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LA MUJER Y LA HISTORIA DE LAS IDEAS VI CONGRESO NACIONAL JUVENIL DE FILOSOFIA Y PEDAGOGIA MEMORIAS
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE BUCARAMANGA
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Título:
Edición: Autor:
La Mujer y la Historia de las Ideas VI Congreso Nacional de Filosofía y Pedagogía Memorias Primera, Noviembre de 2012 Jorge Alberto Deháquiz Mejía (Compilador)
Impreso en Colombia ISBN
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A los j贸venes que hicieron posible este evento y lo engrandecieron con su presencia y sus ideas
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Discurso de bienvenida PROTOCOLO (Codirector del Congreso)
Orlando Saavedra Camacho
En nombre de la Escuela Normal Superior de Bucaramanga les doy mi sincera y cordial bienvenida a esta sexta versión del Congreso Nacional de Filosofía, al cual han querido venir a participar. Sé que muchos de ustedes vienen de un largo viaje, y han llegado a una ciudad desconocida, pero sepan que estamos esperándolos desde hace meses, y nuestro comité organizador ha preparado para ustedes todo lo necesario para que se sientan cómodos y acogidos en nuestra tierra santandereana. Del mismo modo, saludo cordialmente a nuestros coterráneos. Como sabrán, cada año por esta fecha, la Escuela Normal Superior de Bucaramanga en el área de filosofía convoca a un congreso nacional a todas las instituciones del país y Escuelas Normales, para que trabajemos juntos un tema específico. Este año hemos propuesto el tema “La mujer y la historia de las ideas”.
Ustedes saben, por información previa, la temática particular de este encuentro y por eso han traído preparadas sus ponencias para socializarlas y de ser posible debatirlas con argumentaciones bien fundamentadas, ya que son ustedes los mejores de sus instituciones y han venido aquí a representarlas y a enaltecer su nombre. Como habrán podido observar, los miembros del comité organizador tenemos una camiseta distintiva con el logo del congreso. Pueden acudir a ellos a cualquier hora durante estos
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tres días del encuentro, para recibir un servicio o información; ellos se lo proveerán. Consideramos fundamental la disciplina y concentración en cada sesión de trabajo. Y para eso hemos organizado y distribuido adecuadamente el tiempo y las intervenciones para evitar el cansancio. Por eso pedimos el favor de ser puntuales al inicio de cada sesión y evitemos estar saliendo y entrando, porque estas acciones distraen y dispersan la atención del oyente activo. Iniciemos el encuentro dando gracias a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, y a la maternal intercesión de María, madre de Jesús y madre nuestra. En un minuto de silencio demos gracias a quien por excelencia nos ha convocado y permitido que estemos hoy reunidos. Gloria al Padre, al hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aprovechemos al máximo este encuentro y seamos propagadores del mensaje que la mujer es también protagonista y constructora de la historia de las ideas. Bienvenidos todos. Gracias.
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La mujer y la historia de las ideas PRESENTACIÓN (Director del Congreso)
Esp. Jorge Alberto Deháquiz Mejía
Una pregunta frecuente en un curso de filosofía en el bachillerato es si han existido mujeres filósofas. Esta pregunta la plantean por igual hombres y mujeres. La respuesta típica que damos los profesores de filosofía es que sí ha habido un quehacer filosófico de las mujeres. Una cuestión un tanto más espinosa es por qué si se ha dado dicho quehacer filosófico de las mujeres, estas no aparecen referenciadas en la historia de la filosofía. Esta inclusión de las mujeres en la historia de la filosofía, tiene que ver con un problema filosófico: determinar qué se entiende por filosofía y, por extensión, de eso que se entiende por filosofía qué es merecedor de ser tenido en cuenta al momento de hacer una historia de la filosofía. Estas dos cuestiones las debe resolver un historiador de la filosofía. El término filosofía es amplio y flexible; al menos así se desprende de un análisis histórico de aquello que han entendido por “filosofía” escritores como Aristóteles, Kant, Hegel, Marx, Wittgenstein, Jaspers u Ortega y Gasset. De la comprensión que se tenga sobre qué es filosofía un historiógrafo al momento de escribir “su” historia de la filosofía seleccionará una serie de filósofos para plasmar lo que Kant denominó como “sistema de los conocimientos filosóficos, o de los conocimientos racionales, por medio de ideas” (Kant, 1875). La
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cuestión de la selección de una serie de pensadores para incluir en la historia de la filosofía se relaciona con el problema del canon filosófico. ¿Qué se entiende por canon filosófico? Esta es una cuestión que realmente poco importa a los filósofos (profesionales); sin embargo, de la comprensión de aquello que constituye el canon se entiende por qué no se ha incluido a mujeres en las historias tradicionales de la filosofía o por qué ciertas filosofías, como por ejemplo la filosofía latinoamericana, no son tenidas en cuenta en las historias de la filosofía escritas en el mundo noratlántico, es decir en Europa y los Estados Unidos. Se considera que un canon filosófico “consiste en un grupo de filósofos y sus escritos que son tema de reiterado estudio y discusión tanto filosófica como históricamente” (Gracia, 2010). El canon no se equipara con la historia de la filosofía, pero una historia de la filosofía se basa, necesariamente, en un canon. Un canon filosófico en particular no incluye a todos los filósofos, porque tiene unos parámetros de selección. Al revisar las historias de la filosofía, entre las que se cuentan las de Nicolás Abbagnano, Guillermo Fraile, Johannes Hirschberger, Julián Marías, Giovanni Reale y Dario Antiseri, Johann Fischl, Frederick Copleston, Hans Joachim Störing, Humberto Giannini, Emilio López de Ipiña, Javier Xirau, etc., se puede observar que unas son más generales que otras, pero comparten unos criterios: consideran que los filósofos seleccionados para hacer parte de dichas historias han construido sistemas filosóficos complejos o sus escritos han tenido un valor más allá de los límites inmediatos de su existencia y han producido un gran impacto en la cultura universal (específicamente eurocéntrica). Toda historia de la filosofía quiere narrar una historia coherente del pensamiento filosófico y lo hace a partir de “textos” de autores que en una determinada época fueron
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considerados “filósofos”; dentro de estos escritos unos son estimados como centrales y otros periféricos, es decir, algunos son vistos como genuinamente filosóficos y otros tangencial o momentáneamente filosóficos. Muchos de estos últimos documentos, relegados a simples referencias, son clasificados en una nueva nomenclatura como religiosos, literarios, sociológicos, políticos, etc. (cfr. Rorty et al, 1990). En la primera mitad del siglo XX surgió una tendencia denominada historia de las ideas. Impulsada por el norteamericano Arthur Lovejoy, y continuada por el lingüística austriaco Leo Sptizer, el sociólogo húngaro Karl Mannheim y el politólogo letón Isaiah Berlin, esta propuesta rescata el espíritu intelectual de las culturas. Por ser algo menos restrictivo que la historia de la filosofía, la historia de las ideas tiene en cuenta pensamientos literarios, religiosos, políticos, económicos, científicos, estéticos, e incluso rescata los textos desechados por los historiógrafos de la filosofía. El historiador de las ideas trata de rastrear los hábitos mentales o creencias que actúan en el pensamiento y en la conducta de los individuos y de las sociedades y que son decisivos para determinar las tendencias intelectuales de una época; estos hábitos suelen ser tan generales que influyen en el curso de las reflexiones de las personas sobre cualquier tema. Muchas de las ideas que marcan una época o una cultura siguen cierto tipo de modas y utilizan un vocabulario y una semántica específicos. En últimas, la historia de las ideas intenta una síntesis intelectual de un periodo de la historia (cfr. Lovejoy, 1983). En la historia de las ideas la mujer se hace visible. Su presencia intelectual ya había sido advertida en el siglo XVII por el francés Guilles Menage, quien en su libro Historia de las Mujeres Filósofas (Historia Mulierum Philosopharum) escribe: “El número de mujeres que ha escrito es tan grande que con sólo sus nombres se podría llenar un extenso volumen. Pero la
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mayoría de ellas se ha dedicado a estudios agradables: la retórica, la poesía, la historia, la mitología y la correspondencia elegante. Sin embargo, tan bien ha habido algunas que se han aplicado a una disciplina más seria: la filosofía” (Menage, 2009).
En las últimas décadas se han dado a conocer diversos estudios sobre los aportes de las mujeres a la cultura, al pensamiento y, específicamente, a la filosofía. Estas investigaciones se han realizado utilizando aparatos conceptuales y metodológicos de diversas disciplinas (antropología, historia, psicología, teoría política, pedagogía, filosofía, etc.). Cabe mencionar tres trabajos de divulgación importantes: Las Filósofas, un estudio italiano dirigido por Giulio de Martino y Marina Bruzzese, que se ha convertido en una importante obra de difusión (cfr. De Martino y Bruzzese, 2000), y Mujeres Filósofas en la Historia, de la alemana Ingeborg Gleichauf (cfr. Gleichauf, 2010). Estos dos trabajos tienen algo en común: son eurocéntricos. En el ámbito latinoamericano la ítalomexicana Francesca Gargallo presenta en Las Ideas Feministas Latinaomericanas la lucha de las mujeres de esta parte del mundo que se enfrentan a un pensamiento hegemónico y dominante de cuño patriarcalista y a un feminismo enraizado en la lógica del capitalismo (Cfr. Gargallo, 2004). La sexta edición del Congreso Nacional Juvenil de Filosofía y Pedagogía quiso explorar el quehacer femenino en la filosofía. Se partió de una convicción: “Si existieron en el pasado filosofas ilustres, no es de extrañar que florezcan en el presente” (Max Weber).
El presente texto recoge las memorias del evento. Infortunadamente en las ponencias presentadas el pensamiento de filósofas latinoamericanas y, específicamente, colombianas estuvo ausente. ¿A qué se debió esta omisión? La respuesta inicial es que se dio por fatuto desconocimiento. Pero realmente,
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¿por qué no se hizo ningún tipo de alusión a filósofas colombianas? La respuesta hay que buscarla en el mismo estatus que tiene la filosofía colombiana en la cultura nacional y en los programas de enseñanza de la filosofía en el bachillerato. En la revista Arcadia del mes de marzo de 2011, Rodrigo Restrepo publicó el artículo ¿Dónde están los filósofos?, del que hizo eco en el diario El Espectador Juan David Zuluaga: “La pregunta me parece legitima y si tiene una arista optimista al dar por sentado que hay filósofos, tiene también un tiente pesimista pues, sabiendo que los hay, no los ve. Es un reclamo para que se hagan presentes en un país que – deduzco de la pregunta– clama por ellos (si me permite el lector el infundado optimismo) o, al menos, los necesita. Pero, si existen, ¿por qué no los vemos?, ¿acaso se esconden? La respuesta más sencilla, y parcialmente menos cierta, es que los filósofos, concentrados en sus quehaceres, no tienen tiempo, ni interés en divulgar o, si prefiere el lector, vulgarizar su pensamiento, en una época en la que todo lo importante se hace superfluo y todo lo grave se convierte en superficial, cuando menos grave, y en vacuo, cuando grave de verdad. Escalas de los males de los tiempos presentes” (Zuluaga, 2011).
La filosofía en Colombia se ha replegado hacia el ámbito netamente académico y su producción se concentra en una serie de trabajos especializados, distanciándose de los problemas comunes y, lo que es peor, quedando por fuera del debate público. A este ostracismo se añade, según Sergio de Zubiría, una cuestión generacional: para los filósofos actuales en el ejercicio filosófico “ya no importa tanto el individuo, la figura o el personaje del filósofo. Se trata más bien de grupos, en los que se lleva a cabo un trabajo de hormiguita, un trabajo importante aunque los nombres no figuran”. Lo que sostiene el trabajo filosófico de hoy en Colombia es un colectivo muy sólido de filósofos profesionales (cfr. Restrepo, 2011).
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En el trabajo asociado que realizan los filósofos hay una presencia importante de mujeres. Es una constante verlas participar en congresos, seminarios, foros y distintas tareas de investigación. Dentro de este conglomerado femenino cabe resaltar la figura de Ángela Uribe Botero, quien en Petróleo, Economía y Cultura. El caso u´wa, se pregunta por la utilidad de la filosofía en una situación histórica concreta y conflictiva: el impacto de la globalización económica sobre formas de vida arraigadas ancestralmente; y en Perfiles del Mal en la Historia de Colombia, hace una descripción de la historia del país en términos ético-morales, para intentar entender el vínculo entre los hechos del pasado y del presente. Si bien es cierto que el problema del mal ha sido objeto de reflexión filosófica, Ángela Uribe lo conceptualiza en el contexto de las relaciones morales entre los protagonistas de la historia nacional. Entre los actuales intelectuales colombianos se presenta el “fenómeno del filósofo de formación que pertenece a la vida pública, pero que no ejerce verdaderamente como filósofo”. En su artículo Rodrigo Restrepo destaca los nombres de los reconocidos periodistas Enrique Santos Calderón y Mauricio Pombo; sólo referencia a una mujer: María Victoria Gómez, la popular “Mavé”, encargada del tarot los días domingo en El Espectador. Afortunadamente el listado de las mujeres se puede ampliar con figuras que han tenido algún tipo de formación filosófica y que se destacan, básicamente, como columnistas de opinión en la prensa escrita; tal es el caso de María Elvira Samper, Carolina Sanín, Natalia Springer e, incluso, Florence Thomas. De todas formas, si hay filósofos en Colombia, infortunadamente, como lo expresa Juan David Zuluaga, “lo que no hay son lectores de filosofía”. Estos lectores de filosofía, para ventura o desventura de la misma filosofía, se forman en el bachillerato.
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El trabajo y la producción filosófica que se realiza en las universidades colombianas y la opinión que se genera en la prensa escrita nacional son desconocidos en el bachillerato. Esta situación se presenta porque los programas de formación filosófica de las instituciones educativas de alguna forma se ciñen a un canon (tradicional); la Prueba SABER 11º y las Orientaciones pedagógicas para la filosofía en la educación media de alguna forma lo corroboran. Ese canon se centra en la filosofía europea (desde los griegos hasta mediados del siglo XX). Tras tres días de debates en el Auditorio Catleya de la Escuela Normal Superior de Bucaramanga se desprende una gran conclusión: el pensamiento femenino, aunque muchos (filósofos) no lo quieran reconocer, ha sido responsable de diversos logros culturales; hoy a la mujer se le asocia con el surgimiento de la agricultura; la domesticación de ciertos animales; la cestería; la alfarería; la hilandería y los tejidos; probablemente de muchas manifestaciones religiosas. En el campo de la filosofía no fue menos su presencia; por esto último es preciso tomar conciencia de las palabras del pensador italiano Umberto Eco, “no es que no hayan existido mujeres filósofas. Es que los filósofos han preferido olvidarlas, aunque ojalá después se hayan apropiado de sus ideas”.
REFERENCIAS DE MARTINO, Giulio y BRUZZESE, Marina (2000), Las Filósofas. Las Mujeres Protagonistas en la Historia del Pensamiento, Ediciones Cátedra, Madrid. GARGALLO, Francesca (2004), Las Ideas Feministas Latinoamericanas, Ediciones fem-e-libros, México, web: http://www.nodo50.org/herstoy/textos/.
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GLEICHAUF, Ingeborg (2010), Mujeres en la Historia de la Filosofía. Desde la Antigüedad al Siglo XXI, Icaria Editorial, Barcelona. GRACIA, Jorge J.E. (2010), Cánones filosóficos y tradiciones filosóficas. El caso de la filosofía latinoamericana, Análisis Filosófico, Vol. 30, Nº 1, Scientific, Electronic Library Oline, Buenos Aires, web: http://www.scielo.org.ar/. KANT, Inmanuel (1875), Lógica, Librería de Francisco Iravedra y Antonio Novo, Madrid, web: http://cervantesvirtual.com/. LOVEJOY, Arthur (1983), La Gran Cadena del Ser. Historia de una Idea, Icaria, Barcelona. MENAGE, Guilles (2009), Historia de las Mujeres Filósofas, Herder, Barcelona. RESTREPO, RODRIGO (2011), ¿Dónde están los filósofos?, Revista Arcadia, Bogotá, Marzo 24 de 2011, web: http://www.revistaarcadia.com/impresa/filosofia/. RORTY, Richard et al (1990), La Filosofía en la Historia, Paidós, Barcelona. ZULUAGA, Juan David (2011), ¿Dónde están los filósofos?, El Espectador, Bogotá, Mayo 11 de 2011, web: http:www.elespectador.com.
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La mujer
y las labores en la edad media ENS DE BUCARAMANGA (Bucaramanga) "Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis" Sor Juana Inés de la Cruz
Ámbar Valencia Carrillo
Como se sabe ya, hombres y mujeres no siempre se han llevado bien, de hecho, ellos han sido demasiado cerrados ante una visión del mundo que implica igualdad entre los dos géneros. Hablando más desde el Medioevo, la mujer pago con dolor y sufrimiento una pena que no le correspondía, que no tenía razón de ser, ella fue sacrificada, torturada, subvalorada y rechazada de una manera cruel. En un mundo machista y autoritario, la mujer no tenía lugar, en un mundo así, el sexo femenino sufrió cualquier clase de abusos y no solo eso, también, tiranía por parte del sexo masculino, que de algún modo, es la razón de ser de los feministas y todos aquellos organismos que buscan y luchan por los derechos de la mujer. La mujer ha logrado superarse con el transcurrir del tiempo, y luego de la dura etapa que le correspondió vivir con sus esfuerzos, consiguió ser hoy una figura indispensable para la sociedad. Específicamente durante la edad media las mujeres tuvieron que aguantar y soportar un sin número de cosas a las que se las obligaba. Como persona del sexo femenino (o sexo débil en aquella época), se debía acostumbrar a realizar algunas labores, y con acostumbrar, me refiero a que no era posible de ninguna manera, hacer otra cosa. La mujer debía,
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entre otras cosas ayudar en el campo o en lo que sea que trabajara su marido, cuidar a los hijos, en pocas palabras, ser una sirvienta dispuesta siempre a las necesidades del esposo y de los hijos, sin derecho a nada mas, sin posibilidades de privacidad, de una vida digna y mucho menos de salir adelante en oficios que no estaban diseñados para mujeres. Ella era considerada propiedad del hombre. Depende del caso, podía ser propiedad del padre, hermano, esposo, e inclusive de su mismo hijo. Había también otro tipo de trabajo que hacía que la mujer fuera vista de una manera aun peor, hasta tal punto que la iglesia las persiguió por un tiempo con el fin de exterminar esta labor, era la prostitución, un empleo difícil que al final de la época empezó a ser visto no como un pecado, si no como una recompensa monetaria, convirtiéndose así, en un servicio público que podía curar males, como la homosexualidad entre otras cosas, entonces, si una mujer era el juguete sexual de su amo, no había problema. Esto dio pie, a que en la crisis del siglo XV se diera un aumento de esta profesión por parte de las clases bajas. Es obvio, que como en todas las sociedades, debían existir diferentes tipos de mujeres en la escala social: estaban las nobles, las monjas y las campesinas. La primera (noble) eran el centro del hogar donde se encargaba no sólo del cuidado de los hijos y su educación sino que también de la organización de los empleados que trabajasen para ellos, del control de la economía y en ausencia de su marido, bastante común en la época por las guerras o las cruzadas, o por quedar viuda, era la encargada, como administradora, de tomar las decisiones en sustitución de su marido sacando adelante a los hijos. Por otro lado la mujer campesina medieval era la que más duras condiciones de vida tenia pues dentro del hogar era la encargada de la cocina, de las ropas, de la limpieza, de la educación de los hijos, etc. Fuera de esto debía ocuparse del ganado y del huerto, cuando no debía trabajar también en las tierras de cultivo o hilando. Si por el contrario la mujer que residía en la ciudad, además de ocuparse
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de su familia y la casa, debía hacerlo también del negocio familiar o ayudar a su marido en cualquiera de las actividades que éste llevase a cabo, incluyendo el maltrato al que estaba sometida. Las mujeres que decidieron unirse a la religión, a los conventos, tenían una ventaja en cuanto a la educación, pues, podían ser aprendices más de lo que cualquier otra mujer lo seria por fuera de aquel lugar. Aunque allí tampoco se consideraban iguales, seguían siendo mujeres, salidas de la costilla de Adán, frágiles e inferiores. Pero, a pesar de todo esto, son ellas, las monjas, quienes retando a su tiempo escribieron desde los conventos, y dejaron huella. Sin embargo para tener estos privilegios debían entregar su vida completamente a Dios y debieron enfrentarse a un cuestionamiento ya que se consideraban sin rigor por el simple hecho de ser mujeres. Recordando que nos encontramos ubicados en la edad media, periodo de batallas continuas, no sobra resaltar que las mujeres, puesto que estaba establecido por ley, ellas, aparte de no poder participar en las guerras, tampoco tenían parte del botín si la contienda era ganada. El tiempo avanzó y la mujer empezó a dudar acerca de los maltratos, los abusos, la discriminación y las injusticias cometidas contra ella desde siempre, y se dio cuenta que no los merecía, que tal vez nunca se los había ganado, y que a lo mejor tenía el derecho de pelear por ello, así que comenzó a hacerlo. Pero fue difícil, pues romper los dogmas y paradigmas impuestos hace años, no es fácil. Iniciar una revolución contra la iglesia, los hombres y la sociedad en general, es en absoluto nada fácil, pues, el valor de la mujer se encontraba tan bajo, que levantarlo fue una labor que a muchas les costó más que una simple protesta. Aproximadamente, en la ilustración aparecieron grupos reformadores del feminismo a finales del siglo XVIII y principios
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del XIX. En Francia las mujeres públicas pedían tres ideales importantes: la igualdad, la libertad y la fraternidad. Se pedía que esto se aplicara igual a hombres que a mujeres, y de ahí hasta entonces, tenemos múltiples organismos feministas, luchando aun por estos tres ideales, con algunas propuestas erradas, pero buscando siempre un objetivo: que la mujer salga del agujero en que se encuentra y traspase la barrera de agresiones cometidas contra ella. Si, aun se pide igualdad, porque no en todos los lugares la hay, todavía buscamos como defender a la mujer vulnerable y como aliviarla de su trascendente dolor. Seguimos tratando de que el sexo masculino entre en razón, y vea que su mujer, es indispensable, esencial, irremplazable, y que no sirve de nada sin ella, porque el universo es de los dos, de eso se trata. Cito a J.R.R. Tolkien en este caso: “Juntos tomaremos el camino que lleva al oeste, y juntos encontraremos una tierra en donde los corazones tengan descanso”. Es juntos como se construye el mundo, es con ambos géneros con quienes se inicio todo y todo terminara, es cuestión de los dos cuidarse el uno al otro, para poder llegar hombre y mujer, juntos hasta el final. Uno solo nunca lograra hacerlo. Para finalizar, es evidente que la mujer logro salir de sus labores tradicionales, para sumergirse en la vida moderna que le abre infinitas puertas. Ella consiguió hacerse ver, sentir y mostrar todo lo que tiene, todo de lo que es capaz, todos sus ideales, sus sueños, sus propuestas y opiniones, porque dejó en el olvido las labores caceras y campesinas, la obligaciones y prohibiciones, y porque, mas importante, se dio cuenta que ella no es diferente a él, sino igual y que puede ejercer trabajos de todas las formas, empleos de cualquier índole y por último, tiene la capacidad de hacer cualquier cosa que se proponga. Porque sus ideas también son buenas, porque entiende que lo que se necesita no es ser
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superior, sobresalir y aplastar al otro, es buscar equidad, es que caminen uno al lado del otro y todo lo que construyan sea para bien y beneficio de ambos. La mujer ahora es nueva, renovada y con pensamientos diferentes, ahora mira hacia atrĂĄs y ve lo que ella nunca seria, la mujer de ahora, tiene claro lo que quiere y puede hacer, porque ella, a pesar de seguir atada a algunas obligaciones, se ha convertido en una imagen y ejemplo para la sociedad, ejemplo de persistencia y perseverancia, pero sobre todo, de fuerza y valor. Sin embargo, la lucha sigue pues existen aun lugares donde la mujer sigue siendo sometida y maltratada, lugares donde todavĂa se cree que por su condiciĂłn de mujer no puede salir de las puertas de la cocina.
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Una digna representante ENS DE BUCARAMANGA (Bucaramanga) ‘‘No se nace mujer, se llega a serlo’’ SIMONE DE BEAUVOIR
Natalia Carrero Hernández
Hoy presentaré a una mujer que tiene la fortuna de decir lo que le da la gana; de gritar, reír, fantasear, y hasta, ¿por qué no?, filosofar, gozando del poder de estar plasmada en un papel, de ser imaginada, dibujada y, finalmente, puesta en acción donde sin pensarlo sale a hablar por muchas que morimos en silencio. Sí, mágicamente hace todo esto sin disfrutar de una boca, ese majestuoso cajón polifónico que nos comunica con el mundo. Paradójicamente fue creada por un hombre, y muchas expertas dicen que él, Vladimir Flórez, más conocido como Vladdo, en algún momento de su vida fue mujer. Para los interesados su estado civil es disponible; su magia: ser de papel. Según ella ese es el comienzo de todo. ¿Qué la desvela? El sexo y el café. ¿Cómo se ve? Como una mujer aterrizada. Signo zodiacal: géminis; edad: cuarenta y tantos; sueños: un amor puro pero no casto. ¿Que le falta? Voz. ¿Que le sobra? Reflexiones. Y… ¿de política? Ni le hables.
“¿Será que sigo soñando cuando creo que la mayoría de las mujeres pueden hoy expresar abiertamente lo que viven, lo que su subjetividad tan extraña a la de los hombres les inspira, les sugiere? ¿Será que somos aún todas unas Aleidas sin boca? ¿Será que Aleida todavía no puede decir que ‘el matrimonio es una cercanía que genera distancia’ o que ‘no debería ser el plan B de la soledad?’ Y que solamente lo piensa porque el único que lo puede decir es su autor, un hombre”. Se pregunta Florence
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Thomas, quien ve las actitudes de Aleida como el resultado del pensamiento de un hombre, sólo eso.
Aleida sabe de abandonos, cuernos, tedio y desamor; se lamenta de su pobre corazón, pero insiste en volverse a enamorar; conoce bien a los hombres porque de ellos ha sido víctima y victimaria; Aleida, es esa mujer, en fin, que nos resume a todas… "Los hombres son todo lo machistas que uno les permita’’, afirma triunfante. Este es un punto en el que sin pensarlo coincido rotundamente con ella: no podemos seguirnos quejando de que nos maltratan o que nos subordinan, cuando con nuestras actitudes decimos lo contrario, cuando algunas afirman que nos lo merecemos. ¡Por Dios! Estamos en el siglo XXI y ya muchas han muerto para demostrar que NO. No lo merecemos porque somos iguales, porque tenemos las mismas capacidades, así que antes de quejarse piensen si con sus actos reflejan que respetan a su propio género y que lo valoran por lo que pueden hacer, no por lo que les permitan hacer. Aparte de hablar sobre qué derechos nos deberían respetar esos particulares seres varoniles, ella discute sobre las relaciones, el matrimonio, el sexo, pero sobre todo refleja qué es
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ser mujer hoy en día; es una profesional que busca la felicidad, que busca el hombre perfecto sin encontrarlo y que acepta que es una misión imposible... pero debe haber uno que se le acomode.
Más que una caricatura, Aleida desde revistas y periódicos es una mujer que sin vivir la realidad nos guía hacía lo que debería ser la mujer, y que en lugar de vociferar nuestros derechos e ideas interiormente, en lugar de depender de un hombre para ser felices, en lugar de acomodarnos a lo que nos impongan, en lugar de ceder a la sociedad de consumo, en lugar de decir amén a cualquier psicólogo, hay que atreverse a decirlo en voz alta, y bien fuerte, unánimes juntas para que todos los machos alfa se den cuenta que la sociedad debe ser integral y que cada uno debe cumplir con lo que le corresponde para prosperar, ser felices y, ¿por qué no?, contraer exitosos matrimonios. Tal vez cuando entendamos eso, ella cambie de opinión pues afirma que: ‘‘Cuando Aleida piensa que no hay una relación más perfecta que la soledad y que antes de tratar de vivir con alguien, uno debería arriesgarse a vivir con uno mismo, nos diseña un plan de trabajo de una inmensa pertinencia para las mujeres
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colombianas: no temerle a la soledad y fortalecer la subjetividad de las mujeres porque el primer enamoramiento que deberían conocer es el amor a sí mismas, condición imprescindible para enamorarse de otro o de otra ulteriormente’’
Pero, ¿cómo hacer para creérnosla? ¿Cómo sentirnos amadas? ¿Cómo entender que somos seres únicos merecedores de todo lo mejor? Pues bien, pienso que es necesario resetearnos, volver al pasado y recordar todo aquello que nos hacía emocionalmente débiles; sí señorita, recuerde cuando tenía 5 años y quería ese hermoso carro rosa o ese llamativo celular de juguete, pero los veía de lejos porque siempre le llegaban bebes de cabeza gigante, planchas, juegos de cocina, ollitas, o es su defecto una escoba de su tamaño; si ya tiene todo en mente, mire su presente y piense que su futuro va mucho más lejos que esas ollitas, que quiere tener hijos cuando su estado socio-económico se lo permita y que si quiere una hermosa laptop no tiene que rogarle al niño dios, que además es hombre, si no que puede ahorrar y comprársela. Ahora bien, ¿cómo convencer a la sociedad de que para triunfar no hay que renunciar a la maravilla de ser una mujer en
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todo el sentido de la palabra?; porque déjeme decirle que ser una profesional de renombre no tiene que afectar su aspecto, si le ha creído a algún individuo que piense que con tacones y lindos vestidos no se puede tener un desarrollo mental significativo y altamente calificado además, olvídese de eso y entienda que ellos lo dicen, porque saben que les será difícil conservar su zona abdominal inherente a el efecto de la gravedad y lo que es peor, que su machismo les impedirá admitir que con una cirugía lo pueden mejorar, eso sí, como dirían por ahí, ‘‘Una se puede operar todo menos la edad’’ y para la muestra un botón, nuestra homenajeada con cuarenta y tantos años (porque nunca los ha negado, un tabú que para muchas ha sido difícil derribar), no refuta a la hora de decir que pasó del cuarto piso pero que parezca de treinta, eso se lo debe a la ciencia.
‘‘Qué se arreglen ellas’’ dicen, lo triste es que como dice Aleida ‘‘En ésta sociedad machista, un hombre no puede adoptar conductas de mujer, porque lo acusan de ser gay…Pero lo peor es que muchas veces a las mujeres también nos toca ocultar nuestro lado femenino para salir adelante’’. Sí, esto ocurre en el siglo XXI, pero no por eso debemos rendirnos. Hay que enseñarle al mundo que si los hombres se maquillan, se operan, usan ropa de
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diseñador y mantienen su hombría intacta; y nosotras por más de que usemos pantalón, o trabajemos más de diez horas diarias podemos lucir hermosas y seductoras. Con respecto a la capacidad intelectual femenina sí que encontramos refutaciones por parte de Aleida. Ella afirma que: ‘‘Sí Einstein hubiera sido mujer, seguro que habrían dicho que la teoría de la relatividad era un arranque de histeria’’ ¿Ustedes qué creen? Pues por mi parte pienso que aquí nos encontramos con un problema socio-cultural de los siglos pasados que ha influenciado nuestros tiempos, marcado por una evidente negación de la mujer como un ser pensante; algo que seguirá ocurriendo si juzgamos y prácticamente apedreamos a cada mujer que llega al poder , como ha sucedido en nuestro país con Piedad Córdoba, Nohemi Sanín, Ingrid Betancourt, y hasta Vicki Dávila. No digo que sean inocentes de lo que se les juzga en los hogares colombianos, pero… ¿por qué juzgarlas? ¿No es acaso una odisea ejercer poder siendo mujeres en un país arcaico en temas de género como el nuestro? Eso sin negar que tenemos mujeres muy preparadas, como la canciller María Ángela Holguín o la fiscal Vivian Morales que con su inconfundible profesionalidad llegó a las cortes a destapar cuanto delito impune ha encontrado. Entonces, ¿sí tenemos con qué? Absolutamente sí. ¿Que qué sigue por hacer? Vive la petite différence (larga vida a la pequeña diferencia) gritó Hannah Arendt en su tiempo. Una filósofa política judía, calificada como una de las mujeres más influyentes del siglo XX. Una dama de carne y hueso que lucho porque la mujer se sintiera parte activa de la sociedad, labor que una fémina de papel retoma y una labor que debemos continuar: tomar la posta y formarnos como líderes para promover una gobernabilidad integral e incluyente. Así que si sigue mucho por hacer.
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Pero para ser incluyentes no podemos dejar de tocar un tema imprescindible para Aleida, las relaciones con esos extraños seres del sexo opuesto. Ahora, para ubicarnos, les cuento que Aleida es separada, su ex se llama Felipe, un hombre económicamente estable e indudablemente bueno en la cama, pero que por fallas técnicas lo llegó a conocer después de vivir muchos años juntos y decidió divorciarse; momento desde el cual ha tenido varios amores furtivos, unos buenos, otros superables, otros que han dejado su corazón como un colador, otros que se vuelven chéveres cuando ya pa’qué, como la mayoría de los hombres; otros que son como la navidad: le alborotan a uno la nostalgia, lo dejan con un guayabo tenaz ¡Y sólo duran una noche! Según ella ‘‘debe ser más fácil que un hombre aprenda a ser buen amante que a ser buen tipo" y hay unos que con los años no maduran, solo se vuelven verdes; en fin, de tanto que ha probado ha concluido que lo difícil no es entender lo que el otro quiere sino que el otro entienda lo que uno quiere, que el amor se desea más cerca cuando se tiene más lejos y que no hay nada peor que cuando a uno le sobra el tipo y
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le faltan ganas. Y hablando de ganas, según Aleida, no hay que explicarlas: si quieres estar con un tipo, lo haces y punto y eso sí que se olviden de la estúpida inferencia que estar soltera significa estar disponible, aunque ella siempre lo haya estado.
Así que si queremos una intérprete Aleida siempre estará ahí, o ¿debemos decir Vladdo? Y quien es Vladdo? Pues bien, también conocido como Vladimir Flórez, nació en 1963, desde 1986 hace travesuras en la prensa colombiana y, a pesar de su crítica, ha recibido cinco premios nacionales de periodismo y dos premios de diseño. Vladdo ha ejercido el periodismo como caricaturista, ilustrador, diseñador y autor de numerosos artículos. Sin embargo, la mayoría de sus logros y animadversiones se los debe a su célebre “Vladdomanía” de la revista Semana. Estas caricaturas son desde 1994 el permanente dolor de cabeza de los políticos y dirigentes de turno, y motivo de sonrojo para los editores. En 1997 Vladdo creó a Aleida, nuestra homenajeada. “Ella nació por la necesidad –o necedad– de Vladdo de inventarse un personaje que no tuviera nada que ver con actualidad. Al fin y al cabo los políticos, los guerrilleros, los militares, los periodistas son muy aburridos. La otra particularidad del personaje es que sea mujer, pues Vladdo casi nunca pinta viejas. No porque sea
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machista, sino porque la mayoría de las embarradas corren por cuenta de los tipos –excepto cuando se trata de reinas–.
Aleida nos pertenece a todas, nos representa a todas y, según parece, nos interpreta a todas por más indecisas, fumadoras, locas, bohemias, cerveceras, cuerdas, pilas, despreciadas, cornudas, decepcionadas, reprimidas, lanzadas, melancólicas, acosadoras, románticas, apasionadas, aporriadas, tristes, liberadas, alcohólicas, raras, solteras, ninfómanas, doncellas, insatisfechas, alborotadas, casadas, deprimidas, infieles, mojigatas, vírgenes, separadas, enamoradas, gasolineras, lujuriosas, interesadas, solteronas, beatas, apetecidas, materialistas, feas, rumberas, jartas, aburridoras, furiosas o recatadas que seamos. Ha sabido meterse a nuestra mente y gritar lo que pensamos y sentimos. Ahora nos toca a nosotras atrevernos a decir de vez en cuando todo eso que callamos enfrente de esos entes masculinos, tranquilas que no son igual de valientes para quitarnos la ropa como para ponernos atención, así que puede que ni las escuchen. REFERENCIAS
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http://www.aleida.com/prensa.html http://havladdorias.blogspot.com/ http://www.facebook.com/Aleida2010 Beauvoir, Simone, El segundo sexo.
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El silencio de Sofía ENS El JARDÍN DE RISARALDA (Pereira)
Vladimir Dávila Bejarano
Deseo iniciar este escrito mencionando algunas damas de una época oscura para nosotros, pero que en cierto modo me deja entrever algunas características de portentosas personalidades femeninas que influenciaron fuertemente el pensamiento literario, filosófico, pedagógico y cultural tanto del continente europeo como del americano. Obedeciendo al énfasis de la ponencia y secundando a Guilles Menage (el gramático, latinista, lexicógrafo y escritor francés), quien publicó Historia de las mujeres filósofas en 1690, se podría afirmar que la verdadera historia del papel desempeñado por la mujer no se ha tenido en cuenta, a pesar de que su influencia ha sido ingente y sus gestas dignas de contar y analizar por cuanto tienen de benigno para la comprensión cabal de ciertos aspectos oscuros del devenir histórico de la humanidad.
Es importante para mí descubrir que este autor conoció de primera mano la agitada y conmocionada vida palaciega de Luis XIII y Luis XIV (conocido como El Rey Sol de Francia), así como también sus intrigas, sus devaneos amorosos, sus damas de compañía de singular inteligencia en aquel próspero siglo XVII, como Madame de Rambouillet, Mademoisele de Scudéry (la misma Madame de la Fayette) y muchas otras a quienes dedicó su libro publicado originalmente en latín, porque según él ese era el idioma que ellas usaban en sus contertulios o “cuchicheos” para que nadie las entendiera.
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En su libro cita sesenta y cinco filósofas divididas en grupos así: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.
Filósofas de escuela incierta, Filósofas platónicas, Filósofas académicas, Filósofas dialécticas, Filósofas cirenaicas, Filósofas megáricas, Filósofas cínicas, Filósofas peripatéticas, Filósofas Epicúreas, Filósofas Estoicas, Filósofas Pitagóricas.
Ante una exposición tan convincente de pensadoras cabía hacerse una ingenua pregunta ¿Por qué no las conozco? ¿Por qué el brillo de su luz nunca fue percibido por mí retina? ¿Por qué ni oí antes sus voces a través del eco de los siglos y de los libros empolvados de filosofía clásica? Mí respuesta masculina no exenta de estupidez es la siguiente: nadie me enseñó que existían y menos aun que fueran tantas; en mí época escolar eso no importaba mucho para ganar la materia, y tal vez por ese motivo en la actualidad soy igual de obtuso que en esa entonces y tampoco reparo mucho en la cuestión. Como nunca es tarde para enmendar el error quise saber de aquel hombre que sostenía correspondencia privada con esas aristocráticas damas de la corte francesa y supe que no sólo presenciaba sus conversaciones, también le prestaba atención a sus escritos sugiriéndoles que los publicasen bajo seudónimos masculinos y así tendrían mayor difusión y aceptación y aun mejor no podrían ser atacados por los impresores y le caerían en gracia a los lectores.
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Mapausan también escribía para divertir a las damas con sus finuras, Lord Byron les dedicaba a ellas sus poemas, Shakespeare las hacía morir trágicamente, incluso sospecho que Baudelaire las satanizaba y Balzac las redimía. Todos ellos sin excepción alcanzaron más fama por conectarse con la sensibilidad femenina que por escribir heraldos o textos eruditos como lo hicieron Diderot, D’Alembert y Larousse con sus compendios enciclopédicos. Naturalmente es una tonta afirmación tendenciosa de mí parte pero me obliga a socavar la creencia generalizada de que las mujeres no leían y menos aun escribían. Puede uno inclinarse a creer que ocurría lo opuesto y que filosofaban en horas inusuales, a hurtadillas, compartiendo sus roles de amas de casa y esposas abnegadas con el de noctámbulas lectoras y escritoras compulsivas. Como quiera que haya sido, eso redundó en beneficio de la humanidad entera. Un claro ejemplo lo constituyó la Condesa de La Fayette, fina psicóloga (equivalente tal vez a Dostoievski), quien a sus 16 años fue nombrada dama de Honor de la Reina y aprendió latín y griego de nuestro mencionado Guilles Menage. Sus primeras novelas fueron publicadas bajo el nombre de su secretario Segrais hasta que en 1678 publicó su obra cumbre La Princesa de Cléves anónimamente, tras cinco años de trabajo. Aunque la Condesa negó su autoría quienes se acostumbraron a sus lecturas reconocieron su estilo de inmediato y no lo pudo ocultar indefinidamente. Sus cartas a la Marquesa de Sevigne y a Guilles Menage fueron publicadas con posterioridad a su muerte en 1692. Para mayor asombro esta Marquesa era su amiga y escritora y tenía como costumbre escribir dos cartas por semana a su hija Francisca en una corta correspondencia que duró 25 años, en los cuales plasmó las condiciones de la corte, su nobleza, la
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burguesía, las costumbres, las ideas, los sentimientos y las anécdotas propias y ajenas convirtiéndose en uno de los genios literarios de Francia. Causa curiosidad saber que esta Marquesa prodigiosa fue también educada por Guilles Menage en el hogar de sus abuelos maternos. Entonces la vieja práctica de sostener correspondencia indefinidamente no era exclusivamente masculina ni se limitaba a los complejos asuntos de Estado de aquellas enormes monarquías predecesoras anticuadas de nuestros modernos e inoperantes súper- Estados. Tampoco lo único conmovedor que podía leerse eran las humanísticas cartas entre Tomás Moro y Erasmo de Rotterdam, por supuesto ahí habían muchas buenas chicas despuntando con los hombres más reconocidos de las artes, las ciencias y las letras de igual de igual. Recuerdo haber leído hace mucho a León Tolstoi y en su magistral obra Ana Karenina me recordaba cómo era de difícil en su tiempo liberarse sexualmente y emanciparse intelectualmente del hombre para toda mujer osada que como ocurría en aquella novela despreciaba temporalmente a su marido para vivir más gratas aventuras en compañía de su jardinero (un graciosos joven lleno de vida por cierto); todo lo contrario a su acaudalado y cuadriculado esposo. El trato grato del anonimato tal vez fue un buen aliciente para toda una nueva generación de autoras que se desplegaban por los cuatro puntos cardinales de Europa y sacudían los estantes masculinos con una dosis de feminidad y fino sentido del humor, además de una crítica mordaz e implacable a los vicios de su tiempo, como lo podemos encontrar en otra intelectual francesa a quien le debemos varios escritos de corte existencialista. Hablamos de Simone De Beauvior con su obra “El segundo sexo” con la cual pone en evidencia cómo el problema de la
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mujer siempre ha sido un problema de hombres, cómo la naturaleza del hombre es malvada siendo su bondad cultura adquirida, así como también que el secreto de la felicidad en el amor consiste menos en ser ciego que en cerrar los ojos cuando hace falta. Esta noble dama nacida en 1908, estudiante de filosofía en la Sorbona y compañera sentimental de Jean Paul Sartre dejó de creer en Dios para confiar en sí misma asumiéndose responsable de sus actos y a la vez abanderada del feminismo. Mientras escribía sus novelas “La invitada” y “La sangre de los otros” París era ocupada por las esvásticas hitlerianas, lo que no constituyó impedimento suficiente para que tanto ella como su obra sobrevivieran a la insensatez masculina de la segunda guerra mundial, e incluso tuvo tiempo de escribir sobre la vejez en 1970 criticando la marginación de la mujer en occidente y también la despedida de su compañero sentimental (Jean Paul Sartre) en su libro “La ceremonia del adiós” en 1981. En su honor se creó el premio por la libertad femenina que lleva su nombre en el año 2008. Resultan atractivas ese tipo de mujeres ya sea por enigmáticas, ya sea por demostrar rasgos combativos como las amazonas dispuestas siempre a desafiar a cualquier guerrero que quisiese sobrepasar los límites de sus territorios. Me viene a la memoria el espíritu combativo de Ana Frank quien por intermedio de su diario supo imponerse a la fatalidad y demostró ser tan habilidosa en el arte de la pluma contando tal sólo quince años equiparándose en estilo y profundidad a una Isabel Allende o la misma Ágata Christie; sólo que en circunstancias más desfavorables y prescindiendo de las garantías mínimas de supervivencia en medio del holocausto judío.
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Valga decir que la tiranía de los hombres la encontramos hasta en “Las mil y una noches” y sino ¿cómo se puede explicar que un Sultán maniático quiera condenar a Cherezada al suplicio en caso de que no se mostrase sugestiva, persuasiva y complaciente con sus historias, prolongando con ello su condena noche tras noche? “Valiente sistema penal acusatorio era ese”. George Sand solía decir: ¡Oh mujer! Eres un abismo, un misterio y el que cree que te conoce es tres veces insensato… También esto me hace decir que históricamente las mujeres siempre han llevado el peso de la civilización en hombros “como el Atlas cargando el mundo” ya que los hombres hemos sabido soterradamente evadir nuestras responsabilidades negligentemente y hemos sabido convenientemente transferirlas a las mujeres para que sean ellas quienes deban lidiar con la peor parte mientras nos contentamos con las bondades del roll que desempeñamos. Tal fue el caso de Victoria de Inglaterra cuando se enteró de que a la muerte de su tío el Rey Guillermo III el 20 de junio de 1837 ella le sucedería en el trono cuando apenas había alcanzado 17 años de edad y entre sollozos decía a su madre delante del arzobispo de Canterbury: Mamá, tengo miedo de mis nuevas obligaciones. A pesar de sus temores y los de la corona con el paso del tiempo fue muy competente, tanto así que fue nombrada Emperatriz de la India en 1877 y murió tranquilamente en 1901 después de gobernar el Imperio británico durante 63 años en los cuales su esplendor fue comparable al siglo de oro de Pericles. Incluso el don de mando ha sido sabiamente aprovechado por las mujeres en todas las épocas y en todas las latitudes mostrándose más determinantes que los caciques despilfarradores que han pululado en muchas repúblicas ya sea dictatoriales, ya sea semidemocráticas, pero evidentemente
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corruptas e inestables y ausentes de la metáfora del buen gobierno. Ellas han re direccionado y re-significado la viabilidad misma de varios países que sin su prudente intervención habrían colapsado. Aunque nos resulten controvertidas, son indiscutibles y sus nombres están en todos lados. Van desde Margaret Tacher, Eva Perón, Indira Gandhi, Michel Bachelet, Ángela Merkel, Diana Spencer, Hilary Diane Rodham Clinton entre otras muchas que han reivindicado el papel preponderante de la mujer. Gracias a ellas me puedo situar en el epicentro de las confrontaciones sociales y sentir el movimiento telúrico de su ideas que denuncian las amenazas presentes y futuras con la precisión del oráculo de Delfos, especialmente cuando los hombres justificamos lo injustificable y sostenemos lo insostenible como el hecho de aceptar tácitamente que nuestra primitiva especie está condenada a sufrir toda suerte de segregaciones y dominaciones simplemente porque esa es nuestra naturaleza y no podemos escapar al vórtice de los acontecimientos ni a la marea de la experiencia canónica. Recuerdo a Chimanda Adichie nacida en 1977, la joven nigeriana que nos advierte de los peligros de aceptar una sólo historia y una sola interpretación de mundo exponiendo valientemente, cómo hasta en la literatura infantil la cultura africana era denigrada y descartada y los textos escolares con los cuales aprendían los infantes rara vez hacían mención de un paisaje africano, o de un niño/a africano/a y en su lugar aparecían historias de niños/as europeizados y americanizados de clase media alta muy felices aunque con leves y prematuros problemas existenciales. De modo jocoso esta autora de novelas y relatos juveniles breves obtuvo el éxito escribiendo textos africanos para niños/as de su país y de su continente obteniendo reconocimientos internacionales como el Commonwealth writer’s prize por su
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libro “La flor púrpura” en el año 2005 y el Orange prize for fiction por su libro “Medio sol amarillo” en el año 2007. Sobra decir que fue becada por la U. de Drexel Filadelfia, luego estudió Ciencias Políticas en la U. del Este de Connecticut, obtuvo el título de escritora creativa de la U. John Hopkins en Baltimore y un máster de estudios africanos en la U. de Yale. Y aun así hay gente que se atreve a pensar que los africanos/as no piensan, pero quienes eso dicen seguro poco o nada saben de Kofi Annan (Ex secretario de las Naciones Unidas), el liderazgo indiscutible de Nelson Mandela, o las obras de Alberto Camus y un largo etc. He querido traer a colación a la Socióloga norteamericana Naomi Klein quien con sus teorías de punta nos pone los pelos de punta y de paso nos invita a reflexionar sobre el espinoso asunto de quiénes son los modernos amos del mundo globalizado. Para ello debo acudir a su famosa teoría denominada “The Shock Doctrine” en la cual magistralmente ata los hilos invisibles del poder de la expansionista política norteamericana e inglesa la cual ha imperado en el mundo occidental sin resistencia alguna debido en parte a los postulados de un genio de la ingeniería económica y la matemática financiera ganador del Premio Nobel de economía, conocido simplemente como Nelson Friedman. No es Morgan Freeman el actor, no me confundan. El caso es que particular genio de Nelson Friedman encontró el modo indirecto de hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres sin que la mayoría del público lo note, algo así como esas cuentas corrientes que se roban los centavos, despreciables vistos separadamente pero sumados en miles de transacciones diarias le transfieren miles de millones al sistema bancario internacional. Él aplicó los principios del free market con mucho éxito y por intermedio de los Chicago Boys (Economistas de la U. de
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Chicago) lograron manipular la política y la economía de Latino América apoyando en un principio las dictaduras como la de Augusto Pinochet, corporativizaron las instituciones de casi todos nuestros Estados, liberaron las barrearas arancelarias para incrementar gradualmente el cupo de endeudamiento de nuestros países, reclutaron especialistas para desestabilizar procesos democráticos hemisféricos, aprovecharon la rentabilidad de la guerra preventiva, administrada por contratistas privados y planearon con años de anticipación la incursión armada estadounidense que daría como resultado la Tormenta del Desierto en Irak. Gracias a ellos la privatización fue posible, la pauperización de los servicios básicos y la explotación ingente de los recursos naturales de los países en vías de desarrollo también, y sería largo relatar muchas otras de sus hazañas. Las teorías de esta socióloga nos confunden tal vez porque parecen más una verdad revelada que una simple presunción y curiosamente es la piedra de toque de otra teoría huérfana que ha tomado fuerza por lo inquietante que resulta y porque se identifica claramente con muchos acontecimientos en apariencia inexplicables para un mundo humanista y racional como el que habitamos. Es la teoría de los “The Buildelbergs” más conocida como “The new World Order o el nuevo orden mundial” de la que sin duda se seguirá especulando mucho. No fue mí intención voluntaria desviarme del tema, pero es que aquí en lo social también tienen mucho que decir las mujeres y es mucho lo que podemos aprender los hombres y por eso quisiera dar paso a la española Doctora en Filosofía Alicia Puleo quien analiza los mecanismos socio-culturales que impiden la superación de la igualdad y critica asertivamente la legitimación de la violencia acudiendo al término acuñado por ella del “Erotismo Transgresivo”. Para ello formula una forma de
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ética ambiental que mediante el “Eco feminismo” crítico e ilustrado vincula el feminismo con la ecología. Puleo plantea el reto de la igualdad de género y ha cooperado manifiestamente con el ministerio de educación español en la preparación de materiales educativos para la enseñanza de filosofía, así como una asignatura para la educación básica secundaria denominada “Los papeles sociales de mujeres y hombres”, propuesta en 1996. Me permito recordarme a mí mismo escuchando algunos apartes del programa radial de la Historiadora colombiana Diana Uribe, en los cuales narra la Historia del mundo con la misma facilidad que un periodista deportivo narra un partido de fútbol, aunque con un estilo muy propio, muy femenino y muy ausente del parco estoicismo masculino que se muestra muy proclive a las fechas, pero muy indiferente al impacto de los acontecimientos en sí mismos. Quien haya leído por más de dos horas seguidas a Heródoto o Diógenes Laercio sabe que es más fácil terminar dormido en el sillón que estremecido de angustia ante un nuevo suceso que pueda tirar al trasto todo un imperio. Pues estos padres de la historia aunque fueron muy buenos catalogando las maravillas del mundo antiguo, poniendo y quitando reyes o examinando batallas minuciosamente, no eran para nada divertidos como sí lo es Diana Uribe, y puedo decir que de ella también se aprende e incluso se siente melancolía cuando se acaba el programa y se despide con ese fatídico “Y entonces”… Uno se queda varado en la costa esperando el próximo capítulo para saber que sucedió con Francis Drake (Mandrake) o con la pobre Ana Bolena. Aunque se me queda por fuera la periodista Diana Turbay, Hypatia de Alejandría, la poeta Safo, la normalista chilena Gabriela Mistral, la pintora mexicana Frida Kahlo, Celia Amorós, la guatemalteca Rigoberta Menchú, ganadora del premio Nobel de la Paz, la química y física polaca Maria Curie, primera en
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recibir dos premios nobel por su tesis doctoral sobre el descubrimiento de los rayos x y la manipulación de las sales de Uranio, quisiera concluir con dos frases de Mary Shelley Wollstonecraft, la londinense creadora del género literario del vampirismo con su obra Frankestein en 1818. Para ella no es deseable que las mujeres tengan más poder que los hombres, sino que tengan más poder sobre sí mismas y también que toda política llevada al extremo debe ser producto de la maldad. No ha sido fácil para el género femenino adaptarse al medio hostil que plantea el mundo masculino, pero lenta y pacientemente han sabido conquistar con mucho éxito aquellos reductos donde florece la libertad y la equidad y de paso han impedido que se pierda definitivamente el futuro de la especie. Alguna vez leí en algún lado una frase que decía así: Si el hombre es invencible por la fuerza, la mujer es incontenible por las lágrimas. En mucho ha cambiado esa perspectiva, pues ahora en lugar de lágrimas tienen la fuerza de la solidaridad de género y se reinventan y perfeccionan día tras día mostrando con ello que nuestra equivocación fue no sólo insólita, también fue perversa en todo sentido y tal vez es mucho lo que le debemos a nuestras mujeres y a nuestra madre Tierra a la cual también esclavizamos y sometimos con rudeza, sin el menor asomo de piedad o de vergüenza. Razón tienen cuando dicen que de nuestras buenas intenciones no se puede esperar nada bueno…
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La mujer en la antigua Grecia I.E. Colegio Aurelio Martínez Mutis (Bucaramanga)
Introducción
Yadira Contreras Villamizar
La mujer en la antigua Grecia no era tenida en cuenta, como es propio de una sociedad patriarcal; sólo cumplía el papel de madre sometida a su esposo, debía ser obediente, guardar silencio y llevar una vida privada en la que no diera de que hablar. La mujer tenía el deber de dar hijos legítimos a su esposo, los cuales iban a ser ciudadanos que lucharían en la guerra por la ciudad. La ciudad tenía gran importancia en el mundo griego, y con el fin de crear un orden civil era castigado todo aquello que fuera en contra de la misma y de sus leyes.
Mg.
Una de las reglas preestablecidas en el mundo griego era el lugar de la mujeres, las cuales a diferencia de los hombres no podían hacer una vida pública, no tenían acceso a intervenir con sus opiniones en el ágora, ya que se creía que no razonaban, que eran sólo naturaleza, por esto sólo tenían la función de dar hijos, pues era vista como un objeto y dependía de un tutor como el padre o el esposo. Sin embargo, algunas mujeres lucharon por sus derechos, ganando aunque no completamente un lugar en asuntos políticos. Lo anterior podemos verlo en algunas mujeres quienes mostraron su descontento por la discriminación a la que fueron enfrentadas. Y pese a las restricciones que se le impusieron en dicha sociedad de la antigua Grecia, se salieron del estereotipo que se les había dado, mostrando públicamente sus opiniones.
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Francisco Rodríguez Adrados en su obra Amor matrimonio y sociedad en la Antigua Grecia pone el ejemplo de Aspasía quien tuvo una relación con Pericles —reconocido político de Atenas del siglo V— y sostiene que esta mujer es citada por los socráticos, quienes dicen de ella que debatía en debates filosóficos. No obstante, sostiene que esta mujer es enfrenta a críticas por este modo de obrar que se sale de la reglas establecidas. Podemos ver además de este caso real, como Aristófanes en su reconocida comedia Lisístrata y Sófocles en su tragedia Antígona, muestran a dos mujeres que se apartan de dicho estereotipo de mujer obediente, callada y sumisa, y por el contrario tanto la una como la otra se atreven a luchar por sus ideales, lo cual fue una trasgresión de las reglas sociales impuestas por la cultura de la Grecia antigua. Este modo de obrar de Antígona y Lisístrata es movido por la preocupación de ambas por la ciudad y por los ciudadanos, lo cual deja ver que dichas piezas son de carácter urbano. Esto último puede observarse en que en ambas se hace gran alusión a la ciudad, mostrándola como el centro de los intereses de los personajes y de las heroínas quienes la defienden saliéndose de su lugar privado dentro de la sociedad patriarcal de la antigua Grecia. Además en dichas piezas se muestra la realidad social del siglo IV y V a.C., en los cuales Grecia se enfrentó a grandes cambios y a grandes guerras, como el caso de la guerra del peloponeso como podemos ver en Lisístrata y el cambio de las leyes divinas a las civiles en la naciente polis griega como podemos observar en Antígona. Por estas razones tales obras tienen un trasfondo político, en el que la ciudad y el orden civil tienen gran importancia. Por lo anterior en este trabajo me concentraré en indagar en las piezas Antígona y Lisístrata dos problemas: el primero es la lucha de la mujer por la búsqueda del reconocimiento de sus derechos, como el de igualdad y el de intervenir al igual que el
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hombre en asuntos políticos. Y en segundo lugar el papel de Lisístrata y Antígona en la defensa de la ciudad. La anterior tesis la realizaré con el objetivo de mostrar el papel de la mujer como defensora de la ciudad en las piezas, y como ésta se aparta del estereotipo que se le había impuesto, al tener la creencia de que la mujer no debía ni tenía la capacidad de defender la ciudad, ni de razonar, pues estas capacidades sólo se creía que eran del hombre. Para llevar a cabo el objetivo de este trabajo tendré en cuenta dos aspectos: 1. La importancia y la defensa de la ciudad en las piezas, 2. El estereotipo de la mujer, y la defensa de sus derechos. Para los anteriores aspectos me basaré en los versos de Antígona del 60 al 650; y en Lisístrata los versos del 30 al 1120. Así como los capítulos: “El hombre trágico de Sófocles” y “La comedia de Aristófanes” en: Paideia: los ideales de la cultura griega, de Werner Jaeger, y el capítulo titulado: “Hombre y mujer en la sociedad antierótica” en: Sociedad, amor y poesía en la Grecia Antigua, de Francisco Rodríguez Adrados. Para empezar se puede decir que la tragedia de Sófocles Antigona y la comedia de Aristófanes Lisístrata, muestran un cambio del estereotipo de la mujer en el que ésta debía relegarse al hogar, pues era considerada un ser que dependía de un tutor. Sin embargo, las piezas antes nombradas muestran a dos mujeres que buscan la igualdad de género, movidas por la preocupación por la ciudad. Y desobedecen las leyes establecidas por los hombres en el caso de Antigona con el fin de hacer justicia, y luchan en contra de los hombres por la paz de la ciudad en el caso de Lisístrata. Por ello, además, puede decirse que tales obras de Sófocles y Aristófanes presentan aunque parcialmente —por que no ha cambiado en su totalidad— el modo de concebir a la mujer en igualdad al hombre, pero con una diferencia, que ésta no utiliza la barbarie como lo hace él hombre, quien a veces da muestra de su deseo de guerra y
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destrucción por su ansia de dominio. La mujer en cambio en las piezas utiliza por armas sus palabras, luchando por la defensa de la ciudad y derechos como: su reconocimiento como ciudadana, igualdad, justicia y paz. Esto puede verse en Antigona quien a través de sus palabras lucha por sus ideales y defiende el derecho de sus hermanos Polinices y Eteocles de recibir un trato igualitario. Lo anterior se ve reflejado en el diálogo de Antígona y Creonte, cuando ésta es traída ante él después de ser sorprendida violando la ley de no dar sepultura a Polinices, por haber intentado tomar a la fuerza a la ciudad. La heroína trágica defiende el derecho de igualdad diciendo a Creonte: “Hades, sin embargo, desea leyes iguales” (Sófocles, vs: 515). Con las anteriores palabras Antígona sostiene que pese a que las leyes civiles no dan un trato igualitario a los ciudadanos, las leyes divinas a las cuales ella acudía si son iguales para todos. Como puede verse anteriormente, el modo de obrar de Antígona la aparta del rol que se le daba a la mujer en la antigua Grecia, en el que su mejor adorno era el silencio. Este rol puede observarse más marcadamente en Ismene, hermana de Antígona, quien al contrario de ésta no se sale de dicho rol. Lo anterior puede observarse además cuando ésta intenta detener Antigona de desobedecer la ley diciéndole: “Es preciso que consideremos, primero, que somos mujeres, no hechas para luchar contra los hombres, y, después, que nos mandan los que tienen más poder, de suerte que tenemos que obedecer en esto y en cosas aún más dolorosas que éstas (verso:60). Sin embargo, Antígona persiste en su intención de honrar a su hermano y luchar por la igualdad, por lo que es una muestra por un lado de la lucha de la mujer por la defensa de sus derechos, y también de la ciudad, en tanto que la defiende del gobierno tiránico encarnado en Creonte. Esto se debe a que la ciudad tiene gran importancia en el desarrollo de la pieza, pues ella es el ámbito en el que se dan las acciones de los personajes, y es la mayor preocupación de éstos. Tal preocupación puede verse, de igual
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forma en Lisístrata, pieza en la cual el personaje del mismo nombre se muestra inquieto por la ciudad, la cual se encontraba en periodo de guerra. Esto se ve reflejado en las palabras de Lisístrata a Cleonice cuando le dice: “Cuenta que están en nuestras manos los asuntos de la ciudad; si no hazte a la idea de que ya no existen los peloponesios” (Aristófanes, verso 30). Como puede verse la preocupación por la ciudad es lo que mueve a las heroínas a salirse del lugar secundario, que le había dado a la mujer la sociedad de la antigua Grecia, pues en las piezas las protagonistas protestan por sus ideales en contra de los hombres como Creonte en el caso de Antigona y de los esposos en el de Lisístrata, mostrándose la mujer en ambas obras como defensoras de la ciudad. 1. La importancia y la defensa de la ciudad en las piezas Como puede verse la ciudad era un elemento de gran importancia tanto en la comedia como en la tragedia, pues ambas reflejaban la realidad política y los conflictos a los que era enfrentada la polis Griega. En la tragedia de Antígona puede verse la ciudad como un personaje más de la pieza, pues a lo largo de ésta se hace alusión a la misma. Y en Lisístrata se muestra como la ciudad se encontraba afectada por la guerra, razón por la cual la heroína de la comedia elabora un plan para defender a la ciudad y lograr la paz por parte de las mujeres. Esto es expresado en el diálogo de Lisistrata a Cleonice con las siguientes palabras: “Pero si se reúnen todas las mujeres, las de los beocios, las de los peloponesios juntas salvaremos a Grecia” (Aristófanes, versos: 35-40) Asimismo en Antígona la protagonista muestra su inconformidad por la ley de Creonte, que le negaba el derecho de sepultar a Poliníces, por esto la hija de Edipo defiende este derecho, así como el de todo hombre a recibir sepultura. Pues ésta hace una protesta por la desigualdad de la ley civil que iba en contra de los derechos de los ciudadanos, hecho con el cual
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Antígona se muestra como defensora de los derechos de los ciudadanos y de las leyes comunes —morales y divinas—. No obstante, este modo de obrar le trae como consecuencia el castigo de la muerte, pues pese a que ella no tenía la intención de quebrantar el orden civil sino de defender sus derechos, desobedece a la ley, lo cual en la antigua Grecia tenía graves consecuencias. Y Creonte por su parte tenía el deber de velar por el cumplimiento de la ley civil, razón por la que castiga a la hija de Edipo pese a que ésta ley fuera en contra de los derechos de los ciudadanos. La defensa de la anterior postura de Creonte se halla expresada en las siguientes palabras: “Al que la ciudad designa se le debe obedecer en lo pequeño en lo justo y en lo contrario” (Antígona, verso: 670). Con lo anterior, se muestra que el dirigente de Tebas defendía las leyes civiles y el orden preestablecido por las mismas. Esto lo hace pensando en la defensa de la Ciudad sin tener en cuenta que su ley trae grandes consecuencias, no sólo para Antígona sino también para la ciudad. Desgracias que le son mostradas por el adivino Tiresias a Creonte, cuando el primero le dice: La ciudad sufre a causa de tu decisión, En efecto, nuestros altares públicos y privados, todos ellos, están infectados por el pasto obtenido por aves y perros del desgraciado hijo de Edipo que yace muerto. Y por ello los dioses no aceptan ya de nosotros súplicas en los sacrificios, ni fuego consumiendo muslos de victimas; y los pájaros no hacen resonar ya sus cantos favorables por haber devorado grasa de sangre de un cadáver. (Versos: 1015-1020).
Como puede verse la ciudad sufre a causa de la ley de Creonte, así como Antígona quien es condenada a muerte por cometer un acto piadoso, con el que, desobedecía la ley pero al mismo tiempo cumplía el deber de honrar a su hermano. Por esto ninguno de los ciudadanos estaba deacuerdo con dicha ley, tal descontento de la ciudad es expresado en palabras de Hemón —novio de Antígona— cuando le dice a Creonte —su padre—:
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Pero a mí, en la sombra, me es posible oír, como la ciudad se lamenta por esta joven, diciendo que, siendo la que menos lo merece de todas las mujeres, va a morir de indigna manera por unos actos que son los más dignos de alabanza: por no permitir que su propio hermano, caído en sangrienta refriega fuera exterminado, insepulto, por carniceros perros o algún ave rapaz. « ¿Es que no es digna de obtener una estimable recompensa?» Tal oscuro rumor se difunde con sigilo. (Verso: 965).
Como puede verse la ley de Creonte no era justa a los ojos de los ciudadanos. Con lo que se muestra además que en la pieza trágica de Sófocles se esconde un trasfondo político, en el que se deja ver una crítica al gobierno tiránico, el cual no tenía en cuenta la opinión de todos los ciudadanos. Por lo que la pieza muestra el cambio en el modo de concebir a la ciudad como propiedad de su gobernante, a uno en el que la ciudad es de todos sus miembros. Esta lucha por la igualdad y los derechos de los ciudadanos, es un interés reflejado en Antígona quien muestra en toda la obra su amor por la ciudad, pues a lo largo de ésta hace alusión a Tebas, lo cual puede verse cuando se lamenta diciendo: (…) ¡Ah fuentes dirceas a bosque sagrado de Tebas la de bellos carros! a vosotros os tomo por testigos de cómo, sin lamentos de los míos y porque clase de leyes, me dirijo hacia un encierro que es un túmulo escavado de una imprevista tumba. ¡Ay de mi desdichada que no pertenezco a los mortales ni soy una más entre los difuntos, que ni estoy con los vivos ni con los muertos! (verso: 845).
El amor por la ciudad y la defensa de la misma puede observarse de igual manera en Lisístrata, pues en dicha obra se muestra como Grecia afectada por la guerra, es defendida por las mujeres y en especial por la protagonista de la comedia, quien se mostraba preocupada porque los hombres hacían la guerra y las dejaban solas sin importar su opinión. Por ello
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elabora un plan que se basaba en la abstinencia sexual para así obligar a los hombres a firmar la paz. Para Lisístrata: (…) si nos quedáramos quietecitas en casa, bien maquilladitas, pasáramos a su lado desnudas con sólo las camisitas trasparentes y el triangulo bien depilado, y a nuestros maridos se les pusiera dura y ardieran en deseos de follar, pero nosotras no les hiciéramos caso, si no que nos aguantáramos, harían la paz a toda prisa, bien lo sé (Aristófanes, verso 150).
Como puede verse Antígona y Lisistrata muestran su preocupación por la ciudad y la defienden pese a que no era propio de las mujeres este modo de obrar, sino algo que sólo era permitido a los hombres, por ello Francisco Rodríguez Adrados denomina la obra de Sófocles y de Aristófanes como mundo al revés. Pues muestra algo que el mundo griego se veía de modo muy escaso: la mujer como defensora de sus derechos y de la ciudad, mostrando su capacidad de razonar al igual que el hombre. Lo cual podemos encontrar en las siguientes palabras de Lisistrata a los hombres, después de que estos habían cedido y aceptado hacer la paz: “(…) Laconios, colocaos frente a mi, y vosotros (a los atenienses) a este lado y escuchad mis palabras: «Mujer soy pero tengo inteligencia»” (Aristófanes, verso 1120). Por lo anterior puede decirse que Lisistrata es una pieza que muestra una protesta por la desigualdad de género, la búsqueda por el reconocimiento de la mujer y en cambio del esteriotipo que tenía en el mundo griego. 2. El estereotipo de la mujer Teniendo en cuenta el aspecto anterior la defensa de la ciudad, fue algo que llevo a las dos mujeres Antígona y Lisístrata a revelarse y a llevar a cabo sus ideales, haciendo valer sus derechos, lucha que como vemos es dada desde la Antigua Grecia, pues es el ideal que la mujer ha perseguido a lo largo de
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la historia, razón por la que Antígona y Lisístrata han servido de ejemplo de la pugna por el derecho a la igualdad de genero. El hecho de que las piezas estudiadas en este trabajo muestren a la mujer como trasgresora del rol que se le había dado, y como defensora de los derechos de la mujer se debe a juicio de Werner Jaeger a que tanto Sófocles como Aristófanes elevaron la comedia y la tragedia a modelos educadores, pues sus obras son de carácter urbano con trasfondos políticos, y además muestran a la mujer como representante de lo humano con idéntica dignidad a la del hombre. Esto se debe a que tanto el poeta cómico como el trágico humanizaron sus géneros teatrales, descubriendo la esencia del hombre la cual les llevo a ver a la mujer como parte de lo humano al igual que el hombre (Cf. Jaeger, 1992: 258). 3. La defensa de los derechos de la mujer Por lo anterior, Aristófanes y Sófocles hacen un llamado a la igualdad de género. Pues muestran en sus obras que la mujer vivía desconforme con su rol en el que debía permanecer en la casa, como guardián, administradora con el fin de acrecentar el dinero del esposo, así como su deber de madre, sin tener derecho a opinar y a intervenir en la polis. Esto es expresado en las siguientes palabras de Cleonice a Lisístrata cuando ésta estaba preocupada por la demora de las mujeres: “Ya vendrán, querida. Difícil resulta para las mujeres salir de casa: una anduvo ocupada con el marido; otra tenía que despertar al criado; otra tenía que acostar al niño; otra lavarlo; otra darle de comer (Aristófanes, verso: 15). Como puede verse estas obras muestran el estereotipo que se le daba a la mujer, el cual como bien se sabe era relegado al oikos, pues se consideraba a la mujer como irracional, más débil e inferior en virtud al hombre, y que tendía al mal (Cf. Rodríguez, 1995: 86).
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No obstante, Lisístrata defiende sus derechos y muestra su inconformismo, pues en dicha pieza ésta y todas las mujeres griegas no estaban deacuerdo con que sus maridos hicieran la guerra, y que permanecieran tanto tiempo fuera de la casa y denuncian que estos hacen más la guerra que el amor, además, se muestra descontentas, debido a que sus maridos no las tenían en cuenta, no les contaban las decisiones, ni escuchaban sus opiniones. Pues pensaban que la guerra era cosa de hombres, sin tener en cuenta que sus malas decisiones le afectaban también a sus esposas. Ya que por permanecer en la guerra las mujeres envejecerían y no disfrutarían de su juventud al lado de sus esposos. Y además si los hombres morían la sociedad griega perecería. Esto es expresado en palabras de Lisistrata de la siguiente manera: “(…) Cuando teníamos que disfrutar y sacarle partido a la juventud, dormíamos solas por culpa de las campañas militares. Y aún lo nuestro pase pero me da pena las chicas que envejecen en sus habitaciones” (Verso: 590). Con lo anterior, Lisistrata muestra su descontento y preocupación por que los hombres han dejado abandonadas a sus esposas por la guerra, y se han preocupado más por ésta que por el bienestar de sus familias y de la ciudad, la cual era afectada por las guerras. A manera de conclusión puede decirse que la tragedia de Antígona y la comedia de Lisístrata, revelan un transfondo político y grandes cambios como el paso de la tiranía a la democracia. A juicio de Francisco Rodríguez Adrados Antígona y Lisístrata, muestran el lema de la democracia que se basaba en que se debía dar lugar a que cualquiera, sin importar su género ni condición social, si podía dar a la ciudad un buen consejo lo diera. Pues como podemos ver estas dos mujeres se tomaron la autoridad para dar un buen consejo a los hombres, a Creonte en el caso de Antígona y los esposos de las mujeres que se unieron para instaurar al paz en el caso de Lisistrata, con lo que en ambas piezas se hace un llamado a la igualdad. Poniendo a dos mujeres
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como defensoras de la ciudad algo que como ya mencione no era usual en una sociedad patriarcal como la antigua Grecia, por lo que se salen del estereotipo que se tenía de las mujeres, rol expresado por Lisístrata de la siguiente manera: “Jodidísima ralea la nuestra, toda entera. No sin razón las tragedias se hacen a costa nuestra, pues nos somos sino follar y parir. ” (Aristófanes versos: 135.140). Tal estereotipo es algo que la mujer ha ido cambiando, con la lucha de sus derechos, ganando su reconocimiento y su derecho a intervenir en asuntos políticos. BIBLIOGRAFÍA SÓFOCLES, (2000) “Antígona” en: Tragedias: Áyax-Antígona, Edipo Rey, Electra, Edipo en Colono. Trad, Assela Alamillo, Barcelona, Gredos JAEGER Werner, (1992) “El hombre trágico de Sófocles” en: Paideia: los ideales de la cultura griega. Trad, Joaquín Xirau (libros I y II) y Wenceslao Roces (libros III y IV), México: Fondo de Cultura Económica ARISTÓFANES, “Lisístrata” en: Clásicos de Grecia y Roma, Madrid, Alianza RODRIGUEZ A. Francisco, (1995) “Hombre y mujer en la sociedad antierótica” en: Sociedad, Amor y Poesía en la Grecia Antigua. Madrid, Alianza
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Mujer, un objeto a través de la historia ENS DE BUCARAMANGA (Bucaramanga) No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino.
Simone De Beauvoir
Sara Chapeta Gamboa
“La mujer y la historia de las ideas” es el tema del VI Congreso Nacional Juvenil de filosofía y pedagogía, que este año nos congrega en la Escuela Normal Superior de Bucaramanga. Para la presente edición se quiso innovar el afiche del congreso dejando atrás imágenes prediseñadas, para mostrar una mujer real. La idea era no sólo producir un impacto publicitario; también era una forma de representar a la mujer y mujer filósofa, rompiendo quizás con un estereotipo: la publicidad que muestra mujeres bellas está referida a lo comercial; la publicidad que representa a mujeres intelectuales debe buscar otro tipo de mujeres. Pero, ¿qué mujeres o qué tipo de mujer? ¿Debimos acudir el prototipo de “Betty La Fea”? No, decidimos acudir a una figura sensual, erótica, porque en filosofía, por tratarse de una aventura amorosa hay sensualidad y erotismo. El afiche está colmado de imágenes, simbolismos y representaciones. Todo ello permite una variedad de interpretaciones. Como participe de la elaboración colectiva del afiche junto con mis compañeras de promoción Karol Piñeres y
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Elizabeth Muñoz, quiero presentar la perspectiva que como mujeres jóvenes nos movió a realizar la imagen que ya todos conocen. La imagen de la mujer del afiche está sobrepuesta a un fondo azul en el que se encuentran varios nombres de mujeres que con sus ideas han aportado a la historia de la cultura. Estas mujeres, en diferentes épocas y lugares, lograron sobreponerse al machismo reinante en el mundo intelectual. ¿Cómo describir a la chica del afiche? ¿Por qué no vemos su rostro, el cual se oculta tras su cabello? Vemos parcialmente la cara. La mirada, que es parte esencial de la feminidad y expresión de los sentimientos, esta oculta. El afiche parece que no transmite una emoción específica. ¿Será que el mar de sentimientos que caracteriza a la mujer se debe ocultar para que ésta no aparezca como un ser débil que se deja llevar por sus emociones? Se oculta la mirada y todo lo que ello conlleva como un mecanismo de sobrevivencia ante el machismo. Se oculta la mirada pero se resalta la boca, una boca muy sensual. En filosofía las ideas que pensamos las comunicamos necesariamente a través de la palabra. Esto significa que la mujer, que también es poseedora de la palabra, puede expresarla. La cuestión es que no siempre lo hace porque se siente cohibida por la cultura. Parece ser que la dulce filosofía sólo se expresa a través de la racionalidad masculina, la cual parece muy seria, muy lógica, muy rigurosa. Lo femenino también tiene que aportar a esta racionalidad, la cual incluye también lo poético, lo mítico, lo que no significa quitar rigurosidad al discurso, sino hacerlo más entendible, más comprensible, más dulce al oído. No es fácil ver la identidad de la modelo, pero si lo es ver su feminidad, tal como fue, es y seguirá siendo en la historia. El afiche quiere resaltar que en esta sociedad existen miles de mujeres a las que se les niega una identidad o se les minusvalora.
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Pero a veces estas mujeres sin identidad también hacen aportes valiosos a la historia humana. Tomemos el ejemplo de aquellas mujeres neoyorquinas, trabajadoras en una fábrica de textiles, que murieron en un incendio; nadie conoce sus nombres pero su muerte dio paso a la celebración del día internacional de la mujer. Podemos analizar ahora la postura de la joven, quien tiene la cabeza un poco inclinada y una mano atrás. ¿Será que tiene la cabeza inclinada porque culturalmente se nos enseña a agacharla? ¿La mano oculta representa el brazo a torcer que siempre le da la mujer al hombre? En los ejercicios policivos se enseña que cuando a una persona se le sujeta el brazo por la espalda se le inmoviliza, permitiendo cualquier tipo de trato. Probablemente nuestra modelo este reflejando la actitud sumisa de la mujer en una sociedad regida mayoritariamente por hombres, los cuales quieren que la mayoría de ellas, ya sean madres, hermanas, esposas o novias, se queden en sus hogares. Allí además de los oficios podrá ponerse pañitos de agua caliente para curar sus hematomas físicos y emocionales. La chica deja ver la parte baja de su abdomen; su vientre. Este se asocia con un bien preciado para toda mujer, ya que él es el receptáculo de toda nueva vida. Gracias a este vientre las mujeres somos necesarias. Simon de Beavoir tenía razón, las mujeres somos nuestro vientre, es decir, capacidad de dar vida. La vestimenta es muy juvenil y actual; tiene su propio simbolismo. La camisa blanca representa la pureza de la mujer o el valor económico que la sociedad le da; definitivamente en este mundo comercial machista, “sin tetas no hay paraíso”. La chica de camiseta blanca y pechos voluminosos fue uno de los aspectos del afiche que más causó controversia. La chaqueta negra y de cuero simboliza la coraza que las mujeres se ponen para sobrevivir, sin importar, en muchos casos, los medios para
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hacerlo: así como hay mujeres filósofas o teólogas o petas, también las hay asesinas como la famosa Rosario Tijeras.
Esta es una simple interpretación personal del afiche, tal vez lo que para nosotras significa no signifique para ustedes, tal vez solo vean a una joven modelo con chaqueta, jeans y una camisa blanca que es su pecho anuncia la nueva edición del congreso de filosofía y pedagogía. Así como nosotras vemos todo un paisaje de sentimientos y significados, muchos solamente ven un cuerpo, un objeto. Lo interesante de todo esto es que el afiche, controversial, polémico y efectivo, quiere ir más allá de interpretaciones fáciles, vacías, superficiales. El afiche quiere hacer una apuesta por la reivindicación de las ideas de la mujer en la historia. Qué mejor que hacer este reconocimiento en un espacio como el escolar. Es en la escuela en donde adquirimos la mayoría de nuestros conocimientos científicos, históricos, artísticos, éticos, etc. Lamentablemente esta escuela enseña dichos conocimientos como si sólo fueran los logros de un puñado de hombres iluminados dejando por fuera a la mujer. La educación también es machista. Sabiendo que la mujer ha hecho importantes aportes a la cultura podremos tener otra visión de la historia humana. El tipo de historia humana, en su mayoría, está dominada por políticos y guerreros. En ella la mujer, a parte de urdir intrigas, se convierte en un objeto. Esto se puede apreciar en el mito creacional de Adán y Eva, en el que el hombre aparece siempre en primer lugar y la mujer como un subproducto a partir de una costilla. Este nacimiento hace de Eva masa muscular, sin cerebro, o es que acaso de una costilla surge un cerebro. Eva parece que no tiene inteligencia y cuando se encuentra sola en su ignorancia trata de aprender un poco más con el fruto prohibido que le brinda “sabiduría”, la suficiente como para compartirla con Adán
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que, como un buen hombre, uso su inteligencia para culpar a Eva del destierro del paraíso. Pero… no todos creen en el cuento de Adán y Eva. El afiche al mostrar una mujer sensual no quiere reforzar la vieja idea según la cual los hombres razonan y las mujeres intuyen. Pensar que la mujer ya está hecha, definida es caer en estereotipos. La mujer es una construcción personal más que social, según nos lo cuenta Simone de Beauvoir en su libro El segundo sexo, considerado como la biblia de las mujeres. Las mujeres somos lo que queremos ser, no lo que los estereotipos nos dicen que seamos. El afiche tiene un lado oscuro, intrigante: muestra a una mujer anónima, a la que escasamente se le ve la boca y el mentón, a diferencia de Aleida, a quien se le ven los ojos, siempre expresivos, pero no tiene boca. Este lado oscuro nos hace plantear una pregunta: ¿Qué pasa con aquellas mujeres que no lograron salir del anonimato? ¿Qué pasa con aquellas mujeres que no han tenido o no tienen la oportunidad de expresar una palabra, un sentimiento, una alegría o un dolor? ¿Las mujeres, a pesar de la publicidad, siguen siendo objetos inexpresivos? ¿Siguen rezagadas? En muchas culturas las mujeres eran entregadas como botín o trofeos de guerra. En Colombia lo son actualmente para todos los actores del conflicto. Estas mujeres, abusadas sexualmente, vilipendiadas y despojadas se sientan, probablemente, junto a un semáforo con un letrero en cartulina arrugada y sucia que dice: “Somos desplazados, no tenemos casa ni comida. Cualquier ayuda será agradecida por Dios”. Esta imagen se ha convertido en parte de nuestro paisaje urbano cotidiano. ¿Qué podemos hacer? Las ideas son muchas, pero las posibilidades pocas. En las últimas décadas las mujeres han luchado por la liberación de género, la igualdad, y más reconocimiento a su labor. Nacieron en Francia hace mas de 200
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años los movimientos feministas que tomaron gran fuerza en todo el mundo, impactaron, pero no lo suficiente como para cambiar del todo la situación en el tercer mundo. Hoy podemos votar, conducir, trabajar, estudiar, etc. Pero no en todas partes es así, aun hay muchas mujeres como objetos para sus “maridos”, como objetos de guerra, de violencia, “después de usar, deseche”. Hay mujeres sin una gota de dignidad; toda les fue arrebatada. Ahora es posible comprender el titulo de esta ponencia: “Mujer: un objeto a través de la historia”. Será que estamos condenadas a repetir la historia, a permanecer calladas y en el anonimato. Las mujeres somos un sinfín de cosas, entre otras, ser la mitad de esta humanidad. Las mujeres somos lo que ningún hombre ha podido ser.
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Olimpia
de Gouges y los derechos de la mujer ENS DE NEIVA (NEIVA) Carmen Adriana Vargas Vargas
Jennifer Alexandra De Rojas et al
Actualmente tenemos la oportunidad para que no solamente se tome en cuenta la opinión de los hombres en el campo de la política, en los ambientes laborales, en la familia e incluso en los estrados judiciales, sino que también las mujeres sea una voz que provoque reacciones, que lideren masas y que afecten el curso de nuestra sociedad. Sin embargo podríamos preguntarnos si esto siempre ha sido así, ¿la voz de las mujeres ha sido escuchada desde sus inicios? A esto tenemos que responder que no; lastimosamente las mujeres hemos trasegado caminos bastantes difíciles, de segregación, de desconfianza en sus capacidades, de humillaciones e incluso de muerte, por pretender que se nos trate con igualdad y dignidad. Pero, por qué y quiénes han incidido en esta situación de la que hemos sido objeto las mujeres vaya cambiando, que se haya gestado una corriente de pensamiento innovadora, al grado de que hoy existan mujeres en las presidencias y ministerios de países del mundo?. Justamente de uno de esos actores que han causado un cambio tan dramático en nuestra sociedad es que vamos a hablar. Uno de ellos: OLIMPIA DE GOUGES Olimpia nació en la población al sur oeste de Francia denominada Mountauban. Su nombre de pila, Marie Gouze. De familia burguesa, su padre era un carnicero y su madre hija de comerciante de telas. Desde su despertar como mujer sufrió el
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flagelo de verse en una sociedad en la que la opinión y los sentimientos de una mujer era lo que menos importaba; por esa razón a sus 17 años fue casada con un hombre mayor, siguiendo la tradición de la época que buscaba parentelas que mejoraran su posición social y su ventaja económica; dicho matrimonio no duró mucho pues su esposo murió dejándola en viudez y con un hijo; esta etapa de su vida a la que llamó “tumba de la confianza y el amor”, fue el fundamento, junto con la influencia que recibió de los intelectuales franceses, lo que marcaría su despertar como escritora y critica de la sociedad en lo que a derechos humanos se refiere. Estos primeros capítulos de su vida literaria se vieron apoyados por su padrino, el poeta Jean – Jacque Lefranc de Pompignan, posible padre biológico. A raíz de su aparición pública decide cambiar su nombre por OLIMPIA DE GOUGES, segundo nombre de su madre. Escribió varias obras literarias y creó su propia compañía de teatro, pero los ingresos que de ella devengaba no sufragaban los gastos. A pesar de ello continuó escribiendo y sus obras fueron representadas por toda Francia. La más sobresaliente se tituló “Esclavitud de los negros“, la cual fue incluida en la comedie-francaise en 1785 bajo el titulo “El Feliz Naufragio”. Esta obra causó revuelo por su contenido de crítica hacia la burguesía, debido a que muchos de ellos se enriquecían con el tráfico de esclavos, a quienes daban un trato inhumano. Esta obra criticó de manera atrevida a la sociedad de la época que veía de forma natural el trato y la humillación a la que se sometía a los esclavos. Por tal razón y debido a que la principal compañía de teatro de Francia la incluyó en su repertorio, la hizo notable. El hecho de que fue comentada por toda Francia y sus alrededores, generó la inconformidad de los influyentes, pues se sentían amenazados por tales obras. La fuerza y contenido de sus escritos nos deja ver que desde muy joven Olimpia tenía y defendía una visión distinta a la de su época; sus posturas eran
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tan firmes y claras que no le importó enfrentar la sociedad en la que vivía y luchó por la igualdad del ser humano sin tener en cuenta el género y el color de piel. Pese a que su obra fue incluida en la comedia francesa, la misma dependía económicamente de la Corte de Versalles, lo que empezó a generar desaprobación, pues muchas familias influyentes se habían enriquecido con la venta de esclavos. Además, el 50% de la economía provenía de las colonias de ultramar. Con esto en mente, es fácil entender la presión que las mismas familias estaban ejerciendo a la Corona para que quitara del camino a esta piedra en el zapato de la nobleza francesa. Es así como por una comunicación real (lettre de cachet) nuestra notable escritora es encarcelada en la Bastilla. La revolución francesa al dar un golpe certero y mortal a la monarquía, no solo abre el camino para formas de gobierno diferentes en donde hasta los humildes podían convertirse en un poder influyente, sino que también permite a pensadores como nuestra escritora tener la libertad para que por fin su obra, “La esclavitud de los negros”, fuera incluida definitivamente en la comedia francesa y fuera vista sin restricción. Olimpia publicó varias obras entre las que se encuentran: “Reflexión sobre los hombres negros” y “El mercado de los negros”. Olimpia mantuvo una intensa actividad frente a la abolición de la esclavitud. En 1788 sus escritos le dieron un lugar en el club de los negros, del cual fue miembro principal. La lucha contra la esclavitud y su postura firme frente al tema de la igualdad le ganaron el respeto y la admiración del abate Gregoire y el diputado girondino Brisott, principales dirigentes del movimiento abolicionista. Su actividad literaria no era solo de contenido reflexivo sino que también se convirtió en propositiva para las tres legislaturas
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principales de la revolución a los que les escribía constantemente. Se cuentan más de 30 panfletos, entre los que figura su proyecto de impuesto patriótico, el que más tarde se convertiría en la Carta del Pueblo. En 1791 escribió su famosa Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana que comenzaba con una de sus palabras que provocó un auge. “HOMBRE, ¿ERES CAPAZ DE SER JUSTO? UNA MUJER TE HACE ESTA PREGUNTA. La declaración de los derechos de la mujer cuenta con 17 artículos: I - La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común. II - El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la Mujer y del Hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión. III - El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación que no es más que la reunión de la Mujer y el Hombre: ningún cuerpo, ningún individuo, puede ejercer autoridad que no emane de ellos. IV - La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que pertenece a los otros; así, el ejercicio de los derechos naturales de la mujer sólo tiene por límites la tiranía perpetua que el hombre le opone; estos límites deben ser corregidos por las leyes de la naturaleza y de la razón. V - Las leyes de la naturaleza y de la razón prohíben todas las acciones perjudiciales para la Sociedad: todo lo que no esté prohibido por estas leyes, prudentes y divinas, no puede ser
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impedido y nadie puede ser obligado a hacer lo que ellas no ordenan. VI - La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y Ciudadanos deben participar en su formación personalmente o por medio de sus representantes. Debe ser la misma para todos; todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, por ser iguales a sus ojos, deben ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades y sin más distinción que la de sus virtudes y sus talentos. VII - Ninguna mujer se halla eximida de ser acusada, detenida y encarcelada en los casos determinados por la Ley. Las mujeres obedecen como los hombres a esta Ley rigurosa. VIII - La Ley sólo debe establecer penas estrictas y evidentemente necesarias y nadie puede ser castigado más que en virtud de una Ley establecida y promulgada anteriormente al delito y legalmente aplicada a las mujeres. IX - Sobre toda mujer que haya sido declarada culpable caerá todo el rigor de la Ley. X - Nadie debe ser molestado por sus opiniones incluso fundamentales; si la mujer tiene el derecho de subir al cadalso, debe tener también igualmente el de subir a la Tribuna con tal que sus manifestaciones no alteren el orden público establecido por la Ley. XI - La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciosos de la mujer, puesto que esta libertad asegura la legitimidad de los padres con relación a los hijos. Toda ciudadana puede, pues, decir libremente, soy madre de un hijo que os pertenece, sin que un prejuicio bárbaro la fuerce a disimular la verdad; con la salvedad de responder por el abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley.
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XII - La garantía de los derechos de la mujer y de la ciudadana implica una utilidad mayor; esta garantía debe ser instituida para ventaja de todos y no para utilidad particular de aquellas a quienes es confiada. XIII - Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, las contribuciones de la mujer y del hombre son las mismas; ella participa en todas las prestaciones personales, en todas las tareas penosas, por lo tanto, debe participar en la distribución de los puestos, empleos, cargos, dignidades y otras actividades. XIV - Las Ciudadanas y Ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí mismos o por medio de sus representantes, la necesidad de la contribución pública. Las Ciudadanas únicamente pueden aprobarla si se admite un reparto igual, no sólo en la fortuna sino también en la administración pública, y si determinan la cuota, la base tributaria, la recaudación y la duración del impuesto. XV - La masa de las mujeres, agrupada con la de los hombres para la contribución, tiene el derecho de pedir cuentas de su administración a todo agente público. XVI - Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada, ni la separación de los poderes determinada, no tiene constitución; la constitución es nula si la mayoría de los individuos que componen la Nación no ha cooperado en su redacción. XVII - Las propiedades pertenecen a todos los sexos reunidos o separados; son, para cada uno, un derecho inviolable y sagrado; nadie puede ser privado de ella como verdadero patrimonio de la naturaleza a no ser que la necesidad pública, legalmente constatada, lo exija de manera evidente y bajo la condición de una justa y previa indemnización.
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Ella con su pensamiento revolucionario e igualitario, que siempre propendía por el bienestar del ser humano, se opuso a la muerte de LUIS XVI en 1793. Apoyaba todo pensamiento que fuera con sus principios. Por esta causa tomó partido por los GIRONDINOS, grupo político que compartía sus pensamientos y también estaba a favor de la abolición de la cadena de muerte. Criticó duramente la política de ROBESPIERRE y MARAT, dos diputados escogidos por la burguesía cuyo mandato fue calificado como el del terror. Los GIRONDINOS fueron acusados por los jacobinos de conspirar contra la unidad de la República, por lo que sus principales dirigentes fueron guillotinados. Olimpia quien actuará en su defensa, también fue considerada como parte de la misma conspiración. Por tal razón fue a dar a la cárcel en agosto de 1793. Estando, privada de su libertad fue atacada dejándola malherida. A causa de las malas condiciones de salubridad del reclusorio fue víctima de una infección. Olimpia al enterarse de que la remitían a la enfermería carcelaria, decidió empeñar sus joyas y con estos recursos poder sufragar su estadía en una pensión a la cual llevaban a los detenidos de la alta sociedad enfermos. Olimpia de Gouges reclamó sin descanso ser juzgada, para ella poder defenderse y demostrar que más que oponerse a un gobierno lo que buscaba era la igualdad y los derechos de todos. Mientras permanecía recluida en una cárcel logró sacar dos carteles con unas frases: “Olympe de Gouges en el Tribunal Revolucionario” y “Una patriota perseguida”, los cuales causaron un auge y pusieron a pensar a muchas personas. Buscaba con ellos afectar el juicio de sus acusadores, pero esto no se dió pues al fin fue juzgada sin un abogado. Su defensa no surtió el efecto esperado y fue condenada, acusándola de apoyar y defender un estado federado.
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Un día después de condenar a los girondinos, ella siguió su destino, fue guillotinada el 3 de noviembre de 1793. Su nombre fue olvidado por completo. Las personas la tomaron como caricatura, se burlaban de sus pensamientos; llegaron a pensar que no sabía leer. ¿Cómo es posible que una persona tan brillante y con un pensamiento inigualable fuera subestimada? Pensemos: ¿quién fue la persona que cambió nuestra forma de vida? ¿Por quién existen mujeres en la presidencia, en los ministerios y en muchos puestos importantes? ¿Por quién nuestra voz ha sido escuchada? Para estas múltiples preguntas solo existe una respuesta: las mujeres precursoras de nuestros derechos de género, entre ellas Olimpia de Gouges; ella fue la única en su época que tuvo un pensamiento diferente, que tuvo el valor de decir las cosas y pensar distinto. Ella, asesinada a los 55 años de edad. Callaron su voz, pero dejó sus pensamientos plasmados en un papel, que solo, hasta el fin de la segunda guerra mundial, fueron reconocidos y tenidos en cuenta tomando un nuevo rumbo. Escritos que exigían la igualdad de derechos, de ventajas y privilegios para hombres y mujeres. Estos documentos marcaron el pensamiento de quienes continuaron su labor y nos permiten hoy tener la posibilidad de ser escuchadas, de ser elegidas y de poder dirigir nuestros destinos. Estas ideas sin duda cambiaron y cambiarán al mundo. Olimpia es la responsable de que hoy las mujeres tengamos el derecho al divorcio; el de poder acceder a la herencia de nuestros padres; el poder ocupar puestos importantes en la política y en muchos otros escenarios de la cotidianidad de nuestras vidas. Hoy nosotros también podemos hacer eco de las palabras y los pensamientos de Olimpia, pues la tarea no está cumplida. Hoy aún se cometen atropellos contra las mujeres. Hoy estamos en sociedades machistas que humillan, desprecian y destruyen el
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horizonte de muchas mujeres. Todavía en algunas culturas a muchas mujeres se les práctica la ablación. Hay miles de niñas, que sin alcanzar a madurar, ya son víctimas de abusos. Hay jóvenes que son vendidas como artículos de consumo; mujeres que son obligadas a casarse sin amor y a satisfacer sexualmente a hombres que pagaron por ellas. Por eso y por esas mujeres que aún sufren, debemos reflexionar y actuar de forma decidida a favor de le defensa de los derechos de la mujer. Derechos que a su vez proporcionarán el bienestar de todos los seres igualmente dignos.
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La mujer y su mundo ENS DE BUCARAMANGA (Bucaramanga) Silvia Daniela Chávez Cuevas
María Camila Barrera Carrascal et al
Si en una encuesta popular les pidiéramos a las personas su listado de los 10 filósofos más importantes en la historia, probablemente encontraríamos muchas listas coincidentes con no más de 5 candidatos. De completarse alguna encuesta seguramente se incluiría algunos de los siguientes nombres: Platón, Aristóteles, San Agustín, Tomás de Aquino, Descartes, Rousseau, Kant, Hegel, Nietzsche o Schopenhauer. No hay que ser un gran observador para percibir que no hay mujeres en la lista. ¿Por qué razón? Porque muy probablemente estos nombres fueron los que se conocieron en el estudio de la filosofía en el bachillerato. ¿Por qué las mujeres, o tan siquiera una mujer, no entra en este listado? ¿Será que para hacerlo requiere alcanzar el estatus de un personaje literario, de un famoso deportista o de una estrella de rock? Un segundo argumento, bastante preferido por los hombres, es que en ellos predomina la racionalidad y en las mujeres la emotividad, olvidando que la racionalidad no se debe percibir como privilegio de un sexo sino más bien afrontarse como un bien común. Si la mujer no fuera tan racional como el hombre, Diotima de Mantinea no le hubiera enseñado filosofía a Sócrates, nada menos que uno de los padres de la filosofía; Hipatia de Alejandría no hubiera sido una filósofa y matemática reconocida en su época; el célebre Descartes no hubiera elegido a la princesa Isabel como aprendiz; Eleonora de Marx (hija de Karl Marx) no hubiera sido
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tan buena expositora del socialismo y el sindicalismo. Por otra parte, los estudios científicos recientes están reconociendo la emotividad como una característica importante del pensamiento racional. Por consiguiente, se logra deducir que la mujer ha desempeñado un papel fundamental en la historia de la humanidad aunque ciertas historias, y entre ellas la historia convencional de la filosofía, no quieran reconocerlo. Un análisis sobre el canon de la filosofía tradicional, es decir, sobre el listado de filósofos que merece ser tenido en cuenta, da cuenta de la ausencia del género femenino, el cual a pesar de haber producido magníficos razonamientos, al criterio de la comunidad masculina no merece ser situado al mismo nivel de los filósofos más reconocidos. Ello no indica que las mujeres no hayan aportado nada al desarrollo de la humanidad y de la civilización. El movimiento denominado historia intelectual reconoce el aporte de las mujeres en el desarrollo de las diferentes culturas; lo hace porque la historia intelectual recoge las costumbres, las tradiciones y todo aquello que del diario vivir contribuye a la construcción del alma de una determinada época. Se comprende entonces que para rescatar y poder hablar de la participación y de los aportes de lo fémino en la cultura es necesario ubicarse en el horizonte de la historia intelectual o de la historia de las ideas para visibilizar a la mujer, sus pensamientos y todo tipo de contribuciones al desarrollo humano. En el siglo XX Arthur Lovejoy asume la historia de las ideas como aquellas que fueron determinantes para una época. En esta intervención queremos reflexionar precisamente sobre el papel determinante de la mujer a lo largo de la historia. No es un secreto que en muchos momentos de la historia e inclusive actualmente la libertad de pensamiento de la mujer ha estado reprimida o atada de alguna manera, ya sea por algún tipo de ideología o de práctica cultural. En la Edad Media un famoso perseguidor de brujas afirmó que cuando la mujer piensa
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por sí misma, piensa sólo en cosas malas. Desde tiempos remotos la historia de la mujer ha sido una inmensa recopilación de prohibiciones, tabúes, servidumbres y minusvaloraciones de sus creaciones, no porque éstas no hayan sido donadoras de sentido o forjadoras de tradiciones, sino porque las mismas son consideradas con un alcance universal restringido. En la presente ponencia, la Mujer y su Mundo, queremos rescatar los discursos y las prácticas de las mujeres a través de la historia, discursos en los que ellas se han apropiado de determinados conceptos, les permitieron definir sus situaciones y matizar sus intereses. Nosotras mujeres jóvenes de este siglo joven, queremos rescatar nuestra esencia e identidad, apartándonos de los yugos y limitaciones que se nos han impuesto y que hoy solapadamente quieren imponernos. Podemos preguntarnos entonces, ¿cuál ha sido el estatus de la mujer en la cultura? Es importante hacer una reflexión de entrada: hablar del papel de la mujer en la cultura, la cual ha sido tradicionalmente dominada por los hombres, es, como lo plantea la catedrática puertorriqueña Zoé Jiménez, más que una simple intervención intelectual. La forma de rescatar el estatus y el papel de la mujer es acudiendo a la historia intelectual de la humanidad. El estatus de la mujer ha variado en las distintas culturas. En Egipto la mujer tenía una posición similar a la que tiene actualmente en las culturas más liberales. Hay escritos que afirman la existencia de cierta libertad, respeto y libre albedrio en el género femenino, hecho que de alguna u otra manera originaba cierto tipo de igualdad; de hecho, en el antiguo Egipto a la mujer se le reconocía todas las prerrogativas de las que gozaba el hombre: podía divorciarse, heredar, culpar, juzgar, etc., además tenía la oportunidad de ejercer sus derechos, obviamente cumpliendo con los requisitos que se le exigían. Es importante tener en cuenta que la posición de la mujer variaba
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entre ciudades, sectores sociales e incluso cambiaba a lo largo de los años, lo que significa que las exigencias que se le hacían iban modificándose de acuerdo a las leyes de cada tiempo. Al igual que las mujeres de la elite egipcia, quienes obtenían grandes beneficios por su estatus, las mujeres mesopotámicas también tenían privilegios, que sólo podían disfrutar si pertenecían a ciertas elites. Estas mujeres sabían leer, escribir, coser, pintar y hasta cierto punto algunas podían ejercer poderes administrativos. Se puede decir que en estas culturas la mujer tenía cierto amparo legal, lo cual significaba protección y seguridad. En la antigua Grecia parece que existió una postura ambivalente sobre la mujer. No se le tenía como ciudadana, pero su papel se reconoce en figuras arcaicas representadas en personajes, símbolos o alegorías. Según Gulio de Martino el haberlas instalado allí significa reconocer la existencia creativa de lo femenino. Los griegos exaltaron a la mujer a través de los mitos y de figuras heroicas en las grandes epopeyas. Recordemos algunos nombres: Atenea, Ariadna, Persifae, Penélope, Antífona, Lisístrata. Pero las mujeres por sí mismas se dieron a conocer como Safo, Aristodama de Ermirna o Irina de Telos. Como lo expresa Guilles Menage las mujeres no sólo se dedicaron a cuestiones relacionadas con el arte o la literatura; también incursionaron en la ciencia y la filosofía. Hoy tenemos noticias de la importancia de pensadoras como Aspasia de Mileto, protectora de Protágoras; Hiparquia de Tracia; la ya mencionada Diotima de Mantinea; o Hipatia de Alejandría, asidua lectora de Platón y Aristóteles, pero quien se dedicó sobre todo a la astronomía y a las matemáticas. Para los griegos y romanos además del conocimiento y las artes, fueron muy importantes los ritos relacionados con la fertilidad. Para ellos el erotismo y el placer sexual hacia parte de
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su cotidiano. Gracias a que no estaban en la orbita de las tradiciones religiosas de oriente, más recatadas en estos aspectos, su postura frente a la sexualidad fue muy liberal y menos mojigata. Es sabido el poder que tenían ciertas cofradías de prostitutas, las cuales mezclaban lo sexual con lo religioso. Dichas agremiaciones mantenían cierto equilibrio social, ya que tenían el poder de instruir, enseñar y sobre todo culturizar a los hombres. Es preciso aclarar que en este tiempo las relaciones extramaritales no eran mal vista ni juzgadas. La importancia de estas representaciones sexuales se basa en el persistente énfasis en la fertilidad de la mujer, de allí su función iconográfica y pedagógica. Tanto en Mesopotamia como en Egipto, la relación entre religión y sexo va constantemente ligada a la socialización y al manejo del cuerpo. Todo esto es atado con lo ético y lo estético. En la época medieval cambia radicalmente el estatus de la mujer. Europa se encuentras ahora bajo la influencia del cristianismo. En documentos considerados sagrados se sitúa a la mujer como subordinada del hombre, a quien debe obedecer. Lo erótico pasa al plano de lo pecaminoso. El cuerpo se constituye en un elemento mundano que atrofia, de alguna manera, el camino hacia la santidad. No por ello la mujer dejó de destacarse, aunque su presencia fue menos visible. Como lo expresa el columnista del diario El Espectador, Julio Cesar Londoño “el cristianismo entroniza el espíritu y degrada la materia, demasiado pesada para volar al cielo. El cuerpo humano es materia corruptible y concupiscente, en especial el cuerpo femenino, que adquiere una importancia negativa: las mujeres bellas son la forma favorita que adopta el demonio”.
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La mujer a partir de la historia ENS SANTA TERESITA (SABANALARGA, Atlántico) Carlos Andrés Herrera Gómez, Héctor Mario Sulbarán Álvarez, Jailene Marcela Solano Mercado, Darío José Cepeda Linás, Lc. Laura Vanessa Navarro Gómez (Asesora)
Rafael de Jesús Ariza Rodríguez et al
El análisis de la situación de la mujer a lo largo de la historia trae consigo una serie de aspectos interesantes de la sociedad en la cual se desarrolla su acción, en un momento y contexto determinados. La presente ponencia tiene por finalidad reflexionar entorno a la trascendencia de las ideas de la mujer a lo largo de la historia, que ha permitido su transformación por la cual hoy se han emancipado en todos los ámbitos del saber, especialmente el filosófico. Es por ello que se hace necesario el presente interrogante: ¿CÓMO LAS IDEAS DE LA MUJER A PARTIR DE LA HISTORIA HAN REPERCUTIDO EN LA TRANSFORMACIÓN DEL PENSAMIENTO ACTUAL?
A partir del recorrido histórico filosófico del sentir y actuar, se hace un llamado a todas las mujeres para que no se dejen opacar, ni desvalorizar, y que sigamos en la búsqueda del amor, del amor a la sabiduría, para así romper con el androcentrismo y misoginia que nos oprime e imposibilita, para alcanzar y demostrar la capacidad de liderazgo ahora que se está transformando la relaciones entre los sexos, uno de los acontecimientos del siglo XXI donde quizás las mujeres son la única revolución social triunfante.
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La situación de dependencia y de subordinación que se le ha dado a la mujer data de siglos, se hace evidente en el régimen patriarcal, cuyo fundamento radica en la lógica del poder, entendido como control, dominación, servidumbre y violencia. En el mundo antiguo la mujer era francamente menospreciada junto a al esclavo. El gran filósofo PLATON se vanagloriaba de haber nacido libre y no esclavo, hombre y no mujer, en este filósofo está presente como en toda la cultura griega la convicción de que la mujer es fundamentalmente extraña al logos y que solo participa irracionalmente, a pesar de eso, platón hace uso de DIOTIMA DE MANTINEA, una gran vidente, filosofa y sacerdotisa, que juega un roll importante en el banquete de platón, sus ideas son el origen del amor platónico. El filósofo griego reconoce una misma naturaleza para el hombre y la mujer, aunque para la época esto pareciese ridículo, ya que nada concuerda con el contexto histórico, y debido a esta igualdad en su naturaleza; para el es lógico que tuviesen las mismas oportunidades a través de una educación igualitaria. Aquí podemos ver los inicios que la mujer tiene para obtener una educación completa, teniendo así las mismas oportunidades que el hombre a nivel laboral; en nuestro país vemos que la educación para las mujeres ha mejorado significativamente, logrando ver más mujeres que hombre en cualquier aula de clases de todo instituto, universidad o sencillamente en una escuela primaria. Para platón la educación era necesaria para las mujeres únicamente para equiparar al hombre, es decir, que ‘el hombre es un ser superior y que la mujer buscaba una superación’; en nuestro país el deseo de superación se debe a la preparación que estas quieren obtener, para poder ser competitivas en el mercado laboral y obtener más oportunidades, mas allá de sentirse inferiores y querer superar a los hombres, como lo aseguraba platón, para quien la mujer se
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convierte en objeto de razón, pero en ningún momento defiende sus derechos, o los iguala al del hombre para la época, ni la visiona como un ser con derechos civiles, ni mucho menos como un ser con las mismas oportunidades de participación que el hombre, sencillamente que por ser su objeto de razón debe prepararse. SÓCRATES afirmaba que la filosofía del amor la aprendió con Diotima, cuya tesis plantea que el amor era un anhelo por la inmortalidad, a la fama eterna; el sabio según ella solo era capaz de reconocer la diferencia entre el amor físico y espiritual. Si recordamos un poco, en eso se centraba la filosofía de Platón, Sócrates y otros filósofos antiguos; es decir, que el filosofar de estos filósofos antiguos estuvo enmarcados por la experiencia femenina. No hay que olvidar que uno de los instrumentos fundamentales de Sócrates era La mayéutica, siendo un arte que aprendió de su madre, ellos aceptaron aprender de una mujer, pero no le dieron el verdadero valor a su capacidad de filosofar. Para ARISTÓTELES la mujer es más débil, menos musculosa y posee un cerebro más pequeño; el ve al sexo femenino como seres reproductivos y al masculino como varones poseedores y administradores. Debido al contexto histórico y las guerras, los hombres se ausentaban por grandes periodos, teniendo las mujeres que asumir los cargos que habían sido abandonado por los varones de la sociedad, lo que para Aristóteles era nefasto y origen de los males de esta sociedad, siendo esta una visión equivocada, ya que se daba porque las mujeres no tenían la experiencia para asumir dicho reto, pero precisamente por falta de un aprendizaje. Una pensadora de nuestro tiempo LUCE IRIGARAY critica la cultura griega por su carencia gravísima de valorar, y a la misma mujer por no aprender a reflejarse bien. HILDEGARDA DE BINGEN fue mística y profetiza, a pesar de su brillante
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pensamiento tuvo como único camino de conocimiento la misión profética y el saber místico, ella lastimosamente compartió el androcentrismo de su época y apoyo la inferioridad de la mujer. Por otra parte MARGARITA PORETE dedicada al estudio de la virtud, del amor, la razón, los instintos y las pasiones; muere en la hoguera por escribir sus pensamientos “El espejo de las almas simples” cuyo pensamiento más tarde sería motivo de estudio de filósofos como SAN AGUSTÍN, DAVID HUME, psicoanalistas y filósofos modernos. Esta concepción tradicional de la mujer se prolongó a lo largo de la modernidad, incluso hasta nuestro siglo donde aún encontramos androcentristas y misogenistas. En el siglo XVII “El gran siglo de los enciclopedistas”, el filósofo JUAN JACOBO ROUSSEAU, fundador de la educación moderna en su obra “El Emilio” compartía ideas retrogradas de la mujer. Es más tarde con DESCARTES, que las mujeres aparecen como elementos necesarios del paisaje filosófico como discípulas e interlocutoras interesadas en la filosofía. Precisamente dos mujeres ilustres fueron sus protectoras ISABEL DE BOHEMIA Y CRISTINA DE SUECIA, muy competentes en el campo de la filosofía. ISABEL DE BOHEMIA quien afronto el problema de la separación de la mente con el cuerpo, una de las cuestiones más importantes del cartesianismo, a la que más tarde dieron respuesta el ocasionalismo de MALEBRANCHE, el paralelismo de ESPINOZA y la armonía de LEIBNIZ; Como nos damos cuenta existió una competencia filosófica de parte de ISABEL contra grandes filósofos de este tiempo, ya entrado el siglo XIX y aun en el siglo XX los prejuicios entorno a la mujer no cesaron. El filósofo alemán ARTHUR SCHOPENHAUER profiere la frase de que “la mujer es un animal de cabellos largos e ideas cortas”. En los tiempos actuales este mito y prejuicio se están
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cuestionando gracias a estudios antropológicos, psicológicos y filosóficos y se ha demostrado que las diferencias entre hombres y mujeres no son de esencia o naturaleza, si no de cultura e historia como diría la escritora francesa SIMONE DE BEAUVOIR. “No se nace mujer, uno se vuelve mujer”. La mentalidad del hombre o mujer no es entonces resultado de la biología sino el producto de la civilización, de la situación en que vienen encontrándose milenariamente el hombre y la mujer. Si analizamos bien el dilema de la mujer con la ciencia del saber no es para nada distinta a la que se mantiene en otros aspectos de la cultura, como la ciencia, política, música, etc. Pero a pesar de situaciones adversas la mujer se ha venido abriendo paso buscando ejercer el derecho a desarrollar con profundidad todas sus capacidades, han sorteado mil obstáculos y muchas de ellas acabaron en la ignominia, otras triunfan, dejan testimonios valiosísimos que nos sirven de guía para entender el proceso de liberación de las mujeres. En la antigua Grecia tenemos a la poetisa SAPHO que fundo una escuela para mujeres, también AGUIDICA quien para poder estudiar se disfrazaba de hombre, ella fue la primera médica; SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ se destacó por ser escritora y filosofa de la nueva España, quien defendió al género femenino en sus obras como: los empeños de una casa, sonetos entre otras. HIPATIA fue la primera mujer que se dedicó a la filosofía durante el neoplatonismo; MARY WOLLSTONECRAFT fue la autora de la propuesta de liberación de la mujer defendiendo los derechos civiles y políticos, con ella desaparece el significado de la diferencia sexual, su proyecto es de emancipación femenina ya que fue desvalorizada por una tradición androcéntrica y misógina. OLYMPE DE GOUGES fue quien redacto los derechos de las mujer y de la ciudadana, en donde se constituye el primer
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documento referido a la igualdad legal de las mujeres en relación a los hombres, primeramente pide que se les sea constituido un cargo en la asamblea nacional pues se atreve a afirmar que la raíz de los problemas públicos yacen de la ignorancia y el repudio a los derechos de las mujeres; también reclamaba un trato igualitario hacia las mujeres en todos los ámbitos de la vida tanto públicos como privados: el derecho al voto y a la propiedad privada, poder participar en la educación, llegando incluso a pedir la igualdad de poder en la familia y en la Iglesia. Gouges no notaba la verdadera igualdad entre hombres y mujeres pues ella creía en realidad que había dos naturalezas distintas para hombres y para mujeres, y que la de las mujeres era superior por lo que escribió la “Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana”, en el que las mujeres entraron, a través de un documento no oficial a la historia de los derechos humanos. El legado que esta gran mujer nos deja nos incita a seguir luchando por la validez de los derechos de la mujer, que aunque la evolución del papel de esta sea gratificante no podemos negar que aun estos son burlados como obra barata y atentados por una sociedad pobre e ignorante donde la mujer sólo sirve de complemento al mantenimiento de la familia, pero la idea es seguir fomentando su fortalecimiento y llevar su cumplimiento con éxito. La filosofía de HARRIET TAYLOR estuvo dedicada a la defensa en la igualdad entre hombre y mujeres, para ella la caballerosidad es una excusa para hacer de las mujeres inferiores y débiles. EDITH STEIN alemana, que con la influencia de Husserl intento construir una metafísica completa, fue asesinada en las cámaras de gas del nazismo. SIMONE WEIL por su parte se destacó como pensadora del siglo XX encontrada en el movimiento existencialista; en su obra “segundo sexo” dice que varones y mujeres son lo que hacen, no hay diferencia de género
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y el mundo está formulado solo por seres humanos. Con ella nace esta nueva disciplina filosófica centrada en la mujer. CAROL GILLIGAN construyo una “ética del cuidado” basada en los valores de compasión y responsabilidad. MARÍA ZAMBRANO Pensadora española, discípula de JOSE ORTEGA, quien desarrollo la noción de “razón poética”, el ser humano, para María Zambrano, tiene la capacidad de ver a su alrededor, aunque no a sí mismo. HANNAH ARENDT La gran mujer de la filosofía política, alumna, compañera de MARTIN HEIDEGGER exiliada a los E.E.U.U por la persecución nazi. Es la única mujer cuyas obras aparecen en todas las reseñas del currículo en las universidades que imparten ciencia política. ¿A que se debe el éxito de esta mujer? Sin duda alguna a que es la heredera indiscutible de la tradición de la filosofía política. Es una mujer que se expresa atreves de una ideología masculina y cuyo feminismo filosófico tuvo especial relevancia en los siglos XX Y XXI. Ahora podemos vincular los conceptos de mujer y filosofía. Ahora son las mujeres las que opinan sobre la filosofía y las que han filosofado sobre esa condición. El feminismo en Latinoamérica que se centra en la lucha contra las insolubles condiciones de vida, maltrato familiar, ignorancia, alcoholismo, explotación laboral y el “machismo” del que tanto GUILLERMO FEDERICO HEGEL Y MARX en su lucha de clases son protagonistas mientras que SHOPENHAUER toma la misoginia como percepción de la diferencia femenina, la mujer es el sexo débil y su conocimiento es indignado. NIETZSCHE critico firmemente la emancipación femenina, podemos ver en las expresiones de si misoginia: “En las mujeres por mas que se busque y se analice no se encuentra nada interior, solo mascaras”.
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Estos grandes filósofos de la historia ante tanta evidencia y con un mínimo de cordura tendrían que ofrecer disculpas a todas las mujeres, por que ellos mostraron su erudición en algunos campos del saber filosófico han dejado ver su misoginia, su espíritu grosero, sometido a su capricho la integridad de tan valiosas mujeres que con su filosofar han desarrollado cabalmente nuestra naturaleza espiritual y física han existido y existirán mujeres escritoras, pensadoras, filosofas como VIRGINIA WOOLF pionera en el tema de la diferencia femenina, para quien la mujer es un espejo para el hombre y el hombre es menos capaz para la vida. GLORIA ZEA Gestora cultural colombiana, directora del museo moderno de Bogotá, de la opera de Colombia. Fue directora de Colcultura, profesional en filosofía y letras, gestora cultural y ejemplo para todas las mujeres dominadas por el silencio. ILSE SCHUTZ BUENAVENTURA Filosofa colombo alemana critico la filosofía Hegeliana y comparo el efecto del lenguaje en la escritura filosófica. Impulsadora de la filosofía latinoamericana. Es significativo el hecho de que haya tenido un aumento el número de mujeres que día a día entran en contacto con el mundo de la filosofía, con el manejo de sus categorías y las preocupaciones que encarna; de ahí la necesidad de disponer de medios de información, de mecanismos que posibiliten la apertura y popularización de sus contenidos. La imagen de la filosofía como un supermercado en donde sus clientes consumen eróticos y extravagantes rótulos en torres de marfil, incontaminados de las preocupaciones cotidianas, está cediendo terreno a la mujer. Si bien es cierto que el lenguaje filosófico es especializado fenómeno común de hombres, ello no ha sido impedimento para que al igual que en siglos anteriores se le conciba como la actitud crítica que tiende a dar sentido a la
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praxis histórica, a la que todos los hombres y mujeres nos enfrentamos diariamente. Muchos filósofos han justificado la actitud pasiva de nuestra inteligencia frente al ámbito filosófico, pero por encima de eso el proceso actual de la filosofía se esta volviendo cada vez mas irreverente con las actitudes encasilladas de tales raciocinios. Hay quienes aún piensan que “el verbo y el logos” filosófico son solo patrimonio de los hombres que con sus mentes lucidas han conquistado el supermercado exótico del saber; afortunadamente hoy hemos comprendido que la filosofía y la actitud filosófica son un patrimonio de todos y que sus prácticas no exigen cartas de ciudadanías expedidas por los guardianes de la sabiduría. Los datos que acabamos de recordar testimonian los logros que ha alcanzado la mujer en los últimos tiempos, se trata de muchos avances, aun en el aspecto legislativo, como dice la filósofa GRACIELA HIERRO “Las mujeres somos ciudadanas al parecer con todos los derechos de los hombres“. Toca al feminismo luchar contra la ideología del machismo o ideología patriarcal, para que los hombres y mujeres seamos iguales, pero aun así conservando la diferencia del género, que podamos soñar, actuar y desear con igualdad de oportunidades cada uno de los géneros, que ambos perpetuemos, cuidemos y amemos a la especie y que juntos construyamos la nueva cultura, donde el género no sea lo que de valor a nuestro trabajo, sino su propio resultado para la felicidad humana. ¿Qué salida tiene entonces el problema de la mujer? ¿Es que no podemos aportar nada original desde la perspectiva femenina, que no sea arte, belleza y glamur? ¿O es que acaso solo en el ámbito intimo la mujer está sujeta al hombre? En vez de interpretar la filosofía y la vida como un juego de dominados y dominadores en el que tal vez resulte siempre perdiendo, más
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vale que se admita que el rol de la mujer es indispensable y ha tenido sus propios matices, hasta matices de poder. La mente humana alberga grandes pensamientos que llevados al mundo material se convierte en un producto concreto, pero ¿Qué sería de esto sin la complicidad de las emociones?, emociones fuertes y continuas que pueden movilizar desde los más profundos pensamientos hasta acciones inimaginables. La mujer es una expresión viva y tangible de esta combinación, ella es capaz de tomar pensamientos ligados a las emociones sin perder la objetividad, esta capacidad la hace un ejemplo de veracidad, contundencia y sobre todo un verdadero modelo en cuanto a pensamientos, actuar y sentir. Con total voluntad muchas mujeres han marcado el tiempo transcurrido, no solo en pensamiento sino en hechos que de una forma u otra han influido en cada aspecto del mundo para la transformación que requiere la sociedad actual. Desde esta perspectiva, la mujer es más que una creación, como lo son las novelas y el internet, de igual forma esto aplica para los hombres, también es necesario alegar lo importante que es la mujer desde cualquier ámbito, aun desde el rol en el que parece estar viviendo bajo la subordinación y sumisión, pues las mujeres somos auténticamente nosotras mismas y perfectamente distintas a los hombres; es cierto aquel proverbio que dice que detrás de un gran hombre siempre hubo, hay y habrá una gran MUJER. Para los ojos de un hombre es claro que la mayor fuente de inspiración es ella, ya que está inmerso desde antes de nacer en algo llamado naturaleza, esto ha sido desde el inicio de los tiempos y deberá mantenerse hasta el final, pues sería lo más natural. No planteemos como utopía el reconocimiento completo de la labor femenina, porque el tiempo ha sido testigo del relevante trabajo realizado por infinidades de mujeres que tiene como única finalidad mostrar el valor real de ellas en toda su extensión.
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Comité organizador 2011 Rectora: Coordinadora: Docentes:
Mg. Piedad Santos Gómez Lc. Liliam Helena Lizcano C. Esp. Jorge Alberto Deháquiz Mejía Lc. Orlando Saavedra Camacho
Presidenta: Vicepresidenta: Tesorera: Vicetesorera: Secretarias:
Laura Cristina Celis Guerra María Fernanda González Prada Silvia Juliana Pérez Hine Alba Natalia Carrero Bautista Karen Dayana Acevedo Regino Maciel Yaritze Peña González
Relaciones Internacionales Impresos: Hospedajes:
Comunicaciones: Equipos:
Mg. Luz M. Gutiérrez de Coronel Elizabeth Tatiana Muñoz Castro Carol Viviana Piñeres Díaz Lisset Dayanna Galvis Toloza Andrea Villarraga Larios María Camila Barrera Carrascal Paula Andrea Benavides Paola Andrea Ángel Martínez Daniel Falcao Muriel Quiroga
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Colegios participantes Bucaramanga:
Duitama: Málaga: Neiva: Ocaña: Pereira: Sabanalarga: Santa Marta: Soatá:
Colegio Aurelio Martínez Mutis Colegio Colombo-Italiano Colegio La Merced INEM Custodio García Rovira ENS de Bucaramanga Colegio Salesiano ENS Francisco de P. Santander ENS de Neiva ENS de Ocaña ENS El Jardín ENS Santa Teresita ENS San Pedro Alejandrino ENS La Presentación
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Índice Discurso de bienvenida La mujer y la historia de las ideas La mujer y las labores en la edad media Una digna representante El silencio de Sofía La mujer en la antigua Grecia Mujer, un objeto a través de la historia Olimpia de Gouges y los derechos de la mujer La mujer y su mundo La mujer a partir de la historia Comité organizador Colegios participantes
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7 9 17 23 33 45 57 63 73 79 89 91
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VII CONGRESO NACIONAL JUVENIL DE FILOSOFÍA Y PEDAGOGÍA ISBN
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