LOS EXTRATERRESTRES
En el periódico de Tomelloso, aparece este titular: Hombre Verde Encontrado en Tomelloso. Siete días antes… Luis y sus amigos iban en bicicleta por el carreterín de la Ossa. Luis es un niño bajo, moreno, con gafas y tiene diez años. Le gusta leer libros, pero los que más le gustan son los de ciencia ficción, especialmente los de alienígenas. Siempre va con algún chicle. Los amigos de su clase lo llaman “Marginado”, y eso no le gusta nada. Aunque, no todos. Un chico llamado Álvaro es su mejor amigo, y casi nunca riñen. En ese momento, iba con Álvaro, su hermano Alberto y su primo Diego. -La peli de “Súper 8” está muy bien, ¿verdad?- dijo Luis - Sí, pero a mí me gusta más la de E.T- le responde Álvaro. -Chicos, creo que se me ha pinchado una rueda - dijo Diego.
Todos se bajaron de la bicicleta a mirar. Estaba anocheciendo, y estaban perdidos, pero no iban a dejar tirado a Diego, porque él es de Madrid, y no se conoce ningún camino. -Chicos, podríamos hacer un club- dijo Álvaro. -¡Buena idea!- exclamó Diego- ¿Y cómo se llamará? -A ver…- pensó Luis- ¡Ah, sí! Los… - ¡Los arqueólogos!- le interrumpió Álvaro. -Pues tenemos una misión, encontrar una rueda- dijo Álvaro. Estuvieron toda la tarde-noche buscando una rueda, pero no encontraron nada y se hizo de noche. -¿Ahora qué hacemos?- exclamó Diego. - Si tuvieras más “cuidao”, no pasaría “na”.- dijo Álvaro. Él se pone muy vasto cuando se pone nervioso. -¡Mirad!- exclamó Luis- ¡Allí hay una luz!
Todos los miembros de los arqueólogos corrieron hacia la luz. Era una luz verde y muy intensa. -A lo mejor es un espectro- bromeó Álvaro. -¡Tengo miedo!- dijo Diego. -¿Y si es… un OVNI?- pensó Luis. Detrás de unos cuantos hierbajos, había una nave de metal verdoso. Parecía estar rodeada de fuego verde. Había algunos signos escritos, pero no se entendían. -¡Impresionante!- se sorprendió Luis. Entonces, Luis abrió la escotilla sin miedo. -¡Alto!- gritó una voz. -¿Quién eres?- le preguntó Luis. Pero la curiosidad le duró poco, porque vio que era la policía -Tenéis que dejar ese objeto,- dijo un policía- además, ¿qué hacéis aquí solos a estas horas?
-¡Es que, snif, nos hemos perdido!- dijo Diego llorando y moqueando. - Pues no hay problema, os llevaremos a vuestra casa- dijo el otro policía. En el camino, Luis le preguntó a un policía que qué era esa cosa, y él le respondió: -Es confidencial por ahora, pero, con lo que ha pasado, te lo contaré. Además, tarde o temprano os enteraréis. A ver, esa cosa se llamaba OVNI, que significa Objeto Volador No Identificado. Lo tiene que estudiar la NASA, porque a lo mejor es una broma, pero dentro de la nave había un ser vivo, de unos dos metros, que guardaba las proporciones nuestras. Ahora mismo está en el cuartel de la Guardia Civil, pero dentro de una semana lo enviaremos congelado junto a la nave a Estados Unidos, al Área 51, para que lo estudien. -“Guau”.- se expresó Luis, pues el policía lo había dejado sin palabras.
Justo en ese momento, llegaron a la casa de Luis. Allí se bajaron Alberto y Luis. Luis no paraba de pensar en lo que ha pasado, pero Alberto tenía mucho miedo. Abrió la puerta su madre, con el ceño fruncido. -¿Qué ha pasado, agente? El policía se lo explicó, y cuando entraron, se armó una gorda. -Estaréis contentos, ¿no?- dijo su madre. Estuvieron discutiendo durante una hora y media. Y todo acabó con llevarlos a un internado estricto la semana que viene. Eso si le preocupó a Luis. Tenía que salvar a aquel ser, pero tenía que irse a un internado. Se le habían juntado las dos cosas. Encima, hoy mismo acababan de empezar las vacaciones de Navidad. No iba a poder celebrar Nochebuena con su familia. Al día siguiente, Luis y su hermano vieron que sus padres no estaban. Aprovecharon y se bajaron al salón. Allí, Luis le explicó lo del OVNI. Entonces, Luis se subió a rebuscar en la mochila que
tuvo ayer. En la mochila había una luz como la del OVNI de ayer. Lo que brillaba era un objeto, que parecía un GPS. -¡Alberto, sube! -¡Joo!- se quejó Alberto. -¡Hay una especie de consola en mi mochila!- le dijo Luis. De repente, Alberto se encontraba ya en la habitación. Se notaba que le gustaban las consolas. -Mira, parece… -Tal vez sea una máquina cumple deseos.- le dijo Alberto -Si hombre…- se burló Luis- De todos modos, para que veas que no es ese trasto, pensaré en mi bicicleta. Luis pensó en su bici, y de repente, apareció en su habitación. -¿Qué, cómo? Imposible.- dijo Luis -Te lo dije. ¿Me la dejas? -Vale
-¡Yupi!- dijo Alberto -Ten cuidado- le advirtió Luis Alberto bajó corriendo. Al cabo de un rato, Alberto dijo: -Luis, se me ha caído Luis bajó corriendo. Vio la máquina tirada, saliéndole chispas. Pero no le dio tiempo de regañarle, porque todo empezó a temblar. Salieron a fuera, y vieron un OVNI parecido al otro, pero mucho más grande. La típica luz verde les apuntó, y empezaron a flotar hacia aquella nave. Luego se abrió una escotilla y pasaron. Cuando estaban dentro, había un ser muy alto, con la cabeza redonda y los ojos igual que almendras, pero negros. La piel era pálida. Uno de ellos sacó algo parecido a una pistola y les disparó. Seis días después… Luis se despertó. Se miró el reloj: Una de la madrugada, Jueves 26 de diciembre. Se notaba más fuerte, más alto y más listo. Se acercó uno de los seres. Y le preguntó:
-¿Necesitas algo? Luis se dio cuenta de que entendía su lengua. -No, gra-gracias- le respondió. -Cuando os hagamos unos análisis más, vais a bajar a por X-E, ¿entendido? -Sí- le respondió Luis, que ya sabía a quién se refería. Estuvieron casi toda la noche con los análisis, y después, bajaron de nuevo a La Tierra. Sobre las nueve de la mañana, empezó a ir mucha gente al cuartel de la Guardia Civil. También llegaron los demás del club de los Arqueólogos. Hicieron un plan. Estaba bastante bien elaborado. Álvaro dijo -Vale, ¿quién quiere ser…? -¡Yo!- le interrumpió Luis, porque ya tenía ganas de interrumpirle. Como se tenía que colar por el conducto de ventilación, y este tenía rejillas, les sorprendió mucho cuando Luis las tiró de un
toque. Media hora después, Luis salió con aquel ser. La nave volvió a bajar, delante de todo el mundo. Allí estaban los extraterrestres. Cuando lo vieron, le metieron una colleja por ser irresponsable, pero también le dio gusto por volver a verlo. Se despidieron y se marcharon. Luis tenía muchas ganas de preguntarle muchas cosas, pero ya venían por ahí camionetas del embajador de Estados Unidos, y por eso se marcharon tan deprisa. Cuando se despidieron Luis y Alberto de los demás, tenían miedo de volver a su casa, porque, hoy se los llevaban a un internado, y, habían estado seis días y medio por ahí fuera. Llamaron y… apareció su madre, pero con una sonrisa de oreja a oreja. -Lo sentimos por lo de… ya sabes- dijo Luis -¡No pasa nada!- gritó su madre de alegría -¿Lo sabes? -Sí, sí que lo sabemos. Pero, no habléis del tema, ¿vale? -Entendido. ¿Y qué pasa con lo de…?
-Que os hemos desapuntado Luis subió corriendo a su habitación. Cerró la puerta y gritó con todas sus fuerzas. Aunque es una acción absurda, era un modo de expresar su alegría, pues había salvado a un extraterrestre e iba a celebrar Navidad con su familia. Esa misma noche, cuando se iba a dormir, vio en el cielo una especie de cometa que se dirigía a su casa. Luis abrió la ventana. Hacía mucho frío. El cometa entró por la ventana. Lo tocó y quemaba. Sería del planeta del extraterrestre, porque había signos escritos en su idioma. Como Luis ya los entendía, lo leyó. Ponía: MÁQUINA CUMPLE DESEOS+HANGOUT UNIVERSAL. Ya sabía lo que era. Era lo que se había encontrado y también una máquina para ver a los extraterrestres. Era fantástico. La encendió y apareció una figura extraña. La máquina la enfocó, y, ¡vio a su amigo el extraterrestre!
José Antonio Espinosa – C.P. Félix Grande – 6º curso