Introducción a la teología, reflexión y síntesis — Jonathan García

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Introducción a la

Teología Trabajo de síntesis y reflexión

Jonathan J. García


1 En la teología, al igual que muchas disciplinas de las llamadas "humanidades", es tan importante la respuesta a un problema como el planteo en sí mismo. Piense un ejemplo en el que se plantee un problema o una comprensión limitada de alguna cuestión teológica que podría resolver con lo aprendido en el curso.


Los Evangélicos y el Evangelio ¿Quién no ha estado en alguna discusión, o por lo menos ha oído o leído el reclamo unísono, de aquellos que pretenden tener un gran celo evangelístico: “No estés perdiendo el tiempo discutiendo, no critiques, no estudies tanto… sal a evangelizar”? El reclamo talvez esta falto de sustento, pero muestra una carencia que debemos atender, pues de algún modo refleja la inmovilidad de aquellos más capacitados. Es verdad también que por otro lado demuestra una teología simplista 1. Es en el siglo XX cuando hubo una explosión en el evangelismo, un interés prioritario en la tarea de evangelizar, especialmente con el nacimiento del movimiento pentecostal. Al respecto comenta Pablo Deiros: Los evangélicos de América Latina han manifestado un profundo interés sobre este asunto, en un sentido, el nombre “evangélicos” deriva de este elemento, que es entendido como sustancial para la identidad de aquellos creyentes que están comprometidos con esta manera de ser cristianos. Sin embargo, a lo largo de las varias décadas de testimonio cristiano en el continente, no hemos manifestado la misma inquietud por entender el reino de Dios en toda su dimensión. 2

Pero ese interés no es muy significativo cuando no existe una teoría firme sobre el “Evangelio del Reino” que predican; “los deseos y el esfuerzo no serán suficientes”. Me permito referir una parábola que ilustrará mi argumento: Cierto día, un señor que iba paseando en el campo se encontró frente a un leñador que afanosamente estaba cortando un tronco, y el paseante le preguntó: —Disculpe señor, usted luce exhausto, ¿cuánto tiempo ha estado trabajando? —Más de seis horas— fue su respuesta. —¿No sería bueno que descansara un poco y afilara su serrucho? —No. No tengo tiempo, pues hay mucha leña que cortar— respondió el leñador.

Lo digo como evangélico, con empatía, con preocupación y con dolor, que el diagnóstico es crudo: “No entendemos correctamente el contexto amplio que envuelve el evangelio del Reino”. No es tan sencillo como tomar nuestros folletos y megáfono, dos días después de haber creído en Jesucristo y salir al campo misionero. Querer ser evangelistas sin comprender el Reino de Dios, es 1 Otro modelo de teología posmoderna (podemos ver esta tendencia en el fundamentalismo). Han revitalizado el uso de los dones para la iglesia, pero han rechazado por sí mismo el estudio y la reflexión teológica. No son nuevos paradigmas teológicos, sino son simplemente nuevos énfasis sobre teologías ya construidas. 2 Pablo A. Deiros, El Evangelio que proclamamos, Buenos Aires: Publicaciones Proforme 2008, p. 15.

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como querer conversar en otro idioma sin saber palabra alguna. Cuando hay corazones dispuestos, podemos pensar que Dios obraría milagros, y ciertamente ha habido, pero son excepciones; nosotros debemos comprender a cabalidad el Evangelio de Reino y entonces proclamarlo en todo sentido, y no sólo con palabras. No se trata sólo de evangelismo, que sin duda es la herramienta con la cual comenzamos a trabajar en la misión de Dios; que precisamente se trata de la misión de Dios. No entender el Reino de Dios es no entender su misión y por ende, evangelizar será una tarea desgastante y muy probablemente ineficiente. Todos sabemos que los hombres necesitan ser salvos, pero ¿salvos de qué? ¿De quién? ¿Cómo? ¿Para qué? Del modo que entendamos quién es Dios y qué requiere de los hombres, es la manera en que haremos su misión. Los doce apóstoles eran judíos, eso significa que aunque no tenían estudios formales conocían muy bien las Escrituras, además que el Maestro estuvo día y noche, con gran poder y señales, enseñándoles la grandeza de la misión y dándoles un entendimiento claro del Antiguo Testamento (que era su Biblia). El propósito de este escrito no es profundizar y presentar una solución integral, sino hacer reflexionar a los evangélicos en la forma en que hacemos evangelismo y en la dedicación (tiempo, esfuerzo y recursos) que le damos a ello. El Evangelio de Jesucristo sabemos que son las buenas noticias de Salvación. Buenas noticias para todo el mundo, no sólo para los judíos o unos cuantos. “La misión cristiana tiene una dimensión escatológica: invita a hombres y mujeres a entrar al Reino de Dios por medio de Cristo el Hijo, por la obra y la regeneración del Espíritu” 3. Podemos concluir, que tener las definiciones correctas de diccionarios y el celo evangelístico no ha sido ni será suficiente; hace falta algo antes que eso: conocer al Rey de ese Reino que predicamos en el Evangelio. ¿Es posible proclamar a Jesús sin proclamar su reino? Sí, anunciamos unas buenas noticias de qué Jesús murió por los pecados, y qué les ama, y que está interesado en la humanidad, y que se requiere hacer una oración de fe, pero muy frecuentemente (por no decir la gran mayoría) nos olvidamos de anunciar su Reino: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 4.17)”. Johanes Verkuyl señala: “Una verdadera teología centrada en el reino es una teología totalmente trinitaria; es una teología que tiene a Dios el Creador, el Redentor y al Consolador en su corazón John R. W. Stott y Basil Meeking, Diálogos sobre la misión, trad. C. Rene Padilla, Buenos Aires: Nueva Creación, 1998, p. 28.

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mismo”. 4 ¡Dejemos de predicar el evangelio de mi iglesia! En el que anuncio la belleza de mi denominación, y resalto la coherencia de mi pensamiento teológico. ¡Se trata de su Reino! ¡Se trata del Rey!

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Verkuyl, The Biblical Notion of Kingdom..., p.72. 4


2 ¿Qué se entiende por teología bíblica y por teología sistemática? ¿Qué métodos utilizan? ¿Qué rol juega la hermenéutica en todo esto?


Hay dos maneras de encarar la teología como la vida: como espectadores o como caminantes. En palabras de Mackay: “Los primeros son halconeros en el sentido de que pasan la vida mirando, observando y teorizando. Los otros, son los que se juegan en la vida, arriesgando, actuando con pasión y decisión”. “La teología es una ciencia cuyo objeto de conocimiento es Dios en su revelación, y trata de las relaciones que él tiene con el hombre y el mundo”. 1 Así como cualquier ciencia, la teología utiliza dos métodos básicos: el método deductivo y el método inductivo.

1. La teología sistemática y su método La teología sistemática es el producto resultante de la aplicación del método deductivo a la teología. José Grau sostiene: “Por la Teología Sistemática estudiamos la Revelación como un todo en su carácter orgánico y estructural, como un sistema de doctrina y de moral. 2 Trabaja a partir de datos, de lo general a lo particular (a priori), de una proposición o serie de proposiciones deduce o infiere una serie de hechos. Consideremos el siguiente ejemplo: Dios es omnipotente = afirmación general. Luego, deducimos que: puede dar vida, resucitar muertos, crear… Las características propias de la Teología Sistemática son: [1] síntesis de todo el contenido de la biblia y [2] carácter orgánico y estructural del trabajo. Su instrumental es el pensamiento filosófico (griego); la filosofía racional, la metafísica y la lógica. Tillich comenta: “sistema […] es el ordenamiento cognoscitivo de la experiencia de manera tal que sus contenidos no se contradigan entre sí y que se alcance toda la verdad”. Hacer teología sin sistematizar es como dar golpes al aire, es como construir sin un plan; por eso la teología sistemática cuenta con mucha utilidad y popularidad. Es muy necesario sistematizar nuestra fe, teniendo el cuidado de no sacralizar nuestro sistema; un sistema por más extenso y coherente no es igual la Biblia, ni en grandeza, ni en profundidad, ni en lo canónico. Recordemos que siempre habrá grandes hombres de Dios que llegarán a otras conclusiones. La belleza de la sistematización es la apariencia estética, en palabras de Moltmann: “La unidad arquitectónica debe ser nítida, como de una pieza. De ahí que los sistemas teóricos, sin excluir la teología, posean un cierto encanto estético”.

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Alberto F. Roldan, ¿Para qué sirve la Teología?, Buenos Aires: FADEAC, 1999, p. 42. José Grau, Introducción a la Teología, Barcelona: Clie, 1973, p. 27. 6


La naturaleza de la teología siendo un sistema de pensamiento ordenado estructuralmente, es provisorio y revisable. No existe un monopolio en ninguna tendencia o escuela de pensamiento teológico; ya que la razón es finita, ninguna generación de cristianos puede presentarse como “la teología definitiva”. Cada generación se ha ocupado de sus propios problemas, no se puede pretender resolver todos los problemas teológicos. Finalmente, es necesario advertir ciertos peligros en relación con la teología sistemática, que nada tiene que ver con sistematizar —ya comprobamos su necesidad— sino con la tendencia natural que existe de adoptar un sistema preelaborado que se usa como lente de interpretación (la tradición). Esa tendencia corre el peligro de desviarse y de colocar al instrumento (doctrina) en el lugar del propósito del instrumento; en palabras de Mackay, se puede caer en “la idolatría de las ideas, conceptos y sistemas”. Las consecuencias son lamentables y paradójicas: a) esterilidad: dejar de crecer porque se piensa que se ha alcanzado todo, b) insensibilidad o indiferencia hacia los necesitados y c) crueldad para con los herejes. ¿Hace falta decir algunos ejemplos? 2. Teología Bíblica y su método La teología bíblica es el producto resultante de la aplicación del método inductivo a la teología. Geerhardus Vos que fue el pionero de esta disciplina, dice: “La teología bíblica es el brazo de la teología exegética que trata con el proceso de la autorevelación de Dios depositada en la Biblia” 3 (énfasis añadido). Según Alberto Roldan, la teología bíblica otorga importancia decisiva a la labor exegética, ya que ocupa una especie de nexo entre la exégesis y la teología sistemática. El esquema sería el siguiente:

A diferencia de la sistemática, la teología bíblica no usa como su instrumental el pensamiento griego, sino la cosmovisión y pensamiento de cada autor bíblico, en su gran mayoría judíos. Cuando decimos teología bíblica no queremos decir que la teología sistemática no lo sea, es para distinguir el método determinado para elaborar teología. Su metodología inductiva (a

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Geerhardus Vos, Biblical Theology, Oíd and New Testament, Londres: The Banner of the Truth Trust, 1975, p. 5. 7


posteriori) comenzando de los particulares, concluye o infiere un enunciado general. Consideremos el siguiente ejemplo: Dios puede dar vida, resucitar muertos, crear (afirmaciones particulares)… Luego, se concluye que: Dios es omnipotente = afirmación general. La Teología bíblica nos permite vernos a nosotros mismos en relación con los lejanos hechos relatados en la Biblia. “La Teología bíblica nos permite relacionar cualquier historia de la Biblia con su mensaje global y, por lo tanto, con nosotros mismos” 4. Apunta Roldán: Uno de los aportes más importantes que puede dar la teología bíblica, es exponer las diferentes perspectivas teológicas que se hallan en las Escrituras. Por eso se habla de «teología del Antiguo Testamento», «teología del Nuevo Testamento», «teología paulina», «teología petrina », «teología juanina», «lucana», etc 5.

Estas perspectivas sirven como herramientas para llegar a conclusiones generales más precisas. Lamentablemente pocos saben de la teología bíblica, ya que no ha sido popular, seguramente porque a esta generación le agrada más ser espectador que caminante; le gusta que la comida esté servida, y bien servida; pocos se aventuran y arriesgan a emprender esta carrera que tanto hace falta en nuestra amada América Latina. 3. El rol de la hermenéutica Ya que la teología esencialmente es reinterpretación de un proceso interpretativo previamente dado, la hermenéutica es por tanto la tarea primordial de la teología actual. La hermenéutica es la ciencia de la interpretación, habiendo diversas hermenéuticas: literalista, histórico-gramatical, alegórica, etc. La tarea de la hermenéutica es ser la respuesta que separa el contexto bíblico de nuestro contexto actual, ¿qué significa hoy aquel texto? A estas alturas y tan lejos que estamos de aquellos autores y receptores bíblicos, la simple lectura requiere una interpretación. Para afirmar una verdad o para defender nuestra fe no basta sólo con citar versículos bíblicos a diestra y siniestra, es más que necesario explicar tal verso en

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Graeme Goldsworthy, Estrategia divina, Barcelona: Publicaciones ANDAMIO, 2003, p. 29-30. Alberto F. Roldan, Op. cit, p. 54. 8


consonancia con los demás. Es en estos momentos donde la teología bíblica principalmente nos ayuda con las tareas exegéticas. Finalmente, para terminar con broche de oro la relación entre hermenéutica y las formas de hacer teología, cito a Cladovis Boff, hablando de los tres momentos de la construcción teológica: 

El momento positivo, que corresponde a la escucha de la fe (hermenéutica),

El momento especulativo, que consiste en la explicación de la fe (teoría),

El momento práctico, que busca actualizar o proyectar la fe en la vida (práctica). 6 Concordamos en que la teología no es una ciencia concluida, sino el producto de una

reflexión permanente a partir de cada situación, buscando puentes entre datos bíblicos y nuestra situación. Cada generación presentará problemas distintos, y por ende, soluciones distintas, encontradas en la tarea tan loable y noble del teólogo verdadero.

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Clodovis Boff, Teoría do Método Teológico. Versáo didática, Sao Paulo: Vozes, 1998, p.41. 9


3 ¿Qué es la Teología de la Liberación? ¿Qué relaciones puede establecer usted entre ella y el desafío de la posmodernidad?


Al hablar de la teología de la liberación debemos hablar de la América pobre, la América subdesarrollada, la que carece de tantas cosas: la América Latina. En el ámbito teológico se ha carecido de un producto teológico firme y trascendente, a diferencia de otras teologías, como la “teología europea”, “teología alemana” y “teología americana”, mismas que han respondido a intereses y situaciones muy particulares. En este sentido, el consenso es contundente, que la iglesia latinoamericana no tiene una teología. Aclara Padilla: Cuando afirmamos que la Iglesia en América Latina es una iglesia sin teología, entonces, no queremos negar la presencia de una teología implícita ni lamentar la ausencia de una teología especulativa. La afirmación sólo tiene sentido dentro del marco de un análisis más profundo de la función de la reflexión teológica en relación con la vida y la misión de la iglesia. 1

Al carecer de una teología no se quiere decir que no ha habido movimientos o tendencias, ni tampoco que no ha habido respuesta alguna a los movimientos surgidos en cada época. Por ejemplo, el fundamentalismo ha sido una reacción teológica al liberalismo y al modernismo. Asegura el Dr. Roldan que el fundamentalismo “es una teología que reacciona a toda novedad en el campo del pensamiento, es anti-intelectual, anti-científica [...] suponiendo que es posible el acceso directo a la Biblia sin una mediación hermenéutica”. Sin embargo, debemos decir a favor del fundamentalismo que ha aportado a la evangelización, a las misiones y a la formación de iglesias. 1. La Teología de la Liberación Acercándonos al contexto en el que se gesta la teología de la liberación, podemos afirmar que América Latina y su reflexión teológica, ha sido influenciada directamente por la escuela Neoortodoxa, especialmente por Karl Barth 2 y Juan A. Mackay. Míguez Bonino reconoce que fue la teología barthiana la que ofrecía para su generación (liberalismo) la mejor perspectiva para su reflexión teológica en la situación que se vivía, pero reconoce que sería absurdo pensar que Barth fue el precursor de la teología de la liberación, que “hubiera tenido graves hesitaciones y reticencias

C. Rene Padilla, El Evangelio hoy..., p. 59. Karl Barth ha sido uno de los grandes teólogos de la iglesia cristiana; cabe mencionar que ha sido uno de los teólogos más discutidos, pero también de los más influyentes —para decirlo más claro: a la par de Juan Calvino. Según Miguel Gutiérrez Marín, Barth ha sido llamado a enfrentarse con el «modernismo» protestante y con el «catolicismo» teológico al mismo tiempo. Por eso todo estudiante serio de teología debe leer a Karl Barth, que es sinónimo de la escuela Neoortodoxa, y como pensador original no tiene igual. 1 2

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frente a nuestras formulaciones teológicas”. En Barth se percibe una preocupación por la comunidad de fe, pero nos recuerda “que la tarea no consiste en proyectar otros anhelos y esperanzas en los oprimidos y hacer de ello una teología. Sino que se trata de buscar la Palabra de Aquél que está presente con y por los oprimidos, para desde allí construir su teología”. 3 Míguez Bonino intuye conexiones entre la teología de la liberación y la teología barthiana, mismas intuiciones que influyeron en los teólogos de la ISAL (Iglesia y Sociedad en América Latina), derivando en las “teologías de la liberación”. La llamada Teología de la Liberación constituye todo un movimiento teológico que, surgido en Medellín 1968 en el seno de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam II), reflexiona teológicamente sobre la realidad latinoamericana de pobreza y opresión. 4

En esencia, es romper con la dependencia económica y de todo sentido, de los países dominantes. Cabe mencionar, que salvo excepciones, los teólogos liberacionistas han sido católicos: Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Juan Luis Segundo y Jon Sobrino. La teología de la liberación no es sólo una tendencia teológica, sino que es un intento serio por construir una nueva forma de hacer teología en América Latina, por medio de teólogos latinoamericanos inmergidos en sus propias situaciones. La teología de la liberación se enfrenta a la necesidad de replanteo de su agenda, que ha sido dictado por países desarrollados. Gustavo Gutiérrez reconoce que la tendencia de la teología de la liberación está destinada a desaparecer. Finaliza admitiendo: Debo confesar que estoy menos preocupado con el interés o con la supervivencia de la teología de la liberación que con los sufrimientos y esperanzas del pueblo al cual pertenezco, y especialmente con la comunicación de la experiencia y del mensaje de salvación en Cristo Jesús. 5

2. El desafío posmoderno El posmodernismo es un fenómeno mundial que se presenta como superador de la modernidad, cuestionando principalmente la racionalidad de la misma. En palabras simples e ilustradoras de Antonio Cruz: “El hombre de la postmodernidad no desea anclarse a nada; no le gustan las verdades absolutas; sólo acepta ligarse a opiniones de las que pueda desembarazarse Karl Barth, Church Dogmatics, 11/1, p. 434. Alberto F. Roldan, Op. cit., p. 106. 5 Gustavo Gutiérrez, «Una teología da libertacáo no contexto do terceiro milenio», en O futuro da reflexáo teológica na América Latina, p. 126. 3 4

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rápidamente cuando lo crea oportuno” 6. Suscribo además las palabras del Dr. Roldan: “En lugar de fundamentos o de metarrelatos, ahora se postula el conocimiento contextual, pragmático, funcional y relativista”. Por esto, no es difícil entender porque los posmodernos adoptan el relativismo y el pluralismo, en el que la doctrina principal es “creo en lo que me conviene y soy intolerante a lo que no”, esto tiende a socavar todas las certezas. Por lo anterior el desafío consiste que hay un rechazo agresivo ante la distinción de “lo bueno y lo malo”, y toda iglesia que se mantenga firme a los fundamentos (metarrelatos) será llamada intolerante. ¿Qué significa educar en teología a las nuevas generaciones? A manera de aceptación del desafío, Mardones comenta: “El pensamiento postmoderno con su énfasis en la deconstrucción, en la superación de la metafísica de la presencia, le recuerda a la teología que esta lucha no está acabada” 7. ¿Cómo reaccionaremos ante el desafío posmoderno en nuestra América Latina? Negativamente, podemos (1) sentirnos amenazados por esta moda cultural y forma de ver el mundo de hoy, (2) o a la defensiva (atrincheramiento), esta postura lleva al aislamiento de los movimientos tenidos por peligrosos o a la militancia activa contra ellos” (como el fundamentalismo), y (3) la negociación de los valores absolutos de la fe, un regateo de la fe buscando complacer a la cultura en detrimento de la verdad. ¿Cómo podemos reaccionar correctamente frente al fenómeno de la posmodernidad en lo que tiene que ver con la teología? En lugar del temor, de reaccionar a defensiva y de la relativización, deberíamos tomar el reto como una oportunidad de cambio; diagnosticando las formas que toma la religión en la posmodernidad y así reconstruir una teología contextual, interdisciplinaria pero integral al Evangelio de Jesucristo. En esto encontramos la relación entre la teología de la liberación y el desafío posmoderno, reconociendo que estamos ante un reto similar en el que estuvieron los teólogos liberacionistas, y aún más, en un reto en el que seguimos teniendo entre nosotros a los pobres y los menesterosos.

Debe haber un criterio que nos permita

encaminarnos a la resolución de esta edad posmoderna sin desviarnos en los aspectos secundarios. La cuestión es más profunda de lo que parece, se trata de cultura, de desarrollo, de historia y hasta lenguaje. Dice el Dr. Alberto Roldan: "así como hay una dependencia cultural y económica, también se ha ido generado una dependencia teológica en mayor o menor grado, según los casos". La teología Alemana, la Europea y ahora la americana ha dictado los temas de estudio y la agenda,

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Antonio Cruz, Postmodernidad: El Evangelio ante el desafío del bienestar, TERRASSA: Editorial CLIE, 1996, p. 97. José María Mardones, El desafio de la postmodernidad al Cristianismo, Santader: Sal Terrae, 1988, p. 102. 13


siendo esta una "aparente solución" a la condición de la iglesia latinoamericana, pero errando en el blanco porque cada teología ha resuelto sus problemas. No somos Europa, no somos ni Suiza, ni Escocia, y aunque estamos en el mismo continente, no somos la "América Rica". Mientras que no tengamos una buena preparación en nuestros propios países y en nuestras mismas situaciones, mientras que no se levanten más y más teólogos nuestros, seguiremos dependiendo e idolatrando las ideas de aquellos países desarrollados, que siguen vendiendo espejitos en lugar de tesoros.

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Si una persona le dice: "Yo, como cristiano evangélico, no necesito ninguna teología. Simplemente con predicar la Biblia y dejar que el Espíritu obre, no necesito ni hago ninguna teología; la teología no sirve para nada". ¿Cómo argumentaría a favor de la necesidad de la teología?


1. Nadie puede escapar de la teología Permítame usar una ilustración un poco extraña: “pretender predicar la Biblia sin teología es como pretender preparar ensalada César sin aderezo César”. Aunque estrictamente no es una imposibilidad —aunque suene sin sentido— el resultado estará muy lejos del pretendido. Los ingredientes conocidos son: lechuga romana, queso parmesano rallado, tomates cherry (opcional), crotones, aderezo cesar, pechuga de pollo a la plancha. Podemos observar a simple vista los ingredientes opcionales y los fundamentales. ¿Podemos preparar una ensalada César omitiendo el ingrediente principal? No, no llegaremos al resultado deseado. Podemos asemejar el sabor, y la apariencia, pero a la ensalada César le seguirá faltando su esencia. Nadie puede escapar de la teología aunque no todos estén conscientes de ello; es necesaria y es inevitable. Sin teología es imposible enseñar, predicar y evangelizar, o simplemente actuar en fe. En la simple lectura de la Escritura se hace uso de la teología; se hace una interpretación del texto leído: ¿quién lo dijo? ¿A quién lo dice? ¿Cuándo lo dice? ¿Qué me está diciendo a mí? Estas sencillas preguntas implican un esfuerzo teológico. Así como no podemos leer sin conocer el alfabeto y no podemos hablar sin las cuerdas vocales, de esa forma no podemos enseñar, evangelizar, ni vivir la Biblia siquiera sin la teología. La teología en un contexto cristiano es una disciplina de estudio que busca comprender el Dios que se ha revelado en la Biblia e intenta proporcionar una interpretación cristiana de la realidad. Busca entender la creación de Dios, en particular al ser humano y su condición, y la obra redentora de Dios para con la humanidad […] basándose principalmente en las Escrituras, situándose en el contexto de la cultura en general, expresándose en un idioma contemporáneo y relacionándose con los temas de la vida (énfasis añadido). 1

La teología si consideramos su tema, “Dios en relación con el mundo y el hombre”, y si reconocemos el uso de los métodos para su elaboración, estaremos reconociendo que la teología si es necesaria. No tener teología es una expresión que se suele utilizar para indicar la carencia del manejo de la ciencia misma, sin pretender coexistir sin el uso de ella. Todos somos teólogos, la diferencia es cualitativa: “no todos somos buenos teólogos”. Una vez más, como ilustración, es como decir “todos somos padres”, ¿pero qué tan buenos somos en ello? “No hay iglesia sin teología”, ya que como hemos mencionado, la evangelización, la predicación, la enseñanza, la

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Millar J. Erickson, Teología sistemática, Viladecavalls: Editorial Clie (Segunda Edición), 2008, p. 23. 16


oración y hasta nuestros cantos implican el uso de contenidos teológicos —que pretenden entender e interpretar a Dios, su revelación y propósito para el hombre, para hoy. 2. ¿Para qué sirve la teología? Debemos reconocer que las reclamaciones fundamentalistas de que la teología no sirve de nada, implica que en alguna medida, se ha desconectado la finalidad de la teología con la ciencia misma; es decir, se ha centrado en la instrumentación (la doctrina) olvidándose del fin de ella: Dios y el hombre y su relación. Es necesario y urgente distinguir entre el teólogo y el erudito, el primero procura una relación real, comprometida y permanente con la comunidad de fe (iglesia), y el segundo se separa de ella concentrándose en la doctrina, huyendo de la realidad y perdiendo la percepción de las necesidades situacionales. Sólo así, con teólogos verdaderos, se puede reivindicar el uso de la teología en esos círculos anti-intelectuales y simplistas, de manera que la teología ya no será algo extraña, confusa e irrelevante, sino podrá convertirse en la herramienta eficaz, para ayudar a la iglesia a su misión integral en medio de una sociedad pluralista y relativista. No atender al llamado noble de la necesidad de la teología, nos llevará a adoptar las llamadas teologías simplistas que han surgido en esta época. La posmodernidad es la plataforma perfecta para el surgimiento dichas teologías como el neopentecostalismo 2, ya que este último “ofrece a los hombres un reordenamiento de sus vidas en una sociedad materialista, competitiva e individualista”, además que esto se pretende fundamentar ya no en el discurso religioso ni el razonamiento, sino en lo pragmático. No negamos sino afirmamos que la teología tiene que ser práctica, la teología se relaciona con vivir y no solamente con creer, “no hay mejor teoría que la práctica”. El llamado es para todos, desde el pastor hasta el laico, el estudiante de medicina y el encargado de mantenimiento; todos necesitamos una teología funcional y firme, para no caer en el relativismo mundano y en el fundamentalismo religioso, convirtiéndonos así en una respuesta segura y ciertísima, al clamor de necesidad que el mundo grita y anhela.

Se puede rastrear el neopentecostalismo especialmente en Brasil, en particular a la Iglesia Universal del Reino de Dios. Influenciado por Norman Vincent Peale (1898-1993) y su «pensamiento positivo» y Essek W. Kenyon (18671948)”.Algunos predicaciones norteamericanos neopentecostales fueron influenciado por este pensamiento, todos ellos ligados a la “palabra de fe y confesión positiva”

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Bibliografía DEIROS, Pablo A., El Evangelio que proclamamos, Buenos Aires: Publicaciones Proforme 2008. STOTT, John R. W. y Basil Meeking, Diálogos sobre la misión, trad. C. Rene Padilla, Buenos Aires: Nueva Creación, 1998. VERKUYL, The Biblical Notion of Kingdom, 72. ROLDAN, Alberto F., ¿Para qué sirve la Teología?, Buenos Aires: FADEAC, 1999. GRAU, José, Introducción a la Teología, Barcelona: Clie, 1973. VOS, Geerhardus, Biblical Theology, Oíd and New Testament, Londres: The Banner of the Truth Trust, 1975. GOLDSWORTHY, Graeme, Estrategia divina, Barcelona: Publicaciones ANDAMIO, 2003. BOFF, Clodovis, Teoría do Método Teológico. Versáo didática, Sao Paulo: Vozes, 1998. PADILLA, C. Rene, El Evangelio hoy... BARTH, Karl, Church Dogmatics, 11/1. GUTIÉRREZ, Gustavo, «Una teología da libertacáo no contexto do terceiro milenio», en O futuro da reflexáo teológica na América Latina. Cruz Antonio, Postmodernidad: El Evangelio ante el desafío del bienestar, TERRASSA: Editorial CLIE, 1996. MARDONES José María, El desafio de la postmodernidad al Cristianismo, Santader: Sal Terrae, 1988. ERICKSON Millar J., Teología sistemática, Viladecavalls: Editorial Clie (Segunda Edición), 2008.


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