente se hizo con las debidas precauciones, sin consentir que pasase nadie más que los nazarenos y acompañamiento. La procesión entró por el puente de barcas con tan devoto silencio, que se oían las pisadas y el recrujir de la tablazón al avanzar las pesadas andas”. Cita el analista como fuente de la síntesis reproducida, la revista Calvario del año 1941. Por su parte, Félix González de León, en la otra obra básica siglo XIX sobre las Hermandades y Cofradías (Historia crítica y descriptiva de las cofradías de penitencia, sangre y luz..., 1852), no da noticia alguna de las cofradías de Triana, que anunció como complemento y no pudo realizar. El grabado con que abrimos nuestra página es de autor desconocido y no tiene fecha. Fue recuperado por Juan Infante Galán mediados los años sesenta del pasado siglo. Hubo dos nuevas excepciones después de que la Hermandad de la O realizara su primera estación en la catedral de Sevilla, en 1830, por causas polémicas entre las corporaciones trianeras, y sentara el precedente de no ir a la iglesia de Santa Ana como hasta entonces habían hecho todas las cofradías

UNICA FOTOGRAFIA DEL PUENTE DE BARCAS

Esta fotografía es la única que existe del puente de barcas, fechada en 1850-1851. Fue realizada junto a otros temas locales por el vizconde de Vigier por encargo del duque de Montpensier, y actualmente pertenece a la colección del duque de Segorbe, quien autorizó la edición del álbum completo en 1977 a la restaurada Sociedad de Bibliófilos Andaluces. El puente aparece fuera de su zona habitual, al ser desplazado el 30 de junio de 1845 para permitir la construcción del puente de Isabel II (vulgo de Triana), entre el 12 de diciembre de 1845 y el 23 de febrero de 1852. La apertura al público se realizó el 30 de junio siguiente.

PLANOS DE LAS BARCAS DEL PUENTE

El doctor ingeniero Antonio Herencia Ruiz ilustra su monografía sobre el puente de barcas (Los puentes sobre el Guadalquivir en Sevilla, Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, 1999), con el dibujo que reproducimos fechado a primeros del siglo XIX, custodiado en el Archivo Municipal de Sevilla. Las medidas están expresadas en varas, y una vara equivale a 83,6 centímetros, de manera que la eslora medía aproximadamente unos 22 metros; y el piso, unos 8,5 metros.

EL PUENTE EN 1638

Fragmento de un grabado fechado en 1638 y firmado por Mathäus Merian, que fue incluido en un libro de geografía de Joahn Ludwig Gottfried, publicado en el año citado en Fráncfort. Esta vista caballera de la ciudad se custodia en la Biblioteca Nacional de Madrid, y es una de las más antiguas iconografías que se conocen del puente de barcas. del arrabal. La fijación del templo parroquial de Santa Ana como estación penitencial de las cofradías localizadas en Triana fue aprobada en 1604 por el Sínodo Diocesano. En 1845 cruzó el puente de barcas la cofradía de la Esperanza trianera, el Jueves Santo día 20 de marzo, y además lo hizo en condiciones de riesgo por el mal estado de las barcas como consecuencia de las riadas de ese año y la fuerte crecida del Guadalquivir. Y la tercera hermandad en cruzar el puente de barcas fue la del Santísimo Cristo de la Expiración, el día 11 de abril de 1846. PRÓXIMA ENTREGA

Maestros de la saeta Miércoles Santo 11 de abril


Diario de Sevilla 18 7 Mi-11-4-2001

Semana Santa

La antología está formada por La Serrana, Manuel Torre, Gloria, Niña de los Peines, Niña de la Alfalfa, Pavón, Centeno, Vallejo, Antonio Mairena...

SEVILLA AYER Y HOY

Maestros del cante por saeta

NIÑO GLORIA

NIÑA DE LOS PEINES

ANTONIO MAIRENA

MANUEL VALLEJO

Rafael Ramos Antúnez (Jerez de la Frontera, 27 abril 1893-Sevilla, 11 febrero 1954), considerado por Antonio Reina Gómez (Esperanza Macarena, XXV Aniversario..., 1989), como “uno de los artífices de la saeta moderna”. Su creación Eres guapa y sevillana, fue glosada por Joaquín Romero Murube.

Pastora Pavón Cruz (Sevilla, 10 febrero 1890-26 noviembre 1969), está considerada como “la cantaora más grande que ha conocido la historia del cante”, afirma Antonio Reina Gómez en su obra citada. Algunas letras básicas de saetas: Pilatos por no perder... Se enturbiaron los cielos... Ya lo llevan...

Antonio Cruz García (Mairena del Alcor, 5 septiembre 1909-5 septiembre 1983), Llave de Oro del Cante (1962), representa el último eslabón de la cadena de saeteros básicos iniciada por Manuel Torre, continuado por Niño Gloria y culminada por él, por ahora, entre los maestros ya desaparecidos.

Manuel Jiménez y Martínez de Pinillo (Sevilla, 13 octubre 1891-7 agosto 1960), Llave de Oro del Cante (1926), con la que aparece en la imagen después de serle entregada por el maestro Manuel Torre, en el teatro Pavón de Madrid. Su creación titulada Silencio, pueblo cristiano... es una obra maestra.

NIÑA DE LA ALFALFA

TOMAS PAVÓN

MANUEL TORRE

ESTRELLITA CASTRO

Rocío Vega Farfán (Santiponce, 1895Sevilla, 16 julio 1975), fue proclamada “Reina de la saeta” por el rey Alfonso XIII. Su devoción por la Virgen de la Estrella desde los 15 años de edad, aquejada de una grave enfermedad de laringe, la llevó a dedicarle una saeta todos los años, mientras tuvo fuerzas.

Francisco Tomás Pavón Cruz (Sevilla, 16 febrero 1893-2 julio 1952), hermano de la Niña de los Peines, es comparado con Manuel Torre por su talento y sensibilidad. Tuvo la mala fortuna de coincidir con el peor tiempo del cante flamenco, entre los años veinte y cincuenta. Letra básica: Eres pare del alma...

Manuel Soto Loreto (Jerez de la Frontera, 5 diciembre 1878-Sevilla, 21 julio 1933), inicia la Historia del Cante Gitano. Manuel Barrios, entre otros autores, lo valora como “el más genial” de los importantes cantaores flamencos del siglo XIX e insuperable como saetero. (Letra básica: Por no saber lo que hacerle...)

Estrella Castro Navarrete (Sevilla, 1912-Madrid, 1983) también cantó por saetas, colombianas, sevillanas y tanguillos. En la imagen la vemos el Viernes Santo día 22 de marzo de 1940 cantando una saeta dedicada al jefe del Estado,generalFranco,queacompañadopor su mujer e hija, presenció ese año por única vez en su vida la Semana Santa sevillana.

pionera del cante gitano por saeta, y maestra de las seguirillas. Le siguen Manuel Torre, Niña de los Peines, Manuel Centeno (Sevilla, 1885-Cartagena, 1961), Manuel Vallejo, Antonio Mairena y Niña de la Alfalfa. Y ahora, el tiempo dirá quiénes se añaden a esta lista de clásicos. Casi de todos los cantaores citados, hay un curioso y amplio anecdotario vinculado al cante por saeta. Manuel Vallejo y la Niña de la Alfalfa tuvieron destacado protagonismo en los años republicanos, con letras de saetas relacionadas con la persecución que sufrieron las hermandades y cofradías, sobre todo en 1931 y 1932. La bibliografía sobre el cante y la versión

saetera, es muy amplia, y todavía es más nutrida la hemerografía basada en diarios y revistas especializadas. Destacados estudiosos del folclore han prestado atención a este tipo de cante, incluso profundizando y polemizando sobre sus orígenes. En un breve ensayo escrito por Manuel Barrios en 1988, titulado Las oscuras raíces de la saeta, ofrece un abanico de opiniones basadas en veinticuatro obras clásicas, firmadas por autores de variadas escuelas y reconocido crédito, como José María Izquierdo, Federico García Lorca, José Manuel Caballero Bonald, Arcadio Larrea, Julián Pemartín, Ricardo Molina, Antonio Mairena, Benito Más y Prat, Joaquín Turi-

na, Medina Azahara, Rafael Cansinos Assens, Manuel Alvar y otros. Manuel Barrios comparte el pensamiento de Medina Azahara y Rafael Cansinos Assens, considerando que “la saeta, la creación más grandiosa y genial de la música española, fue ejecutada por marranos (judíos españoles) (...) Es la oración que los conversos cantaban o tuvieron que cantar, obligados”.

Nicolás Salas Periodista y escritor

Nos limitamos a formar una antología básica con los grandes maestros del cante por saeta ya fallecidos y que cuentan con el reconocimiento unánime de los estudiosos del flamenco. Antonio Reina Gómez fija en nueve los elegidos, y los cita por este orden: María Valencia La Serrana (Jerez de la Frontera), cuyo único dato biográfico fiable es que debutó en Sevilla en 1900 en un café cantante, y que está valorada como ■

PRÓXIMA ENTREGA:

Dolorosa sin lágrimas Jueves Santo 12 de abril


Diario de Sevilla 22 7 Ju-12-4-2001

Semana Santa

El escultor Vicente Rodríguez-Caso Giménez de Aragón realizó en 1934 la Dolorosa de la Quinta Angustia, primera Virgen sin lágrimas

SEVILLA AYER Y HOY

La Dolorosa sin lágrimas Nicolás Salas Periodista y escritor

El escultor Vicente Rodríguez-Caso Giménez de Aragón (Sevilla, 24 diciembre 1902-13 octubre 1977), era hijo de Luis Rodríguez Caso, coronel del legendario Tercer Regimiento Ligero de Artillería y promotor en 1909 de la Exposición Hispano-Americana, luego convertida en Iberoamericana en 1922. En el parque de María Luisa, su nombre rotula la avenida que va desde la glorieta de los Marineros Voluntarios hasta la plaza de España. Vicente Rodríguez-Caso realizó la imagen de la Quinta Angustia desde finales de 1932 hasta la Primavera de 1934. Cursó en la Universidad de Sevilla los estudios de Ciencias Químicas, que simultaneó con su formación artística en la Escuela de Artes e Industrias de Sevilla, donde logró varios premios en las asignaturas de Dibujo y Modelado. Después fue discípulo del maestro Joaquín Bilbao Martínez, coincidiendo en las clases prácticas con Pérez Comendador, con el que hizo una amistad entrañable. Ambos condiscípulos viajaron juntos a París para ampliar los estudios de escultura. Vicente Rodríguez-Caso creó numerosas obras durante su larga vida de artista. Tiene hechos varios bustos, comenzando por el de su padre, en bronce; del pintor González Sáenz, del escritor Rafael Olivares, del poeta Alejandro Collantes de Terán, de los pintores Fernando Aguilar y Clemente del Camino, y otros. Bruto, hijo de Julio César, y Francisco de Goya están entre los personajes históricos que fueron también representados en su estudio. Una de las grandes obras de Vicente Rodríguez-Caso fue el mascarón de proa de un barco rompehielos mejicano, llamado Serva Labarí, que representaba una mujer sevillana vestida de flamenca y de seis metros de altura. En 1931 restauró las esculturas del paso de la Quinta Angustia que habían resultado deterioradas durante el tiempo que estuvieron ocultas en la cripta de la capilla de la Hermandad, en los primeros meses de la II República. Fueron las de San Juan Evangelista, los Santos Varones, las tres Marías, y la imagen del Dulce Nombre de Jesús. A finales de 1932 comenzó a esculpir la nueva imagen de la Virgen Dolorosa, primera sin lágrimas de la Semana Santa de Sevilla. En los años treinta restauró también la imagen del Cristo de la Sangre, crucificado procesional de la iglesia de la Paz de Ronda, que sufrió graves desperfectos en el asalto al citado templo, quedando casi destruido. En 1933 talló una imagen de Jesús Nazareno para una parroquia de Lorca; en 1951 esculpió una cabellera para la imagen de María Magdalena del paso de la Quinta Angustia, que antes la llevaba de cabello natural; en 1954, hizo una Dolorosa para la Hermandad del Santo Sepulcro de Tarifa, y también en los años cincuenta hizo una Santa Teresa de Jesús y una imagen del Sagrado Corazón de Jesús para una parroquia de Marchena. Su labor como restaurador fue muy va-

VIRGEN SIN LLANTO EL DESCENDIMIENTO DE JESÚS

El paso de la Hermandad de la Quinta Angustia es una de las obras de arte más conmovedoras de la Semana Santa sevillana. Figuran Jesucristo muerto, que es descendido de la Cruz por José de Arimatea y Nicodemus, y al pie están la Virgen y San Juan, acompañados de las tres Marías. El grupo forma un conjunto de expresivo dramatismo.

El Lunes Santo 26 de marzo de 1934, el cardenal arzobispo Eustaquio Ilundain y Esteban (Pontificado: 1921-1937) bendijo la actual imagen de la Dolorosa de la Quinta Angustia, realizada sin lágrimas por el escultor Vicente Rodríguez-Caso Giménez de Aragón a partir de 1932, poco después de terminar éste la restauración de las esculturas de José de Arimatea, Nicodemus y San Juan, que habían sufrido deterioro durante su ocultación en la cripta de la capilla los primeros meses republicanos.

IMAGEN CONMOVEDORA

CON CRUZ CONDE

La imagen de la Quinta Angustia esculpida por Vicente Rodríguez-Caso, mide un metro y setenta y ocho centímetros de altura y fue donada a la hermandad por su hermano mayor José Marañón. La corona fue estrenada el 30 de marzo de 1972, obra del orfebre Jesús Domínguez Vázquez. La donaron los hermanos cofrades Luis Rodríguez-Caso Dosal y Juan M. Durán Rabanal.

Vicente Rodríguez-Caso Giménez de Aragón –a la derecha– aparece en la imagen con José Cruz Conde, comisario Regio de la Exposición Iberoamericana de 1929 y gobernador civil de Sevilla (1925-1929). El escultor ya estaba consagrado como uno de los discípulos predilectos del maestro Joaquín Bilbao Martínez. En este estudio coincidió con Pérez Comendador, su gran amigo.

lorada por las hermandades y cofradías. Una de sus últimas restauraciones fue la imagen de la Virgen del Rosario de la parroquia de la Magdalena, y los ángeles lampareros montañesinos de la Hermandad de la Quinta Angustia. El analista Juan Carrero Rodríguez, describe el paso de la Quinta Angustia con las siguientes palabras: “El grupo del Descendimiento ha quedado compuesto de la siguiente forma: En los brazos de la Cruz se hayan colocadas las escaleras donde están subidos los Santos Varones, que bajan al Señor con ayuda de unas sábanas, produciendo un efecto casi real, ya que la imagen de Nuestro Señor Jesucristo va sujeta al Santo Madero por un gancho a la espalda, dando la impresión con el andar del costalero que solamente va unido a las sábanas por los brazos. Al pie de la Cruz, la Virgen y San Juan, con la vista a lo alto y una sábana entre sus manos, esperan que el Cuerpo de Jesús sea depositado en ella, acompañados por las tres Marías, de rodillas”. PRÓXIMA ENTREGA:

Primeras fotografías nocturnas Viernes Santo 13 de abril


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Semana Santa

Juan Barrera hizo en 1918 la primera fotografía nocturna de la Semana Santa, con la ayuda de los focos del Teatro San Fernando

Las primeras fotos nocturnas Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La primera fotografía nocturna de la Semana Santa de Sevilla está documentada en la Hemeroteca Municipal de Madrid, en las páginas de Blanco y Negro del 23 de marzo de 1919, y está firmada por Juan Barrera Gómez. Fue utilizada, junto con otras imágenes de la Feria de Abril captadas por Hijos de Pérez Romero, para ilustrar un artículo escrito por Enrique Garro sobre las inmediatas fiestas primaverales sevillanas del citado año, que fueron en abril. Por lo tanto, la primera fotografía nocturna de la Semana Santa tuvo que hacerse el año anterior, en 1918, o incluso antes. La misma fotografía de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, en la madrugada del Viernes Santo, en la calle Sierpes, fue luego publicada en 1925 en un libro de Luis Martínez Kleiser. Para captar las primeras imágenes nocturnas de la Semana Santa, nos dice José Manuel Holgado Brenes, estudioso de la fotografía, Emigdio Mariani Piazza contó con los focos del escenario del Teatro San Fernando para iluminar los pasos. Parece que las fotografías las hizo desde un balcón del Círculo Mercantil, en 1920 ó 1921. La iluminación que se observa en la fotografía de Juan Barrera Gómez, del paso del Gran Poder, confirma la utilización de potentes focos, los cuales, por entonces, sólo los tenía instalados el Teatro San Fernando. Miguel Angel Yáñez Polo en su Historia General de la Fotografía en Sevilla (1997) y el mismo autor junto a Luis Ortiz Lara y José Manuel Holgado Brenes, en Historia de la Fotografía Española, 1839-1986 (1986), dedican a Juan Barrera Gómez la atención que merece como fotógrafo y como persona. Yáñez Polo lo valora como uno de los principales pioneros del fotoperiodismo español. Manuel Murga de la Vega, fotógrafo, crítico taurino y teatral, doctor en Medicina, escribió durante casi toda su vida periodística en El Correo de Andalucía y ayudó a recuperar la memoria gráfica de Sevilla, aportando numerosos nombres de fotógrafos especializados en la Semana Santa y las hermandades y cofradías. En 1948 publicó en la revista Calvario un artículo resumen de sus investigaciones, en el que fijaba en 1928 y 1929 las primeras imágenes nocturnas, captadas por Francisco Díaz Gely, a las que siguieron en años siguientes otras del mismo autor, y de otros grandes artistas fotógrafos, como Antonio Siles, Alberto Murga Machado, Emigdio Mariani Piazza, Francisco Caballero Infante, Higinio Capote, José Cañizares, Enrique Gómez Millán, Manuel Segura, Plácido Fernández, Isidro Comas, José Salas, José Luis Ramos Hernández, Juan Peinado, y luego Manuel Albarrán, José Prado, José Contreras, Angel Amores, Luis Arenas, y los pro-

AUTOR DE LA PRIMERA FOTO

EL GRAN PODER DELANTE DEL CAFÉ MADRID

Esta es la primera fotografía nocturna de la Semana Santa de Sevilla, realizada por Juan Barrera Gómez en 1918 o quizás antes, con la ayuda luminosa de los focos del escenario del Teatro San Fernando. El paso de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder aparece delante del Café Madrid, y en el balcón está Amalia Molina cantando una saeta. La fotografía fue publicada por el semanario Blanco y Negro el 23 de marzo de 1919, y en el libro de Luis Martínez Kleiser titulado Semana Santa de Sevilla, de 1925.

Juan Barrera Gómez (Sevilla, 18611941), es uno de los primeros fotoperiodistas sevillanos de finales del siglo XIX y primeras décadas de la centuria anterior. Fue el primer corresponsal de Blanco y Negro en 1891, y de las principales revistas, agencias y editoriales de postales europeas. Su obra fue extensa y magnífica, pero en la mayoría de las veces aparece sin firmar. Una de sus obras más acreditadas es el álbum Sevilla artística e industrial, editado en los primeros lustros del siglo XX.

FOTOGRAFÍAS DE FRANCISCO DÍAZ GELI EN 1929, EN LA CALLE TETUÁN

El médico y periodista Manuel Murga de la Vega, dio a conocer en 1948 (Revista Calvario) lo que hasta entonces se consideraron las primeras fotografías nocturnas de la Semana Santa, realizadas por Francisco Díaz Gely en 1928 y 1929. El primer año citado captó el paso de palio de la Virgen del Valle por la calle Tetuán, y el segundo, las dos fotografías que reproducimos de la cofradía de San Juan de la Palma, también por la calle Tetuán, desde un balcón cercano a la calle Rosario. fesionales del periodismo gráfico Juan Barrera, Juan José Serrano, Cecilio Sánchez del Pando, Gelán y Olmedo, que también tuvieron aportaciones valiosas. Manuel Murga de la Vega no tuvo oportu-

nidad de conocer las fotografías básicas anteriores de Juan Barrera Gómez, en 1918, y de Emigdio Mariano Piazza, en 1920 ó 1921, que fueron los pioneros de la fotografía nocturna de Semana Santa.

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Primera corrida de Feria (1847) Domingo 14 de abril


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La primera corrida del ferial abrileño coincidió con su fundación y fue un mano a mano entre Juan Lucas Blanco y Manuel Díaz Lavi

La Feria taurina de 1847 Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El 18 de abril de 1847 nacieron la Feria de Abril y el ciclo taurino ferial, con una corrida de ocho toros, seis de la divisa encarnada de Francisco Taviel de Andrade, de Sevilla, y dos de la divisa verde y encarnada de Francisco Arjona Guillén, el célebre matador Cúchares, de los Jijones (Madrid), que fueron lidiados mano a mano por el diestro Juan Lucas Blanco (Sevilla, 1819(?)-1867) y Manuel Díaz Lavi (Cádiz, 1812-Lima, 1858). Abrimos nuestra página con una estampa preciosa de la Real Maestranza fechada en 1853 y, por lo tanto, contemporánea del inicio del ciclo taurino de la Feria de Abril en 1847, pues las obras de cierre de los tendidos no se realizaron hasta 1881, presentando la plaza la perspectiva que refleja la imagen desde 1761, cuando comenzó a construirse el coso de fábrica para sustituir al anterior redondo y de

FUNDADORES DEL FERIAL

PRIMER MANO A MANO

José Berro y José Calderón, empresarios de la Maestranza en 1847, tuvieron que improvisar la primera corrida ferial en menos de un mes, y no pudieron contar con las figuras de la época, que sí torearon en los años siguientes. De ahí que contrataran a dos matadores entonces de segunda fila, Juan Lucas Blanco, de Sevilla, y Manuel Díaz Lavi, de Cádiz. Como sobresaliente figuró el sevillano Manuel Trigo. (Dibujos de Francisco Díaz, 1948)

madera de 1733. El primero era cuadrangular (1707-1733). La fotografía fue realizada por E. K. Tenison y pertenece al álbum titulado Recuerdos de España (Biblioteca Nacional de París), cuyo contenido gráfico es mayoritariamente sevillano, fechado en 1852-1853, y que fue recuperado por Lee Fontanella en su Historia de la fotografía en España desde sus orígenes hasta 1902 (Ediciones El Viso, Madrid, 1981). Volviendo a la primera corrida ferial, añadimos que actuó de sobresaliente o medio espada Manuel Trigo (Sevilla, 1818 (?)1854), y que los empresarios maestrantes

MODELO DE CARTEL DE LA ÉPOCA

Está fechado en 1844 y editado en la Imprenta de la Venera, reflejando el modelo habitual de cartelería taurina durante la primera mitad del siglo XIX. El texto da los nombres de los espadas y de los picadores, ocho para ocho toros, advirtiendo la empresa que “en caso de que los ocho picadores quedaran inutilizados durante la lidia, el público no podrá pedir que el asentista presente más”. La tarifa de precios establece las categorías de asientos de piedra y de madera, siendo los más caros de 28 reales de vellón, y los más baratos de seis. La empresa advierte que el despacho de billetes se abrirá el mismo día de la corrida, para evitar la falsificación de los mismos. José Berro y José Calderón tuvieron dificultades para formar el cartel por la premura de tiempo, apenas un mes, y tener ya firmado compromisos para el 18 de abril los célebres Paquiro, El Chiclanero y Cúchares, siendo este último el verdadero mantenedor de las corridas feriales a partir del año siguiente. En el primer festejo, y de acuerdo con la costumbre de la época, junto a los diestros tuvieron especial protagonismo los varilargueros, teniendo en cuenta que en corridas de ocho toros era corriente que las reses tomaran más de cien varas. El 18 de abril de 1847 los picadores fueron José Trigo, Ma-

nuel Carrera y José Gutiérrez, para las cuatro primeras reses, y Antonio Fernández, Joaquín Coito y José Alvarez, para las otras cuatro, quedando otros tres varilargueros, Quintana, Ceballos y Angel como suplentes de posibles bajas. Antonio Olmedo Delgado, Don Fabricio, es la principal fuente bibliográfica sobre la primera corrida de Feria de Abril, en Cien años de toros (Gráficas López Lozano, Sevilla, 1948). Luis Nieto Manjón ofrece síntesis biográficas de los matadores en Toreros de Sevilla (De Costillares a Espartaco) (Diario de Sevilla, 2000).

José María Ybarra y Gutiérrez de Caviedes (Bilbao, 1816-Sevilla, 1878) y Narciso Bonaplata y Curiol (Barcelona, 1807Sevilla, 1868), fueron los fundadores de la Feria de Abril como rodeo ganadero, exposición agrícola y de productos afines; es decir, inicialmente la Feria nació como promotora del desarrollo socioeconómico sevillano, que en pocos años fue perdiendo sus raíces mercantiles e industriales para convertirse en fiesta costumbrista de fama internacional, siempre vinculada a la tauromaquia.

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Artesanía de la construcción Miércoles 18 de abril


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El sector de la construcción ha pasado en poco tiempo de métodos laborales ancestrales a contar con recursos técnicos avanzados

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Artesanía en las obras públicas

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Recuperamos algunas imágenes de las obras públicas realizadas en nuestra ciudad durante las tres primeras décadas de la pasada centuria, todas ellas demostrativas de la lenta evolución técnica del sector de la construcción durante más de medio siglo. En este sector se ha producido una verdadera revolución tecnológica en pocos lustros, pasándose casi sin transición de métodos ancestrales de trabajo a sistemas avanzados que han mejorado calidad y seguridad laboral, aunque en algunos casos perdiéndose oficios artesanos que tuvieron auge paralelo con la arquitectura regionalista. De arriba abajo y de izquierda a derecha, podemos ver el retranqueo de la verja de la Universidad (1920-1923), la construcción de la corta de Alfonso XIII (1909-1926), las obras anexas al puente de Alfonso XIII (19201926), un horno de ladrillos en la Vega de Triana (1991) y el derribo de un edificio (1929). En la primera fotografía, el alcalde Francisco Amores Ayala, conde de Urbina (Mandato: 21 marzo 1919-22 abril 1922), observa las tareas de retranqueo de la verja de la Universidad en la calle San Fernando. Puede verse el sistema de grúa, un trípode formado con troncos; la acción colectiva, la vestimenta de los obreros, los peculiares trajes de patén y el hecho entonces normal de que todos los personajes llevan la cabeza cubierta: el alcalde con sombrero, los obreros con gorras, y el capataz con sombrero de ala ancha. En las obras de la corta de Alfonso XIII, vulgo de Tablada, se utilizaron durante la última fase grandes grúas y vagonetas sobre raíles, que convivieron con sistemas ancestrales como el uso de numerosas reatas de burros para el traslado de la tierra desmontada para hacer el cauce. En el primer período de las obras, entre 1909 y 1916, se utilizaron gene-

ralmente piochas y palas por miles de obreros. La corta es un canal artificial de 5.854 metros de longitud, que fue inaugurada el día 6 de abril de 1926. El uso de piochas, rastrillos y palas lo volvemos a ver en la imagen que sigue, de las obras de replanteo de los accesos al puente de Alfonso XIII, vulgo de hierro, donde puede observarse el uso de gorras y sombreros por trabajadores de la construcción. Luego, tenemos el más reciente testimonio sobre la producción de ladrillos siguiendo el sistema árabe e incluso romano, en uno de los últimos hornos localizados en la Vega de Triana. También en Triana se mantuvo hasta los años 50 el sistema de sirga por los areneros del Guadalquivir. La siguiente fotografía es testimonial del sistema de derribo de edificios, muy curiosa. PRÓXIMA ENTREGA:

Personajes callejeros Viernes 20 de abril


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Junto a Antoñito Procesiones, personajes como Sarasate, el hombre de los pollitos, el chato del acordeón, Vicente el del canasto, Ramón...

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Personajescallejerosentrañables Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Nada más publicarse el pasado día 7 de marzo el recuerdo de Antoñito Procesiones (Antonio Sanz Ramos), hemos recibido cartas y llamadas pidiéndonos que dedicáramos la página a otros personajes callejeros igualmente entrañables. Y nuestros lectores nos han ofrecido nombres y pistas para conocer las circunstancias de vida de personajes curiosos que protagonizaron toda una época reciente en nuestra ciudad, como Sarasate, el Chato del acordeón, el Hombre de los pollitos, Vicente el del canasto, Ramón el florero, e incluso gente que se hizo popular durante los años cuarenta y cincuenta, como la mujer conocida por Qué te brillan las espuelas, Eduardo el de los pregones y otros. En todos los personajes citados, hay una constante: el comportamiento humano ejemplar. Fueron gente marginada, en algunos casos hasta casos extremos, pero jamás traspasaron la linde de la discreción y el respeto. Nunca tuvieron una palabra más alta que otra, ni acosaron a nadie pidiendo ayuda y, mucho menos, limosnas. Sarasate y el Chato del acordeón interpretaban su música a prudente distancia de las reuniones que utilizaban los veladores de las terrazas públicas de bares y restaurantes. Y luego pasaban el platillo sin decir palabra, y cuando no les hacían caso, pasaban de largo sin rechistar y sin perder su leve sonrisa. Si alguien les solicitaba una música determinada, la interpretaban con orgullo profesional, sabiéndose artistas. El caso del Hombre de los pollitos fue singular. Imitaba el piar de las crías de pollos con una verosimilitud extraordinaria, y sólo los iniciados sabían la verdad, es decir, que los pollitos únicamente existían en la imaginación del virtuoso vocal. Este hombre nunca perdía la sonrisa y la expresión de bondad, y toda su oferta estaba escrita con personal ortografía: “Ago el pollito para que me des un durito”. Así le fotografió para la pequeña historia local José Manuel Holgado Brenes en marzo de 1983. También Holgado Brenes captó la imagen enigmática de Ramón, con su inseparable sombrero y barba recortada, en agosto de 1978, otro personaje de curiosa existencia. Vicente el del canasto tuvo una especial personalidad y su vida callejera registró tintes dramáticos y misteriosos. El canasto era llenado de productos por manos generosas, pero poco le duraba la existencia, pues o la daba o se la quitaban. Su figura familiar era con el brazo tapándose media cara, y cuando se acercaba a los automóviles metía la cabeza como buscando a alguien. Casi siempre estaba en el sector del Paseo de Cristóbal Colón y Reyes Católicos.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 22 de abril

UN CANASTO VACÍO...

‘QUE TE BRILLAN...’

Durante los años cuarenta y cincuenta, esta mujer se ganó el apodo de Qué te brillan las espuelas, porque siempre cantaba esa copla en las plazas de veladores de la Alameda de Hércules y los Jardines de Catalina de Ribera. Recién terminada la Guerra de España, la Policía Municipal la arrestaba y la recluía en el albergue, donde la pelaban al cero.

Vicente el del canasto fue uno de los personajes más singulares de la calle sevillana, durante parte de los años setenta y primeros ochenta. Una persona curiosamente entrañable, pese al sentido misterioso y sorprendente de su comportamiento en público. Inicialmente asustaba a los conductores y los viandantes, hasta que todos lo conocieron.

GRAN VIOLINISTA

Todos lo conocían como Sarasate, pero su nombre verdadero era Ricardo García Belgrano, músico, virtuoso del violín, querido y admirado por las clientelas de bares y restaurantes con plazas de veladores en terrazas primaverales y veraniegas, a las que daba compañía con discreta presencia, siempre atento y educado.

“POR UN DURITO..."

Durante parte de los años setenta y primeros ochenta, Enrique Cordero Rodríguez se hizo popular como el Hombre de los pollitos, un singular imitador que por un duro hacía volar la imaginación de la forma más sencilla, humilde y simpática posible. Nadie se ha ganado el sueldo en la calle más entrañablemente fácil.

MUSICA DE ACORDEÓN VIVIENDO EN LA CALLE

Se llamaba Ramón Noriega, y todos los sevillanos le llamaban Ramón a secas, y él solía llevar colgada de la solapa una cadenita con una gran letra erre mayúscula, como distintivo de su nombre. Fue personaje muy conocido durante los años setenta, y se limitaba a vender flores, siempre tocado con un sombrero.

Antonio Reyes Cruz fue conocido como el Chato del acordeón, y era como una sombra de Sarasate el violinista. Apenas se apagaban las notas de cuerda y pasaba el músico la tapa del violín convertida en bandeja, comenzaba a sonar el acordeón en las terrazas veraniegas. Como Sarasate, el Chato del acordeón era una estampa costumbrista.


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Hoy hace medio siglo que el árbitro Azón y su ayudante Saz le dieron el título de Liga al Atlético de Madrid a costa del Sevilla Fútbol Club

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Escándalo nacional enNervión

HUBO ‘TANGANA’ ANTE EL ESCÁNDALO

Los treinta mil espectadores que llenaron el campo de Nervión no dieron crédito a sus ojos cuando el árbitro, después de dar validez al gol de Araujo y señalar el centro del campo, en vez de autorizar el juego aceptó las indicaciones in extremis de un juez de línea que antes no había levantado el banderín y luego lo hizo a petición de jugadores atléticos. Los jugadores de ambos equipos se enzarzaron en fuertes discusiones, ante la mirada de la Policía Armada que evitó la intervención de los aficionados encolerizados. La foto fue publicada por Marca en la Historia del Sevilla F.C. EQUIPO EXPOLIADO DEL TÍTULO

Antes del decisivo encuentro entre el Sevilla F.C. y el Atlt. de Madrid, celebrado en el antiguo campo de Nervión el 22 de abril de 1951, en el que el árbitro privó al club decano del campeonato liguero, formó el equipo con la siguiente alineación: Busto; Guillamón, Antúnez, Campanal II; Alconero, Enrique; Oñoro, Arza, Araujo, Domenech y Ayala, con Manolín de portero suplente y Guillermo Campanal de entrenador.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Ningún sevillista podrá olvidar lo ocurrido el domingo 22 de abril de 1951, hace hoy medio siglo, en plena Feria sevillana, cuando el club decano fue desposeído en su propio campo de Nervión y ante unas treinta mil personas, del título de campeón de Liga 1950-1951, por decisión del colegiado catalán Azón, a petición del juez de línea Saz, después de que éste fuese coaccionado por varios jugadores del Atlético de Madrid. Durante toda la temporada 1950-1951 se mantuvo el codo a codo entre el Sevilla F.C. y el Atlético de Madrid, por los primeros lugares de la clasificación, llegando al partido final del campeonato con ligera ventaja el club madrileño, al que bastaba empatar en Nervión para conseguir el título liguero. Pero antes de llegar a la última jornada, el citado club rojiblanco había protagonizado encuentros polémicos en los que varios errores arbitrales le habían beneficiado. La afición sevillista recibió de uñas al colegiado catalán Azón, porque este mismo árbitro había provocado semanas antes un gran escándalo en Vigo, donde fue apedreado por haber ayudado al Atlético de Madrid a ganar el partido jugado frente al Celta. Al mismo tiempo, Azón pidió que actuara como juez de línea en este partido un árbitro de Segunda División, Lucas Saz, que era amigo suyo, y que luego sería el principal protagonista del escándalo. El equipo sevillista llegó a la jornada final con un palmarés de campeón, ganando todos los partidos de Nervión, donde cayeron los principales clubes por resulta-

BENEFICIARON AL CLUB MADRILEÑO

El árbitro Azón y su juez de línea Saz, ambos del Colegio catalán, protagonizaron en el campo de Nervión un vergonzoso espectáculo al anular un gol antes aceptado como legal, atendiendo las peticiones de varios jugadores del Atlético de Madrid. Esta decisión dio al club madrileño el título de campeón de Liga 1950-1951, a costa del Sevilla Fútbol Club, al que media España consideró campeón moral.

MARCÓ EL GOL DECISIVO

Juan Araujo, apodado cariñosamente el Pato, por su peculiar manera de correr por el campo con los brazos encogidos, fue autor del gol que daba el título liguero al Sevilla F.C., a los ocho minutos del segundo tiempo, y que el árbitro dio por válido sin titubear, para luego anularlo a petición de los jugadores atléticos. dos históricos: Valencia, Real Madrid y Barcelona, por cuatro a cero; Lérida y Murcia por cinco a cero; con diferencias de dos y tres goles en la mayoría de los restantes partidos. Con el Atlético de Madrid comenzó ganando uno a cero, con tanto logrado por Domenech, que luego empató Ben Barek. Y a poco de comenzar el segundo tiempo, Juan Araujo remató a gol un pase de Ayala, desde la misma raya de fondo. Azón dio por válido

INAUGURÓ EL MARCADOR

Manolo Domenech adelantó al Sevilla F.C. en el marcador en el primer tiempo, pero poco después empató el Atlético de Madrid por mediación de Ben Barek. Domenech, como Araujo, fueron dos futbolistas básicos del club decano durante muchas temporadas, y figuras legendarias del fútbol sevillano.

el tanto que en ese momento suponía el campeonato para el Sevilla F.C. y ordenó el saque de centro, pero cuando ya estaban todos los jugadores de ambos equipos dispuestos a reanudar el partido, el juez de línea Lucas Saz, levantó el banderín después de escuchar al jugador Múgica protestar de que el balón centrado por Ayala había superado la raya de fondo. Y entonces, Azón se volvió atrás de su primera decisión y anuló el tanto. Fue un grandísimo escándalo. Pero entonces no había televisión y gran parte de la Prensa madrileña se fundó en una discutible fotografía para defender la anulación del gol que dio el campeonato al Atlético de Madrid. Luego, la censura de Prensa limitó las quejas sevillistas a su mínima expresión, a pesar del razonado escrito firmado por Ramón Sánchez-Pizjuán y enviado a la Real Federación Española de Fútbol y todos los clubes y periódicos nacionales. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 25 de abril


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Ayer hizo cuarenta años que un Jefe de Estado, el general Francisco Franco, visitó El Vacie, poco antes de la catástrofe del Tamarguillo

El Vacie, suburbio crónico Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Sevilla llegó a sumar cincuenta y tres suburbios en los años sesenta. Por orden de fecha de erradicación, fueron los siguientes: 1.- Carretera Amarilla, luego zona industrial (9.1.62). 2.- El Plantinar, en zona de la avenida Ramón y Cajal (18.1.62). 3.Villa Rana, junto a la estación de San Jerónimo (23.1.62). 4.- Huerta de San Gonzalo, en el sector Guadaira (31.1.62). 5.- Los Negritos, junto a El Juncal (23.2.62). 6.- Vereda de Palmete (25.2.62). 7.- Huerta de la Pastora, en el sector Guadaira (25.2.62). 8.Cruz de la Vereda (28.2.62). 9.- Huerta de los Granados, en San José Obrero (6.4.62). 10.- Camino Viejo de la Algaba (6.4.62). 11.- Huerta de la Cartuja (11.4.62). 12.Charco de la Pava, junto al Guadalquivir (11.4.62). 13.- Haza del Huesero, junto al Guadalquivir (11.4.62). 14.- Las Erillas, junto al Guadalquivir (23.4.62). 15.- Los Remedios, frente a la calle Constancia (23.4.62). 16.- Chabolas de la calle María Niño (20.9.62). 17.- Chabolas de la calle Febo, Rincón de la Mosca (20.9.62). 18.Calle Nueva o Pirineos, en la huerta del Pilar (3.1.63). 19.- Carretera antigua de la Universidad Laboral (7.9.63). 20.- Chozas junto al Aeropuerto Viejo (14.8.64). 21.- El Higuerón, junto a San Jerónimo (14.8.64). 22.- Chabolas del Quintillo (14.8.64). 23.Chabolas de Ciudad Jardín (14.8.64). 24.Casa Lonja de Amate (14.8.64). 25.- Huerta de Buenavista, junto al Tamarguillo (13.9.64). 26.- Chabolas en terrenos de Renfe, sector de la plaza de Armas (1.7.65). 27.- Suburbio de Lafitte, más "patios" de Santa Cecilia y Santa Matilde (20.7.65). 28.- Tejar del Mellizo o Barrio Máquinas, junto a la avenida de la República Argentina (31.7.65). 29.- Huerta de López, en el Patrocinio (13.10.65). 30.- Chabolas de la Huerta del Huracán, en el sector de la Cruz del Campo (24.6.66). (En 1967 no se erradicó ningún suburbio). 31.- Chabolas en el almacén de duelas de la avenida de Ramón y Cajal (10.1.68). 32.- Vereda de San Cayetano o Pinarillo, en la carretera de Brenes (10.1.68). 33.- Huerta del Retiro (10.1.68). 34.- Chabolas en la calle Vicente Alanís, junto a San José Obrero (21.12.69). 35.Chozas junto a las Tapias de Cobián, detrás del edificio La Paz, en la avenida de Sánchez Pizjuán (24.6.70). (Durante los años 1971 y 1972 no se erradicaron suburbios). 36.Chabolas del suburbio de Nuestra Señora de los Angeles, en el sector Guadaira (25.3.73). 37.- Chabolas del puente de Triana, junto al antiguo Barranco (27.12.73). 38.- Huerta de los Flamencos, junto al Polígono de San Pablo (9.3.74). 39.- Suburbio de Santa Teresa de Amate (3.10.74). 40.Las Pitas, próximo al cementerio (10.1.75). 41.- Las Lomas, junto a la Cartuja (20.1.75). 42.- Chozas junto al grupo escolar Jorge Juan (20.1.75). 43.- Huerta de los Tres Escalones o Sagrado Corazón, detrás del edificio de La Paz, en la avenida Sánchez Pizjuán (21.2.75). 44.- Suburbio de Concha y Reina,

UNA VISITA POLÉMICA QUE TUVO ECO NACIONAL

Los fotoperiodistas sevillanos Juan José Serrano hijo, Fernando Gelán y Serafín Sánchez del Pando dejaron constancia gráfica del hecho insólito de la visita del Jefe del Estado, general Francisco Franco, al suburbio de El Vacie el 24 de abril de 1961, por iniciativa del entonces gobernador civil Hermenegildo Altozano Moraleda. Flanqueado por los jefes de sus Casas Militar y Civil, Franco aparece acompañado por el citado gobernador civil; el alcalde, Mariano Pérez de Ayala, y el párroco de San Leandro, Miguel Ferrero. Fue una visita polémica, no prevista en principio, que tuvo eco positivo y luego malogrado por la catástrofe del Tamarguillo. La comitiva franquista siguió al general por las calles embarradas y entró en varias chabolas, con los pañuelos espantando las moscas...

EL VACIE, ETERNA PESADILLA

UNO DE LOS CINCUENTA Y TRES...

Ningún suburbio, de los muchísimos que ha sufrido la ciudad, se ha reproducido más veces. Nació a finales del siglo XIX y se mantuvo hasta 1936, compartiendo con Amate la peor fama como ciudades sin ley, sobre todo durante la Primavera Trágica. Volvió a formarse como núcleo chabolista a mediado de los años cuarenta, y fue erradicado en 1958. Pero pocos meses después volvió a resurgir, hasta ser demolido el 23 de noviembre de 1977. No tardó mucho tiempo en volver como asentamiento chabolista y todavía existe.

El cinturón de la miseria que rodeaba a Sevilla estuvo formado por cincuenta y tres suburbios, unos heredados de los años del hambre y otros formados como consecuencia de la catástrofe del arroyo Tamarguillo, más la caótica situación provocada por la falta de viviendas sociales y la ruina de decenas de corrales de vecinos en los barrios históricos. Como consecuencia de la indefensión de decenas de miles de familias, surgieron los refugios, que convirtieron a Sevilla en excepción nacional. La Ciudad de los Refugios sumó veinticinco.

en el sector Guadaira (20.11.75). 45.- Suburbio de San Gabriel, en el sector Guadaira (20.11.75). (En 1976 no se erradicaron suburbios). 46.- Chabolas del muelle de la Paja, junto al Guadalquivir (21.2.77). 47.Chabolas de las Colmenas, junto al Guadalquivir (21.2.77). 48.- Núcleo suburbial de La Dársena (6.10.77). 49.- Chabolas en la prolongación de la avenida de Coria

(12.11.77). 50.- Chabolas del cortijo Maestrescuela, en Nervión (23.11.77). 51.- Suburbio del Vacie o Mato de San Joaquín, junto al cementerio (penúltima evacuación, 23.11.77). 52.- Chabolas diseminadas por varios sectores del casco antiguo (entre 1976-77). 53 y último.- Albergues de la barriada de la Paz (6.6.78). Los refugios abiertos desde noviembre

de 1961 hasta agosto de 1977 fueron veinticinco, instalados con mejor o peor fortuna en todo tipo de edificios utilizables para dar cobijo de emergencia a las personas sin techo. PRÓXIMA ENTREGA:

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Mañana hace sesenta y cuatro años de la destrucción del Pabellón de la Agricultura, donde hubo catorce personas muertas y cuarenta heridas

Explosión del Pabellón del Aceite Nicolás Salas Periodista y escritor

El Pabellón de la Agricultura en la Exposición Iberoamericana de 1929, vulgarmente conocido como del Aceite, estaba localizado en la acera derecha del paseo de la Palmera, en la esquina de la actual calle Páez de Rivera, en línea con los pabellones aún existentes de las Repúblicas Dominicana y de Cuba. Fue construido según proyectos del arquitecto Juan Talavera y Heredia, de los años 1925 y 1927, el primero de ellos con diseño de gran prestancia y estilo arquitectónico mediterráneo oriental, y el segundo muy simplificado y de carácter efímero en parte del edificio, siguiendo la tipología de las haciendas del Aljarafe sevillano. En los primeros meses de la Guerra de España, fue destruido por un incendio provocado por varias explosiones causadas por

HERENCIA FRUSTRADA DE LA EXPOSICIÓN DE 1929

El Pabellón de la Agricultura, conocido popularmente como del Aceite, fue proyectado por el arquitecto Juan Talavera y Heredia en 1925 y luego reformado en 1927. Su construcción respondía a la tipología de las haciendas aljarafeñas. En gran parte fue un edificio efímero por razones presupuestarias, lo que provocó casi su total destrucción el 28 de abril de 1937, por causa de varias explosiones provocadas y el posterior incendio. Vemos una vista exterior del edificio, situado en la avenida de la Palmera esquina con la calle Páez de Rivera, en línea con los pabellones de las Repúblicas Dominicana y de Cuba, y otra vista parcial de uno de los tres patios del edificio que ofreció la muestra agraria en la Exposición Iberoamericana de 1929.

SE SALVARON DE MILAGRO

RECUERDO FUNERARIO

En el Pabellón del Aceite trabajaron como voluntarias unas ciento cincuenta mujeres, en dos turnos de setenta y tantas, colaborando en la fabricación de cartuchería para la Pirotecnia. En la imagen vemos a uno de los turnos. Todas las voluntarias, más el grupo de talabarteros, se salvaron por coincidir las explosiones y posterior incendio con el cambio de turno del mediodía. Catorce personas, todas obreros pirotécnicos, resultaron muertas, y cuarenta heridas, entre ellas el causante del atentado que luego falleció en el Hospital de las Cinco Llagas.

En la calle Virgen María del cementerio de San Fernando, una tumba colectiva del Parque de Artillería recuerda a las catorce víctimas mortales de la explosión del Pabellón del Aceite en 1937, ocho mujeres y seis hombres, todos obreros pirotécnicos. LA CRUZ, RECUERDO

atentado. En este edificio trabajaron durante los años bélicos unas ciento cincuenta mujeres voluntarias para fabricar cartuchería para la Pirotecnia. Ninguna de las voluntarias ni los talabarteros sufrieron daños por coincidir con un cambio de turno, pero murieron catorce obreros especialistas. La catástrofe se produjo el 28 de abril de 1937. Además de los fallecidos, hubo cuarenta heridos de diversas consideraciones, entre ellos, con quemaduras gravísimas, el autor del atentado, que luego murió en el Hospital de las Cinco Llagas después de expresar su arrepentimiento. En la calle Virgen María del camposanto sevillano, en la acera izquierda, se encuentra la tumba colectiva donde reposan los restos de las catorce víctimas mortales causadas por el atentado. Son las siguientes:

Luisa Fernández Rodríguez, Josefa Rodríguez Fernández, Dolores Quintanilla Oliver, Manuela Rodríguez Sierra, Salud Rodríguez Heredia, Teresa León Escalona, Pilar Guisado Trillo, Ana Sánchez Caro, Manuel Barrera Sacalugas, Manuel Pizarra Castrillo, Manuel Iglesias García, Manuel Campos Lozano, Manuel Reina Guillén y Rafael Ponce Morilla. De las explosiones y el posterior incendio apenas se salvaron algunas dependencias del Pabellón del Aceite, teniendo que ser derribado en su totalidad. Sólo una cruz de forja que se alzaba sobre un templete en el exterior del edificio, en la zona verde, quedó indemne de la catástrofe. En el templete había un azulejo con la imagen de Nuestra Señora de los Reyes. La citada cruz de forja y su templete fueron trasladados al

atrio del Parque de Artillería en la calle Temprado, colocándola a la izquierda de la entrada de la Biblioteca de la Segunda Región Militar. Allí estuvo hasta que el mencionado edificio artillero fue desmilitarizado, y parece que será repuesta en el cuartel de Ingenieros de la avenida de la Borbolla, cuando este establecimiento militar sea sede de la antes citada biblioteca. La salvación del grupo de mujeres voluntarias y de los obreros talabarteros, fue motivo para que José Sebastián y Bandarán, canónigo y capellán de Reyes, organizara un besamano extraordinario en acción de gracias de Nuestra Señora de los Reyes, al que concurrieron varios centenares de sevillanos. No fue el último percance sufrido por locales militarizados. El 14 de marzo de

El único elemento del Pabellón del Aceite que no sufrió daños fue la cruz de forja que se encontraba en el exterior, que fue trasladada al atrio del Parque de Artillería, en la calle Temprado, donde estuvo hasta la desmilitarización del edificio.

1941, los sevillanos vivieron la tragedia provocada por la explosión del polvorín llamado de Santa Bárbara, que estaba lindando con la barriada del Cerro del Águila. Oficialmente sólo hubo tres muertos y numerosos heridos. PRÓXIMA ENTREGA:

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Un cartel de 1866, propiedad de Manuel González Labrado, contiene una crónica socioeconómica, costumbrista y sociológica del ferial

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Primeros carteles de Feria Nicolás Salas Periodista y escritor

■ No hay mejor manera de entender los objetivos fundacionales de la Feria de Abril, que leyendo el texto del cartelbando que anunció el ferial para los días 18, 19 y 20 de abril de 1866, “con entera libertad de derechos, incluso los portazgos”. En este texto, que nos facilita el coleccionista Manuel González Labrado, tenemos una crónica que reúne todos los requisitos socioeconómicos, costumbristas y sociológicos, y muestra la utilidad documental del cartel. Dice así: “Los constantes esfuerzos del Municipio de Sevilla para dar a esta Feria todo el engrandecimiento posible han alcanzado el éxito más lisonjero, hasta el punto de ser la más célebre de la Península, por la comodidad que ofrece el mercado, la abundancia de pastos, la franquicia de toda clase de derechos, la concurrencia de ganados y de tratantes y los recreos con que durante las horas que no son propias para la contratación, brinda esta Ciudad privilegiada en la época más deliciosa del año. Diez y nueve años hace que merced a la munificencia regia y al celo con que personas interesadas en el bien de Sevilla secundaron las instancias de su Ayuntamiento, se abrió por vez primera este famoso mercado, y desde entonces ha ido en creciente vuelo la importancia de los concursos agrícolas e industriales y de las operaciones mercantiles que en él se celebran. Cada vez especula el comercio con más pingüe fruto, los compradores hallan mayor copia de objetos y el progreso de los consumos ofrece más poderosos estímulos a la producción y elementos de prosperidad a la industria. La afluencia de negociantes multiplica también las relaciones de los pueblos, acrecienta su tráfico y mantiene un movimiento recíprocamente provechoso. El Cuerpo Capitular anuncia con suma complacencia la Feria del presente año, porque la apertura de importantes vías férreas, el aumento de vapores que surcan las aguas del Guadalquivir y la entera confianza que afortunadamente inspiran los caminos ordinarios, serán sobre aquellas consideraciones, otros tantos alicientes, que excitarán la concurrencia a una fiesta de amenísimo entretenimiento y de incalculables ventajas para los intereses materiales del país. El real de la Feria, más extenso hoy por la solicitud con que se procura mejorarlo, puede contener un número crecido de ganados con la seguridad, separación y buen orden ya conocidos del público. Deseoso el Ayuntamiento de estimular su concurrencia y de proporcionarles copiosos e inmejorables pastos, destina a este objeto los fértiles terrenos de que se compone la gran dehesa de Tablada y las espaciosas praderas de Sevilla, sin limitación alguna. Atendiendo a la conveniencia de los ganaderos, se señala a los potros el Cuarto de las playas

PRIMERA APORTACION GRÁFICA

Guillermo Mateos de los Santos Pérez, historiador de los carteles festivos-religiosos en Sevilla, considera que el cartel de 1881, realizado por José Chaves, es el primero que incorporó elementos gráficos y artísticos, en este caso “el escudo de la ciudad y la bella caligrafía, que lo rodea, enmarca y embellece”.

HACE UN SIGLO

José Rico Cejudo pintó el cartel de Semana Santa y Feria de Abril de 1901, siguiendo el estilo marcado en 1896 por Francisco Narbona Beltrán, inspirado a su vez en José García Ramos (1890), Tomás Povedano (1888), Francisco Anaya de León (1886) y Narciso Sentenach Cabañas (1885).

inmediato a la huerta de D. Lúcas Beck; al ganado lanar el mismo sitio en el lado cercano al río frente a San Juan de Aznalfarache; al vacuno el Cuarto del Toril, lindante con el cortijo de Corbeta; al de cerda el mismo punto en la parte contigua al río; a las mulas el descanso del Juncal, y a las yeguas el Prado de Santa Justa. Los ganados tendrán entrada franca en los referidos terrenos desde el día 16, pudiendo permanecer hasta el 25 si acomodase a sus dueños. Los públicos regocijos de esta Feria no interrumpen el curso de las contrataciones. Lejos del bullicio ajeno a los negocios situánse los ganados a la venta, y junto a las piaras cómodas tiendas de campaña para el servicio de los ganaderos por una corta limosna en favor del Asilo de Mendicidad de S. Fernando. Otras más lujosas ostentan el lugar de las fiestas, si bien descollando entre ellas, ora por su propiedad, ora por su belleza y elegancia, las construidas para el servicio del Ayuntamiento. Casinos Cuerpo Militares, familias acomodadas y despachos de diverso géneros que transforman en un paraje delicioso el árido suelo y solitario aspecto de un ejido. La Puerta de S. Fernando engalanada con una decoración vistosa y multitud de gallardetes de distintos colores darán mayor realce a este sitio, iluminándose todo el campo de noche con profusión de luces. Y en fin, las bandas de música colocadas en el Prado, los saraos que se improvisan en muchas tiendas y la animación de numerosos grupos reunidos en aquel vastísimo espacio, aumentan prodigiosamente la alegría que domina en el concurso. La Feria de Sevilla es compatible con las diversas jerarquías sociales, y ofrece distracción y utilidad a todas. Desde el labriego más humilde hasta el más ilustre personaje, desde el más modesto artesano hasta el capitalista más opulento, lo mismo los negociantes que los que busquen sólo ocasiones de recreo, todos tienen medios de llenar cumplidamente su objeto y de dis-

CRÓNICA FUNDACIONALa

El coleccionista Manuel González Labrado, empresario joyero enamorado de nuestra ciudad, ha puesto a disposición de Diario de Sevilla un cartel de su propiedad fechado en 1866, posiblemente el más antiguo de este tipo que se conserva de la Feria de Abril. Los duques de Montpensier, recién llegados a Sevilla, apoyaron el rodeo con importantes premios a los ganaderos que destacaran por las cualidades de sus animales. frutar de las ventajas y de las diversiones de esta Feria, porque en la metrópolis de Andalucía abundan hospedajes de todos los precios, y aun sin salir del mismo campo se pueden satisfacer las necesidades de la vida según los recursos o la voluntad de cada individuo. Por el temor de un excesivo gasto, o por el de trocar los negocios en distracciones cuando ambos riesgos pueden evitarse a poca costa, no se retraigan los forasteros andaluces cuando menos, de enriquecer la Feria de Sevilla con sus productos, uniendo el interés de un moderado lucro al noble orgullo de un patriotismo bien entendido, a fin de que la tercera capital de la Monarquía adquiera un nuevo título al justo renombre de que goza en el mundo civilizado. Por acuerdo de los augustos Príncipes, siempre dispuestos a engrandecer la celebridad de esta fiesta, se abrirán el día 15 los magníficos jardines de su Palacio (de San Telmo), para esparcimiento del público. Famosas corridas de toros, representaciones teatrales, bailes, ejercicios ecuestres y gimnásticos, fuegos artificiales y otros espectáculos, multiplicarán los motivos de recreo en la expresada época. Sevilla, 3 de abril de 1866”. PRÓXIMA ENTREGA:

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El 2 de mayo de 1808, el héroe sevillano Luis Daoiz y Torres, capitán artillero, protagonizó el rechazo a las tropas francesas de ocupación

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Aniversario del Capitán Daoiz

2 DE MAYO DE 1889

PLAZA DE ALFONSO XIII

El grabado que reproducimos fue publicado en “La Ilustración Española y Americana” (15 mayo 1889), después de la inauguración del monumento a Daoiz el día 2 anterior. Puede verse la fachada de la Capitanía General de Andalucía, con los balcones engalanados; las banderas y grímpolas alrededor de la plaza, las techumbres de la iglesia de San Hermenegildo y el cuartel de infantería, y el gentío asistente al acto.

Desde 1902 hasta 1931, la plaza de la Gavidia fue rotulada con el nombre del rey Alfonso XIII. La fotografía corresponde a los primeros lustros del siglo XX, y está realizada desde la acera de la tercera sede de la Capitanía General de Andalucía, trasladada a esta zona en 1846, con entrada por la calle de las Palmas, hoy Jesús del Gran Poder, y ampliada en 1880 a la citada plaza. Antes estuvo en la calle de la Laguna, hoy Castelar.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Luis Daoiz y Torres (Sevilla, 10 febrero 1767-Madrid, 2 mayo 1808), nació en una casa solariega de la plaza entonces llamada de la Gaviria, nombre que por corrupción pasó a denominarse Gavidia desde finales del siglo XVIII. En 1852, se colocó una placa recordatoria del héroe del 2 de mayo de 1808 en la plaza, pero ya no se conservaba su casa natal, según dice la profesora Josefina Cruz Villalón en la amplia ficha que dedica a la plaza de la Gavidia en el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla (1993), publicado conjuntamente por el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, una obra que urge su reedición ampliada. La Corporación municipal sevillana de 1887 reactivó los proyectos iniciales de 1853 y 1862, redactados por Balbino Marrón y José de la Coba, respectivamente, que incluían el monumento a Daoiz en las reformas urbanas de la zona. En 1888, el arquitecto municipal Francisco Aurelio Álvarez redactó el proyecto definitivo que fue realizado al año siguiente. El monumento quedó inaugurado el día 2 de mayo de 1889, y fue el segundo de carácter público que tuvo Sevilla. La primera (1864) estatua pública erigida en Sevilla está dedicada al pintor Bartolomé Estaban Murillo, en la plaza del Museo, y la tercera (1892) está dedicada al también pintor Diego Velázquez, en la plaza del Duque de la Victoria. Daoiz tiene dos estatuas en Sevilla y las dos fueron hechas por el escultor Antonio Susillo Fernández (Sevilla, 18 junio 185722 diciembre 1896). La primera estatua (1889) está en el monumento de la plaza de la Gavidia, y la segunda (1895) en la galería de sevillanos insignes que corona la fachada

Norte del Palacio de San Telmo. La placa en honor de Daoiz (1852) que recuerda la profesora Josefina Cruz Villalón, está ahora situada en la fachada de la casa número 10 de la plaza de la Gavidia, y tiene el siguiente texto según Miguel Ángel Soler Vázquez, en su obra básica Sevilla y Triana en sus lienzos (1999, Fundación Aparejadores y Fundación El Monte): “El 10 de febrero de 1767 nació / en la casa linde entonces con este muro / D. Luis Daoiz, / timbre del Real Cuerpo de Artillería, / honra de Sevilla, gloria de España / y ejemplo de sublime heroísmo, / inmolado cruelmente por las tropas / francesas en Madrid el 2 de mayo de 1808, / defendiendo la libertad de su patria”. Este texto tiene algunas leves variantes con el primitivo de 1852. El monumento a Daoiz incluye dos medallones con escenas de la gesta del 2 de mayo de 1808 protagonizadas por el heroico artillero, y una placa con la siguiente inscripción: “Daoiz / dos de mayo / 1808 / El Ayuntamiento / al / heroico Hijo de Sevilla / 1889”. La estatua fue hecha por Antonio Susillo, y el pedestal de mármol por Francisco Aurelio Álvarez, como ya hemos dicho. La profesora Teresa Lafita, en Sevilla turística y cultural (1998, Abc), explica que la verja que rodea el monumento está formada por dieciséis cañones de la época, reducidos a escala, con pares de escobillones cruzados con coronas de laurel y sogas anudadas. Todos los elementos de bronce y forja se fundieron en la Real Fundición de Cañones de Sevilla. Parte de ellos han sido robados. Daoiz fue capitán en el legendario Tercer Regimiento de Artillería de Ligera de Sevilla, a cuyo cuartel dio nombre en 1928. Su estatua en la plaza de la Gavidia se hizo popular por el tamaño de los pies. PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 4 de mayo

DAOIZ EN SAN TELMO

AÑOS VEINTE

Ésta fue la segunda estatua de Daoiz realizada por Antonio Susillo y se encuentra en la fachada Norte del palacio de San Telmo desde 1895, junto con otras once estatuas de sevillanos insignes. Está realizada en piedra artificial y se encuentra deteriorada.

La postal recoge un ángulo de la entonces plaza de Alfonso XIII en los primeros años veinte de la centuria anterior, vista desde la calle Padre Tarín hacia la calle San Juan de Ávila. Huelga decir que el caserío de la época ha desaparecido.


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Con raíces ancestrales, las fiestas de las Cruces de Mayo estuvieron vinculadas a los corrales de vecinos y con ellos cumplieron su ciclo

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Cruces del Mayo del Novecientos Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los valores costumbristas y etnográficos de las Cruces de Mayo hay que buscarlos como temas secundarios en las obras sobre temas sevillanos escritas durante el siglo XIX y primeros lustros del XX. Junto con los corrales de vecinos, las Cruces de Mayo sevillanas no han merecido demasiada atención de los estudiosos de nuestras costumbres, salvo excepciones, hasta la segunda mitad de la anterior centuria, cuando aparecen ensayos breves sobre las fiestas organizadas por los vecindarios de este tipo de residencias colectivas. Autores como Fernán Caballero, Muñoz y Pabón, Montoto Rautenstrauch, Chaves Rey y otros aportaron sus conocimientos costumbristas decimonónicos, casi siempre en revistas como La Esfera, Mundo Gráfico, Nuevo Mundo, Blanco y Negro y Estampa. Tenemos que llegar a 1997 para contar con una monografía firmada por varios autores que recuperan las raíces y desarrollo de la Cruz de Mayo en nuestra ciudad. Los trabajos de Salvador Rodríguez Becerra y José Contreras Rodríguez Jurado, están incluidos en la obra Otras Fiestas de Sevilla (1997), publicada por el Ayuntamiento de nuestra ciudad. Asimismo, Ángel Vela Nieto tiene publicadas varias referencias hemerográficas sobre la Cruz de Mayo en Triana. Hemos encontrado más bibliografía sobre las cruces de mayo en otras ciudades andaluzas, incluso en Madrid, que de Sevilla. También es muy reducida la aportación poética. En conjunto parece que la Cruz de Mayo no tuvo valoraciones culturales y fue considerada una fiesta menor. Desde luego la Cruz de Mayo está asociada a las costumbres ancestrales del corral de vecinos, y sus vidas sociológicas corrieron paralelas, como transciende de los estudios de Felipe Hauser, del ensayo de Luis Montoto y de las obras literarias de Manuel Chaves Nogales, José López Pinillos Parmeno, y los tres hermanos Álvarez Quintero, principalmente. La desaparición de las casas de vecindad coincidió con cambios sustanciales en las formas de vida de las clases obrera y media baja, y con la diáspora desde el corral de barrio histórico al piso social de nuevas barriadas, desaparecieron formas de vida que ya eran reliquias insostenibles. En las fotografías que publicamos en esta página pueden encontrarse referencias costumbristas básicas sobre los contenidos de las Cruces de Mayo, en las que apenas se introdujeron modificaciones durante sus muchos siglos de existencia. Son estampas preciosas, verdaderas joyas para los estudiosos de la etnografía sevillana, que tampoco abundan mucho. Posiblemente fue el fotoperiodista Cecilio Sánchez del Pando, que no era natural de Sevilla, quién más atención gráfica dedicó a estas fiestas populares corraleras, legando un fondo valioso que se custodia en la Fototeca Municipal.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 6 de mayo

BARRIO DE LOS HUMEROS

CALLE RESOLANA, 21

La Hermandad de Gloria de Nuestra Señora del Rosario y Santísimo Cristo de la Paz, del barrio de los Humeros, organizaba todos los años una Cruz de Mayo, en este caso en el corral de vecinos de la calle Torneo número 65. También otras Hermandades de Gloria montaron Cruces de Mayo, donde recaudaban ayudas por medio de tómbolas, rifas y el ambigú. (1925).

Cada corral de vecinos expresaba su estilo, siempre sobre la base del altar con la cruz, pero con características singulares en la morfología del retablo, los adornos y complementos. (1914)

BARRIO DE SAN BERNARDO PLAZA DE MENJÍBAR, 8

En el corral de las modistillas tuvo fama la Cruz de Mayo que montaban los vecinos durante las primeras décadas del siglo XX. Tanto es así que, como demuestra la imagen, algunas muchachas posaron para los editores de tarjetas postales. La falta de espontaneidad se compensa con los valores etnográficos del altar, complementos y vestimentas. (1922)

La misma idea básica, pero con desarrollo singular. En este caso hay profusión de colchas en las barandas, más mantones y mantoncillos como complementos, y elementos vegetales. (1919).

COLEGIO DE SAN JACINTO

De la Cruz de Mayo organizada en el patio principal del Colegio de San Jacinto existen numerosas fotografías que prueban su popularidad. En una de ellas aparece la infanta Luisa de Borbón y Orleans, como visitante distinguida. El altar y la cruz repitieron durante muchos años su morfología y estilo de exorno (1927).

CALLE ALMIRANTE VALDÉS, 7

Otra Cruz de Mayo con estilo propio en el tipo y exorno de la cruz, el altar-retablo, los adornos vegetales y las cadenetas (1918).


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Juan Antonio Marvizón López, empresario metalúrgico y macareno de pro, legó una obra excepcional durante el primer medio siglo XX

Recuerdo del empresario Marvizón Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Juan Antonio Marvizón López (Sevilla, 20 febrero 1868-14 enero 1951), ocupa un lugar de honor en el palmarés del sector metalúrgico sevillano, uno de los más pujantes de España durante la segunda mitad del siglo XIX y primera de la centuria anterior, con firmas del prestigio de San Antonio, Balbontín, Cobián, Grosso, Pando, Portilla White, Chico, Miró, Puch, Prida, Marvizón y otras especializadas en bronce, hierro y plomo. Juan Antonio Marvizón López tenía sus raíces en la localidad francesa de Malbuysson, de donde sus antepasados llegaron a España en tiempos de la Revolución. Los orígenes metalúrgicos se fijan en la segunda mitad del siglo XIX, pues antes de 1890 se estableció como Marvizón y Ostos, y desde principios del Novecientos tuvo los talleres de la fundición en la calle Curtiduría números 1 al 11, esquina a San Vicente número 79. De siempre destacaron sus labores por el buen gusto artesanal, con diseños personales. En 1984, la fundición Marvizón fue distinguida con el premio Master Internacional por “imagen, prestigio y expansión”. El sello de Marvizón lo tenemos desde los últimos lustros del siglo XIX en numerosos elementos públicos, como farolas, bancos, fuentes, verjas, cancelas, cierros, registros eléctricos y de saneamientos y agua, etc. Tuvo gran expansión durante el desarrollo de las arquitecturas del Modernismo y del Regionalismo (1900-1935), y la preparación de la Exposición Iberoamericana (1909-1929), aportando piezas de hierro fundido y de hierro dulce (cerrajería). Como ejemplos, quedan los herrajes de la fachada e interiores del edificio construido por Juan Talavera y Heredia para la Telefónica, en la plaza Nueva; las balaustradas del Casino de la Exposición y del Hotel Alfonso XIII; la puerta del Pabellón de Colombia; las farolas, fustes y basamentos de las plazas de España y de San Francisco y otras, de los aledaños de la Torre del Oro, de los puentes de Triana y de San Bernardo... De la Fundición Marvizón salieron las estructuras metálicas de los kioscos de la Alameda de Hércules y del paseo Catalina de Ribera, en los primeros lustros del siglo XX; las farolas fernandinas e isabelinas que se instalaron en Sevilla y otras ciudades andaluzas, así como templetes para bandas de música en la plaza Nueva sevillana, en Chiclana de la Frontera, en Huelva, etc. Son reconocidos sus modelos de balcones, cancelas y cierros de estilo sevillano instalados en gran parte de Andalucía e Hispanoamérica. Entre otras construcciones singulares con herrajes de Marvizón están las sedes del Banco Central en la avenida de la Constitución, del Banco Hispano Americano en la calle Sierpes, y del Banco de Bilbao en la calle Granada; el almacén de Blanco Benítez en la calle Laraña. Otra obra emblemática de Marvizón es el cerramiento de la

ETNOGRAFÍA DEL ESCRITORIO

CREADOR DE RIQUEZA

Estampa de los años veinte. Así eran los despachos de los máximos responsables empresariales, entonces llamados escritorios, donde la sobriedad era evidente. Los muebles, decoración, vestidos y peinados informan de una época que se mantuvo durante casi toda la mitad del siglo XX. En la fotografía aparece Juan Antonio Marvizón López sentado firmando. De pie, a la izquierda, están José María Ruiz Trillo-Barreto, casado con Ana Marvizón Herrera; y Emilio Marvizón Herrera. A la derecha, García de Vinuesa, empleado; Julio Marvizón Herrera y dos empleados. Completa la imagen la secretaria escribiendo a máquina.

Este año se ha cumplido el cincuentenario de la muerte de Juan Antonio Marvizón López (1868-1951), empresario ejemplar sevillano del sector metalúrgico, creador de una marca de prestigio internacional que todavía permanece activa en el mercado. En la fotografía aparece a finales del siglo XIX.

COSTUMBRISMO FUNERARIO

Dos detalles del entierro de Juan Antonio Marvizón López, el 15 de enero de 1951. La comitiva funeraria aparece delante de la fachada de la Fundición Marvizón, en la esquina de las calles San Vicente y Curtiduría. En la otra imagen el féretro es llevado a hombros por Manuel Marvizón de la Torre, José María Ruiz Marvizón y Emilio Marvizón Ruiz. Al fondo se ve al hermano mayor de la Macarena, Bohórquez, y familiares del difunto. La despedida oficial del cortejo se hizo en la Alameda de Hércules, límite parroquial, pero el féretro fue llevado a hombros hasta el cementerio.

basílica de la Virgen del Rocío, en la que destacan la monumentalidad de la puerta de la ermita y los remates en bronce de la Virgen. Asimismo, las escaleras y barandillas metálicas del monumento de San Juan de Aznalfarache, y todos los herrajes de la basílica de la Macarena, que fueron donados por Juan Antonio Marvizón en su calidad de hermano decano de la Hermandad,

de la que fue teniente de hermano mayor. José Amuedo Palmas en Ciudad e Industria. Sevilla 1850-1930 (1996, Diputación Provincial), y Manuel Macías Míguez en Alumbrado Público de Sevilla (253 años de su historia), (1985, Ayuntamiento de Sevilla), registran las actividades metalúrgicas de Marvizón y un amplio catálogo de sus obras características. También José María

de Mena en varias de sus obras recupera la memoria histórica de Marvizón en el sector de la cerrajería artística sevillana, estudiado por Alejandro Guichot y José Guerrero Lovillo. PRÓXIMA ENTREGA:

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Hace un cuarto de siglo que Fernando España fundó la Coral San Felipe Neri en la iglesia de San Alberto de los Padres Filipenses

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25 años de amor a la música

LA CORAL EN EL PATIO DEL ORATORIO FILIPENSE

Fernando España, fundador de la Coral San Felipe Neri en abril de 1976, aparece rodeado de las cuarenta voces femeninas y veintiocho masculinas, en el patio del Oratorio Filipense de Sevilla. Durante un cuarto de siglo, la coral ha superado circunstancias adversas y mantenido el pabellón musical sevillano tanto en nuestra ciudad como en numerosas ciudades españolas y extranjeras. Al celebrar sus bodas de plata ofrece un palmarés digno de admiración y respeto.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Desde abril de 1976, cuando Fernando España Muñoz (El Viso del Alcor, Sevilla, 1928) fundó en el Oratorio de la Congregación Filipense de Sevilla la Coral San Felipe Neri, hasta el curso actual, este grupo ha registrado al menos cuatro grandes etapas. El estudioso musical sevillano Pedro José Sánchez Gómez las sintetiza en un libro recientemente editado, en los siguientes períodos: 19761979, los comienzos difíciles pero esperanzadores; 1979-1983, la fusión con el Coro de la Universidad de Sevilla, como experiencia enriquecedora; 1984-1988, la vinculación con el Ateneo; y 1989-2000, el regreso a las raíces y la recuperación de los objetivos fundacionales. Cuando el 16 de abril de 1979 se fusionan la Coral San Felipe Neri y el Coro de la Universidad de Sevilla, la nueva formación tomó el nombre de Coro de la Universidad de Sevilla San Felipe Neri, y la experiencia duró cuatro años muy fructíferos. Hubo varias grabaciones en Radio Televisión Española, actuaciones en diversos congresos nacionales y en actos significativos, como la inauguración de las obras restauradoras del retablo mayor de la catedral de Sevilla. Se prodigaron las giras por numerosas ciudades españolas y algunas extranjeras. En 1984 se inició la colaboración con el Ateneo con el nombre de Coral del Ateneo de Sevilla San Felipe Neri, y al año siguiente Fernando España dejó la dirección a favor de Antonio Martínez Oliva. Antes, el 22 de abril de 1985, la Coral estrenó el himno de Andalucía armonizado por Manuel Castillo conjuntamente con el Coro de la Universidad y la Orquesta Bética Filarmónica dirigida por el maestro Luis Izquierdo. A finales de 1988, un grupo de antiguos coralistas decide volver a los orígenes y comenzar una nueva andadura otra vez con la dirección de Fernando España y en la Congregación de los Padres Filipenses, en el Oratorio de la calle Estrella. En julio de 1989 se celebró la asam-

BODAS DE ORO

HOMENAJE AL ESCULTOR ANTONIO ILLANES

La tertulia Noches del Baratillo ofreció en 1970 un homenaje al escultor Antonio Illanes Rodríguez, en el Círculo Mercantil e Industrial. En la imagen de Rafael Cubiles, el imaginero aparece el primero por la derecha, junto a su esposa, Isabelita, y miembros de la citada tertulia poética, entre ellos José Luis López Murcia, Mariló Naval, Rosalía Jiménez, José Galván y Manuel Melado. Antonio Illanes supo romper con el amaneramiento de la época, pues su obra imaginera constituye una excepción al saber aunar lo mejor de nuestra tradición con lo más moderno de su estética personal y modernista.

MISERERE DE UTRERA

XXV ANIVERSARIO

El 20 de marzo de 1983, la Coral San Felipe Neri repuso el Miserere de Utrera de Hilarión Eslava, junto a la Orquesta Bética Filarmónica de Sevilla y bajo la dirección de Fernando España. En la imagen, la soprano Maica de Neri y el maestro España.

Antonio Illanes Rodríguez (Umbrete, 9 octubre 1901-Sevilla, 2 mayo 1976), el más destacado discípulo de Antonio Susillo Fernández (1857-1896) y Antonio Castillo Lastruci (1882-1967), aparece fotografiado por Eulogio Serrano.

Mañana se cumplirán cincuenta años de la primera salida de peregrinación de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sevilla, de su sede en la iglesia parroquial del Divino Salvador. La fotografía de Gelán (Fototeca Municipal) recupera el momento histórico de la salida del templo de la carreta-templete del Simpecado, bordado en el taller de Elena Caro, y bajo el palio de tumbilla de la Virgen de las Aguas. Hasta llegar al 10 de mayo de 1951, la Hermandad recorrió un largo camino iniciado el 14 de septiembre de 1933, fecha fundacional, seguido por la aprobación de las reglas el 17 de febrero de 1934, y el visto bueno arzobispal definitivo en 1951. Entonces era hermano mayor Victoriano Fernández-Piedra. El artífice de esta Hermandad fue el párroco del Divino Salvador Juan Luis Cózar y Lázaro. blea fundacional de la actual Asociación Musical de la iglesia de San Alberto Coral San Felipe Neri. El libro de Pedro José Sánchez Gómez se abre con un prólogo firmado por el arzobispo de Sevilla, fray Carlos Amigo Vallejo, y con dos textos introductorios de Manuel Ruiz Martín y Rafael Muñoz Pérez, ambos pertenecientes al Oratorio de la Congregación Filipense, y cierra los textos Fernando España Muñoz con dos testimonios entrañables dedicados a los coralistas fundadores y continuadores y a los padres filipenses. El autor analiza los veinticinco años de vida de la coral y ofrece una cronología comentada y las relaciones nominales de todos los coralistas. En conjunto, un justo y oportuno testimonio sobre la “agrupación musical que tan relevante presencia ha tenido en la vida cultural sevillana” durante el último cuarto de siglo. PRÓXIMA ENTREGA:

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La fuente monumental dedicada a la Virgen de los Reyes, en el Parque de María Luisa, y la manzana de casas de la plaza de la Pescadería

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Fotos irrepetibles de la ciudad DESAPARECIÓ SIN DEJAR RASTRO

Nicolás Salas

La fuente monumental dedicada a la Virgen de los Reyes estuvo desde el último lustro de los años diez del siglo XX hasta finales de los años treinta o primeros cuarenta, en la plaza del mismo nombre que estaba en la trasera del Pabellón de Bellas Artes, actual Museo Arqueológico, en la plaza de América y detrás del Pabellón de Brasil. La fábrica de la fuente fue obra del arquitecto Aníbal González y Álvarez-Ossorio, en ladrillo agramilado decorado con azulejería, y las esculturas fueron realizadas por Adolfo López Rodríguez en barro cocido vidriado. Se desconocen las causas que justificaron la destrucción de esta fuente monumental y el destino de las esculturas de la Virgen de los Reyes, del escudo de la ciudad y de las Santas Justa y Rufina. Es posible que la escultura de la Virgen de los Reyes, de Adolfo López, esté depositada en el Hogar de San Fernando.

Periodista y escritor

■ Con el título genérico de Fotos irrepetibles de la ciudad ya hemos dedicado en esta página atención a temas urbanos y arquitectónicos muy expresivos de las transformaciones registradas por el entramado de la ciudad, y seguiremos haciéndolo en futuras entregas, porque tenemos documentados numerosos casos de reformas ciudadanas que a veces han resultado positivas y otras, bastantes por desgracia, negativas, pues han supuesto la pérdida irreparable de edificios y lugares con méritos más que suficientes para ser respetados como símbolo de la ciudad heredada de centurias anteriores. Ya comentamos lo ocurrido durante los fatídicos años sesenta del siglo XX en las plazas de la Magdalena y del Duque de la Victoria, donde la piqueta tuvo su edad de oro, como referencia máxima de una destrucción que afectó a casi todo el casco histórico. Entre los años cuarenta y setenta fueron derribadas sin escrúpulos casas datadas en los Siglos de Oro, en el XVIII y el XIX, además de edificios emblemáticos de las arquitecturas del Modernismo y del Regionalismo (1900-1935). Lo ocurrido con la fuente monumental dedicada a la Virgen de los Reyes en el parque de María Luisa no es una excepción en la ciudad del siglo XX. Construida por Aníbal González y con esculturas de Adolfo López Rodríguez, su destrucción no fue nunca explicada. Durante un tiempo se dijo que había sido derribada para hacer una pista de patinaje infantil durante los años republicanos, pero no es cierto, pues existe una fotografía fechada en abril de 1939 en la que aparecen flechas y pelayos durante una misa dominical de campaña organizada por Falange Española Tradicionalista y de las Jons delante de la fuente monumental. Por lo tanto su destrucción tuvo que ser después de esa fecha. La reforma urbana de la actual plaza de la Pescadería fue realizada a partir de 1920, como en otras zonas de la ciudad, promovidas por el conde de Halcón. La fotografía que reproducimos en esta página es una estampa etnográfica de la ciudad heredada del siglo XIX, con raíces de las centurias anteriores. Los edificios porticados poblaban el casco histórico central, como demuestran las imágenes captadas por los fotógrafos artistas desde mediado el siglo XIX, y de las que ya quedan escasas referencias, como en la calle Alemanes y la plaza de la Puerta Real. Los fragmentos de los planos de los siglos XVIII y XIX muestran como era el entramado urbano de la plaza de la Pescadería y las zonas adyacentes hasta la plaza del Salvador. Las calles están rotuladas con sus nombres antiguos, como Herbolarios, Confitería (actual Huelva).

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 13 de mayo

ANTERIOR A LOS AÑOS VEINTE

Esta fotografía es muy poco conocida e informa de cómo era el diseño urbano de la plaza de la Pescadería hasta los primeros años veinte de la centuria anterior, heredada del siglo XVIII y con leves reformas durante los siglos posteriores a la Reconquista. El tiro de la imagen fotografiada va desde el Noreste al Suroeste del sector. Pueden verse los rótulos de la plaza de la Pescadería en la manzana de casas que fue derribada a partir de 1920, y de la calle Cuesta del Rosario, antigua Costanilla. La zona tenía edificios porticados de hasta tres plantas, cuando lo normal eran de dos y áticos, y total ausencia de arboleda como casi todo el resto de la ciudad.

LUGAR DE LA FUENTE

URBANISMO SIGLO XVIII

URBANISMO SIGLO XIX

Fragmento del plano oficial de la Exposición Iberoamericana de 1929, donde se indica con una (X) el lugar donde estaba la fuente de la Virgen de los Reyes, al fondo de la plaza del mismo nombre en la trasera del Pabellón de Bellas Artes (12), actual Museo Arqueológico. Pueden identificarse los Pabellones de Brasil (35), de México (36), de Colombia (34), de la Casa Real (10) y de Arte Antiguo (11).

Fragmento del plano de Pablo de Olavide, primero topográfico de Sevilla (1771), donde se refleja la trama urbana heredada casi desde la Reconquista y levemente reformada durante los Siglos de Oro. Puede observarse que la morfología urbana del sector Plaza del Salvador-Plaza de la Pescadería es muy parecida a la que contiene el plano de los Almacenes Pedro Roldán de finales del siglo XIX.

Fragmento de un plano de finales del siglo XIX, reeditado en 1915 por los Almacenes Pedro Roldán, donde puede verse la morfología del sector Plaza del SalvadorPlaza de la Pescadería y calles adyacentes con los nombres antiguos de Herbolarios y Confitería, heredados del siglo XVIII, donde todavía existe la manzana de edificios que llegó hasta el ensanche iniciado en 1920 y que creó la actual plaza.


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Ladrillo, piedra, loseta de cantera, adoquín, cemento y loseta de piedra artificial han sido utilizados en la calle desde el siglo XVI hasta 2001

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Pavimentos de la calle Sierpes Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El reciente acuerdo municipal de pavimentar la calle Sierpes en los próximos meses de verano afronta una necesidad de mejora de la vía pública emblemática de la ciudad ya planteada desde hace bastantes años. La calle Sierpes es conocida en medio mundo y hasta hace varias décadas fue considerada el patinillo de la ciudad, la calle sin noche, de la que Manuel Ferrand afirmaba que siempre olía a café con leche recién hecho. Junto con la nueva pavimentación se realizarán mejoras en las infraestructuras del subsuelo para poner al día el abastecimiento de agua, el saneamiento, la energía y las telecomunicaciones, y en el exterior hay proyectados nuevos sistemas de alumbrado y equipamiento urbano. El historial de la calle Sierpes sitúa la última reforma integral del pavimento en 1973, cuando fue sustituido el instalado en 1948 por losetas en colores rojizo, grisáceo y blanco formando figuras geométricas. Una pavimentación que durante casi treinta años ha sufrido deterioro tanto por el paso del tiempo como por las numerosas obras públicas que se han realizado en gran parte de la calle. La calle Sierpes tiene referencias históricas, literarias, poéticas y periodísticas muy numerosas. La síntesis más completa y actualizada ha sido redactada por los profesores Antonio Collantes de Terán Sánchez, Josefina Cruz Villalón y Rogelio Reyes Cano en la ficha incluida en el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla, publicado conjuntamente por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento en 1993; una obra magnífica que está necesitada de actualización por la notable ampliación del nomenclátor durante los últimos años. La primera referencia sobre el pavimento de la calle Sierpes es del siglo XVI, de 1522, cuando el cabildo municipal autorizó la mejora del enladrillado, por lo que parece razonable que el sistema era anterior. El cambio de ladrillo por piedra se realizó en 1597, y el empedrado de la calle se mantuvo hasta mediado el siglo XIX. Durante ese largo período hay constancia de mejoras en el pavimento, pero sin especificarse cambios en el sistema de empedrado; las reformas más significativas fueron en 1616, 1666 y 1790. Desde 1840 existió el proyecto de cambiar el empedrado por losetas, primero de Canarias y después de Tarifa. Con losas de Canarias se llevó a cabo la primera reforma en 1854, eliminando casi totalmente el sistema de empedrado. Cinco años después, en 1859, se reformó todo el pavimento con losas de Tarifa, que duraron hasta 1892, cuando por primera vez se adoquinó la calle. No duró mucho tiempo el adoquín, aunque no se levantó el pavimento de 1892, sino que se ocultó en 1904 con una capa de cemento. Con este sistema de pavimentación se llegó hasta 1948. Este año se colocaron losetas de cemento con bandas rojas y

ADOQUINADO ENTRE 1892 Y 1904

La fotografía podría ser del fotoperiodista Juan Barrera Gómez, y realizada entre 1892 y 1904, aunque en algunas guías locales aparece datada hacia 1880. La razón de nuestra datación se fundamenta en el pavimento de adoquines, que pueden identificarse perfectamente en la fotografía original. En efecto, el primer y único adoquinado de la calle Sierpes se hizo en 1892, y con este pavimento estuvo hasta 1904, cuando el Ayuntamiento mandó colocar sobre el adoquinado una capa de cemento, un sistema que se mantuvo hasta 1948 con periódicas reparaciones. La calle Sierpes estuvo abierta al tráfico de carruajes hasta mediado el siglo XIX, y después tuvo épocas alternas de prohibición, hasta que a finales de la citada centuria decimonónica el tránsito fue únicamente peatonal. La estampa aporta valores etnográficos. Observen las vestimentas, cómo todas las personas llevan la cabeza cubierta, el vendedor ambulante con el burro con angarillas. El edificio de la derecha fue hasta 1887 el Hotel y Café Imperial, y desde esa fecha sede del Casino de Labradores y Propietarios. negras, que fueron sustituidas en 1973 por el sistema antes indicado. En resumen, la calle Sierpes ha estado enladrillada desde tiempo inmemorial hasta finales del siglo XVI, cuando se colocó pavimentación de empedrado, sistema que se mantuvo hasta la utilización de losas de Canarias, sólo durante cinco años, y de Tarifa hasta finales del siglo XIX. Después se utilizó el adoquín y desde principios del siglo XX hasta mediada esta centuria, prevaleció el cemento raso. Volvieron las losetas en 1948, esta vez de piedra artificial, que fueron renovadas por el mismo sistema en 1973. Y ahora, en 2001, se aplicarán losetas de granito coloreado y algunas innovaciones en el diseño del pavimento. La buena noticia de las mejoras del pavimento e infraestructuras de la calle Sierpes debería ir acompañada de su mantenimiento y seguridad, acabando con la lamentable imagen tercermundista que sufre desde hace un cuarto de siglo. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 16 de Mayo

LOSAS DE TARIFA 1856-1892

En esta curiosa fotografía el sistema de pavimento de la calle Sierpes vuelve a ser determinante para fijar su fecha. El enclave es el sector conocido desde mediado el siglo XVIII como las Cuatro Esquinas. Entre 1859 y 1892, la calle Sierpes estuvo pavimentada con losetas de Tarifa, y entre 1854 y 1859, con losetas de Canarias. En la acera izquierda puede identificarse el edificio del legendario Café de Emperadores, que daba a la calle Sagasta, y enseguida la barreduela que existía desde el derribo de la Cárcel Real en 1840, ya trasladada la población reclusa a la nueva Cárcel del Pópulo en 1837. La mujer que mira desde el balcón representa la etnografía del vestido y el peinado femeninos de mediado el siglo XIX.


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Hoy se cumplen 81 años de la muerte de Joselito el Gallo, cuyos funerales en San Gil y en la Catedral fueron testimonios ejemplares

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En San Gil y en la Catedral... Nicolás Salas Periodista y escritor

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propuesta de la familia de José Gómez Ortega, que hizo suya las peticiones recibidas durante el entierro, el Cabildo Catedral accedió a celebrar los funerales en el templo metropolitano, en la mañana del día 22 de mayo de 1920. El hecho produjo malestar en algunos sectores de la alta burguesía y aristocracia sevillanas, que no aceptaron de buen grado que un torero y gitano tuviera sus funerales en la Catedral. La situación creada motivó al canónigo Juan Francisco Muñoz y Pabón a escribir varios artículos en el periódico El Correo de Andalucía, entonces periódico católico del Arzobispado, defendiendo la celebración de los funerales por Joselito en la Catedral, titulado el primero Sevilla y nuestro Cabildo Catedral (22 de mayo). Del artículo citado, reproducimos el siguiente y significativo párrafo: “¡Cualquiera os entiende, piadosísimos varones! Llegáis en vuestra democracia a rendir parias a la memoria del torero muerto, asistiendo a su funeral, y ponéis como chupa de dómine al Cabildo porque es “tan demócrata” que hace sufragios por un fiel que ha pasado a mejor vida en comunión con la Iglesia. ¿O es que va nuestro Cabildo a guardar estos funerales para cuando muera un político, enemigo de Jesucristo y su Iglesia, y venga la Real Cédula de ruego y encargo? La Real Cédula, en el caso presente, la han expedido el pueblo y la familia doliente, y el Cabildo no ha hecho más que darle curso”. El canónigo Muñoz y Pabón, en un segundo artículo titulado A Ella, escribió una espléndida respuesta a una señora de alto rango social, a la que dijo entre otras cosas: “Como mi artículo no era precisamente panegírico del torero, no tuve por qué apurar el consonante de las virtudes públicas y privadas del pobrecito muerto. Pero, pues me tira usted de la lengua con que si todo lo que tengo que decir de Joselito era eso, le diré que el infortunado espada era algo más que un hombre que no hacía daño a nadie. Joselito, señora, era un creyente. Era devoto. Joselito contribuyó como un Príncipe a todo lo noble, a todo lo grande, a todo lo santo que se proyectó en Sevilla. Ahí están, si no, las coronas de oro de la Virgen de la Esperanza de la Macarena y la del Rocío...; el premio que proyectaba para costear la carrera de Magisterio a un estudiante pobre de Sevilla...; las mil y una suscripciones para la caridad o para el culto donde estampó su limosna. ¡Ahí están, señora, las viudas y los huérfanos de toreros en cuyo beneficio expuso su pelleja, y las madres y las hermanas de otros cien a quienes socorrió con mano pródiga [y secreta]. ¡Desengáñese usted, señora! Joselito era aún más querido que admirado; y cuando las muchedumbres llegan a querer, crea usted que por algo quieren”. PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 18 de mayo

ESTAMPA TORERA

LUTO EN LAS COLUMNAS DE LA ALAMEDA

José Gómez Ortega, Joselito el Gallo (Gelves, 8 mayo 1895-Talavera de la Reina, Toledo, 16 mayo 1920), fue torero dentro y fuera de los ruedos, un torero integral e irrepetible, y junto al coloso Juan Belmonte protagonizó la edad de oro de la Tauromaquia.

Las columnas que sostienen las estatuas de Hércules y Julio César, al comienzo del paseo de la Alameda de Hércules, llevaron crespones negros comprados por suscripción popular entre los vecinos del barrio. El entierro de José Gómez Ortega alcanzó máximo dramatismo al pasar el féretro por delante de la casa solariega del torero, en el número 73 de la Alameda, esquina a la calle Niño Perdido y con entrada trasera por la calle Joaquín Costa. Casi todas las casas de pisos del paseo cubrieron sus balcones con mantones negros, y los bares y comercios del sector cerraron sus puertas. Un inmenso gentío llenó la Alameda.

LA MACARENA DE LUTO

ÉL LA VISTIÓ...

ÉL LO DEFENDIÓ...

Juan Manuel Rodríguez Ojeda, que había dejado su cargo de consiliario para que lo ocupara José Gómez Ortega, era teniente de hermano mayor cuando murió el torero y dispuso que en los funerales celebrados en San Gil el 31 de mayo de 1920, la imagen venerada vistiera de luto.

Juan Manuel Rodríguez Ojeda (Sevilla, 13 noviembre 1853-29 noviembre 1930) fue miembro de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Macarena durante cuarenta y cinco años, ocupando los puestos de prioste, mayordomo, consiliario y teniente de hermano mayor.

Juan Francisco Muñoz y Pabón (Hinojos, Huelva, 1866-Sevilla, 1920), canónigo, macareno y rociero, defendió la memoria de Joselito el Gallo, y el pueblo le regaló una pluma de oro, la que lleva la Macarena prendida de su saya todas las Semanas Santas desde 1921.

INTEMPORAL

VELATORIO

La fotografía de Juan José Serrano (Fototeca Municipal) fue realizada en 1922, días después de ser instalado el mausoleo con el grupo escultórico realizado por Mariano Benlliure. Una estampa ya irrepetible al haber sido desnaturalizado el entorno de la tumba.

MundoGráficopublicó esta patética fotografía realizada por Campúa desde la ventana de la enfermería de la plaza de Talavera, captando el improvisado y humilde velatorio del torero muerto, tapado con una manta y rodeado de los cirios traídos de la parroquia vecina.


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Construido en 1931 por los arquitectos José y Aurelio Gómez Millán, se salvó de la destrucción en 1974 gracias al alcalde Juan Fernández

Recuerdo del Coliseo España Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El teatro y cine Coliseo España fue el orgullo de Sevilla desde su apertura en 1931 hasta su clausura en 1970. Durante ese tiempo el Coliseo fue sala emblemática de la cinematografía sevillana, y escenario de otros acontecimientos sociales. En mayo de 1974 se salvó de la destrucción total al ser resuelto favorablemente el expediente de protección parcial declarándolo monumento histórico artístico de carácter local por parte de la Dirección General de Bellas Artes, a propuesta del Ayuntamiento de Sevilla presidido por Juan Fernández Rodríguez García del Busto (Mandato: 1969-1975), que tuvo el apoyo del Colegio de Arquitectos. De manera que se salvaron las fachadas y se destruyó el interior para adaptarlo a las funciones de una entidad bancaria, después de negociaciones entre la propiedad y el Ayuntamiento, que en principio estaba dispuesto a salvar íntegramente el edificio. La primera voz de alarma sobre el proyecto inicial de demolición, fue dada por el catedrático catalán Juan Bassegoda y Nonell, en el diario Abc del 29 de marzo de 1970. Y el 5 de mayo siguiente declaró Juan Fernández que, “mientras sea alcalde, no se firmará la demolición del Coliseo”. Cuatro años tardó el Ayuntamiento en lograr el apoyo de la Administración central para salvar al menos las fachadas. La primera noticia sobre el entonces llamado Teatro Reina Mercedes, fue publicada por El Liberal el 13 de enero de 1925. Las obras fueron realizadas entre 1925 y 1930, si bien el proyecto se inició en 1924 y la terminación definitiva se prologó a los primeros meses de 1931. El propietario del teatro fue Ildefonso Marañón y Lavín, hasta que lo vendió a la compañía de seguros La Previsión Española, pasando luego a ser propiedad del Banco de Vizcaya en 1969. Ildefonso Marañón encargó el proyecto “con total autonomía” a los arquitectos José y Aurelio Gómez Millán. Alberto Villar Movellán, en su obra básica Arquitectura del Regionalismo en Sevilla, 1900-1935 (1979), dedica al edificio del Coliseo España una amplia referencia en la que valora la obra de los hermanos Gómez Millán, siendo José el responsable de la parte técnica en general, y Aurelio el autor del diseño de las fachadas. Y María del Valle Gómez de Terreros Guardiola, en su biografía de Aurelio Gómez Millán, arquitecto (1988), incluye una completísima ficha del Coliseo España, con planos y fotografías que recuperan la memoria gráfica del edificio, aportando además detalles valiosos sobre la decoración, la pantalla, la lámpara, las maderas, herrajes y azulejería, los alarifes principales y otros detalles.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 20 de mayo

FACHADAS DEL PRIMITIVO TEATRO REINA MERCEDES

Ambas imágenes corresponden a los años treinta de la pasada centuria, y ofrecen las fachadas que dan a la avenida de la Constitución y la actual calle Adolfo Rodríguez Jurado (entonces plaza de Santo Tomás), salvadas de la piqueta en 1974, mientras que el interior fue derribado para adaptarlo a las funciones propias de una entidad bancaria. Fue construido entre 1925 y 1930 por los arquitectos José y Aurelio Gómez Millán, para el empresario Ildefonso Marañón y Lavín. Inicialmente su nombre fue Teatro Reina Mercedes, cambiado en 1931 por el de Coliseo España. La salvación in extremis de las fachadas del edificio no justifica la penosa pérdida de sus interiores, pero al menos mantiene en pie una de las muestras singulares de la arquitectura sevillana del primer tercio del siglo XX.

PRIMERA ENTRADA

Los vestíbulos tenían en las paredes pinturas de Francisco Hohenleiter, representando escenas de Los intereses creados, El retablo de Maese Pedro y de un corral de comedias del siglo XVII. La imagen que reproducimos del vestíbulo del primer piso da idea de la belleza del edificio.

El coleccionista Antonio Pérez Rivera nos facilitó en 1982 la entrada y el prospecto que reproducimos, recuerdos de la inauguración del Teatro Coliseo España el día 3 de diciembre de 1931. La entrada costaba cincuenta céntimos, y correspondía a la fila tres de sillón de entresuelo derecha, número veintiocho. El Coliseo España tenía un aforo de 2.100 localidades, muy superior a todas las salas teatrales de la época. Asimismo incorporaba las más avanzadas técnicas de refrigeración que le situó líder en las temporadas de verano durante las décadas 1930-1950.

PANTALLA Y PATIO DE BUTACAS

CARTEL INAUGURAL

La fotografía muestra la sala del patio de butacas, las plateas del primer piso y la pantalla de proyección cinematográfica, que no era la original de 1931. El primitivo escenario tenía un telón de boca de escenario bordado por Esperanza Elena Caro.

Del archivo del coleccionista Antonio Pérez Rivera reproducimos en 1982 el prospecto que anunciaba la inauguración del Teatro Coliseo España, el jueves 3 de diciembre de 1931, con la película titulada Al este de Borneo.

EL INTERIOR FUE DESTRUIDO


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Oficialmente llamados organillos, pero bautizados como ‘pianillos’ por los sevillanos, fueron estampas costumbristas durante el siglo XX

Los ‘pianillos’ de manubrio Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los organillos son órganos pequeños o pia-

nos que se hacen sonar por medio de un cilindro con púas movido por un manubrio, según los define el Diccionario de la Real Academia Española, pero con este nombre se conocen en Madrid y otros lugares, no así en Sevilla y su alfoz, donde desde tiempo inmemorial se les llamó pianillos. La voz pianillo no la reconocen ni el Diccionario de la RAE ni tampoco el Vocabulario Andaluz de Antonio Alcalá Venceslada, publicado en 1951. Curiosamente, este léxico básico andaluz tampoco incluye la voz organillo. Durante las últimas décadas del siglo XIX, según recogen autores que estudiaron la sociología sevillana, como Felipe Hauser, Luis Montoto, Manuel Chaves Rey y también otros estudiosos del folclore andaluz, los pianillos tuvieron protagonismo básico como elementos musicales para amenizar las fiestas celebradas en los corrales de vecinos. Entonces y hasta bien entrado el siglo XX, las fiestas en los corrales eran muy frecuentes como elementos de convivencia juvenil, que sólo eran posible en las verbenas y veladas de los barrios, en las Cruces de Mayo, y en las bodas, bautizos y otras fiestas familiares que se celebraban en los patios de los corrales y a veces con proyección en la misma calle. Otra función clásica del pianillo fue amenizar las clases de bailes en las academias, como las muy populares de Pericet y Realito, que estuvieron en la Casa de los Artistas, al comienzo de la calle Feria, y en la esquina de la Alameda de Hércules con la calle Trajano, respectivamente. Actualmente los pianillos han sido desplazados en las academias de bailes por los pianos de teclas y pedales. Uno de los apellidos vinculados a los pianillos durante finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, es el de Piazza. En 1904 hay constancia de una fábrica de pianos y almacén de pianos de alquiler a nombre de Luis Piazza Yecensee, y otra a nombre de Cayetano Piazza y Paz, ambos con tiendas domiciliadas en la calle Rioja número 8, y almacén y taller en la calle Feria número 172. En los primeros lustros del siglo XX, Luis Piazza todavía aparece como proveedor de los duques de Montpensier. Otras firmas mercantiles e industriales vinculadas a los pianos de manubrio son Agustín Lerate, con despacho en la calle Cánovas del Castillo número 55, y Eduardo Lasheras Vergara, también domiciliado en la calle Cánovas del Castillo número 32. Un tercer industrial de primeros del siglo XX fue Modesto Carreto Pérez, con tienda abierta en la calle Gravina número 54. Puede decirse que los organillos o pianillos han pasado a la historia por causas varias, como la desaparición de los corrales de vecinos, las nuevas discotecas, los equipos musicales y radios, el cinematógrafo y la televisión, que han modificado las costumbres. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 23 de mayo

TRES ESTAMPAS CLÁSICAS SEVILLANAS

Por las calles de los barrios sevillanos, en el real de la Feria de Abril y en pleno campo en una romería, los organillos de manubrio llamados pianillos por el pueblo, fueron elementos imprescindibles para animar a los jóvenes. En los barrios se formaban corros de chavales para escuchar la música popular de pasodobles y sevillanas; en el ferial estaban dentro de las casetas con carácter fijo, o llegaban y tocaban desde el acerado; y en las romerías daban acompañamiento musical al gentío que se desplazaba para pasar la jornada campera. Los pianillos se heredaron del siglo XIX y fueron utilizados hasta bien entrada la segunda mitad de la centuria anterior.

DE TRACCIÓN HUMANA A TRACCIÓN ANIMAL

Pasados los años cincuenta del siglo XX, los pianillos siguieron amenizando las calles, el ferial y las romerías, pero la tracción humana tradicional fue sustituida por el empleo de burros, lo que hizo posible que los organilleros aguantaran más años en el oficio. Tenemos dos imágenes aportadas por Archivo Gasán y José Manuel Holgado Brenes, fechadas en los años 1982 y 1975, respectivamente.

ÚLTIMAS ESTAMPAS COSTUMBRISTAS

Los pianillos tuvieron protagonismo en las fiestas organizadas por los vecinos de los corrales sevillanos. En la Cruz de Mayo el pianillo era la principal fuente musical, a la que se añadían guitarras y bandurrias para las actuaciones flamencas, y todos los elementos clásicos para acompañar el baile y cante por sevillanas, como triángulos, morteros y botellas de anís. En la Feria de Abril se escucharon bastantespianillos incluso en los años noventa, pero ya son excepciones, salvo en algunas casetas que mantienen la tradición.


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Olvidadas las fiestas corraleras, quedan los pasos infantiles imitando la Semana Santa, alejados de la sencillez e ingenuidad del pasado siglo

Cruces de Mayo de hoy Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El pasado viernes 4 de mayo dedicamos la página a las Cruces de Mayo de las primeras décadas del siglo XX, con referencias muy expresivas de las que se celebraban habitualmente en varios corrales de vecinos, que eran su hábitat natural, donde tuvieron estas fiestas populares sus raíces ancestrales, y con ellos cumplieron su ciclo vital. Como entonces escribimos, “la desaparición de las casas de vecindad coincidió con cambios sustanciales en las formas de vida de las clases obrera y media baja y, con la diáspora desde el corral de barrio histórico al piso social de nuevas barriadas, desaparecieron normas de vida que ya eran reliquias insostenibles”. Esta imparable metamorfosis urbana y social fue acelerada de manera traumática por la catástrofe provocada por el arroyo Tamarguillo en el invierno de 1961-1962. Puede decirse que entre 1961 y 1980 ha desaparecido prácticamente el noventa por ciento de los corrales de vecinos, y desde luego todos los heredados del siglo XIX y anteriores, salvo algunas excepciones en estado ruinoso irrecuperable. Nuestros lectores pudieron conocer la memoria gráfica de las Cruces de Mayo, la iconografía básica, el estilo habitual con que eran montadas por los vecinos de los barrios históricos sevillanos. Las imágenes de las Cruces de Mayo de las calles Torneo números 65, Almirante Valdés, 7 y Resolana, 21; de la plaza de Menjíbar, 8; del Colegio de San Jacinto y del barrio de San Bernardo, entre los años 1914 y 1927, muestran que, dentro de la línea general basada en el altar o retablo, la Cruz como eje, el exorno vegetal habitual de los patios vecinales y los complementos fundamentados en los ajuares familiares, como mantones de Manila, colchas, sábanas y mantoncillos, la morfología del escenario-patio siempre ofrecía un estilo particular, una manera personal de interpretar la fiesta. Las cadenetas eran idénticas, pero colocadas diferentes; la Cruz también respondía a diseños diversos, etcétera. Luego estaban los contenidos de los cuadros y fotografías, alusivas al propio barrio. De ahí que, siendo todas las Cruces de Mayo iguales en su sentido popular, festivo y religioso, en los Humeros, Triana, San Bernardo, la Macarena o San Julián, por citar los sectores más vinculados a estas fiestas corraleras, cada una tenía sus propias características. Por ejemplo, nosotros conocimos la Cruz de Mayo que celebraba el corral de San Joaquín en la calle San Jorge, en un patio enorme, con nivel más bajo que la calle, donde las fiestas tenían múltiples matices. Allí se escuchaban soleares de Triana, sevillanas corraleras, música de pianillo, de guitarra y bandurria, y también de orquestina. Como ya adelantamos en nuestra anterior entrega, los valores costumbristas y et-

IMAGINACIÓN

José Manuel Holgado Brenes, notario gráfico de la Sevilla insólita, captó el 24 de mayo de 1987 esta curiosa Cruz de Mayo en la calle Sierpes. No caben menos elementos cofrades ni más imaginación infantil: una caja de cartón, una cruz, un costalero y un nazareno.

CRUZ DE MAYO INFANTIL DE SIEMPRE

La fotografía es de autor anónimo y esta datada a finales de los años veinte o primeros treinta de la pasada centuria. Este desfile infantil recrea las procesiones de Semana Santa, pero sin perder la ingenuidad y sencillez básicas. Observen las vestimentas de los chiquillos. Comparen sus elementos procesionales con la sofisticación de las dos Cruces de Mayo que incluimos debajo de la imagen grande, fotografiadas por Gasán en San Leandro (1991) y Triana (1993). Éste es el tipo de procesiones de mayo que se iniciaron en los años ochenta con promoción municipal. nográficos de las Cruces de Mayo hay que buscarlos como temas secundarios en las obras sobre temas sevillanos escritas durante el siglo XIX y primeros lustros del XX. Las Cruces de Mayo sevillanas no han merecido demasiada atención de los estudiosos de nuestras costumbres, salvo excepciones, hasta la segunda mitad de la anterior centuria, cuando aparecen ensayos breves sobre las fiestas organizadas por los vecindarios de este tipo de residencias colectivas. En 1997 se publicó una monografía firmada por varios autores que recuperan las raíces y desarrollo de la Cruz de Mayo en nuestra ciudad. Los trabajos de Salvador Rodríguez Becerra y José Contreras Rodrí-

guez Jurado, están incluidos en la obra Otras Fiestas de Sevilla (1997), publicada por el Ayuntamiento de nuestra ciudad. Las referencias hemerográficas están desperdigadas. Conocemos aportaciones de Ángel Vela Nieto, Antonio Limón Delgado, Amalia Fernández Lérida y Antonio Yélamo, entre los años 1985 y 1988, cuando hubo intentos de recuperar las Cruces de Mayo en los bloques de pisos de las nuevas barriadas, cambiando el escenario natural del patio de corral por el vestíbulo moderno. Pero aquellos intentos no tuvieron continuidad y hoy las Cruces de Mayo son excepciones, pese a que sus orígenes son remotos y forman parte del costumbrismo

histórico sevillano y meridional. Cómo afirmó Benito Más y Prat (Ecija, 1846-1892) en su obra La tierra de María Santísima (Barcelona, 1889?), el origen de la Cruz de Mayo podría estar en las fiestas del Pirulito o de la Maya, cuyas raíces se pierden en el politeísmo grecorromano, y en este caso, como en otros, la cultura cristiana la hizo suya y la vinculó a la cruz. Este pensamiento es en parte compartido por Antonio Limón Delgado, que considera a las Cruces de Mayo como "uno de los ejemplos más claros de fiesta pagana cristianizada". Pero como dice el mismo autor, en las Cruces de Mayo los curas brillan por su ausencia, porque en realidad se trata de una fiesta profana que la idiosincrasia sevillana y meridional vincula parcialmente con la religión. A finales de los años ochenta, los Ayuntamientos andaluces de izquierda intentaron revitalizar las Cruces de Mayo. Manuel Fernández Floranes en Sevilla realizó un notable esfuerzo que logró aflorar una de las vertientes de las Cruz de Mayo, como son los pasos en miniatura con vírgenes y crucificados imitando las procesiones de Semana Santa. En Cádiz los objetivos fueron folclóricos y los resultados la recuperación de las fiestas flamencas de los patios de vecinos. Durante los últimos quince años se han desarrollado Cruces de Mayo procesionales, incluso participando en concursos convocados por la delegación de Fiestas Mayores del Ayuntamiento. El resultado fue una especie de Semana Santa en miniatura, muy lejos de las raíces de las cruces de mayo infantiles de le primera mitad del siglo XX, donde la ingenuidad y sencillez eran los componentes más atractivos. PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 25 de mayo


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Los fotógrafos callejeros, con sus máquinas de cajón y trípode, fueron personajes clásicos en los paseos y jardines de la ciudad del siglo XX

Fotografías ‘al minuto’ Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los fotógrafos al minuto, como eran popularmente conocidos estos profesionales ambulantes, fueron personajes entrañables del costumbrismo sevillano durante la primera mitad del siglo XX y tuvieron su mercado habitual en el Parque de María Luisa, sobre todo en las plazas de España y de América, en la Alameda de Hércules y en los Jardines de Cristina, de Catalina de Ribera y de Murillo. Pero estuvieron presentes en casi todos los lugares propios para hacer fotografías de recuerdo, como en las romerías del alfoz sevillano, las salidas para el Rocío, en la playa fluvial de María Trifulca, donde se metían en el agua hasta las pantorrillas; en las fiestas habituales de los corrales de vecinos, como despedidas de solteros, bodas, bautizos y otros eventos familiares; en los accesos a la Feria de Abril en el Prado de San Sebastián, dentro del real; delante de las plazas de toros de la Real Maestranza, de la Monumental y de La Pañoleta; en los paseos junto al Guadalquivir, incluso en las estaciones ferroviarias de San Bernardo y Plaza de Armas, para dar fe gráfica de algunas despedidas. Es muy frecuente encontrar en los archivos familiares de las generaciones de la primera mitad del siglo veinte, fotografías de niños y jóvenes, y de familias enteras, hechas en la plaza de América con el complemento indispensable de las palomas; o en la plaza de España subidos en el cochecito de Leré o en las barcas de la ría. Chiquillos junto a las tatas uniformadas con blancos delantales, parejas de novios, grupos de amigos y, sobre todo, niños subidos en los caballitos de cartón piedra que tenían los fotógrafos al minuto como atractivo irresistible para la infancia. Alameda de Hércules y Jardines de Cristina, de Catalina de Ribera y de Murillo, tenían sus horarios, teniendo en cuenta que el sol era elemento indispensable para el trabajo de los fotógrafos callejeros. La Alameda era familiar durante el día y templo de la noche desde el oscurecer hasta la madrugada. Los fotógrafos se repartían sus zonas de trabajo como los betuneros, y se respetaban los sitios, que generalmente coincidían con las plazas de veladores de los quioscos de bebidas. De manera que había fotógrafos y betuneros propios para los quioscos de Pepe Gavira Reyes, de Diego, de Joaquín, de Villa Sol, de Trigo, de Casa Parrita, de la Sacristía, del Bar Pitones, del Bar Eureka... Con el paso de los años y los avances técnicos de la fotografía, los fotógrafos al minuto ampliaron su oferta a las fotografías necesarias, primero, para la cédula personal, y luego para el documento nacional de identidad. En los lugares donde son necesarias fotografías para carnés u otros documentos, como la Universidad, la Seguridad Social, los institutos, etc., son frecuentes las ofertas de fotógrafos al minuto

ESTAMPA COSTUMBRISTA DE LOS AÑOS TREINTA

Un grupo de jóvenes, posibles soldados vestidos de paisanos, se fotografiaron en la plaza de América en la primavera de 1934, junto a las palomas. El fotógrafo aparece con babi y gorra, indumentaria habitual, y con la máquina de cajón de placas de cristal, a la que añade la oferta de tipos de fotografías y los recipientes del laboratorio portátil. En conjunto una imagen completa de la etnografía costumbrista sevillana del primer tercio del siglo XX. “NO SE MUEVA...”

El semanario Estampa publicó en febrero de 1928 esta imagen de un fotógrafo al minuto en la Alameda de Hércules, en el instante de destapar el objetivo. Una estampa completa: pose e indumentaria, máquina de cajón y trípode, recipientes para los líquidos del laboratorio portátil.

FOTÓGRAFO CON CABALLO DE CARTÓN

El caballito de cartón piedra era el complemento indispensable para los fotógrafos que trabajaban en los paseos y jardines frecuentados por niños, sobre todo los domingos y festivos. José Manuel Holgado Brenes, estudioso de la fotografía sevillana, captó la imagen que reproducimos en la primavera de 1975, en los Jardines de Murillo. Los fotógrafos al minuto fueron personajes entrañables del costumbrismo sevillano.

que han cambiado la antigua máquina de cajón por la polaroid o similar. La competencia profesional a los antiguos fotógrafos ambulantes ha sido enorme e imposible de contrarrestar. Desde hace mucho tiempo existen cabinas públicas para hacerse fotografías rápidas, tanto en las calles como en establecimientos comerciales. Pero todavía existen algunos fotógrafos armados con máquinas de cajón que operan en algunos parques, paseos y jardines, supervivientes de un tiempo irrepeti-

ble. Otros fotógrafos ambulantes han cambiado la máquina de cajón por las modernas máquinas automáticas. Puede decirse que los fotógrafos al minuto han ido desapareciendo por falta de recambio generacional. Y también por las modificaciones que ha registrado la vida infantil y sus formas de ocio. Los fotógrafos al minuto, que eran amigos de sus clientes, tuvieron su edad de oro paralela a la del tranvía de la línea 8, conocido como de la Puerta Real. Los conductores y co-

bradores de aquellos tranvías también eran amigos de gran parte de sus viajeros, y paraban en las puertas de la calle Alfonso XII y de la plaza del Museo, para recoger o dejar personas, y era muy frecuente que las madres subieran a sus hijos y les encargaran al conductor que los dejara en la parada del Prado de San Sebastián, frente a la entrada del Parque de María Luisa. Entrañables formas de vida, testimonios de una ciudad que, siendo capital universal, todavía mantenía recursos provincianos. La Sevilla del mercado de la Encarnación, de los charlatanes de la Alameda y la calle Regina, de los cines veraniegos de la Alameda y el Prado, de la playa de María Trifulca, de las niñas del Colegio del Valle, que tenían su tranvía propio para ir y regresar a las clases; de las gramolas de los quioscos de la Alameda emitiendo canciones de Conchita Piquer, de la Semana Santa que desde el primer al último día escuchaba los trinos irrepetibles del clarín del maestro Rafael, de los pavías de Enrique en el Altozano y de Antonio en la calle Lumbreras, de los calentitos de Alfonso en la Macarena, del Hospital de las Cinco Llagas como último recurso para los pobres, de las roscas de Pidal y Zambruno, del pescado frito del Arenal, y de los fotógrafos al minuto. PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 27 de mayo


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El trazado actual de la calle Mateos Gago fue realizado durante los años veinte de la pasada centuria, después de décadas de demora

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Ensanche de Mateos Gago Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La antiquísima calle de Borceniguería fue dedicada a Mateos Gago en 1893, en recuerdo de Francisco Mateos Gago (Sevilla, 1827-1890), teólogo, catedrático y decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla. El historial muy completo de la calle puede consultarse en el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla (1993), en la ficha redactada por el profesor Salvador Rodríguez Becerra. En la calle Mateos Gago se conservan casi una veintena de edificios vinculados a la Arquitectura del Regionalismo (1900-1935), catalogados por el profesor Alberto Villar Movellán, y que fueron realizados por Vicente Traver y Tomás, los números 1, 5, 9, 10, 11, 13 y 39; Juan Talavera y Heredia, números 4, 16 y reforma de la iglesia de Santa Cruz; Rafael López Carmona, número 2; Antonio Delgado Roig, número 7; Antonio Arévalo Martínez, números 12 y 18; Aníbal González, números 14, 24 y 26; José Granado de la Vega, número 20; y Juan José López Sáez, número 22. En su libro titulado Calles de Sevilla (1976), Manuel Ferrand escribió de la calle Mateos Gago y sus aledaños: “Barrio para perderse a sabiendas, para desandarlo despacio y así reparar en lo que se dejó de lado y en las inevitables, acechantes, continuas referencias de la historia, de la leyenda y de la literatura; y aún de la vida misma; que basta con hacer de nuevo el recorrido a la caída de la noche para ya no saber qué es verdad y qué es artificio, o para darnos cuenta que todo es posible: incluso que sea totalmente verdadero...”. Las antiguas fotografías que incluimos en esta página nos recuerdan una calle estrecha, tortuosa, con viejos edificios ancestrales de diseños señoriales y también sin árboles e incluso sin aceras en largos tramos. En nuestros días, contamos con una vía arbolada y plena de vida. En ambos casos la Giralda es referencia obligada, estampa mil y una vez repetida. Los varios ensanches proyectados desde mediado el siglo XIX y realizados mediado los años veinte de la centuria anterior cambiaron la morfología de la calle, que en su primer tramo ganó anchura. Las viejas estampas nos enseñan escenas entrañables heredadas del siglo XIX: carros tirados por mulos, mujeres con mantón, pavimentos sin aceras. Esta calle fue siempre, como ahora, lugar de encuentros en sus tabernas y comercios; incluso tuvo en varias épocas “casas de mujeres de mala nota”. Varios autores citan la calle Mateos Gago en sus obras literarias, como Vélez de Guevara, Jorge Ford, Luis Montoto, Armando Palacios Valdés, Manuel Sánchez del Arco, Manuel Barrios y Alfonso Grosso, según el profesor Salvador Rodríguez Becerra. La reforma de la actual plaza Virgen de los Reyes, con motivo del derribo del Corral de los Olmos, dio a la entrada de la calle Mateos Gago fisonomía de vía principal y privilegiada.

HERENCIA DEL XVIII

POSTAL DE 1900

CIUDAD ALMOHADE

Así fue el trazado de la calle Mateos Gago desde la Reconquista hasta mediados los años veinte de la centuria anterior. Los proyectos de ensanches, de mediado el siglo XIX, fueron reactivados por los alcaldes conde de Halcón (1922-1923) y Agustín Vázquez Armero (1923-1926).

La estampa costumbrista recupera la calle Mateos Gago de finales del siglo XIX y principios del XX. La fotografía, posiblemente de Juan Barrera Gómez, fue editada como postal por Rafael Garzón entre 1907-1914, época que Ángel Vela Nieto valora como la edad de oro de la tarjeta ilustrada.

El profesor José Guerrero Lovillo dibujó la perspectiva de la calle Mateos Gago que reproducimos, posiblemente similar a la que pudieron contemplar los ciudadanos árabes anteriores a la Reconquista de Fernando III, cuando la Giralda era todavía alminar de la Mezquita Mayor almohade.

ENSANCHES FINALES

NUEVA PERSPECTIVA

Las obras definitivas del ensanche de la calle Mateos Gago fueron reactivadas mediado los años veinte gracias a las ayudas administrativas y económicas de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera, para lograr los objetivos municipales anexos a la Exposición Iberoamericana.

La fotografía pertenece al archivo de José Giraldes y ofrece una panorámica de las obras finales del ensanche de la calle Mateos Gago, realizado en los años veinte, en su confluencia con la plaza de la Virgen de los Reyes, entonces rotulada con el nombre de Cardenal Lluch.

El ensanche de esta calle fue una de las consecuencias urbanas de la Exposición Iberoamericana de 1929, como también lo fue el ensanche de la actual avenida de la Constitución en los sectores de la plaza y antiguo convento de Santo Tomás y de la Puerta de Jerez. Hubo proyectos nunca realizados de ensanchar y alargar la calle para convertirla en vía de comunicación entre la plaza de la Virgen de los Reyes y la

Puerta de la Carne. Sólo prosperaron los objetivos urbanos de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera, de ensancharla sin romper su equilibrio, manteniendo incluso algunas zonas estrechas en el segundo tramo. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 30 de mayo

ANTES DEL ENSANCHE

La imagen nos ofrece una calle Mateos Gago anterior al ensanche de mediado los años veinte de la anterior centuria, cauce obligado para ver la esbeltez de la Giralda con la misma perspectiva heredada de la ciudad almohade y reflejada en el primer plano topográfico de 1771.


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La idea del monumento se aprobó en 1848, la primera piedra fue colocada en 1877, y por fin se inauguró el 15 de agosto de 1924

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Un monumento con retraso Nicolás Salas Periodista y escritor

■ También en cuestión de monumentos, en Sevilla transcurre mucho tiempo entre la aprobación de la idea y su realización. El monumento a San Fernando comenzó su ciclo en 1848, cuando el Ayuntamiento aprobó la idea presentada por el alcalde Francisco Javier Cavestany de construir una gran fuente corona-

da por una estatua de San Fernando, en la todavía proyectada plaza en el solar resultante del derribo del convento de San Francisco. Trece años después, en 1861, el Ayuntamiento rescató el proyecto, aunque quitando a San Fernando y dedicándole la estatua a la reina Isabel II. Pero ésta, en 1862, declinó el honor y pidió que se respetara la idea inicial de honrar la memoria del santo rey. Desde octubre de 1862 hasta marzo de 1877, durante quince años, el proyecto superó numerosas circunstancias administrativas y cambios de opinión. Por fin, el 27 de marzo de 1877 se colocó la primera piedra del monumento a San Fernando en un acto presidido por el rey Alfonso XII. Recordemos que desde el 30 de enero de 1875, la plaza se llamaba de San Fernando. Antes, desde su inauguración en 1857 hasta la llegada de la I República, en 1873, estuvo dedicada a la infante Isabel, primogénita de los

duques de Montpensier. Durante el tiempo republicano fue rotulada como República y República Federal, hasta que en 1875 volvió la monarquía y el Ayuntamiento acordó llamarla de San Fernando. En 1931, la II República la rotuló como Plaza Nueva, que había sido el nombre popular desde su creación mediado el siglo XIX, y después de julio de 1936 recuperó el nombre de San Fernando. Pero con tan escasa fortuna, que se mantuvieron los rótulos de Plaza Nueva, y recientemente ha sido el Ayuntamiento quien, ignorando sus propios acuerdos de 1875, ha colocado nuevas placas indicadoras llamándola Plaza Nueva. Decíamos antes que los retrasos en cumplir acuerdos son normales en el Ayuntamiento. El monumento a Juan Sebastián Elcano, inaugurado en 1973, fue aprobado en 1913, pero hubo que esperar a 1929 para colocar la primera piedra, lo que se hizo en la plaza de Cuba en lugar cercano al ex conven-

to de Los Remedios. Otro caso singular, pero no el único, sucedió con el monumento a Miguel de Cervantes, que se aprobó también en 1913 y sufrió una larga cura de cajón hasta 1974, y además el gran monumento propuesto por el arquitecto Aníbal González quedó reducido a un busto. El monumento a San Fernando sólo tardó más de tres cuartos de siglo en pasar de la idea (1848) a la realidad (1924). PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 1 de junio

HOMENAJE SEVILLANO

PRIMERA PIEDRA

Portada del libro escrito por Luis Montoto y Rautrenstrauch (Sevilla, 1851-1929), y publicado por el Ayuntamiento de Sevilla con motivo de la inauguración del monumento a San Fernando, el día 15 de agosto de 1924, con salida procesional extraordinaria de la Virgen de los Reyes.

El rey Alfonso XII (1857-1885), presidió la ceremonia de colocar la primera piedra del monumento a San Fernando el día 27 de marzo de 1877, en la plaza ya rotulada con el nombre del santo rey por acuerdo municipal del día 30 de enero de 1875. Luego pasaron cuarenta y siete años...

SEGÚN MURILLO

DECLINÓ EL HONOR

Fernando III, rey de Castilla y León (12011252), fue canonizado por el Papa Clemente X el 4 de febrero de 1671, después de un largo proceso iniciado en 1624. Reproducimos el cuadro de Murillo (hacia 1671) que se custodia en la Biblioteca Colombina de la Catedral de Sevilla.

La reina Isabel II (1830-1904) declinó el honor de tener su estatua en la entonces plaza de la Infanta Isabel, el día 4 de octubre de 1862, cuando el alcalde Juan José García de Vinuesa le hizo el ofrecimiento en nombre de la ciudad, cuyo Ayuntamiento lo había aprobado un año. PROCESIÓN EXTRAORDINARIA

AUTOR DE LA ESTATUA

Joaquín Bilbao y Martínez (Sevilla, 18641934), fue el autor de la estatua de San Fernando, fundida en los talleres de Codina Hermanos de Madrid. Otras cuatro esculturas figuran en los frentes del pedestal, cinceladas por Pérez Comendador, Lafita, López Rodríguez y Sánchez-Cid.

La Virgen de los Reyes realizó una procesión extraordinaria para conmemorar la inauguración del monumento a San Fernando, el día 15 de agosto de 1924. El cortejo salió de la catedral por la Puerta de los Palos y siguió por la calle Hernando Colón para desembocar en las plazas de San Francisco y San Fernando y situar el paso delante del Ayuntamiento. Después de la bendición e inauguración oficial del monumento, la Virgen de los Reyes dio una vuelta alrededor de la estatua y luego siguió por la actual avenida de la Constitución en dirección a la catedral. Además de la estatua del rey San Fernando en el pedestal del monumento hay otras cuatro de personajes contemporáneos fernandinos.

AUTOR DEL PEDESTAL

Juan Talavera y Heredia (Sevilla, 18801960), arquitecto regionalista, fue el autor del pedestal de la estatua. El plinto y gradería son de piedra granítica de la Sierra de Elvira (Granada), y el pedestal de ocho vértices fue labrado en piedra de las canteras de Monóvar (Alicante).


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La ciudad del siglo XVIII mantuvo la herencia urbana árabe y todavía existen calles muy estrechas que suscitan curiosidad en los ciudadanos

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Las calles superestrechas Nicolás Salas Periodista y escritor

Las fotografías que incluimos en esta página forman parte de una colección realizada por el aparejador y fotógrafo Francisco de Jesús Pareja, mediado los años noventa, tiempo en el que ya había desaparecido un buen número de barreduelas y callejones heredados de la ciudad árabe. Conocimos callejuelas y pasadizos estrechos hasta límites extremos que, sin embargo, teníancasascuyaconstruccióndebiódeserobra de alarifes con habilidades extraordinarias. Callejones con zonas donde nunca lució el sol, donde las personas tenían que pegarse a la fachada para dejar paso, y parecía imposible que pudieran realizarse las mudanzas de muebles. Desdelosbalconesyventanascasipodíatocarse conlamanolapareddeenfrente. Hubo callejones muy populares como uno de la calle Hernando Colón que permitía la entrada reservada por la trasera del mesón de las Escobas, con fachada a la calle Álvarez Quintero, por donde entraban al establecimiento las mujeres que esperaban clientes rezando delante de los retablos de la puerta del Perdón. Allí, arrodilladas, con un pañuelo en la cabeza, recibían los avisos para ir al mesón donde las esperaban en un reservado. Ya no existe el callejón ni la puerta del Perdón es lugar de citas, ni la ciudad actual tiene nada que ver con la de los “años del hambre”. En la calle Francos hubo otra barreduela estrechísima, pero no tanto como un paso que hay entre las calles Goles y Dársena. Otra callejuela singular fue la conocida popularmente como callejón de los Pobres, rotulada en 1939 con el nombre de la maestra de escuela Josefa Reina Puerto. Desde finales de los años setenta, cuando fueron derribados varios edificios, la callejuela es una plaza recoleta y muy bien mantenida en vegetación y limpieza por la Caja Rural. En el antiguo callejón hubo una tienda de preservativos, tolerada cuando semejante comercio estaba oficialmente prohibido, y cuyo distintivo mercantil era únicamente la palabra “Higiene”. Hasta bien entrado el medio siglo XX, el callejero del casco antiguo mantuvo gran parte del trazado urbano heredado del siglo XVIII, que puede conocerse perfectamente en el primer plano topográfico mandado levantar por Pablo de Olavide y Jáuregui (Lima, Perú, 1725-Baeza, Jaén, 1803), asistente de la ciudad entre 1767 y 1777. Antes sólo hubo vistas caballeras que ofrecían una perspectiva de conjunto desde las alturas del Aljarafe. Y hasta 1964 no contó Sevilla con un plano axonométrico, pero sólo del centro histórico. Los callejones y barreduelas, sobre todo los muy estrechos, no han sido estudiados, como los pavimentos, los torreones y las espadañas en preciosas monografías.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 3 de junio

SEDE MASÓNICA

MEDIANERA PALACIEGA

ANTIGUA JUDERÍA

La calle Lirio (1845) tuvo especial protagonismo durante el tiempo republicano: en el número 5 residió Diego Martínez Barrio y estuvo la sede de la Gran Logia Regional del Mediodía. Allí fue a verle el cardenal arzobispo Eustaquio Ilundain y Esteban en mayo de 1931. Calle sin posibles aceras y con “salvarruedas” de varias épocas para proteger las fachadas de los cubos de las ruedas. Un marmolillo impide el tráfico.

La barreduela llamada Dos Hermanas al menos desde el último tercio del siglo XVIII, tiene una entrada marcada por un sencillo arquillo, y casi toda la acera izquierda linda con los muros del palacio de Altamira, mientras que la derecha tiene edificios restaurados con funciones hoteleras. La fotografía recoge gran parte del callejón, el pavimento de grandes adoquines de Gerena y el arquillo de entrada al fondo.

La calle Verde (1410) formó parte de la judería sevillana hasta el motín de 1391, aunque luego mantuvo vinculaciones hebreas hasta por lo menos mediado el siglo XV. El profesor Morales Padrón la valoró en los años setenta como síntesis del lamentablemente abandonado barrio de San Bartolomé. La imagen recoge un sector de la calle que mantiene parte del trazado de la ciudad medieval. No tuvo alumbrado eléctrico hasta 1945.

TRÁNSITO ESTRATÉGICO

REFUGIO DE MOZUELAS

NOMBRE DE CONVENTO

La calle Olavide (1845) fue siempre un lugar de paso obligado de las corrientes peatonales entre el Norte y el Sur del centro de la ciudad, marcado por las fronteras de las calles San Eloy y O’Donnell. En el pasado remoto fue sede de “casas non sanctas”. Su cuota mercantil es alta. Durante los días de Semana Santa, sobre todo en la madrugada del Viernes Santo, la calle Olavide se convierte en sector vital para el tránsito de personas.

Barreduela de la calle Murillo (1845), ya incluida en el plano de Olavide (1771), que el profesor Rogelio Reyes Cano identifica como antigua propiedad del cabildo eclesiástico, y lugar donde hubo una casa de juego de pelota (1805) y fue refugio de “mozuelas de mal vivir” (1890). En la calle Murillo se admite la casa natal del pintor. No deja de ser curioso que una farola ilumine el callejón y que al mismo den puertas de edificios.

La calle Espíritu Santo (1665) forma parte de un enclave urbano que ha experimentado modificaciones de trazado, arquitectura y nomenclatura, sin perder sus perfiles históricos. El palacio de las Dueñas, la casa matriz de la Compañía de las Hermanas de la Cruz, la iglesia del convento del Espíritu Santo, son referencias del lugar. Esta vía es zona de tránsito obligado entre San Juan de la Palma, Dueñas y Castellar, pese a su estrechez.


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Un hombre y una obra dedicados a rescatar del analfabetismo a la infancia e incompresiblemente olvidados o ignorados por las actuales generaciones

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Recuerdo de Manuel Siurot Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Manuel Siurot Rodríguez (La Palma del Con-

dado, Huelva, 12 diciembre 1872-Sevilla, 27 de febrero de 1940), abogado, juez municipal y magistrado suplente, ocupa un lugar en la historia de España como pedagogo, y es considerado “apóstol de la infancia”, a la que dedicó su vida hasta el punto de rechazar cargos nacionales en el Ministerio de Instrucción Pública y en la Asamblea Nacional e incluso el de inspector general de Enseñanza Primaria de la República Argentina, para atender a los niños pobres andaluces. La figura gigantesca de este humanista onubense fue biografiada dos años después de su muerte por el abogado y político sevillano José Monge y Bernal, en un libro esclarecedor de las complejas circunstancias sociales de su tiempo, en la raya de los siglos XIX y XX. La lectura de esta biografía, escrita con apasionamiento fraternal y rigurosa documentación, nos acerca a la figura de un hombre y su obra incomprensiblemente olvidados por las actuales generaciones, que dedicó su vida a rescatar del analfabetismo a la infancia pobre. Manuel Siurot siguió los postulados educativos de los sacerdotes Spínola Maestre, Fernández Santana, González García, Vicent y Manjón; de los maestros Maraver, Daza, Morón, Mora Batanero, Oliveira, Cádiz, Gálvez y Merello; de Menéndez Pelayo y Costa. Publicó numerosos libros, dictó centenares de conferencias, participó en asambleas y congresos sobre la enseñanza y explicó y practicó los postulados docentes de grandes figuras del catolicismo, como San Agustín, San Isidoro, San Ignacio, San Juan Bosco, San José de Calasanz, Luis Vive y Andrés Manjón. ElprofesorLuisLlerenaBaizán,profundoconocedor de la galaxia siurotiana, ha actualizado la biografía de Manuel Siurot sintetizando su vida en siete grandes apartados. A saber: ¿Quién fue Manuel Siurot Rodríguez?, ¿Qué hizo?, ¿Cuáles fueron sus días de gloria?, Mucha hambre mitigada, Mucha justicia cumplida, Mucha ignorancia disipada, y ¿Por qué hizo todo eso Manuel Siurot? Quizás el mejor enunciado de su vida dedicada a los niños lo escribió el propio Manuel Siurot, cuando después de renunciar a cargos nacionales de los gobiernos monárquicos, y de la República Argentina; de recibir condecoraciones españolas y la Legión de Honor francesa y el Premio Mariano de Cavia por sus trabajos periodísticos sobre la infancia:;es decir, de apartarse de los éxitos sociales que le llegaban por sus méritos, lo justificó con estas palabras: “Cuando el tren de mi existencia marchaba por la cuesta arriba de la elevación social, el genio de mi destino levantó los raíles de la vía y allá me fui por el terraplén abajo, para encontrar en el fondo del valle no el grito de la catástrofe, sino el fragor humano de la lucha por los niños pobres y abandonados, en cuyos ojos preguntones, bocas hambrientas, pies descalzos, en cuyas lágrimas y risas he acabado de aprender la trabazón sentimental del alma de mi pueblo”. Para Luis Llerena Baizán, “la ejemplaridad

BIOGRAFÍA EJEMPLAR

José Monge y Bernal publicó en 1942 la primera biografía del abogado y pedagogo onubense, editada por Establecimientos Cerón y Librería Cervantes de Cádiz, dos años después de su fallecimiento ocurrido el 27 de febrero de 1940, a los 68 años de edad.

FRATERNIDAD

Los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero fueron amigos, admiradores y colaboradores de la obra educativa de Manuel Siurot. En la fotografía, publicada por Mundo Gráfico en 1922, los comediógrafos aparecen flanqueando al pedagogo en una de sus obras en Huelva, las Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús, que fueron fundadas en 1907 por el entonces arcipreste Manuel González García (Sevilla, 1877-Palencia, 1940), luego obispo de Málaga y Palencia y que el pasado día 29 de abril fue proclamado beato. de Manuel Siurot le convirtió en diana a la que apuntaban directamente tirios y troyanos. Para unos era un reaccionario y para otros, un elemento izquierdoso camuflado. Mas, en verdad, Siurot solamente fue un hombre bueno, un discípulo de Jesús, al que veía constantemente en sus hermanos más pobres y necesitados [...] ‘Díos mío –preguntaba públicamente– ¿cómo viven los pobres? ¡Qué vergüenza para los ricos que los pobres vivan como viven y cuanta responsabilidad tenemos todos delante de Dios!” La obra de Manuel Siurot, pese a no contar con los medios de comunicación modernos, saltó las fronteras onubenses y sevillanas y trascendió a Madrid y el resto de España, y cruzó los Pirineos y el océano Atlántico. The Times escribió “si la fama de este sistema pedagógico promovido por Manuel Siurot no ha llegado aún a Inglaterra, sólo se

debe a que su modestia no busca la publicidad”. En la revista de Nueva York School and Society se publicó un informe sobre las Escuelas del Sagrado Corazón de Huelva, donde se afirmaba: “Si Huelva y don Manuel Siurot, en vez de pertenecer a España pertenecieran a este país de la publicidad, de seguro que la fama tanto de Huelva como de don Manuel Siurot se hubieran extendido de una a otra costa primero, y después a los países extranjeros”. Y en el Mercurio chileno se escribió: “Hay en Huelva un hombre de alma grande, apóstol de una fe social, que se llama Manuel Siurot”. La bibliografía siurotiana reúne obras básicas sobre la enseñanza y la infancia, como Cosas de niños, La emoción de España, Sal y sol, Luz de las cumbres y resplandores de la cruz, Florales y teresianos,Cadamaestrito y otras.

APÓSTOL DE LA INFANCIA

Sevilla honró la memoria de Manuel Siurot dedicándole una avenida en 1940, la hasta entonces conocida como de Jerez y antes de Cádiz y camino Viejo de Guadaira. En el año 2000 intentaron quitarle la rotulación, porque fue amigo del general Gonzalo Queipo de Llano. PRÓXIMA ENTREGA:

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Pedro Álvarez Quintero, hermano mayor de Serafín y Joaquín, buscó voluntariamente el anonimato y fue álter ego de los costumbristas

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El otro Álvarez Quintero Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El editor Manuel Aguilar publicó en 1934 un libro titulado Huerto ignorado, rasgos de un espíritu firmado por Pedro Álvarez Quintero, que produjo fuertes sensaciones en la República de las Letras. El libro llevaba como subtítulo: Tentativas y ensayos literarios precedidos de una semblanza escrita por sus hermanos Serafín y Joaquín, que rompía el silencio impuesto por el hermano mayor durante toda su vida, y recuperaba una selección de su obra inédita o publicada siempre con seudónimos, de los que utilizó varios para despistar a sus seguidores, como Álvaro Pérez, Mateo Pico, Morsamor, Pedro Ángel y otros. Después de la semblanza, que es un homenaje entrañable de cariño y gratitud hacia quien voluntariamente se ocultó del mundo literario para depositar todos sus anhelos en el triunfo de los dos hermanos menores, de los que fue su álter ego desde los comienzos, siguen siete cuentos anónimos, piezas literarias breves, primorosamente escritas, espejos de la vida cotidiana en el fiel de los siglos XIX y XX, donde las observaciones costumbristas y sociológicas sirven de urdimbres para los testimonios humanos. De la enorme cosecha periodística, Serafín y Joaquín seleccionaron una veintena de artículos publicados siempre con seudónimo en los periódicos sevillanos de finales del siglo XIX y primeros lustros del XX. Artículos de costumbres al filo de la rabiosa actualidad, sobre asuntos teatrales, turísticos, políticos, taurinos, locales en todos sus vertientes. Y como complementos, traducciones, cuartillas sueltas, pensamientos, crítica literaria y versos. De manera que Huerto ignorado, rasgos de un espíritu, no sólo constituye un homenaje fraternal, sino la recuperación justa de una obra literaria y periodística testimonial de una época básica de la historia de Sevilla, de la ciudad herida por la crisis moral del 98, y del resurgir promovido por el regeneracionismo krausista de Manuel Sales y Ferré al frente del Ateneo sevillano. Hasta entonces, la existencia de Pedro Álvarez Quintero había sido casi anónima, tema controvertido entre los iniciados, causa incluso de calumnias que produjeron amarguras a los tres hermanos y desde luego promotora de envidias surgidas en la misma proporción que Serafín y Joaquín cosechaban éxitos con sus numerosas obras teatrales. Fueron las envidias exponentes de las tristezas que producía en algunas personas vinculadas al mundo de la cultura y los espectáculos, la evidente cosecha de bienes ajenos a favor de los hermanos Álvarez Quintero. Desgraciadamente, este libro esclarecedor no tuvo reediciones y es prácticamente ignorado por desconocido.

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 8 de junio

HUBO UN TERCERO...

PRIMER “DÍA DE LOS QUINTERO”

Pedro Álvarez Quintero (Utrera, 18691920) fue el primero de cinco hermanos, dos varones más y dos mujeres. Aparece en su única fotografía conocida, junto con su firma, gracias a Serafín y Joaquín, que la incluyeron en el libro homenaje que le dedicaron en 1934.

Eulogio Serrano, fotógrafo y actor dedicado de por vida a recordar la obra de los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, hizo la fotografía que reproducimos en la primavera de 1945, cuando se instauró el “Día de los Quintero”. Los componentes de la Agrupación Álvarez Quintero ocupan la glorieta que los comediógrafos tienen en el Parque de María Luisa (1927), y quien lee el discurso fundacional es Andrés Molina Mole, poeta y autor teatral, primer presidente de la citada agrupación. Desde entonces, todas las primaveras, los quinterianos recuerdan a los insignes autores.

CON LOLA MEMBRIVE

CON LAS FEMINISTAS CONSERVADORAS

El semanario Nuevo Mundo publicó el 7 de noviembre de 1924 esta fotografía de Alfonso y Cortés, con motivo del estreno en el teatro Lara de Madrid de la obra quinteriana Cancionera por la actriz Lola Membrive, que aparece junto a los autores, Serafín y Joaquín Álvarez Quintero.

El semanario Estampa publicó, el 18 de marzo de 1930, esta fotografía de Cecilio Sánchez del Pando, donde los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero avalaron con su participación en un recital poético las actividades del Ateneo Femenino de Sevilla, de inspiración feminista republicana conservadora y heraldo de los afanes culturales a favor de las mujeres obreras y de clase media, en un ambiente por entonces adverso para la incorporación plena de la mujer al mundo intelectual. El Ateneo Femenino tenía su sede en la calle O'Donnell número 13, y estaba presidido por la poeta Amantina Cobos de Villalobo, una gran luchadora social.

AMIGOS DE SIUROT

GLORIETA

Serafín (Utrera, 26 marzo 1871-Madrid, 12 abril 1938) y Joaquín (Utrera, 21 enero 1873-Madrid, 14 junio 1944) Álvarez Quintero, fueron amigos entrañables del pedagogo Manuel Siurot Rodríguez (La Palma del Condado, Huelva, 1872-Sevilla, 1940) y admiradores de su obra a favor de la infancia.

El 10 de mayo de 1927 y con asistencia de los infantes Carlos y Luisa de Borbón, se inauguró la glorieta que el Ayuntamiento de Sevilla dedicó a los hermanos Álvarez Quintero en el Parque de María Luisa. Los homenajeados no pudieron asistir al acto y se fotografiaron días después delante de la fuente dedicada a su memoria.


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La estación ferroviaria Plaza de Armas fue durante más de medio siglo la ‘Puerta de Sevilla’ que acogió llegadas y salidas históricas

Recuerdos de la estación MZA Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El pasado día 18 de marzo dedicamos la pá-

gina a recordar el centenario de la estación ferroviaria Plaza de Armas, inaugurada en esa misma fecha del año 1901 para la Compañía Madrid-Zaragoza-Alicante (MZA), y popularmente conocida como estación de Córdoba. Desde entonces y hasta que se consagró el transporte aéreo en paralelo con las mejoras de las comunicaciones por carretera, la estación ferroviaria Plaza de Armas fue la Puerta de Sevilla que recibió o despidió a personas ilustres que tuvieron vinculaciones con nuestra ciudad o con acontecimientos excepcionales como la Exposición Iberoamericana de 1929-1930. Hoy recuperamos algunas fotografías que recuerdan hechos significativos, y entre ellos tuvieron especial valor humano y sentimental la llegada a Sevilla de los restos mortales de toreros muertos trágicamente. La primera imagen corresponde al impresionante recibimiento que los sevillanos hicieron al cadáver de José Gómez Ortega Joselito el Gallo y Gallito (1920), cuando una multitud acudió a la estación y sus alrededores y luego siguió al féretro hasta el cementerio de San Fernando. La misma estampa sentimental y multitudinaria se repitió cuando llegaron a nuestra ciudad, procedentes de Madrid, los restos mortales de otros toreros muertos en los ruedos, muy especialmente Francisco Vega de los Reyes Gitanillo de Triana y Curro Puya (1931), Ignacio Sánchez Mejía (1934) y Pascual Márquez (1941). La siguiente imagen recuerda una de las numerosas visitas de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, junto con las infantas, para asistir a los actos de la Exposición Iberoamericana de 1929-1930. Luego sigue la última visita que hizo a nuestra ciudad Diego Martínez Barrio, entonces presidente interino de la II República (1936). El político sevillano aparece acompañado por Horacio Hermoso Araujo, último alcalde republicano de la ciudad y que fue fusilado sin juicio en el trágico verano del 36. Más abajo, a la izquierda, recordamos la llegada a Sevilla del príncipe de Asturias, comisionado por los reyes de España para presidir la clausura de la Exposición Iberoamericana de 1929-1930, en junio del último año citado. El príncipe de Asturias aparece flanqueado por el capitán general de Andalucía, general José Cavalcanti de Alburquerque y Padierna, y por el cardenal arzobispo Eustaquio Ilundain y Esteban. Por último, tenemos a la infanta Luisa de Orleáns acompañada de varios de sus hijos cuando marchó a Barcelona, donde el infante Carlos de Borbón y de Borbón desempeñó la capitanía general (1930). PRÓXIMA ENTREGA:

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Si la Expo 92 sólo hubiera aportado los puentes sobre el Guadalquivir y obras anexas, ya podría valorarse como emblemática del siglo XX

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1991: año de los puentes

PUENTE DEL V CENTENARIO

Autovía básica pero insuficiente en la circunvalación SE-30. También fue considerado innecesario por algunos políticos. Fue proyectado por José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón para el Ministerio de Obras Públicas, hoy Fomento, y construido por Dragados y Construcciones y Cubiertas y MZOV.

PUENTE REINA SOFÍA

PUENTE DOBLE DE LAS DELICIAS

Desdoble de los accesos por el Aljarafe Sur. Este puente sirve de salida de la ciudad mientras el de Juan Carlos I quedó como entrada. Hace años que el Reina Sofía es insuficiente para atender el tráfico. Pertenece al Ministerio de Fomento y fue proyectado por Juan J. Arenas y Marcos J. Pantaleón, y construido por Auxini. La dirección del proyecto correspondió a Teodoro Abad Ortiz y la jefatura de obras a Bernardo González Menéndez.

Suplió al puente de Alfonso XIII, vulgo de hierro. Une las dos márgenes de la corta de Alfonso XIII, vulgo de Tablada, con tráfico viario y ferroviario, en una zona supersaturada hasta su construcción y que ya registra insuficiencias. Fue proyectado por Leonardo Fernández Troyano y construido por Dragados y Construcciones, para el Ayuntamiento de Sevilla y el Ministerio de Fomento. Es móvil en los tramos viario y ferroviario.

LIBRO BÁSICO

Nicolás Salas

El Colegio de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos, Demarcación de Andalucía Occidental, con el decanato de Ricardo López Perona, y la colaboración de una veintena de doctores ingenieros y otros autores, publicó en 1999 la primera obra que recoge el historial de todos los puentes sobre el Guadalquivir en Sevilla. Un libro joya magníficamente editado, pionero en su género que ha enriquecido la bibliografía sevillana. El álbum fotográfico ofrece imágenes de los 25 puentes.

Periodista y escritor

Entre 1989 y 1992, en sólo cuatro años, fueron inaugurados nueve puentes sobre el río Guadalquivir, un hecho excepcional en la historia de Sevilla, y de esos nueve puentes, cuatro se abrieron al público en un mismo año, 1991, segunda proeza sin antecedentes y seguramente sin continuidad. A los nueve puentes nuevos hay que unir las obras de infraestructuras complementarias de los accesos y el circuito total de circunvalación llamado SE-30. Si la Exposición Universal de 1992 únicamente hubiera aportado a la ciudad y su alfoz la construcción de los nueve puentes citados y sus obras públicas anexas, ya el citado evento debería valorarse como emblemático del siglo XX, porque gracias a estas obras básicas de infraestructuras Sevilla puso un pie por adelantado en el Tercer Milenio. Pero además de los puentes sobre el Guadalquivir, la Exposición Universal de 1992 aportó más logros excepcionales, el primero de ellos, acabar con el cinturón de hierro del ferrocarril y recuperar las márgenes del río para la ciudad. Luego hubo más aportaciones urbanas decisivas que están en la memoria de los sevillanos. Con los nueve puentes construidos entre 1989 y 1992, suman veinticinco los puentes sobre el Guadalquivir, algunos de ellos derribados en diversas épocas. De todos ellos,

y de los pasos elevados en zona urbana, vamos a recuperar la memoria histórica durante el mes de agosto y parte de septiembre, para difundir nuestra historia local y valorar lo que representan los puentes y sus obras anexas en el desarrollo de la capital y su área metropolitana. Hoy ofrecemos un adelanto con los cuatro puentes que se inauguraron durante el año 1991, una marca sin precedentes y difícilmente superable en el futuro. Los cuatro puentes de 1991, fueron los nombrados de Reina Sofía,

PUENTE DEL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN

Suplió la avenida del Cristo de la Expiración construida en 1959 sobre el aterramiento del cauce histórico realizado entre 1948 y 1951, en su primera fase. Fue proyectado por José Luis Manzanares Japón, trianero, para el entonces Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, y construido por Agromán y Fomento (UTE). Con este puente se recuperó el cauce fluvial en este sector, trasladándose el fondo de saco de la dársena a San Jerónimo. La calle Arjona genera graves problemas de circulación.

del Cristo de la Expiración, de las Delicias y del V Centenario. Las generaciones más jóvenes no pueden imaginarse los problemas de comunicación entre las dos orillas del Guadalquivir que sufrió Sevilla durante casi todo el último cuarto de siglo anterior a 1991. Nuestra ciudad no conoció nuevo puente desde que en 1968 se construyó el dedicado al Generalísimo, hoy rotulado de Los Remedios. Y antes de 1968 hay que llegar hasta 1933 para contar con otro puente nuevo sobre el

cauce histórico del río, el nombrado de San Telmo. En circunstancias tan adversas para los sevillanos, causaron rechazo social las declaraciones de José María Aznar y Soledad Becerril criticando las inversiones en tantos puentes, en vez de rehabilitar el casco antiguo. Hoy, sólo diez años después, hacen falta más puentes. PRÓXIMA ENTREGA:

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La próxima apertura del nuevo mercado de Triana motiva recuerdos del entorno urbano y costumbrismo de la antigua plaza de abastos

El mercado y su entorno Nicolás Salas Periodista y escritor

Por fin Triana volverá a contar con su mercado de abastos, después de numerosas vicisitudes y demoras. Un mercado que ocupará el mismo perímetro que el antiguo, aunque con diseño actualizado y funciones mercantiles, de servicios y culturales, siguiendo el modelo de los grandes centros comerciales. Contará con un aparcamiento subterráneo y podrán verse gran parte de los restos arqueológicos rescatados del antiguo castillo árabe, así como un museo monográfico del enclave. La arquitectura del regionalismo sevillano está representada en la plaza del Altozano, según el profesor Alberto Villar Movellán (1978), por cinco edificios: la capilla de la Virgen del Carmen (1924-1928), de Aníbal González y Álvarez-Ossorio; y las casas número 5 (1920-1922), Cervecería Akela y residentes, de Jesús Yanguas Santafé; número 12 (1912-1913), Farmacia de Aurelio Murillo, de José Espiau y Muñoz; y las números 16 y 17 (1925-1927 y 1929), locales comerciales y residentes, de José Gómez Millán. Con motivo del nuevo mercado y el aparcamiento subterráneo, que inicialmente tiene acceso por la calle Betis, la parte baja de la plaza del Altozano deberá registrar importantes modificaciones urbanas, y la parte alta cambios sustanciales en la organización del tráfico de vehículos. Estas circunstancias serán seguramente las que plantearán más problemas en el futuro inmediato de este enclave trianero, donde las necesarias modernizaciones han desnaturalizado el ambiente de antaño, cuando la plaza del Altozano era considerada la Puerta del Sol de Triana. Ya la desaparición del kiosco de las Flores y antiguo puesto de Laureano ha supuesto una mutación sustancial en el ambiente costumbrista del lugar. Manuel Macías Míguez, que mantiene el decanato de los historiadores trianeros actuales, estudioso apasionado de Triana, aporta varias obras básicas sobre el arrabal, y entre ellas un ensayo sobre el caserío publicado en 1982, que recupera la memoria histórica de calles, plazas y lugares del barrio. En este laborioso trabajo pueden encontrar los estudiosos una amplia y bien documentada ficha sobre la plaza del Altozano. Los nombres anteriores del lugar fueron Altozano de Triana, Altozano y Plazuela del Altozano. La zona estuvo vinculada al puente de barcas, a los accesos del Aljarafe y al castillo almohade heredado por los cristianos en 1248, que varios siglos después fue convertido en sede del Tribunal de la Santa Inquisición, desde 1481 hasta 1785, cuando se trasladó al ex convento de Becas, cerca de la Alameda de Hércules. ■

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 15 de junio

PLANO DEL MERCADO DEL SIGLO XIX

SOLAR Y RESTOS ARQUEOLÓGICOS

Este plano reproduce el diseño urbano del último tercio del siglo XIX, prácticamente idéntico al de centurias anteriores, salvo en el trazado del mercado de abastos. La zona que ocupa dicho mercado es casi la misma que ocupó el castillo de San Jorge, desde la época musulmana hasta su derribo en varias etapas durante los siglos XVIII y XIX. El mercado de abastos fue establecido poco después de 1825. El sesquicentenario pasó desapercibido.

Durante casi una década, el solar resultante del derribo del antiquísimo mercado de abastos de Triana ha permanecido con parte de los restos arqueológicos del castillo de San Jorge a la intemperie y a mano de gente aprovechada. En septiembre de 1994, Gasán realizó un reportaje fotográfico del solar, al que pertenece esta imagen. Pueden verse, al fondo, la puerta del mercado que daba a la calle Castilla.

ENTRADA POR LA CALLE SAN JORGE

ALTOZANO Y ENTRADA AL MERCADO

Una de las tres puertas del mercado de abastos de Triana daba a la calle San Jorge, que vemos en esta tarjeta postal editada por Manuel Barreiro entre 1916 y 1923, aunque con fotografía muy anterior. Ángel Vela Nieto subraya la existencia del puesto de refrescos y de la freidora justo al lado, así como el costumbrismo de los transeúntes y el carro. La morfología urbana del Altozano cambió en los años veinte.

La estampa puede datarse en el último tercio del siglo XIX. A la derecha se observa la cancela de entrada al mercado de abastos de Triana, más atrás la antigua capilla de Nuestra Señora de la Concepción, procedente del castillo, y el edificio de la torre del reloj (1845). El pavimento es terrizo y sobre él se ve el trazado de las vías de los tranvías de mulas. Un coche de caballo y un panadero de Alcalá complementan la escena.

CONSULADO DE TRIANA

La Farmacia de Santa Ana está vinculada a la plaza del Altozano desde 1896, y se halla en el actual edificio regionalista desde 1913, que fue proyectado por José Espiau. Mientras vivió Aurelio Murillo Casas, Aurelio el Boticario, su farmacia fue el Consulado de Triana. El interior contiene preciosas azulejerías y maderas. Triana mantiene viva la memoria de Aurelio Murillo. Asimismo sus familiares tienen idénticos comportamientos como testimonio de quien fué considerado como apóstol de Triana.

REGIONALISMOE Este edificio situado en la plaza del Altozano número 5 está catalogado como regionalista y fue proyectado por Jesús Yanguas Santafé en 1920 y construido en 1922. En el local donde estaba el despacho de la Compañía Telefónica, está establecida desde el verano de 1976 la Cervecería Akela, fundada por Manuel Fernández García. En la plaza del Altozano, según el profesor Alberto Villar Movellán se mantienen hasta cinco edificios catalogados como de la arquitectura del regionalismo Sevillano.


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La apertura del nuevo mercado de Triana incorpora arqueología del castillo de San Jorge, sede del Santo Oficio desde 1481 hasta 1785

Castillo antes que mercado Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Reproducimos dos muestras poco conocidas del castillo de San Jorge, heredado por los conquistadores de la ciudad musulmana en 1248 y con raíces árabes del siglo X, según unos autores, del siglo XI según otros, e incluso del siglo XII como construcción almohade contigua al puente de barcas (1171), al que daba protección y que parece la datación más acertada. No existen dudas de su carácter de fortaleza militar defensiva. Y es posible que antes de que se construyera el puente de barcas existiera en el mismo lugar algún edificio público para controlar el tránsito de personas y mercancías procedentes del Aljarafe y la Sierra Norte, en varios tipos de embarcaciones, que eran básicas para el abastecimiento de la ciudad. El enclave formado por el Altozano y los caminos de Camas-La Cartuja y San Juan de Aznalfarache-Tomares, fijó ese sector como paso natural obligado entre ambas orillas, y de ahí que el califa almohade Abu Yacub Yusuf decidiera la construcción del puente de barcas en 1171. Junto a estas líneas incluimos un grabado francés de mediado el siglo XVIII, procedente del Laboratorio de Arte de la Universidad, y del que existe una versión iluminada en la colección Focus-Abengoa. Elegimos esta iconografía porque presenta una perspectiva muy poco conocida del castillo de San Jorge. En efecto, casi todas las vistas caballeras que existen de la ciudad están tomadas desde la altura del Aljarafe, y representan el castillo visto por sus fachadas Oeste y Sur. En esta estampa francesa que hemos seleccionado puede verse el castillo por su fachada Este, la que daba a Sevilla. Y además las ocho torres almenadas que coronaban las altas murallas. Incluso puede apreciarse la portada que daba a la plaza del Altozano, por el Sur, donde estuvo la primera parroquia de Triana desde 1261 con el título de Señor San Jorge. Esta nominación coincide con la concesión del castillo almohade, por parte de Fernando III, a la Orden Militar de San Jorge en 1248, y que la mantuvo bajo su jurisdicción hasta 1280. Entre esta fecha y 1450, hay escasa información sobre el uso del castillo de San Jorge, aunque existe constancia de que fue utilizado por varias familias vinculadas a la Reconquista fernandina y al reinado de Alfonso X El Sabio. En 1450 quedó abandonado por el estado de ruina de gran parte de su interior, y poco después fue reconstruido por la Corona y otorgado al Tribunal del Santo Oficio en 1481. Desde este año hasta el 30 de noviembre de 1785, en que la Inquisición trasladó sus tribunales y cárceles al ex convento de Becas, en la calle Jesús del Gran Poder, el castillo fue sede de esta institución eclesiástica con el paréntesis de los años 1621-1623, en que hubo de abandonarla eventualmente por los graves destrozos causados en la parte baja del Castillo

SEDE DEL TRIBUNAL DEL SANTO OFICIO (1481-1785)

Sobre estas líneas reproducimos una estampa bastante lúgubre del castillo de San Jorge, posiblemente de finales del siglo XVIII, en la que el autor, Piné, crea una iconografía del edificio que difiere sustancialmente de las imágenes legadas durante los siglos XVI al XVIII por los autores de las vistas caballeras, que coinciden en la misma imagen de fortaleza rodeada de altas murallas y ocho torres almenadas, con planta rectangular, tal como la representa también el primer plano topográfico de 1771. La perspectiva creada por Piné muestra la fachada Este del castillo, junto al río, con la entrada del llamado Callejón de la Inquisición, camino de los condenados a galeras.

por la enorme riada del primer año citado, una de las más catastróficas del siglo XVII. En 1785 el rey donó el castillo de San Jorge a la ciudad, y dos años después comenzó el primer derribo de parte del edificio, concretamente un lienzo de muralla por la cara Este, la que daba al río. El Santo Oficio se mantuvo en el ex convento de las Becas hasta el año 1823, en que fue extinguida. Fueron utilizadas va-

rias estancias del castillo como polvorín del Ejército español que luchó en la Guerra de la Independencia (1808-1814), y sufrió desperfectos por diversos accidentes, varios años después. Fue entonces cuando el Ayuntamiento decidió el derribo total del castillo y la reparcelación del solar resultante para ampliar las zonas urbanas anexas, plaza del Altozano y calles San Jorge, Callao y Castilla. De los primeros años

veinte hay documentación que acredita proyectos de mejora en las instalaciones de abastecimiento público. Concretamente sobre el palenque del pan, establecido junto al antiguo castillo, Manuel Macías Miguez informa que el día 3 de abril de 1822 se procedió a la primera subasta de un nuevo palenque en el solar donde estuvo el castillo, que se repitió en segunda sesión el 28 de mayo y fue rematada el 15 de julio siguiente. No hay coincidencia en la fecha de inicio del mercado de Triana tal como llegó hasta los primeros años noventa del siglo XX, pero parece probable que en 1830 ya estuviera funcionando con el diseño de cuarteladas del plano incluido en nuestra anterior entrega, el pasado día 13 de junio. El castillo de San Jorge tuvo especial protagonismo durante los siglos XV-XVIII como sede del Tribunal del Santo Oficio, en un ambiente ciudadano donde la intolerancia religiosa simbolizada por la Inquisición caracterizó la vida social en su conjunto. El Santo Oficio tuvo en Sevilla su primer y principal Tribunal desde 1480, y en sus prelados a los primeros arzobispos inquisidores generales. Añadamos que el arzobispo sevillano Pedro González de Mendoza (Pontificado: 1474-1482) está considerado como el verdadero fundador de la Inquisición Moderna. Otro prelado sevillano, Fray García de Loaysa (Pontificado: 1539-1546), dominico, crítico de las costumbres de Carlos I, abandonó Sevilla para ser Gran Inquisidor General del Santo Oficio. PRÓXIMA ENTREGA:

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La antiquísima plaza de abastos trianera superó el sesquicentenario con creces, sin modernizarse y en pésimas condiciones de salubridad

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Antiguo mercado de Triana Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Durante casi una década, los trianeros han vivido pendientes de las vicisitudes registradas por el proyecto y construcción de un nuevo mercado de abastos que sustituyera al antiguo, que siempre quisieron y exigieron que se alzara en el mismo lugar y no en otro, posiblemente más idóneo de acuerdo con las actuales circunstancias mercantiles, y además recuperando las características tradicionales de las plazas de abastos, de mercado clásico. Incluso fue rechazada la utilización del edificio de la antigua estación ferroviaria de Córdoba. Durante este largo período se han producido polémicas, tensiones entre los antiguos comerciantes y las autoridades municipales, demoras burocráticas injustificadas y, lo que es muy importante, cambios sustanciales en la sociología del barrio de Triana, con tendencias demográficas que han modificado la pirámide de edades y los saldos migratorios, una notable ampliación del caserío y creación de nuevos centros neurálgicos vecinales y de tráfico, nuevas tendencias comerciales y de servicios, más competencias externas y un largo etcétera que por ahora no viene al caso. En paralelo, el Ayuntamiento ha realizado obras de reordenación viaria que, como en las calles Castilla, Callao y San Jorge, han perjudicado más que beneficiado y basta escuchar al empresariado de la zona para conocer que, entre tiempos de obras y nuevo diseño, se han perdido decenas de centenares de clientes no residentes. Cualquier modificación viaria que no tenga en cuenta las circunstancias anexas está condenada al fracaso. Es verdad que se ha expulsado al automóvil del sector, pero sin ofrecer alternativas. El aparcamiento subterráneo del nuevo mercado y centro comercial tiene los accesos teóricamente solucionados por la plaza baja del Altozano, pero habrá que ver cómo se desarrolla en la práctica. La calle Betis, que es el principal acceso hacia la plaza del Altozano y la calle Castilla, será peatonal antes o después. Estupendo, pero si la corriente de circulación que ahora soporta la calle Betis se desvía hacia Pagés del Corro y San Jacinto, no hace falta ser un lince para pronosticar los resultados caóticos que se avecinan. Y está por ver cómo se organiza el tráfico en la plaza alta del Altozano, para canalizar los giros a la izquierda, salvo que el único camino para llegar al aparcamiento sea la calle San Jacinto, con las limitaciones que ello supondría. Ya tenemos nuevo mercado, y deseamos que sea un éxito de clientela fija y no pasajera, y que los accesos funcionen a la perfección, para que el Altozano y su entorno recobren vida propia.

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 20 de Junio

RESTOS ARQUEOLÓGICOS VISIBLES

Esta fotografía fue realizada por Gasán en mayo de 1995, y complementa la que incluimos en nuestra página del pasado día 13 de junio. Pueden verse parte de los restos arqueológicos del castillo de San Jorge, las puertas de entrada por las calles San Jorge, que estuvo clausurada varios años antes de cerrarse el mercado, a la izquierda, y Castilla y Callao, a la derecha, así como las traseras de los edificios de las calles mencionadas. El Ayuntamiento prometió que los restos arqueológicos estarían visibles en el nuevo edificio como oferta cultural.

PUERTA OESTE

La calle Castilla hacía una barreduela para dar entrada al mercado trianero por la puerta que reproducimos. La zona exterior pertenecía a la calle Callao, y en casi todos los edificios había establecimientos de diversos sectores mercantiles.

PUERTA SUR

CALLE TRANSVERSAL

La imagen expresa la situación degradada en que se encontraba la plaza de abastos de Triana en sus últimos lustros de existencia. Ésta era la entrada al mercado por la plaza del Altozano, donde el desnivel provocado por la construcción del puente de Isabel II (1845), hizo necesario el uso de empinadas escaleras.

Francisco de Jesús Pareja, aparejador, autor del reportaje gráfico que publicamos, captó en el otoño de 1989 el ambiente de la plaza de abastos de Triana casi al final de la jornada de tarde, ya superada la asistencia multitudinaria de las primeras horas de la mañana. Los trianeros siempre fueron fieles clientes.

ÚLTIMOS TIEMPOS ALGUNAS INNOVACIONES

Mediado el siglo XX y años siguientes se realizaron obras sectoriales de mejora del alcantarillado, pavimentación y reconstrucción de algunas zonas del mercado. Los puestos que se observan en la fotografía fueron frutos de las citadas mejoras parciales. Pero, en conjunto, la plaza de abastos arrastraba deficiencias insuperables en sus infraestructuras.

La calle central del mercado trianero, vista desde la puerta Sur, la que daba a la plaza del Altozano, pocos después de la hora de cierre de las cuarteladas y el baldeo del pavimento. Pueden observarse las techumbres, el tendido de alumbrado.


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Entrañable dibujante y pintor trianero dedicado a la actualidad periodística y al costumbrismo de la primera mitad del siglo XX

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Recuerdo de Vicente Flores

CABALGATA DE 1945

ÚNICA EXPOSICIÓN

En 1989 el Ayuntamiento organizó una exposición antológica de la obra de Vicente Flores en la Casa de los Mensaques. Después del acto el artista trianero recibió las felicitaciones de Manuel del Valle Arévalo, Manuel Fernández Floranes y Manuel Olmedo Sánchez, que presentó la única exposición individual que realizó.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Vicente Flores Navarro (Triana, 1 julio 1911-26 agosto 1990) fue una figura entrañable del periodismo sevillano de la primera mitad del siglo XX, aportando su arte e ingenio en las páginas de los diarios La Unión y Abc, semanario Hoja del Lunes y revista Triana. Pero no sólo dedicó más de diez mil viñetas a la actualidad periodística, sino que también fue pintor de éxito, logrando numerosos premios como cartelista e ilustrador de libros. En los periódicos publicó viñetas sobre fútbol y toros, de actores y actrices de teatro, de cantantes, siempre al filo de la actualidad, en bastantes ocasiones con vis humorística. Hizo caricaturas admirables de numerosos jugadores y toreros triunfantes, y de personajes de la escena y la cultura. Ilustró libros de Manuel Benítez Carrasco, de Ignacio María de Lojendio, de Daniel Pineda Novo y otros autores, siempre con estampas de costumbres andaluzas. Como cartelista ganó los primeros premios de la Cabalgata de Reyes Magos de los años 1945 y 1948; de la Feria de Sevilla (1950 y 1959); de Semana Santa de Sevilla (1949); de la Romería del Rocío (1956 y 1960); de las Fiestas de Mayo de Córdoba (1946) y de la Fiestas de la Vendimia de Jerez de la Frontera (1952). Asimismo fue un pintor muy estimado, y entre sus obras destaca el diseño del retablo del Simpecado de la Hermandad del Rocío de Triana, realizado en 1944, que estuvo en el convento de San Jacinto hasta el traslado de la citada Hermandad a su actual capi-

ESTAMPA COFRADE TRIANERA

El Viernes Santo de 1977, como todos los años, Vicente Flores y su esposa recibieron a sus hijos Federico y Vicente y los seis nietos, antes de salir en la cofradía de Nuestra Señora de la O. lla de la calle Evangelista. Gran parte de sus creaciones costumbristas campesinas están en Estados Unidos de América. Por herencia familiar estuvo vinculado a la industria ceramista trianera, y como pintor colaboró en las aportaciones de Manuel Montalbán a la Exposición Iberoamericana de 1929. Luego trabajó para Cerámica Santa Ana, e incluso fundó una fábrica propia familiar hasta los años cincuenta. Vicente Flores estuvo vinculado a la Pirotecnia Militar desde 1932 hasta la clausura de la factoría en los años setenta, y de allí fue trasladado a la Fábrica de Cañones, donde se jubiló en 1981. De su matrimonio con Carmen Luque nacieron cuatro hijos, Vicente, catedrático de Química, ateneísta, también dibujante y pintor aficionado; Federico, empresario chacinero; y Carmen y Reyes, todos también trianeros, pues el matrimonio residió primero en la calle Alfarería número 99, y después en la calle Castilla números 34 y 28. Ejerció siempre de trianero, por lo que se vinculó a la fundación de la Peña Trianera, donde ocupó la presidencia en diversas épocas; a la Hermandad del Rocío, donde alcanzó el número 3 de hermano; y devoto de las imágenes clásicas del arrabal, especialmente de la Esperanza. Colaboró con el Ateneo para hacer realidad la Cabalgata de Reyes Magos, y fue rey Baltasar en 1945. Su hijo Vicente también fue rey mago con la corona de Gaspar en 1991. Una calle está rotulada con su nombre, en el sector urbano de la antigua Hispano Aviación, como recuerdo y homenaje a quien durante toda su vida ejerció de trianero.

EL ‘PATO’ ARAUJO

FIESTAS DE 1950 DESPEDIDA TRIUNFAL

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Viernes 22 de junio

COSTUMBRISMO TRANVIARIO

CASINO DE LOS MIRONES


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La ‘edad de oro’ de la Feria del Libro fue en la plaza Nueva, en los años setenta, pero las circunstancias actuales son muy distintas

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La Feria del Libro Nicolás Salas Periodista y escritor

■ En 1948 y promovida por el capitular Ma-

nuel Bermudo Barrera y el escritor Julián Pemartín, se celebró la V edición de la Feria Nacional del Libro y I de Sevilla, que estuvo instalada en la avenida de Rodríguez Caso del Parque de María Luisa. Las anteriores ediciones de la Feria Nacional del Libro se celebraron tres veces en Madrid y una en Barcelona. Con anterioridad se organizaron varias exposiciones bibliográficas sin carácter ferial. Dos de ellas tuvieron proyección internacional, organizadas por el bibliófilo Luis Toro Buiza, dedicadas una al caballo (1944) y otra al arte del toreo (1945). De esta última exposición se publicó un libro-catálogo en 1947 explicado por Luis Toro Buiza que hoy es una joya bibliográfica. Desde 1948 hasta 1967 no hubo certámenes comerciales dedicados al libro en Sevilla, cuando esta modalidad ya estaba consagrada en Madrid, Barcelona y otras capitales. Fue en 1967 cuando se celebró la primera por iniciativa del Ateneo presidido por Joaquín Carlos López Lozano, que gestionó ayudas del Instituto Nacional del Libro y que enseguida contó con el apoyo de los diarios Abc y El Correo de Andalucía y la emisora decana Radio Sevilla. El Ayuntamiento autorizó la instalación de la Feria del Libro en la Plaza Nueva y en este lugar se celebró sucesivamente hasta 1974, cuando el comienzo de las obras para construir el pozo del metropolitano obligó al traslado de las casetas a los Jardines de Catalina de Ribera y de Murillo. La zona no fue propicia para la Feria del Libro y en 1990 se trasladó a la avenida de Isabel la Católica, delante de la plaza de España y junto al parque de María Luisa. Y desde allí pocos años después al Prado de San Sebastián, para volver a la Plaza Nueva en fecha reciente, rodeada de constantes polémicas provocadas en parte por la endémica desunión de los libreros y por la falta de criterios mantenidos por las autoridades culturales. Entre 1967 y 1974, la Feria del Libro vivió su edad de oro y contó con la cobertura de los medios de comunicación. Numerosos escritores jóvenes y consagrados tuvieron en el certamen proyección popular y la asistencia de visitantes fue siempre muy nutrida. No obstante, hay que recordar que durante esa época la vida en el centro histórico era bastante diferente de la actual y todavía no se había generalizado la fuerte competencia editorial de las ventas a plazos y a domicilio. Entonces se podían aparcar los vehículos en todo el perímetro de la plaza Nueva, junto al andén central y las aceras, en todas las calles adyacentes y en la plaza de San Francisco. Y todavía existían establecimientos y salas de espectáculos que atraían mucho público al centro.

SANTIAGO MONTOTO

PLAZA NUEVA 1967-1974

JUAN SIERRA

POTENCIARON EL FERIAL

Coincidiendo con los primeros años de la Feria del Libro en la Plaza Nueva, surgieron escritores que, junto a los consagrados, animaron el certamen cultural. Fueron los casos, entre otros, de Juan de Dios Ruiz Copete, Manuel Ferrand, José María Requena, Antonio Burgos, Manuel Díez Crespo y Manuel Lozano. JOAQUÍN ROMERO MURUBE

ERAN FIGURAS CONSAGRADAS PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 24 de junio

Los hermanos José y Jesús de las Cuevas, y Manuel Barrios, fueron firmas de éxito asegurado en las Ferias del Libro de los años sesenta y setenta. RAFAEL LAFFÓN


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Hoy cumple medio siglo el sanatorio de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, una de las cuatro casas de la Orden Hospitalaria en Sevilla

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San Juan de Dios Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El día 24 de junio de 1951, hace hoy medio siglo, el sueño de los sevillanos se hizo realidad con la bendición e inauguración por el cardenal arzobispo Pedro Segura y Sáenz, del Sanatorio de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, dedicado a niños y niñas discapacitados y localizado en la avenida de Eduardo Dato. Atrás quedaban tantos desvelos y esperanzas, desde que en 1940 la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios aprobó abrir nueva casa en Sevilla, para atender a la infancia más necesitada y aquejada de poliomielitis; desde que en 1943 pudo la Orden comprar un viejo chalet en Nervión, un 19 de abril; desde que el 15 de agosto de 1946 se colocara la primera piedra, precisamente el día de Nuestra Señora de los Reyes... Entre 1946 y 1951, los sevillanos siguieron la evolución de las obras día a día, y vieron cómo los hermanos de San Juan de Dios realizaban sus tareas junto a los andamios y pilas de ladrillos, instalados en el chalet donde fundaron su nueva casa sevillana. Desde los tranvías que llegaban hasta la Gran Plaza, los viajeros observaban a los niños en sus camas en mitad del campo, tomando baños de sol, bajo las atentas miradas de los frailes y sus colaboradores, mientras los albañiles hacían sus tareas. La primera comunidad de hermanos de San Juan de Dios que tuvo el Sanatorio de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, en 1944, estuvo compuesta por Esteban Toyos Galarza, Gregorio Gutiérrez, Carlos María González, Teodosio Vela, Jesús Varela Taboada, Jesús Bustos Suárez y Cayetano Porras Rueda. Siete gigantes del amor a Dios, que se multiplicaron para poder atender a los numerosos niños afectados por la poliomielitis en aquellos años, y que desde el primer día encontraron en los sevillanos el apoyo moral y económico necesario para hacer realidad las instalaciones del nuevo sanatorio. Fueron muchas las familias pudientes que se movilizaron llamadas por Jerónimo Domínguez y Pérez de Varga, marqués de Contadero, valedor del proyecto y de las tareas de la Orden Hospitalaria en Sevilla, donde atendía a los ancianos en el convento de Nuestra Señora de la Paz desde la segunda mitad del siglo XVI. Tiene la Orden cuatro casas en Sevilla: el citado convento e iglesia de Nuestra Señora de la Paz, en la plaza del Salvador y la calle Sagasta; el sanatorio de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, en la avenida de Eduardo Dato; la residencia de ancianos de la calle Misericordia, y la Ciudad de San Juan de Dios en Alcalá de Guadaira. En todas ellas, los hermanos de San Juan de Dios realizan una gigantesca labor a favor de los ancianos y de los niños, además de ser colaboradores de la seguridad social pública.

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 27 de Junio

EN CLASE BAÑOS DE SOL

Desde su apertura en 1951 y antes en mitad del campo, las camas con niños poliomielíticos tomando el sol fueron familiares para los vecinos de la barriada de Nervión y para los pasajeros de los tranvías de la Gran Plaza.

Desde sus primeros años, los niños poliomielíticos encontraron ayudas para formarse profesionalmente en los talleres-escuelas anexos al Sanatorio de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y en la Ciudad de San Juan de Dios.

SILENCIOS DE SEVILLA SANIDAD Y FORMACIÓN PROFESIONAL

Los hermanos de San Juan de Dios, y sus muchos y abnegados colaboradores, curaban a los niños y les formaban profesionalmente en sus talleres-escuelas, para que durante la enfermedad no perdieran el tiempo.

Desde 1944, la Orden de San Juan de Dios atiende a los niños paralíticos, primero en un chalet de Nervión, y desde 1951 en el Sanatorio de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, pronto ampliado a niñas, atendidas por Carmelitas Misioneras.

A PIE DE OBRAS Y LAS NIÑAS TAMBIÉN

En unos tiempos en que la formación profesional de las muchachas contaba con escasas posibilidades, los hermanos de San Juan de Dios les prestaron especial atención y despertaron sus esperanzas de vincularse a la sociedad.

Nada más llegar a Sevilla en 1944, los hermanos de San Juan de Dios no dejaron de atender a los niños pobres paralíticos, incluso mientras duraron las obras de los pabellones del nuevo sanatorio.


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Junto con la plaza del Duque, la de la Magdalena es emblemática de las destrucciones irresponsables de los ayuntamientos de 1960-1970

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Plaza de la Magdalena

ANTES Y DESPUÉS DEL DERRIBO

Esta postal con imagen de hacia 1900 muestra la esquina de las calles Méndez Núñez y San Pablo, mientras que la fotografía actual de Francisco de Jesús Pareja ofrece idéntica perspectiva, pero después de los derribos de los edificios del hotel Madrid y la Tintorería Larios, que fueron sustituidos por modernas construcciones. AHORA ES EL EDIFICIO MÁS VETERANO

El edificio más moderno y polémico en 1938, considerado por los puristas de la época como inadecuado para la plaza de la Magdalena, entonces rotulada del General Franco, se ha convertido desde los años sesenta en el más antiguo y en reliquia de la arquitectura racionalista, junto con las casas Duclós y Lastrucci. Conocido popularmente como Cabo Persianas, sin balcones clásicos, sólo con ventanas, fue construido por los arquitectos Rafael Arévalo Carrasco y Gabriel Lupiañez Geli. Juan Talavera tuvo que defenderlo de la piqueta. Las fotografías del archivo familiar de Manuel Marcos Cárcamo muestran el edificio en construcción (1938) y en los años cincuenta.

Nicolás Salas Periodista y escritor

Los ayuntamientos sevillanos presididos por Mariano Pérez de Ayala (1959-1963), José Hernández Díaz (1963-1966), Félix Moreno de la Cova (1966-1969) y Juan Fernández Rodríguez-García del Busto (1969-1975), fueron decisivos para el derrumbe de gran parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad, y también para la salvación in extremis de algunos edificios y obras públicas singulares, casos del Coliseo España (1973) y el Puente de Triana (1974). Durante esos años de mandato, y con el arquitecto Rodrigo Medina Benjumea (1959-1966 como delegado de Urbanismo y después sin delegación hasta 1969), incluso con el catedrático Antonio Sancho Corbacho (1963-1969) como primer delegado municipal de Cultura, la ciudad registró la edad de oro de la piqueta. Y de aquellos destrozos dan fe los edificios desaparecidos de las plazas del Duque y de la Magdalena, como los siguientes: conde de las Torres de Sánchez-Dalp, marqués de Palomares, Cavaleri, marqués de Aracena, hoteles Venecia y Madrid, casas del XVIII y XIX... Para encontrar otros procesos destructores del tejido urbano hay que retroceder al siglo XIX, durante la ocupación francesa (1810-1812) o en los periodos isabelino (1843-1868) y alfonsino (1874-1885), in-

cluyendo el periodo intermedio. Durante los años franceses fue responsable del Ayuntamiento Joaquín de Goyeneta, y en los reinados de Isabel II y Alfonso XII, y etapa intermedia ocuparon la máxima jerarquía municipal, personajes con prestigio social, lo que no impidió, por ejemplo, el derribo de las puertas y postigos y la mayor parte de la muralla árabe, así como numerosos edificios de los siglos XVII y XVIII. Si la ocupación francesa decidió cambiar conventos e iglesias por plazas, como son los ejemplos de la Encarnación, Santa Cruz y Magdalena, además de su influencia en otros lugares del casco antiguo, y en los reinados isabelino y alfonsino y etapa intermedia se destruyeron las puertas y postigos de la ciudad, con solo dos excepciones, en nombre del progreso y necesidad de crear las rondas de circunvalación, en los años sesenta del siglo XX las destrucciones no han sido a cambio de plazas y ensanches, sino promovidas por la especulación, la insensibilidad cultural y la ineficacia administrativa. Difícilmente puede encontrarse una época en la historia de Sevilla donde en tan escaso tiempo cayeran más edificios nobles, y el más lamentable ejemplo lo tenemos en las plazas del Duque de la Victoria y de la Magdalena. Todavía la historia no le ha pasado factura a los culpables. PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 29 de junio

EL HOTEL MÁS ANTIGUO DE LA CIUDAD

Hasta noviembre de 1967, año de su clausura, el hotel Madrid era el decano del sector hotelero sevillano, con raíces en el primer tercio del siglo XIX. La fotografía también pertenece a una postal, en este caso editada por Fototipias Thomas de Barcelona en 1907. Puede verse el edificio del hotel Madrid haciendo esquina a San Pablo.

DESPUÉS DE LAS REFORMAS

El mismo tiro fotográfico anterior lo tenemos en la imagen captada por Francisco de Jesús Pareja en 1989. Lo único que permanece igual es la fuente, y todos los demás edificios son nuevos. El Cabo Persiana sustituye parte de la casa de Piazza, los almacenes de El Corte Inglés al hotel Madrid, y otro edificio comercial al de Tintorería Larios.


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Instalado en un edificio del siglo XIX en buen estado, el hotel decano era rentable y cerró para construir el anexo de Galerías Preciados

El Hotel Madrid, también Nicolás Salas Periodista y escritor

Todavía viven muchos sevillanos que recuerdan lo que fue esta plaza hasta mediado los años sesenta, con edificios emblemáticos como el Hotel Madrid, el Hotel París, la casa del marqués de Aracena y otros datados en los siglos XVIII y XIX, que fueron derribados durante la edad de oro de la piqueta. En la primera fotografía que incluimos en esta página, además del hecho histórico de la salida de la cofradía de la Esperanza de Triana durante la tarde del Viernes Santo, puede verse que el edificio del Hotel Madrid había recuperado el color claro perdido en los primeros años del siglo XX, cuando parte de la fachada, la que daba a la calle San Pablo, fue pintada de color azul celeste. Y un tercer motivo curioso: hemos escrito calle de San Pablo, pero en realidad todo el primer tramo era un callejón, que se mantuvo hasta el ensanche de 1938. El Hotel Madrid había permanecido abierto durante más de un siglo, primero con el nombre de Fonda de Madrid, al estilo de la época. Era el hotel decano de Sevilla, título que cedió al Hotel Inglaterra, que sigue abierto, remozado, y ejerciendo de decano con evidente vocación hotelera y ciudadana en la Plaza Nueva desde el año 1857... ¡Ya son años! Como que dentro de seis años podrá celebrar la familia Otero el sesquicentenario de su fundación, también con el nombre de Fonda de Inglaterra... El Hotel Madrid fue lugar de tertulias burguesas y aristócratas, de bailes los sábados, domingos y festivos; de encuentros antes de ir al cine y al teatro, o a los toros... Después de las corridas se organizaban tertulias taurinas. También el Hotel Madrid acogía a algunos equipos de fútbol que venían a nuestra ciudad a jugar contra el Sevilla y el Betis, o bien la selección nacional que se enfrentaba a equipos extranjeros. Tenía el hotel una enorme riqueza en lienzos de azulejos de las primeras décadas del siglo XIX, forjas preciosas, maderas nobles, suelos de mármol, yeserías. Su cierre no fue motivado por ruina del negocio ni del edificio, pues incluso tuvo que permanecer abierto tres meses más de lo previsto para poder atender los compromisos contraídos con la clientela habitual. El edificio se vendió en unos 250 millones de la época, y fue derribado para construir la segunda sede de Galerías Preciados. La primera también estaba en la plaza de la Magdalena, en la manzana que ocupaba el Hotel París haciendo esquina con la calle O'Donnell, y que tendremos oportunidad de ver en la próxima entrega. La primera sede de Galerías Preciados se inauguró el día uno de octubre de 1959. Ahora, las dos sedes de Galerías pertenecen a El Corte Inglés.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 1 de Julio

FOTO HISTÓRICA DE LA ESPERANZA DE TRIANA

Esta fotografía contiene varios motivos históricos. El primero de ellos, que está hecha cerca de las cinco de la tarde del Viernes Santo de 1928, el día 6 de abril. Y la hora citada no es la habitual para la procesión de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana. Resulta que ese año llovió de manera excepcional durante las primeras horas de la madrugada del Viernes Santo, y la Hermandad suspendió la salida, pero con autorización para salir a las 3 de la tarde si el tiempo lo permitía... Y lo permitió.

ÚLTIMAS ESTAMPAS DE UN HOTEL DECANO

Desde mediados los años cuarenta, el Hotel Madrid había modificado parte de su fachada con vistas a las calles San Pablo y Méndez Núñez, para acomodar un local comercial, que desde el principio fue ocupado por el concesionario de la Casa Philips, dedicada a todo tipo de aparatos electrodomésticos y de sonido. La segunda fotografía es de 1968, y desde el día primero de noviembre de 1967, el Hotel Madrid había cerrado sus puertas. Ya aparece también clausurado el establecimiento comercial.

FUERON TESTIGOS DE LA VIDA SOCIAL

El Hotel Madrid tenía varios patios, y uno de ellos, cubierto de cristales, se podía utilizar durante todo el año. Puede decirse que hasta la fundación del Hotel Alfonso XIII, en 1928, el Hotel Madrid era la máxima referencia hotelera y social, un establecimiento de prestigio nacional e internacional. La siguiente imagen muestra otro patio del Hotel Madrid, llamado de la fuente, que fue lugar de fiestas y acontecimientos sociales sevillanos durante las primaveras y verano.


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Donde ahora hay un jardín gracias a la Caja Rural, antes hubo un solar de casas de los siglos XVIII y XIX, derribadas en los años setenta

Callejón de los Pobres LA CIUDAD DEL NOVECIENTOS

Nicolás Salas

La imagen es irrepetible. Las dos casas que perfilan el callejón de los Pobres, al fondo a la izquierda, fueron construidas a finales del siglo XVIII, y la tercera a la derecha a mediado de la centuria decimonónica. Todas eran anteriores a la terminación de la plaza en 1844, en el solar del convento de la Magdalena derribado por los franceses (1810-1812), y fueron destruidas en los años sesenta del siglo XX. Parte del solar resultante estuvo prácticamente abandonado hasta que la Caja Rural, que construyó su sede en la esquina de la calle Murillo, instaló un jardín que se encarga de mantener. Según Ángel Vela Nieto, la fotografía fue impresa como postal en 1907 por Fototipia Thomas de Barcelona. Las palmeras fueron colocadas en 1882.

Periodista y escritor

■ El ayer y hoy de la zona noreste de la plaza de la Magdalena lo tenemos reflejado en postales antiguas y en imágenes de 1989 realizadas por el aparejador Francisco de Jesús Pareja. La fotografía con la que abrimos la página es una estampa decimonónica, posiblemente captada por el fotoperiodista Juan Barrera Gómez, y muestra el costumbrismo de la ciudad del novecientos. Las vestimentas de los personajes, las gorras y sombreros, los puestos de agua, el tranvía eléctrico desde 1895, la fuente (1844), los edificios del norte de la plaza configurando el callejón de los Pobres, todo, en fin, nos transporta a una ciudad irrepetible. Luego tenemos un primer plano de la casa más antigua de la plaza, del siglo XVIII, captado por Juan José Serrano (Fototeca Municipal) poco antes de que la piqueta la hiciera desaparecer. Antonio Burgos escribió entonces: “Víctima de un ensanche que no hacía ninguna falta y que ha alterado la trama de la ciudad sin ningún fin ni pretexto, cambiar por cambiar [...] Los tres magníficos ejemplares de casas del XVIII y XIX que aparecen en la foto han sido destruidos legalmente, Prica en mano, y se ha hecho un absurdo ensanche hacia la calle San Eloy”. Menos mal que la Caja Rural, por lo menos, ha embellecido el lugar después de que el Ayuntamiento lo tuvo abandonado bastantes años. Las dos imágenes de la bocacalle O’Donnell son también muy expresivas del ayer y hoy de este sector noreste de la plaza de la Magdalena. Donde ahora está el edificio de El Corte Inglés, antes estuvo el hotel París, rotulado París y Roma en los últimos años. Enfrente, el edificio familiar decimonónico ha sido sustituido por otro de uso financiero. En la estampa antigua pueden verse la parada de coches de caballos, el puesto de agua y los naranjos que se mantuvieron hasta 1882, en que fueron cambiados por palmeras. El nombre de plaza de la Magdalena puede ser el primero que tuvo en el siglo XIII, cuando se construye el convento de la misma advocación, según el profesor Rogelio Reyes Cano, quien añade que en la segunda mitad del siglo XVI se conocía como plaza de la Iglesia. Se rotuló del Pacífico en 1866, en honor de la Armada española que protagonizó una campaña victoriosa en aquél océano. En 1936 pasó a llamarse plaza del General Franco, y en 1980 recuperó su primitivo nombre de Magdalena, que fue además como siempre la llamó el pueblo. En cuanto al callejón de los Pobres, nombre anterior al siglo XVIII, pasó a llamarse Josefa Reina Puerto en 1939. No obstante, la gente siguió llamándole como siempre.

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 4 de julio

AYER Y HOY EN EL CALLEJÓN DE LOS POBRES

Donde hubo un callejón desde tiempo inmemorial, ya rotulado de los Pobres en el plano de Olavide (1771), ahora hay una barreduela con jardín. Desde que los tres edificios de los siglos XVIII y XIX fueron derribados a finales de los años setenta del pasado siglo, la zona estuvo prácticamente abandonada, terriza en el centro y rodeada de una acera de cemento. El actual jardín fue instalado por la Caja Rural, que lo mantiene. En la fachada de la casa de la izquierda, donde estuvo la primera sede de la Compañía Telefónica en los años 20, puede verse la lápida que recuerda que en la destruida iglesia conventual y parroquial de la Magdalena (siglo XIII) estuvo enterrado el imaginero Juan Martínez Montañés. La lápida está ahora situada en la fachada de El Corte Inglés.

EL EDIFICIO DEL HOTEL PARÍS, PRIMERA VÍCTIMA

La manzana flanqueada por la plaza de la Magdalena (siglo XIII) y las calles O’Donnell (1860), Itálica (1845) y José de Velilla (1914), fue derribada a mediado de los años cincuenta del siglo XX para construir la primera sede de los almacenes Galerías Preciados, inaugurada el día 1 de octubre de 1959. Ese edificio pertenece ahora a El Corte Inglés. Pueden verse los edificios del siglo XIX de la plaza de la Magdalena y principio de la calle O’Donnell, que se mantiene reformado, y a la derecha el hotel París, que después de la Guerra Civil fue sede de las delegaciones provinciales de Auxilio Social y de ex combatientes y Jefatura de Falange.


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Tampoco este edificio de mediado el siglo XIX, que estaba en perfecto estado de conservación, se salvó de la destrucción de los años sesenta

Casa del marqués de Aracena Nicolás Salas Periodista y escritor

Con esta cuarta entrega terminamos, por ahora, la recuperación de la memoria gráfica de la plaza de la Magdalena, la gran víctima, junto con la plaza del Duque de la Victoria, de la edad de oro de la piqueta desde finales de los años cincuenta hasta principio de los setenta, pero principalmente mediados los sesenta del pasado siglo. Nuestros lectores han podido recordar o conocer, en el caso de las nuevas generaciones de ciudadanos, cómo fue esta plaza hasta mediados los años sesenta, cuando estaban en el poder municipal personas de tan reconocida valía como los catedráticos José Hernández Díaz y Antonio Sancho Corbacho y el arquitecto Rodrigo Medina Benjumea, como alcalde, delegado de Cultura y delegado de Urbanismo, respectivamente. Conocimos la entonces plaza del General Franco en los últimos años cuarenta y primeros cincuenta, cuando estaba allí establecida la parada final de las líneas de tranvías que hacían los trayectos hasta La Pañoleta y Camas, y hasta San Juan de Aznalfarache, Gelves, Coria y Puebla. La plaza era un hervidero en las horas punta, cuando llegaban a la ciudad los viajeros de los pueblos citados, y luego regresaban a sus lugares de procedencia. Por entonces, el antiguo edificio del Hotel París-Roma fue sede de la delegación provincial de Auxilio Social, y luego fue utilizado por la delegación provincial de ex combatientes, y en ambos casos se formaban largas colas de personas ante la puerta del edificio. También estuvo en esta casa número uno de la plaza la Jefatura Provincial del Movimiento. Había dos bares llamados de la Magdalena y Capi, y una bodega propiedad de Francisco Galiano García, donde la clientela más numerosa la formaban los conductores, cobradores e inspectores de la Compañía de Tranvías, que esperaban allí sus turnos. Entonces residían en la plaza de la Magdalena, además de los citados Sánchez-Dalp, el doctor Antonio González-Meneses y Meléndez, y el agente comercial Inocente San Román Blasco, y estaban establecidas las razones sociales Tintorería Larios y Comercial Blanch. En sólo dos plazas del centro histórico, la piqueta vivió su edad dorada. Ni la plaza de la Magdalena ni la del Duque actuales, tienen nada que ver con lo que fueron hasta mediados los años sesenta. Y piensen los valores arquitectónicos e históricos que hoy tendrían ambas plazas adecuadamente restauradas y utilizadas por organismos público y fundaciones privadas. Cuando cayeron una a una las casas de ambas plazas la sociedad guardó respetuoso silencio. Sólo Joaquín Romero Murube clamó contra las destrucciones.

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 6 de Julio

RESIDENCIA DE LOS MARQUESES DE CASA-DALP Y ARACENA

Este edificio, que era precioso, estuvo en la plaza de la Magdalena desde mediado el siglo XIX hasta mediado el siglo XX, superando la centuria de vida. Ocupaba toda la manzana: daba la fachada principal a la citada plaza, la trasera a la calle Santa Justa y las laterales a las calles Pedro Campaña y Murillo. En 1965 estaba en perfecto estado, pero fue vendido a una inmobiliaria y derribado para levantar en su mismo lugar otro edificio de pisos y locales comerciales. El que hay ahora.

ARQUITECTURA DEL SIGLO XIX

Podemos ver en primer plano la zona central de la fachada. Observen el remate, con el escudo de los primeros propietarios. La portada y el balcón eran preciosos y toda la fachada estaba construida primorosamente, como su interior. El patio central de la casa del marqués de Aracena, su último propietario, tenía a su alrededor varias hornacinas con estatuas clásicas. El patio estaba sombreado por una montera de cristales y toldos para el verano. La casa tenía otro patio menor, un patinillo, y una azotea con lavaderos y cuartos para el servicio.

ESCENARIOS DE FIESTAS SOCIALES

La primera imagen muestra el salón principal, el que daba a los balcones de la plaza de la Magdalena. El edificio ocupaba una manzana entera. La casa tenía otros dos salones laterales, y de uno de ellos reproducimos una vista parcial. Los salones de la residencia de los marqueses de Casa-Dalp y Aracena fueron escenarios de numerosas fiestas sociales durante el primer tercio del siglo XX.


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En 1901 se inauguró la actual sede de la joyería, fundada por el cordobés José de los Reyes Gómez en 1890, en la calle Francos

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Centenario de Joyería Reyes Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Este año cumplen centenario el edificio y el mobiliario de la joyería Reyes, localizada en la actual calle Álvarez Quintero, número 14, desde que en 1910 fue sustituido con el nombre de los comediógrafos utreranos el antiguo rótulo de Mercaderes, que tenía desde comienzos del siglo XIX. La casa fue levantada de nueva planta entre 1900-1901 en el solar de tres edificios menores, identificados con los números 28, 30 y 32. El historial de la joyería Reyes había comenzado años antes, en 1890, cuando el cordobés José de los Reyes Gómez se estableció en la calle Francos, número 12. A finales de la última década del siglo XIX decidió la compra de los tres edificios menores de la calle Mercaderes, antes citados, y construir en el solar resultante uno nuevo para trasladar la joyería. Juan de los Reyes Gómez, hermano del fundador, fue el maestro de obras encargado de construir el nuevo edificio, y como tal figura adscrito a la arquitectura del regionalismo en Sevilla. Sólo construyó otro edificio más en nuestra ciudad de ese estilo, en la calle Azafrán, para Juan de Alcántara, también en 1901, pero fue derribado en los años sesenta. En los primeros años de la segunda década del siglo XX, el fundador de la joyería llamó a sus sobrinos José y Juan de los Reyes Cantueso para que se incorporaran al negocio. En efecto, José de los Reyes Cantueso (Córdoba, 1887-Sevilla, 1962), y su hermano Juan (Córdoba, 1890-Sevilla, 1946), tomaron el relevo poco antes de fallecer su tío en 1920, y relanzaron la empresa aprovechando las expectativas de la Exposición Iberoamericana de 1929-1930, época que la familia De los Reyes valora como la “edad de oro” de la joyería sevillana. La tercera generación empresarial la formaron José de los Reyes Colorado (Sevilla, 1918) y su primo hermano Juan de los Reyes Rivera (Sevilla, 1921), este último fallecido en 1977. Estas personas se dividieron de hecho las funciones empresariales, y mientras José optó por el mostrador y el contacto directo con la clientela, Juan se encargó del escritorio y las relaciones mercantiles con abastecedores, formando ambos un equipo unido sin fisuras y eficaz, base del mantenimiento del negocio durante una centuria. José de los Reyes Colorado, joyero de vocación y estudios, actual decano de la propiedad, tuvo en su padre el mejor maestro, pues le enseñó tanto la actividad comercial como la técnica y artística, formaciones que completó durante tres años en la escuela de Artes y Oficios de Joyería de Pforzheim (Alemania). Nuevos eslabones de la cadena generacional al frente del negocio, son Fernando de los Reyes Sáinz de la Maza, y Juan de los Reyes Sáinz de la Maza.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 8 de julio

TRES GENERACIONES DE LA SAGA DE LOS REYES

Al fondo, el retrato de José de los Reyes Cantueso, sobrino del fundador de la joyería Reyes en la calle Álvarez Quintero, y delante, a la derecha, su hijo José de los Reyes Colorado, actual decano de la propiedad, y a la izquierda, su nieto Fernando de los Reyes Sainz de la Maza. En la siguiente foto, al fondo, el retrato de Juan de los Reyes Cantueso, el otro sobrino del fundador; a la izquierda, la fotografía de su hijo Juan de los Reyes Rivera, fallecido en 1977, y a la derecha su nieto, Juan de los Reyes Sainz de la Maza. No hay iconografía del primer fundador de la joyería en la calle Francos, José de los Reyes Gómez. La saga de los Reyes ha mantenido inalterable durante un siglo el edificio y mobiliario de la joyería, hoy decana del sector en Sevilla y Andalucía.

MUESTRA EXCEPCIONAL DEL ‘ART NOUVEAU’

Cuatro vitrinas expositoras, dos en cada lateral del vestíbulo, separadas por dos espejos, mostrador, sillas, galerías y reloj en madera noble y estilo Art Nouveau; paredes cubiertas de tela con flores dibujadas, y el techo pintado con un tema central de lacería sinuosa y otros motivos que acaban en sendos tondos laterales con figuras femeninas. Todo está conservado tal como lo hizo un decorador francés al filo de los siglos XIX y XX. Lo único perdido es el suelo primitivo de parquet galo, que fue sustituido por mármol en los años treinta.

REGIONALISTA

CERÁMICA TRIANERA

FORJA ARTÍSTICA

Desde 1901 se alza este edificio en el actual número 14 de la calle Álvarez Quintero, construido ex profeso para sede de la joyería Reyes. Alberto Villar Movellán lo clasifica como regional o historicista dentro del apartado de arquitectura nacional.

Los adornos de cerámica figuran en este balcón y en otras partes de la fachada, como muestras de la azulejería trianera tan en boga en la construcción de edificios modernistas y regionalistas durante finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX.

Los cierros de forja artística fueron muy utilizados en los edificios adscritos a las arquitecturas del Modernismo (19001914) y del Regionalismo (1900-1935), épocas estudiadas por el profesor Alberto Villar Movellán al menos en tres obras históricas básicas.


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La playa de María Trifulca, surgida en los cortes del antiguo cauce del río Guadaira, fue durante cuarenta años lugar de baños y polémicas

La playa fluvial prohibida

TESTIMONIO GRÁFICO MÁS ANTIGUO

El fotoperiodista Juan Barrera Gómez publicó en el semanario Blanco y Negro en 1931 la fotografía que reproducimos y que se considera el más antiguo testimonio gráfico que se conserva de la llamada playa de María Trifulca, que estaba en la corta de Alfonso XIII, terminada en 1926, en la confluencia de los cortes del cauce primitivo del río Guadaira, con base arenosa. La imagen refleja el mundo infantil y juvenil que frecuentaba la playa resultante de las obras de la corta, un cauce artificial de 5.864 metros de longitud, la más importante obra hidráulica de la primera mitad del siglo XX. El pantalán que servía de trampolín fue construido para facilitar el atraque de las lanchas que hacían el servicio de cruzar el Guadalquivir entre ambas orillas, tanto los domingos para los bañistas como durante la semana para quienes residían en verano en los huertos de la Punta del Verde (zona norte).

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Desde 1926 hasta 1963 existió la playa flu-

vial llamada de María Trifulca en la corta de Alfonso XIII, vulgo de Tablada, a la altura del corte del antiguo cauce del río Guadaira, cerca de la Punta del Verde. La playa fue muy frecuentada los domingos veraniegos por jóvenes y al calor de su asistencia se montaron pequeños establecimientos de bebidas. También en los huertos de la margen derecha pasaron el verano grupos de personas. La playa de María Trifulca provocó numerosas polémicas tanto por el elevado número de jóvenes que murieron ahogados como por los comportamientos licenciosos provocados por algunos grupos . La Barqueta, en la Macarena, y Los Humeros, frente a la tapia de la calle Torneo, fueron zonas habituales de baños juveniles. María Trifulca, cerca de la Punta del Verde, era la playa prohibida que escandalizaba a los fiscalizadores de pecados. Vamos a recuperar la memoria histórica de la playa de María Trifulca en ésta y las tres próximas entregas, con fotografías y planos muy curiosos y testimonios sobre los problemas de seguridad en el río, los comportamientos de algunos grupos sociales y el ambiente en general que se reflejó en las páginas de los periódicos de la época. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 11 de julio

LUGAR DE LA PLAYA FLUVIAL

El plano de la zona central de la corta de Alfonso XIII, vulgo de Tablada, permite fijar los lugares exactos de ambas orillas del Guadalquivir donde estuvo la playa de María Trifulca, a la que en épocas recientes se le ha dado diversas localizaciones. La playa se formó en los cortes del antiguo cauce del río Guadaira, cuyo trazado coincide en parte con el actual puente del V Centenario, de manera que los pilares del puente en ambas orillas señalan los lugares de la playa. La zona de baños en la orilla derecha llegaba desde los pilares del puente hasta cerca de los terrenos de Astilleros Españoles, un sector que era más amplio hasta mediado los años sesenta, cuando fueron dragados para construir los actuales pantalanes que se observan en el plano, para atender las necesidades portuarias de las industrias de fertilizantes. La orilla izquierda también ha cambiado su fisonomía, aunque fue dragada en menor escala. Sobre el antiguo cauce publicaremos fotografías en la cuarta y última entrega dedicada a la playa de María Trifulca.


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Desde 1926 hasta 1963, la playa fluvial de María Trifulca fue polémica por los jóvenes ahogados y los comportamientos licenciosos de algunos

Trifulcas y ahogados en el río

LA BARCA DE LA FAMILIA MIJE

QUEJAS PÚBLICAS

En la margen derecha, donde los bañistas disponían de una zona más amplia de playa, había dos embarcaderos, el de Mije y el de una empresa dedicada al desguace de pequeños barcos. Ambos eran utilizados como trampolín por los jóvenes más osados. Cerca de la orilla, en lo alto del terraplén, había tres altísimos eucaliptos, que vistos desde lejos eran los símbolos de la playa de María Trifulca. Río abajo, muy cercano a la zona de playa, estaba el primer embarcadero de la fábrica de abonos. También en esta margen derecha hubo zonas boscosas.

Las secciones de Cartas al Director de los periódicos locales insertaban con frecuencia misivas de sus lectores denunciando los comportamientos licenciosos.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ En Sevilla en tiempos de María Trifulca (1994), recordamos que la playa de María Trifulca era un lugar polémico por doble motivo. Por los numerosos chiquillos y jóvenes que se ahogaban casi todos los domingos de verano, como un sacrificio humano estéril e inevitable ante el dios Guadalquivir, y por los escándalos morales que protagonizaban algunos homosexuales y prostitutas en los ventorrillos de la zona. Toda referencia a la playa estaba prohibida en el seno familiar. María Trifulca era el infierno de Sevilla, donde ningún joven decente podría poner los pies sin pecar gravemente, además de arriesgar su vida en las peligrosas aguas del río. De manera que los muchachos pertenecientes a las clases media y obrera se cuidaban mucho de hablar de la playa de María Trifulca en sus hogares, pero sí lo hacían entre ellos en las plazuelas de los barrios, durante las noches veraniegas. Era entonces el tiempo de las confidencias, de presumir de valientes; de rascarse con la uña del dedo gordo en el antebrazo, para demostrar que había salitre, que era verdad que se habían bañado en el río... Desgraciadamente, el secreto se rompía en muchas ocasiones por la tragedia sufrida por alguno de ellos en el río. Entonces, los amigos del ahogado volvían, llorosos y cabizbajos, trayéndose la ropa abandona-

EL SEÑUELO DE LO PROHIBIDO

En los años cincuenta, la playa vivió su tiempo cumbre entre polémicas. Para los chiquillos, la playa de María Trifulca representaba el señuelo de lo prohibido, de lo inasequible por la lejanía y las severas advertencias familiares. Cuando ya cruzaban la edad juvenil y se arriesgaban a sumarse al grupo de los iniciados, la primera visita a la playa de María Trifulca representaba un hito en sus vidas, una experiencia inolvidable. Ya podían considerarse hombres... Estaban orgullosamente unidos a los muchachos mayores del barrio, por el secreto compartido.

da como único testimonio del drama dominical. Nada más aparecer el grupo juvenil por la bocacalle del barrio y ver la gente su tristeza, saltaba la noticia trágica por todos los patios de vecindad. Desde los balcones surgían gritos de madres desesperadas, que preguntaban por el nombre del ahogado... Los muchachos, anonadados por el dolor y la emoción, apenas si pronunciaban el nombre de la víctima. Cuando se paraban delante de la puerta de un corral, todos los chiquillos del barrio y las madres corrían hasta el lugar. Allí estaba la mala noticia. Entonces comenzaba un nuevo drama. Uno de los jóvenes, el más responsable, el que se consideraba más amigo de la familia, entraba solo en el corral portando la ropa. En el patio, ya conocido el nombre del ahogado, estaban los padres y hermanos llorando, quejándose de su mala suerte, gritando su dolor. Todo el vecindario les rodeaba en impresionante silencio. Las mujeres, madres también, lloraban, como los amigos del muerto. En la puerta del humilde hogar, sentada en una silla, abrazada a un familiar o vecina amiga, la madre besaba las ropas del hijo desaparecido. Aquella noche pocos dormían en el corral y al día siguiente, el drama era la comidilla en todos los encuentros de vecinas en las tiendas, lecherías y carbonerías del barrio. Los periódicos se limitaban a insertar la noticia rutinaria: “El domingo, otro niño ahogado en el río...”. PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 15 de julio


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La playa de María Trifulca tenía en ambas orillas varios ventorrillos y chozos donde durante todo el año había clientela de vida nocturna

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Los eucaliptos simbólicos Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La playa de María Trifulca ocupaba unos doscientos metros en cada orilla. En la margen izquierda, de norte a sur, estaban las ventas de Concha y de Alonso, además del embarcadero que usaba este último para sus barcas; cerca del citado pantalán se extendía una amplia explanada, mitad arena y mitad barro, que se utilizaba como playa; frente a esta zona y arriba de la orilla, junto a un denso bosque de eucaliptos, estaba la venta de La Cigüeña. Casi a la misma altura tenían establecida la zona de atraque los gánguiles y gabarras de la Junta de Obras del Puerto; los primeros portaban los martinetes con que clavaban grandes estacas en las orillas del río, para evitar la erosión de las aguas, y los segundos recibían de las dragas el fango de los bajos del río. En lo alto de la zona de atraque tenía su caseta el popular y servicial Vicente, vigilante de los barcos. En la orilla derecha, estaban los tres eucaliptos citados como símbolo y el ventorrillo de Pepe Cachera, también llamado del Batán, que luego se conocería por Venta de Antonio y que tuvo siempre mucha concurrencia tanto diurna como nocturna. Allí fueron muy populares los homosexuales conocidos por los apodos de la Gamba, la Pompi y la Larga. En esta venta se guisaban gallinas y conejos con arroz los domingos y días festivos. Otros ventorrillos fijos eran el del Pernales y el de Pepa Pilares. En la misma orilla, y en el antiguo cauce del Guadaira, había quedado encallado un pequeño barco pesquero, que fue convertido en bar por su propietario. Éste reforzó con estacas y arenas la estabilidad de la nave y puso un cartel donde decía: “Tasca de Manolo”. Servía el vino peleón del Aljarafe en latas de leche condensada y en medias botellas de “Agua de Carabaña” con cañitas en el tapón, al estilo de los bodegones de la capital. La tapa única era tomate con sal y pimienta. Tierra adentro se desperdigaban varios chozos donde los domingo vendían tomates, lechugas, sandías, melones... Y vino blanco del Aljarafe cercano. Entre estos fue muy popular el chozo de Antonio Leal Sánchez, heredado por su sobrino Antonio Leal Ibáñez, quien lo convirtió en Venta del Batán. El habitáculo principal servía de vivienda y pequeño comedor con dos mesas. Tenía un amplio gallinero y establo para vacas y cabras. Cerca de esta venta estaban los restos de unos grandes establos procedentes del cortijo del Batán, que servían de cobijo eventual para los servicios de las prostitutas y los homosexuales. Dos de estos, muy jóvenes, vivían juntos todo el año en un pequeño chozo situado cerca de los restos del establo. Y otros dos, Joaquín y Paco, vecinos del Pumarejo, veraneaban todos los años en otro chozo aislado donde tenían un tomatal.

LOS EUCALIPTOS

El doctor José Manuel Laffón Sánchez de Medina, hijo del gran poeta sevillano Rafael Laffón, y escritor polifacético, fotografió los eucaliptos de la playa de María Trifulca a finales de los años cincuenta. Poco después los árboles simbólicos desaparecieron al ser dragada toda la zona playera.

CALENDARIO ESTAMPA PLAYERA DOMINICAL

En la Fototeca Municipal se custodia esta curiosa imagen captada por el fotoperiodista Juan José Serrano Gómez, que recupera la memoria gráfica de una jornada dominical en la playa de María Trifulca en agosto de 1950. Puede verse en primer plano a un fotógrafo con máquina de cajón metido en el agua de la orilla, ofreciendo sus “fotografías al minuto”, y, más al fondo, el pantalán convertido en trampolín y los eucaliptos simbólicos. En la orilla opuesta, estaban los ventorrillos estables, como los llamados La Carbonera, La Cigüeña y La Francesa, entre otros, con clientela nocturna.

NOTICIA DEL LUNES

La Hoja del Lunes, periódico semanal editado por la Asociación de la Prensa de Sevilla durante aquellos años de la playa de María Trifulca, daba cuenta con frecuencia de los jóvenes que morían ahogados durante la jornada dominical. Todos los veranos se registraban estas tragedias.

Fueron editados algunos calendarios con motivos gráficos de la playa de María Trifulca, incluso utilizando temas familiares, como posiblemente en este caso de un niño con dos medias sandías en zona cercana a la playa. La publicidad era de la conocida familia Vergara de quioscos de Prensa. Más alejadas de la orilla estaban las ruinas del caserío del antiguo cortijo del Batán, vestigios de un pasado agrario floreciente. Al filo del medio siglo, las tierras del cortijo hacía tiempo que habían sido parceladas y arrendadas a colonos para establecer huertas que, durante muchos años y hasta época reciente, abastecieron de hortalizas, huevos y leche de vaca y cabra a los mercados de la capital y pueblos ribereños. Una de las vaquerías más conocidas era de la familia Borbolla, que servía la leche a los barrios del Porvenir y Heliópolis. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 18 de julio


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Las zonas de baños en la playa de María Trifulca desaparecieron con los dragados de ambas márgenes en los años sesenta

Adiós a María Trifulca Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los barqueros eran personajes básicos en la playa de María Trifulca, para trasladar a las personas entre ambas orillas. Utilizaban pequeñas lanchas para un máximo de cinco a ocho personas, según sus pesos, y cobraban dos reales por cada viajero. Para atravesar el cauce aprovechaban el sentido de las corrientes del río. Si estaba en bajamar, realizaban un amplio círculo hacía el Norte, en dirección a Sevilla, para luego ir poco a poco dejándose llevar por la fuerza del agua hasta el embarcadero de la otra orilla. Si el río estaba en pleamar, entonces el círculo era hacia el Sur, en dirección a la desembocadura, para realizar la misma operación de atraque. Entre los barqueros habituales en la Punta del Verde, eran veteranos Antoñito, natural de Gelves, y Antonio Lara Abad. Ya mediado los años cuarenta llegó Joaquín Mije, que luego se asoció con Alonso el ventero, para explotar conjuntamente el servicio de barcas entre ambas orillas. Este Joaquín Mije era tío carnal de Antonio Mije García, famoso dirigente sindical sevillano, primero anarquista y después comunista, íntimo amigo y seguidor del mítico Pepe Díaz. Antonio Mije pudo huir a Rusia en 1939 y muchos años después, fue entrevistado en París por el escritor Antonio Burgos para su Guía secreta de Sevilla. Entonces, lo primero que preguntó Mije a Burgos, fue si todavía se vendían en Sevilla los cartuchos de pescado frito y los manojitos de rábanos. Algunos barqueros, además de llevar y traer personas entre ambas orillas, ejercieron durante los años del hambre de hábiles transportadores nocturnos de mercancías de estraperlo, que recogían en los pueblos ribereños y llevaban hasta las orillas de la vega trianera e incluso las zonas traseras del Barranco del pescado y la central de la Compañía Sevillana de Electricidad, en la calle Arjona. El uso playero de ambas orillas mantenía costumbres inalterables. La margen de Sevilla era generalmente la más utilizada por los niños y jóvenes de clase media que residían en Heliópolis y el Porvenir, abundando las muchachas. Huelga decir que su presencia era siempre a escondidas de sus familiares, como nadadores furtivos. Por el contrario, la margen del cortijo del Batán, a la que se llegaba en barca o a nado, tenía una clientela adulta y más afín al ambiente frívolo de los ventorrillos, donde solían estar las prostitutas y los homosexuales y sus clientelas. Naturalmente, los niños de la burguesía y la aristocracia quizás ignoraban la existencia de la playa de María Trifulca, porque eran los únicos cuyas familias veraneaban en las playas de Cádiz y Huelva, donde ya Chipiona, Rota y Punta Umbría tenían fama de ser playas preferidas por los sevillanos. Todo lo más, estos niños de clases pudientes habrían frecuentado, siempre furtivamente, la piscina pública llamada La Playa, cerca de la margen trianera del río y junto a la plaza de Cuba. La Playa era sala de fiestas por la noche y otro de los lugares de pecado terminantemente prohibidos por la moral de la época.

ASÍ DESAPARECIÓ LA PLAYA PROHIBIDA

Toda la orilla cercana a la factoría de Abonos Sevilla, fue remodelada para permitir la construcción de pantalanes para el atraque de buques, como muestra la fotografía aérea procedente del Archivo Histórico de la Autoridad Portuaria. Las dos zonas de playas formadas por el doble corte del cauce antiguo del río Guadaira, mediado los años veinte, fueron eliminadas. Durante cerca de cuarenta años, aquel lugar conocido popularmente como playa de María Trifulca, fue lugar concurrido y característico de una época ciudadana, sobre todo durante los "años del hambre". Al mismo tiempo que desaparecía para siempre la Playa de María Trifulca, quedaba en el olvido el proyecto del conde de Halcón, tantas veces reiterado en acuerdos municipales y artículos periodísticos, de crear una playa artificial en el antiguo cauce de Los Gordales, junto al actual Club Náutico de Sevilla, para atender las necesidades de los ciudadanos en verano y evitar que tantos niños y jóvenes muriesen ahogados en el río abierto. Ahora existe otro proyecto en la zona de San Jerónimo.

LA CORTA DE TABLADA DESPUÉS DEL DRAGADO

Mediada la década de los años sesenta, llegó el final para la popular playa de María Trifulca. La entonces Junta de Obras del Puerto realizó antiguos proyectos de dragado del cauce y alineación de las márgenes del río en la zona de la Punta del Verde, desde los Astilleros hasta mediada la corta de Alfonso XIII o Tablada. El resultado lo registra la fotografía aérea que reproducimos cedida por el Archivo Histórico de la Autoridad Portuaria, donde todavía no está construida la dársena del Batán.

El origen del nombre de La Playa se pierde en la noche de los tiempos. La versión más extendida entre los colonos y venteros de ambas orillas, es que en los años veinte vivió en las tierras del cortijo del Batán, en una de las zonas parceladas para huertas, vaquerías y pequeñas granjas, una mujer anciana con pasado desconocido. Algunos la identificaban con una antigua dueña de casa de citas en la calle Montalbán. La vieja se llamaba María, pero nadie conocía sus apellidos, y pronto se ganó el apodo de La Trifulca, por su carácter agrio, conflictivo y poco dado a la convivencia con los colonos y venteros del entorno. Durante los años treinta, en plena República, la tal María La Trifulca convirtió su chozo de hortelana en ventorrillo, rodeado por una pequeña huerta, donde criaba gallinas y conejos. La playa de María Trifulca estaba también ligada a la catástrofe del verano de 1941, cuando el día 23 de julio hizo explosión uno de los polvorines que en la zona Norte del cortijo del Batán tenía instalado el Regimiento de Artillería. Fueron dos días de pánico ciudadano, hasta que quedó sofocado el fuego y se evitaron nuevas explosiones. Durante ese tiempo, el barrio de Heliópolis fue evacuado. La onda expansiva causó desperfectos en una amplia zona de la ciudad. PRÓXIMA ENTREGA:

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Astilleros de Sevilla fue oficialmente inaugurado en 1956 y en 1960 llegó a construir catorce barcos, una marca luego nunca igualada

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Sevilla lo dejó perder Nicolás Salas Periodista y escritor

Las instalaciones de Astilleros de Sevilla en la Punta del Verde, en la margen derecha del Guadalquivir y al final de la corta de Tablada, oficialmente de Alfonso XIII, tuvieron su comienzo histórico a finales de 1945, cuando se colocó la primera piedra. Recordamos que entonces surgió la idea de llamarle Astilleros de Triana, como homenaje a su historia naval y localizarse la factoría en la orilla derecha del Guadalquivir. Pero Astilleros Españoles, propietaria de la factoría, y el Ministerio de Industria, no aceptaron la propuesta sevillana. El historial sevillano en el sector de astilleros se perdía en la noche de los tiempos, con hitos históricos como el de las primeras Atarazanas, mandadas construir por Alfonso X el Sabio en el siglo XIII en el Arenal, y otras actividades navales continuadas que tuvieron el colofón de la construcción en 1819, a orillas del Guadalquivir, del primer barco fluvial español a vapor, el Fernandino, llamado popularmente el Betis. Un proyecto nacido, además, en la Universidad de Mareantes de San Telmo. Desde finales de 1945 hasta 1951, fueron construyéndose en la Punta del Verde los talleres, gradas, muelles y varaderos, algunas de cuyas obras fueron terminadas durante 1952 y 1953. En este último año comenzó a funcionar el varadero, realizándose en su primer ejercicio reparaciones a cuarenta y cinco embarcaciones de hasta seiscientas toneladas. Al mismo tiempo, a flote en las aguas del río se reconstruyeron casi en su totalidad dos buques. Para el sector laboral sevillano, los Astilleros no sólo suponían el reencuentro con la historia naval, con la apertura de una factoría que era la más moderna de la época y también la situada más tierra adentro, gracias a la navegabilidad de la ría del Guadalquivir, sino que aportaba dos valores esperanzadores. El primero, el aprovechamiento de una parte del personal especializado que había quedado sin trabajo en la industria militar sevillana; el segundo, la reactivación de las obras públicas. En efecto, gente procedente de la capital y del alfoz aljarafeño encontró trabajo durante varios años en las obras de los Astilleros. La factoría, que en 1951 contaba con cincuenta y tres empleados, sumaba más de mil cien en 1955 y llegaría a superar los dos mil doscientos a finales de la década. Una gran parte de este personal procedía de otros sectores productivos y fue recalificado mediante cursos acelerados de formación profesional. El primer buque construido en los Astilleros de Sevilla fue el frutero Astene III, botado el 19 de febrero de 1955. Poco más de un año después, y con la factoría a pleno rendimiento, fue inaugurada oficialmente por el Jefe del Estado, general Francisco Franco, el 23 de abril de 1956.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 22 de julio

PANORÁMICA DE ASTILLEROS DE SEVILLA DIBUJADA POR D'ABRAIRA (1966)

RECIÉN INAUGURADOS

Ésta es una de las primeras fotografías oficiales de los Astilleros de Sevilla, publicada por la Diputación Provincial en 1959 en un informe socioeconómico de los años cincuenta. La factoría fue inaugurada el 23 de abril de 1956 por el general Franco, pero ya en 1955 botó el primer buque construido en Sevilla, el Astene III, el 19 de febrero.

SILENCIO EN LOS AÑOS NOVENTA

Francisco de Jesús Pareja captó en 1991 esta perspectiva de las gradas de Astilleros de Sevilla, en paro total. Como un monumento a la incongruencia, la factoría permanecía muda, en crisis galopante. Nunca la ciudad alzó la voz en serio para salvar sus astilleros, mientras intereses ajenos fueron labrando su ruina.


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Durante más de siglo y medio la plaza de abastos fue referencia del Altozano y su entorno, vinculada al solar del castillo de San Jorge

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Triana, mercado y Guadalquivir

TERCIO FINAL DEL SIGLO XIX: MERCADO Y MUELLE DE LA SAL

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los días 13, 15 y 17 de junio pasado, dedi-

camos nuestra sección a recuperar la memoria gráfica y documental del antiguo mercado de Triana, con motivo de la apertura de la nueva plaza de abastos y centro comercial, y hoy complementamos el tema con dos estampas muy expresivas tanto del citado mercado como del entorno arquitectónico, urbano y fluvial. La primera está datada en las últimas décadas de la centuria decimonónica, y es una litografía publicada en La Ilustración Española y Americana en 1879, y la segunda es una fotografía aérea de la dársena de Chapina realizada en los años sesenta de la pasada centuria. La litografía pertenece a los fondos históricos del Museo de la Torre del Oro, y la fotografía al Archivo Histórico de la Autoridad Portuaria de Sevilla. La litografía permite conocer la arquitectura de las naves centrales del mercado trianero durante el último tercio del siglo XIX, así como los edificios anexos más cercanos a la orilla del río. Puede apreciarse la entrada al mercado por la puerta Sur, que daba a la plaza del Altozano por la

AÑOS 60 DEL SIGLO XX: MERCADO Y CORTE DE CHAPINA

rampa del puente de Isabel II, con cancela y escalera, y también los bancos que jalonaban ambas aceras del citado puente, ocupados por viandantes, y las primitivas farolas dobles de fundición para gas ciu-

dad, colocadas sobre pedestales de piedra, según Manuel Macías Míguez en su obra básica Alumbrado público de Sevilla (253 años de su historia). En la orilla sevillana, puede verse que aún no existía el

muelle de la sal y que la margen izquierda del río formaba un talud, salvado con pantalanes de madera para acceder a las embarcaciones. Sólo se aprecia un gran tinglado en esa zona. Al fondo, el paseo de Cristóbal Colón, rotulado en 1892, y antes llamado del Arenal (1870), de la Marina (1869), Acera del Malecón (1848) y otros nombres vinculados al río hasta enlazar otra vez con paseo del Arenal (siglo XVII). El dibujante trazó también la fachada principal de la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería y el edificio de la Real Maestranza de Artillería. La fotografía aérea de los años sesenta permite conocer el trazado del mercado de Triana, formado por tres bloques de cuarteladas más los edificios que lindaban con el muro del actual paseo de Nuestra Señora de la O. El cauce del río aparece cortado en Chapina, situación iniciada en 1948 y que se mantuvo hasta 1991, cuando se construyó el puente del Cristo de la Expiración. No agotamos el tema, sobre el que volveremos más adelante con nueva iconografía del mercado, cuyo proyecto fue aprobado en 1822, y realizado por el maestro de obras Tomás Escacena y Anaya. PRÓXIMA ENTREGA:

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De todas las veladas ancestrales que se celebraban hasta el siglo XIX, la única que se mantiene es la de Santiago y Santa Ana, en Triana

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La Velá de Señá Sant’ana Nicolás Salas Periodista y escritor

■ En 1890, Sevilla contaba con un nutrido programa anual de veladas de barrios, heredadas de centurias anteriores y vinculadas al sistema residencial de corrales de vecinos. Entre ellas, la de Santiago y Santa Ana se celebraba en Triana desde tiempo inmemorial durante los días 25 y 26 de julio, teniendo el río como protagonista básico. Uno de los apasionados historiadores del arrabal, Juan Martín Pérez, dice que Triana “inventó sus velás” a finales del siglo XV, como aliciente de las romerías que peregrinaban a la Real Parroquia de Señora Santa Ana en su festividad, siendo desde entonces fijos los puestos de avellanas verdes. También los hubo de higos chumbos, de aceitunas y camarones, junto con puestos de agua y refrescos. Parece que fue en 1932 cuando se instaló por primera vez una portada al comienzo de la calle Betis. También en los años treinta comenzaron a montarse algunas casetas al estilo de la Feria de Abril, que fueron desplazando a las tiendas de campaña y puestos antiguos. El cante flamenco estuvo siempre vinculado a los festejos trianeros. Hasta finales del siglo XIX, eran habituales las veladas de San Juan y San Pedro, durante los días 23 y 24 de junio, en la Alameda de Hércules, y los días 28 y 29, en la plaza de San Juan de la Palma; la de San Antonio, en la calle San Vicente, los días 12 y 13 de junio; la del Carmen, en la plaza del Altozano y en la calle Resolana, los días 15 y 16 de julio; la del Corpus, en las gradas de la catedral de la calle Alemanes y en la plaza del Salvador, durante las vísperas; la de la Virgen de los Ángeles, los días 1 y 2 de agosto en el barrio de San Roque; la de San Lorenzo, los días 9 y 10 de agosto en la plaza del mismo nombre; la de la Virgen de los Reyes, los días 14 y 15 de agosto en las gradas de la catedral de la calle Alemanes; la de San Bernardo, los días 19 y 20 de agosto en la calle Almonacid; la de San Agustín, los días 27 y 28 de agosto en la plaza de San Leandro; la de la Virgen de las Aguas, los días 7 y 8 de septiembre en la plaza del Salvador, y la de Santiago y Santa Ana, ya citada. Todavía en 1910, el programa de veladas mantenía gran parte de las nombradas en la centuria anterior. En 1930, ya habían dejado de celebrarse la mayoría de las veladas y sólo se mantenían las de Santiago y Santa Ana, de la Virgen del Carmen y de San Juan y San Pedro, pero ésta sólo en la plaza de San Juan de la Palma. Después de la Guerra Civil, sólo se mantuvo la trianera de Santiago y Santa Ana, y algunas otras, como la de San Juan y San Pedro, intentaron revitalizarse en los años cincuenta, pero sin éxito.

CUCAÑA CON FONDO DE VELEROS

El fotoperiodista Cecilio Sánchez del Pando (Sevilla, 1888-1950), cuyo fondo gráfico se custodia en la Fototeca Municipal, en espera de una biografía que rescate sus valiosas aportaciones a la historia local, fue además de un reportero de raza, el pionero de la fotografía aérea periodística e industrial. Entre sus imágenes costumbristas, reproducimos ésta de la velada de Santiago y Santa Ana de los años republicanos, cuando el juego de la cucaña tenía como fondo grandes veleros atracados junto a la orilla de la calle Betis. El rótulo de la barcaza, dice: Balcasa (sic) nº 6 folio 154.

LOS INVENTOS DEL ‘TBO’

LA CUCAÑA, ATRACCIÓN BÁSICA

En la velada de 1926, el mecánico ciclista Manuel Pérez navegó en una bicicleta ideada y construida por él en su taller de San Juan de Aznalfarache, y desde este pueblo ribereño vino a pedales por el Guadalquivir hasta el puente de Triana, el día 25 de julio del citado año. La bici-flotante tenía flotadores de aluminio, hélices y timón.

El principal atractivo fluvial para la chiquillería fue y sigue siendo la cucaña, juego ancestral de habilidad convertido en número básico del programa de diversiones de la velada de Santiago y Santa Ana. Participaron niños, jóvenes y adultos, y entre éstos, avezados pescadores, areneros y buzos del río. La imagen es de los primeros años treinta.

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 27 de julio

ZEPPELIN, PERSONAJE POPULAR

JEROMO, HÉROE DEL RÍO

LOS ANDANAS TRIANEROS


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La Casa Hernal (1929-1952), en la esquina de la Plaza Nueva y calle Tetuán, fue la sala de fiestas más avanzada de la posguerra

El Hernal y Antonio Machín

TUMBA DE MACHÍN

ADELANTADO DE OFERTAS MÚLTIPLES

En la acera derecha del cementerio de San Fernando, en una zona amplia interior, está la tumba de Antonio Machín, donde nunca faltan flores ni las visitas de cantantes cubanos, que riegan el mármol con ron a los sones de melodías caribeñas.

Desde 1929 hasta 1952, la Casa Hernal, de la familia Hernández Nalda, estuvo en la esquina de la Plaza Nueva y la calle Tetuán, como restaurante, confitería, charcutería, café y cervecería, sala de exposiciones artísticas y sala de fiestas sucedánea del cabaret prohibido, donde debutaron los mejores cantantes de los años cuarenta, principalmente el mítico Antonio Machín. El Hernal fue un establecimiento emblemático de la hostelería sevillana de su época. MACHÍN JOVEN

Nicolás Salas Periodista y escritor

En la Sevilla de la posguerra, de los años del hambre, de la cartilla de racionamiento, del estraperlo, del maquis, de las restricciones eléctricas, entre 1940 y 1952, en pleno apogeo del nacional catolicismo y sus tiranías sociológicas, la masa popular tuvo la subcultura de la canción llamada nacional, subdividida en canciones testimoniales y sentimentales, que sirvieron a la sociedad para recrear sus vivencias cotidianas. Entre los años 1945 y 1950, apenas terminada la II Guerra Mundial y en pleno fragor de la ofensiva soviética contra España, el cancionero testimonial y sentimental tuvo añadidos sociológicos vinculados a la censura, de manera que, a falta de los todavía inexistentes seriales radiofónicos lacrimosos y televisiones basuras, la masa pudo interpretar los mensajes subliminales de determinadas letras de canciones que se adelantaron más de una década a la después llamada canción protesta o canción social de los años sesenta y setenta. Así, por ejemplo, Raska yu, de Bonet de San Pedro, tuvo una interpretación negativa que puso en guardia a los celosos inquisidores de la Iglesia Católica y pretendieron prohibirla, nada menos que porque la letra ponía “en duda los novísimos del hombre”. O sea, que cuando Bonet de San Pedro, autor e intérprete de la canción, decía “Raska yu, cuando mueras qué harás tú. Tú serás un cadáver nada más”, estaba poniendo en duda los “novísimos del hom-

AÑOS 40-50: LA CIUDAD PROVINCIANA

La estampa pertenece al fondo fotográfico de Juan José Serrano (Fototeca Municipal) y retrata una escena cotidiana en las tardes dominicales y festivas de la Plaza Nueva, cuando era centro de encuentros entre tatas y soldados, y también de familiares y amigos que pasaban la jornada en amables conversaciones. Ésta fue la Plaza Nueva del Hernal. MACHÍN MADURO

bre”: muerte, juicio, infierno o gloria. La lista de canciones con letras mutiladas o versos cambiados es muy extensa y no viene ahora al caso, pero adelantamos que parte de las canciones de Concha Piquer estuvieron en el punto de mira de los celosos cuidadores de la moral. El Hernal, como se conocía popularmente, estuvo en la esquina de la Plaza Nueva y la calle Tetuán, y fue uno de los establecimientos abiertos con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, por iniciativa de Antonio Hernández Nalda, hermano de José y Carlos, hijos los tres de Antonio

Hernández Merino, fundador en 1885 de la confitería La Campana. El Hernal abrió como restaurante y confitería, que fue ampliando a charcutería, café y cervecería, y mediado los años cuarenta montó una sala de fiestas para competir con las ventas del alfoz donde subrepticiamente se ofrecían espectáculos propios de cabaret, por entonces prohibido. El Hernal trajo a Sevilla a las estrellas de la canción, como Bonet de San Pedro, Jorge Sepúlveda, Rodri Mur y, especialmente, al cubano Antonio Machín, que en Sevilla abrió las puertas de su éxito nacio-

nal. Madrecita, Angelitos negros, Dos gardenias, Mira que eres linda, Espérame en el cielo, Amor no me quieras tanto, Cuando me besas o Anoche hablé con la luna fueron canciones que Antonio Machín popularizó en el Hernal, en una ciudad todavía provinciana que mantenía en pie gran parte del caserío histórico heredado de centurias anteriores, que en los años sesenta sería masacrado. PRÓXIMA ENTREGA:

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George Borrow instaló en la Plaza Nueva un quiosco para vender biblias protestantes en 1839 y, como fracasó, arremetió contra los sevillanos

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Las biblias de ‘Don Jorgito’ Nicolás Salas Periodista y escritor

George Borrow (East Dereham, Norfolk, Inglaterra, 5 Julio 1803-Oulton, Lowestoft, 26 Julio 1881) fue uno de los viajeros extranjeros que llegaron a España en la primera mitad del siglo XIX (1836-1840) y escribieron sus experiencias con menor o mayor acierto, contribuyendo en ocasiones a difundir leyendas románticas que crearon un estado de opinión bastante desdibujado sobre las realidades españolas de la época. El inglés George Borrow añadió a su condición de viajero y aventurero políglota la de agente de ventas de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, función mercantil que ejerció en Sevilla en 1839, logrando contar con varios colaboradores locales para difundir la Biblia protestante. Años antes actuó en Madrid, donde se hizo popular con el sobrenombre de Don Jorgito, el inglés. Por causas diversas fue encarcelado en Madrid y Sevilla, logrando restaurar su fama tras probar que había sido vinculado a

actuaciones punibles por error o animadversión. Su obra La Biblia en España, que le hizo famoso, se publicó en 1842 por primera vez, y pronto fue traducida al alemán, el ruso y el francés. En 1921 se publicó por primera vez en castellano, traducida y anotada por Manuel Azaña, con el título completo de la edición de 1896 de Burke: La Biblia en España, o viajes, aventuras y prisiones de un inglés en su intento de difundir las Escrituras en la Península. George Borrow fue amigo de los gitanos desde su juventud y en España realizó una meritoria labor en su defensa, comenzando por dominar el caló. A Sevilla le dedicó en su libro básico abundantes referencias, pero generalmente negativas. El proyecto de vender biblias protestantes en nuestra ciudad fue un rotundo fracaso, que nunca perdonó. El capítulo cuarenta y nueve de La Biblia en España resume su desdén hacia los sevillanos, a los que dedicó comentarios insultantes, en contraste con la alta valoración que hace de la belleza y fertilidad de las tierras andaluzas. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles, 1 de agosto

VENTA DE BIBLIAS EN LA PLAZA NUEVA

El semanario británico The Illustrated London News (1839) publicó el grabado que reproducimos con el título La venta de biblias en Sevilla. El dibujante recreó la esquina de la Plaza Nueva frente a las calles Tetuán y Granada, el quiosco promovido por George Borrow y personajes ataviados con el ropaje de la época.

100 páginas de Sevilla Ayer y Hoy Para facilitar a los coleccionistas de nuestrasecciónSevillaayeryhoylaconsultade las cien primeras páginas publicadas, detallamoselíndicecronológicoytemático.

Año 2000 3OCTUBRE. Día 29: Curro Romero debutó en La Pañoleta. 3NOVIEMBRE. Día 5: Recuerdo de la familia Borbón y Orleáns. 12: Estampa en la Real Maestranza: Pepe Luis Vázquez y Publicidad de ayer. 19: Lavanderas de corrales de vecinos, y Publicidad de ayer. 26: Los Remedios es Triana y Publicidad de Ayer. 3DICIEMBRE. Día 3: Una fuente que hizo historia (calle Luis Montoto) y Publicidad de Ayer. 8: Monumento a la Inmaculada en la plaza del triunfo. 10: Padre Tarín, noventa aniversario de su muerte. 17: Los areneros del Guadalquivir. 24: La Nochemala para los pavos. 31: Hartos de ser marginados (Vecinos de la avenida de San Juan de la Salle) y Cuando Maribel Moreno de la Cova abrazó al general Franco en El Pardo.

Año 2001 3ENERO. Día 3: Los zapateros remendones. 5: Carta fundacional de la Cabalgata de Reyes Magos del Ateneo. 7: La ópera en Sevilla. 10: Sevilla en la ópera. 12: Fotografías irrepetibles de

la ciudad: Solares de la Maestranza de Artillería y del edificio La Aurora. 14: Curro Romero, debutante con traje de luces en La Pañoleta. 17: Hipermercados ambulantes. 19: Abandono e incultura cívica en los Jardines de Murillo. 21: En 1905 Sevilla tuvo la placa de matrícula SE-1. 21: Setenta y cinco años del vuelo del Plus Ultra (Especial). 24: Andueza, la calle sin casas. 26: El Zeppelín, frustración ignorada. 28: La ciudad de los mercadillos callejeros. 31: El mercadillo más antiguo, el Jueves. 3FEBRERO. Día 2: El paseo de las Delicias en 1937. 4: La avenida de la Palmera en 1937. 7: La edad de oro de la piqueta (Plaza del Duque de la Victoria). 9: Almacenes del Duque (18791965) y Publicidad de ayer. 11: Los castillos de rondas (Pozo Santo). 14: Los castillos de rondas (Calle Castilla). 16: Deterioro del acueducto almohade (Caños de Carmona). 18: Canal de navegación Sevilla-Bonanza (19531973). 21: Colas para comprar carne de ballena y Publicidad de Ayer. 23: Placas históricas desaparecidas por el vandalismo callejero. 25: Carnaval a la sevillana. 28: La actual calle San Pablo antes del ensanche de 1937. 3MARZO.Día 2: Aniversario del fallecimiento de sor Ángela de la Cruz. 4: Los Jardines de la Caridad, víctimas del

vandalismo y la ineptitud política. 7: Recuerdo de Antoñito Procesiones. 9: La pila del pato, fuente viajera. 11: Piratas en una isla del Guadalquivir.14: Explosiones de polvorines urbanos. 16: Hotel Inglaterra, decano del sector. 18: Centenario de la estación ferroviaria Plaza de Armas. 21: El Gran Café de París y la saga Juliá. 23: La Pasarela (1896-1920). 25: Cincuentenario de la visita a Sevilla de la imagen de la Virgen de Fátima. 28: Un atentado al patrimonio ciudadano en la plaza Virgen de los Reyes. 29: Primera visita oficial de los Reyes Juan Carlos I y Sofía de Grecia. 30: Los escenarios del pregón de la Semana Santa (1933-2001). 3ABRIL. Día 1: Fotografías irrepetibles de la ciudad: casa de Juan Diente en las murallas del Real Alcázar, Compás de San Pablo y Pasarela. 4: Centenario de Emigdio Mariani y Piazza. 6: Triple aniversario en el Guadalquivir: inauguración de la corta y el puente de Alfonso XIII y regreso de los aviadores del Plus Ultra. 8: El legendario maestro Rafael Macías, brigada clarinero del Tercer Regimiento Ligero de Artillería. 9: Soleá, dame la mano (Font de Anta y la cárcel del Pópulo). 10: La primera en cruzar el puente de barcas (Hermandad de la O). 11: Maestros del cante por saeta. 12: La Dolorosa sin lágrimas (Quinta Angustia). 13: Las pri-

meras fotografías nocturnas de la Semana Santa. 15: La Feria taurina de 1847. 18: Artesanía en las obras públicas. 20: Personajes callejeros entrañables. 22: Escándalo nacional en Nervión (Cuando el árbitro Azón y el linier Saz, dieron el título de Liga al Atlético de Madrid a costa del Sevilla F. C.). 25: El Vacie, suburbio crónico (Visita del general Franco). 27: Explosión del Pabellón del Aceite. 29: Primeros carteles de la Feria de Abril (Colección Manuel González Labrado). 3MAYO. Día 2: Aniversario del capitán artillero Luis Daoiz y Torres. 4: Cruces de Mayo del Novecientos. 6: Recuerdo del empresario Juan Antonio Marvizón. 9: Veinticinco años de amor a la música (Fernando España y la coral San Felipe Neri). 11: Fotografías irrepetibles de la ciudad: Fuente de la Virgen de los Reyes y plaza de la Pescadería. 13: Pavimentos de la calle Sierpes. 16: En San Gil y la Catedral: funerales por José Gómez Ortega, Joselito el Gallo. 18: Recuerdo del cine y teatro Coliseo España. 20: Los pianillos de manubrio. 23: Cruces de Mayo de hoy. 25: Los fotógrafos al minuto. 27: Ensanche de la calle Mateos Gago. 30: Un monumento con retraso (San Fernando). 3JUNIO. Día 1: Las calles superestrechas. 3: Recuerdo del pedagogo Ma-

nuel Siurot Rodríguez. 6: El otro Álvarez Quintero: el hermano ignorado. 8: Recuerdos de la estación Plaza de Armas: llegadas y salidas históricas. 10: 1991, el año de los puentes de la Expo 92. 13, 15 y 17: Historial del mercado de abastos de Triana y del castillo de San Jorge, sede del Tribunal de la Santa Inquisición. 20: Recuerdo del dibujante y pintor Vicente Flores Navarro. 22: Historial de la Feria del Libro. 24: Bodas de oro del sanatorio Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. 27 y 29: Memoria gráfica de la plaza de la Magdalena. 3JULIO. Días 1 y 2: Memoria gráfica de la plaza de la Magdalena. 6: Centenario de la Joyería Reyes. 8, 11, 13 y 15: Recuerdos de la playa de María Trifulca, en la Punta del Verde (1926-1963). 18: Fotografías irrepetibles de la ciudad: vaquerías en el centro histórico, barcos de rueda en el Guadalquivir, plaza de Cuba en 1953 y plaza de la Alfalfa en 1900. 20: Astilleros de Sevilla. 22: El antiguo mercado de Triana. 25: Recuerdos de la Velá de Santiago y Santa Ana. 27: El Hernal y Antonio Machín. 29: Las bíblias protestantes de Don Jorgito, el inglés en la Plaza Nueva, e índice de las cien primeras páginas de Sevilla ayer y hoy.


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Mañana, 2 de agosto, se cumple el CXXVI aniversario de la fundación de la Compañía de las Hermanas de la Cruz, por Ángela Guerrero González

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La obra de Sor Ángela

PRIMERA FOTOGRAFÍA

CASA FUNDACIONAL

SEGUNDA CASA

TERCERA CASA

Fragmento de la primera imagen gráfica que se conserva de Sor Ángela de la Cruz vestida con hábitos, en la que aparece arrodillada en un reclinatorio del convento de Santa Paula, donde se dijo la primera misa. Fechada en 1875, la fundadora contaba entonces veintinueve años de edad.

Un cuarto alquilado con derecho a cocina, en un corral de la calle San Luis 13, fue la casa fundacional de la Compañía de Hermanas de la Cruz, el primer convento. Allí se establecieron el día 2 de agosto de 1875, Sor Ángela de la Cruz y sus tres primeras hermanas, aún sin vestir hábitos.

Sor Ángela y sus seguidoras estuvieron apenas dos meses en la casa de la calle San Luis número 13, y el primero de octubre del mismo año 1875 se trasladaron a la calle Hombre de Piedra número 8, donde comenzaron los vínculos con Marcelo Spínola, entonces párroco de San Lorenzo.

En la calle Lerena número 3, en una casa donada por la familia Casa León, se instalaron las Hermanas de la Cruz el día 11 de junio de 1876. Fue la tercera casa del entonces Instituto, desde su fundación el 2 de agosto de 1875. Antes estuvieron en las calles San Luis y Hombre de Piedra.

CUARTA CASA

CASA MATRIZ

VISITA PAPAL

En 1881, el 16 de diciembre, las Hermanas de la Cruz se trasladaron por cuarta vez de residencia, en esta ocasión a la calle Cervantes número 12, propiedad del marqués de Villavelviestre. Ayudaron a la compra las familias Casa León y Ortiz Urruela, el sacerdote Álvarez y el arzobispo Lluch.

Antigua casa palacio del marqués de San Gil, en la calle Alcázares número 4, rotulada de Sor Ángela de la Cruz desde el día 4 marzo de 1932, casa-matriz de la Compañía de Hermanas de la Cruz desde el 3 de diciembre de 1887. Fue bendecida por el arzobispo fray Ceferino González.

Juan Pablo II visitó la casa generalicia de la Compañía de Hermanas de la Cruz el día 5 de noviembre de 1982, cuando vino a Sevilla para proclamar beata a sor Ángela de la Cruz. El Santo Padre oró arrodillado delante de la urna que guarda los restos incorruptos de la fundadora.

para que escribiera sus “papeles de conciencia”, donde sor Ángela expresó sus vivencias y ansias religiosas desde el 11 de octubre de 1874 en adelante. Hasta que en julio de 1875, junto a sus tres amigas y compañeras antes citadas, decidió abandonar el taller de zapatería y dedicarse a visitar y atender a los pobres enfermos. Las cuatro mujeres no contaban con más ingresos iniciales que sus parcos ahorros y las ayudas que le proporcionó la Providencia.

El mismo año de la fundación, sor Ángela y sus tres compañeras abandonaron la habitación con derecho a cocina de la casa corral de la calle Luis número 13, y se trasladaron a una casa unifamiliar de la calle Hombre de Piedra número 8. Allí se unieron otras muchachas atraídas por la fama que en tan escaso tiempo habían adquirido las fundadoras, entregadas en cuerpo y alma al ejercicio de la caridad en los más necesitados. De este tiempo se recuerdan

hechos que asombraron a los sevillanos. La semilla sembrada por sor Ángela de la Cruz ofrece una cosecha espléndida ciento veintiséis años después. La Compañía de Hermanas de la Cruz está presente en casi toda España y otros países. Y ella es tenida por santa desde antes de morir.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Ángela de la Cruz Guerrero González (Se-

villa, 30 enero 1846-2 marzo 1932), beata desde el día 5 de noviembre de 1982, fundó en Sevilla la Compañía de Hermanas de la Cruz el día 2 de agosto de 1875, festividad de Nuestra Señora de los Ángeles. Ese día emblemático para sor Ángela, ella y sus tres primeras seguidoras, Josefa de la Peña, Juana María Castro y Juana Magadán, aún sin vestir hábitos, comenzaron la vida de la Compañía en una modesta casa corral de la calle San Luis número 13. Mañana se conmemora el CXXVI aniversario de la citada fundación. Hasta llegar al 2 de agosto de 1875, sor Ángela de la Cruz tuvo una dura travesía iniciada en 1865, después de tres años de meditaciones y esperanzas de dedicar su vida a Dios, mientras trabajaba desde 1862 como obrera zapatera en el taller de Maldonado, haciendo calzado a medida para las señoras de la burguesía sevillana y para sacerdotes. Esta última circunstancia le permitió conocer al padre José Torres Padilla, cuya influencia espiritual fue clave para sus aspiraciones religiosas. En 1865, sor Ángela pidió el ingreso en el convento de las Carmelitas Descalzas, pero le fue denegado. Tres años después, en 1868, fue admitida por las Hijas de la Caridad del Hospital de las Cinco Llagas, pero en 1870 tuvo que abandonar por enfermedad cuando ya era novicia. Durante más de cuatro años, hasta 1875, mantuvo vinculaciones espirituales con el padre José Torres Padilla, su mentor, quien le motivó

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El primer puente sobre el río Guadalquivir fue de barcas, construido por los almohades en 1171, y el sistema se mantuvo hasta 1852

El puente de barcas Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Comenzamos hoy y continuaremos durante todo el mes de agosto, el historial de los puentes sobre el Guadalquivir a su paso por la ciudad y su entorno, un total de veinticinco, uno de ellos doble para el ferrocarril de la zona portuaria, incluyendo los cuatro puentes ferroviarios y los tres acueductos. También recordaremos los pasos elevados en las zonas urbanas de San Bernardo, Luis Montoto y Enramadilla. El primer puente de la historia sevillana fue de barcas, construido en 1171 por iniciativa del califa almohade Abu Yacub Yusuf. Este personaje árabe que fue básico para la ciudad almohade y su legado, es recordado en una modesta calle rotulada en 1950 con su nombre abreviado. Junto con el puente y durante su califato, también se hicieron el acueducto conocido popularmente con el nombre de Caños de Carmona (1171-1172), la mezquita aljama (1172-1198) y su alminar (1184-1198) luego reconvertido en Giralda cristiana (1248 y 1568), los jardines de la Buhayra (1171) y otras obras fundamentales terminadas, en construcción y proyectadas. Que el sistema de puente de barcas se mantuviera desde 1171 hasta 1852, es decir, el amplísimo periodo de seiscientos ochenta y un años, prueba que en nuestra ciudad y durante todos los tiempos, entre el inicio de una idea y su realización, pasa muchísimo tiempo. Porque la idea de construir un nuevo puente para sustituir al de barcas, se mantuvo durante muchos años sin llegar a cumplimentarse, como podrán conocer en las páginas próximas dedicadas al puente de Isabel II (1852), vulgo de Triana. Debemos subrayar que existe una excepción histórica protagonizada por los puentes y otras infraestructuras básicas construidas para la Exposición Universal de 1992. Entonces sí que transcurrió muy poco tiempo entre la idea y su realización. En un solo año, 1991, se inauguraron cuatro puentes proyectados entre 1987-1989. Y en 1992, se inauguraron otros tres también proyectados entre 1987-1989. Toda una marca difícilmente superable. En nuestra próxima entrega recordaremos los hechos más importantes del tiempo del puente de barcas, comenzando por el último siglo de la Sevilla árabe, la Isbiliya almohade (1147-1248), y continuando con la Sevilla del Imperio y los siglos siguientes. Asimismo aportaremos la bibliografía básica. En los años ochenta y noventa propusimos la reconstrucción del Puente de Barcas y su anclaje en la dársena de San Jerónimo, como paso peatonal y memorial histórico-árabe.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 5 de agosto

EN 1851, EL VIZCONDE DE VIGIER HIZO LA ÚNICA FOTOGRAFÍA DEL PUENTE DE BARCAS

El fotógrafo francés vizconde de Vigier hizo en 1851, por encargo del duque de Montpensier, la única fotografía que existe del puente de barcas. El vizconde de Vigier fotografió también entre los años 1850-1851, otros temas locales, vistas de la ciudad, edificios y costumbres. El álbum pertenece actualmente a la colección del duque de Segorbe, quien autorizó la edición de la obra completa en 1977 a la entonces restaurada Sociedad de Bibliófilos Andaluces. El puente aparece fuera de su sitio habitual, al ser desplazado el 30 de junio de 1845 hasta la zona frente a la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería, para permitir en su primitivo lugar la construcción del puente de Isabel II (vulgo de Triana), entre el 12 de diciembre de 1845 y el 23 de febrero de 1852. La apertura al público se realizó el 30 de junio siguiente. De manera que el sistema de barcas como plataforma para cruzar el Guadalquivir se mantuvo durante seiscientos ochenta y un años, desde 1171 hasta 1852. Las barcas tenían que ser reemplazadas o restauradas casi todos los años como consecuencia de los destrozos causados por las frecuentes riadas. PLANOS DE LAS BARCAS DEL PUENTE

Los dibujos que reproducimos están fechados a primeros del siglo XIX, y se guardan en el Archivo Histórico Municipal de Sevilla. Las medidas están expresadas en varas, y una vara equivale a 83,6 centímetros. De manera que la eslora medía aproximadamente unos 22 metros, y el piso unos 8,5 metros de ancho. Más detalles de las barcas del puente pueden consultarse en la monografía escrita por el doctor ingeniero Antonio Herencia Ruiz, en el libro Los puentes sobre el Guadalquivir en Sevilla, editado por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en 1999. VISTA CABALLERA

Hasta que en 1771 se publicó el primer plano topográfico de la ciudad, mandado levantar por el asistente Pablo de Olavide, la iconografía urbana estuvo fundamentada en vistas caballeras. Reproducimos un fragmento de un grabado fechado en 1638 y firmado por Mathäus Merian, que fue incluido en un libro de geografía de Joahn Ludwig Gottfried, publicado en el año citado en Fráncfort. Esta vista caballera de la ciudad se custodia en la Biblioteca Nacional de Madrid, y es una de las más antiguas iconografías que se conocen del puente de barcas.

CORACHA CON TORRE

Manuel Ferrand, autor polifacético, dibujó para la obra Repartimiento de Sevilla (1951), de Julio González, esta perspectiva curiosa tomada de las vistas caballeras anteriores a 1771, en la que puede observarse la muralla Sur de la ciudad, la Puerta de Jerez, el cauce del arroyo Tagarete, la coracha palatina y las torres del Oro y de la Plata.


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Durante 681 años, desde la ciudad almohade (1171) a la isabelina (1852), el puente de barcas fue testigo de la historia de Sevilla

SEVILLA AYER Y HOY

Casi siete siglos de historia

ACUEDUCTO Y PUERTA DE CARMONA

En el Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla se custodia este grabado realizado por Parcerisa hacia 1850, en el que puede verse el último tramo del acueducto de los Caños de Carmona, concretamente la zona de la alcantarilla de las Madejas sobre el arroyo Tagarete. El dibujante incluyó una diligencia sobre el piso de la citada alcantarilla, la Puerta de Carmona, en el centro de la imagen, y la imponente mole del convento de San Agustín, a la derecha. Completan el dibujo los personajes y el perro, al estilo de la época. Otros dibujantes, como Pérez-Villamil en 1845, dan un trazado distinto a las últimas arcadas del acueducto.

JARDINES Y PALACIO DE LA BUHAIRA

Fernando de Amores Carredano y Manuel Vera Reina, firman la monografía sobre AlBuhaira/Huerta del Rey incluida en la obra Sevilla almohade (1999), en la que se actualiza el historial de la Buhayra. La fotografía la reproducimos del citado libro y ofrece una panorámica de las restauraciones realizadas recientemente. Los jardines y palacio de la Buhayra comenzaron a construirse en octubre de 1171 por orden del califa Abu Yacub Yusuf, y concluyeron en 1195.

Nicolás Salas Periodista y escritor

Durante seiscientos ochenta y un años, desde la Isbiliya almohade (1171) hasta la ciudad isabelina (1852), el puente de barcas sobre el Guadalquivir fue testigo de los más trascendentes acontecimientos históricos sevillanos, con tres épocas básicas durante los siglos XII, XIII y XVI-XVII. La apertura del puente de barcas en 1171 desarrolló la socioeconomía de Triana, el Aljarafe y la Sierra Norte de la provincia. El puente fue uno de los símbolos del período almohade y contemporáneo del acueducto de los Caños de Carmona, los jardines de la Buhayra y la torre-Giralda de la nueva mezquita aljama. Luego, durante la Sevilla Alfonsina (siglo XIII) y la Sevilla del Imperio (siglos XVI-XVII), volvió a ser testigo del orto y ocaso de la ciudad y su río. El almirante Bonifaz rompió el puente de barcas en 1248 y cortó el abastecimiento a la ciudad procedente del Aljarafe, acelerando su rendición. Dentro del período histórico (11471868), hay dos épocas que marcaron el renacimiento sevillano, proyectando a la ciudad hacia el mundo occidental y elevando su influencia y fama hasta límites nunca igualados antes ni después. Estas dos épocas de máximo esplendor transcurrieron durante los siglos XIII y XVIXVIII. En la primera fue el rey Alfonso X el Sabio (reinó en 1252-1284) el principal protagonista del orto sevillano, y en la segunda fue fundamental la decisión de los Reyes Católicos de conceder a Sevilla la

ALMINAR ALMOHADE

TORRE DEL ORO

Esta imagen del alminar de la mezquita aljama almohade, fue dibujada por Alejandro Guichot en 1910, conjuntamente con la Giralda en dos épocas claves, la de 1356, con el sencillo campanario colocado después del terremoto que dejó caer las bolas, y la resultante de las reformas de 1568 y 1890, con el campanario y veleta actuales. Las obras del alminar comenzaron en 1172 y terminaron en 1198.

Otra de las obras almohades fue la Torre del Oro (1221-1222), coincidiendo con la restauración de las murallas. Las torres que formaban la coracha tienen plantas distintas. La Torre del Oro es dodecagonal, la de la Plata es octogonal, la de Abdelazis es hexagonal y la dos de la Cilla son cuadrada. Luego falta una torre de planta decagonal para completar la progresión aritmética en dirección al río.

Casa de Contratación (1503), base de su emporio hasta 1717, cuando la Casa fue trasladada a Cádiz por el rey Felipe V. Con la epopeya colombina coincidió la Edad Moderna, que para Sevilla abrió las puertas de los Siglos de Oro. Durante los siglos XVI-XVIII se publicaron las más completas vistas caballeras de la ciudad, tomando el puerto de Indias y el puente de barcas como objetivos prioritarios y realizadas desde la altura del Aljarafe. Durante estos siglos, “Sevilla es posiblemente una de las ciudades más iconografiadas del mundo” (María Dolores Cabra). Uno de los grabados básicos está fechado en 1617 e incluyó por primera vez el conocido lema de “Quien no ha visto Sevilla no ha visto maravilla”, de autor anónimo. Bibliografía básica sobre el período almohade: El último siglo de la Sevilla islámica (1995), de José García-Tapial León y José María Cabeza Méndez; Sevilla almohade (1999), de varios autores; La arquitectura militar y palatina en la Sevilla musulmana (1991), de Magdalena Valor Piechotta; Sevilla musulmana hasta la caída del califato (1988), de Rafael Valencia Rodríguez; Los puentes sobre el Guadalquivir en Sevilla (1999), de varios autores; La Sevilla islámica (1984), de Jacinto Bosch Vilá; Sevilla a comienzos del siglo XII (1948), de E. Levi-Provençal y Emilio García Gómez; Turris fortísima (1988), de varios autores; Sevilla extramuros (1998), de varios autores; y La Torre del Oro y el río de Sevilla (1984), de Teodoro Falcón Márquez y José Manuel Suárez Garmendia. PRÓXIMA ENTREGA:

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La idea de sustituir el sistema de barcas y emplear la piedra para un nuevo puente se mantuvo durante dos siglos y cuarto (1629-1852)

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Puente de Isabel II (Triana)

EL MODELO PARISINO DEL PUENTE DE ISABEL II

L’Illustration, Journal Universel de fecha 7 de junio de 1862, diario de París, incluyó en su primera página el grabado del puente parisino llamado del Carrousel que reproducimos, por haber servido de modelo para construir en Sevilla el puente de Isabel II, vulgo de Triana desde su inauguración el día 30 de junio de 1852. El puente del Carrousel fue demolido en 1925, y su destrucción levantó polémicas en la capital francesa, pero el mal estado de sus estructuras metálicas y pilares impidieron su mantenimiento. El puente de Isabel II también estuvo condenado a la piqueta en 1974, por decisión de un ingeniero del Ministerio de Obras Públicas, pero el clamor popular liderado por el Ayuntamiento presidido por Juan Fernández Rodríguez y García del Busto, con el apoyo del Colegio de Arquitectos, obligó a la Administración Central a buscar soluciones técnicas para salvarlo. La reinauguración del puente de Isabel II se hizo el 13 de junio de 1977, después de dos años de obras y veinte de polémicas.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Después del sistema de puente de barcas, que se mantuvo seiscientos ochenta y un años, desde 1171, el primero de construcción fija fue el puente de Isabel II, inaugurado oficialmente el día 23 de febrero de 1852 y abierto al público el día 30 de junio siguiente. Hasta llegar a su realización a mediado del siglo XIX, la idea de sustituir el sistema de barcas y emplear la piedra para un nuevo puente se mantuvo durante dos siglos y cuarto. El primer proyecto del que existen pruebas documentales está fechado en los años 1629 y 1630, y reproducimos en esta página el dibujo de Andrés de Oviedo. Después se sucedieron los proyectos hasta que en 1824 el Ayuntamiento decide poner fin al sistema de barcas, por lo costoso de su mantenimiento, los problemas de utilización en invierno por causa de las riadas del Guadalquivir, y los riesgos para los viandantes y el transporte de mercancías procedentes del Aljarafe y la Sierra Norte. No obstante pasaron seis años hasta que el Ayuntamiento aprobó el cambio del sistema de barcas (1830), y doce más hasta que se acordó el sistema de construcción metálica y de material (1842), tomando como modelo el puente del Carrousel sobre el Sena parisino construido en 1834 y que fue de los primeros en sustituir la piedra por el hierro en la estructura principal sobre pilas de material. En 1845 fueron adjudicados los proyectos y obras a los ingenieros Gustavo Stenaicher y Fernando Bernadet, y el día 12 de diciembre

DOS SIGLOS Y CUARTO DE ESPERA

Los intentos de sustituir el puente de barcas almohade inaugurado en 1171, se sucedieron desde el comienzo del siglo XVII, pero nunca se realizaron pese a que desde comienzos del siglo XIX el sistema de barcas provocaba numerosos problemas de uso y mantenimiento como consecuencia de las riadas. Casi todos los años, el Ayuntamiento estaba obligado a reparar las barcas e incluso a sustituirlas con los consiguientes gastos. El dibujo que reproducimos se custodia en el Archivo Histórico Municipal y está fechado en 1629-1630, y constituye la más antigua prueba documental del intento de sustituir el primitivo puente de barcas por uno fijo de material. Fue el asistente Diego Hurtado de Mendoza, conde de la Corzana, quien promovió el proyecto de un nuevo puente fijo entre las orillas de Sevilla y Triana, en el mismo lugar donde estaba anclado el puente de barcas. El dibujo fue realizado por Andrés de Oviedo, y el grabado por Alardo de Poma. La copia que reproducimos fue hecha en 1696.

de dicho año fue colocada la primera piedra. Los hierros para el puente fueron fabricados en la Fundición San Antonio, de Narciso Bonaplata, el cofundador de la Feria de Abril (1847) con José María Ybarra, y empresa que también aportó los hierros para el Teatro San Fernando (1847), las verjas de la Universidad y otras obras singulares de la época. En 1849 quebró la empresa constructora por las demoras del Ayuntamiento en los pagos establecidos, y Gustavo Stenaicher y Fernando Bernadet abandonaron la obra, cuya dirección fue adjudicada al ingeniero Canuto Carroza. Por fin, el 23 de febrero de 1842, terminó la construcción del puente, superando problemas diversos, no sólo económicos y de mano de obra, sino ambientales por los rumores sobre los riesgos que supondría un puente de hierro en vez de piedra en un río donde las riadas con fuertes corrientes eran sistemáticas. No obstante, hasta el 30 de junio siguiente no se autorizó el uso público, después de varias pruebas de resistencia. Poco después, en 1857, se mejoraron los accesos al nuevo puente por ambas orillas. Sobre este periodo histórico del puente contamos con una monografía actualizada escrita por los doctores ingenieros de Caminos, Canales y Puertos Joaquín Lefler Pino y Antonio Herencia Ruiz, incluida en el libro Los puentes sobre el Guadalquivir en Sevilla (1999), editado por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Sobre las siguientes etapas de la vida del puente de Triana, aportaremos datos en las dos próximas entregas. PRÓXIMA ENTREGA:

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Para los barcos de vela, escribió Federico García Lorca, Sevilla tiene un camino fluvial, y al final del viaje, siempre, el puente de Triana...

Cuando cortaron el río

LOS MIRONES

ESTAMPA TRIANERA CON VELERO

La iconografía del puente de Isabel II, siempre llamado de Triana por el pueblo de ambas orillas, es muy numerosa. Pinturas, dibujos, fotografías se acumulan en poder de los coleccionistas o se muestran como gritos exultantes colgados de las paredes en establecimientos del antiguo arrabal y del Arenal. La imagen que reproducimos representa una estampa fluvial y urbana con valores excepcionales. Tenemos el puente como eje principal, por el que circulan un tranvía de mulas y un carro con toldo tirado por tres mulos. A la salida del Altozano había varias colleras de mulos dispuestos para ayudar a subir los carros muy cargados de mercancías. En el cauce, un velero de dos mástiles, un yate, con la cubierta entoldada. Y la calle Betis... Una calle aún sin adoquinar y acerar, y por lo tanto anterior a 1906. Los personajes y el caserío son decimonónicos. Al fondo se adivina la escalerilla de Tagua. Zona emblemática del antiguo arrabal tantas veces recordada por Manuel Macías Miguez, Ángel Vela Nieto, Manuel Lauriño, Francisco Solís...

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Desde 1857, cuando se mejoraron los accesos al puente de Isabel II, hasta un siglo después, en 1957, nadie pensó que el natural deterioro de los materiales pudiera justificar su derribo, idea que planteó un ingeniero del entonces Ministerio de Obras Públicas, Carlos Fernández Casado. Desde 1957 hasta 1973, el citado ingeniero se convirtió durante dieciséis años en una pesadilla para los sevillanos, por su constante protagonismo a favor del derribo del puente y la construcción de uno nuevo, proyectado por él mismo. De nada valieron los rechazos del boticario trianero Aurelio Murillo Casas, liderando un estado de opinión que tardó tiempo en prender en las autoridades municipales. Sobre este asunto informaremos con detalles en la siguiente entrega. Ahora recordaremos otra circunstancia igualmente lesiva para el Guadalquivir en particular y la ciudad en general, como fue el corte del cauce a la altura de Chapina, como obra hidráulica para defender la zona urbana de las riadas. El proyecto no fue mal visto inicialmente, porque en vez de cortar el cauce del río mediante aterramiento total, se iba a construir una esclusa que estaría cerrada durante las avenidas y abierta en tiempos de bonanza. Sin embargo, el Ministerio de Obras Públicas incumplió su promesa y la esclusa quedó aplazada para fecha posterior, que nunca llegó, por lo que el

RECUERDO DEL RÍO CORTADO POR CHAPINA

La fotografía pertenece a la delegación sevillana del Ministerio de Fomento y muestra una perspectiva aérea del puente de Isabel II (Triana) con el fondo de saco realizado durante finales de los años cuarenta y primeros cincuenta, cuando se cortó el cauce histórico del Guadalquivir para crear una dársena que fue motivo de polémicas, sin respuesta por parte de las autoridades de Madrid. Inicialmente se prometió construir una esclusa, que nunca se hizo. Pueden verse las arboledas junto a la orilla y la avenida del Cristo de la Expiración, inaugurada en 1959 después del derribo de la pasarela del agua, vulgo de Chapina. Entre ambas arboledas estuvieron desde 1960 hasta 1989 las instalaciones deportivas de Chapina. También puede observarse parte de la Vega de Triana, con el cortijo de Gambogaz al fondo, y parte también de los terrenos ocupados por la Exposición Universal de 1992. Con motivo de este evento fue liberado el cauce del río y construido el puente del Cristo de la Expiración. La dársena de Chapina generó flora y fauna propias. El puente aparece ya con la nueva plataforma inaugurada en 1977.

Andrés Martínez de León (Coria del Río, 5 abril 1895-Madrid, 27 mayo 1978), genial dibujante de periódicos, dejó constancia de los mirones del puente, gentes que se pasaban las horas recostadas sobre la baranda viendo trabajar a los areneros del Guadalquivir. Una estampa repetida mañanas y tardes durante los años cuarenta y cincuenta. Otro gran dibujante, Vicente Flores (Triana, 1 julio 1911-26 agosto 1990) también dejó testimonio gráfico de los mirones del puente.

aterramiento total del cauce a la altura de Chapina duró medio siglo, hasta la Exposición Universal de 1992 y la construcción del puente del Cristo de la Expiración (1991). Contra el corte del río hizo una apasionada campaña periodística el escritor Joaquín Romero Murube. El corte de Chapina, efectivamente, acabó con las riadas que azotaron a la zona urbana desde tiempo inmemorial provocadas por el Guadalquivir, pero no pudo evitar las inundaciones de la zona urbana y la vega trianeras, y mucho menos las que originaron los desbordamientos del río Guadaira (1948) y el arroyo Tamarguillo (1961). Las obras de aterramiento del cauce en el sector de Chapina comenzaron en octubre de 1948 y terminaron en diciembre de 1950 en su primera fase, y luego se tardaron nueve años en desmantelar la pasarela del agua y construir sobre el muro de defensa la avenida del Cristo de la Exposición (1959). Sin embargo, el proyecto de corte del río era muy anterior a los años cuarenta, cuando se revitalizó por las repetidas riadas sufridas por la ciudad; concretamente estaba incluido en el Plan Delgado Brackembury de 1927 para crear la corta de la Vega de Triana, que se fue realizando durante más de dos décadas. En nuestra siguiente entrega recuperaremos la memoria documental sobre el largo periodo de veinte años que Sevilla sufrió, desde 1957 a 1977, intentando salvar el Puente de Triana frente a las reiteradas tentativas de derribarlo desde Madrid. PRÓXIMA ENTREGA:

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Un ingeniero del Ministerio de Obras Públicas estuvo desde 1957 hasta 1974 a favor del derribo del puente y la construcción de uno nuevo

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Quisieron destruirlo desde Madrid Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El 23 de febrero de 2002 se cumplirá el sesquicentenario de la inauguración oficial del puente de Isabel II, vulgo de Triana y con esta nominación popular admitida por el propio Ayuntamiento en la rotulación pública. Sugerimos que el Gobierno municipal aborde con antelación el homenaje que el puente merece en su ciento cincuenta cumpleaños. Como adelantamos en la entrega anterior, la idea de derribar el puente de Triana y construir uno nuevo fue planteada inicialmente en 1957 por el ingeniero Carlos Fernández Casado, en su calidad de jefe del departamento de Puentes y Estructuras del Ministerio de Obras Públicas. Fechados en 1957 y 1958, hay dos informes del citado ingeniero que culminaron con la prohibición de circular por el puente los camiones y autobuses, pero manteniendo el servicio tranviario. El día 2 de mayo de 1960 se presentó un anteproyecto de Carlos Fernández Casado para construir un nuevo puente y derribar el de Isabel II. El mismo ingeniero presentó el proyecto definitivo el 25 de noviembre de 1964 por encargo del Ministerio de Obras Públicas, pero no fue aprobado por el Ayuntamiento de Sevilla. Nueve años después, en octubre de 1973, Carlos Fernández Casado presentó un proyecto modificado para el nuevo puente, que no fue ni aceptado ni rechazado por el Ayuntamiento. Pero hasta la primavera de 1974 el pueblo sevillano no tiene conocimiento de que hacía dieciséis años que el Ministerio de Obras Públicas pretendía derribar el puente trianero y construir uno nuevo, por iniciativa del ingeniero Carlos Fernández Casado, basándose en la imposibilidad de reparar los graves desperfectos acumulados durante las últimas décadas. Los sevillanos conocieron la situación cuando al regresar a su capilla la cofradía de la Esperanza de Triana el Viernes Santo de 1974, se produjo al pasar por el puente una vibración que provocó escenas de pánico. El asunto fue motivo de polémicas en los periódicos, y nuevos informes técnicos determinaron que el día 10 de agosto de ese año quedara prohibido el tráfico por el puente de todo tipo de vehículos. Durante el otoño de 1974 el Colegio de Arquitectos solicitó que se detuviera el proyecto de derribar el puente, y el Ayuntamiento pidió que se declarara monumento histórico artístico de carácter nacional, petición que fue atendida con fecha 13 de abril de 1976, es decir, cuando ya estaba decidida su rehabilitación desde el mes de febrero anterior. El Ministerio de Obras Públicas pasó de mantener que era imposible reparar el puente a admitir el acuerdo del Ayuntamiento de Sevilla de fecha 21 de octubre de 1974, pidiendo que se conservara y se aplicasen las técnicas necesarias para su rehabilitación.

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 15 de agosto

EL PUENTE SE SALVÓ POR LA PRESIÓN PÚBLICA

Desde 1957 hasta 1974, el puente de Isabel II estuvo condenado a ser derribado por decisión de la Jefatura de Puentes y Estructuras del Ministerio de Obras Públicas. En octubre de 1974 se produjeron tres hechos claves: 1) Con fecha primero de ese mes, el ingeniero señor Fernández Casado mantenía su criterio de construir un nuevo puente y derribar el antiguo. 2) Con fecha 19, el ingeniero señor Batanero presentó una propuesta a favor de la restauración del puente aplicando técnicas para sustituir el tablero existente apoyado en las pilas, estribos, arcos y anillos por otro que sólo lo hiciese en las pilas y estribos, dejando exento los arcos y anillos, que quedarían como elementos sin función estructural. Y 3) El día 21 el Ayuntamiento aprobó la conservación del puente a cualquier coste. En febrero de 1976 fueron adjudicadas las obras según la propuesta del señor Batanero, y un mes más tarde dieron comienzo. El Ministerio nombró director de las mismas al doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puerto, Manuel Ríos Pérez. En la imagen, dos potentes grúas colocan una de las vigas de cajón metálicas que soportan el tablero autoportante y se apoya en las pilas y los estribos. La presión social fue básica para que el Ministerio de Obras Públicas modificara su criterio inicial.

UN SIGLO DE RIADAS

UNA ESTAMPA DE POSTAL

Desde 1852 hasta 1948, el puente de Triana soportó decenas de riadas que casi ocultaron los arcos y sometieron las pilas a enormes presiones, como muestra la fotografía de los primeros años del siglo XX. Durante el siglo XIX fueron necesarias varias obras de consolidación, como las realizadas en 1881, 1884 y 1887, dirigidas por Luis Moliní.

El tranvía tuvo protagonismo negativo desde el 3 de mayo de 1889, cuando se inauguró la línea que cruzaba el puente. Los tranvías de mulas y su viario fueron perjudiciales para el tablero, que tuvo que ser sustituido en 1918, pese a que por entonces los coches eléctricos utilizados desde 1897 no causaban daños a la estructura del puente.

PRUEBAS DE RESISTENCIA DE 1977

UN DÍA DE SAN ANTONIO...

Durante el mes de mayo de 1977 el restaurado puente de Triana fue sometido a varias pruebas de resistencia, como refleja la fotografía del archivo del Ministerio de Fomento, con resultados positivos. De manera que quedó abierto al tráfico urbano sin limitaciones mediado el mes de junio siguiente. Esta vez los intereses sevillanos fueron respetados.

El día 13 de junio de 1977, dos días antes de las primeras elecciones generales democráticas, Luis Ortiz González, ministro de Obras Públicas del último Gobierno del Régimen anterior, cortó la cinta y declaró inaugurado el remozado puente de Triana. Junto al ministro, el ingeniero director de las obras, Manuel Ríos Pérez, y el capitular José Jesús García Díaz.


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Desde 1248 hasta 1993, la Virgen de los Reyes ha salido ochenta y siete veces con carácter extraordinario, veintidós (récord) en el siglo XX

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Salidas especiales de la Patrona Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Sobre la Virgen de los Reyes existen numerosas referencias bibliográficas y hemerográficas, e igualmente la iconografía es muy abundante. La mejor síntesis histórica que conocemos de la Patrona la firmó el analista Juan Carrero Rodríguez en 1989, en un libro publicado por Editorial Castillejo y prologado por el arzobispo fray Carlos Amigo Vallejo, quien escribió lo siguiente: “Todo es buscado y querido, cuando recuerda y acerca a María. Juan Carrero así lo ha entendido y nos muestra, en este libro, hecho de historia y amores a la Virgen de los Reyes, desde la iconografía hasta los ajuares, desde los cabildos hasta los cultos y procesiones, desde la Capilla Real hasta los nombres de las calles sevillanas que se vistieron de gloria llevando el nombre de nuestra Patrona”. La cronología de las procesiones especiales de la Virgen de los Reyes se abre con la entrada en la ciudad recién conquistada por el rey Fernando III, el 22 de diciembre de 1248, que fue lunes y día en que la Iglesia Católica celebra la traslación de las reliquias de San Isidoro desde Sevilla a León. Afirma Juan Carrero Rodríguez que ésa fue la fecha elegida por el rey Fernando III para hacer la entrada en Sevilla y recibir del rey musulmán Axataf las llaves de la ciudad. Esta última escena es la que recoge el grabado que incluimos en nuestra página, datado en el siglo XVII, y que pertenece al coleccionista Ricardo Roldán, junto con otras preciosas iconografías fernandinas. El hecho de la entrega se produjo a la altura del Arenal, posiblemente cerca del Postigo del Carbón, que era la distancia más corta con el Alcázar palatino. Otros artistas han situado el encuentro de los reyes cristiano y árabe delante de la Puerta de Jerez, pero entonces no coincide con el trayecto seguido por la procesión, que Juan Carrero fija desde la Torre del Oro, donde desembarcó la comitiva real, hasta la Puerta de Goles, bordeando la ciudad por la vera del río que es el itinerario más razonable y justifica la presencia de Axataf cerca del Postigo del Carbón para recibir al conquistador al comienzo del desfile. Fernando III entró en Sevilla acompañado de representaciones de sus ejércitos, que tremolaban sus banderas victoriosas al mismo tiempo que las insignias conquistadas al enemigo eran arrastradas. Formaron también en esta primera procesión, siempre según Juan Carrero, caudillos, infanzones, “ricos homes”, órdenes militares, seculares y eclesiásticas, arzobispos y obispos y cerrando la procesión, la Virgen de los Reyes, sobre unas parihuelas. Fernando III quiso que su entrada en la ciudad conquistada fuese una demostración de fe y devoción a la Madre de Dios. La cronología de procesiones especiales iniciada en 1248, sólo fija un desfile en los siglos XIII, XIV y XV, el antes citado del 22 de diciembre de 1248, y los días 3 de marzo de

1904: CORONACIÓN CANÓNICA

SALVE DEL PAPA

COMO EN 1248: POR LA VERA DEL RÍO

PRIMERA PROCESIÓN

1337 y 29 de enero de 1492, respectivamente. Las causas de los tres desfiles extraordinarios, fueron en el primer caso, la conquista de Sevilla por Fernando III; en el segundo, pedir por la salud del rey Alfonso XI; y en el tercero, en acción de gracias por la conquista de Granada por los Reyes Católicos. Luego aumentó considerablemente el número de procesiones especiales durante las centurias siguientes. En el siglo XVI hubo catorce desfiles extraordinarios; en el siglo XVII, quince; en el siglo XVIII, volvieron a ser catorce; en el siglo XIX, se alcanzó la suma de diecinueve, una marca secular que

fue ampliamente superada durante el siglo XX, cuando la Virgen de los Reyes salió veintidós veces en desfiles extraordinarios. En total, ochenta y siete procesiones extraordinarias en ocho siglos. La imagen de 1904, sin baldaquino, recuerda la coronación canónica celebrada el día 4 de diciembre, seguida de procesión extraordinaria. La siguiente fotografía es de 1929, cuando la Virgen de los Reyes hizo el itinerario por el paseo de Cristóbal Colón con motivo del Congreso Mariano Iberoamericano, como en 1248. Las otra dos fotografías recuerdan la visita del

PALIO DE CAJÓN

Santo Padre Juan Pablo VI a la Capilla Real, cuando rezó ante la Patrona una salve coreada por la multitud que llenaba el templo catedralicio, y por último, una procesión anterior a 1924, cuando todavía el paso llevaba el palio de cajón, que fue sustituido por el de tumbilla el año citado para la procesión conmemorativa de la inauguración del monumento a San Fernando en la Plaza Nueva. PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 17 de agosto


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La ciudad ha tenido cinco puentes ferroviarios sobre el Guadalquivir, dos de ellos ya destruidos y reemplazados entre los años 1982 y 1992

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Cinco puentes ferroviarios Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El historial de los puentes ferroviarios se inició en 1880 con el de Alfonso XII y terminó en 1992 con el de la zona norte, el primero sobre el cauce histórico del Guadalquivir y el segundo sobre la corta de la Cartuja. La ciudad tiene actualmente tres puentes de uso ferroviario sobre el río Guadalquivir, y antes tuvo otros dos, derribados en 1959 y 1990. Otro puente con uso doble fue el de San Juan de Aznalfarache (1933), en esta ocasión para el servicio de tranvías hasta los pueblos riberos del Aljarafe. El puente de Alfonso XII fue el primero de uso ferroviario y el tercero sobre el río, después del paso de barcas (1771-1853) y el de Isabel II (1852), vulgo de Triana. Su construcción fue necesaria para atender el tendido ferroviario demandando por la futura estación Plaza de Armas (1901) y los servicios de enlaces con Huelva y las Minas de Río Tinto ya establecidos desde 1880. Ese mismo año, el 15 de marzo, fueron inaugurados la citada línea ferroviaria y el puente de Alfonso XII, que estaba en el cauce histórico a la altura de la zona de Chapina. Este puente fue derribado conjuntamente con la pasarela del agua o puente de tablas, a finales de los años cincuenta. Auque construido en 1880, fue proyectado inicialmente entre 1860-1877. El segundo puente ferroviario fue inaugurado en 1943 y sus obras se iniciaron en 1932. Fue alzado para enlazar con el puente de Alfonso XII, en el cauce histórico, salvando la nueva corta de la Vega de Triana, cuyo dragado comenzó con el Plan Brackembury de 1927 y terminó a finales de los años cuarenta, después de numerosas interrupciones de las obras. Quedó sin servicio después de la clausura de la estación Plaza de Armas, el 29 de septiembre de 1990. El siguiente puente ferroviario se construyó en 1982, dentro de un conjunto de obras de comunicaciones terrestres para salvar el nuevo cauce de la corta de la Cartuja, que afectaron radicalmente a la Vega de Triana y el enclave de La Pañoleta. Fue entonces cuando fueron derribados los dos puentes gemelos de hierro del Patrocinio en mayo de 1990, sustituido por un solo puente doble. El cuarto puente ferroviario se inauguró en 1991 y forma parte del puente de las Delicias, construido para suplir al puente de Alfonso XIII, vulgo de Hierro o de Tablada. Este puente anexo al normal está dedicado al tráfico ferroviario portuario entre ambas márgenes. Por último, el quinto puente ferroviario es doble en línea, pues salva los dos cauces, el histórico, a la altura de San Jerónimo y con recorrido terrestre artificial y el nuevo de la corta de la Cartuja en zona cercana a Itálica, de donde toma el nombre oficial. Fue construido en 1992.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 19 de agosto

1982: SUSTITUTO 1880: DE ALFONSO XII

El tercer puente que tuvo Sevilla, después del de barcas (1771-1853) y de Isabel II (1852), fue de uso ferroviario para atender la línea Sevilla-Huelva y Minas de Río Tinto. Fue inaugurado el día 15 de marzo de 1880 y destruido con motivo del aterramiento del cauce del Guadalquivir en la zona de Chapina, mediados los años cincuenta.

La construcción de la corta de la Cartuja, iniciada en 1975 y terminada en 1982, hizo necesario sustituir el puente de 1943 por otro nuevo que atendiera el renovado trazado de las líneas ferroviarias con Huelva y Extremadura.

1943: SOBRE LA NUEVA CORTA

1992: SOBRE DOS CAUCES

Para salvar la nueva corta de la Vega de Triana fue necesario este nuevo puente, que enlazaba con el de 1880 (Alfonso XII). La fotografía permite ver toda la zona entre puentes del cauce histórico, que fue aterrada desde mediado los años cuarenta hasta 1959, cuando fue inaugurada la avenida.

Dentro del plan de mejoras de las comunicaciones ferroviarias, en 1992 entró en funcionamiento un nuevo puente doble, salvando los cauces histórico y nuevo del Guadalquivir en la zona norte de la ciudad. Con este puente de esbelta silueta arquitectónica se aseguran las comunicaciones ferroviarias del oeste.

1991: DE LAS DELICIAS

1950: CORTE DE CHAPINA

El puente de las Delicias es doble, para tráfico normal y ferroviario entre ambas márgenes del puerto y en los dos casos son móviles para permitir el paso de las embarcaciones y el uso de los muelles. Los tableros ferroviarios permanecen abiertos.

Desde mediados los años cuarenta hasta 1959, duraron las obras de aterramiento del cauce histórico a la altura de Chapina. En la imagen puede verse el talud formado justo debajo del puente ferroviario de Alfonso XII.


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La Pasadera del Agua (1898-1959) fue conocida por los trianeros como el “puente de tablas” y de Chapina, cayó víctima del aterramiento del río

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El puente de Chapina

ESTAMPA DE LOS AÑOS VEINTE

ADIÓS AL PUENTE DE TABLAS

Hay varias fotografías con mujeres transitando por la pasadera del agua, popularmente conocida como puente de tablas y de Chapina. Esta imagen, datada en 1921, pertenece a un coleccionista anónimo, y también lo es el autor. Juan José Serrano (Fototeca Municipal) captó imágenes similares durante los años veinte y treinta.

Durante los años 1957-1959 se agilizaron las obras finales de la avenida del Cristo de la Expiración, construida sobre el talud formado por el corte del río a la altura de Chapina. Pueden verse los restos de la pasadera del agua, y los trabajos de construcción de la citada avenida.

Nicolás Salas Periodista y escritor

Sin ser un puente propiamente dicho, sino una pasadera para sostener las tuberías de agua procedente del Aljarafe y Sierra Norte, construida por la The Seville Water Works Company Limited, nombre que los sevillanos simplificaron sencillamente llamándola “el agua de los ingleses”, esta pasarela con suelo de tablones se convirtió en el principal vínculo de los trianeros con la orilla sevillana del Guadalquivir, y pronto se impusieron dos nombres para designarla. O bien puente de tablas o bien puente de Chapina, todo menos pasadera. Como paso peatonal entre ambas márgenes del río cumplió servicios básicos, sobre todo para los obreros y obreras de los barrios históricos del Norte y Este de la ciudad, que iban todos los días a trabajar en las fábricas de cerámica y de vidrio y en los almacenes de aceitunas trianeros. Por la zona Sur del Guadalquivir, el paso hacia Sevilla de las obreras tabaqueras trianeras, las populares cigarreras, que eran legión, tenían que hacerlo en falúas, que cruzaban el cauce a golpe de remos desde el puerto de Camaroneros hasta los aledaños de la Torre del Oro al precio de quince céntimos por persona. Y así hasta que en 1931 se inauguró el puente de San Telmo y acabó con el negocio de los lancheros. El acuerdo de construir una pasadera para las tuberías del agua comenzó en 1882, y no logró materializarse hasta 1898, después de superar numerosos inconvenientes administrativos y técnicos, mientras los trianeros sufrían la escasez apremiante de agua y tenían que abastecerse de fuentes de Sevilla y Tomares a

CHARLES A. FRIEND

Ingeniero director de la Compañía de Abastecimiento de Aguas, que suscribió el 29 de abril de 1887 el primer proyecto para construir la pasadera que sostendría las tuberías de agua procedente del Aljarafe y Sierra Norte.

base de carros cubas y burros con angarillas para cántaros y garrafas. El primer proyecto formal fue presentado el 29 de abril de 1887 por Carlos Arturo Friend y Tirrel, ciudadano inglés que dirigía la Compañía de Abastecimiento de Aguas a la ciudad, y después de superar los problemas suscitado con el Ayuntamiento y el Gobierno Civil y sus respectivos técnicos, el puente pasadera se inauguró el día 23 de abril de 1898, firmando el proyecto

MADERA QUEMADA

El 18 de julio de 1936, las milicias frentepopulistas se hicieron fuertes en Triana y quemaron el piso de tablas de la pasadera del agua para evitar la entrada de los soldados de Queipo de Llano. Esta fotografía y otras excepcionales de la Guerra Civil fueron realizadas por el dueño de la papelería Velázquez, Luciano Jubert.

final el citado Carlos Arturo Friend y el ingeniero español Alfonso Escobar. Atrás quedaron nada menos que dieciséis años de burocracia y contraproyectos, e, incluso, la decisión de no construir la pasadera y utilizar el puente de Triana como soporte de las tuberías de agua. La obra metálica fue prefabricada en Bilbao. La hora del desguace llegó con el aterramiento del cauce del Guadalquivir en la zona de Chapina, que coin-

cidió con la mejora del abastecimiento de agua a la ciudad a través de la estación depuradora de El Carambolo. Pero las funciones peatonales siguieron siendo básicas hasta que se construyó la avenida del Cristo de la Expiración, abierta al tráfico en 1959. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 22 de agosto


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El puente de Alfonso XIII, ahora desmontando, fue desde 1926 hasta 1998 símbolo de la Exposición Iberoamericana, y primero del siglo XX

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Símbolo de la Expo 29

1926: TRIPLE EFEMÉRIDES

1929: POSTAL DE LA EXPO

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El puente de Alfonso XIII, vulgo de Hierro y de Tablada, fue el primero del siglo XX y símbolo de la ciudad de la Exposición Iberoamericana, desde 1926 hasta 1998, cuando fue desmontado. Desde entonces las estructuras metálicas se encuentran depositadas en el muelle de las Delicias, en espera de que las autoridades cumplan su compromiso de instalarlo en la zona fluvial de San Jerónimo, con uso peatonal entre ambas orillas y acceso Norte al parque del Alamillo. Las imágenes que insertamos en la página recuperan parte de la memoria gráfica de la vida del puente, que se inicia con la inauguración el día 6 de abril de 1926. En aquella jornada, el Guadalquivir registró un triple acontecimiento, pues el crucero argentino Buenos Aires fue el primer navío que surcó las aguas de la corta de Alfonso XIII y también el primero que pasó por el puente abierto. Además, en el barco regresaron a España los tripulantes del hidroavión Plus Ultra, después de realizar la hazaña aeronáutica española de cruzar en vuelo el Atlántico desde Palos de la Frontera hasta Buenos Aires. El rey Alfonso XIII y el Gobierno español fueron testigos de aquellos hechos históricos. El puente recién inaugurado y la zona ajardinada de sus accesos, fueron motivos de las primeras postales de la ciudad de la Exposición Iberoamericana. En 1926 todavía estaban por realizarse las principales obras emblemáticas del certamen, como los ensanches de la actual avenida de la Constitución y la Puerta de Jerez, las plazas de España y de América, el hotel Alfonso XIII y la inmensa mayoría de los pabellones. Las dos secuencias siguientes muestran el puente poco antes del verano de 1998,

1999: ÚLTIMA ESTAMPA

PASO ÚNICO

cuando fue desmontado, y los restos de las pilas que lo soportaban aún sin destruir. Sobre el muelle de las Delicias pueden verse las estructuras metálicas desmontadas. Durante el último tercio del siglo XX, el puente de Alfonso XIII fue la única posibilidad de comunicación entre ambas orillas por el Sur de la ciudad, a partir del

2000: SÓLO LAS PILAS

LAS GRANDES RIADAS

puente de San Telmo. La extraordinaria expansión de Los Remedios y el Aljarafe provocaron grandes atascos de vehículos en las horas punta, que en fila de a uno llegaban hasta la Base de Tablada y tardaban horas en poder cruzar hasta la orilla sevillana. Por último, un testimonio irrepetible de las riadas del Guadalquivir. Con frecuencia

el nivel de las aguas desbordadas llegaba casi hasta la plataforma del puente, y sometía a las pilas de sustentación a enormes presiones. Los tres puentes históricos sufrieron el azote endémico de las riadas. PRÓXIMA ENTREGA:

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Desde 1931 hasta 1968, fue el puente que impulsó el desarrollo de Los Remedios y también simbolizó la parálisis de la ciudad de posguerra

San Telmo, levadizo y fijo Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El puente de San Telmo marca un hito en la historia de Sevilla, cuando después de la Guerra Civil de España la ciudad y su entorno sufrieron el radical abandono de la Administración central, y los poderes locales no fueron capaces de defender los servicios claves prestados al nuevo Estado durante el alzamiento militar, los años de guerra y la posguerra. La necesidad de construir un puente intermedio entre los de Isabel II y Alfonso XIII, fue planteada por varios autores en los primeros lustros del siglo XX, y uno de los proyectos lo firmó Miguel SánchezDalp y Calonge en su Plan de Urbanismo de 1912. Hubo que esperar hasta 1917 para que se estudiara el mejor emplazamiento, y luego hasta el día 18 de agosto de 1931 para que se hiciera realidad. Las obras comenzaron en 1925 en tiempo de la Dictadura de Primo de Rivera y terminaron en los primeros meses de la II República. El puente de San Telmo fue móvil desde su inauguración hasta 1965, en que se transformó en fijo, limitando el acceso a la zona portuaria histórica y facilitando el tráfico terrestre entre ambas orillas. Desde 1931 hasta 1968, es decir, durante cerca de cuarenta años, la ciudad no tuvo nuevo puente, construido entre los de San Telmo y Alfonso XIII para facilitar el desarrollo del Sur de Los Remedios. Rotulado del Generalísimo en 1968, el Ayuntamiento decidió en el año 2000 llamarle de Los Remedios. Las fotografías que incluimos junto a estas líneas, recuperan la memoria gráfica del puente y su entorno. Puede verse parte de la zona Sur de Los Remedios sin urbanizar, con un puente recién construido en 1931 y sin tráfico. Resalta imponente el edificio del ex convento de Nuestra Señora de Los Remedios, luego ahogado por los grandes edificios de la plaza de Cuba. Al comienzo del puente estaba la caseta de los consumistas que controlaban el paso de productos. Siguen la imagen actual, con el puente fijo desde 1965, y una doble estampa costumbrista irrepetible: las cigarreras de Triana y las falúas que enlazaban las dos orillas como único medio de transporte hasta que se construyó el puente de San Telmo. Observen el pantalán del Puerto Camaronero en la calle Betis y los grandes barcos atracados junto a la Torre del Oro. El puente semiabierto para una pequeña embarcación, como marco de la Torre del Oro, fue imagen de postal sevillana durante los años de posguerra. Por último, puede comprobarse la enorme altura que alcanzaban las aguas desbordadas durante las grandes riadas del Guadalquivir.

LOS REMEDIOS SIN URBANIZAR

CIGARRERAS Y PUERTO CAMARONERO

PUENTE FIJO DESDE 1965

FALÚAS-TAXIS

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 26 de agosto

POSTAL CON TORRE DEL ORO

GUADALQUIVIR DESBORDADO


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Entre 1909-1926 (Moliní) y 1927-1950 (Brackenbury) se cambió el curso del río, con las cortas de Alfonso XIII y de la Vega de Triana

Planes Moliní y Brackenbury Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El recorrido histórico del cauce del Guadalquivir ha sido modificado durante el curso del siglo XX, con el objetivo de facilitar la navegación y evitar o al menos paliar, el azote de las riadas en la zona urbana. Los gráficos que acompañan a nuestro texto explican visualmente las modificaciones realizadas en el antiguo cauce del río, según los proyectos de Luis Moliní Ulibarri y José Delgado Brackenbury, ambos ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y directores de la Junta de Obras del Puerto y Ría del Guadalquivir, la actual Autoridad Portuaria de Sevilla, entre los años 18951915 y 1915-1930(?), respectivamente. Hasta 1926, las modificaciones del cauce natural del Guadalquivir sólo afectaron a la ría. La primera corta fue la de Merlina, en 1795; la segunda, la corta Fernandina, en 1816; la tercera, la corta de Los Jerónimos, en 1888. Todas estas modificaciones del cauce natural mejoraron notablemente la navegación y facilitaron el desagüe de las riadas del Guadalquivir. La corta de Alfonso XIII, vulgo de Tablada, construida entre 1909 y 1926, fue la primera que modificó el cauce portuario y lo redujo en cuatro kilómetros, salvando el recodo de Los Gordales. Posteriormente se han realizado en la ría las cortas de la Punta del Verde (1965), de los Olivillos (1971) y de la Isleta (1972). La primera fase de la corta de la Vega de Triana, entre San Juan de Aznalfarache y el Haza del Huesero, se hizo entre 1930 y 1948, estando las obras paralizadas diez años, desde 1933 hasta 1943. La segunda fase, hasta terminar en Chapina, se construyó en 1948-1949. La tercera fase corresponde a la corta de la Cartuja, entre Chapina y San Jerónimo. Estas últimas obras comenzaron en 1975 y terminaron en 1982, con un paréntesis de paralización entre 1977 y 1981. El primer gráfico incluye la corta de Alfonso XIII o de Tablada, entre las puntas de los Gordales y del Verde, en línea recta, con un recorrido artificial de 5.864 metros de longitud. El segundo gráfico indica la desaparición del cauce histórico entre las puntas de los Gordales y de Tablada, frente a San Juan de Aznalfarache, y el enlace del cauce nuevo entre esta localidad aljarafeña y Chapina-La Cartuja. Posteriormente, la corta de la Cartuja enlazaría con la vega de Triana a la altura del Patrocinio. La realización del Plan Brackenbury (1927-1950) incluyó las construcciones de tres puentes sobre el cauce nuevo, los llamados del ferrocarril Sevilla-Huelva (1943), ya comentado en nuestra página del pasado día 17 de agosto, y los de San Juan de Aznalfarache (1933) y del Patrocinio (1935), asuntos que ofreceremos en las próximas entregas.

1909-1926: OBRAS TERMINADAS DEL PLAN MOLINÍ

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 29 de Agosto

1927-1950: OBRAS TERMINADAS DEL PLAN BLACKENBURY


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El puente de San Juan de Aznalfarache, inaugurado en 1933, fue el primero del Plan Brackenbury (1927-1950), en la Vega de Triana

Primer puente de la Vega Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Informamos en nuestra anterior entrega de

las aportaciones del Plan Brackenbury (1927-1950), a las mejoras de la navegación y de las defensas contra las inundaciones, basadas principalmente en la eliminación del cauce histórico entre las puntas de los Gordales (actual Club Náutico) y de Tablada (frente a San Juan de Aznalfarache), innecesario desde la apertura de la corta de Alfonso XIII en 1926, y en la creación de un cauce artificial entre San Juan de Aznalfarache y el Patrocinio, para luego enlazar con la corta de la Cartuja, una vez abierto de nuevo el cauce histórico a la altura de Chapina. Este nuevo cauce artificial de la Vega de Triana tenía el objetivo básico de desviar el río vivo hacia el exterior de la zona urbana inundable, que no se logró de manera definitiva hasta que en 1982 entró en servicio la corta de la Cartuja. Hasta después de 1962 no se aseguró la defensa urbana por las zonas Norte y Este con la entubación y desvió del arroyo Tamarguillo y el río Guadaira. El cauce de los Gordales fue aterrado desde 1929 hasta mediado los años cuarenta, una enorme zona urbana ahora ocupada en gran parte por el campo de Feria de Abril y la avenida de enlace del puente de las Delicias con la SE-30 frente a Tablada. El Plan Brackenbury proyectó, además de las grandes obras hidráulicas citadas, una serie de mejoras portuarias de gran trascendencia. Entre ellas, añadió a la creación del cauce de la Vega de Triana, tres nuevos puentes. Uno para el ferrocarril Sevilla-Huelva, inaugurado en 1943; otro para facilitar las comunicaciones entre la capital y el alfoz aljarafeño, cortadas por el nuevo cauce, llamado de San Juan de Aznalfarache y abierto al tráfico el día 15 de abril de 1933, al que dedicamos las ilustraciones de esta página; y otro puente a la altura del Patrocinio, inaugurado en 1935. Las imágenes que ofrecemos permiten ver el perfil del puente de San Juan de Aznalfarache, que tuvo un tramo móvil cercano a la orilla derecha y que funcionó hasta 1944. La siguiente fotografía recupera la memoria gráfica de las obras del viaducto en la zona de San Juan de Aznalfarache, y permite ver el cauce histórico procedente de la punta de los Gordales en su confluencia con el comienzo del cauce artificial de la Vega de Triana, en la punta de Tablada, todavía sin la anchura actual. A la derecha puede verse el interior del puente de San Juan de Aznalfarache, aún con las vías del tranvía de la línea a San Juan-Gelves-Coria y Puebla. Las dos fotografías restantes muestran una perspectiva del puente y el viaducto, vistos desde la explanada del monumento al Sagrado Corazón, con el naranjal en primer término, y una curiosa vista aérea reciente en la que destacan los pavimentos para automóviles y bicicletas.

PUENTE MÓVIL DE SAN JUAN DE AZNALFARACHE

OBRAS INICIALES DEL NUEVO CAUCE

USO TRANVIARIO

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 31 de agosto

VIADUCTO SOBRE NARANJALES

FUE VITAL HASTA LA SE-30


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Entre 1935 y 1990, el primer puente fue clave para las comunicaciones entre la capital y el Aljarafe, reforzadas desde 1972 con otro de salida

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Doble puente del Patrocinio Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El historial de los dos puentes del Patrocinio registra las mismas demoras de todos los demás construidos antes de la Exposición Universal de 1992, y constituye una muestra de la rémora burocrática que bloquea las gestiones públicas administrativas sevillanas vinculadas forzosamente al poder centralista. Por esta razón, o mejor dicho, sinrazón, parte de las grandes obras públicas sevillanas llegaron siempre con retraso y nacieron superadas por la evolución de la ciudad. Este caso, por ejemplo, se ha repetido con el puente del V Centenario, a todas luces insuficiente desde el mismo día de su apertura en 1991. El primer puente del Patrocinio entró en servicio en 1935, las obras de construcción comenzaron en 1930 y el proyecto tenía sus raíces en la necesidad de defender a la ciudad de las riadas, planteada en 1876 después de sufrir la ciudad una de las más grandes inundaciones de su historia. El puente formaba parte del plan para desviar el cauce histórico hacia la Vega de Triana mediante una corta artificial entre la Punta de Tablada, frente a San Juan de Aznalfarache, y la zona de Chapina-Los Humeros. El segundo puente del Patrocinio, construido en paralelo al primero, se terminó en 1972, y los primeros estudios comenzaron en 1960, formando parte de la gran transformación de los accesos a Sevilla por la carretera de Huelva y Mérida, con el desdoble de los carriles, iniciada en su primera fase en la segunda mitad de los años sesenta, y luego terminada tal como hoy la conocemos con motivo de la Exposición Universal de 1992. Los dos puentes fueron derribados en 1990. Las imágenes que incluimos recuperan la memoria gráfica de los últimos tiempos de los puentes del Patrocinio (19351990 y 1972-1990). Las dos primeras fueron hechas en abril de 1990, cuando los puentes estaban cerrados al tráfico e incluso parcialmente derribados, y muestra el cauce inicial de la corta de la Vega de Triana, ya aterrado y sustituido por el nuevo cauce que enlaza con la corta de la Cartuja. Luego pueden verse los dos puentes paralelos, con el cauce inicial de la Vega de Triana todavía abierto, vistos desde la orilla sevillana. Y por último, ofrecemos una curiosa fotografía de entre puentes en dirección al Patrocinio, y otra del momento del derribo de ambos puentes el día 17 de mayo de 1990. Un derribo polémico por haber resultado heridos de gravedad dos trabajadores. Para la demolición fueron necesarios novecientos kilos de goma 2, y un fallo en las previsiones retrasó la operación más de dos horas. Una vez derribadas las pilas, las estructuras férreas fueron desguazadas y vendidas como chatarra.

ABRIL DE 1990: YA ESTABA CEGADO EL CAUCE INICIAL

PRIMER CAUCE DE LA VEGA

DESDE 1972, DOBLE PUENTE

VISTA ENTRE PUENTES

17 DE MAYO DE 1990: DERRIBO

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 2 de septiembre


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El puente del Generalísimo fue inaugurado en 1968, treinta y siete años después que el de San Telmo, en plena crisis socioeconómica ciudadana

Actual de Los Remedios

TREINTA Y SIETE AÑOS DESPUÉS

FRANCO INAUGURÓ SU PUENTE

Desde 1931, cuando se inauguró el puente de San Telmo, no hubo nuevo acceso entre las orillas sevillana y trianera hasta 1968, con la apertura del puente del Generalísimo, retitulado en el año 2000 como de Los Remedios. Durante treinta y siete años la ciudad sufrió el estrangulamiento de las comunicaciones entre ambas orillas.

El entonces Jefe del Estado, general Francisco Franco, inauguró el puente rotulado del Generalísimo el 23 de junio de 1968. Le acompañaron los ministros Manuel Fraga Iribarne, Gregorio López Bravo y Federico Silva Muñoz; el alcalde de la ciudad, Félix Moreno de la Cova, y otras autoridades civiles y militares.

Nicolás Salas Periodista y escritor

Desde el comienzo de la década de los años cincuenta fue manifiesta la dificultad de comunicarse entre ambas orillas del Guadalquivir a la altura del parque de María Luisa y la recién inaugurada nueva Fábrica de Tabacos, en la zona sur de Los Remedios. Sólo podían utilizarse los puentes de San Telmo, todavía sin ensanchar, y de Alfonso XIII, con un solo carril. Hasta 1956 no se tomó la decisión de construir un nuevo puente para facilitar el desarrollo urbano del sur de Los Remedios, ya en plena expansión. Pero hubo que esperar al verano de 1968 para que el proyecto se hiciera realidad, es decir, más de una década de demora durante la que se multiplicaron las dificultades de comunicación, en línea con lo sucedido con los puentes anteriores. El diseño del puente del Generalísimo se adaptó al entorno urbano, sin alterar la morfología urbana ni molestar la visión del parque de María Luisa y los diversos pabellones cercanos de la Exposición de 1929. Asimismo, las dos rotondas de accesos por las márgenes derecha e izquierda resolvieron problemas de tráfico y distribuyeron la circulación anexa, ya muy intensa a finales de los años sesenta del siglo XX. Una vez convertido en puente fijo el de San Telmo, en 1965, también se construyó como fijo el del Generalísimo, quedando limitado el acceso de barcos grandes al muelle de las Delicias. Las dos fotografías aéreas de las obras del puente ofrecen unas perspectivas del sur de Los Remedios a mediados de los años sesenta, cuando todavía quedaban

LAS OBRAS QUE DESARROLLARON LOS REMEDIOS

Estas imágenes aéreas procedentes del Archivo Histórico de la Autoridad Portuaria de Sevilla, realizadas mediados los años sesenta, reflejan la transformación urbana registrada con la construcción del puente del Generalísimo y sus accesos por ambas orillas. Vemos en primer lugar el replanteamiento de la rotonda del Alférez Provisional, y a la derecha, el puente ya casi terminado y la segunda rotonda de los Marineros Voluntarios. numerosas parcelas sin construir e incluso sectores sin urbanizar el viario. Comparando esta realidad con la situación actual de saturación total tenemos la prueba evidente del enorme desarrollo alcanzado por esta barriada, que desde sus comienzos tuvo problemas de planificación. La construcción del puente del Generalísimo fue la primera obra pública importante realizada por la Administración Central en Sevilla, desde que en tiempos

republicanos se inauguró el puente de San Telmo. El Gobierno de Madrid no hizo más obra hidráulica de importancia que la corta de la Vega de Triana y el aterramiento del río entre Chapina y Los Humeros. De manera que la ciudad de posguerra sufrió una crisis social y económica irreversible, con la pérdida de las industrias que fueron básicas en la primera mitad del siglo XX. Tampoco el Polo de Desarrollo Industrial de 1964 tuvo los resultados esperados. Después de la

apertura del puente del Generalísimo, comenzaron otras obras públicas ya imprescindibles para atender las necesidades de comunicación entre ambas márgenes del río, como las autovías de Dos Hermanas, de Coria del Río, y de La Pañoleta y de Alcalá de Guadaira en la zona Este. PRÓXIMA ENTREGA:

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El puente-viaducto de Juan Carlos I (1981) y el puente Reina Sofía (1991), en la corta de la Vega de Triana, accesos básicos con el Aljarafe

Juan Carlos I y Reina Sofía

1981: PUENTE DE JUAN CARLOS I

1981-1991: ACCESOS INSUFICIENTES

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los puentes de Juan Carlos I y de la Reina Sofía, construidos en paralelo y abiertos al tráfico en 1981 y 1991, respectivamente, son fundamentales para garantizar las comunicaciones por el Sur-Oeste de la ciudad con el Aljarafe y la autovía de circunvalación SE-30 que atiende todas las direcciones de accesos. En ambos casos cruzan el cauce nuevo de la corta de la Vega de Triana establecido por el Plan Brackenbury (1927). El puente de Juan Carlos I, inaugurado en 1981, fue proyectado en 1974, ante la insuficiencia del puente móvil de San Juan de Aznalfarache, incapaz de acoger el tráfico generado por los pueblos del Aljarafe Sur. Inicialmente el puente de Juan Carlos I tenía cuatro carriles divididos en dos de salida y dos de entrada, que desde el día 15 de noviembre de 1991 tienen una sola dirección de accesos a la capital, por Los Remedios, y a la SE-30 y puente del V Centenario. El puente Reina Sofía fue inaugurado el día 15 de noviembre de 1991, en la misma fecha que el reformado de Juan Carlos I, y es uno de los puentes incluidos en el plan de accesos a Sevilla anexo a la Exposición Universal de 1992. Mientras que el puente de Juan Carlos I ha quedado como entrada a la capital, el de Reina Sofía funciona desde su apertura de salida hacia el Aljarafe y autovía SE-30. Actualmente, los accesos al puente Reina Sofía presentan graves problemas de saturación de tráfico y de seguridad vial, que requieren reformas urgentes. La vista aérea general que incluimos en esta página recoge una zona de la Vega de Triana que ha registrado durante los últimos años profundas transformaciones urbanas. La fotografía ofrece una perspectiva del nuevo cauce formado por las cortas de la Vega de Triana y de la Cartuja, y el comienzo de las obras del viaducto-puente de Juan Carlos I, en 1980. Asimismo puede verse el viaducto y puente móvil de San Juan.

1980: UN SECTOR URBANO CON PROFUNDOS CAMBIOS

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Viernes 7 de septiembre

1991: PUENTE REINA SOFIA

1981-1991: DOBLE CARRIL


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El puente de la Barqueta (1989), entrada peatonal de la Exposición Universal, fue construido en tierra firme y luego girado sobre el cauce

Puerta de la Expo 92 Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El puente de la Barqueta fue proyectado en 1987 para comunicar la zona Norte de la ciudad con el recinto de la Exposición Universal de 1992, y convertirlo en puerta peatonal del certamen. Las obras dieron comienzo el día 21 de junio de 1988, y fueron realizadas en tierra firme, en la margen derecha del Guadalquivir. Una vez montado el puente, fue girado hacia la otra margen, la izquierda, el día 30 de mayo de 1989. La apertura oficial fue el día 15 de noviembre de 1989. Los autores del proyecto fueron los doctores ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Juan José Arenas y Marcos J. Pantaleón. Después de terminada la Exposición Universal de 1992, el puente de la Barqueta, sin duda alguna una de las obras emblemáticas anexas al certamen y que tuvo un protagonismo básico como portal excepcional de entrada peatonal al recinto de la Cartuja, quedó inexplicablemente sin uso hasta el otoño de 1998, cuando fue abierto al tráfico de vehículos, y desde entonces es una pieza clave de las comunicaciones de la zona Norte de la capital con el citado recinto cartujano, con Triana, con la SE-30 y el Aljarafe. Las dos fotografías aéreas que acompañan nuestro comentario, pertenecientes al Archivo Gasán, y cuyo autor no hemos podido identificar, recuperan la memoria gráfica de la terminación del puente en tierra firme de la margen derecha del Guadalquivir, y la culminación del giro hasta la otra orilla, quedando ya emplazado para la terminación de la obra y sus accesos. En la primera imagen puede apreciarse que el recinto de la Cartuja estaba aún sin urbanizar en esa zona, y en la segunda, puede verse el tramo final de la antigua calle Torneo en su enlace con la Barqueta, donde luego se construyó la glorieta dedicada a la Duquesa de Alba, y también que todavía están sin urbanizar las margenes del río que serían convertidas en precioso paseo fluvial. En la esquina destaca la mole del convento de San Clemente, edificio con raíces en el siglo XIII. El puente de la Barqueta, quizás por formar parte de un amplio programa de construcciones de puentes casi simultáneamente, pues fueron nueve los que se incorporaron a la ciudad en cuatro años, no tuvo en su momento la valoración ciudadana que se merece. En este puente de arco y sin sustentación intermedia, coinciden varias soluciones técnicas singulares, sin perder los valores estéticos y de eficacia requeridos por el enclave urbano y el uso intensivo que debería de soportar después de la Exposición Universal de 1992.

1988-1989: CONSTRUIDO EN TIERRA FIRMA

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Domingo 9 de Septiembre

30 MAYO 1989: GIRADO SOBRE EL CAUCE


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José Luis Manzanares Japón, ingeniero-poeta, proyectó el puente del Cristo de la Expiración (1991), que sustituyó el aterramiento del río

Lo hizo un trianero Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El puente del Cristo de la Expiración fue inaugurado el día 17 de octubre de 1991. Las obras dieron comienzo el día 19 de septiembre de 1989, y en marzo y junio de 1991 fue abierto parcialmente al tráfico. Fue proyectado por el doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos José Luis Manzanares Japón, natural de Triana, y único autor sevillano de un puente sobre el Guadalquivir. Una obra que fue la ilusión de su vida, desde que siendo niño su padre le llevaba a Chapina a ver cómo aterraban el cauce del río con escombros transportados por reatas de burros con serones. El corte del Guadalquivir fue la pesadilla de los trianeros y sevillanos amantes del río y su entorno, desde el boticario Aurelio Murillo al poeta Joaquín Romero Murube. La primera foto que publicamos fue realizada por Miguel Ángel Nistal en junio de 1992 y pertenece al archivo del autor del puente. La imagen es espléndida y permite apreciar la belleza del arco de 123 metros de luz libre, y el entoldado de las aceras, otra de las características singulares de esta obra que responde con éxito al desafío de la proximidad del puente de Isabel II, emblemático para Triana. José Luis Manzanares Japón logró con su puente adaptarse sin el más mínimo rechazo estético al hábitat natural de las zonas urbanas y arquitectónicas de ambas orillas, y al horizonte, hasta el punto de que parece que antes faltaba su presencia. La siguiente fotografía pertenece al Archivo Gasán y fue realizada el día 11 de octubre de 1990, es decir, sólo un año antes de la inauguración oficial del puente del Cristo de la Expiración. La perspectiva permite recuperar la memoria histórica del lugar donde fue construido el puente y el entorno urbano, como prueba gráfica de dos circunstancias históricas. La primera, que el puente fue construido sobre tierra firme exactamente en el lugar por donde luego pasaría el cauce desaterrado del río. Y este es un hecho excepcional, quizás único en este tipo de obras. La segunda circunstancia histórica la ofrece el entorno del puente, que recuerda cómo eran las zonas de Chapina y el Patrocinio antes de las obras anexas de la Exposición Universal de 1992. Puede verse además la avenida del Cristo de la Expiración, construida sobre el talud que cortaba del río, y el enlace con la antigua carretera de Sevilla a Huelva, que de entrada a la ciudad pasaba por delante de la capilla de la Hermandad del Cachorro, para enlazar con la calle Castilla y la plaza de Chapina, y de salida el carril bordeaba por detrás la citada capilla para enlazar con el nuevo puente paralelo del Patrocinio, construido en 1972 dentro del plan de obras para desdoblar los accesos a la capital desde La Pañoleta.

OBRA DE UN HIJO, SUEÑO DE UN PADRE

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Miércoles 12 de Septiembre

PRIMERO FUE EL PUENTE, LUEGO EL CAUCE


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El puente-pasarela de la Cartuja (1989) fue el primero en inaugurarse de los cuatro construidos sobre el cauce de la dársena de San Jerónimo

El primero de la Expo 92 Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El puente-pasarela de la Cartuja tiene va-

rias marcas. Fue el primero en ser inaugurado en la dársena de San Jerónimo, como comunicación peatonal entre la ciudad y el recinto de la Exposición Universal de 1992. El proyecto fue redactado en 1987 por los doctores ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Fritz Leonhardt y Luis Viñuela, y las obras dieron comienzo el día 27 de junio de 1988. Construido en tierra firme, en la margen derecha del río, fue girado sobre el cauce los días 10 y 11 de abril de 1989, y abierto oficialmente al público el día 20 de agosto de 1989. Además de haber sido el primero en terminarse en la dársena de San Jerónimo, figura en el Libro Ginnes de los récords como el puente más esbelto del mundo. Es también el segundo puente metálico más grande de España. Su construcción y giro de tierra firme al cauce del río fue una maniobra compleja y novedosa que necesitó tres intentos y unas condiciones climatológicas favorables, que coincidieron los días 10 y 11 de abril. Poco después, el puente de la Barqueta registró la misma operación de giro sobre el cauce, el día 30 de mayo de 1989. Las fotografías informan del puente-pasarela de la Cartuja, en la dársena de San Jerónimo; del doble puente de la carretera Sevilla-Huelva sobre la corta de la Vega de Triana; de la antes citada pasarela cuando ya estaba en servicio conjuntamente con el teleférico, cuyas cabinas pueden apreciarse en la imagen; y de uno de los dos acueductos construidos por Emasesa los años 1982 y 1984, ambos en el cauce de la Vega de Triana. Las dos imágenes aéreas pertenecen al archivo del Ministerio de Fomento, y fueron reproducidas por primera vez en el libro Los puentes sobre el Guadalquivir en Sevilla (1999), editado por la Demarcación de Andalucía Occidental del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. En la primera puede verse una espléndida panorámica de la dársena de San Jerónimo, a partir del primer plano del puente del Cristo de la Expiración, en Chapina, continuada por el puente-pasarela de la Cartuja, peatonal, y los puentes de la Barqueta y el Alamillo. A la derecha se aprecian la calle Torneo, ya desdoblada, y el paseo fluvial, todo ello posible por la eliminación de las vías ferroviarias. Y a la izquierda, el recinto de la Cartuja, todavía con el lago y el canal, donde se celebró la Expo 92. La segunda perspectiva aérea muestra, aún sin terminar, los nuevos accesos por la carretera de Sevilla-Huelva, y arriba puede verse el doble puente paralelo que salva el cauce artificial de la corta de la Vega de Triana. En la vertical de ambos puentes pueden observarse los restos de los dos puentes metálicos del Patrocinio.

DÁRSENA DE SAN JERÓNIMO

PUENTES SOBRE LA CORTA

EL PUENTE DE LOS RÉCORDS

ACUEDUCTOS DE EMASESA

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Domingo 16 de Septiembre


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Los puentes móvil y doble de las Delicias (1991) y del V Centenario (1991), ya insuficientes, comunicaron ambas márgenes río abajo

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Los puentes más al sur Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los dos puentes más al sur, río abajo, son el de las Delicias y del V Centenario, inaugurados ambos en 1991. Los dos vinieron a paliar los problemas de comunicaciones entre ambas márgenes del Guadalquivir, uno de los problemas más graves soportados por la sociedad sevillana durante el último cuarto del siglo XX. El puente de las Delicias, salvo en las horas punta, sirve con eficacia las necesidades del tráfico urbano, pero el del V Centenario, que es pieza clave en la circunvalación SE-30, nació insuficiente y cada vez provoca más problemas de tráfico. El puente de las Delicias es doble, móvil y con un tramo ferroviario para atender las necesidades portuarias. Las obras dieron comienzo el día 28 de diciembre de 1988, y terminaron a finales de noviembre de 1991, siendo abierto al tráfico el día 18 de diciembre de ese mismo año. Fue proyectado por los doctores ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Leonardo Fernández Troyano y Javier Manterola Armisen. Este puente es en realidad un doble puente, ambos móviles y de perfiles rotundos, que se proyectó para sustituir en esa misma zona al puente de Alfonso XIII (1926), vulgarmente conocido como puente de hierro. Enlaza con la ronda interior María Auxiliadora-Los Remedios y desemboca en los accesos al puente de la Reina Sofía, enlace directo con el Aljarafe. Las obras del puente del V Centenario dieron comienzo el día 1 de diciembre de 1988, y terminaron a finales de octubre de 1991, para ser inaugurado el día 15 de noviembre de dicho año. Sus autores fueron los doctores ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón, pero también colaboraron los ingenieros Francisco Millanes Matos, Guillermo Ontañón Carrera, Manuel Burón Maestro y Javier Marcos. Las imágenes que insertamos muestran, verticalmente, secuencias de los puentes de las Delicias y del V Centenario. En la primera columna gráfica pueden verse perspectivas de los puentes de las Delicias y de Alfonso XIII, antes del derribo de éste último en el verano de 1998. Asimismo la doble calzada del puente de las Delicias y los tramos móviles del puente ferroviario levantados como posición habitual. La segunda columna gráfica ofrece tres curiosas perspectivas del puente del V Centenario. En la primera puede verse una de las rampas de accesos en las que terminan los viaductos; en la segunda, la plataforma del puente sobre el cauce del Guadalquivir, a una altura de hasta cincuenta y cinco metros sobre la lámina de agua; y en la tercera, los tramos del puente a punto de unirse en las últimas semanas de construcción.

DELICIAS: PUENTE MIXTO

V CENTENARIO: INSUFICIENTE

DELICIAS: FIN DE UNA ÉPOCA

V CENTENARIO: EL MÁS ALTO

DELICIAS: DOBLE CALZADA

V CENTENARIO: FASE FINAL

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Miércoles, 19 de Septiembre


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Los puentes del Alamillo e Itálica salvan los cauces histórico y vivo del Guadalquivir como parte de la circunvalación metropolitana SE-30

Alamillo e Itálica, viaductos Nicolás Salas Periodista y escritor

Los puentes y viaductos del Alamillo y de Itálica forman parte de la circunvalación metropolitana conocida como SE-30, en la zona norte del municipio sevillano y parte de otros territorios del alfoz. El puente del Alamillo comenzó a construirse en junio de 1990 y se terminó el día 28 de febrero de 1992, siendo proyectado por el doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puerto Santiago Calatrava. Antes de inaugurarse sufrió un incendio en el pilono. Las cuatro fotografías que acompañan nuestras líneas pertenecen al Archivo Histórico del Ministerio de Fomento y ofrecen diversas perspectivas de los puentes y viaductos del Alamillo e Itálica. La primera imagen permite conocer el tremendo valor estratégico de ambos puentes y sus viaductos para salvar tanto los cauces histórico (Alamillo, en primer plano) como vivo (Itálica, al fondo de la fotografía) y la hondonada de la vega norte del Guadalquivir, vinculada a los municipios de Sevilla, Camas y Santiponce. El proyecto inicial incluía dos puentes iguales en cada cabecera de los cauces histórico y vivo, con doble pilón, pero quedó reducido a uno sólo, el del Alamillo. Este pilono mide ciento cuarenta metros de altura, ligeramente oblicuo, del que parten los cables que sostienen el tablero, que no tiene ningún soporte entre orillas. En la segunda fotografía puede apreciarse la belleza del sistema de cableado pendiente del pilono. La tercera imagen ofrece una preciosa perspectiva del viaducto que une los puentes del Alamillo e Itálica, sobre la vega norte y forma parte de la autovía de circunvalación metropolitana SE-30. El puente de la otra cabecera, llamado de Itálica, se construyó según el proyecto realizado por los doctores ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Juan J. Arenas de Pablo y Marco J. Pantaleón Prieto. Las obras del puente-viaducto de Itálica dieron comienzo el día 2 de septiembre de 1989 y terminaron el día 27 de marzo de 1992. La cuarta fotografía permite ver el viaducto que vincula este puente con el sector del Alamillo, por el este y con los accesos a Mérida y Huelva y poblaciones del Aljarafe. Una obra plena de fortaleza y muy eficaz para el desarrollo de las comunicaciones con la zona oeste. Ambos puentes reúnen características singulares y son obras emblemáticas realizadas para la Exposición Universal de 1992, que permitió recuperar gran parte del tiempo perdido durante la segunda mitad del siglo XX, ante el abandono sufrido por la capital y provincia durante el régimen anterior. Con esta entrega termina la serie dedicada a los puentes sobre el Guadalquivir en Sevilla.

ENCLAVE BÁSICO DE LA SE-30

EL PILONO Y LOS TIRANTES

VIADUCTO DE LA CARTUJA

VIADUCTO DE ITÁLICA

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Viernes 21 de Septiembre


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Durante el siglo XX se construyeron tres pasos elevados para salvar las vías ferroviarias en San Bernardo, Luis Montoto y Enramadilla

San Bernardo se salvó Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Desde los primeros tiempos del ferrocarril,

durante la segunda mitad del siglo XIX, los sucesivos ayuntamientos de la ciudad tuvieron como objetivo solucionar los problemas de los pasos a nivel en zonas urbanas de intenso tráfico. Las frecuentes interrupciones de la circulación de los medios de transportes terrestres de cada época, desde las caballerías con angarillas, los carros y carretas, hasta los automóviles y peatones, originaron frecuentes protestas y, lo que fue mucho peor, accidentes con víctimas. Los objetivos municipales se lograron en parte a partir de 1924, con la construcción del paso elevado de San Bernardo, pero hubo que esperar hasta 1931 para contar con el puente de la calle Luis Montoto, y hasta mediado los años cuarenta para que entrara en servicio el de la Enramadilla, completando tres puntos básicos vinculados a la estación ferroviaria de San Bernardo, también llamada de Cádiz. Otros pasos a nivel conflictivos, como los de la carretera de Carmona y la calle Felipe II, tardaron décadas en ser eliminados. Las dos primeras fotografías pertenecen a la colección Mario Mirman y fueron hechas por Cecilio Sánchez del Pando en 1922 y 1924, respectivamente. La primera muestra las obras iniciadas en 1921 del paso elevado de San Bernardo, construido sobre la avenida de Eduardo Dato, según el proyecto del arquitecto municipal Juan Talavera y Heredia, que contó con la colaboración del ingeniero José Luis de Casso y Romero. En la segunda imagen están los Infantes Carlos de Borbón y Luisa de Orleáns, que presidieron la inauguración, junto al arquitecto Juan Talavera, y el alcalde Agustín Vázquez Armero, y capitulares del cabildo municipal. El puente fue bendecido por el cardenal arzobispo Eustaquio Ilundain y Esteban. La obra de Juan Talavera culminó las necesidades de desarrollo urbano del arrabal de San Bernardo y de los sectores cercanos de Nervión, Ciudad Jardín y Cerro del Águila. Pese a ser una muestra importante y hermosa del neobarroco talaverano y estar clasificada por el profesor Alberto Villar Movellán, como pieza de la Arquitectura del Regionalismo en Sevilla, al menos en dos ocasiones ha estado a punto de ser derribada. Los otros dos pasos elevados, fueron destruidos en 1991, y las zonas que ocupaban son ahora enclaves urbanos. El paso elevado de la calle Luis Montoto fue construido en 1931, sobre un proyecto muy anterior. Y el de la Enramadilla, entre 1944 y 1946 (?). Las mejoras urbanas logradas con la eliminación de las vías ferroviarias fueron posibles gracias a las obras anexas de la Exposición Universal de 1992. La eliminación de estas vías fue un objetivo constante desde hacía más de medio siglo.

1924: EL PASO ELEVADO DE SAN BERNARDO DESARROLLÓ EL ARRABAL

1931-1991: PASO ELEVADO DE LUIS MONTOTO-LA CALZADA

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 23 de Septiembre

1944-1946(¿)-1991: PASO ELEVADO DE LA ENRAMADILLA


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El primitivo convento del Carmen fue construido en 1358 para los Carmelitas Descalzos y en los siglos XVI y XVII fue reconstruido

Con raíces en el siglo XIV Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El Ayuntamiento de Sevilla compró el edificio del antiguo convento del Carmen en 1984, firmando la escritura el día 22 de mayo, cumpliendo así el acuerdo plenario del día 27 de julio de 1983 de adquirirlo para rehabilitarlo e instalar la sede del Conservatorio Superior de Música y Centro de Arte Dramático y Danza. Este objetivo se ha cumplimentado en nuestros días, veintitrés años después de que el citado edificio quedara libre del uso como cuartel del Ejército en 1978. Una vez adquirido el edificio en 1984, el Ayuntamiento lo cedió a la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, que ha tardado diecisiete años en realizar las obras de rehabilitación y acondicionamiento para el uso previsto. El antiguo convento del Carmen es un edificio emblemático de la arquitectura sevillana que tiene sus raíces en 1358, cuando se fundó por los Carmelitas Descalzos, según el analista Diego Ortiz de Zúñiga (1677). Pero de aquel primer edificio o conjunto de edificios de origen residencial utilizados inicialmente para la fundación carmelita, no quedan vestigios o son de escasa entidad. Parte de la manzana enclavada en el barrio de San Vicente fue reformada y ampliada a partir de 1428, formando el perímetro actual formado por las calles Baños, donde en el siglo XIX se situó la fachada principal, y Pascual de Gayango y Goles. De los siglos XVI y XVII son la mayor parte de las construcciones conservadas, modificadas parcialmente entre los años 1841 y 1875 por las reformas realizadas en el edificio por el Ejército para adaptarlo a las necesidades militares. Desde 1358 hasta 1810, el edificio fue convento de los Carmelitas Descalzos, pero la llegada y permanencia de las tropas francesas invasoras (1 febrero 181027 agosto 1812), provocó el desalojo de los frailes y el uso del convento como caballerizas y cuartel. Durante la época francesa el edificio sufrió graves daños y se perdieron vestigios medievales y renacentistas, sobre todo en la iglesia, en las capillas de la Soledad y del Cristo de las Siete Palabras, y en parte de las solerías de losas de mármol azules y blancas, del tipo conocido como de Génova. Una vez desalojados los franceses, en el verano de 1812, se procedió a la reconstrucción de parte del edificio, y la iglesia fue abierta al culto en 1814. Poco después, el día 8 de julio de 1815, volvieron los frailes Carmelitas Descalzos a su primitivo convento. En 1835 se produjo la desamortización eclesiástica de Mendizábal y el edificio fue cedido al Ejército como cuartel de Infantería, aunque la iglesia se mantuvo abierta. La utilización militar del edificio terminó en 1978, y un año después fue subastado sin encontrar comprador.

EN 1978, RECIÉN CLAUSURADO EL CUARTEL DEL CARMEN

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 26 de Septiembre

VISTA AÉREA DEL EDIFICIO DEL ANTIGUO CONVENTO


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Desde el analista Ortiz de Zúñiga hasta los arquitectos Villanueva Sandino y Díaz López, el convento del Carmen ha sido investigado

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Un edificio bien biografiado Nicolás Salas Periodista y escritor

■ A las fotografías de la fachada del antiguo

cuartel del Carmen, y de la manzana ocupada por el citado edificio entre las calles Baños, Pascual de Gayango y Goles, realizadas a finales de los años setenta del pasado siglo, que ofrecimos en nuestra anterior entrega, añadimos ahora seis perspectivas interiores y una exterior de la torre. Pueden verse los dos grandes patios porticados, el primero con arquerías sobre pilares y decorado con pilastras, y el segundo más pequeño de tres cuerpos, los dos primeros con arcos semicirculares sobre columnas toscanas, y ventanas en el tercero. También parte de la galería del claustro principal, decorada con bóvedas de aristas y rica yesería. La zona de ante escalera todavía con símbolos militares, de doble arquería. La escalera en curiosa versión del fotoperiodista Pablo Juliá, y el atrio primitivo que servía de acceso al convento desde la calle Baños. Asimismo, ofrecemos una imagen de la torre del convento, después de que en 1907 se derribaran el remate y el cuerpo de campanas. El estudio más completo que conocemos sobre el edificio de los antiguos convento y cuartel del Carmen, lo firmaron los doctores arquitectos Fernando Villanueva Sandino y Ángel Díaz López en el número doce (marzo de 1984) de la revista del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Sevilla. Ambos autores investigaron los antecedentes históricos del edificio, la descripción del convento, y añadieron un análisis tipológico. Los planos históricos complementan los realizados con vistas a la restauración del edificio, de las plantas y alzados. Este magnífico y oportuno trabajo de síntesis sirvió de base a posteriores estudios, como, por ejemplo, el publicado en el completísimo catálogo de la exposición organizada por el Ayuntamiento de Sevilla durante el primer mandato del alcalde Manuel del Valle Arévalo y la entonces recién creada Gerencia Municipal de Urbanismo, dirigida por José Luis Palomino Romera, con el capitular Francisco Barrionuevo Ferrer al frente del Área de Urbanismo. Las primeras noticias históricas y arquitectónicas sobre el edificio fueron recogidas por Diego Ortiz de Zúñiga en sus clásicos anales editados en 1677. Félix González de León dedicó amplios comentarios al convento en su obra Noticia Artística de Sevilla, fechada en 1844. Y años después, en 1868, fue Manuel Álvarez Benavides quien informó sobre el edificio, sus contenidos y el uso religioso, en el tomo primero de su Explicación del plano de Sevilla. En nuestra próxima y última entrega sobre los que fueron convento y cuartel del Carmen ofreceremos más bibliografías.

PATIO Y CLAUSTRO PRINCIPAL

GALERÍA CON BÓVEDA

SEGUNDO PATIO CON FUENTE

RESTOS DE LA TORRE

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Viernes 28 de Septiembre

ACCESO PRINCIPAL

ESCALERA Y MODELO

ATRIO PRIMITIVO


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El Ayuntamiento compró el antiguo convento del Carmen en 1984 y las obras de rehabilitación han tardado desde entonces hasta ahora

Recuperado para la ciudad Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Como adelantamos en nuestra primera entrega, el Ayuntamiento compró el antiguo cuartel del Carmen en mayo de 1984 y lo cedió a la Junta de Andalucía para su rehabilitación y uso como sede del Conservatorio Superior de Música y Centro de Arte Dramático y Danza. También se dijo en aquellos años ochenta que la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo tendría su sede en este edificio recuperado. Además se fijó el final de las obras en el año 1990, unas obras entonces valoradas en alrededor de dos mil millones de pesetas. Las secciones de Cartas al director de los diarios recogieron durante la segunda mitad de los años ochenta y primeros noventa un elevado numero de quejas de los ciudadanos por la tardanza de las obras. Aunque con bastante retraso, circunstancia habitual en nuestra ciudad en todo lo relacionado con las obras públicas, lo cierto es que el edificio ha sido recuperado y estos días ha comenzado su nueva etapa al servicio de la sociedad. El edificio ocupa una superficie en planta de aproximadamente 5.800 metros cuadrados, y en total se estima en 10.500 metros cuadrados la superficie construida, incluyendo unos mil metros cuadrados ocupados por los dos patios principales. El trazado de la planta del convento responde a la tipología arquitectónica iniciada por los benedictinos en Cluny II en el siglo X, y que continuó en los conventos de Santa Croce, en Florencia, y de San Antonio en Almendralejos y Sevilla. Autores extranjeros, como Braunfels Wolfgan (1975) y George Kubler (1957) han estudiado la arquitectura del edificio conventual. Además de la bibliografía indicada en nuestra anterior entrega, hay datos básicos en varios libros de Santiago Montoto, como Biografía de Sevilla (1970), Sevilla en el Imperio (1938) y Las calles de Sevilla (1940). Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern incluyeron en su obra básica Arquitectura civil sevillana (1976) una ficha ilustrada con seis fotografías obtenidas en los primeros años setenta, cuando aún el edificio estaba bajo tutela militar, cuyos contenidos contrastan con las imágenes captadas en los años ochenta y noventa que demuestran el abandono de los patios y otras zonas. Una década después, Guillermo Vázquez Consuegra dedicó al antiguo convento y cuartel una amplia ficha en su libro Cien edificios de Sevilla susceptibles de reutilización para usos institucionales (1986), con planos y fotografías muy expresivas del interior del edificio y su estado de conservación. Grabados de Manolo Gil, pinturas de Paco Sánchez y fotografías de Pablo Juliá han ofrecido, junto a otros autores, la memoria iconográfica de este edificio emblemático de la ciudad.

SECCIÓN TRANSVERSAL DEL EDIFICIO CONVENTUAL

BÓVEDA DEL PRESBITERIO (1700)

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Domingo 30 de Septiembre

NAVE DORMITORIO MILITAR (1841-1875)

NAVE REFORMADA


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Los cafés-cantantes fueron símbolos del renacimiento del folclore, del cante flamenco, del baile y del toque de guitarra a finales del siglo XIX

El Café-Cantante ‘Novedades’ Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Recordamos uno de los establecimientos emblemáticos de la Sevilla de entre los siglos XIX y XX. La Sevilla de los cafés-cantantes, que fueron símbolos del renacimiento del folclore, del cante flamenco, del baile flamenco y del toque de guitarra flamenca. Uno de los cafés-cantantes que popularizaron el flamenco fue el llamado Novedades, cuyo edificio reproducimos en esta página. Hubo varios más, pero el Novedades fue el último que funcionó de importancia desde los lustros finales del siglo XIX hasta los años veinte del siglo siguiente. El Novedades ocupaba la casa número 7 de la calle Santa María de Gracia, esquina con Martín Villa, antigua calle de la Plata, en la plaza de la Campana. El popular café-cantante Novedades fue derribado el 19 de marzo de 1923 y hasta entonces no pudo realizarse el ensanche de la calle Martín Villa, proyectado en 1895. El edificio, más estrecho al principio, fue construido en el siglo XVIII por Nicolás Grubel, y sus descendientes residieron en él hasta principios del siglo XIX. En 1809 consta que fue residencia del marqués de Alventos. El Novedades fue fundado en 1897 por Fernando González Serna y Pino, como café-concierto, con el propósito de recuperar el espacio perdido con la desaparición de los antiguos cafés-cantantes del Burrero, de Silverio Franconetti y el Salón Filarmónico. Entre 1900 y 1935, última etapa de los cafés-cantantes ya reconvertidos en salas de fiestas, en cabaret, de la decena de establecimientos de este tipo, destacan tres con personalidad propia: el Novedades (1897-1923), en la plaza de la Campana; el Kursaal Internacional (1914-1935), en la calle O’Donnell; y el Variedades (1918-1936), en las calles Amor de Dios y Trajano. Tres establecimientos convertidos en templos populares de la noche sevillana, antesala obligada de las visitas nocturnas a la Alameda de Hércules, entrando por la plaza de la Europa, donde daban la bienvenida a los amigos de la juerga Las Siete Puertas y Casa Morillo. Allí, en los reservados, las reuniones flamencas duraban hasta las claras del día. La segunda imagen que reproducimos fue publicada por el semanario Mundo Gráfico el día 28 de marzo de 1923, es decir, pocos días después de firmarse el acuerdo de derribo entre el Ayuntamiento y la propiedad. Aparece firmando el conde de Halcón, alcalde artífice del acuerdo, que llevó muchos años de negociaciones. La compra del edificio costó ochocientas mil pesetas de la época. Junto al alcalde, el notario que dio fe, señor Lemus, y delante, sentado, el abogado de la propietaria, Salvadora García de Leaniz.

EL ‘NOVEDADES’ ESTUVO EN LA PLAZA DE LA CAMPANA

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Miércoles 3 de Octubre

LA COMPRA DEL EDIFICIO PERMITIÓ EL ENSANCHE DE LA CALLE MARTÍN VILLA


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Se han perdido decenas de placas que recordaban la altura de las aguas en riadas históricas, como fueron las de los siglos XVIII y XIX

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Placa de 1796 desaparecida Nicolás Salas Periodista y escritor

Volvemos sobre un tema lamentable: la destrucción de placas públicas que contenían trazos de la historia de Sevilla. Cada vez que se derriba un edificio con placas, se pierden. Ni propietarios de fincas, ni técnicos de las obras, ni lo que es aún peor, las autoridades municipales culturales, tienen el menor interés en conservar las placas históricas que informan de riadas. No hay derecho. Poco a poco están desapareciendo las señas de identidad histórica de las calles de Sevilla, y encima el Ayuntamiento lo consiente. Puede decirse que ya se han perdido decenas de placas que recordaban la altura de las aguas en riadas históricas, como fueron las de los siglos XVIII y XIX. Desde mediado los años ochenta, hicimos fotografías de parte de las casas antiguas que tenían placas en las fachadas. Placas que eran casi todas de riadas antiguas, donde se dejaba constancia escrita de la altura alcanzada por las aguas de inundaciones muy importantes, una costumbre iniciada en el siglo XVIII. Éste es el caso del edificio de la calle Santa Ana esquina con la Alameda de Hércules, que reflejan las dos primeras imágenes. Ya ruinoso mediado los años noventa, había mantenido durante muchos años la placa que recordaba la riada de 1796, que fue enorme. En este edificio estuvo el popular establecimiento mixto de bebidas y comestibles llamado La Sacristía. Pueden ver la placa debajo del rótulo de la calle Santa Ana, y por encima de la señal de tráfico. Qué falta de sensibilidad hacia la cultura local. Qué falta de respeto a la historia. Cuánto nos alegraríamos de equivocarnos, y ver restituida la placa en su sitio. Pueden verla mejor en la fotografía de primer plano. La Sacristía fue uno de los establecimientos emblemáticos de la Alameda de Hércules, lugar de tertulias muy populares, como la que dirigía un famosísimo policía conocido como El Chaval, Antonio González Serrano, que era jefe de la Comisaría de la calle Peral y escribía mucho en la Hoja del Lunes una sección titulada Desde la ulicha de Peral, donde contaba curiosidades de la vida delictiva de los años treinta y cuarenta. También La Sacristía tenía protagonismo en las noches alegres de la Alameda de Hércules. En las siguientes fotografías, con el edificio ya restaurado, se mantienen el rótulo de la calle Santa Ana, como es natural, y la señal de tráfico. Pero la placa que informaba de la riada de 1796, ha desaparecido. O sea, que ni la propiedad, ni los técnicos ni las autoridades, han tenido la menor preocupación por mantener la placa histórica, por conservar un trozo de nuestra historia local. ■

CALLE SANTA ANA, AÑOS 90

ESTABA LA PLACA

CALLE SANTA ANA, AÑO 2001

NO ESTÁ LA PLACA

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Viernes 5 de octubre

FACHADA CON PLACA

LA PLACA DESAPARECIDA


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Además de la placa desaparecida en la esquina de la calle Santa Ana y Alameda de Hércules, también han sido destruidas dos en la calle Barco

Más placas desaparecidas Nicolás Salas Periodista y escritor

En nuestra anterior entrega nos referimos a la placa que había en la calle Santa Ana, esquina con la Alameda de Hércules, recordando la riada de 1796. Apenas a cien metros de la esquina de la calle Santa Ana, está la calle Barco, también esquina con la Alameda de Hércules. Las tres primeras fotografías que insertamos en la página informan del proceso destructor que impera en nuestra ciudad. Cuando hicimos la primera fotografía, a mediado de los años ochenta, el local estaba ocupado por un taller de neumáticos de automóviles. Pero antes, muchísimo antes, esa esquina tenía para nosotros recuerdos infantiles y juveniles inolvidables. Allí estuvo el bar llamado de Los Majarones, y en esa esquina estuvo un puesto de chucherías y juguetes. En esta casa había dos placas, no una, sino dos placas que recordaban la riada de 1796, la que está por encima del rótulo que dice Equilibrados, y la riada de 1876, que está por debajo, junto a la pintada que dice Jaz. La placa más alta, la que recordaba la riada de 1796, estaba a 2,70 metros de alto, lo que daba idea de la enorme altura alcanzada por las aguas. La placa más baja, la de la riada de 1876, marcaba 1,85 metros. Que tampoco estaba mal. De manera que en los siglos XVIII y XIX la Alameda de Hércules era un mar. Hay que tener en cuenta que en esos tiempos aún no estaban hechas las cortas que mejoraron el cauce del Guadalquivir y las aguas se retenían en las zonas más bajas de la ciudad, como era la Alameda de Hércules. El edificio fue derribado a finales de los años ochenta, y aquí vemos los resultados. Los fotografiamos en enero de 1990. También pueden ver la nueva casa que ha sustituido a la anterior, y en su fachada no hay ni rastro de las placas históricas. Las últimas imágenes recuperan la memoria gráfica de las dos placas desaparecidas, las de 1796 y 1876, por cierto, no exentas de los efectos del vandalismo. Desgraciadamente, no serán las últimas. El vandalismo, la incultura, la crueldad, están patentes en bastantes calles de Sevilla. Hemos vuelto a denunciar un tema lamentable que padece nuestra ciudad: la destrucción de placas públicas que contenían trazos de la historia de Sevilla. Insistimos, de nuevo, en que cada vez que se derriba un edificio con placas, se pierden. Ni propietarios de fincas, ni técnicos de las obras, ni lo que es aún peor, las autoridades municipales culturales, tienen el menor interés en conservar las placas de riadas que forman parte del patrimonio cultural ciudadano.

ANTES CON PLACAS, DERRIBO Y ACTUAL SIN PLACAS

OTRAS VISTAS DEL EDIFICIO ANTERIOR Y ACTUAL

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Domingo 7 de Octubre

LAS PLACAS DESAPARECIDAS, DE 1796 Y 1876


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El Novedades fue derribado en 1923 y hasta entonces no pudo realizarse el ensanche proyectado en 1895 de la calle Martín Villa

Adiós al ‘templo de la noche’ Nicolás Salas Periodista y escritor

La estampa que abre nuestra página representa uno de tantos escenarios y salas de cafés cantantes en la Sevilla de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. No falta un detalle costumbrista: las bailaoras, las cantaoras y palmeras, los guitarristas, el piano, las indumentarias de artistas y parroquianos, las mesas de madera alineadas ante el tablao, las botellas de vino. Un ambiente comentado y pintado por afamados autores y artistas, como los escritores Carlos Reyles (El embrujo de Sevilla); José Más (La orgía); y Guillermo Hernández Gil (El patio de los naranjos); pinturas y dibujos costumbristas de Francisco Hohenleiter, Rodolfo Franco, Juan Lafita, Andrés Martínez de León, Ricardo Canals, Joaquín Sorolla... En el escenario del legendario Novedades actuaron los cuadros de bailes españoles de los maestros Ángel Pericet y José Otero Aranda; las bailaoras Antoñita La Coquinera, Amalia Molina, Carmen Díaz, La Macarrona, La Malena, Rita Ortega, La Macaca... Y cantaores de la talla de Antonio Chacón, Juan Breva, Niña de los Peines, Niño Marchena, Pepe Pinto, El Carbonerillo... El guitarrista Niño Ricardo... Las grandes murgas gaditanas del Tío de la Tiza. El edificio del popular café cantante Novedades fue derribado en 1923 y hasta entonces no pudo realizarse el ensanche proyectado en 1895 de la calle Martín Villa. De la popularidad alcanzada por el Novedades da idea la fotografía que publicamos de la despedida que le hicieron miles de sevillanos. La escena, por lo tanto, no debe confundirse con las innumerables manifestaciones sociopolíticas durante los años veinte y treinta. En esta ocasión, los sevillanos se echaron a la calle el 19 de marzo de 1923, para ver el comienzo del derribo del edificio del café-cantante Novedades, con sentimientos más nostálgicos que festivos. La imagen gráfica recoge una pancarta en la que podía leerse: “Novedades, nunca te olvidaremos”, enarbolada por la multitud que abarrotó la plaza de la Campana y las calles adyacentes. En contraste, como el edificio sufrió un gran incendio poco antes de ser derribado, las señoras bien pensantes, las clásicas beatas, clamaron contra el Novedades pidiendo su destrucción, y dijeron que el incendio fue un castigo del Cielo para depurar tanto pecado como se había cometido entre sus paredes. Siguen fragmentos publicitarios del Novedades, de los primeros años del siglo XX. Y cerramos la memoria gráfica de los caféscantantes con la imagen de Silverio Franconetti, la gran figura del cante flamenco durante finales del siglo XIX.

ESTAMPA DE CAFÉ-CANTANTE DEL SIGLO XIX

NOSTÁLGICA DESPEDIDA DEL NOVEDADES

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Miércoles 3 de Octubre

PUBLICIDAD DEL NOVEDADES DEL SIGLO XX

SILVERIO FRANCONETTI


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La morfología urbana y el costumbrismo han cambiado con los años y la memoria gráfica recupera imágenes entrañables ciudadanas

Estampas ciudadanas irrepetibles Nicolás Salas Periodista y escritor

En los primeros años del siglo XX, como herencia de la centuria decimonónica anterior, en pleno centro de la ciudad podían verse estampas como las que reproducimos en esta página. En 1910 la nómina de lecherías, pasaba del medio centenar en el casco antiguo, a las que había que unir las vaquerías establecidas en la periferia y, sobre todo, en el alfoz, en las haciendas y cortijos que abastecían tanto a los mercados de la ciudad como a la clientela fija directa. De estas fincas llegaban al amanecer los repartidores en burros, mulos y caballos con angarillas y también en carros, donde transportaban frutas y hortalizas, aceite y leche. En la primera fotografía puede verse el conjunto de la plaza de San Francisco. En primer plano, un velador de madera con una cubeta para ordeñar a las vacas, y el asiento del lechero, una banqueta. Un carrillo de mano, sistema de transporte ancestral que se mantuvo hasta el medio siglo XX. Y al fondo, alineados delante de la fachada consistorial, los coches de caballos que servían a los ciudadanos en sus traslados por la ciudad. La segunda foto está datada en los años ochenta del siglo XIX, y fue realizada por el fotógrafo francés Lucien Levy, que captó ésta y otras estampas de la ciudad finisecular que fueron reeditadas en 1988 por la empresa sevillana Equipo 28, y constituye una joya bibliográfica. Todo el caserío del sector Alameda-Europa ha desaparecido. Fíjense en el pavimento de adoquines y en las aceras al mismo nivel de losetas de Tarifa. Una parte del pavimento mantiene el empedrado ancestral. Seguramente, las vacas pertenecerían a un lechero itinerante, pues en la zona no había vaquerías registradas. Los barcos de rueda fueron muy utilizados en el Guadalquivir, y desde el segundo tercio del siglo XIX hasta los años veinte de la centuria siguiente, hay constancia de varias empresas navieras dedicadas al transporte de viajeros y mercancías entre Sevilla y los pueblos ribereños, y también con destino a Sanlúcar de Barrameda. En los años 1885-1900, viajaban entre Sevilla y Sanlúcar los vapores San Telmo y Victoria. Y entre finales del XIX y los primeros lustros del XX, los vapores Margarita, Bajo Guía y Guadalquivir hicieron la línea Sevilla, San Juan de Aznalfarache, Gelves, Huertas del Copero, Coria del Río y Puebla del Río. La estación de estos barcos de rueda estaba en la calle Betis, junto al puente de Triana, en el edificio que aún se mantiene restaurado y que después de cerrar la naviera, fue utilizado como semillería y bar, y ahora es un restaurante. Volveremos sobre el tema de los barcos de rueda con nueva iconografía de las embarcaciones y la curiosa publicidad de las empresas navieras. ■

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 12 de octubre

VAQUERÍAS PÚBLICAS EN CASCO HISTÓRICO

La Plaza de San Francisco (Siglo XIII) esquina a la calle Hernando Colón (1845), después de 1866 y antes de los años veinte, según data el tipo de adoquinado. En el número 7 de esta calle estuvo la vaquería de Cristóbal Bonilla Hernández, entre finales del siglo XIX y primeros lustros del XX, quien tenía un pequeño despacho en el edificio porticado anterior al actual Banco de España, donde el lechero ordeñaba la vaca en plena calle a medida que llegaban los clientes, que se llevaban el líquido espumeante y con la temperatura natural del animal. Si bucólica nos pudo parecer la primera imagen, la segunda no lo es menos. Vemos una piara de vacas en la Alameda de Hércules, al final de la calle Amor de Dios y a escasos metros de la plaza de la Europa. Al fondo, en una esquina, la buhardilla de un zapatero remendón...

BARCOS DE RUEDA EN EL GUADALQUIVIR

Hasta los primeros lustros del siglo XX, y como herencia decimonónica, por el Guadalquivir navegaron barcos de ruedas. El primero perteneció a la sociedad que hacía el trayecto entre Sevilla y Sanlúcar de Barrameda. El segundo barco de ruedas era de transportes de cabotaje, de los muchos que atracaban en el puerto de Sevilla, único interior de España. La estampa es preciosa. Puede verse el timón de rueda en la cubierta superior entoldada. En la otra orilla, un gran buque moderno de la época, posiblemente de la Compañía Ybarra, que siempre mantuvo la matrícula del puerto sevillano.

PLAZA DE CUBA, AÑO 1953

PLAZA DE LA ALFALFA, SIGLO XIX

Otra fotografía irrepetible, realizada por Serrano (Fototeca Municipal) en 1953. Este es el solar de la plaza de Cuba, con su primer trazado que tenía una calle transversal que comunicaba directamente el puente de San Telmo con la avenida de la República Argentina. Todavía pasaría más de una década para que se construyeran los grandes edificios laterales...

Esta es la plaza de la Alfalfa, en el enclave de las calles también Alfalfa, Águilas, Odreros, Jesús de las Tres Caídas y Boteros. La esquina de enfrente era la espartería que dio nombre de torero a Manuel García, muerto por un miura en la plaza de toros de Madrid (1894) y que inspiró al poeta Fernando Villalón para escribir sus bellísimos Romances del 800.


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Andrés Martínez de León, creador del popular personaje Oselito, ha sido un maestro indiscutible de la historieta periodística en el siglo XX

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Recuerdo de Martínez de León Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Andrés Martínez de León (Coria del Río, 5

abril 1895-Madrid, 27 mayo 1978), sigue siendo acreedor del homenaje y valoración justa de su obra por parte de las instituciones culturales y políticas sevillanas. Mientras su tierra chica, Coria del Río, le dedicó una calle y le ofreció su reconocimiento a través de la revista Azotea, en sus números 2 y 9; y la Asociación de la Prensa de Madrid organizó en 1987 una exposición antológica de su obra y editó un catálogo precioso, Sevilla, la ciudad que tanto amó y a la que no faltó ninguna primavera con sus cuadros costumbristas expuestos en la librería de Eulogio de las Heras, en la calle Sierpes, no ha sido sensible y reconocido su arte, su maestría indiscutible como dibujante de periódicos, su talento como creador del popular personaje Oselito, su independencia política, su sacrificio como republicano condenado a 30 años y un día de prisión, y una hombría de bien que se ganó la voluntad de sus amigos, muy especialmente del fotoperiodista Juan José Serrano, que fue su ángel de la guarda mientras estuvo en la cárcel desde 1939 hasta 1945, cuando fue indultado. Andrés Martínez de León luchó con su pluma a favor de la República, sin dejar de ser crítico con las desviaciones impuestas por el marxismo; sus doce dibujos sobre la Guerra Civil fueron la causa de su persecución y cárcel; escribió e ilustró libros significativos como Oselito en Rusia (1936) y Los amigos del toro: el toreo, sus males y sus remedios (1931 y 1956); ilustró la obra básica de Manuel Chaves Nogales sobre Juan Belmonte, torero y amigo al que dedicó decenas de dibujos; ilustró naipes, tarjetas postales, carpetas de publicidad y fue colaborador asiduo de casi todos los periódicos sevillanos con sus célebres historietas de Oselito sobre temas futbolísticos y taurinos. En los diarios madrileños El Sol y La Voz alcanzó la cumbre como dibujante de periódicos. Las imágenes que incluimos en esta página recuperan parte de la memoria gráfica de Andrés Martínez de León. En primer lugar, lo vemos con su personaje Oselito, el más popular del periodismo de humor. Luego aparece en Coria del Río, en 1966, cuando el día 3 de mayo el Ayuntamiento le rindió un homenaje popular, ofrecido por el alcalde, José Alfaro Lama. Luego siguen la sátira sobre el espíritu de los trabajadores de la República, la portada del almanaque de la Peña Humorística er 77 del año 1936, el ex libris del artista, su Oselito con la Giralda a cuesta; la portada de una de sus obras literarias satíricas. Andrés Martínez de León, joven, aparece en una fotografía de 1926, cuando el alcalde de Coria del Río, Carlos de Mesa, rotuló una calle principal del pueblo con el nombre del ilustre coriano y le ofreció un homenaje que tuvo ecos en toda España.

EL MAESTRO Y SU OBRA

1966: HOMENAJE EN CORIA

DICE LA CONSTITUCIÓN: “ESPAÑA ES UNA REPÚBLICA DE TRABAJADORES...”

ALMANAQUE HISTÓRICO

EX LIBRIS

1926: CALLE EN CORIA

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 14 de Octubre

LIBRO-DENUNCIA


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Propuesta de placa en la plaza de América en homenaje al arquitecto Aníbal González con motivo del CXXV aniversario de su nacimiento

Recuerdo de Aníbal González Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Aníbal González y Álvarez-Ossorio (Sevilla,

10 junio 1876-31 / mayo 1929), calificado como maestro del regionalismo sevillano por el profesor Villar Movellán, es uno de tantos hijos ilustres de nuestra ciudad que no han tenido el reconocimiento público merecido por sus singulares trayectorias humanas y profesionales, revaloradas por unos servicios excepcionales a su tierra, reflejos de su inmenso amor por Sevilla. Es verdad que Aníbal González tiene rotuladas con su nombre la glorieta que da entrada a la Plaza de España (1929) y una calle en el Cerro del Águila (1936), pero falta el monumento o al menos la placa que recuerde tanto su obra como la gratitud de la ciudad. Incluso el memorial que falta en honor de los arquitectos artistas del regionalismo sevillano, donde junto a Aníbal González se recuerde a la pléyade de veintitantos arquitectos entre precursores, maestros y epígonos, cuya base documental está disponible en las obras del profesor Alberto Villar Movellán, a quien se debe la recuperación de este capítulo básico de la historia de la arquitectura sevillana del siglo XX. La plaza de América podría ser el lugar adecuado para colocar una placa conmemorativa del CXXV aniversario del nacimiento de Aníbal González, cumplido el pasado 10 de junio de este año, y que hasta ahora ha pasado desapercibido, pero que aún estamos a tiempo de recuperar antes de que finalice el año 2001. Nuestro Gobierno municipal tiene la palabra y la oportunidad de honrar la memoria de uno de los sevillanos ilustres de la pasada centuria. La Plaza de América fue proyectada por Aníbal González y Álvarez-Ossorio en 1911, y las obras de urbanización se iniciaron en 1912 valorando la arboleda y vegetación existentes en el Huerto de Mariana, justo en la linde de parte de los jardines de San Telmo donados en 1893 por la infanta María Luisa Fernanda de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, duquesa de Montpensier por su matrimonio con Antonio María de Orleans, a los que quedaría unidos como parte esencial del Parque de María Luisa abierto al público el 18 de abril de 1914. Aníbal González fue también autor de los tres grandes edificios emblemáticos de la Plaza de América: los palacios de Arte Antiguo e Industrias Artísticas y de Bellas Artes, más el Pabellón Real. Los dos primeros albergan actualmente el Museo de Artes y Costumbres Populares y el Museo Arqueológico. El Pabellón Real alberga oficinas municipales. Fue la primera sede de la Junta de Andalucía en tiempos de Plácido Fernández Viaga y Rafael Escuredo. A la Plaza de América y sus tres edificios emblemáticos, más la glorieta desaparecida, le dedicaremos próximamente varias páginas.

LA PLAZA DE AMÉRICA EN EL PRIMITIVO HUERTO DE MARIANA (1911-12)

PLAZA DE ESPAÑA (1914-1928)

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 17 de octubre

PABELLÓN REAL (1911-1916)

PABELLÓN MUDÉJAR (1911-1914)


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Dolores Comesaña y Arahal fue un personaje popular en la calle Sierpes, durante los años veinte, treinta y cuarenta del siglo XX

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Puesto de agraz de Dolorcita Nicolás Salas Periodista y escritor

■ En el chaflán de la calle Santa María de Gracia que daba a la calle Sierpes, había dos diminutas accesorias, de un metro y medio de fondo. En una de ellas estaba instalada una lechería, donde apenas si cabían las cántaras y el dependiente. Y en la otra tenía su puesto de refrescos la popular Dolorcita, cuyo nombre completo era Dolores Comesaña y Arahal. El puesto de Dolorcita era minúsculo. Por delante de la accesoria, donde tenía las canastas de varetas llenas de uvas verdes sin madurar, las cántaras de agua, las botellas de jarabes de reserva y su taller secreto, instalaba un pequeño mostrador de madera, sobre el que servía los vasos a la clientela. Debajo del mostrador, en tinajas de barro, tenía el agraz, que sacaba con un pequeño jarrito blanco de porcelana para llenar los vasos, después de moverlo de vez en cuando con una larga paleta de madera. El techo lo formaba un toldo de lona, una marquesina, de la que colgaban hermosos racimos de uvas como reclamos, de los que algunos clientes arrancaban pequeños gajos para comérselos. El agraz de Dolorcita fue una bebida exquisita, refrescante, muy popular durante la primavera y el verano, y aunque los ingredientes eran muy conocidos, la mezcla que ella hacía era una fórmula secreta, algo que nadie logró conocer, salvo su familia. El principal ingrediente era zumo de uva verde, sin madurar. Después de exprimir una determinada cantidad de uva, disolvía el zumo en agua, con hielo picado, del que por entonces vendían en barras. Luego añadía algo que sólo ella conocía. Tuvo muchos imitadores, pero nadie fue capaz de hacer el agraz tan rico como Dolorcita... Estuvo muchos años instalada en el chaflán de la calle Santa María de Gracia, esquina con Sierpes, y fue un personaje popular, muy querido por los sevillanos. Además del agraz, Dolorcita vendía refrescos de jarabes. En una pequeña mesa, a su derecha, tenía las botellas de jarabes de menta, limón, naranja, fresa, zarzaparrilla... Echaba unos dos dedos de jarabe en un vaso y lo llenaba de agua fría, siempre con el pequeño jarro de porcelana. Lo removía con una cucharilla de mango largo y lo servía al cliente. A su izquierda, una chiquilla fregaba los vasos usados en un pequeño lebrillo, puesto sobre un cajón. Dolores Comesaña y Arahal siempre vistió hábito de la Virgen del Carmen, que en parte resguardaba con un delantal blanco de amplio peto y unos manguitos para los brazos, ajustados con elásticos en las muñecas. Peinaba su pelo negro rizado hacia atrás con un moño alto, en el que lucía un clavel rojo. Era devota de Sor Ángela, del Padre Tarín y de Don Marcelo de Sevilla.

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 19 de octubre

LUGAR ENTRAÑABLE

Desde el siglo XVI hasta 1984, este chaflán esquina a la calle Sierpes se llamó de Santa María de Gracia, ahora rotulado de Rafael Padura en memoria del dirigente empresarial víctima del terrorismo. En esta zona estuvieron, primero, el puesto de agraz de Dolorcita, y después el quiosco de prensa de Curro.

EL PUESTO DE ‘DOLORCITA’

Fernando Marmolejo dibujó en 1995, el puesto de agraz de Dolores Comesaña y Arahal, popularmente conocida como Dolorcita, y las zonas anexas tal como él las conoció durante su juventud en los años treinta. En la esquina de la calle Sierpes había una betunería regentada por Francisco Redondo Estévez, y a la derecha del puesto de agraz una pequeña lechería propiedad de José Romero González.

MAESTRO MAYOR

Fernando Marmolejo Camargo (Sevilla, 1915), es maestro mayor del gremio de Artesanía, y una de las máximas figuras del arte orfebre del siglo XX. Su obra es muy numerosa y de valores excepcionales, premiada en España y el extranjero. A sus 85 años, ya retirado, reside en Santiponce, mientras sus hijos continúan con el taller de la plaza de Molviedro.

LEYENDA COSTUMBRISTA

Francisco Martel Barbado (Sevilla, 1907-1978), Curro el de los periódicos, como fue popularmente conocido, tuvo su quiosco en el mismo lugar donde estuvo el puesto de agraz de Dolorcita. En la imagen aparece en sus últimos años de vida, ya anciano, dialogando con los transeúntes de la calle Sierpes, reconocido como figura entrañable del costumbrismo ciudadano. TRES ESTAMPITAS

Desde el mostrador del puesto de Dolorcita, los clientes podían ver al fondo de la accesoria, tres pequeñas fotografías o estampas, ya viciadas por el tiempo, alineadas detrás de unas botellas de jarabes: eran Marcelo Spínola, el Padre Tarín y Sor Ángela. Dolores Comesaña y Arahal fue protagonista de una curiosa anécdota con los comunistas Alexis Katesvenko, Pepe Díaz, Saturnino Barneto y Antonio Mige, en la Primavera de 1932, cuando Sevilla se quedó sin Semana Santa.


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Blas Infante construyó entre Coria y La Puebla un castillete llamado Villa Alegría, adquirido ahora por la Junta para uso histórico-cultural

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Dalfara, Casa de la Alegría

FACHADA DE VILLA ALEGRÍA

BIBLIOTECA

PERSPECTIVA EXTERIOR

GALERÍA

Nicolás Salas Periodista y escritor

LUGAR HISTÓRICO

■ La Junta de Andalucía ha adquirido la casa aljarafeña de Blas Infante, situada en un pequeño otero entre Coria y la Puebla, a orillas del Guadalquivir. Una casa con estilo de castillete construida con diseños exteriores e interiores muy personales por quien ahora es considerado Padre de la Patria andaluza, víctima de la Guerra Civil y sus odios ancestrales. La casa tiene historia entrañable y dramática, y cada rincón, decoración, mueble o detalle, está ligado a la vida de quien la construyó como un símbolo de sus convicciones andaluzas, siempre con el apoyo moral de su mujer, María Angustias, que además guardó la memoria de su esposo asesinado como reliquia que habría de ser valorada como hito esencial de la historia andaluza. Que este edificio se haya conservado intacto es mérito de la familia, primero de la madre, y después, sobre todo, de María Luisa, que nos consta ha salvado el legado

LA ÚLTIMA VEZ...

de su padre con uñas y dientes frente a la incomprensión y los intereses, y siempre manteniéndose al margen de protagonismos oportunistas y de toda veleidad política. Pocos conocen que esta casa fue requisada a la familia Infante como secuela del asesinato del esposo, y que la viuda tuvo que pagar al Estado dos mil pesetas de multa en 1943 para poder recuperarla, según sentencia del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas. José Luis Ortiz de Lanzagorta recordó en 1979 el origen árabe del nombre del castillete, Dalfara, que significa Casa de la Alegría. Nosotros la conocimos en noviembre de 1974 y fotografiamos delante de la fachada a los últimos supervivientes del andalucismo histórico: Alfonso Lasso de la Vega, Emilio Lemos Ortega, Juan Álvarez-Ossorio Barrau, José Leal Calderi... Ahora la Junta de Andalucía se propone restaurar el edificio y conservar adecuadamente sus contenidos históricos y culturales andaluces. PRÓXIMA ENTREGA:

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El futuro del edificio del convento de Santa Clara parece aclararse con el propósito municipal de adquirirlo, restaurarlo y darle uso público

Aprovechamiento de Santa Clara

PÓRTICO DE LA IGLESIA

DETALLE DEL CLAUSTRO

TORRE DE DON FADRIQUE

ENTRADA ANTIGUA

PLANO DE SITUACIÓN

CLAUSTRO, AÑOS VEINTE

Nicolás Salas Periodista y escritor

El convento de Santa Clara (1289) tiene una superficie en planta de 8.900 metros cuadrados, casi el doble que los antiguos convento y cuartel del Carmen, felizmente recuperado para la ciudad después de un largo proceso de rehabilitación. De la superficie antes citada, unos 1.742 metros son de propiedad municipal, y el propósito del Ayuntamiento es adquirir el edificio en su totalidad para restaurarlo y darle uso público. De esta manera quedaría solucionado el problema económico que plantea su mantenimiento para la Iglesia, así como el uso precario por parte de la

comunidad religiosa. La citada propiedad municipal incluye la torre de Don Fadrique, el patio y el compás del convento. Las fotografías que insertamos junto a estas líneas dan una idea de la amplitud del convento, cuyo perímetro puede apreciarse en el plano de situación. Prácticamente toda la manzana formada por las calles Santa Clara, Lumbreras, Becas y Hombre de Piedra, está ocupada por el convento originario del siglo XIII. A la riqueza de la parcela y el conjunto de edificios que forman el convento, hay que unir los valores excepcionales tanto arquitectónicos como decorativos. Azulejos, yeserías, mármoles, forjas, maderas, forman un museo que la sociedad sevillana desconoce. Guillermo Vázquez Consuegra, en su obra ya clásica titulada Cien edificios de Sevilla susceptibles de reutilización para usos institucio-

nales (1986), dedica una amplia ficha al convento de Santa Clara, ilustrada con fotografías del mismo autor y de Manuel Alonso. Con anterioridad, los profesores Enrique Valdivieso González y Alfredo J. Morales Martínez, publicaron Sevilla oculta (1980), donde ofrecieron documentaciones inéditas o muy poco conocidas de los monasterios y conventos de clausura, que incluye un amplio capítulo dedicado al de Santa Clara. Este trabajo se complementa con una espléndida colección de fotografías realizadas expresamente para el libro por los artistas fotógrafos, Luis Arenas Ladislao y Luis y Francisco Arenas Peñuela. El libro está prologado por el profesor Francisco Morales Padrón. PRÓXIMA ENTREGA: PORTADA UNIVERSIDAD (1505)

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Mañana vuelve el mercadillo del Jueves a la calle Feria, donde inició su vida en la ciudad árabe, luego refundado en cristiano en el siglo XIII

En medio como el Jueves Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Mañana regresa el mercadillo del Jueves a su primitivo lugar, después del exilio forzoso en la Alameda de Hércules durante casi una década, donde sufrió tanto las consecuencias del cambio de localización como del deterioro de sus contenidos, ya en crisis desde el último tercio del siglo XX. El regreso a su hábitat fundacional conllevará la reorganización del sistema de concurrencia para adaptarlo a las nuevas circunstancias de este tipo de mercadillos populares. Abrimos el álbum gráfico del Jueves con una tarjeta postal editada entre 1901 y 1906 por Tomás Sanz y Sanz. La fotografía corresponde seguramente a los últimos años del siglo XIX o primeros del XX y fue realizada por Juan Barrera Gómez. Otro gran artista fotógrafo, Lucien Levy, captó la siguiente imagen del mercadillo en el cruce de las calles Conde de Torrejón y Palacios Malaver, hacia el año 1880. Sigue el plano del sector urbano de la calle Feria, donde Ángel Vela señala la zona ocupada por el mercadillo en su última etapa, después de que las vías del tranvía obligaran a reducir su primitivo trazado, que llegaba hasta la iglesia de Omnium Sanctorum y ocupaba la plazuela delantera del mercado de abastos de la Feria. La vuelta del Jueves a su lugar de origen respeta este trazado, que comienza en San Juan de la Palma y termina en la Cruz Verde. Rafael Cubiles, uno de los últimos fotoperiodistas costumbristas sevillanos, realizó a finales de los años setenta un amplio reportaje gráfico del mercadillo del Jueves. Entonces todavía podían encontrarse objetos valiosos y obras de arte, así como libros, revistas y tarjetas postales. Después inició su decadencia. La imagen está hecha en Montesión. La antigua plaza de los Carros y el tramo inicial de la calle Feria, siempre tuvieron especial carácter de mercadillo durante toda la semana, porque casi todos los comerciantes del Jueves tenían locales abiertos en este sector. La imagen siguiente refleja el ambiente del último tramo del mercadillo, y puede verse al fondo el edificio que ocupó el bar Alhambra, en cuya acera trabajaban grupos de betuneros los domingos. Por último, recuperamos una de las curiosidades históricas del mercadillo del Jueves, el periódico semanal titulado El Jueves (1954-1963), escrito íntegramente a mano por Francisco Guijarro Rodríguez, chalán librero, y que hoy constituye una reliquia periodística. Paco Guijarro es uno de los tres mosqueteros del Jueves de la segunda mitad del siglo XIX, junto a Conchita Buzón y Luis Andujar, como bien afirma Ángel Vela, autor de la más completa biografía de este mercadillo, editado por José Rodríguez Castillo en 1991.

POSTAL DEL NOVECIENTOS

PLANO DEL JUEVES CONTEMPORÁNEO

ÚLTIMO TERCIO DEL SIGLO XIX

CALLE Y PLAZUELA

PRÓXIMA ENTREGA:

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ESTAMPA COSTUMBRISTA

PERIÓDICO OLÓGRAFO


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Hace 75 años se fundó el Colegio Oficial de Agentes Comerciales, un colectivo básico para la vida mercantil de Sevilla

El factor humano del comercio

PRESIDENTE ACTUAL CON LOS NIÑOS PARALÍTICOS

Antonio Díaz Curado, presidente del Colegio Oficial de Agentes Comerciales de Sevilla y también del primer Consejo Andaluz de Colegios Provinciales. Sus labores de saneamiento económico, defensa de la profesión y atención a los jubilados han sido los tres objetivos básicos de su mandato.

Los agentes comerciales siempre estuvieron al lado de los hermanos de San Juan de Dios. Ayudaron cuanto pudieron, y todas las Juntas Directivas del Colegio compitieron en apoyar el nuevo sanatorio Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y luego la Ciudad de San Juan de Dios. Vemos a un grupo de agentes comerciales entregando obsequios para los niños enfermos, al entonces superior del sanatorio, fray Serafín Madrid, que fue alma del proyecto y se ganó el afecto de los sevillanos.

NUEVA SEDE

TRES PRESIDENTES LEGENDARIOS

Aníbal Fernández Agreda, en el centro de la imagen, fue el presidente fundador; Antonio Fontán de la Orden, a la izquierda, el segundo en presidir el Colegio; y Fernando Valencia de los Santos, a la derecha, el continuador desde 1934. La fotografía corresponde al acto de homenaje a Antonio Fontán, persona con extraordinario protagonismo en la vida militar y civil de los años 30 y 40.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los agentes comerciales celebran estos días el 75 aniversario de su fundación colegial, pero su ejercicio profesional es muy anterior. Cuando en 1926 se decretó la colegiación obligatoria (8 de enero), ya existía el Colegio Libre de Comisionistas y Representantes casi desde mediados el siglo XIX, y aún antes hubo organizaciones gremiales vinculadas al ejercicio de intermediarios mercantiles. Los pioneros de la colegiación sevillana fueron un prestigioso y entusiasta grupo de personas, entre los que destacaron José Martínez García, que fue el número uno del Colegio, y Aníbal Fernández Agreda, el primer presi-

dente. Ambos llevaron a cabo una extraordinaria labor. Éste último formó parte de la primera Junta Central y mantuvo su mandato hasta 1932, cuando fue sustituido por Antonio Fontán de la Orden. Por la presidencia del Colegio de Sevilla pasaron hombres que destacaron en la colegiación a escala nacional, como Fernando Valencia de los Santos, que llegó a ser presidente del Comité Ejecutivo de la zona liberada en los primeros tiempos de la Guerra Civil, durante los años 1937 y 1938, y posteriormente ocupó otros cargos en la Junta Central de Colegios de Agentes Comerciales. Les siguieron otros hombres de gran valía, como Nicolás Fontanillas Rodríguez, que también formó parte de la Junta Central, más tarde transformada en Consejo General del que otro gran presidente del colegio sevillano, Práxedes Sánchez Almodóvar, llegó a ocupar

Una casa regionalista situada en el número 9 de la calle Orfila, propiedad corporativa, es la actual sede del Colegio Oficial de Agentes Comerciales. Fue comprada a Previsión Española y rehabilitada por el arquitecto Francisco Vázquez Uriarte y el aparejador Antonio Guerrero. En sus tres plantas y ático están las dependencias de secretaría, salón social para colegiados, sala de actos y de reuniones, dos patios para recreo de actividades, despachos varios, sala de juntas de gobierno, asesoría jurídica, asesoría fiscal, sala de convenciones, archivo general, salas de exposiciones de muestrarios para los colegiados y otros servicios. la vicepresidencia. Los últimos presidentes hansidoJuanGuerreroGonzález, ManuelPolo OlivayactualmenteAntonioDíazCurado. En marzo de 1996 fue creada la Asociación de Agentes Comerciales Jubilados, titulada Club Nicolás Fontanillas, en memoria de uno de sus presidentes más efectivos y con más protagonismo social y cultural, pues destacó como poeta, además de como agente comercial. Nicolás Fontanilla fue precursor de las ayudas a los jubilados, y la actual Junta Directiva las hizo realidades. Dicha asociación tiene como fines fomentar la convivencia ciudadana y colegial, la integración, la participación, la solidaridad y la relación con la sociedad, desarrollando actividades sociales, culturales, recreativas, deportivas, musicales, artesanales, turísticas, etc. para lo que dispone de la sede colegial y su apoyo corporativo.

PRESIDENTE DEL MERCANTIL

Práxedes Sánchez Almodóvar, veterano agente comercial, presidió el Colegio de Sevilla, ocupó cargos nacionales y actualmente es presidente del Círculo Mercantil e Industrial, donde desarrolla una meritoria labor desde 1992. Conocemos la trayectoria del Colegio desde los últimos tiempos de la presidencia de Fernando Valencia de los Santos, por su vinculación a la Feria de Muestras Iberoamericana, y comprobamos que siempre trató de responder a las necesidades de sus colegiados, sin olvidar la proyección social de la profesión. Por ejemplo, los agentes comerciales fueron pioneros en los años 40 en recabar ayudas para hacer realidad el sanatorio de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Los agentes comerciales son las células primarias del desarrollo socioeconómico mercantil, el vínculo invisible, el factor humano que posibilita el comercio. PRÓXIMA ENTREGA:

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No se valoran adecuadamente las rotulaciones del callejero ni la dedicación de estatuas públicas, con olvidos históricos lamentables

Los memoriales que faltan Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La rotulación de calles, avenidas, rotondas o paseos sigue siendo en Sevilla una asignatura pendiente que en cada periodo de tiempo, y siempre según los vientos políticos, se expresa sin criterio razonable mantenido por los sucesivos gobiernos municipales. Mientras permanecen olvidados o ignorados personajes claves de la historia sevillana, o fijados sus nombres en lugares inadecuados, se han incorporado al nomenclátor nombres con escasas vinculaciones locales y, además, ocupando vías públicas de importancia. Unas veces por intereses políticos y otras por sensiblería, oportunismo o frivolidad, el caso es que el callejero sevillano refleja una situación de anarquía que algún día necesitará de revisión para solucionar tantas injusticias e ingratitudes como ahora se acumulan. La misma situación reflejan las dedicaciones de algunas estatuas públicas y sus emplazamientos. Uno de los casos más significativos de injusticia histórica lo tenemos con el rey Alfonso X el Sabio. Hace casi una década que solicitamos en el Ayuntamiento que se le dedicara un memorial mejor que un monumento individual, porque así tendríamos la oportunidad de conseguir varios objetivos a la vez; es decir, rendir justo homenaje ciudadano a uno de los mejores reyes de la historia de España, vinculado a Sevilla, y reflejar en el memorial el tiempo de su reinado, que fue del máximo esplendor para la ciudad. Una gran empresa nacional con sede en nuestra comunidad autónoma y vinculada a Sevilla desde su fundación, nos comunicó que estaría dispuesta a aportar, junto con otras grandes empresas, la ayuda necesaria para colaborar con el Ayuntamiento en la noble tarea de rendir homenaje ciudadano al rey Alfonso X el Sabio, dotando a la ciudad de un memorial que enriqueciera su patrimonio cultural. Dicha empresa considera que un proyecto de tanta trascendencia pública debe ser compartido con otras entidades para fomentar la participación colectiva, que podría aplicarse a otros proyectos similares. Sevilla también debería contar con un memorial dedicado a la ópera, donde se rindiera homenaje a Mozart, Beethoven, Rossini y Bizet. Como en su día escribieron Carlos Gómez Amat, Justo Romero y Jacobo Cortines, Sevilla tiene vinculaciones estelares con la ópera, con más de veinticinco obras, y sobre todo, con las cinco grandes óperas universales: Las Bodas de Fígaro (1786), de Mozart; Don Juan (1787), de Mozart; Fidelio (1805), de Beethoven; El Barbero de Sevilla (1816), de Rossini; y Carmen (1875), de Bizet. Nunca nos cansaremos de sugerir que Sevilla tenga memoriales, incluso utilizando como soportes maquetas de las antiguas puertas de la ciudad, desaparecidas en el pasado siglo, junto a la mayoría de la cerca árabe. Hay temas trascendentes de nuestra historia que requieren memoriales, y junto al rey Alfonso X el Sabio y la ópera, están la

OCASIÓN PERDIDA EN UN LUGAR PRIVILEGIADO

Cuando se construyó la rotonda al final de la avenida de la República Argentina y principio de la de Blas Infante, un lugar privilegiado del sector de Los Remedios, el alcalde recibió sugerencias para situar en dicho lugar un memorial dedicado al rey Alfonso X el Sabio que también recordara tanto el tiempo trascendental de la Sevilla alfonsina como las romana, árabe y hebrea. Los promotores reivindicaban la memoria del monarca que engrandeció la ciudad, además de reunir otros valores excepcionales.

DEUDA HISTÓRICA

Alfonso X el Sabio fue un monarca decisivo para la ciudad, que tardó siglos en reconocérselo, rotulando con su nombre una calle céntrica antes llamada Burro. Más de una centuria después, todavía están pendientes tanto la rotulación de una vía pública adecuada como la estatua que sirva de gratitud ciudadana.

CONDES DE GUADALHORCE Y DE BENJUMEA

Rafael Benjumea Burín, conde de Guadalhorce, y su hermano Joaquín Benjumea Burín, conde de Benjumea, fueron sevillanos ilustres que hicieron una labor excepcional en bien de Sevilla y de España, a la que amaron y sirvieron en tiempos difíciles de la primera mitad del siglo XX, desde sus puestos ministeriales. Ambos nacieron en la calle Almirante Ulloa, número 1, y desde 1983 está pendiente de resolver el Ayuntamiento la colocación de una placa que recuerde en la fachada del edificio estas circunstancias de su nacimiento. Guadalhorce da su nombre a una zona portuaria, y Benjumea a una calle en Bellavista. Ya es tiempo de rendirles el homenaje público que ambos se merecen.

tauromaquia, la música, el folclore, el Guadalquivir y sus areneros, pescadores y marineros; la aeronáutica y las civilizaciones romanas y árabes, así como estatuas para numerosos personajes claves de nuestra cultura, como los poetas y narradores, científicos, músicos. Hay lugares apropiados en el Prado de San Sebastián, en el paseo fluvial, en la futura zona verde de Tablada y en otros lugares. PRÓXIMA ENTREGA:

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Durante los años 90 desaparecieron los cuatro regimientos de guarnición en Sevilla, sin que la ciudad los recuerde con gratitud

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Los regimientos históricos perdidos

CUARTEL DE ALFONSO XIII (1924) DE SAGUNTO 7

Entre las obras anexas de la Exposición Iberoamericana de 1929, están los cuarteles de Alfonso XIII, y Daoiz y Velarde, ambos situados junto a la avenida de Jerez y proyectados por el ingeniero militar José Pérez Reina. Sobre estas líneas pueden verse una vista general del acuartelamiento de Alfonso XIII, y otra de la fachada principal. Fue proyectado en 1920 y terminado en 1924, siendo ocupado por un regimiento de Caballería desde 1928.

CUARTEL DE DAOIZ Y VERLADE (1928) DE ARTILLERÍA 14

En paralelo al cuartel de Alfonso XIII se construyó el de Daoiz y Velarde, utilizado por un regimiento de Artillería. Fue proyectado en 1920 y terminado en 1928. Con motivo de la Exposición Iberoamericana también fueron remozados los cuarteles de San Hermenegildo, del Carmen, de la Gavidia, de los Terceros, de la Puerta de la Carne y la Capitanía General de la plaza de la Gavidia, entre otras obras de mejoras de las infraestructuras militares en la plaza de Sevilla.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Mediado los años 90 dejaron sus acuarte-

lamientos en Sevilla cuatro regimientos históricos, tres de ellos para desaparecer del organigrama militar y otro, el de Soria 9, para quedar reducido a un batallón con sede en Canarias, de acuerdo con el Plan Norte de reordenación de las unidades en el territorio nacional. En la mayor parte de las ciudades afectadas, la salida de las unidades militares de guarnición fue motivo de homenajes públicos promovidos por las autoridades civiles, con desfiles y actos cívicos populares, colocación de placas re-

cordatorias e incluso rotulación de calles o plazas con los nombres de los regimientos eliminados. Menos en Sevilla, donde los actos quedaron reducidos al ámbito exclusivamente militar, sin que la desaparición de las guarniciones históricas tuviera un adecuado eco público ni el más sencillo reconocimiento municipal. Podríamos decir que coincidieron los deseos de rigurosa austeridad castrense del entonces teniente general jefe de la II Región, Agustín Muñoz Grandes, con la evidente inhibición municipal de los años 1994 y 1995, autotitulados de centro-derecha, con cuanto se relacionaba con la milicia. Pero nunca es tarde para rectificar y valorar justamente lo que representó para Sevilla la presencia de los regimientos de Infantería Soria 9, de Artillería 14, de Caba-

llería Sagunto 7 y de Ingenieros 2. Cierto es que el primero tiene una calle sin salida en la barriada Campos de Soria, rotulada en 1970 a propuesta del constructor Ramiro Lahoz. Pero bien podría rotularse alguna vía pública con el nombre de Cuatro Regimientos, o bien individualizados pero unidos en un mismo sector urbano. Y también que se colocara una placa de recuerdo en un lugar adecuado, por ejemplo en la plaza de la Concordia, que dejara constancia de la presencia secular de las unidades militares antes citadas. La presencia militar en nuestra ciudad se pierde en la noche de los tiempos. Las atarazanas alfonsinas, la Fábrica de Cañones, el Parque y Maestranza de Artillería, la Pirotecnia, cuarteles legendarios como San Hermenegildo, Carmen y Puerta de la

Carne, Tablada y la Maestranza Aérea, los más modernos de Pineda, estuvieron vinculados a la socioeconomía local y provincial por múltiples razones de abastecimientos, servicios mercantiles y, sobre todo, por las ayudas que las guarniciones prestaron a la ciudad en situaciones críticas, como en los casos de las continuadas riadas provocadas por el Guadalquivir en los siglos XIX y XX. Bastaría recordar los servicios prestados por el Ejército con motivo de la rotura de las defensas del arroyo Tamarguillo en 1961 y después en la urbanización de La Corchuela, para guardar sentimientos de gratitud ciudadana. PRÓXIMA ENTREGA:

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En el cementerio de San Fernando las tumbas de toreros forman un museo que recuerdan a Espartero, Joselito, Belmonte y otras figuras

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Mausoleos de maestros del toreo Nicolás Salas Periodista y escritor

Los toreros sevillanos muertos trágicamente o por causas naturales a lo largo de la historia no pueden ser identificados en su totalidad en sus últimas moradas en el cementerio de San Fernando (5 diciembre 1852), pero sí existen bastantes tumbas que recuerdan a grandes figuras de la Tauromaquia, comenzando por José Gallego Mateo Pepete y Manuel García Cuesta El Espartero y continuando por José Gómez Ortega Gallito y Joselito, José Ignacio Sánchez Mejía, Rafael El Gallo, Francisco Vega de los Reyes Curro Puya y Gitanillo de Triana, Manuel García López Maera, Manuel Jiménez Chicuelo, Juan Belmonte, Manuel Varé García Varelito, Manolo González, Manuel Álvarez El Andaluz, Pascual Márquez, Fuentes Bejarano, incluso no nacidos en Sevilla pero afincados en nuestra ciudad, como Francisco Rivera Paquirri y otros. En esta ocasión ofrecemos los mausoleos o tumbas de seis grandes toreros. En primer lugar, dos perspectivas de la obra genial del escultor Mariano Benlliure donde reposan los restos de José Gómez Ortega Gallito y Joselito, además de otros familiares. Este mausoleo, instalado en la acera izquierda de la avenida de la Fe, muy cerca de la rotonda de entrada, constituye una de las piezas funerarias más hermosas no sólo del camposanto sevillano, sino de Europa, como han reconocido estudiosos de los cementerios de París, Londres, Viena y Roma, que reúnen numerosas obras de arte en mármol y bronce. Éstos son los materiales utilizados por Benlliure en el mausoleo de Joselito, cuyo cuerpo y sudario están esculpidos en mármol blanco de Carrara. En bronce está modelada el resto de la obra, formada por personajes vinculados a la vida del torero, como María la gitana, que abre el cortejo portando una imagen de la Virgen; el ganadero Eduardo Miura, el torero José Ignacio Sánchez Mejías, y gitanos y gitanas familiares. Luego sigue un fragmento del precioso mausoleo de Manuel García Cuesta El Espartero, modelo de equilibrio, grandioso en su sencillez, testimonio de una época finisecular, localizado a discreta distancia de la tumba de Gallito y respetuoso con el entorno. En la misma línea puede valorarse el mausoleo que guarda los restos mortales de Juan Belmonte, un torero de leyenda, que junto con Joselito protagonizó la Edad de Oro de la Tauromaquia. Por último, las tumbas de Manuel Varé Varelito y Manolo González reflejan sencillez y armonía con el entorno, mientras que la que porta los restos mortales del diestro Paquirri resulta desproporcionada para el lugar donde se alza. ■

JOSELITO EL GALLO

OBRA GENIAL DE MARIANO BENLLIURE

EL ESPARTERO

JUAN BELMONTE

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 4 de noviembre

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Mañana hace diecinueve años de la beatificación de Sor Ángela de la Cruz en nuestra ciudad, hecho sin precedentes en la Iglesia occidental

Primera visita de Juan Pablo II Nicolás Salas Periodista y escritor

Sor Ángela de la Cruz (Sevilla, 18461932), fundadora de la Compañía de Hermanas de la Cruz (1875), fue beatificada por el Papa Juan Pablo II fuera de Roma, en Sevilla, caso único en la historia de la Cristiandad de Occidente. Fue el viernes día 5 de noviembre de 1982, hace mañana diecinueve años. Una jornada imborrable de la memoria de los cientos de miles de sevillanos que presenciaron los actos en la catedral efímera y al aire libre montada en el campo ferial abrileño. Los sevillanos, tanto los que estuvieron presentes ante el altar efímero como los que acompañaron al Santo Padre durante su periplo por la ciudad, dieron ejemplo de alegría y gratitud hacia quien había hecho realidad la esperanza tantos años mantenida de ver a Sor Ángela, a Madre Angelita, en los altares del catolicismo. La visita a la Catedral, las oraciones ante Nuestra Señora la Virgen de los Reyes, el cuerpo incorrupto de San Fernando y la tumba de Marcelo Spínola, el rezo del ángelus desde el balcón principal del Palacio Arzobispal, la visita emocionante al sepulcro de la nueva beata en la Casa Generalicia de la Compañía de Hermanas de la Cruz, el recibimiento y la despedida en el aeropuerto de San Pablo con cantos de sevillanas. Fueron ocho horas de presencia papal en Sevilla, iniciada a las ocho y cuarenta y cinco minutos de la mañana y terminada a las cinco menos cuarto de la tarde. Las fotografías que insertamos junto a estas líneas recuerdan el grandioso altar instalado en el campo de Feria de Abril, convertido en catedral al aire libre, donde acudieron entre medio millón y un millón de personas. José Joaquín Abaurre captó la imagen que reproducimos del altar instante después de ser descubierto el cuadro de Sor Ángela, ya beata. Sigue la fotografía realizada por Veridiano de doña Concepción García Núñez, viuda de Gaviño, favorecida con el milagro de Sor Ángela que completó el proceso de beatificación. Continúa el testimonio del baile de los Seises ante el Santo Padre Juan Pablo II, en el mismo altar, captado por Ángel Doblado, y cierra el cartel que sirvió para recibir al Papa en las calles de la ciudad. Las crónicas periodísticas de la jornada pontificia ofrecen en las hemerotecas todos los pormenores de la visita, comenzando por la homilía de Juan Pablo II, en la que junto al panegírico de la nueva beata, expresado con emocionantes palabras que llegaron al corazón de los presentes, hubo referencias a los sentimientos religiosos de los sevillanos tan bien contenidos en las hermandades y cofradías, cuya tarea de siglos ha forjado un influyente cuerpo social transmitido de generación en generación.

CATEDRAL EFÍMERA AL AIRE LIBRE DE SEVILLA

CURADA MILAGROSAMENTE

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 7 de Noviembre

LOS SEVILLANOS SUPIERON ESCUCHAR AL SANTO PADRE

LOS SEISES ANTE EL PAPA


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La dehesa comenzó como campo de vuelos el 28 de marzo de 1910, ochenta años antes de su cierre definitivo, el 31 de marzo de 1990

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Tablada, base aérea histórica Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La historia de Tablada como campo de vuelos comenzó el 28 de marzo de 1910, ochenta años antes de su cierre definitivo, el 31 de marzo de 1990. En aquella ocasión, Tablada fue escenario del segundo vuelo realizado en España, después de que el francés Julien Mamet lo hiciera en Barcelona el 11 de febrero del mismo año, a bordo de un aparato Bleriot y utilizando el hipódromo de Casa Antúnez como campo de vuelo. El segundo vuelo español y primero de Sevilla, lo hizo el belga Olieslasgers, también con un aparato Bleriot en la dehesa de Tablada. La primera empresa de transportes aéreos fue la Compañía Española de Tráfico Aéreo (CETA), fundada por Jorge Loring, con la colaboración del conde de San Luis y Juan Viniegra. Su primera base fue Tablada, para iniciar la también primera línea aeropostal, entre Sevilla y Larache, cuyo primer vuelo fue el 15 de octubre de 1921. El aparato, (un De Havilland DH-9 monomotor Sideley-Puma de 225 cv), cubría el trayecto entre Tablada y Ahumada (aeródromo de Larache), en una hora y 45 minutos, aproximadamente, a una velocidad de crucero de 140 kph. Hubo tres aparatos en la línea bautizados con los nombres de Sevilla, Larache y Algeciras. En 1996, al cumplirse 75 años de una doble efeméride aérea (la creación de la primera compañía española de transportes aéreos y el primer vuelo nacional, ambos hechos en la Base de Tablada), avisamos con tiempo por delante para que la Alcaldía movilizara todos los recursos posibles para organizar con este motivo el homenaje que la ciudad debe al aeródromo de Tablada, clausurado para el tráfico aéreo en 1990, sin ningún tipo de homenaje ni compromiso de futuro para el tantas veces solicitado Museo de la Aeronáutica en Sevilla. No hubo respuesta. En 1996, con motivo de las efemérides no celebradas, nos dijeron “si Tablada estuviera en Barcelona, ya sería Museo Aeronáutico y base de datos históricos de la Aviación española”. Por las obras biográficas de la Base de Tablada, la primera escrita por el teniente general Luis Serrano de Pablo, en 1971, y la segunda por el también teniente general Fernando de Querol Müller, en 1982, más la obra clásica de Tomás de Martín Barbadillo, Sevilla aeropuerto terminal de Europa (1934), y sus numerosos artículos periodísticos puede conocerse que en Tablada se han escrito páginas de oro de la aeronáutica española. El colofón histórico lo pusieron el coronel, investigador y pintor José Clemente Esquerdo en la revista Aeroplano (1994), y el historiador Emilio Atienza en su libro Del Guadalquivir al Plata en Dirigible (1997).

EL AERÓDROMO MILITAR DE TABLADA EN LOS AÑOS 50-60

TORRE DE CONTROL

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 9 de Noviembre

IGLESIA DE LORETO

RECUERDO A LOS CAÍDOS


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El proyectado cierre de la calle al tráfico de vehículos, sin alternativas razonables, aparcamientos cercanos y vigilancia podría crear un gueto

Calle Betis de incierto futuro Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La calle Betis la quieren convertir en

LA CALLE BETIS VISTA DESDE EL SUR ANTES DEL SIGLO XX

peatonal, y ya veremos en qué queda el invento, que tiene sus defensores a ultranza mientras quienes deberían hacer oír sus voces se mantienen en silencio, el grupo cada vez más numeroso de ciudadanos encasillados en el apartado estadístico “no saben, no contestan”. Cuando las calles nacen peatonales están situadas en un contexto adecuado: rodeadas de accesos, de zonas de aparcamientos, incluso con soportales, de jardines, con uso terciario predominante. Y cuando las calles nacen como consecuencia natural, es decir, como vías de tránsito básico entre varios sectores urbanos, entonces su peatonalización debe ir acompañada de una serie de requisitos básicos, como ofrecer alternativas razonablemente eficaces para el tráfico de vehículos que será desviado, aparcamientos cercanos, iluminación, mantenimiento y vigilancia que eviten que las calles cortadas se conviertan en guetos del vandalismo y la delincuencia. Pero en Sevilla se actúa de otra manera. Por ejemplo, cuando se puso de moda crear parques y jardines, se invirtieron grandes sumas de millones y las autoridades salieron en los medios de comunicación inaugurando las magníficas y necesarias nuevas zonas verdes. Ahora bien, ahí quedó la cosa municipal. O sea, que parques y jardines fueron enseguida campos abiertos para el abandono de mantenimiento, limpieza y vigilancia, y lo mismo se utilizan esos espacios para organizar gymkhanas motociclistas que para vivaquear indeseables, practicar la prostitución en todas sus formas o comerciar drogas. La calle Betis ha sido estudiada por uno de los historiadores de Triana que más cariño puso en su empeño de recuperar la memoria histórica del arrabal, Manuel Macías Míguez. En la ficha que dedica a la calle Betis en su libro Triana. El caserío: calles, plazas, sitios y lugares (1982), relaciona los nombres anteriores a Betis (1859), primitiva denominación de origen romano del Guadalquivir y que fueron calle del Rey (primera referencia en 1431), Calle del Río (1433), de Vera del Río y del Río (1533), Orilla del Río (1691), Acera del Río y Derecha del Río (1821). Adoquinada y acerada en 1906, asfaltada en 1933, y terriza tal como aparece en las dos fotografías que publicamos, posiblemente del fotoperiodista Juan Barrera Gómez, de finales de la centuria decimonónica. Por entonces todavía la calle Betis llegaba hasta cerca del convento de Los Remedios y ya era realidad la famosa escalerilla que unía la calle con la plaza del Altozano, llamada popularmente de Tagua como recuerdo de Baldomero Tagua, el contratista que construyó a partir de 1799 el malecón. PRÓXIMA ENTREGA:

Y AL FINAL, LA ESCALERA DE TAGUA SIN EDIFICIO ANEXO

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El Guadalquivir tuvo líneas de pasajeros y carga entre Sevilla y los pueblos ribereños y Sanlúcar de Barrameda hasta los años treinta

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Tiempos de barcos de ruedas Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El Guadalquivir tuvo hasta casi la mitad del siglo XX, protagonismo mercantil como cauce utilizado para las comunicaciones fluviales de pasajeros y mercancías entre las diversas localidades de la ribera, tomando como base de partida y llegada el muelle de Sevilla, y también el puerto de Sanlúcar de Barrameda. Aunque estas actividades socioeconómicas son ancestrales, durante el siglo XIX alcanzó su máximo esplendor y se mantuvo un tráfico importante en las primeras décadas del siglo XX. Las fotografías que acompañan estas líneas ilustran la zona de muelle generalmente utilizada por las navieras fluviales, en la orilla de la calle Betis y junto al puente de Triana; los barcos de ruedas que hacían los trayectos entre localidades ribereñas y también hasta Sanlúcar de Barrameda; el bullicio que se producía los domingos y festivos de verano cuando los veraneantes de una jornada iban desde Sevilla al mar; los barcos de rueda que llegaban al puerto de Sevilla en servicios de cabotaje, tanto de mercancías como de viajeros, y los carteles de publicidad de algunas compañías, como el que reproducimos de azulejo y del que hay ejemplares en Coria del Río, en el restaurante Casa Ruiz de la esquina de las calles Callao y Castilla y en un bar del Altozano situado en el mismo edificio que fue estación de embarque junto al puente y la escalera de Tagua. Las guías mercantiles del último tercio del siglo XIX informan de los servicios diarios de viajeros y mercancías ofertados por varias compañías, entre Sevilla, San Juan de Aznalfarache, Gelves, Coria, Puebla y Sanlúcar de Barrameda, con los vapores Patmos, Margarita, Aznalfarache, Guadalquivir y Villa de Coria, que atracaban junto al puente de Triana y los billetes eran despachados a bordo. En 1870 el naviero Niceto García ofrecía un “servicio casi diario” en invierno entre Sevilla y Sanlúcar y puertos intermedios para viajeros con el vapor Victoria y “servicios redondos” de ida y vuelta en verano. En 1890 se añadió el vapor San Telmo, sólo para el servicio veraniego. Ya en el siglo XX, en la primera década, la empresa Camacho y Compañía estaba especializada en viajes por el Guadalquivir, con los vapores Sanlúcar, Bajo de Guía, Margarita, Guadalquivir y Villa de Coria, con zonas de atraque junto al puente y frente a San Telmo. En los años veinte la flota entre Sevilla y Sanlúcar de Barrameda se redujo a sólo dos vapores, Bonanza y Bajo Guía. Este mismo servicio se mantuvo durante los primeros años treinta, pero dejó de ofrecerse a partir de la Guerra Civil. Ahora también hay agencias de viajes que ofrecen servicios de ida y vuelta hasta Sanlúcar de Barrameda.

MUELLE DE CALLE BETIS EN 1928

BARCO DE RUEDAS

LA BULLA DE LOS DOMINGOS

CARTEL HISTÓRICO

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Miércoles 14 de noviembre

VAPOR ‘SANLÚCAR’

LÍNEA DE CABOTAJE


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Anarquista y republicano sevillano que salvó miles de vidas en Madrid durante la Guerra Civil y que todavía permanece olvidado por la ciudad

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Recuerdo de Melchor Rodríguez Nicolás Salas Periodista y escritor

Melchor Rodríguez García (Sevilla, 1893Madrid, 1972) no tiene en su tierra ningún tipo de reconocimiento público, pese a ser uno de los dirigentes políticos y sindicalistas sevillanos de la primera mitad del siglo XX con mayores méritos para tener dedicada una calle con su nombre. Melchor tuvo el carnet número 3 de la Agrupación Anarquista de la Región Centro, fue director general de Prisiones, y desde entonces terminaron los fusilamientos sin juicios de las Brigadas del Amanecer. Salvó la vida de centenares de personas, entre ellas los hermanos Álvarez Quintero, Agustín Muñoz Grandes, Javier Martín Artajo y Raimundo Fernández Cuesta, entre otros. Y sobre todo, evitó que las masas asaltaran la cárcel de Alcalá de Henares el día 8 de diciembre de 1936, donde estaban presas 1.532 personas. Este episodio lo relató el propio director de la prisión, Antonio Fernández Moreno, con las siguientes palabras: “[...] Se bombardeó Alcalá de Henares por la aviación facciosa a las tres de la tarde. Del criminal atentado resultaron siete personas muertas y cuarenta y cinco heridas. El pueblo se levantó en ira; creció la ola de venganza y alguien dio la voz: ‘A la prisión, a no dejar un solo preso con vida’. El alcalde me anunció por teléfono que se consideraba impotente para contener el alud de milicias, obreros y mujeres que se dirigían a esta Prisión para ‘acabar’ con los recluidos; que procurase ponerme a salvo si no quería perecer también. [...] Aún no había colgado el auricular cuando invadieron mi despacho, oficinas, vestíbulo de entrada y patio, una muchedumbre inmensa, entre ella más de doscientos milicianos armados, a los cuales se unieron –lo recuerdo con verdadero espanto– todos los soldados de la guardia que custodiaban la Prisión, por lo que desde aquel instante nos quedamos huérfanos de toda defensa. Entonces todos los asaltantes exigieron, en forma nada ortodoxa, que abriéramos las puertas de la Prisión para vengar en la población reclusa las muertes causadas por la Aviación rebelde –tal como lo hicieron un par de días antes del nombramiento de usted con todos los recluidos en la Prisión de Guadalajara– unos momentos antes... [...] Y cuando mi espíritu y mis fuerzas físicas empezaban a decaer, al medir con la imaginación la magnitud de cuanto se pretendía llevar a la práctica, deslizándose ante mí el cuadro desconsolador de una matanza sin precedentes porque a nadie se quería respetar, mi secretario, don Vidal Moya, llegó hasta mí diciendo: ‘¡Don Antonio, acaba de llegar Melchor Rodríguez!’. [...] Luchó usted, cual hercúleo gladiador, para llegar hasta donde nos encontrábamos, y enterado de las pretensiones de la muchedumbre –¡y qué muchedumbre, amigo querido!–, hizo uso de la palabra, protestando, recriminando; con una valentía, con una claridad meridiana, poniendo en las palabras un acento de amor hacia el caído, que emocionó a todos de tal

TORERO DESGRACIADO

Melchor Rodríguez resultó cogido por un novillo en la plaza de toros de Tetuán de las Victorias el día 4 agosto de 1918, y terminaron sus esperanzas de glorias taurinas. Trabajó como chapista y alcanzó la presidencia del Sindicato de Carroceros de Madrid.

CRUCIFIJO PARA SERAFÍN ÁLVAREZ QUINTERO

Serafín Álvarez Quintero murió en plena Guerra Civil (1938) en el Madrid republicano, y su amigo Melchor Rodríguez hizo posible que se cumpliera su última voluntad de llevar un crucifijo en su féretro y la cruz alzada parroquial en el entierro. Fue una excepción que recibió durísimas críticas contra el dirigente anarquista, por parte de los periódicos republicanos de izquierdas.

GIRÓN LO ADMIRÓ HUMOR IMAGINATIVO

Melchor Rodríguez fue de los pocos dirigentes republicanos que se quedaron junto a Julián Besteiro en Madrid y rehusaron huir hacia lugar seguro. Fue encarcelado y condenado a muerte. Como la celda no tenía ventanas, pintó una en un papel y la colgó de la pared.

El ministro falangista del franquismo, José Antonio Girón de Velasco, lo consideró públicamente como un “vanguardista infatigable en la batalla por la justicia y por la libertad del hombre”. El pueblo madrileño pidió y obtuvo el indulto (1940) y luego le concedió la primera medalla de oro de la Cadena Ser, en 1964.

forma que los que le escucharon desistieron de sus pretensiones. [...] Mas cuando salieron a la calle, los que no le habían oído a usted fueron de opinión contraria. Y ¡qué de denuestos, qué de protestas porque se salían sin conseguir lo que pretendían! Tal fue el cariz que tomaron las cosas que tuvo usted que hablar de nuevo durante mucho rato. Pocas veces, admirado y querido amigo, se habrá dirigido la palabra a una muchedumbre en tan difíciles circunstancias que lo hizo aquel día y en aquellos momentos de triste recordación: apuntándole centenares de fusiles; entre protestas, amenazas y blasfemias; amenazado por las mujeres del pueblo, que incitaban a los maridos y a los hijos a que le arrollasen; esperando oír el primer disparo para ver en usted la primera víctima. [...] Yo contemplaba toda esta tragedia, cuando hablaba dominando desde un alto a la muchedumbre sin pensar en el horroroso peligro que le rodeaba. Recuerdo de un joven que estaba cerca de usted, que accionaba con el fusil, que le rodeaba, que le apuntaba, que protestaba, saliendo de su boca toda clase de dicterios, pidiendo desaforadamente que se abriesen las puertas para ‘que no quedara ni un preso vivo’. [...] ¡Qué momentos aquellos, amigo Melchor! Pero usted venció a todos. ¡A todos! Su palabra, su juicio, su virilidad, su arrojo fueron como saetas que llegaron hasta los más tenaces. Cual juego mágico, comenzó a desfilar aquella muchedumbre, a la cual hubo de nuevo que disuadir por la llegada inoportuna de una camioneta con veintitantos detenidos, a quienes pretendían linchar a la entrada de la Prisión, cosa bárbara que usted impidió en persona parapetando el vehículo con su propio cuerpo y a pecho descubierto desafiando a la muerte”. PRÓXIMA ENTREGA:

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El jesuita Francisco Tarín renunció a misionar en Marruecos para atender a los vecinos más desfavorecidos del arrabal (1884-1910)

I Centenario en San Roque Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Francisco de Paula Tarín Arnáu (Godelleta, Valencia, 7 octubre 1847-Sevilla, 12 diciembre 1910), hoy en proceso de beatificación y canonizado por el pueblo desde el mismo día de su muerte en lor de santidad, vinculó su vida y su magisterio sacerdotal a nuestra ciudad para prestar su apoyo espiritual a los vecinos más desfavorecidos del arrabal de San Roque. El sacerdote jesuita vino a Sevilla de paso para Marruecos, donde tenía propósitos de misionar, y cuando conoció las circunstancias infrahumanas en que malvivían gran parte de las personas residentes en los barrios de San Roque, de San Benito y de La Calzada, cambió su proyecto inicial y fijó en Sevilla sus tareas misioneras. Recordamos esta circunstancia cuando está celebrándose el primer centenario de la fundación de la Real, Ilustre y Fervorosa Archicofradía del Santísimo Sacramento, Pura y Limpia Concepción y Ánimas Benditas, Santísimo Cristo de San Agustín y Hermandad de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Penas y Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, establecida en la iglesia de San Roque. Este templo fue escenario de hechos singulares durante los últimos años del siglo XIX, cuando después de pronunciar el padre Tarín sus sermones cuaresmales, era sacado en hombros y paseado por la plaza de Carmen Benítez (1896) y antes de San Roque, entre vítores, por los obreros y obreras asistentes a las predicaciones, en su inmensa mayoría vinculados al anarquismo sevillano. El padre Tarín vino por primera vez a Sevilla en 1884 y ya no faltó nunca a las citas misioneras anuales, a veces con tres y cuatro visitas. Ni siquiera cuando en 1898 fue nombrado superior de la Residencia de la Compañía de Jesús en nuestra ciudad, dejó de misionar en la capital y en los pueblos de la provincia. A medida que avanzaba la centuria decimonónica, aumentaba el número de viajes a Sevilla, sumando diecisiete en 1910, el año de su muerte el día 12 de diciembre. El padre Tarín conoció tan profundamente las realidades sociológicas de las clases obreras sevillanas y andaluzas, que profetizó la gran catástrofe de los años treinta del siglo XX. Prestó especial atención a la enseñanza de los niños pobres, razón por la que el padre José María Javierre, biógrafo del padre Tarín, une su nombre a los grandes pedagogos y luchadores en favor de la infancia desvalida, Manuel Siurot, para el que se solicita la apertura de expediente de beatificación; el padre Manjón, creador de las Escuelas de la Doctrina Cristiana, y el obispo Manuel González, recientemente beatificado en Roma.

EL ARRABAL, A FINALES DEL SIGLO XVIII

PADRE TARIN (1896)

ALCANTARILLA DE LAS MADEJAS (1899)

IMAGEN DESTRUIDA (1936)

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 18 de noviembre

ZONA PRIORITARIA DE MISIÓN

RESTOS DE SAN ROQUE (1936)


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José Díaz Ramos y Saturnino Barneto Atienza, anarcocomunistas y dirigentes políticos claves de los años 20 y 30 del siglo pasado

Recuerdo de Díaz y Barneto Nicolás Salas Periodista y escritor

José Díaz Ramos (Sevilla, 3 de mayo de 1895-Tbilisi (Georgia), 20 de marzo de 1942) y Saturnino Barneto Atienza (Jerez de los Caballeros, Extremadura, 21 de marzo de 1894- Moscú, enero de 1940), fueron dos dirigentes políticos y sindicalistas sevillanos claves en los años 20 y 30 del siglo XX. Ambos fueron anarquistas en sus comienzos y pasaron al Partido Comunista de España en 1927, atraídos por Alexis Ivanovich Katezbencov, agente de la GPU soviética. Los nombres de Pepe Díaz y Saturnino Barneto Atienza, como dirigentes obreros sevillanos durante el primer tercio de nuestro siglo, sus actuaciones como secretario general del PCE y jefe de la Unión Local de Sindicatos en el puerto, respectivamente, durante la República y la Guerra de España, sus exilios en la URSS, permanecen en el olvido para las actuales generaciones. Sin embargo, tanto Pepe Díaz como Saturnino Barneto fueron figuras humanas, sindicales y políticas básicas de nuestra reciente historia. Personas íntegras y consecuentes con sus ideales. Podría justificarse el desconocimiento en la derrota del comunismo en España y en la posterior historia contada por los vencedores. Y no es verdad. Han sido precisamente los historiadores vinculados al régimen anterior, los que han aportado más datos sobre sus comportamientos, subrayando la ejemplaridad de Pepe Díaz en su enfrentamiento a los hombres de Moscú, cuando defendió a Francisco Largo Caballero. Las aportaciones históricas abiertamente antifranquistas han infravalorado las figuras de Pepe Díaz y Saturnino Barneto, junto con las realidades sociopolíticas sevillanas del periodo republicano. De manera que siendo Sevilla el bastión del comunismo español, la base de su reorganización a partir de 1927 con la incorporación de Pepe Díaz y una decena de anarquistas, la sede de la primera Semana Roja de España, el foco más conflictivo del país, queda en segundo plano cuando no sacrificada en el altar de la ingratitud. Pepe Díaz tiene una calle desde hace pocos años, que fue solicitada por nosotros en 1983, pero Saturnino Barneto permanece todavía olvidado. Fue el primer español muerto en el exilio soviético, hombre ejemplar y entregado a la defensa de los obreros. Sevilla les debe a ambos un homenaje a su memoria, como podría ser el traslado a nuestro cementerio de sus restos mortales. Pepe Díaz está sepultado en Tbilisi (Georgia), y Saturnino Barneto en el cementerio moscovita de Novodevichi, en la sección 67, nicho 20. Pepe Díaz tiene además un mausoleo que podría trasladarse. En noviembre de 1985, el Ayuntamiento aprobó dedicar un monumento a todos los que dieron su vida por España. Huelga decir que el monumento sigue pendiente.

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 21 de Noviembre

MAUSOLEO EN TBILISI (GEORGIA)

PEPE DÍAZ Y SU FAMILIA

En 1960, veinte años después de su muerte, las autoridades soviéticas dedicaron un magnífico mausoleo a José Díaz Ramos. Las circunstancias que viven las repúblicas ex soviéticas añaden nuevos incentivos a la idea de la hija de Pepe Díaz, Gardenia, de trasladar a Sevilla sus restos y el citado mausoleo. Un objetivo irrenunciable.

Fotografía fechada en los primeros meses de 1936, donde aparecen José Díaz Ramos, su compañera Teresa Márquez Gámez, y su hija Gardenia, ahora residente en Sevilla junto con su hija Lola. La pareja se unió en 1916, cuando ambos tenían veintiún años, residiendo en un corral de vecinos de la calle Adelantado, número 4.

PEPE DÍAZ Y SATURNINO BARNETO

SATURNINO BARNETO Y SU FAMILIA

José Díaz Ramos y Saturnino Barneto Atienza fueron amigos entrañables, compañeros de lucha obrera afiliados al anarquismo desde su juventud, luego dirigentes claves del comunismo sevillanos desde 1927. Ambos aparecen fotografiados en el Parque de María Luisa en 1926.

Saturnino Barneto Atienza y Rosario Torreglosa Amil, ambos inicialmente obreros corchotaponeros, se conocieron trabajando en Armstrong, y contrajeron matrimonio en 1925. En la fotografía (1932) aparecen con sus dos primeros hijos, Julio y Armando. Luego nacieron Rosario y Rosa.


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Hoy cumple noventa y nueve años el doctor arquitecto regionalista sevillano Antonio Delgado Roig, humanista y ciudadano ejemplar

Antonio Delgado Roig, 99 años Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Antonio Delgado Roig (Sevilla, 21 noviembre 1902), figura entre los arquitectos del regionalismo sevillano en el grupo de los racionalistas, junto con Gabriel Lupiáñez y Gely, José Galnares Sagastizábal y Joaquín Díaz Langa, según el profesor Alberto Villar Movellán. A los dos años quedó huérfano de padre. Fue discípulo de dibujo del pintor Manuel González Santos. En 1923 comenzó sus estudios de arquitectura en Madrid. Como persona, arquitecto y sevillano, Antonio Delgado Roig está considerado un hombre ejemplar por cuantos le conocen. El mismo se define como “activo, tranquilo, afable e introvertido”. A lo que nosotros añadimos que es un hombre bueno, sabio, humanísimo y humilde. Es socio número uno del Sevilla F. C., y hermano también número uno de la Hermandad del Silencio y otras. Recientemente, el Ayuntamiento de la ciudad le ha concedido justa y oportunamente una calle peatonal junto a los Jardines de la Buhaira. El profesor Villar Movellán cataloga como proyectos de arquitectura regionalista, los diez siguientes realizados entre los años 1932-1936: 1932-33: Casa vivienda para Francisco de Paula Romero Candau, en calle Redes, 28. 1933-34: Casa de viviendas para Manuel Salcedo Barreto, en calle Mateos Gago, 7, esquina a Abades. 1934: Proyecto de chalet para Juan Balbontín de Orta, en calle México (Juan Pablo). 1934-35: Casa Lastrucci, para Carlos Llorente y Lacave, en calle Álvarez Quintero, 5. (En colaboración con Juan Talavera y Heredia). 1934-35: Chalet para Manuel Gutiérrez de Rueda, en la carretera de Cádiz. 1935: Primer proyecto para la casa de Juana de la Cruz, viuda de Juan Fernández, en la calle Aranjuez, 4-10. 1935-36: Segundo proyecto y ejecución de la casa para Juana de la Cruz, en la calle Aranjuez, 4-10. 1935: Proyecto de fábrica de papel para Joaquín Robles Gómez, en la Corza. 1935-36: Casa de viviendas para Ramón Romero Martínez, en calle Carranza, 2. 1935: proyecto de casa de pisos para Pablo Armero, en la avenida de Ramón y Cajal (Cerro del Águila). Las dos guías de la arquitectura sevillana que conocemos añaden dos proyectos más: un edificio de viviendas en la calle Torneo, número 64, construido en 1944 en colaboración con el arquitecto Alberto Balbontín de Orta, y el Hogar Virgen de los Reyes, en la avenida del Doctor Fedriani, número 9, terminado en 1958. Antonio Delgado Roig, arquitecto desde 1929 y discípulo de don Juan Talavera Heredia, fue jefe de los Servicios de Conservación de Edificaciones Municipales desde 1936 hasta 1972, cuando se jubiló a los setenta años. Pero mantuvo su estudio privado abierto hasta 1984, cuando ya contaba ochenta y dos años, por razones sentimentales y humanas, por conciencia

AYER Y HOY DEL MAESTRO

Antonio Delgado Roig, sevillano enamorado de su tierra, doctor arquitecto, catedrático, académico, cofrade y, por encima de todo, hombre de bien, es una reliquia ciudadana, una referencia obligada para seguir el siglo XX. Nacido en 1902, en la calle Tetuán, lleva sus noventa y nueve años, cumplidos hoy, con el talante característico de su conocida personalidad: la sencillez del sabio, la bondad del humilde, la entrega al prójimo del buen cristiano. Un humanista que ha dejado testimonios inolvidables en la arquitectura civil y religiosa. TORNEO, 64: VIVIENDAS (1944)

ÁLVAREZ QUINTERO, 5: EDIFICIO LASTRUCCI (1935)

social, como bien saben sus amigos y compañeros, cumpliendo cincuenta y cinco años de ejercicio profesional. Durante tantos años, aportó obras símbolos del siglo XX sevillano, como el Hogar Virgen de los Reyes, el Edificio de La Equitativa, las basílicas del Gran Poder y de la Virgen del Rocío, la capilla de la Virgen de la Estrella, el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, barriadas de El Juncal, El Plantinar, El Tardón, Bami, Condes de Bustillo, reforma de la Real Fábrica de Tabacos para adaptarla a Universidad, varios pueblos de Colonización, hoteles, reformas de templos, edificios singulares, bloques de viviendas, cortijos y haciendas... Un catálogo interminable de obras tanto en la capital como en la provincia y en gran parte de Andalucía. PRÓXIMA ENTREGA: DOCTOR FEDRIANI, 9: HOGAR VIRGEN DE LOS REYES (1958)

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El domingo se cumplirán cuarenta años de la catástrofe provocada por el arroyo Tamarguillo, seguida por la tragedia de la operación Clavel

Cuarenta años del Tamarguillo Nicolás Salas Periodista y escritor

La fotografía con la que abrimos nuestra página, perteneciente al archivo de Gregorio Cabeza Rodríguez –el hombre providencia que estuvo al frente de la Secretaría de Viviendas y Refugios–, indica el lugar exacto de la rotura del muro de defensa del arroyo Tamarguillo, a las 03.45 de la tarde del sábado 25 de noviembre de 1961. La brecha llegó a alcanzar cincuenta metros de longitud. Los efectos, según la síntesis documental de Gregorio Cabeza Rodríguez, fueron los siguientes: 552 hectáreas anegadas; 4.172 viviendas inundadas; 1.603 chabolas y casas destruidas; 1.228 edificios gravemente dañados; 30.176 personas sin hogar; 11.744 personas urgentemente evacuadas. Más los derrumbamientos posteriores de edificios en ruina. En sólo seis días cayeron 333 litros por metro cuadrado, cuando la media anual era de 550. Prácticamente toda la ciudad de la orilla izquierda del Guadalquivir resultó inundada, desde el centro a las barriadas periféricas. Si la riada se hubiera producido durante la noche, la catástrofe podría haber sumado miles de muertos. Durante 1960, el arroyo Tamarguillo amagó a la ciudad, le dejó un aviso en forma de riada controlada. Pero las obras de defensa y encauzamiento siguieron su lento ritmo, sumando lustros, pese a las reiteradas peticiones de las autoridades sevillanas. Proyectos, presupuestos, debates y polémicas, mantuvieron su curso burocrático siempre pendientes de la Administración central. El informe oficial sobre lo ocurrido, decía: “Desde el cementerio hasta San Bernardo, todo ese inmenso contorno ciudadano ha visto irrumpir el agua, que ha llegado hasta la plaza de España y la Puerta de Jerez, a la vez que hendía por la Macarena, y los colectores del alcantarillado eran incapaces de absorber toda la masa del líquido elemento, que ha rebasado la Ronda de circunvalación (...) Esta madrugada, millares de sevillanos han quedado aislados de sus familias y sin posibilidades de llegar a sus hogares. Su número es tan incalculable como el de las familias afectadas, familias que han tenido que abandonar sus casas perdiendo todos los ajuares”. Las principales zonas inundadas, donde las aguas alcanzaron alturas inéditas, fueron los barrios de Amate, La Corza, Árbol Gordo, Campo de los Mártires, Los Carteros, La Laboriosa, Miraflores, Pío XII, San José Obrero, La Barzola, El Fontanal, Santa Justa, San Jerónimo, La Calzada, San Bernardo, Tiro de Línea, Cerro del Águila, La Trinidad, la Macarena, el Arenal, la Alameda de Hércules y gran parte del centro urbano histórico, como las plazas del Duque, de la Campana y de San Lorenzo, Puerta de Jerez, avenida Queipo de Llano y otros sectores.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 25 de noviembre

15.45 DEL SÁBADO 25 DE NOVIEMBRE DE 1961

La ciudad tuvo la suerte de que la rotura de la defensa del arroyo Tamarguillo se produjo en pleno día, porque si llega a hacerlo durante la noche, los muertos hubieran sumado millares. En poco tiempo, las aguas alcanzaron hasta dos metros en las zonas bajas de la ciudad. La brecha en el muro de defensa superó los cincuenta metros, con lluvias torrenciales que en sólo seis días sumaron 333 litros por metro cuadrado, cuando la media anual era de 550 litros. La foto del archivo de Gregorio Cabeza Rodríguez muestra el lugar inicial de la rotura de la defensa del arroyo, que luego se fue ampliando por la fuerza de las aguas.

CUATRO DÍAS ESTUVO EL EJÉRCITO TRABAJANDO

Gelán y Serrano, ambos con sus fondos fotográficos disponibles en la Fototeca Municipal, aportaron numerosas imágenes de la catástrofe, como ésta de los soldados de ingenieros trabajando en equipo. Las fuerzas procedían de los Regimientos de zapadores y pontoneros de Sevilla, Cádiz y Zaragoza, que trabajando las veinticuatro horas en turnos, desde la tarde del día 25 hasta la del día 29, lograron taponar la brecha provocada por el desbordamiento de las aguas del arroyo Tamarguillo. Dirigió los trabajos el general Guiloche.


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Los primeros años 60 fueron los más dramáticos en tiempos de paz del siglo XX, y 1961, el símbolo por el cúmulo de tragedias locales

1961, el año más nefasto Nicolás Salas Periodista y escritor

■ En el curso de 1960, los periódicos informaron de la muerte de varios mineros en un accidente laboral ocurrido en Villanueva del Río y Minas, de la muerte de cuatro personas en el aeródromo de Tablada al chocar una avioneta con un automóvil, de la muerte de dos mujeres al arder la choza en que vivían, del brote de peste africana en la ganadería serrana, de los cinco muertos y diez heridos provocados por un accidente automovilístico, de tres muertos al caer al río un taxi... Parecía imposible que Sevilla superara aquel balance de muerte y dolor, con el añadido de dos semanas de inundaciones que sirvieron para que los periódicos insistieran en la urgencia de terminar las obras de desviación del arroyo Tamarguillo, que dormían el sueño de los justos en los despachos oficiales, pese a las continuas demandas sevillanas cerca de la Administración Central. Cuando en noviembre de 1961 ocurrió la catástrofe del Tamarguillo, y por denunciar en las páginas del diario Pueblo lo ocurrido por culpa de las demoras de las obras de defensa del arroyo convertido en pesadilla de los sevillanos, el periodista Manuel Benítez Salvatierra (César del Arco), fue encarcelado y sancionado por el gobernador civil Hermenegildo Altozano Moraleda. El abogado Eugenio Garrido Valero ganó la partida al gobernador civil en el Tribunal Supremo, y la sanción fue anulada, pero los días de cárcel los sufrió quien se enfrentó al poder político de la época. La primera fotografía que acompaña estas líneas pertenece al archivo Gasán y muestra una panorámica aérea de la ciudad inundada, desde la Alameda de Hércules y calles adyacentes, incluidas las de Jesús del Gran Poder y del barrio de San Vicente, hasta que se pierde la vista por el Sur y el Este. Los pilotos del Ejército del Aire que hicieron ésta y otras fotografías de la ciudad inundada quedaron impresionados por la magnitud de la catástrofe, tanto en la capital como en las zonas rurales del alfoz. La siguiente imagen ofrece detalles de la plaza de América que, como casi todo el parque de María Luisa, la plaza de España, el Prado de San Sebastián y la glorieta de México, fueron invadidos por las aguas desbordadas del arroyo Tamarguillo. La noche del sábado al domingo casi nadie durmió en Sevilla. Todo el mundo se había movilizado en ayuda de las miles de familias damnificadas y alojadas en refugios de emergencia. Las autoridades y los periodistas recorrieron aquella noche las zonas inundadas, subidos en camiones del Ejército. Ruina por todas partes. Y solidaridad. Las horas de angustia se jalonaron de hechos de solidaridad humana y de noticias y rumores sobre situaciones límites vividas por los arriados y sus familiares, tanto en las zonas de la capital como en los pueblos ribereños.

LA ALAMEDA DE HÉRCULES, ZONA HISTÓRICAMENTE INUNDABLE

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 28 de Noviembre

LAS AGUAS DESBORDADAS LLEGARON AL PARQUE EN 1961


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La catástrofe del Tamarguillo impulsó la respuesta masiva y solidaria de los sevillanos, volcados en ayudar a los arriados y damnificados

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Ejemplo de solidaridad ciudadana Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Las emisoras de radio alertaron de las casas

en ruina que debían ser abandonadas, repitieron mensajes entre familiares incomunicados, dieron consejos de emergencia, reclamaron la presencia de médicos, convertidas las emisiones en el único vínculo de información directa y en tiempo real. De manera más selectiva, los radioaficionados cruzaron informaciones y mensajes, colaborando en las peticiones de ayudas y de donantes de sangre para las transfusiones. Los aviadores informaron a las bases de Tablada, San Pablo y Morón de la Frontera, desde los helicópteros y avionetas de observación, de los lugares donde había grupos de personas subidas en los tejados, rodeadas por las aguas. Hasta las frágiles lanchas planas de la plaza de España prestaron servicios de salvamento, tripuladas por soldados voluntarios de la Comandancia de Marina. Los rumores se sucedieron provocados por la morbosidad. La realidad dramática, sin embargo, fue confirmada por las interrupciones durante horas del servicio telefónico, el cierre del aeropuerto de San Pablo y del puerto, los cortes de la energía eléctrica, los vehículos paralizados por las aguas y el fango, los trenes que no podían llegar a la ciudad, la falta de suministros de pan y leche, la incomunicación entre familiares, la gente que aún quedaba aislada por las aguas en la periferia, los camiones que cruzaban la ciudad llevando mantas y colchones a los refugios de arriados. Los feligreses acudieron a sus templos a ofrecerse a los curas, y las Cáritas Parroquiales respondieron con rapidez: abogados, médicos, arquitectos, funcionarios, empresarios, estudiantes universitarios, todos a una ayudaron a descargar y repartir los sacos de alimentos que traían los camiones del Ejército, los colchones, las mantas. A llevar alimentos y medicinas donde hacían falta, metidos en agua hasta la cintura o en lanchas con escaleras. Las muchachas de Cruz Roja, de la Sección Femenina, de Sanidad Militar, como hicieron en 1947 y 1948, volvieron a ser elementos claves de la ayuda a los damnificados. En una ciudad en pie de alarma, aquellas mujeres pusieron la ternura, el sosiego, la entrega sin límites por los demás. Lo hicieron todo en los refugios: repartían la comida de los adultos, daban de comer a los niños pequeños, lavaban las ropas, cuidaban de los enfermos y ancianos, iban por medicinas, hacían colas para llamar por teléfono y dar avisos. Los tres Ejércitos, las Fuerzas de Orden Público, los policías municipales, las entidades sociales, cada uno en su sitio, trabajaron a tope. En los hospitales sobraron médicos y enfermeras voluntarios dispuestos a atender a quienes llegaban o acudir a la primera llamada de auxilio. Por las calles inundadas o enfangadas se multiplicaron las escenas de solidaridad.

SECTOR DE LA LABORIOSA

BARRIO DE SAN BERNARDO

SECTOR DE SANTA JUSTA

LOS NIÑOS FUERON LOS PRIMEROS

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Viernes 30 de Noviembre

CALLE LUIS MONTOTO

PUERTA DE JEREZ


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Mañana se cumplirá el CXXIX aniversario del nacimiento del gran humanista y pedagogo nacido en La Palma del Condado (Huelva)

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Aniversario de Manuel Siurot

CUATRO TITANES DE LA ENSEÑANZA DE LOS NIÑOS POBRES

Manuel González García (Sevilla, 25 febrero 1877-Madrid, 4 enero 1940), beatificado por el Papa Juan Pablo II en Roma el día 29 de abril de 2001, “por bueno, por sabio, por generoso maestro de niños pobres”. Fundó la Congregación de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret. Andrés Manjón (Sargentes, Burgos, 1846-Granada, 1923), sacerdote y pedagogo creador de las Escuelas del Ave María, cuyo magisterio se dedicó íntegramente a los niños pobres, sobre todo los gitanillos granadinos, imponiendo las escuelas al aire libre en el propio hábitat de los escolares. Fue iniciado su proceso de beatificación en 1936. Sor Ángela de la Cruz (Sevilla, 30 enero 1846-2 marzo 1932), beatificada por el Papa Juan Pablo II en Sevilla el día 5 de noviembre de 1982, dedicó su vida a los pobres y muy especialmente a la formación de la infancia. Manuel Siurot Rodríguez(La Palma del Condado, Huelva, 1 diciembre 1872-Sevilla, 27 febrero 1940), abogado, pedagogo, humanista reconocido por su obra excepcional de regeneración moral y social a favor de la infancia y juventud pobres. Ha sido solicitada la declaración de modelo de virtud y santidad. Cuatro titanes de la Iglesia al servicio de la infancia desvalida, personajes claves del primer tercio del siglo XX.

Nicolás Salas Periodista y escritor

Mañana día 1 de diciembre se cumplirán ciento veintinueve años del nacimiento de Manuel Siurot Rodríguez, en La Palma del Condado (Huelva), donde se encuentran sepultados sus restos desde 1997. El cura párroco de San Juan Bautista, Gregorio Arroyo, y un grupo de admiradores de la obra pedagógica de Siurot, llevan varios años trabajando con entusiasmo para recuperar su memoria y reunir los requisitos necesarios para solicitar que se abra sumario de beatificación. Para cualquier información sobre favores recibidos de Dios por mediación de Manuel Siurot, pueden dirigirse al obispado de Huelva, en la avenida de Manuel Siurot número 32, o al apartado de correos 144, 21080 Huelva. Teléfono 959 252 100 o al número de fax 959 280 207. También pueden dirigirse a la Casa Parroquial de La Palma del Condado (Huelva), 21700, en la calle Paulino Chávez número 2. Teléfono 959 400 732. En ambas oficinas pueden solicitarse documentos sobre la vida y la obra de Manuel Siurot, editados por la comisión organizadora de la Asociación de Amigos de Manuel Siurot, que además publica un boletín y una página web (http://manuelsiurot.eresmas.com) donde se recogen las gestiones realizadas, los testimonios recibidos y trazos de la vida y la obra siurotiana. José Monge y Bernal fue el primer biógrafo de Siurot. La lectura de esta biografía, escrita con apasionamiento fraternal y rigurosa documentación, nos acerca a la figura de un hombre y su obra in-

EN LA ROMERÍA DEL ROCÍO

Manuel Siurot fue rociero militante y defendió las raíces cristianas y marianas de la romería, en la que participó habitualmente y a la que invitó a muchos de sus amigos para que vivieran la experiencia almonteña. En la imagen de los años veinte, aparece Siurot flanqueado por el escritor Alejandro Pérez Lugín y el pintor Santiago Martínez.

MONUMENTO ONUBENSE

El empresario de transportes Arturo Damas financió el monumento erigido en Huelva a Manuel Siurot en 1966. En la imagen, de izquierda a derecha, aparecen el día de la inauguración, el alcalde de la capital onubense, Federico Molina Orta, la hija del homenajeado, Antonia Siurot de Mora, y Arturo Damas. El monumento está situado en un enclave urbano cercano a la Catedral onubense, en el barrio de la Merced, donde coinciden las avenidas de Buenos Aires y de Menéndez Pidal.

comprensiblemente olvidados por las actuales generaciones, que dedicó su vida a rescatar del analfabetismo a la infancia pobre. El ideario católico de Siurot estuvo impregnado de un profundo sentido de la responsabilidad social de su tiempo, consecuencia de la herencia recibida del siglo XIX, que no prestó a la enseñanza primaria la atención necesaria. Como Joaquín Costa y otros prohombres del Regeneracionismo krausista, consideró que el mayor problema de España estaba en la despensa y la escuela. En los primeros lustros del siglo XX, Manuel Siurot participó en una asamblea de enseñanza católica celebrada en Granada, y allí pronosticó que el estallido social sería inevitable por culpa de la extrema pobreza que afectaba a las familias trabajadoras. La injusticia social fue denunciada por Siurot con profundos conocimientos de causas. Para Luis Llerena Baizán, profundo conocedor de la galaxia siurotiana, que ha actualizado la biografía de Manuel Siurot, “su ejemplaridad le convirtió en diana a la que apuntaban directamente tirios y troyanos. Para unos era un “reaccionario” y para otros, un “elemento izquierdoso camuflado”. Mas, en verdad, Siurot solamente fue un hombre bueno, un “discípulo de Jesús”, al que veía constantemente en sus hermanos más pobres y necesitados (...) “Díos mío –preguntaba públicamente– ¿cómo viven los pobres? ¡Qué vergüenza para los ricos que los pobres vivan como viven y cuánta responsabilidad tenemos todos delante de Dios!”. PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 2 de diciembre

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

Escrita por José Monge y Bernal, amigo, compañero y admirador de la obra de Manuel Siurot, fue publicada en 1942 en Cádiz por Establecimientos Cerón y Librería Cervantes, una editorial que prestó especial atención a los temas sevillanos. Monge y Bernal recuperó el ambiente de la época, como fondo de la trayectoria vital de Siurot y su ingente obra a favor de la infancia desvalida.

EPITAFIO EJEMPLAR

Los restos de Manuel Siurot fueron trasladados del cementerio de Sevilla a la iglesia parroquial de San Juan Bautista de La Palma del Condado (Huelva) en 1997, y en la lápida que cubrió su primera tumba, figuraba el siguiente epitafio: “Manuel Siurot Rodríguez, murió santamente en Sevilla el 27 de febrero de 1940. Para honrar el santo e imperecedero recuerdo de este hombre ejemplar que, siendo por tantos y justificados títulos ilustre y excelentísimo, quiso, con evangélica humildad, llamarse sólo hasta el último instante Maestro de niños pobres, como el timbre más alto de su cristiana ejecutoria”.


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Los valores propios y añadidos de la factoría naval, básicos para la economía sevillana en todos los tiempos y base de proyección futura

Historial de nuestros Astilleros Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Hace mucho tiempo que el puerto de Sevilla se planteó la necesidad básica de mejorar el acceso a las zonas de atraque y a las gradas de los astilleros, para adaptar tanto el cauce de la ría como la esclusa a las exigencias del natural desarrollo socioeconómico de la ciudad y su amplísima zona de influencia, el hinterland del único puerto interior de España. Es decir, para mantener su expansión normal como corazón de la economía y para hacer posible que los Astilleros puedan competir con la industria naval extranjera. Entre 1953 y 1973, durante veinte años, Sevilla fue engañada por la Administración Central con el proyecto del canal de navegación Sevilla-Bonanza, defendido pública y reiteradamente por el general Franco, mientras parte de sus ministros de Obras Públicas lo boicotearon sistemáticamente, siguiendo la actitud subrepticia de los clanes burocráticos formados por algunos subsecretarios y directores generales vinculados al País Vasco y a Cataluña. Pero antes del período 1953-1973, siempre los proyectos básicos sevillanos fueron torpedeados por las diversas administraciones centrales, curiosamente, en beneficio del País Vasco y Cataluña. Así se arruinó a las dos fábricas de hierro de El Pedroso, que en 1817 fue la primera siderúrgica de España, para salvar a las industrias afines de Asturias y Vizcaya. Y así se arruinó a parte de la banca andaluza, sobre todo al Banco de Sevilla en la segunda mitad del siglo XIX, además de imposibilitar la creación del Banco Agrícola de Andalucía. De manera que, con estos antecedentes, no podemos extrañarnos de que, una vez más, el puerto y los astilleros, nuestro puerto y nuestros astilleros, ambos básicos para la socioeconomía sevillana, encuentren dificultades de muy variado signo desde hace muchos años, que afectan a sus posibilidades competitivas en los mercados extranjeros. Recientemente, con motivo de la última nave construida en los Astilleros, un ropax para la compañía Transmediterránea, con la máxima manga posible que permite la actual esclusa, conocimos los proyectos en cartera que mantendrían la producción y los beneficios inducidos para las empresas auxiliares, que multiplica los beneficios sociales. Los Astilleros no representan una novedad en la economía industrial sevillana. Hay constancia de construcciones navales desde mediado el siglo I antes de Cristo, en la época árabe y de las famosas Atarazanas promovidas por Alfonso X el Sabio. En Sevilla se construyeron los primeros barcos a vapor de España. Hasta 1928, por la ría navegaron buques con calados de 22 pies ingleses –por ejemplo, el Juan Sebastián Elcano–, o bien con eslora de 140,82 metros como el Blas de Lezo.

LA ZONA, EN LOS AÑOS SESENTA DEL SIGLO XX

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PANORÁMICA DE ASTILLEROS DE SEVILLA EN 1959


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Fue una figura entrañable que se ganó el corazón de los sevillanos por su dedicación ejemplar a la música popular y por su amor a la ciudad

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Recuerdo del Maestro Manuel Navarro

QUINTETO CLÁSICO DE LA BÉTICA

HOMENAJE AL MAESTRO ELÚSTIZA

ESTRENO DE ‘EL RETABLO DE MAESE PEDRO’ (1923)

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Manuel Navarro Lozano (Sevilla, 20 de enero de 1907–31 de agosto de 1964), fue una persona y músico excepcional, que José María de Mena recordó con fraternal cariño el día de su entierro, con las siguientes emocionadas palabras ante los micrófonos de Radio Sevilla: “El maestro Navarro tenía la rara virtud, rara en estos tiempos, de ser al mismo tiempo un músico de alta categoría técnica, y de haber calado en la entraña del pueblo a través de la canción y el baile andaluces [...] Navarro llevó desde el teclado del piano, la emoción de Falla a los grandes públicos españoles. Más aún: redescubrió la técnica del clavecín, del viejo clavicordio. Pero en Navarro luchaban dos poderosas inclinaciones: de un lado, la música sinfónica, y de otro, el acompañamiento de la popular tonadilla. De un lado, las grandes galas de

orquestas en escenarios selectos de nivel internacional, y de otro lado, la intimidad del arte menor de la canción andaluza. Navarro fue bastante un Don Quijote de la música. Y en su vida hay bastante de lo que es, ha sido y será, es decir, la esencia de la vida española. Tener muy grandes posibilidades y renunciar ascéticamente a apurarlas todas, dedicando gran parte de su vida a la artesanía en vez de al lujo espiritual [...] Navarro, el maestro Navarro, renunció a mucho pero también ganó mucho. Renunció a ser, voluntariamente, un concertista de aplauso mundial, aunque le sobraron facultades y conocimientos. En cambio ganó a pulso, a fuerza de corazón y de coraje, un sitio en el alma de Sevilla. Desde hoy, Navarro pasa a ser historia de la música sevillana”. Las fotografías que recuperamos recuerdan algunos episodios de la vida musical del maestro Manuel Navarro Lozano. En la primera están los componentes del Quinteto Clásico, formado por los profesores Joaquín Fons, Fernando Oliveras, Manuel Navarro (con gafas y junto al piano), Segismundo

Romero y Luis Rivas. Luego, junto al busto del maestro Navarro, un recuerdo gráfico entrañable del homenaje musical ofrecido por el Ateneo al maestro Juan Bautista Elústiza, organista de la catedral fallecido en 1932. Están en la imagen Eduardo Torres, Ramón Laborda, Manuel Navarro y Norberto Almadoz. Por último, un documento histórico que recuerda el estreno en versión de concierto de El retablo de maese Pedro, de Manuel de Falla, el día 23 de marzo de 1923 en el teatro San Fernando, que en versión giñol se estrenó en París el 25 de junio del mismo año, en el palacio de la princesa Polignac. El maestro Manuel Navarro Lozano aparece el cuarto por la izquierda. Un año después, el 11 de junio de 1924 y en el teatro Lloréns, Manuel de Falla fundó la Orquesta Bética de Cámara con un jovencísimo Ernesto Halfter como primer director, y el mismo grupo de músicos sevillanos. PRÓXIMA ENTREGA: MAESTRO NAVARRO

Viernes 7 de Diciembre


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Sevilla fue la primera ciudad del orbe cristiano en solicitar al Papa Paulo V el Dogma de la Concepción de María, anhelo nacido en 1417

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Dogma de la Inmaculada Concepción Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El día 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío

JUAN DE PINEDA

MURILLO

IX promulgó el Dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, culminando un anhelo sevillano que tiene raíces en el siglo XIII, pues del año 1258 data la fundación de la primera Hermandad de la Concepción, llamada la Cofradía de los dos cabildos, por estar formada por el Eclesiástico y Secular y el de la Nobleza de Sevilla, como escribió María José Carmona en 1987 (Abc, 7 diciembre). Desde 1854 hasta el siglo XIII, la crónica mariana sevillana tiene hitos capitales demostrativos de la ferviente devoción de la ciudad por la Madre de Dios. En 1417 se consideró fiesta el día 8 de diciembre; en 1592 llegaron al convento de San Diego los frailes franciscanos, enseguida erigidos defensores de la pureza de María y convirtiéndose en el principal foco de la devoción; en 1617 hizo la ciudad su voto concepcionista, y luego todo el siglo XVII fue una constante referencia al deseo del reconocimiento papal de la concepción sin pecado original, coronado por la visita a Roma de una comisión sevillana que presentó sus anhelos al Papa Paulo V. Todo lo relacionado con el culto a la Concepción, desde los orígenes isidorianos hasta finales del siglo XIX, un tiempo de ferviente renovación de la devoción, está recogido minuciosamente en un libro que supera las novecientas páginas e impreso en apretada tipografía, escrito por el presbítero Manuel Serrano Ortega, un erudito que publicó numerosas e importantes obras sobre temas sevillanos. Se titula el libro Glorias de Sevilla. Noticia histórica de la devoción y culto que la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Sevilla ha profesado a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, desde los tiempos de la antigüedad hasta la presente época, impreso por la imprenta de E. Rasco en 1893. Pero el largo camino hacia la promulgación del Dogma no fue fácil y los sevillanos sufrieron contratiempos que incluso obligaron a las consabidas procesiones de desagravio, organizadas por los frailes del convento de San Diego, que estaba en el Prado de San Sebastián, en zona cercana a la Fábrica de Tabacos y el Palacio de San Telmo. Una de las polémicas más enconadas las originó el fraile Molina, del convento de Regina Angelorum, junto a la plaza de la Encarnación. Y el pueblo contestó con una popular redondilla, que en su primer párrafo decía: Aunque se empeñe Molina / y los frailes de Regina / con su padre Provincial, / María fue concebida / sin pecado original. Pronto se hicieron muy populares los versos de Miguel del Cid, uno de los abanderados de la promulgación del Dogma, que dicen: Todo el mundo en general, / a voces Reina escogida, / digan, que sois concebida / sin pecado original.

MARTÍNEZ MONTAÑÉS

HISTORIAL DE LA PROCLAMACIÓN

El monumento a la Inmaculada Concepción, erigido en 1918 por suscrición popular, fue obra del escultor Lorenzo Coullaut Valera y del arquitecto José Espiau y Muñoz (Ver Diario de Sevilla, 8 diciembre 2000). Además de las esculturas de cuatro personajes vinculados al marianismo sevillano, Juan de Pineda, Martínez Montañés, Miguel del Cid y Murillo, incluye en los vértices cuatro cartelas con textos y símbolos alusivos a la promulgación del Dogma de la Inmaculada Concepción.

PRÓXIMA ENTREGA: MIGUEL DEL CID

Domingo, 9 de diciembre

CONSTRUIDO EN 1918


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Mañana cumplirá 86 años el maestro mayor orfebre Fernando Marmolejo Camargo, un artesano ejemplar del siglo XX

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Orfebre Marmolejo, 86 años Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El

orfebre Fernando Marmolejo Camargo (Sevilla, 10 de diciembre de 1915), cumplirá mañana 86 años. Artesano de fama internacional, Maestro Mayor del Gremio de Artesanía de Sevilla, discípulo de Cayetano González Gómez, creador de escuela e iniciador de una saga de orfebres que mantienen vivo el taller actual de la plaza de Molviedro. Jesús Miguel Palomero Páramo le considera “el más internacional de los orfebres sevillanos de su generación”, y añade que “ello se debe, en parte, a su infatigable capacidad de trabajo y temperamento vehemente para ponderar, con la palabra y la pluma, la pulcritud de sus obras. [...] Sus propuestas y reproducciones arqueológicas son alabadas y cotizadas por igual en el mundo de la cultura y en las esferas populares; sus belenes, de metales preciosos con incrustaciones de marfil, cristal y pedrería, despiertan entusiasmo entre los coleccionistas y consumidores de arte, mereciendo de la crítica italiana el calificativo del presepista dell’argento; sus codiciados trofeos futbolísticos Ciudad de Sevilla –verdaderas custodias profanas– han prestigiado su técnica y fantasía iconográfica en el extranjero; y la sociedad le ha cargado de premios, medallas y diplomas”. Cuando hace veinticinco años, en el otoño de 1976, el Club Urbis de Madrid le dedicó una exposición antológica en la que figuraron veintisiete obras suyas, el historiador de arte Luis Quesada, le dedicó los siguientes párrafos: “Fernando Marmolejo es uno de los grandes magos del metal, uno de los grandes maestros de la orfebrería sevillana. [...] Encontramos en él una característica fundamental del artista autentico: el apasionado interés por la investigación, por la búsqueda de nuevas formas, de nuevas técnicas, de nuevos mundos; también la curiosidad por todo lo que atañe al Arte y el Pensamiento, desde la Arqueología a la Pintura, desde el Urbanismo a la Historia”. Reproducimos en nuestra página algunos recuerdos de Fernando Marmolejo, como pregonero de la Navidad, pintado por el retratista gallego Vidal Lombam, trabajando en su estudio de la avenida de Eduardo Dato; trasladando al Ayuntamiento, junto con sus hijos y operarios, el primer Trofeo Ciudad de Sevilla; cincelando, observando la Cruz de la Cerrajería que él restauró junto con las azucenas de la Giralda. Y en una entrañable fotografía de la tertulia que celebraba en su estudio el arquitecto Echegoyán, el día que se dedicó en 1947 a homenajear al pintor Gustavo Bacarisas, junto al que aparece en la imagen. Estos días se ultima la obra biográfica que publicará Ediciones Guadalquivir, escrita por la profesora Ana María Espinar Cappa.

CUADRO DE LOMBAM

CINCELANDO

TROFEO FUTBOLÍSTICO

TERTULIA DE ECHEGOYÁN

CRUZ DE LA CERRAJERÍA

ESTUDIO DE EDUARDO DATO

PREGONERO

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Hoy se cumple el 91 aniversario de la muerte del misionero Francisco Tarín, declarado Venerable en 1987 por Juan Pablo II

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Recuerdos del santo Padre Tarín Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Hoy se celebrarán en la iglesia del Sagrado Corazón, de la Compañía de Jesús, en la calle Jesús del Gran Poder número 40, diversos actos litúrgicos en memoria del Venerable Padre Francisco de Paula Tarín Arnáu, al cumplirse el 91 aniversario de su muerte en Sevilla. Los interesados en su causa de beatificación pueden llamar al Padre Juan Valdés al teléfono 95 4915 840, o escribir al fax 95 4375 596. La vinculación sevillana del popularmente conocido como Padre Tarín comenzó en 1883, cuando vino por primera vez a predicar y tuvo oportunidad de apreciar la extrema pobreza e indefensión que afectaba a la población obrera que conoció en las parroquias de San Roque y de San Benito del barrio de la Calzada. Dedicó atención especial a los tuberculosos, enfermedad muy extendida y endémica en nuestra ciudad entre las obreras de las fábricas textiles, los almacenes de corcho y de aceitunas, las fábricas de fósforos, de loza, de sombreros y gorras y de tabacos. En realidad, toda la población sevillana residenciada en las zonas más bajas de la ciudad sufría de tuberculosis, reuma y hepatitis, como consecuencia de los azotes ancestrales de las riadas del Guadalquivir y de los arroyos que circundaban el Norte urbano. Tarín contó para la tarea de atender a los enfermos con un grupo de personas entregadas en cuerpo y alma a los pobres, atraídos a la causa después de escuchar los sermones y verle trabajar con tanto entusiasmo como entrega. La enseñanza de los niños pobres fue otro de sus frentes. Sobre esta tarea, Manuel Siurot, escribió el siguiente párrafo: “Aquella voz afónica de trabajar en la predicación, aquellos ojos martirizados de no dormir, aquella frente alta y ancha... Es el aliento de Dios que pasa, pensé yo. El Padre Tarín pensaba, como no tienen más remedio que pensar todos los que quieran ver claro, que la propaganda por medio de la escuela y en la escuela es la característica de nuestro tiempo. [...] No existiendo el hogar cristiano, hay forzosamente que sustituirlo en la escuela cristiana”. Tarín, como Siurot, el Padre Manjón y sor Ángela, siguieron la estela de fray Diego de Cádiz, Domingo de Guzmán y mil más. Tarín siguió los postulados educativos de los sacerdotes Spínola Maestre, Fernández Santana, González García, Vicent y Manjón; de los maestros Maraver, Daza, Morón, Mora Batanero, Oliveira, Cádiz, Gálvez y Merello; de los humanistas Menéndez Pelayo y Costa. Desde antes de morir, el Padre Tarín fue considerado santo por el pueblo sevillano, que siempre es capaz de intuir dónde hay santidad. Y después de morir, el mismo día de su entierro, el pueblo le proclamó santo.

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes, 14 de Diciembre

TARÍN RECORRIÓ PREDICANDO MÁS DE MEDIA ESPAÑA

DEVOCIÓN CRECIENTE

Desde 1883 hasta 1910, utilizando los medios de transportes de la España decimonónica, diligencias, mulas y caballos, a veces el precario ferrocarril, el misionero jesuita Francisco Tarín Arnáu recorrió las zonas más pobres de la España meridional, predicando y conociendo directamente las realidades sociales, económicas y culturales de la población. En Sevilla surgió la admiración por este sacerdote, llamado popularmente El León de Cristo por su fervor cristiano a favor de las clases sociales más desfavorecidas, luego convertida en devoción tras su muerte en loor de santidad. Desde el día 3 de enero de 1987 es Venerable y continúa el proceso de beatificación. En la iglesia de San Roque, los obreros anarquistas le sacaron en hombro y le pasearon por la plaza de Carmen Benítez.

Francisco de Paula Tarín Arnáu (Godelleta, Valencia, 7 de octubre de 1847-Sevilla, 12 de diciembre de 1910), misionero jesuita reconocido como Venerable por el Papa Juan Pablo II el 3 de enero de 1987. Predicó en la capital y pueblos sevillanos durante finales del siglo XIX y principios del XX, ganándose la admiración, cariño y fervor, especialmente de los más pobres.

NUNCA ESTÁ SOLO

CASA NATAL

Cualquier día de la semana y a cualquier hora del día que esté abierta la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús (calle Jesús del Gran Poder, 40), la capilla donde se encuentra el sepulcro del Padre Tarín siempre tiene visita. Devotos que no pasan de largo por la puerta y entran a rezarle; gente que va expresamente a dar gracias por los favores recibidos, a depositar donativos e incluso a llevar ramos de flores.

El sacerdote, periodista y escritor José María Javierre publicó una biografía del Venerable Francisco Tarín Arnáu (Biblioteca de Autores Cristianos, 1980), titulada El León de Cristo, de donde reproducimos la fotografía de su casa natal en Godelleta (Valencia). El misionero, camino de África, vino por primera vez a Sevilla en 1883, y decidió quedarse en Andalucía cuando conoció su extrema pobreza.


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Desde la década de los 40 a la de los 70, el exquisito menudo del restaurante fue justificación para tertulias culturales y artísticas

Tertulias en Casa Cuesta

FACHADA DE CASA CUESTA EN 1985

ESTANTERÍA Y MOSTRADOR

HABÍA ENTRADA POR LA COCINA

LA PRIMERA TELEVISIÓN

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La clausura del restaurante trianero Casa Cuesta, que deseamos eventual, nos trae recuerdos entrañables vividos en su comedor durante muchos años. Fue el dibujante y pintor Vicente Flores quien llevó a comer menudo a sus amigos periodistas a mediados de los años cuarenta, cuando las comidas seguidas de largas tertulias se celebraban en la bodega anexa a la cocina, por la que había que cruzar para llegar hasta una mesa redonda enorme situada en el centro y atravesada por un grueso tronco que servía de pilar al entramado de la techumbre. Las

paredes estaban repletas de bocoyes de vinos del Aljarafe y de Valdepeñas, y el suelo era terrizo de albero apisonado. Este escenario duró muchos años, hasta que en los primeros 80 se transformó en comedor convencional con entrada independiente por el bar. Los primeros tertulianos periodistas y artistas fueron Antonio Olmedo, director de Abc; Joaquín Carlos López Lozano, primero redactor-jefe de El Correo de Andalucía y después director de Abc; los pintores Gustavo Bacarisas y Francisco Hohenleiter; los también periodistas Francisco Luis Otero, Antonio de los Santos, Salvador López de la Torre, Gil Gómez Bajuelo, los fotoperiodistas Juan José Serrano y Cecilio Sánchez del Pando, los poetas y escritores Joaquín Romero Murube, Juan Sierra y Rafael Laffón, entre otros. Los sevillanos residentes en Madrid, capitanea-

dos por José María del Rey Caballero, no faltaban en primavera y Navidades, recordando sus antiguas tertulias alrededor de unos exquisitos platos de menudo en el que nunca faltaba una mata de hierbabuena. Recordamos a Manuel Díez Crespo, Antonio Lopera, Eduardo Llosént, Fernando Claro –que ha mantenido hasta el pasado año la costumbre rodeado de sus familiares y que espera ilusionado la reapertura del restaurante–; Andrés Martínez de León, los hermanos Puig y Maestro Amado, Miguel Tassara, incluso no sevillanos que fueron visitantes asiduos de la ciudad en primavera, como Perico Chicote. Pero los primeros asistentes de Casa Cuesta y degustadores de su menudo fueron los socios de la Peña Trianera, que se comunicaba con el restaurante por una pequeña puerta, donde solían terminar las

tertulias. Los trianeros artistas e intelectuales, los cantaores, se reunieron en consejillo para determinar los contenidos de la revista Triana, fundada en 1947 por el inolvidable Manuel Gandía, y luego refundada y mantenida por trianeros nativos o de adopción, como Ángel Vela Nieto, Juan Carlos Alonso, Francisco Solís, José Manuel Holgado Brenes y tantos otros. En Casa Cuesta comieron menudo Juan Belmonte, Luis Bollaín, Antoñita Colomé, Zeppelín, Aurelio el Boticario, Antonio el Arenero... En la pared estaba un azulejo publicitario de la Compañía de Navegación del Guadalquivir, con barcos de ruedas. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles, 19 de Diciembre


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La operación Clavel, organizada por media España para ayudar a los damnificados del Tamarguillo, causó más de un centenar de víctimas

De la alegría a la tragedia Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Mañana

miércoles se cumplirán cuarenta años de la tragedia sevillana de la operación Clavel, ocurrida el 19 de diciembre de 1961. Un día en que la inmensa alegría de los sevillanos se convirtió en llantos. El locutor Bobby Deglané había promovido desde los micrófonos de Radio España una campaña de solidaridad con Sevilla, con resultados positivos sorprendentes, para ayudar a los damnificados por la catástrofe provocada por el arroyo Tamarguillo el día 25 de noviembre anterior. La duquesa de Alba fue nombrada presidenta de honor de la comisión organizadora. Desde Carmona a Sevilla la carretera era una romería. Las márgenes de la autopista fueron poblándose a medida que avanzaba la mañana. Y el gentío, alegre, agradecido, saludaba con gritos y gesticular de brazos el paso de una avioneta que acompañaba al convoy y arrojaba octavillas informativas sobre la operación Clavel. En el aparato viajaba un fotógrafo de la revista Actualidad Española, Antonio Fernández, que realizaba un reportaje gráfico. Y ésta sería la causa indirecta de la catástrofe. La avioneta, en una de las pasadas sobre la multitud, al parecer para captar mejor las pancartas de bienvenida, descendió y chocó con el tren de aterrizaje en unos cables de alta tensión que cruzaban la autopista. “Muchas personas –decía la crónica del suceso– son las que coinciden en asegurar que el periodista gráfico que figuraba entre los tripulantes de la avioneta intentó tomar unas fotografías del entusiasta grupo, de forma que el piloto descendiera a escasa altura, chocando con uno de los cables de alta tensión que cruzan la autopista de San Pablo. La colisión con el tendido eléctrico motivó que la avioneta descendiera casi vertical unos metros y luego, en vuelo a nivel de la multitud, siguiera su trágico recorrido hasta caer en el centro de la autopista y posteriormente saltar al andén derecho de la misma, según la dirección de marcha a Sevilla, y a la altura de la Huerta de las Lumbreras”. Eran las trece horas y veintiún minutos de la tarde del martes día 19. Allí mismo, junto al cruce del Tamarguillo origen de la catastrófica riada, quedaron veinte muertos, que luego serían veinticuatro, y casi un centenar de heridos. En el lugar del accidente, la situación era dantesca. Entre el humo y las llamas originadas por la avioneta al caer a tierra, los gritos de los heridos eran desgarradores, mezclados entre los muertos. Los cuerpos mutilados sobre el asfalto, las escenas histéricas, las llamadas de auxilio y entre familiares y amigos, la sangre... Durante unos interminables minutos, aquella zona se convirtió en un infierno, mientras en la entrada de Sevilla la gente, ignorante de lo sucedido, vitoreaba a los primeros vehículos del convoy.

SE ESTRELLÓ ENTRE EL PÚBLICO

PANCARTA DE BIENVENIDA

CAYETANA DE SEVILLA, LA PRIMERA

INICIO DEL CONVOY

LLEGARON CIENTOS DE VEHÍCULOS

CON AIRE DE VERBENA

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Miércoles, 19 de diciembre


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El 19 de diciembre de 1961, una avioneta de la operación Clavel se estrelló entre el público y causó 24 muertos y un centenar de heridos

SEVILLA AYER Y HOY

Hoy hace cuarenta años Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Como adelantamos en nuestra entrega de ayer martes, hoy se cumplen cuarenta años de la tragedia provocada por el accidente de una avioneta que se precipitó sobre el gentío que esperaba a la operación Clavel, organizada por Bobby Deglané en ayuda de los damnificados por la catástrofe originada por el arroyo Tamarguillo. Las fotografías incluidas en nuestra anterior entrega y en la de hoy, captadas por Juan José Serrano (Fototeca Municipal), Manuel Doménech y José Manuel Holgado Brenes, recuperan la memoria gráfica de aquella jornada del 19 de diciembre de 1961, cuando la inmensa alegría de los sevillanos y sus deseos de dar la bienvenida a los integrantes de la operación Clavel, se transformó en llantos. Un grupo de alumnas del Conservatorio de Música, que vestidas de flamencas esperaba al convoy, pasó por el lugar del accidente minutos antes y luego se reunió en una misa de acción de gracias por haberse salvados. La noche del día 18 de diciembre, en Córdoba, fue de alegría. Una multitudinaria fiesta benéfica fue presentada por Bobby Deglané. Y amaneció el martes día 19, con un tiempo espléndido, por fin sin llover. Toda Sevilla esperaba exultante a la caravana de la operación Clavel. El buen tiempo había facilitado la salida de gente hasta la autopista de San Pablo, que tenía sus arcenes repletos de personas de todas las edades. Todo tipo de vehículos, automóviles, furgonetas, motocicletas, hasta coches de caballos fueron ocupados por jóvenes vestidas de flamencas que cantaban sevillanas de bienvenida. En el punto de confluencia entre el arroyo Tamarguillo y la autopista de San Pablo, sobre el puente y los alrededores, se había reunido la multitud para esperar el convoy. Algunas pancartas decían: “Este es el Tamarguillo, chiquito pero matón”... “A Sevilla ha vuelto la alegría”... Aquel inmenso grupo de personas apostadas en el cruce del Tamarguillo con la autopista, estaba principalmente integrado por vecinos de las cercanas barriadas de La Corza y Árbol Gordo, que esperaban en aquel lugar estratégico para agradecer a Bobby Deglané la ayuda prestada por la operación Clavel. Peseta a peseta, entre todos los vecinos de las citadas barriadas, habían reunido dinero para comprarle una medalla de oro con la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. La alegría duró muy poco tiempo. El ruido de la explosión y los gritos alarmaron al público cercano al lugar de la tragedia. Y enseguida comenzaron a pasar en dirección a los hospitales automóviles y furgonetas transportando heridos y muertos. La gente quedó paralizada de espanto cuando un motocarro recorrió la calle Luis Montoto con un cuerpo sin cabeza en la batea.

RECIBIMIENTO INFANTIL

SE SALVARON DE MILAGRO

CAMIONES CON AYUDAS

ACOMPAÑANTES

TAXIS Y MOTOCICLISTAS

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Viernes, 21 de diciembre

GENTÍO EXPECTANTE

DEGLANÉ Y GUAL VILLALBÍ


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Esta relojería fue fundada en 1901 por Enrique Sanchís Cucart, de Valencia, y cumple cien años regida por tres generaciones familiares

Centenario de El Cronómetro

LA RELOJERÍA, EN 2001

Nicolás Salas Periodista y escritor

La relojería El Cronómetro pertenece al patrimonio costumbrista mercantil sevillano por haber sido capaz su fundador y descendencia de mantener el negocio abierto en la calle Sierpes y sin modificar sus instalaciones básicas desde hace un siglo. Fue fundado El Cronómetro en 1901 por el valenciano Enrique Sanchís Cucart, con antecedentes relojeros de dos generaciones anteriores en tierras levantinas, en Gandía. Este señor vino a Sevilla, se casó con una lepera, Concepción García Sánchez-Barco, y echó raíces en la calle Sierpes, hasta que falleció con 81 años en 1957. Le sucedió su hijo Enrique Sanchís García, que luego fundó la entidad Enrique Sanchís e Hijos, S.A., que mantiene abierto el negocio y la tipología del local y sus escaparates. Una reliquia mercantil sevillana que cumple su primer centenario, en la misma línea que Joyería Reyes, otro museo mantenido también por tres generaciones. Sobre El Cronómetro han escrito Ángel Pérez Guerra (Comercios sevillanos que hacen historia, 1991) y Concha Rioja López (La Tienda tradicional sevillana, 1992), Las fotografías que acompañan estas líneas muestran la fachada y el interior del establecimiento. La primera es la más antigua que se conserva, y en ella aparece el fundador apoyado en la jamba, Enrique Sanchís Cucart, que dedicó la foto a su amigo Eulogio Acebal el 20 de noviembre de 1905. Muestra la fachada un solo reloj, que en 1926 pasó a la calle Arfe, como emblema de la tienda de ultramarinos El Reloj, uno de los establecimientos clásicos del barrio del Arenal. En el año citado, el único reloj fue sustituido por seis relojes Longines, y se añadió el mueble de pino que todavía subsiste y que fue restaurado sólo una vez, en 1980, por el arquitecto Pedro Pablo Gómez Barañano. La segunda foto muestra el interior de la tienda en 1921. Los dueños de El Cronómetro tienen el propósito de fundar un Museo del Reloj con las numerosas y valiosas piezas que han ido custodiando durante un siglo.

1905: LA PRIMERA FOTOGRAFÍA (SÓLO HAY UN RELOJ)

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Domingo 23 de Diciembre

CIEN AÑOS SIN CAMBIOS (LA TIENDA EN 1921)


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En el rico catálogo de obras del maestro mayor orfebre destacan los admirables e imaginativos belenes de plata, marfil y piedras preciosas

Belenes de Fernando Marmolejo Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Hemos seleccionado a cuatro autores entre los numerosos que han estudiado la obra del orfebre Fernando Marmolejo (Sevilla, 10 diciembre 1915), para comentar sus belenes de plata, marfil y piedras preciosas, cuyo catálogo se ha convertido en una muestra singular, característica de su obra a partir de 1953, cuando realizó el Limosnero de la Natividad. Para Manuel Olmedo, de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, Marmolejo es el primer orfebre poeta sevillano. Dice Olmedo: “Yo recuerdo con especial cariño una exposición de belenes organizada por Luis Quesada en el Club Urbis (1976) de Madrid, de la que fui presentador. La crítica y los artistas más calificados de Madrid se volcaron en elogios ante aquel espectáculo deslumbrante y delicioso, que proclamó la elevada jerarquía del artista”. El catedrático Antonio de la Banda y Vargas, presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, después de subrayar la trayectoria ejemplar del artista, escribió lo siguiente: “Mención aparte merecen sus belenes, temática tan querida y cultivada por él y en la que sabe aunar las recurrencias historicistas con una creatividad personal de auténtico corte moderno, todo de inspirada concepción, interesante iconografía y exquisita factura”. “El belenista de la plata”, lo llama el historiador Jesús Miguel Palomero Páramo, profesor de la Universidad sevillana, añadiendo que “Marmolejo tiene una forma especial de mirar lo cotidiano descubriendo cosas que a los demás les pasa desapercibido. Ahí están para confirmarlo los más de veinte nacimientos distintos que realiza escalonadamente en las cuatro últimas décadas y cuyo alfa y omega son el Limosnero de la Natividad y el Belén de la Cartuja [...] No podía ser menos en quien promovió, junto con el periodista José María Gómez, la Asociación de Belenistas Sevillanos con el fin de recuperar esta tradición en la capital hispalense, y en quien encarnó al rey Baltasar en la Cabalgata de los Reyes Magos en 1959”. Diario de Sevilla, en su suplemento especial dedicado a la Navidad del año 1999, publicó un extenso estudio sobre la obra de Fernando Marmolejo, escrito por la profesora María José Pérez, ilustrado con parte de su obra, especialmente belenes. Explicó la autora que con el Limosnero de la Natividad (1953) inició Marmolejo “una serie de elementos que podrían resumir las características de su estilo y que se mantendrían a lo largo de su extensa producción. Estos rasgos serían la riqueza del dibujo, el cincelado intencionadamente grueso para obtener ciertos efectos claroscuristas y un tipo de repujado en el que se busca resaltar los volúmenes y la rotundidad de las formas”.

SEVILLA ALMOHADE (1974)

DEDICADO AL PAPA (1994)

CANASTILLA NAVIDEÑA (1964)

BELÉN DE LA MACARENA (1979)

ÁRBOL-BELÉN (1968)

BELÉN PASIONISTA (1974)

BELÉN DE LA ACADEMIA (1979)

BELÉN CUSQUEÑO (1991)

LIMOSNERO NAVIDEÑO (1953)

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Miércoles, 26 de Diciembre


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Veletas, espadañas y torreones son elementos ancestrales básicos del cielo sevillano, perfiles característicos de nuestra arquitectura

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Juegan con el aire ciudadano Nicolás Salas Periodista y escritor

Espadañas, veletas y torreones fueron conformando desde la Reconquista una morfología arquitectónica única, un perfil sevillano, unos encuadres de los cielos de la ciudad, que no fueron estudiados ni catalogados hasta casi finales del siglo XX. Los peor parados han sido los torreones, los miradores de los poetas, que han caído por decenas bajo la piqueta inmisericorde de los especuladores tutelados por autoridades insensibles. Quien primero recuperó la memoria histórica de las espadañas fue el profesor y catedrático José Antonio Calderón Quijano, enamorado de la ciudad de la que fue voluntariamente hijo adoptivo y a la que tantos y valiosos servicios prestó desde la Universidad. Publicó Las Espadañas de Sevilla (Diputación, 1982), una relación documentada desde los siglos XIV hasta el XX, aportando autores, estilos, más un plano del siglo XVII con la situación de las espadañas y un álbum gráfico con 137 imágenes que forman el más completo catálogo de las espadañas sevillanas, una obra única en nuestra bibliografía. También en 1982 conocimos el primer catálogo fotográfico, aunque incompleto, de las veletas de Sevilla, realizado por otro enamorado de la ciudad, Demetrio Mármol Plaza, quien puso a nuestra disposición casi medio centenar de imágenes de veletas antiguas y modernas. Luego, en 1988, el profesor Enrique Morales Méndez terminó su tesis de la Escuela de Arquitectura titulada Los cielos recobrados, como respuesta al grito nostálgico del poeta Joaquín Romero Murube. La tesis, que aún no ha sido publicada, recoge más de seiscientos torreones repartidos por la geografía urbana y un estudio completo de sus orígenes, fichas, gráficos y comentarios. Casi a finales del siglo XX, el profesor Francisco Hidalgo Aznar publicó la más completa obra sobre las veletas, un ensayo titulado Viaje por las Veletas de Sevilla (Fundación El Monte, 1999), en la que recoge la iconografía de cuarenta veletas seleccionadas entre más de centenar y medio de elementos existentes, acompañada de un profundo estudio histórico clasificatorio de estilos, temas y épocas, edificios básicos y curiosidades. De esta obra reproducimos nueve veletas significativas instaladas en la Universidad, el Archivo General de Indias, el Real Alcázar, la Casa de Pilatos, la iglesia del Señor San José, el convento de Los Remedios, la Casa Guardiola, el convento de Santa Paula y la Real Fundición de Cañones. Una síntesis de la preciosa colección que el profesor Francisco Hidalgo Aznar ofrece en su obra magnífica y única en la bibliografía sevillana.

UNIVERSIDAD

ARCHIVO DE INDIAS

REAL ALCÁZAR

CASA DE PILATOS

IGLESIA DE SAN JOSÉ

C. DE LOS REMEDIOS

CASA GUARDIOLA

C. DE SANTA PAULA

FÁBRICA DE ARTILLERÍA

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Viernes 28 de Diciembre


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Un tranvía que paraba puerta a puerta, para recoger a los viajeros, a los que conductores y cobradores conocían por sus nombres y apellidos

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Tranvía de la Puerta Real

POPULARIDAD PUBLICITARIA

COCHE DE LAS LÍNEAS 8 Y 9

El coleccionista Alberto Vázquez Pousá nos facilitó a principios de los años ochenta de la pasada centuria, la curiosa tarjeta publicitaria que reproducimos editada por Ceregumil, un alimento vegetariano muy conocido durante la primera mitad del siglo XX, como guía de las líneas de tranvías de finales de los años veinte. Tanto el número como los rótulos de las líneas eran rotatorios, para conocer la oferta de transporte tranviario. La línea número 9 dejó de funcionar mediados los años treinta, quedando únicamente la número 8.

Hasta finales de los años treinta, hubo dos líneas en la llamada pequeña circunvalación, las números 8 y 9, que ofrecían el trayecto a la inversa y sólo utilizaban un coche motor sin jardinera. En los años cuarenta el popular tranvía de la Puerta Real iniciaba su periplo en la plaza Nueva, para continuar por Alfonso XII, plaza del Museo, Puerta Real, Marqués de Parada, Reyes Católicos, paseo de Cristóbal Colón, Puerta de Jerez y regreso hacia la Plaza Nueva por las avenidas de Queipo de Llano y de José Antonio Primo de Rivera.

TESTIMONIOS GRÁFICOS DE VICENTE FLORES

El tranvía de la Puerta Real, como era popularmente llamado por los sevillanos, no cuenta con iconografía fotográfica conocida, aunque por fortuna existen dibujos que reflejan el costumbrismo tranviario. Vicente Flores, conocido pintor trianero, recogió en la Hoja del Lunes de los años cincuenta esta serie de dibujos que reproducimos, donde en primer lugar se observa la huida de un ladronzuelo, un carterista; luego sigue una imagen muy familiar por entonces, como era poner los pies sobre el asiento de enfrente. Por último, la chiquillería y sus tatas, principales viajeros de la línea número 8, que iban a pasar la jornada a los Jardines de Cristina y al Parque de María Luisa.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los tranvías de Sevilla tuvieron ecos muy numerosos en la hemerografía de la primera mitad del siglo XX, por múltiples causas vinculadas al propio servicio de transporte, siempre polémico, pero sobre todo, por su protagonismo sociopolítico. Huelgas y manifestaciones, tan frecuentes durante el Trienio Bolchevique, la II República y el Frente Popular, terminaban casi siempre con tranvías volcados, asaltados, descarrilados, incendiados, o conducidos por agentes de las Fuerzas de Seguridad

del Estado. Los días de conflictos sociales, los viajeros se arriesgaban a amenazas de bombas, pedreas y tiroteos. Sobre los tranvías sólo conocemos dos libros publicados, y el propósito de editar otro desde hace años. La crónica periodística y costumbrista la escribió Emilio Jiménez Díaz en 1979, titulada Sevilla y sus tranvías, en edición del propio autor. Una obra deliciosa y valiosa, no sólo por ser la única hasta ahora, sino por haber recuperado el autor lo fundamental del historial tranviario en todos sus aspectos básicos. Además acompaña el texto de una colección muy curiosa de fotografías y dibujos. En 1988 se publicó el libro titulado Cien años de transporte en Sevilla, editado por Tussam y escrito por un equipo integrado

por Vicente Haya Segovia, Juan Pantión Rodríguez, María Teresa de los Santos Ramírez, Fernando Haya Prats y Manuel Agudelo Junguito. Esta obra de documentación ofrece el historial completo del servicio de tranvías de Sevilla, con sus antecedentes de finales del siglo XIX y desarrollo durante la primera mitad del XX. Mediados los años cuarenta y a finales de los cincuenta, el periodista Gil Gómez Bajuelo publicó sendos artículos sobre el popularmente conocido como tranvía de la Puerta Real, que consagraron sus valores como símbolo máximo del costumbrismo tranviario. Aquel tranvía era el más lento de la ciudad, y sus coches, los más antiguos y desvencijados, así como el conductor y cobrador estaban entre los vete-

ranos de la Compañía. Pero era el tranvía familiar por excelencia, donde la infancia de los barrios del Museo y de San Vicente, iba con sus tatas a los Jardines de Cristina y el Parque de María Luisa. El conductor paraba el tranvía delante de los domicilios de los niños, y el cobrador se hacía cargo de ellos como guardián infantil. Conductor y cobrador conocían por sus nombres y apellidos a los viajeros, e igualmente paraban delante de sus casas para recogerlos o bajarlos. O sea, un servicio tranviario único, imposible de imitar en otras líneas ciudadanas. Sólo queda el recuerdo. PRÓXIMA ENTREGA:

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Librerías clásicas, Ateneo, bares y boticas, fueron sedes de tertulias donde nadie hacía caso al cartel que advertía: “Prohibida la política”

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Tertulias del medio siglo XX

PENÚLTIMA SUPERVIVIENTE

TERTULIA DE SAN ISIDORO

Nicolás Salas Periodista y escritor

Hasta finales de los años sesenta de la pasada centuria y con su época dorada en los años cuarenta y cincuenta, hubo en Sevilla tertulias que fueron temibles mentideros de la política local y nacional, mantenidas por personajes muy conocidos y de prestigio profesional. Durante la guerra y en la larga posguerra, fue obligatorio exhibir en los lugares públicos de hostelería y sociedades culturales, unos carteles que advertían: “Prohibido hablar de política”, que se unieron a los ya clásicos de “Prohibido escupir en el suelo” y “Prohibido el cante”. Huelga decir que ninguna de las tres prohibiciones fueron respetadas, más o menos subrepticiamente por los parroquianos. En varios de nuestros libros hemos recuperado parte de la memoria histórica de las tertulias ateneístas, las del “cenicero” y el “tranvía”, y las menos conocidas de la biblioteca, donde los torneos de ajedrez y dominó sirvieron de coartada al canónigo Norberto Almandoz para conversar sobre temas políticos por entonces prohibidos. Las librerías de Tomás Sanz, de Pascual Lázaro y de José Blanco, de las cuales sólo queda abierta esta última, fueron lugares preferidos para catedráticos, médicos y abogados célebres que, con la excusa de conocer las por entonces escasas novedades editoriales, utilizaban la trastienda para intercambiar opiniones sobre los temas más candentes del franquismo y la II Guerra Mundial. Fueron conocidas las tertulias de Manuel Giménez Fernández, de Ramón Carande, de Alfonso de Cossío, de Francisco Duclós, de Adolfo Cuéllar... En la librería religiosa de Eulogio de las Heras se citaban profesores del Instituto de San Isidoro para hablar de lo divino y lo humano bien resguardado de sospechas policiales.

LIBREROS CLÁSICOS: TOMÁS SANZ, PASCUAL LÁZARO, JOSÉ BLANCO

Reboticas como la de Aurelio Murillo, en la plaza del Altozano, fueron lugares de tertulias durante los mediodía y últimas horas de la tarde, antesalas donde se comentaban los asuntos delicados antes de terminar las reuniones en los bares cercanos. La bodega de Morales fue sede de la tertulia de Joaquín Romero Murube, Juan José Serrano y Andrés Martínez de León, a la que asistieron José Andrés Vázquez, Salvador López de la Torre, Rafael Belmonte y los populares protagonistas de la Peña Humorística er 77, como el marqués de las Cabriolas y el conde de las Natillas. Otra tertulia la mantuvieron Juan Belmonte y Rafael el Gallo en Los Corales, con amigos como Ignacio Sánchez Mejías, Luis Bollaín y otros. PRÓXIMA ENTREGA: LA ÚLTIMA MORADA

TERTULIA DE RAFAEL Y JUAN

Miércoles 2 de Enero


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Francisco Martel Barbado fue el último voceador de prensa y un personaje popular del costumbrismo local durante medio siglo

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Curro el de los periódicos Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Francisco Martel Barbado (Sevilla, 19071978), fue popularmente conocido como Curro el de los periódicos, desde que en 1915, cuando sólo contaba ocho años de edad, comenzó a vender la prensa por las calles al estilo de la época, es decir, voceando las cabeceras y los titulares más destacados de la jornada. Luego completó una larga vida profesional hasta los 71 años de edad, cuando murió ya consagrado como el más popular vendedor de periódicos y el último voceador callejero. Curro hizo popular una frase costumbrista relacionada con los días en que los periódicos publicaban el listado de los números premiados en la lotería. Nada más contar con los ejemplares, los vendedores emprendían una veloz carrera hacia la plaza de la Campana por la calle Sierpes, gritando el número del Gordo y otros pormenores del sorteo. De ahí que la gente dijera, “corre más que el tío de la lista”. Francisco Martel Barbado se estableció muy joven, teniendo en cuenta que establecerse era dejar de correr por las calles y tener un lugar fijo, junto a una reja, donde con guitas y alambres y palillos de la ropa, se montaba un escaparate a la intemperie junto a la pared. Pero siempre voceando la prensa. Curro tuvo sitios fijos de venta en varios lugares de la calle Sierpes, antes de montar su quiosco en el mismo sitio donde estuvo el de agraz de Dolorcita, en el chaflán formado por la esquina de las calles Sierpes y Santa María de Gracia. Estuvo frente al Frontón Sierpes, en los poyetes del edificio de Correos, delante de Ochoa y de Ultra Radio y algún otro lugar. La fotografía que reproducimos junto a estas líneas ofrece una perspectiva de la calle Sierpes de los años 20, donde en la fachada del edificio de Correos, luego sede del Real Círculo de Labradores y Propietarios, tuvo Curro su establecimiento. El beticismo de Curro fue una constante en su vida, y puede verse junto a una pancarta exhibida en el campo del Patronato en 1935, y atendiendo a los compradores el día 23 de mayo de 1955, cuando los periódicos informaron del nombramiento de Benito Villamarín Prieto como presidente del Real Betis Balompié. Otras imágenes recuperan la memoria gráfica de Curro el de los periódicos en varias etapas de su vida, delante de su puesto en plena madurez, voceando revistas taurinas en la Real Maestranza, dibujado por Tropezones y en sus últimos años de vida, ya anciano. Curro el de los periódicos ocupa un lugar en el costumbrismo sevillano del segundo tercio del siglo XX, como personaje irrepetible y vinculado a un tiempo entrañable de una ciudad que, siendo capital con proyección internacional, mantuvo aires provincianos.

SIEMPRE CON EL BETIS

CALLE SIERPES EN LOS AÑOS 20

NOTICIA BÉTICA

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes, 4 de Enero

EN LA MADUREZ

VISTO POR TROPEZONES

CURRO ANCIANO


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En 1926, excepcionalmente en la historia de la Cabalgata de Reyes Magos del Ateneo, el cortejo fue al suburbio más pobre de la ciudad

El Expreso de Villalata Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Por primera y única vez en el historial de la

Cabalgata de Reyes Magos del Ateneo sevillano, Sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar, acompañados por parte de su séquito, fueron en la madrugada del día 6 de enero de 1926 a Villalata, uno de los suburbios más pobres de la ciudad, donde habitaban unas cuarenta familias en condiciones infrahumanas. Villalata se identificaba con el primitivo Vacie. Además, algunos de sus habitantes estaban relacionados con la delincuencia local, y con frecuencia el nombre del suburbio aparecía en las páginas de sucesos de los periódicos junto a más asentamientos de chabolas de iguales características, como Amate (“ciudad sin ley” de los años treinta), Haza del Huesero, Estados Unidos y otros hasta superar la veintena de núcleos periféricos que formaron el temible y penoso “cinturón de la miseria”. Durante el verano de 1925 organizó el Ateneo una serie de visitas a los corrales de vecinos, para llevarle a su propio hábitat la cultura popular, por iniciativa de Alejandro Guichot, Manuel Siurot y Alfonso Lasso de la Vega, enseguida apoyados por destacados ateneístas, que dieron charlas sobre temas sevillanos, interpretaron conciertos, explicaron la medicina preventiva y la higiene. La primera visita se celebró en la Casa de los Estudios, y la presidieron el gobernador civil, Rafael Muñoz Lorente, y el vicepresidente del Ateneo, Ángel Camacho Baños. Intervinieron en aquella primera visita y en las cuatro siguientes, Miguel García Bravo Ferrer, Alfredo Álvarez Daguerre, Manuel Fernández y Lasso de la Vega, Juan Lafita, Manuel Blasco Garzón, Alfonso Zbikowski, José Monge Bernal, Jesús Bravo Ferrer, Antonio Ariza Camacho, Manuel Siurot, José Manuel Puelles de los Santos y otros ateneístas, como el violinista Martínez Peraltó y el guitarrista Gardey. Después del desfile por las calles de Sevilla, de las acostumbradas y emocionantes visitas al Hospital Central y al Hospicio Provincial, y de la cena de Reyes que entonces se celebraba en el mismo Ateneo, con pescado frito, rábanos, alcaparras y roscas de la freiduría Málaga, del popular Miguel Bravo, y valdepeñas y sifón del Café Central, se organizó pasadas las dos de la madrugada lo que dieron en llamar el Expreso de Villalata, formado por tres camionetas, tres de ellas cedidas por el Ejército y una propiedad del conde de Colombí. En ellas, los tres Reyes Magos, parte de sus respectivas cortes y directivos ateneístas, se dirigieron hacia la popular venta de Victorino, junto a Villalata, donde se congregaron también gentes de otros suburbios. Los chabolistas engalanaron la terraza de la venta y la “banda de la sopa” se encargó de dar la bienvenida interpretando la marcha real. Un enorme cartel decía “¡Viva el Ateneo!”. PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 6 de enero

CORTE DE S. M. EL REY GASPAR EN 1926

El ateneísta y gestor meritísimo de la Cabalgata de Reyes Magos durante muchos años, Diego Lencina, nos facilitó la fotografía que reproducimos, realizada el día 5 de enero de 1926, hace tres cuartos de siglo, donde pueden verse a cuatro componentes del séquito de S. M. El Rey Gaspar, encarnado ese año por Hermenegildo Gutiérrez de Rueda. Por entonces, la Cabalgata se organizaba en el ruedo de la Real Maestranza de Caballería.

RESIDENTES DE UN CORRAL DE VECINOS EN 1926

En la visita al corral de los Carros, los doctores Relimpio y Alonso regalaron una radio de cinco lámparas a los vecinos y uno de ellos, al dar las gracias, pidió que los Reyes Magos visitaran alguna vez la Sevilla más olvidada, la de los suburbios. Y así fue como Gaspar (Pedro Gutiérrez de la Rasilla), Melchor (Hermenegildo Gutiérrez de Rueda) y Baltasar (Eloy Zaragoza Elzaurdy) fueron a Villalata a llevarle juguetes a los niños más pobres entre los pobres, como dijo Manuel Siurot.


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La plaza de la Puerta de Jerez y la avenida de la Constitución fueron realidad gracias a las obras anexas de la Exposición Iberoamericana

Origen de la Puertade Jerez Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los dos planos que reproducimos junto a estas líneas reflejan el diseño urbano de los sectores Puerta de Jerez y avenida de la Constitución, tal como eran en el siglo XVIII, según el plano de Olavide (1771), primero topográfico de la ciudad, y como son desde 1928. Los ensanches propiciados por la Exposición Iberoamericana de 1929 modificaron radicalmente el diseño de ambos sectores urbanos heredados de la ciudad almohade y de los Siglos de Oro. Las reformas urbanas anexas a la citada Exposición Iberoamericana, como el certamen mismo, fueron posibles por el apoyo a Sevilla de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera. Así fue como la ciudad pudo hacer realidad varios proyectos urbanos iniciados en la segunda mitad del siglo XIX y estancados por falta de recursos económicos y ayudas por parte de la Administración central. Las decisivas actuaciones del Gobierno primorriverista fueron iniciativas del rey Alfonso XIII, que hizo suyo el proyecto de la Exposición Iberoamericana. Ambos planos nos fueron facilitados en 1983 por el estudioso gaditano Salvador Pérez Álvarez, quien añadió el trazado grueso que indica el recorrido de la cerca árabe. En este plano primero pueden verse las manzanas de edificios que impedían el actual trazado de la avenida, a la que dedicaremos próximamente nuestra página, y el diseño de la zona de la Puerta de Jerez. En este sector se observa como el espacio que hoy ocupan la plaza, la calle Almirante Lobo, el hotel Alfonso XIII y los Jardines de Cristina, estaban en parte ocupados por manzanas de edificios y el cauce del arroyo Tagarete. Otros detalles curiosos son el solar de la Resolana, delante de la iglesia y hospital de la Caridad y la Aduana; el postigo del Carbón, la coracha de la Torre del Oro, la Casa de la Moneda, la Universidad de Santa María de Jesús, el convento de Santo Tomás, etcétera. El segundo plano puede fácilmente compararse con el anterior y ver las diferencias. Ya está la avenida de la Constitución, posible después del derribo en 1927 del antiguo convento de Santo Tomás y otros edificios anexos; ha quedado reducida al mínimo la calle de Maese Rodrigo (Siglo XVI y 1845); el Tagarete aparece entubado (1862-1910) hasta desembocar junto a la Torre del Oro; los Jardines de Eslava fueron utilizados por el hotel Alfonso XIII (1916-1928); los Jardines de Cristina (1832) y la plaza Puerta de Jerez (1928) presentan sus actuales diseños, y del antiguo Colegio Mayor y Universidad de Santa María de Jesús (1505-1771) sólo queda la capilla. En nuestras próximas entregas ofreceremos más detalles e ilustraciones sobre el ayer y hoy de la plaza Puerta de Jerez.

SIGLO XVIII (1771): EL SECTOR EN EL PLANO DE OLAVIDE

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Miércoles 9 de Enero

SIGLO XX (1928): LOS ENSANCHES DE PRIMO DE RIVERA


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Una manzana de edificios entre las calles Maese Rodrigo, Jerez y Almirante Lobo, ocupaba la zona donde hoy están la plaza y la fuente

Puerta de Jerez hasta 1928

PLANO DE VALOR PIECHOTTA

LA PUERTA DE JEREZ EN 1928

Nicolás Salas Periodista y escritor

Continuamos explicando los orígenes de la Puerta de Jerez y aportamos documentos e ilustraciones que complementan los planos incluidos en nuestra entrega anterior, el pasado viernes. En primer lugar, tenemos el plano de situación realizado en 1991 por la profesora Magdalena Valor Piechotta, que refleja el diseño urbano que se mantuvo hasta 1928. Puede verse la desaparecida calle de Maese Rodrigo, que comenzaba en la calle Jerez, de corto recorrido y esquina a la calle Almirante Lobo, cuya acera derecha y entonces única llegaba hasta muy cerca del actual hotel Alfonso XIII, construido en los Jardines de Eslava. En la esquina con la calle San Gregorio estaba el seminario y antigua Universidad de Santa María de Jesús de la que aún se conserva la capilla (1505-1771). La segunda imagen fue captada en 1927 por el fotoperiodista Juan Barrera Gómez y sirvió para una tarjeta postal. El edificio del hotel Alfonso XIII, al fondo, aún está sin terminar. La esquina de la izquierda pertenece al edificio donde luego se edificó el actual de La Equitativa, en los primeros años cuarenta. A la derecha de la calle Maese Rodrigo número 40 y esquina a la calle Jerez número 2, estaba la cervecería de Félix Gutiérrez Barreda. Por último, hay un tranvía eléctrico de las líneas 1 ó 12, pues ambas tenían el recorrido en la dirección que refleja la imagen. Completan la perspectiva los peatones, el pavimento de adoquines de relabra y los postes metálicos que sostienen los cables del tendido eléctrico. Por último ofrecemos un fragmento de una fotografía realizada por el Ejército del Aire mediado los años veinte, donde puede observarse el espacio ocupado por los Jardines de Cristina (1832), cuya arboleda llegaba hasta la acera derecha y única de la

VISTA AÉREA ANTES DEL ENSANCHE

calle Almirante Lobo (1876). Todavía no se habían construido ni la avenida de Sanjurjo ni el hotel Cristina, ni rediseñado la zona verde. En primer plano está la manzana de edificios que ocupaba la zona donde en 1928 se construyó la actual plaza Puerta de Jerez. El chaflán frente a la calle San Fernando era la calle Jerez, con sólo los números 2 y 4, y la fachada de la derecha era la

cervecería de Félix Gutiérrez Barreda, antes mencionada. También destaca la mole del hotel Alfonso XIII y las azoteas de los edificios que hacen esquina con la calle San Gregorio. La Casa de los Guardiola, por entonces del conde de Aguiar (1891), tenía acceso por una barreduela. En la próxima entrega ofreceremos la única fotografía conocida de la fachada y

portada del Colegio de Santa María de Jesús, fundado en 1505 por el canónigo de la catedral y arcediano de Reina Maese Rodrigo Fernández de Santaella (14441509). PRÓXIMA ENTREGA:

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Rodrigo Fernández de Santaella fundó en 1505 la primera Universidad sevillana en el Colegio de Santa María de Jesús, en la Puerta de Jerez

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VENTANA GÓTICA DE LA CAPILLA

FACHADA Y PORTADA DE LA PRIMERA UNIVERSIDAD

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La primera Universidad de Sevilla estuvo en la Puerta de Jerez, en el Colegio de Santa María de Jesús, fundada en 1505 por el canónigo de la Catedral y arcediano de Reina Maese Rodrigo Fernández de Santaella (1444-1509). La fotografía que acompaña estas líneas está fechada en 1899 y procede de un libro francés titulado Impressions de l’Espagne, que se encuentra en el Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla, donde fue encontrada por la profesora e investigadora María Jesús Sanz en 1977. Muestra esta curiosa y única fotografía la fachada y portada del Colegio de Santa María de

Jesús, por entonces con vista a la calle Maese Rodrigo (1899). También se denominó calle y plazuela de la Universidad desde el siglo XVI. Desde mediados del siglo XIX, el citado Colegio fue utilizado como Seminario Conciliar. Salvo la capilla del colegio de Santa María de Jesús, hoy conocida popularmente como la capillita de la Puerta de Jerez, el resto del edificio fue demolido en los años 20, como parte del ensanche del último tramo de la actual avenida de la Constitución, por entonces rotulada de Reina Mercedes desde 1917. La portada fue trasladada al compás del convento de Santa Clara. En este edificio estuvo la primera Universidad Hispalense desde 1505 hasta 1771, año en que se instaló en la Casa Profesa de la Compañía de Jesús (Juan de Herrera, 1560) en la calle Laraña. La segunda ilustración muestra la pre-

ESTUVO EN LA PUERTA DE JEREZ

ciosa ventana de estilo gótico que da luces a la capilla mayor de la iglesia (15061520) de la Puerta de Jerez, y que actualmente nos sirve de referencia histórica para recordar que allí estuvo la primera Universidad Hispalense (1505-1771) y posterior Seminario Conciliar (18481900), establecidos en el Colegio Mayor de Santa María de Jesús (1505), fundado por Maese Rodrigo Fernández de Santaella (1444-1509). El profesor Teodoro Falcón Márquez, en Universidad de Sevilla: patrimonio monumental y artístico (1986), admite como autor de las trazas de la iglesia a Alonso Rodríguez, que fuera Maestro Mayor de la catedral y de iglesias de la diócesis (1496-1513). La capillita de la Puerta de Jerez tiene en el retablo de Alejo Fernández (hacia 1520), una tabla que representa a la Virgen de la Antigua recibiendo la maqueta del Cole-

gio, que le ofrece Maese Rodrigo Fernández de Santaella. La siguiente y última imagen es de la placa de mármol que actualmente se encuentra colocada en la fachada de la casa número 8 de la calle Maese Rodrigo, y que inicialmente estuvo en la misma Puerta de Jerez, hasta que fue derribada en 1864. La placa contiene la inscripción que comienza diciendo Hércules me edificó, Julio César me cercó de muros y torres altas, el rey santo me ganó con Garci Pérez de Vargas... En nuestra próxima entrega recuperaremos la memoria gráfica de las dos puertas de Jerez que tuvo la ciudad, la primera derribada en 1846 y la segunda en 1864, según las iconografías aportadas por Tovar y Vignier. PRÓXIMA ENTREGA:

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La Exposición Iberoamericana fue promotora de las reformas urbanas que situaron a la ciudad, con el apoyo de la Corona, en el siglo XX

Ensanche de la Puerta de Jerez Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Las fotografías que acompañan estas líneas

ilustran del panorama urbano de la actual plaza de Puerta de Jerez en los años 20, poco antes de que en 1928 se realizara el ensanche tantos años esperado, desde el último tercio del siglo XIX, y que pudo cumplimentarse con la ayuda de la dictadura del general Miguel Primo de Rivera. La población sevillana de 1928 apenas sumaba 220.000 habitantes. Desde el año anterior, el derribo de la manzana de casas de la plaza de Santo Tomás había alineado la avenida y formado una nueva calle, rotulada de Reina Mercedes desde el comienzo del proyecto, en 1917. Quedaba el último gran ensanche en la Puerta de Jerez, que puede apreciarse en la fotografía de Emigdio Mariani y Piazza, cuando aún no estaba instalada la fuente central, que ocupa parte de la zona donde estaba la manzana de casas sustituida por la plaza Virgen de los Reyes (1928-1931). A la derecha de la imagen, fuera del foco, entre las calles Almirante Lobo y Maese Rodrigo, destaca la bella traza decimonónica y “arquetípica del estilo sevillano” (Villar Movellán) de la Casa de Guardiola, construida por Andrés Parladé y Sánchez de Quirós, conde de Aguiar, en 1891. El general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja (1870-1930), que en los años 20 fue honrado por las autoridades sevillanas con el título de Hijo Adoptivo, y que tuvo calle céntrica en la ciudad antes de rotularse con su nombre una vía transversal en el Prado de San Sebastián (1943), ha sido maltratado por los gobiernos municipales presididos por Rojas-Marcos y Soledad Becerril con el silencio cómplice de los partidos de la oposición. Ambos alcaldes quitaron el nombre de su calle y el de José Cruz Conde, es decir, de dos personas que con el apoyo del rey Alfonso XIII hicieron posible la Exposición Iberoamericana (1929-1930), cuando se reformó el Prado de San Sebastián en los primeros años 90 del pasado siglo, y no atendieron las peticiones para que se recuperaran los nombres eliminados en otros lugares apropiados de la ciudad. Gracias a Miguel Primo de Rivera, como jefe del Gobierno de la dictadura (1923-1930) fueron realidades el certamen iberoamericano (1909-1929) y las reformas urbanas que dormían el sueño de los justos desde el último tercio del siglo XIX, entre ellas los ensanches que crearon las actuales avenida de la Constitución y plaza de Puerta de Jerez. El rey Alfonso XIII hizo suya las aspiraciones sevillanas y apoyó desde el primer momento el proyecto de Exposición. Políticos actuales han borrado la memoria de la historia con ingratitud.

CALLE DE JEREZ (1864-1928)

ENCLAVE DE YANDURI (1900)

En el lugar donde se alzaba la manzana que pueden ver en la imagen, ahora está la fuente de Manuel Delgado Brackembury (1929), en el centro de una gran plaza creada en 1928 y rotulada de Virgen de los Reyes. La manzana estaba rodeada por las calles de Almirante Lobo (1876), que llegaba hasta muy cerca de la esquina del Hotel Alfonso XIII; de Jerez (1864), el chaflán central, donde estaba la cervecería de Félix Gutiérrez Barreda; y de Maese Rodrigo (Siglo XVI), que enlazaba con la calle de Reina Mercedes (1927), último tramo de la actual avenida de la Constitución (1980).

Al fondo puede verse la primitiva Casa Yanduri, mandada construir por Pedro de Zubiría e Ybarra en 1900, luego restaurada en 1989 y actual sede regional del Banco de Santander. En el edificio anterior a Yanduri fue donde nació el poeta Vicente Aleixandre en 1898. A la derecha, el edificio anterior al alzado por La Equitativa en 1939.Y a la izquierda, la esquina de la calle Almirante Lobo, con el chaflán de la calle Jerez. Completan la estampa un tranvía de mulas apenas esbozado y el pavimento de grandes adoquines de Gerena. Así fue la Puerta de Jerez hasta 1928, año del ensanche gracias a la dictadura de Primo de Rivera.

ANTES QUE LA EQUITATIVA

PLAZA SIN FUENTE (1928)

Este edificio fue derribado en 1939 para construir la sede sevillana de La Equitativa. La fotografía de Juan José Serrano Gómez (Fototeca Municipal) fue realizada en 1937, cuando la casa era cuartel general de Falange Española de las JONS.

Emigdio Mariani y Piazza (Sevilla, 5 abril 1901-17 diciembre 1995) captó esta imagen de la entonces plaza de la Virgen de los Reyes a finales de 1928, cuando aún estaba en construcción la fuente central (1929) de Manuel Delgado Brackembury.


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La primitiva Puerta de Jerez fue derribada en 1846, y la segunda y última en 1864, año en el que también fueron destruidas más puertas

Las dos Puertas de Jerez Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Hubo dos Puertas de Jerez. La primera de origen árabe aparece en el primer grabado que acompaña a estas líneas, realizado por Bartolomé Tovar en 1878, basándose en dibujos anteriores, pues esta puerta fue destruida entre 1845 y 1846 por razones militares, para ampliar la anchura y permitir el paso de los carruajes utilizados por el Ejército de la época. La fotografía siguiente fue realizada en 1850 por el vizconde de Vignier, fotógrafo francés al servicio del duque de Montpensier, para el que realizó un precioso y valioso álbum con imágenes de la ciudad decimonónica que actualmente pertenece a la colección del duque de Segorbe. Esta segunda Puerta de Jerez fue construida a partir de 1846 y derribada en 1864, conjuntamente con las Puertas del Arenal, de la Carne y Real. Sin duda las cuatro puertas de la ciudad más interesantes, junto con las puertas de Triana y de Carmona, ambas destruidas en el año 1868. Otras puertas de Sevilla derribadas fueron las siguientes: de la Barqueta (1857), de San Juan (1863), de San Fernando (1868), de Osario (1868), del Sol (1871) y de Córdoba (1871). El postigo del Carbón fue derribado en 1867. El siguiente grabado que reproducimos ofrece una vista muy completa de la primitiva zona de la Puerta de Jerez. Presenta ligeras variantes con el dibujado por George Vivian y fechado hacia 1838, o quizás sea un boceto del mismo autor. El original de Vivian es muy conocido y pertenece a una colección particular. Está incluido en al menos dos obras editadas por la Fundación Fondo de Cultura de Sevilla (Focus). Primero en Iconografía de Sevilla, 1790-1868 (1991), y después en La Sevilla de los Montpensier (1997). Representa un sector urbano extramuros sometido a finales del siglo XIX y principios del XX, a radicales modificaciones urbanas que han alterado su morfología por completo. Tomando como referencia este grabado, la fuente (1929) de Manuel Delgado Brackembury puede situarse ligeramente delante de la alcantarilla que parte de la primitiva Puerta de Jerez, destruida en 1846, y salva el arroyo Tagarete. La Puerta de Jerez, reconstruida y luego derribada definitivamente en 1864, pudo estar frente a la esquina formada por la actual calle San Gregorio y los edificios de Yanduri y la Equitativa. El recorrido del cauce del Tagarete entraba desde el Prado de San Sebastián por la calle San Fernando, cruzaba la actual plaza de Puerta de Jerez y continuaba por la calle Almirante Lobo hasta desembocar junto a la Torre del Oro, donde todavía puede verse la embocadura cegada. En el grabado se aprecia la alcantarilla que salvaba el cauce del arroyo desde la Puerta de Jerez primitiva hacia la zona exterior.

PRIMITIVA PUERTA DE JEREZ

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Domingo 20 de Enero

PUERTA DE JEREZ Y ARROYO TAGARETE

ÚLTIMA PUERTA DE JEREZ


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Los Jardines de Cristina (1826-1829), creados por Arjona, y el Hotel Alfonso XIII (1916-1928), obra regionalista de José Espiau y Muñoz

Anexos de la Puerta de Jerez Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La Puerta de Jerez es naturalmente la actual plaza con este nombre desde 1980, rotulada inicialmente como Virgen de los Reyes (1928), después de Andalucía (1931), y de José Calvo Sotelo (1936). Pero la Puerta de Jerez cuenta con anexos urbanos y arquitectónicos que aumentan los valores del enclave, como la capilla de Santa María de Jesús (1505), las casas-palacio de Guardiola (1891) y Yanduri (1900-1904), edificios regionalistas (1928-1931), los Jardines de Cristina (1826-1829 y 1832), el edificio del antiguo Hotel Cristina (1929), el Hotel Alfonso XIII (1916-1928), el palacio de San Telmo (1682), y también la cercana Universidad (1954) y antigua Fábrica de Tabacos (1728-1757). Como enclave urbano la plaza de la Puerta de Jerez enlaza con la avenida de la Constitución (1928), las calles San Fernando (1757), Roma (1936), Sanjurjo (1936), Almirante Lobo (1876) y Maese Rodrigo (Siglo XVI). Arriba reproducimos una litografía de 1833, titulada Vista del Gran Salón del Paseo de Cristina en Sevilla, dedicada a la Reina nuestra señora. Es preciosa la perspectiva urbana, aunque deformada, que nos ofrece de la Puerta de Jerez, que puede verse en su primitiva arquitectura (fue parcialmente demolida en 1846 y construida de nuevo, hasta que en 1864 se derribó definitivamente). Al fondo, a la izquierda, destacan el edificio del Colegio Mayor de Santa María de Jesús, semioculto por la muralla, y la Casa Lonja. Asimismo, el cauce del arroyo Tagarete y su desagüe en el Guadalquivir, junto a la Torre del Oro (1220). La perspectiva no responde a la realidad urbana de la zona. El arroyo Tagarete marcaba el lindero con la muralla árabe, por la derecha del cauce rodeando el Real Alcázar, y con el paseo de Cristina por la izquierda, hasta desembocar junto a la Torre del Oro. La zona verde inicial del Salón, Paseo y luego Jardines de Cristina ocupaba casi el doble que la actual, limitando con la acera derecha y entonces única de la calle Almirante Lobo, cuyos edificios se construyeron entre 1864 y 1878. Parte de este acerado fue derribado en 1928 para el ensanche de la plaza. El Hotel Alfonso XIII (1916-1928), obra regionalista de José Espiau y Muñoz, se construyó en los Jardines de Eslava, ubicados junto a la Fábrica de Tabacos desde el último tercio del siglo XIX, aunque desde el siglo XVIII tuvo usos similares sin urbanizar. En estos jardines estuvo el primer teatro de Eslava, al comienzo de la segunda mitad del siglo XIX, que sería sustituido en 1887 por un nuevo teatro de verano. Éste fue el que llegó hasta 1916, cuando comenzó en ese mismo lugar la construcción del Hotel Alfonso XIII, del que reproducimos una curiosa postal de 1931.

JARDINES DE CRISTINA (1832), CREADOS POR EL ASISTENTE ARJONA (1826-1829)

PRÓXIMA ENTREGA:

Martes 22 de Enero

HOTEL ALFONSO XIII (1916-1928), OBRA REGIONALISTA DE JOSÉ ESPIAU


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El sábado se cumplieron 96 años de la muerte en loor de santidad del Beato Marcelo Spínola y Maestre, arzobispo de la archidiócesis

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Recuerdo del Beato Spínola Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Marcelo Spínola y Maestre (San Fernando,

Cádiz, 14 enero de 1835-Sevilla, 19 enero de 1906), beatificado en Roma por el Papa Juan Pablo II el día 29 de marzo de 1987, tiene fijada su festividad litúrgica el día 19 de enero, fecha de su fallecimiento en loor de santidad. Fue Don Marcelo de Sevilla, como recogió el padre José María Javierre Orta en su documentada biografía (Juan Flor, editor, Barcelona, 1963), un hombre grande en la historia de la Iglesia, siendo precisamente testimonio de humildad, de innata sencillez, que dejó escrito en su testamento que no se olvidaran de su pobreza, que no le enterraran con pompa y lujo, que no se pronunciara oración fúnebre, que no embalsamaran su cadáver ni se erigiera sepulcro en capilla alguna... El pueblo sevillano no le hizo caso. Desde mucho antes de morir en loor de santidad fue considerado hombre de Dios, y la gente paseó su féretro descubierto por la hoy plaza de la Virgen de los Reyes, entonces rotulada de Cardenal Lluch, después de que el Ejército le rindiera honores de capitán general, momento que recoge una de las fotografías que incluimos en nuestra página. El arzobispo Spínola recibió el capelo cardenalicio demasiado tarde, tanto que ni siquiera pudo a ir al Vaticano a postrarse ante el Papa. Fue un reconocimiento tardío condicionado por los odios y las envidias. Dos imágenes, quizás las últimas de su vida, recuerdan la ceremonia de recepción del birrete. Puede verse al enviado pontificio, el marqués Anticci Mattei, guardia noble del Papa Pío X, junto al alcalde de la ciudad, Fernando Barón y Martínez de Agulló; autoridades, familiares y amigos. Un día grande para los sevillanos, que nunca olvidaron el verano de 1905, cuando la hambruna trajo a los campos sevillanos la miseria y Don Marcelo de Sevilla, salió a la calle varios días para pedir limosnas para los hambrientos. Lo escribió Santiago Montoto: “Iba destocado; sobre sus hombros llevaba la capa morada de lanilla; el sol lo abrasaba; el sudor bañaba su rostro, lívido, sofocado por el calor agosteño; en los labios, su inefable sonrisa; su caminar era lento; andaba por las calles céntricas y por los barrios bajos; entraba en los palacios y bajaba a los tugurios; visitaba casinos y entraba en las tabernas. En todas partes tendía su mano esquelética pidiendo para los pobres hambrientos, y en todas partes ni uno sólo le negó el consuelo que pedía”. Murió poco después, el sábado hizo 96 años. En 1956 se abrió el proceso de beatificación, confirmado en 1987. Para los sevillanos fue santo desde mucho antes de morir, y quienes visitan la catedral pueden ver que en la capilla de los Dolores, donde está su sepulcro, casi siempre hay ramos de flores y gente rezando.

16 DE DICIEMBRE DE 1905: ENTREGA DEL BIRRETE CARDENALICIO

POSIBLE ÚLTIMA FOTO

EL OBISPO MENDIGO

ESCUDO DE SPÍNOLA

CURA DE SAN LORENZO

LOS SEVILLANOS SE VOLCARON CON SU PRELADO

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Junto con las espadañas y veletas son símbolos del cielo sevillano, con orígenes arquitectónicos romanos y árabes y recreaciones regionalistas

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Torreones o miradores ancestrales

ABADES

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El profesor Enrique Morales Méndez terminó en 1988 su tesis doctoral titulada Los cielos recobrados, aún pendiente de publicarse, como respuesta al clamor nostálgico de Joaquín Romero Murube (Los cielos que perdimos, 1964), donde por primera vez se recuperó la memoria historia de seiscientos torreones o miradores to-

AVENIDA

AVENIDA

MANUEL SIUROT

PUERTA DE JEREZ

davía existentes en esa fecha, e incluso de algunos que ya habían sido víctimas de la piqueta. El tema de la tesis fue propuesto y dirigido por el profesor Alfonso Jiménez Martín, junto con el también profesor Francisco Ortega Andrade. Un trío de enamorados de la ciudad, que rescató del olvido una de las señas emblemáticas de nuestra arquitectura y cuyos orígenes se funden con las épocas fenicia, romana y árabe, para lograr entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX, recreaciones regionalistas de extraordinaria belleza y originalidad. Es más, según el

autor de la tesis, en declaraciones al periodista Ángel Pérez Guerra (Abc, 7 agosto 1988), la imaginación de los arquitectos se tradujo en que no haya dos ejemplares iguales. Reproducimos algunos de los torreones estudiados por el profesor Morales Méndez y dos ya desaparecidos, los de las casas de Bombita, en la calle Canalejas, y del marqués de Palomares, en la plaza del Duque. Entre los aún conservados, destacan el de la Casa de los Pinelo (Siglo XVI), en la calle Abades, que pasa por ser el más antiguo de la ciudad. Este palacio estuvo a punto de

derribarse después de ser establecimiento hotelero con el nombre de Pensión Don Marcos, y fue salvado por Ramón Areces, propietario de El Corte Inglés, que lo compró y donó a Sevilla, una vez restaurado por el doctor arquitecto Rafael Manzano Martos. Siguen otras muestras representativas de torreones, como los de la avenida de la Constitución, Puerta de Jerez y Manuel Siurot.

LA PALMERA

CANALEJAS

PLAZA DEL DUQUE

PRÓXIMA ENTREGA:

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Durante más de medio siglo, los tranvías prestaron servicios especiales a los campos de Nervión, el Patronato y Heliópolis los días de partidos

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Los tranvías del fútbol Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Desde los primeros lustros del siglo XX hasta 1960, cuando dejó de funcionar el último tranvía, los días de partidos de fútbol en los campos del Sevilla F. C. y del Real Betis Balompié, la compañía organizaba servicios especiales para facilitar la presencia de aficionados. Tan decisivos eran estos servicios especiales que los clubes incluían en la publicidad de los partidos la referencia obligada de Doble servicio de tranvías al campo, para garantizarle a los aficionados tanto la ida como el regreso. Cuando sevillistas y béticos, conocidos entonces como merengues y pepinos, jugaban en el Prado de San Sebastián, los servicios habituales más utilizados eran los de las líneas 1 y 2, que tenían paradas fijas en la Puerta de Jerez y la Puerta de la Carne. También las líneas 3 y 18, que llegaban hasta el Porvenir y Eritaña, fueron muy utilizadas por los blanquiverdes cuando su equipo jugaba, primero en la Huerta de Mariana, actual plaza de América, y luego en el Real Patronato. Una vez inaugurado el campo de Nervión, en 1928, un 7 de octubre nefasto para el sevillismo porque los béticos ganaron por 2-1 en el partido inaugural, la Compañía de Tranvías puso a disposición de los aficionados la línea 17, que hacía el recorrido entre la plaza de San Fernando y la Gran Plaza, además de un servicio especial los días de partidos de fútbol. Desde julio de 1936, el Betis dispuso del estadio de Heliópolis, y entonces los aficionados contaron con los tranvías de la línea 18 que llegaba hasta Tabladilla y Guadaira. Hasta finales de los años 40, ya con el Real Betis Balompié en Tercera División, no hubo servicio tranviario hasta los entonces llamados Hoteles del Guadalquivir, y el único medio de transporte hasta Heliópolis era un precario servicio de autobuses. Los seguidores blanquiverdes sufrieron, además de siete años épicos que dieron origen al lema Viva el Betis manque pierda, las dificultades de tener que recorrer a pie largas distancias para poder asistir a los partidos de su equipo. Las fotografías recuperan la memoria gráfica de aquellos años de Servicios Especiales a los campos de fútbol. En primer término puede verse la rotonda de Heliópolis, ahora dedicada al alcalde Fernando de Parias, todavía sin urbanizar. Los tranvías formaban una larga fila que llegaba hasta la mitad de la avenida Reina Mercedes. Una fotografía de Fernando Vilches y un dibujo de Vicente Flores muestran el uso masivo de los tranvías que iban a los campos de fútbol. El cartel es representativo de una época gloriosa del club blanquiverde, sin parangón en la Liga de las Estrellas, y la portada de un semanario de humor registra la realidad sociológica del servicio tranviario de los años 20 y 30.

ACTUAL ROTONDA DEL ALCALDE FERNANDO DE PARIAS

PARTIDO EN HELIÓPOLIS

PARTIDO EN NERVIÓN

HUMOR TRANVIARIO

¡AL FÚTBOL!... ¡AL FÚTBOL!

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Domingo 27 de enero


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Junto con el magnífico Cristo de las Mieles, en el cementerio de San Fernando, las doce figuras son las últimas obras de Antonio Susillo

SEVILLA AYER Y HOY

Las estatuas de San Telmo

DE LAS CASAS

AFÁN DE RIBERA

MURILLO

ARIAS MONTANO

ORTÍZ DE ZÚÑIGA ORTIZ ZUÑIGA

LOPE DE RUEDA

MAÑARA

VELÁZQUEZ

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Antonio Susillo Fernández (Sevilla, 18 junio 1857-22 diciembre 1896), realizó en 1895 por encargo del duque de Montpensier las doce estatuas que coronan la fachada Norte del Palacio de San Telmo, realizadas en piedra artificial, motivo por el que han sufrido deterioro con el paso del tiempo. Fueron restauradas en 1983-84.

De izquierda a derecha, aparecen Fray Bartolomé de las Casas, religioso misionero; Fernando Afán de Ribera y Enríquez, mecenas; Bartolomé Esteban Murillo, pintor; Benito Arias Montano, polígrafo; Luis Daoiz y Torres, capitán artillero y héroe del 2 de mayo de 1808; Fernando de Herrera, poeta; Diego Ortiz de Zúñiga, analista; Lope de Rueda, poeta y dramaturgo; Miguel Mañara, fundador del Hospital de la Santa Caridad; Diego Velázquez, pintor; Rodrigo Ponce de León, militar y mecenas; y Juan Martínez Montañés, escultor imaginero. Casi todos

DAOIZ

HERRERA

PONCE DE LEÓN

los personajes fueron protagonistas destacados de los Siglos de Oro. Estas doce estatuas de Antonio Susillo son consideradas como sus últimas obras, junto con el magnífico Cristo de las Mieles, en el cementerio de San Fernando, y algunas de ellas tienen réplicas en otros lugares de la ciudad, casos de Daoiz en la plaza de la Gavidia (1889), de Velázquez en la plaza del Duque (1892), y de Mañara en el jardín del Hospital de la Santa Caridad (1902), realizadas las tres por el mismo escultor. También Montañés y Murillo tienen réplicas en las plazas del

MONTAÑÉS

Salvador (1924), obra de Agustín Sánchez Cid, y del Museo (1864), realizada por Sabino de Medina. Por último, Fray Bartolomé de las Casas cuenta con otro monumento en la orilla del Guadalquivir (1984), junto al puente de Triana, obra de Emilio García Ortiz. Antonio Illanes dijo que las doce esculturas de San Telmo estaban hechas con vivencia y la gracia de un Carpeaux. PRÓXIMA ENTREGA:

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En su monumento (1966) nunca faltan las plegarias y los ramos de los macarenos donantes de flores del antiguo Mercado de la Encarnación

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¡Sor Ángela, qué ‘Negrita’! Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Hoy se cumplen 156 años del nacimiento de la Beata Ángela de la Cruz, santa sevillana según el pueblo desde antes de morir el día 2 de marzo de 1932. Las fotografías recuerdan su casa natal, en la antigua plazuela y hoy calle de Santa Lucía, reliquia que las Hermanas de la Cruz cuidan. También el monumento inaugurado el día 6 de enero de 1966 por el cardenal Bueno Monreal, obra de Antonio Gavira. En enero de 1946, el día 30, se conmemoró el centenario del nacimiento de Sor Ángela de la Cruz Guerrero y González, catorce años después de su muerte en loor de santidad. La Real Academia Sevillana de Buenas Letras se unión a la conmemoración de la efemérides con una velada académica y la edición de un número extraordinario de su boletín, el número 73 fechado en abril-junio del citado año. Intervinieron el director de la Corporación, José Mariano Mota Salado, Juan Rodríguez Mateo, José Sebastián y Bandarán, Moisés Rodríguez Álvarez, Alfonso Torres, Fernando de los Ríos y Guzmán, y Rafael Laffón Zambrano, quien leyó su Romance sevillano de la santidad de Sor Ángela, que reproducimos como colofón de nuestro recuerdo con motivo del CLVI aniversario de su nacimiento. Dice así: “De la santidad ¿quién dijo, / Señor, que no tiene patria? / Son las alas para el Cielo, / para el pueblo las entrañas. Por las calles de Sevilla, / pasito a paso, una Santa, / del Salitre al Baratillo, / del Berrezuelo a Triana. / Fue pueblo -salió del pueblo-, / y entre el pueblo está a sus anchas. Corrales de cien vecinos, / tragedias de alcoba y sala... / y el hospital, y una piedra / donde la sangre se cuaja. Para la pena, penita, / con qué buen ángel, Sor Ángela: / –Hermana, se muere el niño... / –Se muere mi madre, Hermana... Junto al cabezal sombrío, / una estrella desvelada... / Y oración y agua bendita... / Y escobas y agüita clara. Y el enfermo sana o muere; / mas sana o muere en su cama. ¡Sor Ángela, qué Negrita! / (Trabaja que te trabaja...) / Carmines de aljofifado, / añil de ropa calada, / alhucema en el hornillo, / albegado en la casa, / cocinita y su puchero, / ventanita y su albahaca. Cuánta Cruz –la Cruz fue de ella–, / para su pueblo, qué gracia. Corrales de cien vecinos, / tragedias de alcoba y sala. / Sevilla, Santa en Sevilla / la Macarena y Triana...Santidad de hogar con fuego, / con hierbabuena y cal blanca.”

PLACA INFORMATIVA

CASA NATAL EN 1914

PERENNE RECUERDO

LA COCINA DE MADRE ANGELITA

DOBLE LAVADERO

CASA NATAL EN 2000

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El profesor José Antonio Calderón Quijano realizó el más completo catálogo científico de las espadañas sevillanas de todos los tiempos

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Cuando suenan las esquilas

SANTA INÉS

SANTA CLARA

SAN CLEMENTE

SANTA PAULA

SAN PABLO

CAPILLA SAN JOSÉ

SAN JACINTO

SAN JUAN DE LA PALMA

Nicolás Salas Periodista y escritor

Las espadañas de Sevilla (Diputación, 1982), del profesor José Antonio Calderón Quijano, fallecido sin que la ciudad oficial le haya hecho justicia correspondiendo a los muchos servicios prestados por amor a la ciudad que adoptó como patria chica, realizó el más completo catálogo disponible de las espadañas de Sevilla, con más del centenar de ejemplares. Un

trabajo que le llevó un cuarto de siglo de investigaciones. La obra del profesor Calderón Quijano relaciona cronológicamente las espadañas desde el siglo XIV al XX, clasificadas por centurias, arquitectos y maestros de obras, alarifes, por estilos arquitectónicos y número de cuerpos y vanos, por localización urbana, acompañado por una extensa iconografía histórica y contemporánea de sus investigaciones, con fotografías realizadas por él mismo. Un libro magnífico donde hasta el colofón es una muestra de sevillanía propia de la familia Quijano Benjumea y su devoción por la

Beata Sor Ángela de la Cruz. El libro añade un plano anexo de la ciudad del siglo XVII (Otaisa, 1975), con la localización de las espadañas y collaciones. Una obra maestra y única que debe ser reeditada y difundida. En la introducción, el autor se apoya en Adeline para definir la espadaña como la más sencilla forma de campanario, consistente en una o más arcadas, donde están las campanas, y termina en un piñón. La costumbre de colocar espadañas en edificios religiosos se inició en el siglo XII, y alcanzó su máximo apogeo tanto en España como en el resto de Eu-

ropa en el siglo XIV. Para valorar las espadañas sevillanas, el profesor Calderón Quijano estudió a los poetas Alejandro Collantes de Terán y Joaquín Romero Murube, de nuestro siglo XX, y también a su muy admirado y compatriota Bernardo de Balbuena, poeta mexicano de la Nueva España del siglo XVII, que las vio llegar de la Península y enriquecer la arquitectura religiosa hispanoamericana. PRÓXIMA ENTREGA:

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Estampas costumbristas recuperadas por el fotoperiodista sevillano Juan Barrera y el editor catalán Canet, en un anuario-álbum (1907)

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Coches de caballos del 900 Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los medios de transportes públicos de los ciudadanos de la última década del siglo XIX y primeros lustros del XX, eran fundamentalmente de tracción animal. Los tranvías de mulas iniciaron sus servicios pocos años antes (1887), y fueron conocidos como “Ripper”. En 1895, una vez fundada la Compañía Sevillana de Electricidad (1894), comenzaron a funcionar los primeros tranvías eléctricos. Al principio mantuvieron los itinerarios anteriores, con sólo cuatro líneas, todas iniciadas en la plaza de la Constitución (San Francisco), con destino a la Macarena, la Puerta de Osario, Triana y La Calzada. Desde comienzo del siglo XX, hubo varias empresas de coches de caballos heredadas de la centuria anterior, que modernizaron sus parques de vehículos. Fueron muy populares la Cochera Sevillana de José Pazos Borrero, que tenía sus talleres en la calle Industria (actual Menéndez Pelayo), la cochera en la calle Zaragoza y la parada en la calle Rioja; y la empresa de origen francés de Antonio Laverán y Mandement, con sedes en las calles Trajano, Amor de Dios y Tarifa. Hubo varias más, pero Pazos y Laverán coparon el mercado de coches de lujo. Y además ambas empresas tenían un largo historial mercantil e industrial, pues tanto Pazos como Laverán se fundaron mediado el siglo XIX, los años 1869 y 1859, respectivamente. Pazos indicaba en su publicidad que era proveedor de S. A. la Serenísima Señora Condesa de París; del Casino Sevillano; del Nuevo Casino; del Círculo de Labradores, etc. Los precios de los servicios eran de tres pesetas por hora con coches de un solo caballo, y de una cincuenta pesetas la carrera normal dentro del casco antiguo. Los domingos y festivos se ajustaban precios convencionales, y asimismo se contrataban abonos para toda clase de carruajes de uno y dos caballos, bien por temporadas, por años y por festividades. Ofrecía coches de lujo para la ciudad y otros propios para caminos, tipo diligencias con cuatro o seis caballos. Por su parte, Laverán fue un adelantado en la oferta de coches automóviles, carrozados en sus talleres de coches de caballos, simultaneando ambos servicios de transportes públicos de alquiler. Una de las fotografías que añadimos muestra la salida de coches de dos caballos con cochero y ayudante, de la Cochera Sevillana de Antonio Pazos. Este tipo de coche cerrado, con las cortinillas echadas, era muy usado por los hombres con

COCHERA SEVILLANA DE JOSÉ PAZOS

COCHERA DE ANTONIO LAVERÁN Y MANDEMENT

queridas. La otra imagen reproduce la publicidad de Laverán, con dos modelos de automóviles carrozados en sus talleres, una nave de la cochera de mylords y otro de lujo con dos caballos, cochero y lacayo. PRÓXIMA ENTREGA:

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Gran Britz, fundado en 1945, resultó en 1950 con todos sus espejos rotos por un toro desmandado que arremetió contra su propia imagen

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Los cafés del sector Sierpes Nicolás Salas Periodista y escritor

Escribió Manuel Ferrand en su precioso libro Calles de Sevilla (Planeta, 1976) y antes se lo escuchamos decir muchas veces en las tertulias de la Redacción de Abc, que Sierpes es una calle con olor a café con leche recién hecho. Y era verdad, porque la calle más universal de nuestra ciudad tuvo en ella misma y sus alrededores más próximos los cafés más populares y vinculados a los mil y un acontecimientos sociales, políticos y costumbristas de la segunda mitad del siglo XIX y la primera de la centuria anterior. Otro compañero, Julio Martínez Velasco investigó a fondo el historial de los cafés en su libro imprescindible titulado Paseo por la Sevilla del 98 (Editorial Castillejo, 1989), recopilando parte de la abundante hemerografía sobre el tema, que incluye autores como José Muñoz San Román, José Andrés Vázquez, José Mas, Joaquín Romero Murube y otros anteriores. La nómina de cafés del último tercio del siglo XIX incluye en la calle Sierpes los establecimientos Nuevo Mundo, de Quesada y Burballa; Central, de Andrés Brieva, que daba a tres calles, Sierpes, San Acacio (actual Pedro Caravaca) y O’Donnell; Suizo, de Salis y Compañía, que daba a Sierpes y Cuna; Pasaje de Oriente, de Martínez Besada, que daba a Sierpes, Jovellanos y Mantero; de Emperadores, de Francisco Morales Bermejo, que daba a Sierpes y Gallegos (actual Sagasta); Madrid, heredero de otros muy anteriores y que le daban el decanato, que aún mantiene, pues a principios del siglo XIX fue Café Cabeza del Turco y después El Europeo y Universal. Y otros establecimientos similares muy cercanos, como los situados en Santa María de Gracia, el Café Witman; la plaza de la Campana, los cafés Galíndez y Bolaño, ambos titulados con el mismo nombre de la plaza. Pronto se uniría a ellos el Gran Café de Paris (1905). Muy cerca de Sierpes, en la esquina de las calles Tetuán y Granada, estuvo el Café de la Perla, de Manuel Díaz Villegas, establecimiento legendario junto al Emperadores antes mencionado; el Nacional, que dada a las calles Sierpes y Velázquez, el Royal, el Suizo Chico, en calles Sierpes y Rivero, en los primeros lustros del siglo XX. Años después se fundó el Café la Perlita en la esquina de las calles Granada y General Polavieja, en el local donde en los años 80 se trasladó la librería de la Viuda de Tomás Sanz. También la Punta del Diamante, en la calle Alemanes y avenida de la Constitución, fue café de tertulias como la mantenida por Santiago Montoto, y en la esquina de las calles Tetuán y Rioja estuvo el último café de leyenda, el Gran Britz, fundado en 1945, y que en 1950 resultó con todos sus espejos rotos por un toro desmandado que arremetió contra su propia imagen. ■

CAFÉ DE LA PERLA

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CAFÉ CENTRAL


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Existen referencias del Instituto Geográfico, colocadas en las primeras décadas del siglo XX, que señalan la altura media sobre el nivel del mar

Placas que marcan la altitud

ALMIRANTE APODACA

PLAZA DEL MUSEO

AVIÓN CUATRO VIENTOS

FÁBRICA DE CAÑONES

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Aunque no se conservan todas las placas que fueron colocadas en nuestra ciudad por el Instituto Geográfico y Estadístico de España en las dos primeras décadas del siglo XX para indicar la altitud de Sevilla sobre el nivel medio del mar Mediterráneo en Alicante, existen todavía algunas visibles por estar colocadas en fachadas con vistas a la calle, y otras menos conocidas por encontrarse en zonas interiores de edificios públicos. Son los casos de las placas colocadas dentro de la Torre del Oro y del Real Alcázar, donde consta su existencia. Otra placa estaba en la fachada del desaparecido colegio de los Escolapios, en la plaza de Ponce de León, cuyo paradero no conocemos.

PLAZA NUEVA

Las fotografías que acompañan estas líneas recuperan la memoria gráfica de las placas situadas en la Plaza del Museo, en la fachada del Museo de Bellas Artes; en la Real Fundición de Cañones, vulgo Fábrica de Artillería en la avenida de Eduardo Dato; en la fachada de los antiguos Juzgados en la calle Almirante Apodaca, hoy dependencias de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento (Archivo Histórico y Hemeroteca y Fototeca Municipal); en dependencias vinculadas al Parque de Artillería como la Pirotecnia en la avenida de Cuatro Vientos, cuyo paradero se desconoce después de las obras allí realizadas; y en la fachada principal del Ayuntamiento en la plaza Nueva. Todas estas placas señalan alturas de 13,4 metros, 11,7; 13,4; 10,6 y 9,1 metros de altitud, respectivamente. Dejamos abierta la investigación por si algunos de nuestros lectores pueden aportar más detalles de otras placas que puedan existir en nuestra ciudad. Pueden comunicarse con no-

sotros en el teléfono 696 41 83 61 y en el correo electrónico nicolas@salas.net. Y no sólo deseamos conocer la existencia de otras placas del Instituto Geográfico y Estadístico, sino que también trabajamos en el inventario de placas indicativas de las alturas alcanzadas por las numerosas riadas sufridas por la ciudad, asunto al que ya nos hemos referido en varias ocasiones y que sigue sin cerrarse. Como complemento del tema central de nuestra página, añadimos la placa indicativa de la calle Cruz Verde, sin duda singular en nuestro nomenclátor, realizada en azulejos trianeros, y que se encuentra en la fachada de la casa que hace esquina con la calle Feria, obra del arquitecto regionalista José Espiau y Muñoz. Las confusas noticias sobre el origen de este gran arquitecto las podemos aclarar gracias a los informes de Amelia Segovia Espiau, quien nos asegura que nació en Sevilla el día 14 de noviembre de 1879, y murió también en nuestra ciudad el día 7 de mayo de 1938.

CRUZ VERDE PRÓXIMA ENTREGA:

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La labor del Opus Dei a favor de la familia y la juventud sevillanas es espléndida, sobre todo por la formación integral de las mujeres

El valor del trabajo bien hecho Nicolás Salas Periodista y escritor

Josemaría Escrivá de Balaguer (Barbastro, 9 enero1902-Roma,26junio1975),fundadordel Opus Dei (2 octubre 1928), beato de la Iglesia Católica (17 mayo 1992) y futuro santo al cumplirse el centenario de su nacimiento, tiene presenciaactivaenladocenciayformaciónintegral de la juventud de nuestra ciudad desde hace medio siglo. Fundaciones del Opus Dei son los colegios mayores Guadaira (1946), Almonte (1966) y Alborán (1974), el Colegio Altair (1967), los centros de formación femenina Albaydar (1954) y Ribamar (1969), los clubes Palmera, Tarfia y Arquero, y sacerdotes de la Prelatura rigen la Iglesia del Señor San José. Todos tienen un mismo objetivo: descubrir el valor del trabajo bien hecho como camino de salvación, con especial atención a la familia y la juventud. En marzo de 1995, poco después de cumplirse los cuarenta años de la fundación de Albaydar, escribimos: “Ahora mismo, en la Sevilla con un pie en el siglo XXI, parece normal que existanescuelasdedicadasalaformaciónprofesional de la mujer. Pero en 1954, hace ahora cuarenta años, pensar en la profesionalización de la mano de obra femenina, sobre todo más allá de las actividades ancestrales, era una aventura, iniciativa poco común. Diríamos que un pecado gravísimo... Para algunos ya estaba bien conque aprendieran a leer, escribir y las cuatro reglas... Pero las mujeres del Opus Dei no pensaban así y fundaron Albaydar. Entonces era un sueño la formación profesional adecuada para optar a puestos de trabajo cualificados en la empresa,lasAdministracionesPúblicasylaUniversidad,quedandoestérilesmuchostalentosyrestringidas sus aportaciones a la economía. Cuando nació Albaydar por iniciativa de un grupo de mujeres del Opus Dei, se unieron varios objetivos. Es cierto que el principal era formar profesionalmente a la mujer para trabajar en la secretaría de dirección de empresas, pero también se trataba de lograr una formación integral de la mujer, como persona, para hacerla partícipe de la vida social sin barreras culturales. Después de Albaydar vinieron Altair y Ribamar, y hay que recordar, que no fueron fáciles sus comienzos, y que recorrer un camino de más de treinta años ha supuesto muchos esfuerzos, porque siempre pusieron el rigor docente y la formación moral paralela, por encima de los intereses mercantiles. Albaydar, Ribamar, Altair..., son realidades espléndidas, aleccionadoras, frutos de la imaginación, de auténtica conciencia cristiana, de talento, de trabajo bien hecho. Y hay que decirlo bien alto: de amor al prójimo. Y de valentía para enfrentarse a un entorno social difícil, incomprensivo y muy poco tolerante.

1972: ÚLTIMA VISITA DE ESCRIVÁ DE BALAGUER A SEVILLA (COLEGIO MAYOR GUADAÍRA)

1943: EN EL REAL ALCÁZAR CON MARTÍNEZ FOSSET

1957: CON BUENO MONREAL Y PORTILLO EN ROMA


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El fotoperiodista y artista fotógrafo de Canal Sur ha seleccionado rostros que son protagonistas consagrados del flamenco histórico

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Antología de Paco Sánchez Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Paco Sánchez, de Dos Hermanas, impuso una manera personalísima de hacer periodismo radiofónico al filo de la medianoche, con su voz de registros hechizantes, enganchando oyentes y haciendo escuela radiofónica, cuando ya se mascaba el tardo franquismo de finales de los años sesenta y primeros setenta, y la juventud inquieta y expectante miraba, escuchaba y soñaba con la moderna música anglosajona y su mundo atrevido, renovador y anhelante de progreso y libertades. ¡Aquél Paco Sánchez en sus inicios! Y encima desde los micrófonos de La Voz del Guadalquivir, que era una emisora modesta del imperio sindicalista vertical dirigida por César del Arco, o sea, el falangista joseantoniano Manuel Benítez Salvatierra, siempre en el filo de la navaja con la censura, un periodista de frontera que fue encarcelado por el gobernador civil vocacional de camisa blanca, donjuanista activo casi a cara descubierta desde el Círculo Cultural Jaime Balmes, y jefe provincial del Movimiento a palos, Hermenegildo Altozano Moraleda. El poncio lo mandó de un plumazo a la cárcel por decir las verdades del barquero en el diario Pueblo cuando la tragedia por él anunciada del Tamarguillo. Un gobernador civil que, por primera y única vez en el franquismo fue desautorizado política y administrativamente por el Tribunal Supremo, que dio la razón al periodista maltratado gracias al oficio jurídico del letrado Eugenio Garrido Valero, ex concejal y, para mayor subrayado público, de la Comunión Tradicionalista. Y Paco Sánchez, de testigo de aquellos tiempos del Tamarguillo. Un Paco Sánchez fotoperiodista de raza y artista fotógrafo de infinitas sensibilidades, con la imaginación más veloz que sus manos, capaz de aprovechar hasta los máximos recursos de la técnica digital fotográfica; voz de los orígenes de la radio musical cuando aún no se había impuesto el bacalao, y primer disc jockey a la americana como dice Félix Machuca; un Paco Sánchez archivero gráfico de los intérpretes del cante, el baile y el toque flamencos, que José Luis Ortiz Nuevo y Paco Correal dicen que han sido captados y coloreados en sus espectros artísticos, o sea, haciendo visible lo que por esencia es invisible, las razones íntimas del arte flamenco. Paco Sánchez, artista polifacético, acaba de publicar un libro titulado Nueva savia del flamenco editado por Canal Sur, que son retratos con alma, según Alberto Galán, y que el autor define como una colección de rostros jóvenes y expresiones de quienes formarán seguramente parte de la historia del flamenco. Para Diario de Sevilla, Paco Sánchez ha seleccionado otros rostros de su archivo que ya son protagonistas consagrados y que ilustran nuestra página. Nueve estampas irrepetibles.

FÉLIX DE UTRERA

FERNANDA DE UTRERA

JUANITO VALDERRAMA

NIÑA DE LA PUEBLA

LUIS CABALLERO

MATILDE CORAL

TÍA JUANA DEL PIPA

TÍO GREGORIO

ANTONIO MAIRENA

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Aurelio Murillo Casas fue ‘apóstol’ de Triana, ‘alcalde’ defensor del arrabal y una persona que hizo el bien a manos llenas entre los pobres

Memoria de Aurelio el boticario TARDÓ DEMASIADO

La propuesta de rotular una placita con el nombre de Concejal Aurelio Murillo fue aprobada por el Ayuntamiento en 1976. ¡Y tardaron más de veinte años en cumplimentarla! La Peña Trianera, desde su presidente, José Romero, hasta el último directivo y socio, se propusieron no parar hasta conseguir este anhelo de los trianeros, cumplido a finales de los años 90. La plaza trianera con el nombre de Aurelio Murillo Casas, está en la esquina que forman las calles Pagés del Corro y Farmacéutico Murillo Herrera.

Nicolás Salas Periodista y escritor

Hace más de un cuarto de siglo que murió Aurelio Murillo Casas, y sigue perenne el recuerdo de este sevillano trianero ejemplar, al que el Ayuntamiento tardó más de veinte años en cumplir el acuerdo capitular de rotular una calle con su nombre, y que lo hizo, al fin, después de infinitas peticiones de quienes no olvidaron nunca su hombría de bien. Y eso que fue concejal (1966-1970) cuando dedicarse al bien común ciudadano costaba el dinero. Le concedieron la Cruz de Beneficencia por petición popular, fue “el mejor feligrés y el más insigne bienhechor de la caridad parroquial”, según testificó José María Arroyo, párroco de Santa Ana. Aurelio el boticario para los trianeros, pobres o ricos. El paño de lágrimas siempre dispuesto a servir a los demás con espíritu cristiano más allá de lo razonable, hasta la imprudencia, sin respeto humano, confiando siempre en la Divina Providencia, como bien sabe su viuda, Gregoria Taravillo Piquera, Goyita para los trianeros, que fue su compañera fiel y compartió y apoyó los secretos del confesionario en que convirtió la rebotica de la farmacia de la plaza del Altozano. Hace veintisiete años que murió Aurelio Murillo y la gente lo recuerda con cariño, gratitud, admiración, con alegría de que al fin tenga una plaza en Triana que perpetúa su memoria. Hace varios años, un grupo de trianeros recogió más de 3.000 firmas. Para recordar la memoria histórica de Aurelio Murillo haría falta un libro, una biografía que debería ser escrita ya mismo para evitar que se pierdan tantos testimonios de sus contemporáneos, de quienes tuvieron oportunidad de conocerle y de recibir, siempre en silencio, sus ayudas de todo tipo. El tiempo no perdona y cada vez quedan en el olvido más circunstancias vitales de aquel hombre extraordinario que se distinguió por su amor a Triana y a sus convecinos. Triana fue para Aurelio Murillo la razón de ser de su vida social, y hasta puede afirmarse que, por amor a Triana y a los trianeros, condicionó su propia vida familiar y profesional. En su diccionario

TERTULIANOS DE LA REBOTICA

Aurelio Murillo aparece el primero por la derecha, de pie, junto a un grupo de trianeros históricos: Antonio García Celis, Francisco Adame, José Estévez, José Osorio, Antonio Conradi, José Vázquez, Isidoro Giménez, todos de pie; sentados, José Cembrano, Artemio Martín, Francisco García Corona, Ángel Dorado y Manuel Ávila; y agachados, Miguel Veguilla y Luis Murillo. Estos y otros trianeros fueron asiduos de las tertulias de la Peña Trianera y de la rebotica de la Farmacia de Santa Ana. DE TRIANA CONFESONARIO DE TRIANA

El actual edificio de la Farmacia de Santa Ana fue construido en 1912-13 por el arquitecto regionalista José Espiau y Muñoz, sobre el solar de la casa en que se fundó este establecimiento por Francisco Murillo Hernández. Aurelio Murillo nació en el nuevo edificio el año de su construcción. particular no existían las palabras “no” ni “imposible”: nadie que se acercara a su farmacia de la plaza del Altozano en petición de ayuda salía con las manos vacías, y todos los que buscaran comprensión para sus problemas, llenaban su corazón de esperanza. Fue el apóstol de Triana, un permanente testimonio de ejemplaridad, de práctica consecuente de la espiritualidad, según el Himno de la Caridad paulina; es decir, no movió un solo dedo sin amor a Dios, sin ver a Jesucristo en sus semejantes. ¡Qué alegría escuchar a personas maduras recordar a Aurelio Murillo con gratitud! Todos tienen una anécdota que contar, todos fueron sus amigos y todos procuran que sus hijos no olviden al hombre bienhechor.

Aurelio Murillo Casas (Sevilla, 14 de diciembre de 1913–11 de septiembre de 1975), Cruz de Beneficencia a petición popular, fue portavoz de Triana en la defensa del Guadalquivir, cuando el aterramiento de Chapina, y del puente de Isabel II cuando quisieron derribarlo. Concejal, cofrade, modelo de político de barrio. Los Murillo fueron gente que se ganaron el corazón de los trianeros desde casi mediados el siglo XIX. El fundador de la farmacia de Santa Ana, en 1868, Francisco Murillo Hernández, tuvo en su hijo Enrique un digno continuador, una calle –la de Farmacéutico Murillo Herrera– perpetúa la memoria del humanista trianero. Ahora le ha tocado el turno a Aurelio, nieto e hijo de trianeros insignes, hombre que dedicó su vida a querer a los más desvalidos. Y siempre sonriente, humilde. Ésa ha sido la herencia intangible y el ejemplo recibidos por su viuda e hijos, Bernardo y María Luisa, ya que el primogénito, Aurelio, falleció. PRÓXIMA ENTREGA:

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La CGT-A reivindica la memoria histórica de los miles de condenados a trabajos forzados que construyeron el canal del Bajo Guadalquivir

Los presos-esclavos del canal Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Las Colonias Penitenciarias Militarizadas fueron creadas en septiembre de 1939, y regularon la situación de los prisioneros de guerra y de los condenados a trabajos forzados durante la contienda. Antes existieron en la provincia de Sevilla varios campos de concentración, como los de Guillena, La Rinconada, El Ronquillo y Peñaflor, y quizás algunos más, pero al término de la guerra, el personal que debió de continuar realizando trabajos forzosos fue concentrado en la finca La Corchuela, del término de Dos Hermanas, desde septiembre de 1939. En esta finca se levantaron tiendas de campaña militares, y también en terrenos próximos a Heliópolis, mientras se edificaban los barracones del campo de concentración definitivo, que estuvo en activo hasta 1950, si bien se mantuvo doce años más. Este nuevo campo se localizó en la zona llamada de Los Merinales, cerca de Bellavista y de La Corchuela, y fue abierto en 1944. El campo de concentración de Los Merinales, junto a la autovía de Dos Hermanas, tuvo varios poblados dependientes, como El Puntal, en la Isla Mayor (Villafranco del Guadalquivir) y Arenoso, en el término municipal de Los Palacios y Villafranca. La Confederación General de Trabajadores de Andalucía reivindica desde hace años la memoria histórica de estos hechos. Durante la permanencia en La Corchuela y Los Merinales, los presos trabajaron preferentemente en la construcción del canal del Bajo Guadalquivir, obra hidráulica de gran valor para la transformación en regadío de una amplia zona de la Campiña de Sevilla. Después de 1950, muchos ex presos continuaron trabajando en las obras en régimen normal laboral, y gran parte de ellos fijaron su residencia en Bellavista, Dos Hermanas y Los Palacios y Villafranca. Otros, sobre todo los procedentes del Norte, volvieron a sus lugares de procedencia. Durante los años de guerra, presos de la zona Norte venían a Sevilla, Córdoba, Huelva y Cádiz para realizar trabajos de recolección en el campo. El censo habitual de presos en Los Merinales fue de unos 750, si bien en algunas épocas superó los 1.200 y en conjunto pudo sumar 10.000. La mayoría de los ex presos que trabajaron en las obras del canal guardan buenos recuerdos de algunas personas que ocuparon puestos de responsabilidad en el campo de concentración, por la ayuda que prestaron a los presos y por la humanidad de su comportamiento en general, según nuestras investigaciones para el libro Sevilla fue la clave (1992). Son los casos, entre otros muchos, del cura de Los Palacios, Manuel Valencia Alarcón; del sargento de la Guardia Civil, Rafael Méndez; del primer oficial del Ayuntamiento de Los Palacios, Miguel Ruiz, y del comandante-jefe del campo, Tomás Valiente García.

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 20 de Febrero

PROYECTO FARAÓNICO PENDIENTE DESDE EL SIGLO XIX

CGT de Andalucía tuvo la iniciativa de recuperar la memoria histórica social de las actividades de las Colonias Penitenciarias Militarizadas, fijando su primer objetivo en los presos que en régimen de trabajos forzados construyeron el canal del Bajo Guadalquivir, un proyecto pendiente desde principios del siglo XIX y que puso en regadío unas 8.000 hectáreas y proporcionó valores añadidos a la agricultura sevillana. Unos 10.000 presos políticos pasaron por Los Merinales entre 1939 y 1950, continuando hasta 1962 en régimen laboral normal.

LOS MERINALES, BASE DE LAS COLONIAS PENITENCIARIAS

Hasta 1990 existieron en Los Merinales restos de los barracones utilizados por los presos del canal. El profesor Antonio Miguel Bernal dirige los trabajos de investigación de la Universidad Pablo de Olavide y la Fundación El Monte patrocina un ciclo de cuatro conferencias, para recuperar la memoria histórica y valorar los resultados positivos que el canal del Bajo Guadalquivir aportó a la economía sevillana. Queda pendiente de fijar el uso que Dos Hermanas dará a los terrenos de Los Merinales, donde la Confederación General de Trabajadores de Andalucía pretende instalar un centro de interpretación y museo histórico.


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Entre las canciones más significativas del periodo autárquico (19391954), hay cinco del sevillano Rafael de León y Arias de Saavedra

Coplas visadas por la censura

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los textos de canciones visadas por la cen-

sura que reproducimos en nuestra página, procedentes del archivo de Diego Lencina, reflejan las realidades sociopolíticas vividas como consecuencia de la Guerra de España (1936-1939), cuando el poder establecido por el nuevo Régimen entregó a la Iglesia Católica el control moral de las actividades relacionadas con las enseñanzas en todos sus ciclos, la cultura, el ocio y el costumbrismo con el objetivo de recristianizar a una sociedad que había sufrido durante los dos primeros tercios del siglo XX unos avatares excepcionales que le habían llevado al caos de la caída de la monarquía alfonsina, de la II República, del Frente Popular, de la Guerra Civil y de una larguísima posguerra. Fue el tiempo del nacional catolicismo que llevó a sus últimas consecuencias, salvo excepciones, los discutibles postulados de la Campaña Nacional de la Decencia, y que Dionisio Ridruejo denunció como el tiempo desgra-

ciado en que parte de la Iglesia Católica tiranizó a la sociedad española y provocó en las generaciones que la sufrieron un rechazo eclesiástico nunca superado y base de la indiferencia religiosa posterior. La canción, como el teatro y la cinematografía, incluso los espectáculos circenses, no se libraron de la censura antes, durante y hasta de las represalias después de ejecutarse. La copla fue en todos los tiempos cauce de expresión popular. Ángel Rodríguez Valdés, en Coplas de la decadencia española (Contubernios y cachondeos de la España del siglo XIX), recopiló una curiosa antología de textos utilizados por el pueblo para satirizar, para explayarse, ante las desazones morales y pesadumbres provocadas por Fernando VII (Las espadas proclamaron / a un mal rey, ¡rey absoluto!); los abusos de algunos eclesiásticos (...y los serviles volvieron / a encarcelar la alegría), y los episodios políticos que jalonaron la centuria decimonónica. Sobre la copla del siglo XX hay numerosa bibliografía, y nos apoyamos en la síntesis de Manuel Vázquez Montalbán contenida en su Cancionero general del franquismo (1939-1975), en sus ediciones de 1972 y 2000, para valorar los contenidos de

las varias etapas estudiadas, como las canciones nacionales, testimoniales y sentimentales, en dos épocas básicas (19391954 y 1955-1975), seguidas por el cancionero temático donde la religión y el erotismo tuvieron significados influyentes en la convivencia, el consumismo, las actitudes juveniles, la familia, el pancismo, el machismo y el feminismo. De las decenas de miles de canciones registradas, Manuel Vázquez Montalbán selecciona sólo cinco como significativas por su utilización popular para expresar sentimientos de una época, y de ellas cuatro fueron escritas por Rafael de León, y otra, La guapa (1944) por Ochaíta y Valerio. Nosotros añadimos otra canción de León, Ojos verdes (1935). El repertorio seleccionado por Vázquez Montalbán, lo forman: No te mires en el río (1940), Tatuaje (1941), A la lima y al limón (1941) y Romance de la otra (1943). Unas canciones que sufrieron los rigores morales de los censores, y obligaron a Rafael de León a cambiar versos luego restituidos. Rafael de León y Arias de Saavedra (Sevilla, 6 febrero 1908-Madrid, 9 diciembre 1982), es considerado por los estudiosos de

su obra, y también por Antonio Burgos, el poeta popular más importante del siglo XX. El libro titulado Poemas y canciones de Rafael de León, suma ya tres ediciones revisadas y aumentadas entre 1989, 1994 y 1997, publicadas por Alfar y escritas por Josefa Acosta Díaz, Manuel José Gómez Lara y Jorge Jiménez Barrientos. Precisamente la última entrega añade un Índice selecto de temas y motivos amatorios escrito por el profesor Antonio Ramírez de Verger, latinista, actual rector de la Universidad de Huelva, que hubiera hecho las delicias de los censores, por las pista aportadas. A Rafael de León, poeta excepcional, los concejales comunistas y socialistas le negaron el título de Hijo Predilecto de Sevilla, propuesto por el entonces alcalde andalucista Luis Uruñuela, como oportunamente recordó Antonio Burgos (El Mundo, 5 marzo 2000) al cumplirse el decimoctavo aniversario de su muerte. Así desagradeció la Sevilla oficial a quien durante su vida siempre la tuvo en sus labios. PRÓXIMA ENTREGA:

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Mañana se cumple el sesquicentenario de la inauguración del puente de Isabel II, vulgo de Triana, que sustituyó al puente de barcas (1171)

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681 AÑOS DESPUÉS, POR FIN UN PUENTE DE HIERRO ENTRE SEVILLA Y TRIANA

Durante 681 años, el puente de barcas sobre el Guadalquivir fue testigo de los más trascendentes acontecimientos históricos sevillanos, con tres épocas básicas durante los siglos XII, XIII y XVI-XVII. La apertura del puente de barcas en 1171 impulsó el desarrollo de la socioeconomía de Triana, el Aljarafe y la Sierra Norte de la provincia. El puente fue uno de los símbolos del periodo almohade y contemporáneo del acueducto de los Caños de

Carmona, los jardines de la Buhayra y el alminar-Giralda de la nueva Mezquita. Luego, durante la Sevilla Alfonsina (siglo XIII) y la Sevilla del Imperio (siglos XVI-XVII), volvió a ser testigo del orto y ocaso de la ciudad, el puerto y su río (siglo XVIII). Con la inauguración del puente de Isabel II terminó una época y comenzó otra de desarrollo integral de la orilla derecha del Guadalquivir y el arrabal trianero.

Puente de Triana, 150 años Nicolás Salas Periodista y escritor

El puente de Isabel II, vulgo de Triana y también conocido al principio como puente de hierro, se inauguró a las doce del mediodía del 23 de febrero de 1852, después de siete años de obras e incidencias sociopolíticas, económicas y técnicas que retrasaron considerablemente la terminación del pri-

mer puente metálico sevillano. La primera piedra fue colocada el 12 de diciembre de 1845, en los cimientos del estribo de la orilla izquierda, cuyas obras comenzaron en abril del mismo año. La idea de construir un puente fijo para sustituir al de barcas (1171) tuvo varios proyectos al menos desde el siglo XVII, con el presentado por Andrés de Oviedo en 1629. Durante el siglo XIX abundaron las propuestas entre los años 1824-1842, hasta que en 1844 los ingenieros franceses Fernando Bernardet y Gustavo Steinacher

obtuvieron la contrata. En 1851 se hizo cargo de la obra Canuto Corroza. La financiación del proyecto fue adjudicada a Francisco Javier de Albert, y los hierros necesarios fueron realizados por la Fundición San Antonio de Narciso Bonaplata, luego de Francisco Martínez y Cía. El puente de barcas sobre el Guadalquivir fue testigo de casi siete siglos de historia de Sevilla, 681 años, desde 1171 hasta 1852. Un periodo de tiempo muy amplio y bien repleto de acontecimientos históricos básicos, comenzando por el esplendor de la ciudad

árabe del imperio almohade (1147-1248) y terminando con la ciudad isabelina (18331868). Para construir el puente de Isabel II se trasladó el de barcas desde su sitio original hasta la altura de la plaza de toros de la Real Maestranza, donde fue fotografiado por el vizconde de Vigier en 1851, única imagen que existe y pertenece a la colección del duque de Segorbe. PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 24 de Febrero

23 DE FEBRERO DE 1852: FIESTA GRANDE EN EL GUADALQUIVIR

Las dos ilustraciones corresponden al día de la inauguración del puente de Isabel II, el 23 de febrero de 1852. Pero sólo la primera está fechada ese día, dibujada y litografiada por Joaquín Enrique Guichot y Parody (Madrid, 1820Sevilla, 1906), sacada de un daguerrotipo de Francisco Leygonier. La vista fue tomada desde la Posada del Príncipe en Triana y se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. La segunda ilustración es un óleo de autor anónimo custodiado en el Museo Naval de la Torre del Oro. En ambas se observa el altar instalado en mitad del puente, donde ofició el cardenal arzobispo Judas Tadeo José Romo y Gamboa (1847-1855), al término de una procesión que partió de la iglesia de Santa Ana y en la que tomaron parte las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, representaciones y pueblo llano. Fue una jornada festiva con repique de todas las campanas de la ciudad. En 1974 el puente se salvó de la destrucción propuesta por el Ministerio de Obras Públicas, y en 1977 se reinauguró con el nuevo tablero actual.

Mañana, suplemento especial con Diario de Sevilla Mañana cumple 150 años el Puente de Triana. Con tal motivo, Diario de Sevilla le ofrece un suplemento con toda la historia y los detalles de un puente que se ha convertido en un símbolo de Sevilla


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En la trianera Hispano Aviación se construyó el primer reactor militar en 1955, pilotado en pruebas por el legendario aviador Pedro Santa Cruz

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GLORIA DE LA AERONÁUTICA

1955: VUELO DE PRUEBA DEL ‘SAETA’

EN LA MOTILLA

‘Saeta’, primer reactor español Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El aeropuerto de San Pablo ofrece una ex-

posición de maquetas, fotografías y documentos dedicados a la aeronáutica en Sevilla, desde el inicio de los vuelos en la dehesa de Tablada (1910) hasta nuestros días, en la que destacan las actividades del aeródromo militar, del aeropuerto civil y de la industria, donde La Hispano Aviación y Construcciones Aeronáuticas tienen un protagonismo fundamental. Los responsables de la muestra, el aviador José Federico Clemente Esquerdo y el historiador Juan Antonio Guerrero Misa, han aportado una visión muy completa, didáctica y aleccionadora del papel histórico de Sevilla y Andalucía en la historia de la aviación española. El reactor Saeta acapara gran parte de la atención de los visitantes, sobre todo de las nuevas generaciones que desconocen los valores de este avión, construido en tiempos de autarquía económica y postguerra, precisamente en La Hispano Aviación, de la que ofrecemos la fotografía de la fachada principal de la fábrica que daba a la calle San Jacinto. En el verano de 1955 salió de los talleres de La Hispano Aviación el primer avión reactor proyectado y construido íntegramente en España, el HA-200 Saeta, que rea-

EN SAN JUAN DE AZNALFARACHE

MAQUETA EN SAN PABLO

lizó su primer vuelo de pruebas el día 12 de agosto, pilotado por Pedro Santa Cruz, un aviador legendario en la guerra y en la paz. De aquel vuelo histórico ofrecemos una fotografía realizada sobre Sierra Morena. Unidades del HA-200 Saeta pueden verse como símbolos aeronáuticos en la entrada de la Urbanización La Motilla, cerca de Dos Hermanas, y en la plaza dedicada al coronel médico Antonio Muñoz Cariñano en San Juan de Aznalfarache. La Hispano Aviación fue fundada en junio de 1943, como continuación de la Hispano Suiza, talleres que tuvieron un protagonismo excepcional durante los años de Guerra Civil, junto con la Maestranza Aérea. En 1952 comenzó la colaboración española con el grupo aeronáutico alemán dirigido por el famoso profesor Messerschmitt, cuyo fruto primero fue el modelo HA-100 Triana, avión entrenador, y después, en 1955, el HA-200 Saeta, que tendría una segunda versión llamada HA-220 Supersaeta. Otro proyecto de avión reactor de caza ligero, titulado HA-300, no pudo realizarse. También el sector industrial aéreo tenía en Sevilla presencia importante con la factoría de Construcciones Aeronáuticas, instalada junto a Tablada desde 1940. La Hispano Aviación se fusionó con CASA en 1972. PRÓXIMA ENTREGA:

PRIMER PROTOTIPO

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Mañana cumple 90 años la primera estrella andaluza del cine y la canción, nacida en la calle Pureza en 1912, con 28 películas filmadas

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Antoñita Colomé, de Triana

CUATRO ESTAMPAS DE UNA VIDA NONAGENARIA (1912-2002)

Una de las más recientes fotografías de Antoñita Colomé, junto a tres imágenes de los años de esplendor artístico. Los ojos de la trianera y su flequillo, fueron muy populares desde sus comienzos teatrales y primeras películas durante los años republicanos. Juan-Fabián Delgado, historiador cinematográfico, afirma en el prólogo de su biografía, que “con una posición intermedia entre las estrellas pioneras de nuestro cine (como

Nicolás Salas Periodista y escritor

EN ACTUACIÓN MUSICAL

“EL BAILARÍN Y EL TRABAJADOR”

■ Mañana 28 de febrero se cumplen noventa años del nacimiento de la actriz y cantante Antoñita Colomé, en el antiguo número 18 de la trianera calle Pureza, donde desde el verano de 1997 existe una placa de azulejos en su honor. Durante los últimos años, Antoñita Colomé, “Trianera de honor”, asiste a los actos culturales de la Velá de Santiago y Santa Ana, rodeada del cariño y la admiración de los ciudadanos que no han olvidado que ella fue, como dice su biógrafo Miguel Olid, la primera estrella andaluza, por sevillana y trianera, del cine y la copla desde los últimos años veinte hasta mediado el siglo XX. La vida artística de Antoñita Colomé está muy bien reflejada literaria y gráficamente en la citada obra del también trianero de la calle Pureza Miguel Olid, editada por la Filmoteca de Andalucía en 1998. La filmografía de Antonia Colomé suma veintiocho películas, que por orden cronológico de estrenos son las siguientes, citando año y productor: Un caballero de frac (1931, Paramount), La pura verdad (1931, Paramount), El último día de Pompeyo (1932, Orphea), El hombre que se

Imperio Argentina o Estrellita Castro) y la generación de las folclóricas, la Colomé simboliza una tipología de actriz ciertamente insólita en el panorama de las intérpretes andaluzas, siempre orientadas al tipismo o al cante. Por el contrario, Antoñita Colomé está más cerca de lo que entendemos por actriz de comedia, en la acepción hollywoodense del término, algo quizás propiciado por su propio físico”. reía del amor (1932, Star Films), Alala (1933, Filmación Ibérica de Arte), Mercedes (1933, Barcelona Films), El negro que tenía el alma blanca (1934, Benito Perojo, Balart y Simó), Rataplán (1935, Cifesa), El malvado Carabel (1935, Ufilms), Una mujer en peligro (1936, Atlantic Films), La señorita de Trevélez (1936, Atlantic Films), El bailarín y el trabajador (1936, C.E.A.), Héroe a la fuerza (1941, Ufisa), La rueda de la vida (1942, Cesáreo González y Suevia Films), Danza de fuego (1942, Cinemediterráneo y Cinema de France), El frente de los suspiros (1942, Cifesa y Upce), Idilio en Mallorca (1942, S.A. de Filmes Españoles), Forja de almas (1943, Laissa), Mi fantástica esposa (1943, Consorcio Cinematográfico), La gitana y el rey (1945, Trébol Films), El crimen de Pepe Conde (1946, Cesáreo González y Suevia Films), La mentira de la gloria (1946, Ediciones Cinematográficas Faro), Póquer de ases (1947, Ramón Barreiro), Revelación (1947, Antonio de Obregón), María Antonia la Caramba (1950, Hércules Films), Tercio de quites (1951, Miguel Mezquíriz y Clasa Films Mundiales), Los alegres bribones (1981, Triana Films) y Pasodoble (1988, Tesauro).

BIOGRAFIA DE OLID

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CALLE PUREZA, 18 ANTIGUO

EN PORTADA DE REVISTA


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Mañana, jornada festiva popular en el convento de Sor Ángela de la Cruz, en el LXX aniversario de su muerte en olor de santidad en 1932.

Madre de los Pobres Nicolás Salas Periodista y escritor

Mañana se cumplirán setenta años de la muerte de Sor Ángela de la Cruz, Beata desde el día 5 de noviembre de 1982, cuando el Papa Juan Pablo II vino a Sevilla para proclamar sus virtudes y premiarla según sus obras. Sor Ángela de la Cruz Guerrero y González (Sevilla, 30 enero 1846), murió a las tres horas menos veinte minutos de la madrugada del día 2 de marzo de 1932, a los 86 años de edad. Desde el año 1933, primer aniversario de su fallecimiento en olor de santidad, cada día 2 de marzo varios miles de personas que no olvidan a Sor Ángela de la Cruz, llenan el convento de la antigua calle Alcázares, para rendir homenaje a la memoria de la humilde monjita fundadora de la Compañía de Hermanas de la Cruz. Esta demostración de recuerdo y valoración permanente durante más de medio siglo ha sido una de las constantes populares que acreditaron su santidad, como testigo del siglo XX, y a la vez maestra del siglo XXI después de haber vivido entregada a los pobres durante la segunda mitad de la centuria decimonónica. Mañana, el portón del convento permanecerá abierto todo el día, y la calle, el vestíbulo, las galerías y escaleras, los patios blancos, luminosos, se llenarán de gentes de todas las clases sociales y de todas las edades, que reflejarán en sus rostros los signos de la gratitud. La alegría, una alegría silente, íntima, reflejada en los semblantes, en las miradas, rebozando de los corazones. Las gentes suelen formar colas en grupos, que se mueven despacito, aspirando hondo el ambiente sereno del convento. Las Hermanas de la Cruz atienden con solicitud a todo el mundo, mientras entregan a los visitantes un ramito de violetas, tarea en la que colaboran numerosas muchachas vinculadas a la Compañía de Hermanas de la Cruz. Las colas desbordan el patio principal y el vestíbulo y ocupan parte de la calle. Durante toda la jornada, la capilla registra un intenso trasiego de personas que se postran y rezan ante el cuerpo incorrupto de la Beata Ángela de la Cruz, que yace en una urna delante del pequeño altar donde se venera una imagen de la Virgen de la Salud. Esta imagen llegó al convento el 2 de agosto de 1876, como regalo para Sor Ángela por ser a la que ella le rezaba cuando era niña en la iglesia parroquial de Santa Lucía, donde fue bautizada. Y de la capilla a las salas de arriba donde se guardan como reliquias los utensilios utilizados por la hoy Beata: la mesa y la sillita donde cosía, la cesta y la cajita con los hilos, agujas y tijeras; sus gafas y útiles de escritura; las alpargatas; los cubiertos, taza y jarro; la tarima donde dormía y murió; su crucifijo y la corona de espinas... Espinas que sufrió en vida porque también ella fue incomprendida en sus primeros tiempos.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo, 3 de marzo

“BODAS DE ORO” Y HOMENAJE MULTITUDINARIO (1925)

El 2 de agosto de 1925 se celebró el cincuentenario de la fundación de la Compañía de Hermanas de la Cruz, y Sor Ángela fue fotografiada rodeada de sus Hijas en el claustro del convento matriz, la antigua mansión de los marqueses de San Gil, adquirida en 1887. Este día, la Madre de los Pobres, al término de la jornada de homenaje de los sevillanos, dijo abrumada por el cariño de miles de personas: “Tantas alabanzas. Ahora estamos obligadas a ser tan buenas como dicen que somos...”.


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Los anuncios pintados en cristales fueron muy utilizados en los cines instalados al aire libre, los meses de verano, en la Alameda de Hércules.

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Publicidad de cines en cristales

PRECIOS DE LOS AÑOS 20

ALAMEDA DE HÉRCULES: LOS PRIMEROS CINES AL AIRE LIBRE

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La publicidad cinematográfica en las primeras décadas del siglo XX tuvo el cristal como soporte, generalmente pintando a mano los textos con tinta china negra y roja en una sola lámina o incluyendo calcografías o motivos gráficos impresos entre dos láminas unidas en los bordes por una tira de cinta aislante de las utilizadas por los electricistas, la cual era aplicada en todos los cristales publicitarios para evitar posibles cortes con los bordes. Las fábricas de cristales de Triana y de la Trinidad, facilitaban los cuadrados de cristal cortados al tamaño adecuado, de unos diez centímetros de lado, generalmente utilizando las tiras sobrantes de los cortes de ventanas y puertas acristaladas. También algunos fabricantes de marcos abastecían de cristales para publicidad aprovechando los trozos sobrantes, y uno de ellos tenía como cliente fijo al Cine Hispano, en la Alameda de Hércules. De niño vimos hacer muchos anuncios en cristales por un operario del citado cine, apellidado Méndez, que además era quien manejaba el proyector y arreglaba las cintas cuando se rompían, pegaba los alcances enlatados y se ocupaba de poner y quitar el toldo protector del telón. Nuestro hombre para todo escribía los textos que enviaban las agencias de publicidad, sobre todo Inca, Fama y Tristán, o directamente los mis-

PUBLICIDAD DE CALIDAD EN CRISTAL

TRAJES DE VERANO

mos anunciantes del barrio macareno. Los anuncios de cristal se proyectaban colocándolos manualmente delante del proyector, por un tiempo convencional. También Méndez se encargaba de poner y quitar los cartones con los fotogramas que servían de publicidad de las películas proyectadas cada día o anunciadas para los días siguientes, y que se instalaban en la valla exterior en zona próxima a la taquilla, junto con los carteles impresos de cada filme. Generalmente se trataba de anuncios breves, de ofertas comerciales e industriales del barrio macareno, que proyectaban los cines Hispano, Villasol y Villa Conchita, que fueron los primeros en ofrecer películas mudas en instalaciones al aire libre, como puede observarse en la fotografía del archivo Gasán, que insertamos junto a estas líneas. Pedro Roldán Núñez, abogado, nieto del fundador de los populares Almacenes Pedro Roldán de la plaza del Pan en los primeros lustros del siglo XX, custodia las colecciones de anuncios pintados en cristales utilizados por su abuelo para anunciar sus ofertas mercantiles. Reproducimos algunos de ellos, entre decenas de muestras preciosas y valiosas por sus contenidos socioeconómicos y costumbristas. La litografía fue dibujada por J. Barreiro y realizada por S. Dura en Valencia. Los otros anuncios testimonian los precios y estilos de las primeras décadas del pasado siglo XX. PRÓXIMA ENTREGA:

SENCILLEZ DEL MENSAJE PUBLICITARIO

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Un portafolio fotográfico de España, editado en 1910 con imágenes antiguas, contrasta con las mejoras urbanas y rehabilitaciones actuales.

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ALCÁZAR DE CARMONA

LA ENTONCES PLAZA DEL PRÍNCIPE DE VERGARA

Carmona entre dos centurias Nicolás Salas Periodista y escritor

Carmona ocupa un lugar destacado en la vanguardia socio cultural sevillana y andaluza por sus actuaciones en turismo, cultura y patrimonio artístico y medioambiental, pasando en poco tiempo del abandono secular de sus riquezas y recursos socioeconómicos urbanos a desarrollar sus posibilidades, dando saltos de gigante. Con Sebastián Martín Recio en la Alcaldía y la presidencia de la Comisión de Turismo de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, y Francisco Ávila Rivas en la tenencia de Alcaldía delegada de Turismo, Carmona presenta en pocos años un panorama paradigmático con un abanico de actuaciones que van desde las rehabilitaciones patrimoniales históricas a la promoción razonable de la ciudad, pasando por investigaciones arqueológicas, museos, cursos, exposiciones e incluso la potenciación de su urbanismo y arquitectura como espacios para la filmación de películas y documentales. Su lema es Carmona, lucero de Europa, y con la Ruta Bética Romana está logrando ecos en numerosos medios de comunicación nacionales y extranjeros. Nosotros hemos encontrado una colección de fotografías sobre municipios andaluces editadas en portafolios por Antonio Martín, en Barcelona, durante los años 1910 y 1911. Del álbum dedicado a Sevilla hemos seleccionado las imágenes que ilustran nuestra página, seguramente realizadas por el fotoperiodista Juan Barrera Gómez, que alcanzó justa fama como realizador de postales durante la última década del siglo XIX y primeras de la pasada centuria. La presencia carmonense en revistas especializadas, guías y catálogos artísticos es muy amplia, y valoramos como singular el álbum fotográfico realizado durante los años cuarenta y sesenta por el médico Jeró-

VEGA CARMONENSE Y RUINAS PALACIEGAS

TORRE DE SAN PEDRO

nimo Pou Díaz, editado por la Diputación Provincial en 1971. Hasta setenta fotografías se incluyen en el libro y es casi seguro que existan más en su archivo custodiado por sus herederos. Los edificios más importantes, civiles y religiosos; los enclaves urbanos y panorámicas de la ciudad, hacen de este libro una obra única tanto sobre Carmona como del resto de los pueblos sevillanos. En el mismo, medio siglo después, puede contrastarse la evolución urbana y arquitectónica y también las riquezas perdidas en algunos casos o alteradas. Sobre Carmona y su momento cultural volveremos a ocuparnos, así como de otras localidades de la provincia, cuyo patrimonio artístico y evolución urbana y arquitectónica deben ser conocidos por los sevillanos capitalinos y del resto de los municipios. PRÓXIMA ENTREGA:

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PUERTA DE CÓRDOBA

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Comerciante y empresario autodidacta, sus empleados le regalaron una placa con la inscripción: “Constancia, humanidad y honradez”

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Memoria de Manuel Barea Ginés Nicolás Salas Periodista y escritor

Antonio Burgos le dedicó un artículo periodístico al babi de Manuel Barea Ginés, como símbolo del comerciante, del tendero clásico de los barrios sevillanos, ya en desuso generalizado desde los años setenta. Un artículo que Manuel Barea enmarcó y colocó en su despacho, muy austero, donde un crucifijo, una fotografía de su madre y un cuadro de Sor Ángela de la Cruz, tuvieron siempre primacía, junto a la imagen gráfica del Cristo de Burgos, de cuya hermandad fue hermano mayor y a la que estuvo vinculado desde la apertura de su primera tienda, el día 6 de junio de 1942, en la calle Imagen número 14. Manuel Barea le contó al periodista Manuel Ramírez Fernández de Córdoba, en diciembre de 1989, que el mismo día que abrió su primer establecimiento, se presentó el calentero de la calle con la hoja de inscripción y ahí comenzó su vinculación con una hermandad a la que sirvió durante toda su vida. La tienda de la calle Imagen número 14 tenía dieciocho metros cuadrados, tres de fondo y seis de fachada. Poco tiempo después se trasladó a la plaza de la Encarnación, y después del ensanche a la plaza Ponce de León, y a la calle Escuelas Pías, y a la Macarena. En cada traslado había ampliación del negocio, más actividades, hasta instalarse en el Polígono de la Carretera Amarilla donde inicialmente ocupó quince mil metros cuadrados. Pero no paró ahí y Manuel Barea extendió su negocio de alimentación a otros mercados, principalmente a las provincias de Cádiz, Huelva, Málaga, Granada y Badajoz, y al Campo de Gibraltar. La empresa matriz está registrada como Manuel Barea Sociedad Anónima, de la que dependen Cash Barea y otras filiales. Con un personal total que supera las doscientas cincuenta personas, es desde mediado los años ochenta la quinta firma sevillana por ventas, con una facturación que supera los quince mil millones de pesetas anuales. Manuel Barea nunca olvidó sus modestos orígenes, y tampoco practicó con sus familiares y empleados el consejo, sino el ejemplo, que siguieron sus hijos y nietos. Mientras tuvo salud fue el último en salir del despacho y aportó su sabiduría y experiencias sin hacerse notar. Cuando los empleados le dedicaron un homenaje, la placa incluyó las tres razones por las que se había ganado el cariño, respeto y admiración de sus gentes: Constancia, humanidad y honradez. Su hijo Manuel Barea Velasco aprendió de su padre y siguió su mismo comportamiento, manteniendo la expansión de la empresa y adaptándose a las nuevas circunstancias mercantiles. Puede afirmarse que Manuel Barea Sociedad Anónima es un paradigma de empresa familiar.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo, 10 de marzo

EMPRESARIO EJEMPLAR

TIENDA EN LA ENCARNACIÓN

Manuel Barea Ginés (Villamartín, Cádiz, 1910-Sevilla, 2002), comerciante y creador de un imperio empresarial en el sector de la alimentación, que de una modesta tienda de comestibles en 1942 ocupa el quinto lugar por el volumen de sus ventas desde mediado los años ochenta.

La familia Barea Velasco conserva como una reliquia esta fotografía del establecimiento fundado por su padre en la antigua plaza de la Encarnación, después de triunfar primero en la calle Imagen con una pequeña tienda. Manuel Barea Ginés siempre dijo que el único misterio de su éxito era sacarle al día veinticinco horas. A fuerza de constancia, trabajo y honradez, más su talento natural, de los dieciocho metros cuadrados de la tienda de la calle Imagen pasó en los años ochenta a quince mil metros cuadrados en el Polígono de la Carretera Amarilla.

CALLE IMAGEN ANTES DEL ENSANCHE

ENSANCHE DE LOS AÑOS 55-58

Los tranvías pasaban por la calle Imagen primitiva como muestra esta fotografía de Juan José Serrano (HemerotecaFototeca Municipal). Cuando iban gentes en los estribos, lo que era muy frecuente por las mañanas en horas de apertura del mercado de abastos de la Encarnación, los transeúntes tenían que pegarse a los escaparates de las tiendas para no ser arrollados. La calle Imagen fue una vía pública emblemática hasta finales del año 1955, cuando comenzó el derribo para el ensanche tantos años proyectados, por ser el cauce natural del eje Puerta Osario-Puerta Real, al final no realizado.

Otra fotografía de Juan José Serrano, custodiada en la Hemeroteca-Fototeca Municipal, muestra el ensanche terminado de la calle Imagen. El alcalde marqués del Contadero, visitó la calle Imagen la jornada de comienzo de los derribos, siendo el primer edificio destruido el número 12 de la calle, el popular comercio de zapatería de Pedro Márquez Infantes, que se trasladó a la calle Regina número 22. La imagen fue captada a mediados de 1958, luego irrepetible con los nuevos edificios actuales. También sirve la fotografía para comparar el enclave urbano resultante con la imagen que insertamos más arriba, donde puede apreciarse cómo era la plaza y la desembocadura de la calle Imagen.


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La ex emperatriz vino a morir al palacio de Liria, de la Casa de Alba, y antes pasó por Sevilla, donde fue visitada por la reina en Dueñas

SEVILLA AYER Y HOY

Eugenia de Montijo en Dueñas Nicolás Salas Periodista y escritor

Eugenia de Guzmán y de Portocarrero, tres veces Grande de España y Emperatriz de Francia, condesa de Teba, ocupa un lugar en la historia y la leyenda conocida como Eugenia de Montijo. Nació en Granada el día 15 de mayo de 1826, una jornada sísmica, y falleció en Madrid, el día 11 de julio de 1920, en el Palacio de Liria de la Casa de Alba, con 94 años, en la paz por ella anhelada cuando decidió venir a España por última vez, dispuesta a dormir el sueño eterno en su tierra. Antes de ir a Madrid, quiso estar en Sevilla, a la que tanto amaba y recordaba con inmensa admiración. Anhelaba oler el azahar sevillano. Durante su estancia en Sevilla residió en el Palacio de las Dueñas, donde había vivido de joven años inolvidables. Llegó a Sevilla la noche del día 22 de abril, después de desembarcar en Algeciras, donde la esperaban sus sobrinos los duques de Alba y de Peñaranda, doña Sol Eugenia, la duquesa de Santoña, otra enamorada de Sevilla que tiene rosaleda en el Parque de María Luisa, y otros familiares. A Dueñas fueron a cumplimentarla los reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, detalle fraternal que fue captado por la cámara del fotoperiodista Juan Barrera Gómez y publicado por los semanarios de la época. Eugenia de Montijo fue Emperatriz de Francia por su boda con Napoleón III, en 1853. Un enlace que tuvo prolegómenos hirientes para la novia española por parte de algunos cortesanos, y que su comportamiento ejemplar como esposa hizo olvidar y cambiar por admiraciones y gratitudes. Eugenia de Montijo sufrió con dignidad y logró el amor de los franceses. Uno de sus biógrafos, entre más del medio centenar de autores que han escrito sobre esta mujer, Manuel Blanco-Belmonte, destaca tres momentos claves en la vida de Eugenia de Montijo. “La fecha de oro –dice el biógrafo- se abre en enero de 1853, cuando la condesa de Teba sube al trono imperial de Francia del brazo de su esposo, Napoleón III, y cierra la fecha áurea en 1869, cuando en las grandiosas fiestas inaugurales del Canal de Suez recibe del mundo entero un homenaje de ferviente entusiasmo, rendido a la elegancia, a la belleza, al talento de la Emperatriz. El trienio de 1870 a 1873 señala la fecha negra: los horrores de la guerra franco-prusiana, el estéril y caballeresco arranque de Napoleón III, rindiendo su espada a Moltker; el derrumbamiento del trono, la huida a Inglaterra, y la viudez, la soledad, con amargores de injusticias, con mortificación de ingratitudes”. Todavía habría una fecha roja, el primero de enero de 1879, cuando muere asesinado por los salvajes zulúes, su hijo único, el príncipe imperial Eugenio Luis, a los 22 años.

LA EMPERATRIZ EN 1857

EN EL PALACIO DE LAS DUEÑAS

ÚLTIMOS DÍAS

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 13 de marzo

LA EMPERATRIZ EN 1914

EUGENIA DE MONTIJO Y NAPOLEÓN III

RECIEN VIUDA (1873)


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Andaluza de Granada, tres veces Grande de España, subió al trono imperial de Francia al casarse con el emperador Napoleón III en 1853

Adiós a Eugenia de Montijo

1853: COMITIVA DE LA BODA

RETRATO DE WINTERHALTER

EUGENIA DE MONTIJO EN 1862

BENDICIÓN NUPCIAL

LA ÚLTIMA FOTOGRAFÍA

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Eugenia de Montijo estuvo por última vez en Sevilla desde el 22 de abril hasta el 2 de mayo de 1920, coincidiendo con una de las estancias más largas de los Reyes de España. Llegó bien entrada la noche, procedente del puerto de Algeciras, como anticipamos en nuestro anterior alcance, y no se acostó hasta curiosear el Palacio de las Dueñas, de la Casa de Alba, donde pasó parte de su juventud junto a su hermana Paca. Quería saber lo que había cambiado, oler el azahar de los jardines. A la mañana siguiente, fue a verla Alfonso XIII, y por la tarde fue ella al Real Alcázar para saludar a Victoria Eugenia, su ahijada, a la que llamaba cariñosamente Ena. Hubo varias fiestas en su honor, y fue feliz escuchando cante flamenco y toques de guitarra, y viendo bailar sevillanas. Los Reyes de España le presentaron a un invitado singular, el matador de toros José Gómez Ortega Joselito el Gallo, al que la ex emperatriz quiso conocer, y el torero la invitó a una fiesta campera en un cortijo, donde toreó para ella varias becerras. La Reina le visitó en el palacio de las Dueñas,

REYES DE ESPAÑA E INGLATERRA EN EL FUNERAL

y quedaron como recuerdos entrañables de aquel encuentro varias fotografías hechas por el fotoperiodista Juan Barrera Gómez, que las publicó el semanario Blanco y Negro en mayo y julio de 1920. En Madrid estuvo desde el 2 de mayo hasta el 11 de julio, cuando falleció en el Pa-

lacio de Liria, con 94 años de edad. El Rey Alfonso XIII mandó organizar un funeral solemne con honores de soberanos reinantes. Luego, siguiendo la última voluntad de la Emperatriz, su cuerpo fue traslado por ferrocarril vía Francia con pompa de fastos reales hasta Farnborough, la pequeña ciu-

dad británica que acogió a la familia exiliada desde el final de la guerra franco-prusiana en 1873. Hasta allí fueron dándole compañía los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, y toda la familia Alba. El día 20 de julio, se celebró en la iglesia de San Miguel de Farnborough el funeral oficial, al que asistieron junto a las personas desplazadas desde Madrid, los reyes de Inglaterra, Jorge V y Mary, los reyes de Portugal, y representaciones de Francia. El Gobierno británico anuló las salvas de ordenanzas debidas a un soberano, ante las protestas del Gobierno de la República francesa. Sin embargo, mientras antiguos suboficiales del regimiento del príncipe imperial llevaban el féretro a hombros desde la estación ferroviaria al templo, la banda de música irlandesa interpretó La Marsellesa. En la iglesia de San Miguel, junto a las tumbas de Napoleón III y el príncipe Eugenio Luis, los restos de Eugenia de Guzmán y de Portocarrero, Emperatriz de Francia, tres veces Grande de España, condesa de Teba, descansan con una sola palabra en la lápida: Eugenia. PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes 15 de marzo


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Alcalá de Guadaira, de poco más de 8.000 habitantes en 1900 hasta cerca de los 60.000 actuales, registra un proceso de expansión total

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Al-kalat (castillo) y Guad-xira (río)

ESTADO DEL CASTILLO EN 1904 VISTA GENERAL A FINALES DEL SIGLO XIX

El Portfolio Fotográfico de España, editado en Barcelona en 1911, incluye esta imagen panorámica de Alcalá de Guadaira en la que pueden observarse la vega, el puente que salva el río Guadaira, y el caserío encaramado en el cerro inicial de la Sierra de los Alcores, coronado por el castillo almohade de origen fenicio y el templo de Nuestra Señora del Águila.

Florentino Pérez Embid, director general de Bellas Artes, afirmó en 1967 que el castillo llegado hasta nuestros días fue mandado construir por el califa almohade Abu Yacub Yusuf, en el último tercio del siglo XII, sobre los restos remotos de las fortalezas militares anteriores de orígenes romano y fenicio. Fue declarado monumento de interés arquitectónico y artístico el día 4 de abril de 1924. El Ayuntamiento de Sevilla, propietario de la fortaleza desde 1253, cedió en 1995 su uso al Consistorio alcalareño.

MOLINO EN EL GUADAIRA EN 1931

PUENTE SOBRE EL GUADAIRA

Panorámica del antiquísimo puente de mampostería que salva el río Guadaira, al pie del cerro que se eleva 48 metros sobre el nivel del mar. El enclave soporta desde hace bastantes años un intenso tráfico de vehículos.

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Alcalá de Guadaira, con acento reivindicado recientemente, de origen turdetano, la griega Hienipa, que significa agua subterránea; Ordo Hienipense para los romanos, y Al-Kalat (castillo) y Guad-xira (río del abasto) por los árabes. En la toponimia castellana aparece como Al-Qal’a y en la musulmana antigua como Qal’at Chabiz y Qal’atZawaq, figurando éste como el más antiguo. Fueron los almohades los que añadieron Guad-Xira por el río que baña la vega del cerro donde se encuentra la fortaleza. De

los aledaños de Alcalá llegó a Sevilla el agua por los llamados Caños de Carmona, construidos por orden del califa almohade Abu Yacub Yusuf, en 1172. Sobre el castillo de Alcalá de Guadaira han escrito ensayos de síntesis con amplísimas bibliografías, Florentino Pérez Embid, los doctores Emilio Serrano Díaz y Jerónimo Pou Díaz, Francisco Collantes de Terán y Delorme y otros. Más recientemente el profesor José Luis Pérez Moreno, un alcalareño que ha logrado el premio nacional de Historia e Investigación, ha estudiado el historial de esta localidad atalaya. Las últimas referencias sobre la situación jurídica y administrativa, tanto del castillo de Alcalá de Guadaira como de las otras nueve fortalezas propiedad del Ayuntamiento sevillano, las publicó Trinidad Per-

A principio de los años 30, Juan José Serrano (Fototeca Municipal) realizó un amplio reportaje gráfico de los entonces numerosos y operativos molinos harineros de agua instalados en las riberas del río Guadaira. El Colegio de Aparejadores publicó en 1982 un precioso catálogo de estos molinos, llamados de la Boca o Fortuna, de San José, del Hornillo, de Pesadilla, de Pared Alta, de Benarosa, de San Juan, de la Tapada, de Realaje, y del Algarrobo (en la imagen). diguero, en Diario de Sevilla, el pasado 29 de febrero del año 2000. El censo de población de Alcalá de Guadaira ha aumentado en los últimos lustros hasta convertirse en la segunda localidad de la provincia, por detrás de Dos Hermanas. El mayor progreso de ambas localidades fue a partir de las autovías que las comunicaron con la capital, que en el caso nazareno tuvo resultados espectaculares. Alcalá de Guadaira contaba en 1900 con 8.198 habitantes, que pasaron a 8.940 en 1910, 16.816 en 1930, 20.477 en 1940, 31.004 en 1960, 33.999 en 1970, 50.567 en 1987, 52.168 en 1990, 55.430 en 1995 y cerca de 60.000 en el año 2000. El desarrollo socioeconómico, urbano y demográfico de Alcalá de Guadaira, por sus

propios recursos y por los efectos de su cercanía a la capital metropolitana, han sido muy intensos y se reflejan en los principales indicadores de riquezas, como matriculación de automóviles, números de teléfonos, construcción de barriadas de viviendas, número creciente de comercio e industrias, merced a sus polígonos industriales. Superada la histórica dependencia del sector aceitunero, Alcalá de Guadaira mantiene sus potenciales agrarios pero armonizados por la expansión de la agroindustria y otras actividades que añaden valores añadidos a su producción. PRÓXIMA ENTREGA:

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Durante la primera mitad del siglo XX se consolidaron como excelentes profesionales de prensa una pléyade de reporteros gráficos de raza

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Periodistas y artistas fotógrafos

MAESTROS DE LA FOTOGRAFÍA PERIODÍSTICA Sentados en un banco de la plaza de España, en 1929, aparecen de izquierda a derecha, Juan Barrera Gómez, Cecilio Sánchez del Pando, Juan José Serrano Gómez, Ángel Gómez Beade Gelán y por último, con un trípode en las manos, un jovencísimo Serafín Sánchez Rengel. JUAN JOSÉ SERRANO GÓMEZ

Nicolás Salas Periodista y escritor

Durante finales del siglo XIX y primera mitad de la pasada centuria y lustros siguientes, el fotoperiodismo tuvo en Sevilla protagonistas muy destacados. Juan José Serrano Gómez (Arenas de San Pedro, Ávila), 1889Sevilla, 1969), como puede comprobarse en la Hemeroteca Municipal de Sevilla –gracias al olfato periodístico de Alfonso Braojos y al acierto político de Bernardo Bueno y Manuel del Valle Arévalo– legó a la posteridad una documentación gráfica excepcional. Y junto a los citados fondos de Serrano, están los de Ángel Gómez Beades Gelán (Madrid, 1902Sevilla, 1983); de Cecilio Sánchez del Pando (Sevilla, 1888-1950); de Fernando Vilches (Sevilla, 1912-1995); de Serafín Sánchez Rengel Sánchez del Pando y Serafín (Huelva, 1918-Sevilla, 1991), y de otros grandes fotógrafos, como Luis Arenas Ladislao (Sevilla, 1911-1991), que custodian y enriquecen sus hijos Luis y Francisco Arenas Peñuelas. Luis Arenas fue el notario gráfico de la Semana Santa, el fotógrafo mayor de las cofradías, de la Feria y del Rocío, un artista fotógrafo cuya obra dio la vuelta al mundo y es patrimonio único de Sevilla. Aún vive Rafael Cubiles, cuyo legado también está depositado en la Hemeroteca. Como varios años antes documentaron Miguel Ángel Yáñez Polo, Luis Ortiz Lara y José Manuel Holgado Brenes en su esplén■

CECILIO SÁNCHEZ DEL PANDO

ÁNGEL GÓMEZ BEADE ‘GELÁN’

dida Historia de la Fotografía Española (1839-1986), el fotoperiodismo nació hace más de cien años, en la década final del siglo XIX, y tuvo en Sevilla acreditados intérpretes, como Augusto Pérez Romero, cuyos descendientes fueron durante el primer tercio del siglo XX, los corresponsales gráficos de las mejores agencias de prensa europea. Incluso antes de los Pérez Romero, hubo otro gran reportero, Eugenio Gómez de la Herranz. Y todavía podríamos citar a tres fotógrafos que trabajaron el reportaje con éxito, como Luis Leandro Mariani González, José Caparrós Rodríguez y Luis Angulo Garrido. Ya en los albores del pasado siglo, Sevilla tuvo en Juan Barrera Gómez (Sevilla, 1861-1941) un reportero gráfico de postín. De los años de la guerra en África, los sevillanos Emilio Beauchy Cano y Carlos Luis Olmedo Carmona, dejaron testimonios valiosos. O sea, que antes de que naciera Robert Capa ya se hacía fotoperiodismo en Sevilla. Así quedó demostrado también con la espléndida exposición denominada Imágenes de Sevilla (1984), dirigida por Francisco Molina, con la colaboración de Rafael Vela y Luis Payán. Otras colecciones imprescindibles para conocer la historia sevillana, son las de Emigdio Mariani Piazza, Sáenz, José Gil Rodríguez, Agudelo, Rafael Gómez de Entrena, José María Jiménez Moreno, Antonio Collantes de Terán y otros fotógrafos profesionales y aficionados. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles, 20 de marzo

LUIS ARENAS LADISLAO


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Alfredo Núñez Reguera, polifacético industrial y comerciante de la plaza de los Carros, fue pionero en arrendar carrillos y bateas de mano

Carrillos de tracción humana Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Alfredo Núñez Reguera (Córdoba, 20 diciembre 1902-Sevilla, 20 noviembre 1976) fue vecino de nuestra ciudad desde los 4 años de edad, y vivió en el corazón de la calle ancha-la-Feria, en la plaza de los Maldonados (1845-1961), números 2 y 3, popularmente conocida como Plaza de los carros por ser centro de paradas de carrillos y bateas de mano desde tiempo inmemorial, y actualmente rotulada con el nombre de plaza de Monte-Sión (1961). Una zona que tuvo acreditado protagonismo chamarilero toda la semana por tener tiendas abiertas la mayoría de los comerciantes que tomaban parte los jueves en el mercadillo ancestral que se iniciaba en la esquina de San Juan de la Palma y llegaba hasta el cruce de la Cruz Verde. Uno de esos comerciantes fue Alfredo Núñez Reguera, que después de vivir una etapa de su vida en Sevilla se fue a Huelva como mecánico naval y patrón de pesca a vela y vapor, profesión que abandonó en los primeros años cuarenta después de que su barco Enriqueta se hundiera tras chocar fortuitamente con un dragaminas alemán en la ría onubense. De regreso a Sevilla, a su barrio de la Feria, montó una parada de carrillos y bateas de mano que, según su hijo José Luis, se arrendaban a 0,50 céntimos la hora y tres pesetas el día completo. Dos paradas de carros y bateas pueden verse en las fotografías adjuntas a estas líneas. Alfredo Núñez Reguera amplió el negocio a barbería y peluquería en el número 4 de la citada plaza, para luego dedicarse a lo que fue su gran afición, la bicicleta, tomando parte en la organización de pruebas ciclistas por parte de la Federación Andaluza de Ciclismo, en la que fue juez de carreras con título nacional. Alquilaba carros, bateas y bicicletas, y además montó con sus familiares directos y su cuñado Antonio González Sotomayor, un quioscobazar donde vendió y alquiló tebeos y novelas nuevos y usados, siendo pionero en esta especialidad. Otras actividades fueron talleres de galvanoplastia, donde se niquelaban objetos de metal; de mecánica de bicicletas y motocicletas; de torno y fresado de aceros y otros metales. Junto con su cuñado Rafael del Castillo Medina, montó la primera distribuidora en Sevilla de la fábrica de cervezas San Miguel. Todavía tuvo otra actividad en la que fue muy popular: la cría y venta de periquitos y otros pájaros. Luego obtuvo licencia para expender boletos del Patronato de Apuestas Mutuas Deportivo Benéficas, las populares quinielas. Alfredo Núñez Reguera fue un consumado jugador de ajedrez, que mantuvo tertulias en su domicilio-tienda a las que asistieron el maestro Arturo Pomar y otros destacados ajedrecistas.

PLAZA DE LOS CARROS, CALLE ANCHA LA FERIA EN 1900

PARADA DE CARROS DE MANO

BATEAS Y CARROS DE MANO

ALFREDO NÚÑEZ REGUERA

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes, 22 de marzo

PUESTECILLO BAZAR DE BARRIO

LA INNOVACIÓN DE LOS TRICICLOS


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El futuro de Utrera, en expansión, dependerá de las comunicaciones y de la planificación integral urbana y socioeconómica de la ciudad

La Utrera del Novecientos Nicolás Salas Periodista y escritor

La Utrera del Novecientos la tenemos representada en una serie de estampas publicadas en 1911 en Barcelona en la colección Portfolio Fotográfico de Andalucía. Pero nos interesa plantear el momento de expansión que vive esta antiquísima ciudad de nuestra provincia. El futuro inmediato de Utrera dependerá de las comunicaciones por carreteras y ferrocarril, que modificarán con rapidez las realidades demográficas actuales y que están siendo reivindicadas acertadamente por las autoridades municipales. Los retrasos en la construcción de la autovía que une Utrera con Sevilla han causado enormes perjuicios socioeconómicos, que pueden ser agravados si no se atienden las razonadas peticiones sobre el trazado de las vías ferroviarias de gran velocidad. La socioeconomía utrerana será buena, mala o regular en función del dominio del urbanismo y la vivienda. De la imaginación para planificar, encauzar, motivar la expansión urbana. Luego la demografía se desarrollará según las facilidades que existan de comunicación con la capital. Al mismo tiempo y en ciclos cada vez más cortos, la influencia de las comunicaciones ferroviarias y por carreteras, más los injustificados retrasos en implantar el área metropolitana, están condicionando la socioeconomía del alfoz sevillano y tenemos ejemplos muy expresivo en Dos Hermanas, en el Aljarafe, y en las campiñas. El futuro socioeconómico de Utrera puede ser espléndido. Los problemas naturales e indirectos que suelen provocar las facilidades de accesos con la capital, con casos específicos conocidos, pueden encauzarse hacia objetivos positivos. Por ejemplo, Utrera podría dar respuesta al grave problema que plantea en la capital el censo de estudiantes universitarios, superior a 80.000. Con trenes cada veinte minutos y estaciones cercanas a los campus, como las ya existentes, y una autovía inmediata, la oferta residencial para estudiantes en colegios mayores y barriadas de apartamentos sería una solución para las universidades de Sevilla y debería contar con apoyos institucionales. Al mismo tiempo, esta población flotante, pero continuada en cada curso, generaría beneficios en el comercio y los servicios utreranos. La planificación de barriadas para residentes que trabajen en la capital, puede ser otra opción que asegure a Utrera un censo de habitantes superior y unos ingresos fijos. Los retrasos que hasta ahora evidencia Utrera pueden ser utilizados como experiencias a tener en cuenta. Los resultados económicos y demográficos de gran parte del alfoz capitalino enseñan los caminos a seguir, sin caer en los errores que ahora afectan tan gravemente a otras localidades sevillanas.

PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 24 de Marzo

CASTILLO DEL SIGLO XV, RESTAURADO

Las obras iniciales del castillo de Utrera están documentadas entre 1404 y 1444, y su declive comenzó en el siglo XVI. En el último tercio del XIX fue restaurado, como se aprecia en la fotografía de 1906. A finales de los años 60 de la pasada centuria volvió a ser restaurado bajo la dirección del doctor catedrático Rafael Manzano Martos. Una nueva restauración en 1987 lo habilitó para usos culturales. Es propiedad del Ayuntamiento de Sevilla. El castillo y la alcazaba fueron declarados de utilidad pública en 1973. EDIFICIO DESAPARECIDO

La Casa Consistorial de Utrera, con reloj y escudo, presentaba este aspecto en 1906. Observen los detalles de las grandes carteleras, una de ellas con un cartel de toros, y los carruajes de alquiler en una plaza pavimentada con adoquines de Gerena.

PERSPECTIVA DE LA PLAZA PRINCIPAL

Rotulada de la Constitución, la fotografía de 1906 muestra un caserío totalmente desaparecido. Todos los edificios tienen tejados de doble agua, y al fondo se aprecia la torre del reloj del edificio del Ayuntamiento heredado del siglo XIX. La plaza mantiene en nuestros días su valor de enclave estratégico, aunque ya afectado por la nueva ordenación del tráfico de vehículos.

UN TESORO ARQUITECTÓNICO

SANTUARIO DE CONSOLACIÓN, SIGLOS XIX-XX

Las crónicas utreranas de finales del siglo XIX y primeros años del XX acreditan que el santuario de Nuestra Señora de Consolación era en ese tiempo un centro consolidado de devoción mariana. La estampa de 1906 enseña el aspecto exterior del templo antes de las profundas reformas urbanas realizadas durante la pasada centuria.

Así se conservaba en 1906 la torre de la iglesia parroquial de Santa María, una de las joyas arquitectónicas utreranas, de estilo gótico en cantería. El trazado urbano de finales del siglo XIX y los personajes recuperan la memoria gráfica de principios de la pasada centuria.


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Semana Santa

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El escultor autodidacto Antonio Perea Sánchez esculpió la imagen de Jesús Despojado estando encarcelado en la prisión de Nervión (1939)

Estampas de la Semana Santa Nicolás Salas Periodista y escritor

El comienzo de la segunda Semana Santa del siglo XXI, nos sirve para recuperar algunas estampas cofrades de la centuria anterior, muy rica en anécdotas y circunstancias singulares costumbristas y sociopolíticas, ocurridas hace ahora setenta años, aunque estas últimas las dejamos para mejor ocasión. Siguiendo el guión fotográfico anexo, recordamos un hecho único en la historia de nuestras hermandades y cofradías, como es la creación de una imagen del Señor en un improvisado taller de una dependencia de la cárcel nacional de Nervión. El protagonista fue Antonio Perea Sánchez, a quien puede verse modelando una imagen de la Virgen en su improvisado taller de la cárcel, donde estuvo recluido varios años hasta que redimió por anticipado parte de la pena de catorce años, ocho meses y un día, trabajando en los campos de concentración de Heliópolis y Los Merinales. Fue Antonio Perea Sánchez una persona vitalista, de extraordinario talento, y como artista polifacético pintó y esculpió varias imágenes, entre ellas la de Nuestra Señora de los Dolores y Misericordias y la de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras, esta última durante su estancia en la cárcel. Se dio la circunstancia de que cuando el Cristo salió en la procesión de 1939, se ocultó el nombre del autor. Conocimos a este antiguo obrero de la Pirotecnia, cenetista, y documentamos su vida y disfrutamos de su amistad. También inventó numerosos artilugios, y como tal fue galardonado varias veces por el Salón de Inventores de la Feria de Muestras Iberoamericana durante los años sesenta. Juan José Serrano III le fotografió durante una exposición de pinturas colectivas en Antares, mediado los años noventa, poco antes de su muerte. Antoñita Moreno, que no figuró en la antología de grandes saeteros que publicamos en 2001, merece ser añadida por sus valores como intérprete de este difícil palo del cante. Y la recordamos con una saeta escrita por Daniel Pineda Novo para ella, que la in-

EL ESCULTOR ENCARCELADO

MACARENA EN EL HOSPITAL

terpretó en homenaje a la Virgen de la Amargura, delante del portal del convento de las Hermanas de la Cruz. Fue el Domingo de Ramos de 1985, 31 de marzo, y decía así: Sor Ángela de la Cruz /flor del pueblo sevillano /no me dejes de tu mano /que soy sombra y tú eres luz. Sigue la memoria histórica de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena, en el claustro del Hospital Central, donde rindió estación eventual hasta el Domingo de Ramos,

ANTONIO PEREA

PLAZA NUEVA, 1965

cuando volvía a la iglesia de la Anunciación. En el Hospital estuvo los años 1937-1940. En 1941 no salió por causa de la lluvia, y en 1942 volvió a Sal Gil, una vez restaurado. José Manuel Holgado Brenes captó una fotografía muy expresiva de cómo era la Semana Santa antes de la masificación. Puede verse la cofradía de Jesús Cautivo a su paso por la plaza Nueva en 1965. Una imagen etnográfica que explica circunstancias cofrades y ciudadanas mejor que mil palabras.

ANTOÑITA MORENO

CRISTO DE LOS GITANOS

Y por último, ofrecemos una curiosa imagen captada en 1951 por Luciano Jubert, del Cristo de los Gitanos, Nuestro Padre Jesús de la Salud, que puede verse con una camisa de cuello camisero y los puños dobles con sendos pasadores de oro. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles, 27 de marzo


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Semana Santa

Salvador Dorado Vázquez fue capataz famoso y creador de las cuadrillas de hermanos costaleros en 1973, en la Hermandad de los Estudiantes

SEVILLA AYER Y HOY

El Penitente salvó El Cachorro

CAPATAZ DE LEYENDA

PRIMERA CUADRILLA DE HERMANOS COSTALEROS

La Hermandad de los Estudiantes fue la primera en utilizar hermanos costaleros para hacer estación en la Catedral, en la Semana Santa de 1973. En la fotografía están los componentes de las primeras cuadrillas, formadas por José Luis Amoscótegui –con camiseta negra de tirantas–, que fue el promotor de la idea; José Luis Montoya, M. Santiago, E. Herreros, J. Rodríguez, J. León, E. Cerradilla, M. Murube, M. Palomino, M. Esquivias, F. Yoldi, J. A. Martín, F. Gómez, J. J. González, A. Gutiérrez, A. Jiménez, J. J. Jiménez, E. León y J. L. Medina, todos ellos estudiantes. Arriba están el doctor Ricardo Mena-Bernal Romero, hermano mayor de la Cofradía, y Salvador Dorado Vázquez El Penitente, capataz organizador de las primeras cuadrillas.

Nicolás Salas Periodista y escritor

En dos ocasiones ha estado en riesgo de desaparecer la imagen del Cristo de la Expiración, popularmente conocido como El Cachorro. La primera vez fue en julio de 1936, cuando las milicias del Frente Popular se hicieron dueñas de Triana y asaltaron la iglesia de la parroquia de Nuestra Señora de la O, destrozando las imágenes titulares de la hermandad, dirigiéndose después a la capilla del Patrocinio con idéntico propósito. Y la segunda vez fue en 1973, por causa de un incendio originado en el altar, que dañó parte de la imagen del Cristo y destruyó la escultura de la Virgen del Patrocinio. Salvador Dorado Vázquez El Penitente fue costalero desde su juventud en los años veinte hasta 1943, cuando un tranvía arroyó el paso de la Virgen de la O en la calle San Jorge y le causó lesiones que le impidieron continuar bajo las trabajaderas. Primero como ayudante y después como capataz, El Penitente alcanzó popularidad hasta convertirse en uno de los personajes emblemáticos de la Semana Santa sevillana. Fue el creador de las cuadrillas de hermanos costaleros de la Hermandad de los Estudiantes, en 1973, episodio que el analista Juan Carrero Rodríguez, reseña con las siguientes palabras: “Los hermanos jóvenes de la Hermandad de los Estudiantes,

ESTUVO EN PELIGRO DE DESAPARECER

Al obrero albañil Rafael Blanco Guillén, que se percató del fuego y escaló la fachada de la capilla del Patrocinio, se debe la salvación de la escultura del Cristo de la Expiración, en el incendio producido el día 26 de febrero de 1973. La fotografía de Infantes, del archivo de Holgado Brenes, muestra parte de los daños sufridos por la imagen de “El Cachorro”. La Virgen del Patrocinio resultó carbonizada, así como otros enseres de la Hermandad.

conocedores de las dificultades que se acrecentaban para la contratación de cuadrillas de costaleros profesionales [...], organizaron una cuadrilla bajo la dirección de ese capataz único llamado Salvador Dorado El Penitente, iniciando su preparación en el otoño de 1972 [...] No fue nada fácil

entrenar noche tras noche, soportando las inclemencias del tiempo, y caminar por el pavimento de la lonja de la Universidad, formado por chinos y losas de piedras [...] El 17 de abril de 1973 fue un día histórico para la Semana Santa y la Hermandad. Un grupo de jóvenes cofrades hizo el milagro

Salvador Dorado Vázquez, costalero y capataz conocido como El Penitente desde su infancia, fue una de las máximas figuras de la Semana Santa, durante décadas. Además, él fue quien evitó el asalto de las milicias del Frente Popular a la capilla del Cristo de la Expiración, en las jornadas trágicas que siguieron en Triana al 18 de julio de 1936. En la fotografía de José Manuel Holgado Brenes, El Penitente aparece ante el paso de la Virgen de la Cabeza, el 30 de marzo de 1983.

de levantar a pulso el paso del Cristo de la Buena Muerte, e hizo pensar a los asistentes que más bien parecía levantado por ángeles que por hombres [...] Pero junto a esos hombres no podemos olvidar a ese capataz de voz segura y pelo blanco, que se llama Salvador Dorado Vázquez, y al que todo el mundo conoce por El Penitente. Este mismo personaje tiene otro lugar en la Semana Santa como salvador de la imagen de El Cachorro en 1936. La tarde del 18 de julio, milicianos del Frente Popular se dirigieron hacia la capilla del Patrocinio con intención de repetir los desmanes cometidos en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la O, donde destrozaron las imágenes y el interior del templo. Entonces, Rosario la capillera acudió al domicilio de Salvador Dorado, que estaba muy cercano, y le pidió que impidiera el asalto. El Penitente, armado con un mosquetón, se colocó delante de la puerta y logró convencer a sus compañeros de que, mejor que destruir la capilla, era usarla como escuela o sede sindical, y las imágenes venderlas. No debió ser fácil convencerles, pero al final entre su decidida actitud y los llantos de Rosario la capillera, los milicianos optaron por seguir camino hacia Guillena llevándose a El Penitente con ellos. Salvador Dorado Vázquez alcanzó después el grado de capitán en el Ejército republicano. PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes, 29 de marzo


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Semana Santa

SEVILLA AYER Y HOY

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Cuando Nuestro Padre Jesús del Gran Poder fue cobijado en el garaje del futbolista Juan Araujo, dándole respuesta impensable a su dolor

La Misión General de 1965 Nicolás Salas Periodista y escritor

Las hermandades y cofradías de Sevilla fueron convocadas por el cardenal arzobispo José María Bueno Monreal a la Misión General de enero y febrero de 1965. Por primera vez participaron las citadas corporaciones en una misión y la respuesta fue un éxito de asistentes tanto durante los traslados de las imágenes titulares a los lugares destinados en los barrios periféricos, como en los actos misionales y los regresos a los templos propios. Tomaron parte todas las hermandades y cofradías, aunque algunas de ellas no pudieron desplazarse a los lugares asignados por problemas en los locales, ajenos a su voluntad. Como centros misionales fueron utilizados iglesias, capillas, instalaciones deportivas, almacenes y colegios. Un ejemplo de la diversidad de locales utilizados, a veces insólitos, lo tenemos en la siguiente breve relación. El Cristo de la Buena Muerte fue expuesto en la caseta de Feria de Abril instalada permanentemente por el Real Círculo de Labradores en el Prado de San Sebastián, Nuestro Padre Jesús del Prendimiento tuvo su altar misional en la Real Venta de Antequera, el Santísimo Cristo de las Misericordias estuvo en las instalaciones deportivas del Real Círculo de Labradores en Los Remedios, la Virgen del Valle utilizó la Escuela de Peritos Industriales en la calle Niebla, la Virgen de la Amargura se expuso en el cuartel de la Policía Armada de la Alameda de Hércules, Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas estuvo en el Cortijo de Cuarto, y la Esperanza Macarena en una nave industrial del Polígono de San Pablo. Puede afirmarse que con motivo de la Misión General de 1965, todas las hermandades y cofradías testimoniaron comportamientos apostólicos ejemplares, haciendo posible que en los barrios más alejados tuvieran la oportunidad de tener expuestas las imágenes más populares. Fue aquella Misión una demostración de religiosidad popular sin precedentes, teniendo en cuentas las circunstancias sociológicas de los primeros años sesenta, traumatizados por las catástrofes del arroyo Tamarguillo y la Opera-

CAMINO DE LA PARROQUIA DE SANTA TERESA

En las primeras horas de la mañana del jueves día 28 de enero de 1965, los hermanos del Gran Poder iniciaron el traslado en andas de sus imágenes titulares, camino de la parroquia de Santa Teresa, previa estación en el Sanatorio de los Hermanos de San Juan de Dios, en Nervión. Por la tarde, la fuerte lluvia obligó a guarecer la imagen en el garaje de Juan Araujo.

LEYENDA SEVILLISTA

Juan Araujo marcó en Las Corts el gol que supuso el título de campeón de Liga en la temporada 1945-46 para el Sevilla C. F. Fue prototipo del delantero centro de raza, eficaz profesional de club, que se convirtió en leyenda para los seguidores blancos. GARAJE CONVERTIDO EN TEMPLO

PLEGARIA INFANTIL

Latardedel28deenerode1965,laimagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder fue guarecida de la fuerte lluvia en el garaje y taller de Juan Araujo, en Nervión, dándole respuesta impensable al dolor de padre del popular futbolista del Sevilla C. F.

Desde la terraza del Sanatorio de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, varios niños hospitalizados se turnaron en el rezo del Santo Rosario, seguido por la multitud bajo la lluvia. Fue una de las estaciones más emotivasdelaMisiónGeneraldeSevillaen1965.

LA VIRGEN DE LOS REYES EN LA MISIÓN GENERAL

Para presidir el acto inaugural de la Misión General de 1965, en la que por primera vez participaron las cofradías sevillanas, fue trasladada a la Puerta de Jerez la imagen de la Virgen de los Reyes, rodeada por una multitud de fieles, como muestra la fotografía del archivo del Consejo General de Hermandades y Cofradías.

ción Clavel, más otras desgracias anteriores. En aquel contexto sociológico se produjo un hecho que tuvo impacto emocional en la sociedad sevillana. Resulta que el futbolista Juan Araujo, devoto de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, visitaba los viernes al Señor en su templo para pedirle por la salud de un hijo suyo gravemente enfermo y que falleció. Juan Araujo, con inmenso dolor de padre, fue a San Lorenzo a decirle al Señor que nunca más irías a rezarle a la iglesia, que si quería verle otra vez que fuera Él a su casa... Meses después, la tarde del 28 de enero, Juan Araujo, con emoción indescriptible, de rodillas, vio entrar por la puerta de su garaje al Señor de Sevilla, donde tuvo que ser guarecido por causa de las lluvias torrenciales que le afectaron en el trayecto desde el Sanatorio de los Hermanos de San Juan de Dios a la parroquia de Santa Teresa. PRÓXIMA ENTREGA:

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Desde el 2 de mayo de 1914 hasta el 20 de mayo de 1920, Joselito y Belmonte protagonizaron el tiempo dorado de la Tauromaquia

‘Edad de Oro’ del Toreo Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Entre 1914 y 1917 se forjó la competencia taurina de Joselito y Belmonte, consolidada en 1919 y 1920, con el paréntesis de la temporada de 1918, cuando el Pasmo de Triana dejó de torear en España y se quedó en América. Un tiempo llamado Edad de Oro de la Tauromaquia, valoración histórica que transcendió varios años después y que comenzó a plantearse con motivo de la muerte trágica de Joselito en la Primavera de 1920. Las temporadas de 1915, 1916 y 1917, fueron para José Gómez Ortega Gallito de éxitos arrolladores y de marcas hasta entonces nunca logradas por torero alguno. Durante seis años seguidos [1913-1918], fue primero en el escalafón. En 1919, después del paréntesis taurino americano del año anterior, con boda incluida, fue Juan Belmonte quien puso el listón más alto, tanto que no pudo ser superado hasta los tiempos de Manuel Benítez El Cordobés [1970], aunque con otros toros y circunstancias taurinas y de transportes muy distintas; es decir, sin comparaciones posibles. La temporada de 1917, Joselito toreó ciento tres corridas y mató doscientos treinta y cuatro reses. En 1913, el diestro de Gelves tomó el testigo de su hermano Rafael, primero en el palmarés de 1912 con setenta y cuatro corridas toreadas, y fijó el número máximo de festejo en ochenta, número sólo alcanzada por Rafael Guerra Guerrita en 1899. Desde ese año hasta 1918, durante seis temporadas seguidas, Joselito se mantuvo como primer espada en el escalafón de matadores de toros, pese a perder bastantes corridas por percances y enfermedad. En estos seis años, sumó las siguientes corridas: en 1913, ochenta; en 1914, setenta y cinco; en 1915, ciento dos; en 1916, ciento cinco; en 1917, ciento tres; y en 1918, ochenta. De manera que fue el primer torero en alcanzar y superar las cien corridas, sin volver la espalda a las divisas duras. Por ejemplo, entre 1912 y 1920, José Gómez Gallito estoqueó ochenta y nueve toros de Miura, en cuarenta y tres corridas. El total de toros lidiados entre 1913 y 1918, fueron los siguientes: ciento noventa y siete, en 1913; ciento setenta y uno, en 1914; doscientos cuarenta y dos, en 1915; doscientos cincuenta y uno, en 1916; doscientos treinta y cuatro, en 1917; y ciento sesenta y ocho, en 1918. La marca de Joselito fue igualada por Espartaco en las temporadas 1986-1991. Joselito toreó veintidós corridas como único espada y en una de ellas cortó la primera oreja concedida en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Fue en 1915, en Feria de San Miguel, el 30 de septiembre. Aquel día Gallito se encerró en el coso del Baratillo con seis toros del conde de Santa Coloma y le fue concedida la oreja del quinto toro, de nombre Cantinero. Presidió la corrida histórica Antonio Filpo Rojas. Juan Belmonte no actuó en España en la temporada de 1918, pero en la siguiente su-

DESAFÍO A LA AFICIÓN RADICAL

En Sevilla, sobre todo, como acredita la fotografía de Serrano (Fototeca Municipal), pero también en Madrid y otras plazas de postín, Joselito y Belmonte fueron los únicos matadores protagonistas de una competencia taurina que fueron juntos en el mismo vehículo a la plaza de toros. Esta demostracióndeamistadyrespetomutuofuerechazadaporlosaficionadosradicales, que los querían ver enfrentados en el ruedo y en la calle.

ÚLTIMA FOTOGRAFÍA DE JOSÉ Y JUAN

DíasantesdelatragediadeTalaveradelaReina,JoséGómezOrtegaGallitoy Juan Belmonte García fueron fotografiados juntos en la plaza de toros de Murcia, en el intermedio de la corrida. José y Juan torearon juntos doscientas cincuenta y ocho tardes, un récord jamás igualado por ninguna competencia taurina.

peró la marca de Joselito, que en 1919 sumó noventa y una corridas y ciento noventa y ocho toros muertos, perdiendo algunos festejos por percances. El Pasmo de Triana fue más respetado por los toros y pudo actuar en ciento nueve corridas, perdiendo una decena de contratos por cogidas. Juan Belmonte mató en 1919 doscientos treinta y cinco toros, no logrando superar los doscientos cincuenta y uno de Joselito en 1916. Juan Belmonte tampoco volvió la espalda a los toros con fama de duros. Del hierro legendario de Miura, estoqueó ochenta y dos reses, cinco de ellas como novillero. Toros

CARTEL DE UN MANO A MANO

Gallito y Belmonte torearon reses del conde de Santa Coloma el 9 de mayo de 1916 en las Arenas de Barcelona. Nunca ambos matadores rechazaron lidiar las divisas más acreditadas por su fiereza y trapío.

de las divisas de Murube, Pablo Benjumea, Guadalest, Santa Coloma, Pablo-Romero, Concha y Sierra, Saltillo, fueron frecuentes en los carteles donde figuraron Belmonte y "Gallito". A la primera oreja concedida a José Gómez Gallito en la Real Maestranza en 1915, siguió la segunda oreja para Juan Belmonte, en la temporada siguiente. Fue el 28 de abril de 1916, en corrida de feria. Se lidiaron toros de Gamero Cívico para Vicente Pastor, Joselito y Juan Belmonte. Este logró la oreja del sexto toro al que, según escribió Don Criterio en su crónica

de El Liberal, le hizo una "faena monumental, puramente belmontina". Joselito toreó en Madrid seis corridas de novillos y ochenta y una de toros. Belmonte lo hizo cuatro veces de novillero y sesenta y cuatro de matador de toros. En Sevilla, Joselito toreó siete novilladas y cincuenta y ocho corridas de toros. Belmonte actuó ocho veces como novillero y cincuenta y tres como matador de toros. PRÓXIMA ENTREGA:

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Durante los años 20 y 30 del siglo XX, fue la actriz sevillana de mayor éxito e instauradora del verdadero estilo andaluz en el teatro

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Recuerdo de Carmen Díaz Nicolás Salas Periodista y escritor

Carmen Díaz Gálvez (Sevilla, 18961979) nació en el barrio de San Julián, en la esquina de la barreduela de Sánchez de Castro con la calle Enladrillada, en los últimos años del siglo XIX y desde sus primeros años juveniles destacó como genial intérprete del teatro quinteriano, registro artístico con el que se consagró en los escenarios madrileños, llevando a la capital de España la verdadera dicción sevillana y andaluza. Fue la actriz que desterró los estilos amanerados y exageraciones supuestamente andaluces, y el actor Emilio Segura la recordó en su muerte como “la actriz cuyo mayor éxito histórico y artístico fue crear un estilo realista andaluz de interpretación, porque antes de Carmen Díaz las actrices eran enfáticas y engoladas en su declamación. Ella pudo interpretar y hacerlo con éxito reconocido tanto a Jacinto Benavente como a los Hermanos Álvarez Quintero, pasando por Giradoux y otros autores franceses”. Carmen Díaz, como se anunció en los carteles, trabajó primero en la Compañía de María Guerrero, en papeles de damita joven, pero pronto formó su propia Compañía y estrenó obras de los autores más acreditados en los años 10 y 20, sobre todo de Jacinto Benavente, con el que tuvo amistad entrañable. También estrenó obras de Pilar Millán Astray y José María Pemán. Su sensibilidad artística y humana, su manera natural de expresarse en andaluz, llamaron la atención de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, que apreciaron la variedad de registros adecuados para sus creaciones; es más, escribieron expresamente para ella numerosas obras con las que los tres alcanzaron notables triunfos. Fueron los casos de títulos tan populares como Hablando se entiende la gente, Los mosquitos, Los duendes de Sevilla, La risa, Solera, El susto, Requiebros y otras. Se despidió de las tablas en Sevilla, cuando se inauguró el teatro Álvarez Quintero, en 1950, actuando conjuntamente con Lola Membrives en la obra Malvaloca y Consolación, escrita expresamente para la ocasión por Juan Ignacio Luca de Tena. Carmen Díaz actuó en la función inaugural del teatro de la Exposición, el Lope de Vega, interpretando la obra quinteriana Los duendes de Sevilla. Las imágenes recuerdan la placa colocada en 1931 en la casa donde nació, por iniciativa del Ateneo presidido por Blasco Garzón y la Casa de Andalucía en Madrid; sus relaciones con Benavente y los Hermanos Álvarez Quintero, una de sus últimas fotografías en su venerable ancianidad, y diversas poses artísticas de su dilatada carrera como actriz. Actuó en todos los teatros de Madrid y especialmente en el Fontalba. Nunca renunció a su sevillanía y aquí vivió sus últimos años.

PLACA EN LA CASA NATAL

CON JACINTO BENAVENTE

AÑOS VEINTE

DULZURA

SENCILLEZ

ÚLTIMOS TIEMPOS

DE GOYESCA

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Viernes 5 de Abril

REGISTRO DRAMÁTICO

CON LOS HERMANOS ÁLVAREZ QUINTERO


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En la calle Sierpes, y con raíces en el siglo XIII, estuvo la prisión real alzada en tiempo de Felipe II, que llegó hasta mediados del siglo XIX

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La Cárcel Real (1569-1837)

RECUERDO CERVANTINO

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La actual sede de la Caja de Ahorros San Fernando en la calle Sierpes, números 85 y 87, esquina con la calle Manuel Cortinas, ocupa gran parte del solar en que estuvo la Cárcel Real desde la Reconquista fernandina hasta comienzos del segundo tercio del siglo XIX. Antes estuvieron en el mismo lugar, el Banco Hispano Americano, y en fecha muy anterior el Real Círculo de Labradores, que lo tomó del Café Universal en los últimos lustros del siglo XIX. Una placa colocada en la fachada principal del edificio en 1905, por iniciativa de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, recuerda que en la citada Cárcel Real estuvo cautivo Miguel de Cervantes y Saavedra en los años 1597 y 1602, lugar donde “engendró para asombro y delicia del mundo El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”. Así lo afirma la introducción de la obra clásica titulada Relación de la Cárcel de Sevilla, de Cristóbal de Chaves, y publicada en el siglo XIX, aunque escrita a finales del siglo XVI. “En la Cárcel Real de Sevilla –dice– se engendró por el otoño de 1597, la obra más discreta, más hermosa, más grande del espíritu e ingenio humanos. Efectivamente, para la historia literaria, siempre será aquel famosísimo penal, la única y verdadera cuna de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”. El edificio carcelario de la calle Sierpes fue clausurado el día 2 de julio de 1837, trasladándose los presos a las nueva Cárcel Nacional establecida en el antiguo convento de agustinos descalzados de Nuestra Señora del Pópulo, cárcel de la que nos ocuparemos en nuestra próxima entrega. El edificio que llegó hasta 1837 había sido construido casi totalmente en 1569 por el arquitecto Juan Navarro, manteniendo parte del anterior fechado en 1418, y que a su vez tenía raíces de las primitivas cárceles reales allí edificadas durante los siglos XIII y XIV. El doctor Joaquín González Moreno, antiguo archivero de la Casa de Medinaceli, publicó en 1997 un libro no venal por cuenta de la Caja de Ahorros San Fernando, con motivo de la adquisición del edificio que hasta entonces había sido sede del Banco

MITAD SUR DEL EDIFICIO

MITAD NORTE DEL EDIFICIO

FACHADA PRINCIPAL (1569)

Hispano Americano. En su obra, titulada De Cárcel Real a sede de Caja San Fernando, el autor expone una síntesis histórica del citado establecimiento penitenciario, cuya administración estuvo vinculada al ducado de Medinaceli desde 1593 hasta 1837. Junto a esta pequeña obra de síntesis, que aportó datos documentales hasta entonces no difundidos, los estudiosos de la Cárcel Real

PLANO DE LA CÁRCEL REAL (1569)

RECREACIÓN DE GONZALO BILBAO

cuentan con otra obra básica que aporta dibujos preciosos. En el primer tomo de Iconografía de Sevilla (1400-1650), de María Dolores Cabra Loredo con la colaboración de Elena María Santiago Páez, publicado por Focus-Abengoa en 1988, se incluyen cinco grabados con los planos de alzada y planta del edificio construido por Juan Navarro en 1569. Asimismo es muy orientativa la re-

creación pictórica de Gonzalo Bilbao, incluida en el libro titulado Quien no vio Sevilla..., editado en 1920 por el Ayuntamiento, como ilustración de la historia de la calle Sierpes firmada por Luis Montoto. PRÓXIMA ENTREGA:

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Desdejulio de 1837 hasta marzo de 1933, la Cárcel Nacional estuvo en el antiguo convento de agustinos descalzos de Nuestra Señora del Pópulo

La Cárcel del Pópulo Nicolás Salas Periodista y escritor

El ex convento del Pópulo (1634) fue exclaustrado en 1836 junto a otros establecimientos eclesiásticos sevillanos, y convertido en Cárcel Nacional un año después, como relevo de la Cárcel Real de la calle Sierpes, clausurada el día 21 de julio de 1837 y derribada pocos meses después. El nuevo establecimiento penitenciario ocupaba casi toda la manzana formada por las actuales calles de Almansa, Pastor y Landero, Arenal y Genil. Y heredó de la antiquísima cárcel de la calle Sierpes todos los problemas penitenciarios, cuyo estudio con conclusiones impresionantes publicó el doctor Felipe Hauser en su doble obra clásica de finales del siglo XIX, sobre la sanidad, higiene y sociología sevillana. La Cárcel Nacional del Pópulo, más cercana en el tiempo, tuvo especial protagonismo durante los primeros años republicanos, cuando fue asaltada en varias ocasiones y escenario de motines y fugas espectaculares. Funcionó desde julio de 1837 hasta marzo de 1933, cuando los presos allí recluidos fueron trasladados a la nueva cárcel de Nervión, conocida como de Ranilla por estar cercana al pequeño arroyo de ese nombre. Esta prisión de Nervión ha estado en funcionamiento hasta hace unos años, cuando ha sido sustituida por la nueva prisión titulada Sevilla-2 y localizada en el término municipal de Mairena del Alcor. Junto a estas líneas recordamos gráficamente el derribo simbólico de la Cárcel Nacional del Pópulo, realizado el 14 de septiembre de 1935 por el entonces alcalde republicano Isacio Contreras. En el solar resultante se construyeron en los años cuarenta el mercado del Arenal, oficinas municipales y viviendas para funcionarios. También reproducimos la página del semanario Blanco y Negro donde se informó de la entrega oficial de la nueva cárcel de Nervión, en marzo de 1933, en acto presidido por Vicente Sol, director general de Prisiones que hasta pocos meses antes había sido gobernador civil de Sevilla. Emigdio Mariani y Piazza legó la estampa impresionante del momento en que los presos del Pópulo cantaban saetas a la Virgen de la Esperanza de Triana, una costumbre instaurada por la Hermandad desde el 19 de abril de 1889, fecha de su primera estación penitencial al reanudar sus salidas procesionales. Y mantenida sin interrupción hasta 1933, año de clausura de la cárcel. En el lugar donde estuvo el portón principal de la prisión, la Hermandad colocó el día 18 de diciembre de 1955, un retablo con la imagen de la Virgen de la Esperanza trianera, obra del artista ceramista Antonio Kiernam. Un retablo público donde nunca faltan las flores, como bien testimonia la fotografía de José Manuel Holgado Brenes, obtenida durante la mañana del Jueves Santo de 1998.

RUINAS DEL CONVENTO-PRISIÓN

CÁRCEL DE RANILLA (1933)

DERRIBO SIMBÓLICO EN 1935

ASPECTO ACTUAL

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Miércoles, 10 de Abril

SAETAS CARCELERAS PARA LA ESPERANZA

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Dedicó diecisiete años de su vida a los ‘sin techo’, en la ciudad de suburbios y refugios, episodio dramático básico del siglo XX

Testimonio de Gregorio Cabeza Nicolás Salas Periodista y escritor

En 1961, Gregorio Cabeza Rodríguez, 41 años (Carmona, 3 de noviembre de 1920), funcionario del Gobierno Civil, fue comisionado por Pedro Gual Villalbí, ministro sin cartera y delegado para Sevilla, para organizar los refugios de damnificados por la riada provocada por el arroyo Tamarguillo. Nunca pudo pensar Gregorio Cabeza en noviembre de 1961 que, con aquel nombramiento de urgencia, daba comienzo una etapa de diecisiete años, hasta junio de 1978, al frente de la Secretaría de Viviendas y Refugios, en la que sería protagonista y testigo de la época más trascendente de la vida local durante el siglo XX, en sus aspectos urbanos, residenciales y demográficos. Una Secretaría de Viviendas y Refugios que, además, nunca existió oficialmente, porque nunca fue creada por acuerdo municipal ni incluida en los presupuestos de la ciudad. Tanto es así que, para evitar problemas futuros, Gregorio Cabeza pidió y obtuvo de Antonio González y González Nicolás que designara un interventor de oficio para garantizar la transparencia contable de los refugios, que sólo contaban con el dinero aportado por los propios refugiados y los donativos. El Ayuntamiento de Sevilla nunca concedió una subvención, aunque sí ayudó de otras maneras en casos concretos. El funcionario designado fue Francisco Romero Ramos, persona de confianza del interventor del Ayuntamiento. La dedicación de Gregorio Cabeza a las funciones de emergencias encomendadas en 1961 por el ministro Gual Villalbí, nada más ser nombrado por el Gobierno delegado especial para Sevilla, fue total. Tiempo después, la Secretaría de Viviendas y Refugios dependería directamente de la Alcaldía de Sevilla. Pero diecisiete años de labor no fueron fáciles en una ciudad con cincuenta y tres suburbios y veinticinco refugios, en condiciones infrahumanas la mayoría, por donde tuvieron que pasar más de ciento cincuenta mil personas. Y donde la ruina del caserío, los desahucios, los hundimientos, jalonaron los años sesenta y primeros setenta. Miles de personas no olvidaron nunca los servicios prestados por la Secretaría de Viviendas y Refugios, y muchos de ellos dejaron testimonios de su gratitud en cartas que se conservan en el archivo de Gregorio Cabeza. El camino fue de rosas y de espinas. Gregorio Cabeza fue duramente contestado cuando, en enero de 1970, afirmó públicamente su rechazo a la especulación de solares. Entonces dijo a la agencia Cifra y fue publicado por todos los periódicos nacionales, que “el problema de los numerosos solares abandonados, o en espera de una más alta cotización, que hay en Sevilla, lo considero como una sangría a la comunidad en beneficio de unos pocos; es más, entiendo que es algo inmoral, que incluso debía de castigarse con prisión si fuera necesario porque sin duda entra en el terreno delictivo”. Siempre contó Gregorio Cabeza con el

TODOS LOS TEMPLOS PARA LOS ‘SIN TECHO’

El cardenal arzobispo José María Bueno Monreal, puso a disposición de Gregorio Cabeza todos los templos de la ciudad y dependencias del Arzobispado, para acoger a los refugiados que lo necesitasen. En la imagen, el prelado atiende los informes de Gregorio Cabeza durante su visita a las casitas bajas del Polígono San Pablo, el 12 de febrero de 1964.

UN NIETO DEL ‘REY’ DE LOS GITANOS

Gregorio Cabeza Rodríguez no se limitó a procurar techo para los damnificados, sino que se preocupó por sus vidas y compartió alegrías y penas con numerosas familias. En la imagen, durante el bautizo de un nieto del rey de los gitanos, en la iglesia de San Pío X del Polígono Sur, el 16 de diciembre de 1972. Fueron sus padrinos Gregorio y su mujer, María Dolores Méndez Alonso. Al niño le impusieron el nombre de Gregorio Barrera Hernández.

apoyo del cardenal arzobispo José María Bueno Monreal, cuya confianza en su labor llegó hasta el extremo de autorizarle para que utilizara todos los templos de la diócesis y dependencias del Arzobispado para acoger a los refugiados que lo necesitasen. Personas que, al principio, fueron críticas con La Corchuela, modificaron su criterio cuando conocieron los servicios positivos que prestaba a la sociedad y las funciones regeneradoras de parte de los alojados. Y de críticos se convirtieron en colaboradores eficaces.

Hubo quienes criticaron algunas incidencias ocurridas en La Corchuela, inevitables en un colectivo de unas cuatro mil personas y cuyos orígenes sociales eran tan variados como complejos. Es verdad que había unas diferencias culturales muy acusadas entre algunos grupos de alojados en el refugio, pues junto a familias procedentes de edificios en ruina y de clases media y obrera cualificada, había otras sin formación cuyo último hogar había sido una chabola o un puente.

Un día, Gregorio Cabeza recibió una estampa con Cristo Crucificado, firmada por el sacerdote redentorista Ángel Carrillo, que decía: “Como este Xto. está usted crucificado por los pobres sin hogar. Que Jesús le bendiga”. Cuando llegó la hora de la despedida y el regreso a su puesto de jefe de Administración en el Gobierno Civil, en junio de 1978, Gregorio Cabeza recibió muchas cartas de gratitud. Una de ellas, firmada por el doctor arquitecto Rafael Arévalo Camacho, decía entre otras cosas: “Recuerdo los tiempos en que Sevilla llegó a verse flanqueada por sus cuatro costados e invadida en pleno corazón por aquellos tristísimos refugios que constituyeron el termómetro de la frialdad de nuestra sociedad frente a los problemas de cuantos carecían de un techo bajo el que cobijarse”. “De todos esos marginados te convertiste en paladín y defensor, como un quijote de este siglo nuestro, tan propenso a la amnesia y a cerrar los ojos ante las desgracias ajenas”. “Y cierto que, batiéndote en singular batalla, conseguiste que tu nombre fuera respetado y tu noble gestión reconocida y alabada, aunque no faltaran brotes de acibarada censura de quienes se dedicaron por oficio o malsanos intereses al ejercicio despiadado de una destructiva crítica”. “Mucho habrás sufrido –lo sé– ante la escasez de tus recursos para atender la demanda de una población desguarecida; y ante la falta de comprensión de quienes, en lugar de ayudarte, se dedicaron a ladrar mientras cabalgabas pesándote en las alforjas la desgracia –vivida por ti y sentida– de cuantos acudían a tu puerta, en enjambre, en solicitud de ayuda”. “A todos tendiste la mano, y ganaste ciertamente –frente a todos– la batalla, siendo el pionero de esa “transfiguración” que nuestra ciudad ha venido consiguiendo, y de la que eres su principal artífice, desde el modesto despacho –inundado de datos, fichas y estadísticas– donde durante tan largos años erigiste tu cuartel general”. “Vaya al amigo y al hombre de corazón abierto y sin medidas, este particular homenaje de quien sabe valorar lo ingente de tu hazaña, digna de figurar con letras de oro en la Historia inédita de nuestra ciudad”. La Batalla de Sevilla por la Vivienda, entre 1961 y 1978, tuvo en las autoridades locales, provinciales y nacionales, protagonistas fundamentales que se volcaron con la ciudad y resolvieron con eficacia innumerables problemas administrativos y financieros. Nunca hubiera podido desarrollar la Secretaría de Viviendas y Refugios, como gestora de la adjudicación de pisos por riguroso turno de prioridades, su espléndida e histórica labor, sin la existencia de decenas de miles de nuevas viviendas sociales y subvencionadas por el Estado, que cambiaron el plano de la ciudad. Pero durante diecisiete larguísimos años, Sevilla fue ciudad de suburbios y refugios. De ellos nos ocuparemos en las dos próximas entregas. PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes, 12 de abril


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Las nuevas generaciones ignoran que durante décadas del siglo XX Sevilla fue “vergüenza de España” por la falta de viviendas sociales

La ciudad de los suburbios Nicolás Salas Periodista y escritor

■ En diciembre de 1961, un mes después de la

catástrofe provocada por el arroyo Tamarguillo, los informes técnicos más completos fijaron en 29.386 el déficit de viviendas. De ellas, 13.043 estaban en mal estado y reclamaban la evacuación rápida de sus vecinos; otras 16.343 viviendas más deberían ser evacuadas lo más pronto posible por su estado totalmente insalubre. Pocos años después, el déficit de viviendas sociales casi se había duplicado. En la periferia e incluso en zonas urbanas, las gentes se refugiaban en cincuenta y tres suburbios de fortuna. La ciudad de los refugios había dado carácter a Sevilla más allá de Despeñaperros. La situación sufrida por varias decenas de miles de familias sin techo, acogidas en refugios en condiciones infrahumanas, junto a las tragedias provocadas por los hundimientos de casas en ruina, y el drama de quienes no podían abandonar sus viejos hogares inhabitables por falta de viviendas sociales, había merecido en los periódicos de Madrid la valoración de “vergüenza de España”. Nadie acertaba a explicarse cómo se había podido llegar a tal estado de abandono del caserío antiguo, a la proliferación incontrolada de decenas de suburbios de chabolas, a la escasez abrumadora de nuevas viviendas asequibles para las clases obreras y medias. Por orden de fecha de erradicación, el censo de suburbios era el siguiente: 1.- Carretera Amarilla, luego zona industrial (9.1.62). 2.- El Plantinar, en zona de la avenida Ramón y Cajal (18.1.62). 3.- Villa Rana, junto a la estación de San Jerónimo (23.1.62). 4.- Huerta de San Gonzalo, en el sector Guadaira (31.1.62). 5.- Los Negritos, junto a El Juncal (23.2.62). 6.- Vereda de Palmete (25.2.62). 7.- Huerta de la Pastora, en el sector Guadaira (25.2.62). 8.- Cruz de la Vereda (28.2.62). 9.- Huerta de los Granados, en San José Obrero (6.4.62). 10.- Camino Viejo de la Algaba (6.4.62). 11.- Huerta de la Cartuja (11.4.62). 12.- Charco de la Pava, junto al Guadalquivir (11.4.62). 13.- Haza del Huesero, junto al Guadalquivir (11.4.62). 14.- Las Erillas, junto al Guadalquivir (23.4.62). 15.- Los Remedios, frente a la calle Constancia (23.4.62). 16.- Chabolas de la calle María Niño (20.9.62). 17.- Chabolas de la calle Febo, Rincón de la Mosca (20.9.62). 18.- Calle Nueva o Pirineos, en la huerta del Pilar (3.1.63). 19.- Carretera antigua de la Universidad Laboral (7.9.63). 20.- Chozas junto al Aeropuerto Viejo (14.8.64). 21.- El Higuerón, junto a San Jerónimo (14.8.64). 22.- Chabolas de El Quintillo (14.8.64). 23.- Chabolas de Ciudad Jardín (14.8.64). 24.- Casa Lonja de Amate (14.8.64). 25.- Huerta de Buenavista, junto al Tamarguillo (13.9.64). 26.- Chabolas en terrenos de Renfe, sector de la plaza de Armas (1.7.65). 27.- Suburbio de Lafitte, más patios de Santa Cecilia y Santa Matilde (20.7.65). 28.- Tejar del Mellizo o Barrio Máquinas, junto a la avenida de la República Argentina (31.7.65). 29.Huerta de López, en El Patrocinio

POSTAL DE SEVILLA ÉSTE FUE UN REFUGIO SELECTO...

En el asentamiento de los Tres Escalones no hubo apenas chabolas, sino pequeñas casas en zona sin urbanizar y sus residentes podían considerarse privilegiados en comparación con quienes malvivían en chozas, que fueron la mayoría de los cincuenta y tres suburbios.

Las calles cortadas por palos que aguantaban las paredes de los edificios ruinosos fueron frecuentes en todo el casco antiguo de la ciudad. Llegaron a coincidir más de medio centenar de calles afectadas.

DRAMAS OCULTOS

LOS DESAHUCIOS DE CADA DÍA...

A los arriados del Tamarguillo sucedieron los arriados de secano, como los identificó Gregorio Cabeza. Casi todas las semanas hubo desahucios provocados por las casas en ruina, y a veces los derrumbes se adelantaron a la evacuación provocando muertos y heridos.

(13.10.65). 30.- Chabolas de la Huerta del Huracán, en el sector de la Cruz del Campo (24.6.66). (En 1967 no se erradicó ningún suburbio). 31.- Chabolas en el almacén de duelas de la avenida de Ramón y Cajal (10.1.68). 32.Vereda de San Cayetano o Pinarillo, en la carretera de Brenes (10.1.68). 33.- Huerta del Retiro (10.1.68). 34.- Chabolas en la calle Vicente Alanís, junto a San José Obrero (21.12.69). 35.- Chozas junto a las Tapias de Cobián, detrás del edificio La Paz, en la avenida de Sánchez Pizjuán (24.6.70). (Durante los años 1971 y 1972 no se erradicaron suburbios). 36.-Chabolas del suburbio de Nuestra Señora de los Ángeles, en el sector Guadaira (25.3.73). 37.-Chabolas del puente de Tria-

na, junto al antiguo Barranco (27.12.73). 38.- Huerta de los Flamencos, junto al Polígono de San Pablo (9.3.74). 39.- Suburbio de Santa Teresa de Amate (3.10.74). 40.- Las Pitas, próximo al cementerio (10.1.75). 41.- Las Lomas, junto a la Cartuja (20.1.75). 42.- Chozas junto al grupo escolar Jorge Juan (20.1.75). 43.- Huerta de los Tres Escalones o Sagrado Corazón, detrás del edificio de La Paz, en la avenida Sánchez Pizjuán (21.2.75). 44.- Suburbio de Concha y Reina, en el sector Guadaira (20.11.75). 45.- Suburbio de San Gabriel, en el sector Guadaira (20.11.75). (En 1976 no se erradicaron suburbios). 46.- Chabolas del muelle de la Paja, junto al Guadalquivir (21.2.77). 47.- Chabolas de las Colmenas, junto al Guadalquivir

Decenas de corrales de vecinos estaban en ruina y los residentes malvivían en condiciones infrahumanas. Techos derrumbados, suelos hundidos, como el de este pasillo salvado con una puerta, eran realidades ocultas. (21.2.77). 48.- Núcleo suburbial de La Dársena (6.10.77). 49.- Chabolas en la prolongación de la avenida de Coria (12.11.77). 50.- Chabolas del cortijo Maestrescuela, en Nervión (23.11.77). 51.- Suburbio de El Vacie o Mato de San Joaquín, junto al cementerio (primera evacuación, 5.9.61; segunda, 23.11.77). 52.- Chabolas diseminadas por varios sectores del casco antiguo (entre 1976-77). 53 y último.- Albergues de la barriada de la Paz (6.6.78). Desde los suburbios y las casas en ruinas, la gente fue evacuada a veinticinco refugios, que recordaremos en nuestra próxima entrega. PRÓXIMA ENTREGA:

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Desde 1961 hasta 1977 hubo en Sevilla veinticinco refugios, por donde pasaron más de 150.000 personas damnificadas y sin techo

La Ciudad de los Refugios

ANCIANOS EN LA CORCHUELA

UNO DE LOS TALLERES

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Los refugios abiertos desde noviembre de

1961 hasta agosto de 1977 fueron veinticinco, instalados con mejor o peor fortuna en todo tipo de edificios utilizables para dar cobijo de emergencia a las personas sin techo, salvo en los casos de las llamadas Casitas Bajas (1962), Charco Redondo (1966) y La Corchuela (1969), que fueron grupos de viviendas provisionales construidas expresamente para alojar a las personas sin hogar, en la primera etapa, en la intermedia y en la última, respectivamente. En La Corchuela se prestaron especiales atenciones a los ancianos, los niños y la formación profesional. En los refugios las habitaciones tenían como paredes intermedias colchas, mantas, sacos, lonas o lienzos de colchones colgados de cables o cuerdas, la mayoría de las veces, pues se trataba de grandes naves o locales que servían de almacenes, edificios en construcción, etcétera. Los servicios, lavaderos y cocinas eran colectivos y se construyeron provisionalmente. Tampoco había agua corriente en los habitáculos. En los refugios se hacía vida de corral de vecinos, pero en condiciones aún más precarias. La mayoría de las familias procedían de los suburbios en peores condiciones sanitarias y habitables, en los primeros años, y después de las casas en ruina o derrumbadas. Los desahucios fueron tan numerosos que en muchas ocasiones las familias no encontraban plaza en los refugios y tenían que pasar alguna noche en mitad de la calle con los muebles y enseres hogareños a la intemperie. Por orden cronológico de fecha de clausura, los refugios utilizados fueron los siguientes: 1962: 1.– Hospital Militar de la Macarena (19 enero). 2.– Galerías Comerciales del Puerto, en avenida de la Raza (19 enero). 3.– Pisos en construcción en la barriada Madre de Dios, en el sector Amate (23 enero). 4.– Locales e instalaciones en el antiguo monasterio de San Jerónimo (31

PLANO DE LA CORCHUELA

enero). 5.– Soportales de la avenida de Ramón y Cajal (31 enero). 1963: 6.– Antiguas naves del diario Abc, en la Enramadilla (12 febrero). 1964: 7.– Naves del mercado de entradores de la calle Almansa (5 agosto). 8.– Escuela del Magisterio, en construcción (5 agosto). 9.– Refugio de los Ciegos, en la carretera de Alcalá (29 septiembre). 1968: 10.– Locales comerciales del grupo de viviendas Virgen de los Reyes (10 enero). 11.– Palacio de Justicia, en construcción en el Prado de San Sebastián (16 abril). 1971: 12.– Barracones de Torreblanca, en la antigua vereda de Pero Mingo (16 octubre). 1972: 13.– Cocheras de Tranvías, en la Puerta Osario (29 febrero). 14.– Refugio del Husillo Real, en calle Torneo (29 febrero). 15.– Locales de Hijos de Luca de Tena, en la Huerta de la Salud (29 febrero). 16.– Almacenes municipales de la calle Luis Montoto (29 febrero). 17.– Refugio-albergue de San Jerónimo, en la calle Arroyo (29 febrero). 18.– Naves del Matadero Municipal (29 fe-

GUARDERÍA INFANTIL

brero). 19.– Pabellón de Valencia, en el sector Sur (20 octubre). 20.– Pabellón de Brasil, en el paseo de las Delicias (20 octubre). 1973: 21.– Cuartel de la Policía Armada, en la Alameda de Hércules (28 noviembre). 22.– Los Merinales, junto a la autovía Sevilla-Dos Hermanas (20 diciembre). 1974: 23.– 2.000 alojamientos llamados las casitas bajas, en el Polígono San Pablo, utilizados por primera vez el día 14 de marzo de 1962 y que permitieron erradicar un elevado número de suburbios y de refugios iniciales. Por estas casitas bajas pasaron en varias fases un total de 11.789 familias, con 45.916 personas (5 diciembre). 1975: 24.– Pabellones de Charco Redondo, utilizados desde el día 12 de diciembre de 1966, dieron cobijo en fases sucesivas a 2.396 familias, con 10.236 personas (20 diciembre). 1977: 25.– La Corchuela, más que refugio fue una barriada experimental, con alojamientos y servicios propios de barriada. Fue utilizado desde el día 14 de octubre de 1969, pasando por sus alojamientos en

diversas fases un total de 3.219 familias, con 12.143 personas (30 agosto). Dos gobernadores civiles, Hermenegildo Altozano Moraleda –hasta mediado 1962– y José Utrera Molina –durante siete años: 1962-1969–, fueron los principales artífices de la movilización en favor de la construcción de barriadas de viviendas sociales. En la Alcaldía de la ciudad, Mariano Pérez de Ayala, José Hernández Díaz y Juan Fernández Rodríguez y García del Busto, fueron tres hombres clave en los tiempos más difíciles y estuvieron identificados con el problema residencial. Otros alcaldes que apoyaron a la Secretaría de Viviendas y Refugios, fueron Félix Moreno de la Cova, Fernando de Parias Merry y José Ramón Pérez de Lama. También Rafael Ariza Jiménez, que ocupó la Alcaldía accidentalmente, fue sensible al problema de la vivienda. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles, 17 de Abril


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José Manuel Holgado Brenes, artista fotógrafo, atesora centenares de imágenes de la ‘ciudad insólita’, de singulares valores costumbristas

SEVILLA AYER Y HOY

Holgado Brenes, notario gráfico Nicolás Salas Periodista y escritor

■ José Manuel Holgado Brenes (Sevilla, 1940), abogado de profesión y fotógrafo de vocación, es un artista polifacético con registros excepcionales y personalísimos, del que el maestro Miguel Ángel Yánez Polo, creador de la Fototeca Hispalense, ha escrito un certero análisis que comienza diciendo que “es un reportero con matices existenciales evidentes”. Y añade: “Sin ninguna línea preconcebida, sólo el hombre como individualidad concreta, sin contactos con el llamado reportaje social, tiene raíces más hondas de lo que a simple vista pueda parecer. Es buscador infatigable del objet trouvé, lo emplea distorsionándolo, frecuentemente en una disyuntiva óptica contrapuesta y dura, a veces impregnada de socarronería y que deja al libre ánimo del espectador su resolución. Nada hay sin sentido en su fotografía. Se trata de su interpretación de la Humanidad como persona y que se limita a exponer los hechos, a veces simples y siempre cargados de su forma de ser, de su manera de estar aquí. Él confiesa que su fotografía, siempre directa y sin manipulación alguna, es un testimonio notarial”. Nosotros hemos contado con la colaboración generosa y valiosísima de José Manuel Holgado Brenes en numerosas ocasiones, y fotografías suyas incluimos en libros y programas de televisión, enriquecidos con sus “actas notariales gráficas” de la Sevilla insólita. Hoy reproducimos nueve imágenes suyas que se explican por sí mismas, como casi todas las suyas. Son muestras de sus dotes de observación (El bocata), de su oportunismo positivo (La Pantojita con Alberti), capaz de captar los valores añadidos de una realidad que generalmente pasa desapercibida (Migajas para los pájaros). Con su cámara al hombro, comenzó con 14 años a recorrer las calles y plazas de la ciudad en busca de personajes y circunstancias afines capaces de expresar sentimientos curiosos, especulativos, siempre vinculados a la condición humana. El resultado son miles de fotografías con valores excepcionales. José Manuel Holgado Brenes no ha limitado su vocación al ejercicio del arte de la imagen, avalado por numerosas exposiciones individuales y colectivas desde 1975, sino que ha investigado la historia y publicado ensayos incluidos en obras básicas de la bibliografía fotográfica. Tiene decenas de artículos publicados en revistas especializadas y en periódicos, ha dictado también numerosas conferencias y charlas didácticas y divulgativas ilustradas con diapositivas, ha hecho documentales audiovisuales. Y sus fotografías y textos complementarios están en todos los soportes posibles, por modestos que sean, llevado de su afán divulgador. Asimismo posee una valiosa colección de fotografías antiguas, de publicaciones, de cámaras, etcétera. Está vinculado al arrabal trianero y es uno de sus más apasionados estudiosos y divulgadores desde el Círculo Cultural Don Cecilio de Triana.

MACARENA, 1984

CHAPINA, 1984

SANTA CRUZ, 1990

DOÑA GUIOMAR, 1990

MÉNDEZ NÚÑEZ, 1984

ATENEO, 1989

PLAZA DEL PAN, 1995

SANTA ANA, 1996

PLAZA ENCARNACIÓN, 1999

PRÓXIMA ENTREGA:

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El poeta nació en la calle Acetres (1902) y luego residió en los pisos militares de la Borbolla (1914), las calles Aire (1918) y Rosario (1928)

SEVILLA AYER Y HOY

Donde habitó Luis Cernuda

PLACA EN LA CASA NATAL

CALLE ACETRES

CALLE AIRE

PLACAS RECORDATORIAS EN LA CALLE AIRE

PISOS MILITARES DE LA BORBOLLA

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Luis Cernuda Bidón (Sevilla, 21 septiembre 1902-México D. F., 5 noviembre 1963), cumple este año el centenario de su nacimiento y es objeto de homenajes que reconocen sus valores literarios y humanos. Nosotros recuperamos la memoria gráfica de los lugares donde habitó el poeta, ligados a etapas básicas de su vida, en una ciudad donde las circunstancias urbanas, arquitectónicas, residenciales, culturales y costumbristas estaban vinculadas a la herencia recibida del siglo XIX. Los planos de la ciudad del Novecientos

CALLE ROSARIO

que nos sirven de referencia son los de Antonio Padura, Ángel Pulido y Antonio Poley y Poley, fechados en 1891, 1902 y 1910, respectivamente. Las tres cartas urbanas confirman que la Sevilla de finales de la centuria decimonónica y principios del siglo XX, era una ciudad sin tiempo, petrificada, cuyo perímetro era prácticamente idéntico al reflejado por el primer plano topográfico de Sevilla, mandado levantar por Pablo de Olavide en 1771. En efecto, la zona urbana estaba formada por lo que hoy conocemos como casco histórico o antiguo, más los arrabales, comparables con pequeñas aldeas, de los Humeros, la Macarena, la Trinidad, San Roque y San Bernardo, más Triana en la orilla derecha del Guadalquivir, y el de mayor entidad. Una ciudad habitada por apenas ciento cincuenta mil habitantes.

Y todavía es más significativo que las reformas urbanas que situaron a la ciudad en el siglo XX, llegaron en los últimos años de la preparación de la Exposición Iberoamericana de 1929. Ejemplos máximos de dichas reformas fueron los ensanches para enlazar la avenida central desde la Catedral con la plaza de la Puerta de Jerez y la misma plaza citada, realizados a partir de 1927. De la ciudad que conoció Luis Cernuda, nos ocuparemos en la próxima entrega. Las fotografías muestran la placa que recuerda el nacimiento del poeta en la actual calle Acetres, en la casa número 6, y en la que habitó hasta los doce o trece años, en 1914 posiblemente, cuando se trasladó su familia a las viviendas militares anexas al cuartel del Regimiento de Zapadores de la avenida de San Sebastián, luego de la Borbolla (1922),

en el que su padre fue coronel. También reproducimos las dos placas de azulejos fijadas en la fachada de la casa número 18 (20) de la calle Aire, que recuerdan su residencia desde hacia 1918 hasta julio de 1928, y el poema Jardín antiguo, escrito en Glasgow el 13 de septiembre de 1939. Por último, la zona de la calle Rosario donde Luis Cernuda vivió sus últimos meses sevillanos, desde julio hasta que se marchó para siempre en septiembre de 1928. Este tiempo residió posiblemente en una pensión que estaba localizada en el número 2, hoy parte del edificio del Banco de Santander, esquina a calle Tetuán, que era propiedad de Francisco Barea Herrera. PRÓXIMA ENTREGA:

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El poeta abandonó Sevilla en septiembre de 1928 y pudo ver los ensanches de Santo Tomás, la avenida y la plaza Puerta de Jerez

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La ciudad de Luis Cernuda Nicolás Salas Periodista y escritor

■ En nuestra entrega anterior conocimos las

residencias de Luis Cernuda desde 1902, año de su nacimiento, hasta septiembre de 1928, cuando marchó a Málaga para nunca más volver a Sevilla. Ahora recordamos la ciudad que el poeta conoció durante el periodo de tiempo citado, unos veintiséis años, cumpliendo el servicio militar en el Regimiento de Caballería que tuvo su cuartel (1780) en la avenida de Menéndez Pelayo, en 1923. Siguiendo los temas gráficos adjuntos, puede observarse el centro de la ciudad antes de los ensanches (1927-1929) que hicieron posible la prolongación de la avenida central desde la esquina de la Catedral hasta la actual plaza de Puerta de Jerez, la cual también fue creada a partir de 1928. Las imágenes proceden de los archivos Mendoza y Base Aérea de Tablada. Se derribaron los edificios del ex convento de Santo Tomás, sede del Gobierno Militar y de Unión Explosivos Río Tinto, situados delante del Archivo General de Indias, separados por una calle muy estrecha dedicada al cardenal fray Ceferino González. Asimismo fue derribada la manzana de casas que ocupaba el centro de la actual plaza, formada por las prolongaciones de las calles Almirante Lobo y Maese Rodrigo, más el chaflán rotulado de Jerez, justo al lado de la puerta del jardín del Hotel Alfonso XIII. Cernuda pudo conocer los ensanches citados ya casi terminados, cuando se marchó de la ciudad en septiembre de 1928. Y desde luego la antigua plaza de la Magdalena, con el Hotel Roma, lugar donde se hospedaban escritores y artistas nacionales y extranjeros, y la plaza de la Pescadería, antes del ensanche de los primeros años 20. Ambas imágenes proceden de una postal de 1910 y del archivo Focus-Abengoa. El poeta fue contemporáneo de la torre denominada Pasadera y Pasarela, y del callejón de San Pablo, que se mantuvo hasta 1937. Del teatro Eslava y de los Caños de Carmona. Y desde luego de la antigua calle Mateos Gago, ensanchada en los primeros años 20; de la plaza de la Campana anterior a 1912, cuando se derribaron varios edificios que permitieron su actual configuración, especialmente el CaféCantante Novedades, que se mantuvo hasta 1923 y que al ser destruido permitió el ensanche de la calle Martín Villa, desde la calle Santa María de Gracia hasta la plaza de Villasís. Asimismo pudo conocer la construcción de las sedes del Banco de España, de Telefónica y del Hotel Alfonso

PLAZA DE LA MAGDALENA (1920)

LA PASARELA (1896-1920)

PLAZA DE LA PESCADERÍA (1919)

ANTES DEL ENSANCHE DE LA PUERTA DE JEREZ

MATEOS GAGO (1916)

SAN PABLO ANTES DEL ENSANCHE

XIII, y de la mayoría de los edificios emblemáticos catalogados del regionalismo sevillano, bastante de ellos en el primer tramo de la nueva avenida central entre el Ayuntamiento y la Catedral, creada entre 1912 y 1918, y que antes apenas si tenía un tercio de su anchura actual. PRÓXIMA ENTREGA:

Domingo 28 de Abril

ANTES DEL DERRIBO DEL CONVENTO DE SANTO TOMÁS


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Mañana se cumplen cien años del estreno en el Teatro Apolo de Madrid de la zarzuela compuesta por el maestro sevillano Gerónimo Giménez

Centenario de ‘Torre del Oro’ Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Gerónimo Giménez Bellido (Sevilla, 1854-Madrid, 1923), vivió parte de su infancia en Cádiz, donde a los 12 años de edad fue primer violín, en la Sociedad de Cuartetos. Muy joven dirigió “a primera vista” en Gibraltar la ópera Safo de Pacini. Luego amplió sus estudios en el Conservatorio de París, lo que provocó encono en los dirigentes musicales de Madrid. Tuvo la manía infantil de quitarse edad, razón por la que algunas biografías citan el 1858 como año de su nacimiento, y también se propuso escribir su nombre y primer apellido con g en vez de con j, imponiéndolo así en las partituras, pero este deseo suyo no ha sido respetado por la mayoría de los biógrafos y estudiosos de la zarzuela. El maestro Gerónimo Giménez tiene calle en Sevilla desde 1962, en Triana, después de una breve campaña periodística en su favor que hicimos en las páginas de Abc, aunque rotulada como Maestro Jiménez, conjuntamente con otros músicos, como los maestros Arrieta, Bretón, Guerrero y Guridi. Hasta entonces el maestro Giménez era casi desconocido por los sevillanos, salvo en los cenáculos musicales, donde disfrutaba de prestigio gracias a la familia Mariani, que fue su mayor defensor y difusor, y al escritor Santiago Montoto, que tomó una obra suya como sintonía para su popular programa radiofónico titulado Sevilla en la historia y la leyenda, emitido por Radio Nacional de España durante los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo. Esa obra es el preludio de la zarzuela Torre del Oro, la misma que nosotros hemos adoptado como sintonía de las series de televisión titulada Sevilla ayer y hoy. Torre del Oro fue estrenada el 29 de abril de 1902, en el Teatro Apolo de Madrid, entonces considerado la catedral de la zarzuela. Fue un éxito y figura como pieza de concierto en los repertorios de varias orquestas sinfónicas del mundo, junto con obras de Falla, Albéniz, Turina, Granado y otros. Pero hubo más éxitos en su creación compositora e incluso más importantes, como Los Voluntarios (1893), El baile de Luis Alonso (1896), La boda de Luis Alonso (1897), y La Tempranica (1900), todas ellas consideradas obras fundamentales del repertorio zarzuelero. De Los Voluntarios es pieza de concierto la marcha militar, muy utilizada por las bandas de música de la Fuerzas Armadas. En cuanto a El baile y La boda de Luis Alonso, son considerados títulos maestros del costumbrismo gaditano de mediado el siglo XIX, con libreto del también gaditano Javier de Burgos. La Tempranica, fue valorada por Federico Moreno Torroba como zarzuela con rango de ópera. Gerónimo Giménez fue uno de los principales promotores de la afición filarmónica madrileña del novecientos.

GERÓNIMO GIMÉNEZ (1921)

GERÓNIMO GIMÉNEZ (1916)

GERÓNIMO GIMÉNEZ (1902)

PARTITURAS DE “LA TEMPRANICA” Y “LA BODA DE LUIS ALONSO”

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles, 1 de mayo

TEATRO APOLO DE MADRID (1902)

SANTIAGO MONTOTO


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Hace noventa años que se derribó el acueducto almohade (1172) que abastecía la ciudad, por exigencia de los vecinos de La Calzada

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Los Caños de Carmona (1912) Nicolás Salas Periodista y escritor

Según informa Manuel Trillo de Leyva en su obra La transformación urbana de Sevilla (1980), fueron los vecinos del barrio de La Calzada los promotores del derribo del acueducto almohade del siglo XII. Las manifestaciones públicas contra el mantenimiento de los Caños de Carmona se iniciaron el día 6 de mayo de 1911, y el Ayuntamiento accedió a la petición. La fotografía que reproducimos da fe del comienzo de la destrucción del monumento el día 26 de enero de 1912, que duró varios meses. El acueducto (1172) conocido como Caños de Carmona no tuvo casi nunca interés especial para los sevillanos, pese a ser una de las obras emblemáticas de la Isbiliya almohade (1147-1248). Tanto es así que en 1911, cuando los vecinos del barrio de La Calzada decidieron manifestarse para pedir la demolición del acueducto, el gobierno municipal no dudó en aceptarlo. Se trataba de un deseo largamente mantenido por los vecinos del citado barrio, para acabar con los problemas de salubridad y convivencia provocados por las personas que utilizaban los arcos más alejados de la Puerta de Carmona como viviendas de fortuna, generalmente inmigrantes y desahuciados de los corrales de vecinos, y que eran focos de numerosos conflictos sociales. De esta manera la ciudad perdió un monumento notable, que ahora representaría valores extraordinarios arqueológicos e históricos con proyecciones culturales y turísticas. El origen del acueducto es romano y sobre los restos de su primitivo trazado, descubierto por los almohades, se construyó en 1172 el que llegó casi intacto hasta 1912, en su trazado, pero en lamentable estado de conservación, y del que se mantienen tres lienzos: dos en el comienzo de la calle Luis Montoto, y el tercero al final de la avenida de Andalucía, en la zona de Ranilla. Este último tramo fue reformado en 1834. Los dos lienzos iniciales están muy cercanos al lugar que ocupó hasta 1912 la alcantarilla de las Madejas para salvar el arroyo Tagarete, donde luego se construyó (1929-1931) el paso elevado sobre el ferrocarril derribado en 1991, cuando la calle Luis Montoto fue reformada. Los tres lienzos supervivientes del derribo de los Caños de Carmona presentan ruina provocada por el vandalismo y la climatología, hechos denunciados reiteradamente ante las autoridades por un lector de Diario de Sevilla y vecino de la calle Luis Montoto, Francisco César García. El castillo de ronda, aportado por nuestro lector Diego González y Sánchez-Matamoros, también servía para custodiar las llaves de las arquetas distribuidoras de las aguas de los Caños de Carmona y de las Fuentes del Arzobispo. ■

PLANO DEL SIGLO XIX

ALCANTARILLA DE LAS MADEJAS

RESTO DE LUIS MONTOTO

VIRGEN DE LAS MADEJAS

COMIENZO DEL DERRIBO (1912)

CASTILLO DE CONTROL

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes, 3 de mayo


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Fue popular en las plazas de la Gavidia y del Duque un limpiabotas que pronunciaba discursos patrióticos subido en el monumento a Daóiz

Don Antonio el betunero

DON ANTONIO DURANTE UNO DE SUS PARLAMENTOS EN LA PLAZA DE LA GAVIDIA (1940)

PLAZA DEL DUQUE (1947)

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ La ciudad del primer medio siglo XX, sobre todo durante las décadas de los años 30 y 40, reúne un amplísimo catálogo de curiosidades ciudadanas protagonizadas por personajes variopintos vinculados al costumbrismo local. Y como hábitat de los personajes curiosos y pintorescos, el estilo de vida de una ciudad provinciana que todavía en el ecuador de la centuria mantenía raíces decimonónicas, reflejadas en su morfología urbana, caserío de corrales infrahumanos junto a edificios emblemáticos de la arquitectura del regionalismo sevillano, y una socioeconomía afectada por las circunstancias dramáticas y trágicas vividas por la sociedad desde el final de la

MONUMENTO A DAÓIZ (1933)

CUARTEL DEL DUQUE (1949)

monarquía alfonsina y la proclamación de la II República hasta los difíciles lustros de la larga posguerra, tras sufrir el Frente Popular y la confrontación fratricida. Durante ese periodo de la vida sevillana, la Alameda de Hércules fue el paseo más popular, utilizado por las clases media y obreras durante el día, atraídas por sus quioscos de bebidas, con sus plazas de veladores, las gramolas difusoras de canciones españolas y cantes flamencos; los cines de verano y los numerosos establecimientos anexos, como Las Maravillas, La Sacristía, Casa Parrita y otros. Y luego, la Alameda de Hércules se convertía en epicentro de la Noche de Sevilla, donde la plaza de la Europa era el pórtico de las glorias nocturnas, con sus templos de Las Siete Puertas y Casa Morillo, y el cabaret Zapico en la calle Leonor Dávalos. En la Alameda se hicieron populares muchos personajes que luego fueron asiduos de

las plazas de la Campana, del Duque y de la Gavidia, que fueron durante la tarde noche la antesala del ocio nocturno. Había de todas clases, vendedores ambulantes, fotógrafos “al minuto”, cantaores, bailoras, guitarristas, carteristas, celestinas, charlatanes, betuneros... Y muy especialmente uno al que toda Sevilla conocía como Don Antonio el betunero. Un lector de Diario de Sevilla, Guillermo Sánchez Zamora, nos ha facilitado una fotografía de este personaje, quizás la única que existe, en la que Don Antonio pronuncia uno de sus discursos patrióticos en la plaza de la Gavidia de 1940, rodeado de flechas y pelayos. Hace muchos años, José María Ramos Roldán, el camarero-poeta de la Alameda y una de las personas que mejor conocía aquel mundillo, nos testimonió que el citado betunero se vinculó durante sus últimos años a una tienda mixta de bebidas y comestibles llamada Dos de Mayo, establecida en la es-

quina de la plaza de la Gavidia con la calle cardenal Spínola, que tenía plaza de veladores y donde iban a tomar café, jefes y oficiales de la Capitanía General y del cuartel del Duque, a los que Don Antonio les lustraba sus leguis y botas altas. Pero Don Antonio bebía a veces más de la cuenta y entonces le daba por subirse al monumento a Daóiz, desde donde pronunciaba apasionados discursos sobre los héroes de las guerras de Cuba, Filipinas y África. Como era cojo y utilizaba bastón, no se podía bajar del monumento, y los chiquillos se metían con él y le decían pata de jamón. La gente aplaudía sus parlamentos y él correspondía con profundas inclinaciones de cabeza y la boina en la mano. PRÓXIMA ENTREGA:

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Durante veintidós años (1954-1976) el edificio sin terminar de la torre de Los Remedios, fue símbolo de una ciudad sin pulso, del fracaso político.

Torre de Babel, ruina cívica Nicolás Salas Periodista y escritor

Durante más de veinte años, desde 1954 a 1976, la torre inacabada de Los Remedios, en plena avenida de República Argentina, fue símbolo de la ruina ciudadana de la época, la vergüenza de Sevilla. Una muestra tangible de la falta de iniciativas e incapacidad de gestión empresarial y económica. La estructura del emblemático edificio sirvió de cobijo a una colonia de vencejos pálidos. Era una especie de Torre de Babel hispalense, la expresión pública del fracaso de la clase dirigente de la ciudad, que desde el término de la Guerra Civil no volvió a tener el espíritu cívico del primer tercio del siglo XX. José Manuel Holgado Brenes la fotografió ensacada en la primavera de 1976, recién iniciadas las obras de terminación. Las demás fotografías muestran la actualidad del edificio de la Torre de Los Remedios, y el contraste con el pasado, de la deplorable imagen dada durante veintidós años, desde 1954 hasta 1976, cuando por fin fue terminado el edificio. Junto a la torre inacabada, puede observarse el estado de gran parte de la avenida de República Argentina durante los años sesenta, todavía con solares sin edificar, como en la plaza de Cuba. En la primavera de 1954 los sevillanos comentaban con orgullo que en la avenida de República Argentina, ocupando toda una manzana, se alzaría el edificio más moderno y alto de la ciudad: la Torre de Los Remedios, contemporánea del proyectado canal de navegación Sevilla-Bonanza. Dos años más tarde comenzarían las cuitas, y lo que estaba proyectado para ser símbolo del progreso hispalense, habría de convertirse, con el tiempo, en penoso testimonio de sus muchas frustraciones ciudadanas. Ya en la década de los sesenta sería aludida con los más despectivos epítetos, mas siempre a prudente nivel coloquial; jamás las páginas impresas dieron cabida a texto alguno que no fueran tímidas misivas de lectores despistados, que preguntaban en las secciones de “cartas al director”: ¿Se puede saber de una vez qué pasa con la Torre de Los Remedios? Luego, mediada la década, con la Ley Fraga, cambió algo el panorama y se empezó a decir que la torre era propiedad del Instituto Nacional de la Vivienda, que la había comprado a la Diputación en 1962 con la intención de terminarla. Diez años después, como seguía inacabada y estaba mucho más sucia y desvencijada, los periódicos y las emisoras de radio, señalaron que los restos de la torre constituían un deprimente espectáculo, que nos avergonzaba a todos, pero muy especialmente a los guías de turismo y a los cocheros, que no sabían qué decir cuando algún extranjero curioso les preguntaba qué demonios era aquello. Mas, por pudor o por miedo de que nadie los creyera, nunca dijeron que aquellas ruinas eran de un edificio aún sin estrenar.

VISTA CABALLERA DESDE EL ALJARAFE

ESPEJO DE LOS REMEDIOS

PERSPECTIVA DESDE LA AVENIDA

AÑOS SESENTA

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EL ESQUELETO DENUNCIA

TORRE ‘ENSACADA’


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Desde 1973, cuando propusimos el predio como recinto para la Feria, se ha producido idéntico rechazo que durante 1898-1972 con Los Remedios

Histórica dehesa de Tablada

PRIMER VUELO EN TABLADA (1910)

DEHESA CON TOROS BRAVOS

HIPÓDROMO DE TABLADA

AERÓDROMO MILITAR

EL ASEDIO A SEVILLA (1247-48)

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Durante los últimos años, la dehesa de Tablada ha vuelto a la actualidad como proyecto urbano. En 1973, en nuestro libro Las Ferias de Sevilla, propusimos dos zonas para el posible traslado del recinto del ferial abrileño: los terrenos de la Cartuja y de Tablada. El primero fue utilizado para la Exposición Universal de 1992, una iniciativa impensable casi tres décadas antes, y el segundo no ha sido aceptado por una parte de las autoridades, funcionarios y ciudadanos. Lo mismo que durante 75 años (18981972) se estuvo polemizando estérilmente sobre la posibilidad de cambiar el ejido del

TABLADA EN LA ACTUALIDAD

Prado de San Sebastián por el Campo de Martes, el Cortijo Maestrescuela, Tabladilla o el Sector Sur, desde que sugerimos el futuro traslado de Los Remedios, por razones urbanas y cívicas, el rechazo de la dehesa de Tablada no ha sido hasta ahora convincente y desde luego han aflorado los mismos fantasmas del pasado y también los mismos intereses especulativos, incluso con más fuerza. Unos fantasmas que el tribunal del tiempo han dejado sin efectos un cuarto de siglo después del abandono del Prado por Los Remedios. Conviene recordar que la operación urbana de recuperar Tablada y darle solución positiva para la ciudad a las circunstancias administrativas del actual recinto de Los Remedios, la propuso e inició el alcalde Manuel del Valle Arévalo, y no lo dejaron terminar. Las ilustraciones recuperan parte de la

EN 1935, CESIÓN AL ESTADO

memoria histórica de usos de la dehesa de Tablada. El primer vuelo ocurrió el 28 de mayo de 1910. Entonces se celebró la Semana de Aviación, promovida por el alcalde conde de Halcón, donde intervinieron los pilotos extranjeros Olieslagers, Kulhing, Barrier y Tick, con pruebas de despegue, velocidad, duración y viraje. La copa de Sevilla la ganó el primer aviador citado, que voló durante una hora por el cielo de Tablada. El aparato utilizado, idéntico al que aparece en la fotografía procedente del archivo del historiador Juan Antonio Guerrero, fue un Bleriot XI monoplano, con motor Anzani de 25 cv. El plano del asedio a Sevilla por las tropas del rey Fernando III, procede de la obra básica del profesor Julio González sobre el Repartimiento (1951), donde se fijan los campamentos que rodearon la ciudad durante

los años 1247 y 1248. En Tablada tuvo el monarca su cuartel general. Junto con la escena taurina captada por Beauchy en los primeros lustros del siglo XX, editada como tarjeta postal, aparecen estampas de Tablada como aeródromo y pista hípica, así como el nudo de carreteras que actualmente ocupa el mismo sector. Por último, reproducimos del semanario Estampa el acto de cesión de Tablada al Estado para uso militar, en 1935, por el precio total de doce millones de pesetas. El alcalde Isacio Contreras recibió el cheque de ocho millones de pesetas a cuenta. El predio tenía dos millones seiscientos mil metros cuadrados, cedidos en 1252 por privilegio real. PRÓXIMA ENTREGA:

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Antonio Milla recuperó la memoria gráfica de algunos corrales de vecinos ancestrales y que llegaron hasta mediado el siglo XX

Antología de corrales de vecinos

CORRAL DE SAN ANTONIO

CORRAL DE VALDECANTOS

CORRAL DE LOS FIDEOS

CORRAL DEL CHORIZO

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ El pintor y profesor Antonio Milla, ya consagrado como artista sevillano, tuvo la feliz iniciativa de recuperar la memoria gráfica de algunos corrales de vecinos muy populares durante el siglo XIX y la primera mitad de la centuria siguiente, y los dibujó magistralmente con técnica de grafito sobre papel fabriano. La colección, realizada durante los años 70, sumó trece originales preciosos que fueron adquiridos por la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana, que los expuso de mane-

ra permanente en el claustro de su sede de la calle Trajano. De aquella colección reproducimos cuatro corrales, los llamados de San Antonio, de Valdecantos, de los Fideos y del Chorizo. Los demás fueron los corrales de las Monas, de San José, de la Tarazana, y la Casa San José. Del corral de las Monas ofreció cinco vistas, y del corral del Chorizo, dos. La obra pictórica fue comentada por el historiador Joaquín González Moreno, que ofreció una síntesis documental sobre las citadas casas de vecinos, apoyándose en sus propias investigaciones y en la escasa bibliografía publicada. El estudio más reciente fue realizado por un equipo de estudiantes universitarios dirigidos por el profesor Francisco Morales Padrón, pu-

blicado en 1974, y que puede considerarse como el más completo documento científico sobre el tema. El profesor Morales Padrón añadió a las investigaciones de campo realizadas por los estudiantes, antecedentes históricos básicos para conocer los valores y circunstancias sociales de este tipo de viviendas, que no sólo fue utilizada en Sevilla y parte de España, sino que saltó a las Islas Canarias y parte de la América con raíces españolas. Otros estudiosos afrontaron el tema de los corrales de vecinos con objetivos costumbristas y sociológicos, sobre todo Luis Montoto, José Más y Manuel Chaves Nogales. Otras aportaciones básicas fueron las firmadas por el profesor Felipe Hauser, en sus dos obras clásicas sobre sanidad e higiene, ver-

dadero fondo excepcional para los antropólogos, publicadas a finales del siglo XIX. Los dibujos de Antonio Milla recogen aspectos fundamentales de la arquitectura de los corrales. Además del diseño de patios y elementos arquitectónicos, se observan losetas de Tarifa, ladrillos de canto, enjalbegados, materiales de desechos, zócalos, uso de materiales inadecuados como la uralita; más referencias de lavaderos colectivos, cocinas exentas en patios y pasillos, ornamentos vegetales, persianas, techos a dos aguas, sin dejar de reflejar el deterioro de estos edificios singulares a través del tiempo. PRÓXIMA ENTREGA:

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Homenaje a la memoria de una pléyade de arquitectos con una labor espléndida entre 1900-1935, olvidada injustamente hasta los años 70

SEVILLA AYER Y HOY

Arquitectos artistas del regionalismo Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Hasta muy tardíamente, los años 70, y gracias a la valiosa labor investigadora del profesor Alberto Villar Movellán, no fue posible conocer en su conjunto el verdadero alcance, decisivo y espléndido de la arquitectura del regionalismo sevillano. Tres obras básicas del citado profesor ofrecen la oportunidad de conocer y valorar justamente el trabajo de una pléyade de arquitectos artistas, así como sus biografías, los catálogos de obras proyectadas y las circunstancias de tiempo y lugar en que se desarrolló su labor. Alberto Villar Movellán los dividió en cinco grupos. Primero, los precursores, donde incluye a José Gómez Otero (18451920) y Simón Barris y Bes (1859-1912). El segundo grupo lo denomina maestros del regionalismo, donde están Aníbal González y Álvarez-Ossorio (1876-1929), José Gómez Millán (1878-1962), José Espiau y Muñoz (1884-1938), Juan Talavera y Heredia (1880-1960), Antonio Gómez Millán (1883-1956), Francisco Hernández-Rubio y Gómez (1857-1950), Vicente Traver y Tomás (1889-1979?), Antonio Arévalo Martínez (1871-1948), Ramón Balbuena y Huertas (1883-1967), Pedro Fernández de Heredia y Listrán (1879-1870), y Ricardo Magdalena Gallifa (1878-1945). En el tercer grupo, que titula La generación de 1917, incluye a Pedro Sánchez Núñez (1882-1956), Antonio Illanes del Río (1883-1973), Juan José López Sáez (18891965), Leopoldo Carrera Díez (1895-1960), y Luis Fernández-Palacios Palazuelos (1896-1992). Luego viene el grupo de “los epígonos del regionalismo”, integrado por Rafael Arévalo Carrasco (1898-1952), José Granado de la Vega (1898-?), Aurelio Gómez Millán (1898-1991), y Francisco Pérez Bergali (1898-1973). Por último, cierra el grupo de “los racionalistas”, formado por Gabriel Lupiañez y Gely (1900-1942), Antonio Delgado Roig (1902-2002), José Galnares Sagastizábal (1904-1977), y Joaquín Díaz Langa (1907-?). Entre otras obras emblemáticas de la arquitectura del regionalismo sevillano, tenemos el cine Coliseo España (1925-30), de José y Aurelio Gómez Millán Aurelio. Los edificios de La Adriática (1914-22), Casa Calvi (1910) y el Hotel Alfonso XIII, de José Espiau y Muñoz. La casa del marqués de la Motilla y más de un centenar de edificios, en su mayoría vinculados a la arquitectura del regionalismo sevillano, de Vicente Traver y Tomás. Mención especial merece la obra legada a la ciudad por Aníbal González y Álvarez-Ossorio, como las plazas de España y de América. En 2001 se cumplieron 125 años de su nacimiento y sugerimos un homenaje a su memoria, que hasta ahora no ha sido atendido.

ANÍBAL GONZÁLEZ

JOSÉ ESPIAU MUÑOZ

VICENTE TRAVER

JOSÉ GÓMEZ MILLÁN

ANTONIO GÓMEZ MILLÁN

AURELIO GÓMEZ MILLÁN

GABRIEL LUPIAÑEZ

ANTONIO ILLANES DEL RÍO

ANTONIO DELGADO ROIG

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Debe honrarse la memoria de quienes perdieron su vida en unos tiempos dramáticos, víctimas de una situación social adversa

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Las víctimas de casas ruinosas

ALAMEDA DE HÉRCULES (1970)

CALERÍA, 6

GUADALUPE, 5

Nicolás Salas Periodista y escritor

Gregorio Cabeza Rodríguez propuso que se instalara en La Corchuela un memorial que recordara los nombres y circunstancias de los cincuenta y tres suburbios y veinticinco refugios de emergencia que tuvo Sevilla entre 1961 y 1977, más el número de familias afectadas, dedicándole un lugar de honor a los nombres de las víctimas provocadas por la ruina del caserío. Los muertos y heridos por derrumbamientos de edificios ruinosos, no lo fueron sólo por la fatalidad, sino también por la ambición desmedida, la ineficacia administrativa y la irresponsabilidad moral de algunas personas. Junto a la desinteresada entrega de muchos en favor de la pobre gente sin hogar, no faltaron quienes sólo tuvieron

FRANCOS, 61

ALMONACID, 14

en cuenta sus propios intereses o se inhibieron de sus responsabilidades sociales. Entre 1964 y 1971, las víctimas por hundimientos fueron las siguientes: 1964.- 24 de agosto: María del Carmen Muñoz Gutiérrez, de 5 años de edad, resultó herida muy grave en el derrumbamiento de la casa número 3 de la calle Aniceto Sáenz. 1964.- 4 de noviembre: Esperanza Rodríguez Durán y José María Martínez Quintero, ambos de 18 años, que transitaban por la calle Redes, fueron alcanzados por el derrumbamiento del edificio número 11. La muchacha falleció en el acto y el muchacho resultó gravemente herido. Eran novios. 1965.- 28 de agosto: Joaquín Chacón López, de 66 años, resultó con heridas graves al derrumbarse parte de la casa número 37 de la calle San Luis. 1966.- 22 de julio: Josefa Tejero Muñoz, de 68 años, sufrió heridas y lesiones muy graves en el derrumbamiento de la casa nú-

mero 20 de la calle Enladrillada. 1967.- 13 de abril: Ana María Gutiérrez Benítez, de quince meses de edad, resultó muerta en el derrumbamiento de parte del corral de San Joaquín, en la calle San Jorge, número 7. 1968.- 13 de enero: Seis personas murieron, una resultó herida gravísima y otra de pronóstico reservado, al hundirse durante la madrugada el edificio número 5 de la calle Guadalupe, que no estaba declarado en ruina. Los muertos fueron, Adela García Cid, de 55 años; su esposo, Ángel Caballero Fernández, de 65; su hijo, Juan Manuel Caballero García, de 26; Dolores Barrera Postigo, de 50 años; y sus hijos Manuel y Rafael González Barrera, de 21 y 19 años, respectivamente. Encarnación González Barrera, de 23 años, resultó con heridas gravísimas. El herido de pronóstico reservado fue Guillermo Caballero García, de 21 años. 1971.- 3 de abril. Manuela Rufo Sánchez, de 67 años, falleció al hundirse parte del edi-

ficio número 68 de la calle Aragón. En el mismo suceso resultó gravemente herida su hermana, anciana invidente, Sebastiana Rufo Sánchez. 1971.- 27 de agosto: Federico Georgio Rodríguez, de 62 años, murió cuando se encontraba visitando a sus familiares en el número 39 de la calle Pacheco y Núñez del Prado, en pleno día, en el momento en que ocurrió el derrumbamiento de parte del edificio. Todos los habitantes del corral tuvieron que ser trasladados a La Corchuela ante la ruina total del inmueble. Además de los citados hundimientos con víctimas, hubo otros que no produjeron muertos ni heridos por verdadero milagro, pues hasta muy poco antes de derrumbarse parcialmente los edificios estuvieron ocupados por los inquilinos. PRÓXIMA ENTREGA:

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Durante los años 60, como párroco delSalvador, fue un adelantado de la unidad de los cristianos y de los movimientos seglares democráticos

El obispo Infantes Florido

OBISPO DE CÓRDOBA (1978)

ADHESIÓN Y AMISTAD (1967)

MOVIMIENTOS SEGLARES (1963)

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ José Antonio Infantes Florido (Almadén de la Plata, Sevilla, 24 de enero de 1920), fue ordenado sacerdote el 19 de mayo de 1951, y nombrado obispo de Canarias el 21 de septiembre de 1967. En mayo de 1978 pasó a Córdoba como obispo residencial. Antes, durante los primeros años 60, fue un cura adelantado de la unidad de los cristianos y un decidido promotor de los movimientos seglares democráticos, además de un párroco que destacó durante el tardo franquismo por sus vinculaciones pastorales con toda la feligresía desde su primer destino, como coadjutor de la parroquia de San Pedro de Huelva, y durante su paso por las parroquias del Sagrario de la Catedral de Sevilla, como coadjutor; de la de San Andrés,

CON LA MACARENA (1967)

UNIDAD DE LAS IGLESIAS (1963)

donde fue ecónomo, hasta llegar a la del Divino Salvador como cura propio. En 1963 alcanzó extraordinario eco en España y en el resto de Europa la I Semana de Pensamiento Actual organizada por el párroco del Salvador. José Antonio Infantes Florido, desde su llegada a esta parroquia emblemática de la Diócesis y por mandato del cardenal arzobispo, José María Bueno Monreal, dedicó especial atención a la población universitaria. De las primeras reuniones convocadas en la parroquia surgió la Asociación de Postgraduados de Acción Católica, que fue oficialmente la promotora de la citada Semana de Pensamiento Actual. Las vinculaciones de Infantes Florido con el mundo universitario comenzaron en los tiempos de coadjutor del Sagrario y continuaron como párroco de San Andrés. Asimismo, este sacerdote estuvo siempre muy cerca de las inquietudes universitarias por haber estudiado en Sevilla la licenciatura y el doctorado en Derecho Civil, formación que sería básica en su proyec-

ción eclesiástica, enriquecida con los estudios y doctorado en Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana de Roma, además de Filosofía y Teología en el Seminario sevillano. Asimismo fue profesor de Religión en los cursos superiores de la Facultad de Derecho, notario eclesiástico y defensor del vínculo en el Tribunal del Arzobispado de Sevilla. Ya de obispo, presidió la comisión de relaciones Ecuménicas de la Conferencia Episcopal Españolas, y participó en su nombre en la III Conferencia para la Unión de las Iglesias Cristianas, celebrado en Riva de Galda (Italia). Los antecedentes de sus objetivos ecuménicos fueron la I Semana de Pensamiento Actual, celebrada en marzo de 1963 en Sevilla. Para que hablara en la iglesia parroquial del Divino Salvador, invitó al prior de Taizé, Roger Schutz, pastor protestante que había dado pasos significativos cerca del Papa Juan XXIII, para reiniciar la Unidad de las Iglesias cristianas desde nuevas esperanzas. En Taizé, los monjes veneraban al Papa

como vicario de Cristo, creían en la eucaristía, amaban a la Virgen como Madre de Dios, y vivían según las reglas de San Benito. La presencia en Sevilla de Roger Schutz fue un aldabonazo en Europa. Junto con el prior de Taizé intervinieron personas de inequívoca posición ideológica, como los profesores Manuel Clavero Arévalo, Juan Jordano Barea, Carlos Gortari y Konrad Engerhart. Si la primera Semana dio que hablar, la segunda (1964) mantuvo el interés, con intervenciones de los profesores Julián Marías y Joaquín Ruiz Jiménez, entre otros. En esta segunda Semana tuvo mucho que ver el entonces destacado militante de las Juventudes Universitarias Masculinas de Acción Católica Felipe González Márquez. La tercera Semana, fijada para 1965, no se celebró por recomendación gubernativa al cardenal arzobispo. PRÓXIMA ENTREGA:

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Se cumplen cien años del comienzo del reinado de Alfonso XIII, el monarca que hizo posible la ciudad de la Exposición Iberoamericana

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Un rey penosamente olvidado

HICIERON POSIBLE LA CIUDAD DEL SIGLO XX

RIADA DE 1912

CON LOS SÁNCHEZ-DALP (1922)

Nicolás Salas Periodista y escritor

El 17 de mayo de 1902, Alfonso XIII cumplió la mayoría de edad e inició su reinado, poniendo fin a la Regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena. La primera vez que Alfonso XIII vino a Sevilla fue en 1892, de niño, junto a su madre la Reina Regente. Luego, como Monarca, estuvo prácticamente todos los años desde 1908 hasta 1931. Y a veces en dos o tres ocasiones, salvo en los años 1929 y 1930 cuando con motivo de la

CON ANÍBAL GONZÁLEZ (1928)

BASE DE TABLADA (1923)

Exposición Iberoamericana presidió numerosos actos. En 1916 visitó por primera vez la Feria de Abril. La tercera y última visita al ferial fue en 1930. El 31 de enero de 1931, de paso entre el Coto de Doñana y Madrid, estuvo en Sevilla por última vez. El tribunal del tiempo ha confirmado que la Dictadura de Primo de Rivera hizo posible la Sevilla de la primera mitad del siglo XX, y que el rey Alfonso XIII apoyó decididamente por razones de Estado y amor a Sevilla, frente a todas las adversidades, la Exposición Iberoamericana de 1929. El certamen, que había sido imposible desde 1909 hasta 1923, con la Dictadura de Primo de Rivera se convirtió en el motor del renaci-

miento ciudadano, que contó con una Administración central volcada en favor de nuestra ciudad y provincia. El rey Alfonso XIII (Madrid, 17 mayo 1886-Roma, 28 febrero 1941), no tiene en Sevilla ninguna referencia pública adecuada que recuerde y agradezca su contrastado amor por la ciudad. No tiene monumento ni calle. El único símbolo ciudadano era el nombre del puente de hierro de las Delicias, ahora desmontado y con incierto futuro. Sólo la referencia del Hotel Alfonso XIII le vincula con la ciudad. El general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja (Jerez de la Frontera, 8 enero 1870París, 16 marzo 1930), Hijo Adoptivo y Me-

CON GONZALO BILBAO (1929)

dalla de la Ciudad, tuvo una calle en el Prado de San Sebastián hasta 1992, cuando el Gobierno municipal de coalición PA-PP, se la quitó. José Cruz Conde, comisario regio de la Exposición Iberoamericana, el gestor que con “mano de hierro” llevó a feliz término el proyecto sevillano, también fue eliminado del callejero en la reforma urbana del Prado de San Sebastián. Miguel de Cervantes, en Don Quijote (Parte 2ª, capítulo LVIII), escribió: “La ingratitud es hija de la soberbia”. PRÓXIMA ENTREGA:

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La secular falta de viviendas sociales se convirtió desde 1961 en uno de los dramas más graves de los sevillanos pobres, que sufrieron carencias vitales

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Los dramas sociales olvidados Nicolás Salas Periodista y escritor

En cuatro entregas anteriores (10, 12 y 14 de abril, y 15 de mayo) hemos recuperado la memoria histórica y gráfica de los cincuenta y tres suburbios, de los veinticinco refugios y de las numerosas víctimas mortales de los derrumbes de edificios en ruina. Ahora añadimos la relación de edificios derrumbados sin causar víctimas mortales ni heridos, aunque sí la pérdida de ajuares modestos, y también testimonios gráficos de las condiciones infrahumanas en que malvivieron centenares de familias pobres. Como en los casos anteriores, los documentos básicos y las fotografías proceden del archivo personal de Gregorio Cabeza Rodríguez, que estuvo durante diecisiete años al frente de la Secretaría Municipal de Viviendas y Refugios (1961-1978). Todo el archivo fue costeado y organizado por este señor, con el propósito de legar a los investigadores una base de datos y testimonios gráficos que ayudaran a reconstruir el período en que funcionó la citada Secretaría Municipal de Viviendas y Refugios. Hay temas para varias tesis doctorales. Además de los hundimientos con víctimas, ya reseñados en la página del pasado día 15 de mayo, hubo otros que no produjeron muertos ni heridos por verdadero milagro, pues hasta muy poco antes de derrumbarse parcialmente los edificios estuvieron ocupados por los inquilinos. Entre la amplia relación de este tipo de hundimientos, destacan por su espectacularidad y daños materiales, los siguientes: 1965.- 23 de abril: Calle Torrigiano, número 11. Pérdida de enseres del vecindario. 1965.- 26 de abril: Calle Fray Diego de Cádiz, números 24 y 25. Pérdida de enseres y algunos heridos leves. 1965.- 5 de noviembre: Calle Antillano Campos, número (?). Pérdida de enseres. 1967.- 26 de diciembre: Calle Divina Pastora, número 31. Pérdida parcial de enseres. 1968.- 15 de enero: Calle Covadonga, número 11. Pérdida parcial de enseres. El edificio se derrumbó totalmente poco después de abandonarlo nueve familias. 1970.- 17 de febrero: Calle Placentines, número 17. Pérdida de enseres. 1970.- 25 de junio: Calle Francos, número 67. Una finca de tres plantas, se derrumbó totalmente. No estaba habitada. 1970.- 3 de julio: Calle Flandes, número 3. Hundimiento total. Pérdida de enseres. 1972.- 8 de mayo. En el callejón Dos Hermanas, en la Puerta de la Carne, hundimiento de la casa número 12. 1973.- 20 de febrero: Calle Pagés del Corro, número 11. Pérdida de enseres. 1973.- 23 de junio: Calle Hiniesta, número 34. Pérdida de enseres. 1973.- 2 de julio: Calle Castilla, números 74 y 76. Pérdida de enseres. 1973.17 de septiembre: Calle Juan de Oviedo, número 9. Pérdida de enseres. 1977.- 27 de agosto. Calle Imperial, número 43. Pérdida de enseres.

PRÓXIMA ENTREGA:

Viernes, 24 de Mayo

MÁS TESTIMONIOS INHUMANOS

En la barreduela Juan Romero, número 3, otro testimonio de los dramas ocultos sufridos por miles de familias pobres sevillanas durante los años sesenta. Aquí, en dos habitaciones de un corral de vecinos, húmedas y ruinosas, malvivían trece personas: un matrimonio, ocho hijos, la suegra y dos cuñadas. La imagen muestra las tres camas donde dormían los niños.

HABITACIÓN MULTIUSO

Nada menos que diez personas durmiendo en una pequeña habitación. La familia que sufrió tan dramática realidad, una entre miles, accedió a fotografiarse por iniciativa de Gregorio Cabeza Rodríguez, secretario de Viviendas y Refugios, para aportar a las autoridades de Madrid testimonios incuestionables de la situación infrahumana que sufrió Sevilla después de la catástrofe del arroyo Tamarguillo y la ruina del caserío popular.

PURGATORIO DE SEVILLA

El refugio de La Corchuela, pequeña barriada experimental, fue el símbolo de la Ciudad de los Refugios por donde pasaron más de 150.000 personas desde finales de 1961 hasta mediado 1977.

PLANOS EXPLICATIVOS DE UN DRAMA INFRAHUMANO

La habitación tomada como ejemplo estaba en un viejo edificio de la plaza del Cronista, número 5, y medía 10,40 metros cuadrados de planta, 33,28 metros cúbicos. En ella malvivió varios años una familia compuesta por diez personas. El primer dibujo muestra la distribución de las personas: 1) padre, de 42 años; madre, de 47 años, e hijo menor, de 22 meses. 2) abuela, de 65 años, e hijo de 15 años. 3) Cinco hijos de 11, 9, 8, 6 y 4 años. El segundo dibujo indica la distribución diurna de la habitación: 1) cama del matrimonio; 2) y 3) camas de los hijos y de la abuela; 4) baúl; 5) mesa camilla; 6; máquina de coser; 7) chinero; 8) cántaro de agua; y 9) sillas abatibles. La única ventana de la habitación era utilizada como perchero.


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Construido en 1915 y clausurado en 1983, fue una de las salas emblemáticas de la cinematografía sevillana, y aún puede recobrarse

Así era el cine Lloréns

PANORÁMICA FRONTAL DEL CINE LLORÉNS DESPUÉS DE LA REFORMA DE 1959

Nicolás Salas Periodista y escritor

El pasado día 5, Carlos Colón pidió en su comentario habitual en la sección La ciudad y los días de Diario de Sevilla, salvar el cine Lloréns. Este noble afán de recuperar una de las salas de teatro y cine más emblemáticas de nuestra ciudad, obra cumbre de Vicente Lloréns Asencio, es una constante en este historiador consagrado de la cinematografía sevillana. En 1983, recién clausurado el cine Lloréns, después de casi tres cuartos de siglo vida, Carlos Colón escribió en su libro El cine en Sevilla, 1929-1950: “¿No se podría salvar aún esta sala bellísima y reconvertirla, por ejemplo, en Filmoteca? ¿No se podría colocar en su fachada una lápida que recordara la figura de don Vicente, las personalidades que por allí pasaron, que allí se presentó en Andalucía el cine sonoro? Silencio. Ni más ni menos”. Trece años después, Carlos Colón volvió sobre la pérdida del patrimonio cinematográfico (El País, 17 octubre 1996), rematando sus reiteradas sugerencias de recuperación con este epitafio: “Los cines históricos de Sevilla han perdido su batalla, y hoy son cementerios de sueños”. Otra obra básica de Carlos Colón, Los comienzos del cinematógrafo en Sevilla (1981), ya adelantó los datos biográficos y empresariales de Vicente Lloréns Asencio, con quien la ciudad tiene una impagada deuda de gratitud. Nunca es tarde para hacer justicia a un gran hombre enamorado de Sevilla, que fue figura señera del mundo de la cultura y los espectáculos artísticos. Nosotros apoyamos las sugerencias de recuperación del cine Lloréns, que es posible, oportuna, consecuente con los objetivos culturales que esgrimen los políticos, recuperando en esta página la iconografía del edificio y de los empresarios que lo hicieron posible, lo mantuvieron y, por último, estuvieron obligados a cerrar sus puertas. Tres generaciones de empresarios representados por Vicente Lloréns Asencio, Fernando ■

PATIO DE BUTACAS, PLATEAS Y ENTRESUELO

de Artacho Lloréns y Fernando de Artacho Pérez-Carrascal. Las fotografías ofrecen perspectivas de la enorme y proporcionada sala del teatro y cine Lloréns, obra del arquitecto artista del regionalismo sevillano José Espiau y Muñoz, fechada en 1913-1915. Un edificio que daba a las calles Sierpes y Rioja, que se construyó en el solar del antiguo convento de Nuestra Señora de Consolación, de religiosas mínimas de San Francisco de Paula, exclaustrado en 1837 y ocupado entre 1911 y 1913 por el Teatro del Centro o Edén Concert. La obra de Espiau es espléndida, de raíces islámicas en versión regionalista. Hoy constituye un edificio museable, digno de utilizarse como bien sugiere Carlos Colón para sede de una Filmoteca y otros contenidos culturales, en plena calle Sierpes. Este edificio ha sido estudiado por el profesor Alberto Villar Movellán en su trilogía ya clásica sobre la arquitectura del regionalismo sevillano. PRÓXIMA ENTREGA: TRES GENERACIONES DE EMPRESARIOS

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1820-1973: 153 años de historia del mercado de la Encarnación, que desembocan en el mayor fracaso urbano municipal del siglo XX

Encarnación... ¡cuántos problemas!

LA PLAZA Y MERCADO DE LA ENCARNACIÓN, EN LOS PLANOS DE 1771 Y 1867

CONVENTO DE REGINA ANGELORUM

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Sobre el mercado de abastos de la Encarnación y la misma plaza resultante de los derribos del convento de dicho nombre y otros edificios anexos, coinciden tantas circunstancias adversas, tantas polémicas administrativas, que parece que desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días, se suceden los despropósitos unos tras otros, como una pesadilla para los sevillanos. Aunque hay que subrayar que los treinta años perdidos desde 1973 han superado todo lo imaginable. Hay que aceptar que lo sucedido en este periodo confirma el fracaso de todos los gobiernos municipales implicados.

COSTUMBRISMO DECIMONÓNICO

Los planos topográficos de Pablo de Olavide (1771) y Álvarez-Benavides (1867), que incluimos sobre estas líneas, muestran la zona urbana que ocupó en 1820 el primer mercado local de abastos, construido de madera de pino en parte del ensanche producido entre 1810-1812 con el derribo del convento de la Encarnación de Religiosas Agustinas y varias manzanas de casas colindantes. En el área de influencia de la primitiva plaza, muy reducida en su perímetro, existían entonces seis establecimientos religiosos. Entre ellos, el ya citado convento de la Encarnación, fundado en 1591, y el convento y colegio de Regina Angelorum (1521), para monjas dominicas, situado a la izquierda del plano y derribado entre finales del siglo XIX y primeros lustros del XX. Puede observarse la situación de la

fuente instalada en 1720, que es la misma actual y que después estuvo (1833-1950) en el centro del mercado. El ensanche fue iniciado el 26 de abril de 1810, con la firma del oportuno decreto autorizando los derribos necesarios, por iniciativa de las autoridades francesas recién llegadas a la ciudad (1 febrero 1810-27 agosto 1812), que impusieron sus criterios urbanos de establecer grandes plazas distribuidoras de las comunicaciones radiales. Pero los franceses actualizaron una idea local procedente de finales del siglo XVIII, que los sevillanos no fueron capaces de realizar. Frutos de la invasión francesa fueron las plazas de la Encarnación, de la Magdalena, de Santa Cruz y Nueva, después de los derribos de los correspondientes conventos y tras muchos años de espera.

Las autoridades locales no siguieron los objetivos franceses de establecer en la nueva plaza de la Encarnación, el centro neurálgico de la ciudad, la gran plaza distribuidora del tráfico. En 1820 instalaron el primer mercado de abastos, construido de madera, con enconadas polémicas. Y en 1833 iniciaron la construcción del mercado que llegó hasta 1973. Antes, en 1949, fue derribada la parte Sur del edificio, para hacer la plaza ajardinada de la Encarnación (1950), siguiendo los proyectos de Sáez (1895) y Ularqui (1929). Unas actuaciones que tampoco se realizaron en paz administrativa ni en las fechas previstas. PRÓXIMA ENTREGA:

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Doña Encarna, nombre popular que los sevillanos dieron al mercado de abastos, fue centro de picaresca y símbolo de costumbres ancestrales

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La reforma urbana de 1949

REFORMA DE LA PLAZA ANTES DEL ENSANCHE DE LA CALLE IMAGEN

Nicolás Salas Periodista y escritor

Hasta finales de los años 40 el perímetro del mercado de la Encarnación se mantuvo como fue construido en 1833, aunque la terminación total tardó varios años más, no exentos de polémicas. Ya adelantamos en nuestra primera entrega que el primer mercado fue construido en madera, en 1820, una década después del ensanche dispuesto por las autoridades francesas de ocupación. Hubo mucha burocracia hasta lograr el traslado al nuevo mercado de la Encarnación de los numerosos comerciantes hasta entonces incontrolados que montaban sus puestos eventuales en las callejuelas y plazuelas que iban desde la plaza de la Alfalfa a la del Salvador. Pudieron fijarse normas sobre higiene, calidades, precios y horarios, que suscitaron el rechazo de los comerciantes, obligados además a la limpieza interior del mercado y a mantener el exterior libre de cajas y desperdicios. En las dos primeras fotografías que incluimos en esta página pueden verse el resultado de la destrucción de la mitad Sur del mercado de 1833. Fue creada la plaza actual, donde se colocó la fuente que estuvo en la rotonda central del mercado, tal como aparece en la imagen. A la izquierda se ve uno de los dos pabellones que adornaban el paramento que cerraba el mercado, que en el centro tenía una fuente y una escultura de la diosa Pomona, realizada por Juan Luis Vasallo. La figura también la reproducimos, fotografiada por Serrano, cuando ya estaba a punto de ser desmontada. De este autor son casi todas las imágenes que reproducimos, procedentes de la Fototeca Municipal. La diosa de los frutos, exuberante, fue duramente criticada por los puritanos. Todos los edificios de las zonas Este y Sur de la plaza de la Encarnación de los

CHARLATANES Y DESCUIDEROS

RUINAS EXTERIORES

primeros años 50, han desaparecido o han sido reformados. Y puede verse la angostura de la calle Imagen, también derribada mediado los años 50, y la estampa de los tranvías con jardineras. De siempre, los alrededores de la plaza de abastos, popularmente conocida como Doña Encarna, estuvieron frecuentados por charlatanes como el que aparece en la fotografía del archivo Gasán. Y junto a los charlatanes estaban los descuideros, atentos a los grupos de personas arremolinadas a su alrededor y embebidos por la verborrea incitante a la compra de los más variopintos productos, casi siempre de efectos milagrosos... Los raterillos, una vez consumado el robo del monedero o cartera, se metían corriendo por el laberinto del mercado. PRÓXIMA ENTREGA: FUENTE DE 1720

LA DIOSA POMONA

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Los efectos negativos económicos y sociales y el desprestigio de la Administración municipal hacen de la Encarnación un escándalo

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1973-2002: los años perdidos trescientos, se cobijaron en lo que fue corral de Miura, bajo un rótulo que hoy es una sangrante denuncia: “Instalaciones provisionales del mercado de la Encarnación, 1973”. ¡Qué vergüenza! Desde los sucesivos consejos municipales se ha jugado con los derechos humanos de los comerciantes, se les ha engañado una y mil veces con promesas incumplidas. Ha sido una demostración de ineptitud política, antes con la dictadura y luego con la democracia; de irresponsabilidad social, de desprecio a la historia, de burocracia estéril, de falta de respeto a la sociedad sevillana en su conjunto, de desgobierno municipal, de falta de tutela del Estado y de la Comunidad Autonómica, de desconocimiento insultante del pasado inmediato, de analfabetismo político y administrativo, de enconos bizantinos, de falta de criterios, de caprichosas improvisaciones, de oportunismos... Lo dicho antes: ¡Una vergüenza!

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Desde que se decidió el derribo del antiquísimo mercado de abastos de la plaza de la Encarnación, en 1973, después de un largo periodo de negociaciones polémicas, hasta nuestros días, han pasado treinta años. Un hecho sin precedentes, pues supera incluso los casos escandalosos del proyectado canal de navegación SevillaBonanza y de la torre de Los Remedios, que tienen en su haber veintitantos años de frustraciones y conflictos. Es más, el solar de la plaza de la Encarnación, que durante el último tercio del siglo XX ha sido símbolo del fracaso de la política urbana municipal, junto con la Alameda de Hércules y el Prado de San Sebastián, ha superado a ambos en inoperancia y polémica. En la Alameda y el Prado, al menos, se han iniciado mejoras. No hay dinero suficiente en las arcas municipales para compensar el pertinaz calvario sufrido por los comerciantes del mercado de la Encarnación, en el supuesto de que pudieran compensarse con dinero los múltiples agravios sufridos, porque los daños morales no tienen precio y son irreparables. Estos comerciantes han sido atropellados, infravalorados, despreciados, ignorados, explotados por desaprensivos, tomados a pitorreo. Ningún colectivo mercantil sevillano a lo largo de la historia de la ciudad milenaria, ha sido tan maltratado en su economía y en su fuero. Del grupo de personas que echó el cierre de sus cuarteladas en el otoño de 1973 y asistió confiado al primer golpe de piqueta en enero de 1974, realizado por el alcalde como un símbolo de esperanza, han desaparecido más de la mitad. Unos fallecieron, otros abandonaron la ilusión de reencontrarse con su hábitat y buscaron fortuna en otros mercados, perdiendo todos sus derechos adquiridos durante generaciones, y un reducido grupo de ellos, menos de un tercio entre más de

LA VERGÜENZA DEL APARCAMIENTO

ANTES Y DESPUÉS DE LA PUERTA NORTE

PABELLONES EN RUINA

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DERRIBOS

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La plaza de la Encarnación, las zonas mercantiles y el aparcamiento modificarán positivamente la socioeconomía del sector y sus aledaños

Pasado y futuro de la plaza Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Terminamos la breve serie de páginas dedicadas a la plaza y mercado de la Encarnación con el proyecto de futuro. Primero puede verse el plano del sector después de 1833, con la pequeña plaza en el extremo Sur, donde estuvo la fuente desde 1720 hasta su inclusión en la rotonda central del mercado. También se mantiene la morfología urbana del entorno, todavía sin el ensanche de la embocadura de la calle Regina, donde estuvo el convento de Regina Angelorum hasta 1905 (?). Antes de 1933 hubo dos proyectos, fechados en 1813 y 1832, el primero de Jaramillo y el segundo de Melchor Cano, que no fueron aceptados y motivaron algunas de las polémicas que siempre estuvieron unidas a este sector urbano de la ciudad. Una zona que tuvo vocación de centro repartidor del viario urbano y de eje de las nunca realizadas avenidas Este-Oeste y Norte-Sur, tomando como modelo la plaza de la Estrella de París. Los franceses tutelaron en 1810 el proyecto de finales del siglo XVIII, pero la ocupación terminó en agosto de 1812 y no pudieron realizarlo. Luego surgió la idea de construir un gran mercado en el ensanche. Los estudiosos pueden ampliar informaciones en Arquitectura y Urbanismo en la Sevilla del siglo XIX (1986), del profesor José Manuel Suárez Garmendia, obra básica sobre la época; en la amplia y bien documentada ficha dedicada a la plaza de la Encarnación en el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla (1993), firmada por la profesora Josefina Cruz Villalón; en la ficha editada por el Centro de Estudios y Servicios del Colegio de Arquitectos, en 1975, que aporta una síntesis histórica muy completa; y en La reforma interior de Sevilla entre 1940 y 1959 (1992), del profesor Víctor Fernández Salinas, también obra básica sobre este apartado clave de la transformación del centro de la ciudad. Complementa la página el proyecto actual, reflejado en un grabado realizado por la sección de Infografía de Diario de Sevilla, con datos de la Gerencia de Urbanismo, y publicado en nuestro periódico el pasado día 5 de mayo, ilustrando un reportaje de síntesis firmado por Carlos Mármol. En este documento puede conocerse el alcance del proyecto reformado por enésima vez. Están los detalles básicos del solar y su potencial riqueza arqueológica, del aparcamiento, de los espacios dedicados a locales comerciales, plaza y jardines; de las características del mercado y las zonas comerciales, de los cambios habidos en el proyecto. Parece que, por fin, y aunque inmersa en las polémicas de rigor, la nueva Encarnación será una realidad. Ya era hora de que este asunto tuviera final razonable después de treinta años de despropósitos que tanto daño han hecho a la ciudad.

ESTRUCTURA URBANA DE LA PLAZA DE LA ENCARNACIÓN (1810-1949)

PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles 5 de Junio

ASÍ SERÁ LA NUEVA PLAZA DE LA ENCARNACIÓN


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Durante más de un siglo, han mantenido el puesto de flores de la calle Sagasta sumando cuatro generaciones de artistas floreros sevillanos

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La saga de los Montero

ESTAMPA DECIMONÓNICA

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EL FLORERO DE LAS NOVIAS

JOSÉ MONTERO, TERCERA GENERACIÓN

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Las tres primeras fotografías recuperan tiempos pretéritos y representan modos de vida ciudadanos ya perdidos, muestras etnográficas de un costumbrismo sevillano y andaluz que nunca repetirá y que emociona a los antropólogos vocacionales. Los floreros ambulantes fueron teselas básicas de un mosaico callejero, una urdimbre popular formada por ellos mismos, con personalidad propia, y proyección artística múltiple que iba desde la formación de un ramo de novia hasta la creación de los montes calvarios de los pasos de Crucificados o los jarrones de los pasos de palios. En este grupo de floreros populares, nacidos con el pregón ancestral luego perdido, vinculados al más famoso de los floreros de la calle Sierpes, Quijá, recordado y recuperado para la historia local por Luis Montoto, están los Montero, familia que suma cuatro generaciones y que ya tiene descendientes esperando turno.

La primera imagen responde a tipos decimonónicos, obtenida en el mismo lugar donde hoy está el puesto, pero cuando las rejas correspondían al Café de Emperadores, que tenía fachada a las calles Sagasta número 27 y Sierpes número 87, y competía en fama con los Cafés de la entonces calle sin noche más universal, comenzando por el Madrid, que sustituyó al Turco, que era el decano. El segundo por la derecha es José Montero Morón, con sombrero y ramo de flores para el cliente. Ya era heredero. Junto a él, por la derecha, el popular Antonio el cerillero, con las manos sobre los hombros de un niño con babi y gorra. Los dos muchachos que están a la izquierda eran repartidores de flores, ramos y coronas. Sus vestimentas son de museo de costumbres. La segunda imagen es de los primeros años veinte del siglo pasado. Puede verse a José Montero Morón en plena madurez, y a su lado, el sobrino Antonio Cuellar Montero, muy joven, entonces aprendiz. Detrás del puesto de flores están las mismas rejas del Café de Emperadores, pero el edificio ya pertenecía al Crédit Lyonnais, que años después fue susti-

tuido por el Banco de Vizcaya. El puesto oferta tulipanes rosas, claveles blancos sevillanos, kencias y jacintos, aspidistras. Y en la tercera fotografía, datada en 1940, aparecen Antonio Cuellar Montero y su mujer, Josefa Valle Muñoz, delante de su puesto de flores de la calle Jovellanos, frente a la capilla de San José, ya acreditado como “el florero de las novias”. La cuarta imagen es de José Montero Arpa, octogenario y jubilado,

que cedió el testigo a su hijo José, continuador de la saga. Una dinastía en la que hubo mujeres floreras como Adela Montero Morón y Josefa Valle Muñoz que fueron trascendentes en el mantenimiento y mejora de los viveros familiares, jardines primorosos instalados en la calle Zurbarán, número 4, en el corral del Picadero, donde había cuadras de caballos para picadores de toros, y en la calle San Benito, detrás del Hospi-

tal Central. Adela Montero Morón, hermana de José, fue la primera conservadora de la rama Montero floristas, heredada de su padre. Es difícil fijar la fecha fundadora por falta de datos y cruces familiares, pero puede admitirse que la saga está vinculada al popular Quijá el florero de mediado el siglo XIX. PRÓXIMA ENTREGA:

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Juana en el Postigo del Aceite y José de Alfonso en la explanada de la Macarena, mantienen la tradición de la masa frita con personales estilos

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Calenteros de leyenda del siglo XX

ALAMEDA DE HÉRCULES, 1900

PUESTO DE ALFONSO, AÑOS 30

MANUEL MARÍN

Nicolás Salas Periodista y escritor

■ Hasta finales de los años sesenta del pasado

siglo, se mantuvo la costumbre de cenar pescado frito, pero ya en decadencia. Por el contrario, el mercado de la masa frita siguió manteniendo su clientela habitual, aunque también afectada por otras tendencias para desayunar. Las freidurías de pescado terminaban una época, aunque se mantenían algunos establecimientos acreditados en casi todos los barrios históricos, que iban desapareciendo junto con los freidores. La costumbre antiquísima de cenar pescado frito las clases obrera y media, fue dando paso a nuevas costumbres gastronómicas. Pero los calientes o churros, sostenían trabajosamente sus cuotas de mercado, con puestos regentados por familias que mantenían de generación en generación el negocio y el estilo de freír. Eran, por citar dos ejemplos muy populares y simbólicos entre los calenteros, los casos de Juana, en el Arenal, y de José de Alfonso, en la explanada de la Macarena, a los que se unían Manuel Marín junto al puente de Triana y Eduardo Camacho Cala en la Puerta de la Carne. En todos los casos mantuvieron el uso del molde o cumbrera para elaborar los calentitos o churros, y dieron paso a la máquina en los días de mucha bulla. Calenteros de leyenda que, como en los casos de

JUANA LA DEL POSTIGO

EDUARDO CAMACHO

JOSÉ DE ALFONSO Y ESPERANZA

Juana y José Alfonso, mantienen sus peculiares estilos de freír, el punto que les dio personalidad y fama de excelentes freidores de calientes. Volveremos otro día sobre este tema para dar a conocer circunstancias costumbristas que no deben olvidarse. Punto y aparte merecían los freidores de pavías de bacalao, ya en declive, también por cambios radicales en las costumbres gastronómicas. El bacalao había pasado de ser alimento barato para pobres, a convertirse en un manjar muy codiciado en la calle San Jacinto, junto al Altozano, estaba la referencia obligada de este tipo de freidores: Enrique el de las pavías de bacalao, que había tomado el testigo de Antonio el freidor de la calle Lumbreras. Los pavías a secas o soldaditos de pavía fueron otro alimento básico de la cena sevillana de las clases modestas hasta los años sesenta del siglo XX, con raíces ancestrales. Los pavías eran tiras de bacalao fritas con harina

ENRIQUE EL DE LOS PAVÍAS

y levadura especial, que constituían un bocado exquisito. Los clientes de los quioscos de bebidas de la Alameda de Hércules compraban los pavías en la freiduría de Antonio Carrera Santana, establecido en la cercana calle Lumbreras número 6, y las roscas en la panadería de Zambruno. Ahora los pavías de bacalao han dejado de ser alimento cotidiano y generalmente no se parecen en nada a los de antaño. Sólo en algunos establecimientos especializados en bacalao, como, por citar un ejemplo, la cadena de restaurantes Baco, y en algunas tabernas, como la bodeguita Oliva, en Triana, mantienen la tradición del pavía de buen bacalao y bien frito con aceite de oliva virgen extra, sin estar aceitoso ni crudo, más bien ligeramente crujiente. PRÓXIMA ENTREGA:

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Durante centurias, los sevillanos cenaron pescado frito, con roscas de Alcalá o regañás , rábanos, aceitunas gordales, alcaparras y vino tinto.

Pescado frito, menú ancestral

ESTAMPA DE LOS AÑOS 40

EL INTERIOR EN LOS AÑOS 90

Nicolás Salas Periodista y escritor

Decíamos en nuestra anterior entrega, que las freidurías de pescado terminaron una época en los últimos años sesenta del pasado siglo, aunque se mantenían establecimientos acreditados en casi todos los barrios históricos, como es el caso singular de la pescadería y freiduría del Arenal, posiblemente el establecimiento decano del sector. Incluso se modificó arbitrariamente el nombre de pescado o pescao frito, como siempre se dijo, por el de pescaito o pescadito, en aras de una popularización turística artificial. Tal éxito ha tenido esta adulteración del vocablo que ahora casi nadie utiliza la verdadera denominación. Las pescaderías de fresco por las mañanas y frito por las tardes y noches, fueron consustanciales con las costumbres sevillanas de finales del siglo XIX y primera mitad de la centuria anterior. El pescado frito era la dieta nocturna obligada de las clases obreras y medias, y la más generalizada para quienes vivían la noche veraniega en los paseos y jardines. La clientela nocturna de los quioscos de bebidas instalados en la Alameda de Hércules y otros lugares de la ciudad, como el Prado de San Sebastián, compraba el cartucho de pescado y lo consumía sentado al fresco en las terrazas de veladores, tomando cervezas o vino de Valdepeñas. El pescado tenía como complemento el pan candeal de Alcalá de Guadaíra, las regañás, bollos de piquitos o roscas, más los indispensables rábanos, aceitunas y alcaparras. Durante todo el primer medio siglo XX fueron muy populares varias cadenas de pescaderías y freidurías. Por ejemplo, Las Gallegas, instalada en el número 1 de la calle Joaquín Costa, en el corazón de la

AYER Y HOY DE LA PESCADERÍA Y FREIDURÍA DEL ARENAL

plaza de Europa. Esta freiduría pertenecía a Esmeraldo Domínguez Meaya, dueño de la cadena formada por las sucursales de las calles Santa María la Blanca y Regina, y las plazas del Altozano, Postigo y San Agustín. La segunda cadena de pescaderías y freidurías pertenecía a la empresa Las Sevillanas, con sucursales en la plaza de la Encarnación y las calles Feria y Arfe. Luego había establecimientos unitarios de fama, como La Coruñesa en la plaza de la Campana y que fue la última gran pesca-

dería y freiduría histórica en cerrar sus puertas en el casco antiguo. A la bodega Morales, en la calle García de Vinuesa, El Rinconcillo, en Santa Catalina, o Casa Ruiz, frente al mercado de abastos de Triana, iban las tertulias cofrades a ponerse morado y oro de buen pescado de La Isla, del Arenal, de la Puerta Osario, de Rodrigo de Triana o de San Jacinto. En el mostrador, en los veladores de tapa de mármol o en los reservados, se apiñaban cinco o seis cartuchos de pescado frito,

junto a pequeños lebrillos vidriados en amarillo y verde, con aceitunas sevillanas y gordales, rábanos y alcaparras. El pan, bollos de piquitos y roscas. Deshechos los cartuchos de pescado, quedaban sobre la mesa finas rodajas de pescada y calamares, trozos de pedacitos y cazón adobado, putitas enroscadas, acedías, boquerones. PRÓXIMA ENTREGA:

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Paradigma de empresa familiar en el sector de hostelería, comenzó con su padre en 1935 (El Colmo) y se trasladó junto a la Catedral en 1954

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Orígenes de Casa Robles

AÑOS 5O: CON EL MODISTO TONY BENÍTEZ

Nicolás Salas Periodista y escritor

Casa Robles celebrará sus bodas de oro dentro de dos años, pero los antecedentes empresariales hosteleros se remontan a 1935, año del nacimiento en Sevilla de Juan Robles Pérez, y cuando su padre fundó la taberna El Colmo en la Puerta Osario. Una familia oriunda de Villalba del Alcor (Huelva), con pequeñas propiedades de tierras dedicadas al cultivo de la vid, bodega y posteriormente despacho de vinos en la capital. En 1954 se fundó Casa Robles en la calle Álvarez Quintero, muy cerca de la Catedral, un enclave por entonces de muchísi-

ma importancia mercantil y que luego sumó el valor añadido del turismo. Aquella primitiva Casa Robles ha crecido en la misma zona con tres nuevos establecimientos especializados: Robles Placentines Restaurante, con oferta de tapas y raciones; Bodega la Andana, taberna típica de montaditos; y Restaurante Paellador y Pizzería Doña Francisquita. La quinta firma es Robles Aljarafe Restaurante, con cocina andaluza e internacional, y ocupa un lugar privilegiado junto a la autopista de Huelva, en el cruce de Bormujos, a cinco kilómetros de la capital. Juan Robles, casado en 1965 con Francisca Cruzado del Toro, formó enseguida pareja sentimental y empresarial, pues ella por vocación y experiencia fue convirtiéndose en una excelente conocedora de los secretos de la cocina. Los dos hijos de la pa-

AÑOS 7O: ESPECIALISTA EN BOCADILLOS

reja, Pedro y Laura, sumaron sus esfuerzos después de una adecuada formación académica y profesional y desde hace varios años son pilares básicos del grupo empresarial, él como director general del grupo y ella como directora de la especialidad de repostería, donde ha logrado fama bien merecida. A los cuatro pilares citados se han unido otros dos: la mujer de Pedro, María del Carmen Pérez, que regenta el sector de bodas y todo tipo de banquetes y actos colectivos, y el marido de Laura, Antonio Jesús Calero, que se ha encargado de la contabilidad y la oficina. En conjunto una empresa familiar profesionalizada que añade un equipo laboral bien seleccionado y motivado, y que tiene en Juan Robles el mascarón de proa que marca el camino a seguir y mantiene las relaciones sociales con sencillez y generosidad, pues jamás ha

negado su colaboración a ninguna actividad benéfica y promotora de la cocina andaluza. Tiene un palmarés iniciado en 1988 que supera el centenar de premios, y fue uno de los abanderados de la hostelería con motivo de la Exposición Universal de 1992. Como escribió José María Arenzana, Juan Robles ha promocionado la cocina sevillana desde Praga a Chicago y de Japón a Canadá. Con motivo de la última Feria del Libro, su amigo Rogelio Delgado, secretario técnico del certamen, le pidió que colaborara abriendo una cantina, ya casi sin tiempo para montarla, y se volcó desinteresadamente para aportar ese incentivo, que luego resultó un éxito. PRÓXIMA ENTREGA:

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Fundada en 1916 por Enrique Berro Vázquez, en la esquina de las calles Bonifaz y Mantero, fue lugar de varias tertulias de personajes famosos

SEVILLA AYER Y HOY

La última barbería romántica

AYER Y HOY DEL EDIFICIO DE LA ANTIGUA BARBERÍA BERRO

ESTAMPA COSTUMBRISTA IRREPETIBLE

Nicolás Salas Periodista y escritor

Hasta el año 2000 mantuvo abiertas las puertas la Peluquería Berro, en la esquina de las calles General Polavieja y Almirante Bonifaz, fundada en 1916 por el maestro barbero Enrique Berro Vázquez. Una barbería regentada por tres generaciones de la familia Berro: el fundador, antes citado, sucedido por su hijo José Berro González (Sevilla, 1896-1976), y luego por su nieto Enrique Berro Vera (Sevilla, 1931), quien desde 1940, con nueve años, se incorporó a la barbería y recorrió toda la escala profesional: boto-

AÑOS 30: INTERIOR DE LA BARBERÍA

nes, aprendiz, oficial y maestro, en sesenta años de profesión. Unos trazos de la ciudad de la anteguerra y de la posguerra, han desaparecido con el antiguo edificio fundacional de la barbería, y también de la Pensión Andaluza, que estaba al lado, en el número 13 de la antigua calle Mantero. Esta pensión se inició en 1916, como la peluquería; antes fue la popular Fonda la Bomba, fundada hacia 1908 y clausurada en 1976, que se conoció como el “consulado” de Estepa en Sevilla. Las cuatro fotografías que abren la página recuperan las imágenes de antes del derribo del edificio, y del actual. Lógicamente ha mejorado la perspectiva, y se han aprovechado más los espacios primitivos. Con la reforma se ha perdido un pequeño retablo de azulejo azul que había en la fachada de la

calle General Polavieja, que posiblemente representaba a San José o a San Antonio. Las otras dos fotografías recuperan la memoria gráfica de un tiempo irrepetible. Puede verse en la primera, en ambas esquinas, a un guardia municipal y un betunero, y en el centro a los barberos Nicolás, Pulet, Mata, Álvarez, José Berro González, de perfil junto a la puerta, y otra persona no identificada. Como referencia etnográfica, los rótulos, la publicidad con los precios de la época, las vestimentas, el adoquinado, las persianas, los marmolillos, el farol. Esta fotografía está datada en 1927. La segunda es de 1930 y ofrece una perspectiva del interior de la peluquería, donde han podido ser identificados los oficiales Pepito Álvarez, Paco Murillo, Eduardo Checa, Mata, Paco Pulet, Nicolás, Pizarro y el maestro José

Berro. El cliente que espera turno sentado a la derecha en primer plano, es Brasero, un popular jugador del Sevilla F. C. Fueron clientes de esta barbería los personajes famosos de la ciudad del medio siglo XX. Toreros como Juan Belmonte, Rafael el Gallo, Pepe Luis Vázquez, los hermanos Bienvenida; abogados y médicos como Adolfo Cuellar, José Monge y Bernal, Antonio Leal Castaño, Ramón Sánchez Pizjuán, los hermanos Ríos Mozo, Antonio Cortés, Manuel Blasco Garzón y otros de cada época. Al cierre de la jornada, la barbería se convertía en sede de animadas tertulias hasta las primeras horas de la madrugada. PRÓXIMA ENTREGA:

Miércoles, 19 de Junio


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